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2005. Cuenca Nazarena

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Revista Cuenca Nazarena 2000. Edita la Junta de Cofradías de Cuenca.

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Queremos dar las gracias a todas las entidades y empresas que aparecen en esta publicación, ya que sin su colaboración hubiera sido prácticamente imposible que este ejemplar de la revista Cuenca Nazarena, verdadero testimonio del sentimiento nazareno conquense, se hubiese podido editar.

Antonio Abarca ContrerasJavier Hevia CevaRamón Pérez Tornero

Comisión de Publicaciones de la Junta de Cofradías

ZOOM-3000, S.L.Diseño y Maquetación

Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

Edita

Antonio AbarcaFotografías Cubierta y Contraportada

A las Juntas de Diputación de las Vbles. Hdades. de Semana Santa

Agradecimientos

Graficas Martín y Mapa, S.L.Depósito Legal: CU-85/2005

Imprime

7 Saluda

9 Mensaje de S. S. Juan Pablo II

15 EntrevistasAl Pregonero: José Ignacio Albentosa por Antonia Cortés15

Al Cartelista: Nicolás Mateo Sahuquillo por Javier Hevia21

28 OpiniónDe un tiempo a esta parte por Adrián López29Estructura y funcionamiento de la Junta de Cofradías por Jorge Sánchez Albendea

33

Cuaresma en familia por Ángel Horcajada37

Segundo compact-disc de la J.O.C. por Javier Hevia39

Hermanos Mayores Honorarios Perpetuos del “Bautismo” por Enrique Abarca

41

¿Qué le pasa al Jueves Santo? por Antonio Abarca43

Vida pública de Jesús en el Belén por la Asociación de Belenistas de Cuenca

45

100 años de Procesión del Silencio por Rafael Torres Muelas47

“Mi Semana Santa” por Manuel Romanos Genzor49

La procesión escolar del Colegio Federico Muelas por Julián Recuenco Pérez

53

Congreso de Jesús Nazareno en Córdoba59

Memorias en blanco y negro por José Luis Muñoz Martínez61

66 Hablan las HermandadesI Centenario del Ecce Homo de San Miguel por Rafael Pérez Caballero

67

Nos miran…nos contemplan curiosos por la Vble. Hdad. de San Juan Apóstol

73

III Pregón Juvenil de Semana Santa por Daniel Esteban Sanzol75

VI Congreso Nacional de Cofradías del Jesús de Medinaceli por Antonio Martínez de la Presa

77

Centenario de la procesión de “El Silencio” por Juan Carlos Muñoz del Olmo

79

In Memoriam. D. Superancio Martínez García por J.Manuel Alarcón Sepúlveda

87

92 InvestigaciónFausto Culebras en la Semana Santa de Cuenca por Israel López Calleja

93

La Semana Santa de Cuenca en 1916 por Enrique Valero Moscardó

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SALUDA

Javier Caruda de Juanas

Estimados Hermanos:

Un año más me asomo a esta ventana que me brinda la revista Cuenca Nazarena, revis-ta oficial de la Junta de Cofradías, con el fin de intercambiar con vosotros una pequeña re-flexión sobre el inminente acontecimiento que ha de cambiar el pulso de nuestra ciudad. Durante todo el año hemos ido diseñando una serie de actividades a desarrollar en la cuaresma 2005 con el fin de adentrarnos un pasito más en la preparación de nuestros nazarenos y, sobre todo, crear un ambiente mágico previo a los días en los que conmemoraremos la Pasión, Muerte y Resu-rrección de Nuestro Señor Jesucristo. Poco a poco todos iremos concluyendo los preparativos para que nuestra hermandad, nuestra Semana Santa en definitiva, reciba los mayores y los mejores elogios. Para ello es necesario que cada uno sepa cuál es su papel, y sobre todo, que se respeten las funciones y las actuaciones de cada uno. Los banceros tenéis el inmenso honor de llevar sobre vuestros hombros el dolor de Nuestro Padre Jesús. No os preocupéis de otra cosa, serán otros los que tengan que tomar las decisiones más inmediatas, decisiones que serán ob-jeto de debate y estudio una vez concluido el desfile procesional. Vosotros, representantes y directivos, tenéis la enorme responsabilidad de llevar a buen puerto el desfile procesional. Haced del diálogo y la coordinación vuestras máximas durante todo el recorrido.

En fin, que suenen trompetas y tambores, que salga toda la ciudad a la calle, que llega el Rey de la Gloria y la ciudad de Cuenca va a acogerlo entre sus brazos de Madre Castellana que, sin resenti-miento, conocedora de lo que le aguarda a su hijo intenta que el trago pase pronto.

Presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa

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“En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días”

¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia y para abril el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado.

Es mi deseo proponer este año a vuestra atención, amados Hermanos y Hermanas, un tema de gran actualidad, ilustrado apropiadamente por estos versículos del libro de Deuteronomio: “En Él está tu vida, así como la prolongación de tus días” (Dt 30,20). Son palabras que Moisés dirige al pueblo invitándolo a estrechar la alianza con el Señor en el país de Moab, “Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia, amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, viviendo unido a Él” (Dt 30,19-20). La Fidelidad a esta alianza divina, constituye para Israel una garantía de futuro, “mientras habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob” (Dt 30,20). Llegar a la edad madura es, en la visual bíblica, signo de la bendición y de la benevolencia del Altísimo. La longevidad se presenta de este modo, como un especial don divino.

Desearía que durante la Cuaresma pudiéramos reflexionar sobre este tema. Ello nos ayudará a alcanzar una mayor comprensión de la función que las personas ancianas están llamadas a ejercer en la sociedad y en la Iglesia, y, de este modo, disponer también nuestro espíritu a la afectuosa acogida que a éstos se debe. En la sociedad moderna, gracias a la contribución de la ciencia y de la medicina, estamos asistiendo a una prolongación de la vida humana y a un consiguiente incremento del número de las personas ancianas. Todo ello solicita una atención más específica al mundo de la llamada “tercera edad”, con el fin de ayudar a estas personas a vivir sus grandes potencialidades con mayor plenitud, poniéndolas al servicio de toda la comunidad. El cuidado de las personas ancianas, sobre todo cuando atraviesan momentos difíciles, debe estar en el centro de interés de todos los fieles, especialmente de las comunidades eclesiales de las sociedades occidentales, donde dicha realidad se encuentra presente en modo particular.

Mensaje del Santo Padre Juan Pablo II para la Cuaresma 2005

(Dt 30, 20)

MENSAJE DE S. S. JUAN PABLO II

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2. La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase. El mandamiento “No matarás”, exige siempre el respeto y la promoción de la vida, desde su principio hasta su ocaso natural. Es un mandamiento que no pierde su vigencia ante la presencia de las enfermedades, y cuando el debilitamiento de la fuerzas reduce la autonomía del ser humano. Si el envejecimiento, con sus inevitables condicionamientos, es acogido serenamente a la luz de la fe, puede convertirse en una ocasión maravillosa para comprender y vivir el ministerio de la Cruz, que da un sentido completo a la existencia humana.

En esta perspectiva que el anciano necesita ser comprendido y ayudado. Deseo expresar mi estima a cuantos trabajan con denuedo por afrontar estas exigencias y os exhorto a todos, amadísimos hermanos y hermanas, a aprovechar esta Cuaresma para ofrecer también vuestra generosa contribución personal. Vuestra ayuda permitirá a muchos ancianos que no se sienta un peso para la comunidad o, incluso, para sus propias familias, y evitará que vivan en una situación de soledad, que los expone fácilmente a la tentación de encerrarse en si mismos y al desánimo.

Hay que hacer crecer en la opinión pública la conciencia de que los ancianos constituyen, en todo caso, un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido. Deben ser incrementadas, por tanto, las ayudas económicas y las iniciativas legislativas que eviten su exclusión de la vida social. Es justo señalar que, en las últimas décadas, la sociedad está prestando mayor atención a sus exigencias, y que la medicina ha desarrollado terapias paliativas que, con una visión integral del ser humano, resultan particularmente beneficiosas para los enfermos.

3. El mayor tiempo a disposición en esta fase de la existencia, brinda a las personas ancianas la oportunidad de afrontar interrogantes existenciales, que quizás habían sido descuidados anteriormente por la prioridad que se otorgaba a cuestiones consideradas más apremiantes. La conciencia de la cercanía de la meta final, induce al anciano a concentrarse en lo esencial, en aquello que el paso de los años no destruye.

Es precisamente por esta condición, que el anciano puede desarrollar una gran función en la sociedad. Si es cierto que el hombre vive de la herencia de quien le ha precedido, y su futuro depende de manera determinante de cómo le han sido transmitidos los valores de la cultura del pueblo al que pertenece, la sabiduría y la experiencia de los ancianos pueden iluminar el camino del hombre en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena.

¡Qué importante es descubrir este recíproco enriquecimiento entre las distintas generaciones! La Cuaresma, con su fuerte llamada a la conversión y a las solidaridad, nos ayuda este año a reflexionar sobre estos importantes temas que atañen a todos. ¿Qué sucedería si el Pueblo de Dios cediera a una cierta mentalidad actual que considera casi inútiles a estos hermanos nuestros, cuando merman sus capacidades por los achaques de la edad o de la enfermedad? ¡Qué diferentes serán nuestras comunidades si, a partir de la familia, trataremos de mantenernos siempre con actitud abierta y acogedora hacia ellos!

4. Queridos Hermanos y Hermanas, durante la Cuaresma, ayudados por la Palabra de Dios, meditemos cuán importantes es que cada comunidad acompañe con comprensión y con cariño a aquellos hermanos y hermanas que envejecen. Además todos debemos acostumbrarnos a pensar con confianza en el misterio de la muerte, para que el encuentro definitivo con Dios acontezca en un clima de paz interior, en la certeza que nos acogerá Aquel “que me ha tejido en el vientre de mi madre” (Sal 139,13b), y nos ha creado “a su imagen y semejanza” (Gn 1,26).

María, nuestra guía en el itinerario cuaresmal, conduzca a todos los creyentes, especialmente a las personas ancianas, a un conocimiento cada vez más profundo de Cristo muerto y resucitado, razón última de nuestra existencia. Ella, la fiel sierva de su divino Hijo, junto con Santa Ana y a San Joaquín, intercedan por cada uno de nosotros “ahora y en la hora de nuestra muerte”.

Con afecto os imparto mi Bendición.

Vaticano, 8 de septiembre de 2004

JOANNES PAULUS PP II

MENSAJE DE S. S. JUAN PABLO II

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ENTREVISTA

“La vivencia que los conquenses tenemos de la Semana Santa transciende los sentidos”

Esta entrevista se hace en un hermoso café, lejos de Cuenca, con intención; con el deseo de provocar en el entrevistado el esfuerzo de recurrir a los sentidos, de pro-fundizar en sus recuerdos; de rescatar olores; de pasear con la mente por los rincones de su ciudad; de traer, en definitiva, a Cuenca, la de su niñez, la que huele a in-cienso, la que busca silencio, la que recoge la alegría, el llanto: el de la emoción, el del agradecimiento, el del do-lor; la Cuenca que le vio crecer; la que dejó un día y a la que volvió, quizá, para devolverle lo que ella construyó para él.

Esta entrevista se hace a un hombre incansable, lleno de proyectos, inquieto, también con genio y exigente, pero sobre todo insaciable trabajador. Llegó a la Universidad despacio, con el paso firme pero sin hacer ruido, así es-tuvo muchos años en Ciudad Real, sede del Rectorado, al lado del que hoy es Rector, hasta que dio el salto a su tierra natal. Entonces sí, el silencio se quedó en el camino y su llegada no pasó, ni pasa, desapercibida.

Nuestro entrevistado es catedrático de Escuela Uni-versitaria, es Vicerrector del campus de Cuenca y de Ex-tensión Universitaria de la Universidad de Castilla-La Mancha, pero llega a estas páginas por la responsabili-dad que, con orgullo, ha aceptado: pregonar la Semana Santa. Su nombre, José Ignacio Albentosa.

Entrevista a José Ignacio Albentosa, pregonero de la Semana Santa 2005

Por Antonia Cortés

En algún lugar de nuestra memoria se amontonan los recuerdos. Los días de la niñez nos sorprenden, de repente, por un olor, un color, una sensación. Cierre los ojos, por favor, vuelva a aquellos años, a su Cuenca natal ¿qué ve?

Una ciudad tranquila. El patio del Colegio la Milagrosa, al que fui desde los dos años. Amigos jugando al fútbol con una pelota de goma en la calle Jorge Torner, que tenía una especie de patio interior por el que casi no pasaban coches, entre otras cosas porque no había. Recuerdo mi casa en esa misma calle, en el número 2, el olor a una estufa de leña, el calor del hogar, con unos padres muy pendientes de la formación y educación de su hijo mayor y de mi hermano, que llegó cinco años después.

¿Y el puente de San Pablo? Muchas personas no se atreven a pasarlo porque sienten vértigo, porque les atrapa el vacío...

El Puente de San Pablo tiene una magia especial. Para mí este puente siempre ha tenido un efecto llamada. Ubicarme en el centro y mirar, hacia abajo, ver el río, el verdor de las choperas, la grandeza de las hoces... de pequeño era, para mí, un desafío, algo inmenso, gigante.

Sin embargo, el miedo es humano, el vértigo ante algunas cosas o personas, a veces, incontrolable ¿qué le provoca en la vida estas situaciones?

No tengo vértigo porque siempre he sido bastante osado, pero no inconsciente. Me produce miedo la deslealtad, la infidelidad, y la falsa amistad, por lo que suponen de traición a la confianza entregada.

El otoño viste a Cuenca de muchas tonalidades, el verde, el marrón, el amarillo; el invierno la tiñe de blanco; el casco antiguo tiene su propia personalidad; la Semana Santa pinta sus calles; el río la adorna a su paso... ¿de qué color ve a su ciudad?

De los amarillos y ocres del otoño y del morado, paradójicamente multicolor, de la Semana Santa.

Los olores nos transportan en el tiempo, nos mueven los sentimientos, nos reconstruyen momentos de nuestra vida. En Semana Santa, Cuenca huele de forma especial. Recupere tres olores con sus tres recuerdos.

El incienso que se utilizaba en la Iglesia cuando mis padres me llevaban a los oficios en Semana Santa. Siempre me ha evocado una sensación de absoluta trascendencia; lo asocio al traslado y reserva del Santísimo Sacramento del Jueves Santo. Es también un olor de mi infancia. Este olor refleja paz, interior y exterior, y tranquilidad.

La cera ardiendo. De los cuatro elementos he sentido siempre una pasión especial por el fuego. Desde pequeño, desde que empecé a salir en las procesiones, me ha gustado el olor de la cera, el de la vela cuando se apaga. También me transmite tranquilidad porque lo relaciono con mi niñez, un tiempo pasado que para mí fue muy bueno.

El tercero, más familiar e inmediato, el olor del aceite hirviendo, en aquel entonces muy poco refinado, cuando mi madre hacia las torrijas en Semana Santa

Quien no hubiera querido, en alguna ocasión, parar el tiempo, o al menos inmortalizar con una cámara un gesto, un hecho, un momento. En su baúl hay muchas Semanas Santas. Haga el esfuerzo de disparar sólo un par de fotografías.

La primera fotografía recoge a un niño de ocho años saliendo de su casa a las seis de la mañana, con dos amigos, Pablo y Quique, con una túnica morada y capuz verde para acompañar, por vez primera, a San Juan Evangelista en la procesión Camino del Calvario. Recuerdo, como si fuera hoy, la entonces calle División Azul 33, el frío de la mañana y la emoción intensa de no haber dormido en toda la noche pensando que me incorporaba a las filas nazarenas.

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Cuenca es una ciudad para perderse, para recorrer sus calles en silencio o quizá para buscar el silencio que irrumpe el sonido de las cadenas, una voz quebrada... ¿dónde se perdería?

Toda Cuenca es una ciudad para perderse. Su casco antiguo está lleno de rincones con un encanto especial donde se escucha el silencio, donde uno se puede sentir identificado con el urbanismo de una ciudad de calles estrechas. Siempre he tenido predilección por la Ronda de Julián Romero, desde detrás de la posada de San José hasta las Carmelitas, donde existía un Cristo que desapareció por un acto vandálico.

Otro lugar es, sin duda, la bajada de las Angustias. Son dos sitios para identificarse con la ciudad y con sus hoces porque cada calle mira a una de ellas. Es la simbiosis entre el urbanismo y la ciudad.

Una tercera calle, emblemática y significativa para mí, es la del Peso, desde la plaza de la Iglesia de San Andrés, donde desde pequeño he visto muchas procesiones con mis padres. Calle que, en mi interior, identifico plenamente con la Semana Santa.

La segunda fotografía, es la de un joven, de 19 años, que va a participar en la procesión de las Turbas, junto a un buen amigo, Jesús Moya. Sentirme partícipe, no de lo que mucha gente ve en las Turbas, la diversión y el jolgorio, sino del drama sacro que los conquenses representamos, de lo que significa acompañar a Cristo camino del Calvario. Es, sin duda, la otra imagen que inmortalizaría.

Caminante no hay camino se hace camino al andar, dijo el poeta castellano ¿Se considera un caminante incansable?

De momento, sí. El camino se hace cuando se anda, aunque a veces conviene pararse, no para volver atrás, sino para reflexionar y aprender de lo que uno ha vivido, no con añoranza o nostalgia, sino con el ánimo de sacar enseñanzas positivas de todo, de lo bueno y de lo malo. Es esencial la quietud, escuchar el interior, pero también avanzar. Hay que mirar al futuro con optimismo esperanzado, pero sin olvidar que se asienta en el presente y hunde sus raíces en un pasado que es innegable y del que debemos sacar conclusiones positivas, incluso de los momentos negativos.

Paulo Coelho, en el Alquimista, dice que el miedo a fracasar hace que no se cumplan los sueños y también que cuando alguien desea algo con mucha fuerza el universo conspira para que se cumpla ¿se lo cree?

Sí, creo que cuando uno desea algo positivo y bueno con mucha intensidad, al final siempre acaba saliendo bien. No sé si el universo se pone en comunión para que se cumpla o son las circunstancias, uno mismo, los amigos... pero casi todo lo que se persigue, si se hace con ahínco, se acaba consiguiendo. Y, efectivamente, el miedo al fracaso no sólo hace que los sueños no se cumplan, sino otras muchas cosas. Hay personas que temen abrir una puerta por si esa puerta se cierra. Yo pienso que hay que abrir cien puertas, si luego 30, 50, 90 quedan abiertas, ¡mejor!, al menos hay que intentarlo. Debemos luchar para materializar los sueños y no perder nuestras energías pensando en que quizás podríamos a fracasar.

¿Alguna vez soñó que regresaría a la ciudad que le vio nacer para poner en marcha proyectos que hoy se miran, se tocan, se sienten..., en definitiva para devolverle a la ciudad lo que un día le dio?

Sinceramente, nunca lo soñé. Hace tres años y cinco meses que yo volví a Cuenca, tras once años y medio en Ciudad Real y dos en Madrid. Nunca soñé que volvería a mi ciudad con la posibilidad y capacidad de intentar hacer algo verdaderamente efectivo por ella. Los conquenses somos muy amantes de nuestra tierra y, aunque vivía fuera, regresaba cada semana o cada quince días. Volver después para trabajar y luchar por ella, marcarme objetivos y sueños para mi ciudad a través de la Universidad, tratar de materializarlos, es un reto cotidiano e ilusionante. Pero, la verdad, jamás soñé que esto podría ocurrir.

La Universidad está en todas partes: en las Asociaciones, en el Casco Antiguo, en la Guardia Civil, en los pueblos, con los mayores, también en la Junta de Cofradías...

Al llegar a Cuenca como Vicerrector mi reto y convicción era que la Universidad tenía que involucrarse en la ciudad y en la provincia, en su desarrollo cultural, científico, técnico, Fo

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ENTREVISTA

humanístico, económico...y que Cuenca tenía que implicarse con su Universidad, sentirla como algo propio por lo que merecía la pena luchar. De ahí los acuerdos y colaboraciones que se han tejido entre la Universidad y Cuenca. Uno de ellos, consciente de la importancia de la Semana Santa y de su Junta de Cofradías, fue establecer esa relación, hecho que se cumplió a los pocos meses de mi nombramiento, gracias también a la colaboración inestimable del presidente de la Junta de Cofradías, que entendió muy bien la necesidad de esa colaboración mutua.

Tras la firma de este acuerdo, recuerdo que un periodista, que todavía no me conocía, me dijo que cómo era posible que hubiera tenido que venir un Vicerrector procedente de Ciudad Real para que se formalizara un acuerdo entre la Universidad y nuestra Semana Santa. Le contesté que yo no era de Ciudad Real, sino de Cuenca, y le llevé a mi despacho para que viera una de las primeras fotografías que puse en mi librería, en la que estoy vestido de turbo con mi capuz verde de terciopelo y el escudo de San Juan Evangelista.

Las almas inquietas nunca se conforman. Saben esperar y avanzan cuando tienen que hacerlo. No han acabado algo cuando ya piensan en otra cosa. Mucho hecho ¿qué por hacer?

Las almas inquietas, como bien dice, nunca se conforman, nunca nos conformamos. Yo no me acuesto por la noche con la satisfacción del trabajo bien hecho, sino con la idea de los numerosos proyectos que quedan por hacer. A nivel personal, siempre estamos creciendo, aprendiendo, formándonos. Regocijarse en la autocontemplación de lo aprendido nos puede llevar a perder las oportunidades de seguir aprendiendo, de seguir actuando. Esta filosofía en lo personal la traslado a lo profesional y a mi vida institucional. Hemos hecho cosas, pero, nos queda tanto por hacer para conseguir que Cuenca ocupe el lugar que se merece en el conjunto de las capitales de provincia españolas, que me acuesto pensando en los proyectos y no en lo hecho. Y uno de esos proyectos es la internacionalización del campus y, por tanto, de la ciudad. Tenemos un marco irrepetible y una ciudad que combina lo nuevo con la magia de lo antiguo. Y esto es esencial para las posibilidades que nos da el nuevo marco europeo de la enseñanza. Universidad y Cuenca nos tenemos que abrir al mundo.

Volvamos a la Semana Santa. Lo esencial es invisible a los ojos, leemos en el Principito. ¿Puede resumir esa frase los sentimientos que provocan las procesiones, las imágenes? ¿Puede ser el motivo por el que pertenece a varias cofradías?

Es una frase muy acertada. Pero lo esencial, aunque sea invisible a los ojos, acaba entrando por los sentidos. Uno acaba asociando aquello que ama profundamente, lo decíamos antes, a un aroma, una imagen, un recuerdo. Lo que no cabe duda, es que la vivencia que todos los conquenses, y yo en particular, tenemos de la Semana Santa, transciende los sentidos. Es la identificación con un fenómeno que también va más allá lo puramente religioso y que tiene que ver con lo cultural, lo antropológico, lo folclórico, … con las raíces de nuestra tierra. El sentimiento que tiene cada nazareno dentro de sí es indescriptible únicamente con palabras, aunque se fundamenta en lo que hemos visto y oído, en lo que hemos recibido de nuestros mayores.

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Los hombres no lloran. Yo no me lo creo. Hay muchas formas de llorar ¿las conoce?

Estoy en total desacuerdo con la afirmación de que los hombres no lloran. Los hombres lloran de tristeza, de rabia, de impotencia, de alegría, de emoción. Relacionándolo con la Semana Santa, yo he llorado de emoción al ver salir a Jesús Nazareno de El Salvador, al Jesús de las seis. Y he sentido una vibración muy especial cuando amigos que me han visitado y les he llevado a ver esa salida han sentido y vivido también esa profunda emoción. Sí, los hombres lloran, se puede llorar por muchas cosas y hay muchas formas de llorar, incluso sin lágrimas. Uno puede llorar en su interior

El corazón y la mente del hombre se llenan de contradicciones. La razón y el sentimiento, a veces, se enfrentan. Si se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco (como canta el Cigala), ¿es compatible no ser creyente con emocionarse ante un paso, una Virgen, un Cristo?

Aparentemente es compatible, pero yo creo que todo conquense, todo nazareno, y todo conquense tiene algo de nazareno, aunque sea mero espectador, tiene en su interior una cierta creencia en lo trascendente, algo que supera la pura debilidad y contingencia humana y que es lo que hace emocionarse ante su Virgen, ante su Cristo. Habría que definir qué es ser creyente: para mí es creer que hay algo más que nosotros mismos, que sería una concepción muy egocéntrica de la vida, y que hay algo más allá de lo que nos rodea que es esa trascendencia que provoca todo un fluir de sentimientos y emociones positivas en el hombre: el amor, la alegría, la tolerancia, la fraternidad, la solidaridad...Creo que todos creemos en algo y que hay que ser creyentes en algo, en una idea, en la Naturaleza, en una persona, en Dios, para emocionarse ante un Cristo, ante una Virgen.

Tenemos un rincón de la ciudad, un color, un olor, busquemos compañía. Usted es hombre de Letras pero gran admirador del mundo de la ciencia. ¿A qué escritor y a qué científico invitaría a pasar la Semana Santa?

Por la oportunidad de haberlo conocido personalmente y de haberme dejado emocionar con su palabra, su compañía y su obra, me gustaría vivir la Semana Santa, en el casco histórico, a la luz de las velas y el olor al incienso, con Umberto Eco. Creo que el escritor de El Nombre de la Rosa quedaría fascinado con la salida de El Jesús de las 6 de El salvador, la salida del Santo Entierro desde la Catedral, con toda su solemnidad y silencio, o por la recuperada procesión penitencial de la Vera Cruz, que transcurre sin banda de música, sólo con el sonido ronco de unos tambores. Estoy convencido de que fabularía en su mente una novela en esta Cuenca medieval y penitencial.

Al científico que invitaría sería a Santiago Grisolía, más que por el deseo de que pasara una Semana Santa aquí, por el afecto y cariño sincero y especial que le tengo, y por haberme demostrado que se puede ser un excelente científico y una persona de reconocido prestigio nacional e internacional y a la vez ser humilde, sencillo y caballero.

Semana Santa y música van unidas en esta ciudad. La música clásica ha sonado muchas veces en los actos del campus del que es Vicerrector, queda patente que es una de sus aficiones, de hecho, ha estudiado la carrera musical. ¿Un compositor? ¿Alguna propuesta a la Semana de Música Religiosa?

Si tengo que destacar a un solo compositor, me quedaría con Bach. Cualquiera de sus oratorios, de sus pasiones me siguen emocionando cuando las oigo. La música es muy importante en mi vida, me encanta trabajar escuchando música clásica. Para mí, es la más espiritual y abstracta de todos las artes, y quizá sea la que más ayuda a encontrarse con uno mismo y con los demás. Además, pienso que es absolutamente imprescindible cuando a algo se le quiere dar solemnidad, elegancia y distinción sobria, por eso, en la manera de lo posible, la hemos incorporado en los actos académicos del campus.

En cuanto a hacer alguna propuesta a la Semana de Música Religiosa, la verdad es que no creo que pudiera añadirle nada. Creo que es todo un éxito y que ha sabido superar la pequeña y preocupante crisis que pasó hace unos cinco años.

Cierre los ojos porque volvemos al principio, no para retroceder en el tiempo sino para adelantarnos al mañana. Cierre los ojos y véase pregonando la Semana Santa, la de su tierra, que por algo es considerada de Interés Turístico Internacional ¿qué siente?

Es 18 de marzo, Viernes de Dolores. Siento una intensa emoción, un profundo orgullo y la sensación de una enorme responsabilidad: ¡anunciar a Cuenca y a los conquenses su Semana Santa! Es algo muy fuerte, indescriptible, que va mucho más allá del natural temor escénico.

ENTREVISTA

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“Un cartel no debe ser para el artista únicamente, por lo tanto no puede ser un cuadro”

Hablar de pintura con Nicolás Sahuquillo, pintor, no es nada complicado. Las palabras fluyen de su boca con facilidad, te descubre las técnicas de sus cuadros con la serenidad que le dan los años de trabajo, experiencia y estudio. Hablar con el Nicolás Sahuquillo amigo, es to-davía más fácil, pero confieso que a pesar de las muchas conversaciones sobre arte que hemos tenido a lo largo de los ya casi treinta años de amistad, entrevistarlo como cartelista, ha sido para mi una novedad.

El hecho de ser elegido por la Junta de Cofradías como autor del cartel de la Semana Santa de Cuenca, es para cualquier artista un orgullo, pero al mismo tiempo, una tremenda responsabilidad ya que será por un año la imagen de nuestra Semana Santa. Nicolás, no sólo ha asumido esta responsabilidad, sino que en su cartel ha conseguido plasmar la sobriedad y el espíritu religioso que en definitiva son la esencia de nuestra Semana de Pasión.

No he pretendido aquí hacer un trabajo periodístico a modo de entrevista, sino reflejar lo más fielmente posible una conversación que espero sirva para dar una idea de la personalidad de este artista conquense al que este año le ha tocado ser el cartelista de nuestra Semana Santa.

Entrevista a Nicolás Sahuquillo, cartelista de la Semana Santa 2005

ENTREVISTA

Por Javier Hevia

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Desde niño he vivido la Semana Santa de Cuenca, y siempre me ha fascinado la imaginería de Marco Pérez, los desfiles proce-sionales. Sobre todo recuerdo esa emoción cuando era muy niño, al vestirme de nazareno y salir en la procesión. Para nosotros era un acontecimiento importantísimo, y a mí, sin saber todavía que un día sería pintor, ya me deslumbraba mucho la plástica, los co-lores, las luces y las sombras, las imágenes, el sonido de las ban-das, el murmullo de la calle… todo eso que parece que la gente contempla con la misma impresión que los que estamos dentro. El desfile pasa, pero pasa para todos, es una cuestión de vivencias y sensibilidad.

También recuerdo que lo primero que empecé a pintar, junto con el Guerrero del Antifaz y los indios y vaqueros, eran nazare-nos, porque además en los barrios hacíamos unas pequeñas pro-cesiones, por supuesto con muchos menos medios de los que hay ahora, e incluso llegué a ejercer entonces de escultor de algunos pequeños pasos.

En los años en que los carteles se elegían en concurso, yo era un pintor incipiente, y ya empecé a preparar alguno aunque nunca no me atreví a presentarlo. Recuerdo uno concreto en el que pre-sentaba el rosetón de la Catedral, pero al final no salían a la luz.

Aunque fue un periodo de tiempo muy corto, trabajé en Ma-drid en publicidad, aprendiendo, sobre todo el proceso creativo para satisfacer mi curiosidad hacia el mundo de la imagen y man-tuve esa curiosidad sobre el aspecto cartelista. Pero cuando pen-saba que podía estar preparado para presentar un cartel pintado, entró la fotografía en este mundo. A pesar de todo, nunca perdí la noción de los carteles de Semana Santa.

En esta última etapa los he seguido muy de cerca, y creo que hoy por hoy, la Junta de Cofradías tiene una colección de pinturas y de carteles de la que muy pocas ciudades de España pueden presumir. Primero porque muy pocos sitios tienen una Semana Santa del nivel de la nuestra y luego se da la circunstancia de que en Cuenca siempre ha habido un grupo de artistas que residimos aquí y nos hemos integrado completamente en el mundo semana-santero, viviéndolo desde nuestras cofradías o como espectador de las procesiones. Yo pertenezco a la de Nuestro Padre Jesús Nazare-no del Salvador y al Prendimiento.

El tema del cartel lo he vivido cada año, y últimamente con la secreta esperanza de que se acordaran de mí, pero a la vez, con muchísimo respeto.

Ejecutar el cartel de la Semana Santa es algo que trasciende el hecho artístico porque, por ejemplo, hay personas en Cuenca que no les interesa para nada el arte, y a mí me han parado conocidos, incluso muy distantes, para decirme que incluyera tal o cual paso; una recomendación preciosa que a mi me conmovía por ver el sentir de esas personas para con su hermandad.

La Semana Santa es la celebración que más se vive en Cuenca por sus sentimientos de religiosidad y tradición que además dura todo el año, puesto que las hermandades realizan cada vez más ac-tividades fuera del periodo de Cuaresma. He visto una evolución a positivo: con la incorporación de la mujer se creó un movimien-to humano que ennobleció en número las hermandades; se están restaurando, y muy bien, las imágenes que lo precisan; se cuida mucho más el diseño guiones, estandartes, faroles…

Siempre he tenido claro que un cartel no podía ser un cuadro con letras. Cuando yo hago un cuadro lo hago para mí, sin pensar nada más que en mí. Si coincido con alguien que le guste, estu-pendo, si no el cuadro se queda conmigo toda la vida.

Un cartel no debe ser para el artista únicamente, por lo tanto no puede ser un cuadro. Yo tuve la suerte de trabajar muchos años en el Museo de Arte Abstracto, donde a través de la publicidad he estado ligado con el mundo del arte incluso fuera de nuestras fronteras. Recibíamos cientos de carteles de todo el mundo y he seguido la evolución de este tipo de arte.

En el proyecto de mi cartel han confluído tres premisas: ser nazareno, ser pintor de Cuenca, y tener clara la idea de que nuestra Semana Santa la debemos anunciar para quienes no nos conocen. El cartel va a estar anunciándola en sitios en los que hay gente que no tiene por qué conocer Cuenca, o si la conoce, no por nuestra Semana Santa. Por esto, la mayor parte del tiempo, desde que la Junta me encargó el cartel, lo he dedicado a pensar como era me-jor anunciar este acontecimiento, e imaginando después sobre lo que pasaría si yo lo viera por primera vez .

Empecé estudiando los colores con los que yo quería reflejar la Semana Santa, y al final me decidí por las túnicas de la cofradía del Cristo de la Luz. La decisión no fue fácil y sí muy meditada. Recordé una de las muchas conversaciones que mantuve con mi amigo Luis Calvo, una Semana Santa en la que él defendía la calidad visual de esta hermandad. Además, pensando mucho este tema, llegué a la conclusión de que así como nuestras Vírgenes, los Cristos cargados con cruz o crucificados se pueden confundir con las imágenes de otras ciudades, la cruz del Cristo de los Espejos es sólo de Cuenca, de nuestra Semana Santa. No tengo noticias de otra cruz como esa, con esa dimensión de belleza, con esos brillos que de niño me obsesionaban. El ver un Cristo sangrando en esa cruz de espejos me producia un efecto extraño, como de feria, pero como era Semana Santa, lo acaté rápidamente porque en rea-lidad rememora el momento más dramático de la Pasión.

Aquí tenemos dos ventajas, que el Cristo se identifica en cual-quier sitio del mundo con la Semana Santa, y que al estar con esos brillos, le confiere mucho más protagonismo. No es sólo un Cristo crucificado en un madero, sino que en la cruz se ennoble-ce, en vez del Cristo lleno de girones, empobrecido, la cruz de los espejos lo eleva a la categoría de Dios.

El friso de nazarenos de abajo, un tanto difuminado, le da más realce si cabe a la imagen y la portada de la Iglesia del Salvador es un fondo que identifica a la Semana Santa de Cuenca. Por eso lo importante es el impacto visual rápido de la imagen. Luego, si te interesa esa imagen, te fijarás más fácilmente en el texto. Sabrás que se trata de la Semana Santa de Cuenca.

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De un tiempo a esta parte

Apenas ha transcurrido un año desde que el mismo que hoy suscribe estas palabras levantase su voz en este mismo atril para decir: “los nazarenos de Cuenca hemos dado un gran paso hacia el final del túnel”. Hoy vuelvo la cabeza hacia atrás y veo más lejana la entrada de aquel angosto pasillo cuyo principio, desgra-ciadamente, todos recordaremos y cuyo final alcanzamos ahora a rozar. Y sin embargo, al hacer reflexión y autocrítica acerca de todo el camino andado entre sombras, me doy cuenta de que las huellas, que este periplo por la tragedia ha dejado en nosotros, no se podrán borrar jamás. Hoy miramos de forma diferente nuestra tulipa y nuestra túnica, acaso con una mezcla de añoranza y amar-gor motivada por la conciencia de que estamos perseguidos por una bruma que no logramos disipar por más que pasa el tiempo. Los ecos de acontecimientos pasados aún resuenan entre nosotros, si bien lo hacen con mucha menor fuerza que antes. Que no nos impidan ver la luz que penetra por la ansiada oquedad, pisar una tierra nunca hollada que nos espera al otro lado; porque ya pode-mos dar el último paso para superar esta tortuosa travesía.

De nuevo, acudo a Cuenca Nazarena para dar una opinión muy personal de la situación actual de la Semana Santa. Una opi-nión que, por otra parte, compartirán muchos lectores y lectoras mientras que a otros les sugerirá acaso algo alejado de su modo de pensar. Esto es, incluso, deseable. De hecho, las divergencias de opinión deben motivar el debate y la discusión, vías principales por las que se llega al nacimiento de soluciones e iniciativas bene-ficiosas para todos. El problema surge cuando en lugar de intentar llegar a nuestras metas por medio de tales métodos, lo hacemos a través del embrutecimiento y la confrontación.

Creo firmemente que nos encontramos en un período de “re-construcción” de nuestra Semana Santa, un momento que puede ser muy importante y decisivo en la historia nazarena que nos toca protagonizar y que estamos desaprovechando a causa de la caren-cia de un ánimo colectivo, un ánimo de análisis, de búsqueda, pero también de diálogo, de cambio y de mejora. Es un tiempo complicado, en el que es fácil dejarse caer tanto en el derrotismo como en la dejadez. Ni el uno ni la otra son buenos compañeros para remontar el vuelo. No hay que engañarse pensando que la Semana Santa se encuentra en un callejón sin salida, en una cri-sis cuya solución es imposible y demás absurdas consideraciones alarmistas. Sin embargo, tampoco hay que pensar que todo está hecho y que ya hemos superado el bache sin consecuencias. Los

Por Adrián López

OPINIÓN

OPINION

cabos sueltos que nos hemos ido dejando en el pasado son los problemas que aflorarán en el futuro. Rompamos el silencio que por miedo, indiferencia o comodidad nos tenemos impuesto y hablemos entre nosotros de cuanto nos impide ver con claridad más allá de los ojos de nuestro capuz. Hay que preguntarse si de verdad queremos continuar saltando los charcos sin mojarnos los pies, o si preferimos limpiarlos y eliminarlos del suelo. En defi-nitiva, hay que acometer la tarea que tanto asusta pero que tanto nos compete, porque no se puede eludir el peso de la Historia, y mucho menos dejarlo en las manos de quienes nos sucederán. Si hoy escapamos de los obstáculos, tened por seguro que éstos no desaparecerán, y serán otros quienes los deban saltar.

Es innegable que todo lo acontecido de un tiempo a esta parte ha cambiado nuestra Semana Santa de un modo notable. Se han puesto sobre la mesa problemas y conflictos que no existían y que hoy constituyen el centro sobre el que gira la problemática de la comunidad nazarena. Uno de los dilemas más importantes, a mi juicio, que se nos han presentado es el de “Junta de Cofradías – Hermandades”, por otra parte nacido de acontecimientos ante-riores a los que más recientemente hemos vivido pero no por ello más entendible y mucho menos justificable. Estos binomios, anta-ño dos partes gemelas de una simetría conveniente aunque en oca-siones inestable, parecen hallarse más separados que nunca en los últimos tiempos. Tuvimos ocasión de ver lamentables episodios de desunión y falta de coordinación, y bastó una Semana Santa marcada por la meteorología para que quedase al descubierto una incomunicación manifiesta entre partes que sin embargo deberían entenderse. Y pese a que muchos no lo entienden así, Junta de Cofradías y Hermandades deben y pueden entenderse sin tener que estar condenadas a hacerlo, porque son dos acepciones de una sola expresión que las supera y engloba a ambas: Semana Santa en Cuenca. Creo que no es ni siquiera imaginable una Semana Santa en la que las Hermandades actúen por su cuenta propia, al menos no en Cuenca, ni otra en la que la Junta de Cofradías no aúnase los variados y frecuentemente divergentes criterios de cuantas Cofradías componen nuestros desfiles. Esta separación que parece haber surgido y que algunos han visto como un conato de incendio es, en mi opinión, un espejismo que mantenemos aún sabiendo que nos perjudica seriamente. ¿Por qué? No sé, a ciencia cierta, cuales pueden ser las razones que nos impulsan a continuar con este tira y afloja, pero sospecho que adolecemos de falta de diálogo y de colaboración y eso nos está llevando a una situación artificial y nada ventajosa. Pues bien, atajemos de raíz esta fugaz separación y volvámonos a unir en la conveniente armonía que a todos nos vendría mejor y que seguramente esta más en nuestras manos de lo que presentimos.

Muy relacionada con este asunto se halla una idea que escuché hace algún tiempo y que últimamente he perdido de vista, espero que hasta dentro de muchos años. Se trata de aquella fórmula repetida hasta la saciedad en momentos de crisis y que no es otra que la ineficacia de la Junta de Cofradías y de las Juntas Directivas de las Hermandades. Por supuesto, quienes dudan del trabajo de directivos (y con este término me refiero a directivos y a directivas,

que afortunadamente las hay y en número creciente) y demás co-laboradores desinteresados son aquellos cuya lengua es más activa que ellos mismos. A este tipo de personas que, por desgracia, no es una minoría en nuestra Semana Santa habría que recordarle que los directivos, quienes por cierto sí que son una minoría entre la comunidad nazarena, trabajan a veces sin descanso para que el resto de nazarenos y nazarenas podamos disfrutar de los desfiles procesionales y de todos los actos e iniciativas relacionados con ellos. Este fatigoso trabajo no es ni pretende ser remunerado, pero sí debería ser recompensado, al menos, con el respeto y la conside-ración de aquellos que por diversos motivos no lo hacen, respeto y consideración que se suelen olvidar con demasiada frecuencia. Po-drán quienes trabajan en los despachos tener opiniones distintas, podrán estar incluso enfrentados o en posiciones contrarias; pero todos ellos forman parte del esqueleto que en la sombra sustenta nuestra Semana Santa, y sin ellos no sería posible nada de cuanto los nazarenos y nazarenas de Cuenca vivimos intensamente cada primavera. Sirvan mis palabras para hacer un humilde reconoci-miento a los trabajadores y las trabajadoras de nuestra comunidad, banceros y banceras que todo el año portan un madero de propor-ciones a veces demasiado grandes.

También es conveniente resaltar la necesidad de iniciar el debate sobre algunos temas que suscitan cierta polémica y que deben dejar de ser tabú dentro de nuestra comunidad. Citaré so-lamente uno que quizás valga por todos ellos: la mujer en la Se-mana Santa. El año pasado ya manifesté mi firme convicción de que la mujer debe participar en absoluta igualdad de condiciones dentro de nuestra Semana Santa, quedando fuera de toda duda su eficiencia tanto en los despachos como fuera de ellos. Es un tema muy discutido fuera de ambientes oficiales y que debería saltar a éstos cuanto antes, pues el número de mujeres que salen en nuestras filas es, estoy seguro, muy superior al de hombres (no es extraño porque en general hay más mujeres que hombres en el mundo) y sin embargo las cotas de participación femenina siguen siendo, salvo excepciones, discretas. En algunas Hermandades ya no existen posturas sexistas, pero en muchas otras dichas posturas son normales e incluso pasan desapercibidas por su aceptación general. Con todo, respeto a quienes no piensan como yo, porque creo que el respeto y la educación son los cimientos del entendi-miento mutuo.

Por último, y para concluir, me gustaría dedicar unas sentidas palabras al gran número de nazarenos y nazarenas que aguardan la Semana Santa lejos de Cuenca, entre los que yo me incluyo por primera vez este año. Nosotros vivimos este tiempo sin el sabor de la actividad nazarena en ebullición que se desarrolla entre Juntas Generales, conciertos y exposiciones; solamente alimentados por los recuerdos que la nostalgia y la espera nos ponen bajo el cora-zón, por las notas de una marcha que imaginamos oír a lomos del viento, en la lejanía del camino, o por la impaciente y emocionan-te sensación de acercamiento que cada día se hace fuerte dentro de nosotros. La soledad de nuestro camino se mitiga con el calor de una tulipa encendida en la fila.

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Estructura y funcionamiento interno de la Junta de Cofradías

Mucho suele hablarse sobre el funcionamiento interno y del trabajo cotidiano de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca. Institución oficialmente constituida en el año 1946 por voluntad y expreso deseo de todas las hermandades que por aquel entonces desfilaban por las calles de Cuenca, y que entendieron debían de estar unidas para lograr tener una mayor fuerza en esa ardua labor que era la reconstrucción de nuestra Semana Santa, siendo los fines, según el artículo 2, de sus primeras constituciones las “organizadoras, propagandísticas, arbitrales, financieras y piadosas.....”.

Más de cincuenta años la contemplan ya desde que D. Carlos Albendea Escri-bano asumiese por primera vez el reto de presidir esta institución e intentara volver a revivir, como lo hacían nuestros antepasados antes de la nefasta guerra civil, la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo por las calles de una Cuenca concebida para ser el escenario perfecto de tan magnífica representación.

Los actuales estatutos de la Junta de Cofradías fueron aprobados el 26 de mar-zo del año 1996 por el entonces Obispo de la Diócesis de Cuenca D. José Guerra Campos. No es ahora el momento de profundizar en el articulado de este texto, si bien, podemos decir que los fines, salvando las distancias y actualizados al día de hoy, poco distan de aquellos, y que podríamos sintetizar en la siguiente máxima: La organización de todo lo relativo a la Semana Santa de Cuenca.

Es un tópico, pero no por ello deja de ser cierto, y así una vez concluida la Semana Santa la actividad de la Junta de Cofradías no cesa y comienzan los prepa-rativos para la próxima.

La Junta de Cofradías esta integrada, en pie de fraterna igualdad, por todas las Hermandades y Cofradías que participan en los desfiles procesionales de la Semana Santa de Cuenca. Del mismo modo y respetando la integración histórica preexistente, forman parte también de la Junta de Cofradías, la Archicofradía de Paz y Caridad, la Archicofradía de San Julián y la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz.

Si bien todas las Hermandades son autónomas a la hora de determinar su es-tructura y funcionamiento interno, todas ellas están sujetas a las normas que desde la Junta de Cofradías, como máximo órgano de la Semana Santa de Cuenca, se emanan.

Tres son los órganos colegiados de la Junta de Cofradías encargados de regir los destinos de esta institución y en consecuencia de la Semana Santa de Cuenca: la Junta General, la Junta de Diputación y la Comisión Ejecutiva.

La Junta de Diputación esta integrada por los miembros de la Comisión Ejecu-tiva y por un representante de cada Hermandad o Cofradía integrada en la Junta

Por Jorge Sánchez AlbendeaVicepresidente de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca

OPINION

de Cofradías, a excepción de la Archicofradía de San Julián y la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz. Celebra sesiones ordi-narias dentro de los diez primeros días de cada mes, excepto en los meses de julio y agosto, y siempre y cuando el Presidente de la Junta de Cofradías o el Sr. Obispo lo estimen oportuno. Entre las funciones más importantes que tiene la Junta de Diputación están las de elección del pregonero de la Semana Santa, elección del car-tel oficial de la Semana Santa, edición de distintas publicaciones, contratación y colocación de las bandas de música, instrucción de expedientes disciplinarios, velar por la observancia de los actuales estatutos de la Junta de Cofradías, resolución de recursos, etc.

La Junta General es el máximo órgano colegiado de la Junta de Cofradías y está formada por los miembros de la Comisión Ejecutiva, todos los representantes de cada Hermandad que con-forman la Junta de Diputación más dos vocales electores por cada una de las Hermandades que conforman la Junta de Diputación, a excepción de la Archicofradía de Paz y Caridad, la Archicofradía de San Julián y la Hermandad de Nuestra Señora de la Luz que únicamente contaran con un representante en esta Junta General. De entre las numerosas funciones que tiene destacaremos la de aprobar el presupuesto y el ejercicio económico (previo dictamen de la Junta de Diputación), la elección de las personas que forman parte de la Comisión Ejecutiva, autorizar la enajenación y adquisi-ción de bienes inmuebles así como de bienes muebles de reconoci-do y elevado valor económico, aprobar cualquier modificación en la organización, disposición, desarrollo, horarios e itinerarios de las procesiones actualmente existentes, la concreción de acciones asistenciales, etc.

Celebra tres sesiones ordinarias a lo largo del año: una dentro de los treinta días naturales anteriores al Domingo de Ramos; la segunda dentro de los veinte días naturales siguientes al Domingo de Resurrección y la última sesión se hará en el último trimestre del año natural.

Las sesiones de la Junta General son públicas y abiertas, pu-diendo asistir a las mismas cuantos cofrades lo deseen, así como los medios de comunicación social siempre que lo soliciten. No obstante, sólo podrán hacer uso de la palabra las personas que conforman formalmente la Junta General.

La Comisión Ejecutiva es un órgano de carácter personal e integrado por: el Presidente, el Vicepresidente, el Secretario, el Tesorero, el Vicesecretario, el Contador y el Delegado Episcopal.

El Delegado Episcopal será designado por el Obispo Dioce-sano. Los demás miembros serán elegidos de entre las personas que conforman la Junta General mediante el proceso de elección que marca el actual estatuto y para un periodo de cuatro años. De entre las numerosas funciones que tiene la Comisión Ejecutiva destacaremos: la de encabezar y dirigir la estructura y funciona-miento de los servicios administrativos de la Junta de Cofradías; ejecutar los acuerdos adoptados por la Junta General y la Junta de Diputación; representar a la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca ante otros organismos, instituciones y personas; formular propuestas y convocar formalmente a la Junta de Dipu-tación y Junta General, resolver arbitrariamente conflictos entre Hermandades, etc.

Cada uno de los cargos individuales de la Comisión Ejecutiva tienen atribuidas por el estatuto determinadas funciones que no vamos a entrar a analizar pues extenderían de manera innecesaria el presente artículo.

La Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías podrá crear cuantas comisiones de trabajo estime oportunas para lograr los

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fines que le son propios. Así todos los años la Comisión Ejecutiva solicitara la colaboración de los miembros de la Junta de Diputa-ción para formar parte las distintas Comisiones de trabajo.

En la actualidad, es decir, para la preparación de esta Semana Santa del año 2005 cuatro han sido las Comisiones constituidas: Comisión de Organización, Comisión de Publicaciones, Comi-sión de Bandas y una Comisión encargada de estudiar los actuales estatutos.

En todas estas comisiones se nombra un coordinador, que es el máximo responsable del trabajo realizado y de los fines logra-dos, dicho coordinador está apoyado por un miembro de la Co-misión Ejecutiva.

La Comisión de Organización estará formada por todos los presidentes ejecutivos de las diferentes procesiones. Su función es la de emitir dictámenes sobre todo lo concerniente a los desfiles procesionales que serán objeto de posterior aprobación por la Jun-ta de Diputación y llegados al caso por la Junta General.

La Comisión de Bandas esta integrada por los representantes que voluntariamente deciden colaborar con dicha comisión. Su finalidad básica es la de localizar, escoger y, contratar las bandas de música que desfilan durante la Semana Santa y hacer propues-ta, a la Junta de Diputación, sobre su ubicación en cada una de las procesiones.

La Comisión de Publicaciones, al igual que la anterior, está compuesta por los representantes que así lo deseen. Esta comi-sión es la encargada de realizar el programa y revista oficial de la Semana Santa de Cuenca; así como de toda la información, gráfica e impresa que, de cara al exterior, pueda generar la Junta de Cofradías (Feria Internacional de Turismo, dípticos, carteleria, audiovisuales, etc.).

La Comisión de estudio del actual estatuto, está integrada por representantes con alguna vinculación al mundo de las leyes. Tra-bajan para adaptar y mejorar los vigentes estatutos a las circuns-tancias y condiciones actuales.

Esta es de manera muy sistemática y simplificada el funcio-namiento interno de la Junta de Cofradías. La Semana Santa de Cuenca la hacemos entre todos y todos tenemos voz y voto en la Junta de Cofradías a través del representante de nuestra respectiva hermandad el cual tiene como objetivo principal el trabajar por y para la Semana Santa de Cuenca, sacrificando muchas veces el interés particular de su Hermandad por el global de la Semana Santa.

La Junta de Cofradías, es decir, la unión de todas las herman-dades entorno a una institución común, ha sido una formula (di-cho sea de paso utilizada por todas las Semana Santas de Interés Turístico Internacional de nuestro país) que ha logrado grandes éxitos a lo largo de la historia, es bueno recordar que por aquellos años la Junta de Cofradías, junto con la inestimable colaboración del Ayuntamiento de Cuenca, sufragó el coste económico del co-mienzo de muchas de nuestras Hermandades, consiguiendo, tam-bién, la declaración de interés turístico internacional.

Pero la vida continua, y nosotros no somos otra cosa que sim-ples nazarenos ubicados en un lugar y en un tiempo determina-do, cargando sobre nuestros hombros la placentera obligación de conservar, con toda la dignidad y respeto posible, tan maravilloso legado, mirándonos en el espejo del tiempo y siguiendo, todos juntos y unidos, para que nuestra Semana Santa siga creciendo y sepamos rememorar año tras año la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

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Frente a tantas amenazas que surgen contra esta “célula primordial de la sociedad” -LA FAMILIA-, todos debemos tomar conciencia de nuestra responsabilidad como creyentes: familia sana, fundamento de una sociedad libre y justa; familia enferma descompone el tejido humano de la sociedad.

CUARESMA, que es tiempo de renovación de toda la Iglesia -Tú, cofrade, eres Igle-sia-, llamándola a una devoción más fervorosa, a una resistencia santa contra el mal, a un estilo de vida más sincero, a un culto más puro, a una comunión más profunda entre los miembros de esta GRAN FAMILIA COFRADE. Tenemos la oportunidad en estos días de Cuaresma, donde se darán tantos encuentros de religiosidad popular -Juntas, Fiestas Titu-lares, Via Crucis, Conferencias- de sentir la alegría de vivir la fe, también a nivel familiar y de hogar, pues es difícil encontrar en Cuenca una familia donde uno o varios de sus miem-bros no participen en alguna Cofradía o Hermandad, porque se hereda de padres a hijos.

HOY, que la sociedad está desacralizada, descristianizada y en crisis de fe, la Familia debe acentuar su papel de “Iglesia doméstica”, sembrando en el hogar los signos de au-téntica conversión, en dos pasos: El primero, “al encuentro con Dios”: volvernos a Dios desde nuestro alejamiento por dejación e indiferencia, poniendo más oración, confesión sacramental, reflexión seria, Santa Misa... El segundo paso “Caminar hacia el prójimo”, con limosna, que es ayuda, compasión, acogida al necesitado y pobre; con el ayuno, que tiene nombres propios equilibrio en los gastos, austeridad en el consumo, responsabilidad en las prioridades, rigor expreso ante toda codicia, disponibilidad para definir lo que se comparte..., sin olvidar otras formas de ayuno más profundas: ayunar de ambición, abs-tenerse de envidias y soberbias, cortar radicalmente abusos y olvidos, renunciar al olvido ante Dios y a la indiferencia ante el prójimo.

LA CUARESMA es un tiempo privilegiado y precioso, cargado de humanidad y, a la vez, lleno de gracia de Dios. Son cuarenta días de trabajo premeditado, intenso y feliz para ascender desde LA CENIZA de nuestros pecados hasta la utopía en flor de la fiesta de LA PASCUA.

Pongámonos en camino.

Cuaresma en familia

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Por Ángel Horcajada

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Segundo compact-disc de la Joven Orquesta de CuencaPor Javier Hevia

Hablar de la Joven Orquesta de Cuenca en estas fechas próxi-mas a la Semana Santa, se está convirtiendo en algo habitual.

Desde hace tiempo, y cada año un poco más, este grupo de jóvenes se siente integrado en nuestra Semana Santa. De hecho, parte de sus esfuerzos van dirigidos a preparar sinfónicamente un gran número de esas marchas procesionales que a los conquen-ses nos hacen vibrar mientras desfilamos junto a nuestros pasos. Esas marchas que poco después de Navidad empiezan a sonar en casa como una mezcla de nostalgia, impaciencia y ansiedad, de olor a cera y resoli, en fin, de tantos sentimientos, sensaciones y recuerdos que nos transportan a otra dimensión.

Este año, la Joven Orquesta ha editado su segundo compact-disc. Se trata del concierto que con motivo del centenario de la hermandad del Prendimiento (El Beso de Judas) nos ofrecieron el pasado año en el auditorio.

En aquella actuación concurrieron algunas circunstancias dignas de mención, como lo fue el estreno del oratorio “El Pren-dimiento” del maestro conquense D. Julián López Calvo, o el inicio de la andadura del Coro Capilla de Música de la Catedral de Cuenca que acompañó a la Joven Orquesta en parte de su repertorio.

El nuevo disco abarca una amplia gama de música de Semana Santa, desde las marchas procesionales de compositores conquen-ses hasta un motete de Mozart , pasando por “La Madrugá “ del maestro Abel Moreno, pieza casi obligatoria en cualquier concier-to que se precie sobre marchas procesionales.

Pero, aparte de los títulos de sobra conocidos por todos, creo que en esta obra se refleja algo más importante, la ilusión, la es-pontaneidad, la frescura y porqué no, la genialidad de la adoles-cencia, presente en todos los componentes de la Joven Orquesta.

Como diría José Luis Muñoz, hay que oirlo.

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Hermanos Mayores Honorarios Perpetuos del “Bautismo”Por Enrique Abarca ContrerasSecretario del Patronato Universitario “Gil de Albornoz”

El pasado día 23 de octubre se celebró en el templo parroquial de San Pedro y Santiago una solemne función religiosa, durante la que el Rec-torado de la Universidad de Castilla-La Mancha y el Patronato Universitario “Cardenal Gil de Albor-noz” recibieron el nombramiento de Hermanos Mayores Honorarios Perpetuos de la Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesu-

El Rectorado de la Universidad de Castilla -La Mancha y el Patronato Universitario “Cardenal Gil de Albornoz”

cristo. A la celebración litúrgica, presidida por el Ilmo. Sr. Vicario General de la Diócesis, Miguel Ángel Albares, asistieron, además de la Junta de Diputación y de numerosos hermanos de “El Bau-tismo” y de otras hermandades de nuestra Semana Santa, los miembros del Patronato Universitario, encabezados por su Presidente, José Manuel Mar-tínez Cenzano, y un nutrido grupo de represen-

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tantes del Consejo del Campus Universitario, revestidos con traje académico y presididos por el Vicerrector de Cuenca y de Exten-sión Universitaria, José Ignacio Albentosa. Estuvo también pre-sente en el oficio litúrgico el Presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa, Javier Caruda.

La celebración eucarística, presidida en el altar mayor por el paso titular de la Hermandad, se desarrolló con gran solemnidad, cuidadosamente preparada en todos sus detalles ornamentales y musicales por la Junta de Diputación, que seleccionó un magnífi-co y variado repertorio musical interpretado magistralmente por la Capilla del Salvador y de Santiago.

Tras la Eucaristía se produjo el Acto de Nombramiento. In-tervino, en primer lugar, el Secretario de la Hermandad, Antonio López, dando lectura al acta de nombramiento y recordando a los presentes la estrecha vinculación existente entre la Hermandad del Bautismo y el ámbito universitario, dado que ésta fue funda-da en 1987 por un grupo de entusiastas estudiantes del entonces Colegio Universitario “Cardenal Gil de Albornoz”. El Alcalde de Cuenca, en su calidad de Presidente del Patronato, hizo uso de la palabra para agradecer la distinción concedida a una institución que en su día fue factor clave y determinante para la creación de lo que hoy es el campus conquense. Destacó, igualmente, los com-promisos que, como Hermanos Mayores Honorarios, asumían los miembros del Patronato, formado por el propio Ayuntamiento, la Diputación Provincial y Caja Castilla-La Mancha.

Finalizó el turno de intervenciones José Ignacio Albentosa que, tras agradecer el nombramiento y destacar la secular tradi-ción de las Hermandades de Estudiantes en España, afirmó: “A algunos podrá sorprenderles o extrañarles que la Universidad, una institución laica en un estado aconfesional, asuma con orgullo este honor con el que hoy se le distingue. La Universidad, esen-cia de lo universal como su propio nombre indica, es centro del saber y de la investigación, lugar de encuentro de ideologías, sitio

de tolerancia, de solidaridad y de diálogo. Pero la universidad no es un ente abstracto que viva al margen de la sociedad en la que se desarrolla y para la que ha de trabajar. La universidad nunca puede ni debe ignorar los fenómenos y las esencias culturales, an-tropológicas y religiosas de la sociedad en la que desenvuelve su labor y, por ello, asume hoy como una distinción inmerecida este nombramiento, consciente de las obligaciones y responsabilidades que con ello contrae”.

La imposición de medallas a los nuevos Hermanos Mayores y la entrega de la bandera de la Universidad de Castilla-La Mancha a la Hermandad, para que acompañe al guión de la misma en los actos solemnes y desfiles, puso fin a este entrañable acto a los acordes del himno universitario, el Gaudeamus Igitur.

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¿Qué le pasa al Jueves Santo?

En los últimos años, los nazarenos conquenses que tenemos la distinción y el honor de desfilar el Jueves Santo, al salir de casa no sabemos si coger las tulipas, cetros y demás enseres procesionales o, por el contrario, equiparnos con un buen paraguas y otros úti-les “antiaguaceros”.

Nos pasamos desde la semana anterior tragándonos los infor-mes meteorológicos de las diferentes cadenas de televisión y en cuanto vemos una “B” en el mapa del tiempo, por lejos que ésta aparezca, la temblequera y el pánico es general. Pero no queda ahí la cosa, conforme entramos en la Semana Santa, y el Jueves Santo se va aproximando, ya no nos conformamos con estas prediccio-nes, no. Nos mortificamos más, si cabe, visitando asiduamente distintas páginas web que en Internet te mantienen informado puntualmente y con mayor precisión sobre las condiciones meteo-rológicas que habrá para la tarde del Jueves Santo. Y ahí estamos nosotros echando cábalas si para ese año nos libraremos del casi ya tradicional remojón.

Porque, ¡que racha llevamos! Ni los más viejos del lugar re-cuerdan un periodo tan continuado de años en los que la proce-sión del Jueves Santo se haya tenido que suspender, y de la forma que lo ha hecho.

Que lejos queda aquel viejo refrán que decía: “tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión”.

Los dos últimos -el Corpus y la Ascensión- se han caído del refrán ya que su celebración se ha trasladado al domingo inme-diatamente posterior al día de su conmemoración litúrgica. Pero,

Por Antonio Abarca Contreras

En clave de humor

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Fotografía: M. A. Moset

¿qué pasa con el Jueves Santo? El Jueves Santo no se ha tocado y, por lo menos en Cuenca, sigue siendo festivo ¿dónde está ese resplandor al que alude el viejo dicho, y al que, no dudamos, se hizo justamente merecedor?

El caso es que este hecho, por supuesto, no ha pasado desaper-cibido para ninguno de los participantes de esta procesión, y el que más y el que menos ya ha tomado medidas a nivel personal. Que pocos de los nazarenos que penitencian en este desfile no llevan ya su capirote de cartón forrado de plástico, hartos de que, año tras año, hayan visto como sus perfectos, planchados y erguidos capuces que lucían a la salida de sus casas, regresaran arrugados, empapados y hasta desteñidos. Hasta en la Junta de Diputación de la Archicofradía se ha acordado comprar una capa “pluvial” para el párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz que procesione ese día ejerciendo la presidencia eclesiástica del desfile.

Tampoco la Junta de Cofradías ha permanecido impasible ante este hecho y ha aprobado un nuevo protocolo para la suspen-sión de las procesiones. -aunque al final todo se reduce a tomar la decisión, la tome quién la tome, sobre la suspensión o no de

la procesión. Y, como ya quedó demostrado el año pasado, con los desfiles procesionales del Miércoles Santo y el Jueves Santo, una misma decisión puede tener un final muy diferente, y llenar de “gloria” a unos y sumir en las más absoluta de las miserias a otros. La decisión fue la misma, seguir con la procesión, y fue la divina providencia, porque nadie, ni nada tiene el suficiente co-nocimiento ni, por supuesto, el dominio sobre algo tan arbitrario, tan variable, tan imprevisible como son las condiciones meteoro-lógicas, la que permitió que la procesión del Silencio pudiera con-cluir brillantemente su desfile y que a la de Paz y Caridad le cayera un auténtico diluvio y tuviera que suspenderse sumida en el más profundo de los desconsuelos, apenas había comenzado.

Pero los nazarenos del Jueves Santo no nos resignamos a seguir padeciendo esta fatalidad por más tiempo y estamos empeñados en descubrir cual o cuales son las circunstancias que nos han he-cho padecer este reiterado infortunio. Son muchas las sospechas, pero nada hay definitivo. Yo tengo la mía particular y, para este año, intentaré convencer a mi buen amigo Julián para que desfile sin capa.

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Vida pública de Jesús en el Belén

Quizás, muchos de los conciudadanos que se acercaron du-rante la Navidad pasada al Salón de Plenos de la Diputación Pro-vincial para contemplar el tradicional belén navideño, se habrán hecho esta pregunta, ¿qué pinta la Semana Santa en un belén?

Y, desde luego, visto así, es una situación realmente extraña.

Pero los belenistas, los que nos interesamos por este apasio-nante mundo del belén, que afortunadamente somos muchos a lo largo y ancho de este planeta, nos gusta indagar siempre en el origen, tratando, en lo posible, de descubrir el mayor número posible de datos dentro de la arqueología del belén, que si bien es ciertamente escasa, de vez en cuando nos impacta con algún sorprendente hallazgo sobre tradiciones, costumbres,...

Por el contacto con otras asociaciones de belenistas, por visitas a museos que albergan todo tipo de belenes, tuvimos conocimien-to de que, en distintas épocas a lo largo de la historia, se introdu-cían escenas de la vida pública de Jesús en los belenes, al ser éstos herederos directos de los autos de Navidad de la alta Edad Media, que a su vez incluían escenas de los autos sacramentales y monta-jes sobre la pasión, dato que además es reconocido y aceptado por los más expertos sobre esta materia.

En el viaje que la asociación realizó para asistir al Congreso Internacional de Belenistas celebrado en la República Checa, pu-dimos descubrir, conocer y estudiar diferentes muestras de hacer belenes, alguna de ellas sorprendentes. Sin embargo, en esencia, no se diferencian sustancialmente de los que conservamos en nuestros museos y bibliotecas.

Pero hubo uno que nos llamó poderosamente la atención so-bre el resto, y que, además, luego nos enteramos, era el principal atractivo y reclamo del Museo Nacional de Bohemia Oriental.

Se trataba de un impresionante y maravilloso belén tallado en-teramente en madera. Pero no era tan sólo su impresionante talla lo excepcional. En él se veían reflejados, además de la Navidad y de las escenas costumbristas reflejando los trabajos y oficios de la zona, pasajes de toda la vida pública de Jesús, terminando en lo que sería la Fiesta de Pentecostés. Este montaje, que cuenta con antigüedad de más de 150 años, fue expuesto en 1967 en la Expo de Montreal y en 1970 en el British Museum de Londres.

Por la Asociación de Belenistas de CuencaFotografías: Antonio Abarca

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Fue después de ver este belén y de tener conocimiento que di-ferentes asociaciones de belenistas de España, y también de Italia y Francia, habían realizado belenes con esta temática, cuando se nos ocurrió la idea de que en una ciudad como Cuenca, con una tradición tan arraigada en representar la Pasión de Cristo, podía ser interesante que nuestro belén “creciera” hacia lo que debía ser una representación lo más fiel posible al Evangelio, partiendo des-de el Génesis con la creación del hombre, el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso, como origen de la promesa de Dios al hombre para su redención, pasando por todos los acontecimientos próximos al nacimiento de Jesús, la propia vida y muerte de Jesús, hasta su resurrección con la que redime al hombre de su pecado.

Qué mejor motivo y qué mejor trabajo podríamos desarro-llar en nuestra asociación sino elaborar un belén donde queda-sen plasmadas estas intenciones y que, además, evocara con fieles reproducciones de algunos de sus pasos a nuestra reconocida y popular Semana Santa.

Damos las gracias a todos los que, recogiendo nuestro mensa-je, nos han felicitado por el belén de este año, que han sido la gran mayoría, y a los que no les ha gustado esa mezcla entre Nacimien-to y Semana Santa decirles que nuestra única intención no ha sido otra que servir de catequesis viva sobre la vida de Cristo, que con su pasión, muerte y resurrección quiso dejarnos un mensaje de paz y amor para todos.

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100 años de Procesión del Silencio

En la Semana Santa de este 2005, el desfile pro-cesional que tiene lugar en la ciudad de Cuenca el Miércoles Santo, y que desde su nacimiento fue bau-tizada como “La Procesión del Silencio”, cumplirá cien años.

Si tuviéramos que destacar una característica que ha estado presente durante todo este tiempo esta se-ría, sin duda alguna, el trabajo. Trabajo y más trabajo. Trabajo desarrollado, la mayoría de las veces desde las sombras en el más absoluto de los anonimatos y con el pensamiento siempre fijo en un único obje-tivo: Engrandecer nuestra Semana Grande, nuestra Semana Santa. Arrimando el hombro para conseguir elevarla a las cotas que merece y poder estar a la al-tura del marco incomparable que supone la ciudad de Cuenca. -Escenario que parece estar celestialmen-te concebido para, que primavera tras primavera, se rememore la mayor demostración de Amor hacia la humanidad nunca imaginada.-

Este Centenario debe y tiene que servir de home-naje para aquellos nazarenos, soñadores despiertos, que desde sus hermandades imaginaban la Procesión del Silencio tal y como actualmente la conocemos. Nazarenos conquenses protagonistas de innumera-bles gestas que ni el paso del tiempo ha sido capaz de borrar de la memoria colectiva.

Para la celebración de este Primer Centenario nos unimos todas las hermandades que componemos actualmente la Procesión del Silencio y de los inte-grantes de las juntas de diputación salieron los com-ponentes de la Comisión del Centenario. Comisión que ha sido la encargada de programar y organizar los actos que servirán para conmemorar este aconte-cimiento.

Somos conscientes de que nuestras actividades tienen que ser consecuentes con nuestras intencio-nes, pero sobre todo con los medios que disponemos. La responsabilidad adquirida nos ha convertido en operarios para transformar las ideas en hechos. Y que mejor forma de hacerlo que contando con los artistas y nazarenos conquenses. Arte y tradición, tradición y arte unidos con el único fin de corresponder y ho-menajear a todos aquellos que, de una u otra forma, a lo largo de estos cien años han contribuido a que la Procesión del Silencio esté donde se merece: En lo más alto del Escenario Nazareno Conquense.

Por Rafael Torres Muelas

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Fotografía: Colección Antonio Pérez Valero

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“Mi Semana Santa”

Cuando desde la Junta de Cofradías me encargan esta colabora-ción para “Cuenca Nazarena”, mi primer sentimiento desde la distan-cia es el recuerdo y la nostalgia al volver a darme cuenta de lo hondo que ha calado en mí, a lo largo de estos años que he vivido entre vosotros, Cuenca, los conquenses y sus tradiciones. Con profunda emoción recordando la Semana Santa me vinieron a la cabeza aque-llos versos del gran Federico:

“Sé que está junto a mí, Cuenca. Me cercael pálpito callado de un gran bosqueque mis ojos no ven. Sé que la fechanos congrega al calor de los recuerdos,que vienen como al valle el agua limpiadesde la roca altiva o la sencillafuente nacida como llanto humilde.……………………………………Para verte mejor, cierro los ojos,y ciego, entre mis sombras, te contemploclara en la entraña oscura de mí mismo…”

Y, “al calor de los recuerdos” mi mente viaja al curso 81-82 cuan-do comienzo mi estancia en tierras conquenses en el Seminario Con-ciliar. Ya entonces, aunque llegaba de esta tierra de Aragón donde la Semana Santa está profundamente arraigada en el sonido ininte-rrumpido de los tambores, me llamó la atención el peso y el arraigo que la Semana Santa tenía entre las gentes de Cuenca, no lograba entender aquella entrega, aquella dedicación a la celebración litúrgica del Misterio de Cristo ¿Será fanatismo? ¿Será solamente folclore o turismo? Me preguntaba en mi ignorancia en aquellos años difíciles cuando gentes venidas de lejos osaron profanar lo más íntimo, lo más querido, lo más sagrado de la tradición del pueblo conquense: su Se-mana Santa y su procesión más emblemática. Con el paso de los años entendí que la Semana Santa conquense no hay que comprenderla, hay que vivirla y sólo se puede vivir si somos capaces de tener en lo mas hondo de nosotros el espíritu del “Nazareno de Cuenca”.

Este sentimiento es el de un pueblo entero que día tras día, año tras año vuelve a encontrar sus raíces, sus señas de identidad en la representación del Misterio de Cristo a través de la acción litúrgica de las procesiones de Semana Santa. Esta es la realidad que encontré cuando allá por el año 1998 la Iglesia me envió a ejercer mi ministerio en la parroquia de Santa Ana, de la capital conquense. Es cierto que, a veces surgen malentendidos, choques e incomprensiones que parece que hacen ver como si las parroquias o los clérigos fueran por un lado y las Cofradías por otro. Esta situación obedece a malos entendidos que requieren un esfuerzo por parte de todos para superarlos pues, si bien es cierto que, al decaer la liturgia, las procesiones se han podido ir

Por Manuel Romanos Genzor. Sacerdote y aunque sea el último entre vosotros: Un Nazareno de Cuenca.

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cargando poco a poco de elementos negativos con el paso del tiempo, esto no justifica el mantener una actitud iconoclasta que sería equi-vocada y tremendamente injusta. Creo que nos corresponde a todos, cada uno desde nuestra situación, el buscar el núcleo auténtico de la Tradición, la esencia de nuestra Semana Santa, dándonos cuenta de que aquí Cuenca busca sus mismas raíces y, estas, son cristianas.

Hoy, desde la distancia, puedo decir la gran fortuna que tuve cuando llego a la parroquia de Santa Ana y me nombran consiliario de las Hermandades de la Borriquilla y del Resucitado (permitidme obviar el formalismo de “Venerable,…”). Qué lecciones tan grandes me dieron los “nazarenos” qué entrega y dedicación, no sólo en la Semana Santa y fechas próximas, sino a lo largo de todo el año y una dedicación que no se limitó a la Hermandad sino a la parroquia entera, pues puedo afirmar con orgullo que, entre todos, logramos que las hermandades fueran miembros vivos de la parroquia, no un añadido sino una parte esencial de la misma lo que se notó en la orga-nización de actividades, participación en los actos a todos niveles, en la contribución económica, cuando dos hermandades que no son pre-cisamente las mas boyantes económicamente, han hecho auténticos esfuerzos cuando la parroquia ha tenido necesidades y nunca ha habi-do necesidad de pedir nada. Por eso me duele de una manera especial cuando, alguna vez, se ha acusado a las hermandades de insolidarias o de egoístas, pues no creo que sean insolidarias hermandades como el Resucitado que destina parte de su presupuesto a proyectos de mi-sioneros conquenses, como “mi” San Juan Evangelista que además de plasmar en la plaza de Cánovas el monumento al nazareno de Cuen-ca, está construyendo una residencia para niños y jóvenes, enfermos de cáncer, en Brasil… Estos y tantos ejemplos que podíamos poner en tantas cofradías de la Semana Santa conquense creo que muestran con nitidez que las cofradías conquenses de Semana Santa no se limi-tan a realizar una representación plástica del Misterio de Cristo con mas o menos estética sino que buscan el vivir a lo largo del año lo que ese Misterio supone, vivir los valores auténticos del evangelio.

Por ello el sentimiento que me invade hoy después de haber pa-sado 22 años entre vosotros, años donde me formé como sacerdote en vuestro seminario y donde ejercí 16 años el ministerio sacerdotal y donde me hicisteis sentirme un conquense más, es de una profunda gratitud, a Cuenca y a sus gentes, al Seminario, a las parroquias donde tuve la suerte de servir y, sobre todo, a las Cofradías de Semana Santa que me quisieron admitir en su seno; cuánto me habéis ayudado, qué momentos hemos compartido, unos fáciles y otros difíciles, pero todos buenos. Me dan ganas de nombraros aquí a todos con vuestros nombres y apellidos pero ante el miedo de, por despiste, dejar a algu-no, os doy las gracias de corazón a todos y tened seguro que, en esta tierra de Aragón, ante el Pilar de la Virgen, rezo por vosotros, por la Hermandades y Cofradías para que nunca perdáis el talante que os distingue y siempre seáis NAZARENOS DE CUENCA, con todo lo que ello conlleva. No puedo deciros adiós, sino hasta pronto o hasta siempre, pues aunque la próxima Semana Santa no podré estar físi-camente con vosotros, estoy seguro de que en la noche del Jueves al Viernes Santo, en medio del estruendo de los tambores que durante doce horas estarán “Rompiendo la Hora”, en el silencio de mi interior escucharé con nitidez el Miserere del maestro Pradas haciendo silen-cio en medio de la algarabía de la Turba.

Dejadme finalizar estas líneas haciendo un llamamiento a mis hermanos del presbiterio conquense: acompañad y apoyad siempre a las Cofradías y a sus miembros, el resultado merece la pena.

Desde aquí y a todos vosotros sólo puedo deciros esto: GRACIAS POR TODO.

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La procesión escolar del Colegio Federico Muelas

Está claro que la Semana Santa de Cuenca, como otras muchas de la geografía hispana, se apoya en dos pilares básicos que se comple-mentan: la religiosidad y la tradición. En esta reflexión quiero dejar de lado, al menos de momento, el primero de esos pilares, el religio-so, para referirme sobre todo a los aspectos más relacionados con la tradición; concretamente a uno, la asimilación del rito por parte de la población infantil. Quiero referirme, sobre todo, a ese concepto abstracto que nos hace a muchos conquenses empaparnos, ya desde niños, con el olor de la cera, con el sonido que producen la horquillas de los banceros al golpear el empedrado de la calle Alfonso VIII, con el olor de los claveles y de los lirios que adornan las andas de nuestra Vírgenes, con el sabor de las torrijas y de la garbanzada, con el tacto frío de las tulipas en la gélida noche marceña.

Y lo voy a hacer apoyándome además en tres aspectos, tres pla-nos diferentes, como si se tratara de un trípode de fotógrafo; porque quiero que estos pensamientos sean como una secuencia fotográfica que nos lleve del presente hasta el pasado, y desde éste, otra vez, al presente. El primer plano se asienta, así, en el hoy, en cualquiera de nuestras procesiones, desde las más cómodas en lo que a este respecto se refiere, como la del Jueves Santo y la del mediodía del Viernes Santo, hasta las que tienen lugar en las frías noches del Martes y del Miércoles, o en la madrugada del Viernes Santo. Este primer plano toma forma en esa fila impar de nazarenos infantes, a menudo bastan-te larga, esa “fila de en medio” en la que se agrupan nuestros futuros banceros y también los que el día de mañana serán los directivos de nuestras hermandades. También en esas samaritanas que con paso cansado, ahogadas bajo sus ropajes de terciopelo y oro, acompañan el desfile de nuestros pasos procesionales.

El segundo plano de esta reflexión se asienta en el pasado, cuando la ciudad entera se distribuía aún en barrio, y el cada barrio los chicos nos agrupábamos en torno a un paso rústico, dos ramas de chopo atadas entre sí en forma de cruz o una muñeca vestida, a modo de manto, con algún trapo encontrado en el fondo de algún viejo baúl. Recuerdo aquellas procesiones por la Calle del Agua y la Calle Nueva, por Calderón de la Barca, por la desaparecida chopera del puente de Palo, convertida hoy en un jardín moribundo por culpa del botellón juvenil. Cuando llegaba la Cuaresma, jugar a la procesiones era el juego preferido por todos los chico del barrio.

Finalmente, el tercer plano regresa otra vez al presente, y toma forma en los colegios que, como una actividad extraescolar más, asi-milan la tradición de los barrios y adoptan la costumbre, dándole una forma más organizada, con verdaderas maquetas de los pasos

Por Julián Recuenco PérezFotografías: Antonio Abarca

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“de verdad”, con la asistencia incluso, últimamente, de los medios de comunicación. Se trata realmente de una auténtica escuela de naza-renos que nosotros, los nazarenos de hoy, debemos aprovechar para encauzar la Semana Santa en la dirección apropiada y evitar, al mis-mo tiempo, que esta tradición por la que tanto estamos trabajando siga en ese plano descendente en el cual ya ha empezado a adentrarse en los últimos años.

En la sociedad laica en la que nos encontramos, no faltan algunas veces las críticas a esta actividad por parte de algunos sectores de la población, contrarios en todo caso a la educación religiosa en las aulas, consideran este tipo de actividades como una extensión en-cubierta de esa educación. Es por ello por lo que he querido insistir desde un principio en el hecho de que esas reflexiones se basan única-mente en el plano tradicional de la Semana Santa y no en el religioso, y no porque éste carezca de importancia. Desde luego, la Semana Santa no tiene ningún sentido si se desliga de su aspecto religioso, pero también es cierto que forma parte de nuestro acervo cultural, y renunciar a ello es también renunciar a una parte de nuestra cultura y de nuestra historia.

El colegio Federico Muelas es pionero en este tipo de actividades, y en ello tiene mucho que ver la actuación de su actual director, José María Abellán, amante de la Semana Santa y de las tradiciones con-quenses, pregonero de ella hace ya algún año. Desde hace tiempo, un día de la semana previa a las vacaciones de Semana Santa, los alumnos de todos los cursos salen a las calles adyacentes al colegio organizados en torno a unos pasos, que son en la mayoría de los casos son perfectas reproducciones de los que forman parte de nuestros desfiles penitenciales: la Santa Cena, el Medinaceli, la Lanzada, la Virgen de las Angustias, San Juan, el beso de Judas, el Ecce-Homo,... Ese paso representa a todo un curso, y de esta forma los pequeños banceros compiten entre ellos para lograr que su paso sea el que mejor desfile a lo largo de todo el itinerario, desde el centro escolar hasta el Parque Fluvial.

Para los niños que participan en esta inusual procesión, ese día es mo-tivo de alegría, alegría a la cual no son ajenas, por supuesto, las ya cercanas vacaciones. No obstante, esta activi-dad es algo más. Es, sobre todo, una poderosa herramienta de socialización que nosotros, los que compartimos el amor por la Semana Santa con la in-eludible obligación de educar (porque no sólo son los profesores los que tie-nen que educar, sino también, y sobre todo, los propios padres) tenemos que aprovechar, como he dicho antes, si queremos recuperar los valores de la Semana Santa. Todos los estamentos del propio colegio, incluida también la asociación de padres, tienen algo que decir en lo que a este aspecto se refiere, desde la colaboración con la dirección del centro y con el resto de los profesores.

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Carta para una Junta de Cofrades

Participar con vosotros en esa asamblea litúrgica, en esa Revista Oficial de la Semana Santa, es una satisfacción para mí, como buena conquense y como ave mensajera de todo lo concernien-te a los desfiles procesionales, a su recorrido inigualable, a su austeridad, su valoración estética, su carisma...

He procurado siempre, al llegar estas fechas, cuando irrumpe la primavera y Cuenca se pre-para a conmemorar la Pasión y Resurrección de Cristo, con un renovado impulso, analizar mis sentimientos, exteriorizar una vez más esta emoción contenida, que se desborda en toda su ple-nitud por calles y plazas…

Os escribo ilusionada, porque he de confesaros, que en estos días me siento más vulnerable, mas sensitiva, ante los acontecimientos colectivos que se aproximan, a la religiosidad de una ciudad castellana, hoy Patrimonio de la Humanidad, que aporta además de tradición, belleza y espiritualidad en un bagaje de recogimiento y fervor…

Se palpa el silencio, entrecortado por las pisadas de nazarenos y penitentes, cuesta arriba, a un ritmo de tulipas, donde los banceros hombro a hombro, marcan el paso siguiendo viejas tradiciones.

El aire se renueva… Hay un olor a cera, a lilas recién cortadas, a resina y a espliego, que nos evocan, días pasados, adormecidos por la nostalgia… Y me dejo llevar en alas de la imaginación, transportada a esa Cuenca insólita, profundamente hospitalaria, cuando rezo, cuando medito, cuando escribo… A esa semana grande del dolor y del abatimiento, con cierta timidez y lagri-mas en los ojos… Me ocurre algo extraño, imprevisible, donde la ingravidez se hace dueña de mi persona, como en un estado de “serena levitación espiritual”. Recorro mentalmente aquellos lugares donde las procesiones realzan su belleza, rincones inolvidables como la Puerta de Va-lencia, Alfonso VIII, Puerta de San Juan, San Felipe, Plaza Mayor, La Catedral… Y como en el episodio evangélico de Zaqueo, mi pequeñez física me reprime ante la presencia de Jesús camino del Calvario…

El está tan próximo y tan cerca de mí, que desde el árbol de la vida que me acoge, puedo contemplarlo y decirle ¡Aquí estoy Señor!

La luz del amanecer marca la silueta de Jesús Nazareno del Salvador. La noche de las profecías se hace realidad. Las Turbas desveladas, rescatan con sus gritos y arrebatos de burla, un proceso ancestral… Suenan trompetas destempladas y tambores al unísono y el “paloteo penitencial” marca huellas profundas. La llaga se abre en el costado, año tras año, para redimirnos. La fe está viva en esta secuencia, con estigmas de continuidad…

Cuenca se abre en sus ríos y en sus hoces para recibirnos, en el entramado angosto de sus ca-llejuelas, en la polifonía, que se desborda por la escalinata de San Miguel, por los arcos de la Plaza Mayor, asciende hasta la Plaza de la Merced, con reminiscencias epistolares, latines y oratorias… Es el dolor de la Pasión que se retuerce en el pentagrama de los actos litúrgicos. Resurrección y Vida.

Quisiera abrir un glosario en este recorrido, analizando todas y cada una de sus procesiones, de sus imágenes veneradas. La descripción detallada de su valor artístico de sus tallas y ornamen-tos, junto a la perfecta sincronización de Cofradías, colorido y ejemplaridad en sus filas… Sería interminable el elogio y la misión de esta carta… Solamente deseo dejar mi pequeña huella donde otros caminaron, sumida en el silencio de la contemplación, desde mi atalaya, desde el árbol que cobijó a Zaqueo y decirle despacito cuando pase ¡aquí estoy otra vez, Señor…!

Os mando a todos un cordial saludo.

Por Leonor Culebras

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Jesús Nazareno en Córdoba

El próximo mes de noviembre se va a celebrar en Córdoba, como continuación al Congreso Internacional Cristóbal de Santa Catalina y las Cofradías de Jesús Nazareno, que en 1990 se celebró también en la vieja ciudad de los califas, así como de aquel otro congreso que sobre este tipo de cofradías organizaron las dos hermandades con-quenses, la del Salvador y la del Puente, un nuevo congreso de este tipo, que reunirá entre los días 25 y 27 de ese mes, a algunos de los más importantes especialistas españoles en el tema. Dicho congreso cuenta con la coordinación académica de Juan Aranda Doncel, y ha sido organizado por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Pozoblanco. Cuenta también con un importante comité científico, en el que están representadas algunas de las más importantes univer-sidades andaluzas, como las de Sevilla, Granada y Málaga, además de la propia Universidad de Córdoba.

El congreso, como ya se ha dicho, se iniciara el día 25 de no-viembre, con la recepción a los congresistas y el acto inaugural, en el salón de actos de la diputación de Córdoba. Por lo que se refiere a la parte estrictamente académica del congreso, están previstas un total de veintinueve intervenciones, entre las que destacan las de algunos investigadores de reconocido prestigio en el tema, como el propio Juan Aranda Doncel, de la Real Academia de Córdoba; Fermín La-barga García, de la Universidad de Navarra; José Roda Peña, de la Universidad de Sevilla; y Marion Reder Gadow, de la Universidad de Málaga. También la Semana Santa de Cuenca estará de alguna forma representada en este congreso, pues está previsto que Julián Recuenco Pérez pronuncie una ponencia bajo el título: “La devoción a Jesús Nazareno en la diócesis de Cuenca”.

Aún se encuentra abierto el plazo de inscripción a este congreso, importante para todos los nazarenos pero sobre todo para aquellos que son hermanos de alguna de las dos cofradías conquenses de Jesús Nazareno. Quien quiera inscribirse puede solicitar información en el teléfono 669 24 38 47, o enviando un correo electrónico a la dirección siguiente:

[email protected].

Congreso de Hermandades de

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Memorias en blanco y negro

Apoyando nuestras risas en el marco de unas conversaciones en torno a una canción de Los Sirex, don Luis, apretando el disparador de la Voigtlander con el dedo índice que pregonaba por sí mismo que lo suyo, su particular vitíligo profesional era un beso envenenado con la hidroquinona que sin disfraz alguno hacía de revelador en todas aquéllas películas, nos dejó en foto fija a Rafa, a un vecino de Cal-derón de la Barca de cuyo nombre lamento no acordarme, a su hijo Luis, a cuya delgadez le puso un bigote que ha sido su sombra durante todos estos años, y a mí mismo que salí con una pose extraña porque, mientras Luis tarareaba la letrilla de “Brindis”, un servidor lo hacía con “La Escoba” y, claro, a ver quién adivinaba que en ese momento llevaba entre manos ese imaginario utillaje de limpieza. Y todo en un escenario, minúsculo, en la calle de Calderón de la Barca en el que, si el propio escaparate no dejaba bien a las claras que aquello era una tienda de fotografías, estudio fotográfico más tarde, podía leerse en la fachada “Foto de Arte L. Pascual”. El mismo texto que llevaba el anuncio del cine al que añadían, por imagen, una caricatura que representaba al propio don Luis, corriendo, con bigotes dalilianos, cubriendo su cabeza con una gorra y llevando sobre el hombro un largo trípode al que se sujetaba una cámara-caja. Y claro, ya que he citado lo del escaparate, debo decir que era cita obligada de quin-ceañeros porque, don Luis, tenía por buena costumbre colocar en él fotografías que llamaran la atención y, de ellas, en muchas ocasiones, sobresalían las instantáneas tamaño carné de las mejores chicas del Alfonso VIII.

Pero eso, como quien dice, fue ayer porque antes ya de ser antes, don Luis, hombre inquieto, siempre tenía la oportunidad de que le llegara algún soplo porque, la tienda, era su pulsómetro informativo en pleno corazón de la ciudad y, claro, resultaba, teóricamente fá-cil enterarse de que las máquinas habían comenzado a comerse “Los Pinillos”o que habían apuntalado varios edificios de la calle Severo Catalina porque, por vecindad, por proximidad, siempre tuvo a tiro de disparador la Plaza de Cánovas, al agente Cortinas, a la Posada de Santa Luisa o a las distintas ubicaciones del Pastor de las Huesas inmortalizando todo en blanco y negro con su conocido copyright a pié de foto, en el ángulo inferior derecho: Pascual. Un fotógrafo que, además de serlo en su estudio, fue el primer reportero llegado de Madrid que sacó la cámara a las calles de Cuenca sin olvidarse de las técnicas. De los secretos de la fotografía en días en los que no danzaban las horas o en los que, si lo hacían, calzaban zapatillas de emulsión mientras la luz roja alumbraba duendes, detenía la inunda-ción de 1947, capturaba el bullicio de un grupo de niños, dejaba para la posteridad la imagen de las barcas por el río en 1948 o plasmaba cualquier acontecimiento en años en los que, el que esto escribe, vi-vía días de nido y pájaros en un pueblo sin limoneros que convertía

Por José Luis Muñoz Martínez

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en día de fiesta el de la llegada del fotógrafo para hacer el retrato de rigor, con el mapa de Europa detrás y el globo terráqueo, una boda de aquéllas, el baile respirando aire de acordeón el día de la fiesta o, simplemente, el retrato encima de la motocicleta del fotógrafo: una Lube como la que llevaba por los pueblos Jiménez, padre, mientras los estudios fotográficos de la ciudad se quedaban en cuadro repre-sentando interiores con algún caballito de cartón piedra, un sillón de postín para cuando se retratara al abuelo y poco más porque el cuerpo es cuerpo y hay que retorcerlo lo justo.

Pero don Luis, además, tuvo la suerte de ser informador gráfi-co iniciándose en ello en los primeros años cuarenta abandonando, quizás, algún trabajo de estudio para perpetuar un acontecimiento puntual (del que no había noticia en la tienda) y que le habían pedi-do desde “Ofensiva”: el rotativo escuela que, sin duda, le sirvió para plasmar otras realidades que, a lo peor, hubieran pasado desapercibi-das: la catástrofe de Alsina, las inundaciones, aquellas carreras por Antonio Maura, la foto oficial del Conquense en 1956, Juanito Re-cuenco a hombros en 1953, la manifestación contra la ONU en 1947, los desfiles, aquellos moros y cristianos en José Cobo y el Barrio del Castillo, la Coronación de la Virgen de las Angustias, las procesiones de la Semana Santa...

Ahí estamos. Asomándonos al otro lado de una cámara que, por amor, pertenecía a la Virgen de las Angustias y, por afición, a Las Tur-bas, al San Juan, a La Agonía... a todo un calvario que suponía hacer aquéllas fotografías con el magnesio ayudándose con un trípode de su invención que le permitía hacer dos cosas al mismo tiempo: accionar el disparador y prender fuego al magnesio en aquellos años de finales de los cuarenta, a paso parado, para plasmar el espíritu de nuestra Semana de Pasión desde cualquier lugar donde oliera a cera y a vela encendida.

Aquélla tienda del escaparate rojo, de pequeño mostrador a la derecha, de puerta que comunicaba con el tiro de escaleras a la vi-vienda de la primera planta ya no está. En su lugar hay otra con más cristal, con largo mostrador en el que los clientes ven las fotos a través de una pantalla de ordenador y en la que cuelgan viejas fotografías de la Cuenca de los años cincuenta. Hasta allí van las Hermandades que, ayer o mañana, cumplieron o cumplirán no-sé-cuantos-años a rescatar del olvido un puñado de imágenes que remuevan concien-cias y sentimientos en blanco y negro. A recuperar una veintena de vistas entre millones de miradas. Y es que, a la chita callando, don Luis ha detenido el tiempo siempre que ha querido. Pero, cómo pesan los años.

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I Centenario del Ecce Homo de San Miguel

El 2005 es un año de centenarios. Las hermandades del Miér-coles Santo se disponen a celebrar el primer centenario de su que-rida procesión que comenzó a salir a la calle por la puerta de la an-tigua Iglesia de San Francisco una tarde noche de abril de 1905.

La Venerable Hermandad del Santísimo Ecce Homo de San Miguel quiere este año conmemorar, de una forma especial, ese centenario ya que participó junto a la hermandad del “Prendi-miento de Jesús”, en la procesión de la primera noche de los capu-ces blancos el 19 de abril de 1905.

Estas notas históricas, entresacadas de sus libros de actas y de la colaboración de varios hermanos quieren ser el anticipo de un libro sobre su historia que la hermandad prepara.

Aunque los hermanos del Ecce Homo vistieran por vez pri-mera sus túnicas aquel año, la hermandad es más antigua. Se ha-bía fundado mucho antes, en septiembre de 1860, aunque no se creó como hermandad de Semana Santa sino como una cofradía que agrupaba a vecinos de la parte alta de la ciudad en torno a una antigua talla. En la iglesia de San Miguel, situado en el centro de un retablo se encontraba una imagen de gran belleza, fechada en el siglo XVI y de autor anónimo que fue la que dio origen a esta hermandad.

Este Ecce Homo, del cual hoy conservamos varias fotografías, es la imagen que tuvo la hermandad y dio culto desde aquel año de 1860 hasta 1936 en que fue destruida. Esta es la misma talla que impresionó a los que contemplaron en aquel abril de hace cien años la primera procesión “Del Silencio”.

La Hermandad del Ecce Homo de San Miguel, como la gran parte de las cofradías conquenses ha ido perdiendo a lo largo del tiempo aquellos libros de actas donde se escribía, con sencillos trazos, la vida de las mismas. Si sabemos que la fundación de la hermandad fue el día 23 de septiembre de 1860, “acordándose ese día que la función religiosa sea siempre en el mes de septiembre, el día de la Exaltación de la Santa Cruz”, y sus fundadores fueron cuarenta hermanos, todos domiciliados en la parte antigua de la ciudad.

Por Rafael Pérez Caballero

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en la noche del Miércoles Santo y notas para su historia

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En 1902 la hermandad decide cambiar su sede e irse a la que con el tiempo será su actual iglesia. Por ello en una junta se acuer-da “el traslado de la sagrada imagen a la iglesia filial de San Pedro Apóstol debido a que en San Miguel escasea el culto y los herma-nos van también a menos”, estos datos, junto a otros que iremos aportando son conocidos gracias a que un hermano los tomó de un antiguo libro cuyo paradero hoy se desconoce.

Al parecer, la hermandad del Ecce Homo de San Miguel inten-tó ya en 1903 poder participar en la procesión del Viernes Santo, como viene recogido en una pequeña noticia que cita “El Correo Católico”, de 28 de febrero de ese año, en la cual se dice que “ma-ñana celebrará junta la hermandad del Ecce Homo de San Miguel con el fin de ultimar lo necesario para que dicha imagen salga en la procesión de las diez del Viernes Santo”, este dato resulta muy importante ya que se desconocía hasta el momento.

Llegado el año 1905 la Semana Santa de Cuenca solamente tenía procesiones dos días, el Jueves y Viernes Santo. Por iniciativa de un grupo de conquenses y nazarenos se funda en ese mismo año la hermandad del “Prendimiento de Jesús”, con la intención de dar inicio a una nueva procesión el Miércoles Santo, uniéndose a ésta nuestra hermandad.

El día 18 de abril, Martes Santo, la imagen del Ecce Homo es trasladada hasta la iglesia de San Esteban para dejarla preparada para la nueva procesión.

La noche del 19 de abril de 1905 parte la primera procesión de la antigua Iglesia de San Francisco, junto con el paso de “Jesús Orando en el Huerto”, “Jesús en el momento en que le besa Judas para que lo prendan los judíos”, “San Juan” y “el Ecce Homo”. La procesión se encamina primero en dirección a Carretería, Calde-

rón de la Barca, Palafox, Alfonso VIII y Plaza Mayor, donde el Ecce Homo seguiría hasta su iglesia de San Pedro mientras el resto bajaba hasta San Esteban por la calle del Peso. Una crónica que se hizo en días posteriores dice sobre el Ecce Homo de San Miguel “que por primera vez ha salido en procesión este año, y ha sido extraordinariamente admirada por este piadoso vecindario, pues es talla antigua y de gran mérito”. La imagen del Ecce Homo era portada por doce banceros que habían obtenido su banzo me-diante subasta.

El año de 1906 será de extraordinaria importancia para el asentamiento definitivo de la hermandad. Al comienzo del año, en una junta celebrada en el mes de enero, se fijará la uniformi-dad que será “de túnica granate, capuz blanco, cinturón blanco y faldas o cola”. También se realizarán nuevas andas, hechas por el maestro Usón, que son costeadas en parte por una suscripción abierta entre sus hermanos y fieles devotos.

Se redactaran también nuevas constituciones o estatutos, estando formada la Junta Directiva por José Morón, Hermano Mayor, Jesús Olarieta, Secretario, Constancio de la Rosa, Depo-sitario, y como vocales Manuel R. Page, Manuel Rubio Casañez y Felipe Lafuente. Estos estatutos fueron aprobados un año más tarde y se publicaron en 1908. Constaban de cincuenta artículos y en ellos se hacia constar que los hermanos pagarían por ingresar a la hermandad la cantidad de cinco pesetas y una libra de cera. También fijaban los actos de la hermandad, juntas, funciones reli-giosas y una multa de cinco pesetas para aquellos que no asistiesen a la procesión.

La imagen del Ecce Homo, al ser una talla perteneciente a un retablo, necesitaba que le fuese añadida una capa postiza, de madera tallada, para cubrir su espalda durante la procesión, publi-cándose en “El Correo Católico” de febrero de 1906 una lista de los donantes que realizan sus donativos para la capa y la compra de las andas. Seguramente esta restauración de la imagen fuera hecha por el maestro Usón.

El 17 de febrero de 1906 se firma una Concordia entre la Her-mandad del Ecce Homo de San Miguel y la del Prendimiento de Jesús con el fin de “efectuar con la mayor solemnidad y lucimiento la procesión del Silencio en la noche del Miércoles Santo”. Por parte del Ecce Homo firmaron los hermanos Victoriano Navarro, Constancio de la Rosa, Juan Navalón, Mariano Borja y Damián Pérez. Por parte del Prendimiento de Jesús lo hicieron Mariano Catalina, Camilo López, Florentino Llandres, José Carretero y Rogelio Sanchíz.

Se alcanzaron seis acuerdos que fueron:

1. Las dos Hermandades unidas verificarán la procesión del Silencio desde la ocho a las doce de la noche del día Miércoles Santo.

2. Dicha procesión saldrá de la Iglesia de San Esteban reco-rriendo Carretería, Trinidad, Palafox, San Juan, Andrés de Ca-brera, Alfonso VIII y Plaza Mayor, se dirigirá a la Santa Iglesia Catedral, en la que entrará y regresará a dicha parroquia por la Plaza Mayor, Alfonso VIII, D. Andrés de Cabrera, Peso, Solera, San Vicente, Alonso de Ojeda, 15 de Julio y Aguirre.

3. Cada hermandad con su paso formará en el sitio que le co-rresponda con arreglo al misterio que represente aquel.

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4. La Hermandad del Santo Ecce Homo en la forma que tenga conveniente, bajará su paso a la Iglesia de San Esteban, para que esté dispuesto para la procesión.

5. Los gastos comunes que ocasiona la procesión serán paga-dos por mitades iguales, las dos hermandades.

6. Será gastos comunes de la procesión, los derechos parro-quiales, una banda de música, un miserere y la cena para la pre-sidencia.

Esta concordia unía definitivamente a las dos hermandades y con el discurrir de los años la procesión del Silencio fue incorpo-rando diversos pasos como “La Negación de San Pedro”, “La Ora-ción del Huerto” y “La Virgen de la Amargura con San Juan Evan-gelista”, todos ellos ya desfilando en la Semana Santa de 1908. Y al año siguiente incorporada la talla de “Jesús en el Pretorio”.

En 1928, como recoge el libro “El Prendimiento Cien años de historia” de Luisma Calvo, la hermandad del Ecce Homo cuenta con 62 cofrades.

Con la llegada de la guerra civil sufre la hermandad la pérdida de la antigua imagen, además de sus andas y la totalidad de sus enseres. La imagen del Ecce Homo se encontraba en su altar de la Iglesia de San Pedro, que consistía en una hornacina de medio punto, sujeta con dos capiteles voladizos de estilo corintio.

El 10 de marzo de 1940, en la Imprenta Conquense, situada en la calle Sánchez Vera se reúnen de nuevo un puñado de hermanos del Ecce Homo, que fueron Cecilio Albendea Escribano, Jesús Borja Llandres, Félix Panadero Ruiz, Adrián Mingo Antón, Gre-gorio López Pérez, Amancio Ruiz de Lara, Jorge Olalla, Pruden-cio López Herráiz, Carlos Albendea Escribano, Aurelio Martínez Velasco y José María García Moreno, para reorganizar de nuevo la hermandad. Lo más prioritario es tener de nuevo una imagen para participar de nuevo en la procesión. Es de destacar que el her-mano Carlos Albendea Escribano, una de las personas claves en la reconstrucción de la Semana Santa de Cuenca fue varios años después el primer presidente de la Junta de Cofradías.

Este Miércoles Santo de 1940 tan solo verá desfilar por las calles de Cuenca, en una emotiva procesión, a la mutilada imagen del Nazareno de Sisante, en una procesión que transcurrió desde San Esteban hasta la Catedral.

La hermandad colabora en la procesión del Jueves Santo de ese año junto a la de la Caña y participará también el Viernes San-to en la procesión de las once sacando el Calvario de la Catedral del siglo XV junto a la hermandad del Prendimiento.

Un año después, en 1941, tiene lugar la firma del contrato en-tre el escultor Federico Coullaut-Valera Mendigutia y miembros de la que será en breves años la Junta de Cofradías. Entre otras condiciones se dice que “sin tener que sujetarse a la fotografía de la destruida que venía figurando en las Procesiones de Semana Santa de Cuenca en la noche del Miércoles Santo, pero si a las observaciones que se le hacen de palabra”, fijando como dimen-siones de la talla de “aproximadamente 1,80 metros”. Se pagará la cantidad de 12.000 pesetas por la imagen, que es costeada por la Diputación de Cuenca.

La hermandad, en la junta de enero de 1941 aprueba un mo-delo de andas y se le busca por parte de la hermandad un lugar

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de culto en el Convento de las Carmelitas. La subasta de banzos se realiza en la junta de 16 de marzo, donde son subastados doce banzos que serían los encargados de portar por primera vez la magnífica talla de Coullaut-Valera.

La talla llegaría a Cuenca en la tarde del 17 de abril, donde un grupo de hermanos esperaban impacientes en el atrio de San Esteban que se descargara del camión un gran cajón de madera que traía la imagen. Una vez desembalada la talla y ajustadas las tres potencias en su cabeza, fue bendecida por el párroco y situada sobre sus andas.

Estos primeros años la hermandad iniciaba su procesión como había hecho siempre desde la Iglesia de San Esteban hasta que en 1946 se cambia el itinerario de la procesión, decisión con la que la hermandad está en desacuerdo. En 1947 la incorporación al desfile la hizo desde la Plaza Mayor, y al año siguiente comenzó a hacerlo desde la Iglesia de El Salvador.

Las actuales andas que luce la hermandad son construidas en 1950 y realizadas por Apolonio Pérez y un año más tarde se doran.

El número de banceros que han portado la imagen ha variado; pasando de ocho banceros en 1906 a doce en 1941 y a dieciséis en 1944. Luego serían veinte y veinticuatro en 1981. En la actualidad son veintiocho, de los cuales seis son por turno.

En el año 1951 varios hermanos se ofrecen voluntarios para salir en la recién creada procesión del Martes Santo, “dejando a beneficio de la hermandad la retribución que les corresponda por la asistencia a la mencionada procesión”.

El brillante desfile de la hermandad obtiene un primer premio por parte de la Junta de Cofradías, materializado en un corbatín morado para colocarlo en el guión y 500 pesetas en metálico, al término de ese Miércoles Santo de 1952 y en el refresco que to-maban los hermanos en los bajos de las Escuelas Palafox se cantó por primera vez el tradicional “Viva el hermano Mayor del Ecce Homo de San Miguel” con la música de la marcha de “San Juan”, sonido que se viene repitiendo desde entonces en cualquier re-unión, puesta en andas, y cualquier acto que junta y une a los hermanos del Ecce Homo. Además del premio de este año la her-mandad recibe otro primero en 1973 de color morado. En 1974 la cinta verde por el comportamiento de los banceros y el 1975 un distintivo por el desfile de la imagen.

En el año 1956 no desfila la imagen por la lluvia y se suspendió la procesión del Miércoles Santo, devolviéndose a los banceros la mitad del importe subastado.

En 1963 la hermandad traslada la imagen del Ecce Homo desde las Carmelitas a su actual iglesia de San Pedro, hecho que se produce el 28 de septiembre y es situado en el altar construi-do por el hermano Luis Cruz y pintado por el también hermano Emiliano Amador. Este altar se encontraba más cerca de la puerta de entrada de la iglesia, justamente donde ahora está ubicado el paso de la Negación de San Pedro. En este lugar estaría situada la imagen hasta que en 1987 el párroco de San Pedro ofrece a la hermandad trasladarse a la actual capilla, realizándose obras en la misma en 1990.

En 1972 la hermandad se incorpora a la procesión desde la iglesia de San Pedro, y desde San Andrés durante los años en que San Pedro estaba sometido a una profunda restauración, volviendo en 1999 a salir desde San Pedro con la excepción del pasado año 2004 que lo hizo desde San Esteban, en conmemoración junto a la hermandad del “Prendimiento de Jesús” del Centenario de la pro-cesión. Así, la talla también ha ido cambiando su lugar de culto, pasando por las Carmelitas Descalzas, las Angélicas de la calle de San Pedro y las Concepcionistas de la Puerta de Valencia.

Desde el año 1980 y a petición del hermano José Luis Lucas Aledón es trasladada la imagen del Ecce Homo a la iglesia de San Miguel para presidir el Pregón de la Semana Santa de Cuenca. En 1995 se incorpora como novedad a la procesión un hermano que porta un incensario delante del paso.

En el año 1999 se reforman los Estatutos siendo aprobados en Junta de 6 de febrero y finalmente rubricados por el Sr. Obispo el día 8 de abril del mismo. Ese mismo año se produce una impor-tante restauración de la talla por parte del prestigioso restaurador Raimundo Cruz Solís.

El pasado año 2004 la hermandad ya celebró una serie de actos junto a la del “Prendimiento de Jesús”. Para ello bajó la imagen del Ecce Homo durante toda la Cuaresma a la iglesia de San Es-teban, partiendo en procesión desde esta iglesia. Se hizo de for-ma conjunta el acompañamiento de soldados romanos en los dos pasos y la participación en las Funciones Religiosas de las dos hermandades.

A lo largo de estos años, la hermandad ha pasado por épo-cas difíciles, al igual que el resto de las hermandades de Cuenca. Años de dificultades económicas, de grandes esfuerzos. Escasos hermanos en las filas. Viejas túnicas heredadas y vueltas a poner. Con comisiones de hermanos recorriendo los domicilios para re-cabar fondos. Con ventas de lotería para conseguir más ingresos.

A todos ellos, a los fundadores, a los hermanos de 1905, a los que reconstruyeron la hermandad en 1940, a los que sufrieron por costear las andas en 1950, a los que mantuvieron casi solos en los 60 y 70. A todos ellos les debemos la actual hermandad.

Cada Miércoles Santo, en la misma calle de San Pedro, y al lado de nuestra querida talla sentiremos el profundo agradeci-miento hacia todos ellos por legarnos esa pequeña historia de una pequeña hermandad.

Estos datos han sido extraídos gracias al trabajo de investi-gación sobre la historia de la hermandad de Santos Cañas Cas-tillo. Los datos perdidos y recabados por Jesús Ortega Cruz. La colección de prensa de la época de Enrique Valero Moscardó, y el archivo de la Hermandad. También para conocer mejor el primer desfile del Miércoles Santo de 1905 se puede consultar el libro “El Prendimiento de Jesús. 100 años de Historia”, de Luisma Calvo, editado por dicha hermandad.

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Estamos acostumbrados a sentir a nuestro alre-dedor la curiosidad ajena.

Nos miran. Nos contemplan curiosos.

Seguramente casi todos los conquenses se han acostumbrado ya a nuestra presencia. Muchos se efectuaran las mismas preguntas que hace casi tres años nos realizábamos nosotros cuando nos trasla-daron a esta bella plaza de la capital conquense. No entendíamos entonces todo cuanto representába-mos, ni sentíamos la cercanía del antiguo convento de San Agustín, cuna de la mas larga madrugada de Cuenca, y motivo de nuestra ubicación.

En este tiempo hemos sido testigos de excep-ción de los desfiles procesionales, hemos contem-plado el paso de nuestras cofradías, hemos sido silenciosos confidentes de alegrías y amarguras na-zarenas, ante nosotros se han depositado coloristas y alegres ofrendas florales en la Resurrección, y

Nos miran…nos contemplan curiososPor Vble. Hdad. de San Juan Apóstol Evangelista

algunos no han podido evitar ver sus ojos humedeci-dos por nostálgicos recuerdos, inclusive en una oca-sión tuvimos que prestar nuestra tulipa para iluminar las sombras nocturnas de un trasnochador.

Han sucedido muchas cosas desde que fuimos empadronados en esta plaza “del nazareno” pero en este tiempo hemos comprendido el porque esta-mos aquí: nuestra presencia va mucho mas allá de la celebración centenaria de una Hermandad, nues-tro destino era, es y será recordar a cada nazareno conquense que su presencia, su participación proce-sional es imprescindible como lo son su respeto, su veneración, su devoción, su humildad, su integración en un fenómeno, que podrá tener muchas connota-ciones y diversidades pero que sólo puede fundamen-tar su futuro en un concepto único: La Semana Santa de Cuenca.

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Casi todos los que nos contemplan son conscientes de las di-ficultades y sufrimientos que han tenido que superar sus predece-sores y ellos mismos, para que estemos sirviéndoles de recuerdo, pero estamos seguros que casi ninguno conoce el proceso físico que hizo posible que seamos una realidad.

En principio fuimos una pequeña maqueta, en pasta de po-liester, concebida por nuestro escultor (Javier Barrios), sin grandes alardes ni detalles, la única finalidad era poder ser presentada a la Junta General de la Hermandad de San Juan Evangelista, exclusi-vamente para que pudieran dar su aprobación al proyecto que se desarrollaría posteriormente.

Javier se encargó posteriormente, de darnos forma en barro, a nuestro tamaño actual, mas de cien kilos de arcilla fueron nece-sarios, junto con una tulipa y una horquilla, para que sus manos fueran cada día haciendo realidad su inspiración. Nos modelaba, cambiaba, contemplaba, destruía, creaba, ... y cada día intuíamos el anochecer, cuando con un plástico negro nos cubría y ataba, intentando que el barro conservase algo de humedad para evitar que la sequedad fuese resquebrajándonos. Cada mañana recupe-rábamos la luz y una ducha de agua fresca flexibilizaba nuestros cuerpos que se ofrendaban nuevamente a las manos de su autor.

Cuando nuestro escultor, superando sus propios exámenes, se encontró satisfecho con lo realizado, llegaron dos individuos, que se dedicaron a repasar literalmente nuestro aspecto físico. ¡Nos es-taban copiando! ¡Si! estaban realizando moldes de nuestros cuer-pos, trabajaban con escayola y silicona, parcelando y troceando minuciosamente nuestra fisonomía. Contemplamos aterrorizados como estabamos siendo convertidos en un puzzle y así, troceados en pequeñas piezas, abandonamos el barrio Del Castillo donde habíamos sido creados.

Y así, ese barro que durante meses tuvo personalidad propia, que fue nuestra primera imagen, fue amasado y torno a ser, otra vez, barro, simplemente barro.

Cuando las piezas del puzzle llegaron a su destino fueron rellenadas con cera, y emparedadas en hormigón refractario de-jando unos pequeños bebederos por los que posteriormente seria desplazada la cera.

La cera es desalojada de las piezas por el bronce liquido que previamente ha sido fundido a mas de 1.000 grados. Cuando el bronce solidifica se pica el hormigón, quedando ya las piezas en bronce siendo chorreadas con arena para quitarles las impurezas que puedan haber quedado del hormigón.

Llegada esta situación soldaron y patinaron las piezas de este puzzle en que nos habían convertido. Y por fin, definitivamente habíamos quedado formando esta pieza inseparable que diaria-mente contemplan los conquenses. Cogidos por siempre de la mano.

¡Como aquellos a los que representamos!

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III Pregón Juvenil de Semana Santa

De gota a gota holgada. Desde antaño recuerdo de cal y pie-dra viva sobre la soledad. Recuerdos de la brisa, de color verdo-so oscuro en primavera que apaga el sol enmudeciendo. Reflejo de montañas altas, y cómo no, sus gentes, cada vez más dejadas (¿más perdidas?) entre cuatro paredes con estufa de leña, de Be-teta a Villalba.

Semana Santa ¿Quién en un día glorioso te dejaría caer por estas tierras, tan pobres y tan ricas? ¿Quién quiso en la Cuenca, de gustos medievales, pudieran descubrirse tantos y más devotos, en busca de recuerdos y pasiones? ¿Qué ser magnificente te destapó cubriéndose sus rostro ante tan natural belleza?

Quien quiera que lo hiciera, con todo honor debiera desbancar el pie del pedestal a un tal Fray Luís, o quizás a Valdés (pensadores ilustres), pues con razón alguna mostró, aún sin despertar, la des-comunal armonía (y debió de ser grande, pues no veo adecuada al texto esa palabra) de danzas y sonidos, sólo eco de bostezos de la sabia madre: la naturaleza.

Allí mezclados, a tal escala (que sólo Dios le iguala): los ritmos otoñales del aún vaivén de hojas que flotan en el aire (les da pena caer y perderse en el tiempo), unas alas que suenan muy lejanas, comparadas con el frescor del Huécar y del Júcar, con una no-che de augurio luminoso o incluso con un manto de color verde hierba que renace y por supuesto el ruido de los hombres, única imperfección para tal melodía.

Pero... ¿y Semana Santa?

Semana Santa es todo. Es la agente que viene y que, entre alajú y resoli, se marcha para saber que vuelven. Es la Plaza Mayor a rebosar, es el entorno, es...

Por Daniel Esteban Sanzol

Organizado por la Vble. Hdad. de Ntra. Sra. de la Soledad (del Puente)

De gota a gota holgada

Fotografía: Antonio Abarca

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Pero si hay algo que es Semana Santa, es sobre todo el alma. El alma que recorre por dentro a cada uno con ritmos de tulipas encendidas y que claman la luz. Conciertos y conciertos de bon-dad con sonidos de paso. Miradas que rebotan contra la imagen santa en la Catedral. Por eso en estos días, el alma está encendida, de color blanco puro. El corazón canta, y un jubilo tranquilo ru-morea unos versos:

Vaticinada brecha sobre un río

Que purgas por la vida en color claro

Con un aroma verde, verde estío

Reflejado en el agua sin reparo.

Susurro del descaro, a un corazón,

Que el mío ajado y triste, se perdió,

Explícale con calma, devoción,

Los caminos que el alma recorrió.

De tulipas, capuces y baquetas

Entre dos ríos y cerros encerrada,

Muéstrales Cuenca sobre qué sujetas

El gran regalo de luz apagada.

Árbol tan alto que crece del suelo,

De marcado sentido, siente y canta

Varias canciones, sin pudor al cielo,

Sentidos versos de Semana Santa.

Y es que hoy Semana Santa no ha cambiado; (ya sé que no es tan fácil explicar sensaciones o ideas tan sutiles, pero a la vez tan profundas) todo va por dentro. Todavía estremece el sonido de los palos mezclado con el sonido fuerte del silencio. Todavía se oyen los ruidos del desgarro de un par de pies descalzos que se ven

penitentes. Todavía impresiona el contraste del color de túnicas y capuces con el de las fachadas de la calle. Todavía sorprende que los niños, en día, tan sagaces, consigan regalar al Cristo una boca impresionada. Todo eso, con ideas más propias, no ha cambiado, sin embargo, el entorno de nuestras procesiones sí que cambia, y en fechas tan señaladas, sería una punzada, bastante avariciosa y dolorosa a la vez, no pronunciarse ante ello:

Paz hace muchos, muchos días que se oye gritar por dentro a la gente. Están tristes, solos, apenados. Un día de jueves, tempra-no por la mañana, muchos corazones trabajadores y generosos, dejaron de sentir. Todas las buenas ideas de estas personas, que fueron en su día sueños, proyectos, no se cumplieron; les faltó tiempo. Pero esas almas siempre quedarán en un hueco dentro de nosotros, formando parte de nuestro sentir y vivir, en un hueco profundo, donde nadie ha llegado. La Semana Santa, nos brindará la ocasión de demostrar, que el hombre es de carácter bondadoso y tranquilo llevando a esas personas además en nuestra memoria:

Que hiciste y haces huella de la historia,

Sentido surco, con flecha horadado,

No podrás, cruel, con el recuerdo amado,

Pues es recuerdo de feliz memoria.

Con rostros de personas impotentes,

Cual es el hombre ante lo tan amargo,

Sin temor a quedarse sin letargo,

Dejó cólera y rabia entre las gentes.

Gran cantidad de estrofas con dolor

podrían escribirse sin descanso,

Pues dolor bien guiado es silencioso.

Y con la mano al pecho, y escozor,

En el alma en silencio muy ruidoso,

Una lágrima cae de un ojo manso.

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En torno al VI Congreso Nacional de Cofradías de Jesús de Medinaceli

Nazarenos de Cuenca y cofrades del solar hispano,…

Estamos próximos a las fechas de nuestra Semana Santa de pasión, semana plena de devoción cristiana arraigada desde nues-tros años mas tiernos y mantenida con las tradiciones familiares; de vivencias nazarenas que nos brotan poro a poro desde lo mas profundo de nuestro corazón; de emociones satisfechas cuando vemos que nuestra hermandad, nuestras cofradías y nuestros pa-sos caminan con buen pulso; de deseos de mejorar para alcanzar la hermosura de nuestras hoces donde quien no se ha sorprendi-do recordando alguna imagen religiosa pasar por nuestras calles y cual torbellino de fe del alma e incluso de los olores que nos llegan nos hacen estremecernos. Visitante ¿has respirado ese aire de la gran semana que impregnado de fe y de deseos aletea entre los olores del tomillo, del cantueso o del romero primaveral? Si es así, estás en Cuenca, estás en su gran Semana Santa y no en un gran sueño porque aquí se nace y vive para y por ella.

Cofrades todos…, escuchar, oír pues que en este año del 2005 la hermandad de Jesús de Medinaceli de Cuenca, cojerá la antor-cha allá por el mes de abril, para seguir los pasos de la hermandad de Ávila que impulsó el I Congreso Nacional de Cofradías de Jesús, primero cautivo, luego rescatado y al final de Medinaceli, de los hermanos de Bilbao en su segundo Congreso donde ya parti-ciparon varias decenas de Cofradías, del de Madrid en el III con-greso o los recuerdos del IV de Valencia y el de Ceuta, ¡El último! Como olvidarnos de nuestros queridos hermanos que nos han abierto la puerta para aprender sus costumbres y ritos estas tierras nobles que han sabido mantener nuestra fe cristiana, fé fomentada desde tiempos ya lejanos que han conservado a lo largo de la his-toria como sentir de nuestra vida, y que llevaron a unos españoles a rescatar esa Imagen tan querida y venerada en tierras tan lejanas, en manos de los infieles. Y en este año 2005, en la primavera conquense, Cuenca y Nuestro Padre Jesús o Jesús de Medinaceli y Cuenca, abrirán su corazón y devoción en el VI Congreso Nacio-nal, todo un reto y un orgullo.

Por Antonio Martínez de la PresaSecretario de la R.I.E. de Jesús de Medinaceli. Cuenca

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Pero, hermanos de tulipa…, saber que cinco nazarenos de la tierra nos deleitaran con sus vivencias de cofrades, de nazarenos que nacieron y se curtieron entre la madera serrana y los himnos que tallaron, tanto a golpe de nota como de cincel, Marco Pérez, Coullar Valera o tantos otros que esculpieron a Jesús y o a nuestra Madre, o de aquellos que hachuela en mano arrancaron de la fría madera las andas y los banzos de Cuenca. Recorreremos juntos, hermanos de tulipa, esos entrañables días del 15 y 16 del abril con-quense, viviendo y compartiendo con Julián Recuenco o Pedro M. Ibáñez los cuales nos analizaran el patrimonio y la reconstrucción de nuestra amada y venerada Iglesia; Amálio Blanco Abarca nos abrirá el conocimiento de cómo siente un cofrade esas horas de devoción y vivencias; José Miguel Carretero nos informará sobre los ritos internos de cada cofradía o Carlos Vizuete nos relatará la vida de las cofradías y su relación con las órdenes religiosas.

Nazarenos de gorra de plato… ¡con que sensibilidad inter-pretáis las notas de esas marchas de Semana Santa! ¿Os habéis fijado como vibramos los nazarenos que os escuchamos? ¿Cómo nuestros corazones laten al ritmo de la Madrugada o de San Juan o de tantos autores? Tan bien estaréis en la tarde del 16 abrileño en el Congreso y a buen seguro que no solo los cofrades acelera-rán su pulso semanasantero comprobaremos emocionados como el auditorio marcará y seguirá el ritmo de la marcha de Jesús de Medinaceli de Julián Aguirre y los banceros tomarán ese balan-ceo rítmicamente del alma serrana del Huecar para mecer a sus imágenes.

Y allá en la madrugada del domingo, cofrades del Nazareno Cautivo de nuestra alma y de todos los rincones llegados a Cuen-ca nos diremos hasta luego, hasta la próxima vez que nos veamos soñando con nuestra Imagen, cita obligada de Jesús de Medinaceli en el VII congreso que, cogido el relevo de Cuenca, seguirá escri-biendo la Historia de estas nuestras Cofradías de España

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1905-2005

Un poco de HistoriaCuando el primer plenilunio primaveral del año 2005 haya

alcanzado su máximo apogeo, el 25 de marzo, ya se habrá consu-mado el primer Centenario de la Procesión del Silencio.

Dos días antes, Miércoles Santo, ante la atenta mirada de la luna en su cuarto creciente ávida por convertirse en llena, ya ha-brá desfilado por nuestras calles El Silencio, tal y como se le deno-minó desde su creación.

Atrás ha quedado una noche de Eucaristía, oraciones, trai-ciones, impulsos, negaciones y arrepentimientos, Ecce Homos y Amarguras, presagios y llantos, olivos y capuces blancos. Olor a cera y silbidos de Misereres.

Una procesión con un conjunto de Hermandades íntimamente unidas, apostando año tras año por la mejora continua del desfile, en su inicio, en las diferentes incorporaciones de las Hermandades desde sus respectivos templos, hasta el final del mismo; y, lo que es más importante, la mejora del desfile desde la pluralidad de las buenas intenciones y de los sentimientos.

Desde la Semana Santa de 1905 a la Semana Santa de 2005, se completa un periplo con motivo suficiente para su celebración; un espacio temporal lleno de diversos acontecimientos históricos, desde su constitución y firma de concordia, pasando por un au-mento paulatino de los pasos y hermandades hasta la guerra civil. A partir de aquí y hasta nuestros días, se inicia la reconstrucción de la Procesión hasta su recuperación y plena consolidación.

La génesis de esta centenaria procesión la encontramos a co-mienzas del siglo XX, con el nacimiento de un nuevo desfile en la noche del Miércoles Santo y denominado “El Silencio”.

Según datos recogidos en el libro de A. Pérez Valero “A través de mi capuz”, con la fundación de la Hermandad del Prendimien-to de Jesús, sería el inicio del desfile citado, que junto con la Her-mandad del Ecce Homo de San Miguel (hermandad constituida en 1860) harían su aparición por las calles de Cuenca en la pri-mavera de 1905.

Por Juan Carlos Muñoz del OlmoCoordinador de la Comisión Organizadora de los Actos del I Centenario de la Procesión de “El Silencio”

Centenario de la procesión de “El Silencio”

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Al año siguiente, las dos Hermandades firmarían una Concor-dia en la que se recogería que la presidencia del desfile correspon-dería a la V. H. del Prendimiento de Jesús y que todas las Herman-dades que se integrasen posteriormente en la Procesión, llevarían capuz blanco.

A partir de aquí fueron apareciendo nuevas Hermandades y nuevos pasos. La Oración del Huerto de San Antón participó en 1907 para dar más esplendor al desfile, y en 1908 ya se contaba con un paso nuevo para el Miércoles Santo, sin llegar a constituir-se la Hermandad de Jesús Orando en el Huerto hasta el 1924.

Es también en 1908 cuando se incorpora El arrepentimiento de San Pedro o La Negación de San Pedro, como posteriormente se le reconocía, bajo la tutela de la Hermandad del Prendimiento. Paso éste que más se tardaría en recuperar y que lo haría en 1997 dando el nombre a una nueva Hermandad: la V. H. de La Nega-ción de San Pedro.

Un año después, en 1909, también bajo la tutela de la Herman-dad del Prendimiento, desfiló el paso de Jesús en el Pretorio; tam-bién este mismo año desfilaría el paso de la Virgen y San Juan, para constituirse en Hermandad al año siguiente, en el año 1910.

En el año 1933 se incorporaba al desfile de El Silencio, el paso de la Santa Cena, que desfiló en 1931 y 1932 en la Procesión de Paz y Caridad.

En el año 1934, también se incorporaba al cortejo procesional la Hermandad de San Juan Bautista.

Después de la contienda civil, en el año1940, tendría lugar un hecho trascendental para la reorganización de la Semana Santa de Cuenca, al desfilar el Miércoles Santo de ese año la procesión de desagravio al Nazareno de Sisante.

A partir de aquí empiezan a recuperar su actividad las Her-mandades que componían el cortejo de El Silencio, donde la his-toria es amplia en el archivo de cada una de las Cofradías.

La recuperación de los pasos en el seno de las Hermandades se llevó con los que da el nombre a cada una de ellas: V. H. de Jesús Orando en el Huerto, V. H. del Prendimiento de Jesús que desfilaría con el paso del Beso de Judas, recuperando el paso Jesús en el Pretorio que desfiló desde 1987 a 1990.

La V. H. del Ecce Homo de San Miguel y la V. H. de Ntra. Sra. de la Amargura con San Juan Apóstol, harían lo propio desfilando hasta la actualidad con sus pasos titulares.

En 1943 se incorporaba la Hermandad de San Pedro Apóstol, para desfilar en 1944 con tallas de Martínez Bueno, dos años des-pués lo haría con las tallas de marco Pérez.

En 1954 se segregó del desfile la Hermandad de San Juan Bau-tista que se incorporaba al desfile del Martes Santo.

Un paso añorado, anhelado por los conquenses y que se haría realidad su desfilar en 1985, sería el de la Santa Cena, y que daría también el nombre a la Hermandad.

Doce años después, en 1997, una nueva Hermandad también pondría en las calles de Cuenca un paso recuperado: “La Nega-ción de San Pedro”.

Tras la solicitud pertinente a la V. H. del Prendimiento de Je-sús y autorización por parte de ésta para su recuperación, se crea la Hermandad en 1992 con carácter gremial por parte de los Cuerpos de Policía Local y Bomberos del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca.

El paso de dimensiones mucho más grandes que el desapareci-do, lo mismo que ocurrió con el resto de los pasos procesionales

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del Miércoles Santo en su recuperación, pone en escena la soledad del hombre, la ausencia de Jesús ante los vaticinados aconteci-mientos. La soledad, el miedo... el arrepentimiento.

Con esta aportación, el desfile del Miércoles Santo quedaba cerrado en cuanto a recuperaciones de pasos procesionales.

Una última recuperación en la que se mimó todo lo necesario para la constitución de la joven Hermandad, desde el mensaje que se quería transmitir con el conjunto procesional, pasando por la ubicación cronológica del desfile hasta la uniformidad: túnica morada como color de arrepentimiento y capuz blanco según lo recogido en la Concordia de 1906, y el emblema de la Herman-dad, una cruz recrucetada formada por cuatro cruces templarias superpuestas, tres iguales indicando cada una de las negaciones y la más grande e invertida, el tipo de crucifixión que sufrió San Pedro.

Con el mismo empeño y mimo, se inició una serie de contac-tos por parte de directivos de las Hermandades que integran la Procesión de “El Silencio” para organizar unos sencillos actos y conmemorar con humildad el Centenario de su Procesión.

Una Procesión, que como manifiesta acertadamente Aurelio Cabañas, testigo de excepción de las dos procesiones, la de antes de la contienda y la recuperada: una procesión donde la negrura de la noche juega con los claroscuro de la luna llena y los capuces blancos, proyectando la sombra de los olivos sobre las fachadas por donde discurre.

Proyecto para la celebraciónEstamos de enhorabuena, no se cumple todos los días cien

años. Esta sería la fundamentación principal que llevó a un grupo de Hermandades de la Semana Santa de Cuenca y que integran la Procesión del Silencio para conmemorar el I Centenario de su procesión, pero no solamente de quienes la integran sino de todos los conquenses y foráneos que pueden tener la oportunidad de participar en el acontecimiento.

Queremos conmemorar los 100 años de la Procesión del Silen-cio de la Semana Santa de Cuenca, ofreciendo una riqueza artís-tica, cultural y religiosa, relacionada con las Hermandades que la integran dentro del marco de su ciudad.

No podemos cerrar los ojos a una fecha tan importante para la Semana Santa de Cuenca y para la propia ciudad en sí.

Si hablamos de justificación, como en todo proyecto que se emprende, ésta es clara viendo la fundamentación anteriormente expresada: la Conmemoración del I Centenario de la Procesión del Silencio.

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Pero, la justificación más íntima, la justificación que hermana los sentimientos, es el reconocimiento al esfuerzo de las con-quenses y los conquenses, las nazarenas y nazarenos, que de una manera anónima y callada a través de sus respectivas Hermanda-des consiguieron, en un periplo de 100 años, llegar a hacer una Procesión Centenaria y contribuir a ensalzar una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional en una Ciudad Patri-monio de la Humanidad como es Cuenca.

Para la administración y supervisión del proyecto, así como la consecución de los fines establecidos, se creó una Comisión del Centenario, integrada por dos personas de cada una de las Hermandades que conforman la Procesión del Silencio, y que a su vez son miembros de sus Juntas de Diputación.

Las Hermandades que integran el desfile de la “Procesión del Silencio” en la Noche del Miércoles Santo son:

- Vble. Hdad. de la Santa Cena

- Vble. Hdad. de Jesús Orando en el Huerto

- Vble. Hdad. del Prendimiento de Jesús

- Vble. Hdad. R.B.E. de San Pedro Apóstol

- Vble. Hdad. de La Negación de San Pedro

- Vble. Hdad. del Stmo. Ecce Homo de San Miguel

- Vble. Hdad. de Ntra. Sra. de la Amargura con San Juan Apóstol.

Las citadas Hermandades están acogidas y son miembros de Pleno Derecho dentro del seno de la Junta de Cofradías de la Se-mana Santa de Cuenca.

Música y arte para un centenarioDentro del amplio elenco de acontecimientos religiosos, artís-

ticos y culturales, propuestos por las Hermandades del Silencio, se eligieron aquellos que podían llegar a organizarse y que, a buen seguro, sería del agrado de todos y todas las que quisieran en ellos participar.

En lo que respecta a la música, en los actos religiosos se con-tará con la intervención del Coro y Orquesta Schola Cantorum para la Solemne Función conjunta de todas las Hermandades en la Santa Iglesia Catedral Basílica, así como en la Misa por el sufra-gio de los hermanos/as difuntos en la Parroquia de San Esteban Protomártir, canto gregoriano a cargo también del Coro Schola Cantorum

El tradicional concierto de marchas procesionales al que nos tiene acostumbrado la V.H. de Jesús Orando en el Huerto (de San Esteban), lo dedica, de manera muy acertada, al I Centenario de la Procesión de “El Silencio”, donde se interpretarán marchas proce-sionales de las Hermandades que la componen; se oirán marchas conocidas, otras inéditas y estrenos como el de la V. H. de La Negación de San Pedro, compuesta por el músico y compositor Manuel Millán de las Heras

Respecto al arte, podremos contemplar en la Sala de Exposi-ciones de la Obra Social y Cultural de Caja Castilla La Mancha, en la Sala de Carretería, una exposición conjunta de artistas de la pintura y escultura, bajo el título: Artistas en “El Silencio”.

Asimismo, se bendecirá en la calle Aguirre (fachada de la casa parroquial) y campo de San Francisco, de donde partió por pri-mera vez la Procesión del Silencio, el mural en relieve del afamado escultor cerámico conquense Tomás Bux.

Un mural conmemorativo en el que se recoge de forma clara y precisa elementos que rodean a la procesión del Silencio, una mezcla entre el realismo y el surrealismo que desprende este joven artista.

También, en las iglesias donde se encuentran ubicadas las di-ferentes Hermandades se instalarán banderolas anunciado el Cen-tenario de la Procesión.

Culminados los actos programados, pretendemos cerrar el Centenario, con la edición de un libro que se publicaría en 2006, bajo el título: 100 años de “El Silencio” ; donde se recogería la historia de la Procesión y de sus hermandades, así como los actos celebrados en el Centenario.

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Junto al libro, en su interior, iría un CD con la grabación del Concierto de marchas Procesionales 2005, que la Hermandad del Huerto tuvo a buen tino dedicar al Centenario de su procesión.

Asimismo, para el año 2006, aparecería la edición de un au-diovisual sobre los diferentes actos expresados.

Todo ello con la intención de dejar un legado, un soporte de información para generaciones futuras.

Cabe citar, que no hubiera sido posible la culminación de este esfuerzo sin el apoyo institucional. Sin el apoyo del Excmo. Ayun-tamiento de Cuenca; del Vicerrectorado del Campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha; de Caja Castilla La Mancha, a través de la Obra Social y Cultural; de la Delegación en Cuenca de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha; de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca y de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca.

Asimismo, a los y las artistas que gustosos nos ofrecieron lo mejor de su arte para mostrarnos diferentes visiones de El Silen-cio.

A todos ellos, nuestro agradecimiento por contribuir con su apoyo incondicional a mantener las tradiciones de nuestra tierra, de nuestra ciudad, de nuestra Semana Santa.

Un nuevo mural por las calles de CuencaObligado es dedicar un espacio al nuevo mural que tendremos

por las calles de Cuenca y que viene a conmemorar el I Centena-rio de la Procesión del Silencio.

Tomás Bux vuelve a sorprendernos con otra novedad para esta Semana Santa y que nos deleitará con su contemplación en la calle Aguirre, concretamente en la fachada de la casa parroquial de la Iglesia de San Esteban.

Se trata de una obra modelada en macizo y ahuecado, con relieves superpuestos. El mural se realizó pieza a pieza, encajadas como un gran puzzle.

El material empleado fue de arcilla refractaria, cocida a una temperatura de 1280º; el color sería el propio de la cocción a excepción de la luna y los capuces que llevarían una decoración de esmalte blanco.

El Mural es rectangular, donde podemos observar en el lateral izquierdo y de arriba abajo, todos los escudos de las hermandades del Miércoles Santo, por orden cronológico del desfile.

En la parte superior y cayendo sinuosamente hacia la parte derecha del mural, una serie de hocinos sobre los que descansaría la arquitectura religiosa que representa a los cuatro templos de donde parten las imágenes el Miércoles Santo; empezando por la Iglesia de San Pedro al ser la más elevada, siguiendo por la Cate-dral, El Salvador y San Esteban.

Sobre las iglesias, en el margen superior derecho del mural aparece la luna llena esmaltada en blanco. La luna del primer ple-nilunio primaveral.

En el espacio que dejan los hocinos, la parte inferior izquierda y central, hay siete capuces, también esmaltados en blanco y uno de color rojo, junto a alguna tulipa, representando a los nazare-nos de las filas de la Procesión del Silencio que tanto calor dan en las frías noches de Miércoles Santo, entre éstos, se deja entrever los olivos.

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Con el efecto de la luna blanca reflejando sobre los capuces y los olivos entre ellos, se quiere representar a todas las hermanda-des en una noche de olivos y capuces blancos.

Todo este conjunto de alegorías al Miércoles Santo, se ve salpi-cado por un conjunto de ojos vigilantes, característica surrealista del artista Tomás Bux, queriendo significar la perseverancia en la mejora del desfile del Miércoles Santo a través de la observación.

Todo el mural descansaría sobre una estela del mismo mate-rial, dividida en cuarteles, el más grande donde figura la leyenda “I CENTENARIO DE LA PROCESIÓN DEL SILENCIO. Se-mana Santa de Cuenca. Miércoles Santo 1905-2005”; en su parte derecha, los otros dos cuarteles más pequeños y superpuestos, re-cogen el logotipo del Centenario y debajo el escudo de Cuenca.

Esta nueva obra de Tomás Bux expuesta de manera perma-nente en la calle, viene a sumarse a las que ya contemplamos y podremos contemplar encargadas al artista por parte de las Hermandades de La Negación de San Pedro, Ecce Homo de San Miguel o la de Jesús Orando en el Huerto de San Esteban.

Murales en relieve que reflejan por las diferentes calles de la ciudad junto a otros murales de diferentes artistas, el recuerdo perpetuo a lo largo del año y el ofrecimiento de la Hermandad a la que pertenecen.

Podemos estar seguros, que en esta Semana Santa de 2005 y aparte de lo ya citado, Bux nos mostrará alguna que otra sorpresa relacionada con nuestra Semana de Pasión, dejando ver una vez más su sentimiento nazareno expresado de la manera que él bien conoce y que magistralmente trabaja: el barro.

Su obra es personal e inconfundible, al realismo que deja en-trever en sus esculturas de barro, se le une el surrealismo del que orgullosamente presume, al igual que de su Semana Santa, a la que tantas veces ha dibujado y ha dado forma con sus dedos.

Tal y como se ha expuesto, el acontecimiento del centenario se ha llevado a cabo con el esfuerzo de las personas anónimas que integran las hermandades, constituidas en una Comisión orga-nizadora de los actos, esas mismas que un día cogieron el relevo y otro día se lo cederán a otras, que como ellas, ofrecieron un tiempo de su vida para perpetuar lo iniciado en una primavera del año 1905.

Hasta entonces, tenemos que seguir con la ilusión cofrade de trabajar, no sólo por nuestra Hermandad o Procesión en la que desfila, sino por la Semana Santa de Cuenca. Sabedores que esas largas filas de luces que vemos titilar en la noche iluminan a los estaban, los que las portan, y los que las portarán. Fo

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In Memoriam

La luna de Cuenca presta su luz a la oliva que cobija al Amor traicionado, y apenas se atreve a asomar su rostro de plata entre las hojas, para escuchar la melodía con la que la banda de música ha querido conducir los pasos de su Señor por las calles de la ciudad.

Venidos desde las tierras de la Orden de Santiago, han cam-biado una noche más su oficio, dejando para mañana aquel con el que a sus familias sustentan, y han tomado entre sus manos la flauta, el trombón, el clarinete,...para ser nazarenos, nazarenos de Cuenca.

Al frente, el maestro Superancio, aquel que una tarde ya le-jana les descubrió una pasión que desconocían tener dormida en su noble alma manchega: la música. Aquel que con la paciencia del buen profesor abrió en ellos los surcos de una sensibilidad diferente, que les mostró un motivo más por el que la vida puede ser belleza.

Son sus músicos, modelados sobre el torno de su ilusión in-agotable y contagiosa, con la que nunca pudo la edad ni los con-tratiempos. Son sus músicos, que le seguirán allá por donde la música les lleve.

Y hasta la Parroquial de San Esteban les ha traído cada cuares-ma, a honrar con su ofrenda en melodía al Santo Paso de “El Beso de Judas”, en esas mañanas de Domingo que huelen a chocolate y a incienso, en las que el culto procesional y la Misa Solemne se funden de forma única.

Podéis verlos desfilar en una noche de silencio, que sólo ellos se atreven a llenar con los acordes ensayados en tantas noches hurtadas a su hogar y a su descanso, y que sus instrumentos hilva-nan con la seguridad y firmeza que la batuta de su director les ha prestado, casi aliviando el dolor del beso más amargo.

Por José Manuel Alarcón Sepúlveda

D. Superancio Martínez García

HABLAN LAS HERMANDADES

Los banceros de El Prendimiento saben bien de ello, porque cuando el peso y las ho-ras comenzaban a dejar su ruda huella en los hombros, cuando el banzo clavaba su arista en la anatomía, no era ya la horquilla el alivio y el descanso, sino las marchas de la querida Banda de Música de Horcajo de Santiago, que eran aliento y nuevas fuerzas con las que llegar hasta la cancela de San Francisco.

Han sido muchas procesiones de nazarenos blancos, muchos Miércoles de olivos, silencio y música, tantos que nadie sabe decir cuántos; tantos que nadie puede imaginarlos, ya, sin Su-perancio.

Los muros de las viejas casas de Solera, Andrés de Cabrera o Alfonso VIII memoriza-ron hace tiempo las siluetas de esos nazarenos, sombras que caminaron ante ellas acariciando el aire con sus instrumentos, haciendo fluir emociones y sentimientos en la anochecida. Y es que, ¿cómo olvidar lo que la llama de una tulipa nos deja grabado?

Con paso quedo, medido, se deslizan entre las hileras de nazarenos como si fueran parte de la noche, se detienen y avanzan como si de otros banceros se tratara, y llevan sobre sus hombros melodías de tristeza y dolor, de fe y esperanza.

El buen director ya no está aquí, Él lo llamó un día, seguro que para dirigir alguna banda de música que Rafael Pérez llevará a su Sema-na Santa del cielo. Pero sus músicos seguirán, y vendrán conciertos, pasacalles, dianas y no-ches de Miércoles Santo, caminando fieles tras aquel hombre de Nazaret, a quien entregamos por un puñado de monedas.

Si es cierto que el cielo está arriba, mirando hacia lo alto, el viejo maestro andará enseñan-do música a las estrellas, para poder dedicar la marcha más hermosa a su Paso; y esa noche, la luna de Cuenca, acunada entre el suave bambo-leo de la oliva, saldrá una vez más a escucharla.

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Algunas notas sobre el gran ausente de nuestra imaginería procesional *

Presentación“Así, Fausto, prendido al ritmo musical de las esferas, abarcas di-

mensiones ignoradas y dentro hallas espacio para cada familia en apre-tados círculos de belleza”.

Eduardo de la RicaElegía sin llanto por Fausto Culebras, 1959

Este sucinto trabajo sobre la figura malograda del que fuera gran artista conquense Faustino Culebras Rodríguez (Gascueña, Cuenca 1900-1959 Quito, Ecuador), pretende, desde sus modestas líneas, dos objetivos principales. El primero de ellos, y más im-portante es el de esbozar, a grandes rasgos, una breve semblanza sobre este controvertido personaje, como también lo son, por cier-to, todos aquellos individuos dotados de un profundo y marcado carácter ingenioso, imprescindible no ya sólo para descifrar la rica contemporaneidad artística de Cuenca sino para desentrañar, a través de su imperfecta relación con nuestra Semana de Pasión algunos de los episodios capitales de la historia de la imaginería procesional conquense de la más inmediata posguerra. El segundo gran objetivo, consustancial, obviamente, para todos los interesa-dos en el perfil humano y artístico de Faustino (en adelante Faus-to, como él mismo quiso abreviar), no es otro que difundir, con la recomendación expresa de la misma, una de las obras académicas más consolidadas que en los últimos tiempos se hayan elaborado sobre cualquier personaje relevante de la cultura conquense, como es, en este caso concreto, la magnífica monografía que sobre el polifacético hombre de Gascueña realizara hace ya algún tiempo la autora María Teresa Jiménez Priego1 . En este mismo sentido, no hay que dejar de subrayar el hecho de que a través de la mencionada

Por Israel José Pérez Calleja

Fausto Culebras en la Semana Santa de Cuenca

* Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a las personas de Antonio Abarca, Luisma Calvo, Leonor Culebras, Antonio Pérez Valero, Julián Recuenco y, sobre todo, a la entrañable María Teresa Jiménez Priego, sin cuyas exquisitas y diligentes atenciónes a mis tan numerosas como torpes dudas hubiera sido imposible la culminación de este breve intento por rescatar la figura artística del inolvidable Fausto Culebras. Hágase extensible dicho agradeci-miento, a modo de disculpa reiterada, a Andrea, Sandra, Patricia, José María y Tana, a la sazón, hija, mujer, hermana y padres de quien suscribe este modesto ensayo, sin cuya infinita paciencia hubiera sido materialmente imposible el trabajo que tienen hoy entre sus manos.

1. Jiménez Priego, Mª, T., Fausto: artísta conquense, COEN, Madrid, 1985

INVESTIGACIÓN

publicación, que sin embargo no ha encontrado continuidad al-guna en otros autores ni la repercusión merecida si se atiende en último caso a su exquisita laboriosidad y evidente trascendencia, la responsable de la misma supo arrojar luz de manera transparen-te y mucha más que correcta (si acaso un ápice de reconocida pero inevitable subjetividad en contados aspectos, tal y como le ha ocu-rrido seguramente a quien aquí osa escribir), en lo que entonces era la penumbra más insondable y ponderar, en su justa medida creo yo, la figura del que fuera magnífico pintor y excelente escul-tor en las distintas y variadas modalidades que integran estas tan difíciles como poco recompensadas facetas manuales del arte.

De este modo, el presente ensayo pretende rescatar, a grosso modo, del repleto baúl de los recuerdos ilustres de la tierra, la silueta entristecida del que pudo ser, al menos, por partida triple, tal y como veremos más adelante, uno de los grandes imagineros de la Semana Santa de Cuenca. Y es que la trágica relación de esta casi desconocida personalidad con nuestra Semana Grande se puede resumir como una voluminosa historia labrada de conti-nuos desencuentros que nunca terminó de prologarse y que care-ció de un epílogo feliz por concluir aquélla, cuando más cercana estaba la reconciliación, sin un final materializado en imágenes procesionales para la Pasión. Estas imprecisas notas, meramente informativas, persiguen, en definitiva, paliar en la medida de lo posible la incomprensión que su fecunda obra despertara durante buena parte de la primera mitad de siglo pasado entre la mayoría de sus paisanos y salvo las muy honrosas excepciones de cierta intelectualidad conquense y enconquesada de la época, que di-ría su gran admirador Florencio Martínez Ruiz. De hecho, este palpable rechazo local y administrativo hacia sus polémicas cua-lidades creativas y, por tantos incompartibles, dotes de genialidad artística fue y sigue siendo, sin temor a equívocos, una rémora moral interna que el bueno de Fausto Culebras arrastrara silen-ciosamente a lo largo y ancho de su introvertida personalidad. Actitud generalizada de rechazo, ésta, hacia su obra que sería ne-gativamente refrendada, en añadidura, por el sistemático olvido divulgativo profesado hacia tan virtuoso conjunto creativo con la prematura desaparición física del autor del mismo. Este último

hecho, referente al desconocimiento progresivo del personaje y que viene embargando a la despistada ciudadanía conquense, más aún tras el funesto y repentino desenlace de la vida del artista, se ve retroalimentado por la ya citada y consabida inconclusión de las afamadas obras proyectadas para los desfiles procesionales capitalinos, por él y por los suyos tantas veces imaginadas2.

Así, este contrito artículo sobre su infructuoso legado pasio-nista pretende trazar primeramente, y de modo bastante más que genérico3, un rápido retrato artístico del que fuera gran escultor conquense aderezado con unos muy breves apuntes sobre esa agi-tada biografía que tanto dio que hablar en vida y silenciar tras su muerte, y que reuniera tras su menuda figura afilada los com-ponentes más disparatados de la contradicción hasta el punto de tener que, dejó escrito con verdadero instinto metafórico Álvarez Chirveches4, salir de España para morir en Cuenca; aquella otra Cuenca ecuatoriana fundada tiempo ha por el Marqués Andrés Hurtado de Mendoza donde nuestro artista ultimaba un especta-cular monumento conmemorativo como eje central de los actos de hermanamiento entre las dos ciudades del mismo nombre, sepa-radas por el gran océano azul pero tan cercanas en sentimientos5. Por ello, partiendo de unas aclaraciones imprescindibles sobre la evolución y las facetas creativas desarrolladas por el personaje, se ha atendido especialmente, como no podía ser de otra manera si se tiene en consideración permanente el objeto final de la revista que tienen entre sus manos, el más que relevante papel desempeñado por Fausto en la historia reciente de la imaginería procesional de la Semana Santa de Cuenca. De esta manera, en el amplio apartado reservado a este respecto se ha analizado, con la brevedad que im-pone el escaso espacio disponible y aparcando para otro momento futuro el análisis estilístico y aséptico de las imágenes apenas pro-yectadas, los tres grandes nexos de unión existentes entre nuestro artista y la Semana por excelencia de esta ciudad. A saber, la idea inacabada de modelar un Nazareno para los desfiles procesionales de la Pasión, la frustración más personal que profesional por la retirada del encargo de tallar el paso de Jesús de la Caña para la procesión de Paz y Caridad de Jueves Santo y su más conocido y reconocido anhelo imaginero, frenado en seco por la desafortuna-

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da muerte del artista, que fue su proyecto soñado de gubiar una Santa Cena cuando el mismo era ya más que un sueño y mucho más que un simple boceto.

Por último, amén de una amalgama de reflexiones parti-culares sobre el actual estado pseudocientífico de parte de nuestra más lejana y reciente historia pasionista y no tan pasionista, y junto a un extenso capítulo bibliográfico en el que se agrupan una serie de referencias básicas de distinto carácter y proceden-cia, ineludibles para cualquier intento sincero de establecer una aproximación a su figura artística y semblanza humana, se han añadido algunos de los muchos documentos relevantes, incluidos en el apéndice documental, íntimamente ligados a la figura de Fausto Culebras como personalidad histórica ligada para los tiem-pos a la Semana Santa de Cuenca.

Breve semblanza de un artista conquense: Formación y evolución creativa“Para rastrearle sus gustos y preferencias, ya que no sus conocimien-

tos artísticos, habría que pensar en Victorio Macho, en Mateo Inurria, en el malogrado Julio Antonio. Parte de la independencia ascética, estos hombres tienen de común con Fausto, y Fausto con ellos, el vigor y la fuerza terrígena y subyugante del artista elegido”.

Florencio Martínez RuízUn escultor: Fausto Culebras, 1957

Fausto Culebras –“acaso el artista más completo que haya pro-ducido esta tierra”6, en palabras del gran Federico de Cuenca- fue un creador en la más excelsa y rica concepción de este inusual oficio, hoy casi desaparecido pese a lo que muchos puedan creer y tan cercano a la bohemia bien entendida y practicada. Artista con-cebido a sí mismo, amado por unos pocos, denostado por tantos otros; minusvalorado en esta su tierra, suficientemente reconoci-do fuera de ella. Nacido de los primeros bostezos del siglo pasado, con la rebeldía implícita que impregna cualquier cambio coyuntu-ral de esta magnitud, en el numeroso seno de una humilde familia labriega de Gascueña, allá por esa Alcarria conquense sembrada de oteros vigilantes, y en una solitaria calle llamada del Arrabal, austera y hosca como a veces parecía parpadear su frágil persona-lidad. Apenas si encontró nuestro protagonista, desde su mismo despunte vital, en el abigarrado entorno familiar que le rodeó, cualquier guiño comprensivo hacia sus primeras actitudes con el carboncillo, en forma de aptitudes sobresalientes, exceptuando el insustituible cariño maternal de Doña Francisca. De hecho, sus ya prometedoras inquietudes artísticas, que tanto recelo desper-taban en derredor y en lo que no vino a ser sino otro caprichoso impedimento que luego se haría extensible a una ciudad como Cuenca que se debatía por entonces entre los eternos contrastes de una capital castellana en emergente crecimiento burgués bajo su fortaleza de rocoso tradicionalismo, sólo veían satisfechas sus demandas creativas cuando la fatigosa actividad campestre lo per-mitía. Tras unos iniciales trabajos en el noble oficio de la sastrería, Faustino, artista conquense que acumulara más de dos centenas

2. Aparte de las diferentes y muy poco conocidas obras con acceso al público, aunque eso sí no muy numerosas, realizadas por Fausto Culebras en nuestra capital (Véase a este respecto el extenso catálogo aportado por Jiménez Ruiz en la monografía del artista, JIMENEZ RUIZ, Mª. T., Op. cit., pp. 232-248), el escultor y pintor conquense dio nombre, al igual que el imaginero Marco Pérez, a una sala del Museo de Cuenca y a una calle de la capital. Tam-bién se bautizó con su nombre un Premio de artes plásticas para jóvenes talentos organizado por el Ayuntamiento de Cuenca que en la actualidad ya no se celebra.

3. Para un mayor conocimiento de su biografía y producción artística véase la citada obra de Martínez Priego y el resto de la bibliografía facilitada al final del trabajo.

4. ÁLVAREZ CHIRVECHES, M., Salir de España para morir en Cuenca, ABC, 12-06-1959

5. Sobre las extrañas circunstancias de su muerte y el posterior traslado de sus restos a la ciudad cuencana desde la capital ecuatoriana de Quito, donde falleció y primeramente fueron inhumados sus restos, remitimos al lector a las numerosas reseñas bibliográficas existentes en este sentido y aportadas en el capítulo final del ensayo.

6. MUELAS, F., La España de cada provincia. Cuenca, Publicaciones Españolas, Madrid, 1965, p. 15

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de obras de distinto tipo a lo largo de una vida tan difícilmente consumida, remaría contracorriente durante su casi autodidacta evolución formativa debido a unas muy hostiles condiciones eco-nómicas que ya jamás le abandonarían.

De esta manera, su formación estilística, tanto desde un punto de vista escultórico como desde su más inicial proceder pictóri-co, nunca estuvo encauzada con exclusividad a un determinado concepto artístico. Precisamente ahí, como atestiguan las más au-torizadas y conocedoras voces de su pericia creativa, radica la in-discutible genialidad de su obra por la innovadora confluencia en nuestro artista de distintas tendencias, a las que parecían atender por igual sus composiciones, abarcando desde el academicismo más clasicista y tradicional hasta el naciente modernismo de ca-rácter simbolista y más transgresor que al rebufo del nuevo siglo desembocaría en las vanguardias. A la temprana edad de 21 años abandona, siempre de manera inconstante, su medio natural al que nunca renunciaría del todo y mucho menos cuando las tertu-lias artístico-literarias con los amigos reunidos bajo la batuta lírica de Federico Muelas, como fue el caso del famoso Bergantín7, esta-ban de por medio y que tampoco dejará de frecuentar en sus pos-teriores años de estudio en Madrid con la tutela siempre imperial de César González-Ruano. Marcha de su tierra -el destierro defi-nitivo llegaría pocas décadas más tarde- tras haber degustado los primeros sinsabores amargos de la decepción, para cursar, pensio-nado por la Excma. Diputación Provincial de Cuenca, estudios de pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, a la que estaría personal y profesionalmente muy vinculado, dejando atrás pocas ataduras y con más sueños que ambiciones en su repleta maleta de ilusiones apenas estrenadas. Después de sucesivas prórrogas de estudio, avaladas por relevantes personalidades y a las que la ins-titución provincial no accedió siempre con la diligencia precisa, y con el anuncio inminente de la instauración de la II República, el bueno de Fausto se embarca junto a sus pegajosas circunstancias, previa autorización para completar su formación, en continuadas estancias de estudio en el extranjero durante dos breves años por la Italia de Roma y Florencia, la Grecia de Fidias, la Francia del Louvre y el Impresionismo, los Países Bajos y la Inglaterra del fa-moso y tan escultórico Museo Londinense. En todos estos viajes y virajes, presididos como no podía ser de otra manera por la ya comentada penuria económica galopante de nuestro artista, que llegará incluso a enfermar de consideración en el transcurso de los mismos, el protagonista bebió directamente, hasta empaparse, de los fastuosos e inagotables manantiales originales del arte, en un momento crucial de su evolución creativa en el que parece invertir sus preferencias artísticas hacia la escultura, en la que la temática religiosa tendrá un componente específico junto al retrato, sin por ello abandonar en absoluto sus anhelos de pintor y dibujante.

Cuando regresa a Cuenca es admitido, no sin recelo, como Profesor Auxiliar Interino de la ya consolidada por entonces Es-cuela de Artes y Oficios de la capital, para ser despedido de la misma siete años más tarde, cuando la Guerra Civil era todavía un mal sueño. Mientras, su obra, aunque no suficientemente valo-rizada en Cuenca, sí parece recibir el reconocimiento de la crítica

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especializada en tan difícil y subjetiva materia. Escasas exposicio-nes nacionales, algunos pocos premios de no demasiada trascen-dencia; todos ellos eran hechos y situaciones que al protagonista no parecían afectarle tanto como la pasividad que su genio creati-vo generaba entre los indolentes paisanos. En este sentido, quizá su mejor y más seguramente deseada herencia sea, atendiendo a la particular escala de valores de la persona en cuestión y aparte de sus numerosas obras conservadas, el magisterio con el que ilustró en sucesivos y caóticos talleres a algunos de sus mejores y más re-conocidos discípulos como Abad Gil, Amador Motos, Pedro Mer-cedes u Oscar Pinar8, miembros todos ellos, junto a algunos más, de la que se denominó indistintamente como Generación Con-quense del 36 o Generación Discipular de Fausto Culebras. De su actividad en tierras americanas, la imponente estatua dedicada al Marqués de Cañete en Cuenca del Ecuador es tan sobradamen-te conocida como la fatalidad que encontró en tan lejanos lares cuando –paradojas de la vida, que diría otro– trabajaba en nombre de esa otra Cuenca, la suya y la nuestra, que tanto quebranto disi-mulado le provocara con su incomprensión, tras el aparente velo de soledad feliz que paseaba imantado.

De modo que, siendo groseramente breves e imprecisos con la semblanza artístico-biográfica de este personaje ilustre, apremia-dos por el insuficiente espacio disponible, y después de haberse cumplido hace cinco años y un mes escaso el primer centenario de su nacimiento, además de coincidir hoy con el primer centenario de la Procesión del Silencio a la que estaba destinado su grupo escultórico que más cerca estuvo de integrar los desfiles actuales de la Semana Santa de Cuenca, valga recordar desde tan gentil al-tavoz que este excelente pintor y dibujante, así como magnífico es-cultor de temas no sólo religiosos sino monumentales, funerarios y de retratos, amén de sus proyectadas obras pasionistas para la capital, legó a la misma algunas creaciones famosas, aparte de las expuestas en las dependencias museísticas, junto a las que hoy pa-samos y posamos desapercibidos de su autoría como son la talla, más clásica que barroca, de San Roque venerada en la Parroquia de la Virgen de la Luz; los bustos del Maestre Santiaguista Don Álvaro de Luna y del descubridor Alonso de Ojeda, presidiendo con hieratismo desafiante la entrada misma del Palacio de la Dipu-tación Provincial; la Virgen con el Niño, de finas reminiscencias neogóticas y ubicada en el Callejón casi pasionista de la Madre de Dios; el Monumento a la Cruzada Eucarística hoy trasladado, desde la ya añorada Escuela Normal, a las inmediaciones de la nueva y flamante Escuela Universitaria de Magisterio o la rocosa Faz de Cristo en la devocional bajada escalonada al Santuario de Nuestra Señora de Las Angustias.

7. MUELAS, F., Ante la próxima botadura de El Bergantín, Ofensiva, Cuenca, 02-10-1957

8. Véase para establecer una breve aproximación a la figura de estos afamados discí-pulos de Fausto las siguientes referencias a Carlos de la Rica publicadas en la desaparecida revista Cuenca que editara la Excma. Diputación Provincial: Amador Motos al encuentro de la belleza, II Semestre, nº 30, 1987, p. 189; Antonio Abad Gil, un conquense en Lérida, nº19/20, 1982, p. 135; Ceramistas conquenses: Pedro Mercedes, I Semestre, nº 17, p. 103 y Oscar Pinar o el desafío del color, I y II Semestre, nº 38, 1991, p. 183.

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El artista en la Semana Santa de Cuenca:Crónica de un desencuentro permanente“Antes de almorzar pude admirar el boceto del escultor Fausto para

un paso de la Semana Santa de Cuenca: una Sagrada Cena magnífica. De este hermoso tema, lleno de dificultades, Fausto ha hecho una inter-pretación extraordinaria”.

César González-RuanoDiario íntimo, 1970

El Nazareno de Fausto que nunca fue o primera frustración ima-ginera del escultor en la Semana Santa de Cuenca

El primer nudo de enlace entre nuestro protagonista y la Se-mana Santa de Cuenca, como más que posible prólogo del dila-tado capítulo de frustraciones que en este cometido imaginero coleccionó Fausto Culebras hasta el mismo momento de su falle-cimiento, es aquél que tiene que ver con el hoy todavía misterio-so encargo a su persona de la figura de un Nazareno destinado, a tenor de la documentación oficial valorada al respecto9, a las procesiones capitalinas de primeros y difíciles años de posguerra. En esta misma línea, tal y como ya apuntó en uno de sus siempre interesantes estudios sobre la Pasión de Cuenca el ya tristemente desaparecido Luís Calvo Cortijo10, la citada imagen del Nazareno que debiera proyectar nuestro personaje en madera policromada habría sido interesada, como así lo fue en realidad, al escultor de Gascueña por encargo del Ayuntamiento de la capital bajo un presupuesto global de 6200 pesetas y a fin de ser incluida en los ya lejanos desfiles procesionales de 194111.

Sin embargo, a partir de esta sensacional aportación del ce-lebrado autor conquense acerca de esta cuestión casi telúrica del infructuoso Nazareno de Fausto, cabe plantear una interrogan-te que no hace sino envolver bajo un halo enigmático todo este asunto. La principal controversia, una vez corroborada con la in-formación extraída de las actas del Ayuntamiento, reunidas en el apéndice final de este trabajo, la existencia irrebatible y fehaciente de una encomienda por parte de la institución conquense al artis-ta para elaborar la talla de un Nazareno destinada a los ejercicios penitenciales de 1941, radica en esclarecer con total precisión para qué Hermandad exactamente, y por lo tanto para qué procesión, estaría emplazada esta inmaterializada imagen de cuya suerte –in-fortunio, diría– ya no se tuvieron más noticias que las referentes a su encargo y posterior cancelación por el mismo y tan ilustre peticionario.

Fotografía: Antonio Abarca

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De este modo, pese al minucioso escrutinio de las distintas actas municipales en las que por su atemporalidad pudiera quedar reflejado, en términos concretos, el acuerdo primigenio de este Nazareno y en el que podría haberse determinado, en el caso de haber sido reflejada esta circunstancia, la titularidad de la Her-mandad destinataria de este encargo procesional (tampoco el cita-do Calvo Cortijo ni la autora Jiménez Priego12, en sus respectivas obras logran especificar, a partir de sus detenidas averiguaciones, para qué procesión y Hermandad de la Semana Santa de Cuenca de 1941 estaría vinculado con exactitud este proyecto), vamos a establecer seguidamente, con toda la precaución que exige cual-quier hipótesis, una argumentación que podría acercarnos, en gran medida, al designio final de tan misteriosa representación pasionista.

Así, el encargo de este Nazareno, por su demostrado y defini-tivo carácter procesional para la Semana Grande de Cuenca, debe-ría estar, lógicamente, adscrito a alguna de las dos Hermandades que por aquel entonces litigaban, no sin dificultad, la adquisición de sendas imágenes de Nazarenos para los desfiles de 1941; a sa-ber, las veteranas y Venerables Hermandades de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Puente y de Nuestro Padre Jesús Nazare-no de El Salvador13. Por lo tanto, esta encomienda del Nazareno, cuyo emplazamiento como queda dicho sería alguna procesión de 1941, habría que desvincularla de antemano, evidentemente, de cualquier aspecto referido a la adquisición del Nazareno de Marqués Amat con el que un año antes ambas Hermandades, pese a ser propiedad de la de El Puente, habrían desfilado en procesión. En lo que nos atañe hacia ese año de 1941, fecha clave para el re-sultado final del proyecto requerido al alcarreño, no existe noticia alguna acerca de que en los acuerdos preliminares para la petición de la nueva talla para la Hermandad del Nazareno de El Puente a José Capuz se barajara, por parte de la Junta de Hermandades, que es la que cursa en última instancia para dicha Cofradía su realización, la posibilidad de requerir para su inminente ejecución al escultor Fausto Culebras. Como quiera que, sin abandonar el radio de influencia de ese año 1941, la Hermandad del Jesús Na-zareno de El Salvador ya acuerda en Sesión del 31 de diciembre de 193914 encargar para el año siguiente (no podría, sin embargo, concurrir con una imagen propia hasta 1941) su actual, y por todos reverenciado, Nazareno a la persona de Marco Pérez, queda por resolver, a falta de cualquier información definitoria en este sentido, para qué procesión en concreto de 1941 estaba destinado este Nazareno de Fausto.

Al hilo de todo lo comentado hasta este momento, y descar-tando la posibilidad de que las citadas Hermandades conquenses del Nazareno hubieran requerido de modo particular a Fausto la elaboración de sus imágenes titulares, hay que prestar especial atención y focalizar nuestra mirada, sin más dilaciones, al papel protagonista que el Ayuntamiento desempeña en este episodio ya que es aquél, en definitiva, el que activa esta encomienda a nues-tro escultor para las procesiones de 1941. En esta línea, varias son las circunstancias que nos hacen sopesar seriamente la posibilidad de que el Ayuntamiento hubiera interesado esta imagen del Na-zareno para el año de 1941 de manera independiente, por qué no simultánea, a las gestiones que las dos Hermandades aludidas ya habían avanzado con los otros dos imagineros implicados para la realización de sus actuales pasos procesionales. Una de esas circunstancias, sin dejar de tener presente el reconocido interés del artista por incluir alguna obra suya en el entonces malherido catálogo escultórico de la Semana Santa de Cuenca, es la que tiene que ver con un contexto histórico como el que nos ocupa, presi-dido por una urgente y emergente reconstrucción artística tras la incivil contienda bélica luego de desaparecer las anteriores imáge-nes de la Pasión. Momentos estos, a los que aludo, en los que se detecta un galopante frenesí de encargos de tallas procesionales por parte del Ayuntamiento, Junta de Hermandades y diversas Cofradías no resultando extraño, pues, por la delicada interrela-ción de situaciones que acontecen, que el definitivo autor de estas representaciones religiosas no se correspondiera con los nombres solicitados en un inicio para la elaboración de las mismas.

En este sentido, resulta un dato nada desdeñable para el escla-recimiento de la incertidumbre planteada en estas líneas el que tiene que ver con el motivo final por el que el consistorio decide cancelar el acuerdo, tras la ruptura unilateral del mismo, alcan-zado en primera instancia con Fausto Culebras para este Naza-reno y que se ve desagraviado con otra nueva petición, algo que nunca satisfizo del todo al protagonista según Jiménez Priego15, para realizar la actual escultura de San Roque que hoy se venera a la entrada misma de la Parroquia de la Virgen de la Luz16. Así, el motivo por el que el Ayuntamiento desestima el compromiso del Nazareno con el genio de Gascueña, sería la excelente factura de una talla de similar motivo pasionista que el escultor Marco Pérez habría aportado para la procesión del Viernes Santo de 1941 y cuya Hermandad destinataria sería, en buena lógica, la del Jesús de El Salvador. De esta situación, con toda la cautela imaginable,

9. Véase en su totalidad la reproducción de las distintas actas reunidas en el apéndice I

10. Véase para este asunto del Nazareno de Fausto Culebras la información aportada por Luis Calvo Cortijo en uno de sus estudios: CALVO CORTIJO, L., 50 años, y… un día, de la Semana Santa de Cuenca (1940-1990), Ecmo. Ayuntamiento de Cuenca, Cuenca, 1990, p. 26.

11. Descártese desde un principio que este Nazareno para la Semana Santa de Cuenca guarde algún tipo de relación con la talla de idéntico motivo pasionista por él mismo ejecuta-da y que hoy se cela en la Iglesia Parroquial de Gascueña por estar fechada la misma, a tenor de las acertadas investigaciones de Jiménez Priego, hacia 1944 o en adelante. (Véase a este respecto JIMENEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit. pp. 94, 175-fot. nº 80. La comtemplación de las fotografías señaladas nos puede dar una ligera idea del Nazareno que Fausto hubiera podido concebir para nuestra manifestación religiosa).

12. JIMENEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., p. 53

13 . A este respecto, hay que recordar, para no dar lugar a equívocos, que en el año 1940 ambas Hermandades compartieron para sus respectivos ejercicios procesionales la talla de un Nazareno obrado por Tomás Marqués Amat (hoy celado en la cercana villa de Cañete), recibiendo la Hermandad del Jesús de El Puente al año siguiente su actual imagen, ya sin Ci-rineo, gubiada por el valenciano escultor José Capuz Mamano y desfilando la Hermandad homónima de El Salvador con el Nazareno actual, más adelante se incorporaría el Cirineo, de Luis Marco Pérez.

14. TORRES, R., Libro del Jesús de las Seis, Editorial Bitácora, Madrid, 1991 ,pp. 43-46.

15. JIMENEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., p. 53.

16. Para una mayor información sobre la imagen de San Roque esculpida por Fausto Culebras para la Parroquia de la Virgen de la Luz véanse las siguientes referencias: JIME-NEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., pp. 53, 168, 169-fot. nº 85 y nº 86 y 237 además de los apéndices documentales I-C, I-D, Y I-E que a tal efecto se ha adjuntado en la parte final de este trabajo

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se puede deducir que, habiéndose encontrado el Ayuntamiento con la bella imagen del Nazareno de Luís Marco (no olvidemos tampoco que la institución denegó una subvención por aquel en-tonces a esta Hermandad para costear la imagen de un Nazareno, que bien pudiera ser éste final de Marco Pérez, por lo que la misma hubiera podido gestionar este encargo de manera independiente al consistorio, acudiendo la institución local, a tal efecto, a la figura de Fausto Culebras) para la procesión del citado y repetido año, y descartando, aunque sin una absoluta certeza, la posibilidad de que el requerimiento por parte de la corporación a nuestro artista tuviera como destinataria a la Hermandad homónima de Jueves Santo17, el encargo cancelado estaría emplazado, por tanto, a la procesión de Viernes Santo de 1941 que desde antiguo preside la Hermandad del Jesús de El Salvador.

Como conclusión a este desafortunado primer capítulo de la relación de Fausto Culebras con la Semana Santa de Cuenca, y aparcando a un lado el debate puramente historiográfico, hay que subrayar, en el caso de confirmarse nuestras sospechas sobre el final y exacto cometido procesional de este Nazareno, el palpa-ble favoritismo institucional, lo cual no debe desmerecer un ápi-ce la sublime capacidad artística del imaginero de Fuentelespino de Moya, que hacia el escultor Luís Marco Pérez se profesaba en detrimento de nuestro protagonista que, pese a sus reconocidas cualidades creativas allende nuestras más inmediatas fronteras ca-pitalinas –un tanto provincianas, se lamentaría sin aspavientos él acumulaba para sí un prejuicio palpable alimentado por su ya en-tonces gigantesca aureola de informalidad. De esta manera, todas estas circunstancias, y el orden variable de las mismas, abortaría este su primer gran intento, años más tarde y en distintas circuns-tancias también frustrado, por sellar con su habilidad creativa el hoy fecundo elenco imaginero de la Semana Santa de Cuenca.

El paso de Jesús de la Caña para Cuenca, el otro interrumpido sueño del artista

El segundo gran lazo de unión, a modo de traspié continuado, entre nuestro escultor y la Semana Santa de Cuenca18, es aquél que tiene que ver con el frustrado intento de Fausto Culebras por rea-lizar para la procesión de Paz y Caridad una imagen de Jesús de la Caña que vendría a sustituir, en ese momento, a aquélla esculpida por Vallori y que fuera bendecida junto a otros nuevos y flaman-tes pasos procesionales en la Iglesia de San Antón en los albores de 1940. Así, la controversia suscitada en torno a este malogrado sueño del protagonista por elaborar una talla pasionista para la Hermandad de Nuestro Padre Jesús con la Caña hay que situarlo en los meses y años inmediatamente precedentes a la entrega, allá por el año 1947, de la actual representación escultórica que para dicha Hermandad gubiara, y de qué manera tan magnífica, el afa-mado imaginero Federico Collaut-Valera Mendigutía.

En este respecto, vienen conviviendo dos versiones bien di-ferenciadas acerca de lo que pudo acontecer y rodear al afán in-materializado del artista de Gascueña por ejecutar este Jesús de la Caña, imagen tan arraigada desde antiguo en la Cuenca pro-cesional. Así, atendiendo a la versión directa del propio Fausto19, la citada Hermandad de Jueves Santo habría acordado de manera informal con el escultor un encargo para realizar esta venerada

representación de Jesús vilmente humillado, y sin solución de con-tinuidad, hacia Su final sacrificio mortal en la Cruz. Además, y para más inri, nuestro desafortunado personaje parece lamentarse decepcionado, de modo abierto y reiterado, en su corresponden-cia particular por la cancelación unilateral del supuesto acuerdo alcanzado ya que, siempre según su parecer, se le había facilitado cierto material, incluso, por parte de la Hermandad, amén de ha-ber progresado iniciáticamente en la concepción de la obra aquí referida. Tal y como afirma el artista, la definitiva intervención en tan delicado episodio –uno más, al fin y al cabo– de la Junta de Cofradías, especialmente del entonces secretario de la Diputación Provincial Sr. Cayo Conversa20 y del que el alcarreño presupone para sí una particular inquina personal, habría sido el detonante definitivo que desencadenaría la desestimación de su idea en favor de la actual de Coullaut-Valera hijo, aprovechando para su fulmi-nante rescisión la nula existencia de un contrato escrito.

En este mismo sentido, existe otra versión, bien distinta, a partir de las Actas de la Hermandad de Jesús con la Caña escruta-das por Pérez Valero, con su ya habitual acierto, para la celebrada síntesis histórica A través de mi capuz21, que nos remite a la existen-cia, por aquel entonces, de un acuerdo adoptado por dicha Her-mandad y por el que se le habría encargado a Fausto una pequeña imagen representativa destinada al interior de esa tradicional urna en la que se venían celando pequeñas reproducciones religiosas y que circulaban, aún hoy se sigue haciendo, de mano en mano por los distintos domicilios de algunos fervientes devotos. Aún así, en ningún momento se especifica, atendiendo a la información aportada por este último autor, si dicho encargo, encomendado al que fuera gran pintor y escultor conquense, para esa famosa urna implicaba un acuerdo más trascendente con nuestro protagonis-ta por el cual debiera ejecutar también una imagen destinada al anual desfile procesional de la Hermandad. En último caso, y de acuerdo en este punto las dos interpretaciones, sería la Junta de Cofradías quien decide, en última instancia, interesar la definitiva petición de una talla procesional con el motivo pasionista de Jesús con la Caña al difunto escultor Coullaut-Valera. Al hilo de este último aspecto, no estaríamos, ni mucho menos, ante el primer caso de una Hermandad que decide encargar la realización de su imagen titular a un determinado imaginero siendo, más tarde, la mencionada Junta de Hermandades o Cofradías (sobre estas fe-chas dejaría de ser una simple Junta Gestora), en plena sintonía con Ayuntamiento y Diputación, la que decide, imponiendo su criterio y derogando cualquier acuerdo particular, la titularidad del proyecto planteado. De hecho, esta disyuntiva pareció ser muy propia del período histórico inmediatamente posterior a la Gue-rra Civil, en el que se enmarcaban los sucesivos requerimientos a este respecto religioso ya que la mayoría de las Cofradías y Her-mandades padecían una maltrecha economía que les impedía por completo sufragar en su totalidad tan nobles deseos penitenciales, de manera que la subvención de los futuros y entonces muy an-helados pasos procesionales, recaía casi exclusivamente en las no menos exiguas arcas municipales.

En cualquier caso, y al hilo de lo hasta aquí comentado, esta-mos en condiciones de afirmar que, sin desdeñar ninguna de las dos posibilidades planteadas (ya que si bien no se puede dudar de la buena voluntad del escultor22, tampoco hay por qué hacerlo

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gratuitamente de las fuentes de la Hermandad), sí parece evidente, como así lo demuestra la coincidencia en este punto final de am-bas versiones aludidas, el hecho de que sería la Junta de Cofradías la que abortaría el desfile procesional por las calles de Cuenca de este sueño apenas abocetado de nuestro personaje, obligando, de manera indirecta, a la Hermandad a dar marcha atrás dejando in-utilizado y en agua de borrajas el acuerdo primigenio al que se afe-rrara el bueno de Fausto, alegando para ello la única encomenda-ción al artista de la reducida imagen para la urna y la inexistencia

de un contrato rubricado con el mismo en el sentido procesional que aquí tratamos. Hecho éste, que de no haber sido finalmente escrito bajo tan triste guión para desdén del protagonista principal de este trabajo, y tras el baldío intento de ejecutar un Nazareno en el inicio de esa década con idéntico propósito pasionista, hubiera servido para colmar el reiterado interés del entallador por mos-trar la inmediatez de su obra ante sus paisanos y la voraz crítica, perpetuando la misma a través de la manifestación religiosa por excelencia de la capital.

17. A este mismo respecto, tampoco se puede descartar la posibilidad de que el Ayunta-miento, a la vista de la urgencia que apremiaba entonces por reconstruir con veloz diligencia la Semana Santa de Cuenca, hubiera encargado unas pocas y simbólicas tallas procesiona-les, hacia el final mismo de la Guerra Civil, como serían las de un Nazareno, una Dolorosa y un Yacente o Santo Sepulcro que luego hubiera reubicado aleatoriamente en los desfiles procesionales a los que concurrían Hermandades que veneraban tales motivos pasionistas y que se afanaban por esas mismas fechas en la adquisición de sus pasos como sería también, por supuesto, el caso de la Hermandad del Nazareno de El Puente.

18. En estas breves notas sobre el escultor Fausto Culebras como protagonista casi olvidado de la historia reciente de la Semana Santa de Cuenca, se han abordado los tres nexos de unión, desde un punto de vista escultórico, que ligan de manera fehaciente al artista en cuestión con la imaginería religiosa conquense, ya que se desconoce con exactitud precisa la información específica referente al boceto preparatorio, a modo de exordio, de una imagen que, por la posición de brazos y cuerpo, podría corresponderse con la de un Jesús o Cristo Amarrado a la Columna aunque sin determinarse un efectivo carácter procesional en la mis-ma. En este sentido, según afirma María Teresa Jiménez Priego, el Ayuntamiento de Cuenca habría encargado, aproximadamente hacia el año 1940, este Jesús a la Columna, citado con el nº 167 y valorado en 1000 pesetas por el Inventario de bienes municipales muebles de carácter histórico o artístico de 1970 (Véase a este respecto JIMÉNEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., pp. 176, 179-fot. nº 91 y 237). En el hipotético caso de poseer un final carácter pasio-nista, el encargo institucional a Fausto de esta imagen habría que enmarcarlo en un contexto histórico específico que afectaría directamente a otra Venerable Hermandad del Jueves Santo conquense como es la de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y cuyo definitivo paso titular posee, exceptuando un más evidente mensaje de Flagelación en este último, un motivo alegórico aproximado al de esta obra sólo abocetada del escultor de Gascueña. Como quiera que en ninguna de las síntesis históricas sobre la Semana Santa de Cuenca se recoge,

y a tenor también de la nula información localizada sobre el asunto en los distintos archivos y actas, el destino exacto procesional, si acaso lo tuviere insisto, de este proyecto de Jesús a la Columna de Fausto Culebras, quede aquí apuntado entre serios interrogantes la otra posible concomitancia imaginera del artista con la Semana Santa capitalina que no vendría sino a reforzar, en el caso de corroborarse la misma, la más que desafortunada relación entre el escultor y nuestra manifestación devocional por antonomasia. Así, aventurándonos en esta última y simple hipótesis, sólo cabría la posibilidad, para señalar taxativamente un carácter procesional en la misma, de que concurrieran en su favor varias circunstancias: una de ellas sería la que tiene que ver con la fecha exacta para la que Fausto preparaba este proyecto (Jiménez Priego sitúa la realización del boceto en un momento posterior a 1940), ya que sólo se podría establecer una leve conexión con la Hermandad del popular Amarrado siempre que dicho boceto referido estuviera destinado para antes o el mismo año de 1940, fecha esta última en la que la citada Hermandad consigue para su público ejercicio penitencial la ac-tual imagen titular (si se excluyen las posteriores modificaciones en la cabeza del Señor y la incorporación más tardía del solitario sayón), obra de Marco Pérez; en la misma línea, esta posibilidad, por confirmar, de que se le hubiera encargado en primer lugar a Fausto la imagen representativa de esta antigua Hermandad de Socorro, también debería estar acompañada por otro hecho, en esos momentos no tan inusual por frecuente, como sería el de que el requeri-miento del Ayuntamiento al escultor para ejecutar este cometido no hubiera sido, por diversas circunstancias entre las que no se debe descartar su indefinición ideológica o la tradicional subordinación oficialista a la que éste se plegaba en detrimento del mejor mirado imaginero de Fuentelespino de Moya, llevado a cabo en última instancia, al igual que ocurriera en el caso de Jesús de la Caña, por el primer titular, en este supuesto sería Fausto, del proyecto inicialmente planteado. En otro orden, sin aparcar definitivamente esta misteriosa cuestión, no parece lógico estimar la hipótesis de que este Jesús a la Columna aquí aludido (siempre en el caso, todavía por demostrar, de que tuviera un destino o carácter procesional), posea alguna

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Del ilusionante proyecto de Santa Cena a la gran oportunidad perdida

En lo que tiene que ver con este último y también frustrado gran proyecto de Fausto Culebras, aunque por distintas e irrepa-rables circunstancias que con anterioridad, de incluir alguna talla procesional, en este caso un grupo escultórico, en el definitivo ca-tálogo imaginero de la Semana Santa de Cuenca, vamos a acome-ter su análisis histórico de manera aún más breve y sintética por existir, a su vez, un más extenso y certero conocimiento documen-tal sobre el mismo23. De este modo, tal y como se ha procedido en los mencionados proyectos del Nazareno y del Jesús de la Caña, dejando en un segundo plano el análisis estilístico de esta obra solamente abocetada para otro momento por no resultar aquél el principal cometido de este sucinto trabajo sobre el escultor en la Semana Santa de Cuenca, nos centraremos, a partir del apoyo inestimable del contrato íntegro facilitado para todo el interesado en los detalles formales y estéticos que debiera poseer dicho grupo escultórico24, en la secuencia cronológica en la que se debe contex-tualizar el sueño de esta obra destinada, con plena seguridad y en el supuesto caso de haber sido felizmente culminada, a consagrar de modo definitivo e incontestable la figura de este artista.

Así, sin la maraña de controvertidos datos que sirvan para ali-mentar polémicas como ocurre en los al menos, si no más, dos antecedentes pasionistas y casi imagineros que unen a Fausto con la Semana Grande, todos los acontecimientos relacionados con este ensueño de Santa Cena parecen mucho más clarividentes al avezado ojo del lector. Así, la recuperación de este emblemático grupo escultórico no sólo estaría encaminada, tal y como veremos a continuación, a colmar la lejana aspiración insatisfecha de nues-tro protagonista por sellar con la divisa de su gubia la imaginería procesional conquense. En esta línea, el monumental encargo hay que contextualizarlo en uno de los más consolidados intentos, que no fueron pocos, de buena parte de la voluntad nazarena de Cuenca por recuperar para los desfiles procesionales de posguerra la representación del Misterio de la Sagrada Eucaristía o Última Cena, huérfana de imagen alegórica desde que la infausta, nunca mejor dicho, Guerra Civil se cebara, a modo de insidia y llamara-das homicidas y como también ocurriera con otras muchas imáge-nes de carácter religioso y procesional, con aquel imponente con-junto de la Cena engendrado por Marco Pérez y tan esbelto en su desnuda policromía de nogal. De modo que, una vez desapareci-da, con aquella definición apelativa hoy tan cariñosa pero enton-ces no tanto, la famosa Merienda de Negros, imagen monumental que tantos momentos mágicos escribiera desfilando sobre el Júcar junto a las Hermandades y pasos de la procesión antonera de Paz y Caridad, y con fecha exacta de 26 de enero de 1955 se cristalizó, con la rúbrica del contrato entre nuestro escultor y la Herman-dad correspondiente, este magno proyecto de Santa Cena, previo concurso para la titularidad de su ejecución el año anterior. Esta solícita representación religiosa venía a materializar, en gran me-dida, la casi plena reconstrucción iconográfica de la Semana Santa de Cuenca tras la contienda civil además de hacer realidad, tal y como queda apuntado, el sueño tan voluntarioso como enérgico de un buen número de nazarenos de una Hermandad que, aunque no apareciera inscrita oficialmente en el Registro, después de la Guerra claro está, hasta el avanzado año de 1953 con el nombre

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de Real e Ilustre Cofradía de la Sagrada Cena, jamás desaparecería del acerbo procesional y pasionista de la capital del Huécar.

De esta manera, y quizá condicionado por el ampuloso álbum de frustraciones que nuestro protagonista coleccionara con impo-tente paciencia y muy a su pesar –tanto en el plano profesional como en el más delicado ámbito personal– en su relación con la Semana de Pasión, el enorme interés25 del artista por la eje-cución de este considerable grupo escultórico sería directamente proporcional al entusiasmo26 suscitado por los primeros bocetos de la obra entre todos aquellos que tuvieron la inmensa fortuna de acceder a ellos. Pero Fausto, que tiempo antes del concurso auspiciado por la Hermandad para la presentación de los posibles proyectos e ideas y también meses después de su final concesión ya se afanaba trabajosamente en las iniciáticas tareas de concep-ción de las numerosas imágenes27, volvería a tropezar de manera aparatosa con el enésimo y definitivo obstáculo en su intrincada carrera por gubiar un paso procesional para Cuenca.

En este sentido, cuando el 24 de marzo de 1959 el genio de Gascueña fallece en la capital ecuatoriana de Quito, doce días después de sufrir un inexplicable accidente en esta misma ciudad, a la que había llegado para culminar en su parte posterior, con la ejecución de una mujer típica cuencana o chola, el considerable monumento en el que se situaba la escultura en bronce por él

realizada del Segundo Marqués de Cañete D. Andrés Hurtado de Mendoza, y que en la ciudad andina de Cuenca del Ecuador se había erigido con un relieve en el pedestal de Leonardo Martínez Bueno para conmemorar la añosa fundación de esta localidad y que, sin duda, constituye su trabajo de mayor nombradía, apenas si se habían plasmado, por aquel entonces, la mayor parte de las figuras en escayola y sacadas a madera tan sólo tres imágenes apos-tólicas a partir del boceto del grupo. Este su ya tradicional retraso en las tareas preliminares de concepción y ejecución posterior de las obras, sobre todo en aquellos proyectos a los que profesaba verdadera empatía, y al que no fue ajeno evidentemente este tan honroso cometido pasionista de la Cena, fue debido a diferentes circunstancias: unas relacionadas con la deficiente calidad de los materiales facilitados al escultor y otras ligadas al considerable vo-lumen de encargos que por entonces atesoraba nuestro protagonis-ta. Por todo ello, y pese a los denostados intentos de su aventajado discípulo Antonio Abad Gil28 por concluir en un recóndito taller ilerdense el trabajo apuntado de su maestro y amigo, la obra no pudo ser culminada definitivamente, conservándose apenas una nostálgica fotografía de todo el conjunto sobre el boceto de barro y varias figuras apostólicas esbozadas en escayola y talladas en madera, algunas de las cuales se conservan a medio camino entre el Museo de Cuenca y los almacenes de la Casa Curato.

relación con el famoso Nazareno encargado a Fausto por estas mismas fechas ya que éste úl-timo fue interesado, como queda dicho, para las procesiones de 1941, es decir, un año después de la esperada salida a las calles de la Pasión conquense del Amarrado de Marco Pérez y del Jesús con la Caña de Vallori, junto a una buena cantidad de otros pasos, haciendo también nuestra, de este modo, la argumentada teoría sostenida, entre otros autores, por Pedro Miguel Ibáñez Martínez, Carlos Julián Martínez Soria o Ramón Pérez Tornero, de que las prime-ras procesiones de posguerra tuvieron como fecha exacta, y con la ilustre visita en Miércoles Santo del maltrecho Nazareno de Sisante obrado por la “Roldana”, el año de 1940.

19. Véase el apéndice documental II en su completa totalidad.

20. Parece al menos curioso, y un tanto incomprensible, el extraño desencuentro de dos personalidades tan discutidas por algunos como honradamente afanosas en su denodado esfuerzo por engrandecer y encauzar el rico patrimonio histórico y artístico de Cuenca.

21. Véase a este respecto PÉREZ VALERO, A., A través de mi capuz, Excma. Dipu-tación Provincial de Cuenca, Cuenca, 1997, pp. 207-208.

22. En favor de la versión de Fausto Culebras hay que esgrimir, además de lo comenta-do por él mismo y recogido íntegramente en el apéndice documental II, un aspecto en absoluto baladí como son las considerables dimensiones de la imagen abocetada de Jesús de la Caña (fue fundida años más tarde, tras ser enviada a la capital de España para ello, e instalada en las dependencias del Museo de Cuenca posteriormente), las cuales no perecen sino indicar que la presente talla no tendría otro destino, descartando su ubicación en una urna a la vista del resultado parcial y final de la obra referida, que el meramente procesional. En este mismo sentido, aunque pueda dar lugar a equívocos, hay que señalar que la figura del Ecce-Homo a la que alude Jiménez Priego en su publicación no se corresponde con otra que no sea la presente del Jesús de la Caña (Véanse a este respecto sendas fotografías del Jesús de la Caña en JIMÉ-NEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., pp. 173-fot. nº 87 y 238-fot. nº 92). Por otra parte, pero sin abandonar del todo este asunto y a modo de simple curiosidad, el posterior encargo de la imagen de San Antón, en madera policromada, y cursado por el Ayuntamiento de Cuenca a nuestro hombre para figurar en la Parroquia de la Virgen de la Luz habría servido, según la citada Jiménez Priego, para resarcir la frustrada ejecución de este Jesús de la Caña, en un sen-tido paralelo a lo ocurrido años antes con el infructuoso proyecto del Nazareno y la escultura de San Roque para esta misma Iglesia. En esta línea, la mencionada talla de San Antón, aunque entronizada inicialmente en dicho templo aldehuelesco en el año de 1949, tras unas vacilantes dilaciones en los plazos de entrega de la obra, fue retirada del culto al público con posterioridad (Véase un recuerdo de esta última imagen en JIMÉNEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit., p. 169-fot. nº 85).

23. Para una aproximación histórica a la Hermandad, así como para el análisis for-

mal y estilístico del grupo escultórico de la Cena de Fausto Culebras, véanse las siguientes obras entre otras: JIMÉNEZ PRIEGO, Mª. T., Op. cit.; PÉREZ CABALLERO, R., “La Santa Cena de M. Pérez, F. Culebras y Octavio Vicent”. En RECUENCO PÉREZ, J. (coord.), Diez años después. X Aniversario de la llegada a Cuenca de la Imagen de la Santa Cena, Editorial Zaquizami, Madrid, 1995, pp. 70-72; PÉREZ VALERO, A., Op. cit., pp. 127-131; RECUENCO PÉREZ, J., “Pinceladas históricas de la Venerable Herman-dad de la Santa Cena”. En RECUENCO PÉREZ, J. (coord.), Op. cit., pp. 15-47; DE LA RICA, C., “Santa Cena (nostalgia por lo que pudo ser)”. En RECUENCO PÉREZ, J. (coord.), Op. cit., pp. 73-75. Para un análisis comparado de los tres tradicionales grupos es-cultóricos representativos de la Santa Cena de Cuenca, atendiendo especialmente a la compo-sición última y actual de Octavi Vicent, véase el excelente artículo de Carlos Julián Martínez Soria y Ramón Pérez Tornero (MARTÍNEZ SORIA, C. J., y PÉREZ TORNERO, R., “La Santa Cena para Cuenca de Octavio Vicent. Un análisis crítico”. En Cuenca Nazare-na, Publicación Oficial de la Junta de Cofradías, Cuenca, 2000, pp. 34-41).

24. Véase el apéndice documental III-A.

25. De este precoz y entusiasta interés del escultor por la elaboración del conjunto de la Última Cena se tienen noticias a través de varios artículos y reseñas periodísticas aportadas en la bibliografía. Véanse en este respecto, no obstante y entre otras, las siguientes referencias: GONZÁLEZ-RUANO, C., Diario íntimo, Taurus, Madrid, 1970, p. 403 (Junio, do-mingo, día 14, 1953); MIGA, La obra de Fausto, Ofensiva, Cuenca, 24-01-1955, p. 2 ó TORRES, R., Proceso íntimo a Fausto Culebras, escultor, Ofensiva, Cuenca, 06-09-1957, p. 4.

26. Sobre este particular de la excepcional impresión que causaron entre los escritores y la crítica especializada los primeros trabajos en barro del artista para la ejecución de este grupo escultórico, remítanse a la abundante bibliografía facilitada a este respecto. En este sentido, a modo de orientación básica, consúltense los siguientes artículos aparecidos en Ofen-siva: MARTÍNEZ RUIZ, F., Un escultor: Fausto Culebras, Ofensiva, Madrid, 17-11-1957, p. 6; M.J.M.Y., De ronda por los estudios, Ofensiva, Cuenca, 23-10-1957, pp. 2-3 ó MUELAS, F., Unos vítores para empezar el año, Ofensiva, Cuenca, 01-01-1958, Serie de “Mi alma en mi almena”.

27. Véase a este respecto el apéndice documental III-B en el que se demuestran los avan-ces evidentes en las tallas encargadas a nuestro protagonista ya que, nueve meses después de la firma del contrato, el Ayuntamiento concedía a la Hermandad la cantidad de madera requerida como material final de las imágenes, lo que no hace sino indicarnos que los bocetos y la concepción general de la obra ya estarían más avanzados de lo que pudiera parecer.

28. DE LA RICA, C., Op. cit., p. 135.

INVESTIGACION

Historia de una bibliografía inacabada. A modo de conclusión“A ti que me miras, pido la gracia de una oración por Fausto;

fue el corazón más noble en Cuenca nacido. Vivió pobre y dolorido. En cruzada generosa, para exaltar la gloriosa casta de Cuenca, par-tió... Quien tanto a su tierra amó lejos de Cuenca reposa”

Federico MuelasLa Virgen de Fausto, 1968

En lo que respecta al conjunto bibliográfico existente sobre Fausto Culebras, parece menester hacer hincapié, antes de ultimar cualquier otro detalle a este respecto, en el desolador panorama, cuasi desértico, de trabajos de investigación, monografías o ensa-yos académicos sobre las capacidades y condiciones artísticas, más aún sobre su prolijo y en absoluto desmerecedor catálogo creati-vo, de este polifacético artista ligado irremisiblemente, se quiera o no, a nuestra manifestación iconográfica de mayor nombradía. Este escaso bagaje en cuanto a estudios exclusivos y pormenori-zados sobre uno de los protagonistas más sobresalientes del arte contemporáneo conquense que sin lugar a equívocos es Fausto, podría hacer presagiar, erróneamente desde mi modesta opinión, al completo desconocedor de su insultante creación, el perfil ar-tístico de una personalidad casi secundaria bien distinto, en tér-minos cualitativos, del arquetipo de magnífico escultor y pintor –dibujante de noble pedigrí, paisajista de relumbrón y retratista sin par reclamarán para él, sin falta de argumentos, los mejores conocedores de esta su primera y no menos feliz faceta artística

que a lo largo de esta breve semblanza he tratado de esbozar. En este mismo sentido, y al hilo de lo hasta aquí comentado, cabe resaltar, a modo de denuncia subsanable, el hecho palpable de que este abismal vacío bibliográfico nunca ha sido por estas tierras, desgraciadamente, una lamentable eventualidad aislada reservada en exclusiva al denostado genio de Gascueña, ya que resultaría tan sorprendente como enjundioso, indignante y desmemoriado añadiría, el rosario de ilustres personajes de las artes y de las letras conquenses, ya estén conectados a la Semana de Pasión o a otros planos culturales de la capital y provincia, que hoy todavía no han visto recompensado con un verdadero o perceptible interés cien-tífico y/o divulgativo (salvo honrosas excepciones, claro está) las numerosas y no menos interesantes aportaciones que han legado con su excelso proceder y gratuitamente al contenido histórico-artístico de nuestra ciudad29.

De este modo, ateniéndonos con exclusividad a la bibliografía existente sobre este nuestro artista, nacido como queda dicho con los primeros pestañeos del siglo pasado, y exceptuando la magní-fica y premiada monografía de Mª. Teresa Jiménez Priego30, a la sazón fiel guía de estos apuntes sobre la figura creadora del alcarre-ño, apenas si se puede ofrecer la reseña de otra publicación exclusi-va de carácter cientifista sobre la evolución artística y la particular biografía que jalonan el accidentado periplo vital del gran Fausto Culebras. Por ello, ante esta errática disponibilidad documental sobre su persona, se ha optado por incluir en el apartado final de este trabajo, reservado a la bibliografía básica existente sobre el mismo, un conjunto reducido pero selecto de varias reseñas que pueden resultar de enorme utilidad para trazar mentalmente, y de manera sucinta, una semblanza aproximada de un artista de la

29. En el caso concreto de la Semana Santa de Cuenca urge sobremanera, antes de abordar cualquier otro estudio biográfico sobre aquellos personajes cruciales en la dilatada historia de la Pasión conquense o sobre la particular evolución histórica de las distintas Her-mandades (tal y como vienen sucediéndose con una muy aceptable elaboración metodológica durante estos últimos años), la creación de una suerte de comisión especializada en el trata-miento y estudio de la Semana Santa de Cuenca con el fin de elaborar unas minuciosas fuen-tes documentales, en ningún caso aplazables por utópicas que parezcan e incluso compatibles con aquéllas también necesarias actividades destinadas a compilar la evolución de las di-versas Hermandades para su posterior divulgación, en las que se cite la procedencia de todos aquellos datos históricos aparecidos hasta el día de hoy y la posible ubicación de aquéllos otros desconocidos que seguro están por venir. La consecución de estas fuentes documentales para el estudio evolutivo de la Semana Santa de Cuenca permitiría, por un lado, contrastar la distintas informaciones aparecidas sobre la misma y, por otro lado, quizá lo más importante, esclarecer definitivamente las numerosas controversias que sobre algunas cuestiones capitales de nuestra Semana Grande vienen conviviendo bajo un peligroso halo enigmático. Sobre la imperiosa necesidad de adoptar este tipo de actuaciones, y bajo el único propósito de establecer con rigurosidad el estudio ambicioso de uno de nuestros tesoros simbólicos mejor celados, a falta de una síntesis global estrictamente metodológica y de carácter definitivo sobre la géne-sis y desarrollo de esta manifestación religioso-popular (hasta el momento sólo han existido nobles y muy recomendables intentos como los de, entre otros, Antonio Pérez Valero, Julián Recuenco Pérez ó Luís Cavo Cortijo y a cuya bibliografía remito), ya alertaron en su momen-to voces tan autorizadas como el añorado Luís Calvo Cortijo (Véase CALVO CORTIJO,

L., Op. cit., p.7) o el más conciso Pedro Miguel Ibáñez (Véase IBÁÑEZ MARTÍNEZ, P. M., “Aproximación histórico-artística a las Hermandades e imágenes de Jesús Nazare-no en la ciudad de Cuenca”. En MARTÍNEZ SORIA, C. J. (coord.), Las cofradías de Jesús Nazareno. Encuentro y aproximación a su estudio, Excma. Diputación Provincial de Cuenca, Cuenca, 2002, p. 151 ó en Cuadernos de Semana Santa, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador, Cuenca, 2001, p. 46). En este mismo sentido, y para paliar sólo temporalmente esta carestía de fuentes documentales clasificadas para el estudio de la Semana Santa de Cuenca, demanda de no fácil satisfac-ción a medio plazo como queda avisado, parece más que necesario auspiciar un catálogo a modo de repertorio bibliográfico nazareno en el que se recojan todas aquellas publicaciones existentes hasta este momento sobre la Pasión con el objetivo de neutralizar, en la medida de lo posible, la actual dispersión existente de información y que tan laberíntico acceso plantea para todo aquel interesado en estudiar de una manera determinante nuestra tradición más célebre. En esta línea, las amplias y excelentes recopilaciones bibliográficas sobre Cuenca, su historia y sus personajes, elaboradas con rocosa tenacidad por el profesor e investigador anda-luz Antonio Herrera Casado (Véase HERRERA CASADO, A., Bibliografía básica para la Historia de Cuenca, Excmo. Ayto. de Cuenca e Instituto Juan de Valdés, Cuenca, 1996) y más recientemente por el profesor universitario José Luís Calero López de Ayala (Véase CALERO LÓPEZ DE AYALA, J. L., Repertorio bibliográfico conquense, 2 Vol., Excma. Diputación Provincial de Cuenca, Cuenca, 2003), deberían servir de modelo básico para la elaboración de esta pequeña biblioteca nazarena de bolsillo.

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envergadura creativa del inolvidable Fausto. Personaje el nuestro que, actualmente, y pese a las evidentes concomitancias con la Semana Grande, aunque las mismas fueran infructuosas en defi-nitiva, camina de puntillas de la mano de muchos otros olvidados ilustres por el umbral desconocido y olvidadizo de la memoria ciudadana.

Así, en primer lugar, se ha aportado un compendio de algu-nas referencias bibliográficas eminentemente generalistas sobre la ciudad de Cuenca por suponer las mismas, en algunas de sus apa-sionadas líneas, con mayor o menor rigurosidad, un leve acerca-miento a la figura malograda de nuestro protagonista. En segundo lugar, se ha incluido un breve capítulo de bibliografía específica acerca del contexto estilístico en el que se enmarca la técnica del artista con el fin de ofrecer al lector un panorama básico de la co-yuntura creativa del momento que permita desentrañar, con ma-yor facilidad, las fuentes de inspiración pictóricas y costumbres escultóricas de las que bebió el personaje y las diversas tendencias académicas y modernistas que influyeron en su proceder y mo-delaron su inclasificable evolución artística. Seguidamente, y en tercer lugar, se ha apostado por un capítulo documental específico dedicado a aquella bibliografía que distintos autores, en términos generales, han destinado al escultor en relación con la imaginería procesional de nuestra ciudad. La mayoría de las publicaciones relacionadas en este tercer bloque de la bibliografía constituyen, ya que no sólo son una simple aportación parcial al esclarecimien-to del atormentado y tormentoso papel desempeñado por Fausto Culebras en la Semana de Pasión, una serie de referentes ineludi-bles para cualquier aproximación fundada al estudio de la Semana Santa de Cuenca.

30. La autora fue galardonada merecidamente por este trabajo, años antes de su defini-tiva edición, con el Premio de Investigación “Ángel González Palencia”. En su investigación sobre Fausto Culebras la feliz responsable de esta monografía, cuya publicación a falta de escasos meses data de hace nada menos que dos décadas, aporta una tan abrumadora como relevante documentación sobre la vertiente humana y artística de nuestro hombre. En este sentido, hay que subrayar el hecho de que Jiménez Priego, con un rigor científico permanente a lo largo de la obra, aporte en la misma una ingente cantidad de información dispersa sobre el artista y reunida en este volumen tras ser pacientemente localizada en distintos archivos oficiales con un mayor o menor grado de accesibilidad a los mismos. Amén de este inexcusable aprovisionamiento documental, en el lógico ejercicio de la actividad investigadora noble-mente entendida, la autora ha sabido galvanizar su investigación, en beneficio del objeto final de la misma, con la inclusión, entre otros muchos apartados, de un extenso epistolario de procedencia y carácter particular (y que a falta de unas memorias supone un consuelo gratificador para toda aquella persona interesada en la semblanza humana de Fausto), de un minucioso y completo catálogo creativo del artista (sin despreocuparse de las siempre difí-ciles colecciones privadas o de las numerosas obras en paradero desconocido), de un copioso material fotográfico sobre el personaje y su obra además, y por si fuera poco, de atesorar unos recursos investigadores casi vanguardistas e impropios de las fechas en las que se gestó su celebrada monografía como son la obtención por fuentes orales de información imprescindible para fraguar una visión íntima del artista (sin la cual es objeto baladí la interpretación de su obra creativa) acudiendo para tal cometido a numerosos testimonios directos de alguno de sus discípulos más afamados.

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A continuación del volumen bibliográfico más convencio-nal, y en cuarto lugar, se ha puesto a disposición del lector una atractiva batería de breves artículos periodísticos publicados en Ofensiva, órgano de difusión conquense por excelencia de me-diados de siglo pasado, por concentrar en sus páginas la mayoría de los numerosos breves escritos inspirados en el artista. En la misma línea, también se ha decidido incluir buena parte de las referencias de este serial de artículos aparecidos en el periódico aludido, que tuviera años más tarde continuidad bajo la cabecera Diario de Cuenca, por otro motivo evidente como es, amén de gozar obviamente de una mayor accesibilidad para el interesado que los otros artículos y reseñas publicados sobre Fausto y su obra en medios impresos de diversa índole, y agrupados parcialmente en el quinto y último bloque de la bibliografía recomendada31, el hecho indiscutible de que estos artículos supongan un más que certero tratamiento humano y profesional de la figura del artista. Todo ello debido, en gran medida, al contacto fluido y directo

31. Además de los artículos periodísticos publicados en Ofensiva, hay que indicar que la figura de Fausto Culebras, su calidad artística y abundancia productiva, así como su relación con la Semana Santa de Cuenca fueron motivo de artículos de estos y otros auto-res en distintos medios de difusión escritos como Diario de Cuenca, Boletín de Información Municipal del Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, Revista Cuenca de la Excma. Diputación Provincial de Cuenca, El Molino de Papel, Pliegos de Poesía, Pueblo, ABC, Ya, Arriba, Revista Bellas Artes o los periódicos ecuatorianos El Comercio, El Mercurio o Diario de Ecuador.

de la mayoría del entonces joven elenco de autores, ligados para siempre a la Semana Santa de Cuenca32, con el genio y su obra, además de constituir el análisis detenido de los mismos en el mo-mento presente, un ágil catálogo documental sobre la nunca co-rrespondida relación del artista –en la versión casi imaginera que su gubia soñara– con la Pasión de Cuenca a través, sobre todo, de uno de los tres principales nexos de unión, o de desunión sería mejor inquirir, que en este trabajo hemos clasificado, del escultor con nuestro catálogo pasionista como es la magna representación del Misterio de la Sagrada Eucaristía para Cuenca que, en la casi misma divisoria del siglo pasado, a punto estuvo de suceder por nuestras castellanas calles ibéricas a la ya lejana composición del gran Marco Pérez y que posibilitó, con la frustrada ejecución de aquélla, la más moderna y controvertida del recientemente falleci-do imaginero valenciano Octavi Vicent Cortina.

IN MEMORIAM...

32. Algunos de aquellos jóvenes escritores, que encontraron su plataforma de lanza-miento en Ofensiva como bien afirma Julián Recuenco (Véase RECUENCO PÉREZ, J., “Pinceladas históricas de la Venerable Hermandad de la Santa Cena”. En RECUENCO PÉREZ, J. (coord.), Op. cit., p. 32), con el transcurrir inexorable de los años se convirtieron en una fuente inagotable de sensibilidad nazarena y conocimientos pasionistas a los que die-ron rienda suelta en multitud de emocionantes y emotivos escritos sobre la Semana Santa de Cuenca hasta el punto de que buena parte de ellos fueron, a posteriori, dignos pregoneros de la Pasión según Cuenca (Véase CALVO CORTIJO, L., Pregones y pregoneros. Semana Sana de Cuenca (1945-1991), Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, Cuenca, 1992).

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Apéndice Documental.APÉNDICE DOCUMENTAL I: DOCUMENTACIÓN OFICIAL

RELATIVA AL FRUSTRADO PROYECTO DE EJECUCIÓN DEL NA-ZARENO PARA LOS DESFILES PROCESIONALES DE LA SEMANA SANTA DE CUENCA.

APÉNDICE DOCUMENTAL I-A. INFORMACIÓN DEL AYUN-TAMIENTO POR LA QUE DICHA INSTITUCIÓN QUEDA ENTE-RADA Y PROPONE RESOLVER LA PETICIÓN A ELLA INTERESA-DA POR EL ESCULTOR FAUSTO CULEBRAS DE UN ANTICIPO DE MIL PESETAS PARA LA CONFECCIÓN DE LA TALLA DEL NAZA-RENO PARA LA SEMANA SANTA DE CUENCA DE 1941. ARCHIVO DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CUENCA. LIBRO DE ACTAS. SESIÓN EXTRAORDINARIA EN PRIMERA CONVOCATORIA DEL 27 DE DICIEMBRE DE 1940. FOLIO 4. SEÑORES CONCURREN-TES: DON JULIO LARRAÑAGA MENDIA, ALCALDE PRESIDEN-TE Y LOS GESTORES, DON NICETO COLLADO, DON MANUEL LÓPEZ, DON JOSÉ OLIVARES, DON JUAN FELIPE QUINTERO, DON SEBASTIÁN MUÑOZ, DON NICOLAS ORTEGA, DON CECI-LIO ALBENDEA Y DON JOSE MOTA.

Conocida la solicitud de Faustino Culebras Rodríguez manifestando que habiéndose encargado una escultura de madera policromada de la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno para la próxima Semana Santa y a los fines de adelantar los trabajos y para gastos indispensables, suplica, le sean concedidas en calidad de anticipo, mil pesetas, acordando la Co-misión Gestora dar traslado al peticionario del acuerdo en el que la Comi-sión Gestora expresaba el deseo de que por el Señor Culebras, se confec-cionase la talla completa en madera, recabar del mismo la conformidad, fijando además, en cuánto habría que aumentar la cantidad para su pago.

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APÉNDICE DOCUMENTAL I-B. CONCESIÓN DEL AYUNTA-MIENTO A FAUSTO CULEBRAS DEL MENCIONADO ANTICIPO ECONÓMICO INTERESADO EL MES ANTERIOR POR EL ESCUL-TOR A ESTA INSTITUCIÓN EN LA QUE SE INFORMA TAMBIÉN SOBRE EL COSTE TOTAL DE LA OBRA Y EL DESTINO INME-DIATO DE LA MISMA PARA LA SEMANA SANTA DE ESE AÑO RECIÉN ESTRENADO. ARCHIVO DEL EXCMO. AYUNTAMIEN-TO DE CUENCA. LIBRO DE ACTAS. SESIÓN ORDINARIA DE LA COMISIÓN PERMANENTE MUNICIPAL EN SEGUNDA CON-VOCATORIA DEL 15 DE ENERO DE 1941. FOLIO 10v. SEÑORES CONCURRENTES: DON JULIO LARRAÑAGA MENDIA, ALCAL-DE-PRESIDENTE Y LOS GESTORES, DON NICETO COLLADO, DON JUAN FELIPE QUINTERO, DON NICOLAS ORTEGA Y DON SEBASTIAN J. MUÑOZ.

Conocida por la Comisión Gestora la comparecencia prestada ante la Alcaldía, por el Escultor Don Faustino Culebras Rodríguez, en la que respondiendo a invitación de este Ayuntamiento, presta conformidad en realizar la escultura religiosa comprometida para la próxima Semana San-ta, toda ella en talla de madera, con sólo incrementar en mil doscientas pesetas, las cinco mil acordadas para ello, reiterando el ruego anterior-mente formulado de que se le anticipe a cuenta mil pesetas para atender los primeros gastos, acuerda la Comisión Gestora prestar conformidad al compromiso adquirido por el Señor Culebras y que se le libren las mil pesetas interesadas, para atender los primeros gastos que ha de ocasionar su trabajo, con cargo a ser consignación en presupuesto, suplementando en las mil doscientas pesetas, la partida correspondiente.

(rubricado)

APÉNDICE DOCUMENTAL I-C. INVITACIÓN DEL AYUN-TAMIENTO AL SR. CULEBRAS PARA REALIZAR UNA OBRA DE-CORATIVA DESTINADA A LA ERMITA DE SAN ANTÓN COMO CONTRAPRESTACIÓN A LA CANCELACIÓN POR ESTA INSTI-TUCIÓN DEL ENCARGO DE REALIZAR UN NAZARENO PARA DESFILAR EN LA SEMANA SANTA DE CUENCA. ARCHIVO DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CUENCA. LIBRO DE ACTAS. SE-

SIÓN EXTRAORDINARIA EN PRIMERA CONVOCATORIA DEL 22 DE MARZO DE 1941. FOLIO 49. SEÑORES CONCURRENTES: SR. ALCALDE-PRESIDENTE D. JESÚS MERCHANTE; GESTORES RAFAEL ECHAVARRÍA, CONRADO CASTELLANOS, JESÚS CA-RRILLO, ALBERTO DEL POZO, J. FELIPE QUINTERO, JOSÉ DE LA ROSA Y TOMÁS CUBELLS.

Habiendo entregado el Escultor laureado Sr. Marco Pérez, la notable obra del Nazareno, con destino al desfile procesional del Viernes Santo, se acuerda realizar, digo retirar el compromiso con el Escultor Sr. Culebras, y que en sustitución a la obra del Nazareno que tenía encargada, realice obra decorativa en la Ermita de San Antón, propiedad municipal.

(rubricado)

APÉNDICE DOCUMENTAL I-D. INDICACIÓN EXPRESA DEL AYUNTAMIENTO AL ESCULTOR SOBRE LA OBRA ESPECÍFICA QUE DEBE EJECUTAR PARA LA ERMITA DE SAN ANTÓN EN SUS-TITUCIÓN DEL COMPROMISO ADQUIRIDO CON EL SR. CULE-BRAS PARA LA REALIZACIÓN DE UN NAZARENO DESTINADO A LOS DESFILES PROCESIONALES DE LA PASIÓN DE CUENCA. ARCHIVO DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CUENCA. LIBRO DE ACTAS. SESIÓN ORDINARIA DE LA COMISIÓN GESTORA EN SEGUNDA CONVOCATORIA DEL 22 DE AGOSTO DE 1941. FOLIOS 135 Y 135v. SEÑORES CONCURRENTES: SR. ALCALDE-PRESIDENTE D. JESÚS MERCHANTE, ANTONIO MERCHANTE, CONRADO CASTELLANOS Y ALEJANDRO RODRÍGUEZ.

En sustitución del compromiso adquirido por este Ayuntamiento con el Escultor Sr. Culebras, sobre que éste realizara una determinada obra escultórica, acuerda la Comisión Gestora invitar a dicho Señor para que confeccione la Imagen de San Roque que haya de venerarse en la Ermita de San Antonio Abad concediendo un voto de confianza al Sr. Alcalde para que contrate las condiciones y precio reguladores de dicho trabajo.

(rubricado)

APÉNDICE DOCUMENTAL I-E. CONFIRMACIÓN DEFINITI-VA DEL AYUNTAMIENTO DEL ENCARGO AL SR. FAUSTO CU-LEBRAS DE UNA IMAGEN DE SAN ROQUE PARA LA ERMITA DE SAN ANTÓN. LIBRO DE ACTAS. SESIÓN ORDINARIA EN SEGUN-DA CONVOCATORIA DEL 17 DE ENERO DE 1942. FOLIO 51. SE-ÑORES CONCURRENTES: SR. ALCALDE-PRESIDENTE D. JESÚS MERCHANTE; GESTORES ALEJANDRO RODRÍGUEZ, RODRIGO LOZANO, JOSÉ LÓPEZ CARRETERO, JOSÉ MARÍA RUIZ, JOSÉ PÉ-REZ MADERO, ANTONIO DEL OLMO Y TOMÁS CUBELLS.

Acuerda la Comisión Gestora, encargar la construcción de la Imagen de San Roque, a la que viene rindiéndose culto tradicional en la Ermita de San Antón y que fue destruida por las hordas marxistas, al Escultor D. Faustino Culebras, en sustitución de la obra del Nazareno que se le encomendara por acuerdo anterior.

(rubricado)

APÉNDICE DOCUMENTAL II: REPRODUCCIÓN PARCIAL DE DOS CARTAS PARTICULARES DEL ARTISTA DESTINADAS A UN AMIGO Y A AMADOR FALCÓN RESPECTIVAMENTE, EN LAS QUE EXPRESA SU IMPOTENCIA ANTE LA IMPOSIBILIDAD DE EJECUTAR, DE MANERA DEFINITIVA, EL PASO DE JESÚS DE LA CAÑA PARA LA HERMANDAD CONQUENSE DE JUEVES SAN-TO*.

El paso de <<Jesús de la Caña>> ya lo tengo otra vez modelado para llevar a Madrid que me lo saquen en puntos. Ya te diría Federico que le gustó mucho.

FAUSTINO (rubricado)Cuenca, 20-10-1946

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No sé si Federico –por Muelas- te diría algo de una <<faena>> que esta gente de aquí (algunos de ellos) me hacen. También el encargo del contrato que firmaste no se ha resuelto nada hasta estos últimos días y esto ha contribuido para que todos los demás trabajos no los hayan resuel-to como hubiera sido mi deseo, pues ya sabes me tenía que haber entrega-do el primer plazo de tres mil pesetas en junio y que no lo ha cumplido hasta ahora, y en parte, el otro trabajo importante y que es en el que por el gran interés que para mi mejor forma de que una obra mía la viesen todos y se pudiera también juzgarla junto con las de los demás, era la imagen del <<Jesús de la Caña>> para la Semana Santa, pues últimamente, y por obra de la Junta de Cofradías, y especialmente por uno entre ellos, el Secretario de XX (ignoramos si la clara alusión al entonces Secretario de la Diputación Sr. D. Cayo Conversa es omitida en la presente misiva por el propio autor de la misma o por el transcriptor de dicha carta), han hecho el encargo de la imagen a Coullant Valera, sólo con el propósito de perjudicarme y que la Hermandad que me ha hecho a mí el encargo como ya sabes, niegue tal encargo después de los trabajos que tengo hechos aprovechando que no tienen contrato escrito conmigo. Claro que yo, esto tan innoble como es negar todos unos hombres el compromiso que tienen conmigo, y que ellos han sostenido con toda aprobación y entusiasmo hasta que los otros les obligan de cierta manera a que obren ahora en sentido contrario, no les puede valer puesto que yo termino mi obra y, si necesario es, cosa que de no haberme obligado en defensa propia de mi dignidad más que de los daños materiales que me ocasionan, les llevaré al juzgado o donde sea preciso para que esto no quede en la callada sorda y mala intención que tanto daño me haría a mí.

FAUSTINO (rubricado)Cuenca, 16-1-1947

APÉNDICE DOCUMENTAL III: CONTRATO ÍNTEGRO FIR-MADO EL 26 DE ENERO DE 1955 ENTRE EL ESCULTOR Y LA CO-FRADÍA DE LA SAGRADA CENA DE CUENCA PARA LA ELABO-RACIÓN DE UN GRUPO ESCULTÓRICO REPRESENTATIVO** Y CONCESIÓN POR PARTE DEL AYUNTAMIENTO A LA CITADA HERMANDAD DE PARTE DEL MATERIAL REQUERIDO PARA SU EJECUCIÓN.

APÉNDICE DOCUMENTAL III-A. CONTRATO QUE SE FOR-MULA ENTRE EL PRESIDENTE DE LA REAL E ILUSTRE COFRA-DÍA DE LA SAGRADA CENA DE CUENCA Y EL ESCULTOR DON FAUSTO CULEBRAS RODRÍGUEZ PARA LA CONSTRUCCIÓN POR ESTE ÚLTIMO DEL GRUPO ESCULTÓRICO REPRESENTA-TIVO DE LA EXPRESADA COFRADÍA, BAJO LAS CONDICIONES QUE A CONTINUACIÓN SE DETALLAN:

1.º Se construirá un Grupo Escultórico compuesto de trece figuras, de las cuales doce lo serán a un tamaño aproximado de 1,70 metros y representativas de los doce Apóstoles, y la otra, formando el motivo prin-cipal de la obra y representando al Divino Maestro en el momento de la institución de la Sagrada Eucaristía, de un tamaño algo superior al natural, en forma que, resaltando la figura de EL, no descomponga la composición artística del Grupo. Las figuras estarán: la del Salvador en pie, con el cáliz clásico en las manos, y las doce restantes, todas sentadas en posiciones inclinadas por lo que su altura se entenderá en tamaño no mayor del natural.

2.º Se utilizará en su construcción madera de pino de primera calidad, absolutamente curada, procedente de derribos y cuya utilización no sea inferior a 40 años, por ser la que mejores condiciones reúne para el fin propuesto, por permitir garantizar no existen deformidades propias de las maderas nuevas.

3.º Además de las figuras anteriormente enumeradas, constará este grupo escultórico de la Mesa propiamente dicha y demás motivos de or-namentación propios de la misma, que tendrá la forma de medio punto.

4.º La colocación de las figuras será: El Divino Maestro al frente, presidiendo, y los doce Apóstoles en derredor, según la posición y carac-terísticas que la Sagrada Historia señala.

5.º Las figuras serán policromadas en distintos tonos en forma sobria y empleando para ello los mejores materiales.

6.º La construcción del paso se hará sobre un precio base de DOS-CIENTAS VEINTE MIL PESETAS, cantidad en la que salvo caso de fuerza mayor, será el precio límite de coste del mismo, sin perjuicio de que, si durante su construcción se realizasen modificaciones sobre la idea inicial, por común acuerdo entre el Cabildo de la Cofradía y el artista constructor, puede ser modificado aumentando o disminuyendo su coste teniendo en cuenta especialmente las alteraciones en el coste de la mano de obra, facilitación de los materiales o causas análogas, autorizándose en todo caso una revisión del precio base, si por cualquier circunstancia los materiales empleados hubiesen aumentado su coste durante la cons-trucción, sometiéndose al Cabildo de la Cofradía para la aprobación en su caso.

7.º El pago del importe del grupo escultórico se efectuará con aquellas cantidades que en concepto de subvención para su construcción se reciban en la Cofradía, bien por entidades oficiales o particulares, las que le serán entregadas al Sr. Culebras para que de acuerdo a la cantidad que se le entre-gue realice los trabajos o compre materiales por el valor total de la entrega.

8.º En la fecha de entrega de la obra por el Sr. Culebras, éste tiene que haber recibido por lo menos el valor material de la obra aproximado, más el veinte por ciento de tal importe, entendiéndose como valor materiales que su constructor justifique fehacientemente como gastos por mano de obra, materiales, locales y otros necesarios a tales fines.

9.º Se establece como fecha de entrega del grupo escultórico aquella en la cual el constructor haya recibido el importe material de la obra más el veinte por ciento de dicho importe.

10.º El importe total del “paso” se descompone en los siguientes con-ceptos aproximados: Materiales SESENTA Y NUEVE MIL PESETAS, po-licromado QUINCE MIL PESETAS, mano de obra CIENTO CUATRO MIL PESETAS, dirección técnica TREINTA Y DOS MIL PESETAS, cuyas sumas alcanzan las DOSCIENTAS VEINTE MIL PESETAS por la que se contrata.

11.º El Sr. Culebras se compromete a justificar plenamente y a satis-facción del Cabildo de la Cofradía la inversión de las cantidades que se le entreguen para la construcción de la obra, previa presentación de figuras terminadas o justificantes de compra de materiales o pagos de cualquier índole.

12.º El artista constructor viene obligado a comunicar al Cabildo de la Cofradía cuando tenga que suspender su trabajo por falta de medios eco-nómicos por haber agotado las entregas que se le hayan hecho, al objeto de que por éste sea estudiada la forma de nuevas entregas.

Y en prueba de conformidad firman el presente contrato, que consta de doce cláusulas, en la ciudad de Cuenca a veintiséis de enero de mil no-vecientos cincuenta y cinco.

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APÉNDICE DOCUMENTAL III-B. CONCESIÓN POR PARTE DEL AYUNTAMIENTO DE CUENCA DE UNA DETERMINADA CANTI-DAD DE MADERA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL GRUPO ESCUL-TÓRICO DE LA SANTA CENA SOLICITADA A LA CORPORACIÓN MUNICIPAL POR LA HERMANDAD TITULAR. ARCHIVO DEL EX-CMO. AYUNTAMIENTO DE CUENCA. SESIÓN ORDINARIA DE LA COMISIÓN PERMANENTE EN PRIMERA CONVOCATORIA DEL 24 DE OCTUBRE DE 1955. FOLIO 190v. SEÑORES CONCURRENTES: ILMO. SR. ALCALDE D. JESÚS MOYA GÓMEZ; TENIENTES DE AL-CALDE D. FLORENCIO CAÑAS, D. LUCIO GÓMEZ, D. DONATO MARIANO CASTELLANOS, D. FERNANDO NICOLÁS, ASISTIDOS DEL SR. ASESOR LETRADO Y VICESECRETARIO, EN FUNCIONES DE SECRETARIO ACCIDENTAL, D. ANTONIO ANDRÉS PERONA Y DEL SR. INTERVENTOR DE FONDOS, D. CÁNDIDO GONZÁLEZ.

Habiendo solicitado de este Ayuntamiento madera para la construc-ción del grupo escultórico de la Sagrada Cena, por la Hermandad titular de la misma, a fin de que pueda figurar en los próximos desfiles procesionales de nuestra Semana Santa; la Comisión M. Permanente, acuerda conceder a dicha Hermandad 7,5 m3 de madera, para los fines indicados, que serán retirados en la Fábrica Municipal, debiéndose abonar por el Ayuntamiento la misma cantidad que importe la madera.

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INVESTIGACION

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Vista del barrio y la parroquia de San Martín de Cuenca hacia 1916. Destacan, la espectacular torre y la vieja puerta amurallada (postigo), por la que se accedía desde el río Huécar a la antigua ciudad, ambas demolidas en 1920

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“La admiración y el fervor de los conquenses por su vieja ciudad está justificado por la soberana belleza que posee, por la majestuosa serenidad de su serranía, por lo típico de sus costumbres. Cuenca es población antigua, que resiste bravamente la invasión moderni-zante y que conserva incólumes muchos de los aspectos de aquellos tiempos.

Y es precisamente en las costumbres religiosas, donde con más pureza perseveran y se transmiten de generación en generación aque-llas modalidades que constituyen la fisonomía de un pueblo. Las procesiones de Semana Santa responden a esta característica. La del Miércoles Santo, por la noche, por callejas medrosas, plazoletas soli-tarias, de suave poesía, donde los cantos de los salmos resuenan tem-blorosos y donde la luna esfumando los duros ángulos de las viejas arquitecturas exalta la ideal hermosura del cuadro. La del Jueves, nutrida de fieles, fervorosa y ordenada, y la del Viernes a las seis de la mañana, con su Turba de martirizantes, su mezcla ingente de bacanal y fiesta religiosa, la de las once que goza de toda la visuali-dad del sol radiante y la de la tarde, seria, solemne, concurridísima, todas ellas con sus trajes tradicionales, sus imágenes de otros siglos, su música..........”

(La Esfera. Madrid. 1916)

Por Enrique Valero MoscardóTextos: E. Valero, Prensa nacional y Prensa Local

Fotografías: Alberto Ciarán, Sebastián Cirac y M. Verges, (1916)Colaboraciones: Biblioteca Nacional, Biblioteca F. Caballero, Real

Academia Historia y A. Pérez Valero

La Semana Santa de Cuenca en 1916

Un año más, gracias a la revista Cuenca Nazarena, regresamos a “Aquella Semana Santa”, la que nos contaron nuestros abuelos, la perdida y confusa semana grande conquense de principios del siglo XX. En esta ocasión retornamos hasta 1916, un año en el cual Europa sufre la primera guerra mundial y nuestra ciudad se encuentra en próspero crecimiento, tras el colapso que la había mantenido dormida durante siglos.

Es una época de gran preocupación, entre otras, por el sanea-miento, el agua, la luz eléctrica, vías de comunicación, edificios públicos y la vida sociocultural en la urbe; estructuras básicas, creadas hace casi un siglo que todavía se mantienen y cumplen su objetivo.

Esa preocupación de los conquenses por su ciudad, no des-pertó solamente en los planos descritos, el engrandecimiento de su Semana Santa fue otra de las ilusiones buscada, y, como vere-mos a continuación, con una gran representación popular. Sirva este paréntesis al texto inicial, aparecido en la prensa de 1916, de preámbulo y felicitación a todos los que aquí figuran, sin duda lo consiguieron.

INVESTIGACION

9 de Marzo de 1916. Reunión de la Comisión de FestejosTras cinco convocatorias, pudo reunirse la Junta organizado-

ra de los festejos de Semana Santa de Cuenca, costeados por el Ayuntamiento, la industria y el comercio de la ciudad. Asistieron los señores: Garay, Arquer, Domínguez, Guaita, Mota, Benítez, Aguilar, así como una representación de la prensa local, siendo presididos por el primer teniente alcalde D. Baltasar Giménez Za-patero.

Después de proponerse algunos números de fiestas profanas, que sirvan de diversión al público asistente de la Semana Santa, fueron tomados en consideración los siguientes:

Grupo Armado: En la procesión del Silencio del Miércoles Santo habrá este año una novedad de gran gusto artístico. Se trata de uniformar de antiguos guerreros a una docena de hombres que han de servir de escolta a la imagen denominada El beso de Judas. Sus atavíos serán construidos bajo la dirección de los Sres. Jimé-nez Cano, Ugarte, González, de la Peña y Giner, siendo de gran efecto esta innovación.

Premios a las hermandades: Este año se premiará a las her-mandades que desfilen con mayor orden, dejando claro que las cofradías de nuestra tierra siempre han dado pruebas de gran sen-satez y cordura.

Balcones con colgaduras: Se premiará a los balcones que estén mejor colgados con adornos negros,....

Cabalgata: El sábado de Gloria, por la noche, se intentarán realizar festejos con carrozas alegóricas.

Pólvora: A la terminación de la cabalgata, y por la mañana del mismo sábado, al toque de campanas, una magnífica traca.

Cine Popular: Los Sres. Blasco y Garay organizarán una ex-hibición de cine al aire libre con varias películas de acreditadas marcas.

Fiesta de la Flor: El domingo de Resurrección.

Toros y Teatro, Bandas de Música y Rebajas en los billetes de tren.

13 de Abril de 1916.Últimos preparativos y programaTodo parece indicar, tras las reuniones mantenidas en el

Ayuntamiento, que este año van a tener una amplia organización las fiestas de Semana Santa en Cuenca, verificándose todos los acuerdos tomados en marzo. Atraer a un mayor número de visi-tantes es la base de la selecta programación, se presume una gran afluencia de forasteros.

El programa, que ha sido realizado en la imprenta de F. Vie-jobueno, es bastante escueto sin detallar a las distintas cofradías y hermandades.

Ntro. Padre Jesús Nazareno (del Puente) dentro de la Catedral, tras la suspensión de la procesión el día de Jueves Santo de 1916

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Viernes de DoloresEn la ermita de Ntrª Srª de las Angustias misa de comunión general

a las 8 de la mañana, a las diez solemne exposición de S.D.M. y a las cuatro, rezada la solemne corona, será el sermón que predicará el M.I. Sr. Magistral.

Domingo de RamosEn la S.I.C.Basílica, a las ocho de la mañana, por el Rvdo. Prelado de

la diócesis la solemne bendición de las palmas, luego habrá procesión y terminada ésta sermón, a cargo del Sr. Deán. En todas las demás iglesias la bendición de Ramos será a las horas de costumbre.

Miércoles SantoA las tres de la tarde serán cantados Laudes y Maitines en la

S.I.C.Basílica.

A las ocho de la noche se organizará en la parroquia de San Este-ban la Procesión del Silencio, en la que forman las cofradías e imágenes siguientes: Jesús orando en el Huerto, El beso de Judas (escoltado por guerreros romanos), Jesús en el Pretorio, Arrepentimiento de San Pedro, Jesús ultrajado ante Anas y Caifas y Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol.

Recorrerá las calles de: Don Mariano Catalina, Plaza de Canovas, Calderón de la Barca, Palafox, Andrés de Cabrera, Alfonso VIII y Plaza Mayor, bajando, desde esta misma y por la del Peso, a las de Solera, Alonso de Ojeda y Quince de Julio para regresar a la Plaza de San Fran-cisco.

Jueves SantoA las ocho de la mañana darán comienzo los oficios del día. Solemne

consagración de nuevos óleos.

A las once de la mañana será repartida una cuantiosa limosna en el Ayuntamiento, para cuya finalidad se ha formado un padrón de los pobres de la ciudad.

A las tres de la tarde Lavatorio, Sermón de Mandato y Canto de Tinieblas.

A las cinco de la tarde saldrá de la ermita de San Antonio Abad la procesión llamada de La Pasión, que organiza la Archicofradía de la Paz y Caridad y en la que forman seis hermandades presididas por el Santísimo Cristo de Las Misericordias, con los pasos de: Jesús orando en el Huerto, Jesús en la Columna, Jesús con la Caña, Santo Ecce-Homo, Jesús Naza-reno con el Cirineo y Nuestra Señora de la Soledad.

Recorre esta procesión las calles de Cardenal Payá, Palafox, Andrés de Cabrera, Alfonso VIII y Plaza Mayor, para bajar por la del mismo nombre, Andrés de Cabrera, Peso, Solera, Alonso de Ojeda, Quince de Julio, Plaza de San Francisco, Mariano Catalina, Calderón de la Barca, Cardenal Payá á San Antón.

Viernes SantoA las seis de la mañana, de la iglesia del Salvador, saldrá la procesión

“Camino del Calvario”, en la que forman los pasos: Jesús Nazareno ca-minando cargado con la Cruz, La primera caída del Nazareno y la Ve-rónica con el Santo Rostro, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Soledad con sus respectivas hermandades, recorriendo las calles de Alon-so de Ojeda, Puerta de Valencia, Quince de Julio, Plaza de San Francisco, Mariano Catalina, Calderón de la Barca, Palafox, hasta la Plaza Mayor y regresando por las del Peso y Solera al Salvador.

A las diez de la mañana, saliendo de dicha parroquia del Salvador y de San Esteban, saldrá la procesión En el Calvario, compuesta de las hermandades y pasos: Crucifixión, Exaltación de Jesús Crucificado, Ago-

nía, Muerte y Lanzada, Descendimiento y Nuestra Señora de las Angus-tias, recorriendo las calles de Plaza de San Francisco, Mariano Catalina, Calderón de la Barca, Palafox, Andrés de Cabrera, Alfonso VIII y Plaza Mayor. Regresando por Alfonso VIII, Andrés de Cabrera, Peso, Solera, Puerta Valencia, Quince de Julio y Plaza de San Francisco a San Esteban.

A las cinco de la tarde saldrá de la parroquia del Salvador la solemne procesión del Santo Entierro, con asistencia de los acogidos en la Casa de Beneficencia, de todas las hermandades, seminarios, Cabildo Catedral y de Santa Catalina, Excmo. Ayuntamiento bajo mazas, gobernadores civil y militar y el Excmo. Señor Obispo con el tribunal eclesiástico.

En esta procesión forman heraldos de la Fama y de Armas, Niños Pasionarios, Marta, Samaritana y las tres Marías, los caballeros de Nuestra señora de la Soledad y del Santo Sepulcro, que costean, los que concurri-rán con los hábitos y distintivos capitulares, recorriendo las calles de: El Espejo, Santo Domingo, Palafox, Andrés de Cabrera, Alfonso VIII y Plaza Mayor, regresando a su punto de partida por las del Peso y Solera.

Todas las procesiones harán estación frente á la Catedral. El Viernes Santo se cantará en la Catedral el sublime Miserere del gran conquense del siglo XVIII, Sr. Pradas.

Se adjudicarán premios: á las hermandades que desfilen con mayor orden y lucimiento; á las bandas de música que se distingan en la ejecu-ción de las marchas señaladas por la Comisión de festejos.

Sábado de GloriaA las nueve de la mañana y al toque de Gloría, se prenderá una atro-

nadora traca que recorrerá las calles de Calderón de la Barca, Plaza de Canovas y Mariano Catalina (Carretería). Por la noche habrá una gran cabalgata artística que, partiendo de la calle Cardenal Payá, terminará en la Diputación. A las diez se quemará una vistosa colección de pirotecnia, irrumpida por proyecciones cinematográficas.

En el teatro Liceo, debut de la aplaudida compañía de verso que dirige el gran actor Sr. Reig, en la que figuran bellísimas actrices. En el Ideal Artístico (Cine), el grandioso acontecimiento artístico-religioso “ La vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo” película exhibida ante nues-tro venerable Prelado.

Domingo de ResurrecciónA primeras horas de la mañana, solemnidades religiosas y bendición

papal en la Catedral.

A las once y media, gran misa de campaña en el parque de Canalejas y a continuación distinguidas y bellísimas señoritas, lindamente ataviadas con mantones de Manila y mantillas españolas, postularán por las calles a beneficio del Asilo Municipal, colocando flores a los transeúntes.

Por la tarde, gran corrida de toros con cuatro novillos, alternándose dos buenos matadores.

Por la noche teatro y cine.

Lunes de PascuaExcursiones a la Ciudad Encantada y Hoces de Cuenca.

Los precios de los billetes del ferrocarril, valederos desde el día 19 al 23, son desde Madrid 25 pesetas 1ª, 17 pesetas 2ª y 13 pesetas 3ªclase

Portada del programa de 1916

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Noticias

Este año, a juzgar por la variedad y modificaciones introduci-das en las procesiones, así como la pluralidad de festejos populares, la rebaja de trenes y el tiempo tan hermoso que disfrutamos, hace presumir que nuestra ciudad se verá concurridísima de forasteros, ávidos de presenciar tan renombradas solemnidades religiosas que tendrán lugar en los días siguientes.

Ya están en camino las flores que han de servir de pretexto a las jóvenes señoritas para alcanzar limosnas en la Fiesta de la Flor. La Comisión hace un llamamiento a las interesadas en participar para que se inscriban en el nº 22 de la calle Calderón de la Barca.

Se solicita al Sr. Alcalde y su corporación municipal, que se instalen evacuatorios en las calles que afluyen a Carretería y Pla-za Mayor, en bien de la higiene y las buenas costumbres. Esta petición ya fue formulada en anteriores años y todavía no se ha visto el interés de los munícipes en esta cuestión de tan urgente necesidad.

La hermandad de San Juan Evangelista sustituirá este año los cordones amarillos y el rosario por un cinturón verde.

Las ProcesionesEl Miércoles Santo amaneció lluvioso, aburrido, que más in-

citaba al recogimiento en casa que a salir a la calle. Arreció en los primeros momentos de la tarde y lentamente fue disminuyendo hasta desgarrar por completo el denso manto que encapotaba la noche.

La procesión fue lucidísima, la presidieron los señores Gimé-nez Zapatero, Benítez, Garrido, Peñalver y Rubio. En ella, destacó sobretodo la cofradía del Ecce-Homo que llevó en toda la carrera el mayor orden. Los guerreros muy bien equipados y con todos los detalles de indumentaria requeridos por el estilo de la época, siendo unánimes los elogios a su organizador Sr. Jiménez Cano. Contribuyó, lo apacible de la temperatura, para mayor esplendor de tan solemne acto, presenciado por millares de personas en todo el trayecto recorrido, si bien y para que no fuera completo el éxito, hubo necesidad de imponer una pequeña multa á una cofradía, por ciertas deficiencias que no debieron existir.

El Jueves Santo, bullía la gente forastera, endomingada e in-quieta, que corría a presenciar el paso de la procesión, los naza-renos rezagados irrumpían entre las gentes con sus mantos y sus enhiestos cucuruchos, pero tuvo que interrumpirse al llegar a la Plaza Mayor por causa de la lluvia, quedando las imágenes en la Catedral y el Palacio Episcopal hasta la mañana del Viernes. La presidieron los señores Blasco, Peña, Carralero (padre e hijo) y Gallego, distinguiéndose la cofradía de Jesús con la Caña.

El silencio de la noche fue rasgado por los tenebrosos sones y la estruendosa trompetería, y con la primera del Viernes Santo, presidida por los señores Martínez Navalón, Guardia, y Leal, se fusionó la procesión del Jueves, haciendo juntas el recorrido desde la Plaza Mayor al Salvador, continuando esta última hasta San Antón, bastante deslucida en alguna parte de su trayecto, por la lluvia, si bien en Carretería fue ordenada y solemne.

INVESTIGACION

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La segunda procesión del Viernes, que terminó a hora avanzada y que presidían los señores González Espejo, Gó-mez Madina y Carralero, sufrió un chaparrón de importancia en la mitad de la carrera, y durante todo el tiempo de su du-ración fue interrumpida frecuentemente por la lluvia, motivo por el cual su lucimiento fue escaso.

Fue imposible celebrar la del Santo Entierro, disolviéndo-se los congregados a la misma, después de esperar inútilmente en la iglesia del Salvador, por si mejoraba el tiempo.

La hermandad de San Juan Evangelista, no sólo recibió el premio del ayuntamiento, correspondiente al mejor gusto artístico y elegancia al desfilar (25 pesetas), sino que también obtuvo otro al mejor orden, compostura y piedad de toda la Semana Santa de este año ( 50 pesetas).

Las dos bandas, municipal y provincial, han llamado pode-rosamente la atención, ejecutado muy bien preciosas marchas como: (“La Marionette” de Gountd, ¡Que triste! de Herrals, “Crucifixión” de Cabañas,“EL entierro de una marioneta”de Chopin y la “Exaltación de Rubio (padre); mereciendo pláce-mes sus directores, los señores Cabañas y Rubio.

Los Festejos ProfanosEl sábado dieron comienzo las fiestas profanas con una

increíble traca de 40 cm., y por la noche hubo cabalgata for-mada por una artística carroza y piquete de guerreros, á la que procedían, y seguían vistosa compañía, iluminado su paso con hachas de viento, presenciando su paso por Carre-tería un inmenso gentío, que luego se congregó en los fuegos artificiales, celebrados en el Parque de Canalejas, y en el cine-matógrafo público instalado en la Plaza de Cánovas, donde se exhibieron graciosas películas, que fueron del agrado del público.

Izq. Magnífica fotografía de “El Prendimiento (Beso de Judas)” tomada por Alberto Ciarán en aquella época, quizá la más antigua conocida del paso que realizó Enrique Arévalo y que desfiló a partir de 1905

Arriba. Anuncio de 1916

El domingo celebróse la fiesta de la flor a beneficio del Asilo Municipal, dando principio con una misa de campaña que en el Parque de Canalejas dijo el canónigo de la SIC, don Acisclo Do-mínguez y al final las lindas señoritas, todas muy guapas y espa-ñolamente ataviadas dieron comienzo la cuestación. Se colocaron tres altares: uno en la calle Calderón de la Barca que recaudó 897 pesetas; otro en la Plaza de Cánovas, en el que se depositaron 527 pesetas, y el tercero en la Plaza de San Francisco que obtuvo el máximun de recaudación con 1.085 pesetas. Varios jóvenes re-corrieron las calles, al mismo tiempo, al compás de alegres notas de pianos manubrios. Todas las señoritas que postularon serán obsequiadas con un baile de honor en el Ayuntamiento.

Durante estos días, los programas del Ideal Artístico han sido selectísimos y en todas sus sesiones hemos visto grandes entradas, la película “La Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucris-to”, fue exhibida en sesión especial ante nuestro venerable señor obispo y los seminaristas, saliendo encantados. Numerosas obras han sido también representadas por El Trío Arien y la cupletista “Mylka” y han sido muy aplaudidos varios metrajes cómicos de Charlot.

INVESTIGACION

D. Manuel Caballer 30 pesetas... - D. Manuel del Mazo 20. - D. Juan Martínez Aguilar 30. - Excmo. Sr. Obispo 30. - D. Federico Sáiz 30. - D. Tomás Merchante 30. D. Federico Picazo 30. - D. José Marín 30. - Sres. Muñoz y Compañía 30.- D. José Simarro 30.- D. Francisco Arquer 30.- Presidente Circulo de la Constancia 30 .- D. Rufino Martínez Garay 30.- Sres. Verdú, Murciano y Ortiz 30.- D. Juan Correcher 30 .- D. Florencio Gascueña 30.- D. Pedro Serrano 30 .- D. Baltasar Jiménez Zapatero 30.- D. Victoriano García 30.- D. José Cobo 30.- Sres. Herederos de Mogorrón 30.- D. Félix Sáiz 30.- Sr. Corredor de Comercio 15.- Patronato de Agui-rre 30 .- D. Francisco Mota 15.- D. Jesús Ávila 5.- D. José Baños 15.-D. Enrique García 15.- D. Nicolás Aldunate 15 .- D. Antonio Guaita 15.- D. Lorenzo Redondo 15.- D. Leopoldo Pontones 15.- D. Ángel Aparicio 15.- D. Celedonio León 15.- D. Agapito Morales 15.- D. Emilio López Fonta-na 15.- D. Federico Pajarón 15.- D. Fermín Romero 15.- Casino Español 15.- D. Cesar Campos Corral 5.- D.Pedro Morante 15.- D. Abel Abad 15.- Sucesores de Antero Nieto (Motos y Díaz) 15.- Cardona hermanos 15.- Parador de Pontones 15.- Parador de la Romana 15.- Parador de Verde 15.- Parador de las Animas 15.- Parador de Santa Luisa 15.- Parador del Rincón 15.- Sra. viuda de Antonio Blasco 15. D. Antonio Benítez 15.- Auto de Solís 15.- Auto de la Igualadina 15.- Coche de Priego 15.-Coche de Belmonte 15.- Coche de Cañete 15.- Ideal Artístico 15.- Sociedad de Labradores 15.- Ateneo Conquense 15.- D. Julián Cordero 5.- Aragonesa (madre) 10.- Aragonesa (hijo) 5.- D. Lorenzo Castellanos 10.- D. Sebastián Bonilla 10.- D. Benito Peralte 10.- D. Cristóbal Condes 10.- D. Enrique Chavarri 10.- D. Rafael Echavarría 10.- D. Antonio Benítez 10.- D. Juan Miguel Zúñiga 10.- D. Félix Navarro 10.- D. Eusebio Martínez Navalón 10.- D. Amadeo Martínez 5.- D. Vicente Visier 10.- D. José Amor 10.- La Lola 10.- La Gloria 10.- D. Luis Tarín 10.- D. Bonifacio Barceló 5.- D. Federico Viejobueno 10.- D. Pedro Montero 10.- D. Rafael Mombiedro 10.- Juan Miguel L. Algarra 10.- D. Juan de la Mata Romero 10.- D. Dá-maso Fernández 10.- D. Agapito Freijó 5.- Peluqueros y Barberos 10.- D. Juan Timó 10.-D. Basiliso Martínez 5.-D.Vicente Martínez 10.- D. Gabriel Cortés 10.- D. Cecilio Albendea 10.- D. Antonio Martínez 10.- D Grego-rio Marco 10.- Dª. Rafaela Alarcón 5.- Dª Josefa Gutiérrez 2.- Hermanos Palomo 5.- D. Gervasio García 5.- Dª Juana Soria 5.- Dª Maria Visier 5.- D.Ernesio Cano 5.- D. Isidoro Carralero 5.- D. Jacinto García Collado 5.- D. Matías García 5.- D. Luciano Melero 5.- D. Camilo López 5.- D. Rufino García 5.- D. Ramón Escribano 5.- D. Felipe Soria 5.- D. Luciano

Cercenado 5.- D. Alfonso Hernández 5.- D. Sebastián Muñoz 5.- Dª To-masa Gómez 5.- D. Tiburcio Pérez Palomino 2.- D. Eloy Fernández 5.- D. Justo Ramón 5.- Dª Ramona Herraiz 5.- D. José Chust 2,50 .- D. Pedro García 2,50.- Dª Agueda Alcolea 2,50.- D. Federico del Olmo 2,50.- D. José Carretero 5.- D. Deogracias Cañas 5.- D. Bautista Vindel 5.- D. Mariano Delgado 2,50.- D. Nicasio Martínez 5.- D. Emilio Pinos 5.- D. Juan Lozano 5.- D. Victoriano Santana 5.- D. Antonio Recuento 5.- Srª Viuda de Bernabé Bosch 5.- D. Arturo García 5.- Sr. Soler (Fotógrafo) 5.- La Camerana 5.- D. Pablo Blanco 5.- D. Victor Soria 5.- Srª Viuda de Pardo 5.- D. Desiderio Millán 5.- D. Rafael García 5.- D. Juan Ruiz 5.- D. Jacinto Soria 5.- D. Mariano Berjes 5.- D. Baltasar Moreno 5.- D. Martín y Gil Casero 5.- D. León Arroyo 5.- D. Bautista de las Heras 5.- D. Julián Cercenado 5.- D. Felipe Tejedor 5.- La Morena 2,50.- D. Julian Martín Zarco 5.- D. Antonio Muelas 2,50.- D. Antonio Fernández 5.- D. Antonio Benito 5.- D. Eusebio Díaz 2,50.- D. Victoriano Casero 2,50.- Dª Antera Martínez 2.- D. Juan Julián González 5.- D. Aniceto Vega 5.- D. Guillermo Osorio 5.- Dª Juliana Herraiz 5.- D. Genaro Navalón 5.- D. Eladio Freijó 5.- D. Genaro Alvarez 5.- D. Juan Sotos 5.- D. Alfredo García 2,50.- D. Máximo Perona 2,50.- D. Benito Muñoz 2,50.- Dª Dolores Ruiz 2,50.- D. Pedro Gijante 5.- D. Daniel Garcia 5.- D. Eleuterio López 5.- D. Domingo Poveda 5.- D. Lorenzo Vizcaíno 5.- D. Juan Francisco Llanos 5.- Dª Saturnina Ruiz 2,50.- D. Venancio Herraiz 2,50.- D. Tomás Barreña 2,50.- D. Jesús García 5.- D. Victoriano Fernández 5.- D. Eduardo Moreno Ortiga 5.- D. José Gómez Madina 5.- D. Desiderio Moreno Munera 5.- D. Antonio Leal Sepúlveda 5.- D. Nicasio Guardia Sanz 5.- D. Antero Nieto Lucas 5.- D. Rafael Blasco Cobo 5.- D.Ramón Balsalobre Jaramillo 5.- D. Leopoldo Garrido Romero 5.- D. Matías González Espejo5.- D. Ruperto Carralero Millán 5.- D Evaristo Pareja 5.- La Magdalena 5.- La Alejandra 5.- D. Juan Navalón 2,50.- D. Andres Lopez 5.- D. Vicente Martinez 5.- D. Andrés Cuesta 2,50.- D. Máximo González 2,50.- D. Agustín La Sara 5.- D. Roman Sáiz 5.- Dª Antonia Fons 2,50.- D. Aniceto Iglesias 2,50.- D. Policarpo Jiménez 5.- D. Francisco Tevar 2,50.- D. Joaquín Huer-ta 2.- D. Facundo González 5.- D. Antonio González 5.- Dª Tomasa Briz 2.- D.Dionisio Hernaiz 2,50.- D. Eusebio Carralero 2,50.- D. Anselmo Martínez 2,50.- Dª Justa Recuenco 5.- D. Feliciano Fernández 5.- D. Vi-cente Calvo 5.- D. José Maria Luz 5.- D. Juan Patiño 5.- Teatro Liceo 15.- D. Pedro Iglesias 10.- D. Prudencia Redondo 10.- D. Pablo Martínez 5.- Total 2.090 pesetas.

Cuenca , 20 de Mayo de 1916. El Teniente Alcalde, Baltasar Giménez

Pagado a un trabajador en la carroza 4,50; jornales a Félix Recuento 11; al Candado por “puntas” 6; por 8 pares de alpargatas 10; carpintero de la carroza 24,50; hachones y florones 50; al operador del cine 45; a los hombres vestidos de guerreros 72; jornales y materiales para la ca-rroza 29,45; fuegos artificiales 275; recibo de un panadero 94,50; id. de id. 94,50; id. de id. 94,50; id. de id. 94,50; por ramaje para la carroza 9.- jornales de un carpintero 6,75.- a Eusebio Navalón 24.- recibo de un panadero 94,50; recibo de Modesto 30; recibo de Arquér 91; recibo de

Relación nominal de los individuos que han contribuído para los festejos de Semana Santa

Relación de la inversión dada a los fondos recaudados para los festejos de Semana Santa

una nota de Benítez 1; recibo de D. Sixto Lúcas 5; recibo de Vicente Giner 21; recibo de cerería 1,25; recibo a Evaristo Guerrero 19,50; recibo a Victorio Pérez 20; id. a Policarpo 8; id. a Carretero 12,40; id. a Francis-co Castro 94,50; id. a Garay 87,60; Id. a Teresa Miguel 55; id. a Arquér 78,60; Id. a Feliciano 94,50; id. a Pontones 20; id. a Hipólito Ruiz 120; id. a Federico Viejobueno 20; id. al fotógrafo 15; id. a Aparicio 6. Total: 2.113,05 pesetas.

Cuenca, 20 de mayo de 1916 El Teniente Alcalde, Baltasar Giménez

Espléndida perspectiva de las tallas de San Juan y la Virgen de la Amargura que desfilaron en la noche del Miércoles Santo desde 1905 hasta su destrucción en 1936

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