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  • DE LOS i\IOnOS DE ORGANIZACIN SOCIAL EN EL Al\'TIGl:O EGIPTO: LGICA DE PARENTESCO, LGICA nE ESTADO

    MarceJo Campagno Universidad de Buenos Aires - CONlCET

    SlImmary: Aneient Slate soeieties -including Aneient Egypt- were mainly organized by t\\'o diverse but eoexisting logies, related, respectively, lo kinship and the State. On (he one hand. kinship seems to constitute the basic practice of social organization in prc-State times. \\hen all social practices speak the "idiom" of kinship. On the other hand. once Ihe Slate emerges. the Slale practice tends to impose itself as a dominant principlc to Ihe scale ofthe \vhole territory subjected to its contro!. through its capacity 01' coercion. creation and intervention. I-!owever. in this last scenario. thc logic 01' kinship does not \\ane. and still plays a role of great relevance in the inner organization (JI' both peasant communities and the State elite. The cocxistence 01' bo(h logics 01' social organization during State times implies difIerent points of articulation between thrm. ami this cun be SCCIl in peasant and State-elite contexts. us \\clI us in (he very \\a:- in \\ hich (he community ol' gods is organized.

    Hacia finales del 111 milenio a.c., con centro en Heraclepolis, una monarqua dominaba en el Egipto Medio. Eran tiempos de fragmentacin poltica, de po-deres regionales enfrentados, de antagonismos que anunciaban nuevos con-flictos. Eran los tiempos que los egiptlogos denominaran Primer Perodo Intermedio. De acuerdo con los registros de Manetn, esos monarcas de He-raclepolis constituan la Dcima Dinasta de reyes egipcios. A aquella poca ya esta Dinasta remite un texto que se reconoce bajo el nombre de EnsePan-

    '::a para Merikara, en el que el rey Jet y III instruye a Merikara, el prncipe he-redero, sobre el oficio que, a su tiempo, habra de detentar. Ciertamente, se

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  • LGICA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    trata de uno de tantos textos "retroactivos", cuya redaccin es posterior al pre-sente que describe el relato. Pero. a los fines que aqu interesan. el texto se presenta casi como un .. testamento poltico". en el que Jet y 111 conside~a las acciones reales de su poca y aconseja al heredero acerca de cmo contll1uar el buen gobierno l .

    En el contexto de la enseanza, el rey asigna un espacio sustancial a recapitu-lar las acciones polticas de su reinado, en el marco de la expansin del Esta-do heracleopolitano. Asi. por ejemplo, el rey afirma: ., }() pacifiqu la lotalidad del Oesle hasta la costa del mm: [ ... ] La tierra qlle el/os hahan de-1'(/Slado ha sido dil'idida en nOIl1OS, [hay en el/a] toda clase de grandes ciu-dades. [ ... ] Se designan /ill1cionarios, [se elaboran listas de] tributo ". Pacificacin militar, organizacin burocrtica, tributacin: se trata a las claras de la descripcin de una escena estatal. No importa aqu cuan "intencionada" sea la descripcin: lo que interesa es que el texto orbita en torno de una lgi-ca eminentemente estatal. Por cierto, no hay razones para la sorpresa. Tratn-dose de una especie de "testamento poltico" de un rey a su heredero, es fcil suponer que la Ensei1ana::a se encuentre tramada desde una lgica de Estado. As. cuando el texto refiere a las acciones que ha llevado a cabo el rey, stas evocan prcticas de ndole estatal. Y algo parecido sucede cuando se trata de aconsejar al prncipe sobre su futuro gobierno. como. por ejemplo, cuando Jet y ac'onseja a Merikara sobre estrategia militar: "Si fu/i'ontera sur es ataca-da, los arqueros [=asificos] cerrarn el crculo. Construye ed(f7caciones en el norte! ".

    Ahora bien. no todo el tiempo la Ensei1an::a para Aferikara adquiere tintes tan visiblemente estatales. Hay otros pasajes en los que las recomendaciones del rev discurren sobre planos tales como la justicia o la relacin con el mundo di~ino, los cuales, si bien evidentemente inciden en el accionar poltico-esta-tal del monarca. refieren a contextos ms amplios en los que el consejo conec-ta a un rev con un prncipe pero. a la vez, a un padre con un hijo, En este marco. Jet~ 111 le indica a Merikara: "Grande es el grande cuyos grandes son ,

  • LOGICA DE PARENTESCO, LOGlCA DE ESTADO

    Sahlins, predominarn formas de reciprocidad generalizada a equilibrada- o entre individuos de comunidades diferentes -entre quienes predominarn di-versos modos de reciprocidad negativa-, Y, desde un punto de vista ideolgi-co, la posicin dominante del parentesco puede advertirse tanto en la creencia de que todos los integrantes actuales de la comunidad descienden de un ante-pasado comn como en la definicin de los lazos que las entidades sobrena-turales (dioses, hroes y otros personajes mticos) trazan entre s o con la comunidad en trminos de relaciones parentales2.

    All donde emerge la prctica estatal, en cambio, se presenta un principio de ai1iculacin social abiertamente divergente respecto del que representa el pa-rentesco. Se trata del ingreso a escena del monopolio legtimo de la coercin como criterio central de la operatoria social. As, por ejemplo. en el plano po-ltico, las situaciones organizadas en torno de la prctica estatal no procede-rn conforme a las normas que instaura el parentesco sino en funcin de la imposicin de las decisiones que emanan del polo social que detenta el mo-nopolio de la coercin: en efecto, la voluntad del rey, con independencia de los modos en que se legitime, debe ser acatada. En el mbito econmico, las situaciones de tributacin -vale decir, de apropiacin de los excedentes de produccin de un grupo social por parte de otro grupo social- constituyen el ejemplo ms palmario de los procedimientos asociados al Estado. Y tambin en la esfera ideolgica la prctica estatal tiene capacidad para producir orde-namientos especficos. por ejemplo, mediante la elaboracin de una idea de orden csmico centrado en la figura del rey, o a travs de la plasmacin de un tipo de dioses que ejercen prerrogativas de reyes en el mundo divino. Pero. all donde acontece, la emergencia de la prctica estatal no elimina las prcticas de parentesco ni disuelve necesariamente su potencia. Las socieda-des estatales antiguas dan innmeras pruebas de ello. Desde la constitucin interior de las lites hasta los lazos que estructuran cada comunidad campesi-na desde las interacciones cotidianas en el seno familiar hasta los modos de

    re~resentar los nexos entre las divinidades, el parentesco tambin es, en tiem-pos estatales, una prctica de estructuracin social. Ciertamente. en tanto lo estatal se hace presente, existe all un campo para la composicin de lgicas que proceden de acuerdo con principios abiertamente divergentes. Y si, a pri-mera vista, es posible diagnosticar que la prctica estatal tiene suficiente po-

    2. Acerca del papel del parentesco en las sociedades no-estatales. el'. Campagno. 2~02. Cap. 2 (con bibliografa). Acerca de las formas de reciprocidad. Sahlins. 1983 [19741. Cap.).

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    MARCELO CAMPAGNO

    tencia para subordinar los espacios organizados por el parentesco a su propia lgica, slo es posible una mayor precisin en la medida en que sean consi-derados los contextos especficos organizados por las lgicas del parentesco, del Estado, o por la interfase entre ambas.

    En tren de advertir la capacidad del parentesco y del Estado para articular si-tuaciones sociales en el valle del Nilo, ser necesario, entonces, ahondar el anlisis, en busca de las singularidades que determinan el modo especfico en que estos principios fOljan la organizacin social de los antiguos egipcios. O dicho de otro modo, de lo que se trata es, por un lado. de poder establecer qu SO/1 el parentesco y el Estado en el Antiguo Egipto pero tambin, por otro la-do. de detectar qu hace/1 estos principios para producir sociedad en las mr-genes del ro Nilo.

    La lgica del parentesco

    Qu se sabe acerca de las relaciones de parentesco en el Antiguo Egipto? En las ltimas dcadas, los estudios de base antropolgica sobre el sistema de pa-rentesco egipcio antiguo han dado resultados significativos3. Particulannente en relacin con las estelas funerarias del Reino Medio, pero en correlacin con informaciones procedentes de contextos literarios y religiosos ms am-plios. esos estudios permiten reconocer los lineamientos bsicos de aquel sis-tema. En principio. puede decirse que el sistema de parentesco en el Antiguo Egipto se constituye a partir de slo seis tlminos bsicos, que sirven para evocar los tres tipos de relaciones que componen cualquier sistema parental: alianza. filiacin y hermandad/colateralidad. En cuanto a las relaciones de alianza -esto es. los vnculos entre individuos de sexo opuesto. procedentes de distintos grupos, por la va del matrimonio- los egipcios disponan de los trminos Ir(ny (para el varn) y mlf (para la mujer). Es interesante advel1ir que ambos tnninos describen campos semnticos sensiblemente diversos: en tanto el trmino h({)y se escribe disponiendo del signo determinativo del fa-lo. asociando as el papel del 'marido' a la capacidad para engendrar, el trmi-no /l/U viene seguido del determinativo ms general de 'mujer', y tal es el significado bsico de la palabra, junto con el ms especfico de 'esposa', lo cual constituye, en palabras de Forgeau, una "sinonimia reveladora del hecho de qlle la muier /10 podra definirse por ji/era de su insercin conyuga/,,4.

    3.lT Robins. 1979: Franke. 1983: Willems. 1983: Forgeau. 1986; Lustig. 1997. ce tambil Fig. 1. 4. :orgcau. 1986. 157.

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    En referencia a los trminos de filiacin, los egipcios disponan de dos trmi-nos para denominar a los parientes en lnea directa ascendente: it para los pa-rientes de sexo masculino y mwt para los de sexo femenino, En efecto, si bien los trm inos it y /1/\I't refieren principalmente a los vocablos que correspon-den, respectivamente, a 'padre' y 'madre', sirven tambin para nombrar a los parientes directos de las siguientes generaciones en lnea ascendente: as, tan-to el 'padre del padre' como el 'padre de la madre' de ego se identifican co-mo it, en tanto que el trmino IIIwt se emplea tambin para reconocer a los individuos relacionados con ego en tanto 'madre del padre' o 'madre de la ma-dre', En sentido descendente, y de modo similar, el trmino s? y su versin fe-menina sU se utilizan primariamente para la identificacin del 'hijo'/'hija' de ego, Sin embargo, tambin se emplean los mismos trminos para referir al 'hi-jo o hija del hijo o de la hija' de ego, Con respecto a las relaciones de hennandad, y en un sentido ms extendido, de colateral idad -esto es, los parientes de ego no conectados por una relacin lineal ascendente o descendente-, los antiguos egipcios parecen haber dis-puesto de un nico trmino bsico: .1'/1 (y su femenino: snt), Ciertamente, el trmino indica bsicamente la condicin de 'hermano' / 'hermana' de ego, pe-ro, en contextos ms especficos, puede ser utilizado para nominar el vnculo con el 'hermano/a del padre o de la madre' as como la relacin que conecta con el 'hijo/a del hermano o de la hermana', Si bien tanto las relaciones de filiacin lineal como las de colateralidad po-dan ser expresadas tambin a partir de trminos "compuestos" o "descripti-vos", tales como II/wt I/t fIllt't (lit., 'madre de la madre') 0.1'11 (11) mwtf (lit., 'hermano de su madre'), permanece claro el hecho de que no existen trmi-nos especficos para nombrar ese tipo de relaciones que articulan ms de un vnculo (madre + madre, hermano + madre), a la manera de nuestros vocablos 'abuela' o 'to', La exclusividad de los seis trminos de parentesco egipcios (marido y esposa, padre y madre, hijo/a y hermano/a) ha sido puesta en corre-lacin con el predominio de la familia nuclear como pauta residencial 5, Sin embargo, no parece necesario suponer que el modo de residencia deba tener un efecto determinante sobre la terminologa de parentesco, En cambio, la fuerte distincin entre los parientes conectados por filiacin lineal (todos 'pa-dres' y 'madres' en sentido ascendente y todos 'hijos' en sentido descenden-te) y los dems parientes (todos reunidos bajo el trmino colateral SIl/SlIt)

    5. Forgcau. 19X6. 154.

    :!I

    MARCELO C.-\MP .. \GNO

    parece indicar la coexistencia de dos criterios diversos de pertenencia paren-tal. Como indica Lustig, "a d[lerencia de los trminos lineales q1le expresan l/lIa dij'erellcill de status en/re alter y ego, [ .. ,] la personas denominadas SII/Sllt pl/cden ser cOl1cep/llali::adas C0/110 equivalen/es a ego "6, y de hecho, el tr-mino .1/1/.'/11 tambin poda ser utilizado con el sentido de 'amigo', lo cual im-plica una significativa conexin entre los conceptos de 'hermandad' y 'amistad', En tal sentido, podra inferirse que la percepcin egipcia de la tra-ma parental destaca el punto de vinculacin espectlca de cada individuo con su trama de parentesco a travs de la filiacin y el efecto del conjunto de las conexiones a travs de la concepcin ampliada de la colateralidad.

    Definido a partir de estos trminos, el parentesco egipcio antiguo resulta un sistema simtrico (los mismos trminos se aplican a los parientes paternales y maternales) y bilateral (la filiacin de ego se traza tanto respecto de la paren-tela del padre como de la de la madre), Tales caractersticas inciden, por ejem-plo, en los criterios de herencia socialmente vigentes: en el estado de la documentacin disponible, tanto los hombres como las mujeres parecen haber podido heredar de ambos progenitores, Con respecto al modo de residencia, ste parece haber sido de tipo neolocal, es decir, que cada nueva pareja cons-titua una nueva familia nuclear y construa una nueva "asa, tal como Ani ins-truye a su hijo: "Toma ul1a esposa mientras eresjoven,.1' (jue ella te d un hijo (3, 1) [ ... 1 COl1struye una casa o encuentra y compra lInl1 (6,6) "7, En todo ca-so, tanto los modos de herencia C01110 los de residencia constituyen efectos prcticos de determinadas reglas de parentesco, Yesos efectos son indicativos no slo de lo que el parentesco ero sino de lo que el parentesco haca en el Antiguo Egipto.

    Cmo puede advertirse ese hacer instituyente del parentesco en el valle del Nilo? Pinsese, por ejemplo, en las comunidades de tiempos pre-estatales, Se-gn se indica ms arriba, la etnografa documenta innumerables situaciones no-estatales articuladas por la lgica del parentesco. Y las comunidades asen-tadas en las riberas del Nilo hasta la primera mitad del IV milenio a,e. nece-sariamente debieron constituir situaciones sociohistricas no-estatales. Es cierto que la escasez de evidencias acerca de tales comunidades somete toda consideracin sobre ellas al rgimen de lo conjetural. Sin embargo, se trata de conjeturas que permiten pensar en ese papel dominante del parentesco, En tal

    6 I.uslig, 1

  • LGICA DE PARENTESCO. LOGICA DE ESTADO

    sentido, vale la pena considerar brevemente algunos datos que proceden del mbito funerario predinstic08.

    En primer lugar. varios cementerios predinsticos ofrecen un peculiar modo de distribucin del espacio. que detemlina la existencia de diversos agrupamien-tos (cluster.\') de tumbas en las necrpolis. Si bien existen pocos estudios en es-te sentido. los enterramientos badarienses en la regin de Badari (Cementerios Norte. Oeste y Sur) presentan este patrn, y algo similar parece ocurrir entre las sepulturas de las fases Nagada I y 11 en diversas necrpolis (Cementerio N7000 de Naoa-ed-Der Cementerio 1400-1500 de Armant. Cementerios N, B Y T de Nagad:, Cemen~erio Hk43 de Hieracmpolis. e incluso en el Cementerio 277 de la Baja Nubia)9. Qu significado puede tener este tipo de agrupamientos? Habida ~uenta de que otros criterios para constituir esos c1uster.\ (tales como distribuciones por sexo, edad o grupos de actividad) no parecen verificarse, hay cierto consenso entre los investigadores a admitir, como sugiere W. Anderson, que "la tendencia a colocar las tumbas en agrupamientos dentro de los cemen-terios podra reflejar la existencia de grupos cinicos o familiares "10. La po-sibilidad resulta a todas luces significativa, pues sera indicativa de la influencia del parentesco sobre las prcticas funerarias: la organizacin del espacio mor-tuorio podra haber sido establecida as en los mismos tnninos de los criterios clasificatorios inherentes a la prctica del parentesco.

    En segundo lugar. existen indicios que permiten sospechar la existencia de un mism~ principio subyacente a la organizacin del espacio funerario y residen-cial predinstico. En efecto, se advierte cierto paralelismo entre el formato de las tumbas y de las viviendas, que para ambas es redondeado u oval en las fa-ses ms antiguas y que para ambas registra la aparicin de formas rectangu-lares en pocas ms recientes 11. Por qu se produce esa correlacin entre las

    8. Las cow,idcraciom:s que siguen a continuacin han sido tratadas en Campagno. 1998a. cap. I \' Campagl1o. 2()02. caps. 5 y 9 (con bibliografia).

    ~. Al respecto. cf. Anderson. 1992. :; 1-66 (Badari): Savage. 1997.226-268 (Naga ed-~),:r): Bard. 1988.39-55: 199-1.51-7:; (\rmant): Bard. 1989.223-248 Y 1994.77-109 (Nagada): 'rledman et a/., 1999. 1-11 (flieracmpolis): OConnor. 1993. 16-20 (Baja Nubia). Acerca del Cementerio 111-;-13 de Hieracmpolis. cf. tambin Fig. 2.

    lO. Andcrson. 1992.62. Este tipo de conclusiones se sostiene bsicamente en el anlisis etnogr-tien de Tainter (1978). segn el cual '"la presencia de reas/orll/ales de disposicin [de las tum-has en los cementerios 1 s~ halla lll/ll1al1/ente asociada con grupos colectiVOs que practican una descend"nc/(/ linca/" I I Ln relacin con este pumlel ismo entre las formas de las tumbas y de las viviendas. cL entre otros. Adallls. 1988. I~: Ila,san. 1992,317: Vercoutter. 1992. 1:;8: SpclKer. 1993.36-37: Tethin. 1993.9.

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    MARCELO CAt-.lPAGI\O

    formas de las tumbas y de las viviendas predinsticas? De acuerdo con Gode-lier. en el mundo no-estatal, la comunidad suele definirse no en funcin de sus integrantes vivos en un momento determinado sino "como conjunto de los an-tepasados muertos y de sus descendientes vivos o por nacer", de modo que la comunidad "aparece como una realidad superior a los individuos. como el

    ./clOr de unidad entre los individuos y entre las Reneraciones "12. En tal sen-tido. es posible pensar que la continuidad en las formas de las "moradas" de los vivos y de sus antepasados muertos corresponde a la permanencia simb-1 ica de los parientes muel10s en el mbito de la comunidad. Tal concepcin es-t ntimamente vinculada al parentesco como principio social organizador. en la medida en que los lazos parentales persisten por sobre la desaparicin fsi-ca de los individuos: los muertos reciben un trato similar al que reciben los vi-vos -lo que incluye morar en espacios simblicamente equivalentes en tanto la diferencia entre unos y otros es menos signitlcativa que el hecho de conti-nuar siendo parientes.

    Yen tercer lugar. la participacin de los parientes muertos en el mundo de sus descendientes vivos tambin se manifiesta en relacin con las ofrendas para los difuntos depositadas en el interior de las tumbas. En efecto. esas ofrendas -consistentes principalmente en alimentos. herramientas y ornamentos. esto es. elementos propios de la vida cotidiana- eran colocadas con el objeto de que los difuntos pudieran continuar practicando sus actividades vitales en el mundo de ultratumba. En tal sentido. la prctica de dotar al muerto con las ofrendas sugiere otro aspecto de la potencia del parentesco: en efecto, en tanto que la muerte no disolva los vnculos con la comunidad, tampoco libe-raba de la sociabilidad ni de las obligaciones parentales y, por ello, el difun-to poda continuar pa!1icipando de los circuitos de reciprocidad propios de las normas del parentesco. Ahora bien, en la medida en que el muerto reciba ta-les bienes sin poder retribuir ese don de un modo inmediatamente equivalen-te. cul podra ser el contradn del difunto por los bienes recibidos? Es posible delinear dos posibilidades. no necesariamente incompatibles: o bien el ajuar constitua el contradn de los parientes vivos a los dones otorgados por el difunto durante su vida 13, o bien el muerto podra reciprocar en trmi-

    12. (jouelier. 197-1.89-90. er. tambin Goddicr. 2000.133. U Asi como. segn Mcillassoux (1977 [1975]. (6). los ancianos podan gozar en su vida terrc-nal de cierta pree~l1inencia. en tanto parientes de la generacin anterior a quienes "se dehe la suh-sisl~nci(/ ". los ditllltos podran recibir las ofrendas funerarias C0l110 corolario de su posicin ,oeial preeminente.

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  • LOGlCA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    nos sobrenaturales, por ejemplo, garantizando la proteccin de los descen-dientes vivos o estimulando la fertilidad necesaria para la comunidad 14. En ambas alternativas, se tratara de un tipo de reciprocidad diferida. enmarcable en la categora que Sahlins denomina "reciprocidad generalizada". que resul-ta plenamente compatible con los principios de organizacin social que se ba-san en el parentesco.

    As pues, se advierte cierta capacidad de la prctica del parentesco pre-estatal para estructurar el mundo funerario predinstico en funcin de sus propios criterios de existencia. En efecto, tanto la distribucin del espacio mOl1uorio como las homologas entre las formas de las tumbas y de las viviendas y los principios que subyacen a la colocacin de ofrendas son indicativos de una "funcin ampliada" de la prctica del parentesco en el Nilo, en la poca que precede a la aparicin del Estado faranico. Por este sesgo, es posible notar algo de lo que el parentesco hace all donde su lgica opera como modo do-minante para la estructuracin de la sociedad.

    Ahora bien. segn se indicaba ms arriba, la capacidad de estructuracin so-cial del parentesco no se advierte nicamente en el mbito de las sociedades no-estatales. Antes bien, la instalacin de la lgica asociada a la prctica es-tatal no tiende a sustituir a la lgica parental sino a entablar con esta ltima diversos modos de composicin, en los que la lgica estatal suele reservarse el papel dominante, pero en los que el parentesco detenta su singular capaci-dad de articulacin social. En tal sentido. es posible advel1ir algn contexto correspondiente al valle del Nilo de tiempos estatales en el que se advierta esa capacidad articulatoria del parentesco?

    En principio, otra conjetura. La constitucin misma de una lite estatal en el valle del Nilo. a lo largo de los ltimos siglos del IV milenio a.c., debi pro-ducirse a travs de mecanismos asociados a la prctica del parentesco. Las li-tes locales de las sociedades de jefatura del Alto Egipto que devendran

    14. Precisamente. otros obJetos que podan componer los ajuares funerarios de los difuntos su gieren un posibk contradn en clave de fertilidad para los \'i,os: en tal sentido se ha interpreta d" la colocacin. en tumbas de Nagada. de un tipo de figulinas de martil acomodadas de a pares (BaumgartcI. 1955.3536). as como de un bol con semillas de echada que podra constituir "la lIIs lelllprana el'idencia de IInlipo de smbolo de laferlilidad hallado [posteriormente len algll' 11

  • U1GIC,\ DE P.\RENTESCO. LOGICA DE ESTADO

    podido incorporarse en la medida en que hubieran sido investidos como pa-rientes de esa lite. y las alianzas matrimoniales, en tanto criterio parental, podran haber constituido un mecanismo clave para ampliar y consolidar el grupo dominante20.

    Ms all de los modos de su constitucin inicial. permanece el hecho de que, a lo largo de la historia egipcia, los textos describen un entorno inmediato del monarca compuesto por la parentela real. Con independencia de su variable pat1icipacin en la administracin estatal. ese ncleo parental constituye no slo el mbito de interaccin ms prximo para el rey-dios sino el contexto en el cual se reproduce la realeza. Lo que equivale a decir qe la realeza egip-cia tambin requiere de la prctica del parentesco para su propia existencia.

    La misma terminologa de parentesco sealada ms arriba aparece aqu para expresar cinco relaciones bsicas que conectaban al rey con determinados in-dividuos de su entorno inmediato. Por un lado, la relacin de alianza es indi-cada a pat1ir del trmino (1I1lf /1.1'11', 'esposa del rey', que diferencia a las esposas propiamente dichas de otras mujeres del harn con las que el rey po-da relacionarse sexualmente. Las relaciones de ascendencia se expresan es-pecialmente a travs del trmino femenino I1lll'f l1.m, 'madre del rey', habida cuenta de que el padre del monarca -en el caso normal de que tambin hubie-ra sido rey- se encontrara muerto al momento de reinado de su hijo21. Para las relaciones de descendencia, se dispone de los trminos s~ I/SH' y sJt IlSII'. que signitican respectivamente 'hijo del rey' e 'hija del rey', aunque -como se ver ms abajo- no siempre se aplican a los hijos biolgicos del monarca. Por ltimo. las relaciones de colateralidad tienen una presencia mucho menor: no hay menciones documentadas acerca de hermanos (varones) del rey, en tanto que para la condicin de hennana del rey se dispone del trmino Sllt /loH\'. aunque ste es ms frecuentemente referido en casos en los que tales mu-jeres ocupan la doble con.dicin de hermanas y esposas del rey22.

    20. I\>r cierto. podria 110 haberse tratado de un nico mecanismo. \ modo de ejemplo. considre-se ms abajo el caracter "adoptivo" de diversos altos funcionarios dd Reino Antigo que devie-nen "hij\)S del rey" 2 L LI trmino il 1111'. literalmente 'padre del dios'. que sude ser empleado en contextos sacerdo-tale,. parece \leasionalmcntc haber sido empleado para referir a padres no-reales del rey o a sue-gros del monarca. Sin embargo. los alcances de tal nnino se hallan insutcicntelllcntc comprendido, (el' [)odson y Hilton. 2004. 35-37). 22. Al respecto. [)odson y 1\:1ton. 2004. 25-37.

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    M,\RCELO CAMPAG!\O

    Por cierto, los trm inos de parentesco no slo conectaban al monarca con su entorno humano: lo vinculaban tambin con el mundo divino, a travs de su condicin filial. Por un lado. en tanto el reyes un ser divino, es por definicin el hijo de otro ser divino, su padre. Las inscripciones reales abundan en refe-rencias a reyes que evocan a sus padres a travs de referencias directas a sus progenitores o en referencia al conjunto mayor de los ancestros. Y por otro la-do. el rey suele detinirse como un hijo de ciertas divinidades. A partir de la Dinasta Y, el monarca incorpora un nuevo nombre en tanto sJ R', 'Hijo de Ra. que se incorporar a la titulatura cannica de los monarcas egipcios. y que conecta directamente al rey con el dios solar. En los Textos de las Pir-mides. el reyes presentado como hijo de muy diversas divinidades, tales co-mo Atum, Nut. Gueb, Isis. Os iris. Durante el Reino Nuevo, los faraones se reconocern a s m ismos como hijos carnales del dios Amn. En todo caso, lo que impol1a destacar aqu es que todas esas relaciones que el monarca enta-bla tanto con su parentela terrenal como con todos sus padres divinos conflu-yen en un sentido especfico: el re)' es tambin un pariente. Ahora bien. as como la prctica del parentesco parece ocupar un lugar impor-tante en la articulacin del vrtice superior de la sociedad egipcia de tiempos estatales. es posible sospechar una capacidad similar para la articulacin, en el otro polo de la sociedad. de los agrupamientos de base campesina. Un pri-mer indicio en esta direccin lo proporciona la propia lengua egipcia. En efec-to. de acuerdo con diversos contextos, la palabra lI'byf significa, por un lado, aldea y. por otro. familia, clan. La nica variacin se registra en los determi-nativos que posee el vocablo: en el primer caso, se trata del detenninativo de recinto urbano (IllI'f). en tanto que en el segundo se trata del de hombre y mu-. '0 . .Ier en plural--'. El hecho de que la mIsma palabra pueda ser utilizada para re-ferir a un mbito locacional y a un mbito parental resulta sumamente significativo: es posible pensar que los antiguos egipcios admitieran cierta identidad entre aldeas campesinas y grupos de parientes, como si la condi-cin de pariente fuera una caracterstica bsica de aquello~ que habitaban en las aldeas a lo largo del Nilo.

    Ese nexo entre comunidad aldeana y parentesco tambin parece emerger si se consideran algunos aspectos de la organizacin comunal del campesinado en tiempos estatales. En lo que refiere al mbito de la produccin, Eyre enfatiza

    23. lT hlllan y (;rapo\\. 1926-31.1. 346: Faulkner. 1962.66. Al respecto. cf. Ansclin. 1998.26-33. CI. tambin Fig. 3.

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  • LGICA DE PARENTESCO. LGiCA DE ESTADO

    que, en Egipto. ,. incluso en la poca histrica ms temprana. la unidad bsi-ca del rgimen agrcola [ ... ].flle l/na empresa local hasada en lafamilia ms que IIn(/ organi:.acin bl/rocrtica de trabajadores dependientes "24. Ms all de las unidades de produccin, el conjunto de prcticas econmicas intra-co-munitarias ofrece una serie de indicios de los lazos de reciprocidad entre sus integrantes. La construccin, mantenimiento y administracin de obras de re-gado artificial parecen haber estado en manos de las organizaciones colecti-vas de los campesinos. sin mayor injerencia estata25. Los intercambios intra-comunales pueden haber adoptado frecuentemente la forma de presentes recprocos, de dones y contradones26. De modo similar, los prstamos intra-comunales (principalmente, en cereales) parecen haber sido concebidos como la ayuda a un miembro de la comunidad en situacin de necesidad, siendo efectuados ya por la asistencia de una unidad domstica por otra, ya por la provisin colectiva al deudor por parte de la comunidad, y con la restitucin de lo recibido como nica obligacin para el deudor27 . Considerando que, co-mo indica Sahlins, "el parentesco es l/na relacin social de reciprocidad. de ayuda mutua "28, puede relacionarse esa recurrente presencia de vnculos re-ciprocitarios en las comunidades con el esquema de relaciones sociales que brinda la prctica del parentesco.

    Por otra pat1e. el Estado parece haberse interesado por el campesinado bsi-camente en trminos de unidades globales para el pago de tributos y no por cada individuo en pat1icular (vase ms abajo). Las prcticas intracomunita-rias (por ejemplo, el gobierno local, las tareas asociadas a la irrigacin artifi-cial. la administracin de justicia), hasta donde las fuentes permiten advertir, eran libradas a la gestin autnoma de las comunidades aldeanas. En tal sen-tido, esa no-injerencia estatal en la gestin interna de las comunidades habili-ta la posibilidad de suponer que otros principios deban regir ese funcionamiento interno. Al menos en relacin con la prctica del casamiento

    24. Eyre. 1999. :;2 25. l3ut7er. 1976. 109. Cf. tambin Malek. 1986. 18: Hassan. 1997. 52-53. 55: Manning. 1999.84.

    i6. Al menos. tal pllsibilidad parece desprenderse del anlisis efectuado por .Iansscn (1982.253-258) sobre una serie ck osfracono literarios. cnlos que el dador anotaba los bienes que haba en-tregadn. aparentemente en espera de la contrapaniJa por pane del receptor. C1'. ta1l1bin Cardo so. 1987.231-232.

    27. Al respecto. el'. tvknu. 1973. 61-62. 71: Cardoso. 1987. 231. 28. Sahlins. 1983 [19741.151.

    28

    M.\RCFlO e -\~IP;\(iNO

    -completamente al margen de codificaciones estatales-, se ha sellalado que, para que efectivamente se produjera, era necesario el consentimiento paren-ta129. As, sera desde la prctica del parentesco desde donde se determinara qu casamientos podan ser socialmente aceptables y cules caan fuera de los lmites de lo autorizado. De tal modo, all donde el Estado no intervena, el parentesco parece haber sido el encargado de donar sus principios para la ar-ticulacin del orden social de la comunidad.

    As pues. existen indicios para sospechar que, tanto con anterioridad como en simultaneidad con la existencia de la prctica estatal, el parentesco debi ocu-par un lugar de relevancia en el plano de la estructuracin social en el Anti-guo Egipto. Ahora bien. es cierto que su papel no es exactamente el mismo en una y otra poca. En efecto, hay un antes y un despus de la aparicin del Es-tado. Hay un mundo nuevo que se instituye a partir de la prctica estatal. con nuevos procedimientos. con nuevos cdigos, con una nueva lgica. Qu ca-ractersticas tiene ese mundo nuevo? Qu lo distingue del mundo organiza-do nicamente en torno del parentesco? En definitiva, qu es y qu hace el Estado en el valle del Nilo?

    La lgica del Estado

    Probablemente, el inmenso campo de estudios acerca del Estado sea uno de los que ms justicia hacen a la observacin que dice que sobre un tema hay tantas definiciones como investigadores. Incluso si ese campo se limita al de la aparicin de los Estados antiguos, la reduccin no facilita la unidad. Por un lado. el propio trmino 'Estado' suele emplearse para nominar cosas tan dis-tintas como el sector administrativo de un tipo de sociedad, la lite que ejer-ce el dominio sobre una sociedad, o toda una sociedad que detenta una serie determ inada de caractersticas. Por el otro lado, ciertas transformaciones so-ciales que han recibido nombres de los ms diversos -revolucin urhana, ori-gen de la cil'ili:.acin, surgimiento del Estado- remiten, ms all del sesgo especfico de cada aproximacin, al mismo tipo bsico de procesos. Qu ca-racteriza. pues. a esos primeros Estados antiguos, tales como el que surge a orillas del Nilo? Slo por pal1ir aqu de un modelo tradicional. considrese la

    29. ('1'. Skad. 19Rh. 16. De acuerdo con .Iohnson (1996. 179), "hsical11l!l1fe. el casal11ieJ1lo l!I'a 1/1/ (/('I/ado en/re dos per.wJl/us y sus familias para qlle el/as pI/dIeran vivir/linfaS. esrahlecel'lIl1a I/I/Idwl dOI11sflca y fel/el' IIIwf{lIIlI!ra". Cf tambin Forgeau. 1986. 136: Valbelle. 1992. 118: Cardosll. 1995. 68.

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  • LOGICA DE PARENTESCO, LOGlCA DE ESTADO

    afamada "lista" de diez criterios elaborados con agudeza por Gordon Childe para distinguir por sus resultados el proceso que l denomin "revolucin ur-bana" y que, precisamente, apuntaba al valle del Nilo como uno de sus esce-narios.

    Planteados de manera sinttica, los diez criterios de Childe pueden ser enun-ciados del siguiente modo: 1) la aparicin de las primeras ciudades, diferen-ciables de los poblados previos por extensin y densidad; 2) la divisin del trabajo, con la aparicin de especialistas a tiempo completo; 3) la concentra-cin del excedente de produccin como tributo impuesto a los productores; 4) la construccin de edificaciones pblicas monumentales; 5) la divisin de la sociedad en clases, con una "clase gobernante" receptora de la mayor parte del excedente: 6) la aparicin de la escritura como sistema de registro; 7) la elaboracin de ciencias exactas y predictivas, tales como la aritmtica, la geo-metra o la astronoma; 8) la elaboracin y expansin de nuevos y ms homo-gneos estilos artsticos; 9) la importacin por va comercial de materias primas no accesibles localmente; y 10) una organizacin estatal que se basa ms en la residencia que en el parentesc030.

    La lista de Childe ha sido objeto, a lo largo de ms de cinco dcadas, de todo tipo de consideraciones31 . Aqu interesa notar que eSOS diez indicadores co-rresponden a dos grandes tipos de variaciones que se advierten en una socie-dad estatal respecto de una sociedad pre-estatal: las de ndole cuantitativa, y las de ndole cualitativa. En efecto, por una parte, aparece un conjunto de cri-terios en los que lo decisivo parece ser el tamao y las dimensiones de lo que se registra en una sociedad estatal respecto del mundo previo: mayor concen-tracin poblacional (criterio 1), mayor especializacin laboral, que, en menor escala, puede advertirse en sociedades no-estatales (criterio 2), construcciones pblicas de mayor porte, no del todo desconocidas en las sociedades no-esta-tales (criterio 4), estilos artsticos ms homogneos, aunque frecuentemente anclados en los patrones iconogrficos y simblicos pre-existentes (criterio 8), mayor volumen de los intercambios de larga distancia (criterio 9). Y por la otra parte, aparece una serie de novedades cualitativas: la tributacin en tan-to prctica regular y obligatoria de cesin de excedentes (criterio 3), la emer-gencia de una clase gobernante, apropiadora del tributo, y diferente por ello de las eventuales lites no-estatales, como las que se reconocen en las socie-

    30. ce Chilue. IqSI IlqSOI. 272275. JI. cr. a 1110UO ck ejemplos. Rcnfrew. 1972: Redman. 1990 [19781: Maiscls. 1999.

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    MARCELO CAMPAGNO

    dad es de jefatura (criterio 5), la aparicin de un sistema de registro como la escritura y su influencia sobre las "ciencias exactas" (criterios 6 y 7), la cons-titucin de un tipo de lgica social que no depende de los principios sociales del parentesco (criterio 10).

    Ahora bien, respecto de los criterios cuantitativos -los cuales, ciertamente, se hallan presentes, de diverso modo, en la caracterizacin de las sociedades es-tatales antiguas-, es fcil notar que no son componentes decisivos a la hora de establecer la especificidad de la sociedad estatal. Qu cantidad de habi-tantes debe concentrarse para que esa agrupacin pueda ser reconocida como una organizacin de Estado? Qu dimensiones debe medir un monumento, para ser considerado estatal? Se advierte que no puede haber respuesta estric-ta para estas preguntas y, de hecho. no es inconcebible que -almenas inicial-mente- haya habido sociedades estatales con menor cantidad de pobladores que determ inadas sociedades de jefatura, o que hayan construido edificacio-nes de menores dimensiones que las encaradas por algunas sociedades no-es-tatales.

    Los criterios cualitativos, en cambio, resultan de importancia crucial, en la me-dida en que indican el advenimiento de nuevos elementos, que no pre-existan en menor escala en la sociedad pre-estatal. Si bien los criterios cualitativos apuntados por Childe son de diversa jerarqua (el carcter novedoso de las "ciencias exactas", por ejemplo, depende de la existencia de especialistas de tiempo completo y de un nuevo sistema de registro). hay algo que subyace a to-dos ellos. En efecto, la constitucin de una nueva lgica social no basada en el parentesco, la existencia de una "clase gobernante" que acapara el excedente por medio la tributacin, la cual -a su turno- implica la presencia de funciona-ras que dependen de esa "clase" y que disponen de nuevos mecanismos de re-gistro escrito, todos estos elementos poseen un comn denominador: la existencia de lo que Max Weber identific como el monopolio legtimo de la co(!rcirn. Ciertamente, es a travs de la disponibilidad de los medios de coer-cin que un sector minoritario de la sociedad es capaz de imponer su voluntad a la mayora de la poblacin, de extraer un tributo regular y permanente, de re-gimentar y sostener los cuerpos de burcratas y especialistas a su servicio. Y tal monopolio de la coercin es algo radicalmente nuevo no slo por el hecho de que no est presente en las sociedades no-estatales sino porque la lgica social del parentesco all lo impide. Precisamente por ello, porque no se deduce de la lgica de la sociedad preexistente, porque es abiertamente heterclito respecto del rgimen parental, el advenimiento de un tipo de prcticas basadas en elmo-nopolio de la coercin es decisivo para la constitucin de una sociedad estatal.

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  • r

    LOGICA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    Qu cosas hace el Estado egipcio? Qu cosas pueden hacerse a partir de la constitucin de un tipo de sociedad en la que un sector minoritario dispone del monopolio legtimo de la coercin? No es este el lugar para un largo anlisis al respecto. En especial. porque -a diferencia de lo que sucede con las escasas fuentes para establecer cuestiones acerca del lugar del parentesco en el valle del Nilo- la documentacin existente sobre el Antiguo Egipto refiere casi en su totalidad al mundo estatal, de modo que un anlisis en regla de este asunto equivaldra a un tratado general sobre el Antiguo Egipto. Aqu slo se retoma-r brevemente una consideracin que ha sido propuesta en otra parte32 : la de que. en tanto polo concentrador de poder, el Estado egipcio podra ser recono-cido a partir de tres grandes capacidades: capacidad de coercin, capacidad de creacin. capacidad de intervencin. En que consiste cada una de ellas?

    En primer lugar, el Estado se hace presente, quiz de modo ms ostensible, en el ejercicio de su capacidad de coercin. Y ese potencial estatal para el uso sistemti-co de la violencia es visible en dos grandes frentes: hacia afuera y hacia adentro de la propia sociedad egipcia. Por un lado. a lo largo de la historia del Antiguo Egipto. existen innumerables testimonios acerca de la dimensin militar del Estado egipcio. Desde los conflictos en los que emerge y se expande inicialmente el Estado a fina-les dcllV milenio a.e. y desde las guerras de la" posteriores unificaciones hasta las campailas del Reino Nuevo en Nubia y en Siria y Palestina. la guel1!;ipl() "33.

    32. Cf. Call1pagno. 19l)ga. 5267. La cuestin de los lmites que el parentesco pOlle a la emergen cia dd htallo. clllenJido como n]()npolio Icgtinlll de la coercin. ha regid,) buena parte de mis im e,lig~ciones en los ltimos m1os. Al respecto. puede consultarse //1 ex/el/so Campagno. 2002. 33. \'albelle. 1992. I~(J.

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    MARCELO CAMPAG:\O

    As pues, el acceso monoplico del Estado a los medios de coercin produce efectos en distintos niveles de experiencia social. Por una parte, en referencia a los miembros de la lite estatal, sea por su participacin efectiva en ellide-razgo de las operaciones militares o por su pertenencia ms general a un gru-po social presidido por un monarca impositor del orden sobre las diversas manifestaciones del caos. el ejercicio estatal de la violencia refuerza el senti-do de pertenencia de esos miembros a un grupo privilegiado de la sociedad. Por la otra. en cuanto a la mayora campesina. la capacidad de coercin ejer-cida por el Estado poda ser experimentada tanto por la participacin de los campesinos en el ejrcito por la va del tributo en trabajo como por su sumi-sin a las milicias de los poderes locales. Y esta ltima no slo poda darse en caso de rebelin sino tambin en el momento mucho ms sistemtico de la tri-butacin. El momento en que irrumpa en la comunidad el equipo recaudador de tributo deba significar un episodio crtico en la vida aldeana. Almenas, un texto del Reino Nuevo describe la siguiente escena: "Ahora el escriba desem-harca en la rihera. Inspecciona la cosecha. Los asistentes estn detrs de l clln has{()l1es, IlIs l1uhios con garrotes. Uno dice [a un campesino]: 'Entrega el grano '. ',/1/0 hay'. Es golpeado salvajemente. Es atado. arrojado al po:::o, slll71el~.!:ido cahe:::a abaio. Su esposa es atada en su presencia. Sus hijos son encadenados. SI/S vecinos lo abandonan y hu)'en. Cuando todo termina, no

    Ih~\' grano "3~.

    En segundo lugar. ms all de esta capacidad de coercin, el Estado egipcio tambin ostentaba una singular capacidad de creacin. Precisamente. la posi-bilidad de extraer una corriente de tributacin en especie y en trabajo de la mayora de la sociedad, pona a disposicin del Estado un cuantioso exceden-te en fuerza de trabajo y recursos alimentarios para llevar a cabo una poltica de construcciones en gran escala, que dejara una profunda y duradera huella sobre el paisaje del valle del Nilo. Las pirmides de Keops. Kefrn y Miceri-no en Guiza son indudablemente el emblema ms acabado de una iniciativa estatal en materia de construccin de tumbas, templos, palacios y otros recin-tos que, en rigor. se extiende desde la poca de los primeros monarcas de los proto-Estados del Alto Egipto de la segunda mitad del IV milenio a.e. hasta el tinal de los tiempos faranicos. De hecho, en el paroxismo de esa potencia creadora. la capacidad estatal para la creacin monumental se expresa no s-lo en es~ tipo de edificaciones sino en la fundacin de ncleos urbanos tales

    .'~. !'u/Jlro I.m/s/ng: Lichthcilll. 1976. 168-17:\.

    33

  • r LGICA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    como Menfis en el comienzo de los tiempos dinsticos, o Ajet-Atn en el fi-nal de la Dinasta XVIII. No puede haber sido escaso el impacto que esa ca-pacidad transformadora del Estado debi tener en la experiencia cotidiana de los antiguos egipcios: como subraya Kemp, "la creacin de edilicios y m-cleo.\' pohlaciol1ales el1feros es el acto supremo de imposicin de UI1 orden .\'0-hre lu naturale::a "35

    Ahora bien. los efectos de esos proyectos de construccin sobre la percepcin social del Estado deben ser considerados tomando en cuenta no slo el resul-tado sino tambin el propio proceso constructivo. En efecto, en toda esta cia-se de emprendimientos, el Estado tena que disponer de una importante capacidad logstica. suficiente para transportar grandes contingentes de tribu-tarios a los lugares donde se llevaran a cabo las construcciones. asentarlos en campamentos transitorios. abastecerlos diariamente de alimentos, organizar y coordinar los esfuerzos laborales. La participacin de los campesinos en esos procedimientos, arrancados de sus comunidades rurales y trasladados a luga-res geogrfica y culturalmente extraos para realizar diversas tareas compul-sivas. debi incidir profundamente en la representacin campesina acerca del mundo estatal. Tanto por lo que hacan como por lo que vean. el Estado de-ba presentrseles como una descomunal fuerza creadora. En este marco, co-bran sentido las observaciones de Trigger: "la solide:: y permanencia material de las esrllc/lI/"as [ayuda a] convencer al espectador acerca de la realidad de lafiter::a que ha cobrado existencia [ ... ] El esplendor de tales edificios pro-clama. y po!' ello refer::a. el status de los g{)hernal1fes. de sus dioses fJI-otec-tores .1' del Estado [ ... ] Ms an, por participar en la ereccin de los !11011lIlnel1/O.\' que glorifican el poder de las clases altas. los trabajadores cam-pesinos e.l'/n hahilitados para reconocer Sil status subordinado y .1'11 sentido de la pro/Jia inferioridad queda re(or::ado "36. y en tercer lugar, el Estado despliega toda una serie de procedimientos que pueden ser considerados como indicativos de su capacidad de intervencin en el tejido social egipcio. Es que, junto a su incomparable potencia para impo-ner por la fuerza y para crear. el Estado egipcio ostentara una singular capa-cidad para interferir. monopolizar, recodificar, reorientar. Y tales atributos aparecen especialmente expresados a partir de la prctica burocrtica. esto es, un tipo de prctica que slo es inherente a sociedades en las que ha emergido

    35. "-,mp. 1'i92119R41. 175. 36. lrigger. 1 l)90. 1 n. 125.

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    MARCELO CAMPAGNO

    el Estado. Ciel1amente, la delimitacin de un cuadro administrativo indepen-diente de la prctica del parentesco y exclusivamente dedicado a la labor bu-rocrtica constituye un hecho decisivo para la constitucin de una sociedad estatal: el burcrata no es un miembro de la comunidad, no es un pariente. pe-ro su presencia representa al Estado y. por lo tanto, sus indicaciones deben ser acatadas. Nuevamente en palabras de Kemp. "lIn sistema burocrtico es una /11al1era pasira y ordenada de ejercer el poder en contras/e con la coercin directa "37. En efecto. por medio de sus funcionarios, el Estado poda extraer tributo. movilizar mano de obra, conducir ejrcitos, adorar a los dioses, aca-rrear materias primas. transmitir informacin. es decir. poda intervenir en to-do aquel mbito de la sociedad egipcia en donde lo considerase indicado.

    Respecto del mundo pre-estatal. la capacidad de penetracin que pone de ma-nifiesto la prctica estatal es abrumadora. Ya se ha considerado cmo el Esta-do confisca a las comunidades el ejercicio de la guerra y, por ende, el de la poltica que stas podran ejercer hacia el exterior. Tambin se ha visto cmo el Estado irrumpe en la vida de esas comunidades en el momento de la tribu-tacin en especie y en trabajo. Y tambin se ha advertido la capacidad del Es-tado para imponer modificaciones al paisaje por la va de las construcciones. Pero la capacidad de intervencin de lo estatal no se agota all. La lite esta-tal -a ttulo institucional o a travs de sus integrantes individuales- se apro-pia de las tierras fl1iles. controla al artesanado especializado a travs del cual establece unos cnones m1sticos especficos. accede sin mediaciones a los

    ,bienes que alcanzan el valle del Nilo por la va de los intercambios de larga distancia o por la de la extraccin directa. El Estado interviene tambin en la esfera de la religin, no para determinar una 0110doxia excluyente, pero s pa-ra dejar su huella por medio de la construccin de templos y la dotacin de cuerpos de sacerdotes para las divinidades ms prximas a la lite de cada poca. as como para establecer nuevos rituales de los que la mayora de la so-ciedad quedaba excluida38. Yen un sentido compatible, el Estado cuenta tam-bin con la escritura. un dispositivo -ya advertido por Childe como uno de los indicadores de la estatalidad- que no slo resulta de altsima eficacia como forma de registro y de codificacin de mensajes sino que tambin induce un

    .n Kcmp. 1942 [14R41. 141. ce tambicn pp. 141-171. JX. De acuerdo con l3aincs ( 1940. 6.22). en ell1lvel de la experiencia ms (fue en el de los cu(!/'-pc,s ,,~ cO!/()cillliel1lo. la gel/te que no poda entrar a los templos sahra que otros podan hacer-lo r tenan expenencias que no eran generalmente compartidas ". En tal situacin. "el carcter del COl/()ciJIIII!n/o 1/0 es tan significativo C0ll10 /a cuestin de quin conoce ...

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  • LGICA DE PARENTESCO. LGIC,.\ DE ESTAI)O

    preciso efecto discriminante entre una minora de la sociedad que conoce sus reglas y una mayora que, por el hecho mismo de desconocerlas, reconoce su subordinacin a quienes saben de sus secretos.

    A travs de todas estas formas. la lgica estatal -es decir, la lgica que se sos-tiene en la existencia de monopolio legtimo de la coercin- se afirma. a lo largo de los milenios. en el valle y el delta del Nilo. Sin embargo, como se ha visto ms arriba, tal lgica no se halla sola en su actividad de estructuracin social: la lgica del parentesco tambin tiene all un papel de relevancia. Aho-ra bien. aun cuando pudiera suceder que a cada lgica correspondieran mbi-tos diferentes. si ambas lgicas estructuran tes coexisten. es posible pensar tambin en la existencia de puntos de articulacin, de solapamiento. de cone-xin entre una y otra. Cmo se pueden advertir esos puntos en los que am-has lgicas se tocan? Cmo se puede advertir la interfase entre parentesco y Estado en el Antiguo Egipto?

    Lgicas conexas: parentesco y Estado

    En una primera aproximacin. podra decirse que las escalas a las que operan el parentesco y el Estado son diversas. En efecto. la lgica de la prctica del parentesco es una lgica eminentemente local. Cada comunidad aldeana cons-tituye una trama parental diferente: esto es, aunque la lgica de estructuracin social de cada mbito aldeano sea homloga, no se trata de una misma red de prcticas. Es cierto que esa condicin local se trastorna cuando se considera el alcance aJticulador del parentesco en el interior de la lite estatal. Pero tam-bin all se trata de un alcance acotado: la parentela real o la de otros integran-tes de la lite no tiende a una expansin indefinida sino ms bien a la reproduccin del grupo. incluso si puede ampliarse marginalmente por la va de las alianzas matrimoniales. La lgica de la prctica estatal. por lo contra-rio. es una lgica expansiva. que tiende a constituir una nica red de prcticas all por donde se extiende: desde Elefantina hasta el delta, o desde Nubia has-ta Siria en algn momento del Reino Nuevo, la existencia de una misma en-tidad estatal es efecto de la expansin de la prctica estatal por todos esos territorios. En este sentido, desde un punto de vista precisamente territorial, los mbitos egipcios organizados por la prctica del parentesco se hallan em-plazados dentro del mbito general que regula la prctica estatal.

    Pero. qu hay de los modos especficos en que se conecta una lgica con la otra? Obsrvense algunos ejemplos. En el inicio de estas pginas. a propsito de la Enseiiall::a para Alerikara. poda advertirse que un mismo texto el abo-

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    MARCELO CAMPAGNO

    rado en el seno de la lite estatal ofreca un aspecto asociado a la lgica esta-tal y otro. ms subrepticio. relacionado con la lgica parental. En efecto, los integrantes de la lite egipcia se hallaban atravesados por ambas lgicas: en tanto hombres de Estado, deban participar de una serie de prcticas que gira-ban. de un modo u otro, en torno del ejercicio monoplico de la coercin; pe-ro. en tanto miembros de un grupo fuertemente tramado por la prctica del parentesco. su mundo se organizaba tambin a partir de derechos y obligacio-nes que no procedan del mbito estatal sino de las que prescriban los lazos parentales. De hecho, ms arriba se haca referencia tambin al hecho de que los trminos de parentesco eran decisivos para la constitucin de los lazos en-tre el monarca egipcio y su entorno ms directo. Vale la pena considerar un poco ms de cerca la situacin que se plantea para el Reino Antiguo respecto del trm ino de descendencia real s?/sJt IIS11'. hijo/hija del rey. De acuerdo con el anlisis de Michel Baud, el trmino sl IlSW poda referir tanto a los hijos de sangre del rey como a hijos '"ficticios" o "adoptivos", es decir. a otros integrantes del dispositivo estatal que accedan a la condicin de "'hijo del rey". En efecto. especialmente durante la Dinasta IV, los "hijos del rey" aparecen cumpliendo las ms altas funciones administrativas, tales como l visirato o la direccin de las expediciones o de los trabajos de construccin. En cambio. los funcionarios subalternos nunca acceden a tal condicin. Aho-ra bien. parece claro que no se trata de un simple indicador de rango, al que cualquier alto funcionario pudiera acceder como resultado de una carrera en la admin istracin: se trata, segn Baud,' de un ttulo de corte, que combina consideraciones acerca de altas funciones en el Estado, descendencia, alianza, y que parece requerir siempre de la decisin del monarca. Otro tanto puede in-dicarse respecto de las "hijas del rey", condicin que incluye a las hijas bio-lgicas del monarca pero que tambin puede constituir un ttulo de corte concedido por el rey. En un caso como en el otro, esas "hijas del rey" podan ser el objeto de la poltica matrimonial del monarca: esas princesas aparecen casadas con el rey o con los ms altos funcionarios de E~ado, lo cual refuer-za las alianzas en el seno de la lite estataJ9.

    39. Al n:spceto. el". Balld. 1999. especialmente pp. 170-188.368-37 L 374-379. Respecto del ea-ractcr "udLlpti,'o" de ciertos "hijos del rey", I3aud (1999, 188) indica: 'Padre por excelencia. el II/Ol/arca pOI/e en/llego as 1111 elel/ll!l/to/imdamel1lal de la paternidad egipcia. el componel1te "dopt/I'o ". por el cllal1111 la:o filial puede ser creado sobre la base de l/na semejan::a espiritllal.

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  • r LOGlc.,\ DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    Lo que resulta decisivo aqu es el hecho de que. no tratndose de trminos ex-clusivamente reservados a la descendencia biolgica del monarca ni a un mero rango jerrquico, el trmino si IlSW corresponde a una posicin de pri-vilegio en la lite que se relaciona con las ms altas funciones administrativas del dispositivo estatal y que, sin embargo, se expresa en los trminos del pa-rentesco. Dicho de otro modo, la proximidad de esos integrantes de la lite respecto del rey se enuncia por medio del lenguaje parental. As, "el paren-tesco provee de un modelo a las relaciones de poder "40. En tal sentido, por un lado, ms all de los hijos biolgicos del rey, el trmino tiene unos usos que. por las prcticas que ejercen quienes lo detentan, lo conectan abiertamen-te con la lgica estatal. Sin embargo, por el otro lado. el trmino incluye al in-dividuo que lo porta dentro de la parentela del monarca. No importa cuan '"ficticio" sea ese lazo. lo fundamental es que ese lazo se expresa como vncu-lo parental. y por ende, orbita tambin en otra lgica, diferente de la que ins-tituye a las prcticas propiamente estatales. Si un rey puede recompensar a un alto funcionario con la condicin de "hijo", hay all un mbito para la asocia-cin de lgicas sociales. hay un mbito para una interfase armnica entre pa-rentesco y Estado.

    Ahora bien hav otros mbitos donde la confluencia de lo parental y lo estatal se presenta' de ~nodos muy diferentes. Algunos indicios de las relaciones en-tre el Estado egipcio y el campesinado pueden ser de inters aqu. Ms arriba se indicaba que el Estado parece haberse ocupado de los campesinos bsica-mente en tanto tributarios y, en tal sentido, parece haberlos considerado no tanto individualizadamente sino en funcin de su pertenencia comunal41 . Los representantes de cada aldea, entonces, aparecen como los individuos a ser in-terpelados en los momentos de la tributacin. En las representaciones mura-les de la mastaba de Ti (Dinasta V) puede advertirse la presencia de esos jefes de aldea (hqtw l1'

  • LGICA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    habra servido de la capacidad articulatoria del parentesco para alcanzar sus objetivos. As. el despliegue en la sociedad de una prctica tan decididamen-te estatal como la tributacin se produce en contacto con otras prcticas orga-nizadas por la lgica parental. Otros escenarios, pues, para la articulacin entre el parentesco y el Estado.

    Por ltimo, el mbito de los dioses egipcios tambin puede ser susceptible de expresar la convergencia entre las lgicas c~l parentesco y el Estado. En cier-to modo, al considerar la forma en la que el parentesco trabaja la relacin en-tre el monarca y los dioses, ya poda advertirse un terreno frtil para la conexin entre ambas lgicas. En efecto, por una parte, el reyes la cspide in-discutida del dispositivo estatal: su presencia en un rito o en un campo de ba-talla es la expresin misma de la presencia del Estado. Pero por otra parte, el monarca aparece como un hijo de los dioses: l, que es tanto un dios como un rey. es hijo de otras divinidades y, por ello, el nexo entre la esfera humana y la divina se expresa en trminos de parentesco. Sin embargo, ms all de la singular figura del monarca, el mundo exclusivamente divino tambin presen-ta una serie de caractersticas en las que puede advertirse el papel simultnea-mente estructurante de lo parental y lo estatal. Algunos aspectos de la cosmogona heliopolitana pueden ser de inters en este punto.

    Como es bien sabido, la cosmogona de Helipolis se centra en un conjunto de Nueve Dioses, la Enada. Desde el caos de lo indiferenciado emerge una prime-ra divinidad, Atum. Este generar por expectoracin o por masturbacin a sus hijos Shu. dios del aire. y Tefnut, diosa de la humedad. Estos dioses se unirn luego para engendrar a otra pareja divina, integrada por Gueb, dios de la tierra, y Nut. la diosa del cielo. A su tumo, Gueb y Nut engendrarn cuatro hijos divi-nos: los dioses Osiris y Seth y las diosas Isis y Neftis. Puede notarse as, de ma-nera evidente, que todos los dioses primigenios que componen la Enada se hallan relacionados a travs de lazos de parentesco. De hecho, esos vnculos pa-rentales se proyectarn hacia la siguiente, decisiva generacin: Osiris rivaliza con su hermano Seth -a manos de quien finalmente morir- y se une a su her-mana Isis, con quien concibe a su hijo Horus, quien vengar ante su to la muer-te de su padre. Se advierte, entonces, la importancia del parentesco para dar cuenta de las relaciones que se entablan entre todas estas divinidades47 .

    47. Acerca de la cosmogona heliopolitana. el'. HOTllung, 1982 [1971].221222: Lesko. 1991. 91 1.)4.

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    MARCELO CAMPAGNO

    Ahora bien, todos estos dioses no se hallan vinculados entre s solamente a travs de lazos parentales. Si se considera el comienzo del Canon Real de Tu-rn de la Dinasta XIX o la notablemente compatible informacin que mane-jara Manetn casi un milenio despus, puede verse que la dinasta de monarcas que comienza con Menes -el primer faran, segn la tradicin egip-cia- no es la primera en gobernar en el valle del Nilo. En efecto, se halla pre-cedida por una serie de dinastas de dioses y "semidioses", organizadas de la misma forma que las posteriores, de las cuales la primera retoma los dioses de la familia heliopolitana, mediados por la tradicin menfita. As el primer dios-reyes Ptah. tal como se establece en la Teologa Mel?/i1a y. luego de l, siguen Ra (divinidad solar que se conecta con Atum), Shu, Gueb, Osiris, Seth y Ho-rus. es decir. la secuencia completa de los dioses varones de la Enada helio-politana, proyectada hasta el conflicto que culmina con el advenimiento de Horus al tron04X. Lo que resulta fundamental aqu es el hecho de que. presen-tando la secuencia de divinidades de este modo, se proyecta la realeza (vale decir, el Estado) al origen mismo de los tiempos y se presenta a los propios dioses como los primeros reyes de Egipto. En tal sentido, as como sucedera histricamente con la secuencia de monarcas gobernantes -una secuencia principalmente definida por los lazos de parentesco que vinculaban a un rey con el siguiente a travs de la familia real pero especialmente establecida pa-ra ejercer el dominio sobre Egipto al modo estatal-, los dioses tambin podan constituir unas series definidas tanto por la lgica del parentesco como por la lgica del Estado.

    ***

    Retornando ahora a la Heraclepolis de la Dinasta X y a la Ense'ian::a de Jetv 111 para Merikara. es posible comprender ms claramente los modos en l~s que all operan esas lgicas asociadas al parentesco y al Estado. Se advierte que no es por puro azar que Jet y aparece alternativamente como un estadista y como un padre. En tanto rey, Jet y evoca aquellas prcticas asociadas a las estrategias militares. a la tributacin, a la organizacin burocrtica. Son esas capacidades para la coercin, para la creacin y para la intervencin que ca-racterizan a la prctica estatal. En tanto padre, en cambio. Jet y aconseja a su hijo Merikara acerca de los principios que deben regir la conducta del joven, que no son otros que los legados por los ancestros. Se nota all la vigencia de

    48. Acerca del Cann Real de TlIrn. cl'. Rcdford. 1986. 11-13. Cl'. tambin /IorIlllng. 1982 11

  • LGICA DE PARENTESCO. LGICA DE ESTADO

    unos cdigos de solidaridad y de reciprocidad que poco tienen que ver con el monopolio de la coerr;in y mucho se acercan a los principios inherentes al parentesco. Lgica de parentesco. lgica de Estado: he aqu los dos grandes dispositivos para la organizacin social en el Antiguo Egipto. Desde cada co-munidad aldeana hasta la familia real y de all a las parentelas divinas, una multiplicidad de tramas parentales, de tan diversa materia, a lo largo del valle y el delta del Nilo. Y desde un confn al otro del territorio, desde el ltimo ser-vidor hasta el potente rey-dios, y nuevamente de ste a los dioses que haban sido reyes. una trama estatal que recorre el espacio tanto como recorre el tiem-po. Lgica de parentesco, lgica de Estado: dispositivos que se basan en prin-cipios de muy diverso calibre pero que. sin embargo, entablan contacto, porque se puede ser pariente y al tiempo ser tributario, porque se puede ser rey y al tiempo ser hijo de los dioses, porque se puede ser dios y al tiempo ser rey y ser pariente.

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    MARCELO CAMPAGNO

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    MARCELO CAMPAGNO

    Figuras

    +2 JtVMwt +1

    o ~sn EGO Snt Sl Snt Sn Sn! Sn Sn Snt Sn -1 Sil Sil!

    Fig. 1. Sistema de parentesco egipcio antiguo (Lustig, 1997,47)

    D E F G H

    Fig. 2. Cementerio Hk43 de Hieracmpolis (diseo de Rene Friedman)

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  • LGICA DE PARENTESCO, LGICA DE ESTADO

    = JIdca, comunidad aIcleJI1d \,/m e familia, clan, rribu

    Fig. 3. Vocablo wJ:yt (Faulkner, 1962,66)

    Fig. 4. Escenas de la mastaba de Ti (Kanawati, 1987, 114)

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    GI'E1m.\, I'ARE!\TESCO y CA!\IBIO SOCIAL Pi LAS SOCIEDADES SI:\" ESTADO f)EL VALLE DEL NILO PREHISTRICO

    Augusto Gayubas Universidad de Buenos Aires

    SlIlIllIliIrl" \Varfare has been recognized as an almost universal e1emcnt in non-State socidies all over the \\orld and Ihroughout the ages. Such a feafure can be explained in lenns of an inherent political structure: the self-identilication 01' the kinship group b~ Illeans of its contrast \V itb lhe Olher in war. and the rejeelion 01' Ihe emergence 01' an autonolllOllS political power as a premise for the survival ol' lhe communily ilself. "Ihis Illay also eonneel \\arfare 10 the emergence 01' an institutionalized Ieadership. \\hen the \\arrior kader is successful in keeping his preslige in peaceful times. In Ihe Ni/.: Valle). the archaeological n:cord allo\Vs us to demonslrate Ihe preponderan ce 01' narfar in Ihe prehistoric period and its relalion with emergenl socialleadership. This e\idencc leads us lo queslion Ihe lraditional hypothesis about the relalively peaceful n