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600 MUJERES LA REPRESIÓN FRANQUISTA DE LA MUJER ALMERIENSE (1939-45) CENSO Eusebio Rodríguez Padilla Juan Hidalgo Cámara colección historia Instituto de Estudios Almerienses

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600 MUJERESLA REPRESIN FRANQUISTA DE LA MUJER ALMERIENSE (1939-45)CENSOEusebio Rodrguez PadillaJuan Hidalgo Cmaracoleccin historiaInstitutode EstudiosAlmeriensesJuan Hidalgo Cmara (Almera, 1954)LicenciadoenHumanidadesyDoctoren HistoriaContemporneayprofesordelIES MaestroPadilladeAlmera.Realizsutesis doctoralLajusticiamilitarenGranada.Los juecesinstructores,causasyprocesadosen Granada de 1936-1950.MiembrodelgrupodeinvestigacinEstudios del Tiempo Presente de la UAL y del Dep. de HistoriadelInstitutodeEstudios Almerienses. PresidentedelaAsociacindelamemoria histricaAlmeraysupasadoreciente.Fue directordelCEIPProfesorTiernoGalvnde Vcar.ComitdeorganizacindelII,III,IVy VCongresoInternacionalHistoriadela Transicin.PonenciassobrelaGuerraCivilen laIIIyVSemanadelaMemoria.Congresos sobre Interculturalidad y Educacin en Turqua, Italia y Espaa. PUBLICACIONES-LaJusticiaMilitarenAlmerayGranada: estructura de una causa o sumaria. En las actas deSociedadyPolticaAlmerienseduranteel Rgimen de Franco. UNED.-Cllar.LaGuerraCivilatravsdesus causas. En Pndulo, Baza. 2006.-Jos Becerril Manduelo, Director del Instituto NacionaldeBachilleratodeBazadurantela Repblica. La lucha por ensear. En Pndulo. Baza. 2008.Eusebio Rodrguez PadillaNacienAlmeraen1955.EsLicenciado enHumanidadesyDoctorenHistoria Contempornea con la tesis La justicia militar en Almera, 1939-1945. El Delito de Rebelin. Es miembro del IEA y del grupo de investigacin delaUniversidaddeAlmeraEstudiosdel tiempo presente.Haparticipadoennumerososcongresosy reunionescientfcas.FuevocalenelIIy IIIcongresointernacionaldeHistoriadela Transicin.Hapublicadoartculosenlasrevistas almerienses:Axarqua,Almansura,Velezana, Faria, El Afa, El Eco de Alhama, Nacimiento y en Pndulo (revista granadina).Ha publicado los siguientes libros: La represin franquistaenAlmera,1939-1945(Arrez, 2005)yElpueblogitanoenlaguerracivil ypostguerra.AndalucaOriental.(Romi, Granada. 2009). Enlaactualidad,participajuntoaotros investigadoresenelproyectoMemoria histricadeAndaluca,quepretendeaunar ydaraconocerunaseriedetrabajosde investigacinsobrelaSegundaRepblicayla represin franquista, habiendo publicado el libro El ejrcito guerrillero de Andaluca, 1945-1952.HaestudiadolosepisodiosdelaGuerraCivil ylarepresinfranquistaenBacares,Fiana, Garrucha (ste en coautora con Manuel Len), Macael (junto a Ramn Ramos) y Peligros (con M Isabel Brenes), todos ellos editados en 2010 por Arrez Editores.600 MUJERESLA REPRESIN FRANQUISTA DE LAMUJER ALMERIENSE (1939-45)CENSODr. Eusebio Rodrguez PadillayDr. Juan Hidalgo CmaraINSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSESColeccin Historia. n 43Serie: Estudios600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45) Texto: Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin: Instituto de Estudios Almerienseswww.iealmerienses.esISBN: 978-84-8108-540-2Dep. Legal: AL-441-2012Primera Edicin: Julio 2012Maquetacin: Servicio Tcnico del IEA. Amando FuertesEdicin digitalEditado en EspaandiceIntroduccin ....................................................................................................................................... 5Causas .............................................................................................................................................. 21Fuentes y bibliografa .................................................................................................................... 637ndice onomstico .......................................................................................................................... 643IntroduccinLa represin durante los primeros aos de instauracin del rgimen de Franco ha sido un temasobradamenteabordadoporlahistoriografacontempornea1, tratando la cuestinbien desdeaspectosgenerales,biendesdeelpuntodevistageogrfico2, o incluso tratando una multitud deparmetrosquevandesdelarepresinsexualaladepuracinenescuelasyuniversidades3. Estecrecienteinterssobrelatemticarelacionadaconlarepresinylaresistenciaantifranquistaestambin,segnalgunasautoras4, fruto de la circularidad entre produccin historiogrfica, 1 La represin ha sido abordada desde pticas bien distintas por la historiografa en nuestro pas. La represin y laviolencia ejercida sobre los vencidos cuenta con un amplio listado de estudios, entre los que podemos destacar: COBOROMERO,Francisco:RevolucincampesinaycontrarrevolucinfranquistaenAndaluca:conflictividadsocial,violencia poltica y represin franquista en el mundo rural andaluz (1931 1950).Granada.UniversidaddeGranada,2004.;GILYGIL,Pablo:Lanochedelosgenerales:militaresyrepresinenlapocadeFranco,Barcelona.Ed.B.D.L.2004;NUEZDAZ-BALART,Mirta:Losaosdelterror:estrategiadedominioyrepresindelgeneralFranco.Madrid.Laesferadeloslibros.2004;REIGTAPIA,A.Represinyesfuerzoshumanitarios,enMALEFAKIS,E.(Dir.),Laguerracivilespaola.Madrid.Taurus.2006;RICHARDS,M.:Guerracivil,violenciayconstruccindelFranquismo,enPRESTON,Paul(Ed.),LaRepblicaasediada.Hostilidadinternacionalyconflictosinternos durante la Guerra Civil.Barcelona. Pennsula. 2001; MIR, Conxita: El estudio de la represin franquista: unacuestin sin agotar, en MIR CURC, C. (Ed.): La represin bajo el Franquismo. Dossier monogrfico en Ayer, n 43.2002;GABARDACEBELLN,V.,Lacontinuacindelaguerracivil:larepresinfranquista,enLaGuerraCivilEspaola. DossiermonogrficoEstudiosdeHistoriaContemporneadelPasValenciano.1982;GONZLEZCALLEJA, E., Violencia poltica y represin en la Espaa franquista: consideraciones tericas y estado de la cuestinenMORENOySEVILLANO(Eds.),ElFranquismo.Visionesybalances.Alicante.UniversidaddeAlicante.1999;COBOROMERO,Francisco:FranquismoyposguerraenAndalucaOriental:represin,castigoalosvencidosyapoyossocialesalrgimenfranquista(19361950).Granada.UniversidaddeGranada.2005;PONSPRADES,Eduardo: Las escuadras de la muerte: la represin de los sublevados. Barcelona. Ed. Flor del Viento. 2006; QUIROSA-CHEYROUZEYMUOZ,Rafael:Represinenlaretaguardiarepublicana:Almera19361939.Almera.Universidad de Almera. 1997.2 A modo de ejemplo, podemos citar aMORENO GMEZ, F,Crdoba en la posguerra. La represin y la guerrilla.1939 1950. Crdoba.FranciscoBaenaeditor.1987;MIR,C.Elsinodelosvencidos:larepresinfranquistaenlaCataluaruraldeposguerra,enCASANOVA,J.(coord.):Morir,matar,sobrevivir.LaviolenciaenladictaduradeFranco.Barcelona.Crtica.2002;CAZORLASNCHEZ,Antonio:Desarrollosinreformistas:dictaduraycampesinadoenelnacimientodeunanuevasociedadenAlmera,19391975.Almera.InstitutodeEstudiosAlmerienses. Diputacin Provincial de Almera. 1999; VEGA SOMBRA, Santiago:Delaesperanzaalapersecucin:la represin franquista en la provincia de Segovia. Barcelona. Crtica. 2005; GARCA MARQUEZ, Jos Mara: La UGTde Sevilla: golpe militar, resistencia y represin (1936 -1950). Crdoba. Fundacin para el Desarrollo de los Pueblos deAndaluca.2008;PRIETOBORREGO,Luca:La Guerra Civil en Marbella: revolucin y represin en un pueblo de lacosta.Mlaga.UniversidaddeMlaga.1998;HERNNDEZGARCA,Antonio:LarepresinenlaRiojadurantelaGuerra Civil. Logroo. Universidad de Logroo. 1984; BRAOJOS GARRIDO, Alfonso: Sevilla 36: sublevacin fascistayrepresin.Sevilla.Ed.MuozGoya.1990;ESCUDEROANDUJAR,Fuensanta:Locuentancomolohanvivido:Repblica, guerra y represin en Murcia.Murcia. Universidad de Murcia. 2000: GMEZ ROD, Alberto:ComisionesObreras y la represin franquista: Valencia 1958 1972. Valencia. Universidad de Valencia. 2004.3 Podemos citar aGUILI, Gustavo:Deporte, cultura y represin.Crtica. Barcelona. 1978;MART FERRANDIZ, Jos:Poder poltico y educacin. El control de la enseanza. Espaa 1936 1975. Valencia. Universidad de Valencia. 2002;RODRIGUEZIBAEZ,JosEnrique: Despusdeunadictadura:culturaautoritariaytransicinpolticaenEspaa.Madrid.CentrodeEstudiosConstitucionales.1987;CISQUELLA,Georgina: LarepresinculturalenelFranquismo:diezaosdecensuradelibrosdurantelaLeydePrensa.Barcelona.Anagrama.2002;ALONSOTEJADA,Luis:Larepresin sexual enlaEspaadeFranco.Barcelona,BibliotecaUniversalCaralt.1977;PETTENGHI LACHAMBRE,JosAquiles:Laescueladerrotada:depuracinyrepresindelMagisterioenlaprovinciadeCdiz.19361945.Cdiz. Qurum. 2005.4 A este respecto, ver DI FEBO, Luliana : Resistencias femeninas al Franquismo. Para un estado de la cuestin, enCuadernos de Historia Contempornea, 2006, n 28. pp. 153 168.7 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensessensibilidad colectiva y algunas medidas institucionales5, que facilitan el reconocimiento hacia lasvctimas de la guerra civil y de la represin.Pero, centrndonos en el objetivo de este trabajo, esta profusin de estudios sobre la represinfranquista no ha quedado fuera del margen de maniobra del estudio de la historia de las relaciones degnero, algo que fue apuntado hace ya algn tiempo por algunas destacadas historiadoras6, pero quehoyvivesumximaprofusineditorial.Estacuestinnosllevaaplantearnosunaseriedeinterrogantes intencionados sobre la lentitud que histricamente ha vivido la investigacin de lasrelaciones de gnero, as como la tarda incorporacin del estudio de la represin sobre las mujeresdelaposguerraalenormeespectroexistenteenestamateria.Elplanteamientonoesotroquelalentitudenelreconocimientodelamujercomosujetohistricodeestemomentoqueestamosestudiando;unmomentotrascendentalenlahistoriadeEspaa,queanhoysigueprecisandodecierta revisin historiogrfica. Y es que tal y como seala la historiadora Sofa Rodrguez: la ideade escribir la historia de las mujeres en la Guerra Civil espaola surge por el evidente inters quedespiertaesteenfrentamiento,degranrepercusinnacionaleinternacional,yrelativamentereciente en nuestra historia. El reto se encuentra en aportar una nueva perspectiva, re-escribiendolosprincipalescaptulosdelamismaatravsdelacapacidaddeagenciadelasmujeres,desupersonalidad poltica, predisposicin laboral e indudable papel social y cultural7.Estacuestinqueacabamosdeapuntar,ampliamentetratadapormuchashistoriadorasenlaltimadcada8, pero sin embargo, tal y como indicaMara del Carmen Garca Nieto: se haavanzado en la historiografa de la Guerra Civil, se ha avanzado en la historiografa militar, algoenlahistoriapoltica,perofaltaporhacerlahistoriasocial,yesenesemarcodeunahistoriasocial de la guerra en el que debe inscribirse la historia de las mujeres 9. Y es que en los orculosacadmicoshayciertacreenciafundadasobreladificultaddeincorporarestosestudiosdelasmujeres como algo que va ms all de una problemtica o un subgrupo de carcter sociolgico10.Deahquelasnuevasiniciativasapuestenporprofundizarenunahistoriografadelamujerqueestablezca una visin integral sobre su experiencia pblica y privada, con la aspiracin de escribiruna historia total y no una rama de la historia social.Lahistoria,adems,hahechousodelasfuentesoralesolaautobiografaparacompletaraquellos huecos de la Guerra Civil que an no se han cubierto, como la represin femenina o la vidaen las crceles11, pero sigue siendo cierto que an quedan ciertos campos por cubrir, como el mbitode la represin femenina. 5 Nos referimos aqu al decreto del gobierno socialista firmado en 2004 para la creacin de una comisin interministerialpara el estudio de la situacin de las vctimas de la Guerra Civil y el Franquismo.6 HERNNDEZ SANDOICA, Helena :Los caminos de la historia. Cuestin de historiografa y mtodo.Madrid:Sntesis. 1995.7 RODRIGUEZ LPEZ, Sofa : La historiografa de las mujeres en la guerra civil espaola: una revisin, enTOMASPREZ, Magdalena, DUEAS CEPEDA, Mara Jess,DELVALVALDIVIESO,MaraIsabelDELAROSACUBO,Cristina (eds.): La Historia de las Mujeres: una revisin historiogrfica. Universidad de Valladolid. 2004.8 Vase:DEL VAL VALDIVIESO, Mara IsabelSCOTT, Joan W.: Sobre el lenguaje, el gnero y la historia de la claseobrera, en HistoriaSocial,n 4. 1989. pp. 81-99; y de la misma autora Gender and the politics of History, New York,ColumbiaUniversityPress.1988;DELVALVALDIVIESO,MaraIsabelAMELANG,James,yNASH,Mary:Historiasygnero.Lasmujeresenlahistoriamodernaycontempornea.Valencia.Ed.AlfonselMagnanim.1990.RAMOS,MaraDolores:Laciudadanaylahistoriadelasmujeres,en Ayer,n39.2000.pp.245252.MORANT,Isabel: El sexo de la historia, en Ayer, n 17. 1995. pp.55-66. NASH, Mary: Desde la invisibilidad a la presencia de lamujerenlahistoria:corrienteshistoriogrficasymarcosconceptualesdelanuevahistoriadelamujer,enVV.AA.:Nuevasperspectivassobrelamujer.ActasdelasIjornadasdeinvestigacininterdisciplinaria.Madrid. UniversidadAutnoma de Madrid. 1982.9 GARCA NIETO, Mara del Carmen: Las mujeres en la Guerra Civil de Espaa: nuevas perspectivas, en VV.AA.:Nuevasperspectivassobrelamujer.ActasdelasIjornadasdeinvestigacininterdisciplinaria.Madrid. UniversidadAutnoma de Madrid. 1982.10 MORANT, Isabel: El sexo de la historia, en Ayer, n 17. 1995. pp.55-6611 A modo de ejemplo, podemos citar clsicos dentro de esta perspectiva, como por ejemplo:ALCALDE, Carmen:LaMujerenlaGuerraCivilEspaola.Madrid.Cambio16.1976;odelamismaautora,MujeresenelFranquismo.6 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almerienses600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)I.La mujer espaola: el final de la Repblica, el final de sus libertadesEnabrilde1931,cuandoseproclamalaIIRepblica,seiniciaunanuevaetapa,conunadecididavoluntaddereformarestructuralmenteEspaaparaasemejarsealasdemocraciasparlamentarias europeas. Para las mujeres tambin se abre un horizonte nuevo, con la posibilidad realde llevar a la prctica sus principales aspiraciones. En este contexto, resalta el carcter urgente de lasprimeras medidas, la concesin del derecho de voto y los acuerdos sobre derecho de familia. Y esque, en efecto, en los ocho meses de mandato del Gobierno Provisional (abril-diciembre 1931) no sefrustraron estas esperanzas.De igual modo, la Constitucin republicana de 9 diciembre de 1931 fue una pieza importantepara el avance de las aspiraciones femeninas, al reconocer una serie de derechos: igualdad de sexos yderechos, prohibicin de la discriminacin laboral, proteccin del trabajo de las mujeres, seguro dematernidad, derecho de voto y a ser elegible para las mayores de 23 aos y la reforma de la familia,conelreconocimientodelmatrimoniocivilyeldivorcio.Laleydeldivorcio(2marzo1932),precedida de un debate muy intenso, fue otra de las innovaciones ms discutidas de la Repblica, apesar de ser Espaa e Italia los dos nicos pases europeos ms importantes que en 1931 carecan del. La concesin del voto femenino (artculo 34 de la Constitucin -1 octubre 1931), fue otra granvictoria, no exenta de polmica12.Sin embargo, tras la fatdica guerra civil, en abril de 1939, con el control de todo el Estado porlossublevados,seproduceladefinitivadesaparicindelaRepblica,conunintensorechazo,desprecioycrticaalasideas,valoresyreformasemprendidas,incluidoslosavancesymejorasconseguidos y/o concedidos a las mujeres. Posiblemente el aspecto ms destacable sea la eliminacindelaigualdadjurdicaylarecuperacindelatradicinqueconllevabaelretorno-reclusindelamujerenelinteriordesucasa,elmodelodelamujerdelaviejaEspaa13 y las campaas dedescrdito del feminismo14.Uno de los principales puntos primeramente desarrollados dentro del organigrama franquistafueelestablecimientodeunfrreocontroldelasrelacionessociales,altamentemarcadasporlasdiferencias de clase y gnero. Y es que el rgimen Franquista estuvo desde el principio basado enunos principios ideolgicos no slo conservadores, sino reaccionarios. Los conceptos de autoridady jerarqua marcaban la pauta para la dominacin y la subordinacin de la mujer. Se crea, pues, unestado totalmente androcntrico y patriarcal, y las mujeres cumplirn aqu un papel clave dentro deestapolticadedominiosocialdelorganigramafranquista;talycomoaclaraMaradelCarmenGarca Nieto Pars: las mujeres fueron el instrumento para reducir y consolidar la base social delNuevo Estado y los valores que lo garantizaban15.La derrota de la Repblica trajo consigo la vuelta a los cnones preestablecidos por la sociedadburguesa y conservadora de cuidadora de su casa, marido e hijos, no sin antes pasar por el purgatoriodelamofa,escarniopblicoyfinalmentelaprisin,paratodasaquellasmujeresquesehaban Exiliadasnacionalistasyopositoras.Barcelona.FlordelViento.1996.PodemosdestacartambinaDECUEVAS,Tomasa:CrceldeMujeres(19361945).Barcelona.Siroco.1985;otambindelamismaautoraMujeresdelaResistencia. Barcelona: Siroco. 1986.12 Algunas mujeressocialistas, comoMargarita Nelken, insistan bsicamente en el peligro que representaban la mayorade las mujeres espaolas -ms de la mitad del cuerpo electoral- para la Repblica, al estar bajo el amparo y control de laIglesiaCatlicayestareducadasbajounascoordenadasquenoveanconbuenosojosunaexcesivalibertad,delaquedeban defenderse; adems, tambin estaban seriamente preocupadas por las escasas aspiraciones de las mujeres de clasealta, opositoras al divorcio y recelosas de algunas cuestiones como, por ejemplo, las madres solteras.13 GALLEGO MNDEZ, M'.T. Mujer, Falange y Franquismo. Taurus, Madrid, 1983.14 NASH, M. Mujeres Libres. Espaa, 1936-39. Tusquets, Barcelona, 1975.15 GARCA NIETO, Mara del Carmen: Trabajo y oposicin popular de las mujeres durante la dictadura Franquista, enDUBY, G.; PERROT, M. Historia de las mujeres en Occidente. Taurus, Madrid, 1993, Vol. 5.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)7 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensespuesto al servicio de la Repblica que haban asumido papeles asignados a los hombres desde tiempoinmemorial; en definitiva estaban con la modernidad y la igualdad de los sexos.DesdeelpuntodevistadelRgimenfranquistalamujerrepublicanafueconsideradacomodescarriada,apartadadelcaminorectoquedebaseguir,enestemomentohistricoseacuaelmodelo de mujer cada, como mtodo de asimilacin de la mujer de ideologa liberal o republicana,con las que practicaban la prostitucin.Esto haba ocurrido como consecuencia los cambios de roles que, sin xito, haban intentadointroducir en su relacin con el hombre. Estos leves intentos de cambiar los binomios sociales fueronlos motivos expuestos para reeducarlas y vigilarlas, evitando a toda costa queno volvieran a salirsedel recto camino marcado para ellas desde las instancias del rgimen.Las mujeres de ideas avanzadas, como eran tildadas por el Rgimen deban ser reeducadas, ylofueronutilizandodosinstrumentosvaliososparaelpensamientoconservador.EstosfueronlaSeccin Femenina y la Iglesia, con ellos se martiriz a las mujeres, ponindoles ejemplos de mujeresparadigmticas del cristianismo, y utilizando la figura de la Virgen Mara, Santa Teresa de Jess eIsabellaCatlica,comoelmodelodecomportamientoalasquedebanimitar.Conestasfigurasintentaron obligar a las represaliadas espaolas, e incluso a las que no lo fueron, a que las tomarancomo faro y objetivo final de todas las mujeres.En el lado opuesto se encontraba el tener un sentimiento republicanista o la identificacin conunasociedadigualitaria.Estasformasdepensar,eranconsideradascomodegeneracionesdelanaturaleza de la mujer, lo que las converta en incapaces para ejercer cualquier labor beneficiosa parala Nueva Sociedad, e incluso, para s mismas. A veces la nica disculpa que podan alegar era la dela incultura e ignorancia que las acompaaba en proporciones alarmantes, an para su poca.Segn los ltimos estudios realizados en el mundo rural la tasa de analfabetismo de la mujer engeneral alcanza valores del 70%, siendo an mayor la que afecta a la mujer de algunos sectores deese mismo espacio rural o grupos marginales como es la que representara la mujer gitana o de etniadiferente a la blanca.II.Caractersticas particulares de la represin femeninaLa represin femenina tiene caractersticas diferenciales con respecto a la de los hombres. Conellas, las mujeres republicanas en general, se utilizaron medios de humillacin que no fueron usadospara con los hombres. Nos estamos refiriendo a la las peladas, las que les fue cortado el cabello alcero, fueron obligadas a ingerir aceite de ricino y finalmente las hicieron pasear, casi desnudas enalgunas ocasiones, en procesin por los lugares ms frecuentados y cntricos de sus poblaciones deresidencia. El objetivo era someterlas a la vergenza general y oficial del Rgimen, que se titulabaNuevo. En algunas ocasiones se llegaba al extremo de depilarles las cejas. El objetivo a conseguir eradesposeerlas de toda feminidad; y el pelo largo, las cejas arregladas y el pudor eran los rasgos mscaractersticosdelamujer.Ladesposesindelpelofueelcastigoquedebansoportarporhaberqueridoocuparespaciosdehombres,porloqueselesdebaarrancartodaseadeidentidadfemenina. La idea de la igualdad de sexos era interpretada por la derecha rancia como la asimilacinde la masculinidad por parte de las mujeres y, por lo tanto, deban ser privadas de todo elemento quefuera caracterstica exclusiva del sexo femenino.Esto no ocurri con los hombres, a stos no se les trat de humillar pblicamente, aunque s seutilizaronmtodosdetortura,quesloenrarasocasionesfueronrequeridosparainterrogaralasmujeres,aunquetampocosedescartandeformarotunda,porquetambintenemosabundantesejemplosdemujeresapaleadasparaobtenerunadeclaracinacordeconlasnecesidadesdelosdenunciantes. Con los hombres se utiliz la fuerza, con las mujeres la vergenza ante sus vecinos. Enambos casos las vejaciones, perseguan la aniquilacin de la Repblica a travs de sus ms fervientesdefensores.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)8 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesEl sustrato de la desposesin de la feminidad en las mujeres vena condicionado por el credorepublicano de igualdad de sexos en la sociedad, y para ridiculizar esta idea igualitaria se trat deforma bufa la colocacin de la mujer en igual situacin de los hombres, a travs de la ausencia depelo. Con la indignidad del pelado lo que se pretenda, por parte de los vencedores, era escenificar laigualdadpretendidaporlasmujeresrepublicanasconloshombres,ydeformagroseraselesdesposea de toda feminidad lo que se representaba en el pelo largo.Con la obligacin de la ingestin de purgas de aceite de ricino, se quera simbolizar la limpiezainterioralaquedebansometerse,previamenteasercastigadasfsicamentemediantesuencarcelamiento.ConelloelNuevoRgimenqueradespojarles,deformafigurada,delosmalesinteriores recibidos durante la Repblica. Con el aceite de ricino se consegua al mismo tiempo, elponerlas en una situacin ridcula, al tiempo que escarmentarlas por sus demostrados sentimientos derepublicanismo. Tras esta catarsis quedaban en disposicin de recibir las nuevas ideas que le iban aser infundidas durante su encarcelamiento, o por lo menos eso crean o queran creer los dueos de lasituacinpoltica.Alasmujeresduranteelperiododeinternamientoenlasprisionesylugareshabilitadosdepresidio,noselesconsidercomopresospolticos,sinoqueerantratadascomocomunes. La filosofa de los responsables polticos era sencilla, la mujer con su intento de lograr laigualdad con el hombre, haba abandonado su mbito familiar para introducirse en el pblico, por lotanto como mujer pblica era en muchos casos consideras como mujeres cadas, lo que con el pasodeltiemposeasimilalaprostitucin.Latrasgresinoabandonoporpartedelamujerdesentirrepublicanodelespacioprivadoparaincluirseenelpblico,fuemaliciosamenteasimiladoporelrgimen como el abandono de la honestidad para introducirse en lo deshonesto, lo alegal y por endeen conductas prohibidas por el faro del Nuevo Estado. La moral religiosa impuesta por la IglesiaCatlica espaola, otra de las partes triunfadoras de la guerra, se iba a imponer y su criterio moralpermanecera hasta el final de la dictadura franquista.El rgimen calific a las mujeres de ideologa republicana como extraviadas con lo que seatribualamisindereconducirlasalcaminorectodelnacionalcatolicismoimperantedesdelaimplantacin de la dictadura.Por lo general, las mujeres no fueron encarceladas con acusaciones de importancia, donde iba apredominar, en la mayora de las veces, la imputacin de Excitacin a la Rebelin, lo que dicho deotraformasignificabaquehabanapoyadomoralmenteodepalabraaloshombresensusreivindicaciones o lucha contra los sublevados contra la Repblica.Se les acus de ser milicianas en la retaguardia, que no en el frente, donde en muy contadasocasionesllegaronaestar;realizardenuncias;hacerincautaciones;destrozosenelpatrimonioeclesistico o el aprovechamiento de restos de las destrucciones en los lugares ms representativosdelconservadurismo.Detodosestoscargosquerelacionamos,jamssepresentabanpruebasfidedignasdesuculpabilidadysloenalgunasocasionescomparecanadeclarartestigosquesupiesen realmente lo sucedido en relacin a los hechos perseguidos. En todas las ocasiones que seiniciabaporlaJusticiaMilitarunprocedimientojudicialcontraunapersona,lonicoquesepersegua era su identificacin con la repblica, sin tener mayor importancia el hecho puntual de laacusacin inicial, siendo calibrada su culpa en relacin al mayor o menor compromiso para con lalegalidadrepublicanaenformadeostentacindecargosodesempeodevocalasenlosayuntamientosocomitsrevolucionarios,ascomoasistenciasamanifestacinosignodelvotoejercido durante todo el periodo republicano.Con la ocupacin del territorio por parte de las tropas sublevadas se proceda a la constitucinde los nuevos poderes civiles tutelados por el militar, con la constitucin de los rganos de poder enlas localidades. De forma inmediata, se dictaban Bandos y se publicaban diariamente en la prensamensajes, en los que se informaba a la poblacin en general, que todos los ciudadanos que durante laRepblica hubieran sido perseguidos, molestados, detenidos, afectados de incautaciones o de otrasformas, estaban obligados a denunciarlo a las autoridades, para que stas actuaran. En estos mismoscomunicados advertan que las personas que rehuyeran la realizacin de este derecho de ciudadana y600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)9 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensesse mantuvieran en silencio, podan ser imputadas por la Justicia Militar como culpables y cmplicesde los que hubieran cometido los delitos sealados, que se enunciaban en las publicaciones, y porello ser acusados de Auxilio a la Rebelin, asemejando esta conducta al de encubridor del derechopenal comn.Con estas disposiciones lo que se haca era fijar la obligatoriedad de realizar las denuncias antelas autoridades franquistas, que generalmente eran el alcalde, el delegado de Falange, el comandantede Puesto de la Guardia Civil o el juez municipal. Estas personalidades locales eran las encargadasdelatramitacindelasdenunciasinterpuestasyposterioremisindeinformesdelosdetenidoscomo consecuencia de ellas.MediantelautilizacindeestosmtodosdebsquedadelosdefensoresdelaRepblica,seprodujo la detencin masiva de una importante cantidad de vecinos-as de las localidades, la mayor dela veces, como consecuencia de enemistades personales que ahora se vengaban en forma de afinidadcon la Repblica. Estas detenciones eran producto de creerse lo manifestado por el sublevado generalFranco,enrelacinalperdndelosquenotuvierandelitosdesangre,porcuyomotivonoabandonaronsulugarderesidenciao,hacindolo,sepresentaronalospocosdasalasnuevasautoridades del Rgimen, creyendo en la reconciliacin de los espaoles.En los primeros das de la ocupacin de un lugar, la detencin e instruccin del procedimiento,se produca cuando haba una acusacin por parte de un vecino, por la Auditora de Guerra, o porcualquieradelasautoridadessealadasanteriormente.Nadamsconcluirlaluchaconlasarmasproduceunasucesindedenuncias,queibanadeterminarelcomienzodelarepresindelosvencidos. Todo el que haba visto algo, o simplemente le pareca o crea, que algo era punitivo, sepresentabaantelaGuardiaCivil,PolicaMilitaroFalangeadeponersobrelaautoraydelitocometidoylaruedadelsistemaseponaenmarchaparadesgraciadelosdenunciados,quenocontaban con apoyo o defensa letrada hasta pocas horas antes de producirse el Consejo de Guerra,cargo que invariablemente iba a recaer en un oficial subalterno del ejrcito, que siempre iba a estarmediatizadoporladependenciajerrquicamilitarconrespectoalpresidenteylosrestantescomponentes del tribunal castrense.Las autoridades solicitaban y obligaban a la realizacin de denuncias por los hechos acaecidosdurante la guerra. Desde todos los mbitos se dio va libre para materializar los odios personales, elafnderapia,losegosmos,lasenvidias,enresumenlasvenganzasdetodamotivacin.Estesistema daba la posibilidad de saldar deudas del pasado y fueron muchos los que lo hicieron. Nadieestabalibredeserdenunciado,porloquelosafinesalaRepblicaintentaronllevarunavidainvisible, cuando no se enclaustraron en sus casas, llegando en algunos casos de vivir encerrados deespaldas al resto de los ciudadanos. En algunos casos tambin fueron denunciados los que durante laguerraestuvieronfavoreciendoalosmilitaresafricanistassublevados,perostoscontaronconlaposibilidad de acreditar su afeccin al Rgimen franquista mediante la utilizacin de avales de suscorreligionariosyvecinosdemarcadasignificacinderechista,queacudanenayudadelosnecesitadosdesucastapolticayeconmica.ElobjetivoocultoqueperseguaenRgimeneraladepuracinpolticadetodaunasociedad,dondelosgruposmarginalesominoritariossufrieronademsdelarepresinpoltica,larepresinracistaydesdeprincipiodelaguerratambinlaeconmica.Era el Auditor de Guerra el que ordenaba la incoacin del procedimiento judicial o consejo deguerraaljuzgadocorrespondiente.Deestaformasedabaelprimerpasoparalabsquedaydetencin de todos aquellos que haban sido fieles a la Repblica y que fueron considerados comoautoresdeldelitodeRebelin,ensusdiferentesgrados,ydondeibaaprimar,alahoradeserprocesado, el haber desempeado un cargo poltico, del tipo que fuere, en representacin de algunodelosPartidososindicatosqueconstituyeronelFrentePopular.DuranteeltranscursodeestainvestigacinpodremoscontemplarcasosenquesoninculpadospersonasquedurantelaguerrafueronafinesalRgimenyconlosquesedebatenerunaconsideracindistinta.EnestecasolaJusticia Militar tuvo un trato mucho ms benvolo que con los que haban perdido la guerra.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)10 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almerienses1.- LA VIDA EN LAS CRCELES Y LAS PRISIONES DE MUJERESLos edificios, en la mayora de los casos, responden a antiguos inmuebles adaptados para estefindurantelaguerra,dondenoexistanilomsmnimoparalahabitacinportalcantidaddereclusos-as como llegaron a albergar sus muros.Las prisiones Centrales16 en las que sufrieron internamiento las mujeres de Almera, lo fueron,principalmente,lapropiaprovincialdeAlmeraoGranada,perotambintenemosconstanciaquefueron enviadas a las de Mlaga, Crcel de Mujeres de Segovia17, prisin de Amorebieta (Vizcaya)18,prisin de Saturrarn19, prisin Central de Ventas (Madrid)20, prisin de Guadalajara (convento demonjas franciscanas).Las prisiones donde la mayora de encausadas, motivo de este estudio, sufrieron condena, fue laPrisindeMujeresdeMlagayGranada.EstaltimaprisinfueconstruidaapropuestadelMinisterio de Justicia, con el acuerdo de la Junta Nacional de Obras Contra el Paro y con el informedelaIntervencinGeneraldelaAdministracindelEstadoydeacuerdoconelConsejodeMinistros,publicadoenlaGacetadeMadridnmero205defecha24dejuliode1935.Elpresupuesto inicial de construccin de esta obra fue 910.290 pesetas 9 cntimos. La obra se iniciconlacantidadde50.000pesetasaportadaporlaJuntaNacional deObrasContraelParo,siendopagados el resto de los fondos por esta misma entidad, Ministerio de Trabajo, Sanidad y AsistenciaPblica. El proyecto fue autorizado por el ministro de Justicia Cndido Casanueva y Gorjn, cuandoera presidente de la Repblica Niceto Alcal Zamora y Torres.El Director General de Prisiones fue Mximo Cuervo Radigales, principal responsable desdesuclericalismo,delapoblacinpenal,tantofemeninacomomasculina,alcanzandolaprimeraen1939 un total de 23.232 mujeres, segn la estadstica oficial del Rgimen.Las condiciones de vida en las crcelesLas normas que regulaban la acusacin fiscal y de las que hace un uso exhaustivo la FiscalaJurdico Militar en todos los procedimientos sumarsimos incoados, fueron establecidas por el Bandode Guerra de 28 de julio de 1936, los Decretos de la Junta de Defensa Nacional nmeros 55 y 109 yel Cdigo de Justicia Militar de 1890.Estasnormasestablecanquelaspersonasinculpadas,encualquieradeloshechosdelosconsideradosdelictivosduranteeltiempodeinstruccin,fueraningresadasenestablecimientospenitenciarios en calidad de presos preventivos. Pero an antes de ser imputados formalmente, haba 16 Recordemos que la catalogacin de Prisin Central se les da a las que estn dedicadas al cumplimiento de condenas,dondeenteoranodebahaberpresospreventivos,sinoslopresasalasqueyaseleshabadictadosentenciacondenatoria.17 La primera prisin habilitada de mujeres de Segovia era un edificio que haba servido como hospital de tuberculosos,queestuvoregentadoporlasHermanasdelaCaridad,alqueseledioelestatusdePrisinCentraldeMujeres.Estecentro basaba su rigor carcelario en el fro extremo de Segovia, sin contar con ningn sistema de calefaccin del edificioque constaba de cuatro grandes salas desprovistos de todo mobiliario. Por Orden de 24 de octubre de 1936 se establece lanuevaPrisinCentraldeMujeresdeSegoviasituadaeneledificiodondeconanterioridadocupabaelSanatorioPenitenciarioAntituberculoso,determinandoestacreacineltrasladodelasinternasenfermasdeesesanatorioalaPrisin de Mujeres de Ventas de Madrid, se instala un sanatorio para enfermas tuberculosas.18 La prisin Central de Amorebieta ubicada en Vizcaya, estuvo instalada en un antiguo colegio de Carmelitas, peroregentada por hermanas de San Jos desde agosto de 1939, pasando con posterioridad y debido a la penuria carcelaria aser prisin central.19 Prisin Central de Saturrarn Guipzcoa), fue inaugurada por orden de la presidencia de la Junta Tcnica de Estado el29 de diciembre de 1937 y publicada en el BOE nmero 439 de 3 de noviembre del mismo ao. Este edificio contaba congrandespabellonesdesnudosdemobiliario,dondelasventanaserandedimensionespocoapropiadasparaunedificioubicadoenelnortedeEspaa.Losprimerospresoscomenzaronallegarenenerode1938,teniendoquedormirenelsueloporlafaltademueblesparaestefin.Tampocohabamesasparacomer,conelagravantedequesucapacidadoficial era de 700 reclusos, en diferentes periodos fue ocupado por 1500 e incluso 2.000 mujeres.20 La prisin de Ventas de Madrid, fue inaugurada en 1933, con una capacidad de 450 internas.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)11 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensesgrancantidadderetenidos-asenprisionesdetodotipo,dondeseincluanhastalospropioscalabozos de los acuartelamientos.El hacinamientoSi tenemos que destacar una caracterstica de las crceles en general y de mujeres en particular,sta era el hacinamiento, lo que conllevaba y propiciaba la transmisin de enfermedades contagiosas,que campaban a sus anchas en unas espacios insalubres y donde la debilidad fsica motivada por lafaltadealimentacinadecuadaysuficiente,hacaquelamortandadcarcelariaalcanzasetasaselevadsimas.La falta de desinfeccin y desinsectacin de los lugares de internamiento y las propias reclusasprodujo grandes epidemias de piojos, lo que unido a la falta de agua para aseo personal determinunas condiciones de vida carcelaria que no se conocan desde siglos atrs.Elcumplimientodelaspenasseefectuencrcelesyprisiones,dondelamasificacinconstituyunaconstante,concondicioneshiginicasmnimasydondelavidadelrecluso-asedesenvolvienunosparmetrosdifcilmentesoportables,dondelamuerteporenfermedadomalnutricinera frecuente21.Estas insuficiencias de hbitat, alimentarias e higinicas,provocaron carencias de todo tipo deforma continuada y minaban la resistencia de unas personas que, en muchos casos, ingresaban en loscentrosdecumplimientodepenasconlasaludafectadaporlaguerraoporlainsuficientealimentacin, empeorando su estado o provocando la propagacin de enfermedades contagiosas.El resultado fue que, muchas de las personas que ingresaron en los centros penitenciarios noconsiguieron superar ese estado y fallecieron cuando se encontraban cumpliendo condena. Las vecesen las que el fallecimiento se produca en sus domicilios familiares era porque, detectada la falta desalud y ante su inminente fallecimiento, eran devueltos a sus familias cuando ya no tenan ningunasolucin sus padecimientos o dolencias. En estos casos, les era concedido el paso a la situacin deprisin atenuada como gracia especial y extraordinaria.Entre los fallecidos en prisin podemos ver motivos de muerte por problemas cardiacos, como,asistolia, insuficiencia cardiaca, colapso cardiaco, insuficiencia mitral, endocarditis, angina de pecho,insuficiencia artica, miocarditis; por deficiencias fsicas derivadas de problemas pulmonares, comobronconeumona, bronquitis crnica, tuberculosis pulmonar, neumona.Ennmeromenorseproducenunavariadagamadecausasdemuertecomogangrena,tifus,viruelahemorrgica,nefritis,anemia,hemorragiacerebral,meningitislctica,lceragstrica,uremia, caquexia o estado de extrema desnutricin, disentera, enteritis, gangrena seca o peritonitis.Otras veces es la desesperacin la que produce su efecto y en algunos casos el privado de libertadrecurre al suicidio, al no encontrar solucin a los problemas de todo tipo que le acucian.Tambin debemos destacar que, en una parte importante de los casos de muerte en prisin, nose haca constar el motivo de la muerte en la documentacin que obra en las diligencias judiciales.No ocurre lo mismo cuando los datos son obtenidos a travs del Registro Civil, donde es posible queno conste la localidad de residencia pero s el motivo de la muerte.Por todo lo expuesto el poder contar con establecimientos o locales suficientes para albergar alapoblacinreclusa,queresultacomoconsecuenciadelaguerracivilyqueseacentaconeltiempo, fue uno de los problemas de mayor importancia que se les plante a los dirigentes del NuevoEstado. 21CHAVES PALACIOS, Julin: Grupos sociales desafectos al franquismo: ocultos y confinados en Extremadura, enTiemposdesilencio.ActasdelIVencuentrodeinvestigadoresdelfranquismo,Editorialfundacindeestudioseiniciativas sociolaborales, Valencia, 1999.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)12 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesPorello,setuvoquerecurrir,enprincipio,alacondicionamientodelocalesquehabansidoconstruidos para un uso distinto y adaptarlos como centros penitenciarios22. Con esta misin se cre,por orden 30 de octubre de 1936, una Inspeccin de Presidios y Prisiones,23 establecida meses mstarde,porlaDireccindePrisionesporDecreto20dejuliode193724, dotndole, adems de lasmisiones de inspeccin de su antecesora, las de organizacin, personal y trabajo de los penados.El 22 de noviembre de 193625 se restableci, en toda su integridad, el Reglamento de Prisiones,quenoeraotroqueelquefuederogadoporlaRepblica.LanormaseestablecipormediodelDecreto de 14 de noviembre de 1930. Este Decreto representaba un paso atrs importante, ya que seanulaba el impulso humanizador de la Repblica en la cuestin carcelaria.Con esta reposicin legal se generalizaban, en la prctica, las condiciones de vida infrahumana,hacinamiento, arbitrariedad y brutalidad en el trato para los penados26 durante el periodo de guerra, yan ms despus, un tema que el nuevo rgimen quera solucionar de cualquier forma.27 Tenemosnoticiasdequeunaceldade3,80por3metrospodaestardestinadaahabitacinparatrecepersonas28. Este hacinamiento provocaba continuas enfermedades infecto-contagiosas de todo tipo,que hizo necesario establecer medidas sanitarias29, de las que hasta ese momento no se disponan enlos centros de internamiento penitenciario y preventivo30. 22CASANOVA J.,ESPINOSA, F.,MORENO GOMEZ, F.,MIR C.:Morir, Matar, sobrevivir. La violencia en ladictadura de Franco, Crtica, Barcelona, 2.002.JulinCasanovanoscuantificaelnmerodeinternosenlaprisinModelodeValencia,dondeafirmaquellegaronaconcentrarse15.000prisionerosdurantealgunosmesesde1939-40,cuandolacapacidadparalaquefueconstruidoerade528personas.EnBarcelonallegaronaconcentrase,segnelmismoautor,10.000presos,debiendoderecurriralautilizacin de un correccional adosado, que se encontraba abandonado y habilitar nuevos locales de una fbrica de PuebloNuevo.EstamismasituacinlapodemosencontrarenLasVentasdeMadrid,dondesehacinabanentre6.000y8.000internos.23Boletn Oficial del Estado nmero 18de la Presidencia de la Junta Tcnica de Estado de 1 de noviembre de 1936. Secrea la Inspeccin Delegada de Prisiones de la Junta Tcnica de Estado y se nombra inspector delegado de Prisiones aJoaqun del Moral y Prez-Aloe, teniendo a su cargo todos los establecimientos penales, sitos en territorio sometido.24 Boletn Oficial del Estado nmero 275de 22 de julio de 1937, Decreto de Gobierno del Estado de 20 de julio de 1937.ConlacreacindelaDireccindePrisiones,quedasuprimidalaInspeccinGeneraldePrisiones.ElnuevoorganismopenitenciariovaadependerdelaPresidenciadelaJuntaTcnicadeEstadoyseleatribuyencometidosdedireccineinspeccin de los establecimientos penitenciarios. Su antecesora slo tena la de inspeccin. En el mismo Boletn Oficialdel Estado,por orden de la Presidencia de la Junta Tcnica de Estado de 22 de julio de 1937, se acuerda que todos losfuncionarios, cuyo cometido tenga que ver con las prisiones, pasasen a depender de la Direccin General de Prisiones.25 Boletn Oficial del Estado nmero 39de 24 de noviembre de 1936. Decreto nmero 83del Gobierno del Estado de 22de noviembre de 1936. Restablece el Reglamento de Servicio de Prisiones, aprobado con anterioridad por Decreto de 14de noviembre de 1930.26 Sor Felipa (hijas de la Caridad de San Vicente de Paul) se jactaba de la disciplina que imperaba en la crcel,aunque para lograrlo del todo hubiera que prohibirles a los reclusos recibir paquetes, la comunicacin con el exterior ocastigarlesconlostrabajosmsdurossinredimirlapenahastatantonomuestrenpropsitodeenmienda,enCASANOVA J., ESPINOSA, F., MORENO GOMEZ, F., MIR C. Morir, Matar, sobrevivir. La violencia en la dictadurade Franco, Crtica, Barcelona, 2.002.27VERDUGO, Ignacio;CUESTA, Josefina; DE LA CALLE, Mara Dolores;LANERO, Mnica: El Ministerio deJusticia en la Espaa Nacional, en VV.AA. Justicia en Guerra. Ministerio de Cultura, Madrid, 1990, pp. 249 a 316.28MARTN TORRENT. Qu me dice Usted de los presos ? Imprenta Talleres Penitenciarios de Alcal de Henares,1942.El Capelln de Prisiones seala estas medidas como usuales para el personal interno en la prisin de Alcal.29 Boletn Oficial del Estado nmero 114de 23 de abril de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 18 de abril de 1940.Establece normas para el tratamiento de Enfermedades Infectocontagiosas.30 Boletn Oficial del Estadonmero 292 , de 19 de octubre de 1939, orden del Ministerio de Justicia de 9 de octubre de1939,especificaque,delosbeneficiosdeleconomatodelaparteasignadaalosreclusos,el20%sedebededicarafacilitaralosreclusoscuandolesseanecesario,medicamentosespecficos,aparatosortopdicos,serviciosdeodontologa o material para operaciones quirrgicas.Boletn Oficial del Estado nmero 102 de 11 de abril de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 14 de marzo de 1940.Crea la Comisin Directiva de los Servicios Sanitarios de la Direccin General de Prisiones, compuesta por dos mdicosdel Cuerpo de Prisiones y uno del de Sanidad Nacional, con la misin de implantar las medidas necesarias y vigilar lasordenes sobre sanidad de los Establecimientos penitenciarios.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)13 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesLas nuevas disposiciones sanitarias establecieron reglas de comportamiento y rgimen interiordelasprisiones. Desde laentradaenvigorde estadisposicin, losreclusos deban de permaneceraisladoshastaelreconocimientomdicodelaprisin,procediendoalaseparacindelosquetuvieran sntomas caractersticos de enfermedad infecto-contagiosa.Otrasnormasdecarcterpreventivoquesetomaronenlasprisiones,fueronlavacunacinantivarilica y antitfica, vacunando tambin a los hijos menores que acompaaban a las madres en laprisin, as como a los funcionarios, con el fin de evitar la transmisin de contagios en el exterior delas prisiones. En el caso de que no dispusiesen las prisiones de los medios necesarios o suficientespara llevar a cabo estas medidas, se deba recurrir al Instituto Provincial de Higiene o al laboratoriomunicipal.Lasresolucionesdecarctersanitarionoacabaronconlasvacunacionesmasivasdelosreclusos, sino que abarcaron tambin a los parsitos, como el piojo, que estaba en estrecha relacincon el tifus exantemtico, por lo que se procedera de forma reiterativa a la utilizacin de campaasde despiojamiento31. Las medidas adoptadas no debieron resultar determinantes en la erradicacin de enfermedadesenlasprisiones,porloqueenmarzode1939noseesperalaconvocatoriadeoposicionesdemdicodelCuerpodePrisiones,agilizndoseelproceso,eingresandolosaspirantesdeformaprovisional y calificndose, en el prembulo de la orden, como fundamental problema sanitario delas prisiones32.Paraloscasosdeenfermedadescontagiosas,sedeterminlacreacindepabellonesdeaislamiento y clnica de tuberculosos bacilferos, cuyo ingreso era determinado por el mdico de laprisin. El rgimen de aislamiento fue rgido y no se permita relacin ni contacto con el resto de lapoblacin penal, realizndose los das de comunicacin en completo aislamiento. En estos pabellonesdebanderecibirtratamientosintenerqueserdesplazadosalossanatoriosantituberculosos,yasaturados, de Cullar, Segovia y Pamplona33.Pero, paulatinamente, el nmero de presos aumentaba34, y los problemas de infraestructura erancadadamsgraves35. Hay un primer intento de habilitar nuevos edificios36, o cambiar la 31 Boletn Oficial del Estado nmero 114de 23 de abril de 1940, orden del Ministerio de Justiciade 18 de abril de 1940.Artculo 8.Establece campaas de despiojamiento, por un servicio oficial de la prisin.32Boletn Oficial del Estado nmero 89de 30 de marzo de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 27 de marzo de1941. Se produce el nombramiento provisional de mdico de prisiones a los opositores que, habiendo aprobado, hubiesenquedado excluidos por falta de plazas.33 Boletn Oficial del Estado nmero 360de 26 de diciembre de 1942, orden del Ministerio de Justicia de 22 de diciembrede 1942.Esta orden organiza los pabellones de tuberculosos en las prisiones.34 Segn datos oficiales, el nmero de presos a 31 de julio de 1937 era de 44.441, incrementndose en los mesessiguientes a 49.441, en agosto y ya eran 64.719 en septiembre, llegando la poblacin penitenciaria al final de la guerra aserde100.242personas,alcanzandosupuntomsaltoen1940,con210.219ingresadosencentrospenitenciarios.Elnmero de prisioneros tambin era propiciado por medidas como la que publica el Boletn Oficial del Estado nmero 11de 25 de agosto de 1936, con la orden nmero 2 de la misma fecha del boletn oficial. En la citada orden se prohiban loscanjes de prisioneros sin la autorizacin de los organismos o autoridades, disponiendo que, encaso de no cumplir con loordenado, el infractor fuese juzgado por delito de traicin y castigado inexorablemente.35Boletn Oficial del Estado nmero 258de 5 de julio de 1937, orden de la Secretara de Guerra de 5 de julio de 1937.Crea la comisin que proceder a la construccin de Campos de Concentracin de prisioneros, nombrando para presidirlaalcoronelLuisMartnPinillosyBlancodeBustamante,quienhastaentonceseragobernadormilitarde CceresyleauxiliaronloscapitanesLeocadioRamrezLpezyJosMuozQuirs,elcomandanteJosdelCastilloBravo,elcomandantemdicongelRincnCerradas,comandantedeIntendenciaManuelPrezToujn,tenienteauditorRufinoOchotorena Snchez, farmacutico Jos Fernndez Serena , y capelln Natividad Cabilcol Magri.La orden de la Presidencia de la Junta Tcnica de Estado de 29 de diciembre de 1937, publicada en el Boletn Oficial delEstadonmero439de3deenerode1938,contemplalaaperturadelaprisincentraldemujeresdeSaturrarn(Guipzcoa).La orden del Ministerio de Justicia de 11 de noviembre de 1938, publicada en el Boletn Oficial del Estado nmero 138de 15 de noviembre de 1938, determina la inauguracin de las prisiones centrales de Valdenoceda y Astorga.36Boletn Oficial del Estadode 30 de julio de 1938, orden del Ministerio de Justicia de 22 de julio de 1938. En laexposicindemotivosdeterminaquesehaceprecisohabilitar,enuncortoperiododetiempo,unagrancantidadde600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)14 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensescalificacin de otros37, de forma que fueran exclusivos. En la dotacin de prisiones, se crea la plazadearquitectoinspectordeprisionesconlamisindesupervisarlasobraspropuestasporlosdirectoresdelasprisiones.Elpuestorecibiraunacompensacineconmicadel10%delavaloracin de la obra que se realizase38.Almismotiemposediopreferencia,enunaEspaadecarencias,paraqueelsuministrodemateriales de construccin fuese preferente a la Direccin General de Prisiones, sin duda motivadopor el gran volumen de obras que se deban de realizar en la adecuacin de edificios penitenciarios39.Fracasado el primer intento de rehabilitacin de edificios para uso penitenciario, se inici unasegunda opcin, que fue la de la transformacin del uso de otros edificios. Con este fin, se cambianlas calificaciones de algunas prisiones para convertirlas en centrales, que a tenor de lo que determinaelReglamentodelServiciodePrisionesde14denoviembrede1930,ensuartculoprimero,laprisin central es la que, dependiendo del Ministerio de Justicia, slo se utiliza para el cumplimientode penas de prisin y reclusin.Desde el segundo semestre del ao de 1939, se fueron produciendo cambios en la catalogacindealgunasprisiones.Loscentrosdeinternamientoquecambiarondecalificacinduranteelao1939, fueron los de Castuera (Badajoz)40 yOrdua, en Vizcaya.41 Tambin el edificio de Tabacalerade Santander fue transformado en prisin central.42Eneltranscursodelao1940,seguiranelmismoprocedimientodetransformacinencentrales,lasprisionesdePortaCoeliydelMonasteriodePuigenValencia43, Amorebieta enVizcaya44, Santa Isabel en Santiago de Compostela45 y prisin de partido de Gijn46.La tendencia transformadora continu durante el ao 1941, con la habilitacin como prisionesde cumplimiento, como las de Yeseras y sus dependientes de la calle Claudio Coello y Pradera deSan Isidro en Madrid47, y la de Almadn en Ciudad Real48. Fue en el ao de 1941 cuando tiene lugarlaltimatransformacindeunaprisinencentralparacumplimientopenitenciario,loqueseproduce con la prisin de partido de Talavera de la Reina en la provincia de Toledo49.Estas medidas de emergencia adoptadas no dieron los resultados requeridos y fue a partir deeste momento cuando el Ministerio de Justicia, por medio del Derecho, encaminara sus pasos enbuscadeunasolucin.Deestamanera,sedictelDecretode28demayode1937,quebajo edificios,consolidarotros,adaptar lamayora, loquerepresentaunaasiduacampaadeobrasparaobteneredificiossuficientes. Por estos motivos, se convocan cuatro plazas de arquitectos de prisiones.37Diferentes prisiones se fueron transformando en prisiones centrales para cumplimiento de penas.38 Boletn Oficial del Estado de 14 de agosto de 1938, orden del Ministerio de Justicia de 10 de agosto de 1938.39 Boletn Oficial del Estadonmero 252 de 9 de septiembre de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 2 de septiembrede 1941.40 Boletn Oficial del Estado nmero 305 de 1 de noviembre de 1939, orden del Ministerio de Justicia de 26 de octubre de1939.41 Boletn Oficial del Estadonmero 295 de 22 de octubre de 1939, orden del Ministerio de Justicia de 16 de octubre de1939.42 Boletn Oficial del Estado nmero 75 de 16 de marzo de 1939, orden del Ministerio de Justicia de 9 de marzo de 1939.43Boletn Oficial del Estadonmero 58 de 27 de febrero de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 14 de febrero de1940.44Boletn Oficial del Estadonmero 82 de 22 de marzo de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 13 de marzo de1940.45 Boletn Oficial del Estado nmero 124 de 3 de mayo de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 26 de abril de 1940.46Boletn Oficial del Estadonmero 274 de 30 de septiembre de 1940, orden del Ministerio de Justicia de 21 deseptiembre de 1940.47 Boletn Oficial del Estado nmero 26 de 26 de enero de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 22 de enero de 1941.48Boletn Oficial del Estadonmero 137 de 17 de mayo de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 12 de mayo de1941.49 Boletn Oficial del Estado nmero 357 de 23 de diciembre de 1942, orden del Ministerio de Justicia de 14 de diciembrede 1942. Esta prisin era una vieja fbrica de tejidos utilizada como lugar de internamiento de reclusas.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)15 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensesapariencia humanitaria50 y de reinsercin social, converta al preso en apto para el trabajo. El Decretodeca as:ElderechoaltrabajonohadeserregateadoporelNuevoEstadoaprisionerosypresosrojos,entantonoseoponga,ensudesarrolloalasprevisionesqueenordenalavigilanciamerecen, quienes olvidaron los ms elementales deberes de patriotismo51.Se completaba el Decreto de 28 de mayo de 1937, que se public en el Boletn Oficial de unode junio de 1937, con rdenes que contemplaban la posibilidad de libertad condicional, como eran: Orden Ministerial de 7 de Octubre de 1938 Decreto de 9 de junio de 1938Tambin se cre el Patronato Central para la redencin de penas por el trabajo, con fecha 7 deoctubre de 1938, publicado en el Boletn Oficial de 11 de octubre del mismo ao52 por el que, juntocon las Juntas Locales, les seran atribuidas funciones de cuidado moral de los presos.Perotodostenan la misma misin, solucionar los problemas carcelarios del Nuevo Estado.2.- El rgimen interior, la direccin militar y religiosaDesdeelprimermomentoqueseprodujolasublevacinlascrcelesestuvieronacargodemilitares,losqueestablecieronnormasquecopiaronbastanteensuvidadiaria, delainstitucinmilitar que los gobernaba. Este hecho se puede contemplar en sus manifestaciones exteriores, comolas constantes formaciones, las posiciones en ellas de firmes o descanso, los toques reglamentarios ysobretodosudisciplina,yrigorensuaplicacin,bastanteparejaalaqueseobservabaenlainstitucin castrense.Estadisciplina,heredadadelamilitar,derivarenrigoreneltratoconlosreclusos,queterminar en muchas ocasiones en maltrato hacia las personas. No slo se reflejaba el maltrato en lasrelacionesentreguardianesyreclusos,dondeamenudosepracticabaunatorturapsicolgicaenformadedivulgacindebulossobreexcarcelacionesdedeterminadospresos,conloqueesosignificaba, o la espera de los condenados a muerte a la firmeza de su sentencia hasta 24 horas antesde ser cumplida, sino que tambin se manifestaba en las medidas cotidianas y diarias del hbitat odormitoriosasignados,ysuadecuacininsuficienteymnimaparasermoradadepersonas,afectando, al mismo tiempo, tambin a sus medidas higinicas, alimentarias y sanitarias en el interiorde los lugares de internamiento.Como anuncibamos anteriormente las condiciones de vida dentro de las prisiones eran en todomomento duras53, al tiempo que se sufran continuas presiones desde la propia institucin. El reclusooreclusaslotenaderechoaunacartasemanal,lacualeracensurada,yquenosuperaselas18lneas, incluida la firma54. Pero si el privado de libertad estaba suscrito a la prensa55 oficial de las 50 En las prisiones se observaba un alto grado de disciplina.51 Decreto nmero 281 delGobierno del Estado de 28 de mayo de 1937. Trabajo a prisioneros de guerra. Sobre este temasepuedeconsultarlaobradeLAFUENTEZORRILLA,Isaas:EsclavosporlaPatria,EdicionesTemasdeHoyS.A.,Madrid, 2002.52 A partir de 1942 se le denomina Patronato Nuestra Seora de la Merced.53Diario Oficial nmero 11 , orden circular dimanante del Consejo de Ministros nmero 9 de Febrero de 1940,por laque se crean las Comisiones de Clasificacin de Detenidos en todo el territorio nacional, en el prrafo segundo aclara quela accin de las mismas seextiendealosdetenidosenloscalabozosdelosCuerposyRegimientos. Debemosde aclarar que la vida en un calabozo militar no tiene nada en comn con el rgimen penitenciario de una prisin.54Boletn Oficial del Estado nmero 319de 15 de noviembre de 1939. Decreto del Ministerio de Justicia de 9 denoviembre de 1939. Este texto facultaba a los gobernadores civiles, en su artculo primero apartado e, para limitar lascomunicaciones o visitas, las entradas de encargos o paquetes y la correspondencia en las prisiones, y en su apartado fles posibilitaba para que ejercieran la censura de la correspondencia de los reclusos.55 Sobre la situacin de la prensa durante la dictadura franquista podemos tener una aproximacin en las obras deTERRONMONTERO,Javier:LaprensaenEspaaduranteelrgimendeFranco,CentrodeInvestigacionesSociolgicas,Madrid,1981;SEVILLANO,Francisco:Propagandaymediosdecomunicacinenelfranquismo1936-600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)16 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensesprisiones,comoeraelperidicoRedencin,selespremiabacomoregalodesuscripcincon13comunicacionesoralesoescritasportrimestre,loquesupusoquemuchospresosdecidieranabandonar su reticencia a la compra del peridico. As ocurre que, en prisiones como la de Almera,se obtuvieran 1.500 suscripciones56. Debemos observar en este punto que la capacidad de la prisinera de 500 personas y ya hacinadas, lo que existiendo ese nmero de suscripciones nos da a entenderque los presos triplicaban, como poco la capacidad establecida por las autoridades penitenciarias.Otrogranproblemanacionaleraeldelaalimentacin,motivadoporlafaltadeproductosdedicados a este fin y el continuo aumento de los precios de los alimentos bsicos para la nutricin.Este problema, que encontrndose en libertad era de importancia capital, se agudizaba dentro de lasprisiones por las condiciones especiales a las que se encontraban sometidos los internos.Los motivos eran muchos y variados, pero citar los de mayor relevancia, como era la escasadotacin del presupuesto dedicado a rancho en las prisiones, la elevacin de precios provocada porla falta de los mismos, y la fuerte inflacin en el precio de los productos de primera necesidad.Estacarestahacaque,conrelativafrecuencia,fueraelevadaladotacinparavveres.Asvemosque,afinalesdel aode1939,laplazadealimentacindeunreclusoseencontrabaestablecida en 1,15 pesetas diarias, siendo elevada en esta fecha a 1,40 pesetas/da57 y llega a ser de 2pesetas en el ao de 1941.En el ao de 1944, tras comprobarse que la racin de un recluso no llegaba a las 1.500 calorasnecesariasparasusustento,seelevlaplazaenranchoa3pesetas/da,conelfindequenoseprodujesen casos de enfermedades carenciales que eran, desde todos los puntos de vista, un temaantieconmico.Peroseincluyeron,enelpreciodelaracin,elpanyelcombustible58 para suconfeccin, generalmente lea.Comopuntodecomparacinpodemosverque,paraunfuncionariodeprisiones,lamismaasignacin durante el mismo ao, era de ocho pesetas por da, y para las religiosas que colaborabanen las prisiones era elevada a seis pesetas por da59.Unadelasprimerasmedidas,tomadaenplenaguerra,fuelavueltaalasprisionesdelasrdenes Religiosas Femeninas, de esta forma se anulaba la reforma de Victoria Kent (Decreto de 23de octubre de 1931).Laordende30deagostode1938dabavalibrealacontratacindeserviciosconlascomunidades religiosas, la excusa que lo justificaba era la de intensificar los valores morales en losestablecimientospenitenciarios.Serecuperabaaslatradicinenprisionesadministradasporreligiosas, completada con la puesta en vigor del Reglamento Penitenciario de1930, derogado por laRepblica.El rgimenpenitenciariotambinfueestrictoconlareligin60 y la moralidad.61. Lo refleja,fehacientemente,unaordencirculardelServicioNacionaldePrisionesalosdirectoresdelosestablecimientos carcelarios de 19 de enero de 1939: 1951, Publicaciones de la Universidad de Alicante, Alicante, 1998.BARRERA, Carlos: Periodismo y franquismo. De lacensura a la apertura, Ediciones Internacionales Universitarias, Barcelona, 1995.56 NEZ DIAZ-BALART, Mirta: Propaganda e informacin en las instituciones penitenciarias del primer franquismo:1939-1945 en IV encuentro de historiadores del franquismo, Valencia, 1999.57Boletn Oficial del Estado nmero 330de 26 de noviembre e 1939, orden del Ministerio de Justicia de 24 denoviembre de 1939.Eleva la plaza en rancho del recluso de 1,15 pesetas da a 1,40 pesetas diarias.BoletnOficialdelEstadonmero56de25defebrerode1941,ordendelMinisteriodeJusticiade22defebrerode1941. Poco despus de un ao se vuelve a elevar el valor de la plaza en rancho de 1,40 pesetas da a 1,70 pesetas diarias.BoletnOficialdelEstadonmero178 de 27 de junio de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 18 de junio de 1941.Pocomsdeseismesesdespus,sevuelveaelevarelvalordelaalimentacindiariadelrecluso,pasandodelas1,70pesetasdiariasa2pesetas porcadarecluso,locualnospuededarunaideadelaescasezdealimentosylainflacinreinante en el territorio nacional.58 Boletn Oficial del Estado nmero 200de 18 de julio de 1944, orden del Ministerio de Justicia de 18 de julio de 1944.Eleva a tres pesetas la racin de los reclusos.59Boletn Oficial del Estado nmero 222de 10 de agosto de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 2 de agosto de1941. Aumenta la asignacin para la alimentacin de las religiosas de las prisiones.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)17 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesAlosreclusosqueincurranensemejantefalta(blasfemia)selesimpondrlaprimeravezprivacindecomunicacionesoralyescritaportiempoilimitado,hastaqueseapreciesuarrepentimiento,yencasodereincidencia,ademsdeaplicarlesalgunadelasrestantescorreccionesque determina el artculo 100del Reglamento,quedarnsiempre inhabilitadosparaobtener el beneficio de la libertad condicional y de la redencin de penas por el trabajo62.Lamisindelascarceleraseraconseguirlosobjetivospoltico-moralesque,lasautoridadesfranquistas,pretendaninculcaralaspresas,utilizando paraellolahumillacin yelsometimientopara conseguir alterar su personalidad y su conciencia.El Nacional Catolicismo deba de imponer la religin en todos los mbitos de la sociedad, y lasque se apartaron de la verdadera va seran sus objetivos preferentes durante aos, siendo un modelodejusticiadivinayperdnreligioso.Elcontrolreligioso,dentrodelavidacarcelaria,ibaarepresentar, poco a poco, un valor en alza, que llegara a acaparar cada vez ms parcelas de poder.Las rdenes religiosas que colaboraron en esta tarea fueron Hijas de la Caridad, Oblatas,Hijas del Buen Pastor y Cruzadas, orden esta ltima que fue creada durante la guerra civil, conel fin de ocuparse de las actividades de reeducacin en las crceles de mujeres.Una de las parcelas de poder, en el interior de las prisiones, que iban a ocupar preferentementelas rdenes religiosas, fue sobre todo la del poder econmico y administrativo. En este sector, se lesencomendaron labores de administracin en las de los hombres, y una gama ms amplia de serviciosen las de mujeres63. 60 Boletn Oficial del Estadode 5 de septiembre de 1938, orden del Ministerio de Justicia de 30 de agosto de 1938. Paraintensificar los valores morales de las prisiones, se autoriza la celebracin de contratos con las Comunidades Religiosasquepuedanprestarasistenciaenlosestablecimientospenitenciariosenelrgimenylosservicios,contabilidadyadministracindelasprisionesdelasmujeres, losserviciosdecocinaydespensa,enfermera,lavadero,vestuarioyutensilios en las de hombres.BoletnOficialdelEstadonmero292de19deoctubrede1939,ordendelMinisteriodeJusticiade9deOctubrede1939. Artculo 2 .Cuando se refiere a la forma de gasto de los beneficios de los economatos, en lo referente al 20% quese destina a mejoramiento de las condiciones de vida de los reclusos, dice en el prrafo final: interviniendooficialmenteen la inversin de este 20%la superiora de la Comunidad Religiosa.Boletn Oficial del Estado de 6 de octubre de 1938, orden del Ministerio de Justicia de 5 de octubre de 1938. Con motivode haber quedado suprimida. por Decreto de 4 de agosto de 1931, el Cuerpo de Capellanes de Prisiones, se regulariza unservicio que sera coordinado y dirigido por el obispo de la dicesis, quien deba de proponer los sacerdotes que debandesempearsuscometidosenlasprisionesdesujurisdiccin,vigilarelcumplimientodesucometidoyproponer,siloconsiderasatisfactorio, sucese.Entodomomento,yencoordinacinconlosreligiososdelcentro,tenaqueatenderalservicio religioso de los centros de internamiento.61Boletn Oficial del Estado nmero236 de 24 de agosto de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 19 de agosto de1941.Lasreclusas,queconsiguenlalibertad,soningresadashastaqueconsiguentrabajoenlosalbergueshabilitadospara ello o en los conventos de Oblatas y Adoratrices. Y, tambin, por Decreto del mismo ministerio de 6 de noviembrede1941,publicadoenelBoletnOficialdelEstadonmero 324 de 20 de noviembre de 1941. La actitud oficial con laprostitucin,alaquesevenabocadasalgunasreclusas,yanoespaternalistasinorepresora,creandoestablecimientospenitenciarios especficos, donde el rgimen establecido por las religiosas pretende la regeneracin moral y fsica de lasreclusas.Llegabanhastalaprisinporordengubernativaodelosjefessuperioresdepolicadondedebanpermanecerporuntiempomnimodeseismeses,transcurridosloscuales,debancomparecerantelaJuntadeDisciplinadelaprisin, quien deba decidir si prorrogaba la estancia en el centro o, por el contrario, les dejaba en libertad, con un plazomximo total de dos aos. Los establecimientos creados a tal efecto son los de Calzada de Oropesa, Gerona, Tarragonaenprimerainstancia,yconposterioridadsehabilitaronlaCasaPrisinOblatasdeSantanderyelReformatoriodeMujeres de Alcal de Henares.62 NEZ DIAZ-BALART, Mirta: Propaganda e informacin en las instituciones penitenciarias del primer franquismo:1939-1945 en IV encuentro de historiadores del franquismo, Valencia, 1999.63Boletn Oficial del Estado nmero 320de 15 de noviembre de 1940. Decreto del Ministerio de Justicia de 2 denoviembre de 1940. El artculo 1 establece que, en los establecimientos penitenciarios de mujeres, los servicios que nosean desempeados por comunidades religiosas estarn a cargo de personal de plantilla.Boletn Oficial del Estado nmero 37 de 6 de febrero de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 30 de enero de 1941.Mediantelapublicacindeestaordenministerialsehacecargoalasreligiosasdelaparteeconmicadelaprisin,considerandoalassuperiorascomovocalespermanentesdelasJuntasAdministrativasdeloseconomatosqueenlasmismas funcionasen.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)18 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesLa orden del Ministerio de Justicia estableci las competencias de las religiosas en los centrosdeinternamiento64, atribuciones que iban a ser reafirmadas en el ao de 1943 por orden delMinisterio de Justicia del mes de enero65.Paraconseguirsusobjetivos,lasmonjascarceleras,nodudaronenutilizarelhambrecomoherramienta para que, las mujeres internas, se arrepintieran de lo que ellas consideraban pecados ydondelaspresaspolticas,unidasengruposcohesionados,hacanfrentecomopodanalasrepresorasdelRgimen,perotambinhubocasosenlosquetuvieronqueabdicardesusconvicciones motivadas por las carencias de todo tipo que se vean obligadas a soportar.Fueapartirdelmesdemayode1944,cuandolosderechoscompetencialesibanatomaruncamino que les llevara a su declive, siendo poco a poco traspasados estos cometidos al personal delaDireccinGeneraldePrisiones66. Con este fin, se declaraban nulos los contratos en vigor,establecindose un nuevo modelo de contrato con las comunidades religiosas que se encargaban delas necesidades de todo gnero en los presidios y prisiones67.Casialmismotiempoquelasinstitucionesreligiosas,lasautoridadesmilitaresempezabanaperder competencias en relacin con el sistema penitenciario. Estas fueron traspasadas, igualmente, alas instituciones con competencia penitenciaria, comoera el Servicio Nacional de Prisiones.Estas atribuciones haban sido asumidas por las autoridades castrenses durante la guerra civil,tiempo durante el que la responsabilidad de los establecimientos penitenciarios era competencia delasautoridadesmilitares.Llegadoelmomento,estaresponsabilidadfuetransferidaalosgobernadoresciviles,aquienesselessolicitsucolaboracinjuntoconelServicioNacionaldePrisiones.As, el Decreto de nueve de noviembre de 193968, del Ministerio de Justicia, dispuso que losgobernadores civiles deban visitar los establecimientos, para proponer a las autoridades civiles las Boletn Oficial del Estado nmero 37 de 6 de febrero de 1941, orden de 31 de enero de 1941. En las prisiones donde lascomunidades religiosas desempeen funciones determinadas en el Reglamento de Prisiones de 1930, la superiora de lasmismas formar parte de la Junta de Disciplina como vocal.64Boletn Oficial del Estado nmero 284de 11 de octubre de 1941, orden del Ministerio de Justicia de 6 de octubre de1941.Establecequeescompetenciadelasreligiosaslapercepciny custodiadelosemolumentosdestinadosalsuministro de vveres de los recluso, por lo que su Superiora ser responsable de la adquisicin de los vveres que tendrbajo su custodia, estableciendo el racionado diario de los mismos. Tendr tambin entre sus atribuciones la designacinde una religiosa quese encargardelservicio decocina,y que velar porlabuena condimentacindelosranchos y sudistribucin.LasreligiosastendrnasucargolosEconomatosAdministrativosdelosestablecimientos,siendolasuperiora la que desempee el cargode cajera. Tambin sern las encargadas del almacn de vestuario, la enfermera ylavaderos, y de la granja cuando sta exista.65 Boletn Oficial de Estado nmero25 de 25 de enero de 1943, orden del Ministerio de Justicia de 22 de enero de 1943.Se reafirma que los servicios administrativos de contabilidad en las prisiones de mujeres dependern de las ComunidadesReligiosas,llevandolasuperioradelacomunidadlacontabilidaddelosingresosygastosdetodoslosserviciosadministrativos de la prisin.66 Boletn Oficial del Estado nmero154 de 2 de junio de 1944, orden del Ministerio de Justicia de 11 de mayo de 1944.Elimina del contrato los cometidos establecidos en el artculo 7 por el que se encomendaba a las ordenes religiosas elrgimen interno de las prisiones de mujeres.Boletn Oficial del Estado nmero 253 de 30 de agosto de 1945, orden del Ministerio de Justicia de 6 de septiembre de1945. Como consecuencia del notable descenso de presos en los establecimientos penales y con el fin de poder hacersecargodeloscometidosasignadosalascomunidadesreligiosasporpartedelosfuncionariosdeprisiones,quedaronderogadaslasrdenesde30deagostode1933yde6deoctubrede1944,ysedeclararonrescindidosloscontratosenvigor.67 Boletn Oficial del Estado nmero305 de 1 de noviembre de 1945, orden del Ministerio de Justicia de 24 de octubre de1945.Sepublicaunnuevomodelodecontratoconlascomunidadesreligiosasenelquedisminuyenlasatribucionesestablecidasenelcontratoanterioryenelqueestarnencargadas,preferentemente,deladisciplinainteriordelasprisiones de mujeres y de los servicios que se les encomiende en las de hombres, como pueden ser la enfermera, cocina,lavado, economato etc.68Boletn Oficial del Estado nmero319 de 15 de noviembre de 1939. Decreto del Ministerio de Justicia de 9 denoviembre de 1939.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)19 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almeriensesmedidasdergimen,censura,sanitarias69 y seguridad70 que creyesen convenientes. Al mismotiempo,debandesugeriralaDireccinGeneraldePrisioneslosedificiosquereuniesenlascondiciones necesarias para habilitarlos como prisiones.Una vez perdidas las competencias de las religiosas en el interior de las crceles, el Rgimennombr nuevas funcionarias de prisiones, las que fueron elegidas entre las ms afectas a la CausaNacional, a las que integr en la Seccin de Femenina del Cuerpo de Prisiones. Para ingresar en esteCuerpo era un valor, de suma importancia, el ser familiar de alguna de las vctimas de la violenciarepublicana y demostrar su lealtad al Rgimen. Los sentimientos de revancha que muchos de estosfuncionariosexperimentabanhaciaesasmujerespresas,fueronaprovechadosporlasautoridadespenitenciarias para asegurarse el celo en la vigilancia y castigo de las presas, convirtindose en unleal instrumento de la represin franquista. 69Boletn Oficial del Estado nmero319 de 15 de noviembre de 1939. Decreto del Ministerio de Justicia de 9 denoviembrede1939.Artculo1,apartadof)facultaalgobernadorcivilparacolaborarconlasautoridadessanitariasdelas provincias,para la vacunacin contra la viruela y el tifus, y las enfermedades parasitarias.70Boletn Oficial del Estado nmero319 de 15 de noviembre de 1939. Decreto del Ministerio de Justicia de 9 denoviembrede1939.Artculo1apartadoh)AutorizaalgobernadorcivilpararecabardelasAutoridadesMilitareslasmedidas de seguridad exterior necesarias en los establecimientos penitenciarios.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)20 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesCAUSAS600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)21 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios Almerienses600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)22 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN CAUSAAPELLIDOSNOMBREAPODO INICIO CAUSAJUEZ1.037Ojeda Ibez Ramona 07/07/1943Martnez LpezACUSACINAyuda a huidos rojos (Art. 55 de la Ley para la Seguridad del Estado). A Jos Len Ojeda (a) Tola."Manuel Len Vlchez, Cabo de la doscientas ocho Comandancia Rural de la Guardia Civil y Jefe delGrupoMvilconresidenciaenestalocalidadhaceconstar:Quesiguiendolaspesquisasenaveriguacin de los autores del atraco cometido en esta el da veintiocho de diciembre prximo, tuvonoticiasporconfidenciadequeunodelosatracadoresdelaludidohecho,omsbiendichoelqueserva de gua a los elementos que en el intervinieron fue el vecino de esta localidad Urbano MuozMartnez(a)ElBocafeaelqueacompaalosforajidosJosMartnezMartnez(a)Casaluzmora,SebastinMagaaRomero(a)ElFrasco,Justo?NietoGarca(a)Eugenio,JuanMembrivesMembrives (a) Marranica, otro desconocido de todos robaron unas doce mil pesetas a tres vecinosde esta localidad y adems ropa Segn las confidencias que se tienen, el Urbano (a) Bocafea, cuandolos atracadores actuaban en el interior de la casa, ste permaneca de vigilancia en la puerta, en estaactitud fue visto dos veces en las puertas de los atracados y adems fue visto tambin conversando conlos mismos. Tambin se sabe que este individuo desde hace bastante tiempo est en complicidad conlos huidos, ello lo demuestra el hecho de haberlos tenido con bastante frecuencia en su domicilio. Elquince o veinte de diciembre, el mencionado Bocafea hizo la matanza y tuvo como invitados a varioshuidos,entrelosmismoselconocidopor"Carahermosa"yMagaa,sospechndosequeenestedomicilio se plane el atraco. Por las seas que se tienen de uno de los atracadores, que hasta la fechanohapodidoseridentificadoporsunombreyqueintervinoenlosatracosdeVelefiqueyFondn,hechos cometidos el veinte de noviembre y diez de marzo prximo pasado, coinciden con los de estesujeto o sea, el citado Bocafea".De la declaracin de la encartada de fecha 20 de septiembre de 1943."Preguntada si no es cierto que frecuentaba la casa de huido rojo apodado "El Tola" con el cual seentrevistaba en las ocasiones en que ste se hallaba en dicho domicilio oculto dijo: Que es cierto queha estado varias veces en casa del citado huido; pero que solamente lo ha visto el da de autos, que leescribi una carta dirigida al hermano de la que habla, dijo que lo vio el da veinte y nueve de abril,fecha en que le escribi la casta de referencia, y por segunda vez el da en que fue muerto, no siendocierto que lo haya visto en ninguna otra ocasin" (pg.103).DATOS PERSONALESRamona Ojeda Ibezdeveinteaosdeedad(en1943),hijadeSanchoyMara,soltera,naturalyvecina de Nacimiento (Almera).Diligencia de incoacin de fecha 20 de mayo de 1943 (pg.30).Diligencia de procesamiento de fecha 12 de julio de 1943 (pg. 98)Sentencia de fecha 28 de octubre de 1944 (pg.228) Seis aos de prisin correccional.Anulada con fecha 1 de diciembre de 1944 (pg.231).Nueva Sentencia e fecha 22 de mayo de 1945 (pg.281). Cuatro aos de prisin menor.Ratificada la sentencia con fecha 15 de junio de 1945.En prisin preventiva desde el 14 de mayo de 1943 al 14 de junio de 1945.El 13 de mayo de 1947 deja extinguida la condena.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)23 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN CAUSAAPELLIDOS NOMBREAPODOINICIO CAUSAJUEZ1.063/42 Fernndez Castillo Mara 25/04/1942Martn Abad, JosACUSACINEs acusada de complicidad y encubrir a rojos, facilitndole comida y albergue y cmplice del atraco amano armado realizado por Salvador Alonso Mrquez.Atestado de la Guardia Civil del Puesto de Alhabia. (pg.2)"Pedro Campos Mateo, cabo de la Guardia Civil de la Doscientas ocho Comandancia, perteneciente ala Segunda Compaa y Comandante del Puesto de Alhabia por el presente atestado hace constar: Quehabiendo tenido conocimiento el que suscribe que en la Gevera se hallaba en calidad de detenido unjoven por ser en presencia sospechosa en dicha barriada y sobre las diez horas del da trece de abril delaomilnovecientoscuarentaydosyacompaadodelosguardiassegundosJuanOrtegaRuizyEmiliano Vicente Hernndez, se person en la barriada de la Gevera, trmino municipal de Alboloduy,de esta demarcacin, donde puesto al habla con el alcalde pedneo de la misma, manifest que hacapocashorassehabapresentadoendichabarriadayprocedentedeTarrasa(Barcelona)unjovenllamado Salvador Alonso Mrquez, el cual haba estado con anterioridad en la Gevera, y considerandosupresenciaenlamismainjustificada,habaprocedidoaladetencindelmismo.Seguidamenteseprocediainterrogaralreferidoindividuo,elquepreguntadoporsuscircunstanciaspersonalesmanifestllamarsecomoquedadicho,dediezysieteaosdeedad,deestadosoltero,panadero,natural de Grgal y vecino deZamoraa donde haba trasladadosu residencia hace un par de mesesjuntamente con su familia, al que le fue intervenida una pistola automtica, marca Astra, calibre nuevelargo,nmeromiltrescientoscincotrecemilcincuentaycuatro,puespresentaunarayitaaladerechaalgoilegiblequetalvezpudieraseruncuatro,modelomilnovecientosveinticinco,conelescudodelantiguoCuerpodeCarabinerosgrabadoenlaparteanteriory(ilegible)..YUnceta,Guernica (Espaa) con un cargador conteniendo cinco cartuchos; adems se le intervino una cartera depieloscura,conteniendovariasfotografas,unsalvoconductoyunacdulapersonalextendidaasunombre, varios papeles sin importancia y doscientas pesetas en billetes del Banco de Espaa de cincopesetas; preguntado sobre la procedencia del arma, manifest la haba hallado en una curva entreGuadix y Darro; preguntado nuevamente dijo: Que sali de Barcelona el da dos del presente mes ylleg a Murcia el tres, donde estuvo cinco o seis das en un cuartel que hay prximo al teatro Romeracon un to suyo llamado Jos Alonso Lpez que es guardia civil de y Fronteras y de un dormitoriode dicho cuartel sustrajo la pistola, que escondi hasta que emprendi la marcha para Almera, el danueve y se trajo consigo, llegando a dicha barriada a las veintitrs treinta horas del da de hoy. En vistade lo expuesto se procedi a la detencin y tras hacerlo a la villa de Alhabia del referido individuo ycuandoseefectuabasepresentanteelquesuscribeelnaturalyvecinodeGrgalFranciscoLenEscoriza de cuarenta y dos aos, casado, , manifestando que habindose presentado en el Cuartel dela Guardia Civil de Grgal el da doce por la tarde a denunciar que el da once por la maana y sobrelas doce hora haba sido atracado en el kilmetro diez de la carretera de los Callejones de Tabernas,trminomunicipaldeGrgalporindividuodesconocido,elcualprovistodeunapistolayamenazndole de muerte se llev doscientas pesetas, en billetes de cien en cuyo momento abandon elcarro que llevaba y cogiendo a un nio suyo se march a un cortijo ante el susto que ambos cogieron ysobre todo el pequeo el cual se sinti enfermo hasta que ya repuesto al da siguiente march al puebloa denunciar a la Guardia Civil el hecho ocurrido, dicindole el Comandante de Puesto que habiendollegado a su noticia que un joven se hallaba detenido por la fuerza del Puesto de Alhabia se personaronen la misma por si ste hubiese sido el autor del atraco, como resultado de lo acontecido procedi elque suscribe a interrogar nuevamente a dicho joven, el cual se declar autor del atraco de referencia, elcualllevaefectoenlaforma,valindosedelarmaquellevabaycuyodineroeraelquelefueintervenido; el que manifest llev a efecto no por falta de comida, sino por el deseo de poseer dinero,pasar la vida sin trabajar y divertida. Como resultado de lo manifestado por ste fue puesto a presenciadelatracadoelcualfuereconocidoinmediatamenteporsteyambossereconocieronsignerodedudas.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)24 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesComoresumendetodolocontadoysiendoelSalvadorAlonsoMrquezautordelatracoamanoarmada y tenencia ilcita de armas, adems de ser sta procedente de la sustraccin de un Cuartel de laGuardiaCivildeCostasyFronteras,seprocedea ladetencindelmismoyadisposicindelExcelentsimo Seor Gobernador Militar de la plaza a los efectos que procedan". En la ampliacinde la declaracin especifica que pernoct en casa de Mara Fernndez Castillo e indica el auxilio a losdesertados ofrecido por la misma.DATOS PERSONALESMaraFernndezCastillodecincuentayunaosdeedad(en1942),viuda,naturalyvecinadeAlboloduy, con residencia en las Geveras.Diligencia de procesamiento de fecha 16 de mayo de 1942. (pg.40). Se decreta su ingreso en prisin.Sentencia de fecha 13 de noviembre de 1942 (pg.84). Cinco aos de prisin correccional.Ratificada la sentencia con fecha 31 de diciembre de 1942. (pg.86).En prisin preventiva desde el 13 de abril de 1942 al 16 de febrero de 1943.El 11 de abril de 1947 dejar extinguida la condena (pg.101).600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)25 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN CAUSAAPELLIDOSNOMBRE APODOINICIO CAUSA JUEZ1.099/41 Prez Rizo Adoracin 26/02/1941 Ramn SanchoACUSACINIntentodeenviaralospresosLuisAgudoRuizyManuelRodrguezPujazn,notasdecantidadeseconmicas recibidas por el comit rojo de Tjola.Motiva la denuncia el escrito del Gobernador Militar de Almera de fecha veintisis de febrero de milnovecientos cuarenta y uno."PasadoalAsesorJurdicodeesteGobiernoMilitarlosadjuntosdocumentos,emiteelinformesiguiente:"-Cumplimentandosusuperiorescritonm.2.757,Negociado2,Justicia,fecha10delactual, al que se adjunta documentos y notas que clandestinamente se queran remitir a los reclusos,Luis Agudo Ruiz y Manuel Rodrguez Pujazn, esta Asesora Jurdica, tiene el honor de informar aV.E.queestimaprocedentesedesigneunJuezMilitardelosqueactanenestaPlazaparaqueentrmite de diligencias previas averige los datos de filiacin de la autora de la carta intervenida y susantecedentespoltico-socialesyconductaobservadaduranteelmovimientoyaclararlacausayfinalidad de la remisin de las notas adjuntas, procedimiento empleado para la remisin de unas y otrasy si la persona que la ha remitido es o no la misma autora de la carta, aclarando en caso negativo quino quines sean."-".DATOS PERSONALESAdoracin Prez Rizo de 21 aos de edad (en 1941), natural y vecina de Tjola, casada, de profesinsus labores.Se archiva la causa sin responsabilidades. (pg.27).600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)26 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN CAUSAAPELLIDOS NOMBRE APODO INICIO CAUSAJUEZ1.109/42 Carretero AbadElisa 29/04/1942Martn Abad, JosACUSACINMotiva la acusacin escrito del Gobernador Militar de Almera de fecha veintinueve de abril de milnovecientos cuarenta y dos. Encubrimiento de rojos huidos."PasadoainformedelAsesorJurdicodeesteGobiernoMilitar,eladjuntoatestado,loemitecomosigue:"EvacuandoelinformeordenadoporV.E.ensusuperiorescritocomunicacinn4874,Negociado 2 Justicia, fecha 27 del actual a la que acompaa atestado instruido por la Guardia CivildelPuestodeCanjyarcontraAntonioMarquezRos,ElisaCarreteroAbadyJacintoSnchezSnchez,estaAsesoraJurdicatieneelhonordemanifestaraV.E.querevistiendoloshechoscomprendidosendichoatestadocaracteresdeundelitocomprendidoenelBandodelExcmo.Sr.Capitn General de la 2 Regin de 19 de julio de 1,941, estima procedentes acuerde por V.E. prevenirla formacin de causa contra dichos encartados, de conformidad con lo preceptuado en el Art. 37 delCdigo de Justicia Militar, dando cuenta inmediata a la Autoridad Judicial nombrado para la instruyaal Juez especialmente designado para la persecucin de los delitos de robo a mano armada y huidosrojos,TenienteD.JosMartnAbad,porquinseaplicarnenlatramitacinlasdisposicionescontenidasenel"Atestadoinstruidosobreladetencindetresencubridoresdehuidosrojos."eRodrigo Cuesta Aguilar, Cabo Comandante del Puesto de la Guardia Civil de Canjyar, afecto a ladoscientasochoComandanciadeAlmera,porelpresenteatestadohaceconstar:Quehabindoserecibido por un propio, un oficio del Jefe Local de FET y de las JONS de Ohanes, el cual figura en lapresentesDiligenciasenelprimerfolio,salielCaboquelainstruyeacompaadodelGuardiasegundo Antonio Martnez Rodrguez inmediatamente despus de recibida y sobre las doce hora deldaveintidsdeAbrildemilnovecientoscuarentaydos,paraelreferidopueblocomunicandoelcitadoJefeLocaldelpueblodeOhanesquedosdasanteshabanvistopersonaldelpuebloaelementossospechososyqueprobablementellevaranarmas;queinmediatamentedespusdeenterarse practic gestiones y vino en conocimiento que uno de los individuos desconocidos en aquellalocalidad era vecino de Canjyar y que se llamaba Cristbal Mrquez Carretero, que el da veinte delyacitadomesyaoestosdossujetosentraronencasadelretratistadelpueblopreguntandoporelfotgrafo; que la mujer esposa del fotgrafo les dijo que no estaba, que queran; que ellos le dijeronque se haban hecho los otros das una fotografa y que lo iban a esperar para que se le entregaran.Que al poco tiempo lleg una tal Mara Rey y que estuvo charlando y bromeando con los tan repetidossujetos. Que no tiene ms que decir".DATOS PERSONALESElisa Carretero Abad de 61 aos de edad (en 1942), natural y vecina de Canjyar, casada, de profesinsus labores.Diligencia de Incoacin (pg.4). De fecha primero de Mayo de mil novecientos cuarenta y dos.Diligencia de Procesamiento (pg.35). De fecha cinco de junio de mil novecientos cuarenta y dos.Sentencia de fecha diez de marzo de mil novecientos cuarenta y tres. (pg. 63) Absuelta de los cargos.Ratificada el 30 de marzo de 1943. (pg.64 no numerada).En Prisin preventiva desde el 11 de mayo de 1942. (pg.23).En libertad desde el 13 de marzo de 1943. (pg.60).600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)27 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN CAUSAAPELLIDOS NOMBRE APODO INICIO CAUSAJUEZ1.199/42 Prez Hernndezngeles 18/05/1942Fernndez AbreuACUSACINInjurias al Jefe del Estado (pg.2)"COMPARECENCIA.En Almera y en su Comisara del Cuerpo General de Polica, siendo las veinte treinta horas del dadoce de mayo de mil novecientos cuarenta y dos, ante el Ser. Inspector de guardia en la misma D. JosMaraAlfonsoBasydemielAgentedelmismocuerpoD.LuisFernndezdelosUros,habilitadoSecretario para la prctica de esta diligencia, comparecen los Policas Armados D. Fabin ZambranoCanalejo y D. Antonio Snchez Santiago y presentan a Genoveva Guerrero Capel, de cuarenta y nueveaos, casada, sus labores, hija de ngel y de Leocadia, natural de Cbdar (Almera), con domicilio enestaCapital,plazadeVivasPreznmerotres;MagdalenaCebrinLpezdetreintaycincoaos,casada,suslabores,hijadeGabrielydeJuana,naturaldeFiana(Almera),domiciliadaenestalocalidad, con el mismo que la anterior y a ngeles Prez Hernndez, de treinta aos, casada, hija deManuel y de Carmen, natural de Njar, de esta provincia y domiciliada en Almera, en la misma calle ynmeroquelasanteriores,arequerimiento delatambincomparecienteMaraAzorAcosta,deveintisisaos,casada,suslabores,hijadeFernandoydeMara,naturaldeSomontn(Almera),ydomiciliada en el mismo que las otras anteriores reseadas, porque stas, en la tarde de hoy reunidasen la habitacin ocupada por la Genoveva Guerrero, mantenan una conversacin en voz bastante altaparaserodasdesdefueradelaindicadaestancia,apesardehallarsecerradalapuerta,encuyaconversacinladenunciantepuedoorclaramentesepronunciabanlassiguientespalabrastextuales"me cago en todos los muertos de Franco, y en la puta madre de todos los fascistas", as como tambin,"que cuando ellos ganasen la guerra tenan que picar a todos los fascistas y no dejar uno"; no pudiendodeterminar exactamente quin de ellas pronunciaba las palabras transcritas, aunque se inclina a creerque, quin las dijo era la Magdalena Cebrin. Que en vista de las frases que escuch conmin a lasdetenidas para que no siguieran con aquella conversacin ya que entre los "fascistas" que nombraba seconsideraba incluida la denunciante, en cuyo momento se le abalanzaron golpendola y maltratndolade obra. Que no tiene ms que decir, que lo dicho es la verdad en la que se afirma y ratifica y leda quele fue esta su comparecencia encontrndola conforme la firman con el Sr. Inspector de Guardia, de loque como Secretario certifico".DATOS PERSONALESngeles Prez Hernndez de treinta aos (en 1942), casada, hija de Manuel y de Carmen, natural deNjar (Almera) y domiciliada en Almera.Sobreseimiento.600 Mujeres. La represin franquista de la mujer almeriense (1939-45)28 Eusebio Rodrguez Padilla y Juan Hidalgo Cmara Edicin digital del Instituto de Estudios AlmeriensesN