Articulo_24!2!268_279 December 2014 Apetito y Saciedad - Cuba

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  • RCAN Revista Cubana de Alimentacin y Nutricin

    RNPS: 2221. ISSN: 1561-2929

    Volumen 24. Nmero 2 (Julio Diciembre del 2014):268-279

    Revisin temtica

    1 Mdico. Doctor en Ciencias.

    2 Mdico.

    Departamento de Ciencias de la Salud. Universidad Autnoma de Ciudad Jurez. Estado de Chihuahua. Mxico.

    Recibido: 12 de Julio del 2014. Aceptado: 14 de Noviembre del 2014.

    Csar Ochoa. Western Diabetes Institute. Division of Endocrinology. Diabetes, Metabolism, and Cardiovascular

    Medicine. Department of Internal Medicine. Western University of Health Sciences. College of Osteopathic

    Medicine of the Pacific. Pomona. Estado de California. Estados Unidos.

    Correo electrnico: [email protected]

    Western Diabetes Institute. Western University of Health Sciences. Pomona. California.

    HAMBRE, APETITO Y SACIEDAD

    Csar Ochoa1, Guadalupe Muoz Muoz2.

    RESUMEN

    A medida que la obesidad se expande por el mundo con fuerza epidmica, crece el inters

    de los investigadores por conocer cmo se regulan las sensaciones que gobiernan las

    conductas alimentarias del ser humano. El consumo de alimentos depende de ciclos

    alternantes de hambre y saciedad. Estas sensaciones radican en centros altamente

    especializados del hipotlamo, y estn sujetos a un exquisito control neurohormonal. Los

    centros reguladores del hambre y el apetito tambin integran otras influencias hormonales

    originadas en sitios tan distantes como el estmago y el intestino delgado; e incluso

    ambientales, entre las que se cuentan el fotoperodo y los ritmos circadianos. Se ha

    avanzado que el ingreso desmedido de alimentos, y con ello, el exceso de peso resultante,

    sean causados por desregulaciones de las sensaciones del hambre y el apetito, lo que ha

    abierto la posibilidad a la manipulacin farmacolgica de las mismas a fin de lograr una

    conducta alimentaria equilibrada. Cuanto ms se avance en el conocimiento de las

    relaciones que sostienen los centros reguladores del apetito y la saciedad entre s y con el

    resto de los tejidos y sistemas de la economa, ms efectivas sern las terapias orientadas a

    la reduccin del peso y el mantenimiento del peso perdido. Ochoa C, Muoz Muoz G.

    Apetito y saciedad. RCAN Rev Cubana Aliment Nutr 2014;24(2):268-279. RNPS: 2221.

    ISSN: 1561-2929.

    Palabras clave: Obesidad / Hambre / Apetito / Saciedad / Hipotlamo.

  • 269 Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 Ochoa y Muoz

    INTRODUCCIN

    Para hablar de las sensaciones de apetito

    y saciedad en la relacin que las mismas

    sostienen con el Sndrome metablico (SM),

    es necesario considerar primeramente la

    estrecha asociacin que ste ltimo, a su vez,

    mantiene con la obesidad. La obesidad y el

    SM son entidades clnicas complejas y

    heterogneas con un importante componente

    gentico, pero cuya expresin est

    determinantemente influida por factores

    ambientales, sociales, culturales y

    econmicos, entre otros.1-2

    La prevalencia de obesidad y sobrepeso

    ha ido en aumento en Mxico en los ltimos

    20 aos. La Encuesta Nacional ENSANUT

    de Salud y Nutricin publicada en el ao

    2006 report una prevalencia de sobrepeso y

    obesidad de ms del 30% en nios; y cerca

    del 70% en adultos.3-4

    La reedicin de la

    ENSANUT en el 2012, 6 aos despus,

    devolvi hallazgos muy semejantes.5-6

    Como ya es sabido, la obesidad es una

    enfermedad multifactorial en la que tanto

    factores genticos, ambientales como

    conductuales contribuyen a la aparicin,

    desarrollo y progresin. En aos recientes se

    ha descubierto la identidad de algunos de los

    genes promotores de la acumulacin

    excesiva de peso. La caracterizacin de la

    leptina: una protena codificada por el gen

    ob, as como del receptor

    especfico, marcaron el inicio de una serie de

    descubrimientos que han puesto de

    manifiesto los primeros componentes

    moleculares de un sistema fisiolgico

    coherente, complejo y altamente organizado

    de regulacin del balance energtico.7

    La contribucin relativa de los factores

    genticos y ambientales a la etiologa de la

    obesidad ha sido evaluada en varios

    estudios. Aceptando las naturales

    variaciones que puedan existir de estudio-a-

    estudio, solamente entre el 30-40% de la variacin en el ndice de Masa Corporal

    (IMC) puede ser atribuida a la dotacin

    gentica del sujeto.8 Por el contrario, el

    ambiente representa el 60-70% de la

    contribucin al incremento en el IMC.

    Las interacciones entre la gentica y el

    ambiente son interesantes y merecen ser

    discutidas. En una poblacin dada, algunas

    personas estn genticamente predispuestas

    a acumular peso en exceso, pero el genotipo

    responsable de la obesidad se expresara slo

    bajo ciertas y determinadas circunstancias

    ambientales tenidas como adversas (hoy

    acuadas como obesognicas), tales como la exposicin a una dieta con una

    participacin desproporcionada de las grasas

    alimentarias y los estilos sedentarios de vida.

    Por consiguiente, ya hoy se acepta sin

    discusiones raigales que el peso corporal del

    sujeto, y como parte de esta caracterstica, el

    tamao y la distribucin de los almacenes de

    grasa, son la resultante en ltima instancia de

    la interrelacin entre los factores gentico-

    hereditarios y ambientales.

    Neel, en 1962, propuso la teora de los

    genes ahorrativos (que pueden ser

    reconocidos en la literatura inglesa como

    thrifty genotypes) para explicar esta interaccin gen-ambiente.

    9-11 Segn esta

    teora, el ser humano ha evolucionado

    durante miles de aos gracias a mecanismos

    responsables del almacenamiento eficiente

    del exceso de energa alimentaria en forma

    de grasa a fin de sobrevivir a la hambruna y

    la deprivacin. La actividad fsica del ser

    humano ancestral, intensa como podra

    concluirse de la continua lucha por la

    supervivencia, la procuracin del alimento, y

    la defensa contra las adversidades naturales,

    contrarrestaba la energa acumulada. Es por

    ello perfectamente explicable el fenotipo

    enjuto del hombre premoderno. Pero en la

    actualidad, en la medida que las

    colectividades humanas se urbanizan, se

    incrementa la disponibilidad, oferta y

    variedad de alimentos, disminuye la

    actividad fsica, y se incrementa el

    sedentarismo, es que, por primera vez en la

    historia de la humanidad, la energa

  • Hambre, apetito y saciedad Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 270

    alimentaria depositada sobrepasa la energa

    fsica consumida. De ah es que la resultante

    sea (al menos en parte) el exceso de peso y

    la obesidad.

    Luego, y considerando todo lo dicho

    anteriormente, la predisposicin a la

    obesidad est asentada en el material

    gentico humano probablemente desde

    tiempos ancestrales, pero solo se ha

    expresado en estos ltimos aos como

    consecuencia de los profundos cambios

    ocurridos en la existencia humana, la

    urbanizacin acelerada, la disponibilidad y la

    variedad de la oferta de alimentos, y el

    aumento del sedentarismo (entre otros

    factores).

    La regulacin del apetito y la saciedad

    El hambre, el apetito, la saciedad y el

    balance energtico se regulan por un sistema

    neuroendocrino redundante que se integra a

    nivel del hipotlamo. Este sistema consiste

    en una densa y compleja red de circuitos

    neurohormonales donde se cruzan seales

    moleculares de origen tanto perifrico como

    central, de corta como de larga duracin; y

    que concurren junto con otros factores

    sensoriales, mecnicos y cognoscitivos.12-13

    El sistema neuroendocrino puede

    responder a cambios en las cantidades

    ingeridas de los alimentos, la termognesis

    (esto es, la energa liberada al medio por el

    sujeto como resultado de la combustin de

    los alimentos), y el tamao de los depsitos

    grasos; tratando siempre de mantener cifras

    normales de glucosa en la sangre (mecanismo glucosttico), el tamao de los

    depsitos hepticos de glucgeno

    (mecanismo glucogenosttico); o el peso

    adecuado para la talla (mecanismo

    ponderosttico o del peso fijo).14 Desde que el alimento es percibido

    conscientemente por el sujeto hasta que se

    produce la ingestin del mismo, intervienen

    toda una serie de seales sensitivas (entre

    ellas, el olor y sabor, y la textura,

    temperatura e incluso la apariencia y

    presentacin de stos); seales todas stas

    que a travs de los pares craneales son

    transmitidas hasta el sistema nervioso

    central, y que provocan el inicio del acto

    alimentario al movilizar al sujeto hacia la

    aprehensin del alimento, la colocacin en la

    cavidad oral, la degustacin del mismo, y

    finalmente, la masticacin y deglucin.15-16

    Ingerida una cantidad crtica de alimentos, el

    sujeto alcanza la saciedad, y rechaza la

    ingestin de cantidades adicionales de

    alimentos.

    Es fcil reconocer entonces en el

    sistema que controla el balance energtico

    del sujeto la existencia de un componente

    regulatorio que acta a corto plazo separado

    de otro que lo hace en el plazo largo. Este

    sistema de corto plazo se encarga entonces de regular el apetito, y con ello, el inicio y la

    finalizacin de la comida en cada frecuencia

    de alimentacin, y responde fundamental-

    mente a seales gastrointestinales (lase

    factores de saciedad) que se acumulan durante el acto de la alimentacin y

    contribuyen a terminar la ingestin.17

    Las seales perifricas que controlan la

    homeostasis energtica son mltiples, pero

    todas se integran en el hipotlamo. El

    hipotlamo es la principal zona del sistema

    nervioso central (SNC) que acoge la

    sealizacin neurohormonal involucrada en

    la regulacin de las sensaciones del hambre,

    el apetito y la saciedad, y regula las

    interacciones que sostienen entre s las

    diferentes regiones del cerebro involucradas

    en la conducta alimentaria del hombre.18

    En el hipotlamo se reconoce el ncleo

    arcuato por el importante papel que juega en

    el control de la ingestin de alimentos

    debido a la presencia de neuronas que

    poseen receptores especficos para una gran

    variedad de seales neurohormonales de

    diverso origen.19

    El ncleo arcuato descansa

    cerca de la barrera hematoenceflica. Por

    consiguiente, las poblaciones neuronales que

    residen en esta rea son exquisitamente

  • 271 Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 Ochoa y Muoz

    sensibles a los mensajeros bioqumicos que

    circulan en la sangre, como la leptina, la

    insulina y la grelina, las cuales pueden

    atravesar el epndima por difusin desde el

    lquido cefalorraqudeo.

    En el ncleo arcuato (lase tambin

    ncleo infundibular) se reconocen 2 regiones

    con funciones contrapuestas en cuanto a la

    regulacin de las sensaciones del hambre, el

    apetito y la saciedad.20-21

    La primera de estas

    regiones, ubicada en la parte ms ventral y

    central del ncleo, se ha especializado en el

    control del apetito, e incorpora neuronas que

    al ser activadas causan hambre y bsqueda

    del alimento. La segunda de las regiones del

    ncleo se ubica en la parte central del

    mismo, y una vez activadas, producen

    saciedad y rechazo del alimento.

    Sin embargo, el ncleo arcuato no es el

    nico responsable del control de la conducta

    alimentaria del ser humano. Otras regiones

    del hipotlamo intervienen en la regulacin

    central de las sensaciones del hambre y el

    apetito, como el ncleo del tracto solitario y

    el rea postrema.22

    Junto con la capacidad de respuesta

    frente a las concentraciones sricas de las

    hormonas circulantes, el cerebro tambin

    responde directamente ante la presencia de

    nutrientes como la glucosa, los cidos

    grasos y los aminocidos.

    Estas seales

    pueden informar al SNC acerca del estado de

    la homeostasis energtica, y de esta manera,

    inducir cambios en el comportamiento

    alimentario y el balance energtico. Sin

    embargo, el papel de los nutrientes en la

    regulacin enceflica de las sensaciones del

    hambre y el apetito no est claramente

    definido, aunque se cree que, por su carcter

    intermitente, la funcin de los mismos sea

    similar a la de las seales de saciedad. En tal

    sentido, se han identificado dos proten-

    quinasas que responden ante los niveles

    circulantes de nutrientes, y funcionan como

    reguladores hipotalmicos del peso corporal

    y el consumo de alimentos en el hipotlamo.

    Por un lado, una proten-quinasa AMPK

    activada por el AMP exhibe propiedades

    orexgenas, es despertada por la deplecin del ATP, o nutrientes u hormonas generados

    en estados de deficiencia energtica; y

    modula respuestas perifricas para restaurar

    la homeostasis energtica.23-24

    Por el otro

    lado, la proten-quinasa de residuos de

    serina-treonina (tambin reconocida como

    mTOR por mammalian target of rapamycin,

    o la diana de la rapamicina en los

    mamferos) es activada en condiciones de

    balance energtico positivo, en particular, el

    aumento de los niveles sricos de ATP.25-26

    La mTOR ejerce un papel fundamental en la

    regulacin de la sntesis proteica y el

    crecimiento celular, ambos procesos

    dependientes de la disponibilidad de

    nutrientes. La actividad de la mTOR es

    regulada tambin por la insulina y los

    aminocidos de cadena ramificada como la

    leucina, entre otras seales. Las dos quinasas

    se expresan en las neuronas POMC (que

    responden a derivados de la degradacin de

    la pro-opio-melanocorticona) y AgRP (que

    actan ante la protena relacionada con el

    gen agouti) del ncleo arcuato. Adems, la

    activacin de la AMPK produce la inhibicin

    de la sealizacin por la mTOR.

    En esta relacin los pptidos opioides

    ocupan un lugar interesante. Los pptidos

    opioides se derivan del procesamiento post-

    traduccional de la POMC en neuronas

    especializadas del hipotlamo, y parecen

    relacionarse con la estimulacin del apetito

    por la va de los estmulos de la gustacin y

    la sensacin de recompensa tras la ingestin

    de un alimento con carga hednica.27-28

    El sistema de los endocanabinoides

    tambin es capaz de modular los

    mecanismos homeostticos y hednicos

    involucrados en el control del peso corporal

    y la regulacin del apetito.29

    El inters en la

    estructura y actividad del sistema de

    endocanabinoides naci cuando se

    acumularon las observaciones relativas a que

    el consumo de la marihuana produce

    hambre.

    La administracin exgena de

  • Hambre, apetito y saciedad Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 272

    endocanabinoides en el ncleo

    accumbens de la rata causa un aumento

    agudo en el consumo de alimentos. Los

    endocanabinoides ejercen un efecto

    orexignico en el hipotlamo al actuar sobre

    receptores CB1 especficos, los cuales se co-

    localizan con los neuropptidos CART (del

    ingls cocaine-amphetamine-regulated

    transcripts, o transcriptos regulados por la

    anfetamina y la cocana), MCH (del ingls

    melanin-concentrating-hormone, u hormona

    concentradora de melanina), y las

    orexinas. En los modelos animales, los

    defectos en la accin de la leptina se asocian

    con niveles hipotalmicos elevados de

    endocanabinoides.

    La regulacin a mediano y largo plazo

    del apetito depende ya de seales originadas

    fuera del SNC. De estas seales, se destaca

    el efecto del pptido YY.30

    El pptido YY es

    una protena con propiedades hormonales

    compuesta por 36 aminocidos, e incluido

    dentro del mismo grupo al que pertenecen el

    polipptido pancretico (PPP) y el

    neuropptido Y (NPY). El pptido YY se

    sintetiza en el pncreas, el cerebro y las

    clulas L de la mucosa yeyunal de las

    porciones distales del intestino delgado.

    Actualmente se han identificado dos

    variantes moleculares del pptido YY, la

    variante 1-36 y la variante 3-36. De ellas

    dos, la primera es la ms activa

    metablicamente. Se ha comprobado que el

    pptido YY, y especficamente el subtipo 3-

    36, tiene la capacidad de disminuir en un

    36% el volumen de alimento ingerido de

    forma inmediata, y en un 33% el volumen

    acumulado de 24 horas. La actividad del

    pptido YY contrarresta y contrarregula la

    del neuropptido Y, al cual inhibe de forma

    directa.30

    La leptina constituye el resultado final

    de la actividad del gen ob, que se encuentra

    localizado en el cromosoma humano 7q.31

    La leptina (cuyo nombre viene del griego

    leptos, que equivale a delgado) se trata de una protena de 146 aminocidos que se

    sintetiza fundamentalmente en el tejido

    adiposo (aunque tambin el estmago es

    capaz de producir pequeas pero

    significativas de la misma), y cuyo principal

    sitio de accin es el hipotlamo y que,

    adems de inhibir la ingestin de alimentos y

    regular el peso corporal a largo plazo,

    participa en la regulacin del gasto

    energtico y los procesos de liplisis.31

    La

    ausencia de leptina en roedores y seres

    humanos, o la resistencia a la accin de la

    misma (por ausencia del receptor, o

    disrupcin de los fenmenos post-receptor)

    produce resistencia a la accin de la insulina

    y obesidad grave. La resistencia a la insulina

    remite tras la administracin exgena de la

    leptina deficitaria, pero solo si se asegura

    que la cascada de eventos post-receptor est

    indemne.

    Mediante la leptina el hipotlamo ejerce

    un efecto controlador del estado nutricional

    del organismo, modula la ingestin de

    alimentos, y contrarresta un potencial

    balance energtico positivo.32

    Para ello, la

    leptina provoca la activacin de los sistemas

    efectores catablicos, quienes, a su vez,

    provocarn la reduccin de la adiposidad a

    travs de la inhibicin del apetito (efecto

    anorexgeno), estimulando con ello el gasto

    energtico; y la inhabilitacin de los

    sistemas efectores anablicos que se ocupan

    del aumento de la adiposidad corporal por la

    va del aumento del apetito), favoreciendo

    as la liplisis a nivel del tejido adiposo.

    Otras hormonas originadas en el tracto

    gastrointestinal tambin influyen en la

    regulacin de las sensaciones del hambre, el

    apetito y la saciedad, y ello ha llevado a

    muchos investigadores a hablar de un

    cerebro intestinal.33 La colecistoquinina es una hormona de 33 aminocidos que se

    produce en las clulas I de la mucosa del

    duodeno y el yeyuno, y se secreta una vez

    que el lumen intestinal recibe la llegada de

    los nutrientes.34

    La colecistoquinina tiene

    funciones digestivas y extradigestivas, y

    ejerce un efecto inhibidor en la ingestin de

  • 273 Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 Ochoa y Muoz

    alimentos al favorecer la saciedad a nivel

    hipotalmico, a la vez que acta sobre las

    neuronas del nervio vago para disminuir la

    sensacin de hambre.

    Las incretinas son tambin potentes

    seales anorexgenas.35

    Las incretinas son

    hormonas producidas en el intestino en

    respuesta a la ingestin de de alimentos,

    estimulan la sntesis de insulina al ponerse

    los nutrientes en contacto con la mucosa

    yeyunal, disminuyen el vaciamiento gstrico,

    y reducen la sensacin de apetito.35

    El GLP-

    1 (acrnimo derivado de pptido similar al

    glucagn tipo 1) es la incretina ms

    estudiada en la actualidad. El GLP-1 es una

    hormona producida en el sistema nervioso

    central y las clulas L del leo, y es secretada

    de manera proporcional al ingreso

    energtico. El GLP-1 ejerce efecto

    sacietgeno y posiblemente afecta a largo

    plazo el peso corporal. La secrecin de GLP-

    1 en respuesta a la ingestin de alimentos

    est reducida en obesos, y se ha concluido

    que la prdida de peso puede normalizar los

    niveles sricos de esta incretina.

    La oxintomodulina es una hormona

    estrechamente relacionada con el GLP-1.36

    La oxintomodulina es un pptido de 37

    aminocidos producido en el intestino

    delgado y el cerebro, se libera tras la

    ingestin de alimentos, y causa un efecto

    inhibidor del apetito de forma paralela al

    GLP-1.

    La insulina comparte con la leptina

    numerosas propiedades en lo que se refiere a

    la regulacin del balance energtico.37

    En

    este sentido, las concentraciones en sangre

    de estas dos hormonas son directamente

    proporcionales al tamao del tejido adiposo

    del sujeto. La insulina circulante, al igual

    que la leptina, puede acceder al SNC

    mediante un proceso de transporte saturable

    basado en los receptores presentes en las

    clulas endoteliales de los vasos sanguneos

    cerebrales. A pesar de las semejanzas

    anotadas en las acciones de estas dos

    molculas, la liberacin de insulina, a

    diferencia de la leptina, se hace en respuesta

    al estmulo de una nica comida. Se ha

    comprobado cmo la administracin de

    insulina a nivel del SNC provoca un

    considerable efecto anorexgeno con la

    consiguiente prdida de peso corporal.

    En lo que respecta a las sustancias

    estimuladoras del apetito, la grelina es quiz

    la hormona ms estudiada hasta el

    momento.38

    La grelina es un pptido de 28

    aminocidos que es liberado por las

    glndulas de la mucosa gstrica y los

    enterocitos, y que acta a nivel de los

    ncleos arcuato y paraventricular del

    hipotlamo para producir en el ser humano

    un potente efecto orexgeno.38

    En

    correspondencia con lo anterior, los niveles

    sricos de grelina estn aumentados en el

    ayuno y disminuidos tras la ingestin de

    alimentos y en la obesidad. La accin

    orexgena de la grelina se produce tanto por

    va del sistema circulatorio como a travs del

    nervio vago.

    La protena relacionada con el gen

    agouti (AgRP) es un neuropptido de 132

    aminocidos que se expresa principalmente

    en el ncleo arcuato del hipotlamo y la

    mdula suprarrenal, y que tambin promueve

    el apetito y la bsqueda del alimento.39

    La

    protena AgRP puede actuar de forma

    paralela con el neuropptido Y a nivel de la

    mdula suprarrenal para estimular el apetito.

    El neuropptido Y es un neuro-

    transmisor de 36 aminocidos, y uno de los

    ms abundantes en el cerebro.40

    Adems de

    estimular la ingestin de alimentos, el

    neuropptido Y participa en la activacin del

    eje hipotalmico-hipofisario-suprarrenal, la

    regulacin del crecimiento, y el control de

    las funciones cardiovasculares, entre otras.

    Las hormonas que regulan el apetito son

    un claro ejemplo de la compleja inervacin

    del tracto gastrointestinal, en el que, como es

    sabido, intervienen tanto vas intrnsecas

    (lase tambin entricas) como extrnsecas,

    stas dependientes del sistema nervioso

    autnomo. As, la grelina y la

  • Hambre, apetito y saciedad Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 274

    colecistoquinina, dos de las hormonas que se

    encargan de regular el apetito, son

    producidas en las clulas de la propia

    mucosa gastrointestinal, si bien deben ser

    liberadas a la circulacin sistmica antes de

    poder actuar a nivel local.41-42

    Por su parte,

    los pptidos opioides, como las endorfinas,

    las encefalinas y las dinorfinas, que tambin

    han sido vinculadas con la regulacin del

    apetito, se producen en el sistema nervioso

    central.42

    De igual manera, la funcin de

    stas (y otras hormonas como la

    oxintomodulina y el pptido YY, que se

    sintetizan a nivel entrico pero tienen accin

    directa sobre el hipotlamo) pone de

    manifiesto la inervacin en doble sentido

    (aferente | eferente) del tracto

    gastrointestinal.

    Manipulaciones dietoteraputicas para

    incrementar la sensacin de saciedad

    En un intento por combatir el creciente

    problema de la obesidad, el Gobierno federal

    mexicano y los diversos organismos mdicos

    oficiales han abogado por la disminucin del

    consumo de grasas y azcares refinados, al

    mismo tiempo que estimulan el aumenta del

    ingreso de carbohidratos complejos, queriendo implicar con ello cereales enteros

    y fibra diettica. Sin embargo, y a pesar de la

    reduccin hecha en el consumo de grasas

    alimentarias hasta acercarla a la meta

    recomendada del 30% de la energa

    alimentaria total, la incidencia de obesidad

    ha seguido aumentando. Ello sugiere que

    otros factores dietticos (an no

    reconocidos) pueden desempear un papel

    crtico en la regulacin del peso corporal.

    El concepto de que una kilocalora es una kilocalora subyace en la mayora de las estrategias convencionales para la

    reduccin voluntaria del exceso de peso

    corporal. De acuerdo con este principio, la

    obesidad resulta de un desequilibrio entre el

    ingreso de energa alimentaria y el gasto

    energtico. La cura propuesta es entonces (y

    naturalmente) comer menos y hacer ms

    ejercicio. Sin embargo, an con restriccin

    de la energa alimentaria, las dietas de bajo

    contenido en grasas alimentarias tienen poca

    efectividad a largo plazo en el mbito

    ambulatorio. En cierto sentido, estas dietas

    bajas en grasas pueden constituir un tratamiento sintomtico que no aborda y

    soslaya un problema mucho mayor.

    En la mayora de las condiciones, la

    protena alimentaria tiene un poder

    sacietgeno ms intensa que la ingestin

    isorgica de carbohidratos o grasas. Esto

    sugiere que un aumento modesto en las

    cantidades a ingerir de protenas, a expensas

    de la participacin en la dieta regular de los

    otros macronutrientes, puede promover

    saciedad y facilitar la prdida de peso a

    travs de la reduccin del consumo de

    energa.43

    El efecto sacietgeno de las

    protenas alimentarias se ha observado tanto

    para una sola comida como para perodos

    mayores de 24 horas.43

    Las dietas ricas en protenas (como la dieta Atkins) tambin pueden suprimir la

    ingestin de alimentos mediante la induccin

    de cetosis.44

    Se debe hacer notar que la

    cetosis resulta de la deplecin de los

    depsitos hepticos de glucgeno inducida

    por una importante restriccin de los

    carbohidratos, ms all de lo que es

    recomendable bajo los cnones de una dieta

    saludable.

    Aunque algunas pruebas indican que la

    exposicin continuada del paciente a una

    dieta rica en protenas (esto es, aquellas en las que las protenas pueden ms del 20% del

    contenido energtico total de la misma)

    puede disminuir el efecto deseado sobre la

    saciedad, muchos autores han sugerido que

    los efectos sacietgenos de tales dietas se

    alcanzan a largo plazo. En un estudio que

    dur 16 semanas, los sujetos que

    consumieron una dieta con un 34% de

    contenido de protenas (mientras que el

    aporte de las grasas solo represent el 29%)

    reportaron una mayor saciedad postprandial

  • 275 Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 Ochoa y Muoz

    respecto de los que consumieron una dieta

    en la que las protenas representaron el 18%

    del contenido energtico, y las grasas el

    45%.43

    Asimismo, Weigle et al. mostraron

    que un incremento en la presencia de la

    protena alimentaria en la dieta de un 15% a

    un 30% de la energa alimentaria total, con

    una reduccin concomitante de la grasa

    diettica del 35% al 20% (para un ingreso

    constante de carbohidratos) produjo una

    disminucin sostenida del ingreso ad libitum

    de la energa alimentaria, seguida de prdida

    significativa de peso.45

    Las directrices del Instituto de Medicina

    (IOM) de los Estados Unidos permiten la

    inclusin de una mayor cantidad de protenas

    de lo recomendado anteriormente en una

    dieta sana para el control del exceso de peso.

    El IOM concluy que no existen evidencias

    claras de que un ingreso incrementado de

    protenas alimentarias aumente el riesgo de

    clculos renales, osteoporosis, cncer, o

    enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto,

    la distribucin aceptable de las protenas

    dentro de una dieta considerada como

    saludable se puede establecer en un 5 20% de la energa total para los nios con

    edades entre 1 3 aos, el 10 30% para los nios con 4 18 aos de edad, y un 10 35% para los adultos (Arne, 2005).

    El ndice glicmico (IG) de los

    alimentos puede ser otro factor de la dieta

    que puede influir en la reduccin voluntaria

    y recomendada del peso corporal.46

    El ndice

    glucmico constituye una propiedad de los

    alimentos que contienen carbohidratos, y

    describe el aumento que se produce en la

    glucosa sangunea que ocurre despus del

    consumo de los mismos.47

    Los alimentos que

    se digieren y se absorben rpidamente y/o se

    transforman metablicamente en glucosa

    tienen un valor elevado del IG. Por otra

    parte, la tasa de absorcin de los

    carbohidratos dietticos (y por lo tanto, el

    valor del IG) se incrementa despus de una

    comida baja en grasas porque la grasa acta naturalmente para retrasar el

    vaciamiento gstrico. Las dietas bajas en grasas contribuyen a un vaciamiento gstrico acelerado.

    El IG de una comida est determinado

    principalmente por la cantidad de

    carbohidratos consumidos. Sin embargo,

    otros factores dietticos pueden afectar la

    digestibilidad de los alimentos, la motilidad

    gastrointestinal y/o la secrecin de insulina,

    y entre ellos se pueden citar el tipo de

    carbohidratos, la estructura del alimento, y el

    contenido de fibra diettica, protenas y

    grasa.48

    La mayora de los alimentos ricos en

    almidn que se consumen comnmente en la

    Amrica del Norte, tales como cereales

    refinados y alimentos elaborados con papa,

    tiene un IG superior al del azcar refinado.

    Por otro lado, los carbohidratos que

    reemplazan la grasa diettica en las dietas

    bajas en grasa generalmente tienen valores elevados de IG. De acuerdo con el

    Departamento de Agricultura de los Estados

    Unidos, ms del 80% de los carbohidratos

    consumidos por los nios con edades entre 2

    18 aos tendra un IG igual o mayor que el del azcar refinado. Por el contrario, las

    verduras, las legumbres y las frutas tienen un

    bajo IG. As que la promocin de una mayor

    participacin de las frutas, los vegetales, y

    las leguminosas en la dieta regular podra

    servir para alcanzar 2 propsitos: aumentar

    el poder sacietgeno de la dieta (a partir de

    una mayor presencia de la fibra diettica), y

    reducir el IG de los alimentos consumidos, y

    con ello, la liberacin, absorcin, deposicin

    y transformacin en grasa de la energa

    alimentaria ingerida.

    Luego, de lo expuesto en este acpite, se

    tienen varias oportunidades para lograr

    mediante modificaciones de la participacin

    de las protenas alimentarias en la dieta

    regular y la promocin del consumo de

    alimentos identificados de bajo IG la

    adherencia del sujeto a las intervenciones

    dietticas orientadas a la reduccin

    voluntaria del peso corporal y la atenuacin

    de los sntomas asociados a las entidades

  • Hambre, apetito y saciedad Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 276

    incluidas dentro del Sndrome metablico.

    Investigaciones ulteriores deben conducir al

    examen del impacto de las dietas ricas en protenas y que incorporan alimentos de bajo IG sobre el control del apetito y la

    saciedad, la regulacin a mediano y largo

    plazo del peso corporal, y una mejor

    utilizacin perifrica de la energa

    alimentaria.

    Manipulaciones farmacolgicas de las

    sensaciones del hambre y la saciedad

    La actuacin dietoeraputica puede

    servir para acrecentar la sensacin de

    saciedad del individuo mediante la

    manipulacin de la representacin de las

    protenas alimentarias dentro de la dieta

    regular, y el ndice glucmico de los

    alimentos. Sin embargo, ello no podra ser

    suficiente, lo que abrira la oportunidad para

    la utilizacin de frmacos en aras de lograr

    una conducta alimentaria equilibrada.49

    Los

    frmacos podran actuar a nivel central,

    activando el centro de la saciedad, como

    sera el caso de la Sibutramina. Tambin se

    dispone de drogas que bloquean la accin de

    las peptidasas di-peptidil, lo que significara

    una prolongacin de la vida media en la

    sangre de las incretinas, y con ello, un mayor

    poder sacietgeno.50

    Otras aplicaciones medicamentosas se

    investigan activamente, y aunque los

    resultados son prometedores, queda todava

    un largo camino para que se pongan a

    disposicin del mdico tratante. No obstante,

    se advierte que tales tratamientos no estn

    exentos de efectos colaterales no deseados, y

    el componente tecnolgico incorporado

    puede expresarse en un costo que lo haga

    accesible solo a una pequea proporcin de

    los pacientes necesitados en centros mdicos

    del Primer Mundo. Luego, se insiste en las

    intervenciones ya decantadas por la prctica

    para el control de la conducta alimentaria del

    paciente, el logro de un balance energtico

    ptimo, y el mantenimiento de un peso

    adecuado para la talla.

    CONCLUSIONES

    La mejor comprensin de la regulacin de

    las sensaciones de hambre, apetito y

    saciedad puede conducir a nuevas

    paradigmas de intervencin en la

    insulinorresistencia y el Sndrome

    metablico. Una mayor participacin de las

    protenas alimentarias en la dieta regular

    puede inducir saciedad temprana, y de esta

    manera, reducir sensiblemente las cantidades

    ingeridas de alimentos, haciendo posible la

    regulacin del peso corporal. La

    incorporacin de alimentos de bajo ndice

    glicmico podra servir para reducir las

    cantidades de energa alimentaria que se

    transforman en tejido adiposo. Estas

    intervenciones (junto con otras que resulten

    del mejor conocimiento de las intrincadas

    relaciones entre el sistema nervioso central,

    el intestino delgado, el tejido adiposo, y

    otros sistemas de la economa) deben

    resultar en tasas superiores de efectividad en

    el tratamiento de la obesidad y el Sndrome

    metablico acompaante.

    AGRADECIMIENTOS

    Saira Ocn Njera, Licenciada en Nutricin

    y Educadora en Diabetes de la UACJ

    Universidad Autnoma de Ciudad Jurez,

    por la colaboracin brindada.

    Carlos J. Canales Guerrero, Estudiante de

    Medicina de la UACJ Universidad

    Autnoma de Ciudad Jurez, por la ayuda

    prestada.

    Dr. Sergio Santana Porbn, Editor-Ejecutivo,

    RCAN Revista Cubana de Alimentacin y

    Nutricin, por todo el apoyo en la redaccin

    de este artculo.

  • 277 Rev Cubana Aliment Nutr Vol. 24, No. 2 Ochoa y Muoz

    SUMMARY

    As obesity expands through the world with

    epidemic force, there is a growing interest for

    researchers to know how sensations governing

    food behavior of the human being are regulated.

    Food consumption depends upon alternating

    cycles of hunger and satiety. These sensations

    reside in highly organized centers of the

    hypothalamus, and are subject to an exquisite

    neurohormonal control. Centers regulating

    hunger and appetite also integrate other

    hormone influences originated in distant places

    such as the stomach and the small bowel; even

    environmental ones, among them photoperiod

    and circadian rhythms. It has been advanced

    that disproportionate food intake, and thus,

    resulting excessive body weight, are caused by

    dysregulations of the hunger and appetite

    sensations, opening the possibility of their

    pharmacological manipulation in order to

    achieve a balanced food behavior. As knowledge

    of the relationships centers regulating hunger

    and appetite sustain between themselves and

    with the rest of tissues and systems of the

    economy progresses, therapies oriented to

    reduction of body weight and maintenance of

    weight lost will be more effective. Ochoa C,

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