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Jornada Dirigentes de Schoenstatt Guayaquil, sábado 16 de enero 2010 Tema: “POR TI PADRE, UNIDOS EN LA PATENA” ¿Cómo hacer más concreto nuestro Lema Nacional? Introducción. En primer lugar recordemos brevemente los contenidos de nuestro lema nacional que nos quiere ayudar a vivenciar el jubileo de los 50 años de la llegada de Schoenstatt al Ecuador este año 2010. El lema tiene dos partes fundamentales: -Por ti Padre”, es una afirmación, pero sobre todo es un apelo a la magnanimidad, es una motivación para seguir el camino, es el cultivo de un compromiso heroico a la altura de la Inscriptio. Aunque esté cansado -“Por ti Padre”- lo ofrecemos todo: todo lo de ayer, todo lo de hoy, todo lo del mañana. -Unidos en la Patena”, nos habla de nuestra particular manera de entender el mundo de Schoenstatt a través de esta clave. Así entendemos mejor la solidaridad de destinos, la fidelidad creadora, la corresponsabilidad y la disponibilidad de ser colaboradores de Cristo en toda la obra de la redención. Es nuestro particular camino de Santidad. Es la oportunidad que estábamos esperando para sentirnos Familia Nacional. 1. Nuestra Originalidad. Estar consagrados en la patena, es la gran clave de nuestra historia. En ese acontecimiento querido por Dios, nuestro Fundador nos regaló una identidad que nos permita ser “grandes personalidades”. No sólo personas, sino, grandes personalidades. Es como una relectura del gran fin e ideal de Schoenstatt: La formación del hombre nuevo para la nueva comunidad. El hombre nuevo, es el hombre libre, arraigado en Dios, en el

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Jornada Dirigentes de Schoenstatt

Guayaquil, sábado 16 de enero 2010

Tema:

“POR TI PADRE, UNIDOS EN LA PATENA”

¿Cómo hacer más concreto nuestro Lema

Nacional?

Introducción.

En primer lugar recordemos brevemente los contenidos de nuestro lema nacional que

nos quiere ayudar a vivenciar el jubileo de los 50 años de la llegada de Schoenstatt al

Ecuador este año 2010. El lema tiene dos partes fundamentales:

-“Por ti Padre”, es una afirmación, pero sobre todo es un apelo a la magnanimidad, es

una motivación para seguir el camino, es el cultivo de un compromiso heroico a la altura

de la Inscriptio. Aunque esté cansado -“Por ti Padre”- lo ofrecemos todo: todo lo de ayer,

todo lo de hoy, todo lo del mañana.

-“Unidos en la Patena”, nos habla de nuestra particular manera de entender el mundo

de Schoenstatt a través de esta clave. Así entendemos mejor la solidaridad de destinos, la

fidelidad creadora, la corresponsabilidad y la disponibilidad de ser colaboradores de Cristo

en toda la obra de la redención. Es nuestro particular camino de Santidad. Es la

oportunidad que estábamos esperando para sentirnos Familia Nacional.

1. Nuestra Originalidad.

Estar consagrados en la patena, es la gran clave de nuestra historia. En ese

acontecimiento querido por Dios, nuestro Fundador nos regaló una identidad que nos

permita ser “grandes personalidades”. No sólo personas, sino, grandes personalidades.

Es como una relectura del gran fin e ideal de Schoenstatt: La formación del hombre nuevo

para la nueva comunidad. El hombre nuevo, es el hombre libre, arraigado en Dios, en el

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mundo natural y en el sobrenatural, el hombre vinculado, y por eso, comprometido,

responsable, creador de historia, que asume las consecuencias de sus actos y actitudes,

y la comunidad perfecta es aquella que está formada por hombres perfectos; son

perfectos porque aman y aspiran al ideal, no porque no se equivoquen. (Hombres

nuevos).

Lo hemos dicho otras veces: el ser consagrados en la patena debe marcar nuestros

ideales, es nuestra original interpretación del gran principio que guió al Fundador en la

plasmación del carisma de la obra de Schoenstatt:

El orden de ser, determina el orden de actuar. La recepción en el alma y la vivencia del

ser “consagrado en la Patena” nos regalan un espíritu de jefes tal como lo quería nuestro

fundador, y debemos actuar como lo que somos: si somos jefes, debemos actuar como

jefes. Por eso estamos aquí en la Jornada de Dirigentes. Recordemos lo que el PK dice

acerca de los jefes. Dice el PK:

El jefe debe:

- Orientarse por una única gran idea y arder por ella.

- Consumirse enteramente por los suyos.

- Estar arraigado en aquel mundo que ha de anunciar, en una medida que sobrepase lo

común.

Los jefes son personalidades. Dice el PK: “La personalidad se enciende más fácilmente y

en forma más segura, en el contacto con otra personalidad”

Estos ideales encendieron a nuestros primeros congregantes y forjaron personalidades

de jefes. Motivados por ellos, José Engling optó decididamente por la santidad. Lo mismo

sucedió con Max Brunner cuando en un retiro escuchó de labios del padre fundador la

siguiente frase: “Creo que un santo ha de surgir de entre quienes hoy están aquí haciendo

su retiro”. Y el respondió: “ !Quiero ser un gran santo! Otros pudieron lograrlo ¿Por qué yo

no? ¡Lo quiero, lo quiero, lo quiero! Ya apasionado por la conquista de tan altas cumbres,

hará suya la frase: “Ave Imperatrix, morituri te salutant.” (Ave María, Señora nuestra, los

que vamos a morir por Ti, por tu buen nombre, por tu causa, te saludan. ¡Aquí estamos,

con gusto…dispuestos a todo! ¡Tú te mereces eso, y mucho más! ¡Tú eres nuestra

Bandera y nuestro escudo!). Quiera Dios y la Mater, que a nosotros también nos pase lo

mismo, es decir, con fe providente, escuchar y vivir los mensajes de Dios contenidos en

esta Jornada. (Textos tomados del libro “Héroes de fuego” p. 183-184)

Este principio – El orden de ser, determina el orden de actuar- nos recuerda entonces,

como jefes, lo que somos y lo que debemos hacer, y nos ayuda a superar toda confusión

que se pueda presentar en nuestro camino a la santidad. (No es una opción; es una

elección, es una decisión)

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Sí querida familia, decimos “a la santidad” puesto que no somos paganos y no

queremos vivir como paganos. Somos católicos y queremos vivir como católicos, somos

schoenstatianos y queremos vivir como tales, y además somos schoenstatianos

ecuatorianos… “consagrados en la Patena”. Debemos vivir un estilo de vida particular,

orgánico, cristiano, mariano, firme, alegre, misionero, esperanzador, eficiente y eficaz,

solidario, auténtico, justo, profético, etc. ¿Cómo le podemos llamar a este estilo de vida

que buscamos conquistar?

2. Estilo de vida “consagrado en la Patena” o estilo de vida “Eucaristía”.

Propongo aquí este nombre. Me he decidido por él, ya que es nuestro propio fundador

quien lo anuncia, lo vive y lo propone. El nos habla de entregarlo todo en la Patena, nos

habla de un continuo ofrecimiento, consagración y comunión.

Dice el P. Kentenich. “Ofrecimiento. En mi vida renuevo el ofertorio y ofrezco

nuevamente al Padre, en la patena, es decir, en Cristo, todos mis pequeños sacrificios.

Cristo renueva ahora el ofertorio, él en mí y yo en él”

“…Consagración. Si vivo así mi vida de ofrecimiento, en forma sobrenatural, en y con

Cristo, es evidente entonces que muchas veces seré transformado en Cristo. Y el fruto de

esta transformación será que, en Cristo y con Cristo, todo mi corazón se irá uniendo más

y más al Padre celestial…Durante el día, hasta la próxima misa, deberá repetirse sin

cesar: ofrecimiento, consagración y comunión”. (Vivir la misa todo el día. 1964).

Colóquense con Cristo en la patena. Colóquense ustedes mismos y a sus seres

queridos. (Es) la patena sobre la cual se ofrece el sacrificio al Padre del Cielo.

Conviértanse, junto con Cristo, en ofrenda… Si no nos sacrificamos nosotros

mismos, no podemos esperar santos.

P.K. Lunes por la tarde No.1

Bueno, además, también la Iglesia nos enseña en su magisterio –en muchos

documentos- aquello que el PK nos propone: vivir la misa de la vida diaria como un

continuo y permanente ofrecimiento, consagración y comunión. Es el poder plasmador de

la Eucaristía. Por ejemplo:

Sabemos que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de la vida cristiana. Así lo dice con

toda claridad el Concilio Vaticano II en su decreto sobre el ministerio y vida de los

presbíteros: "En la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es

decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo que, por su Carne vivificada y que

vivifica por el Espíritu Santo, da vida a los hombres que de esta forma son invitados y

estimulados a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas las cosas creadas juntamente

con Él. Por lo cual la Eucaristía aparece como fuente y cima de toda evangelización"; por

eso "los otros sacramentos, así como los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado,

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están íntimamente relacionados con la sagrada Eucaristía y a ella se ordena" (Vat II. PO

5).

¿Cómo se puede comprender mejor lo que es y lo que implica este estilo de vida

Eucaristía? Sigamos como siempre las recomendaciones de nuestro profeta, y soñemos

un poquito sobre ello alimentando así nuestra cosmovisión.

(El padre fundador nos dice que en el desarrollo de los procesos vitales debemos fijarnos

y respetar el siguiente proceso para que una corriente de vida crezca: Observar,

comparar, formular, aplicar, evaluar. Sigamos este proceso inspirándonos en lo que

sucede en la liturgia eucarística)

Reflexión:

Sí, en la patena y en el cáliz, ofrecemos el pan y el vino; están desnudos y sencillos,

frágiles, tal y cual son, pero no ofrecemos nada muerto; es sencillo pero no estéril,

representan a la vida, representan nuestra vida, ahí colocamos todo y a todos. Vida que

es elegida y enaltecida, vida que es dignificada… “Este es mi cuerpo…esta es mi Sangre,

Sangre de la Alianza nueva y eterna…” Lo ofrecido, lo recibiremos en la comunión,

devuelto, transfigurado, enaltecido, perfeccionado…hecho Vida que es amor, Amor que

es vida, y por eso es que hay que ofrecer mucho, porque en la comunión cada uno

recibirá lo que en la Patena generosamente ha entregado de sí; lo bueno y todo aquello

que desea transformar en bueno y bello. Bondad y Belleza transubstanciadas, pilares que

nos permiten construir el camino de la perfección, el camino de la santidad.

Entonces, en este estilo de vida eucaristía, no ofrecemos un gesto vació, algo sin alma,

ofrecemos la propia vida, todo el pan, todo el vino, no sólo una parte. Es el pan grande,

redondo, entero, hermosísimo y blanco como la pureza de intención que anida en nuestro

corazón lleno de ideales de santidad…ahí está lo más hermoso de nosotros, lo más

hermoso y lo más noble que tenemos…todo lo de Dios. ¡Lejos de nosotros la apatía! ¡Qué

hermoso, regalarse sin condiciones y sin reservas…regalarse sin retorno! ¡Por siempre y

para siempre! Es una vida para la Iglesia, una vida para el Santuario, una vida que es

Iglesia y una vida que es Santuario. ¡Fíjense lo que produce este estilo de vida, nos regala

aires místicos aunque nunca nos hayamos detenido a profundizar en los misterios. Es

alegría profunda que te hace sonreír el alma desde lo más profundo y te hace sentir que

estás tocando a Dios. Regalarse, sí, sin reservas y sin retorno. ¡Qué gran gesto, en un

mundo que muchas veces sólo hace notar el triunfo del egoísmo, del hedonismo, que es

el movimiento contrario; un mundo individualista, un mundo egocéntrico disfrazado

muchas veces con ropajes de buenas intenciones como el de la caridad ecológica y

ambientalista que privilegia caras campañas de defensa de la naturaleza, pero que sin

remordimientos y cuestionamientos está dispuesta a matar la vida desde la concepción.

Un mundo que se olvida del valor de lo religioso porque no entiende la donación de la

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renuncia y del sacrificio, características centrales del amor evangélico, del amor

consagrado en la patena.

Pero, ¿Qué decimos?:… ¿Renuncia?... ¿Es sólo eso? ¡Nada que ver! Como lo hemos

anotado anteriormente, lo ofrecido se transforma en dones que regresan multiplicados. La

ceguera pagana, la mirada mundana que se resiste a ofrecer-consagrar-comulgar porque

piensa que si hace eso se queda vacía de todo y pierde bienestar, se fija sólo en aquello

que ofreces, donas y abandonas a Dios y lo considera desperdicio necio, pérdida y locura

antinatural. Se fija sólo en lo que entregas, pero no se fija en lo que abrazas, en lo que

obtienes, en la fecundidad de tu amor: pan consagrado, vida consagrada, trabajo

consagrado, historia consagrada, amor consagrado, etc. es infinitamente más. Sucede lo

mismo que en la dinámica de la Alianza de Amor: Tú entregas el 1% pero recibes el 99%.

“comunicación de idiomas” y “maravilloso intercambio” como afirman los teólogos;

entregar lo humano aunque no sea tan bueno, para recibir lo divino, que es siempre

sumamente bueno, que es infinitamente más

Nadie se muere, nadie se suicida, recibes más vida de la que entregaste y la seguridad

de pertenencia y de comunión con el poder de lo divino… “Este es mi cuerpo, esta es mi

sangre…hagan esto en memoria mía”… ¡Qué privilegio! ¡Qué buen negocio! Por lo poco

que le damos, el Señor nos hace suyos y partícipes de su riqueza… !Oh pobreza, fuente

de riqueza, Señor, siémbranos siempre, alma de pobres! Ya no pertenecemos a nosotros

mismos, ahora somos consagrados, “como cosa y propiedad tuya” y por eso también

podemos ser levantados –como el árbol de la cruz- para ser signo y testimonio del amor

de Dios… En el estilo de vida Eucaristía, cada vez que ofrecemos-consagramos-

comulgamos, no perdemos, sino que ganamos y proclamamos con fe viva la doxología

eucarística “Por Cristo, con él y en él, a Ti Dios Padre omnipotente…”

3. Tres postulados para comprender un estilo de vida eucaristía

(Postulado.- Según el diccionario de la lengua española, un postulado es una “proposición

cuya verdad se admite sin pruebas y que sirve de base en ulteriores razonamientos” -

Aunque creo que en nuestro caso hay pruebas suficientes de la fecundidad del

ofrecimiento-. Tomado del Diccionario ilustrado de lengua española. Océano. Edición del

milenio.)

Postulado 1.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para

ofrecer magnánimamente toda la vida en la Patena. (Conciencia de elección –

gracia del Cobijamiento)

En un esfuerzo por desarrollar una continuidad en nuestra reflexión como Schoenstatt

ecuatoriano, desde lo que hemos conversado en la Jornada Nacional de Dirigentes

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celebrada el año pasado, propongo estos postulados que tienen una vinculación con la

elaboración de las claves que nos ayuden a comprender y a asumir nuestra historia, tarea

y misión.

Hemos hablado que, según nuestro orden de ser, debemos vivir un estilo de vida muy

particular, original, que imprima un sello en los hijos ecuatorianos de la Alianza. El

ofrecimiento de toda la vida en la Patena, nos ayuda a comprender que hemos sido

elegidos desde toda la eternidad para entregarnos como ofrecimiento agradable al Padre.

Desde esa conciencia de elección, entregamos con sencillez nuestra pobreza, que estará

siempre bien dispuesta a ser utilizada por el Buen Dios. Como jefes, mantenemos una

actitud de alabanza y gratitud porque nos sentimos mirados con misericordia. En filial

respuesta nos volvemos al Creador diciendo: “bendito seas, Señor, Dios del Universo por

este pan, fruto de la tierra, de la vid y del trabajo de los hombres…y ahora te

presentamos” ¿Por qué bendecimos al Señor al ofrecernos? Porque nuestro pequeño

ofrecimiento no queda “al aire libre” y se lo lleva el viento; no cae en saco roto…Es

levantado en las cálidas manos del padre y cobijado en la patena, cobijado también en el

amor de Dios que lo acepta. Esta es la razón por la que podemos atrevernos a interpretar

que el ofrecimiento está vinculado a la primera gracia del Santuario: el cobijamiento en

Dios.

Postulado 2.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para

consagrar magnánimamente toda la vida en la Patena. (Conciencia de misión –

Gracia de la transformación)

Sólo puede ser ofrecido en la Patena, aquello que es regalado a Dios sin reservas y con

alegría. Y, a su vez, sólo lo que es regalado magnánimamente es lo que merece ser

consagrado. Observemos cuánto dinamismo, cuánto movimiento se sucede en la realidad

del proceso ofrecimiento-consagración…Nunca es estático, siempre es dinámico. Si se

pudiera graficar, se me ocurre que sería como la lluvia que cae sobre tierra seca o árida.

Aunque la tierra no se mueva y permanezca en el mismo lugar, sé que estoy observando

algo nuevo que se produce. A lo mejor, yo tampoco me muevo porque estoy observando

este proceso desde la ventana de mi casa, no intervengo para nada, pero me doy cuenta

de que la realidad –quiéralo o no- se está transformando. ¡Esta es la buena noticia y el

milagro! La gran virtud de todo este movimiento es que produce una eficaz

transformación. Por eso, nos atrevemos a decir que la conciencia de misión es fruto de mi

ofrecimiento magnánimo de “toda mi vida” y lo podemos asociar a la segunda gracia del

Santuario: La transformación interior.

Aquí, si nos fijamos bien, no hay sólo un resultado de nuestro esfuerzo, sino que sobre

todo hay un don. Como en el ejemplo de la lluvia, debemos afirmar según la fe práctica,

que vivimos en Alianza y ponemos de nuestra parte, pero también, que necesitamos del

don, y que éste, “viene de lo alto”

El estilo de vida eucaristía nos debe llevar a transformarnos en otros Cristos, a ser, en el

lenguaje de Aparecida, discípulos y misioneros para que nuestros pueblos en Él tengan

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vida. El apostolado permanente, el apostolado del ser, es el signo más elocuente de que

estamos transformados, y de que esa transformación nos lleva a vivir un estilo de vida

comprometido con el mundo, superando así, todo peligro de intimismo espiritual. Puede

ser que no tenga, en este momento, las condiciones favorables para salir a realizar

apostolados concretos o que llamen la atención, pero siempre puedo, conscientemente,

ofrecer-consagrar toda mi vida, transformándola, haciendo de todo posible desierto, un

jardín, un paraíso. El PK lo dice también:

Si lo entendemos así, todos nosotros podremos hacer presente a la Iglesia donde quiera

que vayamos. “Entonces, todos seremos apóstoles, todos seremos misioneros…si estoy

sólo en mi cuarto, si desarrollo mi vida en el ámbito de la familia, si me muevo en mi

puesto de trabajo o tomo parte en las diversiones de la vida actual, en todas las

situaciones, una y otra vez, siempre tengo la gran opción: misa del día es misa de la

vida”…Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús. (Vivir la

misa todo el día. 1964)

Sin duda alguna, la comprensión de este estilo de vida nos regala otra sensibilidad. Es

una educación al compromiso social y a la sensibilidad social tal como el PK la fomentó

con los primeros congregantes. Esto lo podemos apreciar claramente en los textos del

fundador que ustedes han recibido en su carpeta. Se trata de una charla dada en 1914.

Me impresiona la radicalidad de nuestro fundador cuando afirma que nuestro lugar debe

estar siempre con el oprimido. No me extiendo más. Los textos hablan por sí solos y

aclaran bien esta idea. Estos textos se encuentran en el libro “Héroes de fuego” p. 179ss

(A continuación, los agrego)

PK. Sobre Justicia Social:

“De ahí la forzosa conclusión: “En este año hay que subsanar las falencias”. Debemos

educarnos con todas las energías en la sensibilidad social y en el compromiso social.

Creo que éste es el regalo, la gracia que debemos pedirle hoy a nuestra Madre Celestial.

Sí, Oh Santísima Virgen, toma nuestros corazones y edúcalos en esta área según tu

propio corazón.(…)

Espíritu social es espíritu de amor, de bondad, de consideración de los demás, de una

delicada compasión ante la miseria ajena y la ayuda pronta y oportuna. Dicho en una

palabra: es el espíritu de sacrificio del héroe auténticamente cristiano. Así,

paulatinamente, se nos va haciendo la luz. Y tendremos más claridad, si les digo que ese

espíritu social sólo puede darse si se combate enérgicamente el egoísmo, la egolatría o el

desmedido interés propio. Esa lucha nos abrirá un campo grande y vasto para el

compromiso social (…)

¿Quieren saber cuáles son las oportunidades para comprometernos socialmente? Bueno,

podríamos comenzar a la madrugada y terminar a medianoche. Podríamos enumerar

todos los puntos cuyo cumplimiento nos exigen el horario de la casa y los estatutos, y

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contemplarlos desde un punto de vista social. (…) ¿Cómo me educan en el espíritu social

los juegos, las recreaciones y las comidas comunitarias? Naturalmente podemos

esquivarlas, hacernos a un lado, murmurar y criticar. Si obramos así, entonces no

estamos tomando en serio nuestra autoeducación en el área del compromiso social.(…)

Imagínense por ejemplo, el caso de un compañero que está triste o no consigue

integrarse al grupo de los demás, o quizás no logra relacionarse bien con los otros y se

hace burla de él, se lo hostiga y ridiculiza. Nuestro lugar está junto al oprimido; seremos

especialmente amables con él y lo protegeremos, en lo posible, de los ataques. Pero en

lugar de ello, muchas veces herimos a otros con nuestra conducta y nuestras burlas. Nos

falta capacidad para comprender y apreciar correctamente la sensibilidad ajena”.

También debemos referirnos necesariamente a la última encíclica del Papa Benedicto

XVI. Es una encíclica social que desarrolla y da continuidad a la riqueza de la Doctrina

Social de la Iglesia. El Papa nos recuerda que la cuestión social y la preocupación

ecológica actual no es sólo una cuestión de decisiones políticas o de acuerdos

internacionales al que lleguen los poderosos del mundo (Al que no han llegado según los

reportes de la última cumbre sobre medioambiente en Dinamarca) sino que es fruto de

una acertada comprensión acerca de la verdad del hombre-persona y su dignidad que

marca un determinado concepto de humanismo. Cada dirigente schoenstatiano debe

utilizarla para motivar en sus dirigidos este cultivo del amor “por una única gran idea y

arder por ella” y para el cultivo de una conciencia de misión que nos invite a transformar el

mundo. Quizás hemos iniciado un camino en este sentido, a través de nuestras

fundaciones, obras y distintos apostolados, pero aún tenemos deudas pendientes.

Justamente, porque nuestro amor es consagrado a Dios y porque vivimos de la Alianza,

debemos llevar este amor a la esfera pública. Dice Benedicto XVI en la “Caritas in

Veritate”:

“La religión cristiana y las otras religiones pueden contribuir al desarrollo solamente si

Dios tiene un lugar en la esfera pública, con específica referencia a la dimensión cultural,

social, económica y en particular, política” 56.

“Sin Dios el hombre no sabe adonde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los

grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y

al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin

mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días,

hasta el final del mundo» (Mt 28,20). Ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en

la presencia de Dios nos sostiene, junto con los que se unen en su nombre y trabajan por

la justicia”. 78.

“El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración,

cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede

el auténtico desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello,

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también en los momentos más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez,

hemos de volvernos ante todo a su amor. El desarrollo conlleva atención a la vida

espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe en Dios, de fraternidad

espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina, de amor y

perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto

es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne»

(Ez 36,26), y hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre.

Todo esto es del hombre, porque el hombre es sujeto de su existencia; y a la vez es de

Dios, porque Dios es el principio y el fin de todo lo que tiene valor y nos redime: «el

mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y

Cristo de Dios» (1 Co 3,22-23).” 79

Postulado 3.- Hemos sido escogidos por el Padre, en nuestra pequeñez, para

regalar en comunión toda nuestra vida en la Patena. (Conciencia social – Gracia

de la fecundidad apostólica)

Hemos dicho que todo lo ofrecido y consagrado nos es devuelto, convertido en

bendiciones y se hace comunión. En la eucaristía, recibimos el don de la comunión que

nos alimenta de Cristo que es la Gracia misma. Ahí experimentamos la unidad con Dios y

entre nosotros. Es la vivencia de ser comunidad y fraternidad, de ser iglesia que es

familia.

No interesa en esta ocasión definir qué es lo primero: ¿el huevo…o la gallina? Es decir,

pienso que la conciencia de misión alimenta la conciencia social y viceversa, pero lo que

sí nos interesa es luchar por y vivir la Comunión, la Unidad. Como Familia de Schoenstatt

estamos en el proceso de vivir el “dilexit ecclesiam” de nuestro fundador y hacerlo

realidad. Esto se logrará en la medida que nos esforcemos cada vez más por la inserción

eclesial para que Schoenstatt sea “alma del mundo, corazón de la Iglesia” Hemos

recibido el carisma de ser familia. Debemos regalar ese carisma a la Iglesia, pero eso no

va a suceder por mera coincidencia o casualidad, eso sucederá en la medida en que

amemos a la Iglesia donándonos a ella. Luchar por la unidad, entre nosotros y con la

iglesia y el mundo, es la esencia de la conciencia social. Para ello, necesitamos la fuerza

del Espíritu Santo, que es el que une y envía. El estilo de vida eucaristía no puede ser sin

la realidad de la comunión. Por eso, este estilo de vida y compromiso, necesita de la

tercera gracia del Santuario: de la fecundidad apostólica. A mi modo de ver, la gran

fecundidad apostólica, en un mundo fragmentado, globalizado, en un país dividido y

confrontado, en una iglesia cada vez más marginada, es la gracia de la Unidad y de la

comunión. Entonces, no se trata sólo de éxitos pastorales, de hacer cosas, sino de “SER”

comunión, de ser unidad. Al respecto, me ha impresionado mucho y gratamente, aquello

que sucederá con un gran símbolo de Schoenstatt en nuestra diócesis: La Cruz de la

Unidad. Me gustaría hacer la siguiente reflexión:

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Cruz de la Unidad.

No es casualidad. A los 50 años de la llegada de Schoenstatt a Ecuador, surge en

Nobol, donde prácticamente hace 50 años empezó el Movimiento, un signo de inserción

eclesial. Se levanta la Cruz de la Unidad. Es como una voz confirmatoria de

Dios…confirmatoria de la Iglesia. En el mismo lugar donde se comenzó a soñar y

soñar…ahí donde Dios plantó, ahí todo ha florecido. Es la misma Iglesia que nos acoge y

que nos dice “SÍ”. Queremos que la imagen de Cristo y de María sea el signo de salvación

para nuestro pueblo consagrado en la Patena. Por una iniciativa generosa y resuelta de

un joven sacerdote diocesano español, llega el Movimiento a Ecuador…50 años después,

por una iniciativa de otro sacerdote diocesano ecuatoriano, se levanta nuestra Cruz de la

Unidad, condensación feliz de todo el mensaje de Schoenstatt…Si la historia se repite,

también aspiramos a que se repetirán las gracias y bendiciones: si la historia se repite es

porque Dios quiere renovar su promesa. ¡Fidelidad por Fidelidad! –Lo que decía en la

Patena regalada al fundador- ¡Lo que habéis heredado de vuestros padres, conquistadlo

para poseerlo!

“¡Cruz santa, a tus pies me rindo! ¡En Cristo Jesús, nos ata un estrecho vínculo…esta

Buena Nueva, nadie nos la podrá arrebatar!” PK. Esta Cruz se levanta gloriosa, al

cumplirse también el jubileo del milagro de la Unidad en Bellavista, signo que yo creo, no

es ajeno a nuestra historia…es el año en que nacemos para Schoenstatt. La implantación

de esta Cruz nos hace jardín de unidad… “Conoces aquella tierra cálida y familiar que el

amor eterno se ha preparado…yo conozco esa maravillosa tierra, es mi terruño, es mi

tierra Patena, mi tierra de Schoenstatt”…La implantación de esta cruz nos invita a pedir de

rodillas, la gracia y el desafío de la unidad entre nosotros, la unidad entre hombres y

mujeres, entre ligas y MPP, entre federaciones e institutos, entre mundo natural y

sobrenatural, entre Quito y Guayaquil. “Cuando yo sea levantado, atraeré a todos hacia

mí” (Juan 12, 32) “Unidos en la Patena” así reza nuestro lema nacional: unidos en la

familia-patena, en el Santuario-patena; en la misión-patena, en la patria-patena…Ecuador,

consagrado al sagrado corazón de Jesús…

Hoy por hoy, la unidad es uno de los grandes desafíos y corriente de vida que como

familia de Schoenstatt internacional, nos hemos planteado mirando hacia el centenario de

nuestra fundación el próximo año 2014…Respecto a esto: ¿Puede alguno decir que todo

esto es pura coincidencia?... ¿O mejor nos animamos a ver los frutos de la Alianza

primera, de la alianza fundadora, frutos de fidelidad y amor?

No debemos perder el carisma, no debemos atrofiar el carisma. Este nos invita a vivir de

nuestra vocación permanente a mirar la realidad con los ojos de María, a través de la fe

práctica en la divina providencia, que nos dice que Dios, hoy quiere renovar su Alianza

con nosotros, hoy quiere re-fundar Schoenstatt para los próximos tiempos, para los

próximos 50 años... y se ha escogido a los mejores para ello. Sí, debemos creer en esa

sana conciencia de elección, sano sentimiento de victoriosidad. Con este signo de la Cruz

de la Unidad debemos refundar Schoenstatt en el Ecuador. Lo que ya tenemos, ya lo

tenemos. La pregunta es: ¿Qué vamos a ofrecer para los próximos 50 años? No podemos

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caer en el error de la tibieza, en el error de conservar lo que ya tenemos. Podemos y

debemos hacer mucho más para demostrar que la Alianza ha sido fecunda. Eso nos lo

exige nuestro estilo de vida que permanentemente vive del ofrecimiento, consagración,

comunión.

4. María: Un modelo perfecto para incorporarse a los sentimientos de Cristo.

Nunca podremos volar tan alto si no estamos anclados en nuestra fuerza fundante: La

Alianza de Amor con María. Como hace 50 años, Ella está presente y permanece fiel. Hoy

sabemos que ha sido fiel, por eso, Ella exige nuestra fidelidad. Para vivir el estilo de vida

eucaristía, debemos nosotros tener los mismos sentimientos de Cristo, tal como nos lo

recomienda el apóstol. (Filipenses 2, 1.5)

Si buscamos un modelo perfecto para representar todo lo que significa vida interior y

participación interior en la eucaristía, es decir, hacer nuestros los sentimientos del Señor,

sabemos ya donde encontrar este ejemplo: En la Santísima Virgen, nuestra Madre tres

veces Admirble.

Pío X, en su famosa encíclica mariana Ad diem illum, acuña una expresión peculiar:

Ecclessia in sinu Mariae, es decir, La Iglesia se forma en el seno de María. ¿Quién se

formó ahí? Ya lo sabemos, Cristo Jesús. Los teólogos nos han dicho que no sólo el Cristo

histórico, sino el Cristo místico se forma en el seno de María. “Por eso, el seno de la

Virgen, determina la atmósfera en la cuál todo cristiano debe vivir, luchar, morir”. (Vivir la

misa. 1964.) Nosotros diríamos, “ofrecimiento, consagración, comunión”.

Nos es tarea fácil. Esta charla ha sido para mí, la oportunidad de dar un impulso, para

que todos nosotros tengamos un poco más de elementos y motivaciones para el aterrizaje

de nuestros ideales a la vida concreta. Pero no es nada más que eso: un impulso. Creo

que como asesores, nuestra labor es más inspirativa. Ustedes, los laicos, son los expertos

en distintas materias y los que tienen herramientas más cercanas para plasmar en el

mundo, aunque no sean del mundo, este estilo de vida con un marcado sello

schoenstatiano. A ustedes les corresponde santificar las cosas del mundo dejándose

utilizar como instrumentos en manos de María y del Padre Dios.

Todo parece imposible, pero en estos primeros 50 años, hemos constatado lo contrario,

hemos constatado una fecundidad, hemos experimentado que Schoenstatt es una gran

obra de Dios. Así lo ha afirmado nuestro P. Kentenich cuando habla de las características

de las obras de Dios. Decía él en un ensayo escrito en 1944 en Dachau:

-Pequeñez de los instrumentos,

-Grandeza de los escollos que sortear

-Hondura, duración y magnitud de la fecundidad.

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Es una declaración del fundador que ya conocemos, pero esta formulación me resulta

más interesante, más audaz y cálida al mismo tiempo. Creo que es oportuno recordar otra

frase del fundador que aparece en las oraciones del Hacia el Padre y que nos motiva a

vivir de la confianza, de la conciencia de victoriosidad de los hijos de la Alianza, una

conciencia que nos ayudará a no desmayar en la consecución de este estilo de vida

eucaristía, y reza así:

“Cuando consideramos nuestras propias fuerzas, toda esperanza y confianza flaquean,

Madre, a ti extendemos las manos e imploramos abundantes dones de amor…guardarás

fidelidad perenne a la Alianza que sellaste con nosotros… Tú nos enviaras las vocaciones

que con nosotros se consagren al servicio de tu reino, nos darás trabajo y copiosas

bendiciones, y a nuestra impotencia, unirás tu inmenso poder”

O como diría nuestra Juventud:

“Esta es la bandera que yo he elegido, no la dejaré jamás, te lo juro, María”

Por ti Padre, unidos en la Patena

P. Eduardo Auza