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Acerca de “VIGILAR Y CASTIGAR” de Michel Foucault *Lic. Patricia Martínez Llenas I) INTRODUCCIÓN: Debido a la magnitud y riqueza teórica de la obra del autor francés Michel Foucault, se torna indispensable hacer esta Introducción donde se mostrarán aquellos conceptos fundamentales presentes en sus escritos y ciertos datos de su biografía. Para ello se ha tomado la fuente: “SURVEILLER et PUNIR” COMPRENDRE Michel FOUCAULT SEPT CONCEPTS MAJEURS Michel Foucault présenté aux étudiant/es d'EPS [1] Dicha fuente consultada ha sido traducida y adaptada del francés por la autora del presente trabajo. 1. Breve referencia historiográfica de Michel Foucault: [2] Michel Foucault nació en 1926 en Poitiers, hijo de un padre cirujano y de una hija de cirujano. Cursó todos sus estudios en Poitiers, hasta las clases preparatorias para la Escuela Normal Superior. Fracasa una primera vez en el concurso del 1945, dejando entonces Poitiers por París, y desembarca en

Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

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Una breve descripcion de los postulados principales del libro vigilar y castigar escrito

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Page 1: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

Acerca de “VIGILAR Y CASTIGAR” de Michel Foucault

*Lic. Patricia Martínez Llenas

I) INTRODUCCIÓN:

Debido a la magnitud y riqueza teórica de la obra del autor francés

Michel Foucault, se torna indispensable hacer esta Introducción donde

se mostrarán aquellos conceptos fundamentales presentes en sus

escritos y ciertos datos de su biografía.

Para ello se ha tomado la fuente:

“SURVEILLER et PUNIR” COMPRENDRE Michel FOUCAULT

SEPT CONCEPTS MAJEURS

Michel Foucault présenté aux étudiant/es d'EPS [1]

Dicha fuente consultada ha sido traducida y adaptada del francés por la

autora del presente trabajo.

1. Breve referencia historiográfica de Michel Foucault: [2]

Michel Foucault nació en 1926 en Poitiers, hijo de un padre cirujano y de

una hija de cirujano. Cursó todos sus estudios en Poitiers, hasta las

clases preparatorias para la Escuela Normal Superior. Fracasa una

primera vez en el concurso del 1945, dejando entonces Poitiers por

París, y desembarca en Henri IV donde prepara el concurso de la rue

d’Ulm que aprueba brillantemente. Encuentra ahí a Althusser, que era

maestro de estudios de filosofía en 1948. Foucault continúa sus estudios

de filosofía y de psicología: licenciatura de filosofía en la Sorbonne

(1948), licenciatura de psicología (1949).

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Obtiene su diploma de estudios superiores escribiendo sobre Hegel, bajo

la dirección de Jean Hyppolite. Esos años de estudio en la Escuela

Normal Superior parecen haber sido un período de gran sufrimiento,

marcado por varias tentativas de suicidio.

Foucault adhiere al partido comunista en 1950 (que dejará en 1952). Es

la época donde el Partido Comunista conoce sus horas de gloria: 25% de

los franceses votan Rojo. Para todos esos jóvenes que no pudieron

participar en la guerra, en la resistencia, el partido constituye una

ocasión de participación.

Desde un punto de vista filosófico, los existencialistas y los

fenomenólogos están en la cima de su gloria.

Foucault es recibido en la agregación de filosofía en 1951. Deviene

maestro de estudios de psicología en la ENS, trabaja como psicólogo en

Sainte-Anne en el servicio del Prof. Jean Delay. Ahí encuentra a

Daumezon, Lacan, Ajuriaguerra, Henri Ey.

Trabaja igualmente con Lagache. Foucault recordará en varias

oportunidades que es a partir de esta experiencia que nace el proyecto

del estudio del cual se establece históricamente nuestra relación con la

locura. Es en Sainte-Anne el lugar de origen de la revolución

neuroléptica, precisamente en el momento que Foucault se encuentra

trabajando.

El Prof. Delay es uno de los hombres que marcan este descubrimiento.

La clasificación de psicotropos de Delay-Deniker no ha sido

verdaderamente jamás superada. Daumezon es uno de los padres de la

psicoterapia institucional, y será uno de los primeros junto con

Tosquelles en darse cuenta que la institución y sus relaciones de poder

“vuelven loco”.

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Foucault, primero es asistente de psicología en Lille, luego en la ENS

(reemplaza a Althusser) continúa sus estudios (diplomas de

psicopatología, luego de psicología experimental). Los primeros trabajos

de Foucault, hasta la Historia de la Locura tratan sobre la psicología, y

hasta su partida hacia Túnez, en 1996, ejercerá en la universidad como

docente de psicología.

Foucault publica en 1954 Enfermedad mental y personalidad, una obra

de inspiración marxista. Escribe la introducción de una traducción de

Binswanger por J. Verdeaux, Sueño y existencia. Marxismo y

fenomenología constituyen el terreno intelectual donde Foucault deberá

franquearse para la lectura de Nietzsche, Bataille, Blanchot, Klossowki.

En Sainte-Anne, Foucault participa de los primeros seminarios de Lacan.

En 1955, por recomendación de Georges Dumezil, Foucault deviene

director de la Casa de Francia en Uppsala, Suecia, donde estará hasta

1958. Foucault organiza en dicho encuadre, discusiones, conferencias,

sesiones recreativas, toda suerte de eventos con el fin de promover la

lengua francesa y sus intelectuales. Es en Upssala que comienza su tesis

“La Historia de la Locura” que acabará en 1958. Esa partida para Suecia

marcará una de las ruptura profundas decididas y teorizadas por

Foucault, y uno de los grandes imperativos éticos será el desprenderse

de sí mismo. El fin era descentrarse y poder volverse extranjero a su

propia cultura. En Suecia, Foucault descubre una extraordinaria

biblioteca constituída por 21.000 documentos: cartas, manuscritos,

libros raros, y sobre todo, un fondo considerable sobre la historia de la

medicina, su lectura va a alimentar su trabajo. Pasa horas y horas

leyendo, tomando notas y redactando. Su tesis va construyéndose muy

difícilmente.

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Foucault deja Suecia por Varsovia, va a re-abrir el Centro de civilización

francesa. Deja precipitadamente Polonia en 1959 y toma la dirección del

Instituto Francés de Hamburgo.

Lucha a favor de los prisioneros, disidentes soviéticos, homosexuales,

maoístas…, colabora con el comité SOLIDARNOSC en 1981. Ha escrito:

Historia de la locura en la Edad Clásica; Las palabras y las cosas; Vigilar

y Castigar; La Arqueología del Saber; Historia de la Sexualidad (1º, 2º y

3º); El uso de los placeres; La inquietud de si; Raymond Roussel; La

voluntad de Saber; El Poder Psiquiátrico; Los Anormales, y otros.

Traduce también el espíritu de su época y su obra entra en resonancia

con varias corrientes de reflexión que han animado la vida intelectual

durante varios decenios: el Estructuralismo (Barthes, Lacan, Lévi-

Strauss), el Anti-humanismo (sentido filosófico = rechazo de considerar

al hombre como un actor consciente de sus actos y por la disolución de

la noción de sujeto autónomo), la crítica de los poderes (Sartre,

Althusser), corriente anti-psiquiátrica, para la liberación sexual (en los

años 70, el deseo y la locura como lugar importante bajo la influencia

del psicoanálisis), la epistemología relativista emparentada a Bachelard,

Canguhilhem, Koyre, quiénes tienen como preocupación común la de

vincular el pensamiento científico a los cuadros mentales de una época.

La noción de “Episteme” creada por Foucault está muy próxima al

concepto de “Paradigma”, modelo creado por Thomas Khun.

La historia de las mentalidades, tiene en su obra una real proximidad

con la escuela histórica de los Anales (Braudel, Beyne).

En 1984, muere de Sida.

2. Sus temas de estudio son:

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La Locura, la Epistemología, el Poder, la Medicina, la Sexualidad, la Ética,

las Ciencias del Hombre desde la Antigüedad hasta el S. XIX

3. Tesis dominante:

Mostrar que cada época produce un “discurso dominante” considerado

de decir la verdad sobre el mundo y de imponer sus normas.

- Poder y Saber: Para Foucault, el poder no es atributo del Estado,

está presente en todas las Instituciones tales como la Prisión, la

Escuela, la Usina o Fábrica, la Familia, o las Disciplinas científicas.

La “Sociedad Disciplinar y Normalizadora”

transforma al individuo en “materia a trabajar, en curva a

progresar”. Para Foucault, el poder acciona directamente sobre el

Cuerpo y se expresa bajo forma de reglamentos, disciplinas,

mandatos que hacen del cuerpo una materia a trabajar.

Las 4 características del PODER:

1. Es inmanente, no está unificado por lo alto y se ejerce en

“focos locales” (niños, educadores…)

2. El poder varía en permanencia: incesantes modificaciones en

las relaciones de fuerza, el poder se inscribe en un doble

condicionamiento, a pesar de su carácter “microfísica”

obedece también a una lógica global que es característica

de una sociedad a una época.

3. El poder es indisociable del Saber: todo ejercicio del poder en

una sociedad moderna es también lugar de formación del

saber (sobre lo viviente, la locura, el sexo, la infancia…), y

de forma simétrica, todo Saber establecido permite y

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asegura el ejercicio de un poder (ej. demografía,

criminología…manera de conocer la población y controlarla).

4. De la Punición a la Vigilancia: en su estudio “La exclusión”,

Foucault toma al S XVIII como bisagra en la historia de la

Punición (castigo); hasta ese momento el castigo era igual a

torturas, ejecuciones públicas y luego prisión (cara oculta del

procedimiento penal)

5. La Sociedad Disciplinar para Foucault: las máquinas a

controlar los cuerpos, como la escuela, la fábrica, la prisión,

crean una sociedad disciplinar que responde a diversas

mutaciones mayores (demográfica, económica, política,

tecnológica) a las cuales el Antiguo Régimen no podía

enfrentar. Es necesario articular de manera óptima el

crecimiento demográfico con el desarrollo de sistemas de

producción (acumulación del capital). La respuesta a ese

doble problema toma la forma de una “microfísica del

poder” caracterizada por tres novedades:

- La escala de controles, y acá no se trata de los cuerpos

globalmente como una unidad indisociable, sino de

ejercer sobre dichos cuerpos una coerción sostenida a

nivel del movimiento y de las actitudes.

- Ese control no se ejerce sobre los elementos significantes

de la conducta o sobre el lenguaje, sino sobre la

eficacidad de los movimientos –“la sola ceremonia que

importa es aquella del ejercicio”.

- Sobre la modalidad del control: una coerción constante

vela sobre los procedimientos de la actividad más que

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sobre sus resultados, y cuadrilla de cerca el tiempo, el

espacio, los movimientos. Se puede llamar “disciplinas” a

esos métodos que autorizan el control minucioso de las

operaciones del cuerpo. Ellos devienen, para Foucault, en

el S XVIII en formas generales de dominación en las

casernas, escuelas, fábricas o prisiones. Para ello hace

falta repartir a los individuos en el espacio según un

principio de encierro –claustro o reclusión-; asignar las

masas movientes en lugares cercados (cada uno su lugar

y su rango), controlar la actividad (empleos de tiempos

racionales). El trabajo es vuelto obligatorio (control

estrecho). Para una pedagogía del movimiento, para la

notación y la clasificación, para la vigilancia jerárquica, la

sociedad disciplinar individualiza la masa anónima. “¡Que

hay de sorprendente, si la prisión se asemeja a las

fábricas, a las escuelas, a las casernas, a los hospitales, y

todos se asemejan a la prisión!”

4. Siete conceptos mayores en la obra de Foucault:

1. Arqueología del Saber: Tiende a desbrozar las condiciones de

aparición de un discurso (sus fundamentaciones). El archivo es el

material privilegiado del historiador.

2. Disciplina: La puesta en forma del saber dentro de una disciplina,

supone una cierta normalización de las formas del pensamiento.

3. Discurso: Foucault lo encuentra en las obras científicas, los

manuales didácticos, los textos de la ley que dirigen o administran

un dominio. Se trata de un corpus de textos de contenidos

científicos o pedagógicos que están insertos en el cuadro de

pensamientos propios de una época.

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4. Episteme: Cuadro de pensamiento propio a una época. Está

próximo del “Paradigma” creado por Thomas Khun (filósofo de las

ciencias). Según Foucault el episteme de un período le sigue

brutalmente a aquel del período precedente.

5. Poder: No es atributo exclusivo de un hombre, de un Estado, de

una clase. Es difuso y no localizable en un lugar preciso. La

microfísica del poder, considera a analizar los métodos de

dominación, y no la naturaleza o las fuentes del poder.

6. Razón: Aquí, no en el sentido matemático. La razón es sinónimo

de pensamiento científico o filosófico. Se la opone a las creencias

juzgadas como irracionales y que están fundadas sobre los deseos

y las pasiones.

7. Saber: No es un conocimiento neutro, objetivo y universal. La

“voluntad de saber” implica un proceso de dominación sobre los

objetos y sobre los hombres.

5. Las tres épocas del pensamiento:

1. Edad Pre-Clásica (Edad Media y Renacimiento): “Pensamiento de

semejanza y de analogía”, por ejemplo, analogías entre los

cuatro elementos y los tipos de enfermedad o de caracteres

humanos (la nuez cura los males de cabeza porque se asemeja

a un cerebro…)

2. Edad Clásica (mitad del S XVII hasta comienzos del S XIX):

“Pensamiento del Ordenamiento y de la Clasificación”, ejemplo,

las ciencias naturales: la evolución.

3. Edad o época de la Modernidad (comienzo del S XIX):

“Pensamiento de la Historia”. Se trata de encontrar un orden

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lógico (una razón) oculto en el mundo y de repartir los objetos

según clasificaciones formales, ejemplo: Linné clasifica las

especies animales y vegetales –clasificación universal-.

6. LA HISTORIA DEL CASTIGO COMO “FUNCIÓN SOCIAL

COMPLEJA”

El problema, remonta a Nietzsche. Del castigo, Nietzsche dice que no se

trata solamente de una institución destinada a mejorar o a disuadir,

tampoco a ejercer una venganza bajo la protección del derecho. El

castigo es más un objeto complejo donde hay que distinguir dos cosas:

de un lado, el uso, el acto, el “drama”, por lo tanto un procedimiento; de

otro lado, la “finalidad” y la “espera” asociadas a la puesta en marcha

de este procedimiento.

Si el procedimiento (usar una dramatización) es “relativamente

permanente” en la historia, y anterior al castigo mismo, en revancha, la

fluctuación en el curso de la historia de la finalidad y de la espera -¿que

puedo esperar del hecho de castigar?- hace que el castigo no tenga más

un sentido único, sino una síntesis de “sentidos”. Imposible de definir

dice Nietzsche (“todo el pasado histórico del castigo, la historia de su

utilización tiene fines diversos, se cristaliza finalmente en una suerte de

unidad difícil de resolver, difícil de analizar, y apoyándonos sobre este

punto, absolutamente imposible de definir”). Nietzsche cita a granel,

once de sus fines diversos. Si habla de imposibilidad, es porque tal como

lo precisa más adelante, “no es definible eso que no tiene historia”.

Foucault retoma la cuestión bajo otro ángulo, analizando el castigo como

un procedimiento de “problematización”, como una transformación de

las dificultades y obstáculo de una práctica en un problema general.

Bajo este ángulo, el castigo termina definitivamente relevando de una

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moral cualquiera. Condensa un conjunto de respuestas. Es una función

social compleja, un elemento de la táctica política (los métodos de

castigo son considerados como técnicas de poder), una etapa dentro de

un “proceso espistemológico-jurídico” definido por el cruzamiento del

derecho penal y las ciencias humanas.

8. DEL “SUPLICIO” DE LOS CUERPOS A LA “VIGILANCIA” DE

LAS ALMAS

En el castigo, la cuestión es la manera en que el cuerpo es investido por

los lazos del poder. “Vigilar y Castigar” comienza con la trascripción del

suplicio de Damiens. Pero el problema que plantea Foucault es el de la

desaparición progresiva de los suplicios. Obra de las leyes y de grandes

códigos penales de los siglos XVIII y XIX: el cuerpo despedazado,

supliciado, amputado, desaparecerá en algunas decenas de años. La

“toma del cuerpo” se desanuda. El afrontamiento físico deja de ser

puesto en escena. El contacto se reduce entre la ley y el cuerpo del

criminal. Lo que nos parece pura barbarie primitiva se cambia por un

suavizamiento penal. Pregunta: ¿se trata de un alivio de las normas? Sí,

en los hechos. Pero es necesario ver si este alivio no es un

desplazamiento del fin, de la espera, de los medios del procedimiento

punitivo. Puesto que si no se trinchan más los cuerpos, se meten a

castigar las almas (sufrimiento invisible, silencioso, decente frente a

todas las miradas).

El objeto histórico de Foucault en “Vigilar y Castigar” es pues ese pasaje

del cuerpo al alma como blanco del procedimiento jurídico del castigo.

Pero respecto del alma, se trata más precisamente de una

transformación de la manera que el cuerpo (cuerpo-alma

indisociablemente) es investido por los lazos del poder. El cuerpo no es

más trinchado en su carne, ahora lo es en sus procesos mentales y

afectivos. Se juzga el personaje del criminal, se evalúa su moralidad, se

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cuantifica su grado de locura, se calcula la probabilidad de enderezarlo,

de curarlo para que se convierta en un ciudadano normal, etc. También

el objeto crimen cambia: se castiga la agresividad en la agresión, el

deseo en el matar, la perversión en la violación. Se castiga, en el acto, la

pasión que lo ha causado. El alivio penal, dice Foucault, es una técnica

de poder. Se entra así, según Foucault, en una forma de poder asociado

menos al Estado mismo que a la vigilancia. El cuerpo se revela como

una realidad biopolítica.

El análisis del castigo, transformado en concepto por referencia a la

problematización de prácticas que condensa, hace ver el alma moderna

en la exacta medida que muestra que, de ahora en adelante, los

individuos se constituyen como tales a través de su conformidad tácita a

las normas de los procedimientos difusos de un poder que les impone

“formas de vida” y “maneras de conducirse”.

El texto “Vigilar y Castigar” designa como hipótesis la idea del cambio

en el modo del ejercicio del poder, que se produce en los siglos XVIII y

comienzos del XIX, como correlato de la desaparición de la monarquía, y

de la idea que el soberano tenía todo el derecho de castigar. Este

cambio se acompaña por el aumento del poder de la burguesía que

instaura un nuevo lazo con la riqueza, y que ya no tiene relación con el

poder de estar ligado a la tierra, sino que supone la explotación por una

clase particular de la población, la clase obrera, de una riqueza investida

en máquinas, fábricas, etc., lo que determina que la riqueza la produce

el trabajo. A partir de ahí, se vuelve imperativo vigilar a los obreros. Eso

es tan así, que se vuelve más rentable vigilar que castigar, de acuerdo a

la economía del poder industrial. Pero, ¿cómo vigilar toda una categoría

de la población, y al mismo tiempo impedir su revuelta? A esa pregunta,

cabe responder que ello se logra a través de campañas moralizantes,

campañas de cristianización de la clase obrera. Por ejemplo

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oponiéndolas a otra categoría de la población: los “delincuentes”. Esta

última categoría no existía en el SXVIII, sino bajo una forma muy

heterogénea y nómade. Para hacerla ahora visible y existente se crea y

organiza el sistema de prisiones. Eso que engendra la población de los

delincuentes, en el SXIX, será la prisión. Este ha sido un proyecto de

transformación de los individuos, y el fracaso ha sido inmediato. Desde

1820 se constata que la prisión, lejos de transformar a los criminales en

personas honestas, produce una fábrica de nuevos criminales o empuja

a los mismos en su criminalidad. La prisión produce la delincuencia, y

traba por otro lado la reinserción. La etapa siguiente a constatar, será

que a causa de la prisión, será necesario desarrollar una policía, que

podrá vigilar a los antiguos delincuentes, y por lo tanto, también a los

obreros.

Se llega así a un encadenamiento muy lógico: necesidad de

vigilar a los obreros para proteger la riqueza investida, por

medio de la moralización más la prisión, produciendo

delincuencia, lo que necesita del poder de policía.

Se trata pues de una función social compleja que condensa un conjunto

de respuestas a un problema. Ese problema es el de la vigilancia de una

clase de la población. La organización de la prisión, ligada a un aparente

suavizamiento de las penas, es la organización de un inmenso

procedimiento de dominación de las almas, cuya nueva modalidad será,

según Foucault, el “panoptismo”.

El panoptismo entendido como una invención tecnológica dentro del

orden del Poder, como la máquina de vapor dentro del orden de la

producción. El panoptismo (del panóptico de J. Bentham) como

experimentación de la vigilancia integral, aplicada no sólo en las

prisiones, sino también en las escuelas, las fábricas, las casernas, los

hospitales.

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II) Conceptos y comentarios del Cap.I “EL CUERPO DE LOS

CONDENADOS”, contenido en la 1º parte de la obra

“SUPLICIO”[3]

Luego de una minuciosa y detallada descripción de espanto y horror de

las torturas públicas que eran infligidas en el cuerpo del criminal, que

Foucault mediatiza a través del personaje de Damiens, ocurrido el 2 de

marzo de 1757 en París, como también de la trascripción del reglamento

redactado para la “Casa de Jóvenes delincuentes de París”, el autor

plasma sus reflexiones diciendo:

“He aquí, un suplicio y un empleo del tiempo. No sancionan los mismos

delitos, no castigan el mismo género de delincuentes. Pero definen bien,

cada uno, un estilo penal determinado. Menos de un siglo los separa (…)

Entre tantas modificaciones, señalaré una: la desaparición de los

suplicios (…) Unos castigos menos inmediatamente físicos, cierta

discreción en el arte de hacer sufrir, un juego de dolores más sutiles,

más silenciosos, y despojados de su fasto visible…”

A partir de estos últimos renglones, Foucault introduce el tema que es

central en la argumentación de “Vigilar y Castigar”, ya que abre el

análisis de la ideología que subyace en este viraje, donde el castigo ya

no pasará por el cuerpo “No tocar ya el cuerpo, o lo menos posible en

todo caso, y eso para herir en él algo que no es el cuerpo mismo (…) El

castigo ha pasado de un arte de las sensaciones insoportables a una

economía de los derechos suspendidos”.

Derechos suspendidos, que es ahora ejercido a través del poder ya no

del monarca sino que se difumina en esferas más sutiles, que se van

organizando al servicio de intereses que se van perfilando con los

cambios sociales y económicos, así va diciendo el autor “…un ejército

entero de técnicos ha venido a relevar al verdugo, anatomista inmediato

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del sufrimiento: los vigilantes, los médicos, los capellanes, los

psiquiatras, los psicólogos, los educadores”.

Así se observa cómo Foucault va dando a entender cómo los verdugos

de otrora son reemplazados por los “expertos”

Ya a mitad del SXIX, se puede hablar de una penalidad de lo no corporal

como un cambio de objetivo, así entiende esto Foucault cuando dice:

“Puesto que ya no es el cuerpo, es el alma. A la expiación que causa

estragos en el cuerpo debe suceder un castigo que actúe en profundidad

sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad, las disposiciones”

También va introduciendo el cambio operado en la manera de juzgar,

cómo se juzga al criminal, qué es lo se juzga, estos cambios son aludidos

al decir de Foucault: “…Se han puesto, pues, a juzgar otra cosa distinta

de los delitos: el alma de los delincuentes (…) Desde que la Edad Media

construyó, no sin dificultad, y con lentitud el gran procedimiento de la

información judicial, juzgar era establecer la verdad de un delito, era

determinar su autor, era aplicarle una sanción legal. Conocimiento de la

infracción, conocimiento del responsable, conocimiento de la ley, tres

condiciones que permitían fundar en verdad un juicio. Ahora bien, he

aquí que en el curso del juicio penal, se encuentra inscrita hoy en día

una cuestión relativa a la verdad, muy distinta No ya simplemente: “El

hecho, ¿se halla establecido y es delictivo?”, sino también: “¿Qué es,

pues, este hecho, esta violencia o este asesinato? ¿A qué nivel o en qué

campo de realidad inscribirlo? ¿Fantasma, reacción psicótica, episodio

delirante, perversidad?” No ya simplemente: “¿Quién es el autor?”, sino

“¿Cómo asignar el proceso causal que lo ha producido? ¿Dónde se halla,

en el autor mismo, su origen? ¿Instinto, inconsciente, medio, herencia”

No ya simplemente: “¿Qué ley sanciona esta infracción?”, sino: “¿Qué

medida tomar que sea la más apropiada? ¿Cómo prever la evolución del

sujeto? ¿De qué manera sería corregido con más seguridad?” Todo un

Page 15: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos,

referentes al individuo delincuente han venido a alojarse en la armazón

del juicio penal”

Así más adelante, recalca que el juez en nuestro días hace algo muy

distinto que juzgar, ya que no es el juez el único que juzga, sino que su

poder se ha multiplicado en varias justicias menores y paralelas, por lo

que nombra como tales a “expertos psiquiatras o psicólogos,

magistrados de la aplicación de las penas, educadores, funcionarios de

la administración penitenciaria se dividen el poder legal de castigar; se

dirá que ninguno de ellos comparte realmente el derecho de juzgar: que

los unos, después de las sentencias, no tienen otro derecho que el de

aplicar una pena fijada por el tribunal, y sobre todo que los otros –los

expertos- no intervienen antes de la sentencia para emitir un juicio, sino

para ilustrar la decisión de los jueces”.

Pero, el eje se va centrando en el poder de castigar que se sirven de “un

saber, unas técnicas, unos discursos “científicos” se forman y se

entrelazan con la práctica del poder de castigar”.

Este poder de castigar se alinea con los sistemas de producción de los

que toman sus efectos, “así en una economía servil los mecanismos

punitivos tendrían el cometido de aportar una mano de obra

suplementaria y de constituir una esclavitud “civil” al lado de la que

mantienen las guerras o el comercio”(…) “El cuerpo sólo se convierte en

fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido” (…)

“Este saber y este dominio constituyen lo que podría llamarse la

tecnología política del cuerpo”

De esta manera se va estableciendo una correspondencia entre saber y

dominio, es decir, entre saber-poder, y resalta el concepto de la

microfísica del poder.

Page 16: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

III) Conceptos y comentarios del Cap. II “ILEGALISMOS Y

DELINCUENCIA”, contenido en la 3º parte de la obra “PRISION”

Foucault se enfoca ahora en la perversidad que fue operando en el arte

de castigar al hacer la evolución histórica de los castigos, así escribe: “El

paso de los suplicios, con sus rituales resonantes, su arte mezclado con

la ceremonia del dolor, a unas penas de prisiones practicadas en

arquitecturas masivas y guardadas por el secreto de las

administraciones, no es el paso a una penalidad indiferenciada,

abstracta y confusa, es el paso de un arte de castigar a otro, no menos

sabio que él. Mutación técnica. De este paso, un síntoma y un resumen:

la sustitución, en 1837, de la cadena de forzados por el coche celular”.

(…) “ Ahora bien, lo que, en junio de 1837, se adoptó para reemplazar la

cadena, no fue el simple carro cubierto de que se había hablado por un

tiempo, sino un artefacto que había sido elaborado muy

cuidadosamente. Se trataba de un coche concebido como una prisión

con ruedas. Un equivalente móvil del Panóptico. Dividido en toda su

longitud por un pasillo central, lleva, de una parte y de otra, seis celdas

en las que los detenidos van sentados de frente (…) La celda no tiene

ventana alguna al exterior, y está forrada por completo de chapa:

únicamente un tragaluz, también de chapa horadada, da paso a “una

corriente de aire regular”. Por el lado del pasillo, la puerta de cada celda

está provista de un ventanillo de doble compartimiento: uno para los

alimentos, y el otro, enrejado, para la vigilancia. “la abertura y la

dirección oblicua de los ventanillos están combinados de tal modo que

los guardianes tienen incisamente a los presos ante los ojos, y oyen sus

menores palabras, sin que éstos puedan lograr verse u oírse entre

ellos”.

Esta inmovilidad, yo diría mejor, esta incomodidad mayor, tanto del

cuerpo como del alma al que se veían sometidos los delincuentes, donde

Page 17: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

la vigilancia y control constante al que estaban expuestos ¿se puede

considerar como una forma de corrección?

Corrección que no corrige, sino que humilla, deshumaniza, por ende,

brutaliza rebajando al condenado a cosa de última categoría social.

Este supuesto aspecto “correctivo” no hace otra cosa que criminalizar

más profundamente al penado, en lugar de corregirlo, por ende, de

ayudarlo a emprender cambios en su actitud personal.

Siguiendo esta idea, Foucault expresa: “Las prisiones no disminuyen la

tasa de la criminalidad: se puede muy bien extenderlas, multiplicarlas o

transformarlas, y la cantidad de crímenes y de criminales se mantiene

estable, o, lo que es peor, aumenta (…) La detención provoca la

reincidencia. Después de haber salido de prisión, se tienen más

probabilidades de volver a ella; los condenados son, en una proporción

considerable, antiguos detenidos (…) La prisión no puede dejar de

fabricar delincuentes. Los fabrica por el tipo de existencia que hace

llevar a los detenidos: ya se los aísle en celdas, o se les imponga un

trabajo inútil, para el cual no encontrarán empleo, es de todos modos no

“pensar en el hombre en sociedad; es crear una existencia contra natura

inútil y peligrosa”; se quiere que la prisión eduque a los detenidos; pero

un sistema de educación que se dirige al hombre, ¿puede

razonablemente tener por objeto obrar contra lo que pide la naturaleza?

La prisión fabrica también delincuentes al imponer a los detenidos

coacciones violentas; está destinada a aplicar las leyes y a enseñar a

respetarlas; ahora bien, todo su funcionamiento se desarrolla sobre el

modo de abuso de poder. Arbitrariedad de la administración: “El

sentimiento de la injusticia que un preso experimenta es una de las

causas que más pueden hacer indomable su carácter. Cuando se ve así

expuesto a sufrimientos que la ley no ha ordenado ni aún previsto, cae

en un estado habitual de cólera contra todo lo que lo rodea; no ve sino

Page 18: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

verdugos en todos los agentes de la autoridad; no cree ya haber sido

culpable: acusa a la propia justicia”. Corrupción, miedo e incapacidad de

los guardianes (…) ¿Quiénes son estos guardianes? Soldados liberados,

hombres sin instrucción, sin inteligencia de su función, que tienen el

oficio de guardar malhechores (…) La prisión hace posible, más aún,

favorece la organización de un medio de delincuentes, solidarios los

unos de los otros, jerarquizados, dispuestos a todas las complicidades

futuras”

Nada más verdadero que esta crítica que abre Foucault como sentencia

que inevitablemente se cumple a rajatabla en las comunidades

carcelarias tanto nacionales como extranjeras, donde a los dichos del

investigador, se le pueden agregar también el uso que se hace de los

penados para la comisión de delitos desde adentro de las cárceles cuyos

beneficios son mayoritariamente aprovechados por los distintos

estamentos de las autoridades carcelarias. No se puede soslayar la

participación corrupta de los guardia-cárceles, y de otras autoridades

penales en la temática de las violaciones, sea en cárceles de hombres

como de mujeres; como tampoco de la compra y venta de sustancias

psicoadictivas, hasta llegar al colmo de negociar y revender los

alimentos destinados a los presos, para el beneficio personal de quienes

tienen el poder del manejo de la comida del penal.

Asimismo y siguiendo al autor Juan S. Pegoraro, quien en su artículo

“Las políticas de seguridad y la participación comunitaria en el

marco de la violencia social” sostiene que: “El fracaso del sistema

penal a su vez pone de manifiesto que tal fracaso tiene una función, ya

que la política penal es en la realidad una “gestión diferencial de los

ilegalismos”, que utiliza la represión y la tolerancia como herramientas

políticas contingentes. La utilización de la mano de obra delincuente en

múltiples tareas de servicios por la policía y por instituciones

Page 19: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

gubernamentales (matones, rompehuelgas, crimen del poder,

participación en los robos, manejo de la prostitución, tráfico de drogas,

tráfico de armas, etc.) ha acompañado a la historia humana, pero asume

formas y fines diversos”.

Foucault roza otra temática igualmente desesperanzadora, cuando trata

el tema del destino de los detenidos liberados: “Las condiciones que se

deparan a los detenidos liberados, los condenan fatalmente a la

reincidencia: porque están bajo la vigilancia de la policía; porque tienen

asignada o prohibida la residencia en determinados lugar o lugares;

porque “no salen de la prisión sino con un pasaporte que deben mostrar

en todos los sitios adonde van y que menciona la condena que han

cumplido”. El quebrantamiento de destierro, la imposibilidad de

encontrar trabajo y la vagancia son los factores más frecuentes de la

reincidencia”

En efecto, la imposibilidad de encontrar trabajo, una vez que ha salido

en libertad, hace que ahora como hombre liberado no halle un medio

válido para el sustento de su vida, lo cual lo empuja y coloca en una

situación de vulnerabilidad tan grande, que el recurso de valerse por sí

mismo lícitamente, naufraga, volviendo a conductas pasadas que le

permitieron la subsistencia. En este volver hacia atrás, el sujeto vuelve a

encontrarse en un mundo hostil, donde lo que prevalece es la repetición

de situaciones anómalas, por lo que las modalidades de afrontamiento

serán del tipo de la “sobrevivencia del más apto” aprendidas en prisión.

El aspecto mesológico se vuelve en contra del liberado, por lo que el

castigo continúa también en el afuera, en la libertad. Sigue pues,

condenado al fracaso y a la reincidencia.

Más agudos aún son los comentarios que le siguen, cuando

magistralmente Foucault reflexiona: “La prisión no era efectivamente

correctora y que la técnica penitenciaria se mantenía en ella en estado

Page 20: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

rudimentario, y contra el hecho de que al querer ser correctora, pierde

su fuerza de castigo, que la verdadera técnica penitenciaria es el rigor, y

que la prisión constituye un doble error económico: directamente por el

costo intrínseco de su organización e indirectamente por el costo de la

delincuencia que no reprime”

Esta idea de “al querer ser correctora, pierde su fuerza de castigo”,

podría explicarse desde una visión psicoanalítica, como que ahí donde

se ha cometido una falta, una trasgresión, debe haber una sanción que

lleve al sujeto a una paulatina asunción de culpabilidad subjetiva, para

que asuma la responsabilidad de sus actos. Pero nada de esto parece

funcionar.

Foucault sigue adelante con el tema, y se ocupa de las 7 máximas

universales de la buena “condición penitenciaria”, tal como figura en la

reforma definida en 1945, y de la cual todavía hoy se esperan tan

maravillosos efectos.

Escuetamente se los menciona:

1. La detención penal debe, por lo tanto, tener como función esencial la

transformación de comportamiento del individuo (…) La pena

privativa de libertad tiene por fin esencial la enmienda y la

readaptación social del condenado (Principio de la corrección).

2. La distribución en los establecimientos penitenciarios de los

individuos condenados a penas inferiores a un año tiene como base el

sexo, la personalidad y el grado de perversión del delincuente (Principio

de la clasificación)

3. Se aplica un régimen progresivo…con el fin de adaptar el tratamiento

del preso a su actitud y a su grado de enmienda. Este régimen va del

enceldamiento a la semilibertad…El beneficio de la libertad condicional

Page 21: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

se ha extendido a todas las penas temporales. (Principio de la

modulación de las penas).

4. Todo condenado de derecho común está obligado al trabajo…Nadie

puede ser obligado a permanecer ocioso (principio del Trabajo como

obligación y como derecho)

5. El trato infligido al preso, al margen de toda promiscuidad

corruptora…debe tender principalmente a su instrucción general y

profesional y a su mejora (Principio de la educación penitenciaria)

6. En todo establecimiento penitenciario funciona un servicio social y

médico-psicológico (Principio del control técnico de la detención)

7. Se presta asistencia a los presos durante la pena y después con

objeto de facilitar su readaptación (Principio de las instituciones anexas)

Estos siete principios ya existían escritos a mediados del 1800, es decir

un siglo atrás, y aún hoy todavía, se espera tener los maravillosos

resultados que aquellos preconizan… cosa que no sucede. De ahí que

Foucault considere que el sistema penitenciario como tal es un fracaso

rotundo, pero ¿por qué?

“Sería preciso entonces suponer que la prisión y de una manera general

los castigos, no están destinados a suprimir las infracciones; sino más

bien a distinguirlas, a distribuirlas, a utilizarlas; que tienden no tanto a

volver dóciles a quienes están dispuestos a transgredir las leyes, sino

que tienden a organizar la trasgresión de las leyes en una táctica

general de sometimientos. La penalidad sería entonces una manera de

administrar los ilegalismos, de trazar límites de tolerancia, de dar cierto

campo de libertad a algunos, y hacer presión sobre otros, de excluir a

una parte y hacer útil a otra; de neutralizar a éstos, de sacar provecho

de aquéllos.

Page 22: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

En suma, la penalidad no “reprimiría” pura y simplemente los

ilegalismos; los “diferenciaría”, aseguraría su “economía”

general. Y si se puede hablar de una justicia de clase no es sólo

porque la ley misma o la manera de aplicarla sirvan a los

intereses de una clase, es porque toda la gestión diferencial de

los ilegalismos por la mediación de la penalidad forma parte de

esos mecanismos de dominación”

Qué frase tan puntual se puede extractar de este análisis explicativo que

da Foucault, para comprender aún hoy el fracaso de la justicia penal-

penitenciaria cuando advierte de la gestión diferencial de los ilegalismos

como parte de los mecanismos de dominación.

Es la ley funcionando a la medida del poder que maneja el orden social.

Ciertamente, el poder lo detenta determinada clase social, a la que

justamente no pertenece la gran mayoría de homicidas, asesinos y

ladrones. Pensemos sino en los imputados de delitos de cuello y guante

blanco que luego del proceso judicial penal, si es que se llega a ello, son

juzgados y puestos en prisión. De esta forma y como bien dice Foucault

“sería hipócrita o ingenuo creer que la ley se ha hecho para todo el

mundo en nombre de todo el mundo; que es más prudente reconocer

que se ha hecho para algunos y que recae sobre otros…”

La delincuencia común, los criminales, asesinos, todos aquellos

alcanzados por el sistema carcelario, constituyen un ilegalismo aislado,

controlado, penetrado, organizado y encerrado en un medio definido, y

se les otorga un rol instrumental respecto a otros ilegalismos. Así,

socialmente se le otorga a éstos el patrimonio de toda la malicia, lo

abyecto, lo peligroso, lo que permite circunscribir a este tipo de

ilegalismo como el más punible, desde la paradoja de que al mismo

tiempo que se lo castiga mediante la prisión, desde ahí mismo se lo

Page 23: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

genera, “solidificando la delincuencia en el movimiento de los

ilegalismos”.

La cuestión que a Foucault le interesa resaltar, con respecto a este

ilegalismo de la delincuencia de las clases pobres en prisión, será el

ilegalismo de otra delincuencia, propia de la riqueza y que se halla

tolerada por las leyes y la indulgencia de los tribunales como también de

la discreción de la prensa.

IV) Conceptos y comentarios del Cap. III “LO CARCELARIO”,

contenido en la 3º parte de la obra “PRISION”

La disciplina carcelaria como “una operación de encauzamiento de la

conducta”; disciplina que no sólo pertenece a la prisión, sino que

coexiste con otras formas de control sobre las cuales se apoya, así en la

medicina, la educación general, la dirección religiosa, entre otras.

Pero, también la técnica disciplinaria se convierte en una disciplina que

tiene su escuela.

Foucault hace un recorrido de la técnica disciplinaria de las distintas

instituciones sociales, así nos cuenta: “Continuidad de las propias

instituciones que remiten las unas a las otras (de la asistencia al

orfanato, a la casa de corrección, a la penitenciaría, al batallón

disciplinario, a la prisión; de la escuela a la sociedad de patronato, al

obrador, al refugio, al convento penitenciario; de la ciudad obrera al

hospital, a la prisión). Continuidad de los criterios y de los mecanismos

punitivos que a partir de la simple desviación hacen progresivamente

más pesada la regla y agravan la sanción. Gradación continua de las

autoridades instituidas, especializadas y competentes (en el orden del

saber y en el orden del poder) que, sin arbitrariedad, pero según los

términos de reglamentos, por vía de atestiguación y de medida

Page 24: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

jerarquizan, diferencian, sancionan, castigan, y conducen poco a poco

de la sanción de las desviaciones al castigo de los crímenes”

Más adelante dirá “lo carcelario naturaliza el poder legal de castigar,

como legaliza el poder técnico de disciplinar”.

El poder técnico de disciplinar se extrae de los saberes de la psicología

científica, la psiquiatría, la medicina, etc., así saber y poder se

entremezclan en la legalidad del castigar. Estos saberes que responden

al concepto de la “normalidad” van generando veredictos terapéuticos y

encarcelamientos readaptadores.

De esta manera Foucault describe la existencia de “jueces de

normalidad” por doquier: el profesor-juez, el médico-juez, el educador-

juez, el trabajador social-juez, y todos ellos manejan la universalidad de

lo normativo. “El sistema carcelario constituye una de las armazones de

ese poder-saber que han hecho históricamente posibles las ciencias

humanas”

La organización social se ha vuelto panóptica, ya que “el tejido

carcelario de la sociedad asegura a la vez las captaciones reales del

cuerpo y su perpetua observación; es, por sus propiedades intrínsecas,

el aparato de castigo más conforme con la nueva economía del poder, y

el instrumento para la formación del saber que esta economía misma

necesita”

Para ir concluyendo con las inagotables ideas de Foucault, se rescata

aquella que en relación al análisis que hace de la prisión, dice: “Que la

prisión no es la hija de las leyes, ni de los códigos, ni del aparato judicial;

que no está subordinada al tribunal como el instrumento dócil o torpe de

las sentencias que da y de los esfuerzos que quisiera obtener; que es él,

el tribunal, el que es, por relación a ella, exterior y subordinado. Que en

Page 25: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

la posición central que ocupa, la prisión no está sola, sino ligada a toda

una serie de otros dispositivos “carcelarios”, que son en apariencia muy

distintos –ya que están destinados a aliviar, a curar, a socorrer-, pero

que tienden todos como ella a ejercer un poder de normalización. Que

estos dispositivos se aplican no sobre las transgresiones respecto de una

ley “central”, sino en torno del aparato de producción –el “comercio” y

la “industria”-, una verdadera multiplicidad de ilegalismos con su

diversidad de índole y de origen, su papel específico en el provecho y la

suerte diferente que les procuran los mecanismos punitivos. Y que,

finalmente, lo que rige todos estos mecanismos no es el funcionamiento

unitario de un aparato o de una institución, sino la necesidad de un

combate y las reglas de una estrategia”.

Así va haciendo alusión a complejas relaciones de poder, donde lo

carcelario está al servicio de mecanismos que amparan ciertos

ilegalismos condenando a otros, valiéndose para ello de procedimientos

calculados, de técnicas y ciencias que permitan la fabricación del

individuo disciplinario.

V) Consideraciones finales

Foucault propone una neo concepción del poder, una “microfísica del

poder”, que inviste el cuerpo para volverlo útil y obligado, deudor.

El poder es una estrategia, sus efectos son atribuibles a funciones

sociales complejas, a tácticas políticas. Se ejerce sobre lo que posee.

Sus relaciones descienden lejos en el espesor de la sociedad.

El poder se define por singularidades sobre la red social donde es

tomado. Si las sociedades modernas son disciplinares, la disciplina no se

identifica para Foucault con un aparato del Estado, o con instituciones;

las relaciones de poder no se localizan en las relaciones del Estado. La

Page 26: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

disciplina es una tecnología difusa, instrumento multiforme que

atraviesa aparatos e instituciones y las relaciona al mismo tiempo.

El poder no se da como una globalidad trascendente y piramidal: es

inmanente a su pluri-difusión. El poder opera, se infiltra y religa a través

de sus técnicas disciplinares, conformando miríadas de líneas que se

amalgan en constelaciones seriales.

Pero, volviendo a la naturaleza de la prisión, ésta, a diferencia del

derecho penal que “habla, dice”, la prisión “ve y deja ver”, es un campo

de visibilidad. El Panóptico es una máquina que disocia la dupla ver-ser

visto, en el anillo periférico se es totalmente visto, sin nunca ver; en la

torre central, se ve todo, sin ser visto jamás. Esta máquina de visibilidad

distribuye los cuerpos, las luces, las miradas, y produce efectos

homogéneos de poder. Así, en el Panóctico de Bentham los prisoneros

devienen visibles todo el tiempo, y esta visibilidad se transforma en una

trampa, siempre son vistos, vigilados desde la torre central ya que se

divisan las pequeñas siluetas captadas en las células periféricas que se

recortan exactamente sobre la luz.

El panóptico atraviesa todas las funciones enunciables: educación,

salud, etc., debiendo ser comprendido como un modelo generalizado de

funcionamiento, es decir como una manera de definir las relaciones de

poder con la vida cotidiana de los hombres, es el diagrama de un

mecanismo de poder llevado a su forma ideal; su funcionamiento,

abstraído de todo obstáculo o resistencia, puede representarse como un

puro sistema arquitectónico óptico, ya que en efecto es una figura de

tecnología política que se puede y se debe separar de todo uso

específico. Por lo tanto, el panóptico es útil para imponer una tarea o

una conducta a una multiplicidad de individuos.

Page 27: Acerca de Vigilar y Castigar de Michel Foucault

El espacio no debe ser muy extenso, el número de personas vigiladas

debe ser restringido a un cierto número.

Más que una máquina de visibilidad, el panóptico es una “máquina

abstracta”, una manera de hacer funcionar las relaciones de poder en una función,

y una función para esas relaciones de poder. Por lo tanto es a la vez una formación de

expresión y una formación de contenido. El panóptico es un diagrama entre otros diagramas

de mecanismo de poder, pero es el que ha hecho co-adaptar históricamente la “forma

prisión” con la “forma derecho penal”.

Cada estrato histórico está estratificado por un diagrama de mecanismo de poder diferente y

cambiante, el cual opera mutaciones sobre el tipo de realidad histórica. El diagrama

organiza las relaciones microfísicas, estratégicas y difusas.

El Panóptico, no es encierro ni violencia, es diagrama, por lo que tiene una función souple

y móvil, a la vez que es libre de todo uso específico, ya que el diagrama es “en mutación”.

VI. Bibliografía y fuentes consultadas:

1. Foucault Michel, Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión, Siglo

XXI Editores

2. http://1libertaire.free.fr/Foucault38.html

3. http://www.serpsy.org/psy_levons_voile/personnalite/nom_index.h tml

ver Foucault Michel

[1] http://1libertaire.free.fr/Foucault38.html

[2] http://www.serpsy.org/psy_levons_voile/personnalite/nom_index.html ver Foucault Michel

[3] Foucault Michel, Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión, Siglo XXI Edit.

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