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Ap17 La ramera (exégesis) Publicado por:juanstam 19/06/2011 0:00:00 El simbolismo de "la ramera" era muy común en la época bíblica sin implicar nada en cuanto al género o la profesión de la misma, La ramera (exégesis) Apoc 17:1 Al presentarse ante Juan, el ángel le invita a ver una nueva visión: "Ven, te mostraré el castigo de la gran prostituta que está sentada sobre muchas aguas" (17:1). Aunque el ángel sólo ofreció a Juan una visión del castigo de la ramera, procedió a darle mucho más de lo que había prometido. La repentina introducción de esta nueva figura simbólica no deja de sorprendernos, pues nada al final del capítulo trece nos hizo esperar más episodios del drama del dragón ni todo un personaje nuevo, mucho menos una ramera. Esta escandalosa metáfora viene a completar la galería de imágenes del imperio romano: es un monstruo inspirado por un dragón, promovido por un falso profeta; es Babilonia (14:8) y es una meretriz corrupta y vulgar. Así culmina la retórica político-demonológica de Juan. Esta es la primera vez que aparece la palabra krima (sentencia, castigo) en el Apocalipsis. A diferencia de krisis, que acentúa más el proceso judicial, el énfasis de krima cae en el resultado como "un veredicto judicial de condena" (Lc 24:20; 2 P 2:3; 1 Clem 51:3; Thompson 1998:159). Por eso, en estos capítulos no se trata de un proceso de juicio, para determinar la inocencia o la culpa de ella, sino de la ejecución definitiva de la justicia divina contra ella. En el pasaje, el juicio contra la ramera consistió precisamente en su destrucción. Con eso, Dios comenzó a responder al grito de los mártires debajo del altar, reclamando justicia (Ap 6:10; cf. 19:2) . Esta realización de la justicia es el tema central de todo este bloque textual. Juan introduce a la ramera como una figura ya conocida por los

Ap17 La Ramera Exegesis

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Ap17 La ramera (exgesis)Publicado por:juanstam 19/06/2011 0:00:00

El simbolismo de "la ramera" era muy comn en la poca bblica sin implicar nada en cuanto al gnero o la profesin de la misma,La ramera (exgesis) Apoc 17:1

Al presentarse ante Juan, el ngel le invita a ver una nueva visin: "Ven, te mostrar el castigo de la gran prostituta que est sentada sobre muchas aguas" (17:1). Aunque el ngel slo ofreci a Juan una visin del castigo de la ramera, procedi a darle mucho ms de lo que haba prometido. La repentina introduccin de esta nueva figura simblica no deja de sorprendernos, pues nada al final del captulo trece nos hizo esperar ms episodios del drama del dragn ni todo un personaje nuevo, mucho menos una ramera. Esta escandalosa metfora viene a completar la galera de imgenes del imperio romano: es un monstruo inspirado por un dragn, promovido por un falso profeta; es Babilonia (14:8) y es una meretriz corrupta y vulgar. As culmina la retrica poltico-demonolgica de Juan.

Esta es la primera vez que aparece la palabra krima (sentencia, castigo) en el Apocalipsis. A diferencia de krisis, que acenta ms el proceso judicial, el nfasis de krima cae en el resultado como "un veredicto judicial de condena" (Lc 24:20; 2 P 2:3; 1 Clem 51:3; Thompson 1998:159). Por eso, en estos captulos no se trata de un proceso de juicio, para determinar la inocencia o la culpa de ella, sino de la ejecucin definitiva de la justicia divina contra ella. En el pasaje, el juicio contra la ramera consisti precisamente en su destruccin. Con eso, Dios comenz a responder al grito de los mrtires debajo del altar, reclamando justicia (Ap 6:10; cf. 19:2) . Esta realizacin de la justicia es el tema central de todo este bloque textual.

Juan introduce a la ramera como una figura ya conocida por los lectores, posiblemente de la tradicin oral o de las escrituras hebreas. Pablo Richard (1994:159) seala la relacin de las palabras porn (prostituta), porneia (prostitucin), y porneu (prostituirse) con el verbo extra-bblico de pernmi, vender, venderse. Richard percibe esa misma connotacin comercial en el texto: los reyes se prostituyen en Roma, donde se venden por una cuota de poder y riqueza. Como comenta Pikaza (1999:191), Roma era "un mundo que se vuelve compra-venta" de vidas y almas, ttulos reales y tratados comerciales, poder y riqueza que slo poda otorgar el imperio.

Del pasaje entero queda muy claro que la ramera no es una mujer sino una ciudad (17:5,18). Era comn entre los antiguos, y especialmente los profetas hebreos, personificar a las ciudades como si fueran personas, y especialmente como mujeres (Keener 2000:404; Collins 1990:1012). Segn Is 66:7-11, Sin es una mujer gritando con dolores de parto y que da de mamar a su criatura. Ezequiel 16 describe la relacin de Yahv con Jerusaln como una historia de amor desde el nacimiento hasta la pubertad de ella (16:4-7) y su eventual infidelidad al Seor (16:15-52); Ez 23 cuenta la historia sexual de dos hermanas, llamadas Ahol y Aholib, como parbola del adulterio espiritual de Samaria y Jerusaln. Eso deja claro que la ramera del Ap 17 no es una "trabajadora sexual" y que el pasaje no tiene nada que ver con la conducta sexual de ella ni de ninguna mujer, sino que describe la idolatra y corrupcin de una ciudad llamada "Babilonia".

En el AT el adulterio (o fornicacin) y la prostitucin fueron smbolos muy comunes para diversas formas de desobediencia y pecado, mayormente de Israel pero tambin de otras naciones. La frecuente idolatra de Israel se describa como adulterio, por ser infidelidad a su pacto con Dios, entendida como infidelidad al matrimonio (Dt 31:16; Is 57:3-13; Jer 5:7; Ezq 43:7,9 y algunos otros pasajes). Las prcticas idoltricas de los israelitas se consideraban como fornicacin, aparte totalmente de cualquier sentido sexual, porque el pacto entre Dios e Israel tuvo la forma y la fuerza de un juramento matrimonial (Ez 16:59), de modo que Israel es la esposa de Yahv y Yahv es el esposo de Israel (Jer 3:14,20; Newsome y Ringe 1990:378). Segn Jeremas, cuando se rompe ese pacto Dios puede divorciar a Israel (3:1-2,7-8). Puesto que ninguna otra nacin goza de esta relacin especial con Yahv, slo Israel puede cometer adulterio contra Dios (Ladd 1978:196; Pikaza 1999:194).

Mucho ms comn, sin embargo, es la denuncia de infidelidad espiritual como prostitucin, principalmente de parte de Israel. Jeremas, en un pasaje lleno de detalles grficos, fustiga esta conducta de Israel (3:1-3,6-9; 25: cf. 2:20; 5:7; 13:27). Aun ms explcito y mordaz, Ezequiel describe la historia de Israel como la escandalosa degradacin sexual de dos hermanas, Ahol (Israel del norte) y Aholib (Jud; Ez 23:1-49; cf. 16:1-52). Aunque el enfoque se concentra en la idolatra, el profetas denuncia tambin las relaciones comerciales (16:29), la violencia y el asesinato (23:37,39,45). En slo dos pasajes los profetas acusan a otras naciones de prostitucin. Isaas, despus de denunciar a Tiro larga y vehementemente por su explotacin comercial de otros pases, lo tilda de ramera (23:17-18). En los mismos trminos, Nahum denuncia a Nnive, capital del poderoso imperio asirio, como "ciudad sedienta de sangre... insaciable en su rapia (3:1)" y "esa ramera de encantos zalameros, esa maestra de la seduccin" (3:4). Nahum condena tambin el comercio de Nnive (3:16, "Aumentaste tus mercaderes ms que las estrellas del cielo") y a sus dignatarios y oficiales (3:17).

El predominio de acusaciones de prostitucin contra Israel en vez de adulterio, que hubiera sido ms lgico, merece una explicacin. Ambos trminos generalmente incluyen la idolatra, pero "prostituirse" sugiere correr de un dolo a otro, "abrir sus piernas" a cualquier hombre que le aparezca (Ez 16:15,25) y fornicar bajo todo rbol frondoso (Jer 3:6). Tambin implica, en estos textos, accin habitual (Ez 16:25, "fornicaste sin cesar"), indiscriminada, disoluta y desvergonzada (Jer 3:3). Fundamental a toda la descripcin es el aspecto comercial, el estar dispuesto a venderse por ganancias materiales. Una ciudad-ramera har cualquier cosa para aumentar su poder y su riqueza.

Aunque el pecado de idolatra figuraba casi siempre en las denuncias de prostitucin, de ninguna manera se limitaba a eso ni tampoco a pecados de naturaleza religiosa o espiritual, como queda claro de los textos que acabamos de resumir. Adems de los pecados sexuales, la idolatra y la brujera, se destaca fuertemente el elemento comercial. Muchos pasajes relacionan el tema tambin con las alianzas polticas, como el pecado de confiar en otros pases y ejrcitos (Egipto, Asiria, Babilonia; Ez 23:5,12,14-17) y no en Yahv. Otros textos incluyen una denuncia de la crueldad y la violencia, atribuibles a la supuesta dureza de corazn de la ramera (Nah 3:1; cf. Jer 3:3; Anchor V:509). A diferencia del adulterio, la figura de prostitucin incluye la idea de fomentar y promover la misma corrupcin en otras personas y naciones.

Juan nos informa tambin que la gran prostituta est sentada sobre muchas aguas (17:1). Obviamente, la metfora de estar "sentada sobre muchas aguas" (epi hudatn polln) no debe entenderse en sentido literal. En el Apocalipsis, la posicin sentada significa autoridad, victoria o dominacin. Comnmente simboliza entronizacin (Ap 4:3,6); "Yo estoy sentada como reina", dice la gran Babilonia (18:7; cf. Is 47:5-8). Segn Beale (1999:848), kathmai en Apocalipsis siempre significa soberana. Como "sentada", Roma controla al imperio (la bestia; 17:3,9) y a los pueblos (17:15).

La mencin de "muchas aguas" es una clara alusin al orculo contra Babilonia, "Tu, que habitas junto a muchas aguas y eres rica en tesoros" (Jer 51:13; cf. Sal 137:1, "Junto a los ros de Babilonia nos sentamos"). La frase parece referirse a la extensa red de canales y arroyos para regar a Babilonia con las aguas del ufrates. La iconografa y la retrica antiguas solan personificar a ciudades o pases como una mujer, o diosa, entronizada a orillas de un ro (Keener 2000:405). Otras comparaciones con ros ocurren en Is 8:7-8 (Asiria) y Jer 46:8 (Egipto). En 1QpNah las aguas se refieren a los Kittim (1:3-4; los gentiles) y los nobles (guerreros) de Manass (3:8-9).

De todo el captulo queda claro que con esta frase Juan se refiere a la ciudad de Roma como capital del imperio. Es tpico de su estilo aplicar simblicamente al imperio romano detalles de naciones antiguas. Aunque Roma no era exactamente una ciudad "sentada sobre muchas aguas", s tena todas las caractersticas de una nueva Babilonia. Adems, como ciudad Roma no estaba bien ubicada para el comercio terrestre, pero s para el comercio martimo. De hecho, el Mediterrneo fue el medio vital para la expansin de su poder y su riqueza. Roma era, en verdad, una ciudad y un imperio "sentados sobre muchas aguas".

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Apoc 17:2

A continuacin Juan denuncia el pecado de Roma con dos metforas: Con ella cometieron adulterio los reyes de la tierra (17:2). La primera acusacin, de fornicacin, es obviamente un simbolismo poltico, ya que son especficamente los reyes que cometen adulterio con la ciudad de Roma; son monarcas vasallos que se aprovechan de sus alianzas con el imperio. Estos reyes y naciones, como unos cuantos clientes de una prostituta, han vendido su dignidad e integridad con el fin de participar en los deleites de ella. Los reyes que compartan los deleites de la ramera, ahora compartirn su juicio y destruccin.

Aunque el simbolismo de fornicacin y prostitucin, como ya hemos visto, se refera bsicamente a la idolatra, en muchos casos, como en este texto, tena un significado econmico y poltico (Ladd 1978:197; Beale 1999:849-850,856; Aune 1998B:960). Las denuncias de Ezequiel contra Samaria y Jerusaln como rameras (Ez 16 y 23), mencionadas arriba, se concentran en el culto a los dolos (23:38-39), pero no dejan fuera el comercio explotador, la violencia y el asesinato como otros aspectos de su fornicacin (Ez 16:29; 23:37,45). La descripcin que hace Isaas de la corrupcin de Tiro, al "prostituirse con todos los reinos de la tierra" (Is 23:15-17; cf. Ap 17:2), es mayormente econmica (23:1-3,8,10,14,18). El profeta Nahum, tambin, acusa a Nnive, ciudad capital de Asiria, de prostitucin (Nah 3:4) por la insaciable rapia de sus mercaderes (3:1,16) y por los "encantos zalameros" con que seduce a las naciones (3:4).

La ampliacin del tema en el captulo 18 confirma este sentido enfticamente econmico de la acusacin de prostitucin. Siete vocablos de claro significado econmico dominan el captulo 18: ploute (ser rico, hacerse rico; comerciar), strnia/strnos (vivir con lujos; lujo), liparos (costoso, lujoso), lampros (esplndido, lujoso), emporos (comerciante), tejn/tejnits (oficio/artesana) y megistan (magnate). En 18:3, como evidente aclaracin del adulterio y borrachera de 17:2, se aade como causa del castigo de Babilonia el que "los comerciantes de la tierra se enriquecieron a costa de lo que ella despilfarraba en sus lujos" (tou strnous auts eploutsan; "con su lujo desenfrenado", BJ). Segn 18:7 (cf. 18:9), Babilonia "se entreg a la vanagloria y al arrogante lujo (strnia)"; en su fornicacin borracha, los negociantes internacionales de la tierra se enriquecieron con el comercio de "cosas suntuosas y esplndidas" para Babilonia (18:14; panta ta lipara kai ta lampra). De las tres endechas de 18:9-19, el lamento por mucho ms largo y detallado es el de los comerciantes (11-17a), seguido por el de los transportistas martimos (18:17b-19). El juicio de Dios cay sobre Babilonia por el comercio explotador con que sus magnates se habn enriquecido (18:18,23, eplotsan) y por su sangrienta violencia (18:24). Estas evidencias exegticas confirman, ms all de toda duda, el sentido enfticamente econmico de la prostitucin de la ramera.

La segunda metfora es la de la borrachera: y los habitantes de la tierra (hoi katoikountes tn gn) se embriagaron con el vino de su inmoralidad (17:2). La ramera no slo seduce a los reyes de la tierra, sino tambin emborracha a todos los que le siguen. El simbolismo de la copa de vino embriagante es frecuente en el AT. En algunos pasajes, es Dios quien emborracha a alguna nacin (Is 51:17-23; Ez 23:31-33 a Israel; Is 29:6-9, Jer 25:15-29, a enemigos de Israel; Jer 48:26, a Moab; Lam 4:21, a Edom). Segn Jeremas 51:7-8, Babilonia haba sido una copa de oro en la mano de Yahv para castigar a muchas naciones (cf. Jer 46-49), pero ahora Dios va a castigar a Babilonia (capp. 50-51). La condicin de embriaguez se describe con detalles muy vvidos: tambalearse y perder el juicio (Is 51:22; Jer 25:16; 51:7), caerse al suelo para ser pisoteado (Is 51:23; Jer 25:27) y revolcarse en su propio vmito (Jer 25:27; 48:26). As son las consecuencias del imperialismo, sea el de Babilonia, de Tiro o de Roma.

El nfasis central en la fornicacin como smbolo del imperialismo econmico nos permite entender esta borrachera como la seduccin embriagante de los lujos y deleites que ofreca el sistema internacional bajo Roma (Aune 1998B:932). Se refiere al imperio del "lujo, ostentacin y riqueza" que "seduce y atrapa a todos" con "la seduccin del tener y del poder" (Arens y Mateos 2000:335). Osborne (2002:609) observa que, lo mismo como pasa con los borrachos, las naciones pierden el control de s mismas y estn controladas por un poder ajeno. G. K. Beale (1999:849) interpreta esta "pasin intoxicante" de las naciones como la oferta de seguridad con que el imperio las seduca. Era una especie de chantaje: coopera con el sistema y te garantizars la seguridad material (2:9,13; 13:16-17), pero si no, el imperio te destruye. Bajo esas condiciones, afirma Beale, la seduccin del imperio era irresistible y apagaba todo deseo de resistir. La seduccin era irresistible, pero los cegaba a su verdadera inseguridad y a la seguridad que slo puede hallarse en Dios y su voluntad.

Ap 17:3-6

Despus de esta introduccin por el ngel copero, comienza una nueva visin con un traslado exttico: Luego el ngel me llev en el Espritu a un desierto (17:3). Curiosamente, la mujer sentada sobre muchas aguas se halla a la vez en la sequedad rida de un desierto. Este texto y 21:10 son las nicas veces que ocurre el verbo apofer ("llevar") en el libro, y ambas veces el ngel (probablemente el mismo) transporta a Juan para recibir la visin de una mujer: de la ramera en el desierto, y de la Esposa en (o desde) un monte. Este notable paralelismo, junto con muchos otros, subraya el contraste dramtico entre las dos mujeres y las dos ciudades con las que concluye el libro del Apocalipsis.

La idea central de la palabra ermos es la de un lugar inhspito, que no puede sostener la vida; es el lugar de la anti-vida. Es tambin la morada de toda clase de espritus malignos. Segn Ford (1975:287), es el lugar de la ausencia de Dios. Como tal, es un lugar muy apropiado para la ramera imperialista. Este detalle completa tambin otro aspecto del cuadro de los tres aliados del dragn: la gran bestia surge del mar, el falso profeta de la tierra y la ramera tiene su morada en el desierto. De forma parecida, las langostas de la quinta trompeta suben del abismo, cuartel general de los demonios. Todos estos detalles corroboran el origen satnico de estos agentes del imperio y del culto al emperador.

A continuacin Juan reporta lo que experiment en el desierto: vi una mujer montada en una bestia escarlata (17:3). Es obvio que esta mujer es la misma ramera de los versculos anteriores. Aqu encontramos una tercera ubicacin de ella: sobre muchas aguas (17:1), en el desierto y montada sobre la bestia (17:3). El estar montada sobre esa bestia corresponde bien a la identidad de ella como ciudad capital del imperio (17:5,18), sentada sobre las siete colinas de Roma (17:9). Como la bestia es una clonacin del dragn, y la adoracin del emperador es culto al diablo (Ap 13:2), aqu Roma, como ciudad y como imperio, es declarada, sin tapujos, satnica.

Es probable que la posicin de la ramera como "sentada sobre la bestia" (kathmenn) signifique el control que ejerce ella, como ciudad capital, sobre todo el imperio (Osborne 2002:610). En el Apocalipsis el verbo kathmai ("sentarse, estar sentado") lleva comnmente el sentido de "estar entronizado" (Mesters y Orofino 2003:300; Aune 1998B:934), especialmente en el ttulo divino de "el que est sentado sobre el trono" (4:2 y 12 veces ms), pero tambin del Hijo de hombre (14:14-16, con corona y de los veinticuatro ancianos (4:4; 11:16). En el mismo sentido, la ramera (Babilonia) dice, "estoy sentada como reina" (18:7). La imagen sugiere que la mujer domina a la bestia y que anda orgullosamente en victoria y poder sobre sus sbditos.

Aqu Juan nos provee tambin una caracterstica nueva de la bestia, la cual consiste en su color, que es escarlata (kokkinon). La descripcin de la gran bestia en el captulo 13 no le asigna ningn color, pero la del dragn s menciona su color rojo encendido (12:3, purros, como fuego). Ahora en 17:3 el color parecido de la bestia reafirma de nuevo la estrecha identificacin de la bestia con su amo, el dragn, y por ende, lo satnico del imperio y su culto. El versculo siguiente contina con este empleo metafrico de colores al describir el vestido de la ramera como "prpura y escarlata" (porfuroun kai kokkinon, 17:4). Aunque muy parecidos, la escarlata se derivaba de un pequeo insecto y la prpura de un marisco llamado "murex" (Danker 554, 855). Osborne (2002:610) entiende el color escarlata de la bestia como una alusin a la riqueza y el lujo exorbitante del imperio. Ford (1975:287) sugiere que la escarlata era un color que se usaba para atraer la atencin, a veces por una prostituta (Gn 38:28 por Tamar; Jos 2:18 por Rajab). Mientras la prpura (porfura) era un lujo propio de reyes y magnates, la escarlata (kokkinos) era el color de la capa del soldado romano (Danker 554; cf. LouwN 79:29; Court 1979:147; Thompson 1998:159), por lo que podramos tener aqu una nueva denuncia del militarismo del imperio.

Juan sigue su descripcin de la bestia escarlata mediante la mencin, a modo de repaso, de dos caractersticas ya presentes en el captulo 13: La bestia estaba cubierta de nombres blasfemos contra Dios, y tena siete cabezas y diez cuernos (17:3). Aqu tambin Juan introduce un cambio: la descripcin anterior de la bestia hablaba de un nombre blasfemo contra Dios en cada cabeza (13:1), pero ahora afirma que toda ella est cubierta de esas blasfemias, lo que podra sugerir que el imperio entero estaba permeado de idolatra y blasfemia (Richard 1994:160; Swete 1951:215). Podra aludir tambin a las innumberales divinidades del imperio (Wikenhauser 1981:208) y las estatuas, templos y muchos otros edificios donde se afirmaba la deidad del imperio (Preston y Hanson 1949:112). La blasfemia, como observan Arens y Mateos (2000:337), no estaba slo en las cabezas sino en el cuerpo entero; "ella misma (el imperio) es blasfemia".

Para mayor identificacin de esta bestia escarlata con la del captulo 13, Juan alude tambin a las siete cabezas y los diez cuernos de la misma (13:1 de la bestia; cf. 12:3 del dragn). Menciona esas dos caractersticas porque son las que va a interpretar ms adelante (17:9-18). Ahora omite las diademas de 13:2, porque no entran en la interpretacin correspondiente. Son notables las grandes variaciones entre los diversos relatos de bestias. Daniel no menciona las siete cabezas, las diademas ni los nombres blasfemos de Ap 13. Por su parte, Ap 13 hace total caso omiso de todos los detalles de las tres primeras bestias (Dn 7:4-6), de la lucha de los cuernos y del surgimiento del cuerno pequeo (Dn 7:7-8,19-21). Ap 17 deja fuera las diademas sobre los cuernos (Ap 13.1), aunque los cuernos mismos son centrales al argumento del captulo. Es obvio que Juan no piensa en trminos de profecas predictivas literales y cumplimientos mecnicos de lo vaticinado.

Juan vuelve ahora a la descripcin de la mujer: La mujer estaba vestida de prpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas (17:4). La combinacin de porfura y kokkinos vuele a aparecer en 18:12 y 18:16, entre los lujos de consumo de Roma. El simbolismo puede referirse tanto al excesivo lujo en que viva la aristocracia de la capital como tambin al muy lucrativo comercio internacional en estos productos (cf. Jer 10:9; Ez 27:7,16). El hermoso color de la prpura, adems del proceso sumamente largo y difcil de la extraccin de su tintura de pequeos mariscos, resultaban en un precio que estaba al alcance slo de los ms ricos (cf. Lam 4:5; Lc 16:19). Vestida tan lujosamente, la ramera es "todo un cuadro de riqueza, extravaganza, lujo y comodidad" (Michaels 1997:192).

En el Antiguo Testamente la prpura, como la ms hermosa y ms costosa de las telas, dominaba en los esquemas decorativos del tabernculo y del templo. Las cortinas tenan que ser de ese color (Ex 26:1,4,31; 27:16), como tambin las vestimentas del Sumo Sacerdote y dems sacerdotes (Ex 28:5,33; 29:1), adems del efod (28:8; Jue 8:26) y el pectoral (Ex 28:15). Segn Nmeros 4:7-8, el pao sobre la mesa de la presencia tenia que ser de prpura, como tambin el que cubra el altar (4:11). Su uso se asociaba especialmente con reyes y gobernantes (Jue 8:26). El palacio de Asuero, rey de Persia, ostentaba cordones de prpura (Est 1:6), y Asuero, para honrar a Mardoqueo, le dio "ropas reales de azul y blanco, una gran corona y un manto de lino fino color prpura" (8:15). Lo mismo entreg Belsasar a Daniel, junto con una cadena de oro y el ttulo de gobernador (Dn 5:7,16,29). Este es obviamente el sentido de la burla de dar a Cristo un manto de color prpura y una corona de espinas, por haberse llamado rey (Mr 15:17; Jn 19:2,5). Bauckham (1993A:354) observa que vestidos de prpura eran "el smbolo de status ms constante en todo el mundo antiguo", muy parecido a los automviles de lujo hoy. Se vestan expresamente con el fin de demostrar el poder y la riqueza de sus dueos, como insignia de su rango social (Aune 1998B:935; Court 1979:147).

Adems de estar vestida de prpura, la ramera est adornada con oro, piedras preciosas y perlas (17:4). Esta triple descripcin de las alhajas de ella refuerza la imagen de su exorbitante riqueza y su vanidad ostentosa. En 18:16 es Babilonia (Roma) la que ostenta estos mismos lujos, que son mercancas claves de su comercio (18:12). Va en primer lugar el oro, que en seguida reaparece en la copa que ella lleva en la mano. Para algunos comentaristas, la frase "dorada con oro" puede aludir a una prctica de las rameras de dorar sus cuerpos (Swete 1911:216; Verbum Dei 1959:490). El mismo simbolismo se aplicaba a la ciudad de Roma. En la famosa inscripcin de Abercio (ca.180 d.C.), ste dice que fue enviado a Roma "para ver la majestad imperial y la reina adornada con un vestido dorado y llevando zapatos de oro" (Finnegan 1949:385; cf. Eusebio, HE 5.16.3).

Oro, piedras preciosas y perlas: estos tres lujos, junto con la prpura, eran la obsesin apasionada de todos los ricos de Roma, o los que soaban con parecerlo. En conjunto constituyen una especie de frmula para la mayor riqueza imaginable (18:16; Ex 28:17-20; 39:10-12; Jer 4:30; Ez 16:10-13; cf. Ez 28:13). Las perlas, especialmente, eran codiciadas por todas las damas elegantes del imperio. El verdadero significado de todos estos lujos se revela en los contenidos de la copa dorada de la ramera: son inmundicias nauseabundas, abominables asquerosidades.

Llama la atencin que entre las muchas descripciones de figuras impresionantes en el Apocalipsis, slo de la ramera se destaca lo lujoso de su vestuario y sus joyas. En contraste, la Esposa se viste modestamente de lino fino (19:7-8) y se describe como "una novia hermosamente vestida para su prometido" (21:2).

Oro, joyas y perlas vuelven a reaparecer en la Nueva Jerusaln, pero ahora no van a estar prostituidas. Como las calles y los muros de la ciudad, no tendrn dueo sino sern de todo el pueblo. En la descripcin del Reino de Dios, ni se mencionan la prpura y la escarlata, que definan el status en el imperio. Ya no aparecen los vestidos lujosos por ningn lado. La prostitucin econmica, la ostentacin orgullosa y el consumismo habrn terminado para siempre.

La ramera tena en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de la inmundicia de sus adulterios" (17:4). Las expresiones de lujo siguen con la imagen de esta copa de oro, pero se invierte el significado al revelar los contenidos de la misma. Esta copa, igual que las del captulo anterior, es de oro, pero con la palabra potrion ("copa") en vez de fial ("taza"). A diferencia de las dems copas del libro, sta no est para ser bebida ni derramada, sino es esencialmente un adorno, junta con los dems lujos de la ramera. Y aqu, los contenidos de la copa no son vino sino inmundicias, como si la ramera hubiera vomitado en su propia copa de oro.

Con estas imgenes violentas, Juan sube el volumen de su retrica a un nivel muy agresivo contra el imperio romano. El sustantivo bdelugma significa "lo que es repugnante, detestable, abominable, aborrecible" (Ex 5:21, "somos unos apestados ante el faran"; Gn 43:32; Danker 172; BalzSch I:627; Kittel I:598-600). En sentido religioso, significa lo que Dios repudia con asco y enojo (Is 1:13; Jer 44:22; Prv 28:9; cf. 8:7). Son cosas que no se pueden llevar ante Dios, porque sera ofenderle y profanar su sagrada presencia (Ez 5:11; Lc 16:15). Por eso, muchas veces se trata de politesmo e idolatra (Lv 18:30 "las abominables costumbres" de los cananeos; Dt 12:33; 2 Cr 28:3; Jer 13:27; 32:35; Ezq 6:9,11; Sir 49:2); a veces puede ser un sinnimo para el dolo mismo (Dt 7:26; 29:17 [Hebr 29:16]; Ez 5:9,11; cf. Os 9:10; Sab 14:11-12).

El trmino bdelugma tiene tambin un importante referente histrico muy especfico en la frase "la abominacin desoladora" (Mt 24:15; Mr 13:14; "el horrible sacrilegio" NVI). En Daniel (9:27; 11:31; 12:11) y 1 Macabeos, esta expresin se refiere a la abominable profanacin cometida por Antoco Epfanes cuando introdujo una estatua de Zeus en el templo, saque el lugar santo (1 Mac 1:20-24) y lleg hasta sacrificar animales impuros sobre el altar de Yahv (1:47,54). Despus Jess, en su gran discurso apocalptico, anuncia una nueva "abominacin desoladora" con que los romanos destruiran y profanaran el santo templo (Mr 12; Mt 24; Lc 21). Es casi seguro que aqu tambin, la mencin de las abominaciones en la copa de la ramera traera recuerdos de esta historia de blasfemias contra Dios y persecuciones de su pueblo.

Las palabras "abominacin" y "abominable" tenan tambin un sentido ritual, para describir viandas prohibidas o contactos con lo inmundo, como por ejemplo cadveres de humanos y de animales impuros. Este concepto de pureza, basado en los cdigos de santidad, se hace explcito en el siguiente trmino, "inmundicias de sus adulterios" (17:4, akatharta ts porneias auts). Segn Levi-Strauss, el "sistema dualstico de la pureza [katharismos] y la impureza [akarthasia] en la Biblia" era fundamental y constitutivo a toda la estructura social del pueblo judo (BalzSch I:2096). En el NT esta terminologa ocurre especialmente en los evangelios, donde se refiere sobre todo a espritus inmundos y a los leprosos (Mt 8:2; 10:8). Esta inmundicia ritual se aplicaba tambin a numerosos aspectos de la sexualidad: las emisiones de semen y otros fluidos (Lv 15:2,16,25), la menstruacin (15:19), la misma relacin sexual (1 Sm 21; ver Ap 14:5) y una serie de prcticas prohibidas (Gn 34:5; Lv 18:6-8,20,22). Tambin la prctica de la idolatra constitua una inmundicia, tanto por su propia naturaleza corrupta como por la presencia de demonios detrs de tales prcticas (Beale 1999:856). En resumen, podemos concluir que estos trminos se relacionan muy claramente con la idolatra del culto al emperador y con la analoga sexual de prostitucin.

Es impresionante, y bastante sorprendente, la vehemencia del lenguaje del profeta en estos versculos. Para describir el imperio romano Juan emplea un conjunto semntico de fuerza devastadora: prostitucin, borrachera, blasfemia y nauseas. Todo eso es aun ms impactante, por el contraste dramtico con todo el lujo y el esplendor con que se adorna esta ramera. Con estos cargados pincelazos Juan vuelve repugnante y ridcula la figura tan aparentemente seductora de la ramera.

Faltan dos caractersticas ms en la descripcin de esta ramera. Primero, En la frente llevaba escrito un nombre misterioso: La Gran Babilonia, Madre de las Prostitutas y de las abominables idolatras de la tierra (17:5). En el pensamiento bblico el nombre, ms que una simple etiqueta, conllevaba la realidad de la persona misma (Beale 1999:857). Por eso, el sentido simblico del misterio de este nombre nos revela la naturaleza ms profunda de Roma: es corrupta hasta los huesos, ramera y madre de rameras! En el NT la palabra metpon ("la frente") aparece slo en el Apocalipsis, y siempre como lugar de algo escrito: el sello de Dios (7:3; 9:4), "el nombre del Cordero y de su Padre" (14:1; cf. 19:12), la marca de la bestia en la frente de sus seguidores (13:16; 14:9; 20:4) y este ttulo de la ramera (17:5).

El ttulo "Babilonia" muestra de nuevo que la ramera no es una mujer sino una ciudad, y que no se trara de la vida sexual. En el AT, desde Gnesis 11, Babilonia representa la arrogancia de una superpotencia expansionista y agresora. Adems, la figura alude a la idolatra que pretenda alcanzar a Dios por esfuerzo propio (la torre de Babel); su mismo nombre original, Bab-ilu, probablemente significaba "puerta de Dios". Por otra parte, la frase "la gran Babilonia" expresaba el recuerdo de las incomparables glorias de la ciudad de Nabucodonosor (cf. Dn 4:30). Segn Herodoto, el esplendor de Babilonia superaba "a todas las dems ciudades que ojos han visto" (Ewing 1990:150). La ciudad cubra ms de 2.000 acres de muros, puertas, palacios y templos (NIDOTT IV:430-433), y sus glorias se recordaban aun en los tiempos del NT (Jos c.Apio I:140-141; Estrabn 16.1.5; BalzSch I:563; Kittel I:514-17). Pero para Juan, todas esas glorias eran ms bien nauseas. Lo mismo tendr que decirse de los esplendores de los imperios de hoy.

La expresin "Madre de las prostitutas" corresponde a un modismo hebreo segn el cual "padre" o "madre" poda tener sentido superlativo. Entre los rabinos, "padre (AB) de los rabinos" significaba "el rabino principal", y en el mismo sentido Moiss era "el padre de los profetas" (Kittel I:515). Este es el probable sentido de Juan 8:44, donde Jess llama a Satans "padre de mentiras". La palabra "madre" (AM) aparece a veces con el mismo sentido: Dbora era "una madre en Israel" (Jue 5:7), "La fornicacin es la madre de todos los males" (T.Sim 5:3; Aune 1998B:937). K. B. Kuhn interpreta la frase de 17:5 como "la principal ramera de todo el mundo" (Kittel I:515).

La Biblia del Peregrino interpreta "madre" aqu como jefa o matriarca de todas las rameras. Ford (1975:288) ve en esta frase un eco de Ez 16:44, donde el profeta exclama sobre la infidelidad de Jerusaln, "Tu eres igual a tu madre". El significado de " progenitora" es tambin posible. Segn Tobit 4:13, la ociosidad es madre de la indigencia". Puede significar que Roma ha fomentado la idolatra (prostitucin, abominacin) en todo el mundo. Segn la muy convincente interpretacin econmica de Beale (1999:859; cf. Torrance 1959:115-116), el ttulo puede incluir una denuncia del consumismo materialista y el culto a los lujos que fomentaba la sociedad romana.

Era comn en tiempos bblicos referirse a un pas con el nombre de otro, por una especie de seudonimia, segn el pas dominante del momento. Siendo Babilonia la superpotencia ms poderosa y opresora del mundo de la poca del AT, no sorprende que su nombre aparezca en diversos contextos como sobrenombre para otros regmenes tirnicos. K. G. Kuhn (Kittel I:516) observa que con " Babilonia" Juan se refiere a una ciudad que existe en su propio tiempo (Ap 17:18) y afirma que "'esta slo puede ser Roma". Kuhn enumera tres razones que considera contundentes: (1) la ciudad se ubica sobre siete colinas, (2) el judasmo tardo sola emplear "Babilonia" como ttulo de Roma como poder impo y (3) en 1 Pedro 5:13, "la que est en Babilonia" slo puede significar la iglesia en Roma. En el contexto del Apocalipsis, si Juan no estuviera pensando en Roma, por qu se arriesgara a emplear lenguaje tan aparentemente subversivo?

Aunque las alusiones a Roma son irrefutables, llama la atencin que en ningn momento Juan nombra la ciudad capital ni el imperio. Es claro que Juan est pensando explcitamente en el imperio romano, como contexto histrico de su propio ministerio pastoral y proftico, y que esta realidad es el punto de partida para toda la exposicin. Es probable tambin, que Juan estuviera presuponiendo la posibilidad de que la destruccin del imperio romano sera la inauguracin del reino eterno de Dios. Pero el mismo hecho de ver sucesivas encarnaciones de la gran bestia -- Babilonia, Tiro, Edom, Siria (Antoco Epfanes, prototipo del Anticristo) y Roma -- dejaba abierta la posibilidad de nuevas bestias y nuevas Babilonias. Adems, detrs de todos esos poderes est el dragn, el poder supertemporal de la maldad. La referencia al imperio romano es explcita, pero no excluyente.

El ltimo pincelazo en el retrato de esta ramera es la ms repugnante: la mujer se haba emborrachado con la sangre de los santos y de los mrtires de Jess (17:6 ek tou haimatos tn hagin kai ek tou haimatos tn marturn Isou; cf. 16:6; 18:24). Ahora la Babilonia, que embriagaba a todas las naciones con su vino enloquecedor (Jer 51:7; Ap 17:2; cf. 14:8; 16:19), se emborracha ella misma, pero no con vino sino con sangre. Este simbolismo incluye dos aspectos: el beber sangre, y el embriagarse con ella. Como ya vimos en la exposicin de 16:3-6, el beber sangre era prohibido por el Cdigo de Santidad y era especialmente repulsiva para los judos (Lv 17:10-14; cf. Dt 12:23; Hch 15:20,29; 21:25). De ah es slo un paso a la idea de embriagarse con sangre. Segn Isaas 49:26, un orculo contra los opresores de Israel, el anuncio divino, "Har que tus opresores... se embriaguen con su propia sangre como si fuera vino", significa que se matarn unos a otros. Con mucho ms frecuencia, curiosamente, son objetos impersonales que se emborrachan: las flechas de Yahvh (Dt 32:42), su espada (Jer 46:10, contra Egipto; Is 34:5, baada en sangre 34:6), la tierra (Is 34:7 BJ; "se empapa"; Jdt 6.4, sus montes se embriagarn y las aves (Ezq 39:18-19).

Podemos ver en esta grotesca caracterstica de la ramera una denuncia de lo sanguinario que era el imperio romano en tiempos de Juan. Tcito, un contemporneo de Juan, describi el imperio bajo Augusto como "una paz manchada de sangre" (Anales 1.10.4), y despus narra la cruenta masacre de cristianos por Nern (15:44). Arens y Mateos (2000:337-338) analizan la forma en que Juan "se atreve a desenmascarar la verdad 'oficial' del imperio":

El lujo y la seguridad del Estado se fundamentan sobre el crimen y el derramamiento de sangre, pero esas "son las exigencias idoltricas del sistema econmico" (Beale 1999:859). El bienestar del imperio tiene un alto costo, porque exige vctimas. La borrachera y la prostitucin son imgenes fuertes para hablar del pecado de todo imperialismo, insensible (desde el poder o el placer) al dolor de las vctimas y embriagado de poder hasta sentirse dueo de los hombres. Todo se sacrifica ante ese culto, incluso la vida de las personas (18:13)... Lo que oficialmente se llama riqueza, lujo o prestigio y poder, para Juan era prostitucin, injusticia, rebelin e idolatra que desafan al cielo. Son presencia y poder satnicos que se oponen al reino de Dios. El poder hace suyas las palabras de Tcito en boca de Agrcola: "siembran desolacin y lo llaman paz".

Pikaza (1999:197) observa que "Roma ha construido su poder y lo mantiene sobre un fundamento de antropofagia ritual: vive de la sangre de sus sometidos. La persecucin de los cristianos es la punta de iceberg de un sistema universal de opresin y muerte". En el mismo sentido, Bauckham (1993A:349) comenta que "igual que toda sociedad que absolutiza su propio poder y prosperidad, el imperio romano no poda existir sin vctimas". Para Bauckam, el Apocalipsis es quiz la crtica ms penetrante y profunda del imperio romano temprano.