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BIBLIOTECA DE RECURSOS ELECTRÓNICOS DE HUMANIDADES

para red de comunicaciones Internet

ÁREA:CULTURA CLÁSICA-LINGÜÍSTICA GRIEGA.

Los contenidos incluidos en el presente artículo están sujetos a derechos de propiedad intelectual. Cualquier copia o

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TEMA 11

EL MICÉNICO

ISBN: 978-84-9822-910-3

ALCORAC ALONSO DÉNIZ

[email protected]

THESAURUS: dialecto, arcado-chipriota, silabario, tablilla, fonética, morfología,

sintaxis

OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS: Fonética

griega: Tema 3: Procesos de alargamiento de las vocales. Tema 9: Las labiovelares.

Tema 11: Líquidas y nasales. Historia de la Lengua Griega y Dialectología: Tema 2: La

historia de la escritura en Grecia. Tema 3: La situación dialectal en Grecia en el II

milenio. Tema 5: El arcado-chipriota. Tema 6: El jónico-ático.

ESQUEMA: 1. El micénico y los archivos de los palacios. 2. La Lineal B. 3. Reglas

ortográficas de la Lineal B. 4. Fonética. 4.1. Vocalismo. 4.2. Consonantismo. 4.2.1.

Oclusivas. 4.2.2 Sibilante /s/. 4.2.3. Líquidas y nasales. 4.2.4. Semiconsonantes. 5.

Morfología. 5.1. Flexión nominal. 5.1.1. Flexión temática. 5.1.2. Flexión de los temas

en -α. 5.1.3. Flexión atemática. 5.2. Pronombres. 5.3. Adjetivos. 5.4. Numerales. 5.5.

Flexión verbal. 5.5.1. Temas verbales. 5.5.2. El aumento. 5.5.3. Desinencias. 5.5.4.

Formas no personales: infinitivo y participio. Adjetivos verbales. 5.6. Adverbios,

preposiciones y conjunciones. 7. Sintaxis. 8. Diferencias dialectales en el micénico. 9.

El micénico y los dialectos griegos. 10. Texto ilustrativo: PY Ep 704.

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1. El micénico y los archivos de los palacios

El micénico es el dialecto griego de las tablillas escritas en Lineal B, silabario empleado

en los palacios de la Edad del Bronce de Creta (Cnoso) y de la Grecia continental (Pilo,

Micenas, Tirinte y Tebas, fundamentalmente).1

Descifrada por Michael Ventris en 1952, la documentación escrita en Lineal B

consiste principalmente en tablillas de arcilla de distintas dimensiones y formas, en las

que los funcionarios anotaban los registros anuales de la contabilidad del palacio. Estos

documentos no estaban destinados a sobrevivir y muy probablemente se reciclaban al

acabar el año corriente. Sin embargo, durante la destrucción de los palacios los

incendios cocieron las tablillas escritas durante el año en curso, gracias a lo cual las

conservamos (cf. Chadwick 1978, Ruipérez y Melena 1990).

La datación de las tablillas de Cnoso es problemática, pero es bastante probable

que las más antiguas deban fecharse ca. 1425-1400 a. C. y las más recientes ca. 1200-

1180 a. C. No se sabe con seguridad cuál fue la causa de la destrucción de los palacios y

del fin de la sociedad micénica, pero parece haber sido una combinación de factores

internos que condujeron a una crisis generalizada y de causas externas, probablemente

una invasión.

2. La Lineal B

La escritura ‘Lineal B’ es la adaptación que hacia 1500 a. C. los griegos micénicos

hicieron de la ‘Lineal A’, silabario que empleaban los funcionarios de los palacios

minoicos y cuya lengua aún no ha sido descifrada. No está claro si la adaptación tuvo

lugar en Creta y de ahí pasó al continente, o viceversa.

En un alfabeto como el latino o el griego, cada signo representa inicialmente un

fonema: <m> y <µ> = /m/, <t> y <τ> = /t/, etc. Sin embargo, en un silabario cada signo

representa una sílaba. La ‘Lineal B’ contiene 88 signos silábicos, cada uno de los cuales

—exceptuando unos pocos, cuyo valor fonético es desconocido— se transcriben usando

el alfabeto latino. Por ejemplo, <!> se transcribe qe, <">, to, <#>, ro y <$>, we,

signos que juntos conforman la palabra qe-to-ro-we.

La transcripción qe-to-ro-we no refleja, sin embargo, el carácter fonético de las

palabras de manera precisa, puesto que -to-ro- y -we- representan respectivamente, de

acuerdo con las reglas ortográficas descritas más abajo las sílabas /trɔː/ y /wes/ (en

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griego alfabético -τρω- y -ϝες). Por esta razón los micenólogos, junto a la transliteración

de los signos, añaden una transcripción que pretende plasmar la realidad fonológica de

la palabra. Para ello se emplea el alfabeto griego o el latino. De esta manera, qe-to-ro-

we puede representarse mediante κwετρῶϝες o kwetrōwes (a veces también se emplean

barras fonológicas y una transcripción aproximativa: /kwetrōwes/). A pesar de sus

múltiples inconvenientes, en este trabajo se emplea la primera.

Los silabogramas de la Lineal B son de distinto tipo:

a) signos fundamentales. En este grupo se encuentra la mayor parte de los

silabogramas, que representan una sola vocal (independientemente de su cantidad),

como -a-, -e-, -i-, -o- y -u-, o una consonante más una vocal, como -pa-, -pe-, -pi-, -po-,

-pu-, etc.

b) signos especiales. Hay dos clases:

b.1. Los dobletes representan sílabas que alternativamente pueden escribirse

mediante signos fundamentales. Como demuestran los pares de la Tabla 1, -a3- (o

-ai-) y -a2- son dobletes de -a-, -ra3- de -ra- y -pu- de -pu2-. Estos ‘dobletes’

rerpresentan diversos sonidos: aspiración (a2 = /ha/), diptongos (a3 = /ai/, ra3 =

/rai/ o /lai/, au = /au/), una oclusiva aspirada (pu2 = /phu/).

Signo fundamental Doblete pa-we-a pa-we-a2 a-ki-a2-ri-ja a3-ki-a2-ri-

ja e-ra-wo e-ra3-wo pu-ke pu2-ke

Tabla 1. Dobletes

b2. Los signos complejos representan sílabas que pueden escribirse

alternativamente con combinaciones de dos signos. Estos signos complejos

representan grupos consonánticos (no necesariamente tautosilábicos):

• consonante + w: -two-, -twe-, -dwe-, -dwo-, -nwo-.

• consonante + j (o el resultado de su evolución): ra2 = /rja/, ro2 = /rjo/, ta2 = /tja/.

• /pt/: pte.

La Tabla 2 muestra las alternancias que prueban la realidad fonética de los signos.

1 Agradezco a María Luisa del Barrio Vega sus comentarios críticos y sus sugerencias a una versión preliminar de este trabajo.

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Signo fundamental Signo complejo pe-te-re-wa pte-re-wa o-tu-wo-we o-two-we- du-wo-jo dwo-jo

Tabla 2. Signos complejos

A pesar del espectacular avance de una disciplina relativamente joven como la

micenología, algunos signos no han sido descifrados satisfactoriamente hasta el

momento o su valor es objeto de discusión, por lo que se transcriben mediante un

número convencional: *18 (¿po2?, ¿to2?), *49 (¿pta?, ¿wa?), etc.

Además de silabogramas, en las tablillas se emplean ideogramas. Los ideogramas

son signos que representan objetos determinados de los que tratan las tablillas, como

personas (% = ‘hombre’, & = ‘mujer’), animales (' = ‘caballo’, ( = ‘cerdo’), alimentos

() = trigo), vasijas (*), armas (+ = ‘lanza’), carros y sus partes (, = ‘carro de dos

ruedas’, - = ‘rueda’), etc. En general, los ideogramas se transcriben por palabras o

abreviaturas latinas en versalita (- = ROTA, & = MUL(ier), etc.), y si aún no se han

descifrado, por un número: p. ej., *256. Por último, los escribas empleaban también

signos especiales para medidas (peso, áridos y líquidos) y numerales (. = 100, / =

1000, 0 = 10.000, eеtcсⅽ.).

Las referencias modernas a los textos micénicos encierran información sobre su

origen geográfico y el tema del que trata la tablilla. Por ejemplo, en PY Ta 641, PY

indica el origen (Pilo) y T hace referencia a los objetos representados mediante

ideogramas; KN Ai 739, por su parte, indica que la tablilla procede de Cnoso y que

contiene información sobre las mujeres que trabajaban para el palacio. Las letras

minúsculas se refieren a subclasificaciones dentro de cada grupo, y las cifras al

inventario del museo donde se conservan. A veces se ha comprobado que dos

fragmentos, considerados anteriormente independientes, pertenecen a un solo

documento, de ahí la notación MY Oe 111 + 113. Finalmente, los especialistas han

conseguido identificar paleográficamente a los escribas que escribieron varias tablillas,

de ahí que se hable de ‘el escriba 1’, ‘el escriba 2’, etc.

3. Reglas ortográficas de la Lineal B

Para llegar a la equivalencia qe-to-ro-we = κwετρῶϝες que hemos visto en § 2, es

preciso conocer las reglas fundamentales de la ortografía de la Lineal B:

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a) no hay distinción entre vocales breves o largas, o-te ὅτε y jo- jώς, ni entre

consonantes simples o geminadas, ku-pa-ri-so Κυπάρισσος y ti-ri-si τρισί.

b) /r/ y /l/ no se distinguen en la escritura: pe-re φέρει y ri-no λίνον.

c) en la serie de oclusivas labiales y velares, no se distingue entre sordas, sonoras

o aspiradas: pa-si φασί y pa-si πάνσι, e-ke ἕχει, a-ke ἄγει y do-ke δῶκε. Por el contrario,

las sonoras dentales tienen signos particulares distintos de las sordas: -wi-de ϝίδε pero

te-ke θῆκε, te-me-no τέµενος. La sílaba -φυ- puede notarse mediante -pu- o el doblete -

pu2-: pu-te φυτήρ vs. pu2-te-re φυτῆρες.

d) la aspiración /h/ (inicial o en interior de palabra) no se nota, salvo cuando se

trata de /ha/, para la que puede emplearse el doblete -a2-: pa-we-a2 vs. pa-we-a

φάρϝεhα.

e) los diptongos con segundo elemento /u/ se escriben con dos silabogramas: a-ro-

u-ra ἀρούρανς. Por el contrario, el segundo elemento /i/ de los diptongos largos o

breves no se notan casi nunca: e-ra-wo ἔλαιϝον, aunque cf. pa-i-to Φαιστός (nunca *pa-

to).

f) las consonantes finales de palabra no se notan: te-me-no τέµενος, ri-no λίνον, a-

ka-sa-no Ἀλξάνωρ. La fonética sintáctica explica las aparentes excepciones como te-ko-

to-na-pe τέκτων ἀπῆς.

g) para escribir dos consonantes sucesivas dentro de una misma palabra el

silabario emplea dos ortografías posibles:

• escribir la primera con una vocal ‘muerta’ (es decir, que se escribe pero no se

pronuncia)

• no escribir la primera de las consonantes.

Aunque la motivación para la elección de una u otra regla ortográfica es una

cuestión compleja (probablemente de índole fonológica), de acuerdo con los sonidos

involucrados podemos establecer tres grupos:

A. Se escribe siempre la primera consonante de los siguientes grupos:

• oclusiva + oclusiva: te-ko-to τέκτων.

• oclusiva + líquida o nasal: a-ko-ro ἀγρός, po-ti-ni-ja πότνια.

• oclusiva + /s/: de-ka-sa-to δέξατο. En posición final sin embargo sólo se nota la

oclusiva: wa-na-ka ϝάναξ.

• oclusiva + /w/: En estos casos, la vocal ‘muerta’ puede ser la de la sílaba

siguiente, o-da-ke-we-ta ὀδάκϝετα, o u, o-da-ku-we-ta ὀδάκϝετα. En el caso de

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las dentales + /w/, pueden emplearse los silabogramas complejos, como en te-

mi-dwe-te τερµίδϝεντε, o-da-twe-ta ὀδατϝέντα.

• /s/ + nasal o /w/: do-so-mo δοσµός, a-si-wi-jo Ἄσϝιος wi-so-wo ϝίσϝος.

• nasal + nasal: a-mi-ni-so Ἀµνισ(σ)ός.

• nasal + /w/. La vocal muerta puede cambiar, cf. ke-se-ni-wi-jo, ke-se-nu-wi-ja y

ke-se-ne-wi-ja para ξένϝιο-. Este grupo también aparece notado con

silabogramas complejos: pe-ru-si-nwa vs. pe-ru-si-nu-wa περυσινϝά.

• /w/ + líquida: wi-ri-no ϝρινός, wi-ri-za ϝρίζα.

Como se ve en los ejemplos anteriores, la vocal ‘muerta’ suele ser la misma que la

inmediatamente posterior (a-si-wi-jo Ἄσϝιος, etc.). Sin embargo, hay algunas

excepciones que ya hemos señalado, cf. igualmente wa-na-ka-te ϝανάκτει vs. wa-na-ke-

te. En los grupos de oclusiva + s en final de palabra, la vocal muerta es la de la sílaba

anterior, to-ra-ka θώραξ.

B. No se escribe la primera consonante de los siguientes grupos:

• /s/ + oclusiva: wa-tu ϝάστυ.

• nasal + oclusiva: a-pi ἀµφί, a-to-ro-qo ἄνθρωκwος

• nasal + /s/: pa-si πάνσι. En posición final, el grupo no se nota en absoluto: a-ro-

u-ra ἀρούρανς.

• líquida + oclusiva: a-te-mi-to Ἀρτέµιτος, ka-ko χαλκός.

C. Se emplean ambas ortografías:

• líquida + nasal: encontramos normalmente a-mo ἅρµο, pero también a-ra-ro-

mo-te-me-na ἀρᾱρµοτµένᾱ.

• líquida + /w/. En general, la líquida no se nota, cf. ko-wa κόρϝᾱ, pa-we-a

φάρϝεhα, pero existe un ejemplo de ortografía plena, a-ra-ru-wo-a ἀρᾱρϝόhα.

4. Fonética del micénico

4.1. Vocalismo

El sistema vocálico del micénico presenta cinco vocales breves (i, e, a, o, u) y cinco

largas (ī, ē, ā, ō, ū). Como en las primeras fases del griego alfabético, la cantidad de las

vocales no se diferencia en la escritura.

En micénico la creación de vocales breves y largas como producto de la

desaparición de las laringales ya ha tenido lugar: *h2eg- > a-ke ἄγει, *bheh2- > pa-si

φασί, *deh3- > -do-ke δῶκε, etc. Del mismo modo se testimonian las contracciones

antiguas en compuestos: ra-wa-ge-ta λαϝᾱγέτας < *λαϝο-αγέτας. En cuanto a la ley de

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Osthoff, es decir, el abreviamiento de una vocal larga seguida de una sonante +

consonante, sin duda es anterior a la documentación micénica. Dicho abreviamiento es

anterior al debilitamiento de las oclusivas en posición final, proceso sin duda de época

premicénica (cf. § 4.2.1). Por tanto, acus. pl. a3-ka-sa-ma debe interpretarse como

αἰκσµάνς, y no αἰκσµάνς. Para el desarrollo de las sonantes en posición vocálica, cf. §

4.2.3.

En micénico subsiste la /aː/ heredada del protogriego: ma-te µάτηρ, ka-ru-ke

κᾱρύκει = át. κήρυκι. Igualmente, se conservan aún numerosos hiatos posteriormente

resueltos en contracciones: do-e-ro δόhελος = át. δοῦλος, dor. δῶλος, inf. e-ke-e ἕχεhεν

= át. ἔχειν, dor. ἔχην, we-we-e-a ϝερϝέhεhα = át. ἐρεᾶ, etc. Tampoco ha tenido lugar el

tercer alargamiento compensatorio: ke-se-ni-wi-jo ξένϝιjος, cf. jon. ξεῖνος, cret. ξῆνος.

Las grafías del tipo pa-sa, e-ko-si son ambiguas, pues se podrían interpretar a priori

como πᾶσα o πάνσα, y como ἕχοσι o ἕχονσι. No obstante, es bastante probable que la

reducción de -νσ- secundario sea un hecho de época postmicénica.

En cuanto al primer alargamiento compensatorio, la cuestión es debatida. Es

seguro que me-no, a-ke-ra2-te u o-pe-ro-sa no pueden representar *µηνσός,

*ἀγέρσαντες ni *ὀφέλνονσα, con *-ns-, *-rs- y *-ln- conservados, puesto que

esperaríamos una ortografía **me-so, **a-ke-sa-te y **o-pe-no-sa respectivamente. A

este argumento debemos añadir uno vinculado a la cronología relativa de los tres

procesos fonéticos siguientes:

A. Evolución de *-ns-

B. Ley de Osthoff

C. Enmudecimiento de oclusivas finales

Sabemos que B es anterior a C (*εφανηντ > *ἔφανεντ > hom. ἔφανεν; de lo

contrario esperaríamos **ἐφάνην) y que, a su vez, B es posterior a Α, como prueba la

evolución *mēnsos > µηνός fuera del eolio (de lo contrario se esperaría *mēnsos >

*mensos > **µεινός). Hemos visto que C es verosímilmente anterior al testimonio del

micénico, por lo que a fortiori A y B también lo serían.

A pesar de que los dos argumentos anteriores probarían que *-ns-, etc. ya han

evolucionado, no está claro qué estadio del proceso representan los ejemplos micénicos.

En cuanto a a-ke-ra2-te, podemos suponer que aún se encuentra en el estadio

ἀγέρhαντες o bien ha pasado a un estadio posterior con geminación, ἀγέρραντες, o

incluso con alargamiento compensatorio, ἀγέραντες. En cuanto a o-pe-ro-sa, también

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puede interpretarse como ὀφέλλονσα u ὀφέλονσα. Por comodidad, aquí usamos las

transcripciones ἀγέρραντες y ὀφέλλονσα.

Como en otros dialectos griegos, una /i/ puede perder su silabicidad pasando a /j/:

a-ke-ti-ra2 ἀσκήτρjα (trisílabo) vs. a-ke-ti-ri-ja ἀσκήτρια (tetrasílabo).

Se testimonian algunas alternancias vocálicas dentro del propio micénico o en

contraste con el griego posterior, especialmente en el vocabulario procedente del

sustrato pregriego: /i/ ~ /e/: di-pa δίπας vs. hom. δέπας, a-te-mi-to ᾿Αρτέµιτος vs. a-ti-

mi-te ᾿Αρτιµίτει, i-qo ἵκκwοι vs. e-qe-o ἕκκwεhος; /a/ ~ /e/: sa-ri-nu-wo-te Σαλινϝόντει

vs. se-ri-nu-wo-te Σελινϝόντει, cf. Σελινοῦς, ku-pe-ro κύπερος vs. ku-pa-ro2 κύπαρjος,

pi-je-ra3 φιhέλαι vs. pi-a2-ra φιhάλαι (para la notación -je- = -hε-, cf. 4.2.4).

Como en arcado-chipriota, /o/ final se cierra en /u/, pero, a diferencia de aquél, en

micénico solo se da en la preposición a-pu ἀπύ vs. át. ἀπό.

En cuanto a los diptongos con segundo elemento /i/, no se notan normalmente,

aunque el uso de los dobletes permite reconocerlos: e-ra-wo y e-ra3-wo ἔλαιϝον, pi-je-

ra3 φιhέλαι, a3-ka-sa-ma αἰκσµάνς, pero re-qo-me-no λεικwόµενοι. Excepcionalmente,

pueden escribirse: ko-to-na y ko-to-i-na κτοίνα. Con segundo elemento /u/, se notan

siempre: ke-ka-u-me-no κεκαυµένος, e-u-ke-to εὔχετοι, a-ro-u-ra ἄρουρα. Aunque no es

seguro, es probable que los diptongos largos hayan sufrido abreviación en posición

interior a causa de la acción de la ley de Osthoff, cf. supra. En posición final, debemos

suponer que se conservan también: dat. sg. a-ta-na-po-ti-ni-ja ᾿Αθάνᾱι ποτνίᾱι.

Se documentan finalmente algunos procesos de asimilación vocálica: o-ko-me-ne-

u ᾿Ορχοµενεύς vs. e-ko-me-ne-u ᾿Ερχοµενεύς y e-ko-me-no ᾿Ερχοµενός; cf. el topónimo

u-du-ru-wo ῎Υδρυϝος vs. o-du-ru-we ᾿Οδρύϝει, quizás ma-la-ni-jo Μαλανίjων, cf.

Μελανίων. En i-ju (= i-*65) ἱjύς debemos suponer un proceso disimilatorio *suHjus >

*hūjus > *hījus, exclusivo del micénico. También se conserva la forma sin disimilación

u-jo υἱjός (sobre la morfología de este nombre, cf. § 5.1.3).

4.2. Consonantismo

El micénico contaba con el siguiente sistema consonántico:

• Oclusivas: labiales: /p/, /ph/, /b/; dentales: /t/, /th/ /d/, velares: /k/, /kh/ /g/ y

labiovelares: /kw/, /kwh/ y /gw/.

• Africadas u oclusivas palatalizadas: /ts/ (¿/tjtj/?) y /dz/ (¿/djdj/?) (cf. § 4.2.1).

• Sibilante: /s/

• Líquidas: /r/ y /l/

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• Nasales: /m/ y /n/

• Aspirada: /h/

• Semiconsonantes: /j/ y /w/

4.2.1. Oclusivas

Las sonoras aspiradas heredadas ya han evolucionado a sordas en época micénica. Esto

lo demuestra el hecho de que θυγάτηρ se nota tu-ka-te y no **du-ka-te.

En cuanto a la disimilación de aspiradas (ley de Grassmann: *dhi-dheh1-mi >

*θίθηµι > τίθηµι), es muy probable que no haya tenido lugar aún. El resultado θεός <

*theho- en el griego del I milenio, y no †τεός, prueba que la disimilación ha tenido lugar

con posterioridad al enmudecimiento de /h/ intervocálica procedente de *-s-. Puesto que

/h/ intervocálica se conserva aún en micénico (cf. § 4.2.2), en consecuencia la

disimilación debe haber tenido lugar en fecha posterior a los textos micénicos.

Aunque su pronunciación exacta no es segura, las labiovelares se conservan en un

estadio anterior al que presentan los dialectos griegos del primer milenio, como

demuestra el uso de signos específicos: e-qe-ta ἑκwέτας (cf. ἑπέτας), a-pi-qo-to

ἀµφίγwοτος, a-pi-qo-ta Ἀµφιχwοίτας, -qe -κwε, etc. Pero ya en esta época una labiovelar

en contacto con /u/ ha evolucionado a velar: e-u-ke-to εὔχετοι (< *h1ewgwh-e/o-), qo-u-

ko-ro γwουκόλος (cf. βουκόλος), ku-na-ki-si γυναιξί (< *γwυνᾱ < *gwun-ā < *gwon-eh2).

El compuesto su-qo-ta-o συγwόταhο con -qo- en vez de -ko-, debe de ser analógico a la

forma simple, cf. igualmente en época posterior συβότης y no **συγότης. Encontramos

un resultado labial esporádico en otros contextos que se explica por la acción de

determinados sonidos pertenecientes a la misma palabra: en i-po-po-qo-i ἱπποφοργwός,

donde hay asimilación anticipatoria a partir de *ἱκκwοφοργwός (cf. i-qo ἵκκwοι),

mientras que la labial en pe-re-qo-ta Πελεγwhόντας se explica por disimilación, cf. la

forma sin asimilar qe-re-qo-ta-o Κwελεγwhοντάhος.

En cuanto a las oclusivas en posición final, formas como wi-de y me-li son

interpretadas universalmente como ϝίδε (cf. lat. vidit) y µέλι (cf. gen. sg. µέλιτος)

respectivamente, sin /t/ final. La notación del adjetivo ku-su-pa ξύµπαν aporta una

prueba adicional para postular la pérdida de las oclusivas fianles: si la /t/ hubiera

sobrevivido aún, *ξύµπαντ se habría escrito **ku-su-pa-ta.

A continuación señalamos algunos cambios condicionados que afectan a las

oclusivas.

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Asibilación de /t/ y /th/ ante /i/. El micénico pertenece a los dialectos que

presentan asibilación de *-ti final: 3ª sg. pa-si φασί (< *phā-ti), 3ª pl. e-ko-si ἕχονσι (<

*-o-nti), po-si ποσί (< *poti = πρός). El micénico presenta además una asibilación *-thi-

> -σι-, poco documentada en época posterior: e-pi-ko-ru-si-jo ἐπικορυσίjω < *-κορύθιος

(cf. gen. sg. κόρυθος ‘casco’), ko-ri-si-jo Κορίνσιος < Κορίνθιος, za-ku-si-ja Ζακυνσία

< Ζακυνθία. Las formas posteriores con -νθ- en los dialectos asibiladores del primer

milenio se explican como refecciones analógicas sobre los topónimos Κόρινθος,

Ζάκυνθος.

Palatalización y asibilación de oclusiva + j. El resultado de *-tj- se nota

sistemáticamente mediante los silabogramas de la serie -s-: a) *-tj- homomorfemático

(para este concepto, cf. Tema 10 de Fonética): to-so τόσ(σ)ος, me-sa-to µέσ(σ)ατος; b)

*-tj- heteromorfemático: a-pe-a-sa ἀπέασσα, mi-to-we-sa µιλτόϝεσσα. c) *-tj- tras

consonante: pa-sa πάνσα, o-pe-ro-sa ὀφέλλονσα. En cuanto al resultado de *-tj-

homomorfemático, no podemos estar seguros de que en posición intervocálica haya

pasado a una consonante simple en to-so, me-sa-to (cf. jón.-át. τόσος, µέσατος).

Los resultados de las secuencias *dj y *gj se notan mediante signos de la serie -z-:

to-pe-za τόρπεζα < *tr-ped-ja, wi-ri-za ϝρίζα < *wrid-ja, wo-ze ϝόρζει < *wrg-je/o-, me-

zo-e µέζοhε < *meg-jos-. Esta notación parece emplearse también para el resultado de

*-kj- originario (pero cf. infra para otra explicación): su-za σῦζα < *suk-ja, ka-zo-e

κάζοhε < *kak-jos-, za-we-te ζάϝετες < *kjāwetes < *kijāwetes. La realidad fonética de

las grafías con -z- es debatida. Para algunos, se trata de oclusivas palatalizadas: /djdj/ y

/tjtj/ (/dj/ y /tj/ en posición inicial). Para otros, el micénico ya habría alcanzado el estado

de africadas: /ddz/ y /tts/ (/dz/ y /ts/ en posición inicial). Para la evolución prehistórica

de estos grupos, cf. Tema 10 de Fonética.

La forma wa-na-so-i ϝανάσσοιιν (dat. du. de ϝάνασσα) es problemática. Por un

lado, se ha propuesto que derivaría de *wanakt-ja- (femenino del masculino wa-na-ka

ϝάναξ, dat. sg. wa-na-ka-te ϝανάκτει), con una evolución particular *-ktj- > *-ttj- > /tts/

> /ss/. Por otro, algunos creen que procede de *wanak-ja- (con un tema en -κ-

atestiguado en dor. ϝάνακες). De aceptar esta última hipótesis, *-tj- y *-kj- ya habrían

coincidido en micénico y se notarían con -s-. En consecuencia, las formas que hemos

citado anteriormente con signos de la serie -z- supuestamente procedentes de *-kj-

originario deben explicarse como procesos de palatalización secundaria de /k/ ante /i/ de

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época micénica (cf. el apartado siguiente): su-za σῦζα < *suk-ja < *suk-ija, ka-zo-e

κάζοhε < *kak-jos- < *kak-ijos-, za-we-te ζάϝετες < *kjāwetos- < *kijāwetos-.

Palatalización de /k/. El micénico muestra algunos casos esporádicos de

palatalización de /k/: ka-za χάλζα < χάλκια < χάλκεα (sobre la forma χάλκια, cf. § 5.3).

Asimismo, una /k/ podía palatalizar esporádicamente seguida de /e(ː)/ y precedida por

/s/, como lo prueba la grafía con -ze- en a-ze-ti-ri-ja ἀσζήτριαι, variante de a-ke-ti-ri-ja

y a-ke-ti-ra2 ἀσκήτριαι.

Oclusiva ante oclusiva. Una dental se asimila a una labial siguiente: cf. ko-ru-pi

κόρυπ-φι (: κόρυθος), po-pi ποπφί (: ποδός). De no haber habido asimilación,

esperaríamos la notación **ko-ru-ti-pi, **po-di-pi, según las reglas ortográficas del

silabario (cf. § 3). La velar no sufre asimilación, cf. po-ni-ki-pi φοίνιχφι. Finalmente,

una dental se asimila a una labiovelar siguiente en pe-qa-to πέγγwατον (< *ped-gwato-) y

jo-qi jόκκwι, nom.-acus. neutro de ὅστις (< *Hjod-kwid, cf. hom. ὅττι).

Oclusiva ante nasal. Las oclusivas se mantienen intactas en contacto con nasal: e-

ra-pe-me-na ἐρραφµένᾱ (frente al griego posterior ἐρραµµένη, cf. ἐρράφ-ην) a-ra-ro-

mo-te-me-na ἀρᾱρµοτµένα (posteriormente puede conservarse, cf. hom. κεκορυθµένος;

πέπυσµαι con -σµ- es analógico de πέπυσται < *πέπυθται, donde el resultado fonético es

regular).

Dental ante /w/. En o-da-tu-we-ta/o-da-twe-ta ὀδατϝέντα ha tenido lugar una

disimilación (a la que contribuyó probablemente también la analogía con ὄδαξ) en el

grupo /tw/ que ha dado lugar a o-da-ku-we-ta ὀδακϝέντα.

4.2.2 Sibilante /s/

La *-s- originaria en posición inicial ante vocal o ante sonante y en interior entre

vocales ya ha desaparecido: a2-te-ro ἅτερον, me-zo-a2 µέζοhα, pa-we-a y pa-we-a2

φάρϝεhα, wa-do-me-no Fhαδόµενος < *swād-. Pero en esta época ya ha tenido lugar una

restauración morfológica en algunas categorías, como dat. pl. atemático ti-ri-si τρισί,

fut. do-so-si δώσονσι, ao. e-re-u-te-ro-se ἐλευθήρωσε. Sin embargo, en otras tal

restauración no se ha producido aún: dat. pl. temático y de los temas en -α (-o-i -οιhι y -

a-i -αιhι), dat. pl. del pronombre de 3ª (pe-i σφεhι), y algunos futuros (da-ma-o-te

δαµάhοντες, de-me-o-te δεµέhοντες). Una /h/ intervocálica podía asimilarse a una vocal

/u/ anterior: me-nu-a2 Μενύhας vs. me-nu-wa Μενύϝας.

Una sibilante en contacto con *-w- sigue probablemente el mismo camino que los

grupos de *-rs-, etc. (cf. § 4.1), pero la notación no deja ver el resultado exacto

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(¿geminación?, ¿alargamiento compensatorio?, cf. § 4.1): na-wi-jo ναυϝίος o νᾱϝίος <

*nas-w-, a-no-we ἀνόυϝες o ἀνόϝες < *n + Hows-es- ‘sin orejas’ (compuesto). En

cuanto a los grupos de sibilante + *j, aunque la grafía podría esconder otros desarrollos,

la explicación más económica es que ya había evolucionado a una geminada /ij/: te-o-jo

θεοῖο (< *-osjo), mu-jo-me-no µυιοµένωι (< *µυσjό-, cf. µυέω).

Los antiguos grupos de *-ts- etc. ya se han reducido, pero puede tratarse de una

geminada o de una simple: -da-sa-to δάσ(σ)ατο (: δατέοµαι). Del mismo modo, es

ambigua la grafía de las formas con *-ss- originaria: ze-u-ke-si ζεύγεσ(σ)ι, e-ke-si-qe

ἔγχεσ(σ)ι.

Los grupos de velar + /s/ seguidos de consonante no han evolucionado aún en

micénico: a3-ka-sa-ma αἰκσµάνς. En griego posterior, la /s/ se debilita y provoca la

aspiración de la velar, cf. hom. αἰχµή.

Sobre los grupos de sonante + sibilante y los problemas con respecto al primer

alargamiento compensatorio, cf. § 4.1.

4.2.3. Líquidas y nasales

El resultado de *m y *n no es unitario:

a) vocal /a/: *sm-ter-o- > a2-te-ro ἅτερος, *h1s-nt-jh2 > a-pe-a-sa ἀπ-έασ(σ)α, pe-

ma σπέρµα (< *-mn), o-da-tu-we-ta ὀδατϝέντα < *odnt-went-.

b) vocal /o/: a-no-wo-to ἀνουϝοτο- (< *n-Hownto-), a-pi-qo-to ἀµφίγwοτος (cf.

ἀµφίβατος), a-re-po-zo-o ἀλειφόζοhος < *h2leibhn + jos- (compuesto), a-mo-ta ἅρµοτα,

e-ne-wo- = ἔν(ν)εo- = ἐννέα (< *h1-new-m), etc.

Hay dos posibles explicaciones de este proceso. Por un lado, el resultado /o/ entre

dos consonantes estaría fonéticamente motivado por la presencia de un sonido labial o

labializado: /m/, /ph/, /w/, /gw/. Este resultado, sin embargo, no estaría totalmente

extendido, como testimonian e-ka-ma-te ἕχµατε y a-re-pa-te ἀλείφατε. Es posible

explicar estas anomalías. Al igual que sucede con *-r final, el resultado regular en

posición final fue /a/, independientemente del sonido precedente, de donde pe-ma. Por

su parte, el resultado /o/ estaría circunscrito sólo a la posición entre dos consonantes, de

donde a-mo-ta ἅρµοτα. En consecuencia, la flexión originaria habría presentado nom.

sg. *a-ma ἅρµα, gen. sg. a-mo-to ἅρµοτος. Posteriormente, o bien se habría producido

la extensión del vocalismo /o/ hacia el nominativo (tipo a-mo), o bien el resto de la

flexión (tipo e-ka-ma-te) habría adoptado analógicamente la /a/ del nominativo. Sin

embargo, para otros autores, el limitado número de palabras con resultado /o/ ha llevado

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a postular que el resultado regular de de *n y *m en micénico es /a/, y que la vocal /o/

sería producto de diversos procesos analógicos (Ruijgh 1961), cf. Tema 11 de Fonética.

En cuanto a las líquidas en posición vocálica, el micénico ofrece dos resultados:

a) -ορ-/-ρο-: to-pe-za τρόπεζα, qe-to-ro-po-pi κwετρόποπφι, to-no θρόνος, wo-ze

ϝόρζει.

b) -αρ-/-ρα-: *-tr-si > tu-ka-ta-si θυγατάρσι, *bhruwes- > pa-we-a2 φάρϝεhα.

En la mayor parte de los casos el resultado /o/ está condicionado por la presencia

de una labial /m/, /p/ o /w/ (Morpurgo Davies 1969). Pero hay excepciones: *e-srp-

meno- > e-ra-pe-me-na ἐρραφµένα.

Algunos han propuesto que habría restos de las sonantes vocálicas. Según

Heubeck (1972) las alternancias del tipo ma-to-ro-pu-ro vs. ma-to-pu-ro y qe-to-ro-po-

pi vs. to-pe-za, a-no-qo-ta deben entenderse como grafías alternativas de una

realización /ṛ/ (i.e., una /r/ en función vocálica, -r- en la notación tradicional):

Ματŕπυλος, κwετŕποπφι, τŕπεζα, Ἀνrχwόντας. Pero esta hipótesis no explica por qué se

habría escrito en otras ocasiones -ra- en vez de -ro- para la notación de la sonante

silábica.

En griego posterior la /m/ final ha pasado a /n/: nom. sg. neutro *hem ‘1’ > ἕν, que

luego ha desplazado a la /m/ del resto del paradigma (gen. sg. ἑνός). Sin embargo,

puesto que en mic. aún se conserva la flexión con /m/, cf. dat. e-me ἑµεί, es verosímil

que el nominativo fuera aún ἕµ.

Al igual que en griego posterior se encuentran algunos casos de metátesis de /r/,

como to-ro-no-wo-ko θρονοϝοργός vs. to-no θόρνος, o asimilaciones, como en el

compuesto le-u-ko-ro-o-pu2-ru λευκρο-όφρυς por el esperable λευκό-φρυς.

El grupo *ln ya ha evolucionado en micénico, como prueba 3ª pl. -o-pe-ro-si, que

puede interpretarse como ὀφέλλονσι o quizás ὀφήλονσι con 1er alargamiento

compensatorio (cf. § 4.1). Asimismo, *-nr- ya ha evolucionado a /ndr/, como prueban

los compuestos con la raíz de ἀνήρ en grado reducido (*h2nr-): instr. pl. a-di-ri-ja-pi

ἀνδριάµφι, a-re-ka-sa-da-ra Ἀλεξάνδρα.

El resultado de los grupos de sonante + yod es debatido, pues los ejemplos son

ambiguos: a-ke-re < *ager-jo/e-, a-ro2-a < *ar-jos- (cf. ἄρ-ιστος) y a-ro-u-ra <

*arourja. Dos alternativas son posibles: a) conservación del grupo, a-ke-re ἀγέρjει,

ἄρjοhα; b) una geminada /rr/, quizás palatalizada /rjrj/: ἀγέρρει, ἄρροhα (cf. Tema 7 de

Fonética).

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4.2.4. Semiconsonantes

El micénico conserva *w intacta en inicial, en posición intervocálica, tras líquida, nasal

u oclusiva dental: wa-na-ka ϝάναξ, wi-ri-no ϝρινοί, di-wo Διϝός, ko-wa κόρϝα, ke-se-ni-

wi-jo ξένϝιjος, te-mi-dwe-te τερµιδϝέντε, dwo δϝώ y wi-dwo-i-jo, wi-du-wo-i-jo

ϝιδϝόhιος. Asimismo se documenta un grupo /sw/ secundario: wi-so-wo- ϝισϝός. Sin

embargo el grupo /kw/ ha evolucionado a /kkw/ (labiovelar geminada): i-qo ἵκκwος <

*h1eḱwo- (cf. ai. áçvaḥ). La conservación del grupo /kw/ en te-tu-ko-wo-a2 τετυχϝόhα,

participio de perfecto de τεύχω (= át. τετευχότα), está motivada por la analogía con

otros participios donde el sonido anterior al morfema *-wos- no era una oclusiva, cf. a-

ra-ru-wo-a ἀραρϝόhα, de ἀραρίσκω (raíz ἀραρ-), e-qi-ti-wo-e ἐχwθιϝόhες, de φθίνω

(raíz φθι-).

Por el contrario, *j inicial se ha transformado ya en una oclusiva palatalizada o

una africada: ze-u-ke-si ζεύγεσσι (: lat. iugum), ze-so-me-no ζεσ(σ)οµένωι (: ai. yas-).

En posición interior entre vocales, /j/ se conserva intacta a juzgar por algunos ejemplos:

qe-ja-me-no κwεjάµενος (< *kweja- < *kwejh2-, cf. át. τίνω, ἔτεισα), to-ro-qe-jo-me-no

τροκwεjόµενος, a-ja-me-no ἀjᾱιµένος (< *hajāj- < *haj-hāj- < *saj-sāj- < *sh2j-soh2j-,

perfecto de un verbo con el significado de ‘incrustar’, desconocido en el resto del

griego), i-je-si ἵjενσι (*hījenti < *jījenti < *Hji-Hjh1-enti), e-ke-jo-to ἐγ-κέjοντοι (*kej-

o-ntoi, cf. ai. śáyante). Sin embargo, en los adjetivos de materia alternan formas como

e-re-pa-te-jo ἐλεφάντεjος, wi-ri-ne-jo ϝρινέjω frente a formas sin /j/, como e-re-pa-te-o

ἐλεφάντεhος, wi-ri-ne-o ϝρινέhω. Las segundas se interpretan normalmente como

resultado del debilitamiento, como en griego posterior (cf. χρύσεος), mientras que en las

primeras se emplearía una grafía conservadora. En ocasiones los signos de la serie -ja-,

etc., notan el resultado de *-s- > /h/, cf. i-je-re-u por i-e-re-u ἰhερεύς (< *ἰσερ-), pi-ri-je-

te-re por pi-ri-e-te-re πριhεντῆρες (cf. *πρισεν-), y ko-ri-ja-da-na por ko-ri-a2-da-na

κορίhανδνα. En estos casos, -je- y -ja- son grafías inversas de /he/ o /ha/, provocadas

por las alternancias del tipo -e-je vs. -e-e, -e-ja vs. e-a. Una notación de /j/ de transición

ante vocal, i.e. ἰjερεύς, πριjεντῆρες y κορίjανδνα resulta inverosímil, puesto que /h/

intervocálica se conserva en micénico (cf. § 4.2.2).

Por su parte, los supuestos ejemplos de *j- > /j/ en inicial son en realidad el reflejo

de la evolución *Hj- > /j/ > /h/ (cf. Tema 7 de Fonética). En esta posición, también se

advierten alternancias entre la grafía conservadora, dat. sg. ja-ke-te-re jακεστήρει, y la

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forma con aspiración inicial, nom. du. a2-ke-te-re ἁκεστῆρε (= ἀκεστήρ, con psilosis

jónica), o- ὅ (pronombre relativo), y la forma conservadora, jo- jό.

En micénico subsiste aún el grupo *-wj-, a juzgar por qa-si-re-wi-jo-te

γwασιλέϝjοντες. Las variantes di-wi-ja vs. di-u-ja deben entenderse como grafías

alternativas para reflejar el grupo /wj/, Δίϝjα. Si esto es así, i-je-re-ja no puede

interpretarse como el resultado fonético de *ἰhέρηϝjα, con reducción del grupo, pues

esperaríamos la notación **i-je-re-wi-ja o **i-je-re-u-ja. En consecuencia -e-ja en los

derivados de los temas en -ηυ- es un sufijo tomado de una lengua pregriega o analógico

de -e-ja -εια < *-es-j(e)h2, cf. a3-pu-ke-ne-ja Αἰπυγένεια. En cuanto a la ley de Sievers

(ver Tema 7 de Fonética), algunas formas del comparativo reflejan la distribución

heredada: me-zo-a µέζοhα < *meg-jos- (át. µείζων), ka-zo-e κάζοhε < *kak-jos-, a-rο2-a

ἄρjοhα, con estructura *-jos- esperable tras sílaba ‘ligera’. Los dos últimos fueron

reemplazados posteriormente por κακίων y ἀρείων. Es posible que las grafías

alternativas me-wi-jo y me-u-jo reflejen µειϝίjως, con *-ijos- tras sílaba ‘pesada’, como

es esperable por la ley de Sievers, pero no puede descartarse que debamos interpretar

esta forma como µείϝjως (cf. át. µείων).

Puede aparecer una semiconsonante de transición entre /i/ y /u/ ante vocal (hecho

propio del recitado lento que interviene a la hora de escribir): a-pi-jo-to Ἀµφ-ιjόντος <

*-i-ont- (de εἶµι) vs. a-pi-o-te, ki-ti-je-si κτίjενσι vs. ki-ti-e-si. En general, este sonido es

notado sistemáticamente en los derivados en -ιος, -ία: ko-no-si-jo Κνώσιjος. También

puede escribirse en el caso de /u/ ante vocal: a-re-ku-tu-ru-wo Ἀλεκτρύϝων.

5. Morfología

5.1. Flexión nominal

Dada la antigüedad de los textos, la flexión nominal del micénico conserva algunas

características arcaicas destacables:

• pervivencia de la distinción formal en todas las declinaciones entre el

instrumental y el dativo-locativo plural;

• antigua desinencia -pi -φι de instrumental en la 1ª y 3ª declinación (conservada

posteriormente exclusivamente en la poesía épica como recurso artificial);

• -e -ει (antigua desinencia de dativo atemático) se emplea aún en competencia

con -i -ι (antigua desinencia de locativo) en el dativo singular de la 3ª

declinación.

• uso frecuente del dual.

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5.1.1. Flexión temática

Singular Plural Dual M.-F. N. M.-F. N. Nominativo -o -ος -o -οι Acusativo -o -ον -o -ον -o -ονς -a -α -o -ω

Genitivo -o-jo -οιο / -o -ω (?) -o -ων Dativo -o -ωι -o-i -οιhι

-o -οις Instrumental -o-pi -οφι

Tabla 3. Flexión temática

Sea cual sea la realidad fonética que se esconde bajo la grafía -o-jo (cf. 4.2.2), este

genitivo singular es un rasgo arcaico del micénico, conservado exclusivamente en la

épica y en el tesalio de la Pelasgiótide, mientras que los restantes dialectos presentan la

innovación de origen pronominal *-oso > -ου y -ω. En cuanto a los ejemplos de

genitivo singular -o, los testimonios son escasos y controvertidos. Por un lado,

encontramos wo-de-wi-jo me-no ϝορδηϝίω µηννός, ka-ra-e-ri-jo me-no, que serían

semejantes sintácticamente al genitivo temporal de-u-ki-jo-jo me-no Δεύκοιο µηννός.

Pero puede tratarse de meras haplografías y se ha propuesto corregirlos en wo-de-wi-jo-

<jo> me-no ϝορδηϝίοιο µηννός, ka-ra-e-ri-jo-<jo> me-no. Sin embargo, esta

explicación no es válida para ra-pa-to me-no Λαπάθω µηννός ‘en el mes Lápato’, y se

ha sugerido que se trata de la desinencia -ω procedente del antiguo ablativo *-ōd

(posteriormente sólo conservada en formas adverbiales: dor. πῶ ‘¿de dónde?’). El

proceso de sincretismo de ambos casos habría provocado que -ω y -οιο se emplearan

aún en micénico indistintamente con los valores propios del genitivo. Finalmente,

algunos piensan que detrás de ta-ra-nu ku-te-so θρᾶνυς κυτέσω ‘escabel [hecho] de

codeso’ (y otros ejemplos parecidos) se escondería la antigua desinencia temática de

instrumental *-ō (cf. posteriormente ὥ-δε ‘así’), es decir ‘hecho con codeso’.

En todos los temas la antigua desinencia de locativo plural funciona como dativo

y locativo. Se ha supuesto que e-pi-ko-e Ἐπικοεῖ, e-ra-te-i Ἐλατεῖ, etc., testimoniarían

una antigua desinencia -ει del locativo temático (posteriormente fosilizada en adverbios,

cf. ἐκεῖ). Sin embargo, la interpretación más extendida es que se trata de formas de

temas en -s-, Ἐπικόεhι, Ἐλάτεhι (cf. e-la-te-i-jo Ἐλατέhιος; para el dativo-locativo

atemático, cf. § 5.1.3).

Aunque en el nominativo plural la grafía -o podría interpretarse como -ως (el

nominativo plural temático antiguo era *-ōs), la existencia de -αι en los temas en -α, que

es analógico de la declinación temática, obliga a interpretar -o como -οι.

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A pesar de algunos intentos de demostrar lo contrario, el micénico presenta aún

una desinencia distinta para el dativo plural, -o-i -οιhι (antiguo locativo, pero empleado

ya como dativo y locativo) y otra para el instrumental -o -οις (< *-ōis). Además, el

micénico presenta un instrumental temático -o-pi e-re-pa-te-jo-pi o-mo-pi analógico de

los otros temas y que puede interpretarse como plural o dual (¿ἐλεφαντείοφι ὅρµοφι?

¿ἐλεφαντείωφι ὅρµωφι?).

5.1.2. Flexión de los temas en -α

Singular Plural Dual F. M. M.-F. F. M. Nominativo -a -ᾱ y -α -a -ᾱς -a -ᾱι Acusativo -a -ᾱν y -αν -a -ᾱνς -o -ω -a-e -αhε

Genitivo -a -ᾱς -a-o -αhο -a-o -αhων Dativo

-a -ᾱι -a-i -ᾱhι

Instrumental -a -αις -a-pi

-o-i -οιιν

Tabla 4. Flexión de temas en -α

Antes del desciframiento del micénico, se pensaba que el genitivo singular de los

temas en -α (hom. -αο, arcad. -αυ, jon. -έω, dor., eol. -ᾱ; át. -ου es una refección

analógica) tenía su origen en la analogía con el temático *-o-o en una fase previa a la

contracción (cf. aún Willi 2008). Sin embargo, dado que el micénico presenta un gen.

sg. -o-jo y no **-oo, el gen. sg. -a-o -αhο debe de tener otro origen. La hipótesis más

probable es que se trata de una refección sobre los pronombres partir de la desinencia

pronominal: *kwe-sōm (> τέων): -ā-som :: *kwe-so (> τέο): x, donde x = -ā-so > -αhο.

Con respecto al dativo singular, cf. lo dicho en § 5.1.1.

El nominativo plural -αι (analógico de la flexión temática) está asegurado con

ejemplos como pi-je-ra3 φιhέλαι, di-pte-ra3 διφθέραι.

La desinencia mayoritaria del instrumental plural es -a-pi, cf. e-re-pa-te-ja-pi

ἐλεφαντέjαφι. Sin embargo, el participio qe-qi-no-me-na concuerda con otras formas

acabadas en -pi, lo que parece conducir a interpretarlo como γwεγwινωµέναις, con una

desinencia paralela a la de los temas en -o-.

Las desinencias de nominativo-acusativo y dativo dual -o -ω (to-pe-zo τορπέζω)

y -o-i (wa-na-so-i ϝανάσσοιιν) tienen su origen en los temáticos (cf. § 5.1.1). Sin

embargo, los masculinos en -ᾱς presentan un nominativo-acusativo dual -a-e analógico

de los atemáticos: we-ka-ta-e ϝεργάτᾱhε.

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5.1.3. Flexión atemática

Temas en oclusiva: nom. sg. ti-ri-po τρίπως, ko-ru κόρυς, to-ra-ka θώρᾱξ, a3-ti-jo-qo

Αἰθίοκwς, gen. sg. ko-ru-to κόρυθος, dat. sg. a3-ti-jo-qe Αἰθιόκwει, ka-ru-ke κᾱρύκει,

wa-na-ka-te ϝανάκτει, nom.-acus. du. ti-ri-po-de τρίποδε, nom. pl. to-ra-ke θώρακες. En

los neutros hemos de suponer la pérdida de las oclusivas finales: me-ri µέλι (: gen. sg.

me-ri-to µέλιτος), o-nu ὄνυ (: dat. sg. o-nu-ke ὀνύχει). El dativo plural o-ni-si ὄρνι(σ)σι,

es ambiguo con respecto a la sibilante, puesto que no puede excluirse que se conserve la

antigua flexión *-i (cf. posteriormente ὄρνιν, etc.). Sobre la -(σ)σ- < *-ts- en el dativo

plural, cf. § 4.2.2. En el instrumental plural en -pi -φι los temas en dental presentan

asimilación, qo-to-ro-po-pi κwετρόποπφι (cf. dat. sg. po-de πόδει), pero no los temas en

velar po-ni-ki-pi φοίνιχφι.

Temas en -nt-: nom. sg. e-re-pa ἐλέφανς, acus. sg. e-re-pa-ta ἐλέφαντα, gen. sg. e-

re-pa-to ἐλέφαντος, dat. sg. e-re-pa-te ἐλεφάντει; nom. pl. ke-ro-te γέροντες. Para los

participios, cf. § 5.5.4. Además de estos, encontramos numerosos ejemplos de adjetivos

y topónimos en -went-: nom.-acus. sg. te-mi-dwe τερµίδϝεν, nom.-acus. du. te-mi-dwe-te

τερµίδϝεντε, nom.-acus. pl. te-mi-dwe-ta τερµίδϝεντα (cf. § 5.3).

Temas en -n-: nom. sg. po-se-da-o Ποσειδάhων, po-me ποιµήν, gen. sg. po-se-da-

o-no Ποσειδάhωνος, po-me-no ποιµένος, dat. sg. po-se-da-o-ne Ποσειδαhώνει y po-se-

da-o-ni Ποσειδάhωνι, po-me-ne ποιµένει y po-me-ni ποιµένι, nom. du. po-me-ne

ποιµένε, instr. pl. ki-to-pi χιτῶµφι. En el dativo plural te-ka-ta-si τέκτασι aparece el

grado esperable *-n-si, testimoniado posteriormente de forma esporádica (cf. φρασί <

*phrn-si), frente al grado pleno de otros casos: nom. pl. te-ko-to-ne τέκτονες. En cuanto

a ka-ra-a-pi pertenece sin duda al antiguo tema en *-n- *krh2s-n- ‘cabeza’ > *krāha-, y

es posible interpretarlo como κράhαπφι < *κράhα-τ-φι (cf. hom. κρᾱα-τ-ος) o quizás

κράhα-φι < *κράhα-φι (sin la extensión de -τ-). Cf. igualmente dat. pl. ku-si κυνσί (=

κυσί).

Los temas neutros en -µα (< *-mn, cf. lat. -men) presentan un doble tratamiento

fonético: pe-ma vs. pe-mo, a-mo (cf. § 4.2.3). La flexión primitiva (gen. sg. *-men-os)

ha desaparecido ya en micénico, y presenta una -τ- en los casos oblicuos: nom.-acus. pl.

a-mo-ta ἄρµοτα, nom.-acus. du. a-mo-te ἄρµοτε. Sin embargo, el dativo plural a-mo-si

ἄρµοσι, debe proceder de *armnsi > *armohi, con /s/ restaurada, y no de *armotsi >

*armossi, pues no hay restos en griego posterior de -σσ- para esta flexión en ningún

dialecto.

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Tema en -l-: sólo se testimonia a2-ro ἁλός.

Temas en -r-: nom. sg. tu-ka-te- θυγάτηρ, o-pe-ra-no Ὀφελάνωρ, gen. sg. o-pe-ra-

no-ro Ὀφελάνορος, dat. sg. tu-ka-te-re θυγατρεῖ, o-pe-ra-no-re Ὀφελᾱνόρει, dat. pl. tu-

ka-ta-si θυγατάρσι.

Neutros en -ος: nom.-acus. sg. pa-wo φάρϝος, gen. sg. pa-we-o φάρϝεhος, dat. sg.

o-re-i ὄρεhι, we-te-i ϝέτεhι, nom.-ac. du. qi-si-pe-e κwσίφεhε, nom.-acus. pl. pa-we-a2

φάρϝεhα, dat. pl. pa-we-si φάρϝεσ(σ)ι, instru. pl. pa-we-pi φάρϝεσφι.

Neutros en -ας: nom. sg. di-pa δίπας, ke-ra κέρας, ka-ma χάµας. Estos nombres

presentan una flexión arcaica, sin la -τ- de época posterior (át. κέρατος), como prueban

las siguientes formas: nom.-acus. du. di-pa-e δίπαhε, ka-ma-e χάµαhε, nom.-acus. pl.

ke-ra-a κέραhα.

Sustantivos y adjetivos en -ης: nom. sg. e-u-me-de Εὐµήδης, dat. sg. e-u-me-de-i

Εὐµήδεhι, etc. El derivado a-re-i-jo Ἀρέhιjος muestra indirectamente que Ἄρης no

procede de un tema en *Ἀρηϝ- (esperaríamos **a-re-wi-jo). El dat. sg a-re Ἄρηι es

problemático, pues esperaríamos *a-re-i Ἄρεhι, pero podría probar que Ἄρης

presentaba alternativamente una declinación en -η- (Homero la habría conservado en el

acus. Ἄρην). Finalmente, ti-ri-se-ro-e Τρισηρώhει prueba que, contrariamente a la

opinión anterior al desciframiento del micénico, los temas masculinos tipo ἥρως no

proceden de una primitiva flexión en *-ōw-, pues esperaríamos mic. **ti-ri-se-ro-we.

Sobre los participios en -ϝώς, -ϝόh-ος, cf. § 5.5.4; para el comparativo en *-(i)jos-,

cf. § 5.3.

Temas en -ι-: nom. sg. a-pu-do-si ἀπύδοσις, dat. pl. ti-ri-si τρισί.

Temas en -υ-: nom. sg. ta-ra-nu θρᾶνυς, gen. sg. me-tu-wo µέθυος, dat. sg. e-ri-nu

Ἐρινύι, ka-ru-we κάρυϝει, nom. pl. ta-ra-nu-we τράνυϝες. El sustantivo υἱύς (<

*suHju-) es originariamente un tema en -υ-, cuyo nom. sg. se conservaría en micénico,

si i-*65 se debe interpretar como nom. sg. i-ju ἱύς, con una disimilación ὑjύς > ἱjύς (cf.

§ 4.1). El dat. sg. i-je-we ἱjέϝει muestra el grado pleno predesinencial (cf. hom. gen. sg.

υἱέος). La tematización de numerosos dialectos (át. υἱός) está asegurada en micénico

por i-jo ἱός y por la forma tebana sin la disimilación u-jo υἱός.

Temas en diptongo: Los temas en -εύς no presentan muchas dificultades: nom. sg.

ka-na-pe-u κναφεύς, gen. sg. ka-na-pe-wo κναφῆϝος, dat. sg. ka-na-pe-we κναφήϝει,

nom. pl. ka-na-pe-we κναφῆϝες, dat. pl. ka-na-pe-u-si κναφεῦσι (con /s/ intervocálica

restaurada). Es posible, pero no completamente seguro, que ma-se-de represente un

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acus. sg. Μασῆνδε (cf. Μασεύς) con el tratamiento regular de *-ēw-m > -ην que se

testimonia en acus. sg. Ζῆν (< *djēw-m), y en arcad. ἱερέν = ἱερέα (ley de Stang). En

cuanto a los otros temas en diptongo, se testimonia gen. sg. di-wo Διϝός, dat. sg. di-we

Διϝεῖ (Ζεύς), nom. pl. ka-ra-we γρᾶϝες (γραῦς). El acus. pl. qo-o βῶνς (át. βοῦς) podría

presentar el tratamiento esperable de acuerdo con la ley de Stang (*-owns > gr. *-ōns),

si la grafía <o-o> se interpreta como una notación excepcional de la vocal larga.

Un problema particular de la flexión atemática es el dativo singular, con la

alternancia -e/-i, donde -e representa la antigua desinencia de dativo -ει (aún presente en

griego posterior de forma aislada en algunos antropónimos, cf. chip. ti-we-i-pi-lo-se

Διϝείφιλος) e -i, la de locativo -ι. Sin embargo, aunque -e es más frecuente, ambas se

emplean para expresar las mismas funciones sintácticas, Beneficiario y Posición: po-se-

da-o-ni Ποσειδάhωνι vs. po-se-da-o-ne Ποσειδαhώνει ‘para Poseidón’, e-ra-te-i

Ἐλάτεhι ‘en Elates’ vs. e-ri-no-wo-te Ἐρινοϝόντει ‘en Erinunte’. Esta alternancia nos

muestra una etapa del proceso gradual del sincretismo formal y funcional de ambos

casos: convergencia de las funciones, pero mantenimiento de ambas terminaciones (el

mismo proceso se da quizás en el gen. sg. -ο -ω, desinencia de antiguo ablativo, pero

con valor propio del genitivo, cf. § 5.1.1). El fenómeno concluirá siglos después con el

triunfo de -ι en todo el griego. Como veremos, la alternancia -e vs. -i se ha empleado

para la teoría de las diferencias dialectales dentro del micénico (cf. § 8).

Algunas formas podrían interpretarse con una antigua desinencia -η (< *ē) de

instrumental en el singular: po-ru-po-de πολυπόδ-η, e-re-pa-te ἐλεφάντ-η, etc.,

paralela del posible instrumental temático en -o -ω (cf. § 5.1.1). No obstante, muchos

micenólogos creen que simplemente se trata de dativos en -ει con función de

Instrumental.

5.2. Pronombres

Entre los pronombres personales, sólo se testimonian ejemplos de la 3ª persona.

Encontramos para el acus. sg. mi µιν (conservada posteriormente en jónico) =

αὐτόν/αὐτήν, y la 3ª dat. pl. pe-i σφεhι(ν) = σφίσι. Esta forma está directamente

relacionada con la arcadia σφεις (la -ς final es analógica) y con σφεσι (con restauración

de /s/ intervocálica).

En wo-jo ϝhοῖο encontramos el gen. sg. del adjetivo posesivo de la 3ª sg.,

equivalente a hom. οἷο / ἑοῖο (< *sw(e)osjo). Es imposible la interpretación como

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pronombre personal de 3ª (Bernabé y Luján 2006: 171 y 213), pues esperaríamos *we-

jo < *swesjo, hom. εἷο, ἕο.

El tema *to-, que en griego clásico acabaría usándose como artículo, se emplea

aún como demostrativo: genitivo to-jo τοῖο (αὐτοῦ), dat. pl. to-i τοῖhι, y con

reduplicación el neutro to-to τόττο (< *tod-tod). También se testimonian to-so τόσ(σ)ος

y au-to-jo αὐτοῖο (át. αὐτοῦ).

El tema del relativo (*Hjo-) se testimonia en el compuesto jo-qi joκκwι, nom.-

acus. neutro de ὅστις (cf. hom. ὅττι < *Hjod-kwid) y probablemente en la conjunción o-

te y jo-te (< *Hjod-te). Tradicionalemente, o- y jo- al comienzo de las tablillas (o-di-do-

si vs. jo-di-do-si) se interpretan como variantes del neutro del relativo: ὅ δίδονσι y

jό...δίδονσι ‘esto dan’. No obstante, Probert (2008) ha defendido que ambas ortografías

recubren formas distintas del pronombre relativo: o- sería la forma del acus. sg. neut. (ὅ)

y jo- el nom. pl. masc. (οἵ) respectivamente.

Finalmente, o- se interpreta en algunos pasajes como ὥς ‘así’ (cf. ὧδε), cf. § 6.

5.3. Adjetivos

En micénico es frecuente el uso del sufijo *-went- para formar adjetivos con el

significado ‘que tiene x’: masculino te-mi-dwe-te τερµίδϝεντε, femenino pe-de-we-sa

πέδϝεσ(σ)α (< *ped-wet-ja, con /e/ del grado pleno de los masculinos que sustituye a la

vocal del resultado regular del grado cero *-wat-/*-wot- < *-wnt-).

Los adjetivos de materia (‘hecho de x’) aparecen sobre todo con la forma -e-jo/-e-

o -εjος/-εhος (cf. § 4.2.4 para esta variación): e-re-pa-te-jo ἐλεφάντεjος, i-qe-ja ἱκκwέjα

vs. e-re-pa-te-o ἐλεφάντεhος, e-qe-o ἕκκwεhoς. Pero también alternando con estas

aparece la variante -i-jo -ιjος: wi-ri-ne-jo ϝρινέjω, wi-ri-ne-o ϝρινέhω y wi-ri-ni-jo

ϝρινίω, ka-ki-jo χάλκιος. Este sufijo es bastante frecuente en eolio (χάλκιος = χάλκεος).

En cuanto al comparativo, encontramos me-zo-a µέζοhα < *meg-jos- (át. µείζων),

ka-zo-e κάζοhε < *kak-jos- (át. κακίων), a-rο2-a ἄρjοhα. Hemos visto en § 4.2.4 que

me-u-jo-a2 puede interpretarse como µειϝίjοhα < *meiw-ijos- (de acuerdo con la ley de

Sievers) o como µείϝjοhα < *meiw-jos- = át. µείονα (analógico). Como se observa, se

conserva la flexión originaria sin nasal. El sufijo *-tero- se atestigua en micénico, pero

con el valor primitivo de marcar la oposición o la diferencia: a2-te-ro ἅτερον ‘otro’, wa-

na-ka-te-ro ϝανάκτερον ‘del ϝάναξ’ (para distinguir lo que es exclusivo del ϝάναξ por

oposición al resto de posesiones). Sólo en griego posterior adquirirá el valor de

comparativo.

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El micénico preserva aún el uso de los adjetivos patronímicos, un rasgo arcaico

sólo testimoniado posteriormente en la épica y los dialectos eolios: a-re-ku-tu-ru-wo e-

te-wo-ke-re-we-i-jo Ἀλεκτρύων Ἐτεϝοκλεϝέhιjος (≈ át. Ἐτεοκλέους).

5.4. Numerales

‘1’: sólo se testimonia el dativo e-me ἑµεί, que presenta la flexión antigua, previa a la

analogía con el neutro ἕν (< *sem), que ha dado gen. sg. ἑνός, dat. sg. ἑνί. ‘2’: dwo δϝώ,

du-wo-u-pi δυϝοῦφι. ‘3’: dat. pl. ti-ri-si τρισί. Los numerales ‘4’, ‘6’ y ‘9’ sólo se

testimonian en compuestos: qe-to-ro-po-pi κwετρό-ποπφι, we-pe-za ϝhέσ-πεζα y e-ne-

wo-pe-za ἐν(ν)εϝόπεζα.

5.5. Flexión verbal

5.5.1. Temas verbales

El aoristo. Aoristos atemáticos seguros son te-ke θῆκε y do-ke δῶκε, que muestran la

-κ- propia del singular, ausente como es esperable en la media, cf. tu-wo-te-to θύϝος

θέτο. Otro ejemplo seguro es qi-ri-ja-to κwρίατο (= πρία-το), y más dudoso de-ke-to

δέκτο. Indirectamente están atestiguados estos aoristos a través de antropónimos, como

Ku-ru-me-no Κλύµενος (cf. κλῦθι).

Los aoristos temáticos son abundantes, en grado cero, -wi-de ϝίδε (= εἶδε), ra-ke

λάχε (= ἔλαχε), 3ª pl. o-po-ro ὄφλον, y en grado pleno, pa-ro-ke-ne-to παρογένετο (=

παρεγένετο). También aparece la forma reduplicada a-pi-e-qe ἀµφι-hέσκwε (< *se-skw-).

En cuanto a los aoristos sigmáticos, encontramos formas de temas acabados en

vocal (con /s/ restaurada), como e-la-se ἔλασε (: ἐλα-ύνω) y e-re-u-te-ro-se ἐλευθέρωσε

(: ἐλευθερό-ω) y de temas acabados en consonante, como de-ka-sa-to δέξατο (:

δέχοµαι), we-ke-se ϝέξε (cf. chip. ϝέχ-ω), da-sa-to δά(σ)σατο (: δατέοµαι). El participio

a-ke-ra2-te probablemente debe ser interpretado como ἀγέρραντες (cf. § 4.1).

Finalmente, wo-ke podría interpretarse como un aoristo en -η-, 3ª pl. ϝόργεν <

*-ηντ.

El perfecto. La reduplicación en e-pi-de-da-to ἐπιδέδαστοι (δατέοµαι) es normal. Como

en griego posterior, los verbos que presentan *sr- originaria muestran una reduplicación

ἐ-: *e-srp-meno- > e-ra-pe-me-na ἐρραφµένα. Ejemplos de la llamada “reduplicación

ática” son a-ra-ro-mo-te-me-na ἀραρµοτµένα (de ἁρµόζω) y quizás a-ja-me-no

ἀjᾱιµένος (< *hajāj- < *haj-hāj- < *saj-sāj- < *sh2j-soh2j-, perfecto de un verbo con el

significado de ‘incrustar’, desconocido en el resto del griego). Otras formas más o

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menos seguras de perfecto son e-e-to ἕhεντοι (ἵηµι) y a-re-ta-to ἀρέτᾱτοι o ἀρέτᾱντοι

(de ἀρετάω).

El presente. Los atemáticos están representados por diversas formaciones:

A. Entre los radicales, podemos citar 3ª pl. e-e-si ἔhενσι (< *h1senti, de εἰµί), ki-ti-

je-si κτί-ενσι, 3ª sg. pa-si φᾱσί, -u-ru-to ϝρῦ-τοι. En el verbo εἶµι se puede observar la

alternancia apofónica heredada: 3ª sg. a-pe-i-si ἄπεισι (< *-ei-ti), pero 3ª pl. -i-je-si (<

*-i-enti). Quizás a-pe puede interpretarse como ἀπῆς, la forma original de la 3ª sg. del

imperfecto de εἰµί (*ēst < *h1e-h1s-t), conservado posteriormente en dorio.

B. Reduplicados: di-do-si δίδονσι, di-do-to δίδοτοι, i-je-si ἵενσι, i-je-to ἵετοι

(ἵηµι).

C. El denominativo te-re-ja τελέjα (¿presente?, ¿imperfecto?) muestra una flexión

atemática (cf. inf. te-re-ja-e τελείᾱhεν en § 5.5.4).

En cuanto a los temáticos encontramos los siguientes tipos:

A. Radicales:

• con grado *e originario: pe-re φέρει, e-ke ἕχει, 3ª pl. e-ko-si ἕχονσι, e-u-ke-to

εὔχετοι, e-qo-te ἕκwοντες, re-qo-me-no λεικwόµενοι, a-ke ἄγει (< *h2eǵ-e/o-);

• con otros grados: o-ro-me-no ὁρόµενος (cf. hom. ὄροµαι), posteriormente ὁράω.

B. Sufijados:

• sufijo *-je/o-: aparecen verbos primarios como a-ke-re ἀγείρει, wo-ze ϝόρζει, y

denominativos, como qa-si-re-wi-jo-te κwασιλήϝjοντες.

• sufijo *-ske/o-, cf. te-ra-pi-ke θεραπίσκει.

• sufijo *-eje/o-, cf. to-ro-qe-jo-me-no τροκwεjόµενος (: to-ro-qo τροκwός, cf.

τροπέω). Frente a esta forma, po-re-to podría interpretarse como 3ª sg. πονῆτοι,

de πονέοµαι ‘trabajar’, pero con flexión atemática.

• sufijo (originariamente infijo) *-n- : o-pe-ro-si ὀφέλλονσι < *ophel-n-.

La forma e-ke-jo-to ἐνκείοντοι (: κεῖµαι) se ha interpretado de dos modos: una

tematización de una forma atemática o el resultado fonético de la forma atemática

originaria *kei-ntoi, formalmente semejante a hom. 3ª pl. κείαται = κεῖνται (cf. 4.2.3

para el resultado de las nasales en posición vocálica).

El futuro. Se conservan varios ejemplos de futuro cuya -σ- ha sido restaurada

analógicamente: -a-se-so-si ἀσήσονσι (cf. hom. ἄω ‘saciar’), do-se δώσει, do-so-si

δώσονσι. Sin embargo, los participios de futuro da-ma-o-te δαµάhοντες (δάµνηµι), de-

me-o-te δεµέhοντες muestran que la analogía no los ha alcanzado. En época posterior

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este tipo de futuro sin sibilante restaurada dará lugar al conocido como ‘futuro

contracto’ de los temas en líquida (tipo *werh1-se/o- > *werese/o- > *werehe/o- >

(ϝ)ἐρῶ, *gwlh1-se/o- > *balese/o- > *balehe/o- > βαλῶ). En e-so-to ἔσ(σ)οντοι la

ambigüedad del sistema de escritura impide saber si se conserva la geminada (< *h1es-

se/o-).

5.5.2. El aumento

En general, las formas secundarias del indicativo no presentan aumento: de-ka-sa-to

δέξατο, pa-ro-te-ke πρόθηκε, a-pu-do-ke ἀπύδωκε, etc. La única forma segura con

aumento es a-pe-do-ke ἀπέδωκε. Esta variación se documenta con posterioridad en los

poemas homéricos. No obstante, nada podemos saber de las formas que empezaban por

vocal, como e-ra-se, que puede interpretarse como ἔλασε o ἤλασε.

5.5.3. Desinencias

Dadas las características de las tablillas, sólo se documentan ejemplos de la 3ª persona

en singular y plural. Curiosamente, a pesar de que el dual es recurrente en la flexión

nominal, no hay ejemplos en la verbal. En la activa, la 3ª sg. de la desinencia primaria

no se diferencia del griego posterior. Encontramos la forma temática en a-ke ἄγει, a-ke-

re-se ἀγρήσει, do-se δώσει, y la atemática a-pe-i-si ἄπεισι, pa-si φᾱσί (procedente de

*-ti con asibilación). En cuanto a las secundarias, es bastante probable que la *-t final se

haya debilitado: -a-pe ἀπῆς, a-pe-do-ke ἀπέδωκε. En cuanto a la 3ª pl., encontramos

sistemáticamente la desinencia primaria -si -νσι (< *-nti): presente e-ko-si ἕχονσι, di-do-

si δίδονσι, e-e-si ἔhενσι, fut. do-so-si δώσονσι. La desinencia secundaria de 3ª pl.

aparece en -o-po-ro ὄφλον (aor. de o-pe-ro-si ὀφέλλονσι), y quizás wo-ke ϝόργεν < *-

ēnt (para la ley de Osthoff, cf. § 4.1).

Como ya intuyó magistralmente Ruipérez (1952) antes del desciframiento del

micénico, las desinencias primarias de la voz media eran originalmente 2ª sg. *-soi, 3ª

sg. -toi y 3ª pl. *-ntoi. El micénico conserva este estadio arcaico en la 3ª sg. y pl. -to

-τοι/-ντοι, que sobrevivió posteriormente sólo en arcado-chipriota (-ται/-νται en el resto

de dialectos es una innovación a partir de -µαι): 3ª sg. di-do-to δίδοτοι, e-u-ke-to

εὔχετοι, i-je-to ἵετοι, 3ª pl. e-ke-jo-to ἐνκείοντοι (: κεῖµαι), e-so-to ἔσ(σ)οντοι, e-e-to

ἕhεντοι (ἵηµι). En cuanto a la secundaria, no hay diferencia con el griego posterior: da-

sa-to δάσ(σ)ατο (: δατέοµαι), pa-ro-ke-ne-to παρογένετο (= παρεγένετο).

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5.5.4. Formas no personales: infinitivo y participio. Adjetivos verbales

Sólo se conocen ejemplos de infinitivo en *-sen, que se emplea en los temáticos como

en época posterior: a-na-ke-e ἀνάγεhεν (ἀνάγειν), e-re-e ἔρεhεν (ἔρειν). No hay

ejemplos seguros de infinitivo atemático, pero la forma atemática te-re-ja-e τελέjαhεν

(de *τελείᾱµι) muestra la misma desinencia temática -hεν.

Los participios están bien atestiguados. Por un lado, hay ejemplos de formaciones

en *-nt- (presente, futuro y aoristo activos): e-ko-te ἕχοντες, a-pe-o-te ἀπέhοντες, i-jo-te

ἵjοντες, a-ke-ra2-te ἀγέρραντες, da-ma-o-te δαµάhοντες, femeninos a-pe-a-sa

ἀπέασ(σ)α, o-pe-ro-sa ὀφέλλονσα. Asimismo es frecuente el participio de la medio-

pasiva (presente, futuro y perfecto): wo-zo-me-na ϝορζόµενα, o-ro-me-no ὁρόµενος, re-

ko-me-no λεικwόµενοι, ze-so-me-no ζεσ(σ)όµενος, de-de-me-na δεδεµένα (de δέω), ke-

ke-me-na κεκεσµένα.

El participio de perfecto activo también se encuentra bien testimoniado: a-ra-ru-

wo-a ἀρᾱρϝόhα (de ἀραρίσκω), te-tu-ko-wo-a2 τετυχϝόhα (de τεύχω), fem. a-ra-ru-ja

ἀρᾱρυῖα, de-di-ku-ja δεδικυῖα (δείκνυµι). Como puede observarse, el masculino y el

neutro siguen la flexión antigua, sin la -τ- que aparece en época clásica (λελυκότος).

Por último, se atestiguan también ejemplos de adjetivos en *-to- y *-tejo-

derivados de raíces verbales: qe-qi-no-to κwεκwινωτός, a-na-mo-to ἀνάρµοστος, qe-te-jo

κwειτέjον y qe-te-o κwειτέhον (τίνω).

5.6. Preposiciones, partículas y conjunciones

En varios casos, las preposiciones se testimonian en sintagmas preposicionales y como

preverbios: a-pi ku-do-ni-ja ἀµφὶ Κυδωνίᾱι y a-pi-po-re-we ἀµφιφορῆϝες, e-pi wa-na-

ka-te ἐπὶ ϝανάκτει y e-pi-de-da-to ἐπιδέδαστοι, me-ta-qe pe-i µετά κwε σφεhι y me-ta-

ke-ku-me-na µεταχεχυµένα. Sin embargo, otras preposiciones sólo se testimonian de

forma segura como preverbios: a-na-ke-e ἀνάγεhεν, a-pu-do-si ἀπύδοσις, e-ka-te-re-ta

ἐκ(σ)τρήτα ‘horadada’, ku-su-pa-ta ξύµπαντα, pe-ri-ra-wo Περίλαϝος, po-ro-ko-wo

πρόχοϝοι.

Debemos resaltar las variantes particulares pa-ro παρό = παρά, con /o/ analógica

de πρό y ὑπό, po-si ποσί con asibilación a partir de *poti (cf. dor. ποτί), y u-pa / u-po

ὑπάρ/ὑπόρ = ὑπέρ, quizás procedente de una forma más antigua *upr. Además, ἕνεκα se

emplea como preposición (posteriormente siempre va pospuesta a su régimen): e-ne-ka

ku-ro-so-jo ἕνεκα χρυσοῖο. Exclusiva del micénico es la preposición o-pi ὀπί (luego

conservada residualemente en ὄπισθεν, ὀπ-ώρα, etc.), que aparece con dativo, o-pi e-sa-

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re-we ὀπὶ Ἐσαρήϝει ‘en casa de’ y con instrumental, o-pi qe-to-ro-po-pi ὀπὶ

κwετρόποπφι ‘a cargo de’. Por su parte, pe-da πεδά ‘hacia’ se conserva aún en época

histórica en algunos dialectos con el mismo sentido.

En algunos casos es difícil saber si la preposición tiene valor adverbial o se

emplea como preverbio: a-pu ke-ka-u-me-no ἀπὺ κεκαυµένος o ἀπυκεκαυµένος.

Finalmente conviene resaltar que el uso adverbial de las preposiciones se encuentra bien

atestiguado: mi-to-we-sa-e µιλτόϝεσ(σ)α ἔν ‘pintado de bermellón por dentro’, pe-qa-to

u-po πέγγwατον ὕπο ‘plataforma por debajo’.

Debemos citar también el sufijo -de -δε con sentido lativo que se pospone al

acusativo: ko-no-so-de Κνοσ(σ)όνδε, wo-i-ko-de ϝοῖκόνδε. También se emplea -te -θεν

para indicar la procedencia: a-po-te ἄπωθεν.

Las conjunciones que se documentan en micénico son -qe κwε ‘y’ (posteriormente

τε), o-u-qe οὔκwε (οὔτε), -de δέ, y o-te ὅτε ‘cuando’

De interpretación discutida son algunos casos de o-, jo- que podrían explicarse

como el adverbio ὧς, dor. ὧ ‘así’ (< *so-), distinto de las formas o-/jo- del tema del

relativo (cf. § 5.2).

7. Sintaxis

Las características de las tablillas micénicas, en general anotaciones con fines

inventariales, hacen difícil un análisis exhaustivo de la sintaxis del dialecto. No

obstante, podemos destacar algunas características distintivas del micénico con respecto

al griego posterior.

En micénico no se ha desarrollado aún el artículo a partir del antiguo pronombre

*so, *tod. Así, por ejemplo, en la frase to-so-de ra-wa-ke-ta do-se τόσ(σ)oν δὲ

λαϝαγέτας δῶσε en griego clásico esperaríamos la determinación de λαϝαγέτας

mediante el artículo. Esta característica arcaica aparece aún en la lengua de la épica.

Otro rasgo destacable del micénico es que el único ejemplo de pronombre pe-i

σφεhι no se emplea como reflexivo, sino como anafórico: me-ta-qe pe-i µετά σφεhι ‘con

ellos’ (referido a una lista de nombres anteriores). El adjetivo posesivo sustantivado wo-

jo ϝhοῖο presenta el valor reflexivo esperable.

Es bastante frecuente el uso del acusativo + -de -δε con la función de Dirección,

en especial con sustantivos que designan una ubicación: ko-no-so-de Κνοσ(σ)όνδε, wo-

i-ko-de ϝοῖκόνδε. Pero en algunos contextos parece indicar la función de Beneficiario.

En PY Fn 187 se combina con sintagmas en dativo: a-pi-te-ja ἀλφιτείᾱι ‘para la

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molinera’, po-si-da-i-jo-de Ποσιδάhιόνδε ‘para el templo de Posidón’, ka-ru-ke καρύκει

‘para el heraldo’, pa-ki-ja-na-de Σφαγιάνα(ν)σδε ‘para Esfagianes’ o Σφαγιάνᾱνδε ‘para

Esfagiana’ (pa-ki-ja-na Σφαγιάνᾱ y pa-ki-ja-ne Σφαγιᾶνες son dos variantes del mismo

topónimo, ambas atestiguadas en las tablillas). Se trata de la misma equivalencia

sintáctica que en griego clásico permite la coordinación entre un dativo y un sintagma

preposicional con εἰς: τοῖς πολίταις καὶ ἐς τοὺς πάντας ξυµµάχους ὠφελιµώτερον ‘más

útil para los ciudadanos y para todos los aliados’. En cuanto a la aparición de -de con un

genitivo en qa-ra2-to-de Κwάλλαντόσδε se ha de entender como un caso de elipisis ‘a

[la casa] de Palante’, semejante a Ἄϊδόσδε (Il. 7.330 = εἰς Ἅιδου) ‘a [la casa] de Hades’.

La función de Ubicación es expresada por el dativo sin preposición: pa-ki-ja-si

Σφαγιᾶνσι ‘en Esfagianes’. Conviene recordar que en los sintagmas como ta-ra-nu a-ja-

me-no e-re-pa-te-jo a-to-ro-qo i-qo-qe po-ru-po-de-qe θρᾶνυς ἀjαµένος ἐλεφαντείοις

ἀνθρώπωι ἵκκwωι κwε πολυπόδει-κwε ‘un escabel taraceado con un hombre, un caballo y

un pulpo de marfil’ ἐλεφαντείοις es instrumental, no dativo. Aunque se ha intentado

defender lo contario, no hay ningún caso convincente de sintagmas en dativo con

función Instrumental.

En griego clásico παρά + genitivo expresa la función de Procedencia, y παρά +

dativo, Ubicación. Sin embargo, el micénico presenta algunos pasajes en los que pa-ro

παρό + dativo indica probablemente Procedencia, además de Ubicación (Thompson

2000-2001). El origen de esta construcción es debatido, pero la explicación más

verosímil es que había una tendencia a reducir el número de casos que podían aparecer

con las preposiciones que originariamente regían acusativo, genitivo y dativo. En

micénico esta tendencia se habría manifestado mediante la eliminación del genitivo con

pa-ro para expresar la Procedencia en favor del dativo. El mismo fenómeno se

encuentra en arcado-chipriota, donde el dativo se extiende incluso a preposiciones que

sólo regían originalmente genitivo, como ἐκ (arcadio ἐς) y ἀπύ (< ἀπό).

El instrumental puede emplearse en ocasiones para expresear la Ubicación: pa-ki-

ja-pi Σφαγιᾶµφι ‘en Esfagianes’, po-ra-pi Σποράπφι ‘en Espórades’, etc. Resulta

llamativo también el uso en combinación con o-pi: o-pi ta-ra-ma-<ta->o qe-to-ro-po-pi

o-ro-me-no ὀπὶ Θαλαµά<τα>ο κwετρόποπφι ὀρόµενος ‘vigilando los cuadrúpedos [i.e.,

el rebaño] de Talamatas’. Encontramos aún un eco de esta expresión en la épica

homérica, donde ἐπί siempre aparece en tmesis cuando acompaña a ὄροµαι: αἰπόλια

[...], ἐπὶ δ' ἀνέρες ἐσθλοὶ ὄρονται ‘hombres buenos cuidan de los rebaños’ (Od. 14.103-

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4). En los restantes casos o-pi aparece con dativo para expresar Ubicación: o-pi-e-de-i

ὀπὶ ἕδεhι ‘en la sede’, o-pi-po-to-ri-ka-ta ὀπὶ Πτολικάστᾱι ‘en el taller de Ptolicastas’.

El micénico conserva aún el valor originario pasivo de los adjetivos en -τος (cf.

lat. amatus): ki-ri-ta e-ru-ta-ra-pi χριστὰ ἐρυθρᾶφι ‘teñidos con tintes rojos’.

Esporádicamente se testimonian algunas proposiciones subordinadas: la temporal,

introducida por o-te ὅτε, y la completiva de infinitivo, con sujeto en acusativo.

8. Diferencias dialectales en el micénico

Aunque el micénico está testimoniado en lugares tan alejados entre sí como Creta, el

Peloponeso y la Tebas beocia, muestra una evidente unidad desde el punto de vista

lingüístico. Esto ha llevado a pensar que el micénico era una lengua de cancillería, un

código estereotipado que sólo empleaban los funcionarios de los palacios.

Micénico ‘normal’ Micénico ‘especial’ asibilación -ti > -si Mantenimiento de -ti- *n > -o- pe-mo *n > -a- pe-ma Dativo atemático -e -ει Dativo atemático -i -ι (antiguo locativo)

Tabla 5. Micénico ‘normal’ vs. ‘especial’

Desde esta perspectiva, Risch (1966) analiza una serie de variaciones en los

documentos y atribuye las más recurrentes al micénico ‘normal’ y al micénico

‘especial’ las menos frecuentes (Tabla 5). Según esta distinción, el primero

representaría el dialecto estándar y los rasgos del segundo pertenecerían a la variedad

hablada por las clases bajas, que penetraba ocasionalmente en los documentos oficiales.

Para Risch, el micénico ‘especial’ sería en parte el antecedente del arcado-chipriota.

Tomando como base este análisis, Chadwick (1976) sostiene que los dorios se

habrían asentado ya en Creta y en el Peloponeso antes de ca. 1400 a. C. y se habían

convertido en una casta inferior sometida a las élites micénicas. Según esta hipótesis,

los rasgos del micénico ‘especial’ pertenecen a un dialecto hablado por dicha población

doria. Sin embargo, esta idea es hoy unánimemente rechazada, pues se enfrenta a un

gran número de problemas lingüísticos, arqueológicos e históricos.

En realidad, la teoría de diferencias sociolingüísticas en micénico postulada por

Risch resulta poco consistente (Thompson 2002-2003). En primer lugar, resulta

revelador que formas sin asibilar alternen con formas asibiladas incluso en el mismo

documento: a-si-ja-ti-ja Ἀσιjατίjαι vs. na-e-si-jo Ναhέσιjος, derivado de ναέτᾱς (PY Jn

750). En segundo lugar, la asibilación es sistemática en las categorías gramaticales,

como la 3ª pl. e-ko-si ἕχονσι, 3ª sg. pa-si φασί. Si la falta de asibilación fuera

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verdaderamente de origen dorio, esperaríamos que aflorasen esporádicamente formas

del tipo 3ª sg. **pa-ti φατι, **e-ko-ti ἕχοντι.

En realidad, este supuesto rasgo del micénico ‘especial’ está circunscrito a

palabras fácilmente expuestas a la analogía o que son más reacias a las innovaciones.

Por un lado, en el étnico mi-ra-ti-ja Μιλᾱτία la influencia del topónimo Μίλατος

(=Μίλητος) es evidente. Hemos visto un paralelo de este comportamiento: a las formas

asibiladas ko-ri-si-jo Κορίνσιος, za-ku-si-ja Ζακυνσία corresponden en el jónico-ático

posterior Κορίνθιος y Ζακυνθία, rehechas por analogía a partir de Κόρινθος y

Ζάκυνθος. Por otro lado, en antropónimos como o-ti-na-wo Ὀρτίνᾱϝος la ausencia de

asibilación es un rasgo conservador propio de este tipo de vocabulario. En este sentido,

es relevante que Homero haya transmitido la variante antigua y reciente del mismo

antropónimo, Ὀρτίλοχος y Ὀρσίλοχος, para designar a dos miembros de la misma

familia: con la primera se conocía al abuelo, mientras que el nombre del nieto mostraba

asibilación.

En lo que respecta a los otros dos rasgos, es verosímil que el dat. sg. -e y la

variante con /o/ procedente de la vocalización de la sonante en contacto con una labial

fueran arcaísmos que tendían a ser desplazados por las formas innovadoras

correspondientes. En este sentido, en el arcadio y el chipriota, los dos dialectos más

vinculados con el micénico, el antiguo dativo *-ei ha sido eliminado en favor de la

desinencia del locativo *-i y sólo se atestiguan neutros en -µα.

Por tanto, las tablillas micénicas no nos muestran una fotografía estática de dos

dialectos o subdialectos distintos, sino una imagen en movimiento, en la que podemos

vislumbrar cómo se van abriendo paso algunas innovaciones.

9. El micénico y los dialectos griegos

A pesar de mostrar algunos arcaísmos (mantenimiento de las labiovelares, de /w/ en

todas las posiciones, conservación del instrumental, etc.), el micénico presenta tres

innovaciones que lo acercan a los dialectos meridionales (jónico-ático y arcado-

chipriota):

• asibilación -ti > -si

• probablemente el resultado -s- en to-so

• o-te

Estas isoglosas condujeron a Risch y a Porzig, independientemente, a mediados del

siglo pasado a elaborar una teoría que ha tenido bastante éxito entre los estudiosos de la

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historia de la lengua griega (ver referencias completas en Tema 3 de Historia de la

Lengua). Para estos autores, en la segunda mitad del II milenio debía de haber

únicamente dos grandes grupos dialectales divididos geográficamente. Por un lado, se

encontraría el griego meridional u oriental, a partir del cual derivarían el arcado-

chipriota y el jónico-ático del I milenio. Por otro lado, de la variedad septentrional

descenderían el eolio y el dorio. En este sentido, el micénico representaría el testimonio

escrito de la variedad meridional del griego, que abarcaba el Egeo, el Peloponeso y se

adentraba también en Beocia.

Sin embargo, no todos los autores están de acuerdo en que el micénico representa

el estado de un dialecto meridional unitario en el s. II a. C. En gran medida, estas

opiniones divergentes dependen de una imagen no tan monolítica del mapa dialectal de

Grecia a finales del s. II a. C. (cf. Tema 3 de Historia de la Lengua).

Por un lado, Ruijgh (1967) considera que en el II milenio existía ya una división

dialectal en el grupo meridional: el proto-aqueo y el proto-jónico-ático. A la primera

familia pertenecen el micénico y, posteriormente, el arcado-chipriota, mientras que el

jónico-ático es el heredero directo del proto-jónico-ático. Ruijgh sostiene que las

innovaciones divergentes que pueden rastrearse en el II milenio y que diferencian

ambas variedades son: a) el tratamiento de *r (-ορ-/-ρο- en proto-aqueo, -αρ-/-ρα- en

proto-jónico-ático), b) el resultado del primer alargamiento compensatorio: ambos

dialectos habrían creado vocales largas cerradas (*h1es-mi > *esmi > εἰµί), que en proto-

aqueo se habrían abierto hasta coincidir con las heredadas (εἰµί > ἠµί), mientras en

proto-jónico-ático habrían permanecido inalteradas (ver Tema 3 de Fonética). Desde

esta perspectiva, el micénico sería el representante de la familia ‘aquea’ en el II milenio,

y en el I, el arcado-chipriota, continuador en mayor o menor medida del micénico.

Por otro lado, Peters (1986) sostiene también que a mediados del II milenio

existían ya, además del proto-dorio, el proto-eolio (del que derivan los tres dialectos

eolios) y el proto-jonio (del que procede el jónico-ático). Para este autor, el sustrato

eolio que puede detectarse en los dialectos dorios del Peloponeso y del Egeo del I

milenio prueba que en el II milenio existió un dialecto proto-eolio que convivió en

dichas regiones con el proto-jónico. Precisamente del contacto entre el proto-eolio y el

proto-jónico habría surgido el dialecto proto-aqueo, del que derivarían el micénico y el

arcado-chipriota.

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Sea como fuere, los rasgos compartidos por el micénico y el arcado-chipriota son

abundantes, como se observa en la Tabla 6.

Micénico Arcad.-

Chip.

-ti > -si + genitivo -ao de los masculinos en -ᾱς + desinencia -toi, -ntoi + apo > apu + mic. po-si πός (< ποσί) Dat. pe-i σφεις, σφεσι o-te + vocalismo i-je-ro + Flex. atem. verb. -έω: po-ne-to πονῆτοι + pa-ro + dativo = Procedencia +

Tabla 6. Rasgos comunes entre el micénico y el arcado-chipriota

Si la interpretación de algunos pasajes con pa-ro + dativo para expresar la

Procedencia fuese correcta, tendríamos la prueba de una innovación exclusiva

compartida por el micénico y el arcado-chipriota (factor determinante para establecer la

protounidad entre dos variedades dialectales). A esto debemos añadir que la flexión

atemática de los verbos en -έω en po-re-to πορῆτοι es una innovación que separa el

micénico y el arcado-chipriota del jónico-ático. Sea como fuere, la totalidad de los

rasgos compartidos entre el micénico y el arcado-chipriota ofrece una imagen de

relación estrecha, en cualquier caso más estrecha que la que podría establecerse entre el

micénico y el eolio o el micénico y el jónico-ático.

Es cierto que existen algunas divergencias entre el arcado-chipriota y el micénico:

• retención en micénico de /o/ final (excepto a-pu) frente a la tendencia al

cierre en arcado-chipriota

• retención en micénico de en- frente al cierre en ἰν- en arcado-chipriota

• mic. a-na vs. arcad. ὀν- y chip. ὐν-.

Pero todas ellas pueden explicarse como innovaciones del arcado-chipriota con

posterioridad a ca. 1200 a. C.

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10. Texto ilustrativo (PY Ep 704)

PY Ep 704 (Documents2 135). La serie E de Pilo recoge listas con información acerca de posesión de tierras. 5

o-pe-to-re-u ,qe-ja-me-no ,e-ke ,ke-ke-me-na ,ko-to-na , to-so ,pe-mo [ ] GRA 2 T 5

u-wa-mi-ja ,te-o-jo ,do-e-ra ,o-na-to ,e-ke-qe , i-je-re-ja ,ke-ra ,to-so pe-mo GRA T 1 V 3

e-ri-ta ,i-je-re-ja ,o-na-to ,e-ke ,ke-ke-me-na ,ko-to-na , pa-ro ,da-mo ,to-so ,pe-mo GRA T 4

ki-ri-te-wi-ja ,o-na-to ,e-ko-si ,ke-ke-me-na , ko-to-na pa-ro ,da-mo ,to-so ,pe-mo GRA 1 T 9

e-ri-ta ,i-je-re-ja ,e-ke ,e-u-ke-to-qe ,e-to-ni-jo ,e-ke-e , te-o // da-mo-de-mi ,pa-si ,ko-to-na-o ,

ke-ke-me-na-o ,o-na-to ,e-ke-e ,to-so pe-mo GRA 3 T 9 ka-pa-ti-ja ,ka-ra-wi-po-ro ,e-ke ,ke-ke-me-no ,o-pe-ro-sa , du-wo-u-pi , wo-ze-

e ,o-u-wo-ze ,[[to]] to-so[ pe-mo GRA ]4

5

Ὀφελτορεύς (?) κwεjάµενος ἕχει κεκεσµένᾱν κτοίνᾱν, τόσ(σ)oν σπέρµο· GRA 2 T 5

Ὑαµίᾱ θεhοῖο δοhέλᾱ ὀνᾱτὸν ἕχει κwε ἱjερείᾱς κέρας, τόσ(σ)oν σπέρµο· GRA T 1 V 3

Ἐρίθᾱ ἱjέρεια ὀνᾱτὸν ἕχει κεκεσµένᾱς κτοίνᾱς παρὸ δάµωι, τόσ(σ)oν σπέρµο· GRA T 4

ki-ri-te-ϝιjαι ὀνᾱτὸν ἕχονσι κεκεσµένᾱς κτοίνᾱς παρὸ δάµωι, τόσ(σ)oν σπέρµο· GRA 1 T 9

Ἐρίθᾱ ἱjέρεια ἕχει κwε εὔχετοί κwε ἐτώνιον ἕχεhεν θεhὸν, δᾶµος δὲ φᾱσί µιν κτοινάhων

κεκεσµενάhων ὀνᾱτὸν ἕχεhεν, τόσ(σ)oν σπέρµο· GRA 3 T 9 Καρπαθίᾱ κλαϝίφορος ἕχει κεκεσµένω [sc. κτοίνω], ὀφέλλονσα δυϝοῦφι ϝόρζεhεν,

οὐ ϝόρζει, τόσ(σ)oν [σπέρµο· GRA ]4

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