60
SEVERINO SALAZAR el novelista olvidado ALBERTO PAREDES - DOLORES CASTRO GONZALO LIZARDO - JOSé MARíA ESPINASA MIGUEL ÁNGEL QUEMAíN NARRATIVA “EL ARTE DE LA MEMORIA”, GABRIELA DAMIÁN MIRAVETE ENSAYO “ANTINOMIAS FATALES EN LA PINTURA DE CARLOS CORTéS”, ÓSCAR EDGAR LÓPEZ PORTAFOLIO “YO MIGRANTE, LOS QUE SE VAN”, ARTURO VALENTINO RAMíREZ GÓMEZ #003 enero-marzo de 2014 áurea Áurea Revista de arte+literatura

Áurea 003 Letras en movimiento, imágenes que emigran

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Enero-Marzo 2014, publicación oficial del Instituto Zacatecano de Cultura. Áurea 003- La historia de la humanidad es la historia del movimien¬to, de las caravanas, de las migraciones, de la búsqueda. A través de la historia sabemos de civilizaciones enteras que caminaban en búsqueda de nuevos lugares; todos so¬mos nómadas, todos buscamos. Esta edición está dedicada a esas ganas intrínsecas de movimiento. Recodamos a Se¬verino Salazar, el novelista olvidado, viajero, escritor, que en la distancia nos recuerda el terruño. El portafolio visual de Arturo Valentino, quien habla sobre la humanidad, sobre el movimiento, sobre sus móviles —el dolor y la esperanza—: “Yo migrante, los que se van”. Además de narrativa, poesía, ensayo y reseñas. ¡Que lo disfruten!

Citation preview

Page 1: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Visítanos en Facebook: Revista Áurea

y en Twitter: @RevistaAurea

o escríbenos a la dirección: [email protected]

SeverinoSalazar el novelista olvidado

Alberto PAredes - dolores CAstroGonzAlo lizArdo - José MAríA esPinAsAMiGuel ÁnGel QueMAín

Narrativa“el Arte de lA MeMoriA”,GAbrielA dAMiÁn MirAvete

ENsayo“AntinoMiAs fAtAles en lA PinturA de CArlos Cortés”,ÓsCAr edGAr lÓPez

Portafolio“Yo MiGrAnte, los Que se vAn”, Arturo vAlentino rAMírez GÓMez

#003 enero-marzo de 2014

áurea

Áurearevista de arte+literatura

#0

03

áu

rea

, re

vis

ta d

e a

rte

+li

tera

tura

Page 2: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

2 2

Page 3: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Lic. Miguel Alonso ReyesGobernador del Estado de Zacatecasy Coordinador de la Comisiónde Cultura de la ConferenciaNacional de Gobernadores

Lic. Gustavo Salinas ÍñiguezDirector General del Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”

Ing. Héctor Emmanuel Galaviz CastañedaCoordinador Administrativo

Lic. Ma. de Jesús Muñoz ReyesSubdirector de Difusióny Animación Cultural

Arq. Héctor Ávila OvalleSubdirector de Enseñanza e Investigación

© ÁUREA. Revista de arte+literaturaLorena Rodríguez SantoyoDirección eDitorial

Rodrigo Castillo GonzálezeDitor

Edgar KhondeCitlalli Luna QuintanareDacción y corrección De estilo

Noemí MorenocuiDaDo De eDición

Javier Alcaraz - elcerezoDiseño

Gonzalo LizardoJuan Gerardo AguilarHéctor ÁvilaBenjamín ValdiviaCarlos VelázquezRodrigo Castilloconsejo eDitorial

[email protected]

Áurea. Revista de arte y literatura es una publicación bimestral editada por el Ins-tituto Zacatecano de Cultura “Ramón Ló-pez Velarde”, con domicilio en Lomas del Calvario no. 105, Díaz Ordaz, Zacatecas, Zacatecas, 98020. Editora responsable: Lorena Rodríguez. Todos los textos aquí publicados son responsabilidad de quien los firma. Certificado de Licitud de Título: en trámite. Publicación periódica con un tiraje de 1 500 ejemplares. Producción edito-rial: La Dulce Ciencia Ediciones S. R. L. de C. V.

áurea

1

Letras en movimiento, imágenes que emigran.Queridos Amigos, para el equipo de Áurea Revista de arte

y literatura es un placer presentar su tercera edición. La

historia de la humanidad es la historia del movimien-

to, de las caravanas, de las migraciones, de la búsqueda.

A través de la historia sabemos de civilizaciones enteras

que caminaban en búsqueda de nuevos lugares; todos so-

mos nómadas, todos buscamos. Esta edición está dedicada

a esas ganas intrínsecas de movimiento. Recodamos a Se-

verino Salazar, el novelista olvidado, viajero, escritor, que

en la distancia nos recuerda el terruño. Les presentamos

un dossier con ensayos referentes a este escritor zacateca-

no, festejando la publicación de sus obras completas por

la editorial Juan Pablos, un poema que Alberto Paredes le

escribió, palabras de la poeta Dolores Castro a su fallecido

amigo, y una pequeña y fugaz mirada hacia sus textos.

¡Que Severino Salazar no sea olvidado! Este homenaje es

ilustrado por alumnos del taller El Pasillo A. C.

Vivimos en un mundo que bien podemos conocer a

través de las imágenes, la fotografía se ha vuelto un arma

estética al alcance de muchos, sin embargo pocos logran

capturar a través del lente de una manera bella procesos

sociales devastadores, por primera vez presentamos un

portafolio de fotografía, ésta es una selección de un pro-

yecto más grande de Arturo Valentino, quien habla sobre

la humanidad, sobre el movimiento, sobre sus móviles

—el dolor y la esperanza—: “Yo migrante, los que se van”.

Además regresamos con nuestras secciones fijas, en

narrativa presentamos a Gabriela Damián, un ensayo

acerca de la pintura de Carlos Cortés por el joven escritor

Óscar Edgar López, hablamos del Festival de documen-

tales Ambulante que por primera vez viene a Zacatecas

y las recomendaciones de cine y literatura. Les dejamos

esta edición en sus manos, esperamos que la disfruten.

en contraportada:

Dibujo de César Navarrete. Técnica: tinta y acuarela / papel.Inspirado en un fragmento del cuento “Con las alas blancas”, de Severino Salazar:Una confusión de sentimientos me volvía los espacios de mi casa, los corrales, las huertas, las calles del pueblo y las montañas en distancia, todo como un lugar desconocido.

[ Editorial ]

Page 4: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

2 2

editorial

Presentación 1

en foco

Proemio 4

Nido de cantera 6

Emaús 10

Severino, la fe y las catedrales 12

Severino, la lectura y la escritura 14

Severino, simbolismo 16

y naturalismo

Severino, los jardines 18

y los desiertos

Nunc Dimitis 20

Paisajes imposibles 22

narrativa

El arte de la memoria 28

artes visuales

Arturo Valentino 32

tesis

Antinomías fatales en la pintura 48

poesía

Demasiados comerciales 52

de preservativo

breves

Ambulante, gira de 53

documentales en Zacatecas

reseñas

Las mujeres matan mejor 54

Seres desconocidos 55

Pretty dead 55

La vida de Adèle 55

colaboradores 56

F

N

A

T

P

R

E6

53

B28

18

10

[ Contenidos ]

Page 5: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Un boleto para cualquier parte, Alberto Ordaz, 2012, litografía, 55x40 cm.

Page 6: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

En Foco

F

5

Page 7: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Alberto Paredes,

Severino Salazar

y Antonio Marquet.

(Foto: Gabriela

Bautista).

5

Proemio

ocho años de que falleciera

el novelista zacatecano Se-

verino Salazar (Tepetongo,

1947—Ciudad de México,

2005), la editorial Juan Pablos

y el Instituto Nacional de Bellas Artes asumie-

ron la noble empresa de recuperar la totalidad

de su legado literario bajo el título Obra reunida,

la cual fue presentada recientemente al público

en la Feria Internacional del Libro de Guadala-

jara 2013.

Coordinado por la editora Blanca Sánchez,

con la supervisión del escritor Alberto Paredes,

este esfuerzo editorial —compuesto por once

volúmenes— debió superar varios obstáculos:

primero, el desafío de trascender el centralis-

mo cultural mexicano, que por generaciones ha

demeritado la creación literaria realizada fue-

ra de la capital, y más todavía, el de vencer la

postmoderna desmemoria de nuestros tiem-

pos, cuya fascinación por “lo nuevo” margina

sin justicia ni remedio a los autores que —por el

pecado venial de haber muerto— no son capa-

ces de promover mediáticamente su obra.

En apoyo a la empresa de Juan Pablos y del

inba, este tercer número de Áurea ha compues-

to el presente Dossier como tributo a un autor

que supo recolocar a Zacatecas dentro de la

geografía literaria de nuestro país, y como in-

centivo para que el público —zacatecano, mexi-

cano o hispanoparlante— se interese por la na-

rrativa vigente y vigorosa de Severino Salazar;

una obra que hoy, más que nunca, necesitamos

para fertilizar nuestra memoria, nuestra identi-

dad y nuestra imaginación estética. n

Page 8: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

6 7

iempre que llego a la ciudad de

Zacatecas lo primero que hago es

ir a visitar a los amigos que se jun-

tan en el “Mesón de la Mina”, so-

bre todo a Cuauhtémoc Gutiérrez y

a Ricardo Reyes, los cuales hacen periodismo

y radio. Uno puede llegar al lugar a las doce del

día y dejarlo a las doce de la noche, después de

haber consumido grandes cantidades de cerve-

za, ron o café. El “Mesón de la Mina” es un lugar

agradable y está acurrucado en una de las calles

que atraviesan la avenida principal, o sea en la

Juárez, a media cuadra de la Biblioteca Mauricio

Magdaleno y del Jardín de la Independencia. En

realidad es como un nido de cantera rosa que

le da abrigo a los diferentes grupos de poetas,

narradores, historiadores, investigadores de la

uaz, funcionarios públicos y los fígaros, tres vie-

jos peluqueros de gran prosapia y tradición en la

ciudad, los únicos sobrevivientes, desplazados,

que quedaron después de la abundantísima pro-

liferación de estéticas y salones de belleza. Y tal

parece que cada grupo tiene su rincón, su mesa,

sus miembros. Y como diría López Velarde, “se

odian los unos a los otros con buena fe”, como

en cualquier comunidad donde se encuentren

más de dos cabezas pensantes. Un grupo no in-

vade los lugares del otro.

El “Mesón de la Mina” es un restaurante y

bar en lo que seguramente fue una casa; o tal

vez sí era un mesón, pues consta de un ancho

zaguán que desemboca en un patio rodeado de

una arcada de cantera, como de claustro, como

acabada de esculpir, techado, y los muros es-

tán decorados con fotomurales color sepia de

Nido de canteraSeverino Salazar

Ilu

stra

cio

ne

s: E

os

Oth

err

e.

Page 9: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

7

[ En Foco ]

diferentes vistas de la ciudad, lo cual nos de-

muestra que los habitantes de esta ciudad están

enamorados de su espacio, que siempre quie-

ren estar viendo las imágenes que forman sus

canteras.

Los meseros del lugar llevan en sus entrañas

el ritmo de la ciudad: son lentos, toda orden la

toman con mucha calma. El dueño del lugar lo

administra y atiende personalmente. Él sí es un

dechado de amabilidades. Uno puede comuni-

carse con los miembros de su grupo dejándole a

él los recados, hablando por teléfono. Una de sus

“Los meseros del lugar llevan en sus entrañas el ritmo de la ciudad: son lentos, toda orden la toman con mucha calma.”

Page 10: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

8 9

grandes obras de filantropía fue haber manteni-

do al ilustre boxeador zacatecano El Pajarito Mo-

reno en su restaurante por muchos años.

Además de beber, comer, platicar y chismear,

se puede leer. Casi los 365 del año funciona

como un open house party; uno llega a la hora

que sea, que siempre habrá alguien en la mesa

dispuesto a embarcarse en cualquier tema. Y si

no, uno puede leer los periódicos locales o im-

portados que para tal efecto se hallan apilados

junto a la caja, mientras llega alguien conocido.

El sistema de pago de las cuentas es muy efi-

caz. A cada contertulio, al llegar y pedir algo,

el mesero le abre su cuenta individual, y cuan-

do se retira, paga en la caja exactamente lo que

consumió. De esa manera se evitan los proble-

mas que causan las coperachas al final de una

jornada de cantina, cuando ya muchos compa-

ñeros de fama se fueron.

Esta ciudad es tan pequeña, dice el poe-

ta chihuahuense Ramón Antonio Armendáriz,

hijo adoptivo de Zacatecas desde hace tiempo,

que andar por ella es como andar por el patio

de tu casa, te encuentras a todo el mundo. Y el

“Mesón de la Mina” es como la sala de recibir,

como el comedor de la casa. El punto de refe-

rencia. Ahí se da cita el who is who de la cultura

de Zacatecas.

El “Mesón de la Mina” es como un huerto

fértil donde se hacen planes, se dan consejos,

se oyen opiniones y críticas despiadadas, pero

también se recogen ideas. Cuando uno deja el

lugar sale enriquecido. Por ejemplo, el último

día del año pasado ocupábamos una mesa del

mero centro Cuauhtémoc, Ricardo, creo que

también estaban Miguel Ángel de Ávila y mu-

chos más. Antes de retirarse, Ricardo nos con-

tó la hermosa historia de un frondoso árbol que

crece en la huerta de su casa paterna como a

80 kilómetros al sur de la ciudad, ya en los lí-

mites de Jalisco. Cuando terminó su narración

le dije que me había gustado tanto que le pe-

día permiso para escribirla con mis propias

“El ‘Mesón de la Mina’ es como un huerto fértil donde se hacen planes, se dan consejos, se oyen opiniones y críticas despiadadas, pero también se recogen ideas.”

palabras. Y me puso como condición que le

diera las primicias de publicación. El cuento ya

está escrito y dedicado a él.

Esa misma noche, a la salida del “Mesón”,

Cuauhtémoc sugirió que pasáramos por la casa

de Juan Francisco Rodríguez Martínez, a quien

habíamos tratado de localizar esa tarde, para

que nos platicara los pormenores de la edición

de su best-seller zacatecano Leyendas de Zacate-

cas, el cual acababa de salir y ya estaba agotado.

No se podía encontrar ni uno para remedio en

todas las librerías de la ciudad.

Íbamos con la intención de estar sólo unos 15

minutos con él. Lo encontramos en su estudio,

rodeado de sus libros, frente a su escritorio y su

piano. Lo acompañaban dos de sus compadres,

uno que venía del desierto, de Cañitas o de Feli-

pe Pescador, donde es recaudador de rentas; y el

otro, ingeniero, venía de Lázaro Cárdenas. Esta-

ban esperando el año nuevo con ponches, bran-

dy y Coca Cola. Las mujeres y los niños y niñas

tanto de Juan Francisco como de su compadre

estaban en el comedor, del cual solamente nos

separaba una cortina. Y mientras hablábamos de

libros y autores y nuestro anfitrión nos mostraba

sus tesoros de ediciones antiguas de libros y fo-

lletos de y sobre Zacatecas, de edictos del siglo

Page 11: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

9

[ En Foco ]

borrachos, bajamos el callejón; yo rumbo al hotel

y Cuauhtémoc rumbo a su casa. Habíamos can-

tado y platicado durante muchas horas. Había-

mos bebido. Yo a esas horas debería de haber

estado en Tepetongo con mi familia.

El frío atravesaba la ropa y la carne hasta

los huesos. Los empedrados de la ciudad esta-

ban mojados. En las luces que colgaban de los

postes, en cada esquina, se veían los remoli-

nos de pequeñísimos copos de nieve que al caer

al suelo se deshacían. Cuando pasamos frente al

“Mesón”, ahora cerrado, a oscuras, muerto, ni

parecía que ése fuera el lugar que se llenaba de

gente que hablaba de literatura y chismes: de la

vida. Y Cuauhtémoc me dijo, o yo le dije a él,

“qué bueno que existen estos lugares como el

‘Mesón de la Mina’, que tienden puentes entre

las personas y los lugares más mágicos, los que

sólo construye el mundo de la literatura”. n

xix y muchas otras raras maravillas, del come-

dor, y por espacio de más de dos horas, se derra-

maban las voces de un coro de niños y señoras

entonando villancicos. Pero la sorpresa me dejó

sin aliento cuando se descorrió la cortina y vi

que el grupo de niñas vestidas de encaje blanco

y niños pulcros y bien peinados con sus madres

al lado no leía lo que cantaban como yo suponía,

sino que cantaban los villancicos de memoria.

De pronto me acordé que Armando García, el

autor de María Santísima, me había dicho meses

antes que la gente de esta región del estado canta

más que el resto, en la iglesia, en las peregrina-

ciones, en las celebraciones.

Después de una rica cena de año nuevo con

bacalao, ensaladas y buñuelos, cargando bol-

sas de dulces y chocolates que nos habían dado

los niños cantores, y un libro que nos obse-

quió Juan Francisco, ya de madrugada y medio

Page 12: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

10 11

1.

Nos faltas Severino

donde sea que estemos

nosotros tus amigos

de pronto un vacío

ese hueco

eres tú

Nos faltas

Habría que decirlo con Verlaine

aunque te fuiste sin gozar su compañía

–el tiempo es mezquino–

Le pauvre Lélian

cierta vez

en verdad se entristeció

ese bello y tibio sentimiento

que pocas veces nos permitimos

que pocas veces

merecemos vivir

y del que tanto sabe tu prosa

Verlaine ese día

volvió a tomar el papel

Alberto Paredes

su hueco se llamaba Villiers

le reclamó murmurando

por un poco de tiempo seguimos aquí

guardando tu memoria

en nuestra esperanza ahíta

Y partiste

Adiós Villiers! Adiós Seve!

Nadie rebaje a lágrima o reproche

–el endecasílabo es de Borges–

el momento exacto y perenne

cómo y cuándo

la vida

el cáncer el destino

de golpe dijeron

con un palmetazo seco en la mesa del bar

Se acabó!

Cuando dos o más nos encontramos al azar

si somos nosotros los tuyos

estás ahí

retrasamos el momento

gozándolo

hasta decir por lo que sea

“Severino”

Es tan sólo un instante

un aleph escondido en el tiempo

minuto formidable

en que algo se abre luminosamente

No

no te has vuelto ausencia

sigues acompañando

hablo por el pellejo dolorido de mi alma

pues a solas

en el sigilo de mis días

compartidos conmigo mismo

–afuera llueve como en la pesadumbre de Vallejo–

acompañas

la cháchara no ha cesado

Page 13: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

11

[ En Foco ]

Deberá sucederle a todos

no hay prodigios egoístas

cada uno de los tuyos en su momento

volverá a oírte reír

porque estás ahí

Tu prudente frivolidad

“Severino!”

Esa palabra basta

enmudezco como piedra

resonando hacia adentro

escondiendo la violenta voz

por qué el camino

tiene que acabar o interrumpirse

tan de golpe Severino?

2.

No sé qué pretendo

cuando a otros

–todos los que no te conocieron–

desbordadamente les digo

hubo este hermano

este sol en nuestros corazones unidos

No sé qué pretendo

Severino

Y lo mismo otros nombres

insignias de otros veranos dulces e imprevistos

que sorprenden incluso hiriéndonos

extrayendo la sal de nuestra sangre

y al partir nos mutilan

Ya sólo ser

el clan de lobeznos

aullando solitarios

sin ti Alicia

Qué busca uno

al deshacerse en palabras opacas

que no se volverán

la más pequeña llama

de la zarza dichosa

que entibió la noche en el desierto

Solamente deseo

a los amigos fatigados de mi perorata

les deseo

con mi más triste rabia

de dientes triturados

ahogando su silencio

que también ustedes

se den de bruces

se mecen la barba

y gesticulen enmudecidos

cómo es posible

que no entiendan

que su imaginación no les diga

aunque sea a señas confusas

que hubo un astro terreno

vino brilló y se apagó entre nosotros

fue hace tan poco

y tenía por nombre…

Ilustración: César Ramos.

Te parabas dormido, recorrías gran parte

del internado. Severino Salazar.

Page 14: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

12 13

uando Severino Salazar publi-

có su novela Donde deben estar

las catedrales, en 1984, con la

que recibió el Premio Juan Rul-

fo para primera novela, no solo

llamó la atención de la crítica y los lectores sino

que anunció una manera de concebir el géne-

ro literario claramente paralelo a la arquitec-

tura. La catedral verbal se correspondía con la

catedral arquitectónica y establecía el deber de

un estar. Sé que la frase anterior es alambicada,

pero lo es también el barroco que Salazar toma

como modelo, el de la catedral de su natal Zaca-

tecas, y que se asienta sobre una idea del cons-

truir contra el tiempo, aun a sabiendas de que la

duración siempre derrotará el desafío del hom-

bre, pues no sólo él sino también sus creaciones

terminarán siendo polvo.

El barroco mexicano tiene una cualidad ex-

traña, y así como sor Juana comparte una época

con Góngora, a la vez que es distinta, el trabajo

de los canteros en el portal de la Basílica dedi-

cada a la Virgen de la Asunción es distinto del

barroco europeo. Salazar hace de esa construc-

ción arquitectónica un proceso de identidad.

Pronto sus libros dejaron ver que en el proceso

de encontrarse o reencontrarse estaba la mé-

dula de su escritura. Y que esa condición tan

marcada en el título de su novela, el deber del

estar, era un deber del ser que se enfrentaba a

su anulación fantasmal.

Como la geografía de Comala, habitada por

fantasmas, pedruscos y huizaches, la de Tepe-

tongo era igual de fantasmal, aunque estuviera

poblada por iglesias barrocas y casas de cantera.

El desierto está creciendo, había dicho Nietzs-

che, aunque Dios no haya muerto, agregaba Se-

verino en sus ficciones.

Su narrativa, ligada tanto a la fe como a la

creencia (que no es lo mismo) cristiana, planea-

ba la liturgia como una construcción conceptual.

En la catedral se encarnaba —aunque volver la

piedra carne es un milagro— una concepción re-

ligiosa del mundo. La catedral entonces tiene un

inicio, nace y se desarrolla en el tiempo, como

una manera de escapar a su cruel dictadura, es la

Severino Salazar: un autor, cuatro lectoresPara prologar su Obra reunida, fueron invitados once escritores familiarizados con el legado de Severino Salazar. Entre esas once aproximaciones al narrador tepetonguense, en exclusiva para este dossier de Áurea, hemos seleccionado cuatro fragmentos, en los cuales se reflexiona sobre los temas y símbolos más específicos de ese mundo naturalista y barroco, regionalista y erótico, literario y vital, singular y mítico, que Severino construyó con su escritura.

Severino, la fey las catedralesPrólogo a Paisajes imposibles –la danza de los ciervos–.

José María Espinasa

Page 15: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

13

búsqueda de la permanencia enfrentada a la vida.

Hay algo de milagroso en la condición aérea de

esa catedral, como lo hay en la prosa densa pero

alada del narrador. Aquello que las búsquedas

barrocas de Terra Nostra (Carlos Fuentes) y Se-

gundo sueño (Sergio Fernández) no habían con-

seguido antes de pronto se intuía posible: la

cantera como plumaje, el fraseo como trino.

Esa primera novela hizo pensar, al menos me

lo hizo pensar a mí, que la obra se desarrollaría

como una proyección geométrica: a una catedral

debe seguir una mayor aún, como en San Gi-

miniano, en Nueva York o en Kuala Lumpur los

rascacielos se desafían unos a otros. Pero cuan-

do hablamos de catedrales, y designamos con

las mismas palabras las iglesias románicas, las

construcciones góticas o las basílicas barrocas

sentimos que hay una insuficiencia en la palabra.

Y Severino, hombre tímido, optó por una con-

dición que se podría calificar de franciscana. No

porque sus narraciones tuvieran una condición

humilde (hay orgullo en la espiritualidad romá-

nica y en la sencillez franciscana) sino porque su

necesidad de encuentro no pasaba por la fama,

la farándula literaria y el protagonismo, sino por

una exigencia interna.

Tal vez fue eso lo que lo llevo a ser un maestro

del cuento. México es un país de extraordinarios

cuentistas, que nada piden a los novelistas, aun-

que se escondan o se cobijen bajo su sombra. Y

Salazar bebió de esa tradición a conciencia. Por

eso pudo practicar con gran talento la novela

corta, espectro genérico en el que encontró su

mejor dimensión y de la que es ejemplo perfecto

La arquera loca. Pero si el tiempo fue su materia

prima —su cantera—, nunca lo concibió como

un tiempo en pasado —sus narraciones no son

ni históricas ni de época—, pero tampoco como

un presente continuo, sino como una construc-

ción de la duración. Esa es su verdadera raigam-

bre barroca, de un barroco que viene de la Edad

Media y de la religiosidad como revelación, de

la vivencia como milagro. Y así pudo llegar a ser

en algunos relatos arrebatadamente cursi, cul-

tor de una estética kitsch, deudora a su vez de

su condición homosexual. n

Foto del archivo familiar.

Page 16: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

14 15

alazar fue un lector agudo y ge-

neroso; pasional y culto. Digamos

que es lo que deben expresar todos

los textos sobre literatura o arte en

general provenientes de los crea-

dores. Pues evidentemente nos acercamos a tales

textos porque salen del mismo cuaderno o tecla-

do que sus obras consideradas como creación.

Nos importan porque el escritor muestra su perfil

de lector, invitándonos a su biblioteca Los Ensa-

yos y artículos reunidos de Salazar satisfacen am-

pliamente estas condiciones. Los lectores que ya

conozcan con anterioridad su narrativa así como

quienes lo estén haciendo por primera vez gra-

cias a esta colección, verán desplegarse un pa-

norama variado, orgánico y recurrente. Leer es

releer y Salazar gozaba sobremanera este retor-

no benéfico. Y dentro de todo aquello que leyó,

las obras a las que dedicó un texto manifiestan

un espíritu cálido con sus libros. Una imagen es

frecuente en el entorno que define a sus pro-

tagonistas: uno o dos muebles libreros, casi

nunca más, donde se mantienen en buena cus-

todia unos cuantos volúmenes. Tomemos como

ejemplo a Martha, la protagonista (heroína, dice

el relato reflejando su propia voz interior) de

“¿Quiénes son ellas?”: … en este cuartucho de las

calles de Boturini, con un ropero, un librero (que

le compró su padre) y que tenía tan pocos libros

que desde su cama, y en la penumbra del cuar-

to, con solo ver la sombra de los lomos, recitaba

en secreto, los títulos de derecha a izquierda, y

viceversa.¿Y qué decir de los niños de “Libro Co-

razón”? ¿Y de los libros de ese niño viejo de su

tierra que él tanto admiró y con cuya obra nunca

dejó de dialogar: Ramón López Velarde? En fin,

el propio niño viejo que Severino se confesaba

ser: un profesor universitario soltero, vivien-

do con los placeres y mesuras de la clase me-

dia urbana, entre los cuales hablar de libros es

uno de ellos; pero mucho menos hablar de aquel

que estuviera escribiendo sino del que estuviera

leyendo, siempre con vehemencia y ojos muy

abiertos. Permítaseme un recuerdo: es por esta

combinación de entusiasmo y agudeza que en

diversas reuniones formales o amistosas entre

colegas, escuchábamos con atención sus ideas.

Varios de los textos aquí reunidos responden a

Severino,la escrituray la lecturaPrólogo a Ensayos y artículos reunidos

Alberto Paredes

Page 17: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

15

peticiones y compromisos expresos de participar

en diversos coloquios, encuentros, publicacio-

nes temáticas y actividades universitarias. Sala-

zar era formal y sus colaboraciones nos nutrían

con la chispa de su agudeza.

Leer es una de las formas de la ermita en su

obra. Ermitas: lugares de retiro físico y exis-

tencial; sea en un sentido religioso (católi-

co, no en pocas ocasiones con ecos hebreos),

y entonces la ermita sacraliza la cultura como

operación espiritual de apartamiento y depura-

ción de mundo. O sea en espíritu laico, bajo el

cual leer sigue siendo un retiro de reflexión y

búsqueda de luces. Leer: a un tiempo ascesis

y peregrinación.

Ahora entendemos que en el retrato interior

de varios de sus personajes, a menudo como

elemento de un aura de silencio, aparezca el

modesto librero de pocos volúmenes. Para todo

ser humano debiera suceder así, en él se cum-

plió, en vida y en obra: leer como experiencia

esencial; leer es peligroso pues, en uno u otro

grado, de cada libro hemos de salir tocados, a

veces transformados. Lo que está impreso es

idéntico en todos los ejemplares, pero cada cual

recorrerá un camino diferente.

Cronista de lecturas. Todos los cronistas lo

saben: lo que se cuenta importa porque dice

algo, porque tiene sentido, pues la mera anéc-

dota o circunstancia descrita no ofrece den-

sidad suficiente como para fundar en ella una

crónica, necesita haber importancia intrínseca.

En el caso de Salazar, es la página abierta a los

símbolos, a la vida como símbolo: alegorías que,

si el lance es afortunado, se elevan en epifanías.

Eso es lo que cuenta de lo que se cuenta. n

“Una imagen es frecuente en el entorno que define a sus protagonistas: uno o dos muebles libreros […]”

Foto del archivo familiar.

[ En Foco ]

Page 18: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

16 17

ntes de forjar sus mundos

textuales —o justo mientras

los forjan— algunos autores

necesitan hallar para sí un lu-

gar en este mundo real, y co-

mienzan por buscarlo en ese mundo dentro del

mundo que es la tradición literaria. Así lo hizo

ver Severino Salazar cuando escribió, en el pró-

logo a la antología Zacatecas, cielo cruel y tierra

colorada, que deseaba pertenecer como narra-

dor a la tradición de escritores como Mauricio

Magdaleno, Tomás Mojarro y, en menor medi-

da, Amparo Dávila. Las razones por las que se

identificaba con esos notables narradores justi-

fican muy bien su propósito de consolidar una

narrativa.

La novelística de Salazar ofrece una respuesta

literaria a un momento histórico muy preciso —

los años ochenta— marcado por una paulatina y

globalizada descentralización del arte: hasta en-

tonces la literatura en México —lo mismo que la

pintura o la música o el cine— se producía y se

administraba desde la capital del país. Gracias a

los talleres y a la creciente oferta editorial en las

ciudades de provincia, se abría tierra adentro la

semilla del arte: la necesidad de autoafirmar su

identidad mediante la creación artística.

Esta percepción crítica de lo literario y lo re-

gional permitió que Salazar forjara, como nove-

lista, una poética de la novela que lo distingue

como autor frente a las poéticas dominantes

de su contexto —las cuales apuntaban, desde

la Generación del medio siglo, hacia una litera-

tura más cosmopolita y experimental. Su teo-

ría de la literatura es realista en tanto satisface

la necesidad de escribir sobre lo real, y también

simbolista en tanto que el autor y sus persona-

jes abrevan de los símbolos universales, arque-

típicos, para satisfacer su propia sed de Dios.

Este Desiertos intactos. A semejanza de su pri-

mera novela (que integraba dos historias en

apariencia incompatibles tal como Las palmeras

salvajes de Faulkner), este quinto libro de Sala-

zar nos cuenta dos historias paralelas, separa-

das por el tiempo pero unidas por el espacio. El

destino paralelo de dos eremitas singulares que

habitaron en distintos siglos pero en un mismo

desierto. Un desierto (aún) fascinante, miste-

rioso, intacto.

Acaso la virtud estética más notable de De-

siertos intactos se manifiesta en su eficacia para

comunicarnos el pavor metafísico de su pro-

tagonista, ese temor suyo ante lo numinoso,

mientras nos entretiene con su colorido retrato

de la vida reciente o lejana: la corte española,

los personajes de las juderías, los rufianes de las

caravanas o los afanes cotidianos de La Chave-

ña, esa hacienda de provincia con sus carrua-

jes, sus reses, sus cosechas, las bugambilias y las

glorias floreadas de los patios: explorar lo inde-

cible a través de lo sensible, lo sagrado a través

de lo profano, lo terrible a través de lo entraña-

ble; he aquí la vocación literaria que mejor de-

fine a esta novela.n

Severino, simbolismo y naturalismoPrólogo a Desiertos intactos.

Gonzalo Lizardo

Foto

de

l ar

chiv

o f

amili

ar.

Page 19: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

17

Page 20: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

18 19

arias veces le pregunté a Se-

verino sobre las semejan-

zas y cruces entre el jardín

y el desierto, «tierra espan-

tosa», tierra de las pruebas

y del designio divino que convertirá el tránsi-

to en «pueblo elegido». Es el espacio de la re-

flexión sobre la tentación: «no solo de pan vive

el hombre». El desierto es un mundo de pruebas

no de castigos. Es terreno ideal pero no de per-

manencia, el desierto es un tránsito a la tierra

prometida.

La noche, el sueño, temas bíblicos por ex-

celencia se anudan a su literatura en un primer

momento abarcando todo su pensamiento na-

rrativo. La noche, el desierto, el sueño son lu-

gares de retiro espiritual, de indagación y de

introspección segura, de revelación y de lucha

contra el mal.

Sobre las posibilidades de ambos espacios

simbólicos, su convivencia y futura indagación

conversamos mucho. A veces por mail, a veces

frente a una grabadora y en otras al calor de la

plática me proponía ideas que ahora sintetizo

aquí y que traigo de distintos momentos: para

él la creación del jardín era un símbolo de so-

metimiento que se opera sobre una naturaleza

que se ordena, se sintetiza y se selecciona. Es a

un tiempo un ejercicio de inclusión y exclusión.

Tú sabes de mi afición por los místicos es-

pañoles, me decía. En el espacio de su poética

el jardín tiene un lugar privilegiado, es el lugar

donde hombre y divinidad se encuentran. Hay

algo edénico en esa coincidencia. El collar de la

paloma de Ibn Hazn, El jardín amurallado de la

verdad de Sanaí, que justo se trata de un tex-

to escrito después de un largo viaje, una pere-

grinación a La Meca y Medina, donde la idea de

humanidad, diversidad y pensamiento descan-

sa sobre la metáfora del jardín. Hay conexión

con el pensamiento, pensamiento que es oní-

rico y erótico. Cuerpo y divinidad dialogan a

través de un trabajo de lenguaje en busca de la

imagen perfecta/precisa.

Si bien el jardín fue una metáfora privilegia-

da hacia el final de la vida de Severino, el de-

sierto nunca dejó de estar presente y persiste

como un poderoso referente al “primer” mun-

do que le ofreció el gran material simbólico que

componen sus novelas y cuentos. El desierto es

el mundo donde se pone a prueba la tentación

(la montaña y el templo bíblicos son los otros

dos territorios de la prueba); no es el mundo de

la elaboración sino de la meditación; al desierto

Severino, los jardinesy los desiertosPrólogo a La locura de las flores

Miguel Ángel Quemaín

Page 21: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

19

se es llevado o se busca acceder como un es-

pacio de conquista espiritual, de resistencia y

sacrificio; es una nada muy poblada de signifi-

cados y creaturas.

El desierto como elemento simbólico en la

Biblia le permitió crear analogías y trazar un

mapa subterráneo para sus personajes, para sus

temas. La rebeldía, la tentación, la soledad del

hombre que busca sus orígenes en el corazón

mismo de su soledad y aislamiento. El tentador

es un diablo que separa y divide, es el demo-

nio griego cargado de señas y claves: el ayu-

no, las cuarenta noches, el tránsito judío en el

peregrinaje.

En ese mundo mitológico de la Biblia tam-

bién está el jardín de su encanto donde

conviven dos tipos de árboles, uno eterno y

universal que está en medio del huerto y que

representa la inmortalidad. Paulina Zúñiga es

testigo de la presencia y poder de ese árbol que

se le recorta contra el horizonte y representa la

inmortalidad, tema de las culturas más anti-

guas. También está el árbol del conocimiento,

el bíblico del bien y el mal. El que propone una

elección sobre la inmortalidad.

Para Severino Salazar el desierto vive la ilu-

sión verde del jardín que aparece temporal-

mente bajo el influjo de las estaciones. Se trata

de un jardín salvaje que se construye a sí mis-

mo, sin necesidad del hombre, quien sin em-

bargo aprovecha la estación para tomar los

frutos del desierto. n

Foto del archivo familiar.

[ En Foco ]

Page 22: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

20 21

everino Salazar surge como un gran

árbol de raíces profundas en Tepe-

tongo, extiende la frescura de sus

ramas por toda la capital y el esta-

do de Zacatecas en su historia co-

lonial, en su presente mágico. Penetra hasta la

existencia íntima de sus personajes: niños, jó-

venes, adultos y viejos que viven intensamente.

Él puede presentarlos en virtud de su genialidad

para unir sueño y realidad, mediante una ima-

ginación que fortalece sus palabras al revivir las

situaciones y convertirse en los personajes mis-

mos de sus novelas y cuentos

Leerlo ha sido para mí volver a la infancia, al

lenguaje de mis padres y mis abuelos; recordar

palabras y giros del español antiguo que fue-

ron repetidos en el habla y aún en la escritura

de muchas generaciones “bajo un cielo cruel y

una tierra colorada”; lenguaje que como reposa-

da arena de río, se ha ido agregando, y lo retoma

Severino Salazar para rescatarlo esencialmente

en su rica capacidad lingüística y expresiva.

Severino nació en Tepetongo, su pasión por

la literatura lo llevó desde ese poblado de Zaca-

tecas a estudiar en la unam, en el Distrito Fede-

ral, y fue discípulo de Rosario Castellanos, tal

como me refirió la primera vez que tuve el ver-

dadero gusto de conocerlo, sí, mucho gusto,

pues él en persona tenía cualidades de conver-

sador y cualidades de escritor natos.

Severino inicialmente había escrito poesía

(y fue fundamentalmente poeta en su vida y su

obra). Recordó en aquella ocasión que después

de estudiar en la unam obtuvo una beca para

proseguir en Inglaterra, y ahí conoció a impor-

tantes narradores ingleses que escribían sobre

personajes de pequeñas comunidades como

protagonistas de importantes libros.

También, me dijo: “quise escribir novelas y

cuentos poéticamente”.

Severino logró eso y mucho más. Conoció a

fondo, en sus entrañables maneras de ser a los

habitantes de Tepetongo, y de muchas peque-

ñas comunidades de Zacatecas, y así recreó es-

pacios de su historia, reviviendo mágicamente

personajes, atmósferas y tonos en medio de una

cauda de emociones.

La editorial Juan Pablos publicará próxima-

mente la obra completa de Severino Salazar. A

mí me encargaron el prólogo de su libro Cuen-

tos de Navidad, y doy testimonio de su calidad,

de la belleza de sus narraciones, de su mensaje

de solidaridad humana, su inteligencia despier-

ta ante las emociones, pero también a la crítica

social y política.

Los personajes de comunidades pequeñas, los

solitarios, los excepcionales, como en Cuentos

de Navidad, los niños, o todos los que aparecen

en el cuento titulado “Nunc dimitis”, revelan

en el autor no solamente su conocimiento de

los amores y pasiones humanas, sino sus lectu-

ras, desde clásicos griegos y latinos en adelante.

Severino es conmovedor en su narrativa por-

que sacude las raíces de nuestra forma de es-

tar en el mundo, ya sea por vivir en una aldea,

o una hermosa ciudad, y nos revela múltiples

“Nunc dimitis”, SeverinoDolores Castro

Page 23: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

21

[ En Foco ]

modos de ser o de existir, múltiples sí, y uni-

versales, puesto que en el fondo de cada uno

asoma un ser humano.

En “Nunc dimitis” (que según consulté en

un diccionario latín-español significa “nunca

renuncies a lo que tienes derecho”, en su sig-

nificación más amplia) es la conmovedora his-

toria de un hombre que sólo posee un pequeño

rebaño de borregos, y mueren todos bajo la ne-

vada sorpresiva que ocurre en Zacatecas. Él los

lleva hasta la ciudad para venderlos, pero está

prohibido transportarlos en el ferrocarril, y se

entera de ello al bajarlos, con ayuda de su mujer

y sus hijos, tras muchos esfuerzos el destino de

esta pobre gente es conocido por un periodista

que nada puede hacer por ellos, sino mostrar la

situación de los más pobres.

En sus novelas, en sus cuentos, descubri-

mos este México plural, rico en formas de vida

diferentes, a la vez particulares, originalísimas

siempre de esta vida que no se circunscribe a la

capital de nuestro país, y tampoco exclusiva-

mente a la capital de Zacatecas. Por sus libros

conocemos un México rico, iluminado en los

átomos de su materia humana y sensible que

forma células y tejidos sociales de gran riqueza.

En su novela Donde deben estar las cate-

drales, en Desiertos intactos, y El mundo es un

lugar extraño, en todo, en fin, lo que Severino

nos dejó como rica herencia literaria, expresa

modos de ser en personajes sensibles, plena-

mente humanos, así como la vida en torno de

ellos, y con frecuencia la justicia o injusticia

social reinante, la vida de niños, o de jóvenes

estudiantes, o de egresados de la minería, o de

las universidades que se reúnen sin encontrar

rumbo qué seguir.

Esperemos las obras completas de Severino

Salazar publicadas en la Editorial Juan Pablos,

leeremos y releeremos a un escritor de Tepe-

tongo, de Zacatecas, de México, que es también

un escritor universal. n

Ilustración:

César Navarrete.

Una confusión de

sentimientos me

volvía los espacios

de mi casa, los corrales,

las huertas,

las calles del pueblo

y las montañas

en distancia, todo

como un lugar

desconocido.

Severino Salazar.

Page 24: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

22 23

Paisajes imposibles —la danza de los ciervos—Severino Salazar

Fragmentos iniciales de Paisajes imposibles —la danza de los ciervos—, la última novela de Severino Salazar, inédita hasta ahora.

Ilu

stra

cio

ne

s: E

os

Oth

err

e.

n

Uno

…de las figuras artificiales y de las cria-

turas cuya existencia tiene lugar ape-

nas en los tapices y en los cuadros.

Fernando Pessoa, El libro del desasosiego.

Vestida de negro, con alforja de piel al hombro

y un cayado nudoso, pero terso por el manejo,

llega una vieja.

Desarrapada.

Ha caminado sin parar cuatro días y tres no-

ches, y ya se le terminó el bastimento que traía

para la expedición.

Hasta hoy en la tarde, cuando mira a lo lejos una

verde colina y sobre ella las murallas de la ciu-

dad que viene buscando, siente un poco de alivio.

Page 25: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

23

Gruesos paredones constriñen la ciudad de

piedra exqui sitamente labrada.

Como una rosa color salmón a medio abrir,

piensa, compara.

Al fondo las atalayas, las fortalezas almenadas

del alcázar que surgen de los acantilados, dorán-

dose con los últimos ra yos del sol, que se abren

camino entre dos enormes nubes.

En la torre más alta, dos banderas se mecen

majestuosas con la suave brisa que asciende de

los llanos.

Bendito el hombre, reflexiona, que es arroja-

do a un mun do de piedras; sin embargo, él las

amontona, las bruñe, las acomoda y les descubre

una infinidad de formas amables.

Ha llegado —poco antes de que caiga la noche

fría del otoño— con la horda de limosneros que

recorre estas co marcas y sube a las puertas no-

bles del alcázar.

Soplan tiempos recios.

Reclama atención especial, y que a ella se le

permita hablar con el señor.

Alegando que es la portadora de un importan-

te mensaje.

Es una agorera.

Se llama Raymunda de Languedoc.

Ahora tiene hambre y sed.

Pero es mucho más grande la apuración por

entregar el mensaje que le fue comunicado en

un sueño, que se repitió siete noches seguidas.

Después de que le han dado de comer hasta la

saciedad en el refectorio destinado a los men-

digos y peregrinos, la hacen esperar en un salón

amplio y enlosado.

Se halla a la mitad de una torre cilíndrica, que

termina en punta, donde se ha colocado una rosa

de los vientos: el lugar de la alcazaba más cer-

cano al cielo.

Cubre su cabeza y la mitad del cuerpo con un

manto negro, pardeado por el sol en algunas par-

tes, con agujeros, lleno de polvo del camino.

Y en la mano izquierda sostiene, con delicade-

za y cuidado, tres cogollos marchitos de romero.

Como si se los fuera a ofrecer a alguien.

Sus ojos grandes, bajo su frente arrugada, giran

lentamente como dos planetas habitados por el

misterio.

Como tratando de descifrar el nuevo mundo en

el que han penetrado.

Rostro endurecido por el sol y el viento.

Sin mucha tardanza, pero ya de noche, el señor

y su joven mujer la reciben.

Se encuentra un tanto mareada, porque el poci-

llo en el que bebió el vino fue colmado tres veces

mientras comía.

El vino ubérrimo y apenas perfumado que dan

estas tierras.

Retorcidos troncos de olivo arden silenciosa-

mente bajo la campana de una gran chimenea

de piedra blanca.

Las llamas danzan y brillan en la seda de los

gruesos ta pices y damascos que cubren las pa-

redes circulares de techo a piso.

En el aire se respira la nobleza que se ha venido

destilando con el devenir de las generaciones.

El cielo azul y las estrellas pasan lentamente

más allá de los delgados pilares y filigranas de

una ventana ojival.

Es el inescrutable firmamento, cargando los

misterios de nuestro destino, que nunca deja de

mirarnos desde todas partes.

La saurina sabe que estos espacios del alcá-

zar dan testimonio, en cada uno de sus deta-

lles, de que aquí se piensa más en el bien de lo

imperecedero.

Y se lucha contra los absurdos e intrincados

caminos del deseo sin fin.

Ni finalidad.

No hay duda, ella lo intuye, a la cabeza de

este orden y bienestar se encuentra un hom-

bre próspero y generoso que está en la gracia

de Dios.

Que sabe cuidar bien de los súbditos que aco-

gen sus mu rallas; y aun de aquéllos —los más—

desperdigados por las amplias llanuras y mon-

tañas de sus dominios.

[ En Foco ]

Page 26: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

24 25

Es bueno saber, se consuela la agorera, que

en algunos rincones del mundo Dios sonríe

complacido.

Ocultando a los ojos simples —con tanta in-

dulgencia— la fragilidad y el dolor de la vida.

Así sea su santa voluntad.

Aunque en otras regiones se burle, y se escu-

chen a lo lejos sus carcajadas celestiales.

Este hombre, sabe la saurina, acaba de reco-

ger las cosechas del año que, como nunca, fue-

ron abundantes.

Y, como si fuera poco, envuelto en toda esta

riqueza que cae del cielo y sube de los valles por

las laderas, Dios también le ha mandado su pri-

mer hijo.

Cuando Dios socorre, socorre a manos llenas,

dice a guisa de salutación la vieja desarrapada.

Procede a darles las nuevas que la echaron al

camino con su cargamento de sueños, en busca

de estas lejanas tierras.

Empieza su discurso explicando que el tierno

vástago, que la joven señora mece junto al fuego

en una artesa forrada de zaleas blancas y amari-

llas, ha sido llamado entre miles y miles.

Llevará a cabo grandes trabajos y presenciará

un prodigio para beneficio del género humano.

Porque va a crecer en él el hombre más ama-

ble, sabio, leal y fuerte, y con más noble espíri-

tu, mejor instrucción y crianza que todos los que

hasta ahora se conocen.

Para esto deberá abrazar la regla y la orden de

caballería.

Porque en el mundo faltan caridad, leal-

tad, justicia y verdad; y estos dones deben ser

restaurados.

El señor se levanta de la butaca donde ha per-

manecido y, mirándola fijamente, se acerca a su

mujer.

Y para llevar a buen puerto la gran encomienda

que se le ha asignado —continúa la desarrapa-

da—, será menes ter de caballero, caballo, arma-

dura, lanza y ciervo; y un elemento intangible y

vacío: el abismo; o sea, el precipicio.

Es decir, el paisaje a la vez escabroso y bello de

estas regiones.

Ya que en el instante en que entraran en con-

junción dichos elementos, el prodigio sería vi-

sible para todos los moradores de esta región.

Concreto en una hermosa imagen nunca an-

tes vista.

Y esa imagen iba a quedar grabada, a perdurar

en la mente de los hombres a través de los siglos

por venir.

Pues la imagen se formará con el caballo: la

más bella de las bestias, la más veloz, que da al

hombre que la gobierna el título de caballero.

Armadura, el caparazón de fortaleza, la pro-

tección del peligro, que más que cubrir el cuer-

po, cubre el alma.

Lanza, la más honrada y noble de las armas.

Ciervo, el animal que va pensando en el bosque

que recorre y lo materializa sobre su cabeza, y

huye con él a cuestas.

Y el elemento temido: el abismo, el precipicio,

el desfiladero.

El vacío sin fondo.

El vértigo y el horror.

Que él —el caballero elegido— debía desafiar.

Y llenar ese vacío aunque fuera por un

instante.

Para dejar fija en una imagen —como ya lo ha

dicho— esa hazaña.

En esto consistirá la gran misión del infante,

que ahora yace en la artesa.

Para que se cumpla el destino, Dios impone

tres condiciones.

Que cuando el herrero esté forjando la punta

de su lanza en la fragua, el propio señor, su pa-

dre, apague el hierro candente con una de sus

lágrimas.

Esa lágrima acompañará al vástago en todas

sus aventuras; pero en el momento final, le será

devuelta a su dueño.

Segundo: no cazar ciervos, ya que en la cor-

namenta de estos animales San Eustaquio vio la

cruz donde padeció nuestro Señor.

Page 27: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

25

Pues los ciervos llevan en su cornamenta el

Calvario.

Siendo el más limpio de todos los animales de

la creación, el más puro.

Y por último, y por muy contradictorio que pa-

rezca, la persecución y caza de un ciervo abrirían

las puertas del prodigio.

En su poder no está descifrar el acertijo, aclara

la desarrapada.

Y ese niño, la vieja apunta con el índice largo y

flaco hacia la artesa blanquísima, de álamo, debe

permanecer toda su vida atento.

Ojo avizor.

Porque una plaga de mariposas de colores y una

lluvia de mierda preludiarán el prodigio en un

día de verano.

Nubes de mariposas sobre los arbustos en flor

de la chirimía silvestre.

Prodigio que quedará grabado para siempre

en la corteza de esta tierra y en la mente de los

hombres por venir; no se cansa de repetirlo.

Santa herida en la carne y en el paisaje.

Santa imagen en la mente de los hombres.

¿Cuál es la chirimía silvestre?, pregunta intri-

gado el señor.

El señor coge el atizador y da tres pinchazos en

el mazacote de brasas: un remolino de chispas

—enjambre de moscas de lumbre— sube por el

tiro de la chimenea.

El fuego se aviva en llamas color naranja.

Da unas florecillas extrañas y crece en las ribe-

ras del río Jordán, le contesta la agorera.

Después de una breve pausa prosigue diciendo:

Del centro de una flor diminuta brotan dos; de

éstas, cuatro; y a su vez de éstas, ocho, y así...

La joven esposa mira la artesa y levanta el velo

azul que la cubre.

Invita a la vieja con una sonrisa para que se

arrime y mire el niño.

Cuando la madre sonríe, su cara se llena de

complacencia.

Piensa que la mujer de negro es tímida.

Va hacia la vieja, la toma de la mano y la deja

frente a la artesa.

La joven madre, aunque hermosa, renquea un

poco, como si una de sus piernas fuera más corta.

Veo un precipicio sin fondo, dice muy quedito

la desarrapada.

Ahora las tinieblas cubren mis ojos: soy ciega

durante la noche.

Sólo veo en mis sueños.

Momentos después, los cogollos marchitos de

romero chisporrotean sobre las rojas brasas de

la chimenea.

Un leve sahumerio invade la torre.

Afuera, más allá de las filigranas del ventanal

de ojivas, silba con fuerza el viento.

Con sus frondosas ramas, los castaños y nogales

de las huertas, que rodean el alcázar, le lloran a

la noche: un llanto grandioso, solemne.

A una noche larga y oscura del otoño, que pre-

sagia lo crudo que será el invierno.

Lloran inconsolables por el viento que, con

violencia, reclama para sí sus hojas.

[ En Foco ]

Page 28: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

26 27

Y horas después, muy de mañana, con su alfor-

ja de piel al hombro —repleta de provisiones—,

apoyándose en el cayado nudoso y terso, cruza

el patio principal, cuyo piso es de baldosas blan-

cas y negras.

Así, mientras cantan los primeros gallos (to-

dos los gallos vienen de Barcelos), como si flo-

tara sobre un tablero de ajedrez, sale del alcázar

Raymunda de Languedoc.

Sus largos pasos no se escuchan, sólo la punta

del cayado que los va marcando contra los cua-

dros de piedra.

Sus labios se mueven con rapidez, como si las

oraciones que va rezando las leyera en ese suelo.

En el libro abierto de este país misterioso y

lejano.

n

Libro de piedra

Los cascos de su caballo cuatralbo van pisando

una gruesa alfombra de hojarasca empapada, ya

podrida.

El viento frío dispersa el líquido tintineo de

los cascabeles de plata.

El señor —dos escuderos lo siguen a pru-

dente distancia— cruza la maraña de un bosque

gris, pelado, rumbo al alcázar.

Ya se encuentran en las cercanías.

Él, sumido en meditaciones, esquiva con pe-

ricia las ramas más bajas que atraviesan el cielo

del camino.

Es una mañana llena de sol y el agua canta en-

tre las piedras de los arroyos, mientras las pule

y las limpia, pues se está derritiendo la nieve.

Ha pasado tres días recorriendo sus tierras.

Está a punto de estallar en silencio la prima-

vera: el viento ya empieza a sacarle el aroma a

los troncos de los árboles.

Como si fuera una mañana sagrada, la maña-

na huele ligeramente a incienso.

El señor mira con curiosidad las hileras de

capullos de crisálidas que cuelgan solitarios,

aquí y más allá, de las ramas pelonas de los

madroños, de las wisterias, de los abetos, de los

pinos, de los robles y de los encinos.

Esas bolsas grises están pletóricas de la vida

que protegieron durante el invierno; contienen

color, movimiento, alegría.

Y el misterio de la vida y su fragilidad.

Mientras silba, el viento las mece con delica-

deza como si fueran badajos mudos.

Detiene su caballo y se queda en éxtasis mi-

rando los pre carios receptáculos de donde sal-

drán las mariposas que van a poblar los prados

del próximo verano.

Él mismo se sorprende, porque nunca antes

había reparado en estos caprichos de Dios, que

se vale de tantos artilugios para depositar sus

criaturas en el mundo.

Y por tan breve tiempo.

¿Por qué hay seres que deben pasar por va-

riadas transformaciones y morir tan pronto?, se

pregunta, y mira en el otro lado del arroyo una

colonia de arces llenos de brotes nuevos a punto

de reventar.

La fatiga no le impide demorarse un poco

para cortar algunos de esos capullos de crisálida

con todo y ramita.

Tampoco es un impedimento la felicidad de

saber que está a una jornada del hogar, del le-

cho de la mujer que ama y de los hombres que lo

respetan y sirven.

Llena su alforja de cuero de crisálidas, con

mucho cuidado —para no aplastarlas, para no

romperlas—; son tan frágiles.

Los tiernos tallos de las anémonas brotan de

las franjas más húmedas de las vegas de arcilla.

Por fin, en una vuelta del camino, mira a lo

lejos las murallas almenadas de piedra, y atrás de

éstas la gran mole de torres con sus torrecillas, las

lucernas cónicas y sus techos negros de pizarra.

El cielo es un manto azul.

Su corazón da un vuelco porque sabe que en

este momento, desde el paseo de ronda, los ba-

llesteros lo están mirando, y la noticia de que se

acerca ya recorre el alcázar.

Page 29: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

27

Una vez sobre el puente que cruza el foso —

sin desmontar de su caballo— saluda a los hom-

bres y besa a su madre, que ha salido a recibirlo.

Entra al zaguán ancho y profundo que des-

emboca en el patio principal, enlosado con cua-

dros de calcáreas negras y blancas, bien puli-

dos por los cascos y las pezuñas, las ruedas y los

arrastres.

Mira los muros, los paseos de ronda, los bal-

cones, el cam panario y las lucernas de la capi-

lla, el paisaje que le pertenece, que forma parte

de él, que lleva dentro del alma.

Una catedral en miniatura es la capilla

gótica.

El sol, moneda de oro, pronto rodará hasta el

centro azul del cielo.

Desmonta.

Un hombre sostiene las riendas.

Caballo y hombre avanzan hacia las

caballerizas.

El señor se dirige a la torre donde se encuen-

tran su mujer y su vástago.

Después de que los saluda y besa, abre su al-

forja de cuero y le explica a su mujer que, en su

camino de regreso al alcázar, le ha arrancado al

bosque un regalo para su hijo.

Y de inmediato se dispone a colgar con mu-

cha cautela las ramitas —de donde penden las

crisálidas— en el dormi torio del pequeño.

Cuatro, de las cortinas de la ventana; dos, de la

cadena de la lámpara de aceite que pende de

la bóveda del techo; una, del velo azul que cu-

bre la artesa.

Y las catorce restantes, de un cordón

que amarra de pared a pared y que cruza el

aposento.

Cuando ha terminado su tarea, le dice a

su mujer, quien lo mira como pidiendo una

explicación:

Esos capullos, que ahora se ven grises y or-

dinarios, están llenos de colores, de belleza, de

movimiento, de vida, y también de endebles;

por eso sus prodigios son tan efímeros.

Se queda callado un momento y luego

continúa:

Tristemente, hay partes de la vida que son de

poca duración, como las estaciones, y se queda

pensativo por algunos segundos.

Su esposa lo mira sin entender y sonríe re-

signada, pues ha aprendido que existen infini-

dad de cosas que ella debe ignorar.

A través de la ventana ojival, el señor mira

los campos: una nube de estorninos hace pirue-

tas en el cielo.

Pájaros de buen augurio.n

[ En Foco ]

Page 30: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

29 28 29

El Arte dela MemoriaGabriela Damián Miravete

el griterío y el chirriar de dientes pronosticados

por el Día del Juicio con dragones de siete cabe-

zas coronados por las diademas de piedras pre-

ciosas. Al menos así se lo había imaginado Ofe-

lia desde el colegio de monjas.

¿Cuánto faltaba para morir? No recorda-

ba cuánto habían dicho (Ofelia, entre muchas

otras cosas más, tenía mala memoria).

45 minutos

Que esta desgracia sucediese se había plan-

teado como una posibilidad en verdad muy

remota, y la esperanza, la dulce esperanza de

despegar con inconmensurable fuerza para en-

contrarnos con los otros. Tener, por fin, la po-

sibilidad de alguna respuesta, tuvo al mundo

entero embriagado de dicha.

El mensaje había sido preciso y casi afectuo-

so. Vengan, hablemos de cómo hemos crecido

sin ayuda de nadie, y dejemos atrás la soledad.

No estamos solos en el universo.

Las indicaciones eran pulcras, precisas, obvias

hasta el enfado. ¿Cómo no imaginar este viaje

antes? tres cosmonautas dentro de una naran-

ja, arrojada a navegar por el mar del universo en

olas hechas de pura energía.

1 hora.

Ofelia despertó cuando la inmen-

sa nube de polvo se asentó en el sue-

lo, ligera y sedosa como si el tiempo

mismo hubiese llegado, por fin, a su

destino. El escudo de la plataforma había re-

sistido pese a todo, y el golpe en la cabeza no

era, por lo visto, demasiado severo. Soñaba con

agua, mucha agua, y con el sol que se filtraba en

la mediana espesura de un bosque que no había

visitado jamás.

Notó primero que todos estaban muertos. La

sala de control era un amasijo de placas de me-

tal, carne y sangre. Las señales mudas de radio y

televisión no daban cuenta del estado del mun-

do, si la gente contenía el aliento o se prepa-

raba con resignación para el final; si ya sonaba

Narrativa

N

Page 31: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

29 29

Puede que salga mal, dijeron varios, que un

nimio fallo en las coordenadas cave un hoyo

profundísimo ahí, en el espacio, el aire, el

tiempo, y como una ola volvería en pequeñas

implosiones una y otra vez, una y otra vez has-

ta acabarlos.

Pero hasta ellos creían que el riesgo valdría la

pena. Se construyeron las plataformas, se urdió

la naranja con un tejido poderoso de materiales

y energía. Se formó el equipo, se eligieron a los

cosmonautas. Ofelia, la que más había puesto

el corazón en cada minúsculo detalle, no pasó

las pruebas. No podían prescindir de ella, sin

embargo. Era como si los otros de allá arriba

hablasen a través de ella.

Los demás cumplieron todos los protocolos,

la misión era impecable.

Y ahora esta versión de la vida estaba a punto

de terminar.

Hizo el esfuerzo. ¿Faltará como una hora para

la siguiente ola?

39 minutos

Qué desastre, Ofelia. No podía recordar nada,

ni siquiera en las circunstancias más urgentes. Por

eso nunca llegaste a ser cosmonauta, se dijo. ¿Es-

tarían vivos aún los chicos? Quizá el escudo de

la plataforma los contuvo a ellos también. Sería

maravilloso.

La imaginación de Ofelia obró de manera

prodigiosa. Supuso a los cosmonautas vivos, un

poco zarandeados, pero estables. Ella podría in-

tentar lanzarles durante la siguiente ola, y así

cumplirían con la cita. No tenían nada mas qué

perder, y si funcionaba...

Entonces no habría terminado todo. El mun-

do seguiría allá arriba, en alguna parte.

33 minutos

Corrió hasta la naranja, que parecía intacta.

Era todavía la perfecta esfera que los deslizaría

por las carreteras de la materia oscura. Imaginó

el paisaje, la redondez de los planetas que ve-

rían pasar a los cosmonautas, los colores de las

nebulosas, el latido ronco de los pulsares, el co-

lor de fondo del universo... ignoró los cadáveres

que atisbaba aquí y allá. Ignoró el dolor que le

produjo recordarlos vivos y entusiastas apenas

unas horas antes.

Manipuló las órdenes para abrir la naran-

ja, sus dedos sobre los cristales temblando. Le

faltaba el aliento. Culpó de ello a sus muslos

gruesos, a su torpeza habitual. Por eso nunca

llegaste a ser cosmonauta.

Ilu

stra

cio

ne

s: J

ael A

lvar

ado

.

[ Narrativa ]

Page 32: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

30 31

recordaba bien, mira qué cosas tan inútiles

guarda una en la cabeza.

Era una fórmula maravillosa: ibas a un lugar,

por ejemplo, la fachada de una antigua iglesia,

y asignabas a cada elemento arquitectónico una

parte del recuerdo. Digamos que una quisie-

ra preservar en la memoria el último encuen-

tro con su madre. La hornacina podrían ser sus

ojos. Las columnas, su vestido. La puerta, sus-

palabras. Cada elemento guardará un trozo de la

idea, del momento. Y cuando hayamos deposi-

tado cada uno de ellos en ese lugar, y después

de un tiempo volvamos a él, la fachada orques-

tará el recuerdo para nosotros.

10 minutos.

¿Qué habitación, qué arquitectura habrá allá

arriba para guardar lo que fuimos? Pensándolo

bien, el espacio desconocido era el lugar ade-

cuado para el altar de la memoria humana. Tan

vanidosos, tan contradictorios. Tan efímeros.

6 minutos.

Quizá en realidad había pocas cosas qué pre-

servar. ¿Qué significado tendría para los otros

un almanaque de fechas y aburridos paisajes?

Y sin embargo, ¿significarían algo nuestras mi-

núsculas bellezas?

Aquello que la asamblea había aprobado

seguía siendo tan limitado e hipócrita como

cuando prohibieron las imágenes de personas

desnudas en el disco de oro del Voyager. Si ella

hubiera podido viajar, habría escogido cosas

más interesantes…

Les describiría los cuerpos desnudos, el goce

de descubrir el propio primero, y el ajeno des-

pués. El tacto de otra mano embonando con la

nuestra. La temperatura del vientre, siempre

cálido, atareado y ruidoso. El cuerpo de los ni-

ños, hecho de un solo trazo, corriendo hacia la

ducha. Los guardaría en una nebulosa rosada...

en la NGC 6357, la más linda de las difusas, una

guardería de estrellas niñas.

Pero no era por eso. La atmósfera estaba en-

venenada ya.

Al entrar en la naranja no llamó a ninguno,

no quiso confirmar que no le respondería nadie.

En el fondo, lo sabía. Sólo halló dentro bultos

inmóviles de pelo, tela y dientes. Qué muerte

horrible. No pudo evitar sentirse afortunada por

dejar el entrenamiento para ser una cosmonau-

ta, pero enseguida se arrepintió de haberlo pen-

sado, era un persona horrenda.

Después de todo, ella armó la expedición.

No era una cosmonauta (la memoria, los cálcu-

los fallidos, el peso corporal, la inestabilidad

emocional y ¡ah! tantas averías más), pero era

una comandante. Había diseñado las pregun-

tas, cómo habría de ser el primer intercambio.

Qué habríamos de decirles que somos a esos

hermanos desconocidos. Qué pretensión más

estúpida, pensó.

Afuera, a lo lejos, en el mirador del lanza-

miento, alcanzó a ver que las raídas banderas

de las naciones ondeaban aún en el aire. Las

gradas se adivinaban vacías, abandonadas con

espanto.

El sistema de alarma aulló. Vaya, algo tenía

que funcionar, después de todo. Anunciaba la

siguiente ola: 25 minutos.

¿Sufrirá mucho la gente? ¿Experimentarán

dolor, ahora mismo?

¿Y por qué ella seguía viva? Ella, la más tor-

pe, y mezquina, y nunca una cosmonauta.

¿Sufrirían más si impulsaba la naranja con la

segunda ola?

19 minutos.

Todos sus males habrían tenido remedio. Si

hubiera observado la dieta, si hubiera pues-

to atención en la verificación de los cálculos,

si hubiera sabido encontrar un método para no

distraerse, para recordar...

Había uno. El arte de la memoria. La mne-

motecnia de Simónides de Ceos, eso sí que lo

Page 33: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

31

5 minutos.

El olor de los árboles. El rumor nocturno de

un bosque. La Sh2-277 en Orión podría ser un

buen lugar para las ramas, el frescor, el rocío. El

ulular de un búho y el rugido de un oso.

4 minutos.

El arcoiris dentro de un charco de aceite re-

gado en el concreto. El baile, el licor de man-

zana. El arcoiris fantasma que aparece para

una sola persona cuando está de pie frente a una

cascada, y que perderá si se mueve, y que na-

die más podrá ver, nunca. Nubes anaranjadas y

violetas. Los fantasmas y la tristeza de las casas

embrujadas. Necesitará un asteroide vacío para

guardarlos, un cascarón de cuerpo celeste.

3 minutos.

El traje de repuesto le queda ajustado, pero

oxigena bien y permite la movilidad. Y qué más

da, si probablemente después de la ola no que-

de del planeta, ni del traje, ni de ella, más que

cenizas. O ni eso.

Ha decidido que arriba los cosmonautas ten-

drán mejores honras fúnebres. Las enanas rojas

serán perennes flores sobre sus tumbas. Nunca

se marchitarán.

2 minutos.

Se ha asumido como una impostora. ¿Qué di-

rán los otros, si llega a encontrarlos, cuando la

vean llegar con tres cadáveres, un traje ajustado

y un paquete de semillas? Le habría encantado

llevar a bordo la lealtad del perro y la armonía

del gato. Pero para eso habrá nebulosas enteras.

Buscará la Ojo de Gato para preservar el ronro-

neo y llenará a Sirio con la memoria de los perros

que suelen ladrar al mar. El desierto. Los reptiles

y sus hermanos, los pájaros.

Es muy probable que la ola no la impulse.

Pero si algo hay que decir acerca de los huma-

nos, es que solíamos intentarlo hasta el último

momento.

Eso hacían los mejores de nosotros.

1 minuto.

Ah, la lluvia humedeciendo la tierra, los be-

sos de labios fríos, el olor de la carroña. La mú-

sica. El vuelo de las aves, el fuego. Una sala de

cine, el milagro de la luz. El terciopelo. Hom-

bres que alimentan a cucharadas a sus niñas.

Ofelia advierte la cercanía de la implosión,

deja caer a la naranja en el vacío que se aproxima.

Sus ojos alcanzan a mirar la ola, y dentro de

ella, su silueta de cosmonauta, apenas una som-

bra en el rostro misericordioso del tiempo. n

[ Narrativa ]

Page 34: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

32

Yo, migranteMuchos se van. Se van cada hora, de cada día, de

cada semana, de cada mes. Quieren reunirse con

sus familias, huyen de la violencia o un desastre

natural. La ruta al norte es más cara y peligrosa

que nunca, pero se siguen yendo y huyendo.

Una posible reforma migratoria de los EEUU y

la masacre de 72 centroamericanos en San Fer-

nando en 2010, a veces son las únicas noticias

que tenemos sobre migrantes o la migración

dentro de nuestro territorio, pero lo migrantes

tienen rostro.

¿Quiénes son los migrantes?

Los poderosos retratos de Arturo Valentino Ra-

mírez Gómez nos ayudan a empezar a contestar

esta pregunta. Nos muestran los rostros de los

migrantes y nos hacen pensar en sus diversas

experiencias en el camino al norte.

Vienen de Honduras, El Salvador y Guatema-

la. Como Javier, un hondureño de 25 años con

destino a Atlanta. La gran mayoría son hombres

de entre 20 y 30 años. Llevan días, semanas, o

más de un mes viajando. Como Wilmar y Valde-

mar, unos parecen más grandes que sus años.

Unos -como Oscar, Manuel y Mardoqueo- se ven

muy serios, mientras que otros -como Andrés y

Jorge- sonríen. Helena, la única mujer de la serie

que viaja con dirección sin rumbo, tiene media

sonrisa. Sus flequillos esconden uno de sus ojos

y parte de su cara. Su humanidad saliendo al

mismo tiempo que intenta, tal vez subconscien-

temente, esconderse para que nadie la tome en

cuenta en su camino y llegue sin problemas.

Cada uno de ellos tiene una historia distinta,

basada en sus propias experiencias y circuns-

tancias. Pero todos son migrantes y, como las

fotos de Arturo Valentino nos recuerdan, todos

son humanos con vidas e historias que merecen

nuestra atención.

—Adam Goodman

Todas las fotografías de esta serie son parte del proyecto de fotografía digital Yo migrante, los que se van...

ArtesVisuales

A

Page 35: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: EliEdad: 37 añosOrigen: El SalvadorDirección: E.U.A.Tiempo viajando: 18 días

Page 36: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: ÓscarOrigen: HondurasEdad: 20 añosDirección: New JerseyTiempo viajando: 12 días

Page 37: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: AbelEdad: 21 añosOrigen: HondurasDirección: E.U.A.Tiempo viajando: 8 años

Page 38: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: MardoqueoEdad: 38 añosOrigen: El SalvadorDirección: San José, California Tiempo viajando: 3 semanas

Page 39: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: WilmarEdad: 25 añosOrigen: HondurasDirección: E.U.A.Tiempo viajando: 9 días

Page 40: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran
Page 41: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran
Page 42: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran
Page 43: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran
Page 44: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: RaúlEdad: 43 añosOrigen: HondurasDirección: E.U.A.Tiempo viajando: 18 días

Page 45: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: Óscar Edad: 53 añosOrigen: HondurasDirección: A todas partesTiempo viajando: Toda mi vida

Page 46: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: JoséEdad: 21 añosOrigen: HondurasDirección: ArizonaTiempo viajando: 24 días

Page 47: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: HelenaEdad: 29 añosOrigen: HondurasDirección: Sin rumboTiempo viajando: 29 días

Page 48: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran
Page 49: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Nombre: LuisEdad: 16 añosOrigen: HondurasDirección: E.U.A.Tiempo viajando: 18 días

Page 50: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

49 49

Antinomias fatalesen la pinturaAprendiz de monstruo, de Carlos Cortés

Óscar Edgar López

Ap

ren

diz

de

mo

nst

ruo

, 20

06

.

Tesis

T

Page 51: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

49 49

I

Las historias del arte concuerdan en que la pin-

tura redescubrió el poder significativo de la for-

ma pura, del gesto como afirmación humana,

de la misma construcción imperceptible del

universo: así nació el arte abstracto, como la

afirmación radical de que el cientificismo exa-

cerbado arrojaría sobre el surco la semilla de la

muerte. Luego daría otro giro, y la pintura se

encontraba con la neofiguración. La forma que

se había sacudido o puesto en rígido amarillo,

que había preferido lo antiguo a lo novedoso,

retornaba al habitual traje de la figura, al límite

lumínico de los contornos.

Pero el retorno implicó una revisión pro-

funda de lo que el hombre venía considerando

como pintura. Para esto desarmó la máquina:

propuso nuevas formas de construir, le dio de

hierro una dura estructura o el albedrio pleno

del inconsciente que (niño o demente) provo-

có de cualquier manera la propulsión al infinito,

esto es, a la posibilidad, a la proteína de la cosa.

El siglo de las vanguardias artísticas terminó

con el desencanto abrazado al pecho; caminó

desde el misticismo colorista hasta la herrum-

bre de una lata de embutido, desde los vuelcos

espirituales de Paul Klee hasta la parodia ago-

biante de Chuck Noise. El camino es tortuo-

so, nada simple, no lineal; imposible para es-

tos párrafos reducir o hacer entrar las cimas y

los decibeles de tanto discurso. Despejemos la

bruma: la pintura en su aplicación, en su pro-

yección, ha retomado “la figura referencial” y

ha puesto a un lado los vericuetos de la abstrac-

ción, no en términos reduccionistas sino en tér-

minos –volvemos otra vez– de búsqueda y de

recuperación.

La irrefrenable transformación de los me-

dios y los contenidos en la pintura (como le

ha sucedido a casi todas las actividades huma-

nas) propició incluso que ésta se cuestiona-

ra su propia esencia, traspasara los límites del

lienzo y arrollara los tubos de óleo. En la cima

llegó a confundirse y fue un huevo estrellado

en la frente, un chorro de agua escupido por un

hombre-escultura. Algunos declararon que la

pintura de caballete había perecido y que había

sido puesta en sepulturas amplias y aclimatadas

llamadas “museos” (en las que ha sido copiada

sin descanso hasta nuestros días). La gloria de

Tiziano y el impío arrojo de su alumno Caravag-

gio, como todos los maestros de la pintura occi-

dental, puestos en el revés de cajitas de cerillos;

milagros del kitsch.

El pintor vidente, así como el poeta profeta,

dispersaron los secretos y mecanizaron su tra-

bajo. Hicieron un oficio de lo que era magia y

sensualidad de las cosas del alma, a la que (ya

entrados en decadencias) también arrojaron al

margen, puesto que su imprecisión es molesta:

la ciencia sólo puede hablar en cifras y resulta-

dos, el arte se aproxima pero la palabra es in-

aprensible. Nunca tendremos otra certeza que

no sea la de nuestro esfuerzo inútil consumado.

Cara de serio frente al payaso.

No obstante, una vez en el universo, la pin-

tura de caballete no podía simplemente apar-

tarse. Ello constituye su acto de soberanía, un

ritual diseñado como una iniciación; el hombre

frente al espejo al que dibuja una proyección de

sí mismo, el hombre fuera y dentro del mundo,

reestructurando, charlando con éste: ¿qué es?,

¿de qué es?

J

El texto es la realización del sentido por las par-

tículas que hacen posible los significados. Estas

partes son el cómo del discurso y se encuen-

tran en la articulación de los signos. Las obras

de arte son textos en tanto que pertenecen a un

discurso que da significación a las expresiones.

La pintura Aprendiz de monstruo de Carlos

Cortés será nuestro texto, considerando que

las relaciones entre unidades se expresan por

Page 52: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

50 51

(que excediese incluso al ego) y la permisión de

acercarse al conocimiento y, de este modo, a la

eternidad.

Tomada como símbolo, la paloma se relacio-

na de inmediato con el Espíritu Santo de la Tri-

nidad católica, esto es, con los deseos de paz y

con el espíritu misericordioso del Padre. En esta

pintura encontramos un murciélago que, por el

contexto y el carácter del conjunto, parece in-

dicarnos que estamos frente a una alusión al

mal (precisamente apelando a todos los opues-

tos de lo que se menciona líneas atrás). Como si

el Cristo pelado simbolizara la intervención de

Satanás (su hermano malquerido), el hombre

enfermo (el niño en la parte central) enfrenta

la revelación del triángulo espiritual y aprende

a utilizarla.

A los pies del niño vemos que algunos libros

han sido leídos y expurgados; esto nos recuerda

a la representación iconográfica de María Mag-

dalena, la supuesta amante de Jesús. El niño es

el hijo de Jesucristo, nacido con la piel conta-

minada (con ese patético ocre oscuro que es tan

tenebroso como en Zurbarán o José de Rivera),

y que nos dice cínicamente: conozco la fragilidad

insoportable del hombre, me lo dicen las osamentas

a mis pies que ha roído la malvada rata que ahora

me aconseja; he visto los libros de mi madre.

En los flancos, dos monos son ejemplo de la

animalidad sagrada. Las bestias no ofendieron a

Dios, tampoco lo retaron estimulando la curio-

sidad; sin razonamiento y sin pecado, los ma-

cacos nos recuerdan los inicios terrenales como

especie. El de la izquierda (día del tremendum)

bosteza con hastió, con cansancio, mientras el

de la derecha (día de gloria divina) también está

aburrido, pero su mirada revisa y corrige los

movimientos del pequeño.

Analizando tales partes, comprendemos que

algunas funcionan en el texto como adjetivos y

otras como sustantivos. Según la relación con

los otros elementos, serían sujetos: el cuerpo,

el niño, los libros y la manta; serían adjetivos:

los elementos organizados en una superficie

convencional que obedece a la tradición pic-

tórica occidental figurativa. Fijaremos como

punto de partida (como horizonte) la teoría del

triángulo espiritual de Wassily Kandisky, teoría

que además nos ayudará a entender por qué de

esta obra, al contemplarla, nos resulta un im-

pacto oscuro y tenebroso.

Nuestro texto puede ser dividido en las tres

unidades tradicionales con las que el Occidente

entiende la estructuración del cosmos: un arri-

ba (Dios), un centro (el hombre), un abajo (la

muerte), el costado izquierdo (la maldad) y el

derecho (la bondad). Lo que resulta de la topo-

logía del cuadro es un triángulo apuntado hacía

al cielo, partido a la mitad por la figura de los

pies pelados; en el centro, el murciélago atra-

pado en pleno vuelo da un chillido alargado,

agudo.

A través del análisis de un texto plástico es

posible establecer una topografía que nos auxi-

lie en el momento de establecer categorías es-

paciales, para después encontrar los signos que

producen una interrelación (elementos que, a

su vez, pueden aislarse y definir así el sentido

general de la obra).

Partamos de los tres puntos psico-espaciales

que hemos señalado. En el arriba encontramos

unos pies descarnados que una manta extendida

deja descubiertos. Es la piel el único y el primer

resguardo del hombre, incluso lo que comple-

ta su materia, lo que lo hace sentir (ser) la físi-

ca del mundo; es su receptor más sensible y la

que puede decirle cuando la muerte y la enfer-

medad están cerca, cuando ha concluido la efí-

mera estancia. Cristo es la religión del cuerpo

despellejado; él es dolor y el dogma a practicar

para arremeter contra las necesidades terrena-

les, los vicios irredentos del cuerpo. La breve

estadía en el terreno del hombre: la carne es un

requisito incuestionable para aspirar a la gracia

de Dios, a quien el hombre le hizo establecer,

por capricho, que la muerte fuese indetenible

Page 53: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

51

la muerte, la monstruosidad, el hastío y la

maldad.

El conjunto de elementos nos presen-

ta un texto en el que predomina la significa-

ción orientada a una condición fatal exclusiva

del hombre; de ésta que no podrá sacarse ni ser

marginado, pues el sentido último que generan

estas figuras es la condición siempre exasperan-

te y ambigua del ser humano: la muerte de la

materia (el cuál y el dónde de lo que no es car-

ne, que no es materia).

El cuadro semiótico propuesto por Greimas

del que nos hemos valido para el presente aná-

lisis puede ser presentado de la siguiente forma:

AngustiA cuerpo

no cuerpo no AngustiA

T

Kandisky propone que la vida espiritual es un

triángulo cuyo lado más corto aumenta o de-

crece. La espiritualidad realiza similares accio-

nes: en la punta se encuentran los artistas, de

ellos depende la tendencia benéfica o no de los

movimientos del triángulo. El artista produce

objetos diseñados específicamente para atentar

contra el ánimo humano. Mediante los colores,

el pintor no sólo traduce las emociones, puede

además y ante todo manipularlas.

El color tiene la capacidad de producir efec-

tos anímicos a través del contacto físico, de tal

manera que encontramos colores en los soni-

dos y en las palabras. El rojo, por ejemplo, dice

Kandisky, es de una gama extensa tal que en

un tono medio expresa virilidad y en uno os-

curo sangre, muerte o pasión. Así, cada color

viene a introducirse en el alma del espectador

a través de una experiencia física que es con-

ducida a un estado metafísico de la forma que

lo contiene.

Kandisky escribe que la pintura es una

adecuación espacial de los efectos anímicos

traducidos en colores; de tal suerte, mediante

antinomias el pintor puede configurar un cuer-

po espiritual del que resulte una intención y un

sentido.

Aprendiz de monstruo es una obra compuesta

por una gama de colores fríos que, de acuerdo

con el pintor ruso, produce movimientos con-

céntricos, de meditación y de introspección.

No es casualidad, por ello, la abundancia de

esta paleta en la mayoría de los pintores del Te-

nebrismo: la oscuridad del cuadro penetra por

nuestros ojos. El ánimo y las emociones pare-

cen concluirse en direcciones terribles, espa-

cios en los que se guardan las muecas molestas

de Dios.

Con la oposición de colores y formas —por

ejemplo el bermellón del personaje central, con

el negro profundo en el fondo—, se produce

un nuevo sentido que buscará sacudir alguna de

nuestras emociones, para dolor y angustia

de nosotros (pues nos enfrentamos a una obra de

intenciones macabras).

La composición de Aprendiz de monstruo de-

muestra la posibilidad vigente del arte supremo

de pintar con un estilo tan depurado. Los ele-

mentos que conforman el sentido de esta obra

se manifiestan apenas echando un vistazo rápi-

do sobre ella, mas cuando nos detenemos para

observar lo que pasa, descubrimos que (en lo

que solemos llamar “nuestro estado de ánimo”)

se ha producido una alteración, como si el pen-

samiento y las emociones percibieran la oscura

fatalidad que muestra esta pintura. n

obras consultadas

Cioran, Emil, La caída en el tiempo, Tusquets, Espa-ña, 1998.Kandisky, Wassily, De lo espiritual en el arte, Colo-fón, México, 2000.Pérez Martínez, Herón, En pos del signo, El colegio de Michoacán, Zamora, 1995.

[ Tesis ]

Page 54: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Poesía

P

52

DEMASIADOS COMERCIALES DE PRESERVATIVOS

La gente horrible no se ama.

El amor sólo puede habitar entre cuerpos macizos

y dientes sin caries

nunca lo hará entre oscuros bichos mórbidos

con cabello reseco

ni en lisiados. Todos saben que se alimenta de estilo

y de abdómenes bellos.

En los ancianos no.

En los enfermos no.

Las personas de baja estatura no aman nunca.

El amor es exclusivo de individuos con ritmo y ojos claros.

Para la gente horrible existe el odio.

Luis Eduardo García

Page 55: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

53

Ambulante Gira de Documentales es un festi-

val no competitivo que funge como una amplia

plataforma, principal pero no exclusivamente,

de exhibición de cine documental que busca

establecer diálogos con el espectador, y acercar

de manera directa el trabajo de los realizadores

con el público asistente durante la gira. Las fun-

ciones se acompañan de sesiones de preguntas

y respuestas con los directores e invitados del

festival.

Ambulante se lleva a cabo con la colabora-

ción de CANANA, el Festival Internacional de

Cine de Morelia y Cinépolis. La mayor parte de

las funciones son de acceso gratuito. Además,

en busca de ofrecer un espectro integral alrede-

dor del concepto cinematográfico documental,

el festival ofrece actividades complementarias

que giran en torno al mismo: talleres, encuen-

tros con realizadores, conferencias, seminarios,

páneles de la industria, proyecciones especiales

y al aire libre, funciones en escuelas y universi-

dades, entre otras.

La edición 2013 de Ambulante tiene como

tema “la liberación” —como acción transfor-

madora—. Para este año se eligió la noción de

tiempo, repensado en y desde el cine documen-

tal, percibido en sus múltiples modalidades,

expresiones y significados: el “tiempo” que es

por naturaleza ambulante. Es una metáfora que

hace ver al cine documental como un cronos-

copio por el que se observa su paso.

Ambulante tuvo lugar en Zacatecas entre el

13 y el 20 de febrero. Con exhibiciones al aire

libre y en lugares cerrados, todas de acceso

gratuito en Zacatecas (uno de los pocos estados

que gozan de este beneficio). La Cineteca Zaca-

tecas se encargó de programar las funciones de

anfitrión de Ambulante, al mismo tiempo que

celebró cinco años de proyección y difusión

cinematográfica.

Las sedes anunciadas fueron el Teatro Calde-

rón, la Plazuela Miguel Auza, las instalaciones

de la Cineteca, y los municipios de Guadalupe

y Fresnillo.

Con 26 documentales y 32 funciones, los

filmes que se exhibieron en Zacatecas giraron

alrededor de diversas temáticas ambientales,

sociales, culturales, infantiles y musicales, bajo

la dirección de José Cohen y Alejandra Licea,

Pablo Tames, Lucy Walker y Natalia Almada,

entre otros.

Más información en ambulante.com.mx n

—Áurea Redacción

Ambulante Gira de Documentales en ZacatecasLa novena edición de Ambulante Gira de Documentales, del 30 de enero al 4 de mayo, reune 106 títulos de 34 países, agrupados en 12 secciones, y recorrerá 30 municipios y ciudades, entre ellos, Zacatecas.

Dos películas que se vieron en el festival. Izquierda: H2OMX, de José Cohen en colabo-ración con Lorenzo Hagerman, México, 2013. Derecha: The Crash Reel, de Lucy Walker, Estados Unidos, 2013.

Breves

B

Page 56: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

54 55

Las mujeres matan mejor

Omar Nieto

Ed. Joaquín Mortiz

México, 2013

Me confieso: estaba segura de que

para disfrutar una novela negra era

indispensable poseer, además de

un amplio conocimiento sobre el

género, una sensibilidad espe-

cial capaz de soportar un discur-

so cuyo eje central es la violencia.

El reto me parecía mayor al hablar

de una obra mexicana contempo-

ránea porque para nadie es un se-

creto el clima de inseguridad que

padece nuestra sociedad -nues-

tro país- día tras día, ¿cómo se las

arregla entonces un escritor para

crear un artefacto estético a par-

tir de ciertos elementos tan dolo-

rosos y tan nuevos?

Lo primero que llama la aten-

ción en Las mujeres matan mejor,

escrita por Omar Nieto (Puebla,

1975), es el diálogo que sostiene

con la realidad inmediata. Si bien

es cierto que la literatura donde se

subliman tiempos y espacios tie-

ne mayor prestigio, el autor elige

acentuar la geografía nacional y

usar los conocimientos que tiene

como periodista alrededor del fe-

nómeno de la delincuencia organi-

zada para prever, con personajes

ficticios pero posibles, un movi-

miento político en el que se invo-

lucran indiscriminadamente todas

las esferas que componen el ám-

bito de lo social: pueblo, narcotra-

ficantes y gobierno.

Jesús Olalde, candidato a la go-

bernatura de Quintana Roo, pier-

de las elecciones y convoca a una

marcha. Al saberse amenazado por

la oposición ganadora, contrata los

servicios de Celeste Ramírez, una

expolicía de origen zacatecano en-

trenada para matar a distancia, y

del periodista Jorge Sánchez Za-

mudio, quienes parecen estar de

su lado pero resultan ser infiltra-

dos, gente de avanzada que planea

un asesinato. Lo que Olalde cree

que sería un acto de reivindica-

ción para él y sus seguidores, se

convierte en una odisea hacia su

propia muerte. El problema con-

siste en saber si rendirse o no a la

inminencia de un poder invisible,

a una red de corrupción que nace

en los lugares más insospechados

y se extiende como un escudo de

hierro para defenderse de la sobe-

ranía social.

Fiel a la tendencia de las novelas

policíacas más recientes, esta obra

(finalista del premio Letras Nuevas,

Planeta/Sanborns, 2013), plantea al

lector un territorio centralista solo

en apariencia. Las decisiones se

toman desde la periferia; el desti-

no se escribe al interior de la selva

y en carreteras alejadas, a partir de

la vida y la muerte de mexicanos

fieles a causas que desconocen

en esencia, víctimas no de reali-

dades inmediatas, sino de menti-

ras eternas. Y aunque algunas de

las novelas negras mexicanas más

memorables tienden a incluir ele-

mentos fantásticos para mantener

el interés del lector como Asesina-

to en una lavandería china de Juan

José Rodríguez (1996), Omar Nieto

apuesta por narraciones realistas

en las que la resolución del mis-

terio no es tan importante como

la exploración de la condición hu-

mana en situaciones límite, de tal

suerte que con Las mujeres matan

mejor se consigue una luminosa

radiografía de nuestro orden so-

cial, casi siempre demasiado con-

fuso incluso para vivirlo.

Habitada por escenas al mismo

tiempo simples y escalofriantes,

como aquella en la que el perio-

dista, siendo niño, determina para

siempre su destino al apropiarse

de una moneda de oro desdeñada

por la honestidad de su padre, esta

novela nos traslada a la concreción

de un mundo simbólico lleno de

oscuros presagios: el lector mira el

rostro de lo que bien pudiera ser

un futuro inmediato y no puede

evitar angustiarse a veces, ante

los posibles efectos sufridos en

su entorno. La ficción se confun-

de con la realidad, la reconstruye

y complementa. Hombres y muje-

res traicionan y matan en nombre

del poder, pero las mujeres lo ha-

cen mejor porque sus reacciones

son irrevocables. La verdad siem-

pre tiene dos caras y en este caso

uno de sus flancos —difícil decidir

si es blanco o negro— tiene al me-

nos dos pares de manos delicadas,

capaces de transformar, ellas so-

las, el destino de las masas. n

—Ana Corvera

novela

Reseñas

R

Page 57: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

55

narrativa

Seres desconocidos

Mariano García

Ed. Adriana Hidalgo.

Argentina, 2013.

Segunda novela del escritor argen-

tino Mariano García, Seres desco-

nocidos, nos cuenta la historia de

un argentino emigrado a Madrid,

en donde después de un extraño

y confuso incidente con una de sus

alumnas tiene que renunciar a su

puesto como profesor del pres-

tigioso instituto en donde daba

clases. Este incidente termina por

alterar una vida que parece irse

al traste, después de que su pa-

reja, una galerista mormona, de-

cida terminar su relación con él, y

el portero del antiguo edificio en

donde vivía cuando emigró, empie-

ce a chantajearlo, amenazándolo

con contar sobre su pasado.

Novela de tintes góticos y para-

noicos en donde la personalidad

del protagonista se va disgregan-

do, hasta hacerle perder contacto

con la realidad, está novela de Ma-

riano García se inscribe más dentro

de una tradición de horror psico-

lógico, en donde todas las situa-

ciones extrañas, absurdas, a veces

aterradoras, en las que cae el per-

sonaje, son vistas justo a través

de su mirada, una mirada extra-

viada, convulsa, paranoica, que

termina confundiendo realidad

con imaginación, y con delirios de

persecución.

Novela muy bien lograda, que

termina integrando al lector, a pe-

sar de lo extraño y oscuro de la

trama. n

—Javier Moro

Drama

Pretty dead

Con Carly Oates, Ryan Shogren.

Dir. Benjamin Wilkins.

EUA, 2012.

El síndrome de Cotard consiste

en creer que se está muerto. To-

das tus funciones vitales se han

detenido y tu carne comienza a

pudrirse. Pacientes con este des-

orden reportan zonas cerebrales

con poca o nula respuesta, casi

como si estuvieran en estado ve-

getativo. A Regina Stevens (Carly

Oates) le sugieren el diagnóstico

cuando es encerrada en una insti-

tución de salud mental porque ha

sido declarada no apta para ser

enjuiciada después de que ase-

sinó brutalmente a dos hombres.

Ella afirma estar muerta y que pa-

dece la invasión de un hongo que

afecta a los insectos. En su esta-

do, dice que necesita comer carne

humana para controlar al hongo

que de otra manera emergerá en

forma de esporas y contagiará a la

población.

Pretty dead se presenta como

una “precuela” de cualquier pe-

lícula de zombies. Rodada bajo

el formato de falso documental

(Mockumentary) y de bajo presu-

puesto, apuesta su suerte a la ex-

posición de una tesis factible de

cómo podríamos encontrarnos

ante un apocalipsis zombie: por-

que la naturaleza necesita con-

trolar al ser humano. n

ComeDia DramátiCa

La vida de Adèle

Con Léa Seydoux,

Adèle Exarchopoulos

y Salim Kechiouche.

Dir. Abdellatif Kechiche.

Francia, 2013.

Basada en la novela gráfica

Le bleu est une couleur chaude,

de Julie Maroh.

La joven Adèle es una estudian-

te de 15 años que quiere salir con

chicos de su edad hasta que co-

noce a Emma, una universitaria de

pelo azul, en un bar. Cuando se

enamora de ella, cree que su vida

quedará resuelta. Junto a Emma

recorre un camino que la llevará a

crecer confusamente.

El tema central que maneja la

trama aborda el descubrimien-

to de la identidad sexual de una

adolescente.

Dos detalles anecdóticos encua-

dran la película en el espacio-tiem-

po: uno es el guiño casi tímido que

el director hace a las protestas es-

tudiantiles en Francia; y el otro, la

presencia de un fragmento de una

bachata llamada “Mi corazoncito”

con su respectiva coreografía. Am-

bos momentos, marcan dos etapas

distintas en la vida de Adele.

El Festival Internacional de la

Historieta de Angulema en su edi-

ción de 2011, premió a la histories-

tista francesa Julie Maroh por su

novela gráfica Le bleu est une cou-

leur chaude. El director tunesino

Abdellatif Kechiche la adaptó para

el cine en 2013 bajo el título de La

vie d’Adèle, la cual fue premiada

con la Palma de Oro en el Festival

de Cannes del mismo año. n

—Mar Hernández

[ Reseñas ]

Page 58: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

56

EL PASILLO AC. ArtE, CuLturA, CIEnCIA. Organización cultural sin fines de lucro, la cual tiene como cometido construir un espacio de trabajo a propósito de los temas culturales, sociales y científicos que tienen una mayor incidencia en los procesos de reflexión para la vida diaria.

EL BAtISCAfO. Es un taller de arte que surge a partir de la necesidad de un grupo  de artistas visuales por producir obra, crear arte, y coincidir en tiempo y forma para el mutuo enriquecimiento de la práctica artística de cada uno de sus integrantes. Es un colectivo de 6 artis-tas jóvenes, de diferente formación pro-fesional y diferente propuesta visual, lo cual hace que el proyecto sea muy rico y variado en aporte de visiones y trabajos. Actualmente tiene tres exposiciones co-lectivas propias del taller.

JAImE urIEL IBArrA. Completamente in-fluenciado por el tatuaje y la gráfica que manejan las firmas de skate en el fin de los ochentas y el inicio de los noventas, busca un lenguaje propio a través del conocimiento del street art. Influencia-do por los movimientos del muralismo mexicano, el expresionismo abstracto, el arte pop, inicia una formación en la gráfica y buscando conocer más acerca de la historia del arte y las aportacio-nes de cada una de sus épocas, sin ol-vidar las raíces callejeras dentro de su propuesta.

CéSAr rAmOS. Asistió al taller de pintura y grabado “Julio Ruelas” con el maes-tro Alejandro Nava, la más relevante de sus exposiciones en este taller es La en-cáustica, en la Ciudadela del arte. Fue seleccionado en el concurso estatal de grabado Periodismo. A lo largo del año 2013 entra en contacto con el maestro Miguel Ángel Ortiz quien ayuda a forma-lizar su propuesta pictórica, influencia-da principalmente por el expresionismo abstracto estadounidense de los años 40, el impresionismo de mediados de siglo xix, así como el arte pop de Andy Warhol y Roy Lichtenstein.

CéSAr nAvArrEtE. Funge como diseña-dor en la sociedad con gustos por el ámbito editorial y la ilustración y con aspiraciones artísticas. Influenciado por diversos artistas de la crítica social con-temporánea, ilustradores y diseñadores, ha encontrado un estilo propio donde se mezcla lo cotidiano con la tecnología, papel, acuarelas y tintas, principalmen-te. Actualmente trabaja como diseñador editorial en el periódico Imagen, y es in-tegrante del Taller El Batiscafo, donde se desenvuelve artísticamente.

mIguEL ÁngEL QuEmAín. Originario del Distrito Federal, ha incursionado en el psicoanálisis, el ensayo, la crítica litera-ria, la investigación y la docencia, aun-que sus mayores logros los ha obtenido como periodista cultural, colaborando en La Jornada, Tierra Adentro, Nexos, Le Monde Diplomatique, Este país, Blanco Móvil y Milenio, entre otros medios.

ALBErtO PArEdES. Es un poeta y ensa-yista originario de Pachuca. Investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad de Sao Pau-lo, colabora en el Centro de Estudios Flaubert de la Universidad de Rouen. La última entrega de su obra poética —agrupada bajo el título general de De-relictos— se titula Cantapalabra y fue publicada en 2003.

JOSé mAríA ESPInASA. Ensayista, poeta y profesor, nacido en la ciudad de México. Dirigió la revista Nitrato de Plata, funda-dor de la editorial Ediciones sin nombre y coordinador editorial de El Colegio de México. Entre sus libros de ensayo des-taca Temor de Borges (2003). Sus úl-timos libros de poemas son Sobre un muro de aire (2006) y Al sesgo de su vuelo (2009).

ArturO vALEntInO. Colaborador de Amnistía Internacional. En marzo 2012, presenta de forma individual su traba-jo documental sobre la Procesión del Silencio, celebración tradicional de los Días Santos en Zacatecas, en la Casa de México, en París. En mayo 2012, regresa a Europa (Berna, Suiza) con una nueva exhibición individual sobre el contexto geo-cultural de los indígenas tarahuma-ras en Chihuahua. Actualmente, traba-ja en un proyecto documental sobre el tema de la migración en México.

dOLOrES CAStrO. Fundadora de Radio unam y colaboradora en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. También formó parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos. Se les llamó así por la antología que reunió su obra, publi-cada por Alfonso Méndez Plancarte. Su primer libro publicado fue El corazón transfigurado (1949), Entre su obra más reciente destaca Dolores Castro, Antho-logie Poetique (2003); ¿Qué es lo vivi-do? Obra poética Dolores Castro (2003), Íntimos huéspedes (2004).

gOnzALO LIzArdO. Narrador y ensayista fresnillense. Ha incursionado en las ar-tes plásticas, el rock, la investigación y la docencia literaria. Es autor de dos li-bros de cuento, uno de novelas cortas y tres novelas, entre las que destaca In-vocación de Eloísa (2011). Apoyado por el Sistema Nacional de Creadores, desa-rrolla actualmente un proyecto de ensa-yo sobre hermetismo y novela moderna.

gABrIELA dAmIÁn mIrAvEtE. Escritora desde la patria de la infancia. Editora, guionista, locutora y librera radiofónica del Sensacional de libros de Ecléctico, por Código DF. Ganadora del Premio FI-LIJ al mejor cuento para niños, ex be-caria del programa Jóvenes Creadores. Ha publicado La Tradición de Judas (2007) y en las antologías de cuento Así se acaba el mundo (2012), Los Viajeros: 25 años de Ciencia Ficción mexicana (2010), Three Messages and a Warning (2012, finalista del World Fantasy Award) y Bella y Brutal Urbe (2013).

JAEL ALvArAdO. Estudió filosofía en la Universidad Autónoma de Zacate-cas, es artista plástica e ilustradora, además se dedica a la producción ra-diofónica. Es miembro del taller de artes plásticas “La Segunda Escalera”.

ÓSCAr édgAr LÓPEz. Licenciado en Le-tras por la Universidad Autónoma de Zacatecas, ha publicado libros de poe-sía y cuento. Cursa la maestría en filoso-fía e historia de las ideas. La providencia y algunos editores han tenido la buena gracia de hacerle publico el oficio: Seis palabras para un mundo deshabita-do (2000), Ella ama lo puerco que soy (2005), Solo y sin bolsillos para meter las manos antes de llorar (2006), Como un lagarto lazado en la sabana (2013).

CArLOS COrtéS. Egresado de la Escuela de Artes Plásticas del Instituto Cultural Cabañas y de Apreciación Cinematográ-fica y Guión Cinematográfico en el Cen-tro de Arte Audiovisual, se dedica a la pintura desde hace más de una década. Ha ganado importantes premios como xi Premio Nacional de Pintura José Ata-nasio Monroy 2009, 1er Bienal Nacional Eulalio Ferrer 2012. Participó en más de ochenta exposiciones colectivas y seis individuales entre las que destaca Ca-mera Oscura de Jadite Galleries, en 2009.

AnA COrvErA. Zacatecas, 1984. Es Maes-tra en Estudios de Literatura Mexica-na por la Universidad de Guadalajara y Licenciada en Letras por la Universi-dad Autónoma de Zacatecas. Obtuvo el Premio Estatal de Ensayo “Mauricio Magdaleno” (2006) y fue Becaria del FECAZ (2007). Autora del Nocturno co-razón de los insectos (Ediciones de Me-dianoche, 2011).

AdAm gOOdmAn. México, DF. Historiador y escritor, además es candidato a Doctor en Historia por la University of Pennsylvania, y periodista freelance. Sus artículos sobre la política mexicana y estadounidense, la migración y la deportación han salido en Al Jazeera America, Los Angeles Review of Books, Boston Review, Dissent, Jacobin, Salon, y Homozapping, entre otras publicaciones. Actualmente radica en el DF.

JAvIEr mOrO HErnÁndEz. Poeta, perio-dista y promotor cultural. Es autor del libro de poesía Mareas (Casa editorial Abismos, 2013). Su trabajo ha sido pu-blicado en revistas como Tierra Adentro, El Perro azul, Dónde ir, Palabras Maldi-tas, El humo, Cinosargo (Chile); y en pe-riódicos como El presente (Querétaro), El Financiero, La Jornada (Aguascalien-tes), El imparcial (Oaxaca). Coordina el “Recital de Poesía Joven Chilango-Anda-luz”, Sevilla-Ciudad de México; y el “Ga-binete Salvaje”, noches de poesía, artes y cabaret. Actualmente elabora reseñas de los libros que publica Almadía, Sexto Piso, entre otras editoriales.

[ Colaboradores ]

Page 59: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

2 2

Page 60: Áurea 003  Letras en movimiento,  imágenes que emigran

Visítanos en Facebook: Revista Áurea

y en Twitter: @RevistaAurea

o escríbenos a la dirección: [email protected]

SeverinoSalazar el novelista olvidado

Alberto PAredes - dolores CAstroGonzAlo lizArdo - José MAríA esPinAsAMiGuel ÁnGel QueMAín

Narrativa“el Arte de lA MeMoriA”,GAbrielA dAMiÁn MirAvete

ENsayo“AntinoMiAs fAtAles en lA PinturA de CArlos Cortés”,ÓsCAr edGAr lÓPez

Portafolio“Yo MiGrAnte, los Que se vAn”, Arturo vAlentino rAMírez GÓMez

#003 enero-marzo de 2014

áurea

Áurearevista de arte+literatura

#0

03

áu

rea

, re

vis

ta d

e a

rte

+li

tera

tura