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A priori antropológico El a priori antropológico hace referencia a la problemática del sujeto y a los criterios que de ello se derivan. Noción con la que se indica la condición y posibilidad de la filosofía latinoamericana tanto retrospectiva como prospectivamente. Connota el reconocimiento y autorreconocimiento del sujeto como sujeto radicalmente histórico y social: la temporalidad y la contingencia definen el proceso en el que el ser humano se afirma o se niega en función de su praxis. Supone una decisión de naturaleza axiológica: el acto mediante el cual el sujeto se pone a sí mismo como objeto de reflexión. El sujeto que realiza esta acción no es un “yo” sino un “nosotros” en un doble sentido: los discursos posibles de esta autovaloración son por su emisión individuales y por su significación sociales. Un comienzo y los recomienzos de la filosofía latinoamericana se han dado de hecho cuando el “nosotros los latinoamericanos” ha intentado la búsqueda de su identidad a partir del reconocimiento de alteridad, única forma de lograr una afirmación legítima de sí. El a priori antropológico está inscrito en el a priori histórico, la aparición del primero es indefectible dentro de una cierta visión del mundo determinada históricamente. El espacio donde se resuelve el a priori antropológico legítimo es la cotidianeidad que se constituye en el punto de partida y de llegada del quehacer filosófico. Es una de las herramientas conceptuales utilizada por el filósofo argentino Arturo Andrés Roig (Mendoza, 1922), quien pretende fundamentar su argumentación en favor de una filosofía latinoamericana entendida como “saber de vida”. Retomando críticamente la idea de Hegel desarrolla la definición apuntada. En La introducción a la historia de la filosofía, el filósofo alemán sostiene que el comienzo de la “verdadera filosofía” tiene lugar en Occidente, específicamente con los griegos, en el momento en que el Espíritu se muestra a sí mismo en las determinaciones históricas concretas. Ligado a esto, están las condicionantes de la existencia de constituciones libres y de un Estado en donde prive la libertad política.

A Priori Antropológico e Histórico Según Roig

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Filosofía

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Page 1: A Priori Antropológico e Histórico Según Roig

A priori antropológico

 

El a priori antropológico hace referencia a la problemática del sujeto y a los criterios que de ello se derivan. Noción con la que se indica la condición y posibilidad de la filosofía latinoamericana tanto retrospectiva como prospectivamente. Connota el reconocimiento y autorreconocimiento del sujeto como sujeto radicalmente histórico y social: la temporalidad y la contingencia definen el proceso en el que el ser humano se afirma o se niega en función de su praxis. Supone una decisión de naturaleza axiológica: el acto mediante el cual el sujeto se pone a sí mismo como objeto de reflexión.

            El sujeto que realiza esta acción no es un “yo” sino un “nosotros” en un doble sentido: los discursos posibles de esta autovaloración son por su emisión individuales y por su significación sociales. Un comienzo y los recomienzos de la filosofía latinoamericana se han dado de hecho cuando el “nosotros los latinoamericanos” ha intentado la búsqueda de su identidad a partir del reconocimiento de alteridad, única forma de lograr una afirmación legítima de sí.

            El a priori antropológico está inscrito en el a priori histórico, la aparición del primero es indefectible dentro de una cierta visión del mundo determinada históricamente. El espacio donde se resuelve el a priori antropológico legítimo es la cotidianeidad que se constituye en el punto de partida y de llegada del quehacer filosófico.

            Es una de las herramientas conceptuales utilizada por el filósofo argentino Arturo Andrés Roig (Mendoza, 1922), quien pretende fundamentar su argumentación en favor de una filosofía latinoamericana entendida como “saber de vida”. Retomando críticamente la idea de Hegel desarrolla la definición apuntada.

            En La introducción a la historia de la filosofía, el filósofo alemán sostiene que el comienzo de la “verdadera filosofía” tiene lugar en Occidente, específicamente con los griegos, en el momento en que el Espíritu se muestra a sí mismo en las determinaciones históricas concretas. Ligado a esto, están las condicionantes de la existencia de constituciones libres y de un Estado en donde prive la libertad política.

            El individuo es libre cuando se piensa y se conoce como universal; el enunciado “en tanto que me pongo para mí y valgo sencillamente para mí” resume el movimiento de ponerse como objeto de conocimiento y de conocerse como tal. En el despliegue de la conciencia este momento es denominado “para sí”. Los señalamientos valiosos de Hegel respecto al a priori antropológico se disuelven por considerar finalmente al sujeto histórico como una medición de un sujeto absoluto, fundamento y esencia de todo acontecer.

            El replanteamiento sintético del a priori antropológico hegeliano, pero basado en el mismo Hegel, es según Roig: “‘querernos a nosotros mismos como valiosos’... ‘tener como valioso el conocernos a nosotros mismos’”.  Con base en este sentido, las formas concretas en que ha tenido lugar la conformación del sujeto histórico y sus manifestaciones permiten incluir como un tipo de saber el pensamiento prehispánico, para el caso específico del comienzo de la filosofía latinoamericana están en principio las declaraciones de Juan Bautista Alberdi en El fragmento preliminar al estudio del derecho (1838), acerca de la necesidad de una filosofía americana.

 

            Cerutti, Horacio. Filosofía de la liberación latinoamericana, FCE, col.  Tierra Firme, México, 1983. Hegel,

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Georg. Introducción a la historia de la filosofía, Sarpe, col. Los Grandes Pensadores, España, 1983. Roig, Arturo. Teoría y critica del pensamiento latinoamericano, FCE, col. Tierra Firme, México, 198 1. Roig, Arturo. El pensamiento social de Juan Montalvo. Sus lecciones al pueblo, Corporación Editora Nacional, Universidad Andina Simón Bolívar, Subsede Ecuador, 1995. Schutte, Ofelia. “De la conciencia para sí a la solidaridad latinoamericana: reflexiones sobre el pensamiento teórico de Arturo Andrés Roig”, en Arturo Andrés Roig, Filósofo e historiador de las ideas, México, Universidad de Guadalajara, 1989.

 

A priori histórico

Designa una estructura epocal determinada y determinante que condiciona y posibilita la forma como se capta la facticidad histórico-social, punto de arranque para el filosofar. La historicidad del a priori histórico, es decir, su transformación depende de la “conciencia social” cuya función es de tipo causal; el paso de un a priori histórico a otro está supeditado al surgimiento de la “conciencia social”, cuya a prioridad, esto es, lo que hace posible su aparición, no es de carácter necesario sino a posteriori en cuanto se conforma una nueva época o generación.

            El a priori histórico está constituido tanto por “categorías intelectuales” como por “estados de ánimo”, lo que imprime significado a la producción teorética y a la manera en que se conducen los individuos en su contexto social.  La concepción que se tenga del mundo y de la vida funciona como a priori histórico; el modo de comprender el mundo y la vida condiciona los alcances y limitaciones teórico-prácticas de la forma como se resuelva esa comprensión.

            El término es usado por primera vez, en el contexto latinoamericano, por el filósofo argentino Arturo Andrés Roig (Mendoza, 1922) en una ponencia leída durante el Congreso de Morelia, México, en 1975. La expresión la toma de Michel Foucault y advierte de los riesgos que ello puede traer consigo. De este eufemismo se deriva que el significado del “a priori histórico”, manejado por ambos autores, es diferente, aunque también hay puntos de coincidencia.

            Estos últimos residen en el uso de la palabra a priori conforme a un significado de raigambre kantiana: aquello que es condición y fundamento de algo. Tanto Roig como Foucault indican que el “a priori histórico” no es de carácter formal, dicen respectivamente: “lo a priori no lo es respecto de lo histórico, como algo que determina a lo temporal desde afuera, sino que es asimismo histórico”, “frente a unos a priori formales cuya jurisdicción se extiende sin contingencia, —el a priori histórico— es una figura puramente empírica... este a priori no escapa a la historicidad”.

            La diferencia estriba en que para Foucault el a priori histórico se reduce al campo del lenguaje, ya que lo define como “el conjunto de reglas que caracterizan una práctica discursiva”, asignándole, además un papel condicionante en relación con el surgimiento de teorías opuestas o contrarias, una función que establece la forma de comportamiento de las prácticas extradiscursivas. Esas “reglas de formación”, que permiten hablar de una multiplicidad de objetos, conceptos, funciones del sujeto y opciones teóricas, son las que no están dadas desde el exterior de un campo discursivo determinado y en ese sentido son no formales. Son históricas en cuanto que fundadas en la experiencia son transformables y porque, en virtud de ello, pueden dar cuenta de la dispersión de los enunciados: “el discurso... tiene... una historia específica que no lo lleva a depender de las leyes de un devenir ajeno”.

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            En tanto la redefinición de Roig apunta más allá de lo meramente conceptual. El dominio del a priori histórico incluye también la “disposición afectiva y valorativa ante un objeto”, existen sentimientos y emociones de tipo social que condicionan la manera en que el individuo responde ante cierta situación. La utilización de este vocablo por parte de Roig obedece a la necesidad de subrayar que la facticidad, la existencia misma, están mediadas por una “comprensión y una valoración”: no existen los fenómenos puros e inmaculados a los que el filósofo pudiera arribar con un afán de explicarlos “objetivamente”, es decir, sin emitir juicios valorativos. El conjunto de creencias, actitudes, conocimientos, etcétera, de una época hacen posible y condicionan las ideas y la posición que se tenga respecto a ese corte histórico.

            El a priori histórico de Foucault lo es respecto al mundo de los discursos. El a priori histórico de Roig lo es respecto a la historia misma.

 

Cerutti, Horacio. Filosofía de la liberación latinoamericana, FCE, col.  Tierra Firme, México, 1983. Foucault, Michael. La arqueología del saber, Siglo XXI, México, 1970. Roig, Arturo. Filosofía, universidad y filósofos en América Latina, UNAM, col. Nuestra América, México, 1981. Roig, Arturo.  Teoría y critica del pensamiento latinoamericano, FCE, col. Tierra Firme, México, 1981. Vázquez, Francisco. Foucault. La historia como crítica de la razón, Montesinos, Biblioteca de Divulgación Temática, España, 1995.