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Distribución Limitada LC/BUE/L.151 Abril 1996 C E P A L Comisión Económica para América Latina y el Caribe Oficina en Buenos Aires LA TRANSFORMACION INDUSTRIAL EN LOS NOVENTA: UN PROCESO CON FINAL ABIERTO Documento de Trabajo Nº 68 Roberto Bisang Carlos Bonvecchi Bernardo Kosacoff Adrián Ramos Los autores agradecen los comentarios de Gabriel Yoguel. Las opiniones de los autores son de su exclusiva responsabilidad y pueden no coincidir con las de la Organización.

Bisang Et Al_ La Transformación Industrial en Los Noventa

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  • Distribucin LimitadaLC/BUE/L.151

    Abril 1996

    C E P A L

    Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe

    Oficina en Buenos Aires

    LA TRANSFORMACION INDUSTRIAL

    EN LOS NOVENTA: UN PROCESO CON FINAL ABIERTO

    Documento de Trabajo N 68

    Roberto Bisang Carlos Bonvecchi

    Bernardo Kosacoff Adrin Ramos

    Los autores agradecen los comentarios de Gabriel Yoguel.

    Las opiniones de los autores son de su exclusiva responsabilidad y pueden no coincidir con las de la Organizacin.

  • I N D I C E

    RESUMEN...................................................................................................................... 1

    I. INTRODUCCION.................................................................................................... 2

    II. EL DESEMPEO GLOBAL DE LA INDUSTRIA.................................................... 4II. 1. El perodo 1990-1994................................................................................ 4

    A. La evolucin de la produccin................................................................... 4B. El empleo y la productividad .................................................................... 5C. La apertura externa................................................................................... 6D. La inversin .............................................................................................. 7E. El financiamiento....................................................................................... 8F. Concentracin y extranjerizacin............................................................. 10G. Precios relativos, competitividad y rentabilidad....................................... 10

    II. 2. Algunas consideraciones respecto de 1995............................................ 12II. 3. Una visin del perodo 1986-1993........................................................... 13

    A. La cada del coeficiente de valor agregado entre 1986 y 1993............... 14B. Una interpretacin de los resultados del perodo intercensal................. 15

    III. LA TRANSICION MICROECONOMICA................................................................ 18III. 1. Introduccin.............................................................................................. 18III. 2. Cambios en la conducta y estructura de las firmas industriales

    argentinas................................................................................................. 19III. 3. Intensidad en la utilizacin de capital y trabajo........................................ 20III. 4. Cambios en la conducta y en el sendero tecnolgico de las firmas

    industriales................................................................................................ 21III. 5. Los lmites de las empresas manufactureras argentinas........................ 23III. 6. El perfil empresarial.................................................................................. 24

    IV. CONSIDERACIONES FINALES............................................................................ 27

    BIBLIOGRAFIA.............................................................................................................. 29

  • 1RESUMEN

    Veinte aos atrs la industria local no slo era diferente a la actual sino que, adems, la trayectoria yel resultado esperado en aquel entonces difieren sustancialmente de los rasgos esenciales que hoy lacaracterizan. Hace dos dcadas se inici el proceso de desmontaje del modelo de industrializacin basadoen la sustitucin de importaciones. Sin embargo, recin a partir de los noventa es cuando las tendenciasaperturistas vuelven a ocupar un lugar central y, al mismo tiempo, cada vez ms gravitante. En estascondiciones, la marcha hacia una estructura y dinmica industrial diferente tiende a mostrar lascaractersticas de un proceso inexorable. La coexistencia de comportamientos empresariales dereestructuracin "ofensiva" y "defensiva" se traduce, por una parte, en la creciente heterogeneidad que se vaperfilando en la estructura y dinmica industrial y, por la otra, en un resultado econmico, en trminos deproduccin y de valor agregado, que en una perspectiva de mediano plazo no exhibe grandes avances parael conjunto de la industria. Este artculo constituye un intento por dar cuenta de los grandes rasgos quecaracterizan a este proceso. Se evala el desempeo global de la industria, poniendo nfasis en loacontecido con la produccin, el empleo, la productividad, la inversin, el financiamiento, la apertura externa,los precios, la competitividad, la rentabilidad industrial y la concentracin y extranjerizacin de la actividad.La difusin de los datos provisorios del Censo Econmico 1994 permite realizar algunas consideraciones entorno al perodo 1986-1993. En esta perspectiva de mediano plazo, un hecho se destaca con nitidez: lacada en el coeficiente de valor agregado de las actividades manufactureras. En la siguiente seccin, seintenta poner de relieve el conjunto de las transformaciones que se han ido produciendo, en muchos casosdesde mediados de los ochenta pero en su mayora desde los noventa, en la conducta y en la estructura delas firmas locales. No obstante, dada la trascendencia de los mismos, todo indicara que lastransformaciones de la industria en los noventa constituyen, todava, un proceso con final abierto.

    SUMMARY

    The process of dismantling the set of policies and behavior patterns associated with ISI started in Argentinaabout two decades ago. However, in the nineties, economic liberalization was particularly deep, and tookplace at high speed. Thus, the transition towards a different structure and functioning of the manufacturingsector appears as an irreversible phenomenon. Firms have responded by performing both "defensive" and"offensive" re-structurings. These different behaviors are reflected in the observed heterogeneity inperformance in terms of the dynamics of output and value added; within a sector which, in the aggregate, stillfails to show drastic improvements from a medium-term perspective. This paper tries to present a broadpicture of the above mentioned process. From this point of view, the fall in the coefficient of value added toproduction is a clearly noticeable fact, as also are the increasing share of large firms in total output, and thegrowing importance of transnational corporations. Moreover, the analysis indicates that local firms havemodified their structure and behavior, giving rise to what may be termed a "new microeconomics" of themanufacturing sector. Overall, the changes which have taken place in the performance both within firms andacross firms suggests that the consequences of the large shifts that have been ocurring in the nineties arestill an open-ended matter.

  • 2I. INTRODUCCION

    Si hubiera que sealar un perodo determinado como el lapso a partir del cual se produce un punto deinflexin en la evolucin de la industria argentina, difcilmente habra desacuerdo en ubicarlo a partir de lasegunda mitad de la dcada de los setenta.

    Veinte aos atrs la industria local no slo era diferente a la actual sino que, adems, la trayectoria yel resultado esperados en aquel entonces difieren sustancialmente de los rasgos esenciales que hoy lacaracterizan. Ocurre que hace dos dcadas se inici el proceso de desmontaje del modelo deindustrializacin basado en la sustitucin de importaciones.

    De ninguna manera se trat de un proceso lineal e ineluctable. Un rasgo caracterstico, hasta finalesde los ochenta y comienzos de los noventa, fue el de las marchas y contramarchas en dicho proceso. En talsentido, no slo se movilizaron grandes intereses -apoyados e impulsados en ocasiones desde el propioEstado- para frenar las fuerzas "antisustitutivas" e incluso para revertirlas sino que, tambin,acontecimientos externos jugaron de manera circunstancial a favor de los que apoyaban la continuidad delmodelo. Es el caso de la crisis de la deuda externa en los comienzos de los ochenta que, entre otrosaspectos, se reflej en un nuevo "cierre" de las economas endeudadas.

    Slo a partir de los noventa es cuando las tendencias aperturistas, opuestas al modelo sustitutivo,vuelven a ocupar un lugar central y, al mismo tiempo, cada vez ms gravitante. En estas condiciones, lamarcha hacia una estructura y dinmica industrial diferente tiende a mostrar las caractersticas de unproceso inexorable (Chudnovsky, 1991; Kosacoff, 1994; Secretara de Industria, 1994; Porta, 1995; Azpiazuy Nochteff, 1995).

    Aunque una modalidad que lo distingue no son las marchas y contramarchas, la presencia decomportamientos contrapuestos constituye un aspecto central de la respuesta empresarial frente a loscambios que se han producido en las reglas del juego econmico y en el entorno competitivo de las firmas.As, el mayor o menor xito en los esfuerzos para cerrar o reducir la brecha de productividad que separa a laindustria local de los parmetros vigentes en la economa mundial, caracteriza los comportamientosempresariales de reestructuracin "ofensiva" y "defensiva" (Kosacoff, 1996).

    La coexistencia de ambos comportamientos se traduce, por una parte, en la crecienteheterogeneidad que se va perfilando en la estructura y dinmica industrial y, por la otra, en un resultadoeconmico, en trminos de produccin y de valor agregado, que en una perspectiva de mediano plazo noexhibe grandes avances para el conjunto de la industria.

    A ello se adicionan otros aspectos vinculados con la capacidad de aumentar la produccin con unmayor contenido de valor agregado domstico; de crear puestos de trabajo; de generar y adaptartecnologas y procesos; de establecer un nuevo entramado industrial que tienda a acercarse a los quepredominan en las economas desarrolladas, etctera.

    Las pginas que siguen constituyen un intento por dar cuenta de los grandes rasgos quecaracterizan este proceso. En la segunda seccin, se evala el desempeo global de la industria. El nfasisest puesto en lo acontecido con la produccin, el empleo, la productividad, la inversin, el financiamiento, laapertura externa, los precios, la competitividad, la rentabilidad industrial y la concentracin y extranjerizacinde la actividad. Las referencias se limitan a destacar las principales evidencias cuantitativas de los noventa.

    La difusin de los datos provisorios del Censo Econmico 1994 (INDEC, 1995) permite realizaralgunas consideraciones en torno del perodo 1986-1993. En esta perspectiva de mediano plazo, que

  • 3contrasta con la que se deriva del sistema de cuentas nacionales, un hecho se destaca con nitidez: la cadaen el coeficiente de valor agregado de las actividades manufactureras.

    En la tercera seccin se intenta poner de relieve el conjunto de las transformaciones que se han idoproduciendo, en muchos casos desde mediados de los ochenta pero en su mayora desde los noventa, enla conducta y en la estructura de las firmas locales. Se considera que la gravitacin y relevancia de esoscambios no est reflejada, todava, en el desempeo global de la actividad.

    La cada vez ms reducida importancia relativa de la industria como motor de crecimiento delproducto interno, su fuerte dependencia de los ciclos financieros externos y el cambiante patrn de liderazgoal interior del sector constituyen indicadores de que esas mutaciones de naturaleza "microeconmica" nohan sido suficientes para definir un nuevo "modelo" de industrializacin y para sentar las bases de uncrecimiento ms sustentable.

    No obstante, dada su trascendencia, todo indicara que las transformaciones de la industria en losnoventa constituyen, todava, un proceso con final abierto.

  • 4II. EL DESEMPEO GLOBAL DE LA INDUSTRIA

    II. 1. El perodo 1990-1994

    A. La evolucin de la produccin

    De acuerdo con las estimaciones de las Cuentas Nacionales1/, entre 1990 y 1994 el PBI industrial crecipoco menos de un 31%, en un sendero que presenta 18 trimestres consecutivos de reactivacin productiva.Este desempeo contrasta con el exhibido, segn la misma fuente, entre los aos 1987 y 1989, lapsodurante el cual la produccin fabril declin poco menos de un 12%.

    Empero, si se compara el nivel alcanzado en 1994 con el de 1980 -el mayor de la dcada delochenta-, el incremento acumulado no alcanza el 14%; esto es, una tasa anual acumulativa de crecimientode apenas el 0,9%. Si se tiene en cuenta que la poblacin creci a un ritmo anual del 1,5% entre 1980 y1994, se concluye que el PBI industrial por habitante declin a razn de un 0,6% por ao.

    No obstante, lo acontecido en los ltimos aos evidencia una importante recuperacin en el nivel deactividad; en particular, si se atiende a que se produce luego de una profunda crisis como la soportada por laeconoma durante los aos 1989 y 1990.

    Dentro de este crecimiento acumulado se destacan fuertes disparidades sectoriales. En efecto,durante el lapso considerado los sectores que lideraron la reactivacin fabril fueron, en trminos de losritmos de aumento de la produccin, la industria automotriz, la fabricacin de muebles de madera, lasimprentas y editoriales, la industria del plstico, la de objetos de barro, loza y porcelana, y la construccin demquinas, aparatos, accesorios y suministros elctricos.

    Ms alejadas, pero con variaciones superiores al promedio de la industria, se encuentran laelaboracin de bebidas, la industria del cuero y la de insumos para la construccin. Por debajo de la media,se ubican la industria alimentaria, del tabaco, la textil y de prendas de vestir, la qumica bsica, lapetroqumica y sus derivados, la siderurgia y la de productos metlicos no ferrosos. Slo dos actividadespresentan una cada en sus niveles de produccin: la fabricacin de equipo profesional y cientfico y demaquinaria no elctrica.

    Estas fuertes disparidades en los ritmos de expansin se tradujeron en un patrn distinto decrecimiento industrial. As, entre los aos 1977 y 1987 el rumbo manufacturero fue marcado por eldesempeo de los sectores productores de bienes de utilizacin intermedia. En cambio, luego de la recesinde finales de los ochenta y comienzos de los noventa, el liderazgo fabril fue asumido por las ramasproductoras de bienes de consumo durable y, en menor medida, por las ligadas a la industria de laconstruccin. En este sentido cabe destacar que, hasta 1993, la fuerte expansin registrada en laproduccin de bienes de consumo durable explica casi el 60% de la tasa de crecimiento global de laindustria. Individualmente, el sector automotriz explica el 30%.

    En sntesis, desde 1976 la industria local, con marchas y contramarchas, se encuentra inmersa enun continuo proceso de transformaciones. Ese proceso habra adquirido una particular intensidad entre

    1/ Tal como se sealar ms adelante, la comparacin de datos intercensales para el perodo 1986-1993 difiere deestas estimaciones.

  • 51990 y 1994. Durante esta ltima etapa han surgido como sectores ganadores los productores de bienes deconsumo durable y, en especial, la industria automotriz. Entre los perdedores, los fabricantes de bienes decapital. Por ltimo, los que en conjunto no avanzaron ni retrocedieron fueron las actividades elaboradoras debienes de utilizacin intermedia. Claro est que dentro de esta descripcin se ocultan, tambin, notablesdisparidades.

    B. El empleo y la productividad

    En el marco de un mayor nivel de actividad, el proceso de reestructuracin observado a partir de 1990 no seha limitado a la reasignacin de la produccin entre los diversos sectores fabriles. Tambin ha afectado, yde manera muy significativa, a los niveles de empleo y, por ende, de la productividad de la mano de obra.

    Al respecto, el costo en trminos de empleo industrial fueron 80.000 puestos menos de trabajo. Si lacomparacin se realiza con los niveles de ocupacin prevalecientes a mediados de los ochenta, la industriaha eliminado alrededor de 240.000 puestos laborales.

    Ms an, de acuerdo con los resultados provisorios del Censo de 1994, entre julio de ese ao y abrilde 1985 se suprimieron en la industria 257.163 puestos de trabajo; esto es, el 18,6% de los existentes casiuna dcada atrs. Por lo dems, la difusin de los datos censales muestra que entre 1993 y 1994 el procesode eliminacin de puestos de trabajo en la industria continu su marcha.

    Algunos rasgos observados en el desempeo del empleo fabril son concluyentes. En primer lugar,el sector industrial no exhibe ahora el carcter de creador neto de puestos de trabajo que mostrara durantela dcada de los sesenta y hasta mediados de los setenta. En segundo trmino, la fuerte contraccin de laproduccin fabril registrada entre mediados de los ochenta y comienzos de los noventa impuls un intensoproceso de expulsin de la mano de obra. Por ltimo, la reactivacin posterior no fue acompaada por unaparalela incorporacin neta de trabajadores a la industria; por el contrario, se mantuvo la tendencia a lareduccin de puestos de trabajo.

    Las razones que explicaran este comportamiento se encuentran, de manera central, en lanecesidad de incrementar la productividad laboral para enfrentar el nuevo entorno competitivo creado por lareglas de juego del Plan de Convertibilidad. Pero, si se atiende a la descripcin que proporciona lacomparacin intercensal, cabra agregar una razn adicional: la necesidad de recuperar una cada en el"margen bruto" de la industria derivada de las caractersticas del programa de estabilizacin.

    Es posible identificar, por lo menos, cinco caminos a travs de los cuales se reajustaron los nivelesde empleo. El primero, la racionalizacin de los planteles de fbrica y de las estructuras administrativas, decomercializacin y de gerencia. El segundo, por la sustitucin de partes, piezas e insumos de produccindomstica por bienes de origen externo; esto es, la tendencia creciente a mayores niveles de ensamblaje. Eltercero, discontinuando lneas de fabricacin y sustituyendo los bienes finales de origen interno porimportados. El cuarto, inducido por el encarecimiento de los costos laborales y el abaratamiento de losbienes de capital, mediante la incorporacin de nuevo equipamiento y tecnologa ahorradora de mano obra.Por ltimo, aprovechando las externalidades que puede brindar la subcontratacin de tareas que, conanterioridad, se realizaban en el interior de las plantas. Adicionalmente, el cierre de empresas industriales yla escasa creacin de firmas nuevas profundizaron la cada del empleo industrial.

    Sin embargo, aunque la productividad laboral habra crecido casi un 40% entre 1993 y 1990 -deacuerdo con las cifras de Cuentas Nacionales-, los costos salariales unitarios aumentaron ms de un 30% y,con ello, se produjo una prdida de competitividad del factor trabajo. En este marco, no debe sorprender elcontinuo proceso de expulsin de la mano de obra fabril y de aumento de la tasa de desempleo.

  • 6No obstante, corresponde destacar que este proceso de aumento de la productividad laboral que seobserva a partir de 1991 se debe, tambin en parte, a la implementacin de las denominadas tecnologas"blandas"; esto es, mejoras en la organizacin, en los procesos y procedimientos, en el uso ms eficiente dela dotacin de personal. Pero, en su mayor parte, se origina en la incorporacin de nuevos equipos decapital, con tecnologas ms modernas, facilitada por la virtual eliminacin de los aranceles a la importacinde estos bienes y por la apreciacin de la moneda local.

    C. La apertura externa

    Entre 1990 y 1993 la apertura externa total de la industria, definida como la suma de las exportaciones eimportaciones respecto del valor de la produccin, aument significativamente: pas de un 16,5% a un21%2/. Empero, si se la compara con los valores alcanzados en 1987 (20%), podra concluirse que durantelos primeros aos de la dcada del noventa no se increment de manera considerable el grado deexposicin del conjunto del sector fabril al comercio internacional.

    Sin embargo, el comportamiento evidenciado durante 1994 por las exportaciones e importacionesmanufactureras respecto del valor de la produccin muestra que el nivel de apertura dio un nuevo ysignificativo salto. Puede estimarse el grado de insercin total en un 25% (en torno al 29% si se consideranlos datos censales). Esta magnitud es la ms elevada desde 1986 (en 1989 haba alcanzado al 23,7%).

    Cabe preguntar qu es lo que distingue la apertura de 1994 de, por ejemplo, la de 1987. Ms all deque es ms elevada, lo relevante es su composicin. En efecto, en 1987 poco ms de la mitad era explicadapor la apertura importadora. En 1994, esa proporcin se haba elevado a casi dos tercios.

    El contraste es ms agudo si la comparacin se realiza respecto del nivel y composicin de laapertura en 1990. En esa oportunidad, la insercin exportadora representaba poco menos de las trescuartas partes del total. Cuatro aos ms tarde esa proporcin se haba reducido al 32%.

    El impacto que este proceso ha tenido en trminos del empleo de mano de obra y de reduccin ydesaparicin de lneas de produccin, tiene un correlato adicional que se expresa en el fuerte deteriororegistrado en el balance de divisas del sector industrial.

    En efecto, en 1990, la actividad manufacturera exhiba un saldo superavitario cercano a los 6.000millones de dlares. Tres aos despus, el dficit era equivalente a 6.300 millones. En 1994, la magnitud deldesequilibrio habra alcanzado los 9.400 millones.

    En suma, el proceso de apertura externa de la industria muestra, respecto de 1990, una cada enlos coeficientes de exportacin y un paralelo e intenso incremento de la participacin de las importacionesen el valor de la produccin. No obstante, corresponde sealar que durante 1993 y 1994 se observa unaumento en el coeficiente de exportaciones; incremento que no ha impedido un agravamiento del dficit dedivisas del sector industrial.

    Un aspecto adicional al que, en general, se le suele prestar especial atencin cuando se considerael desempeo de la industria en los aos recientes, es el impacto de la apertura externa sobre los niveles deproduccin local.

    2/ Si se considera al valor de produccin informado por el Censo de 1994, ese porcentaje se eleva al 25%.

  • 7Al respecto, las estimaciones de tipo economtricas realizadas con informacin desagregada acuatro dgitos de la CIIU muestran que el mayor efecto de la apertura sobre el sector industrial ha sido entrminos del disciplinamiento del proceso de formacin de costos y precios. En cambio, la influencia en eldesplazamiento de produccin domstica no alcanza, para el conjunto de la industria, valores designificacin (Kampel y Katz, 1995).

    D. La inversin

    La informacin proveniente de una encuesta elaborada por INDEC/CEPAL a 700 empresas industrialeslderes muestra que, entre 1989 y 1992, se habran acumulado inversiones por un monto equivalente a los9.100 millones de dlares. Aunque no son sumables por desconocerse su mtodo de relevamiento, segn laSecretara de Industria, entre 1992 y 1995, se habran invertido en la actividad 10.914 millones de dlares(Secretara de Industria, 1995).

    Segn la encuesta, cinco actividades concentraron, entre 1989 y 1992, el 72% de los gastosacumulados en activos fijos: la refinacin de petrleo (44,5%), la produccin de alimentos (10,3%), lafabricacin de sustancias qumicas bsicas (8,5%), la construccin de material de transporte (6%) y laindustria papelera (2,6%). Con proporciones semejantes a esta ltima actividad se ubican la elaboracin debebidas, de otros productos qumicos, la fabricacin de textiles y de productos metlicos no ferrosos.

    De acuerdo con los datos brindados por la Secretara de Industria, el 77% de los proyectosencarados entre 1992 y 1995 constituyen inversin extranjera directa; 37% fue destinado a la construccinde nuevas plantas; 45% a mejorar la competitividad a travs de ampliaciones y reestructuraciones, y delresto no se proporciona informacin.

    La distribucin sectorial difiere de manera notable con el perfil proveniente de la encuesta3/. Enefecto, es el sector automotriz y de autopartes el que se lleva la mayor proporcin (47%), seguido de laindustria de alimentos y bebidas (19%), petroqumica (10%), minera (9%), siderurgia (6%) y otrasactividades el restante 9%.

    Por lo dems, ambas fuentes informativas exhiben una elevada concentracin sectorial de lainversin, pero mayor an en el caso de los datos de la Secretara de Industria. En efecto, como se seal,en la encuesta del INDEC cinco actividades concentraron el 72% de los gastos en activos fijos del perodo1989-1992. Esa proporcin se eleva al 91%, en el caso de los datos de la Secretara de Industria, para ellapso 1992-1995. Un rasgo en comn que muestran ambas fuentes es la importancia de la industriaalimentaria y de bebidas.

    Cabe mencionar, por otra parte, que el perfil de las inversiones orientadas al sector revela una clarapreferencia hacia aquellas actividades basadas en la explotacin de recursos naturales, sean de naturalezaagropecuaria o minera, o hacia las amparadas por regmenes especiales que garantizan una elevada tasade retorno. Tal el caso de las refineras de petrleo, los alimentos, la qumica y petroqumica, y la industriaautomotriz.

    Tambin debe destacarse que, excepto el caso del complejo automotor, los sectores donde se

    3/ Es probable que esa diferencia provenga de que cuando se realiz la encuesta la inversin en el sector petroleroestaba en su apogeo, mientras que la correspondiente al sector automotriz recin se iniciaba. Otra diferencia puedeprovenir de que en el caso de la encuesta se trata de inversiones realizadas y, en lo que respecta a la informacin de laSecretara de Industria, no queda claro si se trata de inversiones efectivas, de proyectos en ejecucin o de intencionesde inversin; tal el caso de los montos asignados al rubro automotriz.

  • 8concentr la inversin constituyen actividades cuyo coeficiente de exportaciones supera al promedio de laindustria y que, a su vez, eran exportadoras netas antes de 1990.

    Otro indicador que suele considerarse, a la hora de tratar de evaluar lo acontecido con la inversinen el sector fabril, es la importacin de bienes de capital. De acuerdo con los datos oficiales, se trata de unode los rubros ms dinmicos de la apertura importadora.

    Cul es el monto involucrado? En 1994 la inversin total en maquinaria y equipo importados,excluidos los gastos de nacionalizacin, alcanz valores del orden de los 6.000 millones de dlares.

    Cunto de este nuevo equipamiento se destin al sector industrial? De acuerdo con estudiosrealizados (Kacef, 1994; Cortesi y Vicens, 1994), la importacin de bienes de capital puede clasificarse enaqulla destinada a la produccin de bienes transables, a la produccin de bienes no transables y la nodestinada a la produccin de bienes.

    Entre 1992 y 1994, la proporcin sobre la importacin total de bienes de capital que se destin a laproduccin de bienes que compiten de manera activa con el exterior, pas de un 22% a poco menos del15%. En el segundo de los casos, el porcentaje se mantuvo casi constante: pas de un 10% a un 11%.

    El resto de los equipos de capital importados, que segn este estudio no estuvieron destinados a laproduccin de bienes, pasaron de un 68% a un 74%. Se trata, entre otros rubros, de material de transporte,mquinas de oficina y de procesamiento de datos, equipos para telecomunicaciones, aparatos mdicos ycientficos, y para calefaccin y refrigeracin.

    En suma, podra decirse de manera aproximada que si la importacin total de bienes de capital,excluidos los gastos de introduccin al pas, alcanzaron a los 6.000 millones de dlares en 1994 y que, deese total, a lo sumo un 30% habra estado destinado a la produccin de bienes, entonces el valor promedioanual invertido por la industria no superara los 2.000 millones de dlares.

    A ese monto correspondera adicionarle la parte de la produccin nacional de bienes de capitaldestinada a la produccin de bienes. Si se asume un porcentaje similar al de los bienes importados,entonces la inversin total en bienes de capital no superara los 3.000 millones de dlares anuales4/.

    E. El financiamiento

    Aunque se carece de informacin que permita considerar la distribucin de la inversin por tamao de lasfirmas, desde una perspectiva macroeconmica podran encontrarse argumentos para sostener que se haconcentrado, principalmente, en las empresas de mayor envergadura.

    En efecto, se seal con anterioridad que los requerimientos de productividad que imponan lasreglas de la poltica econmica y la cada del "margen bruto" industrial no eran posibles de alcanzar con elnico expediente del incremento de la produccin y que, por lo tanto, era necesario ajustar tambin losplanteles laborales.

    Ahora cabe agregar que, adems, se requiere aumentar la dotacin de capital por hombre ocupadoe introducir nuevas y ms eficientes tecnologas de fabricacin. En efecto, es indudable que el aumento de

    4/ El censo de 1994, correspondiente a 1993, muestra un gasto en equipos por un monto de 2.500 millones depesos, que se eleva a 3700 si se incluyen las construcciones.

  • 9los costos salariales unitarios constituye un hecho generalizable a casi todo el aparato fabril. En este marco,la prdida de competitividad laboral tena que ser afrontada, adems, con un mayor nivel de capitalizacin yde tecnologa.

    A pesar de que el gobierno facilit este proceso a travs del abaratamiento de los bienes de capitaly que, adems, existi una abundante oferta de crdito externo comercial para la compra de equipamiento,el acceso a l por parte de las pequeas y medianas empresas es, sin lugar a dudas, limitado. Ello habra deser reconocido por las autoridades cuando se implementaron lneas de crdito especficas para estesegmento de las firmas.

    Cabe recordar que el financiamiento para la compra de bienes de capital en la industria alcanzara,en el mejor de los casos, a un valor anual del orden de los 3.000 millones de dlares. Sin embargo, elsistema financiero local muestra una fuerte dualidad, en particular en los ltimos aos (Machinea, 1995).

    En efecto, existen empresas que acceden a los mercados de crdito externo y que pueden tomarprstamos en el mercado local a tasas razonables y plazos prolongados. Para este ncleo, desde laimplementacin del Plan de Convertibilidad, el volumen de crdito creci de manera muy elevada.

    En el otro extremo, existe otro ncleo de empresas que no acceden a los mercados externos decrdito y en los mercados locales deben abonar tasas prohibitivas, en plazos reducidos. Se trata de lasPyME. Por ello, puede decirse que los problemas de financiamiento en la industria impactanfundamentalmente en las firmas pequeas y medianas.

    En este sentido, los datos existentes son abrumadores. A fines de 1994, sobre un total aproximadode 50.000 millones de dlares de financiaciones5/ acordadas por el sistema bancario local, el 18% seconcentraba en las actividades industriales, esto es, 9.000 millones.

    Si se relaciona el total de las financiaciones acordadas con el valor del PBI a precios corrientes,puede comprobarse que el sector industrial muestra un coeficiente de crdito un poco inferior a la medianacional: 16% respecto de 18%. Asimismo, alrededor del 45% del crdito acordado a la industria estconcentrado en no ms de 90 empresas. En otras palabras, la industria recibe menos crdito en relacin aotras actividades y sectores pero, adems, ese volumen de crdito se concentra en un nmero reducido deempresas.

    La caracterizacin anterior corresponde al desempeo del conjunto de la industria y presentaimportantes disparidades. Una de ellas es por tamao de las firmas. A modo de ejemplo, es ilustrativoconsiderar la evolucin de la tasa de inters en trminos reales para grandes y para pequeas y medianasempresas (Machinea, 1995). Se deduce del diferente nivel real pagado el impacto sobre la rentabilidad delas PyME.

    En efecto, la tasa activa implcita promedio en pesos acumulada entre abril de 1991 y diciembre de1994 fue del 249,6%; ello sin considerar comisiones. Si se las incluye, el promedio acumulado asciende a un296%. Dado que durante ese perodo los precios salida de fbrica de la industria aumentaron un 9,6%, latasa real promedio acumulada ascendi a un 249,6% y un 261% en cada caso.

    Ello implica una tasa de inters real anual en pesos del orden del 43%. Claro est que en dlareslos valores son mucho ms reducidos: alrededor del 15% anual real. Empero, debe tenerse en cuenta que elfinanciamiento en pesos representa el 40% del total y constituye, en general, una de las pocas fuentes a lasque acceden las PyME.

    5/ Se incluye dentro de ese monto la cartera en mora y en gestin.

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    Pero la segmentacin del mercado lleva a una situacin en la cual, aun en el caso delfinanciamiento en pesos, las PyME son las empresas ms perjudicadas. Al respecto, la tasa acumuladapara las empresas de menor tamao fue del 430%, esto es, el 55% real en pesos por ao.

    F. Concentracin y extranjerizacin 6/7/

    El comportamiento de la industria segn estratos de concentracin, a partir de 1990, se caracteriza por unincremento en la participacin de las actividades ms altamente concentradas y, en el contexto generalizadode una mayor apertura externa importadora, un aumento relativo superior del grado de exposicin a lacompetencia internacional por parte de los sectores mediana y escasamente concentrados.

    En efecto, entre 1990 y 1993, el valor agregado industrial generado por las ramas msconcentradas (AC) creci un 35% mientras que el de las actividades mediana y escasamente concentradas(MEC) un 24,5%. A su vez, por el lado del empleo, las ramas AC redujeron sus planteles laborales en un17%. En cambio, las actividades MEC solamente en un 4,3%.

    En el marco de un incremento tambin generalizado de los costos salariales unitarios, los diferentesritmos de aumento de la productividad habran de reflejarse, asimismo, en un empeoramiento relativo mayorde la posicin competitiva externa de las actividades MEC.

    Al respecto, mientras las ramas AC incrementaron sus niveles de productividad laboral en casi un63%, las actividades MEC slo lo hicieron en un 30%. En estas condiciones no resulta sorprendente que elnivel de apertura a las importaciones de las ramas MEC haya crecido casi un 250% frente al 170% de lasactividades AC.

    Por otra parte, un estudio sobre el comportamiento de las filiales argentinas de empresasmultinacionales de origen estadounidense revela que, entre 1989 y 1992, las ventas y la productividad deesas firmas crecen a un ritmo mucho ms elevado que el promedio de la industria (Bonvecchi, 1994).

    Las evidencias disponibles sealan que el proceso de reestructuracin industrial se verifica en uncontexto de creciente concentracin y extranjerizacin de la produccin. Ello es el resultado, por un lado, decrecimientos en los volmenes de produccin y ventas de las firmas ms grandes -tanto nacionales comoextranjeras- superiores a los promedios sectoriales; por el otro, de la compra de empresas existentes, enespecial por parte de firmas extranjeras, aunque tambin por parte de grandes grupos econmicosnacionales; por ltimo, por la desaparicin y reducida incorporacin de nuevas firmas de tamao pequeo ymediano.

    G. Precios relativos, competitividad y rentabilidad

    Un proceso de reestructuracin implica que al interior de la industria algunas actividades absorben recursos

    6/ Los datos provienen de informacin a cuatro dgitos de la CIIU y terminan en 1993. Por ello, los comentariosabarcan el reducido lapso de 1990-1993.

    7/ En la Seccin III.6. se consideran los cambios en el perfil empresarial.

  • 11

    y otras los resignan. Ello se expresa, a nivel de la firma, en una variacin del margen bruto real.

    Desde una perspectiva analtica simplificada, los factores que influyen en el nivel y, por ende, en lavariacin del margen bruto real son, por el lado de los ingresos, las cantidades que pueden ser vendidas y elprecio al cual pueden ser colocadas.

    Por el lado de los egresos, los factores relevantes son los precios de los insumos -incluido en esteconcepto la tasa de inters del capital de giro- y del salario en relacin al precio del producto final; lascantidades fsicas de trabajo y de los otros insumos -incluido el volumen de crdito- que se utilizan porunidad de producto; el arancel de importacin del producto final y el de los insumos y, tambin, el nivel deltipo de cambio.

    Cabe preguntar cul ha sido el comportamiento de estas distintas variables en los ltimos aos. Elprimer aspecto que corresponde puntualizar es que, como consecuencia de los brotes hiperinflacionarios, laindustria arranc con mrgenes brutos reales elevados. Estos eran en muchos casos "virtuales", ya que laintensidad del proceso recesivo de finales de los ochenta haca, en los hechos, imposible su aplicacin.

    No obstante, las nuevas reglas de juego impuestas por el Plan de Convertibilidad no derivaron,salvo en unos pocos casos, en una deflacin de los precios de produccin. En cambio, le impusieron a lasfirmas un lmite por el lado de los precios y un nuevo competidor -las importaciones- por el lado de lascantidades. La fijacin del tipo de cambio, las sucesivas reformas arancelarias que derivaron en unareduccin del arancel promedio y la virtual supresin de casi todas las barreras no arancelarias al comerciointernacional actuaron en ese sentido.

    El Plan de Convertibilidad produjo una expansin del crdito, de la produccin y de las ventas. Pero,tambin, se acompa de un cambio en los precios relativos a favor de los bienes no transables -incluido elfactor trabajo-. Medidos en dlares y en relacin a los precios industriales, no slo aument el costo salarialsino, tambin, el de los insumos no transables -electricidad, gas, comunicaciones, transporte de carga,etctera-.

    Empero, el impacto del aumento del nivel de actividad -va reactivacin o ganancia de participacinen los mercados- fue insuficiente, entre 1990 y 1992, para compensar a travs de una mayor productividadde los factores la prdida de competitividad global de la industria y la reduccin de sus mrgenes.

    Ello se habra de reflejar en una cada del coeficiente de exportaciones a valor de la produccin y enun paralelo aumento del correspondiente a las importaciones sobre el consumo.

    Los aos 1993 y 1994 muestran los frutos de los intentos del gobierno y de las empresas por revertiresta tendencia. En un marco de menor ritmo de crecimiento de la produccin, el primero procur a travs depolticas de desregulacin, de las devaluaciones fiscales y de instrumentos de poltica comercial externamejorar la competitividad y los mrgenes brutos de la industria.

    Las firmas, por su parte, intensificaron los ajustes de los planteles laborales, introdujeron nuevosprocesos de trabajo y tcnicas de organizacin, incorporaron tecnologa y ms modernos equipos de capital,ajustaron sus requerimientos de capital de trabajo, modificaron sus estructuras de financiamiento y susestrategias de comercializacin, etctera.

    Los resultados significaron una reduccin de la disparidad entre el crecimiento de las exportacionesy de las importaciones. No obstante, durante 1993 y 1994, aunque el coeficiente de exportaciones aumenta,en trminos relativos lo hizo a un ritmo menor que el de las importaciones.

  • 12

    II.2. Algunas consideraciones respecto de 1995

    Aunque es cierto que el desempeo de la economa argentina comenz a evidenciar, durante 1994,sntomas de enfriamiento y de crecientes dificultades en el orden fiscal, derivadas en su mayor parte delmenor ingreso de capitales que indujo el aumento de las tasas de inters internacionales a partir de febrerode 1994, es indudable tambin que el impacto del "efecto tequila" aceler y profundiz los desequilibriosexistentes.

    Son conocidas las consecuencias macroeconmicas de la crisis inducida por el "efecto tequila".Como era esperable, la actividad industrial no ha escapado a ellas. Uno de los impactos ms evidentes essobre el nivel de actividad. Al respecto, de acuerdo con los datos elaborados por el INDEC y por FIEL, en1995 se registr una cada en la produccin no menor al 5%.

    Cabe destacar que hasta el primer trimestre se mantuvo el sendero de crecimiento inaugurado 18trimestres atrs. Slo a partir del segundo del ao anterior se presentan declinaciones en el nivel deactividad, tendencia que se mantiene en los primeros meses de 1996.

    La contraccin de la produccin manufacturera afect de manera diferente a los distintos sectores.Los ms afectados son los productores de bienes de consumo durable que, hasta 1994, haban liderado lareactivacin industrial desde el inicio del Plan de Convertibilidad.

    En segundo lugar, se ubicaron las actividades productoras de bienes de capital y las fabricantes deinsumos para la construccin. Se trata, como se observa, de aquellas ramas que dependen, de maneradirecta e indirecta, de la disponibilidad de crdito.

    Un desempeo dispar exhibieron las empresas elaboradoras de bienes de consumo no durable.As, mientras la industria alimentaria presenta un incremento de la produccin, los fabricantes de bebidas yde cigarrillos registran una cada.

    Son los sectores productores de bienes de uso intermedio los que muestran un comportamientoascendente, a excepcin de la industria petroqumica y las refineras de petrleo.

    Aunque no se dispone de datos recientes sobre el empleo en la industria, no caben dudas de que elnmero de personas ocupadas en el sector tambin habra disminuido en 1995. Lo que no se sabe concerteza es la magnitud.

    Por lo tanto, resulta difcil estimar lo sucedido con la productividad laboral en la industria, aunque laopinin predominante es que la produccin declin ms que el empleo. En este caso, la productividad de lamano de obra presentara una disminucin.

    Tambin resulta difcil evaluar lo sucedido con los costos laborales medidos en dlares. Al respecto,dos tendencias contrapuestas han prevalecido: por un lado, es sabido que con independencia de laparticipacin de los gremios, las comisiones internas de las fbricas renegociaron en su mayora, a la baja,los salarios vigentes.

    Por el otro, fueron reimplantados a partir de abril los anteriores niveles de contribuciones patronalesque, recin sobre los finales del ao y de manera fraccionada, se han vuelto a reducir. En consecuencia, noes fcil apreciar con alguna exactitud la magnitud y el sentido de los cambios en los costos salariales

  • 13

    unitarios8/.

    Empero, aun en el peor de los casos, esto es, un aumento de los costos salariales unitarios y portanto una prdida de la competitividad laboral, el significativo aumento de las ventas externas demanufacturas parece indicar que ello no la habra afectado de manera relevante.

    Las autoridades ponen un nfasis especial en sealar que el fuerte crecimiento de las exportacionesfabriles constituye una prueba del espectacular incremento que se ha registrado en la competitividad globalde la economa. Empero, otros estudios presentan una versin un tanto diferente de los hechos (Cepeda,1995)9/.

    Por lo dems, a pesar del aumento de las exportaciones fabriles y de la cada general de lasimportaciones -en su casi totalidad son de origen industrial-, el balance de divisas del sector contina siendodeficitario. Claro est que el nivel ser notablemente inferior al de 1994, cuando haba alcanzado a los 9.400millones de dlares.

    Por ltimo, los indicadores de rentabilidad de las empresas industriales que cotizan en la Bolsa -setrata de firmas en su mayora grandes o medianas-grandes- muestran, durante el primer semestre de 1995,rasgos coherentes con la evolucin del nivel de actividad sectorial.

    En efecto, actividades como la fabricacin de artculos para el hogar, autopartes, bebidas ymateriales para la construccin pasan a tener prdidas netas. En cambio, sectores ligados a la metalurgia ysiderurgia, la qumica y la petroqumica y la agroindustria mejoran de manera notable sus resultados. En unasituacin de quebranto neto se mantienen las firmas papeleras, grficas, textiles y plsticas.

    II. 3. Una visin del perodo 1986-1993

    Los resultados intercensales para el perodo 1986-199310/ muestran los siguientes rasgos:

    - El valor bruto de la produccin, a precios de 1986, aument un 4,3%.- El valor agregado, tambin a precios de 1986, se redujo en un 12,6%.- En consecuencia, el coeficiente de valor agregado a valor de produccin presenta una marcada

    reduccin.

    8/ Un reciente estudio de FIEL mostrara una disminucin de los costos salariales en la industria del 16% a partir de1994.

    9/ El autor seala que el aumento relevante es menor; que no obstante el aumento de la productividad la misma noes definitoria; que ha jugado un papel muy importante el cambio de los precios relativos inducido por las devaluacionesfiscales; como as tambin el aumento en el precio de las commodities, el empuje de la demanda brasilea y laspolticas sectoriales especficas -automotriz, rgimen de especializacin-.

    10/ Los datos censales difundidos muestran que existen algunas discrepancias con los cmputos del sistema deCuentas Nacionales. En tal sentido, en ausencia de distorsiones en los niveles y en la trayectoria de los preciosinformados y utilizados, deberan existir problemas en la captacin de las cantidades o en la evolucin de las mismas.Esto es, que el Censo de 1994 sea incompleto y que el Indice de Volumen Fsico utilizado para las estimaciones aprecios constantes no refleje, de manera adecuada, el desempeo de la actividad industrial.

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    - El personal ocupado remunerado en la industria declin poco menos del 13%.- Por ende, el valor agregado por persona ocupada se mantuvo prcticamente invariable.- El nmero de establecimientos cay en el orden del 10%.- Por lo tanto, el producto y el empleo por establecimiento exhiben una tendencia decreciente en el

    perodo.- La masa de salarios como porcentaje del valor bruto de produccin muestra un aumento de

    consideracin.- Dado que el coeficiente de valor agregado se reduce en el perodo (se incrementa el peso de los

    consumos intermedios), el excedente bruto de explotacin tambin disminuye como porcentaje delvalor de la produccin.

    A. La cada del coeficiente de valor agregado entre 1986 y 1993

    Uno de los aspectos ms importantes a destacar en el desempeo del sector es que la reactivacin de laproduccin que se habra producido, segn las Cuentas Nacionales, entre 1990 y 1994 fue acompaada deun paralelo proceso de disminucin del valor agregado. Este fenmeno habra adquirido tal intensidad quedetermin que el PBI industrial de 1994 fuera inferior al de 1986.

    De acuerdo con estimaciones preliminares de carcter intercensal, el proceso de reduccin delcoeficiente de valor agregado constituye un fenmeno generalizado a casi todas las actividadesindustriales11/. Las mayores disminuciones se concentraron, de acuerdo con los datos publicados, enalgunas ramas productoras de bienes de uso intermedio como refineras de petrleo y fabricacin deproductos derivados de ste. Tambin fueron afectadas, de manera significativa, las ramas productoras deequipo profesional y cientfico, de material de transporte, y un conjunto amplio de actividades englobadas enel rubro genrico de otras industrias (joyas, instrumentos de msica, artculos de deporte y atletismo,etctera).

    Con menor intensidad que en las actividades citadas, pero con cadas superiores al promedio de laindustria, se ubica el desempeo de sectores como la fabricacin de sustancias qumicas bsicas y demaquinarias, aparatos y suministros elctricos.

    Razones de diversa ndole podran haber dado origen a este proceso. Una de ellas es la aperturaimportadora que, con particular intensidad, se produjo con posterioridad a 1991. En tal sentido, debe tenerseen cuenta que algunas de las actividades mencionadas se cuentan entre las que el coeficiente deimportaciones respecto del valor de la produccin exhibi un salto de consideracin; tal el caso del equipoprofesional y cientfico, la industria automotriz y sectores agrupados bajo la denominacin otras industrias.

    Tambin influye, de manera relevante, que una proporcin de la oferta industrial sea atendida con lareventa de productos importados cuyo mark-up es inferior al margen bruto aplicado en la produccindomstica.

    Otra razn, sobre la cual no se dispone de indicios de carcter cuantitativo, hace referencia a unproceso de terciarizacin de actividades, industriales o de servicios auxiliares, que con anterioridad serealizaban en la planta y cuyos consumos intermedios y pagos de salarios se imputaban a la produccinfabril.

    En este caso, aunque es difcil asegurar que ello terminara por afectar negativamente el PBI total -

    11/ Agrupadas a tres dgitos del CIIU Revisin II.

  • 15

    al interior de la industria podran producirse compensaciones-, es indudable que las actividades alcanzadaspor ese proceso redujeron su coeficiente de valor agregado12/. En el caso de los servicios de tipo industrial,su contabilizacin en el sector correspondiente tiende a reducir el coeficiente de valor agregadomanufacturero.

    Otro factor que podra haber afectado al coeficiente es la prdida de participacin de los salarios enel PBI. Sin embargo, ste no parece haber sido el caso cuando se comparan los datos intercensales. Enefecto, excepto en la produccin de alimentos, en las restantes ramas industriales se observa unpronunciado aumento del peso de los salarios en el valor agregado.

    Este es un dato importante. La mayor parte de las evidencias disponibles apuntan a sealar que losniveles de empleo industrial se redujeron entre 1986 y 1993. Slo en el caso en que el costo salarial real porhombre ocupado hubiera aumentado en una magnitud tal que compensara la cada en los niveles deempleo, se habra producido un incremento de la masa salarial como porcentaje del PBI.

    Y ello es lo que se deduce de los datos provisorios del censo. En efecto, mientras el nmero deocupados se redujo en el orden del 13%, la remuneracin por puesto de trabajo -corregida por los preciosimplcitos en cada actividad- aument alrededor del 60%.

    Este desempeo de la masa salarial deriva en que el excedente bruto de explotacin -incluidos losimpuestos, amortizaciones e intereses- cay en trminos reales en la comparacin intercensal.

    B. Una interpretacin de los resultados del perodo intercensal

    El contraste ms manifiesto entre los datos emanados del sistema de Cuentas Nacionales y los que surgende comparar el Censo'85 (corregido por la encuesta de 1986) con el relevamiento de 1994, es que en elprimero de los casos el PBI industrial crece un 15,5% entre 1986 y 1993, y en el otro se reduce en un 12,6%.

    Ello implica que las interpretaciones realizadas en los ltimos tiempos sobre la evolucin de laindustria durante ese lapso, apoyadas en la trayectoria del PBI estimado a partir de las Cuentas Nacionales,quedaron descolocadas13/.

    Puesto en otros trminos, cmo se podra explicar este nuevo cuadro industrial? Por lo pronto,algunos de los cambios que le dieron marco al entonces "proceso de reactivacin fabril" siguieron estandopresentes. Tal el caso de la apertura externa de la economa, las privatizaciones y las ventas de activospblicos, las desregulaciones, en fin, el programa de estabilizacin mismo.

    Empero, el sentido de los impactos que estos procesos tuvieron sobre el desempeo industrial

    12/ Tambin ha influido en la cada del valor agregado industrial que actividades de tipo fabril son, ahora,"contabilizadas" en el sector comercio. Tal el caso de los grandes supermercados e hipermercados con la fabricacinde productos de panadera, el trozado y envasamiento de carnes, quesos, etc.

    13/ Es probable que los resultados definitivos del Censo de 1994 modifiquen hacia arriba el valor de produccin deciertos sectores y, con ello, el del valor agregado. En este sentido, las cifras provisorias dadas a conocer constituyen unpiso, y las estimaciones ya conocidas de las Cuentas Nacionales un techo. Dado que la discrepancia a preciosconstantes es de una magnitud significativa, es posible que el cuadro final tienda a situarse en valores nulos decrecimiento del PBI industrial entre 1986 y 1993, o que el incremento sea menor y los niveles absolutos del PBItambin.

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    parecen haber actuado en la direccin opuesta: en lugar de impulsar un aumento del PBI manufacturero setradujeron en una cada de ste.

    En el caso de la apertura importadora, los nuevos datos de valor de produccin ponen de relieveque los efectos deben haber sido ms intensos que los inicialmente estimados. Al respecto, se estimabaque el coeficiente de importaciones a valor de produccin haba alcanzado al 13% en 1993 -en 1986 era del6%-. Con la nueva estimacin, el coeficiente promedio de la industria se eleva a 15,5%. Es probable que enalgunos sectores de la industria el impacto relativo haya sido muy superior.

    Esa mayor competencia de las importaciones actu, por lo menos, en dos sentidos. En primer lugar,poniendo a las actividades ms expuestas a la presencia importadora un techo a la variacin de los preciosdomsticos, tanto de bienes finales como de uso intermedio. En segundo trmino, abaratando los costos deintroduccin -disminucin de los aranceles promedio mediante y de otras regulaciones- de mercancas quesiempre se importaban y de otras que, hasta ese entonces, no podan sortear las diferentes barrerasestablecidas.

    El resultado de ambos procesos se tradujo, por una parte, en un descenso relativo de los preciosindustriales. Respecto de esto ltimo, cabe destacar que entre 1986 y 1993 los precios promedio de laindustria disminuyeron, en relacin a los de toda la economa, en un 23%. Por la otra, en un aumento delcontenido importado de la produccin local y, con ello, en una disminucin del valor agregado interno.

    Sin lugar a dudas el aumento del contenido importado en la produccin nacional explica una parte,posiblemente muy importante, del incremento de los consumos intermedios como proporcin del valor de laproduccin. En cambio, las mejoras de eficiencia que a nivel micro se pusieron en prctica -disminucin dela cantidad de insumos por unidad de producto-, actuaron en el sentido opuesto, esto es, reduciendo elconsumo intermedio.

    En cuanto a los servicios que consume la industria, es probable que su peso haya aumentado comoproporcin del valor de la produccin. En el caso de los ahora privatizados o desregulados y de uso masivoen la industria -electricidad, gas, agua, comunicaciones, transporte-, los precios para los grandesconsumidores disminuyeron en los ltimos aos. Empero, es probable que el descenso relativo de losmismos haya sido inferior al de los bienes industriales.

    En consecuencia, para consumos semejantes por unidad de producto, el gasto total puede haberaumentado en relacin al valor de la produccin. En el caso de los otros servicios comunales, sociales ypersonales, no cabe duda de que sus precios relativos aumentaron de manera significativa respecto de losfabriles. Por ende, tambin debe haberse incrementado su peso relativo.

    Como fuera sealado, este aumento del peso de los consumos intermedios en el valor de laproduccin -equivalente a una cada del coeficiente de valor agregado- se dio en un contexto en el cual lamasa de salarios tambin creci como proporcin del valor de la produccin. Dado que el nivel de empleodisminuy, el costo salarial por hombre ocupado peg un salto de gran magnitud. Al respecto, debe tenerseen cuenta que, en general y durante el perodo 1986-1993, los precios de la industria crecieron menos quelas remuneraciones nominales.

    En un marco como el descripto, de incremento del peso relativo de los consumos intermedios y delos costos salariales, sumado a una mayor competencia externa que disciplinaba las variaciones de losprecios industriales, el ajuste deba operarse sobre el excedente bruto de explotacin; esto es, "el margen"de la industria deba caer.

    Una interpretacin de estas caractersticas parece dar cuenta, de manera razonable, de latrayectoria entre 1986 y 1993 de las variables consideradas. No afirma nada sobre la posible trayectoria

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    futura de las variables. En tal sentido, debe tenerse en cuenta que a partir de 1992 se produjo un importanteaumento de la inversin privada, en particular, de bienes de capital de origen externo.

    Aunque las opiniones mayoritarias tienden a sugerir que este proceso no fue muy importante en laindustria, es indudable que un efecto positivo sobre la produccin tendr en el futuro. Al igual que todas lastransformaciones de tipo microeconmico que suelen asociarse con la introduccin de nuevas tecnologasdesincorporadas o los cambios en las estructuras de organizacin industrial (innovaciones "blandas").

    Por ende, esta descripcin de lo sucedido en la industria entre 1986 y 1993 no apunta a sostenerque las tendencias observadas habrn de mantenerse sin cambios. Por el contrario, esta interpretacinpermite entender por qu la conduccin econmica comenz, a fines de 1992, a travs de desregulacionesy, posteriormente, de "devaluaciones fiscales" a intentar modificar la tendencia exhibida por el "margenbruto" de la actividad manufacturera y la prdida de competitividad externa. Por ltimo, permite entendertambin por qu la tasa de desempleo inici un proceso de brusco ascenso a partir de 1993.

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    III. LA TRANSICION MICROECONOMICA

    III. 1. Introduccin

    Los cambios ocurridos en la industria a nivel global y sectorial fueron acompaados por otros operados en laestructura y el funcionamiento de las firmas14/. Se trata de transformaciones en la estructura y dinmica defuncionamiento de las empresas industriales, que tienden a diferenciarlas de los rasgos que lascaracterizaron durante el perodo sustitutivo15/.

    Para la teora econmica la definicin de "firma" es an un debate abierto (Nelson y Winter, 1982;Milgrom y Roberts, 1992; Schmalensee y Willig, 1989). Desde el punto de vista del pensamiento neoclsicola firma se condensa en la funcin de produccin, considerando eventualmente algn componentetecnolgico (incorporado en la denominada "caja negra"). Se examina, desde esta perspectiva, la evolucintemporal de la relacin capital-trabajo, la eventual incorporacin masiva de uno u otro factor, y los orgenes yformas de adopcin de las tecnologas de produccin.

    Otros autores sostienen que la firma es una estructura de gobernacin entre partes, con reglaspropias, que efecta determinadas actividades de manera ms eficiente que el intercambio va mercado.Por ello, corresponde considerar las formas de organizacin de las empresas, los lmites de las firmas (enparticular, los procesos de subcontratacin e integracin) y las normas legales y contratos que sustentan aestas instituciones. Un enfoque complementario seala que la firma es un conjunto de acervos econmicosy tecnolgicos adquiridos a partir de una serie de rutinas de funcionamiento. Una aproximacin en esadireccin, implicara examinar qu produce, dnde vende y cmo lo hace.

    Finalmente, y sin agotar por ello los diversos enfoques sobre el tema, otra corriente asocia laexistencia y conducta de las firmas con el control del capital y otros rasgos vinculados a ste. Una extensinpone el acento en atributos como tamao de la firma, forma de organizacin u origen del capital. As, elconjunto empresario puede presentar un perfil integrado por las PyME y grandes firmas, por firmas decapital nacional y subsi-diarias de empresas transnacionales extranjeras (ET), y por empresas individuales yconglomerados de firmas (GE), cada uno de ellos con conductas diferenciadas del resto.

    Cada una de las distintas visiones anteriores tiende a poner nfasis en algn aspecto concreto de lafirma. En definitiva, se considera que la empresa es un ente complejo con mltiples facetas (relaciones depropiedad, articulacin capital-trabajo, rutinas de funcionamiento, espacios de operacin, niveles deintegracin, etctera) que pueden registrar transformaciones (condicionadas por el proceso evolutivo previo),ya sea por razones endgenas (desde "desajustes internos" hasta motivaciones empresariales) o exgenas

    14/ Sobre la existencia de estas transformaciones existe consenso, pero es escasa su sistematizacin y anlisis, apesar de su relevancia e interconexin con la macroeconoma (Frenkel y Fanelli, 1994). Los razonamientos efectuadosdesde la perspectiva macroeconmica aproximan los ajustes micro utilizando tres alternativas: i) suponen algn tipo deajuste instantneo, ahistrico y no costoso (convalidador de los equilibrios agregados) que opera con mecanismosautomticos; ii) seleccionan un conjunto de experiencias individuales y extrapolan los resultados al conjunto (pasandopor alto el fenmeno de las externalidades y las tramas industriales); iii) excluyen el tema del anlisis.

    15/ El presente anlisis se sustenta en algunas hiptesis: i) los cambios operan indistintamente en las diversasactividades industriales, desechndose la idea que indica que los sectores "emergentes" en la nueva estructura estnpoblados de nuevas "formas" microeconmicas, mientras que los declinantes tienen nicamente firmas que renen losrasgos de la etapa anterior; ii) no son cambios instantneos, sino que se originan en procesos de larga data.

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    (cambios en la morfologa de mercado, precios, acciones de otras firmas, regulaciones, modificacionestecnolgicas, etctera).

    III. 2. Cambios en la conducta y estructura de las firmas industriales argentinas

    A mediados de los noventa, la estructura y la conducta de las firmas industriales muestran rasgos diferentesa los de las dcadas previas. En un contexto de profundas transformaciones internas e internacionalescomo el registrado a lo largo de los ltimos veinte aos, las empresas locales enfrentaron las cambiantescircunstancias y los nuevos desafos de manera diversa.

    A grandes rasgos, pueden caracterizarse dos actitudes o conductas: la primera, de tipo "ofensivo",que muestra desempeos notables en los intentos por alcanzar niveles de productividad similares a losinternacionales; la segunda, de tipo "defensivo", que pone de relieve la insuficiencia de los esfuerzosrealizados para cerrar la brecha de productividad y que muestra, por lo tanto, la presencia an vigente demuchas de las restricciones, dificultades y carencias que en el pasado exhiban las firmas.

    Estos comportamientos diferentes se reflejan en la creciente heterogeneidad que exhibe el recienteproceso de transformacin industrial. Proceso que, por otra parte, a nivel global no ha implicado un aumentosignificativo del valor agregado.

    Algunos de los hechos estilizados ms destacados de esta "nueva micro" son:

    a) Las firmas operan con funciones de produccin ms intensivas en el uso de capital. Por lo tanto, tiende areducirse el potencial de generacin de empleo que caracterizara previamente a la industria.

    b) A nivel tecnolgico, existe una mayor preeminencia de la adopcin de tecnologas externas en desmedrode algunos esfuerzos adaptativos y/o de generacin propia de nuevos productos o procesos. En el marco dealgunos procesos de integracin a redes externas de produccin, ello presupone una brecha menor entrminos de tecnologas de producto, pero una prdida significativa en la generacin de capacidadesdomsticas. Asimismo, aunque se verifican inversiones en activos fijos e incorporacin de tecnologas"blandas", en lo sustantivo el equipamiento y las formas de organizacin an responden a los parmetros devarias dcadas atrs.

    c) Existe una tendencia hacia la desverticalizacin de la produccin, junto con el replanteo total de laactividad de las firmas (reduccin del "mix de produccin", complementacin de produccin con importacinde bienes finales, articulacin con la comercializacin, etctera). La desverticalizacin de la produccin seefecta, mayoritariamente, a travs de la incorporacin de partes y piezas importadas y, en menor medida,mediante el desarrollo de la subcontratacin local. En un proceso favorecido por la legislacin promocional,la desregulacin y la apertura de la economa, las firmas tienden a articularse con proveedores externosreduciendo la posibilidad de conformar redes locales de produccin sobre la base de subcontratacininterna.

    d) Los acervos tecnoproductivos acumulados previamente y las nuevas condiciones del entornointernacional (Mercosur, redefinicin de las ET, etctera) son, entre otros factores, los que han incididosobre una mayor internacionalizacin de las firmas, particularmente a travs de las exportaciones. Losmercados externos son crecientemente considerados en las estrategias de las firmas, marcando un cambiorespecto de la anterior casi exclusividad del mercado interno como destino de la produccin.

    e) Existe una clara reformulacin de los perfiles empresarios. El replanteo de la conducta de las ET (conmayor presencia y ms integradas en el marco del comercio de sus respectivas corporaciones), la

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    desaparicin de las empresas estatales, la consolidacin de los GE como actores protagnicos del sectorindustrial -con capacidad de articulaciones internacionales dado su tamao y potencial tecnoproductivo- yuna menor relevancia de las PyME, son los rasgos centrales. Las conductas y estrategias de cada uno deestos conjuntos de firmas son coincidentes con los procesos de internacionalizacin, desverticalizacin einsercin externa.

    f) La nueva conformacin microeconmica tiene efectos positivos sobre la productividad del sector en suconjunto. Sobre el particular, los datos relevados sealan, especialmente en los ltimos aos, un aumentoen los niveles de productividad de la mano de obra y del capital. Sin embargo, los anlisis sectoriales indicanque, salvo excepciones puntuales, los niveles promedios de productividad an difieren sustantivamente delos estndares internacionales. Ocurre que el aumento registrado en las productividades encuentra su lmiteen las condiciones bsicas de los emprendimientos productivos -tamao, equipamiento, articulacin entreproveedores, forma de organizacin interna, etctera- que, en general, datan de varias dcadas y cuyoscambios requeriran un flujo de inversiones, cambios organizacionales y fortalecimiento de la cooperacinempresarial de una magnitud mucho mayor al verificado, incluso en los ltimos aos.

    Los rasgos sealados son los que definen la actual transicin vigente de la empre-sa industrial. Enlas secciones siguientes se considerarn los cambios operados en la relacin capital-trabajo, las nuevasconductas tecnolgicas, el replanteo de los lmites de la firma industrial y las modificaciones en el perfilempresarial de la industria local16/.

    III. 3. Intensidad en la utilizacin de capital y trabajo

    A inicios de los setenta, la industria local exhiba un predominio de funciones de produccin con una mayorintensidad en el uso de la mano de obra. La reestructuracin e instalacin de unas veinte plantasproductoras de insumos intermedios de uso difundido (acero, petroqumica, refineras de petrleo, papel,aluminio, etctera), consolidadas en los aos ochenta, gener un cambio significativo en la especializacinindustrial. Con tecnologas cercanas a las mejores prcticas internacionales, su produccin se caracterizapor un ciclo continuo a grandes escalas e intensivo en el uso de capital. Asimismo, el desarrollo hacia ladiferenciacin, que hubiese permitido una mayor participacin de recursos humanos calificados, fuesignificativamente inferior al previsto.

    Con posterioridad, y a fin de obtener algunas evidencias, la ausencia de series econmicasreferidas a los niveles y evolucin del uso del capital y el trabajo obliga a considerar datos parcialescorrespondientes, en este caso, a una muestra de firmas (que explican alrededor del 50% del valor bruto deproduccin de la industria). Para ese subconjunto de empresas, se relevaron los niveles de empleo en 1984y 1993, como asimismo las inversiones en activos fijos entre 1983 y 1992. Las cifras sealan que: i) lasempresas invirtieron 10.824 millones de dlares; ii) el empleo se redujo en un 13,8%; iii) tres cuartas partesde las firmas registran fuertes inversiones con reducciones simultneas en el empleo; iv) este fenmenoadquiere mayor intensidad en las industrias extractivas, la siderurgia, la petroqumica, el aluminio y lasproducciones papeleras; v) slo una cuarta parte de las empresas registr incrementos en el empleo deforma simultnea con inversiones significativas en sus activos fijos. Sectorialmente corresponden a laproduccin de calzado, algunos alimentos y bebidas, lcteos y ciertas producciones metalmecnicasespecficas.

    En otras palabras, las evidencias apuntan a mostrar que desde inicios de los ochenta existe en la

    16/ Otros temas relevantes como la nueva insercin internacional, han sido considerados en profundidad pordiversos estudios (Bisang, Fuchs y Kosacoff, 1992; Bisang y Kosacoff, 1995; Gatto, 1995; Lpez y Porta, 1994)

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    cpula del sector industrial una tendencia hacia funciones de produccin ms intensivas en capital.Asimismo, la cada del margen bruto real de la industria en un contexto de incremento de los costossalariales unitarios y de fuerte disciplinamiento del proceso de formacin de precios (originado en una mayorapertura importadora) deriv, en una primera etapa, en la reduccin de los planteles laborales y, despus,en la incorporacin de nuevas mquinas, tecnologas y procesos ahorradores de mano de obra. La polticaeconmica "aceit" este proceso a travs de las reducciones arancelarias en los bienes de capital y de laapreciacin que se produjo en el tipo de cambio. Estudios sobre las inversiones industriales efectuadasentre 1984 y 1988 revelan que esta tendencia hacia funciones de produccin ms intensivas en el uso decapital fue acompaada, adems, por una marcada concentracin de la inversin en un grupo acotado deconglomerados econmicos y una fuerte incidencia de los mecanismos promocionales en los sistemas definanciamiento (Azpiazu, 1993). Todo indica que -de extrapolarse la tendencia observada en las grandesfirmas- la industria habra perdido preponderancia como fuente de creacin de puestos de trabajo, tal comolo sealaban las evidencias globales consideradas anteriormente.

    III. 4. Cambios en la conducta y en el sendero tecnolgico de las firmas industriales17/

    Las condiciones que dan marco a la economa en los noventa tienden a introducir una nueva dinmicatecnolgica, muy distinta al patrn observado en el proceso sustitutivo (Katz, 1986), algunos de cuyos rasgoscentrales son:

    i) Para un conjunto de empresas -especialmente las metalmecnicas- se acrecientan los procesos deintegracin a redes de comercio internacional. Esta tendencia permite iniciar un proceso de especializacin yreduccin del "mix" de produccin, simultneamente con la desintegracin productiva y el uso mspreponderante de las cadenas comerciales. Desde la perspectiva tecnolgica, la posibilidad de gradoscrecientes de globalizacin de la produccin requiere una especializacin en productos compatiblestcnicamente con los estndares internacionales. De esta forma, se tiende a reducir la brecha previa en lastecnologas de producto, a la vez que se minimizan los esfuerzos de IyD propios vinculados al desarrollo dealgn nuevo producto o proceso, o a la adaptacin de las tecnologas extranjeras; todo ello, sin elfortalecimiento de la cadena domstica de proveedores18/.

    ii) Un conjunto acotado de empresas, en cambio, opera reforzando sus mecanismos de generacin yprincipalmente adopcin (importacin de bienes de capital mediante) de tecnologas, pero sobre la base deuna incorporacin externa de productos y procesos con el fin de ampliar los "mix" productivos y operar sobredemandas segmentadas de bienes de consumo masivo19/. Estas firmas actan sobre el mercado interno,con algunas seales iniciales de proyeccin hacia el resto de los pases del Mercosur, en actividades quecuentan con el sustento de ventajas naturales y de un prolongado proceso de adquisicin de capacidadesprevio (alimentos, bebidas, lcteos, etctera). Por lo general, el abastecimiento de las tecnologas y marcasproviene del exterior, hecho que se refleja en el rpido crecimiento de los pagos por regalas.

    17/ Un tema complementario, pero que explica parte de estos cambios, corresponde a las modificaciones ocurridasen el marco legal que regula a estas actividades (legislacin sobre transferencia de tecnologas, patentes, inversionesextranjeras, instituciones de CyT, etc.)

    18/ La mayor participacin de las subsidiarias de empresas transnacionales que modelaron este tipo de estrategiasen los ochenta, la existencia de un mecanismo regulatorio especfico (como por ejemplo, la ley de especializacin y elrgimen automotriz) y la plena vigencia/consolidacin del MERCOSUR incentivaron este comportamiento empresario.

    19/ El listado de las empresas innovadoras captadas por CYTED (CYTED, 1994), como los relevamientos deexportadores exitosos (Baldinelli, 1990) son ejemplos de estos casos.

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    iii) El retroceso productivo en los sectores "intensivos en tecnologa" considerados como "locomotoras" enlas economas centrales. En efecto, la regresin en la produccin local farmoqumica, de algunos bienes decapital, del complejo electrnico y de las telecomunicaciones priva a la actividad local de ciertaindependencia y de los efectos "derrame" que su desarrollo produce sobre el resto de la economa(Jeppensen, 1995; Chudnovsky et al. 1994; Nochteff, 1991).

    iv) Una mayor preocupacin por las tecnologas organizacionales, reexaminadas debido a varias razones: a)el replanteo de las formas de produccin, incorporando nuevos criterios asociados a la flexibilizacin y laespecializacin (subcontratacin, gestin de calidad, justo a tiempo, etctera); b) la consolidacin de formasorganizacionales poco usuales en los setenta (GE, alianzas de firmas locales con empresas extranjeras,acuerdos de complementacin, etctera), y c) los recambios generacionales a nivel empresario. Si bien noexisten estadsticas referidas a la magnitud y extensin de las modificaciones organizacionales, algunosestudios puntuales (Walter, 1994; Jabbaz, 1992; Palladino y Lucchi, 1994; Vispo, 1994) y el dinamismo de laactividad desplegada por las grandes consultoras nacionales e internacionales en los ltimos aos inducen apensar en cierto grado de incipiente difusin de estas tecnologas20/. Ms all de los cambios en la plantaproductiva propiamente dicha, la administracin por centros de negocios, la descentralizacin administrativa,los convenios laborales con mecanismos de incentivos y flexibilizacin laboral son, entre otros, algunos delos temas objeto de consideracin. Estos cambios se manifiestan, adems, en un testeo del potencialtecnolgico a travs de certificaciones internacionales (Ramos, 1995).

    v) Desde una perspectiva de comparacin internacional, la planta tpica de los setenta tena, entre otrosrasgos, una reducida escala de produccin y una brecha significativa de productividad. En los noventa seprodujeron algunas modificaciones en esos aspectos, aunque se puede afirmar que aquellas caractersticascontinan an vigentes. En este sentido, algunos relevamientos actuales, indican que la mayor parte de lasplantas industriales difiere sustancialmente en tamao respecto de sus competidores, tanto de Brasil comodel resto del mundo. En un trabajo donde se realizan comparaciones de escalas de produccin, se constataque de 408 casos, en un 78% se exhiben menores tamaos relativos para las plantas locales. En los casosdonde existe mayor o igual escala, se observa que el 35% corresponde al rubro alimentos, seguido por elrubro qumico-petroqumico con el 30% (Secretara de Programacin Econmica, 1994).

    En estas condiciones, la incorporacin puntual de inversiones, la adopcin de tecnologas "blandas",los ajustes en la dotacin de mano de obra y el incremento en los niveles de actividad conllevan importantesincrementos en la productividad del sector industrial. Del anlisis de casos puntuales (sectores automotriz,siderrgico, metales livianos, papel, etctera) y de la actividad manufacturera en su conjunto se desprendeque se registraron fuertes aumentos en la productividad industrial entre fines de los ochenta y mediados delos noventa (Kacef, 1994; Broda, 1995). Sin embargo, y salvo algunas excepciones referidas a lasinversiones de magnitud efectuadas en la ltima dcada, la productividad promedio difiere claramente de laregistrada en empresas y/o sectores a nivel internacional (McKinsey Global Institute, 1994; Bisang 1995;Secretara de Programacin Econmica, 1994). En buena medida, el crecimiento en la productividadencuentra su lmite en la dotacin inicial de equipos y organizaciones que, en lo sustantivo, datan de variasdcadas.

    En sntesis, en el marco de una heterogeneidad de conductas, las firmas tienden a modelar uncomportamiento tecnolgico emparentado al abastecimiento externo, con una mayor capacidad denegociacin y conocimiento inicial, el desmontaje de los equipos para desarrollos con mayor participacinlocal y una revalorizacin de los aspectos organizacionales no slo en la produccin sino tambin en lacomercializacin y las finanzas.

    20/ La preocupacin por el tema es captada tambien desde la perspectiva de la calificacin del personal frente a lasnuevas formas de organizacin de la produccin (Fuchs, 1994)

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    III. 5. Los lmites de las empresas manufactureras argentinas

    A inicios de los setenta, una de la caractersticas tpicas del desarrollo industrial local era el elevado nivel deintegracin vertical de las empresas que operaban casi exclusivamente en un mercado interno pequeo yprotegido y con un escaso desarrollo de proveedores especializados. Asimismo, los esquemasorganizacionales de las firmas estaban fuertemente centralizados, producto del carcter familiar de granparte de ellas.

    Las nuevas condiciones econmicas tienden a modificar varios de estos aspectos. En primer lugar,se verific la expansin de un reducido nmero de empresas de gran tamao en direccin aencadenamientos productivos, tanto hacia adelante como hacia atrs. Muchos de estos casos fueroninducidos a travs de cambios en la regulacin estatal21/.

    En segundo lugar, se observa un significativo cambio en la organizacin industrial de gran parte delas plantas fabriles en relacin a la decisin de "hacer internamente o subcontratar" partes o procesos de unproducto en particular, as como, tambin, en la posibilidad de aprovisionarse alternativamente en elmercado domstico o va importaciones. La tendencia general indica una desintegracin de las actividades.Existe una mayor predisposicin en el sector industrial a subcontratar parte de los procesos que, en algunoscasos (como el sector automotriz), ya se insinuaba a fines de los ochenta (Kosacoff, Todesca y Vispo,1991). En algunas industrias bsicas (como en las principales plantas productoras de acero, aluminio ypetroqumica), en varias producciones metalmecnicas (maquinarias agrcolas, tractores), textiles y decalzado, el proceso es ms reciente. Estas transformaciones surgen como respuesta a modificacionesocurridas en: 1) los precios relativos; 2) el marco legal que regula la importacin de partes y piezas, con unaespecial referencia a la reformulacin de los regmenes sectoriales (especialmente el automotriz, detractores, naval y motores); 3) las condiciones generales de estabilidad y apertura de la economa, quedisminuyen la incertidumbre y permiten una mayor credibilidad en las relaciones contractuales y en losmecanismos de funcionamiento del mercado.

    Este proceso no se complementa con un mayor desarrollo de redes de sub-contratistas locales. Lasnuevas condiciones regulatorias (como el rgimen automotriz y el de especializacin), la existencia deempresas articuladas con el exterior (va societal o por acuerdos especficos) y las ventajosas condicionesde la oferta externa conducen a que la mayor parte de la desverticalizacin se provea desde el exterior. Enese sentido, los resultados muestrales referidos a la composicin de las importaciones de un con-juntorepresentativo de empresas industriales22/ tienden a confirmar la hiptesis: i) las importaciones de partes ypiezas y materias primas representan aproximadamente un 66% de las compras externas. Los nivelesalcanzados en 1992 superan a los registrados dos aos antes en poco ms del 108%. A pesar del explosivocrecimiento de las importaciones, el rubro partes y piezas lo hizo a un ritmo similar; ii) mientras que a iniciosde los noventa los bienes para comercializar por parte de las firmas industriales representaban el 14,7%,dos aos ms tarde explicaban casi el 30% de las importaciones de estas empresas. Este es uno de los

    21/ Estos avances se produjeron en los insumos bsicos y en algunas actividades agro-alimentarias en direccin alas materias primas (compras de fuentes productoras de energa/aluminio, pozos petroleros/petroqumica; yacimientosde gas/siderurgia; centrales de energa/siderurgia; fundicin/laminacin en siderurgia; autopartistas/automotriz;bosques/papeleras, energa/petroqumica, etc.). Asimismo, existen evidencias de procesos similares que sedireccionan hacia actividades financieras y de comercializacin (Gerchunoff et. al 1994; Ministerio de Economa, 1995,Azpiazu y Nochteff, 1995).

    22/ Con importaciones totales de poco ms de 5.500 millones de dlares para 1992 y 2.200 para 1990.

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    componentes explicativos de la disminucin en el coeficiente de valor agregado sobre valor de produccinverificado en la ltima dcada.

    En suma, los datos indican que el propio sector manufacturero ha utilizado la apertura ydesregulacin econmica para incrementar las importaciones, tanto de partes y piezas como de productosterminados. Ello indicara una tendencia hacia la desverticalizacin de la actividad, tanto en lo atinente a laproduccin (con compras de partes y piezas en el exterior) como a la comercializacin (completando laslneas de comercializacin con productos importados). A juzgar por los datos, la desverticalizacin de laproduccin se articula con oferentes externos, hecho compatible con la conducta de las subsidiarias de lastransnacionales, particularmente en el mbito del Mercosur. En ese sentido, un trabajo sobre las principalesfiliales de ET en la Argentina revela que un 60% de las exportaciones y un 78% de las importacionesefectuadas por un ncleo representativo de este tipo de empresas se realiza dentro de la propia redcorporativa. De las importaciones, un 56,6% corresponde a insumos y un 40,4% a bienes finales (Kosacoff yBezchinsky, 1994).

    En forma complementaria, se ha verificado -con ms intensidad en las empresas de mayor tamao-un aumento significativo de la externalizacin de actividades de servicios que anteriormente sedesarrollaban al interior de la planta. No existen estimaciones cuantitativas agregadas, pero es fcilmentecomprobable la generalizada difusin de una mayor contratacin externa de servicios tales comomantenimiento, seguridad, limpieza, alimentacin, capacitacin, publicidad, mrketing, etctera. En elpasado reciente, estas actividades se desarrollaban internamente, por lo que impactaron negativamente enel empleo y en el valor agregado industrial directo y generaron un aumento de los requerimientos de laindustria al sector servicios.

    III. 6. El perfil empresarial

    A inicios de los setenta el perfil empresario local se integraba con cuatro grandes actores. El primerocorresponda a las empresas de capital estatal, con una especializacin en transporte, energa, comunicaciones e industrias bsicas. Su sustento radicaba en la necesidad de operar como proveedoras deinsumos crticos y generadoras de externalidades en actividades dominadas por las grandes escalasproductivas.

    El segundo ncleo comprenda a las subsidiarias de empresas extranjeras (ET). Su lgica desustentacin se basaba en: i) inversiones destinadas a la exportacin captando las ventajas de laexplotacin de recursos naturales que requeran de una ltima fase de industrializacin; ii) inversionesdestinadas a captar cuasi rentas del protegido mercado domstico, con inicio en los aos veinte y treinta,pero profundizndose aceleradamente en los sesenta. En este ltimo caso, la radicacin dependa de unaaprobacin previa regulada por un rgimen detallado y las firmas se establecan con posiciones dominantesen mercados no plenamente abastecidos (Sourrouille, Kosacoff y Lucangeli, 1985) .

    En tercer lugar, exista un acotado nmero de grandes empresas locales, incluso algunas de ellas(caso Bunge y Born, Alpargatas, Siam Di Tella, etctera) conformadas bajo la forma de grupos econmicos(GE), que operaban en sectores especficos (alimentos, textiles, metalmecnica, etctera). Finalmente elmayor ncleo empresario estaba constituido por las PyME. Numricamente mayoritarias -en el CensoEconmico de 1974, los establecimientos de menos de 50 empleados son el 85,2% del total- constituan labase de la incipiente trama industrial y se destacaban como los mayores generadores de empleo.

    En su accionar conjunto, el empresariado, evidenciaba una marcada heterogeneidad decomportamientos y condiciones estructurales. Fruto de esas heterogeneidades, se observaban diferenciasen la productividad de los factores y en sus remuneraciones, a favor de los grandes establecimientos y de

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    las ET. Si bien algunos emprendimientos estatales y de empresas extranjeras tendan a funcionar bajoparmetros tecnoproductivos internacionales, el sector industrial en su conjunto transitaba por un proceso deaprendizaje y adaptacin de fuerte tinte localista alejado de la frontera tcnica internacional. Aunque seevidenciaban avances respecto de los inicios de la industrializacin, las falencias se cristalizaban en lainexistencia de una trama industrial y empresaria articulada capaz de sustentar desarrollos competitivos.

    A mediados de los noventa, el perfil empresario presenta una composicin y dinamismo diferentesal de las ltimas dcadas.

    En principio, privatizacin mediante, se verifica la casi desaparicin de las empresas estatales en elsector industrial.

    A su vez, los cambios a nivel de las ET no han sido menores. Hasta la primera mitad de los ochentase produce una significativa disminucin en su insercin industrial; las ET contribuan en 1973 con el 31%del valor bruto de produccin total de la industria, mientras que en 1984 esa participacin desciende al 27%(Azpiazu y Kosacoff, 1989). A partir de all y con particular nfasis en los primeros aos de los noventa elproceso se revierte. No slo se ampla la presencia de inversores tradicionales, sino que aparecen nuevasempresas (incluyendo inversores latinoamericanos, especialmente Chile, Mxico y Brasil), modificndose,adems, las razones de sustentacin de las inversiones. En ese sentido, se intensifican losemprendimientos dedicados a la exportacin de bienes intensivos en recursos naturales y a la captacin derentas en "nichos" del mercado interno. Al igual que en los sesenta el marco regulatorio local explicaparcialmente las conductas inversoras: antes eran los regmenes sectoriales (petroqumica, petrleo,automotriz, etctera); ahora lo son los relacionados con la capitalizacin de la deuda externa (Fuchs, 1990),las privatizaciones y la desregulacin (Chudnovsky et al., 1994). Complementariamente, en algunos casos,las nuevas inversiones apuntan a consolidar estrategias de desarrollo en el marco del Mercosur (alimentos yautomotriz; Lpez et al. 1993); en otros, el desarrollo local se replantea en funcin de articular lasmodificadas capacidades instaladas previas para integrarlas a redes globalizadas de produccin al interiorde la corporacin (automotriz, medicamentos; Kosacoff y Bezchinsky, 1994). Finalmente un impulso nomenor se asocia a las ventajosas condiciones contenidas en las privatizaciones de los servicios y de losprocesos de desregulacin que abrieron las puertas a las explotaciones energticas y mineras.

    El replanteo de las formas de funcionamiento de las ET tiene como resultado una mayor aperturaexportadora e importadora -especialmente intracorporacin y en el marco del Mercosur-. Se estima que,actualmente, las ET explican alrededor de un 30% de las exportaciones argentinas (Ramos, 1995). Ellosupone un sustento tecnolgico ms acorde con los estndares internacionales, especialmente en loreferido a la adopcin de tecnologas de producto. Asimismo, contemporneamente se verifica unaimportante transferencia de empresas locales a las ET, incrementndose en forma notable la participacindel capital extranjero en el sector industrial. Este proceso, an en plena gestacin, se inicia con la compra deuna posicin de mercado y contina con el replanteo de la estrategia empresarial (que en general incluyeuna lgica vinculada al Merc