A Donde Se Han Ido Las Abejas

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Brilliant article about contemporary Spanish novel and the image of Madrid

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  • Revista de Filologa Romanna t5BN: 84-95215-36-52002. anejo ttl. 13t-151 t5SN: 1577-5984

    A dnde se han ido las abejas? Imgenesde Madrid (antes y) despus de La Colmena

    Dieter INGEN5CI-IAY

    RESUMEN

    Consideramos aqu el espacio de Madrid desde el punto de vista de la lectu-ra semitica como un espacio ambiguo que permite varias interpretaciones y lec-turas. Detectamos el grado cero de la lectura en La Colmena de Cela y conside-ramos las nuevas estticas urbanas de corta duracin, a travs de la movida y los80, y los intertexto-s y los no-lugares en la literatura del Madrid de la postmo-vida.

    PALABRAS CLAVE: Ciudad postmodema, Madrid en la literatura, Jos ngelMaas.

    1. INTRODUCCIN: LA AMBIGUEDAD DE MADRID

    En 1760 Edward Clarke, un clrigo ingls, y su acompaante, JosephBaretti, asistieron a la ceremonia de entrega de poder del Rey Carlos III enMadrid. Al abandonar la engalanada Plaza Mayor los viajeros sufran de unfuerte dolor de cabeza, a causa del horrible hedor y ftidos vapores delos montones de basura que yacen por todas partes ~. Unas dcadas mstarde Alexandre de Laborde, un acompaante de Lucien Bonaparte, visitMadrid y encontr que era la ciudad ms limpia de Europa. Madrid le pa-

    Llamnazares, 1998, p. 52: Cuenta Earetti que antes de franquear sus puertas el horrible he-dor y ftidos vaporesde los montones de basurasque yacen por todaspartes le abrumaronde talfonna que decidi reducir su estanciaen ella e incluso, durante aqulla, se vio aquejado a menu-do de fuertes dolores de cabeza.

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  • Diete; Ingenschav A dntie se Itan ido las abejas? imgenes to Madrid (antes y). -

    reci la ms bella, mejor edificada y con mejores habitantes de todas lasciudades europeas 2

    Tambin en las descripciones de Pars y Berlin se encuentran opinionesopuestas o ambigtiedades; de hecho toda formacin de la imagen de unaciudad sc caracte-iza por la tensin entre una recepcin positiva o eufricala ciudad como exposicin de la cultura (en el sentido de Georg Sim-

    mcl)- y una recepcin negativa o disfrica la ciudad como enemigo dela naturaleza humana3 . Sin embargo. en el caso de Madrid es particular-mente evidente la existencia de dos tipologas antagnicas de la msma ciu-dad. Yo atribuyo esto a la razn especfica de que la arqueologa cultural deEspaa se caracteriza por la dialctica inmanente de las dos Espaas. Lanocin de dos Espaas se refiere a la interaccin del conservadurismo tra-dicionalista hegemnico con perodos humanistas, ilustrados y democrti-cos. Esta dialctica agudiza la dicotoma bsica. En el caso dc Madrid nin-guna de las imgenes dentro del tnarco de las dos Espaas al menosdesde el siglo XIX se ha dado cuenta de la existencia de la otra; hecho esteque conduce a posiciones unilaterales como la formacin de un mito cen-tralista en la obra de Mesonero Romano, en otros casos, conduce a pol-mIcas, as como al papel problemtico de Larra entre la exigencia dereformas sociales y la desilusin (cf. Resma, 2000, p. 127, y Baker, 1992,Pp. 50-53).

    Pero volvamos a los visitantes de Madrid del principio y a sus diver-gencias. Tenemos que decidir si una de estas opiniones ambas con-temporneas y enmarcadas en el contexto de la literatura de viajes noficticia es errnea? Si sabemos por las llamadas fuentes ~objetivasque la costumbre de arrojar por la ventana basura y excrementos a la calleprevaleci- todava por~-v-arias- dcadas-en-el siglo XlX, se e-qu-ivoco entonces Laborde? O debemos asumir que la mayora de los visitantes fa-

    ib.. p. 89: La visin quede la ciudad ofrece es. sin enbarga, radicalmente opuesta. Ile-gando a afirmar cosas tales como que la Puerta del Sol, ms que una plaza, es una estrella o queno hay ciudad en el mundo en la (lue se ponga tanto cuidado en la limpieza, lo que quza habita

    que rebajar algo. (.. -) Alejandro de Laborde parece jo encontrar adjetivos suficientes para elogiarlos muchos encantos de Madrid. As la Plaza Mayo,- le parece un conjunto hevnoso noblc emponente - el agua le parece pura. buena y muy ligera, las calles hermosas y sobcrbas y 1ciudad, en fin. cotno conjutto la ms bel la. mejor edificada y c(vn mejores habitantes tic tod s lascu(la(les europeas. Con respecto a la cuestin

  • Dieter lngenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid (antesy)...

    vorecen la descripcin negativa? O podemos postular que todo juicio so-bre una ciudad es siempre poco fiable, ya que la lectura de la ciudad de-pende de la subjetividad; y que por tanto un acercamiento semitico es pe-ligroso si reclama una legibilidad inequvoca de la ciudad? Sin embargo,si se demuestra la imposibilidad de dar argumentos fiables sobre las ciu-dades en la literatura, entonces el efecto principal de la literatura urbana esproducir imgenes directas, importantes por mediar entre la ciudad y sutexto literario. Las imgenes de ciudades son un fenmeno particular-mente complejo ya que la calidad discursiva, los procedimientos literarios,la bsqueda estilstica, etc. entran en el juego de la descripcin o apro-piacin adecuada. Adems, an cuando estas imgenes no pueden serdescritas con exactitud por los anlisis semiticos ~, ellas representan hitospara la recepcin. Como tal estas imgenes se fusionan en un precisomomento que podra ser nombrado como grado cero. Anterior a estemomento la imagen de la ciudad es oscilante; posterior a l todas lasimgenes -en su calidad de postimgenes no pueden evitar referirse aeste grado cero.

    En el caso de Madrid es particularmente difcil determinar este gradocero, ya que su rica historia literaria no cuenta con las grandes novelas mo-nolticas que poseen ciudades como Pars, Berlin o Nueva York. Sin duda elproceso de construccin de Madrid a travs de la literatura tard mucho enculminar, pero su culminacin y vigencia son evidentes para muchos es-critores contemporneos: Muoz Molina, por ejemplo, cita la idea de G-mez de la Serna sobre el carcter novelesco de la capital de Espaa; yFrancisco Nieva contest claramente a la pregunta sobre su novela Carnede murcilago: ~

  • Diete; Ingensc/tav de gran ciudad (Gmez de la Serna, Nostalgia. p. 1 it

    Los autores espaoles exiliados no produjeron testimonios literarios su-ficientemente convincentes como para crear el nuevo gran paradigma del dis-curso sobre Madrid. Este proyecto, sin embargo, recibi impulsos decisivosdurante las primeras dcadas del gobierno de Franco. Esta reconstruccin dela ciudad democrtica es descrita por Manuel Vzquez Montalbn en su re-ctente estudio La literatura en la construccin de la ciudad democrtica

    cf Ugarte, 996, p. 119

    R vi> ta cJe Fildilaga RornnicttJt)02, anejo tt. t 3 l 51 134

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    como el proyecto cultural y poltico dominante entre 1939 y 1982 (Vz-quez Montalbn, 1998, p. 60), donde concluye: Una retina histricamentesutil descubrira que como a la sombra de la ciudad franquista empezaba aaglutinarse, intra y extramuros, la ciudad antifranquista (ib.). Quizs los au-tores tratados a continuacin puedan ser considerados como los creadores deun nuevo Anti-Madrid. De hecho ellos establecieron un nuevo tipo de dis-curso sobre la capital espaola, suficientemente convincente como para cons-tituir la imagen prototpica de un grado cero. El primer paso decisivo eneste proceso fue dado en 1951 con La colmena de Cela.

    2. EL GRADO CERO: LA VIDA DE LAS ABEJASY LA FUERZA DE UNA METAFORA

    Con la proposicin de La colmena, como un estadio crucial en el devenirde la invencin literaria de Madrid (en lugar de tomar a Mesonero Romanos,Baroja, Gmez de la Serna o Umbral) mi primer argumento es el trata-miento estilstico del sujeto de la ciudad. W. Matzat ha mostrado, emple-ando el modelo de sujeto, horizonte y estructura de W. Iser, que la frag-mentacin del texto no lleva a una multiplicidad de horizontes, sino a sulimitacin y a la monotona, convirtiendo, de este modo, la novela en undocumento de alienacin (Matzat, 1984). El hecho de la alienacin no esen s decisivo, sino la manera en que se realiza sta, en una poca difcil parapublicar obras de este tipo dadas las condiciones de control y censura. Unode los modos comunes para llevar esto a cabo fue la invencin de nuevasmetforas. La imagen de la colmena aparentemente muy tradicional si secompara con otras imgenes urbanas, y utilizada ya por Galds no era nin-guna provocacin, era suficientemente inofensiva. Sin embargo, poda ser le-da como crtica al sinsentido y al activismo vano de la posguerra. La col-mena es un texto lmite, hecho al borde de lo que la censura franquistapoda tolerar (con unos pequeos cambios) y al borde de lo que el lector es-paol contemporneo poda aceptar. La primera idea de Doa Rosa No per-damos la perspectiva (p. 45) es una advertencia al lector, y a la vez, una ad-vertencia a todas esas abejas perdidas en la ciudad, cuyo horizonte eslimitado, falto de una visin general, e incluso de una visin directa a la ciu-dad; los ojos de las personas miran todo el tiempo al suelo (Las gentes secruzan, presurosas. Nadie piensa en el de al lado, en ese hombre que a lo me-jor va mirando al suelo, p. 321). La metfora de la colmena est usada, eneste caso, en contra de Galds, su inventor. Este la us como una unidad des-

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    criptiva dentro del contexto tradicional de la vista panormica sobre la ciu-dad. La colmena, y la no vela social en general, se las arreglaron para evitarla pompa ridcula del realismo social de otras literaturas, y para lograr im-genes propias. como la colmena a saber la ms efectiva en la recepcin,aunque no la ms interesante. La colmena es importante, sobre todo, debidoa su constante lectura errnea como realista, iniciada por el propio autor alInterpretar la fragmentacin como una expresin de la situacin de la pos--guerra: los madrileos como abejas perdidas.

    Yo propondra La colmena como grado cero con menos entustasmo siesta novela fuera un caso aislado. Sin embargo es uno de un grupo de textos(escritos en los 50 y 60) que tratan la ciudad de manera similar, novelascomo OflLside, de Gonzalo Torrente Ballester; Tiempo de silencio, de LuisMartn-Santos y El .1w-ama, de Rafael Snchez Ferlosio. Estas novelas tie-nen en comn el hecho de rechazar ambos caminos precedentes: el patetis-mo nacionalista y el costumbrismo nostlgico, adems buscan ser un testi-monio de la depresin; y. de esta manera, enfatizan la existencia de las dosEspaas. Dieciocho aos despus de La colmena, Torrente Ballester fue anms lejos en su descripcin de los sectores marginados de Madrid; y Tiem-pv le silencio, de Martn-Santos, desarrolla una sutil contrapartida a la re-t-rica tradicional-, as como una anticipacin dc nuevas-tendencias en laapropiacin literaria de la ciudad. Cuando el protagonista de Tiempo de si-lencio describe las chozas de los pobres, las chabolas, como alczares de lamiserIa, encuentra metforas ms atrevidas que Cela y desenmascara as lapattica retrica fascista. Con respecto a la anticipacin de tendencias re-cientes hay que decir que Martn-Santos de ninguna manera fue el primeroen escribir sobre chabolas de hecho su descripcin contiene, en granmedida, los mismos detalles usados por Galds en un pasaje de La deshe-redada-, pero Martn-Santos renuncia a una descripcin desde la pers-pectiva disfrica del realismo. El va an ms lejos al usar un gesto lricoinapropiado, registro ste que encontraremos nuevamente en Madrid 650

    (1995). de Francisco Umbral.A modo de resumen podemos decir que la novela espaola de los 50 y

    60 puede serconsiderada el grado cero de la escala espaola, a pesar de loprosaica que pueda parecer si se le compara con Dos Passos o Dblin.Esto no slo por la recepcin que ha tenido, sino tambin por su efectivametaforizacin y por su recurrencia al modelo de las dos Espaas. Estasnovelas ilustran la idea de Vzquez Montalbn de la reconstruccin de laciudad denocrtica; son la primera aglutinacin de una ciudad antifran-quista mfra muros.R -vis/cc dc Piloto gic, Romcinh ci2tt02. anejo tt. 131-ISt 136

  • Dieter lngenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid
  • 1)/eter fngenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes tic Madrid (antes y). -

    la Dunniente despertada por el beso. El ms eminente representante de lamovida, Pedro Almodvar, puso fin al discurso fragmentado y alienado, yregres a las historias, ubicndolas en su propio Madrid.

    En una letrospectiva de los aos 70 y 80 Almodvar se atreve a tratarcon un considerable sarcasmo el tema del cambio social de la Espaa post-franquista, el cual trajo con la libertad el desempleo y la prdida de laseguridad. En su ensayo La ciudad (en ALmodvar, 1991, p. 154-160) laconseja a los jvenes desempleados de ambos sexos que llegan de lasprovincias que se convietian en traficantes de droga o que se prostituyan.Este consejo cnico elimina el dualismo entre una concepcin negativa de lacudad, frecuentemente vinculada a todo tipo de prostitucin desde la de-nominacin de Babilonia como la gran prostituta y muestra una concep-cIn positiva de la ciudad, ya que la prostitucin aparece ahora como unelemento ms de la vida moderna, de toda forma de libertad, incluso la se-xual. Pero, y esto es Ins importante, l establece una relacin entre Madridy todas sus pelculas tempranas. Esta relacin es particularmente evidenteen las tomas de la autopista urbana M-30 en Qu he hecho yo para mere-cer esto? En su ensayo Venir a Madrid (Almodvar, 1991. p. 106-110),el director de cine explica en detalle el papel central de Madrid en sus pe-lculas, las cuales forman exitosamente una nueva imagen de la ciudadcomo centro dc una nueva esttica de deshechos y de la artificialidad. Por1987 la fecha de Mujeres al bo-cle de un ataque de nervios todos loseuropeos saban que este Madrid se haba convertido en la ciudad ms ex-citante de Europa; (el filsofo italiano Gianni Vattimo hablaba de lacapital del siglo XX y de un laboratorio de una nueva existencia posmo-

    derna)5. Y con la demora correspondiente el gobierno central espaol yla burocracia cultural de Bruselas eligieron Madrid como Capital cultural deEuropa en 1992.

    En los 80, cuando la movida impona su esttica y su modo de vidapropios en el escenario urbano de las Ramblas de Barcelona o la Plaza Dosde mayo de Madrid, la crtica posmoderna encontraba la metrpolis sola-mente desorientada y pez-ifrica. Mientras los ciudadanos vivan da y nocheen el trfico atronador, parachoques contra parachoques, en el centro, lostericos postulaban el centro vaco (Baudrillard). e incluso la inexistenciadc un centro (Aug). De esta manera la movida espaola contradeca las ob-servaciones de los crticos. Desafortunadamente faltan los paradigmas lite-rartos convincentes. Si las imgenes de Madrid fueran fotos, el Madrid de la

    Cita en Bou/Soria Olmedo, 1997. p. 399.

    Rcc.ista dr l-,Ic.clogc, Ro;onu o2t512. anejo O. t3t 15 138

  • Dieter Ingenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid (antes y)...

    movida lucira como figuras psicodlicas al estilo de Warhol o de losBeatles, ligeramente pasadas de moda y excntricas, pero con una origi-nalidad: Pedro Almodvar. La movida es un modo de vida en la ciudad, nouna literatura sobre la ciudad. La mayor importancia de sus representanteses haber superado la desesperacin de la generacin de los colmeneros. Sinembargo, la movida fue un fenmeno de corta vida. Las ltimas pelculas deAlmodvar pueden leerse como documentos del fin de la movida.

    4. EL MADRID DE LA pOSTMOVIDA: INTERTEXTOSY NON-LIEUX

    Volvamos a la cuestin de la ciudad y ocupmonos ahora de los aos90, a saber de cuatro ejemplos que son, de hecho, postimgenes de Madrid,en tanto ellos rechazan la locura de la movida tanto como las buenas inten-ciones de los autores de la novela social. Las novelas en cuestin son Losmsteios de Madrid (1992), de Antonio Muoz Molina, Historias del Kro-nen (1994), de Jos ngel Mafias, Madrid 650 (1995), de Francisco Umbraly Ciudad rayada (1998), de Maas.

    4.A. Antonio Muoz Molina, Los misterios de Madrid:la intertextualidad de los misterios novelescos de la ciudad

    Los misterios de Madrid cuenta las experiencias madrileas de Loren-cito Quesada, un joven periodista de Mgina, en Andaluca. Una nocheLorencito recibe una llamada telefnica de la persona ms prominente dela ciudad, don Sebastin Guadalimar, multimillonario y aristcrata (p.8). ste le da la mala noticia que la famosa estatua de San Cristo de laGrea fue robada de la capilla y esto una semana antes de Semana San-ta! Don Sebastin le pide, ms bien le ordena, que vaya a Madrid a aclararel crimen contra dios, el mundo, la ciudad y la cofrada. Lorencito aceptade mala gana y parte hacia Madrid, donde haba estado veinte aos atrscon motivo del 2> Festival de la can

  • O,eter Ingensthas> A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrit (antes y)...

    de la vista perifrica todo esto sirve para criticar la vida metropolitana. Ma-drid es tan central en esta novela que la historia de detective parece meropretexto.

    Lorencito se ve arrojado en la moderna metrpolis postfranquista, de tu-ristas y rascacielos de acero y cristal, de trfico atronador, de drogas ysexshops; y al mismo tiempo en el Madrid castizo, el viejo crculo tradi-cional entre la Castellana y la Tone Picasso al norte, Atocha al sur, plaza deEspaa al oeste y la Puerta de Alcal al este. El Rastro, la Plaza Mayor, lascalles dudosas al norte de la Gran Va, todo esto forma un escenario queaparece en el costumbrismo ms convencional; el protagonista raramenteabandona esta rea. En cierta ocasin, secuestrado y arrojado desde el co-che, se encuentra en un puente sobre la M-40. All, donde habita la fealdady la anonimidad de la periferia, hay un cartel gigante que dice Bienvenidoa Madrid, capital europea de la cultura (p. 118) y que hace contraste coneste non-lien suburbano de varias chabolas miserables, lleno de gente pli-da como zombis, ausente de todo pice de cultura europea. Aqu el humortoma la forma de irona, amarga de alguna manera. Por eso no asombra queJoan Ramon Resma, quien insiste en que toda lectura de la polis es unacto poltico, refiera este pasaje, en su interpetacin de Los misterios deMadrid (cf. Resma, 2000), como un ejemplo eminente de crtica social. Yono puedo evitar leer la novela corno una alegre humorada, como un juegoposmoderno sobre la literatura urbana, donde hay mucho de autorretrato delautor en su tmido hroe provinciano. La novela de Madrid de Muoz Mo-lina ofrece pruebas de una posicin ambigua. Hay en ella unos pasajescrticos, pero tambin hay una capa de atraccin secreta que sale a flotesiempre que Muoz Molina escribe sobre el Madrid castizo, ya sea en estanovela -o en susartculos periodsticos. -

    Los rnisu-ios de Madrid funge como una versin irnica de una tpicanovela de detective y de novela urbana (con referencias topogrficas con-cretas ----nombres de calles, de lugares, de tiendas, de edificios). La nove-la se constituye, principalmente, por la intertextualidad, comenzando poreltitulo mismo, que alude a la novela ms exitosa de Eugne Sue, Les Mvst-res de Pais, y su gran nmero de imitaciones como la de Jos Nicasio MilLos mistezios de Barcelona. Al igual que su antecesor francs Muoz. Mo-lina combina la descripcin del lado oscuro de la capital con una historia deamor. Y si el salvador de doncellas cadas de Suc es un aristcrata alemn,la salvadora de Lorencito resulta ser la hija de la marquesa, cuyo segundoesposo es don Sebastin Guadalimar, el jefe de Mgina. Pero el mayorimpacto de la intertextualidad se manifiesta ya en la cita precedente al tex-

    kv stcc ch hilc,tc, eh, Raoc,Jnic a>0>0 14Q .

  • Dieter Ingenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid (antes y)...

    to, tomada de Nostalgias de Madrid, de Gmez de la Serna: Madrid es tannovelesco que su novela ms perfecta es la de lo insucedido.

    Esta cita convierte a Madrid en un almacn de historias y la vida de laciudad en material literario ms novelesco que las mismas novelas unprocedimiento original, pero poco innovador. Pero si yo tengo razn, algodel entusiasmo personal por la ciudad deviene intertextualidad. MientrasGmez de la Serna convierte a Madrid en el mundo cerrado de sus proyec-ctones desde el exilio, el escritor andaluz quien viva en Madrid ya mu-cho antes de ser elegido miembro de la Real Academia documenta loscambios sufridos por Madrid desde el fin del franquismo. En este sentidoLos misterios de Madrid es un testimonio de que el proceso de cambio ha-cia la modernidad ha llegado a su fin. Y de paso la novela cuestiona, a tra-ves de las palabras de su protagonista, la concepcin de la semitica, de lalegibilidad de la ciudad. De manera muy diferente a la ciudad (tradicio-nalista) que l conociera en su primera visita, el protagonista abandona suafn de comprender la metrpolis (postmoderna): Decidi que Madridera una ciudad incomprensible (p. 47).

    4.B. Jos ngel Maas, Historias del Kronen: la capitalde la indolencia y el exceso

    Historias del Kronen, publicada en 1994, as como la versin flmica deMontxo Armendriz, de 1995, tuvieron un xito sensacional en Espaa: Ellibro se vendi como churros, comenta Tiempo (15 de mayo de 1995); yEl Pas (12 de mayo) escribe El fenmeno Kronen arrasa en las taquillas(para una comparacin detallada entre el libro y la pelcula cf Ingen-schay, 1998). Aparentemente Maas supo trasponer a un discurso ficticio elsentir de los veinteaeros, su desesperanza y su incapacidad de establecerrelaciones. El libro es el diario de Carlos, el protagonista, llevado durantedos semanas de unas vacaciones ms bien aburridas. El contexto familiarmuestra el conflicto generacional, una de las lneas temticas de la novela.Pero el contexto esencial es el del estilo de vida de lajuventud madrileadeclase media, descrito a travs de un grupo de amigos, cuyo diario se desa-rrolla, principalmente, entre las visitas a discotecas, el sexo espontneo y lasdrogas; una vida sin perspectivas, sin sentido ni ideales.

    La mayor provocacin de Maas es presentar a un hroe que parece no te-ner sentimientos humanos; su innovacin ms palpable es la integracin de lajerga juvenil radical y el frecuente uso del lenguaje fecal. El estilo de vida de

    141 Revista de Filologa Romnica2002, anejo III, 13t-t5t

  • Liiieter Ingensehay A dnde se han ido las abejas? Imgenes th Madrid (antes y)..

    un Kronen necesita la gran ciudad. La pelcula comienza con una toma pa-normica de la silueta nocturna de Madrid; la novela, por su parte, acentatambin el papel de la metpolis como habitat imprescindible de esta sub oparacultura. Pero la novela no tematiza el complejo espacio interior del centrourbano, como tampoco la periferia suburbana. Ni Cibeles, ni la Plaza Mayor,ni las chabolas ms all de Vallecas son mencionadas. El mapa urbano est de-limitado por bares, discotecas y cines; cl protagonista no es ya el.tlneur del si-glo xtx, sino un conductor de coche; y la calle ms mencionada es la autopis-ta M-30. la va de comunicacin ms rpida en el laberinto urbano. Cosascomo estas nos hacen recordar la teora de Marc Aug de la ciudad contem-pornea como un non-lieu. El Madrid de Maas se corresponde hasta el deta-le con la concepcin de Aug de la metrpolis como un lugar prototpicoamorfb e intercambiable de la vida postmodema. Consecuentemente las ob-servacIones hechas por el protagonista de la geografa urbana en Historias delK;-onen no conducen a ningn sentimiento esttico. Si encontrarnos senti-mientos, estos son en forma de bsqueda excesiva del hroe al entrar en laau-topista en direccin contraria. El bar Kronen mismo juega un papel notable-metite diferente al tradicional del caf como centro de comunicacin (como enLafrnana de o-o, de Galds, en el caf de Doa Rosa en La colmena).

    Sin etubargo Historias del Kronen ofrece un ambiente tpicamentemadrileo y una imagen propia especfica de la juventud espaola de lacapital en la mitad de los 90; hecho ste demostrado por el enorme gradode identificacin entre los lectores jvenes. Si bien la novela mantiene elinters por los ciudadanos marginados (tpico de Cela. Torrente Ba-llester y Martn-Santos), tambin rehusa esbozar una imagen de Madridsubstancialmente nueva y se limita a si misma a una postiniagen espec-fica. Su red intertextmnl rectu7a los dosparadigmaspre-cedente-s:la:ge-neracin del 68, dc buenas intenciones polticas y el estilo esttico locode la movida. Carlos contrasta claramente la generacin hippy de su pa-dre con la de su grupo propio>. Sus sentimientos son reflejados en la no-vela a travs de intertextos como Genciation X. de Douglas Coupland,pero principalmente a travs de referencias a Ame-ic-an Psvc-ho, de BrettEaston Ellis. cuyo protagonista es la nica figura ideal para Carlos y susamigos. Ellos viven en el mundo del cine, pero no del tipo almodovaria-

    Maas. 1994. ~. 6?: Ya estamos con el sermn de siempre. El viejo comienza a hablar decmo el los lo tenan todo mucho ms difcil, y de Cl1~O han luchado para darno.s todo lo que te-nemos. La democracia, la libertad, etctera. ctctea. El rol lo sesentajochista pseudoprogre de

    empre- So,-, los viejos tos que lo tienen todo: la gil ita y el p >de r. Ni siquiera nos han dejado la rebe dla: ya la agota ron toda los putos: orn-y i stas s los putos ~ji pi s re su poca

    Rcci.ula clv 11/> cl>, gla Roccn,ic t,lii t - SI 142

  • Dieter Ingensc-hay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid (antes y)...

    no, sino de pelculas como La naranja mecnica, El silencio de los cor-deros y de pelculas pornogrficas snuff.

    Al mismo tiempo estas referencias muestran la creciente amencaniza-cin del Madrid actual; y lo hacen de manera ms convincente y muydistinta a las visiones tursticas de Off-side, de Torrente Ballester, o deSeas de identidad, de Juan Goytisolo, o de Los misterios de Madrid, deMuoz Molina. Las Historias del Kronen cuestionan el canon urbano ig-norndolo o desatendiendo la tradicin literaria de la percepcin de la ciu-dad, abandonan la utopa implcita de Vzquez Montalbn de la ciudad de-mocrtica y la vocacin poltica de la novela social, y sustituyen lasimgenes tradicionales de la ciudad por la postimagen de una generacindesesperanzada.

    4.C. Francisco Umbral, Madrid 650: la heterotopacomo un non-lien lrico

    Umbral es un madrileista que adems de su estudio sobre Gmez dela Serna escribi ensayos y novelas sobre la capital espaola (comoNada en el domingo, su Triloga de Madrid; una coleccin de ensayoscostumbristas, Amar en Madrid y Madrid 1940. Memorias de un joven frs-csta). En 1995 public su novela urbanaMadrid SO, la cual rompe con latradicin literaria general y con la suya propia. El epgrafe explica que el t-tulo fue tomado de un manual de Geografa (Madrid es una ciudad situadaa 650 metros sobre el nivel del mar), refirindose as al ms bsico de losaspecto geogrficos de una ciudad. El texto, sin embargo, no es una predi-cacin general sobre la ciudad. Los fragmentos de la accin llevan al lectorhacia la periferia, a un vagn de ferrocarril abandonado literalmente en elmedio de lanada, en un suburbio deprimente hasta el absurdo, llamado LaHueva (una clara alusin al barrio del Pozo del Huevo al sur de Vallecas).Jernimo, el ocupante del vagn y jefe del barrio, es la persona ms privi-legiada entre estos seres marginados, quienes viven del robo, del trfico dedrogas, de la prostitucin, de las limosnas y del saqueo de tumbas. Ellos tie-nen una forma de vida bien organizada donde intrusos no deseados son eli-minados. Su barrio es para ellos el centro de la vida, mientras que el centrode Madrid es slo un escenario secundario con la funcin de garantizar lasupervivencia. El texto preserva la estructura social interna de Madrid: lasmuchachas de clase alta son del barrio de Salamanca, Jernimo va al ma-tadero de Legazpi para saldar cuentas con un enemigo, y roba una motocerca de Nuevos Ministerios, etc. No obstante, el texto carece de toda des-

    Revista de Filologa Romnica2002, anejo III, l3l-t5t143

  • Dieler lngensehay , I&,onia20(12 anejo Itt. t 31-151 144

  • Dieter Ingensehay A dnde se han ido las abejas:> Imgenes de Madrid (antes y)...

    tro e invierte la distribucin de elementos relevantes. Si la teora postmo-derna de la cultura destaca la inversin de los antiguos centros y periferiast,podemos decirentonces que Umbral ofrece una postimagen postmodernade Madrid.

    Sin embargo la inversin de la periferia en centro sigue siendo poco fia-ble, y al final de esta novela lrica de Umbral el suburbio es destruido porlos bulldozers de la municipalidad, metaforizados como el Gran Cangrejode una pata (p. 248). El protagonista tiene que huir de su territorio yabrirse camino hacia ese resplandor rojo y tibio, penetrable y extensoque es Madrid (p. 253), en busca de una nueva identidad. Evidentementeel ferviente madrileismo de Umbral le sale al encuentro. El tono elegacode esta novela no aborda a los habitantes marginados de La Huelva con laperspectiva extica de Tiempo de silencio, de Martin-Santos, ni con el mi-metismo de la jerga de los jvenes de Historias del Kronen, de Maas. Ladiscrepancia cutie el lenguaje potico y la crudeza de la vida perifrica noes sujeto, pero s un efecto particular del texto, y una prueba mayor de supostmodernidad. Otra prueba es el triunfo sobre unajerarqua social a travsdel lenguaje. Los desclasados de la sociedad pueden manejar metforas, ale-goras y todo tipo de discurso lrico, citan a Rilke y a Lorca mezclndoloscon su registro pi-opio de la ms baja jerga una fona implcita de ma-nifestar la otredad. Como postul David Harvey: La idea de que todogrupo tiene el derecho de hablar por si mismo, con voz propia..., es esencialpara la actitud pluralista del postmodernismo.t2 (Harvey, 1995, p. 48).

    4.D. Jos ngel Maas, Ciudad rayada: el hogar de un traficantede drogas

    Ciudad rayada (1998), de Maas, describe la vida de un estudiantemadrileo de 17 aos de edad, llamado Kaiser, quien vive del trfico dedrogas, principalmente de cocana. Al igual que en Historias del Kronent3

    Cf. el ttulo progratntico de la (todava hoy) ms importante discusin sobre la cultura li-teraria posicolonial, Ashcroft et al., 1989.

    The idea that alt groups have a right to speak for themselves, in their own voice, ... is es-sental to the pluralistie stance of postmodernisni. (Harvey, 1995, p. 48).

    >3 junto con Me,tsaka (1995) y la recin publicada Sonko 95. Autorretrato con negro definido (1999), IIisro,ias del Kronen y ciudad rayada lrman parte de lo que el editor de Maastiama la tetraloga dcl Kronen; sin embargo las conexiones entre estas novelas son ms bien flo-jas.

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  • Diete, lngenschav
  • Dieter Ingenschay A dnde se han ido las abejas? Imgenes de Madrid (antes y)...

    acuerdo con la declaracin de Salman Rushdie que La marginalidad seconvirti en una fuente de energa sin precedentest6 (Ashcroft et al., 1989,p. 12). Por otro lado la periferia madrilea no es tan predominante en Ciii-dad rayada (como lo es en la novela de Umbral). Si al final de Madrid 650el regreso al centro es un episodio mnimo, el texto de Mafias enfoca en re-petidas ocasiones el centro de la ciudad. El carcter madrileista de la no-vela se revela en el captulo Menudo finde, cuando el protagonista da unpaseo por el puto centro de Madrid (p. 184 s.), yendo desde las Corteshasta el Retiro, Puerta de Alcal, Plaza de la Independencia, despus en me-tro hasta el Banco (le Espaa y Cibeles, GranVia, Plaza de Espaa... casi sinolvidar ninguno de los lugares o monumentos del repertorio clsico madri-leo. El afecto por la ciudad es ms palpable todava cuando Kaiser y Tulavan de un tpico non-lieu, el Centro comercial Arturo Soria, hasta las tetasde Madrid, desde donde se ve la ciudad dicho de un modo baudelairia-no: en son ampleit- (As que nos fuimos a ver la puesta de sol a las Tetasdel Cerro Po, que son dos montculos por ah por Vallecas, desde donde sepuede ver todo Madrid., p. 195). Por muy convencional que parezca la vis-ta desde el cerro, el foco de atencin es enumerar los sitios significativos delmapa urbano de Kaiser (incluyendo la ya famosa M-30); y es adems unaescena innovadora en cuanto crea imgenes individuales. Finalmente el jo-ven traficante de drogas retoma la metfora central que constituye el gradocero de la literatura de Madrid, la imagen de La colmena:

    Fi-a como si aquello fuera una gran colmena de locos, y nosotros olvi-dando la panda de fumetas de al lado que no hacan ms que rerse con chistesapestosos -estuvisemos por encima, controlando el mundo mientras el cieloprenda fuego detrs de las torres de Asca, untando todo con una capa de mer-melada re albaricoque. Las nubes se volvan moradas, y los ltimos rayos desol parecan lseres de discoteca. Viendo el planetario de Atocha, y la Eme-treinta, ya iluminada, y el Pirul, y las torres inclinadas de Plaza Castilla, meacord de una vez que jod la tele y la abr con un destornillador para ver lasplacas de circuitos de dentro. Molaba. (Maas, p. 196).

    Es importante sealar la diferencia entre las implicaciones de la met-fora de la colmena en las novelas de Cela y de Maas. Mientras Cela la usapara expresar la alienacin esencial de aquellas abejas perdidas, Maas,por su lado, hace uso de la vista superior como forma de una apropiacin

    ~ Marginality llius becarne an unprecedcnted source of energy (Ashcroft et al., 1989, p.120).

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  • Dietar Ingen~-htv
  • Dieter Ingensc-hay A dnde se han ido las abejas? imgenes de Madrid (antes y)...

    sino que hay que aspirar a otro skvline, el de una ciudad global, futura, que a lavez sea igualitaria, solidaria y libertaria. (pp. 95 ss.)

    Se puede notar que las ideas de Vzquez Montalbn no han sido con-firmadas, de ninguna manera, por nuestros ejemplos de literatura urbanacontempornea. Esta desarrolla un discurso critico contra la esttica prece-dente, pero no parece estar lista para trabajar por la ciudad global del futu-ro. El resultado ms llamativo es que Madrid postmoderno e internacio-nal ya no es apropiado a travs de la dicotoma de las dos Espaas.Combinando la concepcin del non-lieu de Aug con una calurosa recupe-racin de la metrpolis postmoderna las novelas de Madrid han (re)descu-bierto la ciudad democrtica y exponen una variedad innovadora de suspostimgenes.

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