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APUNTES DE INMUNOLOGÍA 2º BACHILLER COLEGIO MARAVILLAS Herpes zoster BLOQUE V. ¿CÓMO ES Y CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO? INMUNOLOGÍA. I. PRINCIPALES TEMAS DEL CURRICULUM 1. Concepto de infección. 2. Mecanismos de defensa orgánica. 2.1. Inespecíficos. Barreras naturales y respuesta inflamatoria. 2.2. Específicos. Concepto de respuesta inmunitaria. 3. Inmunidad y sistema inmunitario. 3.1. Componentes del sistema inmunitario: moléculas, células y órganos. 3.2. Concepto y naturaleza de los antígenos. 3.3. Tipos de respuesta inmunitaria: humoral y celular. 4. Respuesta humoral. 4.1. Concepto, estructura y tipos de anticuerpos.

APUNTES DE INMUNOLOGÍA 2º BACHILLER · conocimiento exhaustivo de los procesos moleculares implicados en el desarrollo del ciclo. 10. ... Desarrollo de una enfermedad infecciosa

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APUNTES DE INMUNOLOGÍA

2º BACHILLER

COLEGIO MARAVILLAS

Herpes zoster

BLOQUE V. ¿CÓMO ES Y CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?

INMUNOLOGÍA.

I. PRINCIPALES TEMAS DEL CURRICULUM

1. Concepto de infección.

2. Mecanismos de defensa orgánica.

2.1. Inespecíficos. Barreras naturales y respuesta inflamatoria.

2.2. Específicos. Concepto de respuesta inmunitaria.

3. Inmunidad y sistema inmunitario.

3.1. Componentes del sistema inmunitario: moléculas, células y

órganos.

3.2. Concepto y naturaleza de los antígenos.

3.3. Tipos de respuesta inmunitaria: humoral y celular.

4. Respuesta humoral.

4.1. Concepto, estructura y tipos de anticuerpos.

4.2. Células productoras de anticuerpos: linfocito B.

4.3. Reacción antígeno-anticuerpo.

5. Respuesta celular.

5.1. Concepto.

5.2. Tipos de células implicadas: linfocitos T, macrófagos.

6. Respuestas primaria y secundaria. Memoria inmunológica.

7. Tipos de inmunidad. Sueros y vacunas.

7.1. Congénita y adquirida.

7.2. Natural y artificial.

7.3. Pasiva y activa.

7.4. Sueros y vacunas.

7.4.1. Importancia de las vacunas en la lucha contra las

enfermedades infecciosas.

8. Disfunciones y deficiencias del sistema inmunitario.

8.1. Hipersensibilidad (alergia).

8.2. Autoinmunidad.

8.3. Inmunodeficiencia El SIDA y sus efectos en el sistema

inmunitario.

9. El trasplante de órganos y los problemas de rechazo: células que actúan.

9.1. Reflexión ética sobre la donación de órgano

II. ORIENTACIONES

1. Definir el concepto de infección. Diferenciar infección y enfermedad

infecciosa.

2. Conocer los mecanismos de defensa orgánica, distinguiendo los

inespecíficos de los específicos.

3. Identificar y localizar las barreras naturales físicas y químicas como

primera línea de defensa del organismo.

4. Describir la respuesta inflamatoria sobre la base de una agresión a la piel,

subrayando las causas de la respuesta.

5. Distinguir entre inmunidad y respuesta inmunitaria.

6. Enumerar los componentes del sistema inmunitario e indicar su función:

moléculas, células y órganos.

7. Diferenciar respuesta humoral y respuesta celular.

8. Definir los conceptos de antígeno y anticuerpo, y describir su naturaleza.

9. Conocer la existencia de distintos tipos de anticuerpos sin entrar en su

clasificación.

10. Reconocer a los linfocitos B como las células especializadas en la

producción de anticuerpos solubles.

11. Explicar la interacción antígeno-anticuerpo.

12. Reconocer a los linfocitos T y a los macrófagos como las células

especializadas en la respuesta celular.

13. Considerar las respuestas inmunitarias primaria y secundaria como

etapas en la maduración de los linfocitos, relacionándolo con el

concepto de memoria inmunológica.

14. Conocer y distinguir los distintos tipos de inmunidad.

15. Exponer la importancia de la vacunación en la prevención y erradicación

de algunas enfermedades.

16. Reconocer como alteraciones del sistema inmunitario: la

hipersensibilidad, la autoinmunidad y la inmunodeficiencia.

17. Distinguir entre seropositivos y enfermos.

18. Reconocer la importancia del sistema inmune en la respuesta frente a

trasplantes debido a su capacidad para discriminar entre lo propio y lo

ajeno.

III. OBSERVACIONES

1. No se pretende que se explique exhaustivamente el proceso de inflamación sino sólo

mencionar los mecanismos que desencadenan las manifestaciones clínicas de dicha respuesta.

2. Cuando se trate el tema de enumerar los componentes del sistema inmunitario e indicar su

función, éste se considera que debe tener un carácter introductorio. Se sugiere la mención y el

conocimiento de la función de, al menos, los siguientes elementos del sistema inmunitario:

médula ósea, bazo, timo, ganglios linfáticos, macrófagos, neutrófilos, linfocitos, células

cebadas (mastocitos o basófilos), anticuerpos, interferón, interleucinas y sistema del

complemento.

3. Es conveniente incidir en que los antígenos son sustancias heterogéneas mientras que los

anticuerpos tienen una estructura molecular similar y en que los anticuerpos son específicos

contra los antígenos.

4. Con relación a los distintos tipos de anticuerpos, para evitar una clasificación en forma de

tabla, sería suficiente que el alumno conociera que los anticuerpos desempeñan distintas

funciones biológicas y en distintas localizaciones, y supiera indicar alguna característica

diferencial de los mismos. Por ejemplo, saber que no todos los tipos de anticuerpos atraviesan

la placenta (solo la IgG); que en el período inicial de la infección predomina notablemente un

tipo de inmunoglobulina (IgM); que en las secreciones es mayoritario otro tipo (IgA), y que un

tipo es específico de la respuesta alérgica (IgE).

5. Debe quedar claro en la explicación de la respuesta humoral que, tras la inactivación del

antígeno por el anticuerpo, sigue la fagocitosis producida por los macrófagos o neutrófilos.

6. Se deben explicar los conceptos de hipersensibilidad, autoinmunidad e inmunodeficiencia

(natural y adquirida), utilizando ejemplos para ello, por ejemplo: hipersensibilidad, las

alergias; de inmunodeficiencia, los niños burbuja o el sida; de autoinmunidad, la esclerosis

múltiple, ELA, lupus eritematoso o diabetes tipo I.

7. Respecto a las vacunas, se debe incidir que éstas producen respuesta tanto humoral

(producción de anticuerpos) como celular (activación de linfocitos T).

8. Con respecto a la importancia de las vacunas en la salud se recomienda hacer referencia a la

erradicación de la viruela y poliomielitis, así como en las esperanzas puestas en la vacuna de la

malaria o contra otros virus agresivos como Ebola, Zika, etc.

9. El ciclo del virus del SIDA deberá recoger los siguientes apartados: adsorción, penetración,

transcripción inversa, inserción en el ADN, transcripción del ARN vírico, traducción de

proteínas víricas, ensamblaje del virus y liberación (gemación). No es necesario el

conocimiento exhaustivo de los procesos moleculares implicados en el desarrollo del ciclo.

10. El alumno debe reconocer la importancia de la compatibilidad entre las proteínas de

membrana conocidas como MHC (Complejo principal de histocompatibilidad o también HLA) del

órgano donado y los linfocitos T de la persona que lo recibe

CONCEPTO DE INFECCIÓN (Diferenciar infección de enfermedad infecciosa)

Como cualquier ser vivo, los humanos han evolucionado de forma paralela o mejor

dicho coevolucionado con las bacterias de tal manera que en nuestro cuerpo

existen multitud de microorganismos que ejercen un efecto beneficioso para

nuestra integridad. Otros microorganismos pueden ejercen un efecto contrario

pudiendo desequilibrar nuestra fisiología y desencadenar diversas patologías.

El término biota o microbiota (antiguo término “flora normal”) designa a un

conjunto de microorganismos que se establecen y crecen sobre nuestra superficie

corporal (incluyendo la luz de los tubos digestivos, boca, conductos urogenitales

etc.) sin producir efectos adversos.

Los parásitos son microorganismos que viven a expensas de sus hospedadores;

cuando el crecimiento de las colonias de estos organismos ocasiona un daño a

las células, tejidos u órganos del hospedador se les puede considerar como

patógenos.

Patogenidad: Capacidad potencial de provocar una enfermedad.

Virulencia: Medida del número de microorganismos necesarios para producir una

enfermedad.

La infección, por lo tanto, es el crecimiento y colonización de microorganismos

patógenos en un individuo. Existen algunos microorganismos que pueden

convertirse en patógenos bajo ciertas circunstancias (patógenos oportunistas). La

biota normal de un organismo ocupa su superficie, la cavidad bucal y tractos

respiratorios, intestinales y genitourinarios. La colonización de estas zonas por

parte de otras bacterias que no sean la biota normal puede provocar diversos tipos

de enfermedades.

En la piel y la cavidad bucal proliferan estafilococos y levaduras que a veces

originan las típicas “espinillas” de los adolescentes (Propionibacterium acnes o los

estreptococos de las placas dentarias). En el tracto intestinal proliferan las gram

negativos como el Escherichia coli, muy útil en la síntesis de algunas vitaminas.

En las mucosas genitales abundan los hongos como el Candida albicans que

podría dar una infección si el pH se hace más ácido de lo normal.

Desarrollo de una enfermedad infecciosa

Cuando un microorganismo que no pertenece a la biota normal se introduce en

un organismo se puede producir el fenómeno conocido como enfermedad

infecciosa. Si logra atravesar nuestras barreras naturales (piel, mucosa etc)

gracias a una herida incisiva, abrasión o utilizando un vector como chinche, piojos

etc. puede ocurrir una proliferación del microorganismo extraño y provocar una

infección. Normalmente se siguen las siguientes pautas:

Adhesión a los tejidos del hospedador: Las bacterias se adhieren a algunos tipos

de células gracias a las fimbrias (Ejemplo: Neisseria)

Invasión de las células del organismo: Los agentes patógenos se introducen en

las células por endocitosis o por fusión de membranas.

Desarrollo de la infección: Si el patógeno elude los mecanismos de defensa puede

llegar a la sangre, diseminándose por todo el organismo y pudiendo provocar una

septicemia (infección generalizada). A partir de este momento puede ocurrir el

desarrollo de la enfermedad por diversas causas:

- Lesión directa o destrucción de las células o tejidos.

- Producción de factores de virulencia que facilitan la infección.

- Producción de toxinas que destruyen o inhiben los enzimas celulares.

Para evadir las defensas del hospedador las bacterias usan diversos tipos de

estrategias:

Protección frente a fagocitosis:

- Producción de cápsulas que dificultan la unión con los fagocitos.

- Producción de proteínas superficiales que interfieren el contacto con

fagocitos.

Supervivencia a la fagocitosis:

Pared con sustancias que resisten a los enzimas destructivos de los

fagocitos

Evasión del reconocimiento del sistema inmunitario:

Algunos patógenos pueden variar sus características antigénicas para

evitar ser reconocidos por los linfocitos.

1. MECANISMOS DE DEFENSA ORGÁNICA.

Inespecíficos. Barreras naturales y respuesta inflamatoria Específicos.

Concepto de respuesta inmunitaria. (Conocer los mecanismos de defensa orgánica, distinguiendo los inespecíficos de los específicos. Identificar y localizar las barreras naturales físicas y químicas como primera línea de defensa del organismo. Describir la respuesta inflamatoria sobre la base de una agresión a la piel, subrayando las causas de la respuesta. Distinguir entre inmunidad y respuesta inmunitaria)

2.1 Inespecíficos. Barreras naturales y respuesta inflamatoria

La queratina de la piel es una barrera prácticamente infranqueable para los

microorganismos; sin embargo, una quemadura extensa, una abrasión o una

herida punzante permite el paso a nuestro interior de infinidad de bacterias o

esporas. Las mucosas están formadas por un epitelio más frágil que la piel,

pero al estar bañados por líquidos sintetizados en las glándulas (saliva,

lágrimas etc.) evitan la proliferación de bacterias, (estos líquidos contienen

antibióticos naturales). Los epitelios respiratorios presentan un epitelio ciliado

que continuamente baten las sustancias inspiradas envueltas en moco y la

devuelven a la boca desde donde pueden ser expectorados o ingeridas vía

digestiva. El pH ácido de nuestro contenido estomacal evitará la proliferación

de bacterias (no obstante, el Helicobacter pilori puede resistir dicha acidez y

es capaz de provocar úlceras gástricas o duodenales).

La respuesta inflamatoria:

Aunque un organismo atraviese la barrera natural de la piel o mucosas se

encontrará con otra importante barrera defensiva que son los agentes

trasportados por la sangre y linfa circulante. Cuando se hace una herida y se

corta la piel, las células del área próxima a la incisión liberan HISTAMINA

procedente de mastocitos y basófilos que provocan inflamación y flujo de

sangre a la zona afectada. Los glóbulos blancos atraídos por estas sustancias

atraviesan por diapédesis los capilares y se acumulan en la herida

enfrentándose a los microorganismos que pudiesen haber entrado.

Posteriormente se formarán coágulos de sangre y la temperatura local

aumentará.

El efecto total de esta respuesta será el bloqueo de los posibles agentes

infecciosos gracias a la inflamación producida.

La respuesta inflamatoria está acompañada por una respuesta sistémica que

se caracteriza por la aparición de fiebre, aumento de la síntesis de hormonas

esteroideas y síntesis de proteínas hepáticas. Ocurre como consecuencia de

la irrupción de los macrófagos que segregan citoquinas proinflamatorias:

interleucinas IL-1, IL-6, IL-8, los interferones y el TNF (Factor de necrosis

tumoral).

Las citoquinas inducen la coagulación y el trasiego de neutrófilos y basófilos

hacia la herida. En casos extremos la proliferación de citoquinas tiene un efecto

adverso ya que puede llevar al organismo al shock séptico en una infección

masiva.

Los interferones son producidos cuando una célula es invadida por un virus;

estas moléculas se unen a otras células y estimulan la producción de enzimas

que bloquean la síntesis de ARNm viral. Los interferones además pueden

activar la lisis de células infectadas; favorecen la respuesta inmune; interfiere

la síntesis de ADN bloqueando la proliferación celular etc.

Células que intervienen en la respuesta inflamatoria:

Plaquetas: Trozos de los megacariocitos que taponan las redes de fibras de

trombina y fibrinógeno para tapar las heridas. Liberan serotonina que

contribuyen a la reacción inflamatoria.

Mastocitos o células cebadas: Parece que están relacionadas con los

basófilos; se encuentran asociadas a los tejidos y mucosas. En su citoplasma

abundan los gránulos (bolsas de sustancias enzimáticas) y cuando se topan

con el antígeno “estallan”, el mastocito libera su carga de histamina (

desgranulación). (Esta liberación si no la controla el organismo podría provocar

los síntomas de alergia).

Leucocitos basófilos: Su núcleo puede estar multinucleado y tiene afinidad

por los colorantes básicos como la hematoxilina. No son fagocitos y también

están cargados de histamina y leucotrienos que contribuyen a la reacción

inflamatoria. Linfocitos NK. (natural killer): Son citotóxicos no tienen memoria

de sus encuentros anteriores con los mismos antígenos; por lo tanto, no son

específicos. Son capaces de destruir células infectadas por virus y células

tumorales a las que induce la apoptosis.

Fagocitos: Son células que se mueven de una forma ameboide (emiten

pseudópodos) y con capacidad fagocitaria, capaces de destruir sustancias

extrañas y también células tumorales y envejecidas a las que engloba y digiere

en su citoplasma. Existen cuatro grupos principales:

- Leucocitos eosinófilos: Con núcleo lobulado y abundantes

granulaciones en su citoplasma, se tiñen de rojo con Eosina. Las

infectaciones por tenias atraen a estas células que provocan en

el parásito citotoxicidad y neurotoxicidad.

- Leucocitos neutrófilos polimorfonucleares Se tiñen con

Giemsa, contiene gránulos azurófilos (peroxisomas) y otros

cargados de lizosima. Son atraídos por los leucotrienos.

- Monocitos: Presentan un gran núcleo y una gran cantidad de

lisosomas. Se pueden encontrar en la sangre y la linfa, pudiendo

escapar por diapédesis de los capilares sanguíneos,

transformándose después en macrófafgos. - Macrófagos

tisulares: Junto a los monocitos y polimorfonucleares se les

denominaba sistema retículo endotelial. Son atraídos

quimiotácticamente. Intervienen además en la destrucción de

células envejecidas y células tumorales. Cuando los macrófagos

emigran y van a los tejidos pueden fijarse a ellos recibiendo

distintos nombres: Histiocitos (tj conjuntivo); Alveolares

(pulmones); Células de Kupffer (hígado); Osteoclastos (tj óseo);

Células de la Microglía (tj.nervioso) etc. etc.

En resumen:

- producción del estímulo (herida, traumatismo, infección etc.)

- las células lesionadas liberan los mediadores de la inflamación:

- Factor de estimulación de leucocitos.

- Leucotrienos.

- Histamina y bradiquinina

- Prostaglandinas E estos mediadores causan sobre los

capilares los siguientes efectos:

o Aumento de la cantidad de leucocitos en sangre o

Vasodilatación

o Aumento de la permeabilidad capilar o Activación de

fagocitos o Quimiotactismo de los fagocitos

consecuencias finales:

o Presencia de un mayor número de leucocitos sobre la zona

afectada.

o La vasodilatación incrementa el riego sanguíneo y afluyen los

elementos necesarios (leucocitos, anticuerpos, moléculas de

complemento).

o Los fagocitos salen de los capilares por diapédesis.

o El Fibrinógeno extravasado coagula y aísla la zona afectada.

2.2 Específicos. Concepto de respuesta inmunitaria.

En este tipo de respuesta se observa una identificación altamente específica

del invasor a través del glucocálix de la superficie de un tipo especial glóbulo

blanco: LOS LINFOCITOS.

Si intervienen los linfocitos B la respuesta se denomina humoral. Si intervienen los

linfocitos T se denomina respuesta celular.

En primer lugar, ocurre un reconocimiento de la sustancia, partícula u

organismo invasor. Después una etapa de diferenciación de linfocitos y más

tarde una respuesta efectora en la que se pone en marcha una serie de

mecanismos que acaban por destruir al agente invasor.

Cuando ocurre el primer contacto con del sistema inmune con un antígeno

(sustancia química, esporas, virus, bacterias, protozoo etc. etc.) cualquiera se

inicia la respuesta primaria que además de eliminar al invasor provoca la

diferenciación de células que quedan preadaptadas para poder identificar ese

invasor; estas células se denominan células de memoria. En posteriores

encuentros con el mismo antígeno, las células de memoria producirán una

respuesta secundaria que es más contundente, rápida y eficaz que la

respuesta primaria. Además, este tipo de respuesta se dará exclusivamente

para ese antígeno y no otro.

3. INMUNIDAD Y SISTEMA INMUNITARIO.

3.1. Componentes del sistema inmunitario : moléculas, células y órganos. 3.2. Concepto y naturaleza de los antígenos. 3.3. Tipos de respuesta inmunitaria: humoral y celular.

(Enumerar los componentes del sistema inmunitario e indicar su función. Diferenciar respuesta humoral y respuesta celular.)

3.1. Componentes del sistema inmunitario.

Los vasos y ganglios

linfáticos forman parte del

sistema linfático. El exceso

de líquido intersticial que

genera el sistema

circulatorio, para

alimentar

las células, es recuperado

por este sistema. Una vez en

los vasos, la linfa llega a los

ganglios linfáticos por las vías

aferentes y sale por el único

vaso eferente. La sangre

entra en el ganglio por una

arteriola y sale por una

vénula. De esta manera la

sangre recupera parte del

líquido recogido por la linfa.

En los ganglios linfáticos es

donde se produce el

encuentro de los agentes

infecciosos con los linfocitos.

También por esta razón las

células tumorales se

encuentran con los linfocitos

en los ganglios donde se

produce la destrucción de las

mismas y la consecuente inflamación. Tanto es así que un primer

diagnóstico de un proceso cancerígeno pasa por palpar los ganglios

axilares o inguinales.

Este sistema no tiene una localización tan precisa como el hígado o los

pulmones, lo cual resulta lógico si imaginamos que los agentes que pueden

infectar a nuestro organismo pueden entrar por cualquier sitio. Además, existen

órganos donde se fabrican células especializadas (órganos primarios) y otros

donde se almacenan (órganos secundarios)

Los órganos primarios son la médula ósea de los huesos planos y huesos

largos y el timo. En la médula ósea se encuentran las “stem cells”, o células

madre hematopoyéticas, a partir de ellas se generan las demás células

sanguíneas. De esta manera se fabrican los linfoblastos que son células

precursoras de los linfocitos.

Los linfoblastos maduran y se convierten en linfocitos T si el proceso tiene lugar

en el Timo o en linfocitos B si el proceso tiene lugar en la propia médula ósea

(bone marrow). Cuando han madurado los linfocitos van al torrente circulatorio

hasta que llegan a algún órgano secundario: ganglios linfáticos, amígdalas,

bazo, vegetaciones, apéndice vermiforme y placas de Peyer. En estas zonas

se activan y comienzan su acción inmunológica volviendo posteriormente al

torrente circulatorio.

3.2. Concepto y naturaleza de los antígenos.

Las moléculas o microorganismos, esporas etc. ajenas a un organismo y que

pueden ser reconocidas como tales y que además pueden desencadenar una

respuesta inmunitaria reciben el nombre general de ANTÍGENOS.

Características:

- Son moléculas de gran tamaño, generalmente heteroproteínas y

heteropolisacáridos. Otras moléculas sintéticas pueden actuar como

antígenos. Algunas moléculas de baja masa molecular como los haptenos

que, unidas a proteínas del organismo, pueden comportarse como antígeno. -

Pueden ser moléculas libres o moléculas que forman parte de determinadas

estructuras biológicas (glucocalix, flagelos, pared y cápsulas bacterianas,

cápsidas y envueltas de virus etc.)

- Para que el sistema inmune pueda desencadenar una respuesta cuando

detecta al antígeno, es necesario que sean reconocidos como tales. Esto se

consigue cuando ocurre la unión selectiva de los antígenos a ciertas moléculas

denominadas receptores antigénicos situados en la membrana plasmática

de algunas células. Existe una complementariedad entre la estructura espacial

de los antígenos y sus receptores. La unión del antígeno al receptor se hace

gracias al epítopo o determinante antigénico que está formado por una corta

cadena de aminoácidos. Una molécula antigénica puede tener varios

determinantes antigénicos.

3.3. Tipos de respuesta inmunitaria: humoral y celular (ver punto 5)

RESPUESTA HUMORAL:

Es el conjunto de mecanismos inmunitarios en los que intervienen proteínas

específicas fabricadas contra los antígenos extraños que se difunden por todos

los fluidos del organismo. Estas proteínas se denominan ANTICUERPOS, se

difunden por la sangre, la linfa y los tejidos intersticiales. Estos anticuerpos los

sintetizan los linfocitos B.

Linfocitos B: Se forman y diferencian en la médula roja ósea. Es en esta

médula donde adquieren su capacidad de síntesis de los anticuerpos; también

es en esta médula donde se generan millones de linfocitos B genéticamente

distintos que sintetizaran los distintos anticuerpos conocidos que a su vez

podrán unirse a los posibles antígenos que penetren en nuestro organismo.

Parece ser que la fragmentación del ADN y su posterior reorganización es el

mecanismo responsable de la aparición de las distintas cepas de linfocitos B.

En el caso de la especie humana los genes implicados se localizan en los

cromosomas 2,14 y 22. Se calcula que se pueden sintetizar unos mil millones

de anticuerpos diferentes y cada linfocito solo podrá fabricar un solo tipo de

anticuerpo.

Los linfocitos B generalmente no están diferenciados y los que lo están no son

activos. Para activarlos hace falta que un antígeno cualquiera sea reconocido

por un linfocito B de una manera específica. Siempre habrá un linfocito B que

será capaz de reconocer al antígeno, cuando esto ocurre los linfocitos B se

activan y ser reproducen rápidamente originando una serie o clon de células

productoras del mismo tipo de anticuerpo. Por lo tanto la irrupción del antígeno

es lo que provoca la selección del clon celular (Hipótesis de la selección

clonal elaborada por F.M.Burnet). Los linfocitos que no se toparon con el

antígeno no se activan, pero siguen dispuestos para encontrarse con éste u

otros antígenos.

Los linfocitos B cuando se activan se transforman en las denominadas “células

plasmáticas” que son de gran tamaño y sintetizan alrededor de 10000

moléculas / minuto. Otros linfocitos B se transforman en células de memoria

que tiene una vida limitada y serán una reserva inmunitaria para responder

rápidamente cuando ocurra un contacto con el mismo tipo de antígeno. Los

dos tipos de linfocitos B se acumulan en la zona cortical de los ganglios

linfáticos, desde donde pasarán a la linfa y posteriormente a la sangre. Parece

ser que las interleucinas o interleuquinas son las responsables de la activación

de los linfocitos B y son fabricadas por los linfocitos T y los macrófagos.

4.1. Concepto, estructura y tipos de anticuerpos.

4.2. Células productoras de anticuerpos: linfocitos B.

4.3. Reacción antígeno-anticuerpo.

5. Respuesta celular.

5.1. Concepto.

5.2. Tipos de células implicadas: linfocitos T, macrófagos.

(Diferenciar respuesta humoral y respuesta celular. Definir los conceptos de antígeno y anticuerpo, y describir su naturaleza. Conocer la existencia de distintos tipos de anticuerpos sin entrar en su clasificación. Reconocer a los linfocitos B como las células especializadas en la producción de anticuerpos solubles. Explicar la interacción antígenoanticuerpo. Reconocer a los linfocitos T y a los macrófagos como las células especializadas en la respuesta celular.)

4.1. CONCEPTO, ESTRUCTURA Y TIPOS DE ANTICUERPOS.

Se denominan también como inmunoglobulinas o gammaglobulinas y son

proteínas con un resto glucídico. Básicamente están compuestos por dos

cadenas pesadas (de unos 430 aminoácidos) y dos cadenas ligeras de unos

210 aminoácidos), respectivamente H y L que son idénticas entre sí, es decir

las L entre si y las H entre si, son idénticas en cada anticuerpo. La fracción

pesada y la ligera están unidas por puentes disulfuro, igualmente las dos

cadenas pesadas también están unidas por puentes disulfuro, dando lugar a

una estructura en forma de “Y” griega. Cuando esta estructura se pliega da

lugar a formas espaciales complejas.

Cada molécula de anticuerpo tiene una región constante que es idéntica para

cada uno de los tipos de inmunoglobulina, pero diferentes entre ellos. La región

constante es la responsable de la unión con el Linfocito B, a los fagocitos o al

complemento. Es la zona que corresponde a la base de la Y.

TIPOS DE ANTICUERPOS: (según la composición de sus polipéptidos)

Inmunoglobulina G (IgG) : Son monoméricas, se encuentran en la sangre y en líquidos intersticiales. Facilitan la fagocitosis y estimulan la activación del complemento (es un grupo de proteínas defensivas que están en el plasma sanguíneo y que actúan con gran

rapidez; complementa la acción de los anticuerpos. Sirven como mediadores en la respuesta inflamatoria. Intervienen en la opsonización [marcado con moléculas que servirán de puente entre fagocitos y antígenos] de células extrañas y también pueden provocar la lisis de células invasoras)

Puede neutralizar las exotoxinas y son capaces de atravesar las membranas

placentarias inmunizando al feto. Son muy abundantes en la respuesta

secundaria.

Inmunoglobulina A (IgA): Son monoméricas (en sangre) o diméricas (en

secreciones). En el tracto digestivo protege las mucosas de invasiones

microbianas o víricas al unirse a componentes segregados por las células

epiteliales.

Inmunoglobulina M (IgM): Son pentaméricas, se encuentran en la sangre,

líquidos intersticiales y membranas de los linfocitos B, donde pueden

reconocer a los antígenos. Son muy eficaces en la activación del complemento

y precipitando los antígenos solubles. Son las primeras Ig que se segregan

cuando se tiene un primer contacto con el antígeno.

Inmunoglobulina D (IgD): Son monoméricas. Se observan en las membranas

de los linfocitos B, por lo que participan en el reconocimiento de antígenos y

en la estimulación de la producción de otros anticuerpos.

Inmunoglobulina E (IgE): Son monoméricas. Pueden encontrarse en la

sangre y en los líquidos extracelulares, Cuando se unen a los leucocitos

eosinófilos provocan su desgranulación y liberación de enzimas digestivos y

de otras moléculas que actúan sobre estructuras que no se pueden fagocitar

(parásitos metazoos). Si se unen a mastocitos y basófilos también provoca su

desgranulación y liberación de sustancias enzimáticas. Muchos procesos

alérgicos están relacionados con esta liberación masiva de sustancias

enzimáticas.

Funciones de los anticuerpos:

- Neutralización del antígeno. Igualmente neutralizan las toxinas que

liberan ciertos tipos de microorganismos. Pueden asociarse a

cápsidas virales neutralizándolos.

- Precipitación de los agregados antígeno-anticuerpo, despejando el

camino para el ataque de los fagocitos.

- Aglutinación de las células cuyo determinante antigénico se asocia a

las proteínas del anticuerpo, facilitando su destrucción.

- Indirectamente contribuyen a la opsonización y a la activación del

complemento.

4.2 Células productoras de anticuerpo. Linfocitos B

Estos linfocitos provienen proceden de la médula roja-ósea, en el feto proviene del hígado. En su desarrollo adquieren unos receptores de superficie que son anticuerpos, denominados BCR(1) capaces de reconocer directamente a los antígenos de los patógenos que son capturados mediante una endocitosis. Estos antígenos se engarzan en receptores MHC-II y serán presentados a los linfocitos Th-2, los cuales activarán a linfocitos B que se transformarán en células plasmáticas productoras de anticuerpos.

4.3. Reacción antígeno-anticuerpo.

Las reacciones antígeno-anticuerpo se estudian más fácilmente "in vitro" utilizando preparaciones de antígenos y antisueros. El estudio de las reacciones antígeno-anticuerpo "in vitro" se denomina serología y es de especial importancia en la microbiología diagnostica. En las reacciones antígeno-anticuerpo se distinguen 2 fases: la primera consiste en la unión del antígeno con el anticuerpo y la segunda en las manifestaciones que resultan de dicha unión. La primera fase se realiza por la combinación de áreas pequeñas tanto del antígeno como del anticuerpo, denominadas respectivamente determinante antigénico y sitio activo, que al unirse forman un complejo antígeno-anticuerpo. La reacción es reversible, siguiendo, por consiguiente, la ley de acción de masas y existen factores externos que pueden modificar dicha unión, como son: el pH, la temperatura y la fuerza iónica. Dependiendo de la naturaleza del antígeno y del anticuerpo y de las condiciones de la reacción se pueden observar diferentes tipos de reacciones serológicas:

Neutralización Mediante anticuerpos específicos se pueden neutralizar toxinas, virus o enzimas.

Precipitación La reacción de precipitación ocurre cuando se combina un anticuerpo, por lo menos divalente, con un antígeno soluble y esto conlleva a la formación de agregados que precipitan. Como las reacciones de precipitación son fácilmente observables "in vitro", éstas resultan pruebas serológicas muy útiles, especialmente para medir concentraciones de anticuerpos.

Aglutinación Cuando un antígeno particulado reacciona con su anticuerpo específico (divalente por lo menos) se observa la formación de grumos o agregados de estas partículas, esto se conoce como aglutinación. También se pueden aglutinar glóbulos rojos y este fenómeno se conoce como HEMAGLUTINACION. Los anticuerpos pueden reaccionar con antígenos de los glóbulos rojos, u otros antígenos que se pueden adsorber a los glóbulos rojos y observarse hemaglutinación cuando se una el anticuerpo específico.

SISTEMA DE COMPLEMENTO

Representación simplificada del sistema del complemento. La activación del sistema del complemento puede realizarse por tres vías (clásica, alternativa y de las lectinas). Todas ellas conducen, finalmente, a la producción de C3b (no se representan los pasos previos); esta molécula actúa sobre C5, escindiéndolo en C5a y C5b, iniciándose a partir de ahí una activación en cadena (vía común) en la que se genera el complejo de ataque a la membrana, que se incrusta en la membrana celular, formando poros a través de los cuales entran agua y sodio en la célula, lo que provoca su lisis osmótica.

LA RESPUESTA CELULAR

5.1 Concepto.

5.2 Tipos de células implicadas:

linfocitos T, macrófagos.

La respuesta inmunitaria innata y adaptativa se llevan a cabo mediante una gran

variedad de células que en conjunto se denominan leucocitos o glóbulos blancos

y por moléculas solubles que estas excretan.

Definir el papel que juegan los linfocitos T en el organismo es relativamente

complejo ya que es necesario estudiar su morfología celular y posteriormente

estudiar su relación con otras células y con los antígenos para poder entender su

actividad fisiológica. Así que vamos por partes:

Los linfocitos T maduran en el Timo. Son los responsables de la llamada

inmunidad celular específica. En su membrana presentan los receptores TCR que

son capaces de reconocer antígenos específicos que las células presentadoras

(macrófagos) ensamblan en su complejo mayor de histocompatibilidad (MHC).

Este complejo son proteínas que actúan como receptores antigénicos específicos

que digiriendo las proteínas antigénicas de un invasor las ensambla (presentan)

con otras proteínas en su MCH.

Existe tres tipos de linfocitos T:

1- Linfocitos T auxiliares o colaboradores, Presentan en su membrana la

glucoproteína CD4. Se distinguen dos tipos:

- Inflamatorios (Th1) Activan los macrófagos infectados por

patógenos intracelulares y estimulan a los T citotóxicos.

- Auxiliares (Th2) (“helpers”). Ayudan a los linfocitos B para la

segregación de anticuerpos.

2- Linfocitos T citotóxicos o citolíticos (CTL) destruyen las células cancerosas

o infectadas por virus, En su membrana está la proteína CD8

3- Linfocitos T supresores. Se sabe que producen acciones supresoras de la

respuesta inmunitaria mediadas por linfocitos T.

Linfocotos no B no T: Representan el 3% de los linfocitos, aunque su papel

puede ser muy importante en ciertas patologías.

Estas células no reconocen los antígenos. Tras la infección no aumentan su

número ni originan memoria inmunológica: Son dos: las células K y las NK

(natural killer)

Células K: Se denominan células asesinas. Atacan a las células recubiertas por

anticuerpos y segregan porfirinas para destruirlas; no distinguen los distintos tipos

de anticuerpos.

Células NK: Destruyen las células infectadas por virus, las cancerosas y las

células de tejidos trasplantados. No son activas cuando se unen a las células del

propio organismo y pueden producir linfocinas que regulan a los linfocitos T y B.

Macrófagos:

Se encuentran repartidos por todo el organismo. Monocitos y macrófagos acuden al foco de infección atraídos por los factores quimiotácticos, una vez encontrado el patógeno lo destruyen por fagocitosis. Intervienen también en la destrucción de células tumorales y envejecidas.

RECEPTORES ANTIGÉNICOS Los receptores TCR son capaces de distinguir millones de

estructuras antigénicas diferentes. Están formados por

cadenas polipeptídicas diferentes, presentando regiones

variables y otras constantes al igual que los anticuerpos. La

fracción constante se encuentra anclada a la membrana y la

variable se proyecta al exterior. La fracción constante se

asocia a otras proteínas de la membrana denominadas

complejo CD3

EL COMPLEJO PRINCIPAL DE HISTOCOMPATIBILIDAD (MHC)

Cuando una célula presentadora de antígenos captura un microorganismo

patógeno, degrada sus proteínas a fragmentos peptídicos sencillos.

Posteriormente estos péptidos se asocian a las proteínas del complejo principal de

histocompatibilidad, quedando expuestas en la membrana plasmática de las células

presentadoras.

Este complejo esta codificado por genes que

presentan muchas formas alélicas diferentes

entre los individuos de la misma especie por lo

que se le puede considerar como un auténtico

DNI celular. Existen dos grupos de proteínas de

MHC:

MHC clase I: Están presentes en todas las células

nucleadas y están implicadas en la presentación

antigénica a las células T citotóxicas (CD8).

Responde a antígenos endógenos. Todas las

células de nuestro organismo que están

infectadas por virus o que esté sufriendo un

proceso tumoral, sintetizan proteínas que los

linfocitos T citotóxicos pueden reconocer.

MHC clase II: Se expresan en células

presentadoras de antígenos como los macrófagos, células dendríticas, células de

Langerhans epidérmicas, mucosas, células B etc. todas implicadas en el procesamiento de

antígenos exógenos y posterior presentación antigénica a las células T (CD4), liberando

citocinas capaces de actuar sobre células diana.

6. Respuestas primaria y secundaria. Memoria inmunológica.

Cuando un organismo tiene un primer contacto con un antígeno se provoca la

denominada “respuesta primaria”, en ella la cooperación celular y la consiguiente

liberación de anticuerpos no suele detener el proceso infeccioso; sin embargo, las

células que han guardado la memoria de ese encuentro han formado un clon de

linfocitos. Si existe un segundo contacto con el mismo antígeno se provocará una

respuesta más rápida y con una mayor producción de anticuerpos que destruirá

al agente invasor. Esta respuesta se denomina “secundaria” y se puede

considerar como el fundamento de las vacunas.

7. Tipos de inmunidad. Sueros y vacunas.

7.1. Congénita y adquirida.

7.2. Natural y artificial.

7.3. Pasiva y activa.

7.4. Sueros y vacunas.

La inmunidad innata, congénita o natural es la que posee un organismo en el

momento de su nacimiento y no depende de los agentes infecciosos con los haya

tenido contacto. Por lo tanto, es una inmunidad inespecífica y no discrimina los

diversos antígenos. Ejemplo: Los humanos no padecemos el “moquillo” de los

perros, ni ellos sufren la gripe humana.

La inmunidad adquirida o adaptativa es la que un organismo va madurando y

ampliando a lo largo de su existencia; por lo tanto, depende de mecanismos de

defensa específicos que provocan la presencia de una memoria inmunológica.

Pude adquirirse de forma natural o artificial, por lo tanto podemos describir los

siguientes tipos:

- Inmunidad adquirida naturalmente de forma activa: se adquiere

cuando se ha sufrido y superado cualquier infección. Por

ejemplo, la que se obtiene cuando se ha padecido el sarampión.

- Inmunidad adquirida naturalmente de forma pasiva: ocurre

cuando una madre cede anticuerpos a un feto durante el

embarazo (superando la barrera placentaria)

- Inmunidad adquirida artificialmente de forma activa: La que se

consigue gracias a la repuesta secundaria cuando se

suministran vacunas. Por ejemplo, la vacuna contra la polio o la

hepatitis B

- Inmunidad adquirida artificialmente de forma pasiva: es la que

se consigue cuando a un individuo afectado se le suministra

anticuerpos contra un tipo determinado de bacterias. Por

ejemplo, el suero antitetánico que se le da a personas de las que

se sospecha que pudiesen estar infectadas.

Es necesario recalcar que estos dos tipos de inmunidad (natural y adquirida) no

actúan independientemente y descoordinadamente. Los macrófagos comienzan

su actividad inespecífica como parte de la respuesta innata, viajan por el torrente

linfático y llegan a los ganglios y otros órganos linfoides secundarios como células

presentadoras de antígenos marcando el inicio de la respuesta específica.

Posteriormente los anticuerpos opsonizan los organismos infectantes para que

puedan ser reconocidos por los fagocitos que desde este momento son capaces

de distinguir las bacterias o virus extraños. Por lo tanto, le mecanismo inicial de la

inmunidad natural se ve potenciado unas 4000 veces gracias a la inmunidad

adquirida.

Las vacunas (inmunización activa), se fabrican con estructuras víricas como las

cápsulas proteicas o incluso virus atemperados (pasados por rayos UV) que ya

no tienen poder infectivo pero que pueden provocar en el organismo una

respuesta primaria. Resulta obvio que, si ese mismo organismo se pusiese en

contacto con el virus completo por segunda vez, desarrollaría rápidamente una

respuesta secundaria bloqueando la infección. Por lo tanto, las vacunas suelen

ponerse de una manera profiláctica; en Andalucía tenemos un plan o calendario

de vacunaciones para que los escolares no queden infectados de las principales

enfermedades virales. Se evitan de esta manera enfermedades potencialmente

peligrosas que podrían desembocar en un aumento de la mortalidad infantil.

Igualmente ocurre con el sistema de complemento que se inicia con la vía

alternativa gracias a la inmunidad natural y potencia su acción al activarse

mediante la vía clásica.

La administración de sueros (inmunización pasiva) sintetizados en otros

organismos, suelen darse a pacientes de los que se sospeche que han tenido

contacto con bacterias conocidas como la que provoca el tétanos Clostridium

tetani. Si a este individuo le damos directamente suero antitetánico tendrá más

posibilidades de superar la infección. En este caso la administración de la vacuna

no tiene mucho sentido puesto que si ya ha sido infectado su organismo

necesitaría al menos 14 días para provocar una respuesta secundaria y esa

espera podría acabar con su vida.

La sueroterapia consiste en la inyección directa de anticuerpos específicos o de

linfocitos T contra las toxinas de algún microorganismo con el fin de tratar

enfermedades infecciosas. No provoca memoria inmunológica y se emplea contra

el tétanos, la difteria o contra venenos de víboras (Vipera latastei). En la

antigüedad se extraía el suero de organismo que previamente habían sido

infectados; hoy día, se usa ingeniería genética para la obtención de sueros.

8. Disfunciones y deficiencias del sistema inmunitario.

8.1. Hipersensibilidad (alergia).

8.2. Autoinmunidad.

8.3. Inmunodeficiencia.

8.3.1. Inmunodeficiencia adquirida: el SIDA y sus efectos en el sistema

inmunitario.

8.1. Hipersensibilidad (alergia).

Una respuesta excesiva por parte del sistema inmunitario puede provocar graves

lesiones en el organismo. En esta respuesta pueden intervenir tanto los

anticuerpos como los linfocitos T. Existen cuatro tipos distintos:

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO I, INMEDIATA O ANAFILÁCTICA:

Se la conoce como reacción alérgica o alergia; el desarrollo es muy rápido, en

torno a los 15 minutos tras su exposición al antígeno (alérgeno). Los alérgenos

más comunes son: Fosfolipasa A de las abejas. Proteínas del polen de olivos,

cereales etc. Esporas de mohos. Las heces de los ácaros del polvo. Pelos de

perros y gatos. Antibióticos como la penicilina o sulfamidas. Algunos alimentos

como mariscos, cacahuetes etc.

En estos casos la primera exposición al alérgeno provoca el estímulo de los

linfocitos Th, estos a su vez estimulan a los linfocitos B. Posteriormente los

Linfocitos B producen inmunoglobulinas IgE que se unen por su zona constante

a los leucocitos basófilos y a los mastocitos(células cebadas de Erlich)

(sensibilización). Parece que un déficit genético de los linfocitos Ts podría ser la

causa final de las alergias. Tras la sensibilización un nuevo contacto con el mismo

alérgeno, éste se uniría las IgE fijadas previamente a los mastocitos y basófilos,

provocando su desgranulación y liberando consecuentemente histamina,

protaglandinas y leucotrienos; estas sustancias pueden provocar en el

organismo inflamación cutánea, enrojecimiento, hinchazón, picores, aumento de

la secreción nasal y lacrimal.

También pueden provocar contracción de los músculos de bronquios y

bronquiolos que generan dificultades respiratorias, asma o una vasodilatación

generalizada pudiendo producir la muerte por asfixia o por un descenso acusado

de la presión sanguínea (shock anafiláctico)

Para tratar estos casos se usan antihistamínicos y medicamentos que aumentan

la presión sanguínea y broncodilatadores. Sin embargo, la mejor solución consiste

en la desensibilización que se produce cuando, una vez identificado el alérgeno,

se le suministra al paciente pequeñas dosis crecientes de ese mismo alérgeno

que provoca la aparición de IgG, de esta manera la IgE no se une a los leucocitos

basófilos ni a los mastocitos, aumentando también la producción de linfocitos Ts.

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO II o CITOTÓXICA

Los responsables son los anticuerpos IgM o IgG que se unen a antígenos

pertenecientes a células humanas, así se activa el complemento por la vía clásica

y terminando con la lisis de las células. Este tipo de hipersensibilidad son los

responsables de las enfermedades autoinmunes y de la compatibilidad de los

grupos sanguíneos.

Ejemplos:

Anemia hemolítica autoinmune

Síndrome de Goodpasture

Enfermedad hemolítica del recién nacido

Miastenia gravis

Pénfigo

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO III O MEDIADA POR COMPLEJOS

INMUNITARIOS

Muy parecido al caso anterior, pero aquí los antígenos no son de la membrana

celular, sino que viajan libremente por la sangre. Los complejos antígenos

anticuerpos no son eliminados por los macrófagos, esto provoca una activación

excesiva del sistema de complemento y una excesiva segregación enzimática

que podría dañar a algunos tejidos y consecuentemente a órganos vitales.

Algunas infecciones crónicas pueden desencadenar este cuadro clínico;

también ocurre en algunas enfermedades antoinmunes.

Ejemplos:

Poliartritis nudosa

Glomerulonefritis post-estreptococica

Lupus erisujetotoso sistémico

HIPERSENSIBILIDAD DE TIPO IV O RETARDADA

Se denomina así porque su efecto tarda más que en los casos anteriores, incluso

varias semanas después de la exposición al antígeno.

En este tipo no intervienen los anticuerpos, sino un clon de linfocitos idénticos.

Después de la sensibilización una segunda exposición al mismo alérgeno, los

linfocitos T liberan linfocinas que provocan la estimulación de macrófagos y

desencadenan un proceso inflamatorio. Este proceso puede dar lugar a dermatitis

de contacto (con picor y erupciones) originadas por cosméticos, fibras sintéticas,

bisutería o plantas en contacto con la piel.

La reacción granulomatosa es un caso grave de hipersensibilidad retardada que

provoca daños en tejidos internos con formación de nódulos con inflamaciones

continuas como las que se dan en casos extremos de tuberculosis y lepra.

Ejemplos:

Enfermedad de Crohn

Lepra

Tuberculosis

Sarcoidosis

Esquistosomia

8.2 Autoinmunidad

Sin duda, una de las características más importantes del sistema inmunitrario es la

tolerancia hacia las células y los tejidos propios. Las células del embrión cuando

se han diferenciado nunca serán consideradas como ajenas. Sin embargo, en

ocasiones este reconocimiento falla de tal manera que se atacan inmunitariamente

las células y tejidos del propio individuo.

No se conocen con exactitud las causas que provocan este ataque. Se han

descrito casos en los que después de una enfermedad infecciosa se provoca un

ataque autoinmune. En otros casos se han descrito estos procesos después de

un episodio de estrés importante. Básicamente se han descrito factores genéticos,

sexuales (a las mujeres afecta en mayor proporción que a los hombres) y

ambientales.

La enfermedad autoinmune puede considerarse como específica de órgano o

no específica de órgano. En el primer caso se refieren a antígenos presentes

exclusivamente en un tejido blanco, aumentando la producción de anticuerpos

(ejemplo: la miastenia gravis; tiroiditis de Hasaimoto; anemia perniciosa;

enfermedad de Addison; diabete mellitus isulinodependiente) y la segunda

corresponden a antígenos ampliamente distribuidos y que no corresponde a un

órgano concreto (lupus eritromatoso). Puede ocurrir que una patología como el

infarto de miocardio genere anticuerpos frente a antígenos cardíacos.

Otras enfermedades autoinmunes cursan con producción de autoanticuerpos que

reconocen proteínas de la superficie celular (anemia hemolítica). En esta última

enfermedad se observó que la vitamina B12 necesita un factor intrínseco proteico

para ser absorbida; en algunas personas este factor se bloquea y la vitamina no

puede ser absorbida gracias a la aparición de un autoanticuerpo.

En ocasiones el proceso esta mediado por células T autoreactivas (esclerosis

múltiple). En esta enfermedad la presencia de linfocitos T portadores de CD4

induce una respuesta inflamatoria que afecta a la formación de la vaina de mielina.

Esto se traduce en desarreglos neurológicos alterando la visión o la motricidad.

En la diabetes mellitus de tipo I se generan células autorreactivas que destruyen

las células de los islotes del páncreas.

La solución a estos problemas pasa por la administración de antiinflamatorios e

inmunosupresores. Uno de los más usados en la actualidad es el Tacrolimus y

Sirolimus. Estas drogas también se usan en los trasplantes para evitar el

reconocimiento del tejido u órgano ajeno.

8.3 Inmunodeficiencia: La inmunodeficiencia es la incapacidad para desarrollar una respuesta inmunitaria adecuada ante la presencia de antígenos extraños, por lo tanto, no son eliminados y consecuentemente los antígenos pueden causar lesiones al hospedador. Si es el caso de una bacteria (el agente invasor), la persona con esta deficiencia presentará infecciones recurrentes.

INMUNODEFICIENCIAS CONGÉNITAS O HEREDADAS:

No son frecuentes, suelen ser graves y se desarrollan en los primeros años de vida:

QUE AFECTAN A BARRERAS INESPECÍFICAS:

Enfermedad granulomatosa crónica: Enfermedad hereditaria, ligada al

cromosma X. Los neutrófilos no son funcionales. Deficiencia del C5 del complemento: Presenta una proteína anormal que evita el correcto funcionamiento del complemento.

QUE AFECTAN A BARRERAS ESPECÍFICAS:

Agammaglobulinemia. Está ligada al cromosoma X, Los linfocitos B no pueden fabricar anticuerpos.

Síndrome de Di-George. El individuo afectado carece de Timo, entonces los linfocitos T no maduran. Inmunodeficiencia combinada grave: Los linfocitos T y B son deficientes lo que provocan infecciones recurrentes y graves que acaban con la vida del individuo. Necesitan trasplante de médula ósea.

INMUNODEFICIENCIAS ADQUIRIDAS

En este tipo de enfermedades, más frecuentes que las inmunodeficiencias congénitas, la deficiencia inmunitaria no tiene origen genético y aparece en cualquier momento de la vida como consecuencia de diversos factores, entre los que figuran la leucemia, la exposición a radiaciones o el tratamiento durante largo tiempo con inmunosupresores como los esteroides. Asimismo, algunas enfermedades graves que debilitan el sistema inmunitario pueden provocar su aparición. Entre las inmunodeficiencias adquiridas más graves, se encuentra el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), producido por el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), que ataca y destruye los linfocitos Th. La inmunodeficiencia provocada impide una defensa eficaz contra los antígenos microbianos y contra las células tumorales, por lo que la persona afectada sufre infecciones importantes y desarrolla algunos tipos de cánceres.

El VIH es un retrovirus, es decir, tiene ARN como material genético.

En concreto, posee dos cadenas iguales de ARN monocatenario, una

transcriptasa inversa, una proteasa y una integrasa. Su cápsida es

icosaédrica y tiene una compleja cubierta lipoproteica donde se aprecia una

proteína GP120 y una proteína GP41.

El proceso infeccioso de la enfermedad se desarrolla de la siguiente manera

1. El VIH penetra en el cuerpo de una persona sana procedente de otra persona infectada. El virus se localiza en la sangre y en otros fluidos orgánicos como el semen y las secreciones vaginales, desde donde accede al nuevo hospedador Los principales mecanismos de transmisión son: • Directamente a través de la sangre, por transfusiones o por medio de jeringuillas contaminadas.

• Mediante relaciones sexuales en las que el semen o bien las secreciones vaginales entren en contacto con micro heridas y erosiones por las que el virus pueda introducirse.

• De madre a hijo, generalmente durante la gestación o el parto.

La transmisión del VIH no se produce a través de los alimentos, ni por la picadura de insectos ni durante las relaciones habituales de convivencia en los centros escolares, en el trabajo o en el seno familiar.

2. Una vez que el virus alcanza el sistema circulatorio del nuevo hospedador se une a los linfocitos Th. La unión se efectúa entre una proteína determinada de la cubierta del virus (GP 120) y el receptor CD4 de los linfocitos Th, gracias a un

reconocimiento específico entre ambas moléculas. También puede producirse la unión con los macrófagos. 3. Se produce la fusión de la envoltura del virus con la membrana celular del linfocito, y el ácido nucleico del virus (que consiste en un ARN monocatenario) y su enzima transcriptasa inversa penetran en el citoplasma de] linfocito. 4. Gracias a la transcriptasa inversa (unaADN polimerasa) se forma ADN bicatenario a partir del ARN, que se incorpora al genoma del linfocito, y se constituye un provirus, de modo que el ADN de este, integrado en el ADN celular, se transmite a las células hijas cada vez que el linfocito se divide. En esta etapa no se observan alteraciones en las células con el ADN vírico, pero todas tienen una copia de este en su propio genoma. Se produce, además, una multiplicación lenta del virus, que se libera por gemación. Los linfocitos no sufren daños inmediatos, pero sí a largo plazo.

En cierto momento, los linfocitos Th infectados mueren. El descenso en su número es lo que provoca la inmunodeficiencia. Cuando existen menos de 150 linfocitos Th por mm3 de sangre (en una persona sana hay 500/mm3), la deficiencia inmunitaria es grave y la muerte sobreviene por infecciones oportunistas, por ejemplo, tuberculosis pulmonar y neumonía, entre otras. También es frecuente la aparición de tumores raros, como el sarcoma de Kaposi que afecta a los capilares sanguíneos de la piel.

El tiempo que suele transcurrir desde el momento de la infección por el VIH hasta la aparición del sida oscila entre 5 y 10 años. Durante este período, la persona infectada puede transmitir el virus sin ser consciente de ello.

LUCHA CONTRA EL SIDA Aún no se dispone de un tratamiento eficaz para combatir esta grave enfermedad. La combinación de medicamentos que se emplea en la actualidad retarda en parte la progresión del síndrome, pero no consigue eliminar el virus, por tanto, lograr la curación.

Los fármacos utilizados interfieren con la transcriptasa inversa, con la unión del virus a los receptores de los linfocitos Th o con la enzima proteasa que permite la correcta formación de la cápsida del virus. Gracias a la combinación de estos medicamentos se ha logrado aumentar la esperanza de vida de las personas afectadas, de forma que se está cerca de considerar el sida como una enfermedad crónica, pero no mortal. Por otra parte, el método preventivo más adecuado que puede impedir el contagio en personas sanas sería la vacunación, pero hasta el momento no ha le encontrar una vacuna eficaz. Actualmente, la única forma de la propagación de la enfermedad consiste en campañas informativas para evitar aquellas situaciones y conductas de alto riesgo que favorecen la transmisión del virus.

Los individuos seropositivos son aquellos que han tenido contacto con el

virus, pero no han desarrollado la enfermedad. Es decir, han sintetizado

anticuerpos frente el VIH, pero dicho virus se encuentra en su fase inicial y de

forma latente.

9. SISTEMA INMUNITARIO Y LOS TRANSPLANTES DE ÓRGANOS

Los trasplantes de órganos (riñón, corazón, hígado, etc.) constituyen un procedimiento quirúrgico cada vez más frecuente. La mayor dificultad del trasplante de órganos no reside en el proceso quirúrgico propiamente dicho, sino en un posible rechazo a los tejidos del donante por parte del organismo receptor. Este rechazo se produce como consecuencia de la respuesta inmunitaria contra los antígenos presentes en las células del órgano trasplantado, que se detectan como extraños. Sin embargo, en el trasplante de córnea no suele producirse rechazo, ya que estructura ocular no posee circulación linfática ni sanguínea y, por tanto, los linfocitos no acceden fácilmente a ella. Los antígenos responsables del rechazo son los autoantígenos del MHC que se encuentran en la superficie celular. Entre los individuos de una misma especie hay una gran variedad de autoantígenos del MHC. Los genes del MHC que codifican este auto antígeno son numerosos. En el ser humano existen tres loci implicados en el MHC de la clase l y, dado que un individuo concreto tiene dos alelos para cada uno de ellos, la determinación genética de estos autoantígenos se lleva a cabo por seis alelos.

También hay otros tres loci y, por tanto, seis alelos que codifican los autoantigenos del MHC de la clase II. Como en estos loci existe herencia multialélica, los genotipos del MHC, tanto de la clase I como de la clase II, son numerosos (se calcula que hay unas 10000 combinaciones posibles). Si los autoantígenos del donante y del receptor no coinciden, se produce el rechazo, que comienza con el ataque de los linfocitos T, los cuales causan la lisis de las células de los tejidos trasplantados. Únicamente cuando los autoantígenos del MHC son idénticos (cosa que no sucede con frecuencia) no se produce rechazo. Por este motivo, antes de llevar a cabo un trasplante de órganos, es imprescindible realizar pruebas para asegurarse de que los autoantígenos de células del donante y del receptor son iguales o muy semejantes. Además de la acción de los linfocitos T, también intervienen en el rechazo los órganos trasplantados la respuesta específica humoral (anticuerpos) y la respuesta inespecífica (macrófagos, activación del complemento).

El proceso de rechazo puede iniciarse 48 horas después del trasplante. Esto se debe a una hipersensibilidad de tipo II (rechazo hiperagudo), o bien al cabo de varias semanas o meses como resultado de una hipersensibilidad de tipo IV originada por el contacto prolongado con los linfocitos TH. Para evitar el rechazo se suministran al enfermo fármacos inmunosupresores que inhiben la respuesta inmunitaria, principalmente esteroides, que actúan sobre los macrófagos, y ciclosporina, que bloquea los receptores de las interleucinas. En la actualidad se está investigando la aplicación de anticuerpos selectivos contra los linfocitos que participan en el rechazo del tejido trasplantado, así como la inoculación repetida, antes del trasplante, de antígenos del donante que la potencien.