8
Aspectos de Shiva Shiva, como Baba Muktananda decía, no es una deidad sectaria sino un nombre del Absoluto sin forma, el Ser que mora dentro de todos nosotros. En este sentido Shiva no es diferente de Krishna, Alá o Jehová, que son manifestaciones de la misma Realidad, del gran poder que contiene y sostiene el mundo. Sin embargo, aunque en última instancia no existe distinción alguna entre cualesquiera de las formas en que se venera a Dios, al nivel de lo manifiesto cada uno de los aspectos individuales de Dios tiene una personalidad y un toque definidos. Por ello, en la tradición india, la gente llama a Dios con nombres diferentes y los veneran por medio de formas distintas. Es parte de la vasta riqueza de esa tradición la que permite ese juego constante entre el Absoluto sin forma y sus manifestaciones personales. “La gente sigue caminos diferentes… de acuerdo con su temperamento”, dice un verso en el Shiva Mahimnah Stotram, “pero todos los caminos conducen a Ti, tal como distintos ríos fluyen hacia el mismo océano”. Cada una de las diferentes formas de Dios tiene un juego o lila característica, y meditamos en Shiva, cuando cantamos su nombre y contemplamos sus juegos divinos, quedamos embebidos con ciertas verdades acerca de la naturaleza de la realidad, de la gracia y de la divinidad que existe en nosotros. "Los sabios tienen esta limitada visión de ti: eres el sol, eres la luna, eres el fuego, eres el aire, eres el agua, eres el espacio, eres la tierra y eres el Ser. Pero no conocemos lo que no eres". - Shiva Mahimnah Stotram (26) La veneración del Absoluto como Shiva es una de las formas más antiguas de veneración religiosa en el mundo; la evidencia de ello se encuentra en la civilización pre-aria del Valle del Indo, una elevada cultura que floreció, según los antropólogos, tres mil años a.c. Más tarde, en el período védico, se veneró a Shiva como Rudra, el temible dios de las tormentas, y en la Kena Upanishad hay una historia acerca del modo en el que los eminentes dioses védicos, Indra, el señor de las nubes, Vayu, el señor de los vientos y Agni, el dios del fuego, descubrieron la presencia de ese trascendente principio de Shiva. Estos dioses, que habían ganado una batalla a los demonios, discutían para determinar quien había sido el más valeroso en la guerra. De repente, un yaksha o semidiós, se apareció y les explicó que era el Absoluto, el

Aspectos de Shiva

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Aspectos de Shiva

Aspectos de Shiva

Shiva, como Baba Muktananda decía, no es una deidad sectaria sino un nombre del Absoluto sin forma, el Ser que mora dentro de todos nosotros. En este sentido Shiva no es diferente de Krishna, Alá o Jehová, que son manifestaciones de la misma Realidad, del gran poder que contiene y sostiene el mundo. Sin embargo, aunque en última instancia no existe distinción alguna entre cualesquiera de las formas en que se venera a Dios, al nivel de lo manifiesto cada uno de los aspectos individuales de Dios tiene una personalidad y un toque definidos. Por ello, en la tradición india, la gente llama a Dios con nombres diferentes y los veneran por medio de formas distintas. Es parte de la vasta riqueza de esa tradición la que permite ese juego constante entre el Absoluto sin forma y sus manifestaciones personales. “La gente sigue caminos diferentes… de acuerdo con su temperamento”, dice un verso en el Shiva Mahimnah Stotram, “pero todos los caminos conducen a Ti, tal como distintos ríos fluyen hacia el mismo océano”. Cada una de las diferentes formas de Dios tiene un juego o lila característica, y meditamos en Shiva, cuando cantamos su nombre y contemplamos sus juegos divinos, quedamos embebidos con ciertas verdades acerca de la naturaleza de la realidad, de la gracia y de la divinidad que existe en nosotros."Los sabios tienen esta limitada visión de ti: eres el sol, eres la luna, eres el fuego, eres el aire, eres el agua, eres el espacio, eres la tierra y eres el Ser. Pero no conocemos lo que no eres".- Shiva Mahimnah Stotram (26)

La veneración del Absoluto como Shiva es una de las formas más antiguas de veneración religiosa en el mundo; la evidencia de ello se encuentra en la civilización pre-aria del Valle del Indo, una elevada cultura que floreció, según los antropólogos, tres mil años a.c. Más tarde, en el período védico, se veneró a Shiva como Rudra, el temible dios de las tormentas, y en la Kena Upanishad hay una historia acerca del modo en el que los eminentes dioses védicos, Indra, el señor de las nubes, Vayu, el señor de los vientos y Agni, el dios del fuego, descubrieron la presencia de ese trascendente principio de Shiva. Estos dioses, que habían ganado una batalla a los demonios, discutían para determinar quien había sido el más valeroso en la guerra. De repente, un yaksha o semidiós, se apareció y les explicó que era el Absoluto, el supremo Shiva. Él fue quien había dado su poder a todas las cosas. Y los dioses humillados, empezaron a venerar a Shiva.

Shiva, como ese poder que subyace en todo, no tiene forma ni atributos, es inmóvil, no posee partes, no obstante las escrituras tienen innumerables palabras poéticas y aliteraciones para describir su indescriptibilidad absoluta. Él es la Conciencia absoluta, el Ser absoluto, la Dicha absoluta. Dentro de sí inseparable de sí, está su Shakti o poder dinámico. Mediante su Shakti, el Shiva trascendental ejecuta continuamente cinco funciones: crea, sostiene y destruye o reabsorbe los mundos, oculta su naturaleza verdadera y otorga la gracia.

Con el fin de realizar las primeras tres funciones, el Shiva absoluto, el Ser de todo, se expresa en tres formas conocidas como Brahma, Vishnu y Shiva. La función de Brahma es la creación, la de Vishnu es el sostenimiento del mundo, mientras que Shiva en esta forma ejecuta la función de la destrucción. Para distinguirlo de trascendente (Para) Shiva, el Shiva inmanente (apara) en ocasiones se denomina Rudra, nombre con el cual se le veneraba en tiempos védicos.

Dentro del mundo de la forma, Brahma, Vishnu y Shiva se divierten eternamente al crear mundos, al sostenerlos por un rato y al destruirlos cuando llega la hora. En estas formas llevan a cabo sus obras cósmicas, otorgando dones y castigando el mal. Es el Shiva de esta trinidad, aparashiva —el Shiva con forma— de cuyas diversiones leemos en el Shiva Purana y otros libros de tradición

Page 2: Aspectos de Shiva

cósmica. Sin embargo, el Purana siempre señala que a pesar que Shiva parece ser igual a Brahma y Vishnu, en realidad Él es la forma del Señor Trascendente en el mundo. Se describe este Shiva mitológico como el yogui cósmico, el asceta eterno —una personificación que se refiere a la eterna función de Shiva de ser el destructor de la ignorancia, el que elimina el sufrimiento y las ataduras a la existencia mundana. Shiva es el Guru primordial, la fuente del conocimiento del Absoluto. Como maestro supremo del universo en ocasiones se le ve instruyendo a Brahma y Vishnu cuando cayeron en el engaño o enseñando a los sabios las verdades místicas más elevadas o a Párvati, su esposa y discípula. Sobre todo, Shiva enseña con el ejemplo de su estado. Sentado en meditación, absorbe en su interior todos los pensamientos y deseos, disolviendo el universo del cambio dentro de su conciencia trascendental.

Sin embargo, el ascético y renunciante Shiva también es el consorte de Párvati, la gran Diosa, la madre del mundo. A pesar de estar solo eternamente, retirado en meditación en la helada lejanía del Monte Kailas, a la vez se divierte eternamente con su Shakti que tan es parte de él que en una de sus formas, Ardha Narishwara, Shiva ocupa el lado derecho del cuerpo, y Shakti, el izquierdo. Shiva nada más, sin Shakti, representa el estado inactivo del ser puro, el Absoluto sin forma, el Ninguna Brahman. Pero cuando está con su Shakti, su poder dinámico, crea, sostiene y destruye el mundo de las formas, orquestando el drama del mundo. Como punto focal de la meditación y veneración, demuestra que la experiencia verdadera de la divinidad no sólo se encuentra en el estado de samadhi que se ubica fuera del mundo, sino también en la acción, en la participación plena del juego de la vida. De hecho, el fruto de la devoción de Shiva es bhukti, el gozo, así como mukti, la liberación. Empero el gozo que Shiva representa, y que otorga a sus verdaderos devotos no es ordinario placer mundano sino la dicha de los estados más elevados del Yoga y el disfrute del mundo como forma de Dios.

Simbólicamente, en su estado trascendental, Shiva vive apartado de la sociedad. Sin hogar, habitando cuevas y montañas rocosas o divirtiéndose en campos de cremación, el Shiva de la mitología hindú no posee sino lo que un yogui asceta pudiera requerir: lleva consigo un palo de yoga y sus ropas no son más que pieles, porta una serpiente que le rodea el cuello y el cabello lo tiene enmarañado. Tiene untado el cuerpo con ceniza, representando la muerte del mundo del engaño y en la frente tiene tres franjas de ceniza. Su cuello es negro por el veneno que una vez ingirió para poder salvar al mundo de la destrucción y que mantiene en equilibrio dentro de su garganta. Sus compañeros son fantasmas. En su aspecto de Rudra portando un tridente, con un tercer ojo resplandeciente en medio de la frente, Shiva puede parecer espantoso. La primera línea del Rudram comienza en realidad con un homenaje a este terrible aspecto de Shiva. “Oh Señor Rudra, salutaciones a tu cólera!… ¡Pacifica la flecha que sostienes en la mano para lanzarla a los pecadores!” El texto prosigue, “Oh Señor Rudra, residente del monte Kailas y dador de todo bien, otorga felicidad al mundo con tu supremamente pacífica y favorable forma que destruye los pecados y que es benévola, dichosa y que bendice con el conocimiento del Ser”.

Quienes veneran a Shiva se deleitan con este aspecto dual pues saben que aun cuando pueda aparecer como el furioso Rudra, el destructor de los pecados, a quienes lo aman se les presenta como Shánkara, el otorgador de gozo de buenos auspicios, el más pacífico, amoroso y, que de todas las deidades, es el que se complace con más facilidad. Su nombre, Shiva, en realidad quiere decir “Buenos auspicios” y cualquiera que medite con amor en Shiva sabe que bajo su apariencia poco convencional, Él es divinamente hermoso. Los mismos atributos que una vez parecieron temibles se convierten en fuentes de encanto. El Shiva Purana cuenta la historia de Mena, la madre de Párvati, a quien Shiva se muestra primero en su forma terrible; cuando ella ve su

Page 3: Aspectos de Shiva

horrible forma se desmaya y prohíbe a Párvati casarse con Él. Entonces Shiva se apacigua y accede a mostrar a su futura suegra su otro rostro, el rostro de su hermosura, “tan refulgente como mil soles”.

Esta historia y otras parecidas de los Puranas, señalan una de las enseñanzas básicas de la manifestación de Shiva, que la divinidad abarca tanto lo benigno como lo terrible. Es más, demuestra la manera en que Dios es la fuente tanto de la ignorancia como de la verdad. Shiva se manifiesta como Maya, el poder que oculta, engaña y provoca temor. Pero también es la luz de la conciencia, la fuente del gozo supremo. Shiva, que impregna todo, abarca todos los pares de opuestos dentro de sí y por ello enseña a sus discípulos a ver todas las cosas con el ojo de la igualdad y a entender que tanto la belleza como la fealdad, el engaño como la verdad, el gozo de la unión divina como el dolor del sufrimiento mundano surgen de la misma raíz divina. El devoto que puede traspasar el engaño del yoga-maya que Shiva crea, y es capaz de ver su divino resplandor recibe la gracia más elevada de Shiva la liberación y la identidad con Él.

Shiva mismo es el compendio de la conciencia de la igualdad, que ama a sus devotos, siempre está dispuesto a perdonarlos y se complace fácilmente con la menor veneración. Uno de sus nombres es Ashutosha, el que se complace con facilidad. A diferencia de Vishnu, que en la guerra cósmica entre las fuerzas de los reinos celestiales y las fuerzas de los demonios desvergonzadamente se hizo partidario de los celestiales, Shiva vertió su gracia sobre los dioses y sobre los demonios por igual. Es el Señor de los ladrones así como de los ascetas, de los parias como de los reyes. Baba Muktananda decía que es el Señor incluso de quienes no tienen Señor. Shiva brinda refugio a todos, un hecho simbolizado por sus compañeros los ganas, un ejército de fantasmas y duendes. El poder omnipresente del Señor abarca y mantiene bajo control a este curioso séquito. Los ganas rodean a Shiva y hacen la voluntad del Señor cuando éste entra en batalla. Para un pecador o para alguien al que Shiva desea engañar, ellos parecen horribles. Pero para un devoto, son curiosos y adorables, además de ser el recuerdo de la gracia sin fin del Señor que para todos tiene cabida en su corte.

Cada aspecto de la forma personal de Shiva tiene un significado simbólico. Su tridente que sostiene en la mano derecha, representa sus tres funciones: creación, mantenimiento y disolución y sus tres grandes poderes —iccha shakti, el poder de la voluntad, prana shakti, el poder del conocimiento y kriya shakti, el poder de la acción. También representa las tres gunas: sattva (pureza), rajas (actividad) y tamas (engaño u obscuridad). Las gunas son cualidades que componen todas las cosas en la naturaleza. De este modo, el tridente de Shiva simboliza su soberanía absoluta, su control sobre el mundo que crea, sostiene y disuelve.

La luna en cuarto creciente que lleva en el cabello simboliza la mente que Shiva tiene bajo perfecto control. Las tres franjas de bhasma en la frente demuestran la destrucción de las tres impurezas que atan al individuo y le impiden darse cuenta que su naturaleza es Shiva; anava mala, el engaño de la separación de Dios; mayiya mala, el engaño de que las cosas del mundo están separadas unas de otras y karma mala, el engaño de ser el hacedor de la propias acciones. El río Ganga que fluye y está sostenido sobre su cabeza, representa el flujo de néctar de la inmortalidad. También es un símbolo de la gran bondad de Shiva. El río Ganga originalmente sólo fluía en el cielo. Cuando accedió a bajar a la Tierra, señaló que alguien tendría que amortiguar su bajada porque, de otra manera, el impacto sería demasiado fuerte para la Tierra. Shiva consintió en hacerlo y le recibió en sus mechones enmarañados. Desde entonces se le conoce como Gangadhara, el soporte de Ganga.

Page 4: Aspectos de Shiva

La piel de elefante que viste es la piel de un demonio orgulloso y temible llamado Gajasura (“Demonio Elefante”) quien desafió una vez al Señor al hostigar a sus devotos en Benares, la ciudad sagrada de Shiva. Shiva llegó al rescate matando al monstruo con su tridente y liberándolo en ese instante. A partir de entonces viste su piel para representar el orgullo de quienes creen poder desafiar a Dios. La piel de tigre sobre la cual Shiva se sienta simboliza la lujuria, al sentarse en ella demuestra que ha controlado por completo toda pasión.

Se dice que el collar de serpiente de Shiva representa el alma individual jivatman que descansa en el cuerpo de Paramatman o el Alma suprema. Shiva crea el mundo en grupos de cinco y las cinco cabezas que a veces ven en la serpiente significan los cinco grandes poderes del Señor, los cinco principios anteriores a la creación, los cinco Kanchikas o ropajes que velan su naturaleza verdadera cuando le llega la hora. El quinto velo, que es invisible, se dice que es el origen del conocimiento. Compenetra a todo el mundo. Este mismo conocimiento superior es representado por el tercer ojo de Shiva.

El vehículo de Shiva es Nandi, el toro, que representa el dharma, la rectitud, el cimiento de la vida espiritual. Se dice que Dharmaraja, el dios del Dharma, una vez tuvo una visión en meditación en donde vio la extrema mutabilidad de todas las cosas. Al darse cuenta que al final de los tiempos todo perecería, incluso él mismo, decidió refugiarse en el imperecedero Señor Shiva. De modo que se acercó al Señor y postrándose, se ofreció como montura de Shiva. Shiva le dio la forma de Nandi, el que custodia la puerta de todos los templos de Shiva. El Dharma es el portero del Señor, cuyo significado es que no podemos conocer al Dios si primero no hemos pasado por la prueba del Dharma.

El hogar de Shiva es Kailas, una montaña lejana que existe en el Tíbet, pero que, desde un punto de vista esotérico, representa el sahasrara, el centro espiritual de la coronilla de la cabeza y morada de Shiva dentro del cuerpo. El permanece en Kailas por miles de años, sumergido en samadhi. En ese estado de samadhi, permanece completamente solo, inmóvil, trascendente, libre de todo apoyo, en el estado de ausencia absoluta de toda forma. Aún en él es también inaccesible, por lo cual las escrituras dicen que sólo mediante su Shakti se le puede conocer. Shakti es el rostro de Shiva, dice el Vijnana Bhairava, por medio de la Shakti se nos muestra la naturaleza fundamental de Shiva y sólo mediante la Shakti podemos conocerle.

Quizás ésta sea la razón por la cual los más grandes relatos de Shiva son los que cuentan su romance divino con la Diosa, la Shakti primordial, la madre del mundo, cuya existencia es inseparable de la suya. Sin la Diosa, se dice, Shiva es Shava, un cadáver inerte en su samadhi interminable. Es la Diosa, su poder dinámico quien le permite funcionar en el mundo y es, por lo tanto, la Diosa quien permite que se desarrolle el drama del mundo.

Existen dos fases de la relación de Shiva con la Diosa. En la primera, ella es Sati, la hija de Daksha, uno de los hijos de Brahma. Sati se casa con Shiva y vive con él hasta que Daksha insulta a los dos y Sati, incapaz de soportar el insulto, se mata en el fuego del yoga. Luego de su muerte, Shiva, embargado por la pena de haberle perdido, se recoge dentro de sí en el lugar que está más allá de pena y gozo. Cósmicamente, el retiro de Shiva simboliza el mahapralaya, la gran disolución, cuando Shakti se retira dentro de Shiva y los mundos cesan de exitir. Pero después de muchas eras, durante las cuales Shiva permanece perdido en meditación en las alturas del monte Kailas, la diosa regresa como Párvati, la hija del rey Himavat. Cuando Shiva desposa a Párvati, él de nuevo

Page 5: Aspectos de Shiva

comienza a actuar en los mundos, combatiendo demonios y otorgando recompensas. Esta vez, también, inicia su enseñanza del camino de la liberación al revelar a Párvati los agamas, las escrituras shaivitas no dualistas. Tomando el papel de un discípulo, Párvati le pregunta a Shiva acerca de la naturaleza de la divinidad y del camino de la Verdad. Sus repuestas se convierten en los textos que son en el mundo la mayor fuente de conocimiento de la realidad: “Oh querida Diosa, eres mi propio ser”, dice Shiva a menudo cuando empieza su respuesta a una de sus preguntas: “Por amor a ti, responderé a estas preguntas para el beneficio de la humanidad”.

Con frecuencia, en las pinturas indias en miniatura, Shiva y Párvati se ven cómodamente sentados en su montaña paradisíaca, Kailas. Sus dos hijos, Ghanesa y Kartikeya, están sentados cerca de ellos. En algunas ocasiones Párvati sirve a Shiva, en otras, lo contempla mientras él está sentado en meditación. El Shiva Purana a veces describe la suntuosa mansión de Shiva en Kailas, pero es más frecuente verlos viviendo al aire libre, divirtiéndose en los prados elevados de la montaña o muy lejos, por encima de las nubes. Su mundo es idílico, apartado, que trasciende las preocupaciones terrenales. Con frecuencia se ven rodeados de animales. Uno de los nombres de Shiva es Pashupati, Señor de los animales. Se dice en las enseñanzas que todos los seres son como animales en relación al Señor; atados como el ganado por el poder de Shiva que oculta su tirodhana. Aunque la maya de Shiva engaña y ata, su gracia, su anugraha, desata los lazos y revela la verdad de nuestra identidad con el Señor.