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.' 16t¡ YI j j s: ,,:o .,' \ ¡ Carpeta No: 3f INTRODUCCION A LA CIENCIA POLlTICA I EDGAR NOVOA $1300 i ! I Editado por Robert "E:'Güodin :.:y Hal1s-Dieter Klingemann ,; :~:.-' : ::: ::.'; :. ,. . ' ',' '.' .. , I I ¡ ! I \ \ ¡ i I 1 1 I I l ¡ ¡ ¡ ! ¡ I ¡ I \ \ ¡ I ! , I I 1, I . , r NUEVO MANUAL ,D:ECIENCIA POLÍTICA * l;....;..--:... " ,Traducción de , N. Lagares, F. Jiménez, A. Losada y p.~ Gonz.aJ.ez 2. ,Ciencia política: la historia de la disciplina' GABR.TEL A. .A...LMOND l. Introducción . Si fuéramos a construir un modelo de la historia de la cien- . cia política conlaforma de unalC'urva del progreso científico en el estu,9io de la políticaja 10 largo de los tiempos, tendría- mos que/comenzar con la ciencia.política griega, subir modes- tamente durante los siglos romanos, no progresar mucho duran- te la Edad Media, subir un poco durante el Renacimiento y la Ilustración, habría algunas subidas sustanciales durante el siglo XIX, para despegar hacia un crecimientosólido durante el siglo XX a medida que la.ciencia política adquiere carac- , terfsticas profesionales genuinas. Lo que esta curva mediría sería el crecimientoy la mejora-cualitativa del conocimiento sobre las dos cuestiones fundamentales de la 'ciencia política: las propiedades de las instituciones políticas y lbs criterios que ; usamos para valorarlas, i' ' . Registraríamos tres chispazos ascendentes en la curva de crecimiento del ¡sIglo xx. El chispazo de Chicago en las déca-. das de entreguerras (1920-1940), que introduciría programas. organizados de investigación empírica, subrayando las inter- 83

Almond G, Ciencia Política La Historia de La Disciplina

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\¡Carpeta No: 3f INTRODUCCION A LA CIENCIA POLlTICA I EDGAR NOVOA $1300

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NUEVO MANUAL,D:ECIENCIA POLÍTICA *

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" ,Traducción de, N. Lagares, F. Jiménez,A. Losada y p.~Gonz.aJ.ez

2. ,Ciencia política: la historia de la disciplina'

GABR.TEL A. .A...LMOND

l. Introducción

. Si fuéramos a construir un modelo de la historia de la cien-. cia política conlaforma de unalC'urva del progreso científicoen el estu,9io de la políticaja 10 largo de los tiempos, tendría-mos que/comenzar con la ciencia.política griega, subir modes-tamente durante los siglos romanos, no progresar mucho duran-te la Edad Media, subir un poco durante el Renacimiento y laIlustración, habría algunas subidas sustanciales durante elsiglo XIX, para despegar hacia un crecimientosólido duranteel siglo XX a medida que la.ciencia política adquiere carac-

, terfsticas profesionales genuinas. Lo que esta curva mediríasería el crecimientoy la mejora-cualitativa del conocimientosobre las dos cuestiones fundamentales de la 'ciencia política:las propiedades de las instituciones políticas y lbs criterios que ;usamos para valorarlas, i' '. Registraríamos tres chispazos ascendentes en la curva decrecimiento del ¡sIglo xx. El chispazo de Chicago en las déca-.das de entreguerras (1920-1940), que introduciría programas.organizados de investigación empírica, subrayando las inter-

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pretaciones psicológicas y sociológicas dé la política y demos-trando el valor de la cuantificación. Unchispazo mucho mayoren las décadas tras la Segunda Guerra Mundial reflejaría la difu-sión de la ciencia política «conductistax ppr todo el mundo,las mejoras en las subdisciplinas más tradicionales y la profe-sionalización (en el sentido del establecimiento de departa-mentos de muchos miembros, reclutadosmeritocráticamentey relativamente no jerárquicos; el establecimiento de asocia-ciones, sociedades de especialistas y revistas con evaluadores,etc.), El tercer chispazo registraría la entrada de los métodosdeductivos y matemáticos y los modelos économicos del enfo- .que de' la «elección racional-individualismo metodológicos.j"

Podríamos denominar esta visión de la'historia disciplinar .',,' " como la/visión «ecléctica-prcgresivas'. Seria 'compartida por

quienes aceptan como criterio de la ciencia política académi-ca la búsqueda de la objetividad basada en las. reglas de laevidencia: y Iainferencia. Este criterio.se 'aplicaríano sólo a

"estudios que denominamos «conductístas», sino también a lafilosofía política (tanto histórica como normativa), a los estu-dios comparados sistemáticos, a los estudios estadísticos queimplican datos cuantitativos agregados y de encuesta, así comoala investigación que implica la. construcción de modelosmatemáticos formales y la experimentación (tanto la real comola-simulada). En este sentido, es un'patrón ecléctico y no jerár-quico, más bien.queintegral.j' . . ~- ~.~. .' _...-._~-:-~

. '--- Esi«progresiva» en "elsentidó de que imputa lanoción de~~~... .m~jQ!-"ª::a.l(j._Pistoriade los estudios .polítícos, tanto en cuantoa la cantidad de conocimiento como en cuanto a su calidad entérminos de rigorY-perspicaCia.Con respecto a la persplCa~ia,la mayoría de "lbs' colegas estarían de acuerdo en que MichaelWalzer (1983) tiene una mejor comprensióndel concepto de

. justicia que la que tiene Platón, Y, con respecto al.rigor (ytam-bién a la perspicacia); Robert Dahl (1989) nos ofrece una mejorteoría de,la democracia que la ofrecida por Aristótelesj..'

Hay-cuatro. visiones' Opuestas 'de la historia de la ciencia. política. Dos de ellas desafiarían su carácter científico,' Hay

.. JS' •..•,...•

t"...-,

I En una escala más modesta, véase Riker, 1982.

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runa posición «anticiencia», así como otra «posciencia». Otrasdos más -los marxistas y los teóricos de la «elección racio-nals--. desafiarían su eclecticismo a favor de un monismo jerár-quico. purist'!;.jLos straussianos expresan la visión «anticien-cia- al sostener que1a introducción de la metodología científicaes' una ilusión perjudicial que trivializa y nubla la compren- .sión, y que las verdades básicas de la política tienen q:ue serdescubiertas mediante una conversación directa con los textos ..•.clásicos y antiguogEl enfoque «postempfrico» o' «poscon- i¡ductista» de la historia disciplinartiene 'unajvision decons- :<:traétiva; no hay una historia privilegiada de la disciplina. Hay 80un pluralismo de identidades disciplinares, cada una con supropia visión de la historia dísciplinar.; . . ,:

Los enfoques marxista, neomarxista Y de la «teoría críti-ca» desafían nuestro-~decticismo al argumentar que'Ía cien- ~cia política o, más bien; la ciencia social (puesto que no pue- .

~

-.=!._de haber una ciencia política separable) se compone de lasverdades descubiertas y afirmadas en las obras de Marx y ela-boradas por sus asociados y seguidores. Este punto de vista ºrechaza la noción de una ciencia política separab ~e de una IX l

ciencia de la sociedad. L.a ciencia de la sociedad se revela a' ~sí misma en el. transcurso de su propio desarrollo dialéctico ..

lLa teoría de la elección racional rechaza nuestro eclecticis- ~mo a favor de un modelo jerárquico de ciencia política que se Ciencamina hacia un conjunto parsimonioso de teorías matemá_!'ticas fo~~les aplicables a toda.la realidad social, incluyen-do la política. ' ,'..

Este capítulo asume también que/la ciencia política tiene ""componentes tanto científicos como humanistas, regidos ambospor los mismos imperativos de la investigación académica (lasreglas de la evidencia y la inferencia). Las contribuciones alconocimiento pueden provenir de una gran inspiración o q~ungran virtuosismo.Asumimos también que; dentro de Ia.bnto-logía de las familias de las ciencias, se encuentra en el lado«nube» del continuo de «nubes y relojes» de Karl Popper(1972). Es decir, las regularidades que descubre son proba-bilísticas en lugar de leyes inmutables y muchas. de ellas pue-den tener una vida relativamente corta. ]..:.

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Il .. Temas de una historia ecléctíca y de progreso' . "•• :, 1.

. El objeto esencial de la ciencia política, que comparte con.• el resto de la academia, es laE'eación de conocíiniento defini-

do como inferencias o generalizaciones sobre la política extraí-das dé la evidencia.Corno dicen King, Keóhane y Yerba (1994,p. 7) en su recientelibro;'<<la investigación Científica está diseña-

/: da para hacer .inferencias con base en la información empíricai·~~: sobre el mundo». Este criterio es evidente incluso en una obra'::"~'.~;,. tán explícitamente «anticientíficax como.la de los .straussianos.( ) Es decir, éstos consideran la:evidencia, la analizan y extraen infe-\. j rencias dela misma ..Es imposible pensar-en una empresa acadé-;: ) mica. que no descanse sobre estenúcleo metodológico de lav' evidencia-inferencia. Incluiría los estudios marxistas y neo-,) marxistas; incluso aunque estos estudios se basen en asunciones< .,. sobre los procesos sociales que no son.'falseables.y, por tanto, no•. . están plenamente sujetas alas reglas de la evidencia o de la infe-. :/c:: r:, rencia lógica.Incluiría, enigrextremo del simple. despliegue de.. .! evidencia, el estilo de ciencia política de «descripción detalla-i .J da» (thick) de Clifford Geertz (1973) que ejemplifica el estudio

.:.. ·de Womáck (1968) sobre el líder campesinomexicano Zapata;e incluiría las obras de Downs (1957), Riker (1962) y Olson

',., ' (1965) en:el extremo deductivo contrario. En Zdpata,pareceque.1' .:; sólo tenemos evidencia sin inferencia y en la Teoría económica1.. .1 de la democracia, inferencia sin evidencia. Peto Hirschmanl',·.:: ·.(1970)nos dice que la biografía del líder campesino esta plaga-~. da de implicaciones políticas y explicativas; y que los axiomas~~t':~ y teoremas de Downs generan toda'una familia de proposicio-{:.~ nes comprobables a: través de la evidencia. Ambas son 'falsea-

bles mediante evidencias contrarias o defectos lógicos ..

III. Una panorámica histérica

a) Griegos y romanos

..; Aunque se han hecho esfuerzos heroicos para incluirlosi escritos del Próximo Oriente antiguo en la crónica de la cien-

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cia política, se los.considera más apropiadamente como pre-cursores. El amor por la Biblia no puede convertir el consejoque MOIsésrecibe de su suegro sobre cómo juzgar con más efi-cacia los conflictos entre los hijos de Israel o la doctrina delDeuteronomiosccte la monarquía en ciencia política seria~!lPero cuando llegamos a la Grecia de IIeródoto (ea. 484-425a.C.), estamos en un mundo en el que;€Íanálisis de las ideas ylos ideales políticos y la especulación sobre las propiedades delas distintas formas de gobierno, la naturaleza de la capacidadde gobernar y de la ciudadanía, se han convertido en una partedel saber conv~ncionaljLos griegos informados del siglo v a. C.-:que viven en muchas ciudades-Estado. griegas independi~n-tes, en las que se habla la misma lengua y se veneran los mis-mos osimilares dioses, que coi:nparten.mernorias históricas ymitol6gicas comunes, que están implicados en un comercio yuna diplomacia entre las ciud~c;les,que forman alianzas o entranen guerra- constituían una/;Udiencia. interesada en la infor-mación y la especulación sobre las variedades de arreglos polí-ticos y gubernamentales y de políticas económicas, de defen-

. sa y de relaciones exteriores., .. - ... .La historia de la ciencia política comienza propiamente con

Platón-(428-348 a.C} cuyosLLa República; La Política y LasLeyes son los primeros clásicós._dela ciencia política?:fEn estostres estudios; Platón .establece!ProposiciouGS sobre la justicia,la virtud política, las variedades de las formas de gobierno ysu transformación, que han sobrevivido COIllO teorías políticashasta bien entrado el siglo XIX e incluso hasta el presente. Susteorías sobre.la estabilidad política y la optimización del fun-cionamiento, modificadas y elaboradas en las obras de Aristó-teles y Polibio, anticipan la especulación contemporánea sobrela transición y la consolidación democráticagj'En su primeratipología política, en La Repúbliea,l.!'latón presenta su régi-men ideal basado en el conocimiento y la posesión de la ver-dad y, por tanto, ejemplifican10 el gobierno de la virtud, para

2 Véase Wildavsky, 1984, 1989. ' ..3 Véanse Sabine y Thorson, 1973, caps. 4, 5; Strauss y Cropsey, 1987,

pp.33 ss.

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fpresentar, a continuación, cuatro regímenes evolutivamente rela- ¡¡,cionados en un, orden descendente de virtud: latimocracia, la f

. oligarquía, la democracia y la tiranía.La timocracia es una ~.corrupción del Estado ideal en el que el bonor y la gloria mili- itar suplantan el conocimiento y la virtud; llaholigarquía

1~ una ~.:~:I.:.

corrupción de la timocracia que reemplaza e onor por á nque- f:za como principio de reclutamiento; la -democracia surge de la ficorrupción de la oligarquía y, a su vez, se corrompe en tirarú~ (r

En La Política, escrito mucho después que La República, u' .

,y en Las Leyes, escrito en su vejez (tras las duras experiencias I~:de la Guerra delPeloponeso y del fracaso de sumisión en Sira- 1.cusa),¡piatónCllstingue entre la república ideal 'y las varieda- l'des re~ei'lte posibles de formas de gobierno; Para clasificar .: r¡:los regímenes reales, introduce el famoso cuadro de tres por 1;dos, casando la cantidad y la calidad: el gobierno de uno, de fpocos y de muchos; cada uno con sus versiones pura e impu- fra. Generó la clasificación de los regímenes en seis categorías i-rnonarquía, tiranía; aristocracia, oligarquía, denrocraciaoclo-cracia-ique Aristóteles perfeccionó y elaboró en su Política, yque ha servido cómo taxonomía básica a través de los tiem-pos y hasta el' siglo x~ , ',' . ';.: En LasLeyes, Platón presentó la 'primera versión de la

, ;«Constitución Mixta» como el mejor régimen y el más estable'entre los de verdad realizables y diseñado para detener el ciclode desarrollo y degeneración implícito en elesquemaséxtu-

, ple.La Constitución Mixta, tal como la:formuló Platón, adquie~re~stabilidad aFtombinar principios que, de otro modo, podríanestar en conflicto: el principio monárquico de la sabiduría yla virtud con el democrático de la libertad. Aristóteles adop-tada y mejoraría este-esquema. Es la primera teoría, explicati-va en la historia de la ciencia política en la que las .institucio-

, nes, las actitudes y las ideas se relacionan con el proceso y elfuncionamiento. Es el ancestro de la teoria de la separaci6nde poderes.j ..,'

Arist6teles (384-322 a.C) pasó veinte años como miembrode la Academia de Platón. Después, tras un período como tutorde Alejandro de Macedonia, Aristoteles volvió a Atenas yformó su propio Liceo, una institución de enseñanza con

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museo-biblioteca e instituto de investigación: El método delLiceo era ínductivo, empírico e histórico, a diferencia del enfo-que predominantemente idealista y dedu~tivo que ~~ manteníaen la Academia de Platón/Se dice que el LiceoreunióIód cons-tituciones de las ciudades-Estado griegas, de las que, sólo hasobrevivido una (la de Atenas(Las lecciones que componenLa Política de Aristóteles parecen haberse extraído de los aná- ,lisis y las interpretacionesde esos dato~. .. .

. Mientras que la metafísica de Platón empujó aést~ ~ des-preciar el mundo real y la capacidad humana de p~rclblrlo ycomprenderlo, y a hipotetizar un mundo de formas Ideales delas que la realidad era un pálido.reflejo, Aristóteles, por el con-trario, era más bien/iin empirista que observa la realidad po~-tica como un médico observa la enfermedad y. la salud. SuErnest Barker señala: ,

, Quizá no, sea demasiado caprichoso detectar una particular· inclinación médica en un buenmimero de pasajes de La Polí-tica. No es sólo un asunto de acumulación de «historias clí-nicas», o. del uso de les escritos de la escuela de Hipócrates

· corno el tratado de «Aires, aguas y lugares». Se trata, de unacomparación recurrente entre el arte del estadista y el del.buenmédico; se trata del profundo estudió de la patología de las

. constituciones y de su inclinación a la fiebre de la sedición· que encontramos en el Libre v de La Politicai. sé trata de la

, preocupación con la terapéutica que también encontramos en. elmismo libro: una preocupación singularmente evidente en

. , el pasaje (al final del capítulo XI) en el que sugiere un régi-men y una cura para la fiebre de la tiranía (Barker, introduc-ción a Aristóteles,' 1958, p. XXXU .'

Mi~ntras que en su teoría de las formas de gobiemoAristó-teles-comienza con la clasificación séxtuple de Platón, argu-menta que, desde un punto de vista realista, de hecho hay cua-

I tro tipos importantes: oligarquía y democracia, los dos tipos¡ en los que podría clasificarse a la mayoría de las ciudades-Esta-I do griegas; politeia o gobierno constitucional o «mixto», quei es una combinación de oligarquía y democracia y que (dado

l'.que reconcilia la virtud cap. la estabilidad) es la mejor forma_, ,posible de gobierno; y la tiranía, que es la peor. Para respaldar

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su argumento señala que, mientras que las estructuras socia-les de las ciudades vallan de acuerdo con las economías, ocu~

.paciones, profesiones y status que en ellas se contienen, talesdiferencias pueden reducirse a distintas distribuciones deciu-dadanos ricos y pobres. Donde dominan los ricos, tenemos oli-garquía; donde dominan los pobres, democracia. Donde dominanlas clases medias, podemos tener gobieino «mixto» oconsti-tucional que tiende a la estabilidad al quedar contrapesados los,intereses extremos porlos más moderados. Las estructuras polí-ticas y las pautas de reclutamiento se clasifican de acuerdo conlos arreglos de los órganos deliberativos, magistratívos y judi-ciales y de acuerdo con el acceso a los mismos de las diferen-tes clases..

Un pO'litólogomoderno -un/Dahl; Rokkan, Lipset, Hun-tington, Yerba o Putnam'-:' se encontraría en un terreno familiarcon el análisis de Arist6teles,en La Política y La Ética, de larelación entre el status, la ocupación, la profesión y la clase ylas variedades de instituciones políticas, por un lado, y de la,relación entre la socialización y el reclutamiento políticos y

, 'la estructuray el proceso políticos,por el otro. Compartirían.la metafísica y la ontología. Pero si estos capítulos, o algo pare-cido a los mismos, fueran presentados por estudiantes con-temporáneos de doctorado a la búsqueda de los temas de sustesis, es fácil visualizar los comentarios que escribirían 'al mar-genunDabl o uriVerba: «¿Sobre qué casos estás generalizando?»;«¿Qué tal si usas una escala aquí?»; «¿Cómo comprobarías lafuerza de esta asociación?»; u otros por el estilo. Aristótelespresenta todo un conjunto de proposiciones e hipótesis -en loque se refiere a la estabilidad política y a la quiebra, a lassecuencias de desarrollo, a los modelos educativos y a la actua-ción política-que claman por diseños de investigación y aná-

"- lisis cuantitativos cuidadosos. El método .aristotélico consiste'esencialmente en una clasificación clínica de especímenes, conhipótesis sobre las causas y las consecuencias, pero sin com-probaciones sistemáticas de l~s relaciones.r .

, La teoría política griega dé Platón y Aristóteles era una com-binación de ideas universalistas y parroquiales. El mundo sobreel que generalizaban era el mundo de las ciudades-Estado grie-

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, gas. Generalizaban sobre los griegos, no sobre el género huma-no. Los ciudadanos se distinguían de los esclavos, los residen-tes forasteros y los bárbaros extranjeros. Con las conquistas deAlej andro y la mezcla de las culturas griega y oriental, ganaronen autoridad dos nociones desarrolladas porlaescuela estoicade filosofía. Eran las ideas de una humanidad universal y de ~un ordenen el mundo basado en el derecho natural- Estas ideaslas había adelantado el filósofo estóico Crisipo en~~lúltimo ter-cio del' siglo m a.e. Su formulación más clara aparece en lasobras de Panecio (185-109 a.C.) y de Polibio (203-120 a.C.),dos filósofos estoicos del siglo rr, quienes, a su vez, transmitie-ron estas ideas a la elite inteles:tual romana de la última etapade la República. Mientras quePanecio desarrolló los aspectosfilosóficos y éticos del último estoicismo, Polibio adaptó lasideas platónicas y aristotélicas a la historia de Roma ya la inter-pretación de las instituciones romanas.

Polibio atribuye el notable poder y crecimiento de Romaa sus instituciones políticas. Hace más explícitas las ideas -evo-.lutivas de Platón y Aristóteles, brindando explicaciones socio-psicológicas sencillas de la decadencia de las formas puras demonarquía, aristocracia y democracia y de su degeneraciónen las formas impuras de tiranía, oligarquía y oclocracia, Deacuerdo con Polibio, los constructores del Estado romanohabían redescubierto, mediante un proceso de ensayo y error,las virtudes de la constitución mixta: la combinación de losprincipios monárquico, aristocrático y democrático llevados a

, la práctica en el Consulado, el Senado y la Asamblea. Fueronestas instituciones las que hicieron posible la conquista delmundo en medio siglo y las que, según Polibio, garantizabanun futuro de gobierno mundial estable y justo bajo el Derechoromano-s . --

Tr~Scuartos de siglo después, el abogado romano 'Cicerón(106-43 a.C.) aplicaba. la teoría de la constitución mixta a lahistoria romana en, un momento en el que las instituciones dela República romana estaban ya en una decadencia profunda.,Esta parte, de su trabajo era una llamada para la vuelta a la

4 Véase Sabine y Thorson, 1973, caps. 4-9.

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estructura y a la cultura de la República romana anterior, pre-via a las décadas de guerra populista y civil de los Graco, Manoy Sila, Más significativo y duradero fue §.ll desarrollo de la doc-trina estoicadel derecho natural. Era la'léreenCiade que hay underecho-natural universal que proviene del orden divino delcosmos yde la naturaleza racional y social de ia humanidad.Sería su formulación de esta idea del derecho natural la quese adoptaría en el Derecho romano, pasando de ahí a la doc-trina de la Iglesiacatólica y, posteriormente, a sus manifesta-

"ciones ilustrada y modemaj, "De esta manera, encontramos formulados, en/el pensa-

mientogriego de finales del siglo III a.C. y.enel romano delos siglos siguientes, los dos grandes temas de la teoría políti-ca que atraviesan la historia de la ciencia política hasta el pre-sente. «¿Cuáles: son las formas institucionales de gobierno?»

--------...:l)f..-<¡I «.¿,cuáles son"los modelos que usamos para evaluarlas?». La""respuesta a la primera fue la clasificación séxtuple platónica y

aristotélica de ÜlS formas organiza tivas puras e impuras, y la"constitución mixta.como -Ia solución al problema de la dege-"neración y el ciclo. La respuesta a la cuestión de la"evaluación-legitimidad, justicia.:....fue la doctrina del derecho natural. Estasideas se transmitieron a Roma por los estoicos tardíos (en par-ticular, Panecio y Polibio) y desde las obras de los romanos(como Cicerón o Séneca) a la teoría política católica; ..

) ..

b]' Constituciones mixtas yteoria del derecho natural"en la historia" - '.

[-- " "

Las-teorías de la constitución mixta y del derecho recibensu codificación medieval más plena en la obra de Tomás deAquino (1225..:1274), quien relaciona la constitución mixta conla justicia y la estabilidad a través de su conformidad con elderecho divino y natural.jxus ejemplos de constitución mixtason el orden político divinamente ordenado del Israel de

" Moisés, Josué y los Jueces, equilibrado entre líderes ancianos

5 Véase Sabine y Thorson, 1973, caps.9, 10.

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y jefes tribales, y la República romana en su origen, con sumezcla de Asamblea-Senado y Consulado.~igue los argu-mentos de Aristóteles sobre las debilidades y la tendencia haciala tiranía de las formas puras de gobierno monárquico, aris-tocrático y democrático. La combinación de las formas"purases el antídoto contra la debilidad y la corrupción humanas". ,:

-E:n"laBaja Edad Media y en el Renacimiento, el gobierno"mixto y el derecho natural constituyen la medida CQp respec-to a la cual se evalúan los gobiernos. Tal y comoTomas deAquino,y los influidos por él, veían al Israel del periodo pre-monárquico ya la Roma de la época republicana como los regí-menesrnás cercanos del pasado al ideal del gobierno mixto,para los teóricos políticos italianos de la Baja Edad Media y

. del Renacimiento el ejemplo era Venecia, con su Dogo monár-quico, su Senado aristocrático y su Gran Consejo democráti-co. La estabilidad, riqueza y poder de Venecia eran considera--dos la prueba de la superioridad del sistema mixto.z "

La variedad de principados y repúblicas en el norte de Ita-lia en estos siglos, las reclamaciones generales y-rivales de laIglesia y el Imperio, el estado de guerra, la conquista, la revo-lución, la negociación diplomática y la innovacióninstitucio-nal en las que estaban: constantemente envueltos estos regí-menes.esrímularon a varias generaciones de teóricos políticosque reflexionaban y escribían sobre esta experiencia política".Un/aspecto central de sus discusiones eran las ideas de la cons-titución mixta expresadas por Aristóteles y por Tomás de AquÍ-no. Con la traducción de su Historia de Roma en el siglo XVI;Polibio llegó a ser muy influyente, particularmente en Floren-cia y en la obra de Maquiavelo (1469-1527). En las crisis flo-rentinas de finales del siglo Xv y principios del XVI,Maquia-velo se implicó en una polémica con el historiador Guicciardinien la que las principales autoridades citadas fueron Aristóteles,Polibio y Tomás de Aquino, y el tema de discusión, qué paíseseran los mejores ejemplos de constitución mixta. Guicciardiniestaba a favor de un sesgo aristocrático aristotélico y venecia-

6 Véase Blythe, 1992, cap. 3.1 Véanse Blythe,) 992; Pocock, 1975; Skinner, 1978. '

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no-espartano, Maquiavelo, a favor de un papel algo mayor parael elemento popular; confiando más en el apoyo de PolibiC!.S¡_ .Laruptura de la teorfa políticarenacentistadescansa sobre

eI!tratáiiñ¿ütó que Maqúiavelo-'le dio a1aTegitimú:lad de los_regímenes y de los líderes políticos. Con anterioridad a El Prín-cipe Yll: los Discursos.ísn autores trataban los regímenes demaneradicotómica como puros o corruptos, normativos o no

-normativos, en los sentidos originales platónico y aristotélico".q .Maquiavelo, observando ~lapolítica practicada en Italia en los

-siglos xv y XVI, legitimó la política no normativa como inevi-table, como cuestión de supervivencia, corno parte dela reali-dad. Un príncipe que dejase de emplear medios problemáti-cos cuando fuesen necesarios para la supervivencia, seríaincapaz de hacer el bien cuando éste fuese posible, Maquia-velo tocó el nervio de la ciencia política: con su orientación«libre de valores» -y su nombre se convirtió en sinónimo deindiferencia moral y cinismo político, Los temas generados poresta travesía hacia el realismo todavía resuenan en los palo-mares de la filosofía política., _ - _" _',

_La teoría dela soberanía, un tema tan importante en la EdadMedia, el Renacimiento y la-Ilustración, recibe su primera for-mulación completa en la obra de Jean/Bodin (1529-1596). Sudoctrina del absolutismo como una solución al problema dela inestabilidad y el desorden está formulada en polémica con

_ la teoría de la constitución mixta. Utilizando un método histó-rico realista, desarrolla el argumento de que los casos clásicos

. de gobierno mixto, Roma y Venecia, fueron enrealidad regí-menes centralizados y. concentrados; de hecho, todo régimenimportante y duradero ha concentrado los poderes Legislativoy Ejecutivo bajo una autoridad central. La atención que pres-ta a la influencia de las condiciones ambientales y socioes-tructurales sobre las característicasde los Estados anticipan lasensibilidad antropológica de Montesquieu'[,'

8 Véase Blythe, 1992, pp. 292 ss.9 Véase Skinner, 1978. pp. 131 ss.10 Véase Sabine y Thorson, 1973, cap. 21.

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Aunque hubo un progreso sustancial en el desarrollo de la/-cienCia política en la Ilustración, Hobbes, Locke, Montesquieu,

Hume, Madíson y Hamilton trataban los mismos temas quepreocupaban- a Platón, Aristóteles, Polibio.Cicerón, Tomásde Aquino, Maquiavelo y Bodin: las formas y variedades de -gobierno y los modelos con los que juzgarlos, Al considerar -el progresó conseguido por los filósofos ilustrados, nos fija-mos en las mejoras introducidas en la obtención y evaluaciónde la evidencia y en la estructura de la inferencia.,»

El primer proyecto intelectual terminado por Thomas Hob~bes (1588-1679) fue la traducción de las Guerras del Pelopo-neso de Tucídides, la historia de, una trágica época de desorden,justo como la Inglaterra del siglo XVII, perturbada pOI; la guerracivil, el regicidio, la dictadura y el exilio.rl.a visión de Hobbesdel estado de naturaleza, de las ratones para el consentinúentodé los sereshumanos a ser gobernados, de la naturaleza de la

.obligación política y de la legitimidad de las distintas formasde gobierno, estaban influidas por sus reflexiones sobre la caí-da de Atenas y la violencia y la confusión moral 'de la Inglate-rra del siglo xvª",En sus libros posteriores De Cive y, especial-mente, Leviatán, Hobbes Concluía que~a autoridad soberana era .necesaria en una sociedad si se quería asegurar la salida de susmiembros del violento y desordenado estado de naturaleza.A cambio de obligación y obediencia, el sujeto. consigue segu-

- -ridad y certidumbre. Lamejor forma de gobierno- -deducida lógi-camente de estas premisas, porque es racional y no ambigua- esel absolutismo monárquico, limitado por la obligación del gober- -nante de proporcionar seguridad y bienestar a los miembros de -la sociedad, El logro de Hobbes fue la deducción lógica de susconclusiones sobre la mejor forma de gobierno a partir de lo queconsideraba que eran las condiciones materiales y las necesida-des humanas. Construyó su argumento limitando las asuncionesa lo que consideraba -y a lo que creía que la historia confirma-

-ba- como evidencia «material» de la condición humana. A par-tir de estas asunciones, dedujo inferencias lógicas tajantes'[¿

11 Véanse Sabine y Thorson, 1973, cap. 24; Strauss y Cropsey, 1987,pp. 396-420.

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~!tI'11·\1ILas conclusiones de John'Locke sobre los orígenes y la Iegi- f:" dad preservará la libertad y promoverá el bienestar. Y.en el?,'

timidad del gobierne) en su Segundo tratado del gobierno se - Libro XI de su Espíritu de las leyes, encuentra la mejor ejem-derivan .de un conjunto de condiciones contractuales distinto r plificación de la separaciónde.poderes en la Inglaterra pos-al de Hobbes. La gente consiente que el gobierno asegure su t: terior a la Petición de Derechos.¿ '.'bienestar y su libertad. El estado de naturaleza de Locke no.es~' LLaclasificación de gobiernos de Montesquíeu incluye repú-tan catastrófico corno el de Hobbes. Hay inconveniencias y ¡!, blicas, monarquías y.despotismos, siendo la categoría repu-'costes.y el consentimiento hacia el gobierno es condicional, . r: blicana divisible entre aristocracias y democracias. Encnen-dep.endiendo de hasta qué punto el gobierno lleve a cabo esas ti:' tra en el gobierno de Inglaterra la ejemplificacióndel ideal delfunciones limitadas; Al salir del estado de naturaleza, las per~~. .gobierno mixto que combina instituciones democráticas,arís-sonas ceden a la comunidad su derecho a poner en práctica la e tocráticas y monárquicas en un equilibrio dialéctico armóni-ley de la razón para preservar'mejor la vida, la libertad y la pro-~' co. Su teoría política .es una teoría explicativa sistémico-fun-piedad. Los comienzos de la teoría de la separación de pode- g cional basada en la interrelación de las condiciones, el procesores están en John Locke. El poder otorgado a la comunidad se g y 1(1 política., ,.;'divide en tres elementos: el legislativo, el ejecutivo y el fede-~, .Tuvo una gran influencia sobre los fundadores de la Cons-rativo, el último de: los.cuales es un poder relativamente poc0!1 titución .americana. Y puede haber estado eJ})a mente deespecificado que tiene que ver con las relaciones exterio.re~/~. Hamiltoncuandoescribía en El Federalista 9:/«La ciencia deTanto en Ladre como en Hobbes, el progres9.-d<~,.Cli·enc::·4l;?h~.=------Il:'T. '-' ----1a-P'ilit~~+lla!?~iQb~idkoLu~n~a~~an~m~e~' o~r~a~..~S~e~e~n~tI~'e~n~d~e~b~ie~n~ _

s- rica se basa en ,Ialdeducci6n .Iógica de la naturaleza y las for- f la eficacia de los distintos principios que, Obien no eran cono-mas de gobierno y'de lasbases de la autoridad, la libertad y la~. cidos en absoluto, o lo eran de manera imperfecta por lo anti-obligación, a partir .de asunciones socio1ógicas y.psico16gi- guos». Y en·El Federalista 31: «Aunque no pueda pretendersecasoSu fuerza radica más en su racionalismo lógico que en la que los principios del conocimiento moral y político tengan,manera de obtener la evidencia.,' en genei:al, el mismo grado de certeza que los dejas rnatemá-

Aunque sea una exageración decir que Montesquieu ticas, no obstante tienen más posibilidades en este aspectoobteníay acumulaba su evidencia de manera rigurosa, es segu- que [...] las que estamos dispuestos a concederles» (Hamilton,

. ro que va un.paso más allá que Hobbes y Locke.Aunque reco- 1937, pp. 48;'1 89},iLo que llevó a Madison ya Hamilton anoce leyes de la naturaleza y deduce la formación del go- considerarse tan buenos politólogos fue el haber, comproba-bierno de estas leyes, sobre todo subraya la variedad, de la. . do las teorías de Montesquieu, Locke y otros filósofos euro-experiencia política humana y el pluralismo de la causación, peos con la experiencia de las trececolonias y.de los EstadosMontesquieu va a «Persia- y, por así decir, hacia atrás en el Unidos bajo los Artículos de la Confederación.ffenían la con-

.tiempo, a Roma, a Venecia, a muchos otros países europeos y fianza de .Ios ingenieros' que aplican las leyes de la política,especialmente. a Inglaterra, para comparar sus instituciones deducidas del examen empírico y de laboratorio de casos .indi-con las de Francia. Es un comparativista y un pluralista cau- viduales, La separación-de los poderes Ejecutivo, Legislati-sal. Para explicar las. variedades de forma de gobierno y de vo y Judicial (cosa que habían aprendido de Montesquieu) y

. política pública, considera el clima, Ül religión. las costum- . la mezcla de los poderes a través de controles y equilibriosbres, la economía, la historia y cosas por el estilo. Encuentra (checks and balances) (lo que habían aprendido de la expe-que la mejor forma de gobierno es su noción de la separación' riencia práctica de las trece colonias) les permitía tratar lade poderes y una especie de equilibrio newtoniano entre estos política en forma de ecuación: «Separación. + controlespoderes, a la 'que considera como la que c0r;.más probabili- .'1' equilibrios = libertad>::.! ' .. .

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e) El siglo XIX':.':.

.. En los siglos XVII y XVIII, los filósofos de la ilustración pre-dijeron la mejora en la condición material, política y moral dela humanidad. como consecuencia del crecimiento delconocí-miento. En Ios'siglcs XIX y XX, los académicos y los intelec-tuales elaboraron este tema del progreso y la mejora predi-ciendodistintas trayectorias y secuencias causalesv En laprimera parte del siglo XIX hubo grandes historicistas '(o deter-ministas históricos) -Hegel(1770-1831), Comte (1798-1857)y Marx (1818-1883)- quejen la tradición de.la ilustración,

, veían la historia corno un desarrollo unilineal enla direcciónde la libertad y el gobierno racional. En.Hegel, Ia.razón y la

, libertad están ejemplificadas en la monarquía burocráticapru-siana. En Comte, los Iímites.deIateologfa yla metaffsica que-dan rotos por la ciencia, en cuanto .que permite ala humanidadejercer un control racional sobre la naturaleza y las .institucio-nes sociales. En Marx.el capitalismo sustituye al feudalismo

, , y es sustituido; a su vez, primero por el socialismo proletarioy, después; por la sociedad igualitaria y verdaderamente libre,.,)

(Hegel se aleja' de las nociones de la ilustración por su visióndialéctica de la historia como el choque de opuestos y la emer-gencia de síntesis. La monarquía burocrática prusiana racionali-zada y modernizada en las décadas posnapoleónicas es vista porHegel.como la ejemplifícaciónde una última síntesi~J. En Marx,la dialéctica hegeliana se convirtió en el principio de la lucha declases que lleva a la última transformación de la sociedad huma-na. De acuerdo con¿Marx, la naturaleza del proceso históricoera tal que la únicaciencíasocial posible es .la que se descubre,y la que se emplea. en la acción política. En el marxismo; estaciencia de la' sociedad llega a convertirse en un esquema eco- '

'nomía-ideología-fonna de gobierno plenamente validado. Unavanguardia informada armada con esta poderosa teoría anunciarfa ,el comienzo de un nuevo mundo de orden, justicia y plenitud'],

12 Véanse Sabine y Thorson, 1973, cap. 17; Strauss y Cropsey, 1987,pp. 732 ss. "

13 Véanse Sabine y Thorson, 1973, cap, 34; Strauss y Cropsey, 1987,pp, 802 ss,

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Auguste Comte, elprecursor con Saint-Simon (1760-1825)'del positivismo filosófico, inauguró la nueva ciencia de la'«so~i.ología» e?-los seis volúmenes de su Cur~-Ede filosofíaP?S¡tlva (Koenig, 1968). Su,argumento era que todas las cien-eras p:~an por dos etapas +primero la teológica, después la,metafísica- antes de convertirse, en la tercera etapa, en cientí-ficas o positivas. De esta manera, continuaba Comte la astro-n?núa fu,e .la primera en pasm:por estas tres etapas, d~spués lohizo la física, luego, la química, luego la fisiología. Al final,la física social (las ciencias sociales incluyendo a la psicología)se encontraba en un proceso de maduración como ciencia.Comte veía 'esta nueva sociología científícacomo la suminis-tradora de proyectos para la reforma de la sociedad. ;,,' ,, 1. Hubo una ola, de empirismo como reacción a e'stas com-preiisivas teorías monistas y abstractas. Esta reacción produjoun gran número de estudios descriptivos legal-formales de ins-

_,tituciones políticas y varias etnografías políticas descriptivaspedestres y monumentales/tales como·Polítical Science: Orthe State Theoretically and Practically Considered (187fi) deTheodore Woolsey; Politik: Geschichtliche 'Naturlehre derMonarchie, Aristokratie und Demokratie (1892) de WilhelmRoscher; y The State: Elements of Historical and Practical

, Politics (11882,1918) de Woodrow Wilson. Se trataba esen-cialmente de/ejercicios ponderados de clasificación, que em-pleaban alguna variación del sistema clasificador platónico-aristotélico. , .. Parecído~ a los historicistas, pero con ul~;t~que más empí-

neo y más pluralista en su explicación, había un grupo de auto-res de la segunda mitad del XIX que podrían caracterizarse corno«evolucionistas» y que influyeron sobre la sociología moder-na de diversas maneras. Este grupo incluye a Herbert Spencer(1820-1903), sir Henry Sumner Maine (1822-1888) y FerdinandToennies (1855,.193~l,6Spencer (11874.1965), un tempranoevolucionista social posdarwiniano, evita la unilinealidad sim-ple{Le preocupa explicar la variedad cultural y 'política, asícomo la mejora genérica. Explica la centralización y deseen-tralizaciónpolítica por los rasgos físicos del ambiente, tales.como el terreno montañoso frente a las llanura~. Construye

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1;también el argumento, respaldado por el ejemplo lústórico,.de}: ricas en lugar de en asunciones sobre la naturaleza humana.que la democratización es la consecuencia de ,l~s cambios i;i Esto se explicaba en parte por el simple crecimiento del.cono-socioeconómicos provocados por la concentración urbana y ~i' cimiento de lis sociedades contemporáneas e históricas.iElla proliferación de intereses-que se debe al crecimiento de las, ~~~ imperialismo y el colonialismo colocaron vastas y complejasmanufacturas y a la difusión del comercioj .' ¡ '.. ",'." I,,:',:l,,:»,.~.,_.•r,'.' culturas, como la india, así como sociedades primitivas y redu-

\: Hay una pauta dualista común entre los autores de finales :; cidas, como las culturas africanas y.las de .los indios ameri-def XIX acerca del proceso histórico. Mame (11861,'1963) dis- ," canos, al alcance de los académicos e intelectuales europeos.tingueel derecho .antiguo del moderno en los términos de un rJ. .Las zonas exóticas del mundo se hicieron accesibles e invita-cambio' desde relaciones de status con un carácter difuso has- Vi <-6ana esfuerzos más cautos y controladosa la hora de inferirta las relaciones contractuales específicas. Toennies (1887.:,1957) Wi causas y efectos que en los, casos de Maquiavelo o Montes-introduce la distinción entre Gemeinschaft und Gesellschaft rf quíeu; Justo a finales del siglo XIX, en Oxford y enCambrid-(Comunidad y Sociedad). Con el cambio -de siglo, Weber ~., ge, b';jo el liderazgo de ..E. A. Freeman (1874), Frederick(1864-1920) y-Durkheim (l858-l917) contrastan la racionali- ¡t Pollock (1890) y JOM Seeley (1896)i'la historia comparadadad moderna con la tradicional (Weber, 11922,-1978,'vol. 1, ~,'>':':'~_:':¡':,¡,':,,':, comenzó a considerarse de manera un tanto optimista comopp. 24 ss.),-la solidaridad orgánica con la mecánica (Durkheirn [1 la base para un estudio, genuinamente científico de la políti-

, , 11893, 1960).,Este tema del «desarrolló» y de la «moderniza- ea. Se introdujo en el trivio de Historia en Cambridge en 1897ción>$continúa en el sig-le---*x-ha:~~H\-:::~'~.~~~~u~e~r:z:ó:s __ ~ ~ILLa..D~na~.l:d~o~s.ltr!.1a~b@a]'0~s¡";';:J!Ul~1,20J!s~o~br~e~C~ie~n~c~ia~P~0~lí~ti~t~a~In~(l~'U~C~_=---_paradefinir, operacionalizar, medir e interpretar la «moderni- tiva oComparativa; y otro sobre Política Deductiva y Analí-zación» socio-económico-política que se presentan más abajQJ tica (Collini et al., pp. 341 ss.). Ya en 1843; John Stuart Mill

" ',A lo largodelsiglo XIX era común hablardel ~studio de ~á (1806-1873) había reconocido en su Sistema de lógica (11843,política y' de la soéiedad como ciencia; ydescribir el conocí- 1961) que.el método comparativo en las ciencias humanas; eramiento sobre la política como compuesto por proposiciones equivalente en algún sentido al experimental en las cienciascon forma de ley basadas en la evidencia y Ia inferenciasobre naturales. En efecto, hace siglo y medio, Mili había anticipadolos acontecimientos.y.las instituciones políticas/Collini, Winch la «estrategia de los sistemas más parecidos» -de Przeworskiy Burrow lodocumentan con gran profundidad y detalle en su 1.:_,( y Teune (1970),,)libro That Noble Science of Politics (1983).:,~omo enépocas i, Para John Stuart Mill, Tocqueville, Ostrogorski;-Wilsonanteriores, los historiadores y los publicistas del sígloxix bUs-¡¡ y Michelsj la democracia como alternativa para otros regíme-caban «lecciones» de la historia, pero cada vez con más sofis- ¡: nes-constítnye una preocupación fundamental. Cada unocon-ticación.Al recordar el «método» con el que escribió La demo.:;i tinúa a su manera el debate sobre el «gobierno mixto». Millcracia en América, Tocquevilk(180S-1859) observaba que I~i quiere que los educados, los informados, los cívicamente res-«Aunque apenas hablaba de Francia en mi libro, no escribí una . M ponsables, desempeñen un papel preeminente en la democra-página sin tenerla, por así decir, ante mis .ojos»; y, en una apre- 11 cia para evitar las potencialidades corruptas y de masas queciación más general sobre el método comparativo, dijo: «Sin ~¡ laten en la misma ..Tocqueville encontró en la profesión legalhacer comparaciones, la mente no sabe cómo proceder» ,(Toc~ ~¡: americana una dosis aristocrática para moderar las tendenciasqueville, 1985, pp. 59, 1912:/ ,., ¡,1,·' «niveladoras» de la democracia. Ostrogorski(1964, voLII,

Collini, Winch y Burrow señalan que las proposiciones i; Conclusión) y Michels (1949) ven defectos fatales en la derno-, .' , decimonónicas sobre la naturaleza y la explicación de los fenó~;' cracia y la inevitabilidad de la oligarquía, como resultado' de

menos políticos se basaban cada vez más en inducciones histó-,., -la burocratización de los partidos políticos de masas:}¡J

100 ~ 101:.:;-:

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l·':¡: Estadt~ndencias del siglo XIX caen perfectamente dentro

,de nuestro concepto organizador del rigor y la coherencia lógi-ca crecientes en el estudio de los fenómenos políticos defíni-dos como las propiedades y la legitimidad del gobierno,'

El conceptodejepluralismo», una variación del te~a del«gobierno mixto», sirvió de vínculo entre la teoría política euro-pea y la ciencia política americana de las primeras décadas delsiglo xx. El concepto de soberanía del Estado, asociado a la ide-ología de la monarquía absoluta, sufrió durante el final del XlXy comienzos del XX el desafío de los «pluralistas» de derecha e ,lizquierda. Otto Gierke (1868) en Alemania y Leon Duguit (1917)' .en Francia cuestionan la plena autoridad del Estado central. TeÓ:.. Iricos políticos conservadores, como Figgis (1896), afirmaronla autonomía de las iglesias y Iascornunidades; teóricos deizquierda, corno Harold Laski (1919), reclamaron lo mismo para'los grupos profesionales y los sindicatos.,"'" .: ',', .

Con las figuras seminales de Marx'y Freud y los grandesteóricos sociológicos del final del XIX -Pareto Durkheim

" Weber- y conla polémica' sobre.soberanía y plurilismo, esta~ 'mas ya sobre el fondo intelectual inmediato de la ciencia polí-tica del siglo XX.. . '", . ' , '

".';'.

d) La profesionalizacián de la cienciapolitica en el siglo xx

En la.segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del xx,el rápido crecimiento y Ia concentración de la industria y laproliferación de grandes ciudades en Estados Unidos.fiabita-das en considerable proporción por inmigrantes de la zonarural y de países extranjeros, creó una situación proclive a lacorrupción-en gran escala/Se necesitaron empresarios políti-

, " cos con recursos para organizar y disciplinar los electorados'. ignorantes en gran medida, que pululaban por centros urba-

nos corno Nueva York, Bastan, Filadelfia, Chicago, San Luis, .:Kansas City y demás. El «jefe» (boss), la «máquina» y losintermitentes movimientos de reforma eran los fenómenospolíticos americanos más visibles a finales del XIX y comien-zos del XX. Los movimientos de reforma inspirados en una.'

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ideología de eficiencia e integridad, y apoyados poi:las elitesurbanas profesionales y de negocios; aprovecharon el talentode los periodistas de los medios de calidad y de las comuni-dades académicas. La corrupción deja política por Iascorpo-raciones de negocios que buscaban contratos" franquicias yprotección frente a la regulación gubernamental se convirtió'en el terna de la literatura periodística conocida como «muc-krakingw", que colocó el proceso y la infraestructura políti-cos -los «grupos de presión» y los lobbies, procesos políticoslocales, estatales y nacionales profundamentepenetrables ycorrornpíbles- a la vista del público./ ." ¡".',

Los politólcgos americanos delperíodo de entreguerrasaceptaron el desafío de esta infraestructura política y de la lite-ratura muckraking que la puso al descubierto, y comenzaron aproducir serios-estudios monográficos sobre grupos de presi6ny actividades de lobbying.;I>eterOdegard (1928) escribió sobre,

_la American Anti-Salooii League, Pendleton Herring (1929),sobre grupos de presión y el Congreso, Elmer Schattschnei-der (1935), sobre ,política y aranceles, -Louise Rutherford(1937); sobre la American Bar Association.Dliver Garceau(1941), sobre la Asociación Médica Americana, yhubo muchosmás. Estos autores pOD~nsu sello en la ciencia política de losaños de entreguerras/El realismo y el empirismo de estos pri-meros estudiosos de lo que algunos llamaron el gobierno «invi-sible» o «informal» aprovechó las ideas de una generación ante-rior de teóricos políticos americanos entre los que estabanFrank Goodnow (1900) y Woodrow Wilson (1887).'. .....~

1.. La Escuela de Chicago . " .,Así, en lasipriméras décadas del siglo xx la noción de un

estudio «científico»' de la política se había revestido ya de sufi-ciente carne. Europe,0s como Cornte, Mili, Tocqueville, Marx, ,

• Literalmente, escarbar en el estiércol. En sentido fígurado.irevolveren las vidas ajenas (particularmente entre los trapos sucios). Esa expresiónidentifica a todo un grupo' de periodistas norteamericanos de principios desiglo que hicieron de la denuncia de la corrupción política su principal come-tido. (N. del T.)

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Spencer, Weber, Durkheim, Pareto, Michels; Mosca, Ostro':' l.: Italia, publicó su declaración. Nuevos aspectos. (1931 b) Y'.. gorski, Bryce yotros, habían sido pioneros, o.estaban siendo [ comenzó el montaje del departamento de Chicago y los distin-

. pioneros; en eldesarrollo de la sociología, la antropología y la~: tos programas de investigación que lo identificaron como unapsicologíapolíticas, campos en los quehicieron del estudio de ¡.¡,., «escuelasdistintiva. Era un/ínnovador-institucíonal: primero, .la política una empresa -explicatíva.autoconsciente, Los estu- 1: al crear el Comité' de Investigación en Ciencia Social de la Uní-dios empíricos de los procesos gubernamental y político.se (\ versidad de Chicago para proporcionar apoyo financieroalashabían hecho un hueco en las universidades americanas. Pero 1; iniciativas de investigación prometedoras del profesorado de .

~ la mayor-parte del estudio de la política .en las. universidades ¡l.:; ciencia social de Chicago; y, después, siendo Pionero enla for-americanas de estas décadas era aún esencialmente jurídico, rnación del Consejo de Investigaci6n enCiencia Social parafilosófico e histórico en su metodologíajfil significado de la ¡ proporcionar servicios similares.aescala nacional.j: ':'.,escuela de ciencia política de la Universidad de Chicagort El primer programa de investigación importante que seini-

" (ea. 1920-1940) radicaenku demostración de que 'a'~ravés-&;--- F ció enChicago se construyóalrededor de Harold.Gosnell, queestudios empíricos concretos era posible-un aumento genuino ~ recibió sudoctorado.bajo la dirección de Merriam eriJ921 yaldel conocimiento político mediante una estrategia de investi- que' seotorgó unpuesto de profesor titular en 1923;·Colaboró .gación interdisciplinar,la introducción demetodologías cuan- con Merriam en Am estudio de Ias actitudes hacia el voto detitativas y un apoyo de investigación organizado.Algunosotros L una selección de unos ·6.000-habitantes de Chicago en la elec-autores ha a an un éñguaje similar. al de Me:~·:!::~f--1r---~~~~c~al~d;,e~d;e~1~9~2~3~(Mr;e~m~·~am~y~. ~G~.0~sn~e~1l~,~1~92~4~)~,~L~a~s~el~e~c~ci~ó~n_en «The Present State of the Study of Politics» (por ejemplo, ~.. se hizo con anterioridad a la introducéióii e as «muesCatlin, 1964), perozla ·escuela que Merriam.fundó en los años r~ babilísticas» y se realizó mediante un «control de cuota» queveinte, y que nenó-~n parte con sus propios estudiantes, supu- ~.;,~.:.: buscaba abarcar las características demográficas de la poblaciónso un salto considerable en el rigor de la investigación empíri- r- de Chicago mediante cuotas de sus'principales grúposdemográ-ea y.en el poder de la inferencia en el estudio de las cosas polí- .,: fícos. El control de cuota, que quedó desacreditado en la elec-

~:ticas-y de lainnovación institucional..' .-,.' " ción Truman-Dewey de 1948, era en ese momento el método

Lo que le llevó a convertirse en' el gran empresario de la ~ habitual para.la elaboración de-muestras de grandes pobIacio~'ciencia política de su generación fue el escenario dinámico de :.2 nes -.Los entrevistadores fueron estudiantes de tercer ciclo de lala ciudad de Chicago en las primeras décadas 'del siglo xx, en, Universidad. de Chicago, entrenados por Merriam y..Gosnell.pleno boom de riqueza y con ansias de cultura, y la interrela- ~ Gosnell continuó este estudio con el primer experimentoque seción entre su vida académica y su carrera política. Sus espe-~" haya realizado nunca en la ciencia política, Fue un-estudio deranzas de disfrutar de un alto cargo político habían sido barrí- rr los efectos sobre el voto de un sondeo no partidista realizadodas en la campaña por la alcaldía de Chicagoen 1919: Ya no~' por correo.en Chicago, queíntentaba conocer el resultado de lasera posible para él aspirar a convertirse en el «Woodrow %1- I¡r,:..~:.'," elecciones nacionales y locales de 1924y·1925. La técnica expe-son del Medio Oeste» (Karl, 1974, cap. 4).'Al mismo tiempo, _ rirnental diseñada por Gosnell (1927) era bastante rigurosa: seera incapaz de.establecerse lb suficiente para desarrollar una distinguieron cuidadosamente grupos.experimentales y de cori-tranquila carrera académica, Sus años en la política municipal r trol, .seutilizaron distintos estímulos, y los.resnltadosse análi-y su experiencia de la guerra en los asuntos exteriores y en la f zaron de acuerdo con las técnicas estadísticas más sofisticadaspropaganda, le hacían sensible a los «nuevos aspectos» del estu-' F disponibles por entonces.Gosnell.continuó su investigación enddiodddelCalRolíticad'Ndo,mucho después-de volvera Ia Universi- ~ Gran Bretaña, Francia;"Alemania, Bélgica ySuiza. Ningún. a e ncago es e su puesto de «información pública» en, t...',.... . politólogo había hecho antes nada parecido. r, -.

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. Harold Lasswell (1902-:1978), un joven prodigio de unapequ:ña ciQ.dad. de Illinoisxpnso brillantemente en práctica elinterés d~ Mem:un P?f la psicología política. Los logros queobtuvo-siendo aun veinteañero y treintañero fueron extraordi-narios; Entre 1927 y 1939 publicó seis libros, cada uno de loscuales. era una innovación y exploraba nuevas dimensiones yaspectos de la política, El primero, Propaganda Technique inthe World War (1927), introducía e¡ estudio de la comunica-ción política (y lo seguiría una bibliografía anotada de la ex ten-si~n de .un librollarnada!ropagandaand Promotional Activities),eídentíficaba ~a nueva literatura sobre, comunicaciones, pro-paganda 'y.relacIones públicas. El segundo libro, Psychopathologyand. !'olztzcs(1930), exploraba la «paicología-profunría'de lapolítica» mediante historias de casos de políticos, algunos ..delos cuales eran perturbados mentales. El tercer libro; 'WorldPolitics and Personal Inúcurity(1935),-especulaba sobre lasbas~s ylos aspectos psicológicos del comportamiento políti-c? índividual, de distintos tipos de regímenes -políticos y de~lferrntes. procesos políticos, El cuarto libro, el célebre Poli"tr.cs:·Wh.o Gets What¡ Whenand How- (1936), era una exposi-

. ción sucinta de la.teoría política general de Lasswell, quesubra-yaba la interacción entre las elites que competían poi- valorescomo «la renta, el respeto y la seguridad»; En 1939 publicóyvorldRevolutionary, Propaganda: A Chicago Study, en el que,J~nto con .Blumenstock, examinaba el impacto de. la depre-

. sión mundial sobre los movimientos políticos de los desem-pleados de Chicago, elaborando un ejemplo de Ia interacciónentre factoresmacro y micro en los distintos niveles -local,nacional e internacional- de la. política. .Lasswell tambiénpublicó unos veinte artículos en estos años ..en revistas comoThe American Journal 01Psychiatry, The Journal o[AbnormalPsy~hology, Sciemific Monographs, The American Journal ofSociology, The Psichoanalytical Review, y otras parecidasr Fuee~primer investigador de ia interacción entre procesos fisIoló-gICOSy mental-emocionales que utilizó métodos de laborato-rio. Publicó varios artículos durante estos años informando delos resultados de sus experimentos al relacionar actitudes, esta-dos emocionales, contenido oral y condiciones fisiológicas, tal

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. como aparecían reflejadas en registros de entrevistas, tasas depulso, presión sanguínea, tensión de la piel, etcétera.¡ ..

Mientras que Gosnell y Lasswell eran quienes :llev~ban ade-lante a tiempo completo la revolución de Ch.icago en el estu-dio de la ciencia política, los académicos más veteranos deldepartamento -incluyendo aL propio Merríam, y a Sus colegasQuincy Wright, en relaciones internacionales, y L. D. White,en administración püblica=.también estaban implicados demanera importante en la creación de la reputación de la Escue-

. la de Chicago. Merriarn (l931b)patrocmó y publicó una seriede libros sobre educación Cívica en Estados Unidos y Europa,un precedente de los estudios contemporáneos c]~socializacióny cultura políticas. Durante los mismos años/Quíncy Wright(1942) llevó adelante su importante estudio sobre las causasde la guerra, que implicaba la comprobación de hipótesissociológicas y. psicológicas mediante métodos cuantitativos,'

_ Leonard White siguió con el problema de lord Bryce(1888)de por qué en América «los mejores hombres no entran en polí-tica», Su libro The Prestige Value of Public Employment/cesu-do en una investigación mediante encuesta, apareció en 1929 .

...

2. LaSegundaGuerra Mundial y la revolución :·conductista de posguerra.

La Escuela de Chicago continuó su alta productividad has-ta los últimos años treinta, cuando la administración de la Uni-versidad dirigida por Hutchins atacó el valor ·de la investiga-ción empírica en las ciencias sociales. Varios de los catedráticos .

. al frente del Departamento de Filosofía, incluyendo a George

. HerbertMead y varios más de sus destacados «pragrnatístas»,dimitieronyse marcharon a otras universidades. En cienciapolítica/Lasswell y Gosnell dimitieron, y la jubilación deMerríam dejó la· productividad del Departamento de CienciaPolítica de Chicago prácticamente estancada. No obstante, la.Escuela de Chicago había llegado a toda una masa que asegurósu futuro a lo ancho de todo el país. Herman Pritchetts.iguiósu innovador trabajo en derecho público en la Universidad deChicago; Lasswell continuó su trabajo en Yale, sirviendo deinspiración a Dahl, Lindblom y Lane en la transformación que

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llevaron a cabo del departamento de Yale.V, O. Key.Jr, formóen Harvard varias generacionesda estudiantes con interés porla investigación empírica y cuantitativa sobre partidos políti-cos, elec~iones y opinión pública. David Truman yAvery Lei-~ersc:n die~o.n un fondo teórico alestudio de los grupos deinterés. William. T. R. Fox, Klaus Knorry Bernard Brodie.yeste autory sus estudiantes llevamos las relaciones interna-cionales.yla política comparada.daja Universid~d d~ Chica-go áYaJe, Princeton, Columbia, Stanford, el1v.ITTy la'Rand

.Corporation:J . . '.;.: . ¡ •..• '.' .: ..-. . .'.'

La Seguiida Guerra Mundial se convirtió en un laboratorioy en un~ importante experiencia formadora para muchos de los.académicos que.diseminarían la «revolución conductista». Losproble:nas de.cómo asegurar una alta tasa de producción agrí-cola e mdustrial con una fuerza de trabajo reducida, cómo reclu-ta; y en.trena~soldados deiI¡.fantería,mariria y aire, y,qespué.s,Gomo liCtHl:clarlos )' deve!verlos a la viclfi .civ:il, cómo venderb~nos de guerra, cómo controlar ei consumo y la inflación,como controlar la moral interna y las actitudes de los' aliadosy dejos enemigos. crearon una demanda de profesionales de.la ciencia social en todas las ramas de los servicios militaresy civi~es.{El esfuerzo. de la guerra creó grandes recursos dec~nocmuel1to experto en la Cienciasocial que, alacabar el con-flicto, volvieron .a nutrir las crecientes instituciones académi-cas de las décadas de posguerra., ."'.' "....;' ..,::., ...

En su trabajo para el Departamento de Justicia, Lasswell. desarrolló un sistemático análisis cuantitativo de.contenido paracontrolar ellen~uaje d~ la prensa extranjera y estudiar la-pro-p~ga~da extranjera-y aliada en Estados Unidos.Particíporam.

. bl~n Junto Con científicos sociales como .Hans Speier; Good-. ":l~;!yatson, Na.t~an Leites ~~dward Shil~ en el-trabajo de unadivisión de análisis-del Servicio de Inteligencia de PredicciónExtranjera de la Comisión Federal de Cs)'rr1:unic~dones,que,entre. otras cosas, analizó el contenido'.de·l:iS comunicaciones

. nazis. para obtener información sobre las ·condiCiones.~internas. políticas y morales en Alemania y ·en'la Europa octip~da!Lastécnicas de ínvestigación mediante encuestas, otras clases-demétodos de entrevistas, .técnica~.'estadísti~asi-especialménte la

108

¡i!

teoría de muestreo, se .desarrollaron para lidiar con Iosproble-mas relacionados con la guerra dejos distintos servicios mili-tares; los Departamentos de Agricultura, .Tesoro y Justicia, yagencias tales comola Oficina de.Administración de Preciosy.la Oficina de Información. de Guerra. Se tuvo similarmenteen cuenta a la antropología -que entonces estaba en su fase psí-quiátrica-psicoanalítica- en el esfuerzo de guerra. Se buscaronlas causas del fascismo, las razones de la quiebra políticafran-cesa, de las vulnerabilidades culturales .de Rusia, Gran Bre-taña y Estados Unidos, en la estructura familiar, la socializa-ciónde la infancia y los rnodelosculturalesj La Oficina deInformaciónde Guerra y el Departamento de Guerra aprove-

. charon el conocimiento experto en. antropología y psicología deRuth Benedict, Margaret Mead, Cara Dubois, CIY,de Kluck-hohn, Ernest Hilgard, Geoffrey Gorer y otros. Los psicólogos

-' sociales y: los. sociólogos especializados en la investigaciónm.edian.te ep<,;uestas.y en la psicología social experimental-incluyendo a Rensis Likert, Angus Campbell, Paultaz~~sfeld,Herbert Hyman, Samuel 'Stouffer y. Carl Hovland-éfueronempleados-por el Ejército, la Armada y la 'Fuerza Aérea paratratar con los problernasde personal, por el Departamento deAgricultura en SR esfuerio por aumentar la producción ali-mentaría, por el Tesoro·en su esfuerzo para comercializar losbonos, y por los distintos servicios.deinteligencia, la OSS incluí-da. La generación más joven de politólogos que. trabajaba enestas, agencias durante los años de.la guerra experimentó .algoasí como un internado posdoetoral bajo. la dirección de.desta-cados académicos en las diversas disciplinas de Ia cienciasocial. J

. El rápido crecimiento de la empresa académica-en el muri-do.de laposguerra y la Guerra Fríaaprovechó estas experien-cias interdisciplinarias de la época .de guerra( El currículo dela ciencia política y del personal de sus departamentos se expan-dió rápidamente como .respuesta a esta concepción ampliad?de la;disciplina y de ·la difusión de la educación superior. Enla mayor parte de los nuevos institutos de investigación de Yale,Princeton, Columbia, MIT, Harvard, se fomentó el estudio delas .relaciones internacionales, estimulado por el Importantepapel americano en el.mundo de-la~osguerra y la Guerra Fría,

109

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Yde ahí pasó a las universidades .del Medio Oeste y del Oes- r'te en las .d~cadas de los cincuenta y.Ios sesenta. A Iasviejas j'

, s:rbe~pec1ali~adesdel derecho, organización e historia diploma. ftíca lllternaCIO~al, se le añadieron,nuevas subespecíalídades ¡!,"

C?illOlos estudi?s de seguridad.Ia economía política interna.,cional, los estudios = opinión pública y cultura política, entre (1':,',,'

el perso~al ~e est~s. ínstitutos de investigación y departamen.tos de ciencra política. Las nuevas naciones en vías de desa- ' I!:,','

rrollo ,d~Asia, Africa, Oriente Medio y Latinoarnérica, vistasahora.qa}o la amenaza de una Unión Soviética agresiva, exigíar /,

, :~pec!a~stasde alí

':~a y Lenprocesos y problemas de desarrolle 1;OnOilllC? y po U?o. os departamentos de ciencia política r

' se expandíeron rápidamente para encontrar acomodo a estas ¡:~uevas ~specialidades de área y a los programas de relaciones Wmternacionales.j ' " , ,":O " , 1I

/...Los especialistas de la' investigación mediante encuestas de 1:1,aSegunda Guerra Mundial seencontraron.-con una gran [\a.en::-anda.~as empresas querían saber cómo podían Comer. I}cializar m~J~r.'Susproductos; y los políticos querían conocer ~las susceptibilidades y las intenciones de sus electorados] De '1,los mod~stos c.omienzos de los años treinta y cuarenta, el gam~ ~ip~ de la mvesugacíon de encuestas y de mercado estalló en las "décadasde posguerra (Converse, 1987). Hubo elementos tan- 1;to ac~dé~c~s como de,m~rcado en ese estallido. Las princi- 1:,'pales mstituclOnes académicas que se implicaron en este desa- f

,r rrollo fuerom,;},aUniversidad de Michígan, con su Instituto de 'j

Investigación Social y su Centro de Investigación de Encues- 1;,1,:",':,::

tas fundado~ por los ~sicólogos Rensis Likert, Angus Camp-belloy Dorwin Cartwright; ,la Oficina de Investigaci6'n Social ~',Aplicada de Columbia, fundada por los sociólogos Paul Lazars- 'tif~l,d y ~o?ert Merton; y. el C~ntro de:Investigación de la Opi- rnion ~aclOnal de la Universidad de Chicago, encabezado en J"s~s pnmeros año~ por el sociólogo Clyde Hart. Estas tres orga- ¡fnizaciones produjeron en las décadas de posguerra una litera- f{tura y un profesorado que contribuyeron sustanciaImente a la k,f,:,:,,~,'

«revolución conducrístas., ' ,. h. Entre estos tres centros universitarios, la Universidad de lir

Michigan se convirtió en el más importante en el reclutamiento [~

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y la formación de politólogos. Su Instituto de InvestigaciónSocial estableció ya en 1947 un Instituto de Formación de Vera-

.no en el uso de métodos de encuestas, abierto ajóvenes pólité-logos y científicos sociales en general. A lo largo de los años,'

(yste prQgnuna ha formado a cientos de politólogos americanosy extranjeros en las técnicas de investigación electoral y de,encuesta. En 1961 estableció un Consorcio Interuniversitariopara la Investigación Social y Política (ICPSR), sostenido porlas universidades que lo suscribieron, y que mantiene un archi-vo rápidamente creciente de encuestas y otros datos cuantita-tivos. Este archivo ha.servido como base de datos para un gran'número de tesis doctorales, artículos en revistas eruditas y librosimportantes que iluminan distintos-aspectos del procesodemocrático: Ha administrado su propio programa de forma-ción de verano en métodos cuantitativos) ,, En 1977, el Centro de Investigación de Encuestas de Estu- .

_ ,dios Electorales se-convirtió en el Centro de Estudios de Elec-ciones Nacionales Americanas, sostenido por una importantesubvención de la Fundación Nacional de la, Ciencia y al frentedel cual se encuentra un consejonacional independiente de super-

, vísores que provienen de universidades americanas. Esta orga-nización -radicada en el Centro de Estudios Políticos delInsti-tuto de Investigación Social de la Universidad de Michigan;dirigido por Warren Miller, y con su Consejo de Supervisorespresidido por Heinz Eulau de la Universidad de Stanford- ha

, ,dirigido con regularidad estudios de' las elecciones nacionales,,con la participación de toda la comunidad nacional de cienciapolítica y social, y sus hallazgos están disponibles para.toda lacomunidad académica (Miller, 1994~e infra, cap. 11);.",,';','., Si podemos decir que la escuela de ciencia políti~ade la

. ..Universidad de Chicago fue la iniciadora de la revolucióncientífica en el.estudio de la política en las décadas de-entre-guerras, con totalseguridadel Instituto de Investigación Socialde la Universidad de Michigan.merece un importante Crédito

,!' por la,difusión de esa cultura cientifica durante las décadas de,( la posguerra, en la mayor parte de los centros académicos

l~'importantes en Estados Unidos y el extranjero.Varios cientos

~: . de jóvenes académicos se han formado en los métodos, estadís-,,;:'~'

,~.. 111H, '

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ticos yde encuesta en sus Institutos de Formación de Verano;~' 'gas americanos.en torno a: una quinta parte de los participan",se han: escrito muchísimos artículos y docenas de libros ritili,,~. tes en los Congresos del Comité de Politica Comparada duran-zando el material de su archivo; los estudios electorales de I;.~.).· te los años 1954-1972 eran académicos extranjeros. Algunos de

.Michigan han servido de modelo para.la investigación electo- ellos =Stein Rokkan, Hans Daalder, Samuel Finer.-Richard(

ral sofisticada en el resto del mundo. "i.·, .,,>,.,;, '.", ..:':' Rose, Giovanni Sartori, entre otros-fueron los lideres en Euro-Jta difusión y el perfeccionamiento de lateoría política K. pa y en sus respectivos países de movimientos para expandir y

empírica implicaba algo-mas que la teoría-y la técnica de la ti mejorar.la calidad-del trabajo.en la ciencia política.y socia],'investigación electoral, .Campos corno las relaciones interna- r La disciplina de la ciencia política se fue .convirtiendocionales o la política comparada crecieronde forma tan rápi- !.t..... durante. estos .años en um(<<profesi6n})moderna. Los departa- .:.da como el campo de la política americana.y su.nueva etapa" mentas de Ciencia Política, Gobierno o Política comenzaronde crecimiento implicó su acercamiento a la cnantificación y~' a existirhacia el final del siglo XIX. cuando empezaron a for-a los enfoques interdisciplinares.j Los centros universitarios i.~"..:,'..".'" marse gracias a una.alianza de historiadores, juristas y filoso-más irnportantes de formación.de Tercer ciclo durante las déca- f .fos.·En las primeras décadas del siglo xx, eran departamentosdas de posguerra - Yale, la Universidad de California.en Ber- ¡'.;:.~.." aislados en muchas universidades americanas. La Asociaciónkeley, Harvard, las Universidades de Michigan, Wisconsin, Americana de Ciencia Política (APSA) se formó·.en1903 conMinnesota, Stanford; Princeton, MIT y otras- produjeron cien- ~;:... poco más de 200 miembros. Alcanzaba los 3.000 miembros altos de doctores @nci€ffiGi&fJoo;tí·G&-pa;I.'a-{:lGt~. ¡:..4~~¡m;ill-.<;Y,...c:;¡:e".~-!:,~--~:fffial-~-la.~~oo.w;;Jm~· ~1w:uli' al.,...ex.oojj;~::le...los"":·lO..OOQ...a:....-__ciente número dedepartamentos de ciencia política en los mediados de los sesenta, y ahora agrupa a más de 13.000 miem-

. colleges y las universidades americanas y 'en muchos de paí- e:: bros. La mayoría son profesores en instituciones de educa-ses extranjerós/La'mayoría.de estos centros de formaciónde ~!.;. ción superior, organizados en un gran número de subespecia-posgrado proporcionaroninstrucciónen métodoscuantitativos lidades. Gran parte de los docentes e investigadores en cienciaen las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial (Som- '!; . política han obtenido elgrado de doctor en alguno de'Ios prin-mit y 'Ianenhaus, 1967; Crick,'1959; Eulau, 1976)./ " .": ~é cipales centros de formación de pos grado. Normalmente, lo

Bajo elliderazgo de Pendleton Herring.desde los añoscua-~; que se exige para ese título incluye la superación de exáme-renta hasta los sesenta, el Consejo de Investigación -de la Cien- Ir . nes -sobre la materia y metodológicos yla realización de uncia Social facilitó.y enriqueció estos desarrollos a través de sus ~ proyecto de investigación importante. La reputación acadé-

. becas pre y posdoctorales y de sus programasde apoyo ala ,~.:.; mica se basa en la publicación de libros y artículos que supe-investigación. Pos de sus comités de' investigación en cienCia, ran.el examen de otros miembros de la profesión. El ascensopolítica,Eé'l Comité de Comportamiento Político y el Comité de t en el rango académico exige generalmente la-revisión-por par-Política Comparada- tuvieron mi papel destacado al difundir te de evaluadoresexternos que son especialistas en el campoestas ideas y estas-prácticas-El Comité de Comportamiento~; en que trabaja el candidato. Hay docenas de.revistas de cien-Políticoproporcionó' dirección y-apoyo a los estudios legislati- i~ cia-política que están especializadas po:r áreas yreguladas por'vos y 'electorales americanos. El Comité de Política Compara- [:: procesos de evaluación de los artículos propuestos a cargo deda destacó en el desarrollo: y la sofisticación de los estudios de !~.. miembros de la profesión,' .. "área y comparativos", Aunque la mayoría de los quepartici- f( El medio siglo transcurrido desde el final de la Segundaparen. en estos programas eran científicos sociales' y politólo-:" GuerraMundial en la formación y la investigación en ,ciencia

política hagenerado una importante profesíoriacadémica.con.muchas subespecialidades, y ha hecho grandes contribucio-

113

'" Para más detalles, véase especialmente su informe de 1972.'~.

112-;

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nes sustantivas a nuestro conocimiento y comprensión de lapolítica en todas sus manifestaciones. La investigación de losestudios de área en la Europa occidental y oriental, el este, elsudeste y el sur de Asia, el Oriente.Medio.África y.Latinoa-mérica, llevada a cabo por, literalmente, miles-de 'académicosformados, organizados en centros de «estudios de área» enmuchas universidades y colleges, con 'sus propias organiza-ciones y revistas profesionales, ha producido bibliotecas ente-ras de monografías informadas y a menudo sofisticadas ..

Una visión rápida y selectiva de los programas sustantivos· de investigación puede ayudamos a apreciar este crecimientc

del conocimiento político. Ya hemos descrito la difusión y la· sofisticación de la investigación electoral. El éxito de sus pre-

dicciones es comparable al de la meteorología o la sismologíaHemos hecho/grandes progresos en nuestra comprensión de 12cultura política, acerca de sus efectos sobre las institucionespolíticas y su funcionamiento, así corno de las subculturas. delas elites.importantes y de otros grupos sociales.i Los ejem-plos de la investigación mediante encuesta incluyen el trabajede Gabriel Almond, Sidney Verba, Alex Inkeles, Ronald Ingle-hart, SamuelBarnes y Robert Putnam". Ejemplos de estudiosmás analítico-descriptivos de la cultura política en la obra de

· Lucian Pye (1962, 1985, 1988; Pye yVerba, 1965). Nuestrscomprensión de la participación política ha alcanzado un altcnivel a través de una serie de estudios llevados a cabo en la!últimas décadas por Verba y sus asociados".

Wn las primeras décadas del período de posguerra, TalcotParsons y otros desarrollaron marcos «sistémicos» para la comparación de distintos tipos de sociedades e institucionesapoyándose en el trabajo de teóricos sociológicos europeo:como Weber y Durkheim". Sirviéndose de éstas y de. otra:fuentes, David Baston fue pionero en 'introducir el concepto d<

15 Almond yVerba, 1963; Yerba, 1987; Inkeles y otros, 1950,1959; 1974Inglehart, 1977, 1990; Barnes y Kaase el ai., 1979; Putnarn, 1973, 1993

16 Yerba y Ahmed, 1973; Verba'y Níe, 1972; Yerba, Nie y Kim, 1978.Schlozrnan y Yerba, 1979; Schlozrnan, Yerba y Brady, 1995.:

17 Parsons, 1951; Parsons y Shils, .1951; Parscns y:Smelser,1956 ...

114

«sistema» en la ciencia política (Baston, 1953, 1965, 1990;Almond y Coleman, 1960; Almond yPowell, 1966)J

. ¡: Con los métodos estadísticos 'agregados, hemos mejoradoenormemente nuestra comprensión de los procesos de moder-nización y democratización'! y del funcionamiento guberna-mental". Se ha alcanzado un significativo progreso en nues-tra comprensión de los grupos de interés y de los fenómenos«corporatistass-", y en nuestra apreciación de la importanciaclave de los partidos políticos en el proceso demoCrátíco~:t.

Sehanlexplorado y codificado teorías de la representacióny del comportamiento y el proceso legislativo en los estudiosde Eulau, Wahlke, Pitkín y Prewite". A partir del estudio de orga-nizaciones gubernamentales, Herbert Simon, James Marchy otros, hall creado un nuevo campo interdisciplinar de teoría de .la organización que es aplicable a todas las organizaciones degran escala, incluidas las corporaciones de negocios+'. Lainves-

· ligación sobre políticas públicas, pionera al mismo tiempo enEuropa y Estados Unidos, ha despegado en décadas recientesy promete el desarrollo de una nueva economía polític,\~1: . . -:

La teoría de la democracia ha avanzado signíficatívamen-te gracias a la obra de Robert Dahl, Arend Lijphart yGióvan-ni Sar·torF5. La de la democratización ha sido desarrollada-porJuan Linz, Larry Diamond, Phillipe Schmitter, Guillermo

· O'Donnell, Samuel Huntingtori y otros". La dedicación de todasu Vida por parte de Robert Dahl al estudio de la democracia

IS: temer, 1958; Deut~ch, 1.961;Lipset, 1959; 1960, 1994; Diamond y· Plattner, 1993'.' .'.' ..'

19 Hibbs, 1978; Cameron, 1978; Alt YChrystal, 1983.ae Goldthorpe, 1978; Schmitter y Lehmbruch, 1979; Berger, 1981.ar Lipset y Rokkan, 1967; Sartori, 1976;Lijphart, 1968, 1984; Powell, 1982.22 Wah1ke y Eu1au; 1962, 1978; Eulau y Prewitt, 1973; Eulau, 1993;

Pitkin, 1967. .· 23' .Simon, 1950, 1953,1"957; Match y Simon, 1958; March, 1965, 1988.

24 Wildavsky, 1986; 'Flora y Heídenheirner, 1981; Heidenheimer, Hec10y Adams, 1990; Castles, 1989. - -

2S Dahl, 1956, 1961, 1966, 1970, 1971, 1973,1982, 1985; Lijphart, 1968,1984; 1994; Sartori, 1987. ." .

26 Linz y Stepan, 1978; Diamond y Plattner, 1993; Schmitter, O'Donnell· yWhitehead, 1986; Huntington, 1991.

115

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~;j

es un ejemplo de cómo la teoría política empírica y la norma-tiva pueden enriquecerse mutuamente (Dahl, 1989). ': ',/,'",

.·Aunque hemos subrayado el crecimiento y la-difusión dela ciencia política empírica, explicativa y.cuantitativa; también

(ha habido «progreso» en las ramas más antiguas .de la disci-plina. Las proposiciones y las especulaciones de los historia-dores' políticos, los filósofos políticos. y los académicos juris-tas se han basado cada vez más en la mejora de la metodologíaacadémica (rigurosa acumulación de información y refina-miento en la lógica del análisis y de la inferencia). La historiapolítica comparada ha hecho importantes contribuciones.a lateoría del Estado, las instituciones políticas y-las políticaspúbli-cas(Moore, 1966; Skocpol, 1979; 1984). Harry Eckstein y Ale-xander George han refinado la metodología de.los estudios decasos, aumentando el rigor de los estudios históricos enpolí-tica comparada' y en política exterior", Se hamejorado.y refi-

Almond y sus colaboradores; Adam Przeworski y JamesTeu- I.r.:'

.ne, Arend Lijphart, Neil Smelser, Mattei Dogan, David Collier, fy. Gary King, Robert Keohane y Sidney Verba3·· ... ;'::. 1",1,:,'.'.'.:'

. :~on la obra de Rawls, Nozick, Barry, Walzer, Fishkin, etc.,la filosofía política normativa ha conocido -un progreso sus- "tancial al que no han sido ajenos totalmente los estudios empí- ifricos29¡En la reciente edición. de Political Science: The State ~'i

01th; Discipline 11(.1993), William Galston señala qulla filo- I~;. soña y la teoría políticas están moviéndose en la dirección de ~.,

una-mayor confianza enla evidencia empírica, la mayor parte ,~de la cual proviene de Ja investigación enciencia política y en W'las demás disciplinas de la ciencia social -.Galston urge a los ~!

teóricos políticos a emprender la tarea de codificar los hallaz- ¡:gos de la investigación empírica en 16 que tengan que ver con J

27 Sobre la rrt~todOIOgfa, véase Ecksrein, :975 y George y'~cKeown, 11.'1982. Para sus aplicaciones, véase George y Smoke, J 974; George, 1980;. l:George et al., 1983; George y Simons, 1994: .. , .,

. 28 Almond y Coleman, .1960; Almond, Flanagan y Mundt, 1973; Prze- J

worskí y 'Ieune, 1970; Lijphart, 1971; Smelser, 1976; Dogan.yPelassy, 1990; }Collier, 1993; King, Keohane y Yerba, 1994. " ".1 .

Z9 ;Rawls,.1971; Nozíck, 1974; Barry, 1970; Walzer, 1983;'Fishkin;:1992,

116

la filosofía política, como han hecho Robert Dahl (1956);.rien~nis Thompson(1970) y James Q. Wilson (1993).)

La .evaluación de Martin Shapiro (1993) sobre el estudiocontemporáneo de. los tribunales y el derecho público.urgeigualmente una mayor-integración de los estudios legales y laciencia política procesal e ínstitucionalrl.a ciencia política .~.sin análisis jurídico pierde seriamente poder explicativo; yelanálisis' jurídico sin el contexto político procesal e institucio-nal es formalista y estéril. La obra de Shapiro y la del grupocada vez más numeroso de estudiosos de los tribunales y elderecho público demuestra la validez de esta proposición (véa-.se Drewry: cap. 6)) .

. ASÍ, nuestra aproximación a la historia de la ciencia políti-ca incluye el progreso alcanzado en las subdisciplinas más tra-dicionales; medido con los mismos criteriosíjCuando el estudio -,de la política se ha visto afectado por la revolución científica. ,.. l la res uesta de la disci lina de la ciencia olí-

tica ha sido plural y ambivalente, Algunas partes de la discipli-na respondieron antes a tales desafíos; y algunas otras veían lacara de la ciencia carente de toda compasión y empatía y comouna amenaza para un conocimiento humano. No debería pasar-se por alto el temor a quedarse obsoleto generado por la intro-ducción de la estadística,' las. matemáticas y el virtuosismo dia-gramático. Pero las generaciones-más jóvenes entre loscultivadores de.la historia, la filosofía y el derecho políticos hansuperado esas ansiedades, han descubierto los puntos vulnera-bles y los defectos del enfoque conductista, han desarrollado supropio arsenal de mistificaciones,y han demostrado ser. tan com-

i. petentes en las fintas como sus hermanos conductistasj'.;

3.. Lad~ncia políticaen Europa. . . . .' ,

Aunque la ciencia política tuvo sus orígenes y su primerdesarrollo en el mundo mediterráneo de la Antigüedad. y en la

. Europa del Medievo católico, el Renacimiento, la Reforma,laIlustración y el siglo xrx", se trató de un .asunto de.intelec-

::;: .

. : '30 :Y, porsupuesto, 'en laAhtigUedad india (Rangavajsn, 1987i y ~nel. Islam medieval (Rabí, 1967). i'

117

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I

Irl.;

, tualidad individual (aunque fuera en marcos institucionalescomo las academias griegas o las universidades europeas delMedievo y después ).íMuchos de los primeros filósofos y teó-ricos políticos funcionaban como académicos a tiempo parcialdentro dela Iglesia -en su burocracia o sus órdenes-, eran man-tenidos por patronos reales o aristocráticos, o eran ellos mis-mos aristócratas o gente adinerada: En el siglo XIX, con el cre-cimiento de las universidades europeas, los estudios sobre elEstado, la administración, la política y las políticas públicas sellevaban a cabo cada VeZ más en las universidades. Hasta hacepoco, la unidad típica de las universidades europeas consistíaen una cátedra profesoral ocupada por un académico indivi-dual, al que rodeaba un grupo de docentes de menor rango yayudantes. En las décadas de posguerra algunas de estas cáte-dras universitarias fueron ampliadas hasta formar departa-mentos con un número de profesores Con distintas especiali-dades de docencia e investigació~:1 .• . ....

. Un reciente número del European Journalof PoliticalResearch. (Valles yNewton, 1991) está dedicado a la historiade posguerra de la ciencia políticá en Europa occidental. EJartículo introductorio de los editores argumenta. quefel pro-

, greso de la ciencia política en Europa ha' estado asociado a lademocratización -por razones obvias- y a la emergencia del

. Estado de bienestar, porque un Estado intervencionista, abier-to y penetrador requiere grandes cantidades de información

.sobre los procesos y el funcionamiento políticos. Aunque reco-nacen que el, impacto de la ciencia política americana sobrela europea ha sido muy sustancial, señalan el hecho de queya había una tradición de estudios electorales «conductistas»en Europa antes de la Segunda Guerra Mundial (Siegfried,1930), con Duverger (11951, 1976) en Francia y Tingstene1937, 1963) en Suecia. Las grandes figuras del XIX y comien-zosdel xx en las ciencias sociales que inspiraron los desa-rrollos creativos en América eran europeos, corno ya hemossugerido. Richard Rose (1.990) señala que, aunque los gran-des desarrollos de la moderna ciencia política tuvieron lugaren Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial,los fundadores de la ciencia política americana -IosWoodrow

118

1:1;

~.

Wilson, los Frank Goodnow, los Charles Merriam=obtuvie-. ron sus licenciaturas o hicieron estudios de doctorado en uni-

versidades europeas, principalmente en las alemanas. El apren-dizaje, la cultura y la destreza profesional estaban concentradasen el viejo mundo, que quedó mermado cuando se desplaza-.ron al oeste. En el período anterior a la primera Guerra Mun- .

. dial los académicos americanos aún se veían a sí mismos comopro~incianos. En los años de entreguel~as, y en un ~entro t~innovador como la Universidad deChicago, Mernam urgiaaún a sus estudiantes más prometedores a que pasasen unaño de' posgrado .en Europa y les proporcionaba ayuda finan-cierapara ello/" ...., . :<

Las conquistas del nazismo y el fascismo y la ~evast~ciónde la Secunda Guerra Mundial interrumpieron la Vida umver-sitaria e~ la Europa continental durante casi una década: B.ue-na parte de la ciencia social alemana se trasplantaría efectiva-mente a Estados Unidos, donde contribuyó al esfuerzo deguerra. americano y enrique~ió la i,nves~gac~ón y ~~,docenc~aamericana en sociología, psicología y ciencra política. Hablatodo un claustro de «exíliados» en la Nueva Escuela. de Cien-cia Social de Nueva York; y apenas había alguna universidadimportante sin uno o más catedráticos «exiliado s» en sus pro-fesorados de Ciencia social. Académicos como Paul Lazars-feld Kurt Lewin, Wolfgang Kohler, Hans Speier, Karl Deutsch,Hans Morgenthau, Leo Lowenthal, Leo Strauss, Franz Neu-mann, Henry Ehrmann, Ot~o ~rchheimer, Herb~r,t Marcuse,hicieron importantes contribuciones a la revolución c?nduc-tistaen Estados Unidos, así como a las distintas tendencias quela atacaron. Por consiguientefla ciencia política que se importó .,en Europa tras la Segunda Guerra Mundial era en parte el pro-ducto de una raíz de ciencia política que originariamente preve-nía de Europa. .. . . . . . .. .,

En las primeras décadas tras la Segunda Guerra Mu~dHl.l, .cuando se renovab,,- la planta física de Europa yse volvían alevantar sus instituciones Y a dotarlas de personal, 10 novedo-so en las ciencias sociales era mayoritariamente de origen ame-ricano. La ruptura con el Iegalismo y con el enfoque,históric~.en el estudio de las instituciones de gobierno, los partidos poli-

119·

r.-

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ticos.y las elecciones, los grupos de interés, la opinión.y lacomunicación política, se había llevado a cabo en las univer-sidades y los centros de investigación americanos. Junto al. PlanMarshallpara la destrozada economía europea, Iosacadémi-cos americanos se convirtieron, con el respaldo de algunas fun-daciones filantrópícas americanas, en misioneros querenova-ron la' academia europea y difundieron los enfoques empíricosy cuantírativos.amerícanos.Jovenes académicos europeos, ayu-dados por becas de la fundación Rockefeller o de otras funda-ciones, 'vinieron por docenas a las universidades americanas.AI.g1.lllOSprogramas de investigación radicados en América-elComitéSSRCde política. comparada, los estudios electoralesde la Universidad de Michigan, los estudios de Inglehart sobrevalores políticos=buscaron colaboradores europeos, los. for-

r ' marón y, con frecuencia, los financiaron, :':. .

I : Esta-dependencia desequilibrada sólo 'duraría un corto'-~----;p=e~noa(JQetíempotLa acadenúa y las tradiciorres-en-ciencias

lii sociales tenían raíces demasiado profundas en las .culturasP/; nacionales europeas como para quedar completamente des-

1

')/· truidas en el período nazi. Hacia los años sesenta, las viejas'1 universidades se habían reconstruido y se habían fundado;·:t muchas nuevas. Las voces europeas estaban contribuyendo,;¡ . cada vez más a la producción más importante de la investiga-¡\ ción en ciencias sociales: El Comité de Sociología Política de

la Asociación Internacional de Sociología (ISA), aunque com-.binase·los esfuerzos americanos con los europeos, era predo-minantemente europeo en cuanto a participación. Su impac-to en Europa fue tan grande como' el que antes había. tenidoel Comité Americano de Política comparada. Los estudioscomparativos europeos, como el proyecto de las pequeñasdemocracias europeas llevado a cabo por Dahl, Lorwin, Daal-der y Rokkan, contribuyeron al desarrollo del profesionalis-mo en la: ciencia política europea; El Centro de investigaciónde Encuestas de la Universidad de Michigan comenzó su acti-vo papel' en el desarrollo de la investigación electoral sofisti-cada en Europa con un estudio sobre Inglaterra a comienzosde los sesenta, al que seguirían otros países europeos! Cadaestudio electoral nacional dejaba un cuadro de profesionales

120

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formados que seguirían el futuro trabajo de la investigaciónelectoral .

. EnJ1970 se fundó un Consorcio Europeo 'para la Investi-gación Política (ECPR) .con fondos de la Fundación Ford(Rose, 1990), que tenía una agenda similar a la de los comitésde ciencia política del Comité americano de Investigación en'

,Ciencias Sociales (SSRC). Suministrabafondos para el esta-blecimiento de un programa de formación en metodología delas·ciencias sociales a través de una escuela de verano (situa-da en la Universidad de Essex), de seminarios de trabajo sobretemas de investigación determinados celebrados en dístintoscentros nacionales, de proyectos de investigación conjuntos.,Entre las actividades que ha promovidose encuentran. unArchivo de Datos yuna revista profesional, ts« EuropeanJournal o/ Political Research. La afiliación al ECPR se hacea través de un departamento o institución. En 1989, el ECPRcontaba con 140 departamentos. afiliados. En 1985, el.Direc-torio de Politólogos Europeos no llegaba a los 2.500 miem ...bros. La fuerza de la ciencia política en los distintos paíseseuropeos queda reflejada por el número de departamentosnacionales afiliados al ECPR. De los 140 miembros de'1989,40 eran del Reino Unido, 21 de Alemania, 13 de Holanda, 11de Italia y 5 de Francia (Rose, 1990, p. 593). La influenciade la ciencia política americanaen la ciencia política.euro-pea e internacional se refleja hasta cierto punto por el núme-ro de afiliados extranjeros a la Asociación Americana de Cien-cia 'Política (APSA), suscriptores, por tanto, del AmericanPolitical Science Review: Reino Unido, Alemania y Japón tie-nen bastantes más de cien miembros cada uno; Israel, Careadel Sur y Holanda tienen unos cincuenta miembros cada uno;Noruega, Suecia y Taiwán tienen unos treinta miembros; Fran-cia tiene 27 (APSA, 1994, pp. 327 ss.). .,,' .. (En los años noventa, organizada en la Asociación Interna-

cional de Ciencia Política (IPSA), en varias organizacionesnacionalesy de extensión geográfica más reducida, así comoen distintas especializaciones funcionales; estaban globalmentebien establecidas tanto la profesión de la ciencia política como-una concepción común sobre la academia¡

121 .

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Iv. Perspectivas opuestas de la historia disciplinar'

o Se puede dividir erf~~atro grupos a los que no estarían deacuerdo con esta visión ecléctica yde progreso sobre la histo-ria de la ciencia política. Están quienes rechazan.la noción deuna ciencia política en progreso, ya sea desde una perspectiva

, a~tic~entífica (los str~ussianos), o desde una perspectiva pos-, c~entIfica deconstructiva. y están los que rechazan el eclecti-cismo de nuestra posición. Dentro de éstos están los marxis-tas y neomarxistas.que sostienen que las leyes fundamentalesde 1~sociedad humana han sido, descubiertas por Marx y susasociados y que estas leyes muestran que los procesos históri-cos, económicos, sociales y políticos, así como las accioneshumanas que tienen efectos sobreestos procesos, constituyenuna unidad ínescindíble, por lo que los marxistas rechazaríantanto la visión de progreso como el eclecticismo de nuestraaproximación. El segundo grupo que rechaza el eclecticismometodológico de nuestro enfoque son los maximalistas den-tro de los politólogos de la eelección racional», cuya visión dela historia' disciplinar culmina: en una etapa, parsimoniosa, ,reductiva y matemático-formal, "

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a) Anticiencia ', . .

, La versión straussiana de la historia de la ciencia políticase remonta a las polémicas intelectuales alemanas de finalesdel XIX y comienzos del xx. Como el joven doctor alemánque era en los años inmediatamente posteriores a la Primera

, Guerra Mundial, Leo Strauss compartía la admiración generalhacia Max Weber por «su intransigente devoción hacia la hones-tidad intelectual [...], su devoción apasionada hacia la idea de laciencia» (Strauss, 1989, p. 27). En su camino hacia el nortedesde Friburgo, donde había asistido a las clases de Heidegger,en 1922, Strauss dice de sí mismo que experimentó una desi-l~si.ón damasquina con)Veber y tina conversión al existen-cialismo heideggerianofLa manera en la que Strauss enfrentóel pesimismo de la visión heideggeriana de la naturaleza del '

122

«ser» fue mediante una filosofía política afirmativa, que bus-case la forma justa de gobierno y de sociedad a través de larecuperación de los grandes ejemplos del canon de la filo-sofía política, a través del diálogo y la deliberación, y a travésde la educación de una elite cívica.,, De acuerdo conStrauss, Weber-~ralafiguraintelectualpro-'blemática que legitimaba la ciencia social positivista moder-na; su separación de hechos y valores, su «neutralidad ética»,su esfuerzo por estar «libre de valores»( Strauss atribuye a MaxWeber la creencia, de que todos los conflictos de valores sonirresolubles. «La creencia de que los juicios de valor no estánsujetos, en última Instancia, al control racional, alienta la incli-nación a hacer afirmaciones.irresponsables con respecto al bieny al mal, a lo correcto ya lo incorrecto. Se evita la discusión.seria de los asuntos serios por el simple mecanismo de hacer-los pasar como problemas de valor». Esta búsqueda de la obje-tividad produce una:

, (...j.emancípación de los juicios morales [...), una obtusidadmoral [...J. El hábito de mirar los fenómenos socialesohuma-nos sin hacer juicios de valor tiene una Influenciacorrosivasobre cualquierclase de preferencias.Cuantomás serios sea-mos comocientíficossociales,más plenamentedesarrollamosen nosotrosmismos un estadode indiferencia haciacualquiermeta, o de displicencia y deriva, un estado que puede deno-minarsenihilismo..

Un poco después matizaría esta afirmación, «El positivis-mo de la ciencia social fomenta no tanto el nihilismo, como el

, conformismo y el "filisteísmo?» (Strauss, 1959, pp. 21 ssl:. Strauss y sus seguidores han extendido este ataque aWebera las ciencias sociales contemporáneas, y en particular a lastendencias «conductistas» dela ciencia política, a las que sedice que fueron inspiradas por Weber. A diferencia de esta cien-cia social «positivista», weberiana,\¿trauss presenta un mode-lo de «ciencia social humanista», en la que el académico estácomprometido íntima y apasionadamente en un diálogo conlos grandes filósofos políticos sobre el significado de las ideas.y los ideales centrales de la política: la justicia, la libertad; la

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obligación y demás. La historia de la ciencia política que losstraussianos ofrecen en lugar de la aquí presentada, caracteri-za a la ciencia política «conductista».contempQránea como elproducto d~~na herejía que tomó forma palpable en el siglo XIXy fue definitivamente formulada en la obra de Max Weber deprincipios de este siglo"; ..... ,... .... . .. :.. ~~ ~aracteriZaci6n qúe hacen de'Weber como el-arqueo- .

positrvísta y el separador de hechos y valores, y de la ciencia. política «conductista» como-seguidora de este erróneo cursode la «neutralidad ética», está equivocada tanto con respecto~ Max:Weber como con respecto a la mayor parte de Iosprac-tlca~tes contemporáneos de la así'Ilamada ciencia política con-ductista. Los puntos de vista 'de Weber sobre la relación entre«hechos y valores» son mucho más complejos e implican una

. preocupación mucho más profunda por los asuntos de valores, .. q~e!a caricatura que aparece en los escritos de Strauss y sus

diSCIPulo~¡Llam.amels la ateneion sobre dos contextos en losque Weber ~~ta estás cuestiones: su conferencia «La políticacon:o v~cacl~n».c1949) ysu ensayo sobre «La objetividad enla ciencia SOCIal» (1958):EJilil conferencia «La política comoYoca.ci6n», se refiere a dos tipos de acción política éticarnen-te orientada: la ética de los finesabsolutos yla ética de la res-ponsabilidad (Gesinnungsahik und yerantwortungsethik). Pocomás podría contribuir la ciencia a la.ética de lo~fines absolu-tos que examinando la adecuación de los medios a los fines.Puesto ~~~ el fin elegido es sagrado o absoluto, no puede haberuna.análisis del coste de oportunidad de las consecuencias de

, perseguir es~ fin en lugar de otros. Pero si se adopta un puntode vista racionalmente responsable del efecto de los mediossobre los fines,el análisis científico hace posible un análisisdel «coste de oportunidad» de la acción política, es decir, cómouna elección determinada de política o acción puede, por unl~do, transformar el fin que se .persigue y; por otro, imposibi-litar la elección de otras opciones. «De esta forma podemos»,

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31 Para captar ·t~~o el ·sabo'i del' desafío straussiano, véanse los ensayos. que: ~parec~n en Stormg (1962) yel debate quegenerai·on en el AmericanPoliticol Science Review (Schaar y Wólín, 1963; Storing el al., 1963),

124

dice'Weber (1949; p. 152), «estimar las oportunidades que tene-mos de lograr cierto fin.mediante ciertos medios disponibles[...] :podemos criticada elección de ese mismo fin como sen-sato en la práctica [...] o como un sin sentido a Ia vista' de lascondiciones existentes». Al elaborar su -argumento sobre lasformas en las que los medios pueden tener efectos «no inten-cionados» sobre los fines.Weber (1958, p. 152) dice: . r ,

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[...) podemos. responder la pregunta: qué «costará» el logro delfin deseadoentérminosde una pérdida predecible de otrosvalores. Puesto qu~ en la gran mayoría de los casos; cada metapor la que nos esforzamos «cuesta» [...] algo en este sentido,el peso deIa meta en términos de consecuencias no intencio-nadas no puede omitirse de la deliberación de personas queobran COn un sentido de la 'responsabilidad [...J. [Lacienciapuede hacer que uno] se dé cuenta de que toda acción, y natu-

. ralmente toda inacción; implica 'entre sus consecuencias Ia.. adhesión de ciertos valoresy [...], lo que con tanta frecuencia

.se pasa por alto, el rechazo de otro~·:';'., . . -':' - . . ~::"¡. ':

Perojunto a este análisis doble de medios-fines, Weber tibi-dern) señalaqüeilaciencia nos puede capacitar para clarificarnuestras metas y'cómprendersu significado. «Lo logramos alhacer explícitas y aldesarrollar de .manera lógicamente con-sistente las "ideas" que L..] subyacen en el fin de que se trate.Es evidente. por sí mismo que una de las tareas de cualquierciencia de la. yida cultural es llegar a una comprensión racio-nal de estas "ideas" por las que los hombres [ ... ] luchanx.)

«Pero», continúa Weber.ósel tratamiento científico de losjuicios de valor puede no sólo comprender y analizar conempatía los.fines.deseados y los ideales que les subyacen; tam-bién puede juzgados críticamente» de acuerdo con su con-sistencia interna. «La elevación de estos modelos últimos[.:;] al nivel de laexplicitación es 10máximo qpe puede hacerel tratamiento científico de los juicios de valor sin entrar en elcampo de la especulación [...]. Una ciencia empírica nopue-de decirle a nadie lo que debería hacer sino, más bien, 10 quepuede hacer y =bajo ciertas ciIc~nstancias- lo que deseahacer» (ibiclem) .~

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. La realidad de la formulación weberiana del problema -delos hechos y los valores está tan alejada de la caricatura straus-siana, corno la representación que hacen del estado de la cien-cia política empírica contemporánea. Por consiguiente.fecha-

- zamos la visión de la historia de 1¡¡. disciplina. que subyace enla perspectiva straussiana. Por otro lado.jincluiríamos buenaparte de la obrasustantiva de estos teóricos políticos -y del pro-pio Strauss- en. la obra que recogemos en la aproximación ecléc-tica y progresiva que ofrecemos aquí, en tanto que haaumeñ':tadó-eÍconjúiitü-(¡e las inferencias deducidas lógicamente sobrela política a partir de cúmulos fiables de evidencia.j

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b) Posciencia, posconductismo

Entre los politólogos contemporáneos, se da la opinión pre-valeciente, quizá predominante, de¡;'quela.historia de la disci-plina se encuentra ahora en su fasezpospositivista, poscientí-fica, posconductista», Saxonho.use.(1993, p. 9) habla de:

. . - .

.[...] el fallecimiento del positivismo y de las exigencias de veri-ficación como la única instancia filosófica de las ciencias'humanas, con el rejuvenecimiento del discurso normativo enuna sociedad preocupada por los peligros de una ciencia desa-tada [...]. Los politólogos en general y los teóricos políticosen particular ya no desean adoptar acríticamenre ladistinci6nde hecho y valor que controló las ciencias sociales durantegeneraciones.j

Sobre este tema insiste una pequeña subdisciplina de laciencia política que se especializa en la «historia -de la ciencia

'política»fDavid Ricci, en un libro de 1984 llamado The Tra-gedy of PÓliticalScience, sostiene que la ingenua creencia enuna «ciencia» política que había aparecido en la ciencia polí-tica americanade los años veinte a los sesenta, quedó corn-pletamente desacreditada en los desórdenes de-los sesenta ylos setenta. Concluye que la ciencia política como ciencia empí-rica sin la inclusión sistemática de valores y alternativas éticosy morales, y sin un compromiso con la acción política, está.

126

condenada a la desilusión, La ciencia política tiene que tomarpartido o convertirse en l.U1 campo de estudio «preciosista».eirrelevante. De modo incluso más duro, Raymond Seidelman(1985) rechaza el profesionalisrno en la ciencia política, sos-teniendo .que la ciencia política moderna tiene que servir depuente que unala separación entre conocimiento y acción, «siestos. engaños [profesionales] pretenden transformarse en nue-vas realidades democráticassf

Ha habido mi intercambio sustancial de ideas sobre la «iden - .tidad» y la historia.de la ciencia política- en la década que sepa-ra las dos ediciones del libro de Ada Finifter, Political Scien-ce: State of theDiscipline (1983, 1993). En-la primera, JohnGunnell (19S3, pp. 12 ss.) presenta un dibujo de la historia dela dencia- política marcado por la revolución «científica»de mitad de siglo, entre lbs años veinte y los setenta, seguida deuna período postempirista que llega hasta el presente. En lasegunda edición, ATIene Saxonhouse (1993) hace el comenta-rio sobre el «fallecimiento delconductismo» citado arriba.Enel intervalo entre estos dos volúmenes, ha habido un mayorintercambio de opiniones en la American Political Science

. Review entre un grupo de historiadores de la ciencia política.En un artículo que apareció en el.número de diciembre de 1988,«History and Discipline in Political Science», John Dryzeky StephenLeonard (1988, p. 1256),

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f..;) concluyen que/no.hay una instancia neutral para evaluar,aceptar o rechazar las identidades clisciplinares. Más bien,los modelos sólo pueden surgir de los conflictos y los deba-.tes en el seno de y entre tradiciones de investigación. Es en el e

conflicto y en el debate .donde cristaliza la relación entre lahistoria: disciplinar y la identidad (...]. La pluralidad va a serla esencia de, en lugar de un obstáculo para, el progreso de la

. ciencia política.

. La opinión que aquí se expresa es la de que habrá tantashistorias discíplinares como «identidades disciplinares» hay,y que no existe una forma «neutral» de escoger entre ellas)

. Bajo el título general de «Can Political Science History beNeutral?» (Dryzek et al., 1990), apareció todo un frenesí de

127

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respuestas a esta aproximación pluralista a la historia de la cien-cia política.' Las contribuciones de James Farr, John.Gunnelly Raymond' Seidelman aparecían acompañadas de una réplicade Dryzek y Leonard.Los tres.primeros apoyan la visión «plu-ralistas de la historia disciplinar expresada por Dryzek y Leo-nard, aunque con algunas matizaciones. En dos colecciones 'recientes de artículos que se ocupan de la historia de Lacien-cia política, James Farr y sus asociados (Farr.ySeidelman,1993; Dryzek, Farr y Leonard, 1995) codifican esta perspecti-va pluralista,1, '

Debemos concluir de estos intercambios que, al menos entre,1 '<.este grupo de autores contemporáneos sobre la historia de 'la

ciencia política, hay un ci:insenso«deconstrucclonista,- posmo-derno», que sostiene que no hay un canon privilegiado de cien-

, cia política. Mientras que cada una de las escuelas competido-ras más importantes' sobre la historia de la Cienciapolítica -Iaasí llamada perspectiva-eeoaductísra» o .de «ciencia» política;las perspectivas anti y poscientíficas, y la marxista y la dejaelección racional-. pretenden ser la .única aproximación válidaa la historia disciplinar, este consenso sostiene que ninguna de

, ellas constituye. una pretensión válida. Nuestra explicación delc::ecimientodel conocimiento político.definido como la capa-clda? para deducir inferencias.Iógicas sensatas a partir de uncreciente conjunto de evidencias fiables, al que estos «histo-riadores» de la ciencia política se refieren como «neopositivis-

,mo», sería sólo una entre varias explicaciones, ninguna de lascuales tendría una pretensión especial de valídez.í-" ,-- ,

EJ tratamiento quehemos hecho en ~ste capítulo avanza<, y demu~stra en. s~ a~r6xin:i.ación hist~rica quedehechO(hay

:ma versión «privilegiadas de nuestra historia disciplinar y queesta e~ u?-a historia de progreso, medido por el, aumento del

: conocmuento basado en la evidencia y la inferencia. Incluiríala obra de las escuelas rivales, en la medida en que satisfaceestos criterios.. Excluiría las pretensiones y las proposicionesque no se basan en la evidencia o-que no son falsables median-t~ el análisis lógico y la evidencia. De hecho, el hiloprivile-

a, giadode nuestra historia disciplinar es la práctica académican~urosa Y..objetiva. r' '

•.•.•. .." •. - .. - .. e)".

",, 128•.. r.;: ; .;"

e) Integrismo y maximalismo: aniipluralismo '

1. Teoría y praxisHay varias<escu~las que desafiarían la aproximación a la

historia de la ciencia política como el progreso de la prácticaacadémica «objetiva», sobre la base de que la objetividad esimposible dé alcanzar y, sí se la busca, conduce al «cientifis-mo» y al mantenimiento del statu qua. Desde este punto devista, hay que renunciar.incluso a la búsqueda de la objetivi-dad profesional. Hay que tomar partido político y emplear cons-cientemente la práctica académica al servicio de buenas metaspoliticas. Para las distintas escuelas neomarxistas, esto signi-ficaba enganchar la práctica académica al socialismo.í

En la historia de la academia marxista hubo un momentoen el que una rama de esta tradición rechazó este punto de ,vista dialéctico de la academia. En Ideología y utopía, Karl

t]v.1annh,eimconcluía que era posible la objetividad en la cien-cia polítíca.el,a cuestión desi es posible una ciencia de la polí-tica y de si debe enseñarse, tiene que -si resumimos todo loque hemos dicho hasta aquí- responderse afirmativamente».Mannheim atribuye a Max Weber la demostración de que esposible tina práctica académica objetiva en la ciencia social(Mannheim, 19491 p.146). Pero aunque la objetividad llega aser posible para Mannheim, esta capacidad sólo es probableque sea desarrollada «por un estrato relativamente desclasadoque no está situado demasiado firmemente en el orden social[... ]. Este estrato desvinculado .relativamente desclasado es,para usar la terminología de Alfred Weber, la "intelligentsiasocialmente desligada"» (l949"p. 171). Para la academia con-temporánea dela ciencia política, el «profesionalismo» ha ocu-padoellugar de la «intelligentsia desligada» de Mannheimcomo garantía del deber de búsqueda de la objetividad (profe-sionalismo en el sentido de pertenencia a asociaciones profe-sionales, acreditación y revisión por otros miembros de la pro-fesión en el reclutamiento y la práctica académica, etcJ-,1Enelmomento en que Weber y Mannheim presentaban estas ideas,las asociaciones profesionales en las ciencias sociales y, en par-ticular, en la ciencia política y la sociología se encontraban en

12 U~iVfRSIOAD 1\If\{lIONAl ~ col1lFacultad de Dem_ .

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su infancia. Y es interesante que'precisamente sea esta nociónde la búsqueda de la objetividad a, través del profesionalismola que continúe siendo el objetivo tanto de los neomarxistascontemporáneos como de otros críticos de «izquierda».

" Esta polémica contra la «neutralidad ética» y la: «búsque-da de la objetividad» ha sido llevada a cabo desde distintasperspectivas. La Escuela de Frank:furt, de la que nació la' «teoríacrítica» -inspirada pOI el teórico marxista Lukácsy dirigidapor Max Horkheimer, Theodor Adorno', Herbert Marcuse y, en 'la actualidad, por Jürgen Habermas-, mantiene que la investi-.gación política es un aspecto

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[ ...] de una situación total capturada en el proceso de cambiosocial [,..]. Los positivistas no comprenden que el proceso deconocimiento no puede separarse de la luchahistórica entrelos humanos y el mundo. La teoría y la labor teórica estánentremezclados en los procesos .de la. vida social. El teóricono puedemantenerse al margen, contemplando; reflexionan-do y describiendo pasivamentela «sociedad» o la «naturaleza»(Held, 1980, pp. 162 ss.)./ "

"Una reciente formulación de Habermas (1992, pp. 439 ss.)

reafirma esta perspectiva de la unidad entre la teoría y la«praxis». La influencia de este punto de vista queda i:eflejadapor la penetración profunda de visiones similares en los estu-dios de área sobre Latinoamérica, África y otras, bajo el nom-

,bre de '«teoría de la dependencia», durante los años setentay ochenta (packenharn,1992)., i¿Cómo podemos tratar ala academia marxista y neomar-

, xista en esta aproximación ecléctica y progresiva de la, histo-ria de la ciencia política?pe hecho, esta literatura es muy con-siderable, alcanzando .muchos cientos de volúmenes y unenorme número dé artículos eruditos. Un ejemplo del muyimportante lugar que parte de esta obra debe tener en la histo-ria de la ciencia política Son Iosrimportantes estudios de baseempírica sobre clase y política que fueron en gran medida elproducto de los académicos marxistas y neomarxistas. Sin

, , embargo, aunque el marxismo dirigió la atención hacia el poderexplicativo del desarrolloeconómico y de la estructura social,

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también desvió la atención académica lejos de otras impcr-tante~ ~~riables ~xplicativas, c~mo las instituciones políticas,l~ religión, la etnia, el contexto internacional, elliderazgo indi-vidual, la contingencia y el azar. Su concepción del desarrolloeconómico era demasiado simplificada y,primitiva. Al produ-cir la economía moderna una fuerza de trabajo cada vez másdiversificada e interriacionalizada, la capacidadde los acadé-micos marxistas para percibir y ponderar de 'manera adecuadalas variables económicas, sociales y políticas se atenuó. De estamanera, aunque las distintas escuelas marxistas aumentaronc?nsiderablemente,la cantidad y la clase de evidencia. dispo-nible parales académicos de la historia y la ciencia social, sulógica inferencial era seriamente defectuosa e inadecuada parala falsación. Eric Hobsbawm (1962; 1987, 1994) Y otroshis-toriadores marxistas (Hill, 1982; Hilton, 1990; Thompson,1963) hacen una gran contribución sobre el siglo XIX y ante-dores a la historia académica, pero tienen dificultades en susesfuerzos para intetpretar y explicar el XX (Judt, 1995);", '

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2. Maximalismo científico: el enfoquede la elección racionalEl enfoque.della elección racional-llamado de varias'for-

mas «teoría formal», «teoría positiva», «teoría de la elecciónpública» o «teoría de la elección colectiva»- es predominante-mente una entrada lateral en la ciencia política desde la eco-nomí~.:JPolitólogos como Pendleton Herring, V. O. Key Jr, yElmer Schattschneider (Almond, 1991, pp. 32 ss.) habían uti-lizado metáforas económicas. Pero fueron los economistas

r.. -KennethArrow,Anthony Downs, Duncan Black, James Bucha- f

nan y Gordon Tullock, y,Mancur Olson- quienes aplicaron pri-mero los modelos y métodos económicos al análisis de temas'políticos como las elecciones, el voto en comisiones y cáma-ras legislativas, la teoría de los grupos de interés y demásj. Enla edición de 1993 de PoliticalScience: The State of the Disci-pline, el capítulo que trata de la «teoría de la elección racional for-

, 32 Arrow, 1951; Downs, 1957; Black, 1958; Buchanan y Tullock, 1962;Olson, 1965. ' , , '

131

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mabléÍice que este enfoque promete «una ciencia acumulativa dela política». Sus coautores sostienen que «la teoría de la elec-ción racional ha cambiado' de manerafundamental Ia forma enla que la disciplina debería proceder al estudiar la política y alformar a los estudiantes» (Lalman et al., 1993); -

Este enfoquejinantiene la perspectiva de una teoría de laciencia política acumulativa y unificada -parte de una teoríade la ciencia social formal y .unificada- basada en los axio-mas o las asunciones comunes que se derivan esencialmentede la ciencia económica. Estas asunciones consisten en que losseres humanos son egoístas, maximizadores, materialistas yracionales, primordialmente a corto plazo. Sus defensores sos-tienen quede tales premisas se pueden deducir hipótesis res-pecto a cualquier esfera de la actividad humana: desde deci-sionessobre qué comprar y cómo pagarlo, y a quién votar, hastadecisiones sobre con quién casarse, cuántos hijos tener, cómodeberían negociar y' formar coaliciones los partidos políticos,cómo deberían negociar y formar alianzas las naciones, etc. Lateoría es parsimoniosa, lógicamente consistente, matemática,y prefiere los métodos experimentales a los observacionalese inductivos para comprobar las bipótesi~ . .

Ésta es la versión ambiciosa, maximalista, del enfoque que.podemos encontrar en la contribución al volumen State of theDiscipline II que acabamos de citar.Il.alman et al., 1993), en«The Emerging Disciplineof Political Economy» (1990) dePeter Ordeshook, en «Política! Science and Rational Choice);(1990) de William Riker, en «Toward a Unified View of Eco-nomics and fue Other Social Sciences» (1990) de MancuiOlson, así como en otros autores de este género. Esteenfoque

• Cmantiene que hay una discontinuidad en la historia de la ciencia política, según la cual todo lo. que ocurrió antes hay qwverlo como pi.-ecientífico.Su visióndel futuro de la disciplin:consiste en un cuerpo acumulativode teoría 'formal, interna-mentelógica y consistente, capaz de explicar la realidad politica con un número relativamente pequeño de axiomas y proposíciones., .

Algunos autores muy eminentes de este movimiento n:comparten estas expectativas maximalistas, En la/éúestión de

132

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contenido de la utilidad, algunos economistas rechazan elmodelo de Hombre Económico como un maximizador egoís-ta, materialista y racional. Hace ya tiempo, Milton Friedman(1953) mantuvo la postura de que era indiferente si esta asunciónera correcta o incorrecta en tanto que produjera prediccionesválidas. En la medida en que se mostrase relevante, podría cum- .plir una función heurística al comprobar el provecho que podíantener distintas versiones de la utilida~:lEs interesante que unode lo~ioneros de la teoría políticade la elección racional, Ant-hony Downs, se haya apartado hace ya tiempo de un HombrePolítico modelado a partir del Hombre Económico; encontrán-dose ahora comprometido en un importante trabajo sobre valo-

. res sociales y democracia, que asume la importancia de las ins-tituciones políticas para las decisiones. políticas, y laimportancia deja socializaciónpolitica de las elites y los ciu-dadanosen el uso y el perfeccionamiento de las institucionespolíticas (Downs, 1991). Habiendo perdido contacto con lasinstituciones debido a la estrategia Teduccionista seguida poreste movimiento, ahora la mayoría de sus practicantes están ala busca de las instituciones (Weingast: infra, cap. 5; Alt YAle-sina: infra, cap. 2821. ... '. -

Robert Bates (r990), un pionero en la aplicación de la teoríade la elección racional al estudio de los países en desarrollo,está/a favor ahora de una aproximación ec1éctica al análisispolítico. «Cualquiera que trabaje sobre otras culturas sabequ~ Ias creencias y los valores de la gente importan, así comotambién las características distintivas de sus instituciones».Bates quiere combinar el enfoque de la economía política conel estudio de las culturas, las estructuras sociales y las institu-ciones. «Un atractivo importante de las teorías de la eleccióny la interacción humana, que está en el núcleo de la economíapolítica contemporánea, es que ofrece las herramientas paraconectar causalmente los valores y las estructuras con sus con-secuencias suclalesv

Esta versión menos heroica de la teoría de la elección racio-nal tienebastante continuidad con la así llamada ciencia polí-tica «conductista». Y así se la contempla también en esta ver--sión de la historia de la ciencia política. Su aproximación

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deductivo formal para la generación de hipótesis tiene dife-rentes usos, pero no es inherentemente superior al proceso deconstrucción de hipótesis a partir del.conocimientoempíricoprofundo, como reclaman algunos de sus devotos. Green y Sha-piro (1994, p. lO)-sostienen que .

- [...}el formalismo no es una panacea para\os males de ia cien-. cia social.En realidad, la exposición formal ni siquiera garan-tiza un pensamiento claro. Las teorías formalmente rigurosaspueden ser inexactas y ambiguas si sus. referentes empíricos

. no están bien especificados. Además, la formalización no pue-de ser un fin en sí misma; por muy parsimoniosa y analítica-

. mente cerrada-que sea una teoría, su valor científico dependede 10bien que explique los datos relevantes.; .

! .

En una importante crítica a la literatura empírica produci-. da por el enfoque de la.elección racional, Greerr y Shapiro(1994, p. 10) concluyen: .

([ ...] se ha aprendido poquísimo. Partede la dificultad provie-ne de la absoluta escasez de aplicaciones empíricas: los defen-sores de la elección racional parecen más interesados en la ela-boración de teorías, dejando para después, o para otros, el liosoasunto de la comprobación empírica. De acuerdo con nuestrainterpretación, el fracaso empírico está también significativa-

. mente enraizado en la aspiración de los teóricos de la elecciónracional a dar lugar a teorías universales de la política. Comouna consecuencia de esta aspiración; creemos, la mayor par-te del trabajo empírico inspirado por la elección racional estáechado a perder por defectos metodológicos.

Para escapar de esa esterilidad, Green y Shapíro aconsejana los teóricos de la elección racional que:

[...] resistan los impulsos de ahorro teórico que dan lugar auna investigación conducida por el método. Más fructífero quepreguntar «¿cómo podría explicar X una teoría de la elecciónracional?» seria la pregunta motivada por el problema: «¿Quéexplica X?». Naturalmente, ésta llevará a reflexionar sobre laimportancia relativa de una multitud de posibles variablesexplicativas. Es indudable que el cálculo estratégico será una

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de ellas, pero.normalmente habrá muchas otras, que irán des-de las tradiciones de comportamiento, normas y culturas a dife-rencias. en las capacidades de.la gente y en las contingenciasde la circunstancia histórica, Debieran resistir el impulso aescapar de esta complejidad en lugar de construir modelosexplicativos que la tengan en cuenta, incluso cuando esto sig-

. nifique una merma del rango de su aplicación. Nuestra reco-mendación 'no consiste en más trabajo empírico y menos teoría;se trata de que los teóricos se acerquen a los datos para queteoricen de un modo empíricamen~e_pertínent~)

_ En respuesta a la crítica de Green y Shapiro, Ferejohn y Satz(1995, p. 83) 110S diCen:í«Aspirar a la unidad y la búsqueda deexplicaciones universalistas ha espoleado -elprogreso en todaslas ciencias. Al excluir el-universalismo por-razones filosóficas,Green y Shapiro hacen capitular las aspiraciones explicativasde la ciencia social. Esa capitulación es prematura y contra-producente», Por otra parte, Moros Fiorina (1995, p. 87), miem-bro del bando más moderado y ecléctico de la escuela de la elec-ción racional, en respuesta a la crítica de Green y Shapiro,minimiza el alcance del universalismo y el reduccionismo en la t-

comunidad de la elección racional. Reconoce que «ciertamen-te, se pueden citar académicos .dela elección racional que escri-ben con ambición -si no grandíosamente- sobre la construc-ción de teorías unificadas del comportamiento político». Pero,de acuerdo con Fiorina, se trata de una pequeña minoría. Almantener pretensiones extravagantes, los electores racionalesno son diferentes en lo excesivo de su -propaganda a los fun-cionalistas, los teóricos de sistemas y demás innovadores de lasciencias sociales y de las demás ramas del conocimiento acadé-mico. De este modo, dos de los contribuidores más importan-tes del enfoque de la elección racional adoptan posiciones muydistintas en la cuestión del maximalismo científico: uno 10defiende como una aspiración sin la que se vería, comprometi-do el progreso científico; el otro ofrece media disculpa por laarrogancia de esta corriente, retirando la otra mitad de la dis-culpa con la razón de que «todo el mundo lo hace.~/

La polémica sobre las mayores aspiraciones del enfoque de-Ia elección racional nos induce a recoger sus logros en nues-

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/..1.

f:-¡.,:

l·;

tra/visión ecléctico-pro gresiva del progreso disciplinar, recha-zando sus pretensiones y su visión maximalista de la: cienciapolítica y reconociendo la positiva contribución de su enfo-que deductivo formal al arsenal de las metodologías,-dnras yblandas, que están a nuestra disposición en nuestros esfuerzospo;.ipterp~et~ y explicar el mundo de la política, Por así decir-

.;'. l~;, el movimiento para penetrar lateralmente la ciencia política.sin, en muchos casos, adquirir el conocimiento de los campossustantivos que-se propone transformar, ha llevado inevitable-mente a una estrategia dominada por el método y a un registroilustrativo de logros, en lugar de a una estrategia centrada en' . ;'.los problemas, en la que los métodos deductivo s formales ¡.

encuentran su lugar apropiado.,

-...•

V. Conclusión

. Los recienteiiustorjaqor~~ de la. cie~cia política a los ques.e ha cítado nos piden que adoptemos un punto de vista plura-

- lista sobre la ciencia política. La Methodenstreit -guerra meto-dológica- de 10$ setenta y los ochenta ha acabado,según ellos,en. tablas. Se.ha rechazado la idea de una disciplina continua,onentada en tomo a un sentido compartido de identidad. Hayt~t~s historias ?e .la .ciencia política -dicen- como enfoquesdistintos en.la disciplina, Y las relaciones entre estos distintos

_enfoques son de aislamiento. No hay ningún terreno académi-co compartido. De acuerdo con' estos autores, nos encontra-mos ahora,y presumiblemente en un futuro indefinido en unaé~oca posconductista' o pospositivista, conuna disciprfua diví-dida, condenados a sentamos en mesas separadas,' . ' .

Lo que proponemos en este capítulo sobre la historia de la" ., cie~cia política es un/punto de vista basado en unarevisión de

la literatura desde la Antigüedad hasta el presente, que demues-tra. una unidad.de sustancia y de método y el carácter acurnu-lativo de la disciplina,' en el sentido del incremento en la based~l .conocimiento y de las mejoras en el rigor de las inferen-cIa~. ~ay pl~r~i~mo en el método y en el enfoque, pero esecléctico y smergico en lugar de aislacionista. Nuestra visión

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reconoce las contribuciones sustantivas de los académicos mar-xistas ejemplificadas en la historia de las clases sociales, lacontribución de los straussianos a la historia de las ideas polí-ticas, Ia contribución de la ciencia política de la elección racio-nal al rigor analítico, etc. Esté pluralismo no ~s «aislacíonís- ~ta», es ecléctico e ínteractívo, regido en último término por suirrenunciable cornpromiso con las reglas de la evidencia y la

inferencia.,

Ag.radecímientos.

Quiero reconocer las mu-yprovechosas críticas de RobertE~Goodin (y sus'evaluadoIe~ anónimos), Heinz Eulau, AlexInkeles, S. M. Lipset, Robert Packenham, Neil Smelser y Kaa-re Strom.· .

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