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1 ANUARIO SOBRE EL ACCESO A AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO EN CENTROAMÉRICA

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ANUARIOSOBRE EL ACCESOA AGUA POTABLE Y SANEAMIENTOEN CENTROAMÉRICA

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Alianza por el Agua, Anuario 2007

Edita: Alianza por el AguaMaqueta y diseño: Alianza por el AguaFotografías: Archivo Fotográfico de Alianza por el Agua

Las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a esta publicación han sido compensadas mediante proyectos de reduc-ción y absorción de emisiones a través de CeroCO2. www.ceroco2.org

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Introducción

Acceso a agua potable en Centroamérica

Acceso a saneamiento básico en Centroamérica

Índice de Pobreza del Agua

Género y Agua

Agua y Salud

El Agua como derecho humano

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio

Índice

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13

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35

41

51

57

65

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Los seis países que componen la región de América Central (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá) suman en su conjunto una superficie de 523.780 km2 y cuentan con una población de más de 41 millones de habitantes, de los cuales 15 millones carecen de acceso a agua potable y saneamiento básico.

Ampliar la cobertura de ambos servicios a toda la población es, precisamente, uno de los retos pendientes de los programas de desarrollo en Centroamérica. La región, en general, posee agua suficiente; sin embargo, sus recursos hídricos no están distribuidos de manera equitativa y además se ven sometidos a un estrés hídrico creciente. En las últimas décadas, el acceso a agua potable y saneamiento se ha convertido en un gran pro-blema social y económico debido, en parte, a que el crecimien-to de la población ha aumentado notablemente la demanda de agua.

A su vez, la calidad del agua se ve afectada por la degradación derivada del uso de sustancias tóxicas por parte de la agricul-tura, la mala gestión de las aguas residuales y por los residuos sólidos procedentes de la minería y la industria.

La principal fuente de agua potable para la mayoría de los grandes núcleos de población, pequeñas áreas urbanas y para casi la totalidad de las áreas rurales es el agua subterránea. La mayoría de las regiones más áridas del oeste agrícola de Centroamérica dependen también de este tipo de aguas de irrigación.

El agua subterránea se encuentra protegida contra la polución de forma natural por gruesas capas de suelo y roca y, general-mente, suele ser menos vulnerable que el agua de superficie. No obstante, una vez contaminada, su recuperación es prácti-camente imposible.

A pesar de la alta dependencia de las aguas subterráneas en Centroamérica, no existe todavía un marco regulador amplio entre todos los países de la región ni una gestión efectiva de los recursos hídricos comunes que preste especial atención a la interconexión entre los mismos.

El agua y el saneamiento están fuertemente vinculados al de-sarrollo. La crisis del agua afecta en primer lugar a las personas más pobres, para quienes su escasez está asociada al hambre, las enfermedades y la falta de servicios públicos, lo cual pone en riesgo su propia existencia. Por ello, dotar de agua a estos sectores altamente vulnerables ha sido una meta de alta priori-dad para la región.

Actualmente, los países centroamericanos están centrando sus esfuerzos no solo en aumentar la cobertura de acceso a servi-cios de agua potable sino en mejorar la calidad y sostenibilidad de los sistemas existentes y de las nuevas implementaciones. Este equilibrio entre nuevos accesos y la mejora de los accesos existentes es el principal objetivo que intentan mantener los planificadores del sector.

Igualmente, garantizar la calidad del agua en los países de la re-gión tendría efectos positivos en la salud de toda la población, ya que se estima que al menos 22 millones de personas en Centroamérica están expuestas a fuentes de agua no seguras y que menos del 20% de las aguas residuales reciben tratamien-to antes de devolverse a los depósitos naturales de agua.

Desde el punto de vista de la salud pública, la proporción de la población que tiene acceso fiable a agua potable es el indica-dor individual más importante del éxito global de un programa de abastecimiento de agua. La falta de acceso al agua y al sa-neamiento dificulta las actividades de reducción de la pobreza en países en desarrollo.

La región centroamericana

Niñas dedicadas a las tareas del hogar (Guatemala). Foto: JESúS ANtOñANzAS

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¿Qué se entiende por agua potabLe y saneamiento básico?

Para entender la problemática del acceso a agua potable y sa-neamiento en la región centroamericana y, en general, en todos los países en vías de desarrollo, es necesario clarificar lo que significan ambos conceptos.

Según Naciones Unidas, el agua potable se define como el agua que es segura para el consumo humano y accesible en cantidad suficiente para usos en el ámbito doméstico de consumo directo (deglución), de preparación de alimentos e higiénicos. Una investigación extensiva llevada a cabo en zonas rurales mostró que una persona satisfará sus necesidades bási-cas de agua si necesita 30 minutos o menos para el suministro de agua. Cuando sean necesarios más de 30 minutos para ir y volver de la fuente, generalmente se utilizará menos agua de la necesaria para cubrir las necesidades básicas. Dichas necesi-dades se definen en cada lugar en función de la disponibilidad del agua, las costumbres locales, la cantidad de agua requerida para su consumo, para preparar los alimentos básicos y para llevar a cabo hábitos higiénicos saludables.

Determinar que se entiende por saneamiento básico es también complicado. La definición ideal de este término debería incluir los componentes fundamentales de todo servicio de saneamiento: privacidad, dignidad, limpieza y entorno saluda-ble. El saneamiento básico es la opción de menor coste que asegura el acceso sostenible a seguras, higiénicas y adecuadas instalaciones y servicios de eliminación de excretas y agua negras, a la vez que proveen privacidad, seguridad y dignidad mientras aseguran un entorno limpio y saludable para el usuario y sus vecinos.

Debido a que las definiciones de agua potable y saneamiento básico contienen requerimientos como seguro o cantidad, su acceso no puede ser fácilmente evaluados por medio de en-cuestas familiares en los programas de monitoreo. Por ejemplo, para la determinación de la seguridad del agua se requiere de análisis físico-químicos y microbiológicos, así como de la ins-pección sanitaria de las fuentes de agua usada para consumo humano y el riesgo de posible contaminación.

La gran variabilidad existente de estadísticas respecto a la cobertura de agua potable y saneamiento en una determina-da región, se debe a las diferentes metodologías (tanto en la definición de los conceptos de agua potable y saneamiento, como en los indicadores de monitoreo) usados por distintas instituciones.

El Programa de Monitoreo Conjunto para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation) de la OMS-UNICEF ha definido el ac-ceso al agua potable y saneamiento con una metodología que permite su monitoreo por medio de encuestas familiares para la elaboración de estudios de cobertura a nivel nacional.

Esta metodología consiste en la clasificación de las fuentes de suministro de agua potable y las instalaciones de saneamiento en mejoradas o en no mejoradas. Esta metodología asume que las fuentes de suministro de agua potable mejoradas tienen mayor probabilidad de proveer agua potable que las fuentes

no mejoradas. Del mismo modo, es más probable que las instalaciones sanitarias mejoradas sean más sanitarias que las no mejoradas. Por otra parte, esta metodología permite tomar en cuenta no únicamente la existencia de tecnologías de agua potable y saneamiento mejoradas, sino también su uso por par-te de la población encuestada.

Hay que tener en cuenta que el porcentaje real de la pobla-ción con acceso a agua potable será siempre más bajo que el porcentaje que utiliza fuentes de suministro mejoradas, pues, por ejemplo, como ocurre con demasiada frecuencia, el agua entubada no es sinónimo de agua potable. Del mismo modo ocurre con el saneamiento.

Finalmente, tanto el abastecimiento de agua potable y el saneamiento comparten cuatro puntos de vista concurrentes que deben ser considerados en cualquier análisis de acceso a cobertura de agua potable y saneamiento en una región:

1. En primer lugar debe tenerse en cuenta que el agua es un bien social. La disponibilidad domiciliaria de agua potable y de la adecuada disposición de las aguas servidas y excretas, son derechos inalienables de los ciudadanos, esenciales para la vida y tienen una estrecha relación con la preservación de la salud.

2. En segundo lugar debe considerarse que el agua es un recurso natural y, por tanto, un bien ambiental. La preserva-ción del agua como recurso natural integrado al ambiente es hoy el principio rector para el manejo del agua en todos sus usos.

3. En tercer lugar debe recordarse que las Naciones Unidas consideran hoy que el agua dulce es, a nivel mundial, por su escasez, un bien estratégico.

4. En cuarto lugar debe tenerse en cuenta que el agua potable es un bien económico. Los costes de instalación, operación y mantenimiento para la prestación de los servicios obligan a adoptar un criterio empresarial en la gestión y la comercializa-ción del agua.

En paralelo debe comprenderse que el manejo institucional del sector tiene una dimensión política insoslayable que puede condicionar su eficiencia y su eficacia. Por su relevancia social el tema es central, asimismo, para los medios de comunicación masiva. Por último debe tenerse en cuenta que las soluciones para alcanzar una plena cobertura con un adecuado nivel de calidad de los servicios deben complementarse con una actitud proactiva para fomentar la realización de acciones de la socie-dad civil y la participación comunitaria.

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situación de Los recursos HÍdricos en 2007

Muchos países todavía no están en condiciones de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por Naciones Unidas en el año 2000 relacionados con el agua (reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carecen de acceso a agua potable y servicios básicos de saneamiento), con lo que su seguridad, desarrollo y sostenibilidad medioam-biental se ven amenazados. Además, millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades transmitidas por el agua que es posible tratar.

Mientras que aumentan la contaminación del agua y la destruc-ción de los ecosistemas, somos testigos de las consecuencias que tienen sobre la población mundial el cambio climático, los desastres naturales, la pobreza, las guerras, la globalización, el crecimiento de la población, la urbanización y las enfermeda-des, todos los cuales inciden en el sector del agua.

Está comúnmente aceptado que una gestión del agua adecua-da y sostenible se debe llevar a cabo mediante un enfoque in-tegrado, que la evaluación del recurso es fundamental para que las decisiones se tomen de forma razonada y que la capacidad nacional para realizar dichas evaluaciones debe contar con un mayor apoyo internacional en el ámbito local. Así, resulta funda-mental facilitar la comprensión global del estado de los recursos de agua dulce del Planeta.

El Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo (WWDR, por sus siglas en inglés), de carácter trienal, sienta las bases para establecer un sistema continuo de moni-toreo global, que aúne la experiencia y perspectivas únicas de los 24 organismos especializados de la ONU, incluido ONU-Agua, en colaboración con los gobiernos y otras entidades involucradas en todo lo referido al agua.

El agua, una responsabilidad compartida (marzo de 2006) es el resultado más importante de la Fase 2 del Programa Mun-dial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP, por sus siglas en inglés), iniciado en el año 2000 como una respuesta colectiva del sistema de Naciones Unidas para colaborar con los países en su compromiso con aquellas cuestiones clave relativas al agua que suponen un reto. El 2° Informe ofrece una evaluación exhaustiva y holística del agua del Planeta e introdu-ce temas tales como la gobernabilidad del agua, el acceso al conocimiento, y los retos específicos a la gestión del agua en el marco del desarrollo de prácticas y reflexiones que consideren la relación intrínseca entre agua, desarrollo y bienestar humano.

Considerando las necesidades de los usuarios, el Informe de 2006 pretende dar una orientación práctica, ofreciendo información acerca de mejores prácticas, análisis teóricos y prácticos exhaustivos, para facilitar la estimulación de ideas e iniciativas para la acción que favorezca una mejor administra-ción del sector del agua.

El empleo de cientos de mapas, tablas, cifras, cuadros con ejemplos, indicadores y estudios de casos demuestra que sólo la cooperación global logrará asegurar una gestión integrada, justa y sostenible del recurso más preciado del mundo: el agua.

Un hombre transporta un bidón de agua en su bicicleta. Foto: JESúS ANtOñANzAS

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El Estado del Recurso. Capítulo 4, Sección 2. 2º Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo: “El agua, una responsabilidad compartida”. (2006)

Los recursos hídricos mundiales deben responder a múltiples demandas: agua potable, higiene, producción de alimentos, energía y

bienes industriales, y mantenimiento de los ecosistemas naturales. Sin embargo, los recursos hídricos globales, son limitados y están

mal distribuidos. Esto complica la gestión del agua y, sobre todo, las labores de los responsables de la toma de decisiones, que han

de afrontar el desafío de gestionar y desarrollar de forma sostenible unos recursos hídricos sometidos a las presiones del crecimiento

económico, el gran aumento de la población y el cambio climático.

Durante la pasada década, la comunidad internacional tomó mayor conciencia de la necesidad de desarrollar prácticas sostenibles

para la protección, la gestión y el uso eficiente de los recursos hídricos. Las unidades naturales, como las cuencas fluviales y los

sistemas acuíferos, se reconocen y adoptan cada vez más, en tanto que unidades básicas en los programas nacionales y regionales.

Sin embargo, la combinación de diversas presiones económicas, medioambientales y sociales tienen, a menudo, por consecuencia un

incremento del uso del agua, de la competitividad, de la contaminación y de la ineficacia en el abastecimiento de agua. Esto se debe a

que, prácticamente a todos los niveles, la toma de decisiones sigue atendiendo a consideraciones económicas y políticas a corto pla-

zo, sin considerar una visión a largo plazo indispensable para implantar medidas de desarrollo sostenible. Para que nuestros recursos

hídricos sigan ofreciendo una serie de valiosos y beneficiosos servicios, tendrá que aumentar el nivel de conciencia y compromiso con

el desarrollo y mantenimiento de enfoques integrados y de soluciones a largo plazo.

Puesto que los roles y las interacciones entre los componentes del ciclo hidrológico no siempre se valoran en su justa medi-

da, resulta difícil establecer unas estrategias de prevención y protección adecuadas. El clima, especialmente las precipitaciones

y la temperatura, es el factor que más influye en los recursos hídricos, al interactuar con las masas de tierra, los océanos y la topogra-

fía. Aun así, todos los componentes del ciclo hidrológico -precipitaciones, infiltración, escorrentía, evaporación y transpiración- deben

tenerse en cuenta a la hora de elaborar los programas de gestión del agua. Es importante tener claro el papel que desempeña cada

uno de estos factores; por ejemplo, en qué medida la lluvia y la nieve proveen directamente a los ecosistemas terrestres y a los suelos

de humedad y de una fuente de agua, indispensable para el desarrollo agrícola y para los ecosistemas o, de qué manera el deshielo de

los glaciares influye sobre la cantidad de agua de la que disponen muchas naciones.

Se necesita más información sobre las aguas subterráneas y los sistemas acuíferos, sobre todo en los países en vías de

desarrollo, donde la escasez de recursos adecuados de aguas superficiales alcanza niveles preocupantes. Las aguas sub-

terráneas pueden ser de gran utilidad, sobre todo, en las regiones áridas donde las aguas superficiales son generalmente escasas.

Si bien se puede recurrir a los acuíferos para suplir la carencia de unos recursos adecuados en la superficie, existe un enorme riesgo

potencial si los acuíferos no se recargan de forma natural o mediante la intervención humana. Con el tiempo, estos recursos se agotan

o resultan inaccesibles por motivos económicos. En la actualidad, se registran altos niveles de explotación -más del 50% del ritmo de

recarga-, en muchos países de Oriente Medio, en el África septentrional y meridional, en Asia, en algunos países de Europa y en Cuba.

Por este motivo, resulta fundamental supervisar y comparar el uso de las aguas subterráneas con el de los volúmenes de recarga a

nivel nacional e intranacional, sobre todo, en el caso de los acuíferos individuales. Esto permite identificar las zonas donde es necesaria

una acción correctora que preserve la sostenibilidad de dichas aguas subterráneas.

Si bien se están realizando numerosos esfuerzos a gran escala para mejorar las actividades de seguimiento y el estado de las redes,

como es el caso en Europa e India, las actividades de evaluación, supervisión y gestión de datos sobre aguas subterráneas, son

generalmente, mínimas o ineficaces en muchos países en vías de desarrollo y están perdiendo importancia en muchos países desarro-

llados. Esto ocurre especialmente en Asia y en África, donde el número de programas de control hídrico ha disminuido considerable-

mente. Se precisa mayor inversión para mejorar la comprensión de los recursos hídricos subterráneos y los sistemas acuíferos. Entre

tanto, las regiones que dependen de las aguas subterráneas deberían desarrollar programas más amplios de seguimiento del nivel y

de la calidad de las aguas.

En muchas regiones del mundo, la influencia humana es ya superior a la de los factores naturales. Los regímenes de los ríos se

han visto considerablemente influidos en muchas regiones por la construcción de presas y los trasvases. Estas obras pueden alcanzar

grandes dimensiones, como la presa de las Tres Gargantas, en China, o pueden estar compuestas por numerosas presas de menor

tamaño, tales como los sistemas de terrazas, característicos de las laderas del sudeste asiático.

Éstas, a pesar de ser, por separado, pequeñas obras, tienen un importante efecto acumulativo en los caudales fluviales. Las presas

son barreras muy eficaces para los sedimentos, a tal punto que cada presa cuenta con una “vida útil” que va hasta el momento en el

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que el embalse se rellena por completo y la presa deja de ser eficaz. Los cambios en el paisaje, o la eliminación, destrucción o inutili-

zación de los ecosistemas naturales, son los factores de mayor impacto sobre la sostenibilidad de los recursos hídricos naturales. La

deforestación, la urbanización y el aumento de las superficies destinadas a la agricultura, influyen de forma significativa en la calidad y

cantidad de los caudales de agua. Además, los cambios del paisaje dificultan nuestra capacidad de predecir los impactos que pueden

afectar a los recursos hídricos. Esto último dificulta nuestro avance hacia un mejor entendimiento de los futuros efectos del cambio

climático.

La mala calidad del agua y un abastecimiento no sostenible frenan el desarrollo económico nacional, y pueden tener efectos

negativos sobre la salud y los medios de vida. En la actualidad, somos relativamente capaces de reconocer los impactos de la

contaminación y el uso excesivo de las aguas superficiales y subterráneas sobre la calidad y cantidad del recurso. Nos encontramos,

por tanto, en el momento preciso para crear programas específicos con el fin de reducir dichos impactos en los países en desarrollo.

Mientras tanto, a nivel nacional y de cuenca fluvial, se reconoce, cada vez más, la necesidad de disponer de buena información sobre

la calidad del agua, algo esencial para evaluar los impactos y elaborar estrategias de utilización y reutilización del agua que satisfagan

las demandas de calidad y cantidad.

Poder afrontar la demanda creciente de agua supone contar con soluciones específicas a problemas particulares. ¿Cómo

compensar la variabilidad natural del ciclo hidrológico para que el recurso esté disponible de forma continua? o ¿Cómo superar los

problemas derivados de una disponibilidad reducida de agua, tanto en cantidad como en calidad, consecuencia de los impactos

humanos y del desarrollo? Las estrategias de prevención y las nuevas tecnologías capaces de aumentar los recursos hídricos na-

turales existentes, reducir la demanda y mejorar la eficiencia, forman parte de la respuesta frente a la carga creciente que soportan

los recursos hídricos de que disponemos. En el pasado, se optó por soluciones tales como el almacenamiento de la escorrentía en

embalses, los trasvases desde zonas ricas en agua a regiones con escasez hídrica o la extracción de recursos de los acuíferos. Todos

estos métodos lograron abastecer de agua allí donde y cuando se necesitaba y, probablemente, sigan formando parte de las estra-

tegias habituales de desarrollo de los recursos hídricos. Para poder satisfacer la demanda actual y futura de agua, se debería prestar

más atención a enfoques tales como el uso innovador de las fuentes de agua naturales o las nuevas tecnologías. Los recursos hídricos

no convencionales, derivados de la reutilización o la desalinización del agua, se utilizan cada vez con más frecuencia. Las nuevas

tecnologías, entre las que se encuentran la recarga artificial, son también más habituales. La captación de agua de lluvia en el propio

lugar donde tienen lugar las precipitaciones es otro de los métodos utilizados para incrementar la disponibilidad de fuentes de agua

naturales.

Los enfoques de reducción de la demanda de agua y de mejora de la eficiencia deberían formar parte integral de la gestión

moderna de los recursos hídricos. En la mayoría de los climas áridos afectados por la escasez de agua, existen tradiciones ances-

trales para conservar el agua. Éstas se han mantenido o han sido reforzadas por prácticas de gestión de la demanda basadas en la

eficiencia, generalmente, conocidas como Gestión de la Demanda de Agua (GDA). En los climas tropicales y fríos, con abundantes

precipitaciones, están acostumbrados a recurrir a proyectos de abastecimiento de agua y se tienden a adoptar fórmulas de gestión

adaptadas especialmente a este contexto específico. Además de todo lo anterior, los beneficios económicos resultantes de alargar la

vida del suministro hídrico y de las plantas de tratamiento, y la eficiencia operativa de los sistemas de tratamiento de aguas residuales

pueden llegar a ser considerables.

En cuanto a las consideraciones medioambientales, conservar los recursos posibilita el trasvase de aguas no usadas para así man-

tener los ecosistemas y reducir los niveles de contaminación en los lagos, los ríos y las aguas subterráneas. Si bien sería conveniente

fomentar la GDA, resulta, para ello, necesario un cambio profundo en las pautas de comportamiento de las instituciones, de las insta-

laciones y de las personas, un cambio que exige formación, conocimiento de la situación y compromiso político para lograr su plena

implementación.

La evaluación de los recursos hídricos (ERH), ofrece a los científicos, ingenieros, gerentes, y a los responsables de la formu-

lación y planificación de políticas, una base sobre la cual se pueden tomar un gran número de decisiones. La ERH, es decir, el

proceso de supervisar (medir, recabar y analizar) la cantidad y calidad de los recursos hídricos, es la base a partir de la cual se elabo-

ran políticas y leyes que tienen como finalidad la sostenibilidad de los recursos hídricos. De este modo, se derivan beneficios económi-

cos, sociales y medioambientales de las evaluaciones de los recursos hídricos llevadas a cabo periódicamente en todas las cuencas y

acuíferos, así como a nivel nacional y regional, especialmente, donde existen recursos hídricos transfronterizos.

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dimensiones deL concepto

Antes de comenzar un análisis exhaustivo de la cobertura de agua potable en la región centroamericana, resulta necesario conocer las dimensiones que entraña el concepto de agua potable. Estas dimensiones son tres; disponibilidad, calidad y accesibilidad. En este apartado, el análisis se centra en la dis-ponibilidad de los recursos hídricos y en algunos aspectos de su accesibilidad. Otros aspectos de la accesibilidad y la calidad son abordados en otros apartados de este Anuario.

a) La disponibilidad. El abastecimiento de agua de cada persona debe ser continuo y suficiente para los usos perso-nales y domésticos. Esos usos comprenden normalmente el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica. La cantidad de agua disponible para cada persona debería corresponder a las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS). también es posible que algunos individuos y grupos nece-siten recursos de agua adicionales en razón de la salud, el clima y las condiciones de trabajo.

b) La calidad. El agua necesaria para cada uso personal o do-méstico debe ser salubre, y por lo tanto, no ha de contener microorganismos o sustancias químicas o radiactivas que puedan constituir una amenaza para la salud de las perso-nas. Además, el agua debería tener un color, un olor y un sabor aceptables para cada uso personal o doméstico.

c) La accesibilidad. El agua y las instalaciones y servicios de agua deben ser accesibles para todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte. La accesi-bilidad presenta cuatro dimensiones superpuestas:

• Accesibilidad física. El agua y las instalaciones y servicios de agua deben estar al alcance físico de todos los sectores de la población. Debe poderse acceder a un suministro de agua suficiente, salubre y aceptable en cada hogar, institución educativa o lugar de trabajo o en sus cercanías inmediatas. todos los servicios e instalaciones de agua deben ser de calidad suficiente y culturalmente adecua-dos, y deben tener en cuenta las necesidades relativas al género, el ciclo vital y la intimidad. La seguridad física no debe verse amenazada durante el acceso a los servicios e instalaciones de agua.

• Accesibilidad económica. El agua y los servicios e instalaciones de agua deben estar al alcance de todos. Los costes y cargos directos e indirectos asociados con el abastecimiento de agua deben ser asequibles y no deben comprometer ni poner en peligro el ejercicio de otros dere-chos reconocidos en el Pacto.

• No discriminación. El agua y los servicios e instalaciones de agua deben ser accesibles a todos de hecho y de dere-cho, incluso a los sectores más vulnerables y marginados de la población, sin discriminación alguna por cualquiera de los motivos prohibidos.

• Acceso a la información. La accesibilidad comprende el derecho de solicitar, recibir y difundir información sobre las cuestiones del agua.

Foto: JESúS ANtOñANzAS

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disponibiLidad y accesibiLidad aL recurso

Resulta difícil proporcionar datos precisos o aproximados del consumo de agua por habitante en los países centroamerica-nos, debido a la falta de información al respecto. La obtención de información fiable es compleja debido al gran número de operadores existentes –solo en el área rural existen decenas de

miles de juntas administradoras de agua en la región (ver Cua-dro 1)–, y a la gran variabilidad de la realidad entre sistemas de agua potable tanto en el medio urbano, como en el rural, en un mismo país o en un mismo departamento.

Por otra parte, la mayoría de los sistemas de producción y las redes de distribución carecen de adecuadas instalaciones de macromedidores, mientras que los porcentajes de micromedi-dores existentes en las conexiones a los usuarios y clientes son bastante bajos, por lo que los datos que se barajan de consu-mo son aproximados y poco fiables, igual que los porcentajes de agua no contabilizada. Así mismo, los catastros muestran bastantes deficiencias y falta de actualización.

Existe, además, una variabilidad de consumo entre la estación húmeda y seca bastante acusada. En el verano disminuyen los recursos hídricos disponibles tanto superficiales, como subterráneos aunque, al mismo tiempo, aumenta la demanda

de agua por parte de la población. Consecuentemente, el tra-tamiento de grandes volúmenes de información, con grandes vacíos de datos y datos contradictorios y aproximados, es complejo.

Si el cálculo, incluso aproximado, del consumo de agua potable de la población que disfruta de acceso a servicio de agua por conexión domiciliaria, es complejo en el ámbito nacional y regional, estimar con cierto grado de fiabilidad el consumo de agua potable de los elevados porcentajes de la población que acceden a ella mediante un nivel de acceso básico, intermedio o sin acceso, es aún más complicado.

Revista Biocenosis / Vol 20 (1-2) 2007.

Generalmente las juntas de agua operan en zonas rurales y periurbanas en todos los países de la región; el tema de la cobertu-

ra y extensión varía mucho de país en país. Por ser una figura poco estudiada no hay datos oficiales sobre el número de juntas

existentes.

Donde existe alguna información, ésta por lo general no incluye aquellos grupos que operan de hecho. Según los datos que se

pudieron recabar en los diferentes estudios podemos estimar que en la región centroamericana operan no menos de 24.000

juntas de agua o comités de acueductos rurales. Lo cierto es que las juntas que existen realmente cubren una parte muy

importante de la población rural centroamericana, que es donde se dan los índices más altos de pobreza en los países de la

región.

Según estadísticas de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), el 50% de la población de la región vive

en áreas rurales y cerca de dos tercios de la misma sobrevive con menos de $2 por día. (CCAD: 2002). Sin embargo, al igual

que en el resto de América Latina, en las últimas décadas se ha dado una fuerte tendencia hacia la concentración de la pobla-

ción en áreas urbanas y periurbanas.

Entre 1972 y el 2000 la población urbana y periurbana en Centroamérica aumentó en un 67,3% (GEO 3/UNEP, 2002). Esta

transformación que vive Centroamérica de una sociedad masivamente rural, a una sociedad crecientemente urbana es uno de

los procesos socioeconómicos más importantes en la región ya que condiciona el diseño de todas las políticas de desarrollo,

tanto en el área del crecimiento como en los temas ambientales, particularmente en lo relacionado con el aprovechamiento

sostenible de los recursos hídricos (GWP: 2003).

Ante esta realidad el papel de las juntas de aguas, tradicionalmente rurales, empieza a transformarse en los distintos países de

la región; así por ejemplo en Costa Rica han pasado a llamarse “Asociaciones Administradoras de Acueductos y Alcantarillados

comunales”.

Cuadro 1

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tal y como se refleja en el cuadro, todos los países centro-americanos muestran una considerable riqueza de recursos hídricos, a excepción de Haití y, en menor déficit, la República Dominicana y El Salvador. Los países con mayor cantidad de recursos hídricos se sitúan en la región de América Central, siendo los países situados en la región sur del istmo centro-americano los que presentan mayor existencia de recursos hídricos.

La menor cantidad de recursos hídricos en El Salvador se debe a que es el único país donde todo su territorio se encuentra en la vertiente pacífica, la cual recibe un 30% de las precipita-ciones de todo el istmo Centroamericano (la vertiente atlántica recibe un 70%).

Si se analizan los recursos hídricos por habitante, se observa que Panamá, Nicaragua y Costa Rica presentan un ratio muy elevado; Honduras y Guatemala tienen un alto recurso per cápita; El Salvador y la República Dominicana muestran valores medios-bajos al respecto (similares a España), y únicamente Haití refleja un ratio bajo. Excepto Haití, según muestran diver-sos diagnósticos sobre los recursos hídricos y su aprovecha-miento en Centroamérica, existe una disponibilidad teórica de agua suficiente para satisfacer las necesidades actuales y de los próximos cinco lustros.

De modo indicativo, para Centroamérica se utiliza un valor de consumo promedio, aproximado, de 30 metros cúbicos de agua potable consumidos mensualmente por cada conexión domiciliaria para la población abastecida por medio de redes de distribución de agua potable. Considerando familias promedio constituidas entre cinco y seis miembros, el consumo promedio mencionado corresponde a entre 167 y 200 litros por habi-tante y día. Este valor es elevado, incluso superior el consumo de agua potable promedio de algunos países desarrollados y, obviamente, muy por encima del volumen necesario para cubrir las necesidades básicas de la población. Este consumo tan

elevado se explica por las bajas tarifas y el elevado derroche de agua.

No obstante, Naciones Unidas estima que una de cada tres personas en Centroamérica carece de acceso a agua potable y más de la mitad no cuenta con servicios de saneamiento básico. Los recursos hídricos existentes son elevados, pero la falta de infraestructuras de aprovechamiento y de una gestión adecuada que tenga en cuenta todos los usos del agua desde una perspectiva holística e integral, son los principales proble-mas que enfrenta el sector (ver Tabla 1).

País Recursos existentes por

km2 y año (m3)

2004

Recursos existentes per

cápita y año (m3)

2004

Recursos hídricos utiliza-dos respecto al recurso hídrico

total (%) 2002

Utilización del recurso hídrico

para uso agrícola (%)

2002

Utilización del recurso hídrico

para uso industrial (%)

2002

Utilización del recurso hídrico

para uso doméstico* (%)

2002

Costa Rica 2.191,8 26.428 2,4 53 17 30

El Salvador 477,7 2 625 7,2 59 16 25

Guatemala 1.001,9 8.882 1,8 80 13 7

Haití 468,5 1.548 7,6 94 1 5

Honduras 856,5 13.776 0,9 80 12 8

Nicaragua 1.366,9 35.293 0,7 83 2 15

Panamá 1.907,1 46.426 0,6 28 5 67

República Dominicana

433,5 2.395 16,1 66 2 32

América Latina y Caribe

- 24.619 2,0 71 10 19

España 219,9 2.605 32,0 68 19 13

recursos HÍdricos

* Uso doméstico incluye el agua potable, el agua suministrada por las municipalidades y el agua consumida por los servicios públicos, establecimientos comerciales y hogares.Fuente: World Bank Group (2006). Monográfico 2, pág. 251, cuadro: Tipos de acceso a agua potable por países

Tabla 1

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18

Respecto a la eficiencia del uso de los recursos hídricos, los países con menores cantidades de recurso hídrico por habitan-te tienen un porcentaje de uso significativamente más elevado (República Dominicana, Haití, El Salvador), pero aun mucho inferior al que muestra España, con un recurso hídrico limitado. El resto de los países muestran una eficiencia de uso muy baja.

Pese a la teórica abundante oferta del recurso hídrico, la pobla-ción de estos países comienza a sufrir un grave problema de escasez relativa provocada principalmente por los siguientes factores:

1. Concentración temporal de la precipitación en la estación húmeda.

2. Aumento y concentración geográfica de la demanda hídrica.

3. Falta de sostenibilidad ambiental.

4. Alta vulnerabilidad de los servicios de agua potable y sanea-miento.

5. Baja eficiencia del uso de los recursos hídricos.

tres países de los ocho analizados sobresalen en referencia a la población total con acceso a agua suministrada por fuentes de agua mejoradas (ver Cuadro 2). Estas tres naciones presentan una cobertura nacional superior al promedio de América Latina y El Caribe (promedio de 91%): Costa Rica (97%), República Dominicana (95%) y Guatemala (95%). Entre estos tres países, Costa Rica destaca sobre la República Dominicana y Guate-mala debido a que la distribución de agua es de mayor calidad, pues el porcentaje de abastecimiento por conexiones domicilia-rias es más elevado (92%, 80% y 76%, respectivamente).

Según definición del Programa de Monitoreo Conjunto para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Joint Monitoring

Programme for Water Supply and Sanitation) de la OMS-UNICEF, el acceso al agua potable se mide por el porcentaje de la

población que utiliza fuentes de suministro de agua potable mejoradas, siempre que el abastecimiento sea como mínimo de 20

litros por persona y día y proveniente de una fuente de agua ubicada a menos de 1.000 metros de la vivienda con un tiempo de

recolección total inferior a 30 minutos. Las tecnologías de agua potable mejoradas son aquellas que permiten disponer de agua

potable con mayor probabilidad que las tecnologías no mejoradas.

FUENTES DE SUMINISTRO DE AGUA POTABLE MEJORADAS

• Conexión domiciliaria por tubería.

• Fuente de agua pública por tubería.

• Pozo perforado.

• Pozo excavado cubierto (protegido).

• Fuente o naciente protegida.

• Recolección de agua de lluvia.

FUENTES DE SUMINISTRO DE AGUA POTABLE NO MEJORADAS

• Pozo excavado no cubierto o protegido.

• Fuente o naciente no protegida.

• Ríos o estanques (aguas superficiales).

• Agua suministrada por vendedores.

• Agua embotellada (El agua embotellada no se considera mejorada debido a las limitaciones en el suministro del

agua, no en su calidad).

• Agua de camión cisterna.

• Cualquier instalación que debido a su accesibilidad suponga un riesgo a la seguridad física de las personas.

Cuadro 2

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19

Por otra parte, Panamá con 90%, Honduras con un 87% y El Salvador con un 84% presentan coberturas nacionales inferiores al promedio de América Latina y El Caribe (promedio de 91%) pero superiores a la media del Istmo Centroamericano (media de 83%) en referencia al porcentaje total de suministro proveniente de fuentes de agua mejoradas. Nicaragua (79%) muestra una cobertura nacional inferior a la media de América Central.

Destaca singularmente la baja cobertura nacional de Haití respecto a los demás países. La cobertura del país caribeño apenas supera a la mitad de la población (54%), muy por deba-jo del promedio del Caribe Latino (81%) de acceso a fuentes de agua mejoradas. En lo que se refiere al porcentaje de población suministrada por medio de conexiones domiciliarias, únicamen-te alcanza el 11% de los habitantes.

Respecto a las conexiones domiciliarias (ver Gráfico 1), Costa Rica (92%) y Panamá (86%) sobresalen por encima de los demás países y además exhiben una baja diferencia porcentual entre el acceso total y el acceso por conexiones domiciliarias (5 y 4 puntos porcentuales respectivamente).

La República Dominicana y Guatemala, a pesar de que su porcentaje de acceso a fuentes de agua mejoradas es sensible-mente superior al de Panamá, se encuentran en tercera y cuar-ta posición en porcentaje de conexiones domiciliarias, con un 80% y 76% respectivamente. Por su parte, Honduras muestra una significativa proporción de conexiones domiciliarias (75%), más si se tiene en cuenta que la diferencia porcentual entre el acceso a agua y el acceso por conexiones totales es de 12 puntos, siendo el tercer país que muestra un menor valor de divergencia entre ambos accesos. Las conexiones domiciliarias no alcanzan a las dos terceras partes de los habitantes de El Salvador (64%) y de Nicaragua (60%).

Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

Gráfico 1

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tipos de acceso a agua potabLe por paÍses

costa ricaTipo de acceso Cobertura total (%) Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Tubería dentro de la vivienda 92,6 96,6 86,4

Tubería fuera de la vivienda 3,9 2,8 5,5

Tubería fuera del lote o edificio 0,6 0,2 1,0

Pozo 5,5 1,1 12,2

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda (2000) Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 a).

eL saLvador

Tipo de acceso Cobertura total (%) Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Conexión domiciliar por tubería 63,4 83,0 37,8

Conexión domiciliar por tubería del vecino 7,2 6,5 8,0

Fuente de agua pública por tubería 6,0 4,4 8,0

Pozo privado 10,9 3,7 20,3

Pozo público 3,0 0,5 6,3

Aguas superficiales 6,2 0,4 13,8

Otros 3,3 1,5 5,8

Fuente: Encuesta Nacional de Salud Familiar, FESAL (2003) Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 a).

guatemaLa

Tipo de acceso Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Conexión domiciliar por tubería 93,5 68,1

Fuente de agua pública por tubería 2,5 3,2

Pozo perforado protegido u ojo de agua protegido 2,3 13,3

Pozo excavado protegido o naciente de agua protegida 0,5 4,8

Agua de lluvia 0,1 0,4

Pozo excavado no protegido o naciente de agua no protegidas 0,4 3,9

Agua superficiales 0,2 6,1

Compra de agua 0,5 0,2

Fuente: Encuesta de Salud Mundial, OMS (2003) Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 a).

Tabla 2

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21

HaitÍ

Tipo de acceso Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Tubo (grifo) en la casa o patio 22,4 3,8

Pozo en el patio 1,4 3,0

Pozo público protegido 2,9 3,3

Naciente de agua protegida 0,7 10,2

Agua de lluvia 0,3 2,2

Tubo (grifo) del vecino + fuente pública por tubería + compra de agua de tubo (grifo)

60,1 32,2

Pozo abierto en el patio 1,4 0,9

Pozo abierto público 3,8 4,5

Naciente de agua no protegida 1,4 31,0

Agua superficiales 0,8 8,8

Vendedor de agua + camión cisterna + agua embotellada 5,8 0,1

Fuente: Encuesta de Salud Mundial, OMS (2003) Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 a).

Honduras

Tipo de acceso Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Conexión domiciliar por tubería dentro la vivienda 42,1 11,8

Conexión domiciliar por tubería en el patio 46,8 48,7

Conexión a menos de 100 metros 2,1 2,0

Conexión a más de 100 metros 1,2 1,5

Naciente de agua 0,8 19,8

Otros 7 15,2

Fuente: Encuesta Nacional de Salud Masculina, 2001 Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 d).

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22

panamá

Tipo de acceso Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Tubería de sistema público dentro la vivienda 71,8 11,9

Tubería de sistema público en el patio 21,3 10,3

Tubería de sistema público fuera de la propiedad 2,2 0,1

Tubería de sistema comunitario dentro la vivienda 1,6 13,0

Tubería de sistema comunitario en el patio 1,2 36,2

Tubería de sistema comunitario fuera de la propiedad 0,3 2,2

Pozo privado 0,4 6,7

Pozo público 0,0 1,2

Llave pública 0,5 1,4

Agua superficiales 0,0 12,6

Otros 0,7 4,4

Fuente: Desigualdades en el acceso, uso y gasto con el agua potable en América Latina y el Caribe, Panamá, PAHO, Feb 2001, basa-do en LSMS 1997 Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 f ).

nicaragua

Tipo de acceso Cobertura urbana a

(%)

Cobertura rural a

(%)

Cobertura urbana b

(%)

Cobertura rural b

(%)

Cobertura urbana

promedio a y b (%)

Cobertura rural

promedio a y b (%)

Conexión domiciliar por tubería dentro la vivienda 46,9 7,7 36,3 3,9 41,6 5,8

Conexión domiciliar por tubería en el patio 40,2 19,9 44,8 19,2 42,5 19,6

Fuente pública 1,0 6,3 1,7 7,1 1,4 6,7

Pozo público o privado 6,6 34,9 10,0 34,0 8,3 34,5

Aguas superficiales 0,5 30,0 0,8 28,8 0,7 29,4

Otros 4,8 1,8 6,4 7,6 5,5 4,0

Fuentes: a) Encuesta Demográfica y de Salud, Nicaragua 2001; b) Encuesta del estudio de la medición de los estándares de vida, 2001 Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 e).

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repúbLica dominicana

Fuente de agua para beber Cobertura total (%) Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Tubería dentro de la vivienda 9,1 10,6 6,2

Tubería fuera de la vivienda 19,3 16,4 24,7

Pozo 2,5 0,5 6,2

Río, arroyo, manantial 2,8 0,4 7,3

Lluvia, tanque, aljibe 9,0 3,7 18,8

Camión, tanque 2,0 1,5 2,8

Agua embotellada 55,0 66,8 33,5

Otros 0,2 1,2 0,2

No sabe/sin información 0,1 0,0 0,1

Fuente: Encuesta Demográfica y de Salud, ENDESA (2002) Fuente: Comisión Presidencial Objetivos del Milenio – El Desarrollo Sostenible y Sistema de las Naciones Unidas República Dominicana (2004).

Fuente de agua para otros usos Cobertura total (%) Cobertura urbana (%) Cobertura rural (%)

Tubería dentro de la vivienda 37,4 46,4 21,0

Tubería fuera de la vivienda 43,7 44,3 42,8

Pozo 6,3 3,0 12,3

Río, arroyo, manantial 4,7 0,5 12,4

Lluvia, tanque, aljibe 2,4 1,0 4,8

Camión, tanque 4,8 4,3 5,9

Otros 0,4 0,3 0,6

No sabe/sin información 0,2 0,3 0,2

En cuanto a la accesibilidad física a los sistemas de agua potable, cabe destacar las diferencias existentes entre países y entre los ámbitos geográficos urbano y rural. En primer lugar, el acceso al agua potable en los ámbitos urbanos y rurales no es equitativo, pues una persona que resida en un entorno urbano tiene considerable mayor facilidad en el disfrute de un ade-cuado servicio de agua potable respecto a un ciudadano que resida en las áreas rurales.

La cobertura del acceso al agua potable en toda la región es considerablemente mayor en las áreas urbanas que en las rurales, más aún si se analiza la cobertura del acceso al agua potable mediante conexiones domiciliarias.

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ineQuidad

Las diferencias en el acceso al agua potable no se deben ex-clusivamente a diferencias en ingresos o gastos de las familias. En todos los países analizados, las áreas rurales tienen menos proporción de personas que cuentan con servicios con co-nexión domiciliaria (ver Tablas 3 y 4). Incluso haciendo el estu-dio en grupos de hogares de similares niveles de ingresos. Las diferencias en el acceso y uso de los servicios de agua potable entre áreas urbanas y rurales son tales, que ni siquiera en los deciles de hogares rurales de mayores ingresos la proporción de familias con conexión domiciliaria alcanza a la de los deciles más pobres del ámbito urbano.

En parte, estas diferencias podrían explicarse por la baja densi-dad poblacional de las zonas rurales que no permiten afron-tar costes fijos propios de la inversión en sistemas de redes públicas, en la menor capacidad de estas zonas en captar la atención de las autoridades y los fondos de inversión pública, o en que las limitaciones de recursos financieros para proyectos públicos ha primado la ejecución de proyectos en el ámbito urbano, donde el ratio coste/beneficio es superior.

Por otra parte, es frecuente encontrar un mayor gasto en agua en las áreas urbanas que en las zonas rurales, aún cuando se comparan familias de similar situación económica. Este hecho puede estar asociado a diferencias en las tarifas pagadas, lo que a su vez puede reflejar diferencias en los tipos de acceso entre zonas.

Este hecho puede estar asociado a diferencias en las tarifas pagadas, lo que a su vez puede reflejar diferencias en los tipos de acceso entre zonas. Por otra parte, la equidad en el acceso a agua potable muestra variaciones en el entorno urbano de un mismo país, ya que la cobertura del agua potable alcanza mejores resultados en las ciudades de mayor población, en parte debido a la centralización de la toma de decisiones para la implementación de proyectos de agua potable. Por ejemplo, en Honduras, las principales ciudades presentan una cobertura de agua potable promedio de 89,4%, las ciudades entre diez

y cien mil habitantes una cobertura promedio de 82,6% y esta cobertura disminuye a 76,3% para el caso de las ciudades de menor tamaño (de dos a diez mil habitantes).

En los asentamientos humanos espontáneos que suceden en zonas marginales de las principales ciudades debido a que acogen a población emigrante procedente del medio rural, los servicios de agua potable son muy precarios cuando existen-tes.

Del mismo modo, la falta de equidad en el suministro de agua es mayor en las áreas rurales, donde a las comunidades que no tienen distribución de agua en el interior de las viviendas o en los patios, se les abastece con un nivel de acceso básico al agua. En este contexto, las mujeres y las niñas cargan con la desproporcionada responsabilidad de caminar, a veces largas distancias, para acarrear agua para el consumo familiar.

Esta responsabilidad repercute en las mujeres y niñas que dis-ponen de menor tiempo para otro tipo de actividades, inclusive para la educación. La falta de agua potable en el hogar reper-cute más negativamente en las poblaciones con necesidad de mayores volúmenes de agua para la higiene, como pueden ser enfermos, y las mujeres y adolescentes durante la menstrua-ción.

también las poblaciones indígenas disfrutan de menor acceso al servicio de agua potable que otros sectores de la población. Los indígenas de la Región se encuentran entre los secto-res más vulnerables de la población y con mayores índices de pobreza. Un estudio realizado en Panamá muestra que mientras la población rural no indígena tiene una cobertura de casi 95% respecto al acceso a agua potable (siendo el 80% de esta población abastecida a través de conexión domiciliaria), la población indígena rural tiene una cobertura de acceso al agua potable que no alcanza el 50% y el porcentaje de la población indígena rural aprovisionada por medio de conexiones domici-liarias no alcanza el 40%.

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pobLación con acceso sostenibLe a fuentes de abastecimiento de agua mejoradas*, por área urbana y ruraL

Población urbana 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 100 100 100 100

El Salvador 87 89 92 94

Guatemala 89 93 96 99

Haití 60 57 54 52

Honduras 92 93 94 59

Nicaragua 91 91 90 90

Panamá 99 99 99 99

República Dominicana 98 97 97 97

Total Istmo Centroamericano — — — 94

Total Caribe Latino — — — 88

Total América Latina y el Caribe 93 — — 96

Población total 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 96 97 97

El Salvador 67 73 80 84

Guatemala 79 85 91 95

Haití 47 51 54 54

Honduras 84 85 87 87

Nicaragua 70 74 76 79

Panamá 90 90 90 90

República Dominicana 84 87 92 95

Total Istmo Centroamericano — — — 83

Total Caribe Latino — — — 81

Total América Latina y el Caribe 83 — — 91

Población rural 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 92 92 92

El Salvador 48 55 63 70

Guatemala 72 79 86 92

Haití 42 48 54 56

Honduras 79 80 81 81

Nicaragua 46 53 59 63

Panamá 79 79 79 79

República Dominicana 66 75 84 91

Total Istmo Centroamericano — — — 70

Total Caribe Latino — — — 71

Total América Latina y el Caribe 60 — — 73

* Fuentes de abastecimiento de agua mejoradas y no mejoradas.Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

Porcentaje de la Población

Tabla 3

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pobLación con acceso sostenibLe a fuentes de abastecimiento de agua por medio de conexiones domiciLiarias, por área urbana y ruraL

Población urbana 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 99 99 99 99

El Salvador 74 76 79 81

Guatemala 70 77 84 89

Haití 27 26 24 24

Honduras 82 86 89 91

Nicaragua 85 84 84 84

Panamá 96 96 96 96

República Dominicana 85 87 90 92

Población total 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 91 92 92

El Salvador 45 52 59 64

Guatemala 49 59 69 76

Haití 9 10 10 11

Honduras 58 65 72 75

Nicaragua 53 55 58 60

Panamá 85 85 86 86

República Dominicana 63 68 75 80

Población rural 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 81 81 81

El Salvador 16 24 32 38

Guatemala 34 45 56 65

Haití 2 3 3 3

Honduras 42 50 58 62

Nicaragua 16 20 24 27

Panamá 72 72 72 72

República Dominicana 35 44 54 62

Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

Porcentaje de la PoblaciónTabla 4

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dimensiones deL concepto

En Centroamérica, alrededor del 30% de la población, espe-cialmente en las zonas rurales, no dispone de servicios de saneamiento básico adecuados y el 95% de las aguas negras se descarga a los ríos y otros cuerpos de agua sin recibir trata-miento alguno, según datos del 2007 (ver Cuadro 3).

Respecto a las aguas utilizadas en procesos industriales y agroindustriales, solo entre un 5% y un 10% es tratada antes de ser vertida. En cuanto a la gestión de los residuos sólidos, en la mayoría de las ocasiones se manejan y se disponen inadecuadamente, favoreciendo la contaminación de las aguas subterráneas. Por otra parte, el uso y manejo de agroquímicos, unido al manejo de los riegos, no son los más adecuados, y contribuyen a la contaminación hídrica.

Por otro lado, la disminución de las fuentes de agua y de los caudales de los ríos, produce mayores concentraciones de contaminantes pues el efecto de dilución es inferior al disponer-se de menores volúmenes hídricos. De igual forma, las aguas subterráneas están bajo presión por el impacto causado por el vertimiento de contaminantes químicos y orgánicos en áreas de recarga, y por la intrusión salina cerca de la costa.

Debido a que la mayoría de la población se abastece de aguas superficiales y que el vertimiento de aguas residuales sin trata-miento alguno a los cauces de los ríos es norma generalizada, esta situación provoca serios problemas de contaminación que afectan a otras poblaciones ubicadas cuenca abajo.

La disponibilidad del recurso agua está llegando a niveles preocupantes en algunas regiones, ya sea por la cantidad del mismo y/o por la contaminación de los cuerpos de agua. Este es el caso de El Salvador que muestra la disponibilidad del recurso agua per cápita, más baja de todos los países centro-americanos, lo que puede crear serios problemas de escasez marginal de agua, agravado en los años de sequía y el deterioro de los cauces naturales por inundaciones y avalanchas. A esto se suma la contaminación de los cuerpos de agua superficiales que se estima alrededor del 90% en el país por causas de verti-dos domésticos, industriales, agroindustriales y hospitalarios.

Informe Programa de Monitoreo Conjunto UNICEF-OMS de agua y saneamiento. (2007)

Según un informe difundido por el Programa Conjunto OMS/UNICEF de Monitoreo del Abastecimiento de Agua y del Sanea-

miento en 2007, más de 2.500 millones de habitantes del mundo carecen de acceso al saneamiento mejorado y casi 1.200

millones defecan al aire libre.

Por otra parte, el número de personas que practicaban la defecación al aire libre en todo el mundo en 2006 había disminuido al

18%. Como referencia, en 1990 esa tasa había sido del 24%. El informe pone de relieve, por otra parte, las desigualdades que

existen en los propios países, especialmente entre la población rural y la urbana. En todo el mundo hay unos 746 millones de

pobladores rurales que carecen de acceso a las fuentes mejoradas de agua, lo que representa cuatro veces más que los 137

millones de habitantes urbanos que sufren similar carencia.

El saneamiento ambiental deficiente amenaza la supervivencia de los niños y niñas debido a que la contaminación del medio

ambiente con materia fecal se relaciona directamente con las enfermedades diarreicas, que constituyen una de las principales

causas de mortalidad de los niños menores de cinco años. Cuando parte de la población –aunque se trate de un sector minori-

tario– practica la defecación al aire libre, resulta muy difícil mantener un medio ambiente limpio y sano.

Sin embargo, en todo el mundo ha aumentado el número de personas que utilizan instalaciones sanitarias mejoradas, que son

aquellas que garantizan la eliminación de los excrementos humanos de manera tal que no contaminen los alimentos ni las fuen-

tes de agua y que, por eso mismo, nos sean causa de enfermedades.

Pese a que la defecación al aire libre es una práctica cada vez más infrecuente en todo el mundo, aún la realizan 1.200 millones

de personas, que representan un 18% de la población mundial.

Cuadro 3

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30

disponibiLidad y accesibiLidad aL servicio

En el ámbito del saneamiento, los países con mejores frutos en el avance de la cobertura nacional de instalaciones de sanea-miento mejoradas son Guatemala,Honduras y la República Dominicana, que han experimentado una notable variación porcentual de dicha cobertura entre 1990 y 2004, del 48,3%, 38,0% y 34,6% respectivamente, con incre-mentos porcentuales de 30, 29 y 26 puntos respectivamente.

En el caso de Haití y El Salvador, el avance en la cobertura nacional de instalaciones de saneamiento mejoradas ha sido significativo, con una variación porcentual del 25,0% y 21,6% respectivamente entre 1990 y 2004, lo que significa seis puntos porcentuales de mejora entre 1990 y 2004 para el caso de Haití y 11 puntos para el caso de El Salvador.

Por el contrario, la variación porcentual experimentada por Ni-caragua entre 1990 y 2004 ha sido leve, tan solo del 4,4%, sin duda influenciada por la regresión de la cobertura de instalacio-nes de saneamiento mejoradas sufrida en el ámbito urbano.

En los casos de Costa Rica y Panamá no se han manifestado variaciones en la cobertura nacional de instalaciones de sanea-miento mejoradas entre 1990 y 2004, a pesar que Panamá ha obtenido una mejora del 2,8%.

El avance experimentado en la cobertura de instalaciones de saneamiento mejoradas se debe principalmente a los avances obtenidos en el medio rural: Guatemala, Honduras, la República Dominicana y Nicaragua muestran avances de la cobertura en el ámbito rural del 74,5%, 74,2%, 69,8% y 41,7% respectiva-mente, mientras que la mejora lograda por El Salvador es más moderada, del 18,2%.

Haití es la excepción pues, a pesar que presenta una importan-te mejora en la cobertura rural de instalaciones de saneamiento mejoradas entre 1990 y 2004 del 64,3%, los resultados más positivos los muestra en el medio urbano donde la mejora es del 128,0%, con un avance de 32 puntos porcentuales al pasar su cobertura del 25% en 1990 al 52% en 2004.

Otros países con significativos logros en el ámbito urbano son la República Dominicana y Guatemala, que presentan una va-riación porcentual del 35,0% y 23,3% respectivamente respec-to a la cobertura de instalaciones de saneamiento mejoradas entre 1990 y 2004 en sus ciudades. Las variaciones porcen-tuales en el mismo periodo de Honduras y El Salvador son más moderadas, del 13,0% y del 10,0% respectivamente.

Gráfico 2

Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

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Por el contrario, dicha cobertura ha disminuido en las ciudades de Nicaragua entre 1990 y 2004, pues ha pasado del 64,0% al 56,0%, lo que supone una variación porcentual negativa del 12,5%.

tres países destacan respecto a la población total con acceso a servicios de saneamiento por medio de instalaciones mejo-radas. Para 2004 presentan una cobertura nacional superior al promedio de América Latina y El Caribe (promedio de 77%): Costa Rica (97%), Guatemala (86%) y la República Dominicana (78%) (ver Gráfico 2).

En cuanto al tipo de cobertura de saneamiento (ver Cuadro 4), la cobertura del acceso a saneamiento por medio de instalacio-nes mejoradas de Panamá, Honduras y El Salvador es inferior al promedio de América Latina y El Caribe (promedio de 77%) pero superior o igual a la media del Istmo Centroamericano (media de 62%), siendo la cobertura respectiva de los men-cionados países de 73%, 69% y 62%. Nicaragua exhibe una cobertura nacional notoriamente inferior a la media de América Central, pues menos de la mitad de sus habitantes (47%) dis-frutan de instalaciones de saneamiento mejoradas

La cobertura por alcantarillado sanitario es notablemente menor en todos los países. La República Dominicana es la única nación donde este acceso de saneamiento abarca a la mitad de la población. A continuación le siguen Guatemala (41%), El Salvador (39%), Honduras (36%), Panamá (34%) y Costa Rica (30%). El bajo porcentaje de Costa Rica se debe a que el país apostó en el pasado por la construcción de tanques sépticos como solución para el problema del saneamiento urbano.

La tendencia actual es remplazar los tanques sépticos por redes de alcantarillado sanitario, ya que la primera opción pre-senta serios problemas medioambientales por contaminación de las aguas subterráneas por fugas y derramamientos de los tanques. Además, esta opción resulta cara para los usuarios. En el caso de Nicaragua la cobertura es muy baja, pues solo el 13% de sus habitantes disfrutan de instalaciones de alcantari-llado. Por otra parte, esta cobertura es inexistente en Haití (ver Tabla 5).

Cuadro 4

Según definición del Programa de Monitoreo Conjunto para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento (Joint Monitoring

Programme for Water Supply and Sanitation) de la OMS-UNICEF, el acceso a saneamiento básico se mide por el porcentaje

de la población que utiliza instalaciones de saneamiento mejoradas. Por instalaciones de saneamiento mejoradas se entiende

aquellas que pueden garantizar con más probabilidad una privacidad y un uso higiénico adecuados.

INSTALACIONES DE SANEAMIENTO NO MEJORADAS

• Cualquier tipo de letrina de uso público o compartido.

• Letrina de cierre hidráulico sin conexión al alcantarillado, tanque séptico o fosa simple.

• Letrina de fosa simple abierta o sin tapa.

• Letrina de cubo.

• Cielo abierto (cualquier medio).

• Cualquier instalación que debido a su accesibilidad suponga un riesgo a la seguridad física de las personas.

INSTALACIONES DE SANEAMIENTO MEJORADAS

• Conexión al alcantarillado.

• Conexión a un sistema séptico.

• Letrina de sifón o de cierre hidráulico.

• Letrina de fosa simple con tapa.

• Letrina de fosa simple mejorada con ventilación y con tapa.

• Letrina abonera con tapa.

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pobLación con acceso a servicios de saneamiento mejorados*,por área urbana y ruraL

Población total 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 92 92 92

El Salvador 51 56 61 62

Guatemala 58 68 78 86

Haití 24 25 28 30

Honduras 50 57 65 69

Nicaragua 45 45 46 47

Panamá 71 72 72 73

República Dominicana 52 62 71 78

Total Istmo Centroamericano — — — 62

Total Caribe Latino — — — 70

Total América Latina y el Caribe 68 — — 77

Población urbana 1990 1995 2000 2004

Costa Rica — 89 89 89

El Salvador 70 73 77 77

Guatemala 73 79 85 90

Haití 25 35 51 57

Honduras 77 81 85 87

Nicaragua 64 60 57 56

Panamá 89 89 89 89

República Dominicana 60 68 75 81

Total Istmo Centroamericano — — — 79

Total Caribe Latino — — — 85

Total América Latina y el Caribe 81 — — 86

Población rural 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 97 97 97 97

El Salvador 33 36 39 39

Guatemala 47 59 72 82

Haití 23 20 16 14

Honduras 31 40 49 54

Nicaragua 24 28 32 34

Panamá 51 51 51 51

República Dominicana 43 54 65 73

Total Istmo Centroamericano — — — 40

Total Caribe Latino — — — 50

Total América Latina y el Caribe 36 — — 49

* Servicios de saneamiento mejorados y no mejorados: Ver apartado 1: “Conceptos: agua potable, saneamiento, acceso a agua pota-ble y acceso a saneamiento”.Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

Tabla 5

Porcentaje de la Población

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pobLación con acceso a saneamiento por medio de servicio de aLcantariLLado, por área urbana y ruraL

Población total 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 24 26 29 30

El Salvador 26 32 38 39

Guatemala 24 30 36 41

Haití 0 0 0 0

Honduras 22 27 33 36

Nicaragua 19 16 14 13

Panamá 32 32 33 34

República Dominicana 28 35 43 50

Población urbana 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 43 46 48 48

El Salvador 52 57 63 63

Guatemala 51 57 63 68

Haití 0 0 0 0

Honduras 48 55 62 66

Nicaragua 34 29 25 22

Panamá 58 58 58 58

República Dominicana 47 53 60 65

Población rural 1990 1995 2000 2004

Costa Rica 1 1 1 1

El Salvador 1 2 2 2

Guatemala 6 10 14 17

Haití 0 0 0 0

Honduras 4 7 10 11

Nicaragua 1 1 0 0

Panamá 1 1 1 1

República Dominicana 5 12 20 27

Fuente: WHO/UNICEF Joint Monitoring Programme for Water Supply and Sanitation (2006 g).

Porcentaje de la Población

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ineQuidad

también en el ámbito del saneamiento, son remarcables las di-ferencias entre los ámbitos urbano y rural. En todos los países la población urbana que disfruta de instalaciones de sanea-miento mejoradas es mayor que la rural, a excepción de Haití y Guatemala que han manifestado comportamientos singulares.

En el caso de Haití, las estadísticas de 1990 y 1995 muestran mayor población rural que urbana con acceso a dichas insta-laciones, pero en los años 2000 y 2004 la situación cambia y el acceso urbano es superior al rural. Esto se debe a que, mien-tras que la población urbana de Haití con acceso ha aumenta-do durante todo el período, la población rural con acceso se ha comportado opuestamente, produciéndose una disminución de la población en todo el periodo.

El caso de Guatemala es distinto, ya que el aumento se ha producido en ambas poblaciones urbana y rural con acceso a instalaciones de saneamiento en todo el periodo de 1990 a 2004, siendo el ritmo de crecimiento de la población rural superior, lo que ha significado que las estadísticas de los años 2000 y 2004 muestran una población rural con dicho acceso superior a la urbana, mientras que en 1990 y 1995 era mayor la población urbana con este acceso.

En todos los países existe un crecimiento de la población ur-bana que disfruta de instalaciones de saneamiento mejoradas, especialmente notorio en los casos de Guatemala y República Dominicana, en término medio en El Salvador, Haití y Honduras, mientras que es más leve en Costa Rica, Panamá y Nicaragua.

Por el contrario, en el ámbito rural solo Guatemala, la República Dominicana y Honduras exhiben un notorio crecimiento de la población rural con acceso. En Costa Rica, El Salvador, Nicara-gua y Panamá el crecimiento de la población rural que goza de este tipo de acceso ha sido muy bajo, prácticamente insignifi-cante, mientras que en Haití ha sido claramente negativo.

En Nicaragua el crecimiento tanto de la población urbana, como rural que disfrutan de acceso a instalaciones de sanea-miento mejoradas es similar y al mismo ritmo. El diferencial de población entre las poblaciones urbana y rural con acceso se ha mantenido alrededor de un millón de habitantes a favor del urbano en todo el periodo de 1990 a 2004. En el caso de Honduras, el crecimiento ha sido también bastante equilibrado, pues la diferencia entre la población urbana y rural con acceso a saneamiento básico ha pasado de 0.6 millones en 1990 a casi 0,8 millones en 2004, siempre a favor del urbano.

Letrina en una comunidad rural (Guatemala). Foto: WALtER RAMÍREz

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Wpi: concepto e indicadores

El Índice de Pobreza de Agua (WPI) se estableció en el año 2003 con el objetivo de comparar grados de desarrollo del sector hídrico entre países, mediante la medición de varios aspectos de la relación entre agua, sociedad y medioambiente, no sólo utilizando la cantidad disponible del recurso. En otras palabras, permite medir la disponibilidad y el acceso al agua ajustándolos a factores socioeconómicos y medioambientales como, por ejemplo, las posibilidades de acceso a la misma, capacidad para manejar aspectos sociales (cómo lograr y ma-nejar recursos para agua, educación y salud), uso del recurso e impacto ambiental presente en el país.

El Índice de Pobreza de Agua, en el que se analizan cerca de 150 países, trata de relacionar el bienestar en los hogares con el acceso al agua, y a la vez indicar el grado en el que la escasez de agua causa un impacto en la población. Además de comparaciones entre países, podría utilizarse para comparar regiones o comunidades, teniendo en cuenta factores sociales, económicos y ambientales asociados a la escasez de agua1.

Lo importante no es la cantidad de agua de la que disponga un país, sino la eficiencia en el uso que hace de este recurso, la efectividad para manejarlo de forma que se maximice el desa-rrollo de la sociedad y minimice, al mismo tiempo, los impactos ambientales negativos, especialmente en lo que se refiere a la calidad de los recursos hídricos y su sostenibilidad.

Un país que centre sus políticas y estrategias en el acceso a agua mediante construcción de infraestructura e instalaciones hídricas, y se descuide en potenciar sus capacidades de mane-jo hídrico, en promover el uso eficiente del agua y proteger sus recursos naturales y medioambiente, acabará encontrándose en una situación de disminución de sus recursos hídricos en cantidad y calidad, lo que repercutirá en un menor acceso al agua y un mayor coste de la misma2.

Los indicadores utilizados para el cálculo del Índice de Pobreza del Agua son:

1. Recurso hídrico: Es un indicador de disponibilidad física, mide el volumen de agua disponible per cápita, en superficie y subterránea. Este indicador tiene dos componentes:

a) recursos hídricos internos; y b) entradas de recursos hídricos externos.

Conceptualmente, también debería incluir la variabilidad del recurso, pero no fue incluido por no disponerse de estadísti-cas al respecto a escala nacional. La calidad del agua no es considerada aquí pues se tiene en cuenta en el último de los cinco indicadores.

1 LAWRENCE, PEtER y otros (2003), the Water Poverty Index: An International Comparison, Keele Economics Research Papers 2002/19, Department of Economics, Keele University, Keele.

http://www.keele.ac.uk/depts/ec/wpapers/kerp0219.pdf2 SULLIVAN, C.A. y otros (2003), the Water Poverty Index: Development and

Application at the Community Scale, Natural Resources Forum 27 (2003), 189 – 199. United Nations.

http://www.ceh.ac.uk/sections/ph/ documents/narf_054.pdf

2. Acceso: Este indicador tiene tres componentes:

a) porcentaje de población con acceso a agua potable segu-ra;

b) porcentaje de población con acceso a saneamiento; c) relación entre la superficie de tierras de regadío, como un

componente de la superficie arable total, con los recursos hídricos internos del país.

Este indicador intenta tener en consideración las necesida-des básicas respecto el agua potable y saneamiento para poblaciones relativamente pobre de países de marcado ca-rácter rural, reconociendo que la disponibilidad de agua para cultivos es tan importante como el consumo y uso doméstico del agua.

La accesibilidad económica es considerada en el siguiente indicador.

3. Capacidades de manejo: Este indicador intenta tener en cuenta variables socioeconómicas (salud, educación y nivel de ingresos) que pueden influenciar en la efectividad del ma-nejo hídrico para permitir el acceso al agua o que bien son un reflejo del acceso al agua y su calidad. Este indicador tiene cuatro componentes:

a) Producto interior bruto per cápita, esto es el ingreso medio por habitante ajustado al poder adquisitivo de la moneda;

b) tasa de mortalidad para menores de cinco años por cada 1.000 nacimientos vivos, que es un indicador de salud relacionado al acceso al agua potable;

c) Índice de Educación del PNUD; d) el coeficiente de Gini, para la medición de la desigualdad

en los ingresos en un país.

4. Uso del agua: Este indicador tiene tres componentes:

a) volumen de agua para uso doméstico del agua por habi-tante y año, considerando 50 litros por persona y día como una meta razonable para los países en desarrollo;

b) volumen de agua para uso industrial del agua por habi-tante y año, donde el producto interior bruto del sector industrial es dividido por la proporción de agua utilizada por el sector como medida de la eficiencia del uso industrial del agua;

c) volumen de agua para uso agrario del agua por habitante y año, calculado con la misma metodología que el anterior.

5. Aspectos medioambientales: Se pretende considerar indicadores que reflejen el manejo y suministro de agua con el medioambiente. Para ello se utilizan indicadores incluidos en el Índice de Sostenibilidad Medioambiental (ESI) divididos en cinco componentes:

a) indicador de calidad de agua (concentración de oxígeno disuelto, concentración de fósforo, sólidos suspendidos y conductividad eléctrica);

b) indicador de contaminación del agua basado en uso de fertilizantes por hectárea de tierra arable, uso de pesticidas

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por hectárea de superficie de cultivo, concentración de contaminantes orgánicos de origen industrial en el agua dulce disponible y porcentaje de la superficie del país bajo contaminación severa del agua;

c) indicador de capacidades legislativas y de manejo, el cual incluye el grado de regulación medioambiental, el grado de innovación ambiental reguladora, el porcentaje de áreas naturales, y el número de directrices sectoriales de las evaluaciones de impacto ambiental;

d) índice de capacidad informativa basada en las medidas de disponibilidad de información de desarrollo sostenible en el ámbito nacional, estrategias ambientales y proyectos de acción, y el porcentaje de variables ESI no existentes en la estadísticas nacionales públicas;

e) índice de biodiversidad basado en el porcentaje de espe-cies de mamíferos y aves amenazadas.

En cada indicador se graduaron las características de cada país en una escala de uno a veinte, y la suma total corresponde a un máximo posible de cien puntos, que indicaría el país que está en óptima situación con respecto al agua. Así se compararon 147 países y los resultados fueron publicados en el año 2002 por el departamento de Economía de la Universidad de Keele, en el Reino Unido. La máxima puntuación la obtuvo Finlandia (78,0) y la mínima Haití (35,1). En base a estas dos puntuacio-nes, se establecieron categorías de Pobreza de Agua: severa (35 – 47,9), alta (48 – 55,9), media (58 – 61,9), medio-baja (62 – 67,9) y baja (68 -78).

Una ventaja del Índice de Pobreza del Agua es que para el cálculo de cada uno de los componentes que forman los indicadores, se utilizaron datos de fuentes ya existentes y que se generan periódicamente. Las distintas estadísticas e índices utilizados para el cálculo del Índice de Pobreza del Agua corres-ponden a los años 2000 y 2001.

Según el estudio publicado por los creadores del Índice de Po-breza del Agua (WPI), el WPI muestra una relativa alta correla-ción con dos de sus componentes, el acceso y la capacidad de manejo, con factores de correlación del 0,85 y 0,77, respecti-vamente. Asimismo, el factor de correlación es relativamente alto (0,81) entre el WPI y el Índice de Desarrollo Humano (HDI). El HDI muestra una elevada correlación (0,94) con la capacidad de manejo y una correlación relativamente alta (0,87) con el acceso. La correlación entre estos dos componentes del Índice de Pobreza de Agua es de un factor de correlación de 0,82.

Una de las ventajas del Índice de Pobreza de Agua es que permite el análisis de sus componentes por separado y es una útil herramienta para determinar prioridades, especialmente cuando se calcula en escala comunitaria.

Las malas condiciones de saneamiento amenazan la vida de más de un millón de niños y niñas en todo el mundo. Foto: JUAN E. JUáREz - LAGUN ARtEAN

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anáLisis deL Índice de pobreza deL agua en centroamérica

La tabla 6 muestra el Índice de Pobreza de Agua, la posición entre 147 países y la categoría de pobreza del agua, así como

se exponen cuantificados cada uno de los cinco indicadores que conforman el índice.

Analizando los resultados del cuadro, se puede observar que los países con el componente recurso hídrico más elevado, son los que muestran una mayor cantidad de recursos existentes hídricos per cápita y año.

En un principio cabe esperar que países como Haití, la Repú-blica Dominicana y El Salvador, que muestran un menor valor del componente recurso agua, reflejen un valor del uso del agua más elevado, pues la eficiencia en el uso del agua les permite compensar la escasez de su recurso hídrico. Esto es efectivamente así para la República Dominicana y El Salvador, donde el componente uso del agua toma un valor superior que el componente recurso agua. Por el contrario, Haití se une a los restantes países, donde el componente uso del agua es inferior al componente recurso agua.

Existe una alta similitud entre los componentes del Índice de la Pobreza del Agua entre Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Panamá, tal como se vislumbra en el gráfico, pues en los cincos países se cumple que el valor de los componen-tes descienden en el siguiente orden: acceso al agua – capaci-dad de manejo – aspectos medioambientales – uso del agua. Esto significa que las políticas y estrategias del sector hídrico deberían centrarse principalmente en mejorar la eficiencia del uso del agua, seguido de políticas de protección de los recur-sos naturales, capacidades de manejo y calidad de agua.

El caso de Nicaragua es singular, ya que los componentes del índice decrecen en el siguiente orden: indicadores medioam-bientales – capacidad de manejo – uso del agua – acceso al agua. En este caso parece ser que las políticas y estrategias deberían encaminarse en primer lugar a conseguir un aumento del acceso del agua, seguido de un aumento de la eficiencia en el uso del agua.

Interesante es la distinta situación que muestran Haití y la Repú-blica Dominicana, las dos naciones que comparten la isla La Española y que disponen de recursos de agua comparables. El caso de Haití es extremo, ya que ocupa la última posición entre los 147 países estudiados, mostrando una severa pobreza de agua.

En el caso de la República Dominicana, que ocupa la posición 64 entre los 147 países, este país muestra el más alto valor para los componentes manejo del agua y uso del agua entre los ocho países. Por el contrario, el componente acceso al agua solo supera a Nicaragua y Haití; mientras que en el componen-te medioambiental solo supera a Honduras y Haití.

Índice de pobreza deL agua (Wpi) y de sus cinco componentes (año 2002)

Nota: el puntaje de cada subíndice alcanza un máximo de 20. Fuente: Lawrence, Peter y otros (2002)

País Recurso agua

Acceso Capaci-dades de

manejo

Uso del agua

Indicadores medioam-bientales

WPI Posición entre 147

países

Categoría de pobreza

del agua

Costa Rica 12,5 18,0 15,2 9,8 11,3 66,8 24) MEDIO-BAJA

El Salvador 7,6 15,6 12,6 9,1 11,0 55,9 83 ALtA

Guatemala 10,9 16,0 13,8 6,6 12,0 59,3 66 MEDIA

Haití 6,1 6,2 10,5 6,5 5,8 35,1 147 SEVERA

Honduras 11,4 15,0 14,2 9,2 10,5 60,2 59 MEDIA

Nicaragua 13,4 9,7 11,6 11,2 12,3 58,2 70 ALtA

Panamá 14,3 17,6 13,6 9,2 11,8 66,5 25 MEDIO-BAJA

República Dominicana

7,3 14,3 15,4 11,4 10,9 59,4 64 MEDIA

Tabla 6

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En la mayoría de los países, el agua forma parte de las respon-sabilidades tradicionales de las mujeres, por ser ellas quienes tienen a su cargo la administración y satisfacción de las nece-sidades primarias del núcleo familiar y, por lo tanto, quienes más sufren el impacto por la escasez de los servicios de agua potable y saneamiento.

Así, las mujeres, además de las tareas de recolección, apro-visionamiento y manejo del agua en los espacios domésticos, también inciden en su producción (reforestación), conservación. Sin embargo, y a pesar del reconocimiento de sus responsa-bilidades y de su participación como usuarias del agua, son escasas las ocasiones en que se valoran y retoman sus cono-cimientos y experiencias para la gestión a escala comunitaria o regional, y mucho menos para la toma de decisiones en el sector hídrico.

tal es así, que la mayor parte de los espacios formales de toma de decisiones sobre la gestión del recurso han estado ocupa-dos por hombres; ya sea en las instituciones centralizadas del Estado, en las municipalidades o incluso en las propias estruc-turas de manejo comunitario que pudieran existir. Sin embargo, en los últimos años, el papel que juegan las mujeres en la ges-tión del recurso hídrico se ha ido modificando, pasando de ser simplemente recolectoras y proveedoras, a ocupar un rol más importante y fundamental en la administración, en la protección y en la toma de decisiones sobre el recurso.

No obstante, en Centroamérica se evidencia un vacío de infor-mación acerca del verdadero papel que ocupan las mujeres en la gestión del agua, así como sobre las debilidades, carencias, potencialidades y fortalezas que tiene su participación en la toma de decisiones en torno al recurso.

Estudios de casos realizados en la región, revelan que en el marco jurídico institucional, así como en la mayor parte de las políticas públicas sobre el tema, se ignora el rol de las muje-res y el lugar que ocupan, no sólo como el sector social más vulnerable y golpeado por la falta de servicios de agua potable y saneamiento, sino también en cuanto al potencial que repre-sentan como actoras claves en los procesos de gestión.

Se ha podido comprobar que la participación de la mujer como beneficiaria de proyectos es mínima, y que en pocos casos se llega a un porcentaje cercano al 50% del total de beneficiados. Idéntica situación se visualiza en relación a la implicación de las mujeres en la ejecución de proyectos, donde las profesionales que trabajan en el tema, también son minoría. A esta situación debe sumarse el hecho de que las mujeres no son sujetas explícitas de derechos en las normas sectoriales: siguen siendo neutrales al género porque no se corrigen las desigualdades ni se promueve con medidas específicas la equidad de género.

Desde este punto de vista, y debido a las grandes inequidades de género existentes en el sector hídrico (ver Cuadro 5), una forma de acercarse a la problemática de la gestión del agua, es desde el enfoque de equidad de género, cuya importancia se fundamenta no sólo en el hecho de que las mujeres constituyen la mitad de la población mundial y son actoras esenciales en a gestión del recurso, sino también en el reconocimiento de que el manejo de los recursos hídricos está influenciado por las re-laciones de poder. El acceso, el uso y el control del agua están determinados por las relaciones de género además de las de clase, raza y nacionalidad a la que se pertenece.

eL enfoQue de géneroen Las poLÍticas HÍdricas

Agua, Género y pobreza. Gender Water Alliance (GWA). Noviembre 2006.Género, agua y pobreza

Introducción

El agua es esencial para el ser humano y para todas las formas de vida. Pero la contaminación y la falta de acceso a agua limpia están

multiplicando el ciclo de la pobreza, las enfermedades transmitidas por el agua y las inequidades de género (Khosla y Pearl, 2003). El

agua es un punto de entrada para el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, los derechos humanos, la salud reproductiva

y materna, la lucha contra el VIH y el SIDA, la generación de energía, la educación mejorada para la niña y la reducción de la morbi-

mortalidad. Y, sin embargo, 1,100 millones de personas siguen careciendo de acceso a agua potable segura, y 2,600 millones de

acceso a saneamiento adecuado. Esta situación tiene un impacto negativo enorme sobre las mujeres y los niños y niñas.

La pobreza se está agudizando alrededor del mundo, y los sectores más vulnerables son las mujeres y los niños/as. Las mujeres expe-

rimentan la pobreza de manera diferente que los hombres, dado que en general son tratadas de forma desigual. Se estima que, de los

Cuadro 5

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1,300 millones de personas que viven en la pobreza alrededor del mundo, el 70 por ciento son mujeres. Las mujeres trabajan las dos

terceras partes de las horas de trabajo en el mundo y producen la mitad de los alimentos del mundo, y sin embargo apenas perciben

el 10 por ciento del ingreso del mundo y son dueñas de menos del uno por ciento de la propiedad del mundo (Campaña del Milenio de

las Naciones Unidas, 2005).

¿Por qué género, agua y pobreza?

En 1997, el Informe de Desarrollo Humano reveló que los países que presentaban los índices más bajos de desarrollo en materia de

género (Sierra Leona, Níger, Burkina Faso y Mali) también acusaban tasas de pobreza elevadas y escaso acceso al agua, la salud y la

educación. Otros países con índices de pobreza elevados (Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Paraguay) también

tenían tasas elevadas de desigualdad social, de género y étnica (Schreiner, 2001).

Las mujeres son más vulnerables que los hombres a la pobreza crónica, debido a las desigualdades de género en diversas institucio-

nes sociales, económicas y políticas. Dichas desigualdades se pueden apreciar en la distribución desigual del ingreso, el control sobre

la propiedad o sobre el ingreso y el acceso a insumos productivos (tales como crédito), recursos relacionados con la toma de decisio-

nes y recursos hídricos, derechos y reclamos que a menudo favorecen a los hombres en oposición a las mujeres. Adicionalmente, las

mujeres enfrentan un trato sesgado en los mercados laborales y la exclusión social.

De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cinco años después que los y las líderes mundiales suscri-

bieran un compromiso de reducir la pobreza, “la brecha entre el objetivo de los ODM de reducir la pobreza en el mundo a la mitad y los

resultados proyectados indican que la cantidad de personas que viven con un dólar diario o menos habrá aumentado en 380 millo-

nes”. Las mujeres y los niños y niñas soportan una carga desigual en el aumento de la pobreza.

Conceptos y definiciones equivocados

La pobreza es un fenómeno multidimensional y geográficamente específico, que varía de acuerdo a la edad, la cultura, el género y

otras características socioeconómicas. Las percepciones de pobreza también difieren entre las mujeres y los hombres. Por ejemplo,

en Ghana los hombres definieron la pobreza como la incapacidad para generar un ingreso, mientras que para las mujeres pobreza

significaba inseguridad alimentaria (Narayan, 2000).

ESLABONAMIENTO ENTRE GÉNERO, AGUA Y POBREZA

• El acceso a agua de calidad adecuada y en cantidad suficiente reducirá la incidencia de enfermedades producidas por la falta

de agua y enfermedades transmitidas por el agua, mejorará la salud y la productividad de las mujeres y la asistencia escolar

de los niños y niñas.

• Cuando existe competencia en torno a los recursos hídricos, las mujeres y otros grupos vulnerables con frecuencia pierden

sus derechos.

• Una prioridad de desarrollo para la mujer en relación con los recursos hídricos puede ser que las fuentes de agua estén más

cerca de sus hogares, de manera tal que puedan equilibrar sus roles productivos y reproductivos. Si no se les consulta,

dichas prioridades serán pasadas por alto.

• La mejora de los medios de vida y de la seguridad alimentaria de las mujeres y otros grupos en desventaja depende, entre

otras cosas, de su acceso a recursos hídricos suficientes.

• La participación en la gestión del agua también puede fortalecer la dignidad de la mujer, dándole una voz y la opción de elegir.

Asimismo, mejora la focalización y la eficiencia de las inversiones programáticas.

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La pobreza no significa solamente privaciones materiales; incluye también la falta de voz o de poder, la vulnerabilidad ante las crisis y

otras situaciones adversas y la capacidad limitada para hacer frente a dichas vulnerabilidades. Si los recursos hídricos se encuentran

ubicados lejos de los hogares, las mujeres y las niñas tienen que recorrer mayores distancias a pie para recolectar agua, reduciendo

con ello el tiempo disponible para actividades productivas. Una gestión del agua eficaz ofrece redes sociales a las mujeres, en forma

de comités de gestión, pero muy a menudo las mujeres terminan realizando labores no calificadas y no remuneradas en relación con la

gestión del agua. Continuar relacionando la pobreza con el bienestar material disfraza otras dimensiones de la pobreza, tales como la

indefensión y la exclusión de la toma de decisiones.

Medición de la pobreza: el dilema de género

Los métodos tradicionalmente empleados para medir la pobreza han sido las estadísticas que miden el producto interno bruto o el in-

greso familiar, que enmascaran las diferencias de género al interior de los hogares. Los diagnósticos participativos de la pobreza (DPP)

constituyen un instrumento para incluir los puntos de vista de mujeres y hombres con escasos recusros económicos, en el análisis de

la pobreza y en la elaboración de estrategias para reducirla por medio de intervenciones basadas en políticas públicas (Norton, 2001).

Género, pobreza y medio ambiente: una interacción triple

Si bien es cierto que se han establecido Objetivos de Desarrollo del Milenio separados para las áreas de pobreza, género y medio

ambiente (este último rubro incluye agua y saneamiento), los tres ámbitos se encuentran interrelacionados y existe una interacción de

tres vías entre ellos. El agua es esencial para el bienestar del ser humano, vital para el desarrollo económico y un requisito básico para

la salud de los ecosistemas. El agua limpia para uso doméstico es esencial para la salud y la supervivencia del ser humano y, combi-

nada con una saneamiento y una higiene mejorados, reducirá la morbi-mortalidad, especialmente entre los niños y niñas. Asimismo, el

agua es vital para otros aspectos del desarrollo sostenible, tales como la protección del medio ambiente, la seguridad alimentaria, el

empoderamiento de la mujer, la educación de la niña y la pérdida de productividad por razones de enfermedad. El agua es un punto

de entrada catalítico para ayudar a los países en desarrollo a luchar contra la pobreza y el hambre, salvaguardar la salud de los seres

humanos, reducir la mortalidad infantil, promover la igualdad entre los géneros y administrar y proteger los recursos naturales (Fuerza

de Tarea del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas sobre Agua y Saneamiento, 2005).

La pandemia del VIH y del SIDA, que es tanto una causa como una consecuencia de la vulnerabilidad que caracteriza a la pobreza, ha

impulsado a algunos países a adoptar enfoques de atención domiciliaria, en vista de que las instituciones de salud no se dan abas-

to para atender la demanda de servicios. El enfoque de atención domiciliaria implica que debe haber agua de calidad y en cantidad

suficiente como para evitar infecciones secundarias, así como para reducir las cargas de quienes suministran la atención, que en la

mayoría de los casos son mujeres y niñas.

Algunas implicaciones en términos de políticas

En el enfoque de gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH), el agua se considera un bien tanto económico como ambiental y

social, y por lo tanto en algunos casos puede ser considerada como una mercancía o commodity, que se rige por los principios de

la oferta y la demanda. Por consiguiente, tiene un valor de mercado determinado para ciertos usos (Thomas, Schalkwyk y Woroniuk,

1996). El sector de agua a menudo se divide en usos productivos y usos no productivos del agua. Los usos no productivos del agua

(salud, labores domésticas y saneamiento) tienden a ser responsabilidad de la mujer y no son considerados en los análisis econó-

micos. Sin embargo, deberían ser incorporados en la evaluación de los valores económicos relativos de los recursos hídricos, para

promover la comprensión y la consideración de la interdependencia entre el agua productiva y el agua doméstica.

El concepto del agua como una mercancía implica que el desarrollo de los recursos hídricos debe basarse en la demanda. Sin em-

bargo, las mujeres pobres generalmente no están en capacidad de expresar sus demandas de servicios, ni poseen la capacidad para

defender sus derechos, especialmente si existen derechos de propiedad reconocibles y transferibles sobre el agua. En adición, los

hogares jefaturados por niños/as tienen una capacidad aún menor de expresar sus demandas y defender sus derechos.

A fin de satisfacer la demanda de agua de las mujeres pobres, los gobiernos deben recolectar datos desglosados por sexo y desa-

rrollar indicadores con enfoque de género en todos los sectores, incluyendo los sectores de agua, saneamiento, agricultura y riego. El

uso de herramientas participativas es importante asimismo para involucrar a quienes carecen de voz y poseen un grado de instrucción

inferior, que pueden tener dificultades para entender textos escritos. Sólo de esta forma podrán escucharse y entenderse las priorida-

des de las mujeres, los hombres, las niñas y los niños pobres.

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Los estudios de casos realizados hasta el momento demues-tran que, para la incorporación de la equidad de género dentro de la gestión del recurso hídrico, no solo es necesario crear procesos de sensibilización y concienciación en las comunida-des, sino también dentro del equipo técnico que desarrolla e implementa los proyectos y las estrategias. todo ello sin perder de vista que el tema debe ser abordado desde su contexto socioeconómico, territorial y ambiental.

Por su parte, durante los últimos años, organizaciones como GWA, UICN, FANCA, y otras con presencia en el área centro-americana han realizado una serie de proyectos y acciones tendentes a visibilizar el papel de las mujeres en la gestión del agua; señalando esta dicotomía existente entre ser uno de los sectores más vulnerables, que requiere por tanto de una serie de acciones afirmativas específicas dirigidas a reducir la inequidad existente en cuanto al acceso y aprovechamiento; y por otro lado, en cuanto a su papel como gestoras y adminis-tradoras del recurso especialmente en las distintas expresiones de manejo comunitario existentes en la Región.

De esta forma, la adecuada capacitación y formación de las organizaciones de base, entidades públicas y no gubernamen-tales, es un aspecto urgente a cubrir si se desea posicionar la equidad de género como un eje transversal dentro de las estra-tegias, políticas y proyectos en la gestión integrada del recurso hídrico y la promoción del manejo comunitario del agua.

Estudios realizados no hacen mas que reforzar la hipótesis de que los servicios de agua estarán mejor mantenidos y utilizados por las comunidades, si las instituciones y las políticas les per-miten a (hombres y mujeres, ricos y pobres) participar en el ser-vicio desde el comienzo y tomar decisiones informadas acerca del tipo de gestión del servicio y los sistemas de financiación, y desarrollan capacidades para mantener y gestionar los servicios de manera que las cargas y los beneficios se compartan equi-tativamente.

En síntesis, involucrar a las mujeres y los hombres en las iniciativas de gestión integrada de los recursos, contribuye a fortalecer la eficacia y la eficiencia de los proyectos. La partici-pación tanto de los hombres, como de las mujeres fortalece el rendimiento de los proyectos y aumenta las probabilidades de sostenibilidad1.

1 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Centroamérica en Cifras 1980-2005. 2006.

Referencias

• Khosla, P. y Rebecca Pearl, 2003. Conexiones claves. Género, agua y pobreza, Organización de las Mujeres para el Medio

Ambiente y Desarrollo (WEDO).

Esta publicación presenta una descripción general de la relación entre género, pobreza y agua. La primera sección explora cómo,

en cada rincón de la tierra, las mujeres juegan un papel central en el manejo del abastecimiento y la distribución del agua. Asimis-

mo, examina cómo el acceso a agua y saneamiento tiene implicaciones para la salud y las actividades económicas de la mujer.

Estudios de caso inciden sobre proyectos e iniciativas en el sector de agua que han tenido éxito en elevar el estatus de la mujer.

Disponible en: http://www.aprchile.cl/pdfs/genero%20agua%20y%20pobreza%20en%20el%20mundo.pdf

• Soto, Betty y Virginia Chumacero, 2000. Rol de la mujer en los sistemas de provisión de agua, Potosí, Bolivia. Dirección: El

Banco Mundial.

Esta publicación revela el papel de la mujer en las actividades que realiza en forma cotidiana, haciendo hincapié en su relación con

un sistema de agua potable, el uso y consumo del agua, su participación en la organización que administra el servicio, el aporte de

su fuerza de trabajo, el nivel de decisión y su cosmovisión. Resultados obtenidos a través de un estudio que muestra datos esta-

dísticos y un análisis de género, como un aporte para estimular el debate en torno a la participación de la mujer en los sistemas de

agua.

• Espejo, Norah, e Ineke van der Pol, 1994. Mejor, cuando es de a dos, Guía de campo, La Haya, Holanda. IRC – CINARA,

Primera Edición.

Guía de campo, orientada a promover y desarrollar la perspectiva de género en cada una de las fases del ciclo de un proyecto de

agua y saneamiento. Presenta ideas, conceptos, listas de verificación, técnicas grupales, casos, cuadros, etc. Información produci-

da en un Taller Latinoamericano.

• Hermosa, Yenny Melgar, 2002. Perspectiva de género y rol de la mujer en la gestión de los recursos hídricos en el Altipla-

no.

Este esfuerzo editorial cuenta con el apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) y presenta las

ponencias y experiencias presentadas en el encuentro internacional “Perspectiva de género y rol de la mujer en la gestión de los

recursos hídricos en el Altiplano latinoamericano”, realizado en marzo del 2002 en la ciudad de Chucuito, Puno, en el Sur del Perú.

Disponible en: http:www.ciedperu.org/Publicaciones/frapublica.htm

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ineQuidad en eL acceso a agua potabLe y saneamiento por cuestión de género

Millones de personas en Centroamérica están privadas del agua potable y sus sistemas de distribución, lo que afecta es-pecialmente a la población infantil y femenina, pues, entre otras razones, son generalmente las mujeres, las niñas y los niños los encargados de recolectar el agua para uso doméstico en

aquellas regiones en donde no hay provisión de este servicio. Así mismo, se ven obligadas a realizar enormes esfuerzos para obtener agua que, a la postre, resulta no sólo escasa sino de baja calidad, con lo cual se exponen a riesgos sanitarios y enfermedades (ver Cuadro 6).

Informe del PNUD sobre género y desarrollo. 2006

El informe elaborado por el PNUD en el 2006, señala que la falta de acceso al agua es un indicador del desarrollo personal y econó-

mico de las naciones. Así se ha sostenido que “hay millones de mujeres y sus hijas que dedican hasta cuatro horas al día para buscar

agua. El tiempo que esas mujeres utilizan en esa actividad dejan de invertirlo en educación y otras tareas productivas, lo cual amplía las

desigualdades de género en que viven”, señala el funcionario. La falta de acceso a agua y saneamiento –evacuación de aguas residua-

les– se debe a la desigualdad y la pobreza, no a la escasez del líquido1.

Las mujeres indígenas, campesinas y pobres, requieren de especial atención, ya que ellas poseen un marcado liderazgo en el ámbito

familiar y en las comunidades y, frecuentemente, son el sostén del hogar. Por lo cual, la educación sanitaria ayudará, de manera signifi-

cativa, a eliminar muchas enfermedades propagadas por el uso de agua no apta para el consumo humano.

La crisis de escasez de agua en el mundo se debe, a que son pocos los países que abordan el tema de los recursos hídricos y el

saneamiento como una prioridad política, como lo demuestran las limitadas asignaciones presupuestarias que hacen los gobiernos.

También, porque las personas más pobres del planeta pagan algunos de los precios más altos del mundo por el agua. Esto ocurre por

la limitada cobertura de las redes de abastecimiento en los barrios pobres y asentamientos informales en que viven las poblaciones.

Por último se dice que la comunidad internacional no ha logrado que los temas del agua y saneamiento sean prioridad de las asocia-

ciones para el desarrollo, creadas en torno a los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

La falta de equidad en el suministro de agua es mayor en las áreas rurales, donde a las comunidades que no tienen distribución

de agua en el interior de las viviendas o en los patios, se les abastece con un nivel de acceso básico al agua. En este contexto, las

mujeres y las niñas cargan con la desproporcionada responsabilidad de caminar, a veces largas distancias, para acarrear agua para el

consumo familiar.

Esta responsabilidad repercute en las mujeres y niñas que disponen de menor tiempo para otro tipo de actividades, inclusive para la

educación. La falta de agua potable en el hogar repercute más negativamente en las poblaciones con necesidad de mayores volúme-

nes de agua para la higiene, como pueden ser enfermos, y las mujeres y adolescentes durante la menstruación.

Por otra parte, debido a los roles asignados socialmente por género, el bajo acceso a agua potable o la escasez de la misma, reper-

cute negativamente en las actividades relacionadas con el uso del agua, implementadas principalmente por las mujeres. Las mujeres

utilizan el agua potable para la preparación de alimentos, para el aseo de los niños y niñas de corta edad, para el aseo de enfermos,

para el lavado de la colada y para el aseo doméstico. Por el contrario, las mujeres, a pesar que son las principales usuarias del precia-

do líquido, tienen mucho menor poder en la toma de decisiones en todo lo referente al acceso hídrico.

1 Nación.com 9 de noviembre 2006 San José Costa Rica.

Cuadro 6

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La población de mujeres con respecto a hombres es propor-cional en Centroamérica. En algunos países como El Salvador, Guatemala y Nicaragua se evidencia mayor población femenina que masculina. Sin embargo, la diferencia entre las poblacio-nes económicamente activas (PEA) de hombres y mujeres sí presenta una brecha considerable, siendo los hombres con mayor cantidad de miembros dentro de la PEA casi un 50% con respecto a la mujer.

Además, de acuerdo a los datos de familias en límites de po-breza para el 2002, el porcentaje de hogares pobres con jefas de hogar en Centroamérica se distribuye de la siguiente forma: Costa Rica 28%, Guatemala 22%, Honduras 31% y Panamá 29%.

De acuerdo a los reportes y conclusiones del IV Foro Mundial del Agua, celebrado en México (marzo del 2006); América Latina ha tenido importantes avances en materia de abasteci-miento de agua potable; cuya población con acceso al recurso se ha incrementado de un 33% en 1960 a un 85% el año 2000. Sin embargo, aún existen 67 millones de personas sin acceso a agua potable, de los cuales 51 millones viven en las zonas rura-les y 26 millones en las áreas urbanas y periurbanas. De estas, el 60% (es decir casi 47 millones) son mujeres.

Así mismo, la situación de Centroamérica y el Caribe es aún más crítica que en el resto del continente, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alrededor de 14 millones de centroamericanos y centroamericanas no cuentan con ningún suministro de agua potable, esto significa el 35% de la población total. Además, el 40% de la población rural (más de 11,5 millones de personas) se ve afectada por la carencia de estos servicios e igual que en el resto de la región, más del 60% de estas personas corresponden a mujeres y niñas1.

Un estudio realizado por la Fundación Intervida, evidencia que el 67% de la población rural de El Salvador no tiene aún acceso al agua potable, un porcentaje que se eleva hasta el 83% en algunas comunidades como San Vicente, con el 80% de la po-blación en esa situación; o Usulután, una zona en la que el 83% de la población consume agua sin drenaje. La escasez de agua potable incide en la aparición de enfermedades diarreicas, pa-rasitismo intestinal y desnutrición. En este sentido, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) confirma que casi 12.000 niños mueren al año como resultado de enfermedades diarreicas evitables, ocasionadas por la in-gestión de aguas contaminadas, la falta de higiene, el consumo de alimentos contaminados y la ausencia de un sistema de recolección y tratamiento de aguas negras y desechos sólidos.

Así mismo, en Guatemala el 50% de la población rural no tiene agua potable, es habitual que las mujeres campesinas tengan que caminar al menos dos horas diarias para aprovisionar de agua a sus familias2. En Costa Rica, el 97,6% de la población

1 Datos extraídos del informe elaborado por la Fundación Castellana Man-chega de Cooperación

2 Fundación Intervida, www.intervida.org

tiene acceso a agua apta para consumo humano de acuerdo a los datos del Laboratorio Nacional de Aguas, del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (ICAA) para el año 2004. No obstante, la falta de agua potable alcanza al 18.8%3 de los habitantes del país. Ese porcentaje representa a unas 735 mil personas de las 4,3 millones que viven en ese país, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Si bien, este país posee avances en cobertura y acceso al agua para uso domiciliario, el área de saneamiento es su principal problemática, debido a que solo un 4% de las aguas residuales reciben algún tipo de tratamiento y solo un 45% de población del área Metropolitana tiene acceso al alcantarillado sanitario4 que dirige las aguas residuales sin tratamiento alguno a la cuen-ca del río tárcoles.

Según el Informe sobre Desarrollo Humano 2006 presentado por el PNUD, en Nicaragua, la mitad de los más de cinco millo-nes de habitantes del país no tienen acceso al saneamiento, lo que perjudica el desarrollo económico, pues su capital huma-no se ve afectado por enfermedades diarreicas. Asimismo, el informe sostiene que las familias nicaragüenses más pobres carecen totalmente de los servicios de agua potable y alcanta-rillado sanitario, y gastan más del 10 por ciento de su presu-puesto mensual para comprar y llevar el líquido a sus hogares. Entre ellos se enumera a los indígenas, de los que sólo el 20 por ciento goza de este vital suministro5.

Sin embargo, la problemática no solo se centra en el acceso al agua potable, sino también en la calidad de la misma. Los cuerpos de agua y cuencas hidrográficas de Centroamérica poseen, en mayor o menor grado, serios impactos ambientales que amenazan su conservación y uso sostenible, provocados por los conflictos asociados a la deforestación, los modelos monoculturales de la agroindustria y la contaminación.

La contaminación hídrica está ampliamente extendida en la región, pues no parece existir ningún curso de agua, lago o acuífero sin contaminar, es preocupante que menos de la mitad de la población urbana del istmo esté conectada a sistemas de alcantarillado sanitario y que las aguas servidas, casi en su totalidad, sean descargadas a los cursos de agua sin tratamiento alguno, particularmente en puntos cercanos a las grandes ciudades. Las principales fuentes de contaminación de las aguas son los vertidos directos de aguas servidas de origen doméstico e industrial. La explotación minera afecta también muchos ríos y zonas costeras. Otra fuente de contaminación proviene del uso a gran escala de fertilizantes y agrotóxicos. Los acuíferos son contaminados por lixiviados de basureros, pozos sépticos, alcantarillados, derrames de petróleo y esco-rrentías agrícolas.

3 Programa Nacional del Mejoramiento de la Calidad de los Servicios de Agua Potable 2007-2015, Instituto Costarricense de Acueductos y Alcanta-rillados.

4 Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados –ICAA-, Proyecto de Mejoramiento Ambiental del área Metropolitana de San José.

5 El Nuevo Diario de Managua, Nicaragua, jueves 9 de noviembre de 2006, edición número 9426.

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El deterioro y contaminación de las aguas en la región, se producen de manera simultánea con los desastres naturales inducidos por la devastación ambiental y el cambio climático global. Invaluables ecosistemas y extensas áreas boscosas han desaparecido, huracanes e inundaciones han arrasado países enteros dejando a millones de personas, incluyendo mujeres, niños y niñas en la miseria absoluta, sin vivienda y expuestos/as a las más inclementes epidemias.

El creciente endeudamiento externo y el pago del servicio de la deuda han agotado los fondos públicos para atender las inversiones en infraestructura hidráulica y gestión ambiental del agua. No existe en la región centroamericana una política integral y multiagencial para la gestión ambiental del agua. Inequitativas tasas retributivas debido a las concesiones de uso del agua como receptores de vertidos contaminantes motivan que, en la práctica, el deterioro y la contaminación de este recurso sean finalmente asumidos por la colectividad, en ausencia de mecanismos para exigir su internalización en los procesos productivos y cobrar el deterioro ambiental a quienes las contaminan. No existen los instrumentos necesarios para el control y administración de los sistemas hídricos.

Además, la falta y la desigual distribución de alimentos para las niñas y mujeres en el hogar, sumado al acceso insuficiente al agua potable, entre otros problemas, sobre todo en las zonas rurales y suburbanas pobres, pesan en exceso sobre la mujer y su familia y repercuten mermando su calidad de vida.

Por otro lado, tampoco se han establecido procedimientos adecuados para el manejo de los conflictos suscitados por los usos del agua. Los débiles controles legales generalmente no se ejercen contra las conductas ecológicamente negativas de las grandes industrias y corporaciones. No existen estrategias de concertación para solucionar y/o mitigar los graves conflic-tos que agobian los cuerpos de agua y sistemas hídricos, e impiden su conservación y uso sostenible1.

1 Latinamerican Water tribunal. Declaración Centroamericana del Agua 2007. El agua es un recurso muy valioso en Centroamérica. Foto: JESúS ANtOñANzAS

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En Centroamérica persisten las malas condiciones de sanea-miento básico, especialmente la mala calidad del agua de con-sumo humano y la contaminación fecal de los alimentos. Las diarreas por infecciones intestinales todavía se encuentran entre las primeras cinco causas de muerte en la mayoría de los siete

países que conforman la región, donde cada 22 minutos muere un niño por esta causa y cada hora ocurren 2.000 episodios diarreicos. todavía quedan en la región 12 millones de perso-nas sin abastecimiento adecuado de agua (ver Cuadro 7).

Las enfermedades de origen HÍdrico

La importancia de la prevalencia de enfermedades infecciosas gastrointestinales en Centroamérica puede ejemplificarse más concretamente con la situación sanitaria y de saneamiento bá-sico. Por ejemplo, puede inferirse un claro paralelismo entre la persistencia de las infecciones gastrointestinales y las condicio-nes de saneamiento básico.

Centroamérica puede dividirse en dos grupos de países con atención a sus características de salud ambiental y perfil epide-miológico que presentan: por un lado, los países con mejores condiciones de saneamiento básico a la cabeza de los cuales destaca Costa Rica, seguido por Panamá y Belice. Correlati-vamente estos países son los que tienen menores índices de enfermedades infecciosas intestinales.

A pesar de lo anterior, el reducido peso estadístico que estos tres países tienen sobre la región (solo el 19% de la población total), reduce los beneficios a sus contextos nacionales. Sin

embargo, los tres países mantienen amplios sectores de pobla-ción a los que todavía no llegan los beneficios del saneamiento básico, y los sectores rurales y urbanos marginales no alcanzan los beneficios que muestran las estadísticas. Los fenómenos de contaminación de las fuentes por coniformes, agroquímicos, aguas mieles del café y otros, están generalizados (ver Tabla 7).

Por otro lado, están los países que comparten indicadores más bajos de cobertura de abastecimiento de agua potable y saneamiento: Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Estos países son los que muestran una mayor persistencia en las tasas de morbi-mortalidad por infecciones gastrointestinales en menores de 5 años. Estos cuatro países representan el 80% de la población total centroamericana, existiendo también mar-cadas diferencias entre grupos de población, e incluso áreas donde todavía existe un subregistro considerable de los datos epidemiológicos.

Datos y cifras. Día Mundial del Agua, 22 de marzo de 2007Fuente: Banco Mundial, OMS, OPS y UNICEF.

• Cada 15 segundos muere un niño de alguna enfermedad causada por la falta de acceso a agua potable, el saneamiento

inadecuado o la higiene precaria.

• Casi 4 millones de personas mueren cada año por enfermedades cuyo vector es el agua.

• En el mundo entero, más de 1.000 millones de personas carecen de abastecimiento de agua básico.

• En el mundo entero, 2.600 millones de personas tampoco tienen acceso a un saneamiento adecuado, es decir, casi dos

quintas partes de la población mundial.

• En término medio, las mujeres de África y Asia tienen que recorrer a pie seis kilómetros al día para procurarse agua.

• El número de niños que murieron de diarrea en los últimos 10 años supera el número de muertos en todos los conflictos

armados desde la Segunda Guerra Mundial. Cabe destacar que basta lavarse las manos con agua y jabón para que los

casos de diarrea disminuyan un tercio.

• Las enfermedades relacionadas con la falta de higiene le cuestan a los países en desarrollo 5.000 millones de días de

trabajo por año.

• La mitad del número de camas de los hospitales del mundo en desarrollo está ocupado por víctimas del consumo de agua

contaminada y deficiencias de saneamiento.

• 1.500 millones de personas sufren infecciones parasitarias debido a la excreta humana y los deshechos sólidos que hay

en el medio ambiente. En África, el 30% de los sistemas de suministro de agua en zonas rurales no funciona. En Asia y en

América Latina y el Caribe es el caso del 17% y el 4%, respectivamente.

Cuadro 7

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Centroamérica comparte el mismo panorama con el resto de América Latina y el Caribe: en efecto, en los últimos 30 años han ocurrido en esta región cerca de 6 millones de muertes por enfermedades diarreicas agudas, de las cuales casi 5 millones

correspondieron a niños menores de 5 años. Estas enfermeda-des han estado estrechamente relacionadas con la persistencia de la contaminación de las fuentes y redes de abastecimiento de agua para consumo humano.

Orden de mortalidad Belice (86)

Costa Rica (88)

El Salvador (84)

Guatemala (84)

Honduras (81)

Panamá (87)

Infantil debido a infecciones gastrointestinales y diarreas

3ª causa de muerte

4ª 2ª 3ª 1ª 3ª

De niños de 1-4 años debido a infecciones gastrointestinales y diarreas

7ª causa de muerte

4ª 1ª 1ª 1ª 1ª

Fuente: Las Condiciones de Salud de las Américas. 1990 OPS/OMS

orden de mortaLidad por grupo de edad debido a enfermedades diarreicas en centroamérica

Tabla 7

Proteger y promover la salud humana. Capítulo 6. 2º Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarro-llo de los Recursos Hídricos en el Mundo: “El agua, una responsabilidad compartida”. (2006)

El estado de la salud humana está estrechamente vinculado a toda una serie de condiciones relacionadas con el agua: potabilidad,

saneamiento adecuado, reducción de la carga de enfermedades relacionadas con el agua y existencia de unos ecosistemas de agua

dulce salubres. Para mejorar los progresos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud humana,

se necesitan mejoras urgentes en la gestión del uso del agua y el saneamiento.

La salud humana afecta a los principales sectores relacionados con el desarrollo y la gestión de los recursos hídricos.Existe una amplia gama de condiciones y parámetros en torno al agua que determinan la salud de las comunidades. En el ámbito do-

méstico, ya sea en zonas urbanas o rurales, se hace especial hincapié en la falta de acceso a cantidades suficientes de agua potable

y a un saneamiento adecuado, y en el fomento de hábitos de higiene. Todos estos factores son importantes para frenar la transmisión

de enfermedades diarreicas y otras infecciones gastrointestinales. En aquellos lugares donde el agua es necesaria para la alimentación

y la energía, se insiste en el impacto de la construcción de embalses destinados al desarrollo de la energía eléctrica y la irrigación, y los

riesgos subsecuentes de aparición de enfermedades tales como el paludismo, la esquistosomiasis, la filariasis y la encefalitis japonesa.

La salud puede también ser un factor clave para alentar a las comunidades a que participen en la conservación de la naturaleza y en

la gestión medioambiental, sobre todo, en aquellas comunidades cuyas condiciones de vida dependen de los ecosistemas o donde

los riesgos para la salud están relacionados con enfermedades asociadas al agua. El nivel de salud de la comunidad es, por tanto, el

indicador definitivo del éxito o fracaso del desarrollo y gestión integrados de los recursos hídricos.

Las enfermedades infecciosas, sobre todo, la diarrea y el paludismo, siguen dominando la carga global de enfer-medades relacionadas con el agua.Esta carga mundial es un buen indicador del estado del acceso al agua y al saneamiento. Las enfermedades asociadas a esta falta

de acceso se evalúan, principalmente, mediante el índice de Años de Vida Ajustados en función de la Discapacidad (AVAD), que es el

número de años perdidos de vida productiva por muerte prematura o discapacidad. Los datos son clasificados en función de la edad

e incluyen información sobre el sexo y el área geográfica en caso de diarrea, paludismo, esquistosomiasis, filariasis linfática, oncocer-

cosis, dengue, encefalitis japonesa, tracoma, infecciones intestinales por nematodos, malnutrición proteico-energética o ahogamiento.

En 2002, las enfermedades diarreicas y el paludismo sumaron 1,8 y 1,3 millones de muertes, respectivamente, en su mayoría de niños

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En África y Asia, las enfermedades relacionadas con el agua siguen representando una carga especialmente importante para la salud.El África subsahariana y el Sur de Asia son las regiones más afectadas: se estima que, en los países en vías de desarrollo, cada menor

de 5 años sufre una media de tres casos de diarrea anuales. Mientras que la carga de la diarrea está presente tanto en África como en

el Sur de Asia, el paludismo afecta, sobre todo, a los niños menores de 5 años en África. El paludismo representa el 30% de las con-

sultas clínicas de pacientes no hospitalizados en África, donde la enfermedad es endémica. En muchas de estas regiones, la población

está confrontada con un alto índice de transmisión del paludismo a lo largo de todo el año, lo que provoca un número considerable

de casos, sobre todo entre los niños y las mujeres embarazadas. Desde finales de la década de los noventa, el cólera ha supuesto

también un grave problema en África, donde se registran, oficialmente, entre 100.000 y 200.000 casos al año.

Sería posible combatir muchas de las enfermedades relacionadas con el agua favoreciendo un acceso universal al agua potable, y a prácticas adecuadas de saneamiento, higiene y gestión del agua.La mejora del suministro de agua y del saneamiento previene la diarrea y puede reducir los casos de infección intestinal por helmintos

(gusanos parasitarios) y de esquistosomiasis. Hoy en día, está demostrado que sería posible evitar 1,7 millones de muertes anuales si

se facilitase un acceso seguro al agua potable, al saneamiento y a la higiene. La forma de prevención más efectiva consiste, simple-

mente, en lavarse las manos con jabón, lo que podría reducir a la mitad el número de muertes por diarrea. Hay, también, numerosas

infecciones cutáneas y enfermedades oculares relacionadas con una mala higiene y un suministro inadecuado de agua. Los helmintos,

transmitidos por contacto con el suelo, afloran en aquellos lugares donde reina la pobreza, el saneamiento es inadecuado y donde los

servicios sanitarios son mínimos.

menores de 5 años. La diarrea sigue siendo la principal causa de muerte por enfermedades relacionadas con el agua entre los niños.

En los países en vías de desarrollo, la diarrea representa el 21% de las muertes en niños menores de 5 años. Aunque la mortalidad

causada por la diarrea ha disminuido, la proporción de muertes producto de diarreas persistentes y por disentería sigue aumentando.

Alrededor de 400 millones de personas contraen paludismo cada año. Puesto que la proporción del paludismo en la carga global de

enfermedades no deja de aumentar, éste es uno de los problemas de salud más graves a nivel mundial y más urgente de remediar.

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Está demostrado que el desarrollo de los recursos hídricos influye en la incidencia del paludismo y de otras en-fermedades transmitidas por vectores.El control del paludismo se ve entorpecido por numerosos inconvenientes, como la mayor resistencia de los mosquitos y parásitos

del paludismo a los insecticidas y medicamentos de bajo costo, el cambio climático y medioambiental, las migraciones y los cambios

de comportamiento de la población. Está comúnmente aceptado que los proyectos de desarrollo de los recursos hídricos, sobre

todo los sistemas de irrigación, pueden crear situaciones ecológicas que provocan la propagación del paludismo. La relación exis-

tente entre esta enfermedad y el desarrollo de los recursos hídricos depende, sin embargo, de factores muy específicos: el clima, el

comportamiento de las personas y la ecología, la biología y la eficiencia de los vectores. La proliferación de mosquitos está a menudo

relacionada con el inadecuado diseño y mantenimiento de los sistemas de regadío y con las prácticas desacertadas de gestión hídrica.

En la actualidad, los métodos de gestión medioambiental no pueden desempeñar un papel más relevante en el control del paludismo

debido a la falta de pruebas científicas que prueben su eficacia y por la incertidumbre frente a la viabilidad de su ejecución. Las últimas

iniciativas internacionales de investigación se han centrado en las posibilidades de combatir el paludismo haciéndolo formar parte de

un enfoque ecosistémico para la salud humana.

La contaminación química de las aguas superficiales, principalmente debido a vertidos industriales y agrícolas, constituye también un gran riesgo para la salud en algunos países en vías de desarrollo.En los últimos veinte años se instalaron más de 4 millones de pozos entubados en Bangladesh para abastecer de agua potable al

95% de la población. Sin embargo, se han detectado recientemente altas concentraciones de arsénico en el agua que contienen

dichos pozos. La magnitud del problema y el impacto del envenenamiento por arsénico sólo se harán visibles pasado cierto tiempo,

ya que sus efectos sobre la salud (tumores malignos o lesiones cutáneas, por ejemplo) se acusan únicamente tras un largo período

de exposición. Teniendo en cuenta además que algunas sustancias químicas como el arsénico o el fluoruro están presentes de forma

natural en las aguas subterráneas, resulta a veces complicado atribuir de forma rigurosa los problemas de salud a factores específicos

del medio ambiente. Esta situación, que también se da en algunas regiones de China, India y África oriental, exige una combinación

pragmática de programas de suministro de agua sostenibles y abordables económicamente y que puedan minimizar los riesgos para

la salud inducidos por agentes patógenos como el arsénico y otras sustancias químicas naturales y artificiales posiblemente presentes

en el medio ambiente.

Se ha logrado incrementar la red de distribución de agua segura y de saneamiento, pero siguen siendo necesa-rias mejoras adicionales para alcanzar los objetivos globales relativos al agua y el saneamiento.Este es el caso particular en el África subsahariana. Entre 1990 y 2002, aproximadamente 1.100 millones de personas en el mundo

obtuvieron acceso a mejores fuentes de agua. La cobertura mundial de saneamiento aumentó del 49% en 1990 al 58% en 2002.

Aun cuando el Planeta pareciera ir por el buen camino para alcanzar el ODM relativo al agua potable, el objetivo de saneamiento, que

intenta reducir a la mitad la proporción de personas que no cuentan con un sistema de saneamiento apropiado, no se logrará para el

año 2015 si no se realizan esfuerzos adicionales. La cobertura de saneamiento en los países en vías de desarrollo (49%) representa

tan solo la mitad de la existente en el mundo desarrollado (98%). Aunque ha habido grandes avances en el Sur de Asia entre 1990 y

2002, solo algo más de una tercera parte de sus habitantes tienen hoy en día acceso a un sistema de saneamiento mejorado. Más

de la mitad de quienes carecen de dicho acceso, casi 1.500 millones de personas, viven en China e India. En el África subsahariana,

los informes sobre los progresos realizados indican que ni el objetivo sobre el agua potable ni el relativo al saneamiento se lograrán en

2015. Así, aproximadamente 2.600 millones de personas, la mitad de los habitantes del mundo en vías de desarrollo, seguirán viviendo

sin un saneamiento mejorado. Si continúa la tendencia registrada entre 1990 y 2002, el objetivo del saneamiento quedará por debajo

de la meta fijada en más de 500 millones de personas.

A largo plazo, muchas de las acciones en salud medioambiental han resultado ser más rentables que las inter-venciones médicas.En este sentido, las prioridades de control mundial de las enfermedades deberían estar claramente basadas, no solo en la carga global

que representan, sino también sobre la posibilidad de realizar intervenciones rentables. Según un estudio realizado en Burkina Faso,

el costo de poner en marcha un programa de promoción de la higiene a gran escala supone 26,9 dólares americanos (USD) por cada

caso de diarrea evitado. La rentabilidad de un programa de revisión de letrinas llevado a cabo en Kabul, Afganistán, osciló entre los

1.800 y los 4.100 USD por cada muerte por diarrea evitada, dependiendo de la edad y las circunstancias de quien lo costea. Hay es-

tudios que demuestran que el acceso universal a las redes de agua corriente y alcantarillado puede reducir la carga de enfermedades

relacionadas con el agua hasta su práctica erradicación, con un coste estimado entre 850 y 2.700 USD por AVAD evitado, cantidad

superior a los niveles de ingresos habituales en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, las tecnologías de bajo coste, tales

como los grifos públicos y las letrinas, frente a las redes domésticas de agua corriente y alcantarillado, podrían suponer una economía

de unos 280- 2.600 USD por AVAD evitado considerando además la desinfección en el punto de uso.

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La observación generaL nº 15

En 2002 el Comité de derechos económicos, sociales y cul-turales de las Naciones Unidas reconoció formalmente en la Observación General 15 (ver Cuadro 8), que el acceso al agua y al saneamiento es un derecho humano; en este documento se lo contextualiza en el marco de los derechos económicos, sociales y culturales, se delimitan los usos del agua que tiene la consideración de derecho humano y se concretan las obligacio-nes de los estados para implementarlo, garantizarlo y hacerlo viable.

Sin duda la publicación de la Observación General 15 fue un acontecimiento relevante que estuvo precedido por un proceso de reflexión y debate intenso en el que, de una forma u otra y con mayor o menor intensidad, participaron todos los agentes interesados en el sector del abastecimiento y saneamiento y también de la cooperación internacional; durante el mismo se produjo un cambio sustancial y nada sutil desde la conside-ración del agua y saneamiento como una necesidad básica, defendida por una gran parte de las instituciones de financia-ción internacional y los operadores privados de estos servicios, hasta la aceptación de que su satisfacción es un derecho humano básico.

El debate que aconteció en el proceso abarcó numerosos temas, acorde con la característica multifuncional y poliédrica del agua, que está asociada a sus numerosos usos; los temas

más relevantes que enmarcaron el debate se centraron en el aspecto puramente conceptual, incardinado en lo que se entiende como derechos económicos, sociales y culturales, pero también, y no menos de forma poco relevante, incidieron consideraciones técnicas, económicas y financieras, sociales, legales y políticas, como fueron la sostenibilidad de los servi-cios, la privatización de los mismos, la recuperación de costes, la cooperación internacional, la gestión comunitaria, la partici-pación de los agentes interesados y el acceso a la información, entre otros.

Sin embargo, el debate no ha concluido sino que sigue produ-ciéndose en gran parte en el contexto de los mismos temas, a los que se le ha incorporado una novedad, cual es la implemen-tación del derecho reconocido.

Como consecuencia del amplio y extenso debate que ha tenido lugar, se ha generado una ingente producción bibliográfica que cubre todos los campos de conocimiento aludidos y que se configura como un referente que es necesario consultar para conocer y entender la problemática del agua vida y agua ser-vicio, es decir, las facetas de este recurso natural relacionadas con los usos asociados con el consumo humano y los servicios necesarios para garantizarlos.

Observación General nº 15: El derecho al agua (artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales)

I. Introducción

1. El agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud. El derecho humano al agua es indispen-

sable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. El Comité ha constatado constan-

temente una denegación muy generalizada del derecho al agua, tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados.

Más de mil millones de personas carecen de un suministro suficiente de agua y varios miles de millones no tienen acceso a servicios

adecuados de saneamiento, lo cual constituye la principal causa de contaminación del agua y de las enfermedades relacionadas con

el agua1. La polución incesante, el continuo deterioro de los recursos hídricos y su distribución desigual están agravando la pobreza ya

existente. Los Estados Partes deben adoptar medidas eficaces para hacer efectivo el derecho al agua sin discriminación alguna, como

se establece en la presente observación general.

1 En 2000, la Organización Mundial de la Salud calculó que 1.100 millones de personas (el 80% de ellas residentes en zonas rurales) carecían de un abastecimiento de agua capaz de suministrar por lo menos 20 litros diarios de agua potable por persona; se estimó que 2.400 millones no tenían acceso a servicios de saneamiento. (Véase OMS, La evaluación mundial del abastecimiento de agua y el saneamiento en 2000, Ginebra, 2000, pág. 1). Además, todos los años 2.300 millones de perso-nas padecen enfermedades relacionadas con el agua. Véase Naciones Unidas, Comisión sobre el Desarrollo Sostenible, Evaluación general sobre los recursos de agua dulce del mundo, Nueva York, 1997, pág. 39.

Cuadro 8

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VI CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

65. El acceso al agua potable salubre y el saneamiento es una cuestión de gran importancia para la comunidad internacional. El nú-

mero elevado de comunicaciones recibidas de gobiernos, organizaciones intergubernamentales, instituciones nacionales de derechos

humanos y la sociedad civil demuestran no sólo el interés en esta cuestión, sino también el creciente reconocimiento de que la cues-

tión del acceso al agua potable y el saneamiento debe abordarse dentro de un marco de derechos humanos. Las referencias cada vez

más frecuentes en los instrumentos de derechos humanos al acceso al agua potable como componente de otros derechos humanos

pone de manifiesto la creciente importancia de esta cuestión en la comunidad internacional, así como la inclusión del acceso del agua

potable salubre y el saneamiento entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Lo que es más importante, un número cada vez mayor

de Estados reconoce el agua potable salubre como un derecho humano en sus constituciones y en su legislación nacional, al mismo

tiempo que los tribunales nacionales están haciendo cumplir este derecho como justiciable.

66. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estima que ha llegado el momento de considerar el

acceso al agua potable y el saneamiento como un derecho humano, definido como el derecho a un acceso, en igualdad de condicio-

nes y sin discriminación, a una cantidad suficiente de agua potable para usos personales y doméstico, lo que comprende agua para

el consumo, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica, para mantener la vida y la salud. El Estado debe

dar prioridad a esos usos personales y domésticos por sobre los otros usos, y adoptar medidas para garantizar que esta cantidad

suficiente sea de buena calidad, asequible para todos y pueda recogerse a una distancia razonable del hogar de la persona.

67. El Alto Comisionado observa que es necesario seguir estudiando ciertos aspectos de las obligaciones de derechos humanos vin-

culadas con el acceso al agua potable y el saneamiento. Los instrumentos actuales de derechos humanos han sentado las bases para

que los órganos de expertos de derechos humanos expliquen determinados aspectos de las obligaciones de derechos humanos, pero

el estudio ha destacado que es necesario asesoramiento práctico detallado sobre las siguientes cuestiones: el contenido normativo de

las obligaciones de derechos humanos en relación con el acceso al saneamiento; las obligaciones de derechos humanos vinculadas

con la elaboración de una estrategia nacional sobre agua y saneamiento; la reglamentación del sector privado en el contexto de la

prestación de servicios de agua potable y saneamiento por el sector privado; los criterios para proteger el derecho al agua potable y el

saneamiento en caso de interrupción del servicio, y las obligaciones específicas de las autoridades locales.

68. Sigue abierto el debate sobre una serie de cuestiones, entre ellas: determinar si el acceso al agua potable salubre y el saneamiento

es un derecho por sí mismo o deriva de otros derechos humanos; establecer la prioridad entre los diversos usos del agua; determinar

la interacción con otros ámbitos del derecho internacional, en particular la legislación de comercio e inversión.

69. Si bien los diversos mecanismos en el plano internacional, regional y nacional supervisan algunos aspectos y dimensiones de las

obligaciones de derechos humanos en relación con el acceso al agua potable y el saneamiento, esta cuestión actualmente no reci-

ben la atención necesaria. Aunque los procedimientos especiales y los órganos creados en virtud de tratados de las Naciones Unidas

han contribuido a aclarar las obligaciones de derechos humanos en relación con el acceso al agua potable y el saneamiento, su labor

también pone de manifiesto la difícil tarea de abarcar estas cuestiones de una forma exhaustiva y permanente. En la actualidad no se

presta una atención específica, dedicada y sostenida a la cuestión del agua potable y el saneamiento en el plano internacional, habida

cuenta de la amplia gama de cuestiones que deben abordar los procedimientos especiales y los órganos creados en virtud de tratados

como parte de sus mandatos, y las cuestiones específicas que surgen en relación con el acceso al agua potable salubre y el sanea-

miento.

70. A esos efectos, el Alto Comisionado:

a) Alienta el Consejo de Derechos Humanos a que continúe examinando las obligaciones de derechos humanos vinculadas con el

acceso al agua potable salubre y el saneamiento, tal como se han consignado supra;

b) Alienta los Estados, organizaciones intergubernamentales, instituciones nacionales de derechos humanos, la sociedad civil y las

empresas comerciales a que definan mejores prácticas en el ámbito del agua potable, el saneamiento y los derechos humanos, y

las pongan a disposición de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

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CONSIDERANDO QUE

Al aproximarse al tercer milenio, millones de personas en Centroamérica están privadas del agua potable y sus sistemas de distribu-

ción, lo cual afecta especialmente a la población infantil y femenina.

Las comunidades se ven obligadas a realizar ingentes esfuerzos para obtener agua que, a la postre, resulta no solo escasa sino de

baja calidad, con lo cual se exponen a riesgos sanitarios y enfermedades.

Los cuerpos de agua y cuencas hidrográficas de la región padecen, en mayor o menor grado, de serios impactos ambientales que

amenazan su conservación y uso sostenible, provocados por los conflictos asociados a la deforestación, los modelos monoculturales

de la agroindustria y la contaminación.

La contaminación hídrica está ampliamente extendida en la región, pues no parece existir ningún curso de agua, lago o acuífero sin

contaminar; es preocupante que menos de la mitad de la población urbana del istmo esté conectada a sistemas cloacales, y que las

aguas servidas, casi en su totalidad, sean descargadas a los cursos de agua sin tratamiento alguno, particularmente en puntos cerca-

nos a las grandes ciudades, lo cual afecta seriamente la salud de la población.

Las principales fuentes de contaminación de las aguas son los vertimientos directos de aguas servidas de origen doméstico e indus-

trial. La explotación minera afecta también muchos ríos y zonas costeras.

Otra fuente de contaminación proviene del uso a gran escala de fertilizantes y agrotóxicos. Los acuíferos son contaminados por lixivia-

dos de basureros, pozos sépticos, alcantarillados, derrames de petróleo y escorrentías agrícolas.

El deterioro y contaminación de las aguas en la región se producen de manera simultánea a severos desastres inducidos por la devas-

tación ambiental y los cambios climáticos globales. Invaluables ecosistemas y extensas áreas boscosas han desaparecido. Huracanes

e inundaciones han asolado países enteros dejando a millones de personas en la miseria absoluta, sin vivienda y expuestos a las más

inclementes epidemias.

El creciente endeudamiento externo y el pago del servicio de la deuda han agotado los fondos públicos para atender las inversiones en

infraestructura hidráulica y gestión ambiental de las aguas. La expansión de los sistemas de suministro ha cesado casi por completo y,

La decLaración centroamericana deL agua

Pese a no contar con un marco jurídico que garantice la protec-ción de los recursos hídricos de la región, los gobiernos de los países centroamericanos han realizado numerosos esfuerzos en el avance de la universalización de los servicios de agua potable y saneamiento básico en la última década.

En este sentido, cabe destacar la última Declaración Centro-americana del Agua (ver Cuadro 9), todavía vigente, que fue firmada por los países de la región con motivo de la celebración del taller Centroamericano del Agua, realizado en San José (Costa Rica) entre el 8 y el 10 de julio de 1998. Este encuentro tuvo como objetivo el intercambio de información y experiencias sobre la defensa del derecho al agua en la región centroameri-

cana, el análisis de los factores que afectan a la conservación y uso sostenible de los sistemas hídricos, y la identificación de estrategias y mecanismos de gestión ambiental.

La Declaración ofrece una panorámica de la situación del sector agua potable y saneamiento en la región a comienzos del nuevo milenio, así como de las principales dificultades que enfrenta la sociedad centroamericana en el camino hacia el reconocimiento del Derecho Humano al agua potable y saneamiento básico. Por otra parte, finaliza con una serie de propósitos a asumir por gobiernos, instituciones y entidades de la sociedad civil para avanzar en los objetivos centroamericanos en materia de agua potable y saneamiento.

Cuadro 9

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en consecuencia, la cantidad de agua disponible per cápita es menor. Las personas más pobres del campo y la ciudad están asenta-

das en las cabeceras y zonas altas de las cuencas hidrográficas e inducen cambios tanto en el régimen hidrológico como en la calidad

del agua.

No existe en la región centroamericana una política integral y multiagencial para la gestión ambiental de las aguas. Inequitativas tasas

retributivas debido a las concesiones de uso de aguas públicas para fines agroindustriales y a las licencias para usar los cuerpos de

agua como receptores de vertimientos contaminantes motivan que, en la práctica, el deterioro y contaminación de las aguas sean fi-

nalmente asumidos por la colectividad, en ausencia de mecanismos para exigir su internalización en los procesos productivos y cobrar

el deterioro ambiental a quienes las contaminan.

No existen los instrumentos necesarios para el control y administración de los sistemas hídricos.

Tampoco se han establecido procedimientos adecuados para el manejo de los conflictos suscitados por los usos de las aguas. Los

débiles controles legales generalmente no se ejercen contra las conductas ecológicamente negativas y ecocidas de las grandes indus-

trias y corporaciones No existen estrategias de concertación para solucionar y/o mitigar los graves conflictos que agobian los cuerpos

de agua y sistemas hídricos, e impiden su conservación y uso sostenible.

RECONOCIENDO QUE

El agua es el elemento primordial en la naturaleza. Es artífice de la biosfera y escultora de la Tierra. La Tierra es el planeta del agua. En

consecuencia, el derecho fundamental a la vida supone el derecho fundamental al agua.

La causa de la injusta carencia de agua que agobia a millones de centroamericanos no es la escasez natural del precioso líquido, sino

el cúmulo de políticas inadecuadas tanto para el manejo de las cuencas hidrológicas y cuerpos de agua como para su distribución.

Aunque el agua dulce utilizable representa un porcentaje mínimo de la hidrosfera, el volumen total disponible es suficiente para satisfa-

cer los requerimientos humanos presentes y futuros, siempre que se preserve el recurso y se controlen los niveles de contaminación.

Es necesario formular normas específicamente orientadas a controlar la calidad ambiental, las emisiones de afluentes, los productos y

procesos productivos y tecnológicos, así como también actualizar las ya existentes. Los instrumentos normativos deben acompañarse

del fortalecimiento institucional de las entidades gubernamentales y no gubernamentales comprometidas con la gestión ambiental del

agua. Simultáneamente a la promulgación de normas reglamentarias deben adoptarse medidas económicas y fiscales para estimular la

conservación y uso sostenible de las aguas.

Los Estados y naciones de Centroamérica deben fomentar una cultura social del agua. Desafortunadamente, la gran mayoría de ha-

bitantes de la región, en especial de las ciudades, no cuentan con una cultura del agua ni ambiental. Es prioritario propiciar un cambio

en la percepción del agua como mero recurso para reconocerla como elemento viviente íntimamente vinculado a la vida humana y a la

biosfera.

Los Estados y naciones de Centroamérica deben consolidar una adecuada base científica y tecnológica sobre sus sistemas hídricos.

Actualmente la carencia de investigación extendida e intensa sobre los cuerpos de agua y los sistemas hídricos de la región es uno de

los más serios obstáculos a la gestión ambiental de las aguas.

Los Estados y naciones de Centroamérica deben procurarse una política integral y multiagencial del agua garantizando la más amplia

participación de todos los actores sociales en las tareas atinentes a la conservación, manejo, control y administración de los cuerpos

de agua y sistemas hídricos. La participación social es el fundamento de una cultura del agua.

INVOCANDO:

Los principios de convivencia, respeto a la dignidad humana, solidaridad entre los pueblos, santidad de las formas vivientes, ética

biosférica y responsabilidad ambiental consagrados en las Constituciones Políticas y Leyes de los países de la región, en las normas

del Derecho Consuetudinario y en las disposiciones de los Tratados, Convenios y Declaraciones Internacionales suscritos tanto por

Estados soberanos como por movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y la ciudadanía en defensa del patrimonio

común de la humanidad y beneficio de las presentes y futuras generaciones;

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Los principios enunciados por los siguientes instrumentos de Derecho Internacional:

• Convención sobre el Desarrollo de Obras Hidroeléctricas que afecten a más de un Estado (Ginebra, 1923), art. 4.

• Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), arts. 25 y 30.

• Convención Americana de Derechos Humanos.

• Carta de las Naciones Unidas.

• Convenio Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1967), arts. 5, 11 y 12.

• Carta de las Naciones Unidas sobre Derechos y Deberes Económicos de los Estados, arts. 3 y 30.

• Carta Europea del Agua (Estrasburgo, 1968).

• Convención sobre la Prevención de la Polución Marina por Basuras y Otras Materias (Londres, México, Moscú, 1972).

• Convención Internacional para la Prevención de la Polución por Barcos (Londres, 1973).

• Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (1981).

• Convención sobre el Derecho del Mar (Ginebra, 1982), arts. 192 al 237.

• Carta Mundial de la Naturaleza (1982).

• Protocolo de San Salvador (1988), art. 11.

• Declaración de La Haya sobre Medio Ambiente (1989).

• Reportes de la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas (1º al 6º ).

• Reglas de Helsinki sobre los Usos de las Aguas de Ríos Internacionales.

• Carta de la Comunidad Europea sobre Derechos y Obligaciones Ambientales (Diciembre de 1990).

• Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo (1992).

• Los principios consagrados por la Declaración de Estocolmo (1972), la Declaración de Dublín (1992), la Declaración de París (1998)

y las Declaraciones de Rotterdam (1983) y Amsterdam (1993) del Tribunal Internacional del Agua, así como las conclusiones de las

Conferencias de Mar del Plata (1977), Nueva Delhi (1990) y Nordwijk (1994).

DECLARAMOS:

Primero. El derecho al agua es un derecho fundamental, inherente a la vida y dignidad humanas. La población de la región centro-

americana es titular del derecho fundamental al agua en adecuada cantidad y calidad.

Segundo. Todas las mujeres y hombres centroamericanos tienen los mismos derechos de acceso e idénticas opciones a los benefi-

cios de los cuerpos de agua y sistemas hídricos de la región.

Tercero. El agua de la región es patrimonio común de las presentes y futuras generaciones del istmo. Su conservación y uso sosteni-

do es una obligación compartida de los Estados, las colectividades y la ciudadanía.

Cuarta. El cuidado de las aguas y su provisión es un asunto de justicia ambiental. Los y las centroamericanas tienen derecho a una

pronta y efectiva justicia ambiental, con el propósito de garantizar el ejercicio pleno de sus derechos fundamentales y ambientales.

Quinta. La población centroamericana tiene derecho a participar en los proyectos, obras y decisiones que afecten o puedan afectar a

los cuerpos de agua y sistemas hídricos a nivel local, nacional e internacional. La consulta ciudadana debe ser procedimiento obligato-

rio en estos casos.

Sexta. La población centroamericana tiene derecho a la información sobre el estado actual y tendencias de los cuerpos de agua y

sistemas hídricos. El derecho a la información comprende el conocimiento y la investigación científica sobre las cuencas hidrográficas,

cuerpos de agua y ecosistemas asociados.

Séptima. La población centroamericana tiene derecho a la inversión de los recursos financieros e institucionales necesarios para

garantizar el ejercicio pleno de su derecho fundamental al agua. En el mismo sentido, tiene derecho a la compensación y pago de la

deuda ecológica en los casos de daño a los cuerpos de agua y sistemas hídricos.

Firmada en San José, a los diez (10) días del mes de Julio de 1998

Declaración Centroamericana del Agua 1998

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La Ley generaL de aguas nacionaLes de nicaragua

El 9 de septiembre de 2007 se promulgó la Ley General de Aguas Nacionales en Nicaragua, lo que constituye la ley de recursos hídricos más reciente en los últimos 31 años en la región centroamericana. Esta ley trata de la gestión de los recursos hídricos y no directamente del acceso a agua potable y saneamiento básico.

La ley prevé la creación de un Consejo Nacional de Recursos Hídricos (CNRH) como la instancia de más alto nivel para la gestión de recursos hídricos, una Autoridad Nacional de Aguas (ANA) y organismos de cuencas. Prevé también la creación de un Fondo Nacional de Agua (FNA) para financiar un Plan Nacio-nal de Recursos Hídricos y planes por cuenca. El Fondo será alimentado, entre otros, a través del pago de un canon para el uso de agua. El canon será establecido mediante una otra ley específica.

El sector agua experimentó una reforma importante en 1998 que imprimió la separación de las funciones de formulación de políticas (CONAPAS), de regulacíon (INAA) y de operación (ENACAL y otros). Muy poco progreso se ha logrado en el cam-po de la descentralización, y en 2007 hubo una recentralización con la transferencia de los servicios de dos municipalidades a ENACAL. La participación del sector privado sigue siendo controversial y enfrenta la oposición del gobierno Sandinista electo en 2006.

Durante el proceso de creación de la nueva ley, se formó en el país la Coalición de Organizaciones por el Derecho al Agua (CODA). Esta plataforma y el Comité de Acción Global organi-zaron en marzo de 2007 un foro-debate con la participación de diferentes actores sociales comprometidos con la lucha por el derecho de acceso al agua y dieron a conocer una carta abierta que enviaron al presidente de la República, Daniel Ortega, sobre ese tema. En esta carta plantearon que el agua es un recurso natural, limitado, esencial para la vida de las personas y el medio ambiente. El agua es un derecho humano, y por tanto el Estado tiene la obligación de su suministro en cantidad y calidad. El agua es un derecho universal irrenunciable, al cual todas las personas tenemos derecho a acceder en calidad y cantidades necesarias. En Nicaragua, a partir de la aprobación en lo general de la Ley General de Aguas Nacionales en febrero del 2005, se corre el riesgo de que miles de personas no tengan acceso a este vital liquido. El 23 de noviembre 2006 se aprobó en lo particular hasta el artículo 45 de dicha norma. Con este acto, quedan establecidas las bases para que la privatiza-ción de los recursos hídricos sea una realidad en Nicaragua en detrimento de la calidad de vida que nos merecemos los y las nicaragüenses.

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Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), acordados por Naciones Unidas en el 2000, establecen la meta de reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carecen de acceso sostenible a agua potable. Ello contribuirá a alcanzar el objetivo número 7, Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. El indicador que se utiliza es el de acceso sostenible a mejores fuentes de abastecimiento de agua, urba-na y rural.

En el reporte de evaluación a mitad de período de los pro-gresos realizados de los Objetivos del Milenio, año 2004, se constató que existen 1.100 millones de personas sin acceso a agua por medio de fuentes de agua mejoradas y 2.600 millones de personas sin acceso a tecnologías de saneamiento mejora-das. Mientras que el ritmo de avance de progresos en el sector agua potable parece que permitirá alcanzar la meta establecida (a excepción del áfrica Subsahariana), de no producirse una acusada aceleración del ritmo de los progresos, el mundo no alcanzará sus objetivos de saneamiento por una diferencia de 500 millones de personas. El reporte también hace énfasis en centrar mayores esfuerzos en las áreas rurales para alcanzar el nivel de acceso de servicio básico, aunque también indica que debido al rápido incremento poblacional en las ciudades los porcentajes de cobertura pueden disminuir a menos que el ritmo de expansión de la cobertura de los servicios de agua potable y saneamiento urbanos se mantenga.

En lo que se refiere al sector agua potable, aproximadamente el 50% de la población mundial disfruta de niveles de acceso a agua intermedios o óptimos, el 30% obtiene agua mediante accesos básicos, mientras un 20% no tiene acceso al agua potable.

El Programa Conjunto de Vigilancia del Abastecimiento de Agua y el Saneamiento de la OMS/UNICEF, en la definición de fuentes de abastecimiento de agua potable mejoradas estable-ció una mayoría de tecnologías de agua potable mejoradas de uso comunitario, mientras que en el caso de instalaciones de saneamiento mejorado enfatizó que las instalaciones de sanea-miento mejoradas no pueden ser comunes o compartidas. Por otra parte, la definición de agua segura permanece confusa.

Debido a que la mayoría de fuentes de agua mejoradas son de carácter comunitario o de uso compartido, la meta esta-blecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio respecto al agua potable corresponde al nivel de acceso de servicio de agua básico. Es decir, que la meta se cumpliría si en el 2015 se hubiese reducido el porcentaje de personas sin acceso a agua potable mediante la implementación de nuevos accesos por medio del nivel de acceso de servicio básico, aunque en el reporte de evaluación a mitad de periodo de los progresos realizados de los Objetivos del Milenio se incentiva a que los nuevos accesos no sean únicamente de carácter básico, pues los mejores beneficios para la salud se obtiene por medio del nivel de acceso intermedio.

Si en la definición de fuentes de agua mejorada, se hubiese considerado únicamente las tecnologías de abastecimiento domiciliario o inmediatamente cercanas a las viviendas (nivel

de acceso de servicio intermedio), lo que puede ser justificado desde el punto de vista de beneficios de la salud, el acceso ac-tual al agua potable alcanzaría el 50% (según datos de 2002), siendo inferior al acceso mundial al saneamiento (según datos de 2002). Esto tiene profundas implicaciones, más cuando actualmente hay una sensible promoción para reducir el déficit de acceso al saneamiento.

Hace unas pocas generaciones, las expectativas de vida de los ciudadanos más pobres de las naciones industrializadas no eran muy diferentes de las que encontramos hoy en áfrica sub-sahariana. Sólo cuando se proporcionan servicios públicos de salud, educación, agua y saneamiento para todos, las expec-tativas de vida y lo que hoy conocemos como indicadores de desarrollo humano aumentan de forma drástica.

En noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU marcó un hito histórico al reco-nocer, en la observación General nº 15, el acceso al agua segu-ra como un Derecho Humano fundamental, reflejando de forma expresa el derecho que ya se entendía implícito en el artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar…

El Comentario General señala que: el derecho humano al agua otorga derecho a todos a contar con agua suficiente, a precio asequible, físicamente accesible, segura y de calidad aceptable para usos personales y domésticos y solicita a los gobiernos que adopten estrategias y planes de acción a nivel nacional que les permita moverse de forma más expeditiva y eficaz para hacer realidad el derecho al agua. En virtud de tal reconoci-miento, los 145 países firmantes de dicho tratado se obligan a asegurar progresivamente que la totalidad de sus habitantes tenga acceso a agua potable.

El derecho humano al agua es indispensable para vivir dig-namente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. El agua es un elemento esencial para la vida humana, para la salud básica y para la supervivencia, así como para la producción de alimentos y para las actividades económicas. Así, el agua es un elemento presente en todos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ya que es una condición indispensable en la lucha contra la pobreza (ver Cuadro 10).

Para el ser humano la pérdida de agua de un 10% de la masa presente en su cuerpo puede tener consecuencias graves y a partir del 20% provocar la muerte. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2003), las enfermedades transmitidas por el agua, causan el 80% de las enfermedades y muertes que se producen en los países en desarrollo y provocan la muerte de un niño cada ocho segun-dos. Los servicios deficientes de agua y saneamiento son la causa directa del deterioro de las condiciones de salud, así como causa importante de enfermedades originadas, directa o indirectamente, por el consumo de agua o de alimentos conta-minados, o por organismos patógenos que se desarrollan en el agua (Organización de las Naciones Unidas, 2003).

Los objetivos de desarroLLo deL miLenio y Los niveLes de acceso aL servicio de agua potabLe

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Cada año más de 2 millones de habitantes de países desfa-vorecidos (la mayoría menores de edad) mueren por enfer-medades asociadas a la falta de acceso al agua potable, la inadecuada salubridad y la escasa higiene. Son múltiples las enfermedades por el consumo de agua contaminada, espe-cialmente entre la población infantil. Además, existe un elevado absentismo escolar por parte de los niños/as, dado que son los

principales encargados, junto con las mujeres, de suministrar agua potable a las familias. Miles de mujeres y niños/as cami-nan diariamente una media de 4 horas para conseguir agua y no siempre la obtienen en las mínimas condiciones deseables de salubridad. Este hecho repercute también en la autonomía de las mujeres ya que no disponen de tiempo para realizar otras actividades generadoras de ingresos.

Mujer lavando, Sololá (Guatemala). Foto: JUAN E. JUáREz - LAGUN ARtEAN

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EL AGUA Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO. Informe de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. 2007

Cuadro 10

OBJETIVO 1. ERRADICAR LA POBREZA EXTREMA Y EL HAMBRE

El agua es un factor de producción en prácticamente toda empresa, incluyendo la agricultura, la industria y el sector servicios.

Una mejor nutrición, junto a la seguridad alimentaria, reduce la vulnerabilidad ante las enfermedades incluidas el VIH/sida y el

paludismo, entre otros. En la era moderna, el acceso a la electricidad resulta fundamental para mejorar la calidad de vida. La

competencia entre distintos sectores debe equilibrarse, mediante políticas que reconozcan la capacidad y la responsabilidad de

todos los sectores para tratar los asuntos relacionados con la pobreza y el hambre.

METAS

• Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas cuyos ingresos sean inferiores a 1 dólar por día.

• Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre.

INDICADORES RELATIVOS AL AGUA EN EL WWDR2

• Porcentaje de personas desnutridas

• Porcentaje de personas que viven en la pobreza en las zonas rurales

• Importancia relativa de la agricultura

• Tierras irrigadas como porcentaje de las tierras cultivadas

• Importancia relativa de la extracción de agua para la agricultura en el balance hídrico

• Área de tierras salinizadas por la irrigación

• Importancia de las aguas subterráneas en la irrigación

• Aporte energético de la dieta

• Tendencias en el uso industrial del agua

• Uso del agua por sector

• Generación de contaminación orgánica por sector industrial

• Productividad industrial del agua

• Tendencias en la certificación ISO 14001, entre 1997 y 2002

• Acceso a la electricidad y uso doméstico

• Generación de electricidad mediante combustibles, 1971-2001

• Capacidad de generación de energía hidroeléctrica, 2002

• Suministro total de energía primaria por combustible

• Intensidad de carbón para la producción de electricidad, 2002

• Volumen de agua desalinizada obtenido

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META

• Reducir en dos terceras partes de la tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años, entre 1990 y 2015

OBJETIVO 4. REDUCIR LA MORTALIDAD INFANTIL

Mejorar el acceso al agua potable y a un saneamiento adecuado ayudará a prevenir la diarrea, y sentará las bases para contro-

lar los helmintos transmitidos a través del suelo y la esquistosomiasis, entre otros patógenos.

META

• Eliminar las desigualdades entre los géneros en la Enseñanza Primaria y Secundaria, preferiblemente hasta el año

2015, y en todos los niveles de la enseñanza no más allá del 2015.

INDICADOR RELATIVO AL AGUA EN EL WWDR2

• Acceso a la información, la participación y la justicia en las decisiones relativas al agua

OBJETIVO 3. PROMOVER LA IGUALDAD ENTRE LOS GÉNEROS Y LA AUTONOMÍA DE LA MUJER

La educación permitirá a las mujeres y a las niñas desarrollar su potencial, en tanto que parte integral de los esfuerzos para el

desarrollo.

OBJETIVO 2. LOGRAR LA ENSEÑANZA PRIMARIA UNIVERSAL

Fomentar un ambiente escolar sano es fundamental para asegurar la mejora del acceso universal a la educación, la escolariza-

ción, la asistencia a clase, la permanencia y los resultados de los estudios; la distribución del profesorado ya ha mejorado. Para

todo ello, el acceso a agua potable y saneamiento es fundamental.

META

• Velar por que, en 2015, todos los niños y niñas puedan terminar un ciclo completo de Enseñanza Primaria.

INDICADOR RELATIVO AL AGUA EN EL WWDR2

• Índice de conocimientos

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INDICADORES RELATIVOS AL AGUA EN EL WWDR2

• Mortalidad en niños menores de 5 años

• Prevalencia de niños menores de 5 años de peso inferior al normal

• Prevalencia de niños menores de 5 años con retraso en el crecimiento

OBJETIVO 5. MEJORAR LA SALUD MATERNA

Mejorar la salud y la nutrición reduce la vulnerabilidad a la anemia y otras afecciones que influyen sobre la mortalidad materna.

Una cantidad suficiente de agua limpia para el aseo antes y después del parto reduce la posibilidad de contraer infecciones

mortales.

META

• Reducir en tres cuartas partes la tasa de mortalidad materna, entre 1990 y 2015

INDICADOR RELATIVO AL AGUA EN EL WWDR2

• AVAD (Años de Vida Ajustados en función de la Discapacidad)

OBJETIVO 6. COMBATIR EL VIH/SIDA, EL PALUDISMO Y OTRAS ENFERMEDADES

Mejorar el abastecimiento de agua y saneamiento reduce la vulnerabilidad ante y la gravedad del VIH/SIDA y de otras enferme-

dades importantes.

METAS

• Detener y comenzara reducir la propagación del VIH/SIDA para 2015.

• Detener y comenzar a reducir la incidencia del paludismo y otras enfermedades graves para 2015

INDICADOR RELATIVO AL AGUA EN EL WWDR2

• AVAD (Años de Vida Ajustados en función de la Discapacidad)

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METAS

• Reducir a la mitad, para 2015, el porcentaje de personas que carecen de acceso a agua potable

• Mejorar considerablemente la vida, de por lo menos, 100 millones de habitantes de zonas marginales, para el año

2020

INDICADORES RELATIVOS AL AGUA EN EL WWDR2

• Índice de gobernabilidad del agua y del saneamiento en zonas urbanas

• Índice de ejecución de equipamientos hidráulicos

• Acceso a agua potable segura

• Acceso a saneamiento básico

OBJETIVO 7. GARANTIZAR LA SOSTENIBILIDAD DEL MEDIO AMBIENTE

Unos ecosistemas saludables son fundamentales para mantener la biodiversidad y el bienestar humano. Dependemos de ellos

para obtener el agua que bebemos, para lograr la salud alimentaria y toda una serie de bienes y servicios medioambientales.

META

• Incorporar los principios de desarrollo sostenible a las políticas y programas nacionales; invertir la pérdida de recur-

sos del medio ambiente

INDICADORES RELATIVOS AL AGUA EN EL WWDR2

• Índice de tensión hídrica

• Desarrollo de las aguas subterráneas

• Precipitación anual

• Volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Volumen total anual de recursos hídricos renovables per cápita

• Aguas superficiales como porcentaje del volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Solapamiento como porcentaje del volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Caudal afluente como porcentaje del volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Caudal efluente como porcentaje del volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Uso total como porcentaje del volumen total anual de recursos hídricos renovables

• Fragmentación y regulación del caudal de los ríos

• Nitrógeno diluido (NO3 + NO2)

• Tendencias en la protección de los hábitats de agua dulce

• Tendencias en la situación de las especies de agua dulce

• Demanda biológica de oxígeno (DBO)

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OBJETIVO 8. FOMENTAR UNA ASOCIACIÓN MUNDIAL PARA EL DESARROLLO

El agua posee una serie de valores que deben ser reconocidos al seleccionar las estrategias de gobernabilidad. Las técnicas

de valoración orientan la toma de decisiones relativa a la distribución de agua, lo que fomenta el desarrollo sostenible social,

medioambiental y económico, además de la transparencia y la rendición de cuentas. Los programas y las alianzas para el desa-

rrollo deberían reconocer la importancia del agua potable y el saneamiento básico para el desarrollo económico y social.

METAS

• Desarrollar aún más un sistema comercial financiero abierto, basado en normas, previsible y no discriminatorio. Ello

incluye el compromiso de lograr una buena gestión de los asuntos públicos y la reducción de la pobreza, en cada

país y en el plano internacional.

• Atender a las necesidades especiales de los países en vías de desarrollo sin litoral y de los pequeños estados insula-

res en vías de desarrollo.

INDICADORES RELATIVOS AL AGUA EN EL WWDR2

• Proporción del sector hídrico en el total del gasto público

• Relación entre el nivel real y el pretendido de inversión pública en el abastecimiento de agua

• Proporción de recuperación de costos

• Gasto en agua como porcentaje del total de ingresos domésticos

• Indicador de interdependencia hídrica

• Indicador de cooperación

• Indicador de vulnerabilidad

• Indicador de fragilidad

• Indicador de desarrollo

• Índice de riesgo de desastres

• Índice de evaluación de riesgos y políticas

• Índice de vulnerabilidad climática

• Avances en la implementación de la GHIR

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Esta consideración a la importancia del agua se ha reflejado en las últimas cuatro décadas en que la comunidad internacional va prestando, cada vez con mayor intensidad, una especial atención a la problemática del agua, de forma que se han multiplicado las iniciativas y conferencias destinadas a tratar específica o colateralmente la realidad mundial de los recursos hídricos.

Ya a finales de los años 60 en la Carta Europea del Agua (Es-trasburgo, 1968) se afirmaba que no hay vida sin agua, que el agua es un tesoro indispensable para toda actividad humana y que no es inagotable, por lo que es necesario conservarla, además de considerarla como un bien común, sin fronteras, que requiere de la cooperación internacional.

Asimismo se reconocía la urgencia de formular políticas de de-sarrollo a largo plazo, que reflejaran los patrones cambiantes de abastecimiento y demanda del agua, que fueran consistentes con su uso más eficiente, y que tuvieran un mejor entendimien-to de sus implicaciones sociales y ambientales a corto y largo plazo.

Desde los años 70 las Naciones Unidas han organizado diver-sos eventos internacionales en temas de desarrollo y medio ambiente, el agua incluida, a fin de exponer a los gobiernos y los ciudadanos del mundo, la importancia económica y social de este bien, así como buscar soluciones a su problemática.

Como consecuencia de este proceso, se han logrado progre-sos notables en cuanto a la consecución de un diagnóstico general y se ha consensuado un enfoque general de los pro-blemas del agua y sus soluciones, basado, por un lado, en la asunción de compromisos destinados a satisfacer las necesida-des básicas de la humanidad relacionadas con el abastecimien-to y saneamiento, y por otro, en la propuesta de soluciones para la gestión integral, participativa y solidaria del recurso.

Con la llegada del nuevo milenio se han retomado las antiguas iniciativas de proporcionar servicios de agua limpia y sanea-miento y se ha constatado la importancia de las relaciones entre la falta de acceso al agua potable con la pobreza, la desigualdad de género, el absentismo escolar y el desarrollo sostenible, cuyas enormes repercusiones sociales, económicas y medioambientales han derivado al planteamiento de estrate-

gias que vayan encaminadas a resolver los problemas rela-cionados con este recurso fundamental desde la cooperación internacional.

De todos los eventos importantes realizados recientemente para establecer metas, la Cumbre de las Naciones Unidas del 2000, que determinó los Objetivos de Desarrollo del Mile-nio (ODM) para el 2015, sigue siendo la más influyente. En septiembre de 2000, 147 jefes de Estado y gobierno y 189 naciones se comprometieron, dentro del marco de la Declara-ción del Milenio de las Naciones Unidas [A/RES/55/2], a hacer del derecho al desarrollo una realidad para todos, subrayando los derechos humanos por encima de todo. El objetivo de la Declaración es promover una estrategia coordinada que aborde de manera simultánea muchos problemas en un amplio frente común.

En la Declaración del Milenio se recogen ocho Objetivos. Los primeros siete objetivos acordados hacen referencia a la erradi-cación del hambre y la pobreza, la educación primaria universal, la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y maternal, la detención del avance del VIH/SIDA, paludismo y tubercu-losis y la sostenibilidad del medio ambiente. El Objetivo 8 se centra en fomentar una asociación mundial para el desarrollo a través de la materialización de un compromiso firme que aúne recursos y voluntades en forma de alianzas entre países ricos y pobres. A partir de los objetivos, se desarrollaron 18 metas concretas y 48 indicadores cuantificables para poder evaluar el progreso alcanzado. Estas metas constituyen la hoja de ruta de la sociedad internacional en materia de cooperación y, por ello, la Declaración del Milenio implica un cambio de paradigma, ya que deja de ser una simple declaración para convertirse en un compromiso de todos los países firmantes con resultados concretos. El mensaje de la Declaración es que somos la primera generación capaz de erradicar la extrema pobreza, y no queremos perder esta oportunidad.

De esta manera los ODM representan un compromiso constan-te en la lucha contra la pobreza y buscan resolver muchos de los problemas que afectan al desarrollo humano, entre ellos el acceso al agua potable y al saneamiento, esta vez, si no a la to-talidad de la población como se estableció durante el Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental, 1981-1990, sí, al menos, a la mitad.

Las iniciativas sobre eL agua: Los objetivos de desarroLLo deL miLenio (odm)

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La situación en 2007

En la mayor parte de las regiones el objetivo internacional de reducir a la mitad la proporción de personas que no tienen agua potable está lejos de cumplirse y, en total, el agua le seguirá faltando a 210 millones de personas. Al ritmo actual, áfrica no alcanzará el objetivo hasta el año 2015. Una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a ningún tipo de aseo o letrina y, contrariamente a las promesas internacionales, este número está en aumento (ver Cuadro 11).

Se han realizado algunos progresos en materia de abasteci-miento de agua. A nivel mundial, el acceso ha aumentado del 73% en 1990 al 83% en 2004, pero más de 1.100 millones de personas siguen sin tener acceso. Además se considera que solamente América Latina y Asia meridional están avanzando conforme a lo previsto para alcanzar esta meta del objetivo (aunque se carece de datos acerca de más de la cuarta parte de los países empobrecidos). Dentro de áfrica, sin embargo, de los 36 países para los que se dispone de datos, tan sólo nueve están avanzando conforme a lo previsto. En el áfrica subsaha-riana, el acceso aumentó en forma marginal, del 49% en 1990 al 58% en 2002.

En materia de saneamiento no se han realizado grandes avan-ces mundiales, que aumentó del 35% en 1990 al 50% en 2004, y sólo tres regiones (Asia oriental y el Pacífico, América Latina y Oriente Medio y Norte de áfrica) están bien encaminadas para alcanzar la meta. De los 32 países de áfrica con datos disponi-bles, tan sólo dos están avanzando conforme a lo previsto.

Se estima que 2.600 millones de personas (la mitad del mundo en desarrollo) aún no disponen de saneamiento básico. Para cumplir la meta del ODM, se calcula que 1.600 millones de personas necesitarán acceder a saneamiento durante el periodo comprendido entre 2005 y 2015. Aún así, si la tenden-cia observada en 1990 continúa, se prevé que todavía faltaría saneamiento a casi 600 millones de personas. Sólo las regiones de Asia oriental, sudoriental y occidental, áfrica septentrional y América Latina y el Caribe están en el camino correcto para reducir a la mitad en 2015 el porcentaje de personas que no disponen de sistemas de saneamiento básico. El progreso del resto de regiones en desarrollo hacia esta meta ha resultado ser insuficiente.

Pese a que es de suma importancia para alcanzar varios ODM, la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) destinada al sector de abastecimiento de agua y saneamiento disminuyó conside-rablemente desde mediados de los años noventa hasta 2002, y si bien hubo una leve recuperación después de 2003, todavía no ha regresado al nivel del año 2000.

Otro dato a tener en cuenta son las disparidades entre las zonas urbanas y las zonas rurales, tal como denuncia UNICEF/OMS en su informe de 2005. El 92% de la población urbana y el 70% de la población rural de los países en desarrollo utilizan fuentes de suministro de agua mejoradas. Ello significa que por cada persona que no dispone de agua potable en los centros urbanos, hay seis personas en la misma situación en las zonas rurales. Las disparidades mayores se registran en áfrica subsa-hariana, con una diferencia de 37 puntos porcentuales entre la población rural y la urbana.

Las disparidades en materia de saneamiento entre las zonas rurales y las urbanas son todavía más acusadas. Sólo un 31% de los habitantes del medio rural en las regiones en desarrollo tienen acceso a algún tipo de saneamiento básico, contra el 73% de la población urbana. En 2002, la población total de las regiones en desarrollo que no disponía de saneamiento mejorado era de unos 560 millones en las zonas urbanas, en comparación con la abrumadora cifra de 2.000 millones en las zonas rurales.

En la actualidad, las estimaciones en materia de cobertura de agua y de saneamiento de las zonas urbanas incluyen también a las personas que viven en barrios de tugurios. Por consi-guiente, las estadísticas tienden a enmascarar las privaciones en que viven estas comunidades. Alcanzar la meta de los ODM de reducir a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable costaría 4.000 millones de dólares al año durante 10 años, aproximadamente el gasto mensual en botellas de agua mineral en Europa y EE.UU.

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Departamento de Asuntos Econónimos y Sociales de Naciones Unidas. Objetivos de Desarrollo del Milenio, Informe de Rapport 2007. Pág 25-26.

Cuadro 11

META

• Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas sin acceso sostenible a agua potable y a servicios de sa-

neamiento básicos

Con la mitad de los países en vías de desarrollo sin servicios básicos de saneamiento, la consecución del Objeti-vo de Desarrollo del Milenio exigirá de un esfuerzo extraordinario.

Para cumplir la meta del ODM, se calcula que 1 00 millones de

personas necesitarán acceder a un mejor saneamiento durante

el periodo comprendido entre 2005 y 2015. Aún así, si la

tendencia observada en 1990 continúa, se prevé que el mundo

pierda este objetivo en casi 600 millones de personas.

Sólo las regiones de Asia oriental, sudoriental y occidental,

África septentrional y América Latina y el Caribe están en el

camino correcto para reducir a la mitad en 2015 el porcentaje

de personas que no disponen de sistemas de saneamiento bá-

sicos. El progreso del resto de regiones en desarrollo hacia esta

meta ha resultado ser insuficiente. De hecho, en el África sub-

sahariana aumentó la cantidad total de personas sin acceso al

saneamiento (desde 335 millones en 1990 hasta 440 millones

de personas para finales de 2004). Esta cifra puede aumentar

aún más si la tendencia no mejora.

Las repercusiones sanitarias, económicas y sociales que gene-

ran la defecación en espacios abiertos, el bajo nivel de higiene

y la falta de agua potable inocua están bien documentadas. En

su conjunto, contribuyen a aproximadamente un 88 por ciento

de las muertes a causa de trastornos diarreicos (más de 1,5

millones) en menores de cinco años. La infección por lombri-

ces intestinales originada por la defecación al aire libre afecta a

cientos de millones de niños, en su mayoría en edad escolar.

Esta infección conlleva una reducción del crecimiento físico, un debilitamiento de la salud y un deterioro de las funciones cognitivas.

Una alimentación pobre también contribuye a estos efectos.

Conforme va aumentando la intensidad de la infección, desciende de manera notable el rendimiento académico y la asistencia escolar.

Las lombrices intestinales pueden causar también anemia que, en el caso de las niñas, aumenta el riesgo de posteriores complicacio-

nes en el parto.

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eL decenio deL agua, fuente de vida 2005-2015

El decenio El agua, fuente de vida se enfrenta a tres retos: mantener los logros alcanzados anteriormente; impulsar sin demora la provisión de servicios de agua potable y saneamien-to a los miles de millones de habitantes de zonas rurales que no cuentan con estos servicios; y acelerar los esfuerzos exitosos en zonas urbanas de adaptación al crecimiento demográfico urbano, centrándose sobre todo en los grupos de población de bajos ingresos y desfavorecidos.

El Programa Conjunto de Monitoreo de agua potable y Sa-neamiento llevado a cabo por la OMS y UNICEF, calcula que para alcanzar la meta de los ODM sobre saneamiento deben multiplicarse aproximadamente por dos los esfuerzos de los últimos 15 años y para alcanzar la meta de los ODM sobre el agua potable deben aumentarse los esfuerzos en un tercio.

Aunque el mundo en su conjunto todavía puede alcanzar la meta de los ODM relativa al agua potable, al parecer, la evolu-ción no es favorable. Desde luego, algunas regiones alcanza-rán la meta relativa al agua potable y el saneamiento, pero, si continúa la tendencia actual, otras no lo lograrán. Por ejemplo, en el áfrica subsahariana, donde la población urbana aumentó un 85 por ciento de 1990 a 2004, y durante el mismo periodo el número de habitantes de zonas urbanas sin acceso al agua potable ni a servicios de saneamiento básicos se multiplicó por dos. En la misma región, en 2004, el número de personas sin acceso a servicios mejorados de abastecimiento de agua potable en zonas rurales era cinco veces mayor que el núme-ro de personas sin acceso en zonas urbanas, y el número de personas sin acceso a servicios de saneamiento mejorados era casi tres veces mayor que el número de personas sin acceso en zonas urbanas.

La consecución de la meta de los ODM relativa al agua potable y el saneamiento es un reto enorme. Las cifras hablan por sí solas: para alcanzar dicha meta es preciso construir, antes de 2015, infraestructuras de abastecimiento de agua potable para 1.100 millones de personas más, e infraestructuras de sanea-miento para 1.600 millones personas más.

Será también preciso tomar medidas para evitar el deterioro presente y futuro de las infraestructuras como consecuencia de una organización institucional deficiente, una insuficiente recu-peración de costos, un manejo y mantenimiento deficientes, y la ausencia, en general, de sistemas de gestión correctos.

Es preciso acelerar y mantener la ejecución de infraestructuras de agua potable y saneamiento para contribuir a romper el círculo de la pobreza, la falta de educación, la vivienda deficien-te y la mala salud. Las medidas necesarias son bien conocidas: el informe final del Equipo de tareas sobre recursos hídricos y saneamiento del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas recomienda diversas medidas clave: desde la compensación del enorme déficit en el acceso a servicios de saneamiento básico comparado con el acceso al agua potable, a innovacio-nes institucionales, financieras y técnicas con atención especial a las necesidades de los hogares pobres.

Para alcanzar la meta de los ODM relativa al agua potable y el saneamiento es preciso acelerar el ciclo completo de suministro de servicios, que comprende la formulación de políticas, la mo-vilización de recursos (financieros y de personal), la planificación y el diseño, la construcción, y la operación y mantenimiento, centrándose en los pobres y en las personas que carecen de servicios adecuados en todo el mundo. El progreso en el sector debe pasar de un proceso basado en avances esporádicos a uno basado en un desarrollo continuo y permanente.

teniendo en cuenta que ya han transcurrido dos tercios del periodo desde el año de referencia (1990) al año meta de los ODM, no basta con continuar haciendo las cosas como hasta ahora. Para alcanzar la meta, el mundo necesita urgentemente intensificar las actividades, aumentar su eficacia y acelerar las inversiones.

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