28
AÑO 21 N.º 189 MAYO de 2020

AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

AÑO 21 N.º 189mAyO de 2020

Page 2: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

2 LA REVISTA AGRARIA / 189

Publicación del Centro Peruano de Estudios Sociales

Jr. Caracas 2575, Jesús maría, Lima 11/ PerúTelf. (01) 261 1188

Email: [email protected]: www.larevistaagraria.org

www.facebook.com/LaRevistaAgrariaTwitter: @RevistaAgraria

Directora fundadora Bertha Consiglieri (1950-2007)

DirectorFernando Eguren

comité editorialLaureano del Castillo,

Beatriz Salazar, Pedro Castillo, miguel Pintado

corrección/DiagramaciónAntonio Luya / José Rodríguez

LIcENcIA cREATIVE cOMMONSAlgunos derechos reservados

Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar públi-camente esta obra bajo las condiciones siguientes:- Debe reconocer los créditos de la obra- Debe ser usada solo para propósitos no comerciales- No se puede alterar, transformar o generar una

obra derivada a partir de esta obra.

contenido

Esta edición de LRA contó con el apoyo de

10

El medio ambiente: el eslabón más débil en las defensas frente a nuevas pandemiasPor Beatriz Salazar

16Agua y coronavirusPor Laureano del Castillo

20

Juventud rural y acceso a activos: un desafío de renovación para las comunidades campesinas y nativasPor Ana Lucía Araujo Raurau

25La protección del derecho a la tierra en CuscoPor Renato Levaggi Tapia

4Agro y coronavirusPor Fernando Eguren

Page 3: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

mayo de 2020 3

ía tras día los peruanos estamos pendien-tes de los números: número de nuevos contagios por el coronavirus, número de

fallecidos, número de recuperados; número de ventiladores, de unidades de cuidados in-tensivos, de camas libres; número de pruebas rápidas y de pruebas moleculares, número de resultados positivos y negativos; número de contagiados del personal de salud, de policías y miembros de las fuerzas armadas, de bom-beros; número de bonos distribuidos entre la población rural y urbana; números de perso-nas que pugnan por retornar a sus ciudades y pueblos de origen; monto de fondos públicos destinados a aliviar la situación de empresas y pymes; monto de los fondos privados CTS y aportes a AFP que pueden ser recuperados por sus atribulados dueños.

La mayor parte de estos números son es-timados que se basan en cálculos y recuentos imprecisos, no solamente porque los registros sobre los que se basan probablemente son incompletos, parciales y asistemáticos, sino porque la información sobre cómo evolucio-nan los números tiene impactos políticos, sociales, económicos y psicológicos. Es inevitable —aunque no justificable— que los números destinados a ser difundidos a la ciudadanía sean minimizados o exagerados según los impactos que puedan tener sobre la opinión pública. La poca claridad de la in-formación oficial sobre cuántas camas y venti-ladores mecánicos disponibles hay en el país para contagiados por el coronavirus es una expresión de ello. Por otro lado, es también inevitable —aunque tampoco justificable— que grupos de interés económico y político minimicen o exageren otros números y su

significado, como el expresado en el debate sobre el monto que puede ser retirado de los fondos de las AFP sin poner en grave riesgo la estrategia económica del gobierno para afrontar la gravísima situación económica.

Exagerar o minimizar los números puede ser el resultado de la mala fe o de intereses subalternos, o del intento de ocultar ineficacia para lograr objetivos anunciados públicamen-te; pero también puede serlo el resultado de un deseo de evitar situaciones de pánico o desesperanza entre la población. En cualquier caso, las decisiones políticas para enfrentar la pandemia y sus impactos sociales y económi-cos requieren de la información más precisa y objetiva posible, por dura que esta sea.

Esta reflexión viene a propósito de la información sobre la oferta y acceso a los ali-mentos. Según el instituto Apoyo, la proyección de la producción agropecuaria es alarmante; estima que el valor bruto de la producción agropecuaria decrecerá este año en un 2.1 por ciento, y prevé que, dado que la reactivación económica no ocurrirá prontamente, la cam-paña 2020-2021 será problemática1. En con-traposición, el ministro de Agricultura afirma que el crecimiento del PBI agropecuario este año será positivo, similar al del año anterior, es decir, alrededor del 3.7 %2. Es obvio que, según se adopte una u otra estimación, el diseño de políticas resultante diferirá de ma-nera radical y, tratándose de alimentos, las consecuencias podrían ser dramáticas para la población.

Jugar con números es una cosa muy seria.

editorial

D

Fernando EgurenDirector de La Revista Agraria

Los números del coronavirus

Nota 1 Referencia incluida en los Considerandos del Decreto de Urgencia 041-2020.2 Entrevista al ministro Jorge Montenegro. Diario El Peruano, 21 de abril 2020. <https://bit.ly/2VYue9J>

Page 4: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

4 LA REVISTA AGRARIA / 189

y coronavirusFernando Eguren1

«Como muchos de ustedes, estamos luchando por comprender el nuevo mundo en el que nos encontramos»

Editorial de Nature, 24 de marzo 2020https://go.nature.com/2UI8BcW

Agro

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 5: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

5mayo de 2020

En los primeros días de la declara-ción de emergencia que se inició el 16 de marzo, las declaraciones del presidente Vizcarra se centraron en dos objetivos: lograr el confinamiento de la población para limitar la ex-pansión de la pandemia, y asegurar que el abastecimiento de bienes de primera necesidad, sobre todo de alimentos, fuera normal, dentro de las circunstancias. Para ello se faci-litaría el transporte de mercancías, el funcionamiento de los mercados y se mantendrían abiertos supermercados y bodegas. Un tercer objetivo que rápidamente adquirió justa relevan-cia fue la transferencia de dinero a más de tres millones de familias con escasos recursos. Fue una respuesta rápida y acertada una situación in-édita en la que estamos luchando por comprender el nuevo mundo en el que nos encontramos.

Estas medidas del Ejecutivo fueron aprobadas por un amplio consenso de la ciudadanía, y el presidente Vizcarra asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los sentimientos de inseguridad y de temor de la población. Ello le ha dado una legitimidad y autoridad que ha sorprendido a muchos escépticos y ha neutralizado a los críticos crónicos. Las encuestas de opinión reflejan este sentimiento de la ciudadanía: según Ipsos, el 83 % de la población urbana encuestada aprueba la gestión del presidente, y el 79 % el desempeño del gobierno frente al Covid-192.

Pero debió pasar una semana para que el presidente se refiriese direc-tamente, el 23 de marzo, al sector económico y de productores sobre los cuales descansa la seguridad alimentaria del país: el agro y los productores agrarios. Introdujo así un importante matiz al sesgo urbano de sus anteriores presentaciones. En efecto, los esfuerzos por mantener

abastecidos los mercados urbanos dependen enteramente de si hay producción alimenticia disponible, es decir, si los agricultores están en condiciones de seguir produciendo tanto para ellos mismos como para las ciudades.

Como es bien sabido, alrededor de las tres cuartas partes de la pro-ducción de alimentos depende de la agricultura familiar, lo que es el caso también, puntos más puntos menos, de muchos otros países de la región. Las grandes agroexportadoras, asen-

tadas en la costa, no aportan a la seguridad alimentaria del país.

Lamentablemente, los sucesivos gobiernos han ignorado a los agri-cultores familiares, y los recursos públicos destinados a ellos no son so-lamente insuficientes sino que existen graves problemas de gestión. A fines del año pasado el nivel de ejecución del gasto público agrario apenas si superaba la mitad (51.2 %) del pre-supuesto institucional modificado (PIM).3 La distribución territorial de la asignación de gastos muestra que el Estado no tiene una visión de conjunto del sector ni una prioriza-ción. Aproximadamente un tercio de distritos rurales del país recibió cero soles para gastos en capital en la función agropecuaria.4

En contraste, desde los años no-venta el Estado peruano ha promo-vido y destinado ingentes recursos para la instalación y expansión de la agroexportación basada en grandes empresas que, hoy por hoy, poseen alrededor de un tercio de las tierras de cultivo bajo riego de la costa. El 28 de diciembre pasado se dio el Decreto de Urgencia N° 043-2019, que prolonga los beneficios de la ley 27360, de Promoción del Sector Agrario, que esconde varios tipos de subsidios en favor de la agroindustria. Originalmente aprobada durante el gobierno de Alberto Fujimori el año 2000, con una vigencia de diez años, hoy la norma se ha convertido prác-ticamente en permanente.

Las medidas del gobierno hacia el mundo rural

Durante el mes de abril el gobier-no ha aprobado finalmente varias medidas orientadas al sector agrario y la población rural. En lo que se refiere a la protección de la salud, es-tableció un protocolo para contener la transmisión del Covid-19 dirigido a las empresas agrarias y agroindus-triales y a los productores agrarios

»

«Lamentablemente, los sucesivos gobiernos han ignorado a los agriculto-res familiares, y los recur-sos públicos destinados a ellos no son solamente insuficientes sino que existen graves proble-mas de gestión. A fines del año pasado el nivel de ejecución del gas-to público agrario ape-nas si superaba la mitad (51.2 %) del presupuesto institucional modificado (PIM). La distribución te-rritorial de la asignación de gastos muestra que el Estado no tiene una visión de conjunto del sector ni una priorización. Aproximadamente un tercio de distritos rurales del país recibió cero soles para gastos en capital en la función agropecuaria.

Page 6: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

6 LA REVISTA AGRARIA / 189

El futuro en disputaLa pandemia, que no sabemos

cuánto tiempo durará pero que los especialistas estiman que por lo me-nos marcará los meses siguientes, se es que no varios años, pone sobre el tapete la modificación del orden de prioridades que han estado vigentes hasta ahora en varias materias. Entre ellas, y en primer lugar, la salud, pero

en general5. Ordenó reestructurar el Fondo Agroperú, que es administrado por Agrobanco, “a fin de promover el acceso a garantías para la cobertura de riesgos crediticios (en adelante, garantías) y financiamiento directo a los/las pequeños/as productores/as agrarios/as organizados/as, bajo cualquier forma asociativa contem-plada en la normatividad vigente”.6 Dictó medidas para promover la re-activación de la economía del sector agrario mediante la intervención de núcleos ejecutores, para lo cual auto-rizó la transferencia de 150 millones de soles con cargo a los recursos de la Reserva de Contingencia, a favor del Minagri7, principalmente para hacer limpieza de canales y el man-tenimiento de drenajes y bocatomas que permitan mejorar el acceso al agua. Otorgó un subsidio monetario de 760 soles a favor de los hogares en condición de pobreza extrema en el ámbito rural8. Este subsidio, focalizado en familias consideradas vulnerables, se amplió al universo total de familias del país, urbanas y rurales (6.8 millones de hogares, el 75 % del total del país), con exclusión de las que tienen sueldo (2.2 millones de hogares, el 25 % del total), lo que significa un desembolso de 5 168 millones de soles, según informó el presidente Vizcarra9.

Todas estas medidas, sin duda importantes, ¿son suficientes?10 De-pende mucho de la prolongación de la pandemia. Si se prolonga medio año o más, los recursos fiscales no alcanzarán para seguir este ritmo de transferencias. Además, no es solo un asunto de recursos financieros. El flujo de recursos necesarios para la producción agrícola, los sistemas de información y de transporte, el grado de afectación del Covid-19 en la población rural, son factores de los que depende la continuidad de la actividad agraria y los ingresos de los productores.

también la educación, la producción y los servicios. Las desigualdades se han manifestado en toda su desnudez; una de sus expresiones es que cente-nares de miles de familias no pueden, aunque lo quisieran, respetar la cua-rentena, pues dependen de ingresos diarios para sobrevivir. Mientras que la introducción del virus ocurrió en barrios limeños de la clase media, ya en el mes de abril los más afectados son los distritos populares en los que, precisamente, las condiciones para mantener la cuarentena son muy difíciles: las familias sobreviven día a día y dependen de la “economía de la calle”, y muchas viviendas son tugurizadas y poco adecuadas para un confinamiento prolongado.

La discusión sobre las nuevas prioridades, que ya comenzó, revela que los voceros de los grupos de poder económico están proponiendo más neoliberalismo para recuperar, no el bienestar de la sociedad, sino el bienestar de los poderes económicos. Jaime de Althaus, uno de estos vo-ceros, enfatiza que “la recuperación de la economía luego de que quede devastada por la reclusión genera-lizada, exigirá restablecer mayores grados de libertad económica de los que teníamos hasta la declaratoria de inmovilidad”, y describe la cuarentena establecida por el Ejecutivo en los siguientes términos: “la cuarentena no es otra cosa que la supresión temporal absoluta de la libertad económica,” a la que habría que regresar una vez superada.11

El Instituto Peruano de Economía (IPE), que goza de gran prestigio y credibilidad en el medio empre-sarial, dedica un reciente informe al “Impacto del coronavirus en la economía peruana”, con la esperanza de contribuir “a la comprensión del impacto del coronavirus en la econo-mía nacional”.12 En sendas secciones recorre todos los diferentes sectores de la economía nacional, comenzando

»

«La discusión sobre las nuevas prioridades, que ya comenzó, revela que los voceros de los gru-pos de poder económico están proponiendo más neoliberalismo para re-cuperar, no el bienestar de la sociedad, sino el bienestar de los poderes económicos. Jaime de Althaus, uno de estos voceros, enfatiza que “la recuperación de la econo-mía luego de que quede devastada por la reclu-sión generalizada, exigirá restablecer mayores gra-dos de libertad económi-ca de los que teníamos hasta la declaratoria de inmovilidad”, y describe la cuarentena estable-cida por el Ejecutivo en los siguientes términos: “la cuarentena no es otra cosa que la supresión temporal absoluta de la libertad económica,” a la que habría que regresar una vez superada.

Page 7: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

7mayo de 2020

por el sector agrario. Su análisis, sin embargo, prácticamente se limita la agroexportación. Resulta, sin em-bargo, que con toda su relevancia, la agroexportación no es la parte esencial del sector, ni en términos de produc-ción (sobre todo de alimentos), ni de puestos de trabajo ni de población involucrada. Definitivamente no lo es en una perspectiva estratégica, como sí lo es la producción para la seguridad alimentaria, que está en manos de la pequeña agricultura. Para el IPE, el sector agrario es la gran inversión y las corporaciones involucradas en la agroexportación. El resto es marginal.

Las visiones económicas conven-cionales, aunque con matices, ya tienen su libro —el primero de varios que seguramente vendrán—, que incluye contribuciones de tres exmi-nistros de Economía: Alfredo Thorne, Ismael Benavides y Luis Carranza, y un exministro de Trabajo, Jorge Gon-zález Izquierdo, para analizar “cómo volveremos a la normalidad” 13.

La voz de los agricultoresPara enfrentar la crisis generada

por la pandemia, importantes orga-nizaciones de agricultores han hecho una propuesta a nombre de los agri-cultores familiares, que son alrededor del 98 % de todos los productores agrarios del país. Son dos las razones por las que se debe prestar máxima atención a esta propuesta: porque ex-presan las necesidades de la abruma-dora de productores, porque son los responsables de la seguridad alimen-taria del país y porque en la pequeña agricultura la incidencia de la pobreza es alta. Se estima, en efecto, que entre dos tercios y cuatro quintas partes de los alimentos son generados por este sector. Todos los esfuerzos que el gobierno está asumiendo para que los pobladores urbanos estén abastecidos de alimentos no tiene sentido si no se garantiza el funcionamiento de los eslabones de la cadena productiva de

esos alimentos y de su distribución a los centros de consumo.

Conveagro ha emitido dos pronun-ciamientos. El primero, presentado con la Junta Nacional de Usuarios14, contiene nueve puntos, en los que se prioriza que se asegure la provisión y distribución de alimentos a los mer-cados locales, si es necesario con el apoyo de las fuerzas armadas. Se exige que se ponga en marcha un bono para fortalecer la capacidad productiva de los agricultores y ganaderos, así como otras medidas de alivio impositivo y financiero, como la reprogramación de deudas agrarias por seis meses. Insiste —es una demanda reiterada— que el Estado, en sus tres niveles, compre alimentos producidos por la agricul-tura familiar.

En su segundo pronunciamiento Conveagro demanda medidas para prevenir la difusión del coronavirus a las áreas rurales, garantizar la conti-nuidad de la producción y comercia-lización de alimentos, y a enfrentar el problema económico de las familias en el corto plazo. En cuanto a lo primero, exige que se implemente, equipe y trabaje un protocolo sanitario que permita que la cadena de comer-cialización continúe, pero que no se convierta en una vía de diseminación del virus. En lo que atañe a la conti-»

«Para enfrentar la crisis ge-nerada por la pandemia, importantes organizacio-nes de agricultores han hecho una propuesta a nombre de los agriculto-res familiares, que son al-rededor del 98 % de todos los productores agrarios del país. Son dos las ra-zones por las que se debe prestar máxima atención a esta propuesta: porque expresan las necesidades de la abrumadora de pro-ductores, porque son los responsables de la segu-ridad alimentaria del país y porque en la pequeña agricultura la incidencia de la pobreza es alta. Se estima, en efecto, que entre dos tercios y cua-tro quintas partes de los alimentos son generados por este sector.

Foto

inte

rnet

Page 8: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

8 LA REVISTA AGRARIA / 189

nuidad de la producción, solicita el otorgamiento de un bono productivo agrario no reembolsable para costear el sostenimiento de los cultivos y las crianzas15. Otras organizaciones, como la Federación Departamental de Campesinos de Puno, también exigen apoyos similares.

La mayor demanda de Conveagro, sin embargo, es la creación de un Fondo de Salvataje y Reactivación de la Agricultura Familiar, con una asignación de 5 000 millones de soles que, entre otras cosas, permita finan-ciar hasta cinco hectáreas cultivables por productor y su equivalente para la explotación de cría y saca de ganado. Pero esta demanda no ha tenido acogi-da por el Ejecutivo hasta el momento.

No deja de sorprender que los planteamientos en ambos pronuncia-mientos ignoren la responsabilidad que tienen los gobiernos regionales y los municipios, reduciendo a estos a la función de compradores de pro-ductos agrícolas.

Comunidades y control territorial en tiempos de

pandemiaConveagro plantea que los distritos

rurales y las comunidades campesi-nas y nativas deben convertirse en espacios de control territorial durante la situación de emergencia. Es una propuesta frente a una situación in-édita. Ya la Federación Departamental Campesina de Puno (IDCP) había planteado como medida urgente “acer-car el sistema de defensa al Covid-19 a las áreas rurales, para fortalecer las medidas de control territorial que (ya) están implementando exitosamente las comunidades y gobiernos locales. Conservar territorios libres de virus, extendiendo los sistemas de control y vigilancia en todas las provincias y distritos, y establecer un protocolo rí-gido de ingreso y salida a esas áreas”.16 Zegarra anota con acierto que “ante la grave ausencia estatal y pública

en los ámbitos rurales del país, este tipo de propuestas son cruciales para responder mejor a la amenaza de la pandemia.”17

La población rural es vulnera-ble al contagio, por la extendida pobreza (más del 40 % lo es), por la avanzada edad promedio de los agricultores (más del 45 % supera los

50 años de edad), y por la deficiente infraestructura y servicios de salud y de sanidad. Laureano del Castillo muestra, en este mismo número de LRA, las grandes brechas en el acceso a agua potable por red pública con niveles adecuados de cloro entre las áreas urbanas y las rurales. La expe-riencia muestra que las epidemias comienzan en las ciudades y luego se extienden a las áreas rurales18. Las carencias anotadas son el resultado del abandono secular de las áreas rurales, particularmente las de gran densidad de población campesina e indígena. Las “responsabilidades del productor agropecuario” para cumplir con el protocolo establecido por el Ministerio de Salud para evitar la contaminación, son imposibles de cumplir para gran parte de esta población.

La iniciativa de la FDCP e informa-ción de otras zonas del país sugiere que hay un alto nivel de información sobre la pandemia en muchas zonas rurales; que se toman en cuenta las recomendaciones del presidente Viz-carra sobre el aislamiento social; que las comunidades demuestran, una vez más, tener agencia, al tomar iniciati-vas ante situaciones de emergencia; que tienen conciencia de los derechos territoriales. En las condiciones actuales, las comunidades deberían ser convocadas por el Estado, cuya presencia en el área rural suele ser escasa y poco efectiva, como aliadas para afrontar la crisis generada por el coronavirus. Para ello, sin embargo, el Estado debe superar enquistados y antiguos prejuicios que ponen en duda las capacidades de las organi-zaciones comunales.

Los retornantesAdemás de los inmensos desafíos

a los que tienen que enfrentarse los agricultores, se suma el planteado por el retorno de un número impre-ciso, pero en todo caso apreciable,

»

«La población rural es vulnerable al contagio, por la extendida pobreza (más del 40 % lo es), por la avanzada edad promedio de los agricultores (más del 45 % supera los 50 años de edad), y por la deficiente infraestructura y servicios de salud y de sanidad. (...) La expe-riencia muestra que las epidemias comienzan en las ciudades y luego se extienden a las áreas rurales. Las carencias anotadas son el resultado del abandono secular de las áreas rurales, parti-cularmente las de gran densidad de población campesina e indígena. Las “responsabilidades del productor agrope-cuario” para cumplir con el protocolo establecido por el Ministerio de Salud para evitar la contamina-ción, son imposibles de cumplir para gran parte de esta población.

Page 9: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

9mayo de 2020

de familias que en las ciudades no pueden subsistir y buscan mejores condiciones en sus lugares de origen. Es un tema humanitario de primera importancia. Pero pueden represen-tar un riesgo de diseminación del coronavirus en zonas rurales —en algunos lugares hay rechazo a los retornantes precisamente por este temor— y, en cualquier caso, plantea a comunidades, poblaciones rurales y a sus respectivos municipios el reto de absorber a esta población nece-sitada. La cautela para minimizar las posibilidades de contagio debe ir de la mano de la solidaridad para acogerlos. Una manera de facilitar la incorporación de retornantes es que los gobiernos en sus diferen-tes niveles, regional, provincial y distrital, realicen inversiones en in-fraestructura —construcción y man-tenimiento vial y pequeñas obras de riego, por ejemplo— que permiten una ampliación del mercado laboral.

Y la agroindustria ¿qué?Pero hay más. El futuro es muy

incierto, incluso en el corto plazo. No es improbable que en algunas zonas del país haya un descalabro del proceso productivo de alimentos con impactos no solo regionales, sino también nacionales, a pesar de los esfuerzos gubernamentales y las iniciativas de los productores. Puede llegar el momento en que el gobierno se vea en la obligación de involucrar directamente a la agroin-dustria exportadora, a la que le está yendo bastante bien, según afirma el ministro de Agricultura19, a dedicar parte de sus tierras y demás recursos a la producción de alimentos para el país, no solo para la exportación. Una decisión en este sentido tendría que tomarse más pronto que tarde. El Minagri y demás organismos, incluidos los comandos ad hoc que han venido formándose en estos días para combatir la pandemia de

manera planificada, no pueden espe-rar que la producción de alimentos se desplome. Debe actuar y tomar decisiones lo más pronto posible.

El gobierno debería recoger la iniciativa.

Notas1 Presidente del Cepes. Director de La

Revista Agraria.2 IPSOS. Informe de resultados de la en-

cuesta nacional urbana, realizada del 15 al 16 de abril del 2020.

3 Eduardo Zegarra, “Presupuesto agrario 2020. ¿Hacia un nuevo ministerio de Agricultura?”. 26.11.2019.

<https://eduardo-sinfronteras.blogspot.com/>4 Eduardo Zegarra, “El gasto público agra-

rio a nivel distrital: inequitativo, sesgado y desarticulado”. 23.02.2020.

<https://eduardo-sinfronteras.blogspot.com/>5 Resolución Ministerial 0094-2020-MINA-

GRI, 3 de abril 2020.6 Decreto Supremo N° 004-2020-MINAGRI,

11 de abril 2020.7 Decreto de Urgencia N° 041-2020, 17 de

abril 2020.8 Decreto de Urgencia N° 042-2020, 18 de

abril 2020.9 Conferencia de prensa del presidente

Vizcarra el 22 de abril 2020.10 La FAO ha sintetizado los problemas

que pueden presentarse en los países del

mundo en la producción de alimentos en el contexto de la pandemia. Ver FAO (marzo 2020). Coronavirus Food Supply Chain Under Strain What to do? <https://bit.ly/2xbqole>. También, FAO Un plan de choque para garantizar el suministro global de alimentos. <https://bit.ly/2yHMk80>

11 Jaime de Althaus, “Para salir de la pandemia, Más Estado y más libertad económica”. Lampadia, 23.03.2020.

<https://bit.ly/39qsDxT>12 Informe IPE. “Impacto del coronavirus en

la economía peruana.” Marzo 2020. <https://bit.ly/2wHy9yV>13 Varios (2020). Economía Peruana. Con-

tención y reactivación en tiempos de Covid-19. Fondo Editorial, Universidad San Ignacio de Loyola.

14 Conveagro y Junta Nacional de Usuarios, 24 de marzo 2020. <https://bit.ly/2UGZE3S>

15 Pronunciamiento de Conveagro y gremios afiliados, 12 de abril.

16 Citado por Eduardo Zegarra en su artículo “Lo que piden y necesitan nuestros agri-cultores ante la emergencia nacional”. Noticias SER. <https://bit.ly/3dy6XTY>

17 Íbid.18 Vinayak Kumar, “Surprising Covid-19

hot spots: Why coronavirus still threatens rural areas”. ABC News. Abril 4, 2020.

<https://abcn.ws/2xl8igI>19 Entrevista al ministro Jorge Montenegro.

Diario El Peruano, 21 de abril 2020. <https://bit.ly/2VYue9J>

Foto

inte

rnet

Page 10: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

10 LA REVISTA AGRARIA / 189

En estos tiempos de pandemia y cuarentenas se habla mucho de los riesgos que conlleva para la salud humana y para el buen funciona-miento de la economía, pero se está dejando de lado un factor que es cru-cial para prevenir futuras pandemias: la relación de éstas con la crisis am-biental. En este artículo revisaremos evidencia científica que muestra cómo el deterioro de los ecosiste-mas y la biodiversidad pueden estar multiplicando el riesgo de que surjan nuevas y peores enfermedades. En este contexto revisaremos el grado de deterioro de los ecosistemas en el Perú y la respuesta del Estado a esta situación.

Existe un consenso entre los científicos en que el virus que causa el Covid-19 se originó en animales silvestres, probablemente en un murciélago que transmitió el virus a otro animal que se sospecha fue el pangolín, el cual, a su vez, lo

transmitió a los humanos cuando fue consumido como alimento. Pero el problema de fondo no pasa por el consumo de animales silvestres, sino por la destrucción o degradación de los hábitat de estos seres vivos por actividades humanas como la defo-restación, la minería, la construcción de carreteras a través de lugares remotos, la rápida urbanización y el crecimiento de la población, que está acercando a las personas a otras especies que nunca antes habían estado tan próximas.2

Los científicos sugieren que los hábitats degradados pueden fomentar procesos evolutivos más rápidos y la diversificación de enfermedades, ya que los patógenos se propagan más fácilmente de los animales a los hu-manos.3 Las actividades antropogéni-cas eliminan el efecto amortiguador que proporcionan la biodiversidad y los ecosistemas, aumentando el riesgo de la próxima pandemia. Es

así que los seres humanos estamos aumentando sustancialmente nuestra exposición a patógenos y no estamos preparados para responder.4

Esta riesgosa situación es im-pulsada por el modelo económico internacional, a través de la demanda de madera, minerales y recursos por los países desarrollados, que sin salvaguardias robustas, conduce a degradar los ecosistemas y a alterar la ecología en los países en desarrollo, lo cual comprobamos lamentable-mente todos los días en el Perú.

Deterioro de suelos y ecosistemas en Perú

El deterioro de los ecosistemas en nuestro país es crítico. Según datos del Minagri consignados en el Cua-dro 1, al año 2018 el Perú registraba 17 millones 596 mil 307 hectáreas de ecosistemas degradados5 a nivel nacional. La mayor degradación se presenta en la Amazonía, lo cual es

El medio ambiente: el eslabón más débil en las defensas

frente a nuevas pandemiasBeatriz Salazar1

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 11: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

11mayo de 2020

un riesgo para la aparición y propa-gación de enfermedades —conocidas y nuevas— por los motivos antes expuestos, y justifica el interés por promover la conservación y restau-ración de bosques en la Amazonía. Pero no hay que olvidar que otras regiones que no están ubicadas en la cuenca amazónica, también registran magnitudes significativas de ecosiste-mas degradados. Es necesario prestar mayor atención a los ecosistemas de costa y sierra para prevenir que continúen deteriorándose.

Otro indicador que refleja las de-mandas antrópicas sobre la biosfera en el Perú es la huella ecológica7 departamental per cápita (gráfico 1), donde observamos que las regiones con mayor huella se ubican sobre todo en la costa, donde se concen-tran la actividad productiva y el consumo.

Respuesta ante el cambio climático

El cambio climático es otro de los factores que pueden facilitar la aparición de nuevas enfermedades. Afecta el movimiento y la distribu-ción geográfica de miles de especies y provoca migraciones que ponen en contacto repentino a los seres humanos con especies que antes

Gráfico 1. Huella ecológica departamental per cápita (hectáreas globales)

Fuente: Minam8.

Gráfico 2: Huella ecológica departamental per cápita(hectáreas globales)

Fuente: MINAM

0

2

1

3

4

2016

Huancavelica

Cajamarca

Amazonas

Pasco

Apurímac

Huánuco

Ayacucho

Puno

Junín

Áncash

San Martín

Loreto

Cusco

La Libertad

Moquegua

Madre de Dios

Ica

Piura

Tumbes

Tacna

Ucayali

Arequipa

Lambayeque

Lima

Cuadro 16. Ecosistemas degradados por región natural, segùn tipo, 2017(hectáreas)

Tipo Total Costa y sierra Selva

Total 17 596 307 2 383 163 15 213 144

Tendencia negativa en la productividad de los ecosistemas te-rrestres o cambios en la cobertura vegetal 2 383 163 2 383 163 ---

Tendencia negativa en la productividad de los ecosistemas te-rresters y fragmentación de bosques 1 574 883 --- 1 574 883

Cobertura de la tierra (deforestación 2001-2017) 2 115 498 --- 2 115 498

Fragmentación de bosques 11 522 763 --- 11 522 763

Nota: La información considera el enfoque de neutralidad en la degradación de la tierra (NDT) que permite estimar las áreas degradadas a partir de tres (3) indicadores: cobertura vegetal, dinámica de la productividad de la tierra y carbono no orgánico en suelo. Para el caso de Perú la medición es factible mediante sensores remotos, tanto para la cobertura vegetal y la dinámica de la productividad de la tierra (no excluye a otros indicadores). Como indicador se empleó la degradación por fragmentación del bosque amazónico.

Fuente: Minagri.

Page 12: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

12 LA REVISTA AGRARIA / 189

estaban aisladas.9 El Perú, como otros 186 países, ha presentado a las Naciones Unidas sus Contribu-ciones Nacionalmente Determinadas (NDC por sus siglas en inglés) que constituyen el compromiso del país para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, las medidas de miti-gación contempladas no alcanzan para llegar a la meta comprometida de una reducción del 30 % respecto a las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) proyectadas para el año 2030. Con la implementación de las medidas de mitigación pro-puestas en las NDC peruana sola-mente se espera una reducción del 23.3 % de emisiones, quedando aún una brecha del 6.7 % para alcanzar la meta nacional del 30 %.10

La explicación de esta brecha podría estar en el insuficiente presupuesto pú-blico asignado a enfrentar el cambio climático, que se mantuvo estancado entre 2016 y 2019 en el rango de los 1 500 y 1 650 millones de soles y, en el 2020, el monto asignado a cambio climático en el Presupuesto Institu-cional de Apertura (PIA) al inicio del año fue solo 296 millones11, un tercio de lo asignado el año anterior, como puede observarse en el gráfico 2. Si bien existe la posibilidad de que el PIA del 2020 sea aumentado en lo que resta del año, existe el riesgo de que los aumentos sean exiguos por la

Gráfico 2. Presupuesto dedicado a cambio climático 2016-2020 (soles)

Fuente: Consulta de gastos de la adaptación y mitigación ante el cambio climático, MEF12. Elaboración propia.

Gráfico 3. Presupuesto dedicado a cambio climático 2016-2020 (soles)

Fuente: Consulta de gastos de la adaptación y mitigación ante el cambio climático, MEF11. Elaboración propia.

Presupuesto Institucional de Apertura (PIA)

Presupuesto Institucional Modificado (PIM)

2016 2017 2018 2019 20200

500 000

1 000 000

1 500 000

2 000 000

1 006 275 872

1 536 168 814

1 633 299 4801 606 892 862

350 799 946

473 610 795

629 891 067

765 683 919

886 298 753

296 159 912

Gráfico 3. Presupuesto para enfrentar el cambio climático como proporción del presupuesto total 2019

Fuente: Seguimiento de la ejecución presupuestal (Consulta amigable), MEF. Consultado el 30/03/2020. Elaboración propia.

0 50 000 100 000 150 000

Gráfico 4. Presupuesto para enfrentar el cambio climático como proporción delpresupuesto total 2019

Fuente: Seguimiento de la ejecución presupuestal (Consulta amigable), MEF. Consultado el 30/03/2020. Elaboración propia.

Presupuesto cambioclimático 2019

Presupuesto total 2019

Millones de soles

1 606 892 862 (0.8 %)

188 568 298 000 (99.2 %)

Page 13: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

13mayo de 2020

reorientación del gasto estatal debido a la crisis de Covid-19. En el 2019 el monto asignado a cambio climático representó sólo 0.8 % del total del presupuesto nacional (gráfico 3).

Presupuesto público ambiental

El presupuesto asignado a la fun-ción ambiental en los últimos 3 años también ha estado estancado y repre-senta apenas el 2 % del presupuesto total. La mayor parte de los recursos asignados se dedican a limpieza pública y no a la protección de los ecosistemas.

El medio ambiente en el Plan Nacional de Agricultura

Familiar (PLANAF)En el PLANAF 2020-21 el pre-

supuesto asignado al Lineamiento “Manejo sostenible de los recursos

naturales frente al cambio climáti-co” suma 362 millones 218 mil 991 soles de un total de 10 mil millones 707 mil 770 soles, es decir 3.38 % del total13 lo que refleja la escasa importancia que tiene para el Estado el mantenimiento de los ecosistemas y sus servicios.

Políticas sectoriales incoherentes

Además del insuficiente pre-supuesto para enfrentar la crisis ambiental, el Estado peruano desde sus diversos sectores suele impulsar políticas que socavan el objetivo de proteger los ecosistemas y enfrentar el cambio climático. Un ejemplo es la construcción de carreteras en la Amazonía. Estas obras son uno de los principales motores de la defo-restación y acrecientan el riesgo de transmisión de enfermedades desde

animales a los humanos. Una inves-tigación reciente del Conservation Strategy Fund y otras instituciones, que estudia 75 proyectos de carrete-ras en la Amazonía, encuentra que en el caso del Perú los tres proyec-tos de carreteras que más deforesta-ción causarían en la Amazonía son la vía Pucallpa-Contamana, con 66 276 h deforestadas proyectadas; la carretera Quistococha-Zungaro Cocha-Yanchama con 45 788 h; y la vía Yurimaguas-Jeberos con 38 641 h.14 En este último caso el Gobierno Regional de Loreto, que financia el proyecto, específicamen-te dice que la carretera “incentiva a ampliar la frontera agrícola y pecua-ria en esta parte de la región.15 Cabe destacar que una reciente investiga-ción en Loreto encontró que en los lugares donde se construyen caminos en el bosque, se forman lagunas que

Foto

inte

rnet

Page 14: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

14 LA REVISTA AGRARIA / 189

son ideales para que animales trans-misores de enfermedades —como los mosquitos— pongan sus huevos y aumente el riesgo de enfermedades como la malaria.16

Las políticas de países vecinos también deberían preocuparnos. Por ejemplo, las políticas que promue-ven la deforestación en la Amazonía brasileña, que impulsa el presidente Bolsonaro, pueden producir una degradación irreversible del bioma amazónico que afectaría a todos los países que lo comparten.

La agricultura intensiva como amenaza

La promoción de la agricultura intensiva, altamente dependiente de agroquímicos y que promueve la deforestación —para habilitar el cultivo de productos con alta deman-da como la palma aceitera en zonas con ecosistemas frágiles— es otro de los factores que puede conducir a la aparición de enfermedades. Los patógenos que están aislados en los bosques se pueden extender a las comunidades locales. La producción de palma aceitera habría contribuido a entre el 1,3 % y el 20 % de la defo-restación agrícola en el Perú, y tanto los pequeños productores de palma como las plantaciones de gran escala contribuyen a la deforestación17 18.

Por otro lado, la deforestación para dar paso a la crianza de gana-dería seleccionada y muy uniforme genéticamente —como sucede en Brasil— elimina las barreras in-munológicas naturales que puedan existir para ralentizar la transmisión de enfermedades.19 Por estas razo-nes, como señalamos anteriormente, el Perú y los países sudamericanos deberían prestar mayor atención a lo que sucede en Brasil y presionar para que ese país tome medidas más estrictas de protección del medio ambiente, ya que las consecuen-cias afectarán a todos los países

de la región. El cambio climático, la degradación ambiental y las en-fermedades no conocen fronteras como ha evidenciado la imparable propagación del Covid-19.

Pero la degradación ambiental impulsada por la agricultura intensiva no se limita a la Amazonía. En Piura un estudio sobre los costos de la desertificación y degradación de las tierras20, advierte que en esta región la explotación intensiva de tierras con napas freáticas próximas a la superfi-cie, hacen que al poco tiempo los pro-cesos de degradación por salinización y erosión sean intensos. El empleo

generado en las tierras cultivadas en estas condiciones, puede perderse al poco tiempo.

ConclusiónEl riesgo de pandemias en el Perú

y a nivel global aumenta por las mismas razones que originan la crisis climática y ambiental: un modelo de desarrollo que excede la capacidad del planeta para mantener los deli-cados equilibrios que sostienen la vida. Si no prestamos atención a la advertencia que constituye la actual pandemia del Covid-19 y reconsi-deramos nuestra forma de producir

Gráfico 5. Presupuesto de la función Ambiente como proporción del presupuesto público total (soles)

Fuente: Seguimiento de la Ejecución Presupuestal (Consulta amigable). MEF. Consultado el 30-03-2020. Elaboración propia.

3 355 313 497 3 539 317 612 3 953 719 786 4 008 778 819 3 583 847 537

Huancavelica

Cajamarca

Amazonas

Apurímac

Ayacucho

San Martín

La Libertad

Moquegua

Madre de Dios

Lambayeque

Gráfico 5. Presupuesto de la función Ambiente como proporción del presupuesto público total (soles)

Fuente: Seguimiento de la Ejecución Presupuestal (Consulta amigable). Elaboración propia.

Presupuesto Institucional Modificado (PIM)Función Ambiente

2016 2017 2018 2019 20200

50 000 000 000

100 000 000 000

150 000 000 000

200 000 000 000

1 006 275 872

1 536 168 814

1 633 299 480 1 606 892 862 186 898 707 063

3 355 313 497 3 539 317 612 3 953 719 786 4 008 778 819 3 583 847 537

Page 15: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

15mayo de 2020

y consumir, nos esperan nuevas y peores consecuencias en un futuro no tan lejano.

Notas1 Coordinadora del Observatorio Cambio

Climático del Cepes.2 John Vidal. “Destroyed Habitat Creates

the Perfect Conditions for Coronavirus to Emerge. Covid-19 may be just the beginning of mass pandemics”. Scientific American 18.03.2020.

<https://bit.ly/2Y5lhOG>3 Sarah Zohdy, Tonia S. Schwartz, Jamie R.

Oaks. ”The Coevolution Effect as a Driver of Spillover”. Trends in Parasitology, 2019; 35 (6): 399

<https://bit.ly/2Y2nHgJ>4 Daniel Mira Salama,. “Coronavirus and

the ‘Pangolin Effect’: Increased exposure

to wildlife poses health, biosafety and global security risks”. Blog World Bank. 17.03.2020 <https://bit.ly/2xPettM>

5 Este indicador muestra la degradación de los ecosistemas, considerada como la “Pérdida total o parcial de algunos de sus componentes esenciales (agua, suelo y especies), lo que altera su infraestructura natural y funcionamiento; disminuyendo, por tanto, su capacidad de mantener a los diferentes organismos vivos entre ellos al ser humano, es decir, su capacidad de proveer servicios ecosistémicos. (Fuente: Minam).

6 INEI (2020). “Perú. Anuario de Estadís-ticas Ambientales 2019” INEI.

<https://bit.ly/2Y1kxK6>7 La huella ecológica es un método de

medición que analiza las demandas de la humanidad sobre la biosfera comparando la demanda humana con la capacidad

regenerativa del planeta. Se expresan en unidades denominadas hectáreas globales (hag), siendo 1 hag la capacidad produc-tiva de 1 hectárea de tierra de producción media mundial.

8 SINIA. “Indicadores ambientales. Huella Ecológica Departamental per cápita”. Minam. 17.03.2020.

<https://bit.ly/3cMpCKB>9 Daniel R. Brooks, Eric P. Hoberg, Walter

A. Boeger.(2019). “The Stockholm Pa-radigm: Climate Change and Emerging Disease”. University of Chicago Press.

<https://bit.ly/2KyC84c>10 GTM-NDC. (2018) “Informe final del

GTM-NDC”. Minam. <https://bit.ly/2KwQH8n>11 Datos al 30 de marzo del 2020. El Pre-

supuesto Institucional de Apertura (PIA) es el presupuesto aprobado para cada entidad, a inicios de cada año. El PIA puede ser actualizado a lo largo del año con fondos provenientes de transferencias de partidas, créditos suplementarios y recursos públicos captados o percibidos directamente por la entidad.

12 MEF. “Transparencia Económica. Adap-tación y Mitigación ante el Cambio Cli-mático”. MEF. 30.03.2020.

<https://bit.ly/2VFAhAU>13 Minagri (2019). “Plan Nacional del Agri-

cultura Familiar 2019-2021” Minagri. <https://bit.ly/3aF5Zma>14 Thais Vilela, y otros. “A better Amazon

road network for people and the envi-ronment. Proceedings of the National Academy of Sciences”. March 31, 2020, 117 (13). Suplementary information.

<https://bit.ly/358i9To>15 MAAP #84: Nuevas amenazas de defores-

tación en la Amazonía peruana (parte 1: carretera Yurimaguas-Jeberos)

<https://maaproject.org/2018/jeberos/> 16 NPR. “New Roads in the Amazon May

Deliver Disease”. National Public Radio. 25.02.2008.

<https://n.pr/2Yai00x>17 Piotrowski, Matt. “Los riesgos ambienta-

les, sociales y de gobernanza de Alicorp podrían comprometer su estabilidad finan-ciera y su crecimiento”. Climate Advisers. 2019. <https://bit.ly/3cM1OXb>

18 Varsha Vijay y otros (2018). “Deforestation risks posed by oil palm expansion in the Pe-ruvian Amazon”. Environmental Research Letter 13. <https://bit.ly/3eQI32s>

19 Rob Wallace. “La responsabilidad de la agroindustria en el Covid-19 y otros virus.” Entrevista. Interferencia

<https://bit.ly/2x5yTy3> 20 Morales, C., Dascal, G. y Aranibar, Z.

(2013) “Estudio de los costos de la deser-tificación y degradación de las tierras en el departamento de Piura. Informe final”. CEPAL, ELD, Cooperación Alemana. <https://bit.ly/3aCcxBS>

Foto

inte

rnet

Page 16: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

16 LA REVISTA AGRARIA / 189

Hoy es más cierto que nunca: el agua es vida.

y coronavirusLaureano del Castillo1

Agua

El 22 de marzo de cada año se celebra en todo el planeta el Día del Agua. La pandemia obligó a cancelar cualquier con-memoración, en el Perú y en el mundo. Pero lejos de opacar su importancia, puso de manifiesto lo indispensable que resulta el agua, para la ciudad y para el campo, para los citadinos y para los campesinos.

La principal forma de evitar la propagación del nuevo coronavirus es el lavado de manos, concienzudamente, por lo menos durante 20 segundos Y el aislamiento social. Lo escuchamos por todos los medios y todo el tiempo. Pero el problema es que no todos pueden acceder al agua.

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 17: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

17mayo de 2020

derecho fundamental. El artículo7-A reza así:

El Estado reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma progresiva y universal al agua pota-ble. El Estado garantiza este derecho priorizando el consumo humano sobre otros usos.

Como con muchos otros derechos reconocidos en leyes e, incluso, en la Constitución, podemos preguntarnos si ese reconocimiento garantiza la vigencia del derecho. La respuesta es contundente: no es suficiente esa declaración para que el derecho se cumpla, o por lo menos no para todos.

Las cifras sobre las coberturas de agua y saneamiento en el Perú

dependen de la fuente a la que se recurra. Aunque en el tema de agua potable no hay mucha variación, sí la hay en el tema de saneamiento. Por ello, Francisco Soto, Director de País de la institución Water For People, sugiere recurrir a las esta-dísticas difundidas por el INEI6, que señalan que la cobertura en agua es del 90.4 % (por red pública) y el servicio de alcantarillado y dispo-sición de excretas (letrinas) llega al 76.8 %.

Según el último Benchmarking Regulatorio 2018, publicado por la Superintendencia de Servicios de Saneamiento (SUNASS), el 95.3 % de la población del área urbana ac-cede al servicio de agua potable por red pública, mientras que en el área

Los organismos internacionales vienen alertando desde hace muchos años que una buena parte de la po-blación mundial carece de acceso al agua, o accede a agua de mala calidad. Se sabe que esta situación es causante de muchas enfermeda-des y de un alto nivel de mortalidad infantil. Desde 2002 se considera que “el derecho humano al agua es indispensable para una vida hu-mana digna”2. En julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al sanea-miento, afirmando “que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”3.

Más aún, dentro de la Agenda 2030 (aprobada por Naciones Unidas en 2015) se incluyó como el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible —ODS— el que plantea “Garanti-zar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”4.

Los últimos reportes de las Nacio-nes Unidas5 señalan, sin embargo, que 884 millones de personas viven sin acceso a agua potable y 2,600 mi-llones de personas carecen de acceso a un saneamiento básico, como retre-tes o letrinas. Las declaraciones son efectivas solo cuando hay voluntad política de implementarlas. Lamen-tablemente ésta no parece abundar.

¿Cuánto hemos avanzado en estos años en el Perú?

Agua y saneamiento en el PerúEn nuestro país, debido a la presión

de un gran número organizaciones sociales del país, como el Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, y el apoyo de organizaciones naciona-les como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, en junio de 2017 se logró incorporar en la Cons-titución Política el agua como un

Acceso a agua potable por red pública

Fuente: SUNASS, 2018.

Gráfico 2: Huella ecológica departamental per cápita(hectáreas globales)

Fuente: MINAM

Sí;

95.3 %Sí;

73.6 %

No;

4.7 %

No;

26.4 %

0 %

20 %

40 %

60 %

80 %

100 %

120 %

En el área urbana En el área rural

Fuente: SUNASS, 2018.

Acceso a agua potable por red pública

Sí;49.3 %

Sí;3.2 %

No;50.7 %

No;96.8 %

0 %

20 %

40 %

60 %

80 %

100 %

120 %

En el área urbana En el área rural

Fuente: INEI, 2019.

Acceso a agua potable por red pública con niveles adecuados de cloroAcceso a agua potable por red pública con niveles adecuados de cloro

Fuente: INEI, 2019.

Gráfico 2: Huella ecológica departamental per cápita(hectáreas globales)

Fuente: MINAM

Sí;

95.3 %Sí;

73.6 %

No;

4.7 %

No;

26.4 %

0 %

20 %

40 %

60 %

80 %

100 %

120 %

En el área urbana En el área rural

Fuente: SUNASS, 2018.

Acceso a agua potable por red pública

Sí;49.3 %

Sí;3.2 %

No;50.7 %

No;96.8 %

0 %

20 %

40 %

60 %

80 %

100 %

120 %

En el área urbana En el área rural

Fuente: INEI, 2019.

Acceso a agua potable por red pública con niveles adecuados de cloro

Page 18: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

18 LA REVISTA AGRARIA / 189

rural, mostrando los avances de los últimos años, representa el 73.6 % (el restante 26.4 % accede a agua por camión cisterna, pozo, río, acequia o manantial). Pero acceder a agua por red pública no significa tener agua de calidad (ni tampoco todos los días ni a toda hora). En efecto, un informe del INEI, de diciembre de 20197, da cuenta que la población del área urbana que accedió a la red pública con niveles de cloro adecuado era de 49.3 %, mientras que en el área rural “tan solo es el 3.2 %” (alrededor de 227,000 pobladores, basándonos el Censo de 2017).

Además, el mencionado reporte de SUNASS señala que el tratamiento de aguas residuales por las Empresas Prestadoras de Servicios de Sanea-miento (EPS) llega al 78.59 %. Ese incremento significativo se debió a la puesta en marcha del proyecto La Chira que ejecutó SEDAPAL.Pero, como precisa Francisco Soto, en las zonas rurales el tratamiento es casi nulo ya que hay un gran porcentaje de letrinas y pozos sépticos.

Las diferencias entre las áreas urba-nas y rurales en cuanto al sistema de alcantarillado por red pública dentro y fuera de la vivienda son abismales. En el área urbana el 90.2 % de la po-blación cuenta con este servicio; en el área rural, apenas el 19.4 %, según el INEI. Citando la misma fuente, Soto destaca que, en lo que se refiere a la eliminación de excretas, en la zona rural mediante el uso de letrina o pozo séptico llega al 30.3 %, pero lo pre-ocupante es que hay un 50.3 % que practica la defecación al aire libre (en río, acequia, canal, pozo ciego o negro). Aquí también la disparidad es evidente.

En el ámbito urbano el servicio de agua potable y saneamiento está a cargo de las Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento, con la única excepción de SEDAPAL en Lima; en las zonas rurales las

encargadas son las municipalidades y las organizaciones comunales, mayormente denominadas Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS). Si ya las EPS afrontan serios problemas, hay que imaginar las dificultades por las que

atraviesan las JASS, que cuentan con muy limitados recursos y están dispersas. Francisco Soto estima que existen más de 26 mil Juntas a nivel nacional.

Agua y agriculturaEl agua es útil para muchos propó-

sitos. Uno de ellos es la producción de alimentos. La citada Observa-ción General n.º 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU,en su punto 6, estipula que:

“El agua es necesaria para diver-sas finalidades, aparte de los usos personales y domésticos, y para el ejercicio de muchos de los dere-chos reconocidos en el Pacto. Por ejemplo, el agua es necesaria para producir alimentos (el derecho a una alimentación adecuada) y para asegurar la higiene ambiental (el derecho a la salud). El agua es fun-damental para procurarse medios de subsistencia (el derecho a ganarse la vida mediante un trabajo) y para disfrutar de determinadas prácticas culturales (el derecho a participar en la vida cultural)” (las negritas son nuestras).

Se sabe que el Perú es uno de los países con mayor disponibilidad de agua dulce, gracias al río Amazonas y sus afluentes. Pero es bien cono-cido también que su distribución en nuestra geografía y en el tiempo es muy desigual. Desde hace un siglo el Estado peruano viene privilegian-do a la costa, con grandes obras de irrigación, que implican costosos trasvases de agua de la vertiente del Atlántico hacia sus áridas tierras. No obstante que según los últimos Censos Agropecuarios la mayor cantidad de producto res agrope-cuarios se encuentra en la sierra, practicando agricultura de secano, la atención de los gobiernos sigue puesta en proveer de agua a las tierras de la costa y, en las últimas décadas, a las grandes empresas agroexportadoras, como es el caso de los proyectos Chavimochic, Ol-mos y ahora, Majes-Siguas II.

»

«Pero mientras las ciu-dades aplauden cada noche la esforzada labor del personal médico, po-licías, fuerzas armadas y personal de limpieza, el aporte silencioso de los hombres y mujeres del campo pasa desa-percibido. Es momento de revisar muchas cosas en el país y una de ellas tiene que ser el lugar que le asignan las políticas públicas al sector agrario. No es solo la necesidad de atender adecuada-mente la necesidad de la población de acceder a agua potable de calidad y al saneamiento, sino también, como se hace evidente ahora, mejorar los precarios servicios de salud, de educación, co-municaciones y vialidad para el mundo rural.

Page 19: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

19mayo de 2020

Los Resultados Definitivos del IV Censo Nacional Agropecuario 2012 indican que el 50.7 % de las tierras de secano se encuentran en la sierra del país. La paradoja es que la mayor parte de los productos que alimentan a nuestra población provienen de productores y productoras que hacen parte de la agricultura familiar. En cambio, la agricultura moderna de las grandes empresas, orientadas a la exportación, no contribuye a nuestra seguridad alimentaria, a pesar de contar con beneficios tributarios y otros por más de 25 años (puede verse una nota sobre el particular en LRA 188).

Coronavirus y la necesaria atención al agro

Como puede verse en el artículo de Fernando Eguren, en este mismo número de LRA, la crisis derivada de la pandemia del coronavirus ha desnudado muchas de nuestras carencias. Se exige a la población

mantenerse en sus hogares, practicar el aislamiento social y reforzar los hábitos de limpieza, mientras que las autoridades nos aseguran que el abastecimiento de alimentos y medicinas está garantizado.

Pero mientras las ciudades aplau-den cada noche la esforzada labor del personal médico, policías, fuer-zas armadas y personal de limpieza, el aporte silencioso de los hombres y mujeres del campo pasa desapercibi-do. Es momento de revisar muchas cosas en el país y una de ellas tiene que ser el lugar que le asignan las políticas públicas al sector agrario. No es solo la necesidad de atender adecuadamente la necesidad de la población de acceder a agua potable de calidad y al saneamiento, sino también, como se hace evidente aho-ra, mejorar los precarios servicios de salud, de educación, comunicacio-nes y vialidad para el mundo rural.

Si las crisis son también momen-tos que muestran oportunidades, este

es un momento para hacer justicia a ese sector de ciudadanos y ciudada-nas que, además de otros servicios, nos proveen de uno de los bienes más preciados, el alimento.

Notas1 Abogado. Director ejecutivo del Cepes.2 Observación General n.º 15. El derecho

al agua. Comité de Naciones Unidas de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este documento precisa el alcance de los artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales —PIDESC—. En su introducción afirma que “El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos”.

Puede verse en <https://bit.ly/2xFlBZe>3 Resolución 64/292 de la Asamblea Gene-

ral de Naciones Unidas. Puede verse en <https://bit.ly/347bW9N>

4 <https://bit.ly/2Y4cgoN>5 <https://onu.org.pe/ods-6/>6 <https://bit.ly/35bVh5x>7 Instituto Nacional de Estadística e Infor-

mática. Perú. Formas de acceso al agua y saneamiento básico. Puede verse en <https://bit.ly/3bBdoE2>

Foto

And

ina

Page 20: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

20 LA REVISTA AGRARIA / 189

El relevo generacional en el campo viene tomando progresiva relevan-cia para el desarrollo rural por dos motivos puntuales. Primero, por el proceso generalizado de envejeci-miento de la población rural y sus potenciales perjuicios para el devenir y la productividad de las actividades económicas, como la agricultura o ganadería. Este proceso de enveje-cimiento está explicado por el incre-mento de la población adulta mayor y por la tendencia emigratoria de los jóvenes rurales hacia áreas urbanas (Dirven, 2003).

La fuga de jóvenes del espacio rural implica también la pérdida de competencias y disposiciones de las que goza esta nueva generación en comparación con sus antecesoras, así como de la potencialidad de sus contribuciones al desarrollo econó-mico de estos territorios. El actual segmento joven se caracteriza por tener un mayor nivel educativo que sus padres y abuelos, contar con un acceso y manejo superior de la tecno-logía, y disponer de una mayor aper-tura a la innovación (PROCASUR, s/f; Urrutia 2017). El acceso y logro

educativo de las mujeres jóvenes rurales en el Perú se ha incremen-tado constante y geométricamente. El aprovechamiento adecuado de esta generación y su ocupación en empleos de alta productividad serían claves para fortalecer el crecimiento económico de los espacios rurales (Trivelli y Urrutia, 2019a).

Los jóvenes continúan siendo una población vulnerable en los espacios rurales. La juventud es una etapa de transiciones claves para la trayectoria de vida de una persona: es durante este periodo que los y las jóvenes

Juventud rural y acceso a activos: un desafío de renovación para las comunidades campesinas y nativasAna Lucía Araujo Raurau1

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 21: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

21mayo de 2020

se van abriendo paso sea a la edu-cación superior, al mundo laboral, a la residencia en nuevas localidades y/o a la conformación de una nueva unidad familiar (Urrutia, 2017). Pero las precarias condiciones económi-cas, sociales e institucionales de los territorios rurales restringen signi-ficativamente el desarrollo de estas transiciones. (Urrutia, 2017; Trivelli y Urrutia, 2018).

Precisamente, una de las princi-pales limitaciones es su posición marginal en las dinámicas de acceso y transferencia de activos. En efecto, estudios desarrollados a nivel de América Latina (PROCASUR, s/f; Kessler, 2005) evidencian la existen-cia de amplias brechas generacionales de acceso a recursos naturales como tierra, agua, pastos, bosques u otros. Dichas brechas se constituyen, por defecto, como drivers centrales de la emigración juvenil de sus localidades de origen a ciudades. Al respecto del caso peruano, nos preguntamos ¿cuál es el estado de la participación y/o marginación de la juventud rural en el acceso a activos y en las economías agropecuarias? Veamos su situación a la luz de los censos agrícolas y de población.

El lugar de los jóvenes en las economías agrícolas y pecuarias

El censo del año 2017 registró un millón y medio de jóvenes rurales, aproximadamente el 5 % del total de la población peruana, y 23 % del total de jóvenes. A diferencia de las áreas urbanas, la juventud rural se concentra en los grupos de menor edad, específicamente en el segmen-to etario de 15 a 18 años. Dentro de sus hogares, un no despreciable 36 % se desempeña como jefe/a de hogar o como cónyuge de su propio núcleo doméstico. A nivel territorial, los jóvenes rurales se concentran en cuatro zonas del país: la sierra norte, la selva norte, la selva alta

del centro-sur (VRAEM), y la sierra sur (Trivelli y Urrutia, 2019a). Los jóvenes se auto-identifican mayori-tariamente como mestizos (45 %) y quechuas (34 %), mientras que una minoría de 5 % y 4 % se identifican como nativos amazónicos y aymaras, respectivamente.

La juventud tiene una posición marginal en la producción y con-ducción directa de la tierra: apenas el 12 % de productores agropecuarios es joven (INEI, 2012); de esta mino-ría, el 63 % es propietario de alguna de las parcelas en las que trabaja (Urrutia, 2017). El resto carece de propiedad y

deben acceder a la tierra bajo diversos esquemas de cesión como el arriendo, el traspaso temporal u otros. De esto se explica que, las hectáreas en promedio que conducen los jóvenes (2.8 h) sean casi la mitad de las que conducen los adultos (5.1 h).

En contraste, se observa que los jóvenes participan ampliamente de los mercados y redes de trabajo rura-les. En comparación con la juventud urbana, los niveles de desocupación o de población que estudia y no trabaja son bastante menores en la ruralidad (Trivelli y Urrutia, 2019b). Diversos autores coinciden, no obstante, que la problemática alrededor del empleo que concentra la mano de obra juvenil en el campo es su aminorada calidad: esto es, su poca estabilidad laboral, y su baja o nula retribución monetaria (Dirven, 2003; Boyd, 2014; Trivelli y Urrutia, 2019b). Así por ejemplo, Trivelli y Urrutia (2019b) evidencian que más de un tercio de la mano de obra juvenil rural se emplea como trabajador familiar no remunerado (TFNR); en tanto que sólo el 13 % se ocupa como trabajador independien-te. En su gran mayoría, los jóvenes rurales (60 %) laboran en el sector agropecuario; de este grueso, cerca del 83 % se ocupa como peón. En to-dos los casos, indistintamente del sec-tor en el que laboren, la proporción de mujeres jóvenes rurales que trabaja como TFNR es considerablemente mayor que la de los varones jóvenes.

En síntesis, en paralelo con su res-tringida participación en la actividad agropecuaria debido a su limitado acceso a activos productivos, los jóvenes deben lidiar también con la alta precariedad que caracteriza al empleo agropecuario y rural. En con-junto, ambas situaciones determinan las aminoradas oportunidades de las que disponen para desarrollarse en el marco de las economías agropecua-rias. En la siguiente sección anali-zamos cómo se configuran y operan

»

«Los jóvenes continúan siendo una población vul-nerable en los espacios rurales. La juventud es una etapa de transiciones claves para la trayectoria de vida de una persona: es durante este periodo que los y las jóvenes se van abriendo paso sea a la educación superior, al mundo laboral, a la residencia en nuevas lo-calidades y/o a la con-formación de una nueva unidad familiar (...). Pero las precarias condiciones económicas, sociales e institucionales de los territorios rurales restrin-gen significativamente el desarrollo de estas tran-siciones. (...).

Page 22: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

22 LA REVISTA AGRARIA / 189

las barreras que limitan el acceso de los jóvenes rurales a los recursos na-turales en sus localidades de origen.

Las comunidades como productoras de barreras

generacionalesUna de las principales instituciones

involucradas en la gobernanza local de la tierra y los recursos naturales son las comunidades campesinas y nativas2. Estas gobiernan y gestionan una parte significativa de las tierras de cultivo y la gran mayoría de la superficie de pastos naturales. Dispo-nen, pues, de activos fundamentales para su desarrollo económico. Es por ello que, para analizar en detalle cómo operan las barreras generacio-nales de acceso a los recursos natu-rales, examinamos etnográficamente los casos de 3 comunidades: la CC de Huamantanga3, ubicada en la sierra de la región Lima; la CC San José de Churia4, ubicada en la región Ayacu-cho; y la CCNN de Oviri5, ubicada en la selva de la región Junín.

La pertenencia a estas organizacio-nes comunitarias sigue condicionada a la transición de los jóvenes a la adultez. La problemática surge enton-ces, en las concepciones tradicionales que estas instituciones mantienen respecto del ser adulto (cf. Escobedo, 2015). Así, por ejemplo, la CC San José de Churia, hasta hace sólo una década mantenía en su estatuto la obligatoriedad del matrimonio para acceder a la condición de comunero. Dicha regla ya no corresponde a la realidad actual de los jóvenes de la localidad, quienes se casan a edades más tardías respecto de las genera-ciones anteriores. Aunque en otras comunidades esta regla expresa no existe, los jóvenes —especialmente las mujeres— siguen perteneciendo a sus núcleos domésticos originales hasta la conformación de sus propias familias, etapa en la que recién ad-quieren la legitimidad para unirse a la

comunidad y solicitar recursos. Sólo en casos excepcionales se ha recono-cido a varones jóvenes solteros como comuneros; en el caso de las mujeres jóvenes, esto sólo sucede cuando son madres solteras.

»

«(...) La incorporación o participación plena de las familias en las comu-nidades aún suele estar sujeta a su arraigo total en las localidades. Pero la gran movilidad carac-teriza a los jóvenes pues con frecuencia deben migrar estacionalmente por razones laborales o o educativas a ciudades capitales, o mantener economías de ‘dos patas’ (urbano-rurales) que re-quieren desplazamientos cotidianos desde la co-munidad hacia la ciudad intermedia, y viceversa. Un caso que expone las restricciones a la movi-lidad es el de la CCNN de Oviri, en donde las personas que desean incorporarse como comu-neros calificados a la ins-titución están obligadas a residir establemente por dos años en la loca-lidad, y sólo pueden salir a trabajar a la provincia bajo el permiso de las au-toridades y por periodos restringidos de tiempo.

A las comunidades les cuesta adap-tarse a las nuevas dinámicas de vida de este segmento poblacional. La incorporación o participación plena de las familias en las comunidades aún suele estar sujeta a su arraigo total en las localidades. Pero la gran movilidad caracteriza a los jóvenes pues con frecuencia deben migrar es-tacionalmente por razones laborales o o educativas a ciudades capitales, o mantener economías de ‘dos patas’ (urbano-rurales) que requieren des-plazamientos cotidianos desde la co-munidad hacia la ciudad intermedia, y viceversa. Un caso que expone las restricciones a la movilidad es el de la CCNN de Oviri, en donde las per-sonas que desean incorporarse como comuneros calificados a la institución están obligadas a residir establemente por dos años en la localidad, y sólo pueden salir a trabajar a la provincia bajo el permiso de las autoridades y por periodos restringidos de tiempo. Esto ha terminado por desalentar a muchos jóvenes solteros de involu-crarse en la institución a muchos jó-venes solteros que se emplean como jornaleros agrícolas o madereros en otras provincias.

En la misma línea, una tercera cuestión a apuntar es que las relacio-nes que plantean las comunidades con sus comuneros suelen no contemplar la situación de vulnerabilidad econó-mica y social de las familias jóvenes. La CC de Huamantanga, por ejemplo, mantiene aún en funcionamiento su tradicional sistema de rotación de cargos de fiestas por el cual todos los comuneros deben atravesar. De hecho, este se configuraba como un sistema de incorporación e involucra-miento de las familias más jóvenes a la comunidad. En la actualidad, no obstante, la desestructuración del te-jido social comunal —producto de la migración y urbanización, entre otros factores— y la reducción progresiva del número de comuneros ha signi-

Page 23: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

23mayo de 2020

ficado que los costos de realizar una festividad se concentren sólo en los mayordomos. Esto ha determinado, finalmente, que la organización de fiestas sea hoy percibida menos como una oportunidad de posicionamiento y más como un peso que los jóvenes ya no desean asumir. Al igual que en Huamantanga, en otras comunidades las exigencias a los comuneros sobre su participación en faenas o cargos de autoridad, se experimentan como demandas excesivas por parte de las familias jóvenes de reciente confor-mación. Esto, en un contexto en el cual los vínculos de reciprocidad y el funcionamiento de la maquinaria comunitaria han perdido considera-

ble densidad y operatividad. Como consecuencia interesante, en comu-nidades con economías urbanas en desarrollo como Huamantanga, los jóvenes engrosan el segmento pobla-cional de no-comuneros y se abocan a actividades comerciales o de servi-cios desligadas de lo agropecuario.

Finalmente, un último punto rele-vante a abordar es que los procesos distributivos de activos de las comu-nidades siguen, en muchos casos, lógicas jerárquicas que privilegian a los comuneros de edad mayor, o de mayor tiempo de afiliación a la comunidad en detrimento de los jó-venes. Esto es especialmente crítico en comunidades que ya experimentan

escasez de terrenos, como en San José de Churia. En esta localidad, debido a sus pocos años de servicio, los jóvenes se encuentran en los últimos puestos en el padrón comunal y de riego; lo cual ha determinado que éstos accedan a parcelas o recursos en espacios de mayor lejanía y en muchos casos, de menor calidad y con dificultades para disponer de agua. Mientras las generaciones mayores poseen grandes o medianas cantidades de terrenos a los que ac-cedieron en épocas anteriores, en la actualidad los jóvenes apenas pueden acceder a máximo dos pequeñas parcelas por parte de la comunidad, y dependen mayoritariamente de las transacciones familiares (herencia) o privadas (compra-venta, alquiler) para obtener recursos para el sustento de sus familias.

CierreAbordar la problemática de la ju-

ventud rural implica que los espacios rurales se conviertan en “potenciales catalizadores de las aspiraciones” de este segmento poblacional (Urrutia, 2017): educarse, tener mayores ingresos, desarrollar una economía autónoma que les permita vivir en mejores condiciones que sus padres, entre otros ideales. En ese sentido, el Estado tiene una gran responsa-bilidad, pero también las comuni-dades campesinas deben jugar roles importantes en la transformación y desarrollo de sus territorios para las nuevas generaciones.

Ante los diversos procesos que atraviesan muchas comunidades y que hemos repasado a lo largo del artículo, sugerimos que las estas deben iniciar fuertes procesos de modernización institucional que apunten, entre otros objetivos, a facilitar y promover la participación de los y las jóvenes en el ámbito de su organización. Esto implica, ne-cesariamente, el reconocimiento de

Foto

inte

rnet

Page 24: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

24 LA REVISTA AGRARIA / 189

sus trayectorias de vida supralocal, así como la generación de nuevas dinámicas entre comunidad y comu-neros que consideren la vulnerabili-dad contemporánea de las unidades domésticas jóvenes. En varias de las comunidades visitadas estas reflexio-nes ya vienen tomando lugar: opcio-nes como la constitución de nuevas categorías de comuneros móviles, o la cesión temporal y no permanente de parcelas para hallar más margen redistributivo está iniciando. Después de todo, como diría Bruno Revesz, la continuidad y fortalecimiento cíclico de estas instituciones ha dependido históricamente de su impulso hacia la modernidad.

BibliografíaBoyd, Chris (2019). Trayectorias de las mujeres

jóvenes en el Perú rural. Reflexiones para las políticas públicas y el desarrollo rural a partir de los censos de población (1961-2017). Lima: IEP (Documento de Trabajo, 254. Estudios sobre el desarrollo, 30)

Dirven, M. (2003). “La herencia de tierras y la necesidad de rejuvenecimiento del

campo” En: Mercados de tierras agrícolas en América Latina y el Caribe: una rea-lidad incompleta, (p. 127-162). Santiago de Chile: CEPAL.

Escobedo (2015). Herederos de la Reforma Agraria en el Valle de Chancay. Lima: PROCASUR, FIDA, ILC, Cepes

Kessler, G. (2005). Estado del arte de la inves-tigación sobre juventud rural en América Latina. <https://bit.ly/3fcGs7j>

PROCASUR (s/f). Acceso a tierra y estrategias de vida de los jóvenes rurales. Estudio comparativo. Santiago de Chile: PROCA-SUR, FIDA, ILC

Trivelli, Carolina y Adriana Urrutia (2018). Geografías de la resiliencia. La configu-ración de las aspiraciones de los jóvenes peruanos rurales. Lima: IEP (Documento de Trabajo, 243. Estudios sobre el desa-rrollo, 21)

Trivelli, Carolina y Carlos Urrutia (2019a). Juventud rural en el Perú: lo que nos dice el Censo 2017. Lima: IEP. (Documento de Trabajo, 257. Estudios sobre el desa-rrollo, 32)

Trivelli, Carolina y Carlos Urrutia (2019b). Entre la migración y la agricultura. Limi-tadas opciones laborales para los jóvenes rurales en el Perú. Lima: IEP (Documento de Trabajo, 260. Estudios sobre desarro-llo, 34)

Urrutia, Adriana (2017). Una presencia invisible ¿Qué sabemos de los jóvenes

rurales en el Perú hoy? Santiago de Chi-le: RIMISP. (Serie documento de trabajo N°226. Grupo de Trabajo Inclusión Social y Desarrollo)

Notas1 Antropóloga. Investigadora en el Cepes.2 El análisis de los procesos familiares de

transferencia de recursos y del posicio-namiento de la juventud en los mismos excede el propósito de este artículo pero información y análisis al respecto puede ser encontrado en PROCASUR (s/f), Dirven (2003 y 2016), y Escobedo (2015).

3 Investigación realizada en el marco del estudio “Diagnóstico de brechas de géne-ro en infraestructura natural y seguridad hídrica a nivel nacional y de cuencas priorizadas” realizado por las ONG CEDEPAS y DESCO, y financiado por la ONG Forest Trend.

4 Investigación realizada en el marco del estudio “Estudio sobre tenencia individual y colectiva de las mujeres a la tierra en co-munidades de Ayacucho y Puno” realizado y financiado por la ONG SER.

5 Investigación realizada en el marco del estudio “Impactos de la expansión de la agricultura comercial en la gobernanza y gestión indígena de la tierra” reali-zado por Cepes, con financiamiento de CIES.

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 25: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

25mayo de 2020

cusqueños, en un contexto regional de alta conflictividad. Así, las juezas y jueces cusqueños se han comenzado a poner a la vanguardia del reco-nocimiento del pluralismo jurídico en el país, a pesar de que el Poder Legislativo no ha desarrollado una ley de coordinación entre sistemas de justicia, como sanciona la Cons-titución Política desde hace 27 años.

Las comunidades campesinas del Cusco

Cusco es la segunda región con más comunidades campesinas en el país (930), ubicándose sólo detrás de Puno (1304). Del total, 810 se encuentran reconocidas y tituladas, mientras que aún existen 120 por

A mediados del mes de diciembre de 2019 se llevó a cabo, en el Mi-nisterio de Cultura, la ceremonia de premiación del VI Concurso de Buenas Prácticas Interculturales en la Gestión Pública, realizado por esta entidad desde el año 2014. Entre los ganadores de esta edición2, llamó la atención la presencia de la Corte Superior de Justicia de Cusco, que participó con una práctica denomina-da “Mesa de Coordinación de Justicia Intercultural”.

Si bien, para muchas personas, la presencia de un órgano del Poder Judicial —sin duda de las institucio-nes más rígidas del Estado— puede resultar sorprendente, lo cierto es que en los últimos años se han ido

generando algunos cambios en rela-ción al tratamiento de la diversidad cultural en el ámbito de la justicia, en su mayoría impulsados por la Oficina Nacional de Justicia de Paz y Justicia Indígena —Onajup—.

En dicho contexto de cambios, destaca el distrito judicial del Cusco, que ha sido escenario de importantes avances relacionados con el acceso a la justicia de la población rural, en general y con el tema de los dere-chos a la tierra, en particular. En este artículo se destacan estos avances —entre ellos la implementación de la Mesa—, las dificultades persistentes y la importancia del rol de los jueces para el derecho a la tierra de las co-muneras y comuneros campesinos

La protección del derecho a la tierra en Cusco

Renato Levaggi Tapia1

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 26: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

26 LA REVISTA AGRARIA / 189

ente decisor en aquellos procesos judiciales que involucren a los co-muneros, las comunidades y sus tierras; y segundo, como funcionario encargado de reconocer las decisio-nes de la jurisdicción especial9 (de las

comunidades campesinas, comunida-des nativas y rondas campesinas), en particular en aquellas controversias relacionadas con el uso, disfrute o disposición de sus tierras.

Pero, los jueces no sólo actúan en el marco de procesos judiciales10, también cuentan con otros espacios

»

«Esta situación se comple-jiza si consideramos los datos presentados por la Defensoría del Pueblo en su último reporte de conflictos sociales. Según dicho documento, Cusco ocupa el segundo lugar en cantidad de conflic-tos (19), solo después de Áncash (20). Destaca que, dentro de esta cifra, la gran mayoría involucre a una comunidad cam-pesina enfrentada a una empresa extractiva o a otra comunidad. La con-flictividad, relacionada sobre todo a la proble-mática socioambiental, ha llevado al Ejecutivo a la declaración y sucesiva prórroga de estados de emergencia en algunas zonas de la región.

titular. La extensión titulada en la re-gión asciende a 2 632 750 hectáreas3. Aunque el porcentaje de titulación es alto, un estudio4 realizado por la Confederación Nacional Agra-ria —CNA— y la Confederación Campesina del Perú —CCP— sobre la seguridad jurídica de las comu-nidades en el Cusco, que contó con información de nueve de sus trece provincias, consigna algunos datos resaltantes sobre las dificultades que aún enfrentan.

En el segmento a su cargo en el diagnóstico, la CNA indica que el 87.5 % de comunidades encuestadas presenta “algún conflicto por colin-dancia, desmembramiento o superpo-sición de derechos”5. La CCP, por su parte, señala que esta cifra asciende al 69 %6. Resalta, principalmente, que ambas coincidan en concluir que, para resolver sus conflictos, la mayoría de las comunidades recurre a procesos judiciales que los “solucio-nan”, sobre todo, desde una mirada desde el derecho civil clásico, en la que prevalece la propiedad individual por sobre la colectiva7.

Esta situación se complejiza si consideramos los datos presentados por la Defensoría del Pueblo en su último reporte de conflictos socia-les8. Según dicho documento, Cusco ocupa el segundo lugar en cantidad de conflictos (19), solo después de Áncash (20). Destaca que, dentro de esta cifra, la gran mayoría involucre a una comunidad campesina enfren-tada a una empresa extractiva o a otra comunidad. La conflictividad, relacionada sobre todo a la proble-mática socioambiental, ha llevado al Ejecutivo a la declaración y sucesiva prórroga de estados de emergencia en algunas zonas de la región.

El rol de los juecesEn el complejo escenario descrito

surge la figura clave del juez en dos niveles esenciales: primero, como

cuya importancia parece haber sido, hasta ahora, subestimada. Se trata de los plenos jurisdiccionales11. Entre ellos, destaca el “II Pleno Jurisdic-cional sobre Justicia Intercultural” 12, llevado a cabo en la ciudad del Cusco a finales del año 2017. El acuerdo plenario resultante de este encuentro de jueces, tuvo como uno de sus ejes temáticos al “Tratamiento de casos relacionados al régimen de tenencia de tierras de las comunidades campe-sinas”. En esta reunión, casi 40 jueces de diversos distritos judiciales del país con presencia de comunidades campesinas, respondieron ante la pre-gunta: ¿Qué marco o marcos jurídicos deben ser utilizados por la justicia ordinaria al momento de resolver casos relacionados al régimen de te-nencia de tierras de las comunidades campesinas? Lo siguiente:

EJE TEMÁTICO 1: Tratamiento de casos relacionados al régimen de tenencia de tierras de las comuni-dades campesinas

En la solución de controversias por la tenencia de tierras en el interior de las comunidades campesinas, se debe considerar, de manera fundamental, el derecho propio, los estatutos y reglamentos de las comunidades campesinas, así como los Protocolos para una Justicia Intercultural del Poder Judicial. Asimismo, la norma-tividad del Estado, la Constitución Política del Perú, las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo. (cursivas del autor)

La respuesta de estos funciona-rios de una de las instituciones más jerárquicas y rígidas por excelencia es, por decir lo menos, de avanzada. Ciertamente, la organización realizó los esfuerzos necesarios para que al pleno acudieran aquellos jueces más

Page 27: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

27mayo de 2020

progresistas o sensibles a la temá-tica abordada, pero ello no le resta importancia al hecho de que en un evento del calendario oficial de la ju-dicatura nacional, se haya expresado abiertamente una opción por superar la mirada civilista hegemónica de la propiedad. Como puede apreciarse, es una figura trascendental la del juez, como funcionario de natura-leza imparcial e independiente de su corporación, capaz de interpretar las normas y aplicar los estándares adecuados de derechos humanos a los ciudadanos a pesar de alguna ausencia o vacío legal.

Si a lo acordado en dicha reunión en Cusco, añadimos que en esta región se creó la primera “Mesa de coordinación de Justicia Intercul-tural” de nivel regional, con mesas descentralizadas en las provincias de Chumbivilcas (71 comunidades), Quispicanchi (92 comunidades) y Canchis (93 comunidades), en las que se reúnen las autoridades del sistema de justicia, en particular, y del Estado en general, con las autoridades de las comunidades campesinas y rondas, puede sostenerse que el contexto regional, en cuanto al respeto de los derechos de la población rural, ha comenzado a mejorar.

Finalmente, es necesario llamar la atención sobre el último suceso relacionado con el derecho a la tie-rra de las comunidades campesinas ocurrido en la región: el denominado “Pleno Intercultural” llevado a cabo en noviembre de 2018 en la ciudad del Cusco. En este evento inédito, organizado por el Poder Judicial a través de la Corte Superior de Justicia y la Onajup, participaron, por un lado, jueces ordinarios de distintos niveles, especialidades y localidades, y por el otro, integrantes de comunidades y rondas campesi-nas representantes de la mayoría de provincias de la región. El objetivo del encuentro fue lograr acuerdos

—vinculantes para ambas partes— relativos a la gestión de los princi-pales problemas que enfrentan las comunidades y rondas campesinas cusqueñas en el ámbito de la justicia. Como era previsible, uno de los ejes temáticos abordados en el Pleno In-tercultural —y sobre el que se arribó a un acuerdo— estuvo relacionado con el derecho a la tierra.

En dicho evento, comuneros, ron-deros y jueces cusqueños firmaron, entre otros, el siguiente acuerdo:

Reconocimiento de la autonomía comunal en conflictos sobre tierras

Las autoridades de la justicia or-dinaria reconocen que las comuni-dades son autónomas en el uso y disposición de sus tierras. Por ello, las demandas o denuncias sobre conflictos de tierras producidos entre comuneros al interior de la comunidad, que sea presentadas ante la justicia ordinaria, deberán ser trasladas a la autoridad comunal

Foto

arc

hivo

Cep

es

Page 28: AÑO 21 N.º 189 mAyO de 2020asumió el liderazgo en la conducción de la lucha contra la pandemia. En una crisis tan grave como la actual, el liderazgo es esencial para reducir los

28 LA REVISTA AGRARIA / 189

competente para que informe si ya fueron resueltos o están siendo resueltos por la asamblea comunal. Las decisiones de la justicia especial son respetadas siempre que no violen derechos fundamentales.

Lo anterior, que hace algunos años hubiera parecido un ejercicio imprac-ticable, hoy se vuelve factible en la medida de que instituciones como el Poder Judicial han comenzado a crear una estructura —normativa e institucional— para el diálogo —in-tercultural— y el cambio. Es preciso puntualizar, sin embargo, que los dos acuerdos descritos están circunscritos a conflictos intracomunales y que, aunque esto ya es un avance, tanto el reconocimiento de la autonomía comunal y sus decisiones, como la consideración fundamental del de-recho propio por parte de los jueces en sus procesos debería extenderse a todos los conflictos que involucren a las comunidades, en especial, en el hoy conflictivo escenario cusqueño. Con sus matices, la posición cusque-

ña se percibe como orgánica, como una política institucional de protec-ción del derecho a la tierra que deja un poco sin piso a argumentaciones superadas que pretenden desconocer lo avanzado.

Notas1 Investigador del Programa de Acceso a

Recursos Naturales del Cepes.2 <https://bit.ly/2RIMilV>3 Los datos son del Sistema de Información

sobre Comunidades Campesinas del Perú —SICCAM—. 2018.

4 Seguridad Jurídica Territorial de las Comunidades Campesinas de Cusco: Un diagnóstico participativo desde los pue-blos indígenas organizados. Elaborado por la Confederación Nacional Agraria (CNA) y la Confederación Campesina del Perú (CCP), con el auspicio de la ©Coo-peración Alemana, implementada por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH. 2016

5 Ibídem, pág. 15.6 Ibídem, pág. 23.7 Ibídem.8 Reporte Mensual de Conflictos Sociales n.º

192 febrero 2020. Adjuntía para la Preven-ción de Conflictos Sociales y la Gobernabi-lidad. Defensoría del Pueblo. Marzo 2020.

<https://bit.ly/396HwW9>9 Constitución Política, artículo 149.- Las

autoridades de las Comunidades Cam-

pesinas y Nativas, con el apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario, siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley establece las formas de coordinación de dicha jurisdicción especial con los Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder Judicial.

10 Por cierto, el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial ha aprobado protocolos especí-ficos para la actuación de sus jueces en casos que involucren a las comunidades y rondas. Se trata del “Protocolo de Actuación en Procesos Judiciales que Involucren a Comuneros y Ronderos” y el “Protocolo de Coordinación entre Sistemas de Justicia”.

11 Un pleno jurisdiccional es un encuentro de jueces en el que se debaten criterios jurisprudenciales buscando su unificación y posterior cumplimiento en los procesos judiciales. El producto final de este tipo de encuentros se denomina acuerdo plenario. Este documento tiene el alcance estable-cido por la propia naturaleza del pleno (nacional, macro regional o distrital).

12 En el pleno de Cusco participaron, en calidad de representantes, casi 40 jueces de los distritos judiciales de Arequipa, Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lam-bayeque, Lima Este, Piura y Puno. Los acuerdos alcanzados se aplican a todo su distrito judicial.

Visite: www.larevistaagraria.org

Foto

arc

hivo

Cep

es