Acta Geologica 2012 Gomez Caria (1)

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  • J. P. Gmez Augier y M. A. Caria: Los paleoambientes y los procesos culturales en el NOA80

    Gmez Augier, Julin P.; Mario A. CariaInstituto de Geociencias y Medioambiente (CONICET). Facultad de Ciencias Naturales e IML. UniversidadNacional de Tucumn. Miguel Lillo 205. San Miguel de Tucumn. CP [email protected]

    Recibido: 15/03/12 Aceptado: 12/11/12

    Los paleoambientes y los procesos culturales en elNoroeste Argentino: una aproximacin desde laarqueologa de Tucumn

    Resumen El trabajo analiza las relaciones existentes entre ocupacin humana y loscambios paleoambientales para los ltimos 10.000 aos en un rea representativa del desar-rollo cultural prehispnico del noroeste argentino, especficamente para el territorio de laprovincia de Tucumn. Se realiza una revisin actualizada y una sntesis de los conocimientosacerca del ambiente en el pasado geolgico reciente (Holoceno Medio-Holoceno Tardo) parala cuenca Tapia-Trancas y los valles intermontanos de Taf y Santa Mara. Asimismo, se brin-dan nuevos datos y fechados radiocarbnicos asociados a la determinacin de momentos decambios paleoambientales para el valle de Santa Mara. Adems, se propone por primeravez, la utilizacin del anlisis de los cambios en la iconografa prehispnica como un indicadorcomplementario de los procesos ambientales del pasado.

    Palabras clave: Paleoambiente, Iconografa prehispnica, Noroeste argentino.

    Abstract The paleoenvironments and the cultural processes in Northwest Argentina:an approach from the archeology of Tucumn. The paper presents a summary of the relation-ships between human occupation and changes on environmental conditions for the last10.000 years in a representative area of the cultural prehispanic development in NorthwestArgentina, specifically for the Tucumn Province territory. An updated review and synthesis ofcurrent knowledge about the environment in the recent past (Middle-Late Holocene) for theTapia-Trancas basin and the Taf and Santa Maria intermountain valleys is presented; as wellas new radiocarbon dates linked to palaeoenvironmental changes for the Santa Mara valley.We also propose, for the first time, the use of prehispanic iconography change analysis as acomplementary indicator of past environmental processes.

    Keywords: Palaeoenvironment, Prehispanic iconography, Argentinean Northwest.

    INTRODUCCIN

    Resulta indispensable una caracteriza-cin paleoambiental que permita articularlos conocimientos del desarrollo prehispni-co con el medioambiente fsico. Fluctuacio-nes climticas y cambios en el medioam-biente regional en el pasado geolgico re-ciente (Holoceno Medio-Holoceno Tardo)podran haber impactado en las estrategiasproductivas y de subsistencia de los gruposhumanos. Esta situacin pudo haber tenidoinfluencia en los cambios que se han mani-festado, principalmente en aspectos talescomo la eleccin del espacio habitable y pro-ductivo, la tecnologa y la interaccin con

    otras regiones y ambientes prximos. Estasfluctuaciones climticas y cambios en elambiente son observables en el registro geo-lgico y arqueolgico. Entre las manifesta-ciones ms visibles en el registro paleoam-biental que pueden ser rastreadas, reconoci-das y correlacionadas en diferentes regionesdel globo para el Holoceno Medio y Tardo,en el Noroeste Argentino (NOA) (Quliter yStocker,1983; Palacios Fest et al., 1994; Bin-ford y Colata, 1997; Stine,1998; Meggers,1994; Meggers, 2000; Richardson III, 1999;Rodbell y Seltzer, 2000; Sayago et al., 2001;Zinck y Sayago, 2001) se encuentran algu-nas como el Perodo Hmedo del HolocenoTardo, la Anomala Medieval Clida y laPequea Edad de Hielo (Gmez Augier yCaria, 2009).

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    Para este trabajo se analiz informacinpaleoambiental edita e indita abarcandouna superficie comprendida entre los 263164 263451 de latitud Sur y los 651315 660242 longitud Oeste, la cualabarca una variedad de ambientes altamen-te contrastados, que varan desde el Chaco yla selva de Yungas hasta los valles de alturay la pre-Puna en el territorio tucumano. Losamplios rangos de altura existentes para elrea (desde los 400 a los 5.500 msnm) posi-bilitan una marcada zonacin bitica verti-cal. Estas caractersticas le confieren a laregin una gran sensibilidad ambiental antemodificaciones en el clima regional. Se uti-lizaron para esta caracterizacin indicado-res paleoedficos, paleogeomorfolgicos,sedimentolgicos y de microfsiles los que

    fueron combinados con informacin arqueo-lgica e histrica disponible para los diferen-tes momentos establecidos. El anlisis permi-ti articular los procesos culturales observa-dos con las variables ambientales considera-das (Gmez Augier et al., 2008a).

    EL REA DE TRABAJOComprende el centro-oeste de la provin-

    cia de Tucumn y abarca una amplia zonade los valles intermontanos, en el mbito delas Sierras Pampeanas localizados entre lallanura y el lmite con el borde oriental dela Puna (Figura 1). Especficamente, se ana-lizaron las zonas de la cuenca Tapia-Tran-cas, el valle de Taf y la porcin tucumanadel valle de Santa Mara.

    Figura 1. rea de estudio donde se ubican algunos de los sitios considerados.

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    METODOLOGA DE TRABAJOPara este trabajo se utiliz informacin

    paleoambiental previamente publicada(Strecker,1987; Garca Salemi y Durando,1985; Garca Salemi et al., 1985; Garralla,1999; Sayago et al., 2001; Zinck y Sayago,2001; Garralla et al., 2001; Caria y Garra-lla, 2003; Somonte y Collantes, 2007; Cariay Sayago, 2008; Gmez Augier et al., 2008;Baied y Somonte, 2011; Martnez et al.,2011) y otra especialmente obtenida por losautores; la informacin analizada se obtuvode una secuencia de muestreos que involu-craron sitios arqueolgicos y perfiles geol-gicos en sectores representativos desde elpunto de vista ambiental para el rea de es-tudio.

    Los indicadores paleoedficos, paleo-geomorfolgicos, sedimentolgicos y de mi-crofsiles se combinaron conjuntamente conla informacin arqueolgica e histrica paraconstruir una caracterizacin paleoambientaldurante los diferentes momentos del desarro-llo prehispnico del rea. Los muestreos ydescripciones de suelos fueron realizados endiferentes sitios arqueolgicos: 1) en la zonade la cuenca Tapia-Trancas, se realizaron so-bre los sitios Ticucho 1 y Acequia (Caria,2004; Caria y Sayago, 2008); 2) en el rea delvalle de Taf: se utilizaron los sitios El Tolar(Sampietro, 2002) y El Infiernillo (Garralla,1999) y 3) en la regin del valle de SantaMara: los sitios El Baado (Strecker, 1987) yEl Alacrn (ste aport los nuevos datos quese presentan en este trabajo).

    Paralelamente, se realiz un anlisis dela iconografa, la cual es un producto de lacosmovisin de los grupos prehispnicosasentados en el rea. En este sentido, consi-deramos que la cosmovisin incluye los es-quemas mentales que rigen la relacin entreel hombre y la naturaleza y permite, por lotanto, generar explicaciones acerca de laforma en que esta ltima es percibida porlos grupos humanos y de los cambios queexperimenta. Incluye, asimismo, la esferasimblica y su correlato social, junto con lasmanifestaciones artsticas, estilsticas y ri-tuales derivadas, las que se ven reflejadas enlos estilos iconogrficos y en el manejo del

    espacio, en sus manifestaciones arquitectni-cas, productivas y de circulacin en el espa-cio (Gmez Augier y Caria, 2009).

    As, es posible considerar que el estudiodel significado y cambio de la cosmovisin,en sus manifestaciones materiales, podraproveer de elementos que permitan correla-cionarlos con cambios observados en el re-gistro paleoambiental, en tanto la cosmovi-sin es reflejo de la percepcin de la natura-leza.

    Este anlisis puso especial atencin enaquellos elementos y motivos previamenteasociados en la literatura arqueolgica, et-nohistrica y folklrica, con fenmenos deorden ambiental (agua, lluvia, tormentas,sol, rayos, viento, nubes, etc.). Esto sirvipara establecer relaciones entre smbolos ysignificados en perspectiva histrica en rela-cin a la temtica ambiental.

    Creemos que es posible vincular el estu-dio de los cambios del ambiente en el pasa-do con aqullos operados en los sistemassimblicos y de creencias observables a tra-vs del registro arqueolgico y geolgico.Esta perspectiva constituye una nueva lneade anlisis que venimos desarrollando (G-mez Augier y Caria, 2009) y que no ha sidotenida en cuenta previamente en los estudiospaleoambientales y de orden simblico parala regin del NOA.

    En este sentido, es importante sealar quela simbologa / iconografa para momentosprehispnicos del NOA han estado ligadosprincipalmente a creencias asociadas a cultossolares y acuticos. Por ejemplo, es interesan-te marcar, siguiendo a Reyes (2008) que lasimbologa prehispnica plantea niveles deidentificacin e interpretacin diferenciales.As, la identificacin de los smbolos nos per-mite reconocer alusiones explcitas a ella (lasondas de un ro o laguna, las gotas de lluvia,los animales acuticos, el rayo, las nubes, elfelino, etc.), mientras que la interpretacin leda sentido a cada una de estas alusiones. Enel caso del agua, la interpretacin de los sm-bolos puede tener dos niveles segn Reyes(2008): 1) la referencia al agua como invo-cacin, conjuro o esperanza de riego en lospueblos agricultores para quienes el agua es

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    una expectativa constante y, particularmente,en culturas de regiones ridas o semiridas,como las del Noroeste argentino y 2) la refe-rencia al agua que remite a los orgenes cs-micos, la cual se abre a significados ontol-gicos, antropolgicos y teolgicos. Para nues-tro anlisis tomaremos el primero de estosniveles ya que partimos de la idea de que lamaterialidad, a pesar de estar alejada de susconnotaciones simblicas de origen, no obs-tante, ofrece algunas posibilidades de inter-pretacin a este nivel, no as, en cuanto al se-gundo para el que es necesario contar con elrelato vivo de sus sociedades de origen.

    Finalmente, se articul el marco pa-leoambiental, previamente establecido, conlos procesos de transformacin operados anivel simblico con el propsito de correla-cionarlos y tratar de entrever posibles rela-ciones significativas entre ambos.

    CARACTERIZACIN PALEOAMBIENTALPARA LA PROVINCIA DE TUCUMN

    Cuenca Tapia-Trancas. Para la regin de lacuenca Tapia-Trancas, la ocupacin humanatiene una antigedad de ca. 3.500 aos (Ca-ria, 2004). A partir de la informacin palino-lgica y edafolgica obtenida para el rea sedemostr que con anterioridad a ca. 1.000aos AP esta regin estuvo caracterizada porun ambiente con condiciones hmedas y cli-das como se infiere del espectro polnico ana-lizado en el sitio Acequia (ver Caria y Garra-lla, 2003; Caria, 2004 y Caria y Sayago,2008). Hacia el ao 1.000 AP, la informacinpaleoambiental procedente del sitio Ticucho1 sugiere un cambio importante en las condi-ciones ambientales respecto al momento ante-rior debido a variaciones climticas. As, lostaxones caractersticos de ambientes hme-dos son reemplazados por otros propios deregiones ridas y fras, principalmente vege-tacin arbustiva y xerfila. La alta concentra-cin de loess en las capas correspondientes aeste momento enfatiza la idea del desarrollode condiciones ambientales ms secas y frasrespecto al momento anterior (Caria y Garra-lla, 2003; Caria, 2004 y Caria y Sayago,2008).

    Valle de Taf y El Infiernillo. Para la zonadel valle de Taf, Garralla et al. (2001) postu-lan que a base de anlisis polnicos en depsi-tos sedimentarios de ambientes lacustres en lalocalidad de El Rincn, se desprende que des-de los [10.350 80] aos AP hasta los [4.120 60] aos AP las condiciones ambientaleshabran sido ms hmedas que las actuales,mientras que a partir de esta ltima fecha seinstalan condiciones ms secas. Por otra par-te, Caria et al. (2010) sintetizaron los datosde la reconstruccin paleoambiental para elvalle de Taf, elaborada en base a 25 perfilesedficos relevados, la que muestra que lascondiciones paleoambientales durante el pe-riodo ca. [2.300 - 1.200] aos AP fueron mshmedas (Sampietro, 2002) con una mediaanual que oscilara en los [700 - 800] mmanuales (Sampietro y Sayago, 1998). Este pe-rodo (Periodo Hmedo del Holoceno Tardo)culmin con el establecimiento abrupto decondiciones de mayor aridez que las actualesevidenciado por discontinuidades paleoedfi-cas entre el paleosuelo de ocupacin prehisp-nico y el suelo actual. En este sentido, Garra-lla (1999), en un perfil de 16 metros en lazona de El Infiernillo, muestra que antes del[2.000 50] aos AP se evidenci el predo-minio de la vegetacin herbcea con asocia-cin polnica caracterstica de la estepa gra-minosa. Desde este momento hasta el [875 20] aos AP se registr un incremento en elporcentaje de polen arbreo y arbustivo conespecies tpicas del bosque montano subtropi-cal. Esta asociacin sugiere, sensu Garralla(1999), mayor aporte polnico por vientosprovenientes del este y cambios de condicio-nes fras y secas de la base del perfil a fras yms hmedas en el perodo comprendido en-tre [2.000 900] aos AP. A partir de[87520] aos AP hasta la actualidad el por-centaje de polen arbreo y arbustivo volvi adisminuir con dominancia de las especies her-bceas sugiriendo una disminucin de hume-dad respecto al perodo anterior.

    Valle de Santa Mara (porcin tucumana).Durante el ptimo Climtico post-glacialentre ca. [9.000 - 4.000] aos AP encontra-mos las primeras ocupaciones humanas en el

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    valle de Santa Mara. Desde ca. [4.000 hasta2.500] aos AP, el valle habra experimenta-do condiciones de mayor aridez como se in-fiere de la formacin de costras calcreassobre artefactos lticos arqueolgicos, enequilibrio con condiciones climticas comolas actuales (Garca et al., 1985). Somontey Collantes (2007) y Baied y Somonte (2011)a base del estudio de las caractersticas delos barnices naturales sobre artefactos lticosen sitios arqueolgicos del rea de Amaicha(Figura 2) y de sus dataciones relativas correlacionadas con otras existentes paraAmrica del Norte, establecieron una se-cuencia donde se evidencia la alternancia deeventos hmedos y secos para el periodocomprendido entre ca. [7.300 - 300] aosAP.

    Por otra parte, Strecker (1987) a base dela presencia de una capa de arenas ricas enmateria orgnica en las terrazas del ro San-ta Mara, datada en [2.190 53] aos AP,

    confirmara que el Periodo Hmedo del Ho-loceno Tardo alcanz tambin los vallesridos del Oeste. Las condiciones de aridezhabran comenzado a manifestarse ca.1.200 aos AP coincidente con el PerodoMedieval Clido intensificndose en lascenturias siguientes, de acuerdo a la des-cripcin y fechados en sedimentos de la mar-gen izquierda del ro Santa Mara. Esta ten-dencia se corresponde con lo que observa-mos en el perfil geolgico sedimentario ana-lizado y dato del sitio El Alacrn, prximo ala margen derecha del ro Santa Mara yasociado a su dinmica (Figura 3). Este per-fil es representativo de las condiciones am-bientales para el rea en los ltimos 1.400aos. Desde su base datada en [1.385 15]aos AP (capa 9) hasta su techo datado en[165 15] aos AP (capa 1) se observa, apartir de las caractersticas sedimentolgi-cas, un incremento gradual en la aridez, almenos en trminos locales.

    Figura 2. Bloque de roca con barniz natural, inmediaciones del paraje Encalilla Amaicha.

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    El perfil El Alacrn se sita en el parajeEncalilla, en cercanas de la margen orien-tal del ro Santa Mara y a la vera de la rutaprovincial N 337. Geomorfolgicamente seubica en la margen de un encauzamientoaluvial temporario con caractersticas dewadi, en un nivel aterrazado con morfologadunaria en superficie que va cambiando amateriales sedimentolgicos propios deeventos ms hmedos. Superficialmenteexiste actualmente un estrato forestal mode-radamente importante integrado por alga-rrobos (Prosopis sp.) en forma dominante,brea (Cercidium prae cox), jarilla (Larreasp.) y algunos arbustos halfitos y xerfitos.Es importante sealar que los agrupamientosde algarrobos y la vegetacin presente en ellugar, se encuentra visiblemente afectada yalterada como consecuencia de procesos na-turales (avances de dunas y descenso del ni-vel de la fretica) y antrpicos (extraccinde maderas y sobrepastoreo) que afectan atodo el valle en forma y magnitud diferen-cial, dependiendo del contexto geomorfol-gico, paisajstico e histrico social.

    La descripcin del perfil se realiz de te-cho a base utilizando para ello criterios pe-dolgicos ya que por lo general reflejan me-jor las condiciones ambientales a escala re-gional. Se definieron, describieron y mues-trearon nueve capas de espesores variablesque completan una columna de 2,40 m deprofundidad hasta la base. En el campo sedescribi: estructura, textura, color enseco y hmedo, pH y concentracin decarbonatos; anlisis que fueron replicadospara un control ms ajustado en laboratorio.En este trabajo, no obstante, se presenta so-lamente la descripcin realizada en el cam-po. Para conocer el lapso temporal que re-presenta la columna analizada, se realizaronfechados de sedimentos correspondientes alas capas 1 y 9 que corresponden al techo ybase del perfil respectivamente, los que arro-jaron fechados de [165 15] aos AP y[1385 15] aos AP respectivamente.Como se mencion, la tendencia general delperfil muestra un aumento progresivo en lascondiciones de humedad a medida que des-cendemos por la columna desde la superficie

    Figura 3. Perfil El Alacrn.

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    hasta la base. Desde (0 - 0,55) m (capas I yII) los depsitos presentan una estructuradbil y una textura franca a franca arenosacon alguna laminacin; los colores y el pHponen en evidencia un ambiente rido simi-lar al actual. Entre (0, 55 - 0,66) m (capaIII) presenta una estructura firme, moderada-mente blanda con aspecto de fragipn, tex-tura franco a franco limoso y presencia deiones solubles (yeso y carbonatos) con restosde vegetacin hidrfita de (2 - 3) cm de lar-go promedio. Esta capa se ha interpretadocomo un ambiente cueo en condiciones ri-das. A partir de los 0,66 m, y hasta la base,las capas descritas (capas IV a VII) van mos-trando ya un aumento gradual en las condi-ciones de humedad que solamente se verinterrumpida entre (1,77 - 1,97) m (capaVIII) por un sedimento arenoso que generauna discontinuidad. Las capas IV y V ubica-das entre (0,66 - 1,33) m presentan una es-tructura en bloques angulares a subangula-res dnde aumenta la laminacin a medidaque descendemos; esta laminacin alternacapas de material fino con otras de materialms grueso y estaran indicando un ambien-te ms hmedo con perodos de cierta ener-ga aluvial. El pH es tambin ligeramentemenos alcalino que en las capas suprayacen-tes. Los colores notablemente ms oscurospueden ser atribuidos a un ambiente reductor(H10YR 4/2; S10YR 5/2 - H10YR 4,5/2;S10YR 6,5/2). La Capa VI presenta caracte-rsticas similares a las anteriores, aunque seencuentra separada de ellas por un lmiteondulado y por presentar ya una texturafranco limo arcillosa. Asimismo, predomi-nan los colores ocres y los moteados que re-flejan alternancia en condiciones de hume-dad (saturacin/ desecacin; reduccin/ oxi-dacin). La laminacin se encuentra presen-te a lo largo de toda la capa aunque se hacems definida hacia la base. Entre (1,67 -1,77) m la capa VII presenta tambin unaestructura en bloques subangulares medios amoderados y una textura que vara desdefranco limoso a franco arcillo limoso; lige-ramente plstica y adhesiva. Los colores msoscuros (H10YR 4/2; S10YR 6,5/2) y la pre-sencia de restos vegetales, llevan a inferir en

    su gnesis un ambiente lntico (lagunar) decarcter probablemente estacional con con-diciones reductoras. Finalmente, la capa 9(1,97 - 2,40) m presenta una estructura enbloques subangulares a moderadamente an-gulosos y muestra condiciones de incipienteiluviacin con una textura franco a francolimosa y ha sido interpretada como un pro-bable horizonte paleoedfico.

    Para momentos histricos, observamos uncuadro de deterioro general del paisaje deri-vado de la conjuncin de factores intrnsecoscomo un clima rido-semirido estacional-mente contrastado, materiales superficialesaltamente susceptibles a la remocin por elviento y el agua y del impacto antropognicoque debi darse en el marco de la domina-cin incaica primero y la colonizacin euro-pea posterior. El desconocimiento del funcio-namiento de las variables ambientales pro-pias de este ecosistema particular por partede los colonizadores, produjo un deterioroprogresivo en la vegetacin y en los suelosdel valle, principalmente a causa del des-monte, el sobrepastoreo y el manejo incorrec-to del suelo y del agua a lo largo de variascenturias (Gmez Augier y Collantes, 2006)(Figura 4). El perfil de El Alacrn corroboratambin la situacin antes descripta y aportaa este escenario de degradacin general, elregistro de la ocurrencia para el rea de LaPequea Edad del Hielo, la que ha sido fe-chada en [165 30] aos AP ya casi en eltecho del perfil, coincidente con la disminu-cin progresiva en las condiciones de hume-dad, como se infiere de los materiales de susdepsitos hasta alcanzar una morfologadunaria en superficie. En la actualidad estosdepsitos cubren parcialmente los remanen-tes de un antiguo bosque de algarrobo (Pro-sopis sp.) (Gmez Augier, 2005).

    Sintetizando, para el actual territorio dela provincia de Tucumn, preliminarmentevisualizamos como tendencia general cincomomentos paleoambientales diferentes du-rante los ltimos 10.000 aos AP (Figura 5).As, durante el lapso comprendido entre ca.[10.000 - 4.000] aos AP observamos unaalternancia entre eventos secos y hmedossin poder precisar an su duracin, cantidad

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    y magnitud. Luego entre ca. [4.000 - 2.500]aos AP se habran instalado condiciones demarcada aridez, tendencia que se reviertenotablemente a partir de ca. [2.500 - 1.200]aos AP. Este perodo est caracterizado porel incremento en las condiciones de hume-dad (Perodo Hmedo del Holoceno Tardo).Posteriormente, entre [1.200 - 800] aos APse produce un abrupto y marcado desmejora-miento de las condiciones ambientales pre-vias, las que se manifiestan en un clima ex-cepcionalmente clido y seco, que se corres-ponde con una tendencia extra-regional co-nocida como Perodo Medieval Clido (Stine,1998; Sayago et al., 2001; Zinck y Sayago,2001). Finalmente, entre [800 aos AP - Ac-tual], observamos un leve mejoramiento cli-mtico aunque intercalado con un eventofro-seco coincidente con la Pequea Edad deHielo.

    LA SIMBOLOGA PREHISPNICAY LOS ASPECTOS CULTURALES

    Durante el perodo de ca. [3.000 - 1.100]aos AP la iconografa prehispnica delNOA muestra como temticas recurrentes lasfiguras del felino, el sacrificador y eldios de los bculos o el personaje de loscetros, todas representaciones ligadas a unantiguo culto solar de raigambre Sur Andi-na (Gonzlez, 1999; Scattolin, 2006; Klig-mann y Daz Pais, 2007). Por el contrario,para el perodo ca. [1.100 - 550] aos AP laiconografa presenta predominantemente,representaciones antropomorfas asociadas alas figuras del suri, los ofidios, los batraciosy los signos cruciformes. Estos smbolos hansido ligados en su significado al agua y a laatmsfera para gran parte de los pueblosprehispnicos que ocuparon la regin ridadel NOA (Quiroga, 1942). As, por ejemplo,la cruz constituye un emblema sinttico o

    Figura 4. Vegetacin en pedestal indicador de un suelo degradado en el sitio El Alacrn.

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    Figura 5. Esquema paleoambiental cualitativo para los ltimos 10.000 aos AP en la provin-cia de Tucumn.

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    smbolo figurativo de los fenmenos atmos-fricos que produce la lluvia (Gonzlez,1999). En el caso de la serpiente, segn Qui-roga (1942), representa el rayo y por lo ge-neral sta se encuentra combinada con otrossmbolos de carcter atmosfrico como losbatracios (sapo) y el suri, los cuales asocia-dos, representaran la nube y el rayo en unaclara manifestacin al preludio de una tor-menta (Lafone Quevedo, 1900).

    La religiosidad parece moverse, a partirde ca. 1.000 aos AP, de un culto principal-mente solar a otro enfocado en el agua y losfenmenos atmosfricos asociados a ella,como el rayo, las nubes, el trueno y la tor-menta. Es decir, que a partir de ca. 1.000aos AP las creencias giraran ahora en tor-no a deidades propiciatorias de la lluviaen consonancia con las necesidades deriva-das de la creciente escasez de agua lo que escoherente con lo observado del anlisis pa-leoambiental (Gmez Augier y Caria, 2009).

    Podemos considerar que la sustitucin desmbolos entre un periodo y otro podra pen-sarse como un reemplazo de ideas en torno ala cosmovisin y la jerarqua de las deidadesinvolucradas. Comenzaran as, por lo tanto,a tener mayor importancia aqullas ligadasal suministro de los factores crticos afecta-dos por el cambio ambiental, mientras quepasan a un segundo plano aquellas anterio-res y relacionadas menos directamente condichos cambios. Todos estos cambios obser-vados a nivel de la cosmovisin a travs desus expresiones materiales se producen encoincidencia con un marcado cuadro de ari-dizacin que va instalndose progresivamen-te en la regin del NOA como ya se sealara.

    En cuanto a los aspectos culturales gene-rales en los que se enmarcan los cambiosantes mencionados tenemos que para elrea de la cuenca Tapia-Trancas desde ca.[3.500 - 1.000] aos AP, los grupos humanosall asentados exhibieron una economa ca-zadora-recolectora con prctica agrcolacomplementaria y ocuparon asentamientospequeos de carcter semi-sedentario locali-zados preferentemente en glacis y terrazasfluviales (Heredia, 1974 y Caria, 2004). Ha-cia el ao 1.000 AP, el registro arqueolgico

    muestra una marcada influencia de gruposprovenientes de los valles desrticos ubica-dos al occidente. Estos grupos, de mayorcomplejidad socio-poltica ocuparon granparte del rea, adaptando la configuracinde sus asentamientos a las caractersticasparticulares de este nuevo ambiente (Berbe-rin y Soria, 1970 y Caria, 2004).

    En tanto, el valle de Taf se caracterizapor una larga ocupacin prehispnica. A tra-vs de dataciones radiocarbnicas se ha de-terminado que esta ocupacin se extendi en-tre ca.[2.500 - 1.200] aos AP. El patrn deasentamiento tpico se caracteriza por uni-dades habitacionales circulares de piedra,compuestas y nucleadas alrededor de un pa-tio central, vinculadas a veces a estructurasde andenera. Estos grupos prehispnicos secaracterizan tambin por un notable manejode la escultura en piedra, destacndose losya conocidos menhires (Gonzlez y NezRegueiro, 1960; Gonzlez, 1963 y Berberiny Nielsen, 1988). Sin embargo, nuevos tra-bajos arqueolgicos, especialmente en lazona de El Infiernillo, han aportado nuevascronologas en cuanto a los inicios de la ocu-pacin prehispnica de Taf, ubicndose ca.[7.400 - 3.300] aos AP (Martnez et al.,2011 y 2012).

    En cuanto al valle de Santa Mara lasocupaciones humanas tendran una antige-dad de ca. 9.000 aos AP (Garca Salemi yDurango, 1985 y Garca Salemi et al.,1985), caracterizadas por una economa desubsistencia basada en la caza y recolec-cin, con un sistema de movilidad en fun-cin de la captacin de recursos hasta ca.2.500 aos AP, cuando se produce un cam-bio hacia una economa de produccin dealimentos y el establecimiento de aldeas se-dentarias (Tarrag y Scattolin, 1999). El lap-so comprendido entre los 2.500 aos AP has-ta ca. 1.100 aos AP, est caracterizado poruna vida estructurada en torno a pequeasaldeas con unidades productivas asociadasal grupo familiar, en ncleos de planta cir-cular adosadas en torno a un patio central.La organizacin intra-sitio conjuga aspectosresidenciales, productivos, funerarios y posi-blemente religiosos en un espacio acotado

  • J. P. Gmez Augier y M. A. Caria: Los paleoambientes y los procesos culturales en el NOA90

    (Tarrag, 1990). Alrededor de los 1.000aos AP, complejas jefaturas reemplazan lasantiguas aldeas de base familiar tpicas has-ta antes de este momento, al tiempo que de-sarrollan un manejo ms intensivo del aguay del suelo orientado a la produccin agrco-la a gran escala. Estos cambios han queda-do reflejados en el patrn de asentamientopara poblados y tierras de cultivo. Surgenverdaderos poblados de caractersticas semi-urbanas con sitios satlites para actividadesdiferenciadas y grandes unidades productivasdestinadas a la agricultura y la cra de ca-mlidos, al tiempo que aumentan los conflic-tos entre grupos lo que se visualiza a travsde la existencia de grandes asentamientosfortificados y grandes necrpolis para la in-humacin de infantes (Tarrag, 1999). Encuanto al aumento de la conflictividad socialen el valle Acuto (2007) plantea por el con-trario, a base del anlisis de la arquitecturay la espacialidad, que esta problemtica nohabra tenido mayor significado, sugiriendouna preeminencia en la integracin socialpor sobre las confrontaciones entre los gru-pos prehispnicos.

    RELACIONES ENTRE LOS ASPECTOSCULTURALES Y AMBIENTALES

    La escasa informacin disponible paralos momentos ms tempranos de la ocupa-cin humana en el rea de estudio [9.000 -2.500] aos AP hace difcil establecer las re-laciones entre el paleoambiente y las activi-dades sociales para este momento. No obs-tante, existe informacin que se ha generadoen los ltimos aos y que permite realizaruna aproximacin a dichas relaciones.

    Baied y Somonte (2011) a base de la mi-cro-estratigrafa sobre el barniz de artefactosy rocas analizadas en la quebrada de Amai-cha sealan la presencia de siete eventoshmedos intercalados con ocho eventos se-cos que caracterizaran las condiciones cli-mticas del Holoceno Medio y Tardo. Delmismo modo, los datos aportados por Mart-nez et al. (2011 y 2012) a partir de los ha-llazgos realizados en un taller (puntas deproyectil, semillas, objetos trabajados enhueso, etc.) ubicado en la quebrada de Los

    Corrales en El Infiernillo, permiten generarnuevas interpretaciones en cuanto a la rela-cin hombre-ambiente. Asimismo, GmezAugier y Caria (2012) sealan la importan-cia para el establecimiento y ocupacin efec-tiva de algunos espacios para el rea deAmpimpa (sitio El Divisadero) evidenciado atravs de fechados que muestran la presenciahumana a partir de ca. 4.100 aos AP y hastael presente.

    Consideramos que estas variaciones cli-mticas no habran tenido un alto impactoen los modos de vida de los cazadores reco-lectores dada su flexibilidad (derivada deuna alta movilidad y una tecnologa verstil)que contrasta con la rigidez y limitacionesque imponen una economa basada en laproduccin de alimentos como sucedera apartir de ca. 2.500 aos AP.

    Durante el intervalo de ca. [2.500 -1.100] aos AP, la convergencia entre nuevastecnologas, incorporacin de plantas y ani-males domesticados, conocimiento profundodel entorno y las variables estacionales juntoa la instalacin de condiciones de mayorhumedad en el rea de estudio debieron fa-vorecer el desarrollo de grupos humanosbasados en una economa agro pastoril y eldesarrollo de una cosmovisin, que con va-riaciones locales y matices propios, se man-tuvo estable durante gran parte del intervaloconsiderado, incluso durante el denominadoperiodo de Integracin Regional, caracteri-zado por la iconografa de estilo Aguada(Gonzlez, 1998).

    En lneas generales, resulta claro quedurante el intervalo comprendido entre[1.100 800] aos AP, se invierte el sentidode la relacin, en trminos de ocupacin delespacio y fuerza de las relaciones entre losgrupos ubicados en los valles de Taf y San-ta Mara con aqullos localizados al otrolado del cordn de Cumbres Calchaques, enla ceja de selva oriental y los lmites con lallanura chaquea. Esta situacin se haceevidente por la presencia y carcter de losasentamientos y de los elementos considera-dos caractersticos para cada rea (Tabla 1).As, observamos una fuerte presencia de ele-mentos orientales en los valles de Santa Ma-

  • Acta geolgica 24 (1-2): 8097, 2012 91

    Cronologa Proxy Paleoambiente Religiosidad Iconografa Ceremonialismo

    500-0 AP

    800-500 AP

    1200-800 AP

    2500-1200 AP

    4100-2500 AP

    9000-4100 AP

    Degradacin

    de Bosques.

    Campos

    de Dunas.

    ?

    Polen,

    sedimentos y

    geomorfologa.

    Polen,

    sedimentos y

    paleosuelos.

    Sedimentos, polen

    y barnices.

    Polen, barnices.

    Pequea Edad

    de Hielo

    (Fro-Seco).

    ?

    Periodo Medieval

    Clido (Seco).

    Periodo

    Hmedo.

    Seco.

    Periodo con

    alternancias de

    eventos Seco-

    Hmedo.

    Sincretismo entre

    creencias preco-

    lombinas y cristia-

    nas, ligadas a me-

    canismos tnicos

    de control sobre

    fenmenos natu-

    rales peridicos y

    extraordinarios.

    Heliolatra.

    Creencias

    relacionadas con

    el devenir de los

    ciclos de la

    naturaleza y el

    control de los

    fenmenos

    atmosfricos,

    particularmente

    la lluvia.

    Creencias

    en torno a un

    culto solar

    vinculadas a una

    religiosidad de

    antigua raigambre

    sur andina, en la

    misma esfera

    simblica que

    Tiahuanaco.

    ?

    ?

    Refleja el

    sincretismo

    indgena-colonial.

    ?

    Figurativa de

    seres humanos y

    aves como el

    suri, tambin

    ofidios, batracios

    y cruces.

    Temticas

    recurrentes:

    figuras del felino,

    el sacrificador,

    dios de los

    bculos/per-

    sonaje de los dos

    cetros.

    Petroglifos.

    Petroglifos.

    Rituales asociados

    a antiguas creen-

    cias que regulan

    las actividades

    productivas.

    Perduran rituales

    propiciatorios de

    la lluvia (e.g. fies-

    ta del Chiqui).

    Santuarios de

    altura y ritos de la

    tierra.

    Incorporacin de

    elementos del pai-

    saje como centros

    ceremoniales, con

    orientaciones as-

    tronmicas vincu-

    ladas al estableci-

    miento de calen-

    darios y ciclos

    agrcolas. No hay

    sustancias psico-

    activas, el trance

    es inducido por

    danzas y percu-

    sin. Uso de vari-

    llas emplumadas,

    discos y campa-

    nas ovales.

    Sacrificios.

    Centros ceremo-

    niales diseados,

    especialmente el

    tpico diseo en U

    y plataformas.

    Uso de sustancias

    psicotrpicas.

    Sacrificios

    humanos y uso

    de discos de metal.

    ?

    ?

    Tabla 1. Sntesis de los aspectos paleoambientales y simblicos del rea de estudio.

  • J. P. Gmez Augier y M. A. Caria: Los paleoambientes y los procesos culturales en el NOA92

    ra y Taf con anterioridad a 1.100 aos AP ypor el contrario, posterior a esta fecha sonlos elementos del rea occidental los que sehacen presentes con mayor nfasis en lazona de la cuenta Tapia-Trancas.

    Un proceso de aridizacin creciente en laregin habra generado cambios en el usodel espacio con el fin de mitigarlos. Los pa-trones de asentamiento para uno y otro mo-mento reflejan claramente estos cambios enla relacin con el espacio (Caria, 2007), ensus aspectos residenciales, productivos y sim-blicos.

    Se ha podido establecer que en coinci-dencia con el periodo Medieval Clido seproduce el establecimiento de grupos prehis-pnicos provenientes del valle de Santa Ma-ra en el piedemonte oriental boscoso deCumbres Calchaques, como se manifiestanen los sitios de Zrate (Berberin y Soria,1970), El Cadillal (Berberin et al., 1977) yMortero Hachado (Esparrica, 1997). Esta si-tuacin estara mostrando, probablemente,la necesidad de la explotacin directa de losrecursos del bosque, acceso al agua y posi-blemente tambin, de tierras aptas para elcultivo los que habran disminuido en el va-lle de Santa Mara, obligando a estos gruposa trasladar colonias para la explotacin di-recta de ellos (Caria, 2004 y 2007). Hastaese momento la modalidad de acceso a losrecursos estaba dada por el intercambio y/ola incursin estacional hacia el oriente. Porotra parte, no se ha podido establecer con-cretamente si la presencia de estos gruposprehispnicos en el bosque seco y ceja deYunga de la zona de la cuenca Tapia-Tran-cas se encontrara relacionada con la utiliza-cin de espacios destinados a la agricultura.La baja visibilidad arqueolgica del readificulta la localizacin de posibles espaciosagrcolas, sin que por ello podamos descar-tar a priori, su existencia. Por otra parte,trabajos recientes corroboraron la existenciade amplias redes de circulacin de bienes(obsidiana) que vinculan esta rea, a travsdel trfico caravanero, con espacios localiza-dos en lugares tan alejados como la Punameridional (Caria et al., 2009). Esta inte-raccin, a travs del intercambio y reciproci-

    dad con ambientes vecinos constituye unaestrategia efectiva para minimizar el riesgoante situaciones de stress ambiental (Veth,1993). La explotacin directa a travs delestablecimiento de colonias fuera del reanuclear e intercambio y reciprocidad congrupos establecidos en ambientes prximos,pueden pensarse, hipotticamente, como es-trategias destinadas a superar los inconve-nientes derivados de un medioambientecambiante.

    Para el valle de Taf observamos, ade-ms, una ajustada correlacin entre cambiosambientales y ocupacin humana para losltimos 3.000 aos. Al igual que en granparte de los Andes Meridionales, el surgi-miento y establecimiento de sociedades al-deanas de base agrcola en Taf parece estarvinculado al mejoramiento climtico gene-ral. El perodo Hmedo del Holoceno Tar-do, que se extiende ca., aproximadamente,entre los [3.000 - 1.200] aos AP, adquiereespecial relevancia por su relacin con laexpansin de estos grupos en el mbito re-gional. Particularmente ilustrativo de estarelacin entre mejoramiento climtico y ex-pansin agrcola es la presencia de un pa-leosuelo datado en [2.480 110] aos APen el contexto agrario del sitio El Tolar(Sampietro, 2002).

    Como ya sealramos, a partir de los1.200 aos AP y hasta la actualidad, en elvalle de Taf se hace clara una disminucinde humedad respecto al perodo anterior. Anivel de hiptesis consideramos que el aban-dono del valle por parte de los grupos prehis-pnicos podra deberse a esta situacin decambio ambiental, al impactar negativa-mente en el funcionamiento y sostenimientodel sistema agrcola, si bien sta debe sercontrastada con ms elementos a futuro. Elregistro arqueolgico muestra que el valleslo vuelve a ser ocupado en forma efectivaa partir del ao [800 700] AP por gruposprocedentes del valle de Santa Mara.

    En el valle de Santa Mara el incrementode esta aridez habra ocasionado un drsti-co cambio en la forma de organizacin so-cio-poltica y en la esfera econmica parael valle. Estrategias tendientes a atenuar el

  • Acta geolgica 24 (1-2): 8097, 2012 93

    impacto negativo de un ambiente cambiantecomo la intensificacin y la diversificacinpueden ser reconocidas en el registro ar-queolgico a partir del hallazgo de nuevasvariedades de cultgenos, el aprovechamientointegral e intensivo de recursos como la al-garroba y camlidos silvestres y domsticosy la construccin de estructuras de almace-namiento. Hacia el ao 800 AP, las condicio-nes ambientales mejoran y los cambios ope-rados en la estructura social y productivafavorecen ahora un crecimiento demogrficosostenido. Todos estos cambios se ven refle-jados indirectamente, tambin, en los cam-bios de los sistemas simblicos y la estructu-ra de creencias (Gmez Augier y Caria,2009). Surgen los conflictos por el control delos recursos crticos como agua y suelo. Esasituacin se traduce en la presencia de po-blados fortificados y pucars (ausentes parael primer milenio de la era) localizados en

    los accesos a quebradas, zonas con suelosaptos para el cultivo y bosques para la reco-leccin de frutos silvestres y obtencin demaderas (Tarrag, 1999).

    El establecimiento de colonias fuera delvalle y de redes de intercambio y reciproci-dad con grupos del oriente (algunas de largadata) podran interpretarse asimismo, comoestrategias vlidas para garantizar el accesoa recursos escasos en el valle.

    DISCUSIN

    En cuanto a la utilizacin de la icono-grafa prehispnica como indicador indirec-to en el registro de variaciones ambientalesdurante el pasado se observa un marcadocambio y una sustitucin en los motivos ico-nogrficos para momentos anteriores (feli-nos, el sacrificador, personaje de los dos ce-tros o bculos) (Figura 6) y con posteriori-

    Figura 6. Petroglifo sobre bloque metamrfico ubicado en el sitio El Divisadero adscripto alperiodo Formativo.

  • J. P. Gmez Augier y M. A. Caria: Los paleoambientes y los procesos culturales en el NOA94

    dad (suri, batracios, cruces, serpientes) alao 1.100 AP aproximadamente. Estos cam-bios son sincrnicos con aqullos observadosa nivel paleoambiental y coherentes en susignificado y propsito.

    Como ya sealramos, la sustitucin desmbolos puede pensarse como un reemplazode ideas en torno a la cosmovisin y la jerar-qua de las deidades involucradas. Cobranimportancia entonces aqullas ligadas al su-ministro de los factores crticos afectados porel cambio ambiental (el agua, fundamental-mente), mientras que pasan a un segundo pla-no aqullas anteriores y relacionadas menosdirectamente con estos elementos.

    Tambin observamos una modificacinen el uso del espacio ritual que pasa de unaforma planificada y estandarizada, con ca-ractersticas comunes con otros centros reli-giosos del mundo andino, a otra donde pri-man ciertos rasgos o elementos del paisajenatural, los que son enfatizados y utilizadoscomo escenarios ligados directamente a losfenmenos de la naturaleza, principalmenteel agua.

    Todos estos cambios observados a nivelde la cosmovisin a travs de sus expresio-nes materiales se producen en forma sincr-nica al proceso de aridizacin que experi-menta la regin del NOA en el intervalo con-siderado.

    Algunas cuestiones a tener en cuenta entrabajos futuros en relacin a las caracters-ticas de la ocupacin del espacio y el am-biente en el pasado son, por un lado, los delestudio de la percepcin y de las creencias enla conformacin de los espacios y el de losprocesos morfodinmicos operados sobre losasentamientos a lo largo del tiempo.

    Los aspectos mentales, por un lado, con-dicionan la relacin con los elementos fsicosdel paisaje y la naturaleza; pueden ser o novisibles a nivel del registro arqueolgico ydeben ser tenidos en cuenta al momento deanalizar las caractersticas de la espaciali-dad. La significacin cultural atribuida adeterminados espacios puede determinar lascaractersticas de la relacin entre los gru-pos y stos. As, elementos sugerentes delpaisaje o no pueden encontrarse carga-

    dos de significados. Arqueolgicamente estarelacin puede manifestarse en trminos ta-les como territorialidad, ocupacin efectiva,el trnsito o la evasin deliberada de espa-cios de dimensiones variables o de lugarespuntuales, lo que influye en la distribucinde sitios y rasgos arqueolgicos a lo largo yancho de un rea de estudio (Curtoni,2007).

    Por otra parte, la dinmica de los proce-sos geomorfolgicos implicados en la trans-formacin del paisaje puede generar una fal-sa percepcin de la espacialidad prehispni-ca enmascarando, barriendo o superponien-do en forma de palimpsestos (frecuentespara el rea) ocupaciones pertenecientesa diferentes momentos.

    As, probablemente los patrones de ocu-pacin que vemos, descubrimos y registra-mos pueden ser simplemente el reflejo de laspropiedades del registro arqueolgico; en esecaso la visibilidad nos estara definiendo elpatrn. Nuevos trabajos que incorporen elanlisis de estos aspectos, junto a la infor-macin paleoambiental ya disponible, per-mitirn una aproximacin ms precisa acer-ca de las caractersticas de la relacin entresociedades y ambiente a lo largo del tiempo.

    CONCLUSIN

    La reconstruccin paleoambiental mos-tr ser una herramienta til para el abordajede algunas problemticas arqueolgicas ta-les como los cambios en el uso del espacio yla relacin con los sistemas polticos y socia-les en perspectiva histrica.

    Como resultado de ello se logr estable-cer un marco paleoambiental para la regindonde se identific claramente cinco grandesepisodios de cambio climtico para los lti-mos 9.000 aos, tres de los cuales se corres-ponden con el perodo Hmedo del HolocenoTardo, la Anomala Medieval Clida y laPequea Edad del Hielo respectivamente,junto a los eventos de alternancia seco-h-medo detectados para momentos anteriores.Estos episodios incidieron en forma y magni-tud diferencial en la dinmica de ocupaciny aprovechamiento por parte de los grupos

  • Acta geolgica 24 (1-2): 8097, 2012 95

    humanos en el rea de estudio, dependiendode las caractersticas intrnsecas de cadaambiente y sus recursos en el espacio anali-zado, lo que se refleja en la variabilidad delregistro arqueolgico e histrico.

    Asimismo, resulta claro que el anlisisde la iconografa posee potencial para serutilizado como un indicador complementa-rio para el estudio del ambiente en el pasa-do, con la ventaja de encontrarse directa-mente ligado a aspectos mentales, lo que nospermite situarnos en una perspectiva menosdeterminista de la problemtica hombre-ambiente; introduciendo elementos vincula-dos a la tradicin, los mitos y las creencias.

    AGRADECIMIENTOS

    A los Drs. Jos Sayago y Jos Busnellipor invitarnos a participar del SimposioCambio climtico y riesgos geoambienta-les: prediccin, evaluacin y mitigacin enel XVIII Congreso Geolgico Argentino. Estetrabajo fue subvencionado en parte por losProyectos CIUNT 26/G409 y 26/G473.

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