9-El grito manso II

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Pedagogía Crítica

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    p ulo freire

    el grito m nso

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    PAULO FREIRE

    y en nuestros lugares de trabajo de aquellas cua-

    lidades fundamentales que son las que nos van a

    permitir realizar nuestros sueos.

    4. La lucha no se acaba

    se re inventa

    Cmo motivar a los alumnos e impedir

    que se adapten al desinters, al individualismo

    y

    a la falta de solidaridad imperante?

    Evitar el empaquetamiento de los alumnos es

    una de nuestras tareas. Obviamente, frente al

    problema del desempleo no es fcil motivar a la

    gente, mantenerla incluso en una posicin de es-

    peranza, pero es fundamental que discutamos

    con los alumnos la propia razn de ser, el origen

    de nuestras dificultades. Sinosotros conseguimos

    convencer a los jvenes de que la realidad, por

    dificil que sea, puede ser transformada, estare-

    mos cumpliendo una de las tareas histricas del

    momento. Hay que tener en cuenta que la histo-

    ria no termina con la historia individual de cada

    uno. Yovoya morir dentro de poco, pero la his-

    toria de Brasil sigue con los otros brasileos y

    brasileas. La historia es un proceso. Si nosotros

    hacemos nuestra parte, contribuiremos a la lu-

    cha de la generacin siguiente. Aun cuando en

    ciertos momentos uno pueda sentirse cansado,

    Este captulo presenta las preguntas que le hicieron

    a Paulo Freire los participantes del seminario

    y

    las

    respuestas que l improvis en esa ocasin.

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    58 PAULO FREIRE

    aun cuando uno pueda pensar que su tiempo

    de lucha pas, no tiene derecho a desistir de la

    lucha. Lo que uno s tiene es el derecho a des-

    cansar un da. Yono tengo derecho de desistir de

    la lucha porque llegu a los 75 aos. Soy muy jo-

    ven todava para eso.

    Cul es utopa educadora posible hoy

    en Latinoamrica?

    La utopa posible, no solamente en Latinoam-

    rica sino en el mundo, es la reinvencin de las so-

    ciedades, en el sentido de hacerlas ms humanas,

    menos feas, en el sentido de transformar la feal-

    dad en belleza. L a u to pa p os ib le e s tra ba ja r p ara h a-

    c er q ue n ue str as s oc ie da de s s ea n m s v iv ib le s m s d e-

    seables para todo el m undo para todas las clases

    sociales .

    Metodolgicamente, cmo organizar

    resistencia?

    Empezando por nuestra propia localidad, por

    nuestro barrio, nuestra vecindad.

    Neces i tamos re in -

    v en ta r la s f orma s d e a cc i n p ol t ic a. Mucha gente no

    recuerda siquiera a quines vot. Hay que revalo-

    rizar la democracia. No slo es preciso saber a

    quines votamos, sino saber qu estn haciendo

    aquellos y aquellas por quienes votamos, pedirles

    que rindan cuenta, denunciarlos si no cumplen,

    para no volver a votarlos en las prximas eleccio-

    nes. Hay que vigilarlos. Otra cosa que sepodra ha-

    cer es recopilar las declaraciones de los diferentes

    EL GRITO MANSO 59

    candidatos, confeccionar una lista de las promesas

    lanzadas durante la campaa electoral y controlar

    silo que dijeron coincide con lo que estn hacien-

    do. Generalmente, durante la campaa electoral

    se sostiene un discurso que no tiene nada que

    ver con la prctica posterior. Hay que publicar es-

    tas cosas. Denunciar a los candidatos que estn in-

    cumpliendo sus promesas es una forma de pelea,

    una forma de romper el aislamiento. ste esapenas

    un ejemplo de lo que se puede hacer.

    Se acab historia? Se acabaron las

    ideologias? Se terminaron las clases sociales?

    Lo primero es rechazar estos discursos, defi-

    nirlos por lo que son, discursos puramente ideo-

    lgicos, pertenecientes a una ideologa reaccio-

    naria. L a h is to ri a n o s e a ca b s ig ue v iv a

    e s d e l uc ha .

    Las clases sociales no se acabaron, estn ah, ma-

    nifestndose en las calles del mundo entero; la e x-

    p lo ta ci n n o t erm in n i l os h ec ho s s on i rr ev er si bl es .

    Te

    nemos que comprender que las luchas de los

    pueblos atraviesan etapas diferentes, y esas etapas

    tienen dificultades diferentes. Hoy, en la radio de

    la universidad, cit una reunin que se realiz en

    Berln bajo el influjo de la situacin de Chiapas.

    All, cientficos europeos emitieron una dura cr-

    tica al discurso y a la prctica econmica neolibe-

    rales. Un anlisis muy serio que en este momento

    contina en Mxico. Encuentros como ste son

    testimonio de que esposible pelear. Que espreciso

    pelear.

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    60 PAULO FRElRE

    Cmo lograr el cambio en la actitud docente?

    En primer lugar, es preciso que el docente est

    por lo menos inclinado a cambiar. En segundo lu-

    gar, el docente debe tener en claro cul essu posi-

    cin poltica. La educacin es una prctica poltica,

    y el docente, como cualquier otro ciudadano,

    debe hacer su eleccin. En tercer lugar, es preci-

    so que el docente empiece a construir su cohe-

    rencia, que disminuya la distancia entre su dis-

    curso su accin. Cmo puedo hacer un discurso

    progresista y luego asumir un comportamiento sec-

    tario, con prejuicios de clase o de raza? Estas con-

    tradicciones, a veces solapadas, deben ser devela-

    das. La primera pelea que un docente progresista

    debe dar esconsigo mismo. se esel comienzo del

    cambio.

    Cmo construir la pedagoga de la movilidad?

    En primer lugar, movindonos. No esposible tra-

    bajar por una pedagoga del movimiento quedn-

    donos quietos. Primero tenemos que andar, y an-

    dar significa, en este caso, aun quedndonos

    sentados, estar abiertos al cambio y a la diferencia.

    Yono puedo hablar a los alumnos de una pedago-

    ga de la palabra silossilencio, siante una pregunta

    que me crea dificultad contesto: Vossab con

    quin ests hablando?. Ustedes no se imaginan lo

    que e aprende con alguien diferente. A vece no

    aprendemos con quien es igual, pero con el que es

    diferente, siempre aprendemos. A veces aprende-

    mos, incluso, con el antagonista. Una pedagoga

    EL GRITO MA so 61

    del movimiento es una pedagoga de apertura ha-

    cia el otro, el diferente. Cuando llegu del exilio,

    en uno de mis primeros seminarios, en la Univer-

    sidad Catlica de San Pablo, tuve de alumna a una

    joven seora, seguramente reaccionaria, que guar-

    daba hacia mi persona un resentimiento gratuito,

    histrico. Cuando habl de lo que pensaba hacer,

    ellame mir yme dijo: ''No voya faltar ni un da a

    su clase porque quiero ver si hay coherencia entre

    lo que dice y lo que hace . Yo le contest: Muy

    bien, muchas gracias, estoy contento de que usted

    venga, ser siempre bien recibida y tengo la cer-

    teza de que cuando terminemos el semestre usted

    va a descubrir con pruebas concretas que lo que

    digo coincide con lo que hago. unca tuvimos

    una relacin mayor, pero nunca falt, y terminado

    el semestre tuvo la nota ms alta, porque era

    una mujer seria, estudiosa e inteligente, pero

    reaccionaria, y ser reaccionaria era un derecho

    que tena, como el que yo tengo de no serio.

    Cortsmente nos despedimos y ella dijo: Usted

    hace lo que dice . se fue el mejor regalo. En

    realidad, el mejor regalo hubiera sido que ella

    viniera a verme y dijera: Me convert, ahora soy

    una mujer progresista . o es fcil. Siempre existe

    la tentacin de rechazar al que piensa diferente. Hay

    que dar esa pelea. El profesor que quiere ser co-

    herente con su posicin democrtica y tica

    tiene la obligacin de entender y respetar las

    opiniones diferentes de las suyas.

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    PAULO FRElRE

    Cmo resitir desde el espacio gremial, en una

    poca en la que las organizaciones de los

    trabajadores estn desvalorizadas e infiltradas

    por la cultura dominante?

    sta es otra cuestin muy seria. Ami juicio, los

    gremios deberan estudiar con mucha seriedad la

    situacin actual. Ustedes ya habrn percibido,

    por ejemplo, cmo las huelgas estn debilitadas.

    Pero el hecho de que las huelgas pierdan eficacia

    no significa, primero, que la lucha deba desapa-

    recer. La lucha es histrica. La manera como la

    lucha se da tambin es histrica, sucede en un

    tiempo yun espacio. No necesariamente se lucha

    de la misma manera ac que en Pars.

    Lo fundamental es saber que la lucha no se

    acab, no se acaba; que, por ser histrica, cambia

    la manera de presentarse y de hacerse, y por eso

    tiene que ser reinventada en funcin de las cir-

    cunstancias histricas y sociales. Si la huelga de

    profesores no resulta, cabe a los educadores dis-

    cutir cientficamente cul ser en cada momento

    la manera ms eficaz de pelear. La cuestin no es

    desistir de la pelea, es cambiar las formas de pe-

    lea. Con la llamada globalizacin, en el caso, por

    ejemplo, de una multinacional de Chicago que

    tenga una fbrica en San Pablo, si esa fbrica

    amenaza con una huelga, en Chicago, en diez

    minutos, con slo consultar la computadora pue-

    den saber si es posible transferir la produccin a

    otro pas donde incluso sera ms barata. Enton-

    ces cierra la fbrica de San Pablo y se acaba la

    EL GRITO MANSO 63

    huelga. La cuestin no es parar de pelear. ste es

    el discurso totalitario neoliberal. La cuestin es

    cambiar la manera de pelear.

    Hay

    que

    rei nventar la

    orm d e p elear pero j ams dejar de pelear .

    Qu le dira a la gente joven que descree,

    que no conoci la poca de lucha de sus padres?

    La gente joven necesita saber que la existencia

    humana es una experiencia de lucha. Es impor-

    tante hacer notar cmo la lucha, e incluso la vio-

    lencia, est presente en toda experiencia hu-

    mana. Al esculpir la piedra, el escultor rompe el

    equilibrio del ser de la piedra, hay cierta violen-

    cia creativa all. En definitiva, la existencia hu-

    mana es una existencia conflictiva. La cuestin es

    cmo hacer para que la experiencia humana sea

    cada vez ms una experiencia gentificada, de

    gente, de personas, de sujetos, no de objetos. Y

    esto no se logra sin pelea, sin esperanza, sin tena-

    cidad y sin fuerza.

    Cmo afrontar desde la docencia

    la desesperanza imperante?

    El nico camino es reencontrar razones de

    esperanza en la desesperanza. Reconstruir la es-

    peranza. Ypara ello, hay que reconocer los dife-

    rentes tiempos histricos, reconocer que hoy la

    lucha es ms difcil. Ysi hace falta, habr que

    aprender incluso a hibernar. El mundo no se va

    a acabar por dos o tres aos de espera. Yo no

    tengo dudas de que gran parte de la desespe-

    ~y

    Una cosa es cierta:

    si la gente se une

    esto cambia

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    ... p. ero no c ly

    u n mo d elo

    ter minado

    li sto para

    us ar .. .

    .. .h a y q u e

    inventar io a p ar ti r

    de lo qu e t en emos

    y lo q ue

    que remos .

    64 PAULO FREIRE

    ranza actual frente al cinismo de esta ideologa fa-

    talista neoliberal se va a convertir en fuerza de es-

    peranza a causa de ese mismo cinismo, de ese fata-

    lismo ideolgico que no va a durar mucho tiempo.

    Con respecto a la dupla esperanza/desesperanza

    es bueno recordar que la historia no empieza ni

    termina con nosotros. Creo que es necesario ser

    ms humildes en relacin con nuestra tarea hist-

    rica individual. Claro que si me considero un l-

    der, si creo que a m personalmente me cabe la

    misin de transformar el mundo, puedo caer

    en la desesperanza. Pero si humildemente s que

    soy uno entre miles, que la historia no se acaba

    con mi muerte o con mi generacin, sino que si-

    gue, entonces comprender que lo mnimo que

    pueda hacer siempre resultar til.

    Qu entiende por tica del educador?

    La tica define el deber ser, establece los prin-

    cipios morales de conviviencia y respeto, regula

    nuestra presencia en el mundo. Para evitar la tram-

    pa de la ideologa digo que la tica tiene que ver

    con el sentido comn. Por ejemplo, desde este

    punto de vista, sera tico explotar a las personas

    o discriminar al diferente? Ser correcto humi-

    llar, ironizar, minimizar al alumno, rerse de l,

    intimidarlo? Desde el sentido comn nadie pue-

    de aceptar esto. La eticidad es una actitud concre-

    ta que no proviene de discursos abstractos sino de

    vivirla.En Brasil hay profesores que incitan a los

    alumnos a faltar a clase cuando el da siguiente es

    EL GRITO MANSO 65

    feriado. Creo que un profesor que acta de esta

    manera est faltando a la tica.

    El proceso educativo es sobre todo tico. Exi-

    ge de nosotros constantes pruebas de seriedad.

    Una de las buenas cualidades de un profesor, de

    una profesora, es darles testimonio a los alumnos

    de que la ignoracia es el punto de partida de la

    sabidura, que equivocarse no es un pecado, sino

    que forma parte del proceso de conocer.

    El error

    es un momento de la bs qu eda del sa ber . Esjustamen-

    te la equivocacin la que nos permite aprender.

    No tengan vergenza de no saber, no traten de

    patear la pelota afuera, no digan cualquier cosa

    por miedo a pasar por burros. Pero sobre todo, y

    esto es fundamental, no silencien a los alumnos.

    Es suficiente con decir: No lo s pero voy a in-

    tentar averiguarlo. Cuando era joven, en la uni-

    versidad, una alumna me hizo una pregunta que

    no saba contestar. Yo le contest: No s,pero

    no tenga dudas de que si trabajamos juntos pode-

    mos encontrar una respuesta. La invito, si usted

    est libre el prximo sbado, a almorzar con no-

    sotros , Vino, almorzamos, pasamos dos o tres

    horas en la biblioteca, encontramos la respuesta

    y en la clase siguiente informamos a los dems

    acerca de la bsqueda y del hallazgo. Esto no me

    desprestigi, por el contrario. Lo que losjvenes

    quieren es una prueba de que pueden confiar en

    nosotros, y cuanto ms serio es el docente tanto

    ms creen en l.

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    5. La confrontacin no es

    pedaggica sino poltica

    En los aos sesenta

    y

    setenta prim la

    discusin acerca de grandes temas, entre ellos,

    la libertad

    y

    la autodeterminacin de los

    pueblos. Las dictaduras posteriores cortaron de

    cuajo ese debate. Debemos volver sobre esos

    temas?

    Son las paradojas de la historia. Por un lado,

    da la sensacin de que todo aquello se olvid,

    que qued superado, y por otro, nos invita a vol-

    ver sobre el tema. Hace poco, en Brasil hicimos

    un listado de los problemas que mi generacin

    tuvo que enfrentar, y hubo jvenes de 22, 23aos

    que constataron que algunos de esos problemas

    eran los mismos que ellos tenan que enfrentar

    hoy. El tema es que los problemas no se presen-

    tan en el aire, se presentan en la historia, cam-

    bian con la historia, de manera que las respues-

    tasque podemos dar a esos problemas no son las

    mismas. En otras palabras: cambiando el tiempo

    histrico, aun cuando la problemtica puede se-

    guir siendo la misma, las formas de lucha no son

    necesariamente las mismas. Uno de los temas

    pendientes sigue siendo el respeto por la integri-

    dad humana. De manera que las generaciones

    Conferencia de prensa.

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    PAULO FRElRE

    pueden cambiar, puede cambiar la sensibili-

    dad, lo que no cambia es la

    necesidad de buscar

    nuevos caminos de lucha.

    De modo que cuando

    pareca que la cuestin de la integridad del ser

    humano se acababa, este tema vuelve, y no ten-

    go dudas de que en los diez o quince aos por

    venir la preocupacin por el ser tomar an

    mayor fuerza. Yoyano estar, y ustedes, u otros

    como ustedes, harn preguntas parecidas a

    otro Paulo Freire, y dirn: El viejo Freire tena

    razn: la pelea por el hombre y la mujer bus-

    cando su ser, su desarrollo pleno, va a seguir

    acompandonos.

    En los pases subdesarrolados la educacin est

    en crisis. Cmo afrontar esta crisis?

    En primer lugar, creo que la crisis de la educa-

    cin no esprivativa de los pases subdesarrollados.

    En segundo lugar, creo que la crisis no es propia

    de la educacin sino que es la crisis de la sociedad

    toda, es la crisisdel sistema socioeconmico en el

    cual estamos insertos, que necesariamente se

    refleja en la educacin. Por mi parte, no tengo

    duda de que

    la confrontacin no es pedaggica sino

    politica.

    No es peleando pedaggicamente como

    voya cambiar lapedagoga. No son los filsofos de

    la educacin los que cambian la pedagoga, son

    los polticos bajo nuestra presin los que van a ha-

    cerlo, si presionamos. La educacin es una prcti-

    ca eminentemente poltica. De all la imposibili-

    dad de implementar una pedagoga neutra. En el

    EL GRITO MANSO

    69

    fondo, no hay nada neutro. Para m, sta es una

    pelea poltica. Yuno de los problemas que debe-

    mos afrontar hoyes cmo comunicarnos con las

    grandes mayoras que ahora se encuentran divi-

    didas en minoras y que no se perciben a s mis-

    mas como mayoras. Hay que reinventar los cami-

    nos de la comunicacin, de la intercomunicacin.

    Coincidiendo con Habermas, no tengo duda de

    que

    la cuestin de la comunicacin es esencial en este

    fin de siglo.

    Yno es posible pensar el tema de la

    comunicacin sin afrontar, por ejemplo, el tema

    de la inteligibilidad del mundo. Esjustamente la

    posibilidad de inteligir el mundo la que permite

    comunicarlo. Para nosotros, como educadores, la

    cuestin a afrontar es cmo trabajar la comunica-

    bilidad, como transformarla en comunicacin.

    Tarea eminentemente poltica. Soy optimista.

    Repito lo que para m es una certeza: cambiar es

    dificil pero posible.

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    70 PAULO FRElRE

    J. .: .

    \ 1

    EL GRITO MA SO 71

    Cul es a su modo de ver la situacin de los

    sectores populares latinoamericanos en el

    contexto de la actual poltica neoliberal?

    sta es una pregunta que todo educador de-

    bera hacerse. Uno de los mayores desafos del

    momento es cmo hacer frente a la ideologa

    paralizante y fatalista que el discurso neoliberal

    ha impuesto. Dos cosas con respecto a este

    tema. La primera es que, en contra de lo que

    habitualmente se cree,

    el gran poder del discurso

    neoliberal reside ms en su dimensin ideolgicopol

    tica que en su dimensin econmica.

    En Brasil, este

    fatalismo cunde masivamente tanto en el m-

    bito laboral como en el acadmico. Cuando sos-

    tengo que no podemos aceptar que treinta mi-

    llones de brasileos y brasileas estn muriendo

    de hambre, la respuesta que suelo escuchar es:

    Paulo, es trgico, pero sta es la realidad . Este

    discurso es inmoral y absurdo. La realidad no

    es

    as, la realidad

    est

    as. Yest as no porque ella

    quiera, ninguna realidad es duea de s misma,

    esta realidad est as porque de estemodo sirve a de

    terminados intereses delpoder.

    Nuestra lucha busca

    cambiar esta realidad y no acomodarnos a ella.

    Este fatalismo posmoderno no exista antes, es

    una connotacin fundamental del discurso neo-

    liberal que debe ser combatida con la mxima

    firmeza. Debemos estar en guardia, muy aten-

    tos, levantarnos el martes y preguntarnos si no

    nos entregamos al fatalismo el lunes. El otro

    punto a subrayar es que este fatalismo cre en la

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    72 PAULO FREIRE

    prctica educativa lo que llaman el pragmatism o

    neo liberal

    que tanto en educacin popular como

    en educacin sistemtica puede resumirse en

    una frase que algunos de ustedes habrn odo y

    que dice, por ejemplo: Paulo Freire fue . Ypor

    qu Paulo Freire fue? Precisamente por la di-

    mensin utpica de su pensamiento. Paulo Freire

    fue porque mantiene esa posicin esperanzada

    y utpica que en otras partes ya no existe. Yen

    qu consiste este

    pragm atism o neolibera

    En no

    hablar ms de la formacin sino del entrena-

    miento tcnico y cientfico de los educadores.

    Por ejemplo, la Facultad de Medicina debera

    entrenar bien a los cirujanos, a los clnicos, cada

    cual en su especialidad. Yla educacin popular,

    segn esta visin, debera, por ejemplo, capaci-

    tar a los artesanos pero no formarlos. Este dis-

    curso hecha mano tambin a la palabra ciuda-

    dana , pero la limita esencialmente a la buena

    capacitacin para producir.

    Pa ra no so tr os e n cam -

    bio e l bu en ciudadano es el bu en hombre o la buena

    mujer s l o s i son bu eno s hombre s

    bu enas m ujeres po -

    drn ser lu ego buenos mdic os o buen os a rtesanos. So

    mos personas, gente, antes que especialistas. Mi

    pedagoga sigue siendo una pedagoga de la

    gentificacin, de la gentitud, apunta a for-

    mar buenas personas y no solamente especialis-

    tas. sta es la posicin que debemos asumir para

    frenar y derrotar la avanzada ideolgica del neo-

    liberalismo.

    EL GRITO MANSO 73

    En el seno de este modelo, que no slo

    pretende excluir a las clases populares sino

    tambin a buena parte de la clase media, no

    cree que en el futuro la lucha de clases se dar

    por la apropiacin del conocimiento?

    En primer lugar, los semidiscursos de la llamada

    posmodernidad hablan de la muerte de las ideo-

    logas, pero sucede que slo hay una manera de

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    74 PAULOFREIRE

    matar la ideologa y es ideolgicamente. Estos se-

    midiscursos sostienen, por ejemplo, que ya no

    hay clases sociales. Yodigo, est bien, suponga-

    mos, para seguir con el ejemplo, que las clases so-

    ciales se acabaron. Bien. Ahora pregunto: se

    EL GRITO MANSO

    75

    acab la explotacin? Sime contestan que s, que

    la explotacin se acab, pido que me muestren

    un sitio en el mundo donde esto sucedi. No

    pueden. Lamentablemente la explotacin sigue si la

    explotacin sigue entonces siguen las clases sociales:

    una explotadora y otra explotada. La explotacin

    es casi tan vieja como la historia humana. Si-

    guiendo con el tema de las clasessociales, no im-

    porta que hoy tengan este u otro nombre, las cla-

    ses sociales son un producto histrico y, por lo

    tanto, cambian histricamente. Esms fcil per-

    cibir la existencia de lasclasessocialesen SanPablo

    que en Ginebra, pero esto no me autoriza a decir

    que no hay clases sociales en Ginebra. Es sufi-

    ciente un anlisis bien hecho para que, en cinco

    minutos, identifiquemos a las clases sociales gi-

    nebrinas. Un da, en Brasil, en un debate univer-

    sitario sobre la existencia o no de las clases socia-

    les, dije: un buen ejercicio que podemos hacer

    para comprender si hay o no clases sociales es

    comparar esta universidad donde estamos con

    una cualquiera de los Estados Unidos. Obvia-

    mente, en la historia, las clases cambian, pero si-

    guen existiendo. Esto es lo que creo. Pero al

    mismo tiempo no tengo ninguna duda de que

    ms temprano de lo que muchos piensan los hombres

    las mujeres del mundo van a reinventar maneras nue

    vas de pelear que ni nos podemos imaginar ahora.

    Recientemente hubo, en Berln, un encuentro

    de cientistas europeos reunidos para discutir al-

    ternativas a partir de la situacin de Chiapas. Fue

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    PAULO FREIRE

    un encuentro lleno de vida, de esperanza y de re-

    belda, en las antpodas del neoliberalismo. All

    sostuve que hoy ya podemos percibir que nuevas

    formas de rebelda han de ser inventadas. Yono

    tengo duda de que esto va a ocurrir, pero creo que

    voy a morir, y es una pena, antes de poder vedas.

    No tengo duda de que este proceso de rehumani-

    zacin, de gentificacin, sevaa dar.

    En el marco de este fatalismo neoliberal, cules

    son sus reflexiones con respecto a la educacin

    popular?

    En mi opinin, hay toda una constelacin de

    cuestiones polticas y pedaggicas que debera-

    mos estar afrontando en el campo estratgico de

    lo que llamamos educacin popular.

    Esta cuestin del inmovilismo-fatalismo es obvia-

    mente una de ellas.A fines de los aos cincuenta

    popularic una palabra extraa: concientizacin.

    Yaaclar variasveces que no soyel creador de este

    concepto, pero me siento responsable de la com-

    prensin poltico-pedaggico-epistemolgica del

    mismo. Una de mis preocupaciones fundamenta-

    les, ya entonces, fue considerar la concientizacin

    como una forma ms radical de entender el

    mundo, si se la compara con la postura que co-

    mnmente definimos como toma de conciencia.

    En otras palabras, la co ncientizacin pa sa par la toma

    de conc ie nci a pero la profun diza. Cuando yo intent

    llevar adelante esta tarea, tena en mente justa-

    mente la cuestin del fatalismo. Pretenda com-

    EL GRITO MANSO

    77

    batir las posiciones inmovilizantes e inmovilizado-

    ras del fatalismo campesino que, frente a una situa-

    cin de explotacin, generalmente busca la razn

    fuera de la historia, en el deseo de Dios, ya sea

    como consecuencia de sus pecados o como obra

    del destino. Me preguntaba cmo hacer para que

    los grupos populares fatalistas pudieran percibir

    que, en ltima instancia, la cultura es creacin del

    hombre y de la mujer, de su accin, de su imagina-

    cin sobre un mundo que nosotros no inventamos,

    que encontramos hecho. Recuerdo que para afron-

    tar esta cuestin me pareci importante profundi-

    zar crticamente el tema de la cultura. Ydecir: sihe-

    mos sido capaces de cambiar el mundo natural,

    que no hicimos, que ya estaba hecho, simediante

    nuestra intervencin hemos sido capaces de agre-

    gar algo que no exista, cmo no vamos a ser capa-

    ces de cambiar elmundo que s hicimos, el mundo

    de la cultura, de la poltica, de la explotacin y de

    las clases sociales? Planteado de este modo, el con-

    cepto de cultura provoc un shock. He citado al-

    gunas de estas reacciones en mis libros. Por ejem-

    plo, en Brasilia, en la penumbra de un Centro de

    Cultura, un barrendero escuch paralizado las,

    para l, inimaginadas facetas del tema de la cul-

    tura, tom lapalabra y proclam: Apartir de ma-

    ana voy a entrar a mi trabajo con la frente alta .

    Nunca voya olvidar su reaccin. Ahora tena espe-

    ranzas. Con sus palabras me deca dos cosas: por

    un lado, hice el esfuerzo, entend, y por el otro,

    voy a entrar con la frente alta, con mi dignidad

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    78

    PAULO FREIRE

    recuperada, pues puedo cambiar la realidad. Otro

    casofantstico fue el de una mujer, orgullosa, que

    levant un vaso de arcilla que haba hecho y pro-

    clam: Esde mi cultura . Mediante la concientiza-

    cin, el fatalismo se desmorona. Por eso, cuando

    hoy da los pragmticosdel neoliberalismo dicen:

    Paulo

    Freire fue, yo les digo -sin enojo pero con

    absoluta conviccin-: no, Paulo Freire no fue,

    Paulo Freire sigue siendo. Y sigue siendo porque la

    historia es t a h e sp er an do q ue h ag amo s a lg o c on e lla es-

    perando que enfrentemos al fatalismo neoliberal

    que inmoviliza, que sostiene, por ejemplo, que el

    nmero de personas desempleadas en elmundo es

    una fatalidad de este fin de siglo. Esto lo estn di-

    ciendo profesores universitarios, socilogos, polit-

    logos. Cmo esposible que losuniversitarios digan

    que el desempleo en el mundo es una fatalidad?

    Qu leyeron? Cmo razonan? No.

    No hay nad a qu e

    estfatalm ent e determinado en el m undo de la cultura.

    EL GRITO MANSO

    79

    Me preguntan sobre la educacin popular y

    aqu mis propuestas no se apartan mayormente

    de lo que haca en los aos sesenta, es decir, tra-

    bajar con los grupos ms necesitados de las fave-

    las, de las villas de emergencia, ayudar a la gente

    a comprender que no hay fatalismo en la con-

    ducta humana, que la historia la construimos no-

    sotros y a su vez nos construye. Pero

    para qu e la

    historia nos const ru ye ra fue preciso que an tes nosotros

    la constru yramos a ella. La historia no podra anti-

    ciparse a los hombres porque la historia es un

    producto cultural. La historia sefue creando por-

    que hombres ymujeres se hicieron en la historia.

    De manera que hay que volver a discutir este te-

    ma de la concientizacin del sujeto como hace-

    dor de la misma. No hay momento ms crucial

    que ste en la formacin del sujeto autnomo. Y

    no hay momento ms efectivo en el discurso neo-

    liberal que aquel en el cual los sujetos se asumen

    a s mismos como meros objetos porque consi-

    deran que esto es inevitable. Hay que pelear.

    Hay que combatir por todos los medios este fa-

    talismo como paso previo para cualquier otra

    modificacin posterior.

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    pndices

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    El conocimiento como

    mercanca

    la escuela como shopping

    los docentes como

    proletarios

    Quiero agradecer la invitacin a este es-

    pacio, para hacer algn aporte que ayude a refle-

    xionar sobre los desafios para

    la construccin de

    una verdadera educacin popular. El nombre de

    Paulo Freire es una referencia necesaria, inevita-

    ble. Su propuesta terica y prctica es un instru-

    mento y una forma de pensar y hacer la educa-

    cin que deberemos retomar para redefinir, en

    este nuevo y complejo contexto de fin de mile-

    nio, las lneas de trabajo de un proyecto poltico-

    educativo liberador.

    Hablando de un maestro como Paulo Freire,

    no son aceptables frmulas imperecederas; lo

    menos freiriano sera decir: comodicePaulo Freire

    la educacin popular es losiguiente dospuntos.

    Los sistemas educativos formales nacieron con

    mandatos paradojales. Mientras las clases domi-

    nantes admitan la educacin bsica de masas

    como un requerimiento para disciplinar, clasificar

    Palabras pronunciadas por Pablo Imen durante la

    ceremonia de imposicin del nombre de Paulo

    Freire al Aula Magna de la Facultad de Ciencias de

    la Educacin de la Universidad Nacional del

    Comahue, el 25 de noviembre de 1999.

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    84

    PAULO FREIRE

    y proveer instrumentos para el trabajo asalariado,

    lossectores populares pelearon por la ampliacin y

    el cambio de sentido de la educacin pblica: de-

    ba tratarse de un escenario que permitiera

    tanto comprender el mundo y transformado

    como expandir el espacio de lo pblico para po-

    ner al alcance de los hijos del pueblo los avances

    del conocimiento y la cultura.

    Por esto, la educacin popular se disputa tanto

    dentro como fuera de las instituciones educati-

    vas. Como dice Freire, no hay prctica social ms

    poltica que la prctica educativa. En efecto, la

    educacin puede ocultar la realidad de domina-

    cin y alienacin o puede, por el contrario, de-

    nunciarlas, anunciar otros caminos, convirtin-

    dose as en una herramienta emancipatoria.

    Vistasbajo esta ptica, las prcticas pedaggicas

    -atravesadas e imbricadas con las dems prcticas

    sociales- deben analizarse ms all de la relacin

    educador-educando. Una de las her ram ient as ut iliza-

    das pa ra enmascara r la edu cacin com o her ram ienta de

    dominacin es la omisin del af uera de lo ex tra escolar.

    En los hechos, lo educativo queda circunscripto al

    mbito del aula. Ausencia de historia y recorte de

    la relacin educacin-contexto, he aqu las pers-

    pectivas que impiden una lectura dialctica de los

    procesos educativos.

    La realidad es que la relacin pedaggica est

    atravesada por un montn de variables que apare-

    cen fuera del aula. Hoy un compaero planteaba

    que un chico que va con hambre a la escuela no

    EL GRITO MANSO 8s

    tiene ninguna posibilidad de apropiarse del co-

    nocimiento. Desde esta perspectiva, no es posible

    hablar entonces de un proyecto pedaggico

    emancipatorio y liberador en una sociedad desi-

    gual e injusta como la actual.

    En esta cuestin de la educacin popular hay

    una largusima discusin que apunta a determi-

    nar si las instituciones educativas estatales son

    meras reproductoras de la desigualdad y la ex-

    clusin, y si la educacin popular slo podra

    darse fuera de estas instituciones. Y en verdad,

    este acto, aqu, en una universidad pblica, des-

    miente el presupuesto de la institucin educativa

    formal como mera reproductora del sistema.

    Quiero decir: el hecho de que esta aula a partir de

    hoy se llame Paulo Freire, y que esta universidad

    tenga un proyecto de talleres y de produccin co-

    lectiva de conocimiento para transformar el

    mundo, indica que lo popular y lo educativo estn

    tanto dentro como fuera de las instituciones.

    Hay un mito que dice que dentro de las insti-

    tuciones y de la escuela solamente se reproduce

    la ideologa dominante y que el sistema educa-

    tivo slo es funcional a los requerimientos de la

    economa de mercado. En rigor, cuando uno

    analiza los resultados del sistema educativo pare-

    cera que es as. En el ao 1991, es decir, cien

    aos despus de fundado el sistema educativo, el

    censo deca que haba 955.000 analfabetos. O sea

    que la utopa pedaggica liberal del ciudadano

    alfabetizado no se cumpli.

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    86

    PAULO FREIRE

    Cuando analizamos, por ejemplo, los datos del

    retraso escolar, vemos que en 1991 el 30 de los

    chicos entre 13 y 15 aos estn todava en pri-

    maria. Ycuando desagregamos por profesin de

    los padres, entre los hijos de profesionales slo

    el 10 tiene retraso escolar, mientras que entre

    los hijos de obreros no calificados ese porcen-

    taje trepa al 48. Esto parece indicar que en su

    conjunto el sistema educativo es reproductor.

    Sin embargo, esta lectura sera unilateral si no

    pudiramos ver otros procesos que operan en

    sentido contrario. El mismo Paulo Freire logr

    un avance en este sentido. En los aos sesenta

    su propuesta poltico-pedaggica se desarroll

    al costado de la escuela, fue una educacin de-

    sescolarizante porque se sostena que fuera del

    sistema uno poda educar para la liberacin.

    Luego del aluvin neoliberal que arras con los

    espacios pblicos, Paulo Freire reconsider mu-

    chos de sus puntos de vista de los sesenta y sos-

    tuvo que la escuela pblica y estatal es tambin

    un espacio que hay que defender para demo-

    cratizar el conocimiento. Para reafirmarlo, asu-

    mi como secretario de Educacin en una go-

    bernacin del Partido de los Trabajadores y

    llam a refundar la escuela pblica en un sen-

    tido liberador. Hay algo ms grave an que des-

    conocer los procesos y fenmenos democratiza-

    dores e igualitarios en la escuela, y es renunciar

    a la lucha por la escuela pblica hacindole el

    juego a la dominacin de clase. La nica pelea

    EL GRITO MANSO

    87

    que se pierde, sostienen las Madres de Plaza de

    Mayo, es la que se abandona.

    Conviene aclarar que no estoy hablando de la

    escuela pblica desde una posicin nostlgica.

    Como reflejan los datos que acabo de mencio-

    nar, esta escuela fue injusta a su manera: distri-

    buy desigualmente los conocimientos, no se

    caracteriz por un impulso a la igualdad y a la

    autonoma del pensamiento. El modelo de ins-

    truccin pblica, implantado por la generacin

    del ochenta, tiene sus contradicciones. Sin em-

    bargo, lo que hoy nos proponen los economis-

    tas ortodoxos como alternativa es mucho peor.

    El conocim ient o en tend ido como mercanca la escuela

    com o shopping del sab er los padres com o client es

    lo s

    do cen te s c om o p ro leta rios es una propuesta que tiend e

    a profundizar la desigualdad de modo anlogo a

    lo que ocurre con el fundamentalismo de mer-

    cado. Yen momentos en los que hay cambios de

    ministros pero no de polticas, y por lo tanto se

    va a continuar con el desmantelamiento de la

    escuela pblica, me parece importante trazar

    un panorama de los nuevos mecanismos por los

    que se convierte la educacin en una mercanca

    y se destruye la idea de educacin como un de-

    recho social.

    La descentralizacin que propone el Gobierno

    nada tiene que ver con la democracia. Por qu?

    Porque el Ministerio de Educacin se reserva

    una serie de atribuciones muy importantes.

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

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    88 PAULO FREIRE

    En primer lugar, se reserva el derecho de de-

    finir los Contenidos Bsicos Comunes (CBC),

    aquello que tienen que aprender todos los

    chicos del pas. Estos contenidos se estable-

    cieron consultando a expertos como Juan

    Aleman y Martnez de Hoz, que colaboraron

    en la elaboracin de los con tenidos de Eco-

    noma. No s si les suenan estos nombres,

    conspicuos funcionarios de la ltima dicta-

    dura genocida. Estos contenidos son reelabo-

    rados luego por las empresas editoriales que

    se encargan de explicar a los maestros

    qu

    y

    como

    tienen que ensear. O sea, el docente es

    un mero administrador del paquete pedag-

    gico que se disea fuera del aula. Parece

    oportuno aclararlo: no nos oponemos a la de-

    finicin de un piso que asegure un nivel de

    unidad nacional. Pero entonces sera bueno

    preguntarnos quines lo definen y qu papel

    juegan los actores del sistema. Hablo concre-

    tamente de docentes, directivos, estudiantes,

    militantes de la educacin pblica. Ninguno

    de ellos ha tenido participacin en el diseo

    de estos contenidos pero s la han tenido, en

    cambio, algunas instituciones como la Iglesia

    catlica, gracias a la cual Darwin ha desapare-

    cido de los CBC y el ambiguo trmino de

    gnero fue reemplazado por el moral-

    mente correcto de sexo.

    Un segundo mecanismo es la distribucin

    de dinero a travs del Plan Social. La mayora

    EL GRITO MANSO

    89

    de las escuelas del pas estn bajo el Plan So-

    cial, que tena como objetivo focalizar la in-

    versin en aquellas escuelas que sufran ma-

    yores necesidades. Hoy parece que la mayor

    parte de las escuelas est en esa situacin. Es-

    tos planes posibilitan a su vez la realizacin

    de interesantes negocios, como la colocacin

    de libros invendibles a muy buen precio, que

    de esta manera inundan las escuelas. Adems,

    stas asumen el compromiso institucional de

    contribuir al avance de la 'Transformacin

    Educativa (sic).

    Un tercer mecanismo de esta descentraliza-

    cin centralizada por parte del Ministerio es

    la formacin docente a travs de la Red Fede-

    ral de Capacitacin, que funciona como un

    mercado donde se licitan los cursos y donde

    uno compra cursos que no tienen nada que

    ver con la propia prctica. Esto ha sido opor-

    tunamente sealado por docentes que sufren

    esta poltica de cursillismo como un meca-

    nismo de intensificacin del trabajo a la vez

    que como amenaza a su estabilidad laboral.

    Dicho de otro modo, para poder absorber

    nuevos turnos, los docentes se ven compeli-

    dos a tomar estos cursos. El efecto disciplina-

    rio de esta poltica es evidente: impedido de

    pensar , el docente debe intensificar roles,

    tiempos, ritmos y responsabilidades.

    Un cuarto elemento de control son losOpera-

    tivosNacionales de Evaluacin, que apuntan a

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

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    90 PAULO FREIRE

    convertirse en un instrumento para rankear a

    las escuelas. La idea, que proviene de Chile,

    es tal vez el modelo ms acabado, en trmi-

    nos de mercado educativo, para lograr que

    cada escuela reciba financiamiento en rela-

    cin con la cantidad de alumnos aprobados

    que tenga, que seelabore un ranking de las ins-

    tituciones ysepublique en diarios yen laspuer-

    tasde loscolegios.

    Cul es la consecuencia de esta poltica? La con-

    secuencia esque c on e sto s m ec an is mo s s e v a g en er an -

    do un sistem a d ual. P or u n la do e sc ue la s p riv ad as q ue

    fu ncio na n co mo u n m erc ad o y p or e l o tr o esc uela s p -

    b lic as p ara p ob res en c uy o in terio r ca mp ea n ta mb in

    l os me can ismos d e me rc ado . En RoNegro hubo una

    propuesta de eliminar el cargo de secretario y po-

    ner en su lugar el cargo de gerente, que sera

    ejercido por un delegado de U.P.C.N., resol-

    viendo de esta manera las cuestiones de geren-

    ciamiento para asignar correctamente los recur-

    sos dentro de la escuela.

    Esta reconfiguracin del sistema educativo nos

    obliga a dar batalla por una educacin popular

    tanto fuera como dentro del sistema educativo.

    Por eso, cuando hablamos de democracia educa-

    tiva, estamos planteando la necesidad de luchar

    por tres cuestiones esenciales:

    La primera es reinstalar la democracia social

    en el sistema educativo. Asegurar que todos

    EL GRITO MANSO 91

    los chicos entren, permanezcan, se reinserten

    y terminen en los niveles obligatorios y no

    obligatorios tambin.

    La segunda es que la escuela no es un lugar

    de trnsito. Un funcionario de laprovincia de

    Buenos Aires dijo hace poco: no nos preo-

    cupa tanto que los chicos aprendan. Al me-

    nos que no estn en la calle . Que en la es-

    cuela se aprenda, que sea un lugar de

    apropiacin universal del conocimiento, sta

    es una bandera irrenunciable. Esta apropia-

    cin, a su vez, debe ser crtica, capaz de fo-

    mentar la autonoma de pensamiento, la con-

    ducta solidaria y la capacidad de construir

    proyectos colectivos.

    La tercera es que la escuela sea un espacio de

    formacin democrtica, con gobiernos cole-

    giados donde todos puedan expresar sus pun-

    tos de vista y tomar diferentes decisiones.

    Todo lo expuesto no puede disociarse de las con-

    diciones laborales concretas: no hay educacin de-

    mocratizadora con maestros y profesores someti-

    dos a patticos salarios, al hacinamiento en las

    aulas. No puede ha ber democracia edu cativa si no hay

    democracia en la economa y en la p oltica. De modo

    que el proyecto educativo deber tener dos lneas

    de abordaje: por un lado, no podr plantearse sin

    un proyecto general de sociedad igualitaria y

    emancipatoria; pero, por otro lado, y en el mien-

    tras tanto,habr que hacer algo para alcanzado.

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    20/25

    92

    PAULO FREIRE

    Insisto: no se trata slo de una lucha por la

    educacin democrtica, es adems una lucha

    en la educacin realmente existente. Y si al-

    guna vez cambian las cosas-y esto ocurrir- ser

    porque fuimos capaces de alumbrar prcticas al-

    ternativas, liberadoras. Esto debe ocurrir en to-

    dos los planos de la vida social.

    Por ltimo, Paulo Freire nos propone una meter

    dologa que en verdad no empieza con l. Visto

    dialcticamente, Freire aporta desde un proceso.

    En la Argentina de 1918 hubo, en Crdoba, una

    reforma universitaria como consecuencia de que

    los estudiantes tomaran las facultades y tumbaran

    las estatuas que operaban como imgenes de lahis-

    toria oficial, del poder hegemnico de la Iglesia.

    Digo esto porque estoy hablando en una universi-

    dad pblica y es oportuno yjusto rescatar esta par-

    te silenciada de la historia. EsaUniversidad de Cr-

    doba estaba dirigida por profesores mediocres que

    sostenan la enseanza del dogma como principio

    rector y-la mayora de lasveces- excluyente del co-

    nocimiento. Los estudiantes derribaron lasestatuas

    y las reemplazaron por carteles que decan: en es-

    te pas sobran pedestales y f alt an b ro nc es e s d ec ir

    modelos a los cuales mirar para poder crecer de otra

    manera. An teced iendo a Fr ei re e s os e st ud ian te s cons id e-

    ra ba n q ue la relac in pe da g gica e ra u na form a d e c on s-

    truccin co le c ti va d e l conoc im i en to ;

    en otras palabras,

    decan que el que aprende ensea y el que ensea

    aprende, y que aprendiendo juntos se transforma

    la realidad y se producen cambios en la historia.

    EL GRITO MANSO 93

    Nos quedan, entonces, algunas tareas pendien-

    tes. No es justo, no es cientfico ni es poltica-

    mente acertado acusar de todos nuestros males a

    las polticas educativas. En rigor, de verdad, si las

    polticas funcionan eficientemente es porque los

    docentes somos -en algn punto- funcionales y

    tenemos actitudes que favorecen esas polticas.

    Lo mismo vale para los estudiantes. La idea no es

    hacer aqu un tribunal, de ningn modo. Pero

    debemos reflexionar crtica y autocrticamente.

    Dentro de la escuela, en tanto e l m od elo q ue a pr en -

    dim os es el del m aestro aislado

    la propuesta tiene

    que ser generar colectivos de trabajo. Cosa fcil

    de decir pero, dadas las condiciones laborales do-

    centes, no siempre fcil de implementar. Hay

    que vencer esta tendencia al individualismo, sa

    es la nica manera de generar nuevas prcticas.

    Reitero: una tarea central es generar espacios

    de reflexin colectiva, permamente, sistemtica,

    de dilogo franco para poder dar un combate

    concreto contra la pedagoga de la docilidad, de

    la domesticacin, de la esclavitud. ste es el desa-

    fio inmediato y de largo plazo que tenemos por

    delante para poder construir alternativas que nos

    permitan pensar, decir y hacer otros futuros posi-

    bles. De esta manera, habremos homenajeado a

    un Paulo Freire vivoy no canonizado. Aquel que

    recomendaba conocer el mundo y transformarlo

    revolucionariamente.

    PABLO IMEN

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

    21/25

    Desde dnde cmo con

    quin con qu valores?

    Uno no puede dejar de emocionarse

    cuando ve el nombre de Paulo Freire en una pla-

    ca y de felicitar a la Universidad del Comahue,

    que tuvo la iniciativa. Sobre todo porque el siste-

    ma tiende a hacer dos cosas con Freire, o conver-

    tido en mito, o decir: Pas de moda, su contex-

    to era el de los aos sesenta y setenta, hoy no

    tiene nada que decir .

    Ni una cosa ni la otra. Ni moda, ni mito:

    sm

    bolo. El mito es intocable, el smbolo en cam-

    bio nos representa, es un referente. Freire es el

    maestro de la Amrica relegada, como le de-

    can en Cochabamba. Por eso creo que la mejor

    manera de homenajeado, ms que hablar de l,

    es que cada uno cuente las cosas que hace en

    nombre de lo que l escribi, de lo que l nos

    ense.

    Nosotros, los integrantes del Grupo Sendas, es-

    tamos en una bsqueda por afuera de los escena-

    rios convencionales, sin popes y desde el llano,

    Palabras pronunciadas por Roberto Iglesias durante

    la ceremonia en la que se asign el nombre de

    Paulo Freire al Aula Magna de la Facultad de

    Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional

    del Comahue, e125 de noviembre de 1999.

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

    22/25

    96 PAULO FRElRE

    trabajando en forma horizontal con jvenes

    y

    adultos para buscar el crecimiento colectivo.

    A m me da la impresin de que, aun con difi-

    cultad, empieza a aparecer una nueva forma de

    movimiento crtico constructivo que, como dice

    Pablo Imen, no puede ni debe ser nostlgico pe-

    ro tampoco anticipatorio. A nosotros nos intere-

    sano slo la palabra sino tambin el gesto, el ges-

    to y la palabra como unidad indisociable. La

    palabra no transforma por s sola, no cambia;

    puede ayudar a reflexionar, pero la palabra sepa-

    rada del gesto, que muchas veces revela los movi-

    mientos interiores, suele resultar engaosa o in-

    comprensible. Ylo dificil es encontrar los gestos

    de la educacin popular, hacerla hablar con los

    cdigos de la gente, lIevarla a construir desde la

    prctica concreta, militante

    y

    subjetiva, desd~ es-

    pacios distintos que permitan recrear un ambien-

    te crtico

    y

    propio, no slo contestatario sino tam-

    bin propositivo.

    Una de nuestras preocupaciones de los ltimos

    tiempos, al intentar leer el contexto en el cual vi-

    vimos, es desentraar las teoras explicativas ms

    importantes de lamodernidad, como lo han sido

    el liberalismo

    y

    el socialismo. Desde un punto de

    vista cientfico, ambas filosofas les han dado un

    marco cientfico a estas explicaciones, desde las

    teoras funcionalistas el liberalismo

    y

    desde las teo-

    ras del conflicto el socialismo.

    Yen este sentido, tanto el funcionalismo, esde-

    cir, la derecha, como las teoras del conflicto, es

    EL GRITO MA

    so 97

    decir, el marxismo -sobre todo en sus vertientes

    ms ortodoxas-, por razones opuestas quizs, ha-

    ce varios aos que no hacen interpretaciones de

    corte sociolgico, no ofrecen herramientas tiles

    en el contexto actual.

    La derecha elabor una serie de ideas que no

    son explicaciones cientficas de la realidad ni mu-

    cho menos, sino que tienen que ver con concep-

    tos relacionados con teora poltica. Pero los im-

    puso de hecho como tales a las mayoras. Es

    decir, lo hizo no slodesde el campo material sino

    que tambin los impuso desde lo simblico. Nos

    estamos refiriendo a toda una serie de conceptos

    que, por diferentes circunstancias, la gente malo

    bien fue tomando, como por ejemplo: el fin de la

    historia la muerte de las ideologas la primaca del

    mercado la competencia la rentabilidad el ajuste la

    globalizacin lajlexibilizacin la convertibilidad etc.

    Es decir que la derecha avanz sobre el campo

    que el pensamiento crtico dej libre y de alguna

    manera logr popularizar estos conceptos, mien-

    tras que la izquierda o el pensamiento crtico,

    por ponerle un nombre, no supo poner freno ni

    plantear una alternativa a este avance, ni a nivel

    terico ni a nivel prctico-popular, y as nos que-

    damos sin posibilidad de construir una teora po-

    ltica crtica para este momento.

    Nuestras viejas ideas sobre las nuevas situacio-

    nes debern ser revisadas desde lo con textual,

    desde la crtica situacin actual. Deberemos ver

    qu ideas y qu prcticas, qu elementos y qu

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

    23/25

    98 PAULO FREIRE

    teoras, qu cuestiones principales ponemos frei-

    reanamente en discusin para que, de alguna

    manera, la gente se apropie de esas herramien-

    tas. No basta con decir que queremos una socie-

    dad justa, libre y solidaria. No alcanza.

    Tenemos que encontrar las bases terico-prc-

    ticas que nos permitan construir algo colectivo.

    Por ejemplo, muchas veces los adultos marcamos

    un rumbo y exigimos a los jvenes que partici-

    pen, pero no soltamos el micrfono, smbolo del

    saber-poder. Muchos padres dicen mis hijos no

    hablan , muchas maestras, mis alumnos no par-

    ticipan, pero no hacen silencio, no abren el es-

    pacio para que los pibes participen. Son formas

    falsas de participacin. Estamos plagados de formas

    falsasde participacin, de presunta solidaridad. En

    este sentido hay una tensin no siempre bien re-

    suelta entre el hacer y el decir que nosotros esta-

    mos intentando corregir. Ytambin en este sentido

    Freire sigue siendo de extrema actualidad.

    Lamentablemente, no s si coincidirn con-

    migo, muchos educadores populares se adaptan

    al signo de los tiempos. Por ejemplo, reivindican

    el Mercosur pero lo reivindican desde las temticas

    que el sistema impone, no desde la perspectiva de

    las necesidades de la gente. Es un ejemplo.

    Mientras tanto, hemos caminado, a tientas pe-

    ro hemos caminado, y lo seguiremos haciendo. Y

    en este caminar iremos resolviendo la tensin de

    la participacin activa, las tensiones de ser sujetos

    en los nuevos espacios que se abren, sobre todo

    EL GRITO MANSO 99

    con respecto a losjvenes. Iremos viendo cmo

    construir una horizontalidad verdadera, demo-

    crtica, y cmo hacer que esa horizontalidad par-

    ticipativa, abierta y tica al mismo tiempo sevaya

    extendiendo y convalidando de reunin en reu-

    nin sin que nadie quede como dueo de esas

    construcciones.

    Siseguimos diciendo que queremos cambiar el

    mundo, que queremos construir otro pas en este

    pas y con nuestra gente, es obvio que no pode-

    mos hacerlo sino desde otra vereda, desde otra

    lgica, otro paradigma. Yac nos encontramos

    con mil dificultades.

    Hablamos de valores diferentes, intentamos

    ponerlos en prctica, en buena parte lo hacemos

    y entonces aparecen las dificultades. Hay dispu-

    tas, peleas, discusiones por el poder. Vemos que

    los valores del sistema que queremos cambiar

    han penetrado a veces muy profundamente.

    Aunque esto sea doloroso, hay que decirlo y plan-

    tear una revisin de nuestra actitud con respecto

    al dnde, al cmo, al con quin y con qu valores

    vamos a construir una realidad diferente.

    Tenemos por delante una urgente, dura y fas-

    cinante tarea. Las ideas estn, la base social yma-

    terial, aunque daada, est.

    Creo que hay en la Argentina una variada y nu-

    mero a cantidad de redes sociales con un pro-

    fundo contenido poltico de transformacin del

    sistema que estn empezando a darnos algunas

    respuestas con respecto al dnde, al cmo, al con

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

    24/25

    100 PAULOFREIRE

    quin y con qu valores construir. Es una base

    un punto de partida. '

    Estn quienes dicen: Ni con los partidos, ni

    con los sindicatos, ni con nada que tenga que ver

    con las instituciones porque son construcciones

    viciadas . Estn quienes dicen: Vamoscon todos

    cojos, ciegos, mudos, los que caminan y los que

    no caminan, los que tienen buenas posiciones y

    los que no las tienen tan buenas, todo suma .

    Esto hay que discutirlo.

    Los herederos de Freire tenemos una enorme

    tarea por delante. Cmo hacer para que cada

    red no se constituya en feudo, en nudo egocn-

    trico?

    Cmopodemos construir una red con valores

    principios slidos pero que no tenga centro ej n o

    de lado los personalismos los sectarismost

    Cmo

    poder dar origen a un movimiento colectivo que

    se proponga un nuevo tipo de vnculo interhu-

    mano, interclase, intergeneracin, intergnero,

    intertnico, ecolgico y democrtico?

    sta es la tarea. La ltima vez que vinimos a

    Neuqun con la Universidad Transhumante hi-

    cimos una interesante investigacin sobre lo tr-

    gico y lo cmico. La vida es tragedia y comedia.

    Lo trgico est ligado a la muerte y la comedia a

    la vida. Vimos que la comedia es constructiva,

    proce ual: permite construir un proce o para

    evitar decisiones trgicas. Esto dej al descu-

    bierto mucha soledad. Uno va a la escuela solo,

    trabaja solo.

    Esta investigacin llev a comprender

    la gran tragedia de trabajar solos aislados a com

    ELGRITO MANSO 101

    prender que no se cambia la sociedad desde el es

    fuerzo individual que es lo que el sistema quiere

    que hagamos.

    Analizando el fatalismo imperan te, del que nos

    habl Freire en San Luis, vimos que no existen

    grupos organizados de manera sistemtica que

    estn disputando el espacio civil con los podero-

    sos. Eso nos llev a definir

    grupo

    como un n-

    mero X de personas con objetivos precisos de tra-

    bajo que apuntan a actuar sobre lo estructural y

    tambin sobre lo conyuntural, que se renen sis-

    temticamente y seriamente por lo menos una

    vez por semana y en esas reuniones trabajan so-

    bre la realidad, hacen prcticas sociales que

    apuntan a modificar el actual estado de cosas por

    lo menos a largo plazo. Tambin leen, estudian,

    se relacionan con otros grupos que desde dife-

    rentes realidades y desde distintas perspectivas

    pero con los mismos valores intentan hacer ms

    o menos lo mismo. Esto, definimos, es trabajar

    en grupo, constituir un grupo. El grupo debe te-

    ner esperanza, y la esperanza, como dice Freire,

    no viene hecha, hay que construirla, y no se cons-

    truye sin objetivos, que a su vez no se consiguen

    sin seriedad, sin mtodo, sin eficacia. El cumpli-

    miento de los horarios, de las tareas comprometi-

    das, de la reflexin y de la autocrtica on condi-

    cin

    sine qua non

    para alcanzar la eficacia. o hay

    otra manera.

    Hay gente que trabaja en los barrios y odia lo

    acadmico, y gente que trabaja en lo acadmico y

  • 7/17/2019 9-El grito manso II

    25/25

    102 PAULOFRElRE

    desprecia lo barrial. ste es otro punto a dilucidar.

    Nosotros creemos que tenemos que aprovechar lo

    acadmico para entender lo popular y a la inversa.

    Hay una gran cantidad de cuestiones comunes

    que trabajamos muchas veces sin poder colectivi-

    zarlas. Por ejemplo, la relacin existente entre lo

    poltico-pedaggico y lo artstico. La pregunta es:

    qu tiene que decir, o qu tiene que darle loarts-

    tico a lo poltico-pedaggico, yqu tiene que darle

    lo poltico-pedaggico a lo artstico? Cmo man-

    comunamos en una sola accin cabeza y corazn,

    principios y sentimientos? Estamos viendo la cosa.

    En el primer taller de artistas al que me invita-

    ron a participar hablaron msicos, bailarines, tea-

    treros, artesanos. Yohice una sola pregunta: Dis-

    culpen, ustedes, los que bailan, los que cantan, los

    que forjan, los que hacen msica, a favor de

    quin, en contra de quin bailan, cantan o for-

    jan?. Se arm un bolonqui terrible y no habl ms

    porque no tuve ms que decir. Cmo podemos

    construir arte sin perder de vista los valores esen-

    ciales? Desde qu tica construir un mundo me-

    jor? Me parece que esto es lo que estamos preten-

    diendo desde la educacin formal o informal,

    puesto que los dos espacios existen y deben ser

    ocupados. En este caso la pregunta es: cmo va-

    mos ligando lo acadmico con lo popular? Son

    los temas a afrontar. Lo estamos haciendo y lo se-

    guiremos haciendo hasta el fin de nuestros das.

    Para finalizar, creemos que a este aparente va-

    co que ha quedado en el paradigma crtico hay

    EL GRITO MANSO

    13

    que empezar a llenarlo de respuestas y conteni-

    dos que necesariamente deben salir de una cons-

    truccin colectiva.

    Tenemos que empezar a dar respuestas tericas

    en el sentido de encontrar ideas que apunten a la

    coincidencia en la construccin de un proyecto

    colectivo, que sean como un solcito que nos co-

    bije a todos, que por un lado nos empuje de atrs

    y por otro lado lo tengamos firme adelante: hay

    que volver a trabajar en este sentido el concepto

    de revolucin la idea de construir otro pas yotras

    ideas ms que saldrn de las cosas que venimos

    haciendo y de nuestros encuentros.

    Tambin tenemos que dar respuestas polticas

    en el sentido de unificar reclamos de las mayo-

    ras hacia nuestros representantes que obvia-

    mente no cumplen con sus promesas, como pue-

    den ser: pan, trabajo, salud, educacin, justicia

    para todos. Tenemos que dar respuestas metodo-

    lgicas y organizativas, como son el trabajo gru-

    pal, la construccin de redes reales, solidarias,

    horizontales, participativas.

    fundamentalmente, tenemos que dar respues-

    tas ticas que no dejen dudas de que no queremos

    el sistema capitalista, que en la construccin del

    nuevo paradigma no seremos dogmticos ni le

    pondremos palabras antes de hacerlo, yque de ver-

    dad, y sobre todo, somos incomparables.

    ROBERTO IGLESIAS