Apunte de Deontologia Juridica

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Resumen de la materia de Deontoligia Juridica para la universidad catolica de Salta - Año 2015

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LEY MORAL NATURAL (complemento de la exposicin del mdulo).De acuerdo a las enseanzas del realismo moral, en primer lugar, debemos tener presente que todo ser existe en razn de algo y, por consiguiente, existe para algo, para su fin propio. Por lo tanto, toda actividad se explica por esa tendencia intrnseca del ser hacia su fin, que es tambin su bien, porque bien y fin se identifican (Derisi, "Los fundamentos metafsicos del orden moral", Educa, Bs. As., 1980, pg. 25). El movimiento revela el trnsito de la potencia al acto que lleva a cabo todo ser creado para alcanzar su perfeccin y acabamiento. Ahora bien, ese proceso no puede acaecer de una manera catica, sino ordenada y orgnica, porque de lo contrario, el ser no ver satisfechas las exigencias de su estructura esencial. Se precisa, entonces, de un modelo, ejemplar o paradigma que gue la conducta u obra del sujeto agente. En nuestro caso, LA REGLA Y MEDIDA DEL OBRAR SON LAS NORMAS O LEYES MORALES (NATURALES Y POSITIVAS, GENERALES Y PARTICULARES), LAS CUALES CONSISTEN EN PRECEPTOS O PRESCRIPCIONES QUE DICEN LA CONDUCTA VIRTUOSA. La ley expresa cmo ha de ordenarse la conducta humana en la relacin del hombre consigo mismo, para el logro del bien personal, y con los dems, para alcanzar mediatamente el bien comn. SEREJEMPLO, MODELO O PARADIGMA

FORMA

MATERIAMOVIMIENTO

FIN

Y en la MORAL, cmo se plasma ese esquema? LEYES NATURALES O POSITIVASS

PERFECCIN NATURAL DEL HOMBRE

BIEN PROPIOCONDUCTAS HUMANAS OBRAR VIRTUOSO

En segundo lugar, la ley moral no slo dilucida la conducta virtuosa a fin de iluminar la accin (nuestro movimiento en el campo de lo moral) sino que tambin lo impera. Exige determinadas conductas, con la amenaza de una cierta sancin para el supuesto que no se satisfaga el dbito. En otras palabras, la ley no se limita a describir una conducta a modo de ejemplo, modelo, paradigma o idea imitativa, sino que la manda, pretende que efectivamente se lleve a cabo. La ley moral es una proposicin imperativa dirigida a ordenar eficazmente las operaciones de todo el hombre y de todos los hombres. Por ese motivo, LA LEY MORAL NATURAL Y LAS NORMAS MORALES POSITIVAS EJERCEN COERCIN PORQUE INFLUYEN SOBRE EL LIBRE ALBEDRO DEL SUJETO, IMPULSNDOLO AL CUMPLIMIENTO ESPONTNEO DE SUS DEBERES TICOS. As como el escultor es la causa eficiente de donde procede el movimiento que tiene como trmino a la estatua, las reglas (naturales y positivas, generales y particulares) son la causa eficiente de la moral porque instan a los sujetos, que son sus destinatarios, a que encarnen en sus conductas lo virtuoso que han definido y mandado. Si la ley moral, en ejercicio de sus funciones de ejemplaridad y de eficiencia, se dirige al hombre como ser inteligente y libre, debe consistir en una medida racional de sus actos. Por ello, se trata de un producto, del resultado de un acto de la razn. El valor intrnseco de los preceptos morales procede inmediatamente, de su carcter racional (Lachance, El concepto de Derecho segn Aristteles y Santo Toms, pg. 185, 1953, Bs. As.). La primera norma de la razn es la ley moral natural, por lo que toda ley humana tendr el carcter de ley en la medida que se derive de la ley de la naturaleza (Santo Toms). Si una ley se adecua a la naturaleza, entendida como la esencia o estructura misma del ser, su propsito o finalidad ser promover la satisfaccin de las exigencias de la condicin humana y salvaguardar la posibilidad de la plenitud personal (Casares, La Justicia y el Derecho, pg. 117, Abeledo Perrot, 1974, Bs. As.). En tal caso, tienen fuerza de obligar en conciencia. LEY

ORDENACIN DE LA RAZN

ADECUACIN A LA NATURALEZA

PROMOCIN DE LA SATISFACCIN DE LAS EXIGENCIAS DE LA CONDICIN HUMANA QUE SLO PUEDE OBTENERSE MEDIANTE LA VIDA EN RELACIN Y SALVAGUARDA DE LA POSIBILIDAD DE LA PLENITUD PERSONAL

OBLIGATORIEDADENCONCIENCIA

Precisamente, LA LEY MORAL NATURAL CONSISTE EN LOS PRIMEROS PRINCIPIOS JURDICOS, UNIVERSALES Y NECESARIOS, QUE DEBEN REGIR LAS RELACIONES DEL HOMBRE CON SUS SEMEJANTES PARA QUE LA PERSONA ALCANCE SU BIEN PROPIO, SU PERFECCIN. Por lo tanto, no toda regulacin moral que se impone, QUE PREDOMINA, QUE EST VIGENTE en la convivencia por el consenso logrado en la comunidad social o por voluntad de la mayora es obligatoria. Por el contrario, ESA REGULACIN SER VLIDA Y POR LO TANTO OBLIGATORIA, SLO SI ES CONFORME CON LA LEY MORAL NATURAL. POR SER PRIMEROS EN TODO SENTIDO, LOS PRINCIPIOS DE LA LEY TICA NATURAL PREEXISTEN A LA MORAL POSITIVA, PREVALECEN IDEALMENTE SOBRE ELLA Y ES POR ELLOS QUE LA MORAL POSITIVA ES JUZGADA. Ahora bien, de dnde provienen o cmo surgen esos principios? La LEY ETERNA es la misma razn y voluntad de Dios que establece y prescribe el cumplimiento y conservacin del orden natural del universo. La LEY MORAL NATURAL es la participacin del hombre en la ley eterna. LA RAZN PRCTICA DEL HOMBRE capta sus propias inclinaciones, sus tendencias, su misma naturaleza, sus exigencias ontolgicas y, POR VA INDUCTIVA, las ABSTRAE, FORMULA LOS PRECEPTOS CONSTITUTIVOS DE LA LEY MORAL NATURAL, MEDIANTE UNA PROPOSICIN UNIVERSAL, Y LOS PRESCRIBE COMO DEBER. La razn prctica, reiteramos, conoce el ser, aprehende lo bueno de la cosa en s misma y, a partir de la misma naturaleza humana, formula los preceptos o dictmenes de la ley moral natural : los originarios, primarios o comunsimos, captados de manera inmediata en su verdad evidente y enunciados por la SINDRESIS, y los preceptos secundarios, que no se pueden captar inmediatamente sino inferirse con mayor o menor facilidad a modo de conclusiones prximas o remotas de los anteriores. NO HAY EN EL HOMBRE PRINCIPIOS A PRIORI O INNATOS, como sostienen algunos autores como San Agustn. LAS VIRTUDES MORALES.(Exposicin basada en las enseanzas del Dr. Juan A. Casaubn)La rectitud tica de los actos humanos no puede lograrse, con habitualidad, sin la posesin y ejercicio de las virtudes morales. Virtud como palabra, deriva de la latina virtus, y sta de vis, que significa fuerza. De manera que la virtud no es una actitud negativa y cobarde, sino por el contrario, algo positivo y hasta viril (varn viene del latn vir, y este trmino tiene tambin su origen etimolgico en vis, fuerza). En una primera poca, pre filosfica, virtud signific cualquier habilidad, sobre todo en el orden tcnico (la virtud del guerrero su valenta y destreza o la del zapatero, por ejemplo) o an cualidades positivas de entes irracionales, como la virtud de tal o cual caballo. En cuanto a la significacin filosfica de la palabra virtud, se trata de un hbito operativo bueno. Es un hbito, o sea una cualidad firmemente implantada; y no es cualquier hbito, sino un hbito operativo bueno, es decir, que se dispone a operar bien. A la virtud se opone el vicio, que es un hbito operativo malo, que dispone a obrar mal. Las virtudes, en el orden natural, se dividen en intelectuales, que perfeccionan el intelecto, y las morales, que perfeccionan nuestras tendencias apetitivas (voluntad y apetitos sensitivos). Circunscribindonos a las virtudes morales, tenemos que son ms propiamente virtudes que las intelectuales, porque no se reducen a facultarnos para operar bien, sino que esencialmente son inclinaciones hacia el buen uso de las respectivas facultades, o sea, inclinaciones a obrar bien. Recordemos que Santo Toms de Aquino reconoce al entendimiento y a la voluntad sus respectivos mbitos. El objeto del entendimiento es la verdad, vale decir, el ser en su cognoscibilidad, en tanto que el objeto de la voluntad es lo bueno, el ser en cuanto apetecible. Pero son inseparables, porque la voluntad no conoce, es ciega de por s, y el entendimiento no apetece. Sabido es que distincin y separacin no es lo mismo. El bien presupone la verdad, es decir, el entendimiento precede a la voluntad iluminndola para que vea lo que debe y lo que puede querer. Y a su vez, el entendimiento es activo solamente cuando la voluntad lo saca de la potencia al acto. La voluntad es, como toda facultad apetitiva, una fuerza impulsora, motor, principio de actividad. En este sentido, es superior al entendimiento. Para la virtud no basta el recto saber solo. En esto reside el error del intelectualismo griego, que es tan intenso en Scrates, quien vincula indisolublemente el conocimiento del bien con el obrar positivo conforme a l. Este intelectualismo no tiene en cuenta la importante funcin de la voluntad. Nuestra experiencia nos demuestra que muchas veces nuestro entendimiento capta el bien y no es puesto en obra a causa de la debilidad volitiva. Ovidio deca: veo que sea lo mejor, lo pruebo, pero sigo lo peor. Las virtudes morales principales se llaman cardinales, porque sobre ellas se fundan las dems virtudes morales, y todas las virtudes morales secundarias pueden reducirse a las cardinales o sea principales. Las virtudes cardinales son cuatro, tanto por razn de su sujeto como por razn de su objeto. El objeto propio de las virtudes morales es el bien moral, o sea, el bien que es tal segn el recto dictamen de la razn prctica. Este bien moral o racional puede considerarse 1) en los medios para alcanzarlo, que son discernidos e imperados por la virtud de la prudencia (la cual es a la vez virtud intelectual y virtud moral); 2) en cuanto bien (fin) referente a las operaciones relativas a otros, que es logrado por la justicia; 3) en cuanto se refiere a las pasiones que impiden alcanzar un bien o fin difcil, arduo, y que la razn sin embargo dictamina como necesario o conveniente, tales pasiones son ordenadas y moderadas por la virtud de la fortaleza, la cual vence el temor y refrena la audacia ciega; y 4) en cuanto se refiere a las pasiones que impelen a bienes deleitables de un modo contrario a la razn, tales pasiones son moderadas por la templanza. En cuanto al sujeto de tales virtudes, la prudencia reside en la razn prctica; la justicia en la voluntad; la fortaleza en el apetito llamado irascible (el que tiende al bien arduo, difcil) y la templanza en el apetito llamado concupiscible, que tiende a lo deleitable a los sentidos. Como puede observarse, de las cuatro virtudes morales mencionadas, tres se refieren al fin del hombre: la templanza (bien propio), la fortaleza (bien propio) y la justicia (bien del otro). Efectivamente, la templanza dispone al hombre a no apartarse del debido fin por la concupiscencia; la fortaleza, a que no se aparte de l por temor; la justicia, a que no se aparte del debido fin por quedarse con el bien del otro. En cambio, la prudencia se refiere a los medios para alcanzar ese fin; es decir, versa sobre las obras singulares, ordenndolas hacia el debido fin ltimo. La prudencia, por lo tanto, inclina a juzgar rectamente, con juicio estrictamente prctico, sobre las obras singulares, en orden al fin ltimo. Las virtudes morales consisten en un justo medio entre dos excesos, que son dos vicios. As, la fortaleza est en un justo medio entre la cobarda y la audacia ciega. Pero conviene aadir que: 1) ese justo medio no es de mediocridad sino de eminencia, as como el vrtice superior de un tringulo est en el medio de los otros dos, pero no a la misma altura, sino ms arriba; y 2) en ciertos casos, ese justo medio est ms cerca de uno de los vicios que del otro; por ejemplo, la fortaleza est ms cerca de la audacia que de la cobarda. Usando el mismo ejemplo metafrico del tringulo, cabe decir que a veces, en materia de virtud moral, ese tringulo no es perfectamente equiltero o no perfectamente issceles. Las virtudes morales estn todas conectadas entre s y con el ltimo fin. La falta de una perjudica a las dems. Por ejemplo, un Juez sin virtud de fortaleza, puede sentenciar injustamente por temor a alguna amenaza; asimismo, un gobernante puede obrar imprudentemente por excesiva aficin al alcohol, esto es, por no poseer la virtud de la templanza. Centrndonos en la virtud de la prudencia, tenemos que es una virtud moral cardinal que reside en el entendimiento prctico, y que su objeto propio no es el fin de la accin humana, sino la determinacin, en cada caso, de los debidos medios para llegar a ese fin. Puede definirse como una virtud del entendimiento prctico que habilita al hombre para dirigirse rectamente en la eleccin de los medios conducentes al ltimo fin. A la prudencia toca, por lo tanto, determinar en cada caso cul es el justo medio en que cada acto virtuoso consiste, teniendo en cuenta las peculiares circunstancias en que ese acto se d, y ayudndose con la memoria del pasado, la inteligencia del presente y la previsin del porvenir. Santo Toms de Aquino se plantea lo siguiente:1) Tal virtud radica en la voluntad o en la razn? Y contesta diciendo que la prudencia es providente (cuida de lo porvenir; lo pre ve); por lo tanto, es acto de la razn, no de la voluntad.2) Est slo en la razn prctica o tambin en la especulativa? La prudencia incluye el consejo; tal acto es de la razn prctica, y por lo tanto, la prudencia radica all solamente.3) Conoce los singulares? S, pues ella aplica los principios universales y particulares a los casos singulares y concretos; y por eso es necesario que conozca a stos. As, el Juez aplica la ley al caso concreto, y para hacerlo debidamente, tiene que examinar y valorar prudentemente a ese caso con todas sus circunstancias. 4) Es una virtud? S, pues es un hbito operativo bueno, y ms an: no es slo virtud intelectual (por residir en la razn prctica), sino que a la vez es virtud moral, pues su objeto es el justo medio en los actos humanos. 5) Es una virtud especial? S, porque tiene un objeto propio. Su misin consiste en dirigir debidamente hacia el fin a todas las dems virtudes morales, eligiendo los medios adecuados a cada caso. 6) Prescribe el fin a todas las virtudes morales? La prudencia no determina el fin (ltimo). Tal fin se conoce por la sindresis y lo apoyan la fortaleza, la templanza y la justicia. La prudencia aplica los principios universales (fundados en el fin ltimo), a los casos singulares. 7) Determina el justo medio en las virtudes morales? S, le corresponde en cada caso determinar el medio racional de la conducta virtuosa, evitando los dos extremos, que implican otros tantos vicios. Por ejemplo, determinar que la virtud de la fortaleza, en tal caso determinado, debe realizar un acto valeroso, que sea ciega audacia, ni mucho menos cobarda. 8) El acto ms propio de la prudencia es el imperar (o preceptuar)? S, porque la prudencia dirige a) el consejo, b) el juicio discretito de los medios y c) su aplicacin a la prctica (uso) mediante el imperio. Por eso, las leyes son imperativas, son reglas prudenciales (por lo menos, las leyes positivas). 9) La prudencia se extiende al gobierno de la multitud?. Santo Toms distingue el bien particular de cada uno, del bien comn de una sociedad, y sostiene que la prudencia es necesaria tanto para regirse a s mismo como para regir a la multitud. 10) La prudencia que busca el bien propio es la de la misma especie que la que se extiende al bien comn? No, porque siendo el bien comn diferente por esencia del bien particular, la prudencia que dirige hacia el bien comn no es de la misma especie que la que procura el bien particular: hay entre ellas solamente analoga, no identidad de especie. Porque la prudencia individual, que basta para dirigirse a s mismo, no basta para la ms difcil tarea de dirigir la multitud hacia el bien comn. Un particular prudente en su vida privada no es necesariamente un buen gobernante. Y de all toma Santo Toms ocasin para dividir la prudencia en tres clases: la individual, la domstica o familiar (que dirige hacia el bien de la familia y reside en los padres), y la poltica, que dirige el bien comn de la sociedad poltica, y que debe residir principalmente en el legislador o autoridad, luego en el juez (prudencia judicial) y en menor grado en los sbditos o ciudadanos. Finalmente plantea Santo Toms el problema de las partes de la virtud de la prudencia, y distingue tres clases de partes: las integrales, las subjetivas y las potenciales. Las partes integrales son aquellas que concurren juntamente para formar un todo, as como la cabeza, el tronco y las extremidades son partes integrales del cuerpo humano. La prudencia tiene parte integrales, esto es, virtudes parciales que, juntas, forman la virtud total de la prudencia; esas partes son: memoria, inteligencia, docilidad, sagacidad, razn, providencia (previsin del futuro), circunspeccin (virtud que toma en cuenta todas las circunstancias que rodean a un caso concreto) y precaucin. Tambin tiene la prudencia partes subjetivas. Se llaman as, las especies de un gnero. En la prudencia tenemos como especies o partes subjetivas, la prudencia particular, la prudencia domstica o familiar, la prudencia social o poltica, dividida en gubernativa y cvica (y podramos aadir la prudencia judicial) y la prudencia militar. Las partes potenciales de una virtud son ciertas virtudes que no llegan a ser prudencia, pero le sirven como auxiliares; ellas son la eubulia, o virtud del buen consejo; la sinesis, esto es, la sensatez, as como la gnome, resolucin equitativa, que sirven al acto del juicio prudencial; la sensatez, en los casos ordinarios; la resolucin equitativa en los casos extraordinarios, en que para servir debidamente a la justicia, resulta necesario apartarse de la ley general para adecuarse a lo imprevisto del caso concreto. LA CONCIENCIASegn Gmez Prez, la conciencia es un juicio o dictamen del entendimiento prctico que califica la bondad o la malicia de un acto hecho o por hacer. Hay que recordar que la inteligencia humana posee dos dimensiones: una terica y otra prctica. Sus juicios estn basados en primeros principios evidentes por s mismos e indemostrables. El primer principio del entendimiento terico es el de no contradiccin: nada puede ser y no ser a la vez, en el mismo sujeto y en el mismo aspecto. El primer principio del entendimiento prctico tambin es evidente: hay que hacer el bien y evitar el mal. El hbito intelectual de los primeros principios morales es la sindresis, y la conciencia es un acto que, en forma de juicio, dictamina sobre la bondad o maldad de un caso particular. Para ello, la conciencia juzga de acuerdo con unos criterios anteriores, que ella no crea, sino que descubre: la ley natural y la ley humana en cuanto aplicacin o explicitacin de la ley natural. En otras palabras, la conciencia no es autnoma si por autonoma se entiende crear su propia ley; si, en cambio, por autonoma se entiende libertad, la conciencia es autnoma, en el sentido de que nunca es lcito coaccionar la conciencia. ESTADOS EN QUE PUEDE ENCONTRARSE LA CONCIENCIA.En razn del acto.Conciencia antecedente y conciencia consecuente. La antecedente juzga sobre un acto que se va a hacer; la consecuente, sobre un acto ya realizado. En razn de la conformidad con la ley moral.Conciencia recta y conciencia errnea. Conciencia recta, llamada tambin verdadera, es la que juzga rectamente, de acuerdo con los principios verdaderos, aplicados al caso concreto. Por ejemplo, se acta con conciencia recta o verdadera cuando se dictamina que el homicidio es ilcito. Conciencia errnea, llamada tambin falsa, es la que, de acuerdo con principios falsos (que, sin embargo, se estima que son verdaderos) juzga sobre la licitud o ilicitud de algo. La conciencia errnea puede presentarse tambin en otras situaciones: conciencia escrupulosa: la que estima mala una accin, basndose en razones que no lo son y, a menudo, en detalles que carecen de importancia; conciencia perpleja: la que por todas partes ve mal, tanto si se decide por un extremo como si se decide por el otro; conciencia laxa: la que no concede importancia a lo que, en s, es objetivamente grave y moralmente negativo; si esa laxitud se hace crnica, hasta el punto de no plantearse problema moral alguno, se habla de conciencia cauterizada; conciencia farisaica o hipcrita: la que concede gran importancia a asuntos que no la tienen y, simultneamente, pasa por alto actuaciones gravemente inmorales. En razn del asentimiento. Conciencia cierta, conciencia probable y conciencia dudosa. La conciencia cierta es la que juzga con seguridad que una accin es buena o mala. Se est seguro y no hay miedo a equivocarse. La conciencia probable es la que dictamina que un acto es bueno o malo, pero con temor a equivocarse. La conciencia dudosa es la que pronuncia un juicio positivo con prudente temor de equivocarse, o pronuncia un juicio negativo declarando que no sabe si el acto es lcito o no. Una conciencia cierta no es necesariamente una conciencia recta. Se acta con conciencia cierta cuando no se tiene duda alguna sobre la bondad o malicia de la accin; sin embargo, ese juicio puede estar equivocado y darse, por tanto, una conciencia cierta y, a la vez, errnea. Ordinariamente, toda conciencia recta es conciencia cierta, porque la verdad comunica la certeza; pero tambin es muy frecuente que una conciencia cierta, segura de s misma, est objetivamente equivocada. Se puede resumir, entonces, que para la buena actuacin moral, es preciso obrar con conciencia recta y cierta. CONCIENCIA VERDADERA Y CONCIENCIA ERRNEA. La conciencia invenciblemente errnea es cierta, es decir, se cree que es verdadera subjetivamente. El acto de una conciencia invenciblemente errnea es un acto humano libre, una decisin a favor de la ley moral (aunque se equivoque). Como esta equivocacin no es conocida, no seguir esa conciencia sera ir contra la ley moral y contra la propia libertad: sera, en definitiva, elegir el mal en lugar del bien. Santo Toms ensea que el que obra con conciencia errnea, creyendo que es recta (de lo contrario, no obrara con conciencia invenciblemente errnea sino contra conciencia), no hace sino adherirse a esa conciencia errnea por causa de la rectitud que supone haber en ella. Es decir, cuando la conciencia errnea no puede corregirse normalmente (es invenciblemente errnea), no se le puede imputar la malicia del acto. Ante los casos de conciencia venciblemente errnea, lo tico es superar ese error (cosa posible); estamos obligados a corregir la conciencia venciblemente errnea puesto que seran moralmente imputables los actos realizados en esa condicin, sobre todo cuando estn comprometidos legtimos intereses y expectativas de terceros; por lo tanto, es muy frecuente en la actuacin profesional. Ordinariamente siempre es posible salir del error a travs de una investigacin ms atenta, pidiendo consejo, revisando precedentes, etc. Nunca es lcito, por lo tanto, mantenerse conscientemente en una conciencia venciblemente errnea. Esto equivaldra a una conciencia laxa. En el extremo contrario se sita la conciencia escrupulosa. La conciencia escrupulosa no ha de ser seguida nunca. En el lenguaje corriente, por conciencia escrupulosa se entiende a veces (sin propiedad) la esmerada, legtima y obligatoria investigacin de todos los detalles. En ese sentido impropio, la llamada conciencia escrupulosa no es ms que la rectitud de conciencia. A mitad de camino entre la conciencia laxa y la escrupulosa est la conciencia perpleja, es decir, la que en los dos o ms supuestos que se ven como posibles encuentra el mismo peso y valor. En este caso, lo tico es superar esa perplejidad mediante los mismos medios vlidos para salir de la conciencia venciblemente errnea: mejor investigacin, consulta, etc. Si, por cualquier motivo, esto no es posible, lo tico es decidirse, sin escrpulos, por la solucin que mejor salvaguarde los principios morales. Hay que tener en cuenta que la perplejidad acompaa con frecuencia la actuacin profesional, sobre todo en los inicios del desempeo de una ocupacin. En cierto modo, la competencia profesional equivale a salir progresivamente de la perplejidad. CONCIENCIA CIERTA Y CONCIENCIA DUDOSACon conciencia cierta, la voluntad se decide por algo sin miedo a errar. La certeza es la adhesin firme del entendimiento a lo que se conoce. Puede ser intrnseca (basada en la misma naturaleza de las cosas: ahora es de da) o extrnseca (se apoya en el testimonio autorizado de otra persona). Clsicamente, la certeza tambin se divide en fsica (el sol saldr maana), metafsica (hay que hacer el bien, lo que ha sido no puede haber no sido) y moral (mi mejor amigo me engaa). La certeza puede ser estricta, que excluye cualquier duda razonable, y lata, basada en motivos fundados, pero sin excluir algn gnero de duda. Finalmente, la certeza puede ser directa, que es la que nace de principios claros y manifiestos, o indirecta, que se basa de ordinario en presunciones (por ejemplo, estoy en la certeza de que A no es culpable de parricidio porque toda su vida y conducta apoyan la presuncin de una actuacin claramente filial). La certeza total, plena y sin el ms mnimo gnero de duda es poco corriente, salvo en algunas cuestiones fundamentales. Ahora bien, slo la conciencia cierta (directa o indirecta) es regla suficiente para actuar, pero de ordinario basta con una conciencia lata. Es decir, puede ser conciencia cierta la que llega a la certeza a travs de presunciones fundadas, aunque quede algn tipo de inquietud. En general, se presupone que existe conciencia cierta cuando se acta con diligencia, cuando no se abandonan los estudios profesionales, cuando existe un inters positivo por estar al da, cuando se repasan con frecuencia los principios fundamentales, cuando los asuntos son resueltos despus de seria y madura reflexin, cuando existe el hbito de aconsejarse con personas que conocen mejor el tema. Lo contrario de la conciencia cierta es la conciencia dudosa. Se trata de un estado en el que se da un asentimiento sin certeza, con algn miedo al error. Los motivos de duda no impiden el asentimiento, pero hacen que ste sea inseguro y frgil. Existen varios tipos de duda: duda de derecho (falta de certeza sobre la existencia de una norma) y duda de hecho (falta de certeza sobre si se ha dado no un hecho concreto); duda positiva (se funda en graves razones; hay motivos serios para dudar de la rectitud de lo que se va a hacer) y duda negativa (las razones son leves o colaterales a la sustancia del asunto).El principio fundamental en esta materia es el siguiente: no es lcito actuar con conciencia prcticamente dudosa (es decir, si hay duda sobre si esto, en concreto, es bueno o malo) cuando la duda es positiva (fundada en graves razones). Por ejemplo, no es lcito que el Juez que duda de la comisin de un delito (con una duda fundada en graves razones) d sentencia absolutoria. Las dos nicas soluciones ticas son: resolver la duda, si es posible, o absolver al presunto reo, ya que toda persona es inocente, mientras no se demuestre lo contrario. La duda puede resolverse apelando a principios directos (mayor y mejor investigacin, consulta, etc.) o a principios indirectos. La prctica jurdica conoce desde antiguo aforismos que son principios indirectos para resolver la duda. DETERMINACIN DE LA MORALIDAD DE UN ACTONos preguntamos ahora a qu criterios hay que atender para determinar que un acto es bueno o malo. Estos criterios son: 1) el contenido o resultado que trae consigo la accin u omisin; 2) las circunstancias que rodean al acto; y 3) el fin subjetivo que pretende el que realiza el acto. Estos criterios de determinacin de la moralidad de un acto se denominan tambin principios o fuentes de la moralidad. EL OBJETO O FINALIDAD OBJETIVA DE LA ACCIN. Aquello a lo que tiende cualquier accin humana es la finalidad intrnseca de esa accin, su objeto. En cuanto al criterio de moralidad, el objeto de un robo no es la cosa en s robada, sino aduearse de la cosa en cuanto es ajena, sin el permiso de su dueo. El objeto del soborno no es entregar dinero u otra clase de bien a alguien, sino entregarlo a cambio de una accin injusta.El objeto es el primero y principal criterio de moralidad. La cualidad del objeto se conoce atendiendo a la ley moral. Hay que mirar a la ley moral (natural y positiva) para saber qu actos son moralmente buenos, malos o indiferentes. LAS CIRCUNSTANCIAS Circunstancia es una condicin que modifica ms o menos gravemente la sustancia del acto moral. No se aplica a las circunstancias que para nada afectan a la actuacin moral. Por ejemplo, un robo no es ms o menos grave porque el ladrn tenga los ojos negros o azules. Las circunstancias que afectan el acto moral han sido clasificadas tradicionalmente as:Quin: se refiere a la calidad del agente. No es lo mismo la mentira de un amigo a otro que la mentira de un testigo en un proceso. Qu: designa la calidad o cantidad del objeto. No es lo mismo robar cinco pesos que un milln. No es lo mismo falsificar el propio documento de identidad que un billete. Dnde: es la especificacin del lugar. El robo en una iglesia de un objeto sagrado es, adems de robo, ofensa a la religin y sacrilegio. Con qu medios: el apropiarse con engao de lo ajeno es estafa; con violencia es robo.Por qu: expresa el fin extrnseco que se pretende con el acto. Esta circunstancia se confunde con el fin del agente. Cmo: indica el modo moral (no instrumental) con el que se realiza el acto: con pasin, por juego, etc.Cundo: es la especificacin moral. No es lo mismo mentir durante una charla informal con el propio abogado que en el desarrollo de un proceso. Las circunstancias tienen importancia porque pueden modificar e incluso cambiar totalmente la calidad del acto. En unos casos disminuyen la culpabilidad, en otros la agravan. Son las circunstancias eximentes, atenuantes o agravantes, dicho con la terminologa jurdica. LA FINALIDAD DEL AGENTESe entiende con esto, la finalidad subjetiva que persigue el agente, o mejor, los motivos que lo llevan a obrar as. El fin del agente modifica la moralidad del acto. Por ejemplo, un acto indiferente (pasear) puede convertirse en algo bueno si se pretende con ello acompaar a alguien que lo necesite; es malo si se hace con el objeto de encontrar una ocasin de robar. Un acto bueno (por ejemplo, ayudar econmicamente a otro) puede hacerse menos bueno si se pretende presumir de ello; o incluso malo, si se pretende sentar las bases para un chantaje posterior. Finalmente, el fin pretendido con una accin mala puede disminuir su gravedad (robar para ayudar a uno que necesita dinero), pero nunca convertirla en una accin buena, ya que el robo sigue siendo robo a pesar de la buena intencin del agente. El fin no justifica los medios. CONDICIONES Y CONDICIONAMIENTOS DE LOS ACTOS HUMANOS.Acto humano es el que procede de la deliberada voluntad del hombre. La expresin acto humano es sinnima de acto libre, acto voluntario, acto moral, acto imputable. La tica se refiere slo a esos actos, excluyendo por lo tanto los actos meramente naturales (la respiracin), los fsicamente coaccionados (que llegan a anular por completo la voluntad), los no imputables (los de enfermos mentales graves, nios pequeos, los realizados en sueos, etc.).CONDICIONES PARA QUE SE D UN ACTO MORALEl hombre, a diferencia de los animales, est dotado de inteligencia y de libre voluntad. Por eso, para que se pueda hablar de acto moral han de darse dos condiciones o requisitos: el conocimiento o advertencia y la voluntad libre. EL CONOCIMIENTO O ADVERTENCIA. El acto moral requiere, para serlo, que se sepa lo que se hace, que haya conocimiento, advertencia. Ese conocimiento ha de ser anterior a la realizacin del acto. IMPEDIMENTOS A LA ADVERTENCIA.El principal impedimento a la advertencia es la ignorancia o carencia de la ciencia debida, de aquel conocimiento que se debe y se puede tener. Ignorancia no es nesciencia (carencia de conocimiento no debido), inadvertencia (falta de atencin), ni olvido (ausencia de un conocimiento que se tena).En los ordenamientos jurdicos se prescribe que la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento. En el orden moral, en cambio, la ignorancia ejerce un influjo indudable en la culpabilidad. Se distinguen diversos tipos de ignorancia:a) Segn el objeto: ignorancia de derecho (se ignora que exista la ley que manda o prohbe algo) e ignorancia de hecho (se ignora que un hecho est comprendido en determinada ley).b) Segn el sujeto: ignorancia invencible (ignorancia que no sabe que lo es y, por lo tanto, no puede ser evitada, vencida) e ignorancia vencible (la que puede ser vencida, superada, con una razonable diligencia). La ignorancia vencible juega un papel importante en la actuacin moral. No es lo mismo la ignorancia vencible simple (implica la simple ausencia de una accin que podra superarla) que la ignorancia crasa (indica que nada se ha hecho expresamente por vencer la ignorancia). Mayor gravedad revisten los actos realizados con ignorancia vencible afectada, es decir, conscientemente falsa: no se quiere poner los medios para vencer la ignorancia.c) Segn el tiempo: ignorancia antecedente, es la que precede a la voluntad y, por lo tanto, es en parte involuntaria; en realidad, en muchos casos se identifica con la ignorancia invencible; ignorancia concomitante, cuando acompaa a la accin, pero no la origina y el acto se hubiera originado aunque no hubiera habido ignorancia; ignorancia consiguiente es la que sigue al acto y supone una negligencia querida por la voluntad, con lo que, de alguna forma, se asemeja a la ignorancia vencible. En la prctica, los tipos de ignorancia ms influyentes son la invencible y la vencible, en su combinacin con la antecedente y la consiguiente. El concepto clave es la diligencia debida, y de ah la importancia de estas nociones en la actuacin profesional. Sentadas estas bases, pueden deducirse las siguientes conclusiones: la ignorancia invencible no trae consigo responsabilidad moral, aunque s posible responsabilidad jurdica, porque se presume siempre el conocimiento de la ley, ya que de otro modo, cualquier norma podra ser burlada apelando a la ignorancia; la ignorancia vencible trae siempre consigo responsabilidad moral; ms leve en la ignorancia simple que en la crasa; la ignorancia afectada aumenta la malicia moral del acto; la ignorancia antecedente excusa de culpa moral si es invencible; no excusa si es vencible. Hay que aadir que no se puede ticamente admitir una ignorancia antecedente en aquellos temas o asuntos que, por oficio o profesin, han de conocerse bien; la ignorancia concomitante revela tambin una falta de disposicin habitual para conocer la moralidad y, por este motivo, puede ser culpable; la ignorancia consiguiente de ordinario implica culpa moral. Por ejemplo, un profesional es responsable de las consecuencias que se siguen de sus actos cuando con una diligencia razonable podran evitarse. As, en el caso de una intervencin quirrgica en una persona gravemente afectada de una dolencia cardiaca desconocida por el mdico, pero que podra haberse conocido y debera haber sido conocida. LA VOLUNTARIEDAD. Acto voluntario es el que procede de un principio intrnseco, con conocimiento del fin. Ese principio es la voluntad. No son actos voluntarios, por no cumplir estos requisitos, los naturales (la circulacin de la sangre), los instintivos, los fsicamente coaccionados. El acto voluntario que se realiza con plena advertencia se llama perfecto; imperfecto, si falla en algn aspecto la advertencia. El acto voluntario que se quiere por s mismo, intentndolo directamente, se llama voluntario libre; el que no se quiere por s mismo pero es permitido al intentar otro que s se desea, se llama voluntario indirecto. Los actos voluntarios tambin se modifican segn la atencin con la que son realizados: actual (atencin mantenida en la realizacin), virtual (atencin que se mantiene durante la realizacin pero no de forma expresa), habitual (atencin que se ha tenido alguna vez y se presume que sigue existiendo mientras que no haya actos en contra). En la prctica, estas distinciones tienen, como consecuencia, los siguientes principios: el voluntario imperfecto disminuye la responsabilidad moral, bien por falta de advertencia o por falta de consentimiento; el voluntario realizado con atencin actual, virtual y habitual es imputable moralmente, de modo especial en los asuntos ordinarios y en los actos de la ocupacin profesional. La atencin se presume siempre. Se llama voluntario indirecto al acto que no se pretende por s mismo, pero que es consecuencia de otro que s se desea en s mismo. Un acto voluntario indirecto puede tener de ordinario dos efectos: el querido directamente y el que sucede indirectamente. En el caso de que esos dos efectos sean buenos, no hay problema moral alguno. Los problemas, muy frecuentes, se plantean cuando, al realizar una accin, se sigue un efecto bueno y otro malo. Por ejemplo, un farmacutico vende un frmaco y el cliente lo utiliza para suicidarse. Para que sea lcito realizar un acto del que se sigue un efecto indirecto malo, se requieren todas estas condiciones:a) que la accin sea buena en s, o indiferente; b) que el efecto primero o inmediato sea el bueno, es decir, que el bien que se pretende no debe ser consecuencia del efecto malo; c) que el fin del que acta sea honesto, es decir, que intente primera y nicamente el efecto bueno, no queriendo expresamente el efecto malo; a lo ms, se limita a permitir el resultado malo ya que es inseparable del bueno. As, el mdico que interviene quirrgicamente a una mujer embarazada y aquejada de un tumor (de lo cual se sigue el aborto) quiere la curacin (efecto bueno), y slo permite el posible aborto (efecto malo). Caso muy distinto, y por lo tanto es un supuesto de ilcito, es de matar a un nio en el seno de la madre para salvar la vida de sta; aqu lo que se intenta primera y directamente es un acto malo. Tampoco es lcito mentir para ayudar a otra persona. Una vez ms hay que insistir en el principio de que un fin bueno no justifica nunca el empleo de un acto intrnsecamente malo; d) que exista una causa proporcionada a la gravedad el efecto malo que se produce. En el ejemplo anterior de la extirpacin de un tumor existe esa causa proporcionada. Se da tambin una justa causa en la actuacin de un abogado defensor que, con el fin intrnsecamente bueno de defender a su cliente, ha de descubrir situaciones que suponen, para otras personas, la revelacin de hechos que les perjudican pero hasta entonces desconocidos. IMPEDIMENTOS A LA VOLUNTARIEDADAfectan a la voluntariedad del acto: las pasiones, la violencia o coaccin, los hbitos o costumbres. LAS PASIONES.Se entiende por pasin el movimiento de la sensibilidad (apetito sensitivo) que se origina de la aprehensin del bien o del mal sensible, lo cual produce cierta conmocin en el organismo. Abarcan las pasiones todo lo que, en el lenguaje ordinario, se entiende por emociones, estados intensos de sensibilidad. La clasificacin clsica de las pasiones nace de la distincin entre el apetito o tendencia al bien que agrada (apetito concupiscible) y el apetito que tiende hacia el bien arduo, difcil de conseguir (apetito irascible).Respecto del bien agradable, al que tiene el apetito, resulta:Cuando es aprehendido el amorCuando algo se opone a ese bien el odioCuando se trata de un bien futuro el deseoCuando se trata de un mal futuro la aversin, la fugaCuando se trata de un bien presente el gozoCuando se trata de un mal presente la tristezaRespecto al bien difcil de conseguir, resultan las siguientes pasiones:Cuando ese bien es considerado posible esperanzaCuando es considerado imposible desesperacinCuando se trata de un mal todava no presente pero superable audaciaCuando se trata de un mal an no presente pero insuperable temor, miedoCuando se trata de un mal presente iraPor otro lado, estas pasiones pueden ser antecedentes al acto o directamente queridas. En general, las pasiones antecedentes aumentan la voluntariedad del acto, pero disminuyen su libertad. Otra cosa son las pasiones directamente queridas para reforzar el acto; en este caso aumentan la responsabilidad moral. Por ejemplo, el que es atacado repentinamente por una pasin como la ira e injuria a otro, es moralmente culpable; pero lo es ms an si alimenta esa ira para obrar con ms fuerza y contundencia. Las pasiones fuertes no directamente queridas, resultado quizs del temperamento o de una situacin difcil y no buscada, disminuyen la libertad. El que, pensando que en un accidente ha matado a alguien, cae en la desesperacin y en la tristeza y huye, es culpable; pero esas pasiones son tambin atenuantes de su conducta.Entre las pasiones hay que situar el miedo, o estado ansioso ante un mal presente o futuro. Lo que se realiza con miedo o por miedo es plenamente voluntario; sin embargo, pueden darse casos de miedo antecedente grave, que ofusca la razn y, por lo tanto, disminuye la responsabilidad moral, llegando a veces a suprimirla del todo. Para que el miedo pueda ser atenuante o excusante ha de tratarse de un miedo injusto, lo que equivale a una forma de violencia. LA VIOLENCIAViolencia es la fuerza fsica o moral ejercida contra alguien, coaccionndole para que haga lo que no quiere o no haga lo que quiere. No puede haber violencia contra el acto interno de la voluntad que obedece slo a la propia libertad. La voluntad puede resistir as a la peor violencia fsica o moral; pero no se puede decir lo mismo del hombre entero. Las amenazas de un dao fsico (lo que es, ya antes de cumplirse, una violencia moral) pueden influir tan decisivamente en la conducta que, de ese modo, se realicen actos no queridos. Estos actos no son, por lo tanto, morales, y su autor no es responsable de ellos. Moralmente, si no existe consentimiento interno en aquello a lo que se es coactivamente llevado a hacer, no hay tampoco culpa. Se trata de actos involuntarios y, por lo tanto, no morales. LOS HBITOS.Algunas actuaciones morales estn enraizadas en hbitos adquiridos. Puede darse que, por la fuerza de un hbito inmoral, la persona realice inconscientemente o con una atencin habitual actos que conscientemente reprobara. En estos casos, los actos son voluntarios, pero estn disminuidos en su libertad, con tal de que exista la voluntad de corregir ese hbito. Sin embargo, cuando los hbitos no slo son rechazados sino reforzados, los actos procedentes de l son ms voluntarios, tanto si se trata de un acto moral como si es un acto inmoral. Por ejemplo, quien ha adquirido el hbito de mentir, es culpable moralmente cada vez que miente, aunque tenga la impresin de que lo hace sin darse cuenta. El habituado a recibir injustamente dinero u otros bienes a cambio de un favor que lesiona la justicia distributiva, es responsable por diversas razones: por haber adquirido ese hbito, por no desarraigarlo, por cada acto de injusticia. CONDICIONAMIENTO DE LOS ACTOS HUMANOS.Ordinariamente, se justifica la inmoralidad de algunos actos recurriendo a expresiones tales como presin social, condicionamientos externos, ambiente en que se vive, etc. Otras veces esas justificaciones hacen referencia al temperamento (introvertido, extrovertido, estable, inestable), a la edad, al sexo, a la herencia, etc. Hay que decir que, en los casos normales, esos factores constituyen, a lo ms, circunstancias atenuantes de la moralidad del acto, por falta de advertencia y, ms raramente, por falta de voluntariedad. Sin duda, los condicionamientos pueden hacer ms difcil el conocimiento de la ley moral o su prctica, pero no convierten los actos en algo desligado de la moralidad. Si as fuera, cualquier comportamiento inmoral se justificara por el simple darse: un usurero estara condicionado por su condicin de tal, por el hbito adquirido, por el ambiente en que se mueve; un explotador del trabajo ajeno tendra fcil excusa en una situacin ms o menos extendida de explotacin. En el lmite, un comportamiento tico en un ambiente de falta de tica tendra que ser considerado inmoral, precisamente por escapar de esos condicionamientos. Es distinta la perspectiva en los estados patolgicos, en los trastornos mentales de diversa gravedad. Es suficientemente conocido que algunos de estos estados patolgicos eximen completamente de responsabilidad moral, al afectar a las dos condiciones esenciales de los actos humanos: la advertencia y la voluntariedad. LEYES MERAMENTE PENALESLeyes penales son las que inflingen una pena por la violacin de otras leyes. A estas leyes es aplicable todo lo dicho anteriormente sobre las leyes en general. Se llaman, en cambio, leyes meramente penales, segn algunos, las que no obligan en conciencia en cuanto al contenido de la misma ley, pero s en cuanto al cumplimiento de la pena aneja a su infraccin. Suelen incluirse en este supuesto, las leyes fiscales, leyes sobre exportacin de divisas, leyes de trnsito, etc. La cuestin es importante porque, si se admite la no obligatoriedad moral de las leyes meramente penales, no habra culpa moral alguna en transgredirlas. Quienes defienden la existencia de leyes meramente penales, se basan modernamente en la realidad creciente del intervencionismo estatal. Si cualquier normatividad es obligatoria en conciencia, el ciudadano est continuamente expuesto a un comportamiento antitico. Adems, en el caso de las leyes fiscales, se objeta que el producto de la recaudacin fiscal est destinado, con frecuencia, a fines contrarios a la ley moral: ayuda a prensa y a cinematografa inmorales, programas de anticoncepcin, clnicas que facilitan el aborto, etc. Una forma de defensa o resistencia ante estas realidades sera la consideracin de esas leyes como meramente penales. Los que niegan la existencia de leyes meramente penales argumentan que, en principio, toda ley est encaminada a la consecucin del bien comn. Adems, la deseducacin que significara distinguir leyes meramente penales puede fcilmente trasladarse al resto del ordenamiento jurdico. Por otro lado, algunas de las leyes consideradas meramente penales acarrean, en caso de incumplimiento, consecuencias importantes en la vida personal y social; pinsese, por ejemplo, en las leyes de trnsito. En principio, parece que nada se viola cuando se marcha a 120 km/h en una carretera con indicacin de un lmite de 100 km./h; pero del incumplimiento de esta norma pueden originarse accidentes mortales. Se trata de una cuestin muy discutida, aunque es preciso reconocer que, despus de una creciente importancia en el siglo XIX y a principios del XX, hoy existen menos partidarios de las leyes meramente penales. Una opinin intermedia ha sido reflejada as por autores recientes: como parece lo normal que una ley imponga la obligacin inmediata de cumplirla, las leyes meramente penales pueden considerarse relativamente excepcionales. Por esta razn, su existencia slo debe admitirse cuando lo abonen razones suficientes y fundadas. Entre stas pueden contarse: a) la forma expresamente disyuntiva de la ley; b) el carcter superficial y ligero de la prescripcin, en la cual no es posible descubrir la existencia de una obligacin moral, sino la de una sancin para lograr una determinada conducta; c) segn muchos telogos, tambin la intencin manifiesta de la ley se revela al castigar con multas considerablemente pequeas lesiones de los intereses del Estado. Opinin de la Ctedra: Es necesario plantearse las siguientes cuestiones: 1) Cmo fundamenta la moralidad (naturalidad) a la positividad?, o ms especficamente, toda ley escrita o todo consenso, para ser fuente de derecho, debe estar fundado en la moral (naturaleza)? Estos interrogantes se refieren a la extensin de la fundamentacin. Podra sostenerse que la naturaleza es la base de algunos derechos, tal vez los de mayor importancia, pero no de todos ellos. De aceptarse esta tesitura, ya sea el orden natural o ya sea el orden positivo perdera su condicin jurdica, al menos en lo relativo a aquel sector de derechos fundado absolutamente en la voluntad del Estado o en el consenso. En efecto, el derecho concreto de una comunidad poltica requiere la presencia de la naturalidad y de la positividad para alcanzar la plenitud del orden jurdico. Es que el orden jurdico completo se integra con elementos del derecho natural y del derecho positivo. Cada parte es en s sola incompleta y nicamente unida a la restante puede cumplir su misin (Bernardino Montejano (h), Curso de Derecho Natural, Bs. As., Abeledo Perrot, 1983, pg. 260). Por consiguiente, admitir una reduccin de la proposicin universal del Iuspositivismo, en el sentido que Algn(os) derecho(s) proviene(n) exclusivamente de la voluntad del hombre (formulacin particular), es tanto como aseverar que la naturalidad deja de tener fundamento directriz en tal derecho o en tales derechos. Pero si la naturalidad pierde la funcin reguladora de los aspectos permanentes de una realidad contingente, como lo es la conducta del hombre, surge seriamente la duda no slo respecto de su juridicidad, de su carcter normativo en los restantes casos, sino tambin acerca de su real existencia. En efecto, puede concebirse una naturalidad de ese tipo, despojada de todo elemento universal y necesario? y de ser as, por qu motivo habran de existir algunos derechos provenientes de una naturalidad particular y contingente? Y de llegar a propiciarse que la naturaleza conserva inclume, en toda su extensin, las funciones directriz y normativa, cabe entonces sealar que, en tal caso, lo extrajurdico ser la fuente humana, estatal o consensual, que de manera exclusiva y excluyente establece algunos derechos. 2) Partiendo de que toda positividad y todo consenso deben estar fundados en la naturaleza, esa fundamentacin es una estructura vaca de contenido o de contenidos mnimos? Surge de inmediato la respuesta negativa. El derecho es la conducta justa debida. Justa, en el sentido que se adecua ontolgicamente a la personeidad de su sujeto. Por tal razn, resulta incuestionable que el mandato de las autoridades o el consenso deben adecuarse a NORMAS JUSTAS, en el sentido que deben prescribir conductas justas, y no consistir meramente en ser fuente de derechos establecidos de manera imperativa, cualquiera sea su contenido. Si bien es cierto que la legislacin positiva es heternoma, que la voluntad del legislador o del acuerdo social tiene una eminencia fundamental con respecto al arbitrio individual, ello es as siempre y cuando los derechos hayan sido establecidos para el logro del bien comn y, mediatamente, para que los hombres alcancen la plenitud de su bien personal (razn ltima de la sociedad poltica). De lo contrario, la heteronoma concluye y el deber de obediencia queda sin fundamento, con la salvedad de los casos de injusticia relativa, en que el sujeto est autorizado a cierta resistencia, siempre y cuando ello sea oportuno y no se cause un perjuicio superior con el desorden. En conclusin, ha de defenderse un Iusnaturalismo de contenido y no principios naturales meramente formales que exijan la instauracin de un orden, la obediencia a la autoridad o el respeto al consenso, sin imperativos axiolgicos de carcter jurdico, como as tampoco contenidos mnimos del derecho natural justificados en consideraciones ms simples y menos filosficas, como propone Herbert L. A. Hart.3) La tercera cuestin a desentraar es cmo la positividad es intrnsecamente fundada por la naturalidad? Siguiendo a Julio Ral Mndez (La Articulacin del Derecho Concreto, en Revista Persona y Derecho, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Vol. 26 1992), podemos responder que todo contenido jurdico se halla en la naturalidad, pero no de la misma manera. O sea, la fundamentacin de contenido extensivamente universal de la naturalidad se da intensivamente de distintos modos en los diferentes niveles de intervencin de la fuente estatal o consensual, en virtud de la multiplicidad de aspectos de la materia jurdica. As, la participacin natural no tiene la misma gradacin en el caso de los derechos de los padres respecto de los hijos, los derechos de autor, los derechos posesorios o los derechos que confieren las reglas de trnsito. Particularmente, en el mbito de los derechos humanos, donde est en juego la personeidad y la consiguiente dignidad eminente del hombre, lo justo natural tiene el mximo nivel de intervencin, por tratarse de un asunto que se halla en la cspide de la jerarqua interna del universo jurdico.Conclusiones: 1) No existen leyes meramente penales. A) Toda ley positiva se fundamenta en la ley tica natural, que comprende al derecho natural, aunque B) esa fundamentacin no tiene la misma intensidad en toda clase de leyes positivas: tiene ms fuerza, por ejemplo, en las leyes de familia, que en los derechos reales, y en stos ms que en las leyes fiscales o de trnsito. 2) Por lo tanto, al estar todas fundadas en el orden natural, son obligatorias en conciencia; de lo contrario, existe el deber de resistencia contra la ley humana injusta, con los lmites sealados en el punto anterior (justicia absoluta y relativa).

El principio de lealtad procesal. Facultades de los jueces en resguardo de la buena fe procesal. El proceso tiene su propia razn de ser; l constituye el camino de las partes para argumentar sobre sus pretensiones y fundamentos fcticos y jurdicos ante el Juez, que est habilitado por la comunidad para conducir el juicio y determinar qu le corresponde en justicia y en derecho a cada una de las partes. El proceso es algo jurdico y, por consiguiente, algo tico, contiene derechos y deberes. Por lo tanto, no slo el Juez est obligado ticamente a resolver con justicia y en derecho, sino que toda etapa del proceso anterior a la sentencia incluye determinadas conductas de las partes y del Juez exigibles moral y jurdicamente.Conductas debidas de las partes en el proceso El proceso, como ha demostrado Chiovenda, no es algo de los particulares sino que, al contrario, es algo perteneciente al campo del derecho pblico, se trata del ejercicio de una potestad pblica. Los particulares que actan en el proceso tienen deberes y derechos para con las contrapartes y para con el Juez, y es ste el que debe velar para que no se viole el debido proceso, es decir, aquel que encuentra su fundamento en la tica y adems en el derecho. Asegurando el Juez el debido proceso, contribuye a la prctica profesional buena de los abogados y, adems, posibilita el camino para su prudente resolucin. Las partes pueden violar ese debido proceso, e incurren en tal supuesto en conductas procesales indebidas. Concretamente son cinco: negligente, dilatoria, temeraria, maliciosa e irrespetuosa. NEGLIGENTE: consiste en no satisfacer ciertas exigencias definidas por el derecho positivo y que trae aparejada la frustracin de actos procesales cuya realizacin se intentaba. Tales conductas no trascienden a la contraparte ni le provocan un dao; el perjuicio directo lo padece la propia parte negligente, no logrando la concrecin de lo pretendido. La tica del abogado no aparece desinteresada de este tipo de comportamientos, dado que exige que el profesional acte en conocimiento de las normas jurdicas, y en la medida que nos encontremos con una capacitacin inadecuada o con una atencin indebida a la causa encomendada, estaremos frente a una falta a aquella tica. El Juez no puede permanecer al margen de este problema, puesto que el orden del proceso exige que los pedimentos respondan a la fundamentacin de hecho y derecho apropiada, y debe por razones ticas aplicar la sancin que ha previsto el derecho positivo para estas conductas procesales negligentes. As, por ejemplo, se frustra una prueba por no reiterarla dentro del plazo previsto; se desestima un pedido de nulidad por no expresar el perjuicio sufrido; etc. DILATORIA: el proceso debido tiene cierto ritmo y su conclusin es necesario que resulte oportuna. Toda conducta que altere ese ritmo, prolongando el proceso ms de lo razonable, atenta contra la seguridad jurdica que genera la sentencia judicial al definir equitativamente los derechos y obligaciones de las partes, y adems provoca una justicia tarda que por ser tal puede llegar a ser injusta. Los elementos caracterizadores de esta conducta son: a) afecta el tiempo del proceso ms de lo razonable; b) provoca un dao en la contraparte al ver demorada la atribucin de lo suyo; y c) la conducta dilatoria carece de la intencin de generar el resultado que efectivamente produce, y esta caracterstica es la que permite distinguirla de la maliciosa. Es cierto que dicha distincin es sutil y que, adems, no resulta fcil entrar a valorar intenciones, pero no hay dudas de que desde el punto de vista terico cabe una dilacin maliciosa o dolosa y otra culposa o, incluso, de buena fe, y esta distincin tiene importancia a los efectos de graduar la sancin de la parte que haya incurrido en conducta procesal indebida. TEMARARIA: procesalmente, es temerario aquel que afronta una aventura judicial sin haber concretado previamente un anlisis y valoracin de sus posibilidades y fundamentos fcticos y jurdicos. La conducta temeraria es tpicamente culposa; no revela un propsito de provocar daos, pero ste, sin embargo, acaece al iniciarse una accin o al contestarla apresuradamente sin la debida prudencia. Mientras que en la conducta dilatoria no se pone en duda la razn de ser del proceso, sino su extensin desmedida, en la temeraria no es problema el tiempo de l, sino el haber dado a luz una causa que no tena el suficiente justificativo para ser, y que en consecuencia se hubiese podido evitar, de realizar una ponderacin apropiada del proceso que se iniciaba. MALICIOSA: esta conducta se caracteriza por el dolo procesal, o sea, hay alguien que se sirve concientemente del proceso, utilizando los medios que ste le brinda, para ocasionar un dao a la contraparte. En la malicia hay una deliberada intencin de emplear procesalmente hechos o derechos falsos con vista a una sentencia favorable, o para postergar la decisin judicial o para en definitiva provocar un dao econmico o moral, an a costa de perder la causa. Es decir que una de las variedades de la malicia procesal es incurrir en la invocacin de hechos falsos, pues por medio de la mentira se pretende ilcitamente eludir el cumplimiento de una obligacin o de beneficiarse con un derecho. En el proceso rige el deber de no mentir, ms que el de decir la verdad, pues como seala Santo Toms, debe decirse que una cosa es callar la verdad y otro proponer la falsedad. De las cuales la primera es permitida en algn caso. Pues nadie est obligado a confesar toda verdad, sino slo la que de l puede y debe requerir el Juez segn el orden del derecho. Aqu tambin, como en los casos anteriores, el Juez al comprobar que la parte se ha servido del proceso indebidamente, debe procurar la reparacin del dao y adems sancionar al responsable; el proceso y el derecho es una cosa seria, como es la justicia y la seguridad que por l se intenta brindar, y que constituyen su razn de ser. IRRESPETUOSA: la tica profesional lo exige, y el derecho positivo generalmente as lo consagra, que el estilo y forma de las actuaciones procesales satisfaga ciertos requisitos que impliquen garantizar el debido respeto a la contraparte y al Juez mismo. La conducta procesal irrespetuosa no slo no favorece la solucin del problema, sino que adems normalmente termina agravndolo o generando nuevos problemas. La litis no es un campo en donde rija el maquiavelismo de que todos los medios son vlidos, pues el Juez est por encima de las partes y entre sus deberes aparece el de exigir un comportamiento externo y lenguaje apropiado al caso, ya l la seriedad misma del proceso. La irrespetuosidad carece de toda razn de ser, y slo fomenta las discordias; es por ello que la tica del Juez impone el deber de sancionar cualquier exceso en este terreno. Concurrencia de facultades disciplinarias. Diversidad de rdenes normativos.(La exposicin deber ser adaptada a lo dispuesto por las normas vigentes en cada jurisdiccin) La atribucin, no slo como facultad o derecho, sino como deber de los tribunales, de poder imponer sanciones disciplinarias en determinadas circunstancias a los litigantes, funcionarios y partes, ha sido pacfica y tradicionalmente admitida. Emana del poder de polica inherente al Estado y es ejercido por cada una de las ramas del gobierno, para el eficaz desenvolvimiento de sus funciones especficas y el logro del cumplimiento de sus fines. El Poder Judicial no puede ser excepcin al principio de que toda facultad de gobierno debe estar dotada del poder o imperio necesario para hacerla efectiva. Es una potestad connatural e irrenunciable, que la ejercita an cuando no estuviese expresamente reglamentada. Claro est, no en forma arbitraria. Leyes orgnicas, cdigos de procedimientos y algunas leyes especiales la contemplan. Las sanciones se imponen. Abarcan las injurias proferidas en juicio, los desbordes apasionados, las expresiones indecorosas u obscenas, el entorpecimiento de trmites y audiencias, el desorden, ciertas desobediencias, temeridad y malicias procesales, etc. Las sanciones varan segn leyes orgnicas, cdigos de procedimientos o de regulacin de la profesin, contemplando el apercibimiento o prevencin o llamado de atencin, la amonestacin pblica, multas y suspensiones hasta ciertos lmites. Es criterio aceptado que las faltas deben ser sancionadas por el Tribunal ante el cual se han cometido. Los caracteres que definen el poder disciplinario judicial son: a) general. Lo ejercen todos los tribunales, contra todos los que falten a la autoridad o decoro (y buena marcha de la justicia); b) limitado en el tipo y duracin de las penalidades; c) discrecional, en cuanto a la eleccin de la sancin, pero motivada, aprecindolo con justicia y equidad. Pueden sumarse otras notas distintivas: d) recurrible, pues la discrecin puede transformarse en arbitrariedad o animosidad, puede no ser proporcionada y hasta afectar el derecho de defensa; e) igualitario, pues no admite excepciones ni inmunidades; f) imperativo, se aplica de oficio y es un deber; tambin pueden pedirlo las partes; g) especfico, respecto de las faltas cometidas en juicio.En la Provincia de Salta, el Cdigo Procesal Civil y Comercial establece que el deber de los jueces prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad, probidad y buena fe y declarar en oportunidad de dictar la sentencia definitiva, la temeridad o malicia en que hubieren incurrido los litigantes o profesionales intervinientes (art. 34 inc. 5), y que para mantener el buen orden y decoro en los juicios, los jueces y tribunales podrn: 1) Mandar en oportunidad de dictar sentencia, que se teste toda frase injuriosa o redactada en trminos indecorosos u ofensivos, sin perjuicio de las facultades que el artculo 38 confiere a los secretarios; y 2) Aplicar las correcciones disciplinarias autorizadas por este Cdigo, la Ley Orgnica y el Reglamento para la Justicia Provincial. Ahora bien, la Ley Orgnica del Poder Judicial de la Provincia de Salta determina que los jueces deben velar para que las actividades judiciales se desarrollen dentro de un ambiente de orden y respeto y reprimirn todas las infracciones en que incurrieran los abogados, escribanos, procuradores, secretarios y dems auxiliares o particulares; en las audiencias, en los escritos presentados o dentro del recinto de cada Tribunal, mediante sanciones disciplinarias (art. 13). Las sanciones disciplinarias consistirn en: apercibimientos, multas, suspensiones y arrestos, conforme a la gravedad de la falta cometida y a los antecedentes del causante. La multa no exceder del cincuenta por ciento (50%) de la remuneracin fijada para los jueces de Primera Instancia, la suspensin de un ao y el arresto de treinta das. Los arrestos se cumplirn en el domicilio particular del sancionado (art. 14). Las sanciones sern registradas en el legajo de cada magistrado, funcionario, empleado o profesional inscripto en la Corte de Justicia. Cuando el gobierno de la respectiva matrcula profesional corresponda a otra entidad, se le cursar comunicacin (art. 15). El auxiliar de la justicia que hubiere sido pasible por tercera vez de sanciones, podr ser suspendido en el ejercicio de su cargo o profesin por un plazo de uno a seis meses. La suspensin ser ordenada por la Corte de Justicia. Cuando se tratare de suspensiones o arrestos reiterados, la Corte de Justicia podr imponer tambin la inhabilitacin del causante para el ejercicio de funciones en el Poder Judicial o de auxiliar de la Justicia (art. 16). Contra el auto que impusiere sanciones disciplinarias, las partes pueden deducir los recurso de reposicin o apelacin en la forma y plazos previstos por el Cdigo Procesal Civil y Comercial para el recurso en relacin. El Tribunal competente para conocer en la apelacin, en los casos en que las sanciones se vinculen con algn proceso, ser el Tribunal de Alzada del respectivo fuero. En los dems casos entender la Corte de Justicia. Las sanciones impuestas por la Corte de Justicia solamente podrn recurrirse pidiendo la reconsideracin por escrito fundado, presentado en el plazo de diez das (art. 17). A su vez, el art. 18 prescribe que los Jueces ejercern las facultades inherentes al Poder de Polica para velar por el mantenimiento del orden en el recinto de cada Tribunal. En los Tribunales Colegiados, tal facultad ser ejercida por el Presidente.Queda en pie, sin embargo, la facultad y obligacin de hacer saber la infraccin al Colegio de Abogados, que tiene su propia esfera de facultades disciplinarias, independiente de los magistrados y que no se circunscribe a las conductas procesales sino a todo comportamiento profesional. As, en la Provincia de Salta, rige la Ley N 5.412 para el ejercicio de las profesiones de Abogados y Procuradores. El art. 33 especifica que las normas de tica que establece esta ley, se aplican a todo el ejercicio de la abogaca. Los abogados inscriptos en el Colegio de Abogados y Procuradores quedan obligados a su fiel cumplimiento, an fuera de esta Provincia. El Tribunal de tica y Disciplina y el Consejo Directivo, pueden establecer y declarar otras conductas que resulten violatorias de las reglas de tica profesional, no previstas en esta ley, a cuyo efecto deber concurrir la mayora de los dos tercios de votos de todos los miembros de ambos rganos, con antelacin al juzgamiento de algn profesional matriculado por violacin de la nueva conducta sancionable. A su turno, el art. 91 precepta que el derecho disciplinario abarca todos los aspectos de la actuacin del abogado y del procurador matriculado; el art. 92, que la potestad disciplinaria es ejercida por el Colegio en forma genrica para todos los actos que afectan la tica del ejercicio profesional y, en forma especfica por el Poder Judicial en los actos que afectan el decoro de la administracin de justicia. El art. 93 acota que el Colegio ejercer la potestad disciplinaria genrica, sin perjuicio de la que corresponda al Poder Judicial y de las responsabilidades civiles, penales, administrativas y fiscales que puedan emerger de un mismo hecho. El art. 94 contempla que tambin ejercer dicha potestad respecto a faltas cometidas en la esfera especficamente reservada al Poder Judicial, cuando ste no ejerciere sus facultades disciplinarias en el caso. El art. 95 norma que la justicia disciplinaria en la esfera de competencia del Colegio ser administrada por El Tribunal de tica y Disciplina y la Corte de Justicia en pleno. El Tribunal de tica y Disciplina, intervendr en el grado originario y, la Corte de Justicia en pleno, lo har como Tribunal de Apelacin. El art. 103 reglamenta que las actuaciones disciplinarias se sustanciarn respetando las siguientes pautas: a) Garantizar la defensa en juicio y el debido proceso; b) Arbitrar un procedimiento sumario e inquisitivo en la faz instructoria, impulsando de oficio las actuaciones. El art. 106 seala que las sanciones de advertencia y apercibimiento sern inapelables, salvo recurso de reposicin por error material o de hecho ante el mismo Tribunal. Las de multa, suspensin e inhabilitacin para el ejercicio profesional sern apelables para ante la Corte de Justicia de Salta en pleno. La apelacin se interpondr, conceder y sustanciar, en el trmino, forma y condiciones previstas para el recurso libre en el Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Provincia, pero ante la Corte de Justicia en pleno. El art. 107 manda que las sentencias dictadas, una vez firmes, debern ser difundidas mediante su publicacin por los medios generales cuando impongan las sanciones de suspensin por ms de seis meses o inhabilitacin para el ejercicio profesional. En los dems supuestos ser facultativo del Tribunal disponerlo y sus formas. En cuanto a las sanciones disciplinarias, el art. 108 estipula que las infracciones a los deberes profesionales quedan sujetas a las siguientes: 1. Advertencia individual.1. Apercibimiento individual o ante el Tribunal de tica y Disciplina.1. Multa de hasta el importe de dos sueldos de Juez de Primera Instancia, vigentes al momento del hecho.1. Suspensin en el ejercicio profesional de quince das a tres aos.1. Inhabilitacin para el ejercicio profesional.Segn el art. 109, para la graduacin de las sanciones se tomar en consideracin, la modalidad y grado de reincidencia del inculpado, las atenuantes y agravantes y dems circunstancias del caso. Y por ltimo, el art. 110 establece que los jueces en ejercicio de la potestad disciplinaria especfica podrn imponer las sanciones que correspondieren, conforme a la Ley Orgnica de Tribunales y Cdigos Procesales, y el art. 117, que los abogados y procuradores que fueran sancionados por infracciones cometidas en la esfera de competencia del Poder Judicial o por condena en juicio penal, tambin podrn ser juzgados por el Colegio por los hechos que hayan afectado su esfera de competencia.Es importante destacar que, a tenor del art. 118, los jueces y funcionarios judiciales tienen obligacin de comunicar al Colegio las sanciones que impongan por infracciones cometidas afectando su esfera de competencia (inc. a). Lo propio deben hacer las autoridades administrativas, para su debido juzgamiento por el Colegio (art. 119). Tema controvertido es el concerniente a la posible aplicacin simultnea o sucesiva de sanciones disciplinarias (judiciales y de los colegios), penales y civiles. Dado que las infracciones al orden disciplinario lesionan un vnculo de sujecin que no tiene nada que ver con el crculo de intereses protegidos por el derecho penal comn y por el Derecho Penal contravencional, las sanciones disciplinarias pueden concurrir con las penales y contravencionales cuando las respectivas infracciones resulten del mismo hecho, sin que se viole el principio non bis in idem. Cuando el caso se refiera a un mismo hecho o situacin, es aconsejable aguardar en el orden disciplinario la sentencia del tribunal penal o contravencional, para evitar pronunciamientos contradictorios. Ello no impide que la decisin penal fundada en razones de derecho sustantivo, no permita el anlisis independiente de la cuestin disciplinaria. UNIDAD 9. EL COLEGIO PBLICO DE ABOGADOS

9.1. El principio de colegialidad. La colegiacin obligatoria; su constitucionalidad. Es doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin la que reconoce que la facultad de reglamentar el ejercicio de las profesiones liberales no es contraria a los derechos constitucionales. Tan es as, que la cuestin es de aquellas que pueden considerarse insustanciales pese a su carcter federal, y buena parte de los precedentes se ocupan con ms detalle de afirmar la existencia de tal facultad, que de precisar su extensin y lmites, en especial en relacin a los poderes del Estado Nacional y las provincias (Fallos, 65 68; 97 367; 115 82, 343; 117 432; 145 47; 156 290; 164 113; 197 596; 199 202; 207 159; 214 17; 237 397; 258 315; 286 187; 302 231; 305 1094, causa C. 656 XX, Consejo Profesional de Ciencias Econmicas c. Henry Martn y Ca de noviembre 5 1985; y las citas contenidas en ella). Que esto sentado, cabe considerar si la entidad creada por la ley tiene formas de asociacin civil o gremial, impropias de su carcter de persona de derecho pblico a la que es indispensable vincularse para el ejercicio de una profesin liberal en la Capital Federal, y si resulta fruto de un empleo irrazonable del poder estatal de reglamentar el ejercicio de tales profesiones. As, se ha admitido la delegacin en organismos profesionales del control del ejercicio regular de sus labores y un rgimen adecuado de disciplinas y se ha sealado que al margen del juicio que merezca el sistema adoptado por el legislador, su razonabilidad est avalada por el directo inters de sus miembros en mantener el prestigio de su profesin, as como porque cabe reconocerles autoridad para vigilar la conducta tica en el ejercicio de aqulla (Fallos, 237 397). Esta delegacin ha alcanzado a muy diversos aspectos del ejercicio de la profesin, tales como la determinacin de la remuneracin (Fallos, 214 17) y la percepcin de aportes de terceros( Fallos, 258 315) y de sus propios miembros, en proporcin a los honorarios recibidos (Fallos, 286 187) con finalidades provisionales. El argumento central para desarrollar este primer punto gira en torno a la inscripcin obligatoria en la matrcula profesional que la Ley N 23.187 ha confiado al Colegio Pblico de Abogados de la Capital Federal. La respuesta que da la Corte Suprema de Justicia de la Nacin (caso Ferrari, Alejandro M. vs. Estado Nacional PEN CS, junio 26 1986) es sta: tal obligacin no es inconstitucional porque no implica el ingreso compulsivo a una asociacin. Si el Colegio fuera una asociacin, y la incorporacin a tal asociacin fuera impuesta obligatoriamente por la ley, el sistema pugnara con la Constitucin. Los tres votos en comn (de los doctores Caballero, Fayt y Bacqu) y los votos separados (de los doctores Petracchi y Belluscio) procuran razonar acerca de que el citado Colegio no es una asociacin, no es una forma asociativa surgida de la adhesin libre y espontnea de cada componente. El Colegio es, para el fallo, otra cosa. Sin duda, es una entidad o persona de derecho pblico, con fines pblicos, y tales fines son propios del Estado, pero ste los transfiere a la entidad que crea, en ejercicio de la facultad de reglamentar razonablemente las profesiones liberales. En el caso, se trata de la profesin de abogado como auxiliar de la administracin de justicia. Pero, por qu el Colegio no es una asociacin? Cul es la frontera ntida que deslinda lo que es una asociacin, de las entidades que no son asociaciones? Este es el punto que la doctrina est llamada a esclarecer. Para Germn J. Bidart Campos, la frontera no pasa por la naturaleza de derecho pblico o privado y, por ende, no cabe decir que si la entidad es de derecho pblico no es una asociacin, y si es de derecho privado s es una asociacin. Los partidos polticos (por ejemplo) son, sin duda, asociaciones, y su naturaleza de derecho pblico parece difcil de negar, ms all de lo que puedan decir las leyes (en tal sentido, dice bien la Corte que la naturaleza jurdica de una institucin no deriva de las definiciones legales sino de los elementos y facultades de la institucin). Cabe preguntarse, el Colegio no es una asociacin porque su origen emana de una decisin estatal, es decir, porque no ha surgido de una creacin libre y espontnea de los particulares?; no es una asociacin porque sus fines son pblicos? (los de los partidos tambin lo son, al menos para algunos autores); no es una asociacin porque quienes lo forman son nicamente los tres rganos que segn la ley lo componen (asamblea de delegados, consejo directivo y tribunal de disciplina), y no los matriculados?; no es una asociacin porque entre los matriculados no hay vnculo societario?; pero, cul es la pauta que permite decir que no lo hay? Y por qu no es una organizacin gremial? Tampoco es una organizacin profesional? Por qu? Algunos intentos aclaratorios se dieron en el voto disidente de Sagarna y Casares, que cita extensamente Belluscio. Pero sin duda hay mucho todava por dilucidar en el plano doctrinario. El tema es, de por s, arduo y confuso, y requiere alcanzar perfiles que diseen mejor lo que es una asociacin y lo que no lo es. Sobre todo porque primero hay que saber con precisin cada cosa, luego que la Corte reitera que el ingreso compulsivo a una asociacin resulta inconstitucional. En cambio, no ofrece objecin todo cuanto se dice acerca de la razonabilidad de los fines asignados al Colegio, de las cargas pblicas y los servicios personales, de la matriculacin, del poder disciplinario, de las formas participativas de consulta, de la funcin auxiliar de la justicia, de la naturalidad del grupo profesional, etc. De ah que la pregunta final sea sta: basta la razonabilidad de todo ese plexo para que sea constitucional la colegiacin compulsiva?; seguira sindolo sobre la base de aquellos fines y funciones aunque la doctrina llegara a decir (en oposicin a la Corte) que el Colegio es una asociacin?Restaran otras reflexiones acerca de la disidencia de Sagarna y Casares que cita el voto de Belluscio. La naturalidad del grupo socio profesional que forman los abogados difiere de la que es propia de todos los que realizan una actividad anloga: maestros, bancarios, comerciantes, empleados pblicos, metalrgicos, etc. etc.?; y podra imponrseles la colegiacin?, y un partido poltico no se forma tambin por afinidad de sus adherentes?