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96 Criterio jurídico garantista Foucault y los estudios historiográficos RESUMEN El tema central que anima esta discusión consiste en reflexionar en torno a las pre- guntas: ¿por qué se considera a Foucault como potenciador de los estudios historio- gráficos?, ¿por qué algunos estudiosos de su obra lo consideran más que un filósofo, un historiador?, ¿en qué radica la genialidad de su obra? Estos son algunos de los puntos que ocuparán buena parte de estas inquietudes. El método de investigación genealógico, propuesto por Foucault, es un punto de referencia de suma importancia para señalar cómo esa idea de progreso tan exaltada por el positivismo, es cuestionada en la actualidad. Nietzsche abrió un prisma de posibilidades teóricas, y justamente uno de sus estudiosos más agudos es Foucault, difícil de ubicar por cierto, dentro de las dos tendencias historiográficas más importantes que hicieron carrera en la década de los sesenta, como fueron el estructuralismo y el postestructuralismo. PALABRAS CLAVE Discurso, historia, positivismo, saber, poder, verdad, sociedad panoptizada, disciplina, sujetos, estructuralismo, postestructuralismo. ABSTRACT The central topic that encourages this discussion, it consists of thinking concerning the question of why is to Foucault considered as potential of the studies historicism and graphics?, for what some experts of his work they consider him more than a philosopher, a historian?, in what does take root in the geniality of his work? These are some of the points that will occupy good part of these questions. The genealogical method of investigation, proposed by Foucault, is a point of reference of supreme importance, to indicate how this idea of progress so exalted by the positivism, it is questioned at present. Nietzsche opened a prism of theoretical possibilities, and exactly one of his sharper experts is Foucault, difficult to be located certainly, inside both trends historicism and graphics, more important that did career in the decade of the sixties, since they were the structuralism and the after structuralism KEY WORDS Speech, history, positivism, to know, power, society is able, truth, panoply, disciplines, subjects, structuralisms, after structuralism. ELÍAS CASTRO BLANCO*

6 Elias Castro

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Elías Castro.

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  • 96Criterio jurdico garantista

    Foucault y los estudios historiogrficos

    RESUMEN

    El tema central que anima esta discusin consiste en reflexionar en torno a las pre-guntas: por qu se considera a Foucault como potenciador de los estudios historio-grficos?, por qu algunos estudiosos de su obra lo consideran ms que un filsofo, un historiador?, en qu radica la genialidad de su obra? Estos son algunos de los puntos que ocuparn buena parte de estas inquietudes. El mtodo de investigacin genealgico, propuesto por Foucault, es un punto de referencia de suma importancia para sealar cmo esa idea de progreso tan exaltada por el positivismo, es cuestionada en la actualidad. Nietzsche abri un prisma de posibilidades tericas, y justamente uno de sus estudiosos ms agudos es Foucault, difcil de ubicar por cierto, dentro de las dos tendencias historiogrficas ms importantes que hicieron carrera en la dcada de los sesenta, como fueron el estructuralismo y el postestructuralismo.

    PALABRAS CLAVE

    Discurso, historia, positivismo, saber, poder, verdad, sociedad panoptizada, disciplina, sujetos, estructuralismo, postestructuralismo.

    ABSTRACT

    The central topic that encourages this discussion, it consists of thinking concerning the question of why is to Foucault considered as potential of the studies historicism and graphics?, for what some experts of his work they consider him more than a philosopher, a historian?, in what does take root in the geniality of his work? These are some of the points that will occupy good part of these questions. The genealogical method of investigation, proposed by Foucault, is a point of reference of supreme importance, to indicate how this idea of progress so exalted by the positivism, it is questioned at present. Nietzsche opened a prism of theoretical possibilities, and exactly one of his sharper experts is Foucault, difficult to be located certainly, inside both trends historicism and graphics, more important that did career in the decade of the sixties, since they were the structuralism and the after structuralism

    KEY WORDS

    Speech, history, positivism, to know, power, society is able, truth, panoply, disciplines, subjects, structuralisms, after structuralism.

    Elas Castro BlanCo*

  • 97Investigacin formativa o curricular

    * Filsofo egresado de la Universidad Nacional de Colombia; especialista en Filosofa del Derecho y Teora Jurdica, Universidad Libre; magster en Historia, Universidad Javeriana; candidato a Doctorado en Estudios Polticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Es director del Grupo de Investigacin en Filosofa Poltica Contempornea de la Universidad Libre, reconocido por Colciencias en categora (B). Docente de la Universidad Autnoma de Colombia en las ctedras de Filosofa del Derecho y Teoras Polticas. Miembro Honorario de la Asociacin Colombiana de Filosofa del Derecho y Filosofa Social, Miembro de Nmero de la Sociedad Colombiana de Artes, Ciencia y Filosofa, y Miembro Honorario de la Academia de Historia del Departa-mento del Tolima.

    Creo que, desde el siglo XIX, la filosofa no ha dejado de acercarse a esa pregunta: Qu ocurre hoy, qu so mos nosotros, acaso no somos nada ms que lo que ocurre?.

    El interrogante de la filosofa se refiere a ese presente que somos nosotros mismos. Por eso la filosofa es hoy enteramente poltica y totalmente historiadora. Es la poltica inmanente a la histo-ria, la Historia indispensable para la poltica.

    Michel Foucault**

    **Michel Foucault naci en Poitiers (Francia), el 15 de octubre de 1926. Fue profesor de filosofa occidental y sicologa en la cole Normale Superior de Pars y se gradu al presentar una tesis que sera publicada en 1962 con el ttulo Historia de la locura en la poca clsica. En 1960 fue profesor de la Universidad de Tnez, y a partir de 1970 del College de France, en donde dirigi los departamentos de Filosofa de las universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes. Tuvo una participacin destacada en mayo del 68 al lado de sus estudiantes. En 1971 dirigi el Grupo de informacin sobre las prisiones, que contribuy a democratizar y modificar el tratamiento dado a los internos en las crceles. Jean Paul Sartre, Yves Montand, Simonne Signoret, entre otros intelectuales y artistas hicieron parte del mencionado grupo. Falleci en 1984.

    PERTINENCIA TERICA Y METODOLGICA

    Problemas de mtodo

    Sorprende la agudeza de un pensador como Foucault para detectar problemas donde pocos filsofos se atreveran a advertirlos, como lo expuso en una serie de conferencias presentadas en la Universidad de Ro de Janeiro en 1978, obra que intitul La verdad y las formas jurdicas, las que se convertiran luego en los borradores de una obra posterior que se conocera

  • 98Criterio jurdico garantista

    como Vigilar y Castigar1. Advierte Foucault, cmo la sociedad burguesa y ms exactamente con el desarrollo del capitalismo, surgen aparatos de encierro, que buscan corregir las desviaciones sociales. Como una especie de ortopedia social, el capitalismo y su vocacin orienta da a la pro-duccin de bienes materiales, procura corregir y controlar a los individuos mediante dis cursos que se erigen con pretensiones de verdad.

    Como puede derivarse del estudio de sus obras, el pensamiento de Foucault se encuentra entre-cru zado por reflexiones no slo de tipo filosfico, sino sociolgico e histrico, o para decirlo en otras palabras, es un entramado de discursos bajo los que pretende dar cuenta de ciertas preocupaciones que sus antecesores consideraban como reflexio-nes propias de otras disciplinas del conocimiento. Tal vez por esta postura, muchos han credo ver en l ms que un filsofo, a un historiador, como alguna vez lo puso en evidencia Mi guel Morey en una de sus clsicas conversaciones, a lo que Foucault respondi:

    Con la ingenuidad formal de una fbula para nios, le dir que la filosofa lleva mucho tiempo hacindose esta pregunta: En este mundo en el que todo caduca, qu es lo que no pasa? Qu somos, nosotros los mortales, con relacin a lo que no pasa?. Creo que, desde el siglo XIX, la filosofa no ha dejado de acercarse a esa pregunta: Qu ocurre hoy, qu somos nosotros, acaso no somos nada ms que lo que ocurre?. El interro-gante de la filosofa se refiere a ese presente que somos nosotros mismos. Por eso la filosofa es hoy enteramente poltica y totalmente historiadora.

    1. FouCault, Michel. La verdad y las formas jurdicas. Barcelona: Editorial Gedisa, 2000.

    2. FouCault, Michel. No al sexo rey. Entrevista por Bernard Henry-Levy. En Un dilogo sobre el poder y otras conversaciones. Seleccin e introduccin de Miguel Morey. Madrid: Alianza Editorial, 2004, p. 169.

    3. FouCault, Michel. La verdad y las formas jurdicas. Primera conferencia. Barcelona: Editorial Gedisa, 2000.

    Es la poltica inmanente a la historia, la Historia indispensable para la poltica.2

    En relacin con la primera conferencia que hace parte del libro La verdad y las formas jurdicas, la hiptesis de lectura sugerida como esquema de interpretacin, consiste en cmo plantear un modelo de reelaboracin terica que permita la reconstruccin del sujeto? Ahora bien, de dn-de deviene la necesidad de su reconstruccin? Foucault encuentra que usualmente en la tradi-cin marxista universitaria y ms exactamente en Francia, se parte del presupuesto de que ste no es ms que el depositario de todas unas condiciones econmicas y sociales que se incorporan en el in-dividuo. Considero que uno de los discursos ms afortunados de los ltimos aos para dar cuenta de ello, a diferencia de Marx, quien se ocup tam-bin del poder ejercido desde el Estado, de modo estructural, es Foucault quien tuvo el mrito de colocarlo en un nivel bsico onto l gico, consus-tancial al presente y a la realidad de lo cotidiano y en el ejercicio de un poder micro csmico, para desde all desentraar los dispositivos en los que se sustenta3.

    As como cada poca tiene un modelo de interpre-tacin terica de los sujetos que se expresan en categoras de verdad, la pretensin de Foucault consiste en demostrar cmo en el siglo XIX, el sujeto en tanto individualidad surge como consecuencia de unos mecanismos que el autor denomina control y vigilancia. Este trabajo de interpretacin terica implica necesariamente

  • 99Investigacin formativa o curricular

    reconstruir la idea de sujeto, situacin que no es ajena a la reconstruccin de la idea de verdad. Es bien sabida la postura distante que toma en relacin con las Ciencias Humanas, las que se han empeado en creer que el hombre y todo lo concerniente a su naturaleza constituye el objeto central de sus reflexiones, cuando en realidad es algo reciente. Quiz por ello, el mayor crdito para una filosofa que se ha ocupado del sujeto es el psi coanlisis, tradicin que en el pensamiento occidental hizo carrera con Descartes4.

    Reconstruir esta idea de sujeto, implica necesa-riamente reconstruir la relacin sujeto-objeto, problema al que puede reducirse la Teora del Conocimiento. Si bien estas tradiciones gozaron de una fuerte influencia en dos autores represen-tativos, como Descartes y Kant (este ltimo quiz su mayor terico), Foucault ve la necesidad de contraponerle uno ms subversivo y contestatario, como en efecto lo es Nietzsche. Encuentra en este autor argumentos de peso para considerar que la conformacin misma del sujeto est surcada por discursos de saber sobre esos sujetos. Foucault toma como referencia un texto de Nietz che, escri-to en 1783 y publicado pstuma mente, en el que

    puso de presente la arrogancia de aquellos que dijeron haber inventado el conocimiento:

    En algn punto perdido del universo, cuyo resplandor se extiende a innumerables sistemas solares, hubo alguna vez un astro en el que los ani males inteligentes inventaron el conocimiento. Fue aquel el instante ms mentiroso y arrogante

    de la historia.

    En este texto quiere expresar Foucault, la dis-tincin que existe entre las expresiones erfindung (invencin) y ursprung (origen), tomadas como sinnimos por algunos autores, lo que ha dado lugar a ciertos niveles de confusin5.

    El texto de Nietzsche, en mencin, sirve para cons tatar cmo, si el conocimiento es fruto de una invencin, no pudo tener origen como resultado de la naturaleza instintiva de los hombres. En l es manifiesta la intencin de des teo logizar la na-turaleza humana. En La gaya ciencia puede leerse el siguiente pasaje de Nietzsche: Cundo cesa-remos de ser oscurecidos por todas esas sombras de Dios?, Cundo conseguiremos desdivinizar completamente la naturaleza?6 y, de paso, la rela-cin sujeto-objeto; slo as podemos hablar de una nueva teora del conocimiento, que asegure una

    4. La rplica de Foucault a Descartes es manifiesta en el sentido de acceder a la verdad de manera positiva; es decir, la certeza cientfica de la verdad se encuentra por fuera del sujeto. Me parece que la filosofa moderna por razones que intent identificar en lo que llam, un poco en forma burlesca aunque no sea gracioso, el momento cartesiano, es la responsable en alguna medida de la desaparicin de la inquietud de s, al privilegiar el gnothi seauton (conocimiento de s) y descalificar la epimeleia heautou (preocupacin y ocupacin de s). En sntesis, cul fue el resultado de todo esto? La objetivacin de la verdad por parte del sujeto. Sumado a esto, encontramos la introduccin de la idea de Dios, como forma de acceder a la verdad. FouCault, Michel. Hermenutica del sujeto. Barcelona: Editorial Altamira, 1986.

    5. FouCault, Michel. La verdad y las formas jurdicas, p. 19. Tambin en Nietzsche, la genealoga, la historia, Foucault retoma esta dis-cusin en los siguientes trminos: Por qu Nietzsche genealogista rechaza, al menos en ciertas ocasiones, la bsqueda del origen (Ursprung)? Porque en primer lugar uno se esfuerza en recoger la esencia exacta de la cosa, su posibilidad ms pura, su identidad cuidadosamente replegada sobre s misma, su forma inmvil y anterior a lo que es externo, accidental y sucesivo. Buscar el origen es tratar de encontrar lo que ya exista, el eso mismo de una imagen exactamente a s misma. Pp. 17-18.

    6. FouCault, Michel. La verdad y las formas jurdicas, p. 25.

  • 100Criterio jurdico garantista

    relacin entre ese deseo de saber, el instinto, inte-grado a unos saberes que se expresan en trminos de verdad, incorporado a unos sujetos histricos en los que se encarna la idea de dominacin y lucha de poderes. Ahora bien anota Foucault si el genealogista se toma la molestia de escuchar la historia, ms bien que aadir fe a la metafsica, qu descubre? Que detrs de las cosas hay otra cosa bien distinta; no su secreto esencial y sin fecha, sino el secreto de que no tienen esencia, o de que su esencia fue cons truida pieza a pieza a partir de figuras extraas a ella7.

    En los captulos 2 y 5 de Historia de la sexualidad denominados Mtodo y el Derecho de muer-

    encuentra en todas partes; de ah sus acotaciones cuando expresa que no es algo que se adquiera, o se encuentre en una posicin de exte rioridad en relacin con otros, la direccio na lidad que toma, la intencionalidad del mismo o la resistencia que pudiere presentar. Un segundo momento que in-tenta recoger la lectura de estos textos, y tal vez la central de este discurso, est relacionada con la idea del poder encarnado en los sujetos. Para ello Foucault apela a una dualidad presente en la historia: derecho de vida y muerte. La historia est llena de estos ejemplos clsicos en donde el soberano al disponer de la vida de los sbditos, tena la ca pacidad de dar vida o muerte. El pro ble-ma en s, no est en tomar una opcin u otra, si no en el hecho mis mo de ad mi nis trar o ge ren ciar la existencia con propsitos muy claros, hasta hacer de ellos una bio po ltica social. Finalmente, un ter-cer momento, in ten ta recoger la administracin de la vida, en fun cin de la teorizacin del sexo, no definido en funcin de lo genital, sino como abstraccin, que penetra todas las esferas de la vida cotidiana, donde el poder no est ausente de esta elaboracin8.

    Foucault es el iniciador de una tradicin filosfica e historiogrfica, donde empiezan a ser objeto de estudio temas como la locura, la sexualidad, el castigo, la disciplinizacin del cuerpo, la so-ciedad reglada y panoptizada, entre otras. Su gran preocupacin se centra en mostrar cmo se consolidan estos estudios en funcin del criterio de verdad, en lo pertinente a las ciencias huma-nas, del mismo modo que se empea en mos trar el contexto en el que surgieron como objeto de reflexin:

    7. FouCault, Michel. Nietzsche, la genealoga, la historia. Valencia, Espaa: Pretextos, 2004, p. 18.

    8. FouCault, Michel. Historia de la sexualidad. Mxico: Siglo XXI Editores, 1986.

    Foucault es el iniciador de una tradicin filosfica

    e historiogrfica, donde empiezan a ser objeto

    de estudio temas como la locura, la sexualidad,

    el castigo, la disciplinizacin del cuerpo, la sociedad reglada y panoptizada.

    te y poder sobre la vida, seala Foucault cmo deviene en los su-jetos la idea del poder, para final-mente enquistarse en la corporeidad de los mismos, hasta hacer de ellos instrumentos funciona les que

    gobiernan todos los espacios de su vida social.

    Es preciso resaltar cmo este pensador intenta re-coger tres momentos claves que es preciso aclarar. En primer lugar, antes de sentar alguna posicin respecto a la relacin de un tipo de saber acerca del sexo, en trminos de poder, Foucault va gestando la idea de que el poder es algo omnipresente, no es una institucin en sentido estricto, pero se

  • 101Investigacin formativa o curricular

    Podemos decir esquemticamente seala Foucault que la pregunta tradicional de la filoso-fa poltica podra ser formulada en los siguientes trminos: Cmo puede el discurso de la verdad, o la filosofa entendida como el discurso por ex-celencia de verdad, fijar los lmites del derecho del poder? En lugar de esta pregunta tradicional, noble y filosfica, quisiera hacer otra, que viene de abajo y es mucho ms concreta. De hecho, mi problema es establecer qu reglas de derecho hacen funcionar las relaciones de poder para pro-ducir discursos de verdad, qu tipo de poder es susceptible de producir discursos de verdad que estn en una sociedad como la nuestra, dotados de efectos tan poderosos9.

    Tan pronto se inaugura esta nueva preocupacin investigativa, aparece una cantidad de estudios inscritos en este marco de interpretacin ge nea-l gica. Sus obras muestran que estas experiencias, prcticas y discursos sobre el enfermo, el loco, la sexualidad, son inventos recientes que han surgi-do a partir de las relaciones establecidas entre el saber y el poder. Es adems Foucault, uno de los crticos ms mordaces de la sociedad capitalista, la misma que se preci de encarnar unos valores y conductas asumidas como normales.

    Si existe una obra de Foucault que se ocupe de reflexionar sobre la historia, es la intitulada Nietz sche, la genealoga, la historia, en donde profundiza algunas reflexiones sealadas en obras anteriores.

    Justamente una de sus consideraciones quiz una manera de hacerle justicia a Nietz sche es la siguiente:

    La genealoga es gris, meticulosa y pacientemente documental. Trabaja con pergaminos enrollados, borrosos, varias veces reescritos. Paul Ree se equivoca, como los ingleses, al describir gnesis lineales al ordenar, por ejemplo, slo en funcin de lo til, toda la historia de la moral: como si las palabras hubiesen guardado su sentido, los deseos su direccin, las ideas su lgica; como si este mun-do de cosas dichas y queridas no hubiese conocido invasiones, luchas, rapias, disfraces, astucias10.

    El mtodo genealgico propuesto por Foucault, rescata la necesidad de reflexionar acerca de lo que para la historia no ha sido objeto de estudio, como

    los sentimientos, el amor, la conciencia, los instintos; captar su retorno, no para trazar la curva lenta de una evolucin, sino para reconocer las diferentes escenas en las que han representado distintos papeles; definir incluso el punto de su au-sencia, el momento en el que no han sucedido11.

    Crtica al positivismo

    La crtica al positivismo en s no es nada nueva. Nietzsche ya se haba aventurado a sealar algu-nas inconsistencias, en relacin con el papel que ocupa el conocimiento, justo cuando se le consi-

    9. FouCault, Michael. Poder, Derecho, verdad. En Poder Vs. Democracia. Bogot: FICA, Fundacin para la Investigacin y la Cultura, 2004, p. 14. En torno al concepto de verdad, Foucault hace las siguientes apreciaciones: Por otra parte, la misma cuestin de la verdad, el derecho que se otorga de rechazar el error o de oponerse a la apariencia, la manera en la que sucesivamente fue accesible a los sabios, retirada luego a un mundo fuera del alcance en el que jug a la vez el papel de consuelo y de imperativo, rechazada finalmente como idea intil, superflua, en todas partes rebatida, no es todo eso una historia, la historia de un error llamado ver-dad?. FouCault, Michel. Nietzsche, la genealoga, la historia, p. 22.

    10. FouCault, Michel. Nietzsche, la genealoga, la historia. Valencia, Espaa: Pretextos, 2004, Pp. 11-12.

    11. FouCault, Michel. Nietzsche, la genealoga, la historia. Valencia, Espaa: Pretextos. 2004, p. 12.

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    deraba como algo fijo, verdadero y lgico. A esta interpretacin que tiene una relacin estrecha con la posicin dogmtica, platnica y cristiana, Nietzsche le opone el perspectivismo, como una manera de superar esta visin esquemtica, en donde no pueda ser considerada una verdad sino mltiples verdades o puntos de vista. El papel del sujeto aqu no es algo esttico sino dinmico, del mismo modo que el mundo no es algo orde-nado y fijo, sino catico y gris, como lo refleja el siguiente pasaje:

    El orden astral en que vivimos es una excepcin; este orden, y la aparente duracin que est con-dicionada por l, nuevamente ha hecho posible la excepcin de las excepciones: la formacin de lo orgnico. Por el contrario, caos es el carcter total del mundo por toda la eternidad; no en el sentido de una ausencia de necesidad, sino de una ausencia de orden, de articulacin, de forma, de belleza, de sabidura, y como sea que se llamen todas nuestras humanas consideraciones estticas12.

    Pero quiz uno de los sealamientos ms fuertes de Nietzsche contra el positivismo, que ha dado lugar a una serie de interpretaciones epistemo-lgicas en pensadores actuales, es la sealada en La voluntad de dominio:

    Contra el positivismo que se limita al fenmeno, slo hay hechos, dira yo; no, hechos precisa-mente no los hay, lo que hay son interpretaciones. No conocemos ningn hecho en s: quiz sea un absurdo pretender semejante cosa. Todo es subjetivo, os digo; pero ya esto es interpretacin. El sujeto no es nada dado, sino

    algo aadido, imaginado, algo que se esconde de-trs. Por ltimo, es necesario poner tambin una interpretacin detrs de la interpretacin? Ya esto es poesa, hiptesis13.

    En este orden de ideas, Foucault, como lector vido de Nietzsche, encuentra uno de los soportes genealgicos ms importantes para reflexionar acerca del papel que han emprendido las cien-cias, consolidadas de manera arrogante bajo la influencia del positivismo. Basta recordar, cmo hasta hace algunas dcadas, las ciencias duras, en oposicin a las llamadas ciencias humanas, gozaban de cierta rigurosidad, entendidas en trminos de leyes o pautas que rigen la natu-raleza. Este pedestal sobre el cual se erigieron no tard en desplomarse, pues las ciencias que interpretamos bajo la tutela del mtodo cientfico no eran tan exactas, como lo expuso Heisemberg con el principio de incertidumbre, o Hawking con su teora de los agujeros negros, donde pudo demostrar que en aquellas condiciones no tena ninguna validez la teora de la gravitacin uni-versal. Despus de esta crisis de legitimidad, es vlido preguntarnos si existe an la pretensin de pensar las ciencias humanas en trminos de leyes, cuando las mismas ciencias exactas empiezan a fragmentarse en su interior.

    Foucault pretende sealar cmo las relaciones de poder atraviesan todo el tejido social, el que a su vez est surcado por los discursos en los que

    12. niEtzsChE, Friedrich. La ciencia jovial. Caracas: Monte vila, 1985, p. 103. El papel del conocimiento necesariamente se halla ligado al papel que asumen los sujetos, como lo refleja el siguiente pasaje de Nietzsche en La voluntad de dominio. Quiz no sea necesaria la suposicin de un sujeto; quiz sea lcito admitir una pluralidad de sujetos, cuyo juego y cuya lucha sean el fundamento de nuestra ideacin y de nuestra conciencia. Una especie de aristocracia de clulas en la cual est el poder? Mi hiptesis: El sujeto como pluralidad. niEtzChE. La voluntad de dominio. Obras completas, Tomo VIII. Madrid: Aguilar, 1932. p. 285.

    13. niEtzsChE, Friedrich. La voluntad de dominio. Pp. 281-282.

  • 103Investigacin formativa o curricular

    pretende afirmarse la verdad; en este juego de relaciones, el poder se afinca en la verdad y sta a su vez en aquel, equiparable a un camino de doble va en el que la verdad produce discursos (con la pretensin de ser verdaderos), los que a su vez llevan consigo los mismos efectos que produce el poder14.

    Para Foucault, la sociedad moderna, la burguesa y el capitalismo crearon mecanismos de control extensivos mediante aparatos de encierro, que bien pueden ser instituciones como la fabril, es-colar o penitenciaria, instituciones que dominan y controlan la vida de los individuos.

    Marx, quien tambin se ocup del poder, haba interpretado el mismo en trminos estructura-les a nivel de instituciones (militar, eclesistica, educativa, etc.), fue considerado por algunos es-tudiosos como subjetivista, en el sentido de dejar esta categora a nivel estatal. Quizs por el hecho de no haber desarrollado Marx en profundidad estas categoras, entendimos que el poder resida en unos niveles bastante subjetivos, que muy poco tena que ver con una realidad cotidiana. Si bien el mrito de Foucault consiste en haberlo desarrollado y exponer sus redes de operacin, no debemos tampoco caer en la idea de creer que

    ese poder macro, pensado por Marx, no tiene mayor relacin con el mundo de lo micro, y caer, como dice Foucault, en el esquematismo de creer que ste est orientado nicamente a reproducir funciones econmicas15.

    La Escuela de los Annales

    En 1929 hace su aparicin una revista denominada Annales, dirigida por Henry Pirene, frente a la que se agruparon varios estudiosos que compartan la inquietud por un nuevo tipo de historia, no ane-cdtica, sino centrada en problemas. Se inaugura entonces una nueva forma de investigacin social, no centrada en las lites sino en las capas ms amplias de la poblacin. El historiador Lawrence Stone advierte que en la historia tradicional se dis-tingue la nueva preocupacin frente a la anterior tradicin al aplicarse casi exclusivamente a los itinerarios vitales, los sentimientos y los modos de comportamiento de los pobres e insignificantes (y no de los ricos y poderosos)16.

    Una de las preocupaciones constantes en el campo investigativo lo constituye el concepto mismo de ciencia. Recordemos cmo el positivismo se enrai-z bsicamente en las ciencias naturales, gracias a

    14. FouCault, Michel. El orden del discurso. Tusquets Editores.

    15 Habra que evitar un esquematismo esquematismo que por otra parte no est en el propio Marx que consiste en localizar el poder en el aparato del Estado y en hacer del aparato del Estado un instrumento privilegiado, capital mayor, casi nico del poder de una clase sobre otra. De hecho, el poder en su ejercicio va mucho ms lejos, pasa por canales mucho ms finos, es mucho ms ambiguo, porque cada uno es en el fondo titular de un cierto poder y, en esta medida, vehicula el poder. El poder no tiene como nica funcin reproducir las relaciones de produccin. Las redes de la dominacin y los circuitos de la explotacin se interfieren, se superponen y se refuerzan, pero no coinciden. Texto de Michel Foucault: Tomado de Preguntas a Michel Foucault sobre la geografa (Michel Foucault. Microfsica del poder. Edicin y traduccin de Julia Varela y Fernando lvarez Ura. Tercera edicin. Madrid: Ediciones La Piqueta, 1992).

    16. iggErs, G. La ciencia histrica en el siglo XIX. Idea Universitaria. Barcelona: Idea Books, 1995, p. 60.

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    los adelantos obtenidos en las ciencias biolgicas y fsicas, influencia que se tradujo rpidamente a otras disciplinas17; el rigor meto dolgico fue una de sus inquietudes, al igual que la lgica como medio para asegurar la consistencia de las teoras, funcin que debera cumplir con la particularidad de ser validadas, verificadas o refutadas tales ase-veraciones. Las ciencias humanas no escaparon a esta influencia positivista: la sociologa, la sico-loga, la antropologa y el derecho, entre otras; la historia por su parte hizo otro tanto.

    El concepto mismo de ciencia es bastante pro-blmico, pues segn la interpretacin positivista adquieren esta categora las disciplinas que dis-pongan de un mtodo riguroso para hallar pos-tulados verificables mediante la experimentacin. Otras, como el sicoanlisis, la filosofa, la historia, escapan a este estatuto epistemolgico por lo que suelen ser relegadas a lo meramente especulati-vo. Las ciencias humanas no tardaron luego en reprochar que sus formulaciones no fueran leyes en sentido estricto, puesto que lo que se intentara predecir estara condenado al fracaso.

    La denominada Escuela de los Annales, irrumpe como una nueva forma de abordar investigacio-

    nes centradas en problemas, preocupacin que no se agota en las lites ni en la historia poltica, sino que va ms all, de tal modo que puedan ser abordadas como objeto de estudio, capas ms amplias de la poblacin. Esta escuela no tena la pretensin de hacer ciencia, en sentido estricto, aunque s consideraba sus investigaciones dentro de una disciplina que ante todo se interesaba por la objetividad. Es bien sabido que las ciencias hu-manas no se enfrentan a objetos de inves tigacin, sino a sujetos, o en otras palabras, el in vestigador es el objeto del sujeto que investiga. Si el sujeto investigado se ocupa de investigar, la carga de la investigacin termina siendo subjetiva.

    La historia de la humanidad se ha edificado desde la cultura de Occidente, y el concepto de verdad tan ligado a este discurso, ha sido puesto en sos-pecha de manera reiterada; a propsito Fou cault hace las siguientes precisiones:

    Los historiadores mostraron su orgullo por la posibilidad que se les abra de hacer no slo la historia de las batallas, los reyes y las instituciones, sino tambin de la economa. He aqu que ahora se asombran porque algunos, los ms sagaces, han aprendido que de la misma manera se puede hacer la historia de los sentimientos, los compor-tamientos de los cuerpos. Pronto comprendern

    17. Interpretando el pensamiento de Leopoldo Zea en El Pensamiento Latinoamericano, Rosa del Olmo anota lo siguiente: Sirvindose del positivismo los mexicanos creyeron que iban a dar trmino a la ya casi perpetua anarqua que los agitaba. En la Argentina se lo consider un buen instrumento para acabar mentes absolutistas y tirnicas que la haban azotado. Los chilenos consideraban el positivismo como un instrumento eficaz para convertir en realidad los ideales del liberalismo. En el Uruguay el positivismo se ofreci como la doctrina que habra de fortalecerles despus de la gran catstrofe nacional que sufrieron. Los cubanos vieron en l la doctrina que justificaba su afn de independencia en contra de Espaa. El positivismo fue en todos casos un remedio radical, con el cual trat Hispanoamrica de romper con un pasado que la abrumaba. Los brasileos, por el contrario, se sirvieron del positivismo nicamente en aquellos aspectos en que su realidad as lo reclamaba. Citado por Rosa del Olmo en, Amrica Latina y su ideologa.

    La sicologa estuvo tambin influenciada por el positivismo, como lo seala la siguiente nota: Las alteraciones del alma, como el resto de la naturaleza, estn reguladas por leyes. Descubriendo estas leyes, el investigador se inicia y se puede aadir que inicia a los dems en los movimientos sublimes de la mecnica mental. DE FlEury, Maurice. Los locos, los pobres locos y la sensatez que nos ensean. Traduccin y prlogo del doctor Enrique Sanz. Madrid: Francisco Beltrn, Librera Espaola y Extranjera, 1929, p. 22.

  • 105Investigacin formativa o curricular

    que la historia de Occidente no se puede disociar del modo en que la verdad se produce e inscribe sus efectos. Vivimos en una sociedad que marcha en gran parte por la verdad, quiero decir que produce y pone en circulacin discursos que cum-plen funcin de verdad que pasan por tal y que encierran gracias a ello poderes especficos. Uno de los problemas fundamentales de Occidente es la instauracin de discursos verdaderos (discursos que, por otra parte, cambian incesantemente). La historia de la verdad del poder propio de los discursos aceptados como verdaderos est toda-va por hacer18.

    La Escuela de los Annales consider que la objeti-vidad en la investigacin debera estar impregnada de cierta rigurosidad, elemento constitutivo para construir su representatividad, pues en ltimas, se rigor le daba carcter y estatuto a la historia; de otro lado, algunos marxistas (Marx nunca lo expres en esos trminos) creyeron ver en la obra de su maestro unas leyes que expresaban ciertas contradicciones en las formas de produccin (entindanse stas como las mquinas, materias primas, trabajo intelectual, y las relaciones escla-vo-seor-capitalista, entre otras). Recordemos cmo para Marx, el plusvalor est presente en la mercanca, pues sta representa unos costos, adems del trabajo humano que se requiere en la produccin. Todo trabajo represen ta un plusvalor; es as como en las relaciones pro duc tivas, el capi-talista se apropia del trabajo re pre sentado en ste. La dinmica capitalista ma nifestada en esta lgica, era necesariamente una ley segn los analistas de la lnea moscovita con lo que de paso le hicieron el juego al positivismo en su pretensin, de que

    para hacer necesariamente ciencia, deberan partir de la preexistencia de unas leyes.

    Marx, por su parte, desarroll una epistemologa para abordar los problemas sociales, basado no en el sistema hege liano sino en el mtodo diseado por ste, interpretado comnmente como dialcti-ca. El marxismo, al igual que el positivismo, tuvo una creencia ciega en la idea de progreso; es decir, que la ciencia avanzaba en trminos unilineales, lo que equivale a decir que la historia tena en

    18. FouCault, Michel. No al sexo rey. Entrevista por Bernard Henry-Levy. En Un dilogo sobre el poder y otras conversaciones. Seleccin e introduccin de Miguel Morey. Madrid: Alianza Editorial, 2004, p. 159.

    Para Foucault, la sociedad moderna, la burguesa y el capitalismo crearon mecanismos de control extensivos mediante aparatos de encierro, que bien pueden ser instituciones como la fabril, escolar o penitenciaria, instituciones que dominan y controlan la vida de los individuos.

    s misma una lgica dialctica que condu-ca tarde o temprano debido a las contra-dicciones internas que presentaba el modelo poltico y social diseado por Marx a lo inevita-ble: la liberacin del proletariado.

    La nueva historia econmica, al igual que el marxismo, pec tambin por creer que slo las interpretaciones de orden econmico podan ser el nico instrumento para abordar los proble-mas sociales; tal vez por asumir esta postura un tanto esquemtica fue que se tild al marxismo de re duc cionista. Recordemos cmo Habermas le critica a Marx de quien se considera adems su discpulo el hecho de reducir a la economa la relacin ms inmediata que pudiera surgir entre

  • 106Criterio jurdico garantista

    dos personas, dificultad que resuelve en la Teora de la Accin Comunicativa, no mediante relaciones econmicas, sino a travs de las relaciones dial-gicas, como lo ms inmediato que puede surgir entre dos sujetos hablantes, dotados, claro est, de competencias lingsticas. El gran esfuerzo de Marx consisti en hacer una ontologa de su tiempo, apelando a una de las disciplinas que con-taba con muy buenos tericos: la economa; sus reflexiones en el orden sociolgico siguen siendo en su mayora vigentes aunque, cabe sealarlo, la sociologa, antropologa, sicologa y lingstica, an estaban en incubacin. Es este uno de sus grandes mritos.

    Cuando se habla de marxismo, usualmente se tiene la creencia de interpretarlo como uno solo, el marxismo ortodoxo, sin duda alguna debido a la gran difusin que de ste hizo la antigua Unin Sovitica, mediante una labor que goz de gran divulgacin en los medios impresos. Esta versin fue incapaz de darse cuenta de los problemas no slo de corte epistemolgico sino poltico, para dar una nueva visin de esta teora muy convin-cente por cierto ajustada a los cambios polticos y sociolgicos que exigan los nuevos tiempos. Si bien el marxismo dio cuenta del hombre en trminos sociolgicos a nivel global, descuid al individuo como sujeto histrico, interpretacio-nes que dieron lugar a nuevas posturas ideolgi-cas, como son el existencialismo de Sartre, quien postula que al marxismo hay que dotarlo de un humanismo, o Foucault, quien defiende que al sujeto hay que redescubrirlo, darle su lugar en la historia, abordarlo a partir de aquellas cosas que le son propias y que sin embargo se han desesti-mu lado, como ha sucedido en los rdenes se xual y mental, entre otros. Las ciencias que considerba-mos hasta hace algn tiempo como liberadoras del

    individuo y la sociedad, se erigen como disci pli-nares, doctrinantes y toman posesin del cuerpo; stas se definen segn unos cdigos que no estn expresados en la ley, sino en la normalizacin. Para este pensador, la funcin emancipadora de las disciplinas humanistas es objeto de una gran preocupacin intelectual.

    Los hallazgos sobre la locura, la panoptizacin de la sociedad, la sexualidad, desatan una avalancha de investigaciones orientadas de alguna manera a redescubrir el sujeto, abandonado durante mucho tiempo; en este orden de ideas, las disciplinas que se haban ocupado del hombre en general y que se haban declarado rabiosamente humanistas, perdieron su centro de gravedad y de paso el objeto mismo de sus refle xiones y su es tu dio adquiri otras connotaciones, orientadas ms bien a asumir una postura dominante sobre los sujetos. Tal el caso de la medicina y la sicologa que asu mieron una posicin arrogante y salvadora frente a quienes acudan en su ayuda para curar sus dolencias.

    Frente al marxismo ortodoxo surgen otros mar-xismos de corte humanista, como bien pueden serlo el lingstico desarrollado por Habermas, el existencialista iniciado por Sartre, las crticas esgrimidas contra la sociedad unidimensional sealadas por Marcuse, y el redescubrimiento del sujeto desarrollado por Foucault, por citar algunos de sus crticos ms importantes.

    No tardaron en advertir entonces muchos de sus detractores, que estas posturas macrosociales, co mo mecanismos para abordar los problemas de la sociedad, fueron excluyentes; basta mencionar cmo en este esquema interpretativo no se tuvie-ron en cuenta a las mujeres, las minoras tnicas,

  • 107Investigacin formativa o curricular

    los homosexuales, u otros grupos culturalmente marginados; en general, el estudio de estas comu-nidades no fue estimulado. Un ejemplo clsico de esta situacin pueden serlo las culturas indgenas de cualquier pas, que reclaman el reconocimiento de ciertos derechos, basados no en la lucha de clases como usualmente se les interpret, sino en el derecho a ser diferentes, puesto que compar-ten una lengua, una visin de mundo, prcticas mdicas y hasta chamnicas distintas del comn de la poblacin.

    A esto se aada que, concentrada en los ma cro-procesos, la historiografa establecida orientada a las ciencias sociales, no tena ningn inters por los aspectos existenciales de la vida, aque-llos que conforman la vida de cada da, con todas sus emociones y temores (aspectos que, sin embargo, ya haban merecido una notable atencin por parte de los historiadores de los Annales)19.

    Tras la disolucin de lo que conocimos como la urss (Unin de Repblicas Socialistas Soviticas) y la conformacin de los nuevos Estados Aut-nomos, sobrevino tambin un desencantamiento por el marxismo, debido en parte a la visin esque-mtica, ortodoxa y coartadora de las li bertades individuales, segn los modelos hege mnicos en las versiones de Stalin, Kruschev, en tre otros. Quiz en teora econmica es donde Marx per-manece ms vigente, en lo concerniente al modelo de interpretacin para establecer el curso de las sociedades. En este contexto, fueron prolficas las investigaciones histricas que surgieron por aquel entonces, utilizando herramientas de corte epistemolgico marxista, como una de sus ma-yores preocupaciones; basta mirar los resultados

    de investigaciones presentadas en las dcadas del sesenta y ochenta, para darnos cuenta de la proliferacin de estudios orientados a la tenencia, manejo y uso de la tierra, elemento del que se derivan cualquier cantidad de averiguaciones. La lucha de clases siempre fue una constante en este tipo de interpretaciones.

    En lo sucesivo, la forma de hacer historia segn los modelos tradicionales se vio bastante cuestio-nada, gracias a los aportes del estructuralismo que nos ense a verla no como una visin puramente funcional, sino como estructuras, o claves para entender el desarrollo de cualquier realidad. De ah se deriva entonces una concepcin denomina-da posmoderna, que despoja la historia de toda categora de cientificidad, para ubicarla ms bien como un gnero literario; es el caso de Bar thes, De Man, White, Foucault y Derrida, entre otros pensadores. De igual modo, la nueva historia cultural se niega a la introduccin de teoras historiogrficas en sus investigaciones, confor-mndose, segn dicen, con descripciones densas de tipo etnolgico.

    Foucault nunca se declar partidario de los pos-tulados estructuralistas, pues como l mismo lo anunci alguna vez, jams pretendi cimentar su discurso en estructuras, a la manera de Saussure o Levy Strauss; su preocupacin resida en buscar las leyes de existencia de sus enunciados. El m-todo de anlisis ms indicado que construy pa ra el desocultamiento del sujeto y para poder dar cuenta de la realidad del hombre ante la historia, lo denomin arqueolgico; es ste un mtodo de anlisis discursivo, mediante el cual es po sible

    19. iggErs, George. La ciencia histrica en el siglo XIX, p. 61.

  • 108Criterio jurdico garantista

    dilucidar el entramado de reglas que constituyen los saberes propios de una poca.

    Se admite que el estructuralismo expresa Foucault ha sido el esfuerzo ms sistemtico para evacuar no slo de la etnologa, sino de una serie de otras cien cias e incluso, en el lmite de la histo-ria, el concepto de acontecimiento. No veo quin puede ser ms antiestructuralista que yo. Pero lo que importa no es hacer con el acontecimiento lo que se ha hecho con la estructura. No se trata de situarlo todo en un cierto plano que sera el acontecimiento, sino considerar que existe todo un escalonamiento de tipos de acontecimientos diferentes que no tienen el mismo alcance, ni la misma amplitud cronolgica, ni la misma capaci-dad de producir efectos. El problema es a la vez distinguir los acontecimientos, diferenciar las redes y los niveles a que pertenecen, y reconstruir los hilos que los unen y los hacen engendrarse unos a otros20.

    Una de las crticas ms acendradas de Foucault est dirigida contra las ciencias, consolidadas de manera arrogante bajo la influencia del positi-vismo. Basta recordar, cmo hasta hace algunas dcadas, las ciencias duras, en oposicin a las llamadas ciencias humanas, gozaban de cierta rigurosidad, entendidas en trminos de leyes o pautas que rigen la naturaleza. Este pedestal so-bre el cual se erigieron no tard en desplomarse, pues las ciencias que interpretamos bajo la tutela del mtodo cientfico no eran tan exactas, como lo expuso Heisemberg con el principio de incerti-dumbre, o Hawking con su teora de los agujeros negros, donde pudo demostrar que en aquellas condiciones no tena ninguna validez la teora de la gravitacin universal, ni mucho menos poda hablarse de una relacin causal (A entonces B, o si se prefiere, si A es, B tiene que ser).

    Despus de esta crisis de legitimidad, es vlido pre guntarnos si existe an la pretensin de pensar las ciencias humanas en trminos de leyes, cuando las mismas ciencias exactas empiezan a fragmen-tarse en su interior. Recordemos cmo algunos estudiosos de la obra de Marx le coquetearon al positivismo, al sealar que la histo rio grafa y teo-ra sociolgica marxista se fundamentaba en las leyes de la dialctica, las mismas que por su con-tradiccin, conduciran al proletariado a la toma del poder. Si bien estas categoras son propias del discurso marxista, Marx jams tuvo la pretensin de sustentarlas en trminos de leyes, como s lo hicieron algunos de sus discpulos; Marx se apoy en ellas como una manera de poder dar cuenta de la realidad de su tiempo, sin esta intencionalidad que interpretan algunos de sus seguidores.

    20. FouCault, Michel. Verdad y poder. Dilogo con M. Fontana. En Un dilogo sobre el poder y otras conversaciones. Seleccin e introduc-cin de Miguel Morey. Madrid: Alianza Editorial, 2004, p. 144.

    Es usual considerar a Foucault como uno de los principales representantes del estructuralismo; aunque l mismo haya negado de plano tal filiacin,

    coincide con ellos en la idea de rechazar los fe nmenos superficiales en el ejercicio investi ga tivo, una especie de lugar comn en el que han hecho carrera algunos estudiosos de las ciencias humanas.

  • 109Investigacin formativa o curricular

    INVESTIGACIN DE TIPO ESTRUCTURAL

    Se admite que el estructuralismo ha sido el es-fuerzo ms sistemtico para evacuar no slo de la etnologa, sino de una serie de otras ciencias e incluso, en el lmite de la historia, el concepto de acontecimiento.

    MiChEl FouCault

    El estructuralismo irrumpe como reaccin fren-te a las corrientes humanistas y subjetivistas, tan difundidas en el mbito intelectual francs a mediados del siglo XX. Desde que Ferdinand de Saussure, en su obra pstuma Curso de Lingstica General, difundi los trminos de estructura o estructuralismo bajo los que quiso identificar una corriente de pensamiento, este discurso rpida-mente se traslad a otras disciplinas, empezando a ser ms notorio a partir de 1960. Con estos conceptos, quiso identificar Saussure, la estruc-tura21 como unidad de anlisis explicativo de los fenmenos lingsticos, los que rpidamente se identificaron con una nueva metodologa aplicable a las disciplinas humanas, como reaccin frente al primado del sujeto.

    Posteriormente, el estructuralismo se traslad al campo de la antropologa, gracias a los esfuerzos de Levi Strauss, quien centr sus inquietudes de anlisis cientfico al postular como fundamento el mtodo estructural explicativo y el mtodo des-crip tivo, en una clara reaccin al funcionalismo antropolgico. En el campo filosfico otro tanto

    ha ce Foucault, al sealar que esa concepcin tan difundida de la condicin autnoma del sujeto como categoras universalistas y trascendentales, son bastante cuestionadas; en lo sucesivo, dira Foucault, las inquietudes deben estar orientadas a liberar al hombre de prejuicios antro po cntricos y frente a stas, mostrar las posibilidades de exis-tencia humana, depurada de discursos retricos.

    Es usual considerar a Foucault como uno de los principales representantes del estructuralismo; aunque l mismo haya negado de plano tal filia-cin, coincide con ellos en la idea de rechazar los fe nmenos superficiales en el ejercicio investi ga -tivo, una especie de lugar comn en el que han hecho carrera algunos estudiosos de las ciencias humanas. Veamos en palabras del mismo Fou-cault:

    Hago un parntesis para recordar que todo lo que intento decir, todo lo que Deleuze demostr con mayor profundidad en su Antiedipo, forma parte de un conjunto de investigaciones que nada fueron, al contrario de lo que se afirma en los pe ridicos, acerca de lo que tradicionalmente se llama estruc-tura. Ni Deleuze, ni Lyotard, ni Gua ttari, ni yo hacemos nunca anlisis de estructura, no somos en absoluto estruc tura lis tas. Si se me preguntase qu es lo que hago o lo que los otros hacen mejor que yo, dira que no hacemos una investigacin de estructura. Hara un juego de palabras y responde-ra que hacemos investigaciones de dinasta. Dira jugando con las palabras griegas, intentamos hacer aparecer aquello que hasta ahora ha permanecido ms escondido, oculto y profundamente investido en la historia de nuestra cultura: las relaciones de poder22.

    21. Cuando se habla de estructura se hace referencia a un sistema de relaciones de un fenmeno, y la manera como estn ordenados sus componentes, las funciones que cumple cada parte dentro del todo, caractersticas que lo identifican, entre otros aspectos.

    22. Quisiera mostrar cmo ese panoptismo, esta vigilancia en la base, all donde aparece menos claramente, donde ms alejado est del centro de la decisin, del poder del Estado. Quisiera mostrar cmo es que existe este panoptismo al nivel ms simple y en el

  • 110Criterio jurdico garantista

    Foucault es tambin el iniciador de una tradicin filosfica e historiogrfica, donde empiezan a ser objeto de estudio temas como la locura, la sexua-lidad, el castigo, la disciplinizacin del cuerpo, la sociedad reglada y panoptizada, entre otras. Su gran preocupacin se centra en mostrar cmo se consolidan estos estudios en funcin del criterio de verdad, en lo concerniente a las ciencias hu-manas, del mismo modo que se empea en mostrar el contexto en el que surgieron como objeto de reflexin.

    Podemos decir esquemticamente seala Fou-cault que la pregunta tradicional de la filosofa poltica podra ser formulada en los siguientes tr-minos: Cmo puede el discurso de la verdad, o la filosofa entendida como el discurso por excelencia de verdad, fijar los lmites del derecho del poder? En lugar de esta pregunta tradicional, noble y filosfica, quisiera hacer otra, que viene de abajo y es mucho ms concreta. De hecho, mi problema es establecer qu reglas de derecho hacen funcionar las relaciones de poder para producir discursos de verdad, qu tipo de poder es susceptible de

    funcionamiento cotidiano de instituciones que encuadran la vida y los cuerpos de los individuos. En qu consista, y sobre todo, para qu serva el panoptismo? Propongo una adivinanza: expondr el reglamento de una ins titucin

    que realmente existi en los aos 1840-1845 en Francia, es decir, en los inicios del perodo que estoy analizando; no dir si es una fbrica, una prisin, un hospital psiquitrico, un convento, una escuela, un cuartel; se trata de adivinar a qu institucin me estoy refiriendo. Era una institucin en la que haba cuatrocientas personas solteras que deban levantarse todas las maanas a las cinco. A las cinco y cincuenta haban de terminar su aseo personal, haber hecho la cama y tomado el desayuno; a las seis comenzaba el trabajo obligatorio que terminaba a las ocho y cuarto de la noche, con un intervalo de una hora para comer; a las ocho y quince se rezaba una oracin colectiva y se cenaba; la vuelta a los dormitorios se produca a las nueve en punto de la noche. El domingo era un da especial; el artculo cinco del reglamento de esta institucin deca: Hemos de cuidar del espritu propio del domingo, esto es, dedicarlo al cumplimiento del deber religioso y al reposo. No obstante, como el tedio no tardara en convertir el domingo en un da ms agobiante que los dems das de la semana, se debern realizar diferentes ejercicios de modo de pasar esta jornada cristiana y alegremente. Por la maana ejercicios religiosos, enseguida ejercicios de lectura y de escritura y, finalmente, las ltimas horas de la maana dedicadas a la recreacin. Por la tarde, catecismo las vsperas, y paseo despus de las cuatro siempre que no hiciese fro, de lo contrario la lectura en comn. Los ejercicios religiosos y la misa no se celebraban en la iglesia prxima para impedir que los pensionados de este establecimiento tuviesen contacto con el mundo exterior; as, para que ni siquiera la iglesia fuese el lugar o el pretexto de un contacto con el mundo exterior, los servicios religiosos tenan lugar en una capilla construida en el interior del establecimiento. No se admita ni siquiera a los fieles de afuera; los pensionados slo podan salir del establecimiento durante los paseos dominicales, pero siempre bajo la vigilancia del personal religioso que, adems de los paseos, controlaba los dormitorios y las oficinas, garantizando as no slo el control laboral y moral sino tambin el econmico. Los pensionados no reciban sueldo sino un premio una suma global estipulada entre los 40 y 80 francos anuales que slo se entregaba en el momento en que salan. Si era necesario que entrara una persona del otro sexo al establecimiento por cualquier motivo, deba ser escogida con el mayor cuidado y permanencia dentro de muy poco tiempo. Los pensionados deban guardar silencio so pena de expulsin. En general, los dos principios organizativos bsicos segn el reglamento eran: los pensionados no deban estar nunca solos, ya se encontraran en el dormitorio, la oficina, el refectorio o el patio, y deba evitarse cualquier contacto con el mundo exterior: dentro del establecimiento deba reinar un nico espritu.

    Qu institucin es esta? En el fondo, la pregunta no tiene importancia, pues bien podra ser una institucin para hombres o mujeres, jvenes, adultos o una prisin, un internado, una escuela o un reformatorio, indistintamente. Como es obvio, no es un hospital, pues hemos visto que haba mucho trabajo y, por lo mismo, tampoco es un cuartel. Podra ser un hospital psiquitrico, o incluso una casa de tolerancia. En verdad, era simplemente una fbrica de mujeres que exista en la regin del Rdano y que reuna cuatrocientas obreras. Michel Foucault, La verdad y las formas jurdicas. Barcelona: Editorial Gedisa, 2000, pp. 121-123.

  • 111Investigacin formativa o curricular

    producir discursos de verdad que estn en una sociedad como la nuestra, dotados de efectos tan poderosos23.

    Tan pronto se inaugura esta nueva preocupacin investigativa, aparecen una cantidad de estudios enmarcados dentro de esta tendencia. Sus obras muestran que estas experiencias, prcticas y dis-cursos sobre el enfermo, el loco, la sexualidad, son inventos recientes que han surgido a partir de las relaciones establecidas entre el saber y el poder. Es, adems, uno de los crticos ms mordaces de la sociedad capitalista, la misma que se preci de encarnar unos valores y conductas asumidas como normales.

    DEL ESTRUCTURALISMO AL POSTESTRUCTURALISMO

    Tanto el estructuralismo como el post estruc tu-ralismo estn preocupados, ms que por reafirmar el sentido de la historia, por proponer una nueva forma de entender el discurso terico histo-riogrfico. El estructuralismo, que tanta difusin haba tenido durante varias dcadas, a mediados del 68 se le ve en el banquillo de los acusados. En esa medida, existe la preocupacin por volver a rein terpretar a Freud, Marx, Nietz che y Heideg-ger, con el propsito de hacer ms plausibles los

    23. FouCault, Michael. Poder, Derecho, Verdad. En Poder Vs. Democracia. Bogot: Fundacin para la Investigacin y la Cultura (FiCa), 2004, p. 14.

    24. En relacin con los maestros de la sospecha, Foucault hace la siguiente afirmacin: Marx, Nietzsche y Freud, al envolvernos en una tarea de interpretacin que se refleja siempre sobre s misma, han constituido alrededor nuestro, y para nosotros, esos espejos de donde nos son reenviadas las imgenes cuyas heridas inextinguibles forman nuestro narcisismo de hoy en da. FouCault, Michel. Nietzsche, Marx y Freud. En ECO, Revista de la Cultura de Occidente. Bogot. Vol. XIX, septiembre-noviembre de 1969, p. 638.

    25. ChatElEt, Franois. Historia de la filosofa: Ideas y doctrinas. Vol. IV. El siglo XX. Madrid: Espasa Calpe, 1976, p. 567. Cabe sealar que Chatelet hace extensivo el estructuralismo no slo a Saussure sino a la Escuela de Mosc y la Escuela de Praga.

    sustentos genealgicos24. La obra de Nietzche en el trabajo de Foucault ocupa un papel protag ni co, toda vez que en este pensador puede advertirse la intencionalidad por dar cuenta de cmo se han estructurado los conocimientos que han hecho carrera en la historia de Occidente, los que no estn exentos de lo que Foucault denomin vo-luntad de poder.

    Frente a la pregunta Qu es el estructuralismo?, Gilles Deleuze seala lo siguiente:

    La costumbre seala y ofrece contrastes con ra-zn o sin ella: un lingista como R. Jakobson; un socilogo como C. Levy-Strauss; un psicoanalista como J. Lacan; un filsofo que renueva la epistemo-loga como M. Foucault; un filsofo marxista que vuelve sobre el problema de la interpretacin del marxismo, como L. Althusser; un crtico literario como R. Barthes; escritores como los del grupo Tal Cual Unos admiten el trmino estructuralis-mo, y utilizan estructura, estructurado. Otros prefieren el trmino saussuriano de sistema25.

    El estructuralismo es un modelo interpretativo que ante todo tuvo una amplia difusin en las ciencias humanas. ste pretenda indagar por las relaciones mediante las cuales se produce el significado dentro de una cultura, interpretacin que condujo a privi le giar el significado (concepto), sobre el signi fi cante (lo que expresa), elementos en los que ade ms no existe nin guna relacin

  • 112Criterio jurdico garantista

    apa rente. En este esfuerzo por responder a la pregunta qu es el estructuralismo?, Deleuze hace la siguiente afirmacin:

    No hay estructura del inconsciente ms que en la medida en que el inconsciente habla y es lengua-

    4. Lo diferenciante, la diferenciacin (diferen-ciante como especies distintas y la diferencia-cin como singularidades de cada una de las partes).

    5. Serial (organizacin de la serie).6. El cuadro vaco (lugar huidizo, resbaladizo

    donde todo se desplaza. Ver el anlisis que hace Foucault de Las meninas, un cuadro de Ve ls-quez).

    7. Del sujeto a la prctica (sujeto como encuentro de intersubjetividades instalado en el mundo de la praxis (poltica, econmica, histrica), etc.).

    Algunos autores denominados estructuralistas, como Lacan, Foucault, Levy Strauss, comparten la necesidad de revisar los anlisis comparativos en los anlisis lingsticos, etnolgicos, histri-cos, como era usual hasta entonces. Si bien los llamados postestructuralistas hacan ya visibles las crticas a los estructuralistas por el anlisis reduccionista de una relacin binaria por oposi-cin, en donde consideraban que se descuidaba el papel de los sujetos, no fue sino hasta el ao de 1966 cuando la Universidad de John Hopkins convoc a figuras como Derrida, Barthes y La can, alrededor de un seminario. La conferencia, que suele ser considerada como el manifiesto contra el estructuralismo, fue pronunciada por Derri da en aquella sesin, la que denomin Estructura, signo y juego en las ciencias humanas, texto que hizo carrera dentro de la generacin postes truc-turalista.

    26. DElEuzE, Gilles. En qu se reconoce el estructuralismo? En Historia de la filosofa: Ideas y doctrinas. Vol. IV. El siglo XX, Madrid: Espasa Calpe, 1976, p. 568.

    Foucault nunca se declar partidario de los postulados

    estructuralistas, pues como l mismo lo anunci

    alguna vez, jams pretendi cimentar su discurso en estructuras, a la manera

    de Saussure o Levy Strauss; su preocupacin resida en

    buscar las leyes de existencia de sus enunciados.

    je. No hay es-tructura de los cuerpos sino en la medida en que los cuerpos estn autori-zados a hablar en un lengua-je que es el de los sntomas. Las cosas no tienen estruc-tura sino por cuanto tienen un discurso si-lencioso que es

    el lenguaje de los signos. La cuestin es qu es el estructuralismo? se transforma. Es mejor preguntarse: en qu se reconocen quienes se llaman estructuralistas? Y qu es lo que ellos reconocen?26.

    Para responder a esta pregunta, Deleuze apela a unos criterios de definicin a saber: 1. Lo simblico (frente a lo real y lo imaginario sur ge

    lo simblico como elemento estructural).2. Lo local o de posicin (espacio topolgico que

    refleja la idea de vecindad y relacin).3. Lo diferencial y lo singular (diferencial como

    ubicacin de puntos en determinada estructura y lo singular el orden de los lugares que ocu pan los diversos elementos).

  • 113Investigacin formativa o curricular

    En 1975 se advierte un giro del estructuralismo al postestructuralismo, y justamente una de las crticas ms demoledoras fue la emprendida con-tra ese pretendido ahistoricismo exaltado por los estructuralistas, adems del privilegio excesivo de lo sincrnico sobre lo diacrnico, y de paso la ex clu sin del referente, la historia y, por supuesto, los sujetos que hablan. Si bien, los signos en s mis mos no tienen valor alguno, son los sujetos quienes le asignan cargas interpretativas.

    Con el postestructuralismo se produce una reva luacin del modelo estructuralista en la visin de Saussure, ms exactamente por sus consideraciones que condujeron a sealar que el lenguaje debe abordarse desde una perspectiva sincrnica solamente, lo que equivale a decir que se prescinde del papel de los sujetos. En el movimiento ideolgico y cultural (que no debe magnificarse como una revolucin) de mayo del 68, justamente una de las consignas que apareci una maana en la Universidad parisina atri-buida a Roland Barthes expresaba de manera puntual: las estructuras no salen a las calles, con lo que se quera resignificar el papel de los sujetos, replantear los modelos de interpretacin basada en metarrelatos, y reivindicar en cambio, lo singular, lo local.

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