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J. Martínez Gázquez El trabajo de Osten Sacken estudiando con pormienorizada docu- mentación el mito de la .Bugonias y su pervivencia e11 la cultura acci- dental, al que se refiere especialmente A.E. Shipley ahadiendo algunos datos nuevos, en su artículo aThe Bugonia Mythsl, prop)orcionan una ex- celente aproximación al tema del la transmisión del mito de la aBugo- nias y ofrecen un buen repertori0 de fragmentos de autores de la anti- giiedad que hicieron alusión a tan sorprendente fenómeno y tambiEn varias referencias a la persistencia de su conocimiento en Europa, como ocurre con 10s hombres del Renacimiento y posteriores*, quienes en 10s siglos XVI y XVII aún dieron como válida tal información acerca de la reproducción de las abejas a partir de un buey muerto en circunstancias particularísimas y tratado según unas normas precisas y casi de ritual. En otros trabajos referentes a la historia de la ciencia espafiola Jose M. a Millb Vallicrosa hizo notar, al igual que C.E. Du bler, la perviven- cia de estas informaciones en el mundo cultural de 10s escritores arábigo- ' SHIPLEY, A.E., eThc "Bugonia" Mythm. TbeJoudofPbdoLogy, xxm, 1918pags. 97-10); OSTEN-SACKEN, C.R., On tbe Oxcn-bon, becs of d e Ancien,rs. Hcidelberg. 1894, obra en la que el autor hace una unpliación de un artkulo anterior publicado en el volu- mcn xxv del BuLLctino de[& Societa EntomoLogua Itdtbna, Firenze, 1893. WUJUNSON, L.P.. Tbe Gcorgics of Virgd. A Antical Suwey, Crmbridge. 1969, pág. 269; SHIPLEY, A.E., OP. cit.. p6g. 98, cxponc como en Inglatcrn. hvta bien enuado el siglo XVII, fuc admitida como hecho indudable; DOLC, M, Virgdi Ma6, P., (rcvtiión y ~aúucción), Gc6rgiqucs, Fundación B. Metge, Barcelona, 1963, pag. 180 y nota 2 con ouos datos.

Bugonia

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Article in Spanish by Gazquezfuentes clasicas del mito 'Bugonia' en Ibn wafid

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J. Martínez Gázquez

El trabajo de Osten Sacken estudiando con pormienorizada docu- mentación el mito de la .Bugonias y su pervivencia e11 la cultura acci- dental, al que se refiere especialmente A.E. Shipley ahadiendo algunos datos nuevos, en su artículo aThe Bugonia Mythsl, prop)orcionan una ex- celente aproximación al tema del la transmisión del mito de la aBugo- nias y ofrecen un buen repertori0 de fragmentos de autores de la anti- giiedad que hicieron alusión a tan sorprendente fenómeno y tambiEn varias referencias a la persistencia de su conocimiento en Europa, como ocurre con 10s hombres del Renacimiento y posteriores*, quienes en 10s siglos XVI y XVII aún dieron como válida tal información acerca de la reproducción de las abejas a partir de un buey muerto en circunstancias particularísimas y tratado según unas normas precisas y casi de ritual.

En otros trabajos referentes a la historia de la ciencia espafiola Jose M. a Millb Vallicrosa hizo notar, al igual que C.E. Du bler, la perviven- cia de estas informaciones en el mundo cultural de 10s escritores arábigo-

' SHIPLEY, A.E., eThc "Bugonia" Mythm. TbeJoudofPbdoLogy, xxm, 1918pags. 97-10); OSTEN-SACKEN, C.R., On tbe Oxcn-bon, becs of d e Ancien,rs. Hcidelberg. 1894, obra en la que el autor hace una unpliación de un artkulo anterior publicado en el volu- mcn xxv del BuLLctino de[& Societa EntomoLogua Itdtbna, Firenze, 1893.

WUJUNSON, L.P.. Tbe Gcorgics of Virgd. A Antical Suwey, Crmbridge. 1969, pág. 269; SHIPLEY, A.E., OP. cit.. p6g. 98, cxponc como en Inglatcrn. hvta bien enuado el siglo XVII, fuc admitida como hecho indudable; DOLC, M, Virgdi Ma6, P., (rcvtiión y ~aúucción), Gc6rgiqucs, Fundación B . Metge, Barcelona, 1963, pag. 180 y nota 2 con ouos datos.

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andaluces de obras de agricultura3, siendo estos autores a su vez 10s intermediarios para la transmisión a 10s hombres del Renacimiento espa- fio1 de 10s detalles de la cbugonias, como es el caso concreto de la obride Gabriel Alonso de Herrera al escribir su obra Agricultura Generd bajo 10s auspicios del Cardenal Cisneros. Se inspiró fundamentalmente Alon- so de Hcrrcra en la obra de *Aben Cenif, bajo cuyo nombre se oculta el del ilusue toledano Ibn Wi&d4. Con todo no se hizo especial atención a la conexión que pudiera tener el tema con el legado cultural del mundo antiguo y más concretamente griego y romano, aspecto sobre el cual queremos hacer algunas consideraciones a partir de 10s textos de la cbu- gonias de nato olio de Berito y las ~ e o ~ ó i i c a s de Casiano Baso.

En el manuscrito número 10106 de la Biblioteca Nacional de Madrid, publicado por Millás Vallicrosa, aparecieron dos uaducciones castellanas', muy probablemente de ipoca alfonsí, de obras anteriores de agricultura arábigo-andaluza. Nuesuo texto se encuenua en la pri- mera de ellas. Aunque la uaducción se conserva de forma fragmentaria, despuis de una laguna motivada por la pérdida de una pagina del men- cionado manuscrito6, se pueden leer varias informaciones relacionadas

MUS VALUCROSA, J.M.., .La uaducción castellana del "uatado de agricultura" de Ibn Wfid*, Ai-AnrkJus VIII, 1943, págs. 288-293: DUBLER, C.E., .Posibla hcntcs árabes de la "Agricultura general" de Gabriel Aionso de Hcrrcrv, Ai-An&ur, VI, 1941; MUS VALUCROSA, J.M. *, &i uadición de la Ciencia geopónica hispanolabc*, reed. en Nuevor estudios r o h bistonia de L cien& espar30ia, Barcelona, 1960, págs. 123-124.

ia argumentaci6n pertincnte para esta identificación está ampliamente cxpuesta en el mencionado artículo de MUS VALUCROSA, J.M. ., .La uaducción.. .D.

Había dado noticia de ellas en MUS VALUCROSA, J.M. *, Lu traduccioner o r i cn th en /or mnuscntor de /a Bibiioteca Catedral de Toiedo, Madrid, 1942, págs. 92 s.., dcs- pu6 publicó ambas en sendos anículos: IUAS AS VALLICROSA, J.M. ', &i uaducción.. .* citado y del mimo autor, &i tnducción castellana del "Tntado de Agricultura" de Ibn Bassa*, Ai-An&us m, 1948, págs. 347-430. El conocimiento de a r n obrv se h e ampliando al ser monoddos como pertenecientes a estos autores algunos tanos que habíu recogido GARCIA G~MEZ, E., y sobre los que daba noticia en su artículo .Sobre agricultura Aribigoandalu- za*, N - A n d d ~ ~ r x. 1945, págs. 129-146 y que h e completado por ouos artículos de MUS VALUCROSA. J.M.., .Sobre Bibliografia agronómica hispanoárabe*, Ai-An&ur xoc, 1954. págs. 129-142; del mismo autor, .Un manuscrito árabe de la obra de Agricultu- ra de Ibn Ws~d* , TamuL, 11, págs. 87-96; tambiCn. .Nuevos textos manuscritos de las obras geopónicas de Ibn Wlfid e Ibn Bassa*, TamuL n. 1954, págs. 339-344.

Escribe MUS VALLICROSA, J.M.., &i traducción ... s citado en nota 3, pig. 324: .Entre el f. O 12 y el 13 falta un folio, que aparece conado en su base, y se pasa en nuesuo tmto, por tanto, del cap. LXXXVII al L X X X V I I I , que est5 uuncado en su principio, quedando pvte de 61 en el f.O 13r y parte en el f.O 13v, en 10s que se habla de las abejas, hasta el prin- cipio del capitulo siguiente, el IXXXIX*. Esta laguna del tcxto castellano mcdievd se podriu subsanar con el texto de que da noticia GARCIA GOMEZ, E., .Sobre Agricultura.. .* citado pág. 131, en dondc identifica la correspondencia de dicha laguna con las piginas del texto de que se tram.

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con las abejas y 10s diversos cuidados que debe prodigárseles, uaducidas de la obra del toledano Ibn WZfid. Por 10 que, como tontas veces, debe- mos al azar el hecho de poder disponer hoy de estas referencias. La obra de Ibn WZfid Suma o Compendio de agricultura debió de tener poca di- fusión en su mundo cultura arábigo-andaluz, a juzgar por las cscasas re- ferencias que quedaron de ella7, pero conocida en el mundo cristiana se encuenua en la base de la obra de Alonso de Herrera, que parece haber- se limitado a transcribir en ocasiones la traducción castellana. Esta cir- cunstancia sirvió a Millás Vailicrosa para aportar una prueba definitiva que lograse identificar el primer0 de 10s textos del mar~uscrito 10106 de la Biblioteca Nacional con la obra perdida de Ibn WZficl y que Alonso de Herrera citaba como Aben Cenif justamente entre ouos en este pasaje de la ebugonias8. Por oua pane la simple pérdida de aigur~a página más del manuscrit0 nos habría obstaculizado el actual conocirniento de que la cbugonias se llegase a tomar en consideración en 10s tuatados agrícolas hispano-árabes, pues la información sobre apicultura comenzaba ya en páginas anteriores, de las que la última ha desaparecudo, como queda dicho, y finaiiza en la página siguiente con 10s pormenores de la ebugo- nias, para seguir hablando a continuación de 10s cuidatfos que se han de tener con las paiomas.

Se encuentra, pues, en este resto de información sobre las abejas Ile- gado a nosouos del autor hispano-árabe, una explicaciiin bastante proli- ja de las operaciones y pormenores que implicaba la famosa cbugonias de 10s antigues. Adopta Ibn WiSd una actitud externa y distante, casi diríarnos incrédula, en todo caso poco convencida o entusiasta, ai inuo- ducir el tema con las siguientes palabrasg:

E dixcron 10s filosofos antygos muatra commo fagal avejv del bexrro, c non se sy a verdat, o sinon, ca nunca 10 proue, mas polque 10 dixeron tantos

' MUS VWCROSA, J.M:. &I traducción ... l citado pág. 287-Z88 escribe: *S610 nos explicamos esta dificultad pensando que el compendio de Ibn WZ~ifid fue superado por la xrie de autores geopónicos inmediatamcntc postcriora, empezando por el citado Ibn ai- Bassa, maatro de ai-Tignui, y que a estos últimos autores, mis completos o disertos, hu- bo de referine Ibn A w w h ~ . VCase como este Último autor, por ejemplo, cn su obra de agricultura habla en el capítulo XXXN sobre 10s animaies de granja, como palomas, ánada, patos, pavones, gailinv y abejas. Dedica a Cstv el mículo VI rcfuientlo muy pormenoriza- damente 10s cuidados que sc han de d u a las abejv y cuantos conocimicntos pueden ser útiles en su cuidado, sin mcncionu en ningún momcnto la ebugoriiv como mCtodo de procrcación de abejas. Vcvc BANQW, J.A. (trad.), Libro de AgncuItura de Abu Zacarirr... Ebn HAwan, Madrid 1802, vol. 11, pigs. 717-730.

VCve la cxplicación de la mutación del nombre de Ibn W S d en el Aben Gnif con que Ic nombra Gabriel Alonso de Hcrrcra en MILLAS VWCROSA, J.M.., e ia traducción . . .D citado, págs. 288-293.

MIUS VWCROSA, J.M.', .La traducción ... D. pig. 321.

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sabios toue por bien de 10 contar en cste libro commo se fascn por tal que se- pul por la prueua si es vcrdat o sy non, c fvese desta guisa.

Se trata de un tema que perdurar5 largo tiempo en el mundo cultu- ral europeoI0 y que se encontraba ya descrit0 en las fuentes de que se ha valido nuestro autor en la redacción de su tratado agrícola. Peto quisiera- mos rastrear cuales pudieran haber sido.

Son conocidos en parte 10s caminos por 10s que el caudal de la ciencia griega llegó hasta 10s kabesn. Por 10s escritos aristotélicos conocieron muchos aspectos del mundo animal y en concreto de las abejasl*. Pero un relato tan pormenorizado como es el de la abugonias, que no se en- cuentra en ellos, nos parece digno de atención en las posibles fuentes, y obliga a buscar otras fuentes complementarias ya que no serían suficien- temente explicatorias las informaciones de 10s tratados aristotélicos. Igualmente llama la atención encontrar el relato de este mito con tanto detenimiento fuera de toda experiencia y m k como una aceptación de la autoridad de la uadición del mundo clkico que por la convicción plena de su utilidad que s610 se habda podido obtener de la puesta en práctica del método propugnado en la abugonias13.

'O Ttngansc en cuenta a estc respecto las consideraciones de la nota 2 y el hecho que venimos reiterando dc haber sido recogido por G. Alonso de Herrera.

' l Vtasc el capitulo 3 de la obra de VERNET. J., LJ cuitura birpanoárabe en Oriente y Occidente, Barcelona, 1978, págs. 80-105. En las nom correspondientes pucdc hailarse la información actual sobre esta problemática. SEZGM, Gescbicbte der arabircben Scn$tums. Band IV. Lciden, 1971, pi@. 312-315.

l2 WHITFIELD, aVirgil and the &es. A Study in Ancicnt Apicuitural Lorc~, Greece and Rome 2nd s . III 2 1956, págs. 100-105, plantea en profundidad la influcncia que 10s escritos de hktbtcles mvieron en el conocimiento del univeno de las abejas en las obns geopóni- cas de la Antigtiedad, enue ellas las que pudieron estar en la basc de las obras geopónicas del mundo b b c .

Son muy intcresantes los varios comentarios que he podido leer a propósito de este hecho de no haber puesto en práctica la ebugonia~. AsI por ejemplo ALONSO HERRERA, G., Agricu~tumgenerd, vol. 111. Madrid, 1815-1819, pág. 280, escribc: cada uno haga su pa- rcsccr, que yo antes compraria colmenas que matar un bcccrro, que vaie mas que las abcjas que dC1 puedan saiir; y dado que csto x a cosa muy mamvillosa y digna de experimentar, dtjela el labrador pobre á 10s que son ricos y tiencn muchas vacas, que para el pobre mas le valdri el becerro para la labor del pul; y si el que fuere rico no 10 acertare á hacer, pucde ser que se quede no solamente sin el beccrro mas sin las abejas; mas sofrir10 h i mcjor que cl pobre, cuanto mas que las abcjas u i habidas cucstan caro.. WIWNSON, L.P., op, cit., pág. 269 se pregunta: a¿C6rno estas prcscripciona minuciosas, en pme rituahticas, logmn tan amplia expansión y son rccomendadas librcmcntc tan adenuado el siglo XVII,

mando cuaiquier experimento 10 habrla desacreditado? Acuo, como Olivicr de Serres re- conoció, fue siempre más barato comprar abcjas nuevas que sacrificar un novillo~. Aunque en ouo ámbito, muy miosos son los comentarios que hemos leido a propósito de la abu- goniv en Virgilio en una bonita uaducción: Lor Gcórgicar de Vtrgdio uaducidas en octa-

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Se trata, pues, de aproxirnarnos al camino de cntracla de este mito en el ámbito cultural de 10s autores hispano-arábigos y a sus posibles fucn- tes, aspecto que acaso no sea fácil de determinar en concreto cua1 sca14. La confrontación de las diversas narracioncs que nos dcricriben su rcaliza- ción nos puede dar algunas pautas de filiación de esas fuentes cn- contrando 10s textos que pudicron haber tcnido influcncia. No aiiadirc- mos, por ser rnás conocido del lector, el famoso relato virgiliano en la Gtórgica IV, versos 281-314, del que ni el talantc emintentemente eleva- do y poEtico que presenta, ni la menor cxtcnsión dedicada al episodio nos permite pensar que pudiera estar en relación de fuc.:ntc con 10s tcxtos que nos ocupan. Todo el10 sin entrar en el problema de si Virgiiio fuc conocido en el mundo cultural hispano-árabc o no".

En el conjunt0 del tcxto que nos ha llcgado en el manuscrito 10106 y que se ha reconocido como peneneciente a la obra de Ibn W Z d aparc- ccn varias referencias a un autor llamado Antolius16, del que se ha scrvi- do como fuente de información, cita en la que se podria ver una dcfor- mación del nombre del famoso geopónomo Vindanio Anatolio de Bcri- to. Es rnás llamativo por cuanto suelc citar a muy pocos autores y rnás

vas reales por PEmz DE CAMINO.. . con numerosas y emditas nota y preccdidas de un pró- logo escrit0 por el Excmo. Sefior Don Manuel Alonso Muthet. Sanc:ander 1876, pág. 241, en eila encontramos: SES in6tii dccir que todo cuanto nos ensefia aquí Virgiiio con su tnfa- sis pdtico-rcligioso, es un cuento. Vivimos en un siglo en que estas cavilaciones, produci- das por la ignorancia y la supeatición, no ticncn curso, porque la liiosofl nos ha abicno 10s ojoss.

'* MUS V w a o s a , J.M. ., eia tradición . . .. en Nvcvos csturiios.. . . , op, cit., pigs. 119-120, exribc: .Pero, dcsdc luego, las bases bibliográficas fundamentales de la Gcopó- nica hispanoárabc son de origen oriental: ddaico-sir'to y aun bizantina, a travts del ára- be. .. Como dijimos antcriormentc, fuc en h tpoca del califato cordoMs cuando cmpezuía a estructurarse la cicncia geopónica hispanoárabc, la cual se bcnrficiuía, cluo esti, de aquellas fuentes bibliográficas del medio Orientes.

" Es un problema que como el de tantos ouos autores del mundo clásico y su posible influcncia en las obras geopónicas uibigas hay que estudiu rnás ,profundamente. Vtase VERNET, J., OP. cit., pág. 39 y las rdcrencias bibliogrificas de la nota 74 en la pág. 79. En un uabajo reciente, eVigiiio en 10s tratados agrícolas hispano-árabcss. Comunicación al VI Simposio de Estudios Clásicos. S.E.E.C. Sccción de Barcelona, Barc:elona-1981, hemos se- Mado la dificulmd de identificar hueiias virgiiianas en estos autores. Aparece cluo, por lo demh, el camino seguido por el veno de las Gcorgicm 1, 468 a que se hace rderencia, Ile- gado a travts de Orosio, H i r t o k VII, 4, 14 en su uaducción al Irabc y no por un conoci- micnto directo de Virgilio que queda descartado casi con seguridad.

l6 Estas rdcrcncias son varias, así por cjemplo, f.O 11 a propósito de la cdidad de la tiern; f." 4r sobre la mejor simiente; f.O 61 sobre el trigo y f." 71 sobre el cmpleo de la ce- niza. Con todo se imponc un estudio de comparación minuciosa entre estos y otros tcxtos con el ofrccido por el manuscrito xxx de la Colccción Gayangos en la iííca del tema de la .bugoni- que ahora nos ocupa.

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bien se reduce a dar referencias bastante más gentricas a dos sabios*, co- mo ocurre justamente en este pasaje concreto en que se transcribe la abu- goni-, identificado en esta forma más vaga de 10 que dijeron atantos sa- bios,.

Incitados por la publicación de la edición y traducción del manuscri- to número XXX de la colección Gayangos (fols. 1-98), realizada por Maria Concepción Vázquez de Benito, la cual cree fumemente, aun a falta de una demostración definitiva y concluyente, que se tiene en este texto una colección de fragmentos agrícolas, que habría que referir di- rectamente a V. Anatolio de Berito17, entre 10s que aparece la descrip- ción de la abugonia*, se nos ofrece la oportunidad de establecer su confrontación y de analizar sus elementos coincidentes o discrepantes. El10 nos permitirá formular una hipótesis de aproximación a la posibili- dad de que manejase la obra de Anatolio en este episodio concreto. Es- tableceremos tambiEn la comparación con el texto del mismo episodio ofrecido por las Geopónicus de tpoca bizantina, que atribuyen la infor- mación en este punto a Florentino, si bien la posibilidad indirecta de tornar a Anatolio de Berito seguiria en pie, pues como es bien sabido 10s recopiladores de las Geopónicus tuvieron en cuenta la obra del de Berito en muchos de 10s temas agrupados y extractados por ellos. ~Podría ser que dispusiera acaso de todas esas fuentes de información para la redac- ción de su obra y por el10 las englobó en la fórmula más amplia de =tan- tos sabios*, sin decidirse a seguir una sola totalmente, sino que optase por completar su relato tomando detalles de unos y otros?

El paralelismo de todos estos textos, incluso en el contraste que nos puede proporcionar la descripción pottica virgiliana, es evidcnte, pero en su confrontación tambitn hemos de tener en cuenta la posibilidad de que podamos encontrarnos ante semejanzas de fondo temático al tratar las mismas materias, 10 cual permitiría pocas posibilidades de variación,

" VAZQUEZ DE BFNITO , M . s. C.. E/ munuscnto n. O xloc de & Colección Gayangos @s. 1-98), Madrid-Bucelona, 1974. En la introducción al texto y la traducción se plantca la hi- pótais de L idcntificación del autor del manuscrito xxx de la Col. Gayangos con Vindanio Anatolio de Berito y aunque nuevos datos podrim codumu mcjor tal hipótais, en pág. 9 concluye: aPese a ello, creo no obstante, que nos hallamos aquí antc el tcxto de Anatolio, aunque quizás se trate de una versión uábiga en la que han sido introducidos algunos

I cunbios*. Digamos que csos cunbios afcctan, a su juicio, a la ordenación del material con- tenido y no ai fondo de las materiu tratad@; a su juicio y por el cotcjo, que ha atablecido cnuc el manuscrito y Iu veniona umenia y siriaca, ala ordcnación del material es distinta. inclinándomc por creer que el temo del .manuscrita Gayangos est6 desordenado, y u i , muchv materiu, que xgún el contenido, deber'm ir unidu, se cncuentran dispenv en diferentes sitiosn. Sobre la venión de la obra de Vindanio Anatolio de Berito al árabc v6ue SEZGIN, F.. OP. cit., págs. 314-315.

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más bien que ante dependencias textuales comprobabl~es con toda segu- ridad y garantia. Por ello, después de ofrecer al lector 10s diferentes tex- tos a que nos venimos refuiendo con las distintas versiones de la abugo- nia., pasaremos a analizar la estructura en que se presenta todo el conte- nido en 10s varios autores as1 como las diferencia y coi.ncidencias de 10s diversos detalles a 10 largo de todo el proceso, 10 que, aclelantando 10s re- sultados de tal confrontación, nos permitirá pensar que muy probable- mente siguió de cerca el relato de V. Anatolio de Berito . Muy bien podía conocerlo por cualquiera de sus uaducciones al kabe"', aunque en este asunto no le haya citado expresamente como había hecho, sin embargo, en ouos pasajes. Decidu con toda seguridad la dependencia directa de antiguas fuentes latinas o griegas es tarea kdua y difícil, a pesar de con- tar con que son citados muchos autores clásicos enue las autoridades que avalan la bondad de sus conocimientos y técnicas19.

La narración de cuantas prescripciones son precisas en el rito de la procreación de abejas a partir de un becerro muerto es como sigue en 10s autores que consideramos, anteponiendo el relato de Ibn W*d20 ya que es el texto del que nos interesa identificar las posibles fuentes:

Ibn Whfid, Trarado de agricuitura, capitulo IXXXVIII:

l8 Viasc V~ZQUEZ DE BENITO, M. a C., OP. cit. ; MIUS Vwozosa, J.M. a , sia uadi- ción de la ciencia.. . .* en Nuevos estudios.. ., op. cit. , pág. 119.

l9 As1 por cjcmplo las muy abundantes de la obra de Ibn Ha9959 según MUS V ~ C R O S A , J.M.', sAportacioncs para el estudio de la obra agronómica de Ibn Ha9959 y de Abü-l-Jayr~ en Nuevos estudios.. . , págs. 154-163.

El temo que publicamos a continuación, así como la uaducción, corresponden a un trabajo adn inédito de D. JosC M: Millás Vailicrosa y D. Mariano Arribas Paiau. Expresa- mos nucsuo agradecimiento a Estc último así como a D.' Francisca Vendrell Gallostra, viuda de Millás, quiencs han autorizado su rcproducción aquí. La cdición se basa funda- mentalmente en el manuscrita propiedad del erudit0 tunecino M. Aziman. Veánsc 10s artículos publicados por D. Josi M. Millás en TamuL, que cito en la nota I. Igullmcnte me complacc mucho agradecer la ayuda de mi amigo Julio Samd.

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Un grupo numeroso de [zooticnicos] antiguos menciona la elabo- ración de abcjas a partir del tcrncro, pcro no s i la validcz que pucda tencr esto. Sin embargo, debido a la gran cantidad de relatores que ticnc, he creido oportuno citar10 hasta que vcngan a comprobarlo o a anular10 las pruebas.

Dicen (10s antiguos tratadistas de Zootecnia]: Coge un tcrncro que haya cumplido 10s trcinta meses, limpio de dcfectos, gordo; degilella- 10; vuclve a echarlc la sangre que mana de i 1 en la boca, sin que se picrda nada. Cogc el sitio de la degolladura, 10s dos ojos, las dos orc- jas, la boca y las nariccs; prepkalo con hilos de lino duros, finos; unta todos estos sitios con pcz líquida a fin de que no salga por ellos el aire. Dcspuis golpialo con un bastón hasta que Ic rompas 10s hucsos. Y guárdatc de agujerear ningtín sitio de la piel. Cuando ya le hayas roto [los hucsos], colócalo en una habitación que hayas edificado, que tcn- ga dicz codos en todas dimensiones y 10 hayas embaldosado. Dcbcd estar igualado. Embaldosa el tccho por su parte interior de 10 que cstá

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contigiio a la habitación. Elegir& en sus paredes ventalqas pequeiías. Pon el ternero sobre ladrillos en el centro de la habitación, cierra las ventanas y cúbrelas de barro completamente a fin de clue no tengan ninguna abertura de ningún modo. Cuando haya pasatfo de esta for- ma tres semanas, abre sus ventanas y limpia su puerta, a fin de que penetre en la habitación el aire y la luz y se refresque. Cuando notes que la habitación ya se ha refrescado, cubre de barro sus ventanas de nuevo y su puerta, como habías hecho al principio, y déjala tres sema- nas más. Después ábrela y encontrar& la habitación que se habrá Ile- nado de abejas, a las cuales encontrar& en racimo, el~sartadas unas sobre otras. Y no encontrar& del ternero nada, a excepción de sus huesos, sus dos cuernos y su pelo.

Las reinas de las abejas, según opinan [aquéllos autores antiguos], solamente se engendran de la médula de las vértebras j r de la médula de la cabeza. Las encontrar& que se han pegado junto a las ventanas, por causa de la luz y la salida. Abre las ventanas un pcro y coloca las colmenas en un lugar próximo a la habitación. Cuando sea de noche, ábreles las puertas de las colmenas, que previamente habrás sahuma- do con hojas del almendro y ajedrea, pues ellas, cuando perciban este olor en las colmenas. irán a ellas.

E dixeron 10s filosofos antygos muestra commo fagan avejas del be- serro, e non se sy es verdat, o sinon, ca nunca lo proue, mas porque lo dixeron tantos sabios toue por bien de 10 contar en este libro commo se fase por tal que sepan por la prueua si es verdat o sy non, e fasese desta guisa: To [f.O 13 u] ma vn beserro grueso e sano e que aya treyn- ta meses, que non aya tacha ninguna, e deguellenlc c cojan toda la sangre, que non finque nada, e echen gela por la boca toda, e cosanle la degolladura e 10s ojos e las orejas e la boca e las narises e la natura con filos delgados de lino muy rresio e pongal cobre la cosedura de la pes, de guisa que non salga bafo ninguno e fieran le todo con vara fas- ta que quebranten todos 10s huesos e que no le rronpan la piel, e de- pues metanlo en vna casa que aya dies cobdos en luengo e dies en alto, e dies en ancho, e fagan en las piedras de la casa forados pequcnnos, e pongan el beserro sobre tejas en medio de la casa e las finiestras todas de la casa con Iodo de guisa que non pueda entrar en ella el ayre nin salir. E dexenlo ansi tres selmanas [src] e depues abrar~ la puerta e las finiestras ansy como fisieron primero e dexen las otras tres selmanas [sic]. E depues abran la casa e fallar la a toda de abejas rrasimos a rrasi- mos, vnas sobre otras. E no fallaran del besero sinon !,us huesos e sus cuernos e sus pelos. E dixeron que 10s reyes de las abejas non se fasen sinon del meollo del espinaso e fallaran las abejas a las finiestras bus- cando la salida e la lumbre. E estonge abran las finiestras muy quedo e

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pongan las colmenas a las finiestras muy quedo, safumadas con flor de almendras e con oregano. E quando olieren las abejas aquel olor entra- ran en las colmenas, sy Dios quisierc21.

La traducción del texto de la abugonias del manuscrit0 núm. XXX de la colección Gayangos, folios 93r-94v, atribuible a Vindanio nat olio de Berito, según M.* Concepción Vázquez, es como sigue2*:

foc. 93r. Desctipción de su procreación. Coge un ternero de 30 meses, y golpéalo con un bastón hasta que muera. Degiiellalo y derrama su sangre en un recipiente cuidando que no se pierda ni una sola gota de ella. Una vez que haya muerto, echa toda su sangre por detrk hasta que penetre toda ella en su interior, después cose la parte degoilada con una aguja e hi10 de modista experta, sin dejar salir ni una sola gota

Esta traducción en palabras de J.M. a Millás ticne .una sintaxis y cstilo muy arabiza- dos, al menos cn cl mismo grado de las traduccioncs al fon si es^. MIUAS VILLACROSA,).M. .La traducción.. .s, op. cit., pág. 286. Todo el presente pasaje aparece transcrit0 casi litcral- mcnte cn la obra dc ALONSO DE HERRERA, G., Agricultura Generd, Madrid 181 5-1819, vol. 111, págs. 279-280 (edición ampliada y comentada de la edición de 1Sl3) y que como ya hcmos indicado sirvió para aportar la pmeba definitiva dc la identificación dcl autor ci- tado por Alonso dc Herrera a nombre de Abencenif con Ibn Wifid. El pasaje cs como si- guc: aAbenccnif dice desta manera, y á mi ver lo explica muy mcjor y mas claro. Tomen un bcccrro dc treinta mcses todo bermejo, que no sea en alguna parte manchado. y dc- giicllcnlc; cójanlc muy bicn toda la sangre, quc no sc picrda ninguna, y tórncnsela á echar por la boca, y con bucn hi10 rccio dc lino cósanlc la degolladura, 10s ojos, la boca, 10s oidos, las narices y cl sicso,. y todo lugar por dondc podric habcr algund rcspiradero, y qucdc todo muy bien cosido, y aun encima pcgucn las coscduras con un poco dc pcz, y dcspuCs tiCrfdanlc, y con una vara Ic qucbrantcn 10s hucsos, y paso como no Ic quebrantcn la hicl ni 10s intcstinos. Esto hccho, mCtanlc en una cámara calicntc, y que sca cn cuadra y pcquciia, y dcntro de clla por las paredes haya muchos agujcros como hornillas, quc no ca- len fucra, y por toda partc qucdc muy ccrrada, quc no haya por dondc airc salga ni cntrc. y el bcccrro qucdc tcndido sobrc algunos manojos dc romcro y dc las otras ycrbas, y ccrradas y embarradas las junturas dc la pucna y finicstras, dCjcnlc cstar s i trcs scmanas: al cabo dellas abran la puena y vcntanas para quc Ics cntrc airc y frescor; desquc la cámara sc haya bien rcsfriado, tórncla toda i ccrrar como dc primcro, y cstt asi otras trcs scrnanas, y dcs- p u a abran la cámara, y hallarinla llcna de abcjas, racimos á racimos quc andan buscando la sdida, y del bccerro no hallarin otra cosa sí 10s cucrnos y hucsos y pclos; y dc 10s scsos y meollos del cspinazo sc haccn las macstras, y dc la otra carnc las abejas, pucs tcngan corchos bicn adcrezados. El mcsmo Abencenif dicc quc cstcn sahumados con flor de al- mendros y or6gano; mas tanto Ics vaidrá cstai rociadas con un poc0 dc a p a dc micl, 6 fre- gados con tomillo saiscro ó alguna ycrba scrncjantc oloriosa, y echcn las abcjas dentro. ó pongan las colmcnas i las vcntanas, y cntrarsc han cn cllas cuando olicren la miel 6 10s otros olores; y aun si les ccharcn dcntro un poco de panar quc coman lucgo dc principio, seri muy bicn. Ya aije en csto mi parcsccr, cada uno haga su parcsccr~.

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de su sangre. Cose sus ojos, nariz y nalgas con hi10 de algodón auténti- co, golpéalo con un bastón grueso fuertemente hasta que SC rompan todos sus huesos.

Ponlo despues en un recipiente espacioso de arcilla y consuúyele una habitación cuadrada de 10 codos de largo por 10 de ancho / I . La

fi/. 9 3 ~ . habitación tendd cuatro frentes y en cada uno dc eiios una vcntana. Cuando pongas el recipiente en el centro de la habitación, obstru-

ye las ventanas con arcilla y no dejes ni una sola ranura por la que pueda penetrar el aire.

Cuando coloques el ternero en el recipiente, échalo sobre su espal- da, de modo que ésta quede más baja que el vientre. Permanecerá tres semanas completas en la habitación, a 10s 24 días abre la puerta y las ventanas, a golpes, no con la Ilave, quitando solmentc la arcilla. Su- be luego al tejado de la habitación, abre muchos orificios y vierte por esos orificios agua como si &era Iluvia. Cuando vc:~s que la habitación se ha refrescado, introdúccle viento y vuelve a cerrar las ventanas y la

fo/. 94r. pucrta como si &era la primera vez, Luego deja pasar 21 díí con sus correspondientes noches / 1 , a 10s 22 días abre la puena utilitando su cerradura y vuelve a abrit 10s orificios del tejado y las vcntanas de 10s lados durante una hora, con la abertura correspor~diente a la mcdida de un huevo. Entra después por la puerta y hallar6 que las abejas se han acumulado unas sobre otras como si fueran r~cimos de uvas o de dátiles y no encontrarás del toro nada más que 10s hucsos exentos dc tuétano y 10s cuernos y el pelo, y observa que sus reyes estarán localiza- dos en el tuétano, en 10s huesos posteriores de la cabcza y en el intc- rior. Destapa la cabeza, y en 10s huesos del cuello cncontrarás 10s reyes de 10s ejércitos de las abejas. Los que encuentres e11 el interior de la ca- beza y en 10s huesos de la parte posterior de ésta son mcjores que todas las que encuentres en el resto de 10s huesos.. . La casa estará construida alredcdor de alrnendros, tomillo y kboles propiclos para su cultivo.. . No es posible describit con más detalle y por tanto no hc terminado de narrar, s610 puedo explicar que es algo extraorduiario.

Geopónica XV, 21-38, la recopilación efectuada et1 el mundo bitan- tino, dice asi:

i 6 p a c 6k ¿ paut.h~;c ALBÚWV kv h h p v a n ~ EvXIvg qqu'~ ~ E X V no ~ e ' i a 8 a ~ p ~ h l a a a c ' xa'^ AqpÓxp ~ s o q wa'l Bhpwv, kv 'Pwpale yhh-

aav, kv o'iwy Xp$ n o ~ ~ ' i a 8 a ~ , 6ncp k a r t n a t & p s ~ v o v . ' O 62

~ p 6 n o c o;roc. oIw6c aoL Easw 6@qAbc, 6&?iaxq~ua'ioc, wa\r ~ Z p o c

n q ~ 9 v i n a t rnTc A o c n a T ~ xX~upaSc tuoc. ~ r a o b o c 62 aÚr6v

X E ~ L ~ O LE Cu0w p i a , x a i 0 u p t b ~ c ~ ~ O Q C L ~ E S , kv k n h a t ~ ) 7 0 1 ~ ~ ) p t a .

E te roürov ¿iyayhv Poüv rp ~axovz&pr~vov , daapxolv, h~nap\ov phA1.2

r a , ncpíarrl.aov a b r v vsavtac- noAhoÚc, nat' r vn~ ;k rwaav aÚr6v l u q

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pGc, n a ' ~ z ú n z o v z s ~ aúr'ov box&Ao LC &xon-ce ~v&rwoav . 6poÜ z a t c

oapc í z h ¿uzka auvaAoÜvzs~' cpvAanjv 6; bxkrwoav, T'O p$ a i p & t ; a ~

T L 'COC Bo6c (oh yhp &v kE ai'pazoc nvq0s íq i p i h ~ o o a ) , zaTc 6:

x p h ~ a ~ c xkqyaTc p; B ~ a í w c bpxsn6vssc. ~ 6 0 ; ~ 6k &nonsqp&x0w n¿ic

zoü pobe xópoc b 0 Ó v a ~ c na0apaTc x a l hsnTaTc n í u u ~ n s x p ~ o p k v a ~ c

o'tov Sppaza, na '~ b tvsc , na'~ ozbpa, n a t goa z i j cpúae~ r r e n o ~ j z a ~

EIS H ~ V W U L V &vaynaíav. ~ E L T ~ 0Úpov 6 n o o z p 6 o a v r s ~ xohÚv, x a i

~ ~ T L O V kn3aÚzoü H ~ T C X ~ ~ V T E ~ zGv poüv, k c s h ~ ó v z s c TOÜ o'inou €6-

0 ; ~ z i v 0Úpav x a i z& 0upí6ac b n ~ ~ p ~ a & r w o a v xqAV ozeyavv,

p j z s & É ~ L , p i z s &vipy, ~ ~ ~ ' ~ v T L v ' o ~ v ~ ' i o b u o ~ v fl 6 ~ & n v s u a ~ v

e ' l v a ~ . T p l z g CE k86opáb L Xp;l x&vso0sv kt;avoít;avza E ~ a e ü o a ~ cpGc

TE na'~ &&pa naBapÓv, n A j v 6 1 ~ 6 8 s ~ Bv na0 íg ocpobpbv xvsüpa' €1 y&p 36s EXOL, z;v nazh zoüzo ~ Z o o b o v H E W A E L U ~ É V ~ V xp? k¿iua~.

kn&v 62 66ewo L V k p ~ u x G u 0 a L a i :ha L x v ~ ü p a afizapnsc bn ~oxaoáps-

vat., ~ Z R L ~ xpfi auyxhs ' ioa~ z(2 xqh(2 ~ a ~ h z;lv xpozkpav x p í o ~ v .

kvbsn&zV 62 p&z& zaúzqv fipkpy &vot<aq E ~ ~ ( U E L ~ x h i p q p s h ~ u u 6 v

pozpu6bv k x ' & A A j A a ~ c uvvqypkvwv, na'~ zoü OobS As~xÓpsva z h xk-

puza HU'L z& ¿uzü, XU'L zdc zpíxac, dAAo 6k pq6kv. cpao'~ - 66, k x

zoü kynscpbrhov i s v y l y v s o 0 a ~ zoüc $ a o ~ h k a c , k x 6; TUV oapnGv

zhc b ihXa~ psAlouac ' y í y v s a 0 a ~ 62 xa'^ bn TOC v w r ~ a l o u puehoü

Pao~Akac ' xpaz LUTEÚE L V pkvzo L 7 0 ; ~ kn zoü kyn~cp&Aov p s y k 0 ~ L TE,

xa\^ x&hAa~, na'~ bhpg z6jv dhhwv. z i v 6: xphzqv z p o x ~ v n a \ ~ peza-

$oAiv TUV uapnGv E L S C t j a , xaL O~¡.OVE*L núqu ív zLva x a l ykveucv,

n a e ~ a z o p f i o ~ ~ ~ kvzsÜ8sv. &vsyyptvov yhp r o i j o'inov, p ~ x p ' a xa'^ A E L J H ~ 76 ~ l b o c , x a l &AXfiAo~c POL^, xa‘^ o t T E ~ E L ~ , 0 t h q6q

n&vzq ctja n e p i z\Ov p 6 u ~ o v n h q ü ú v o v ~ a & x í v q r a $EU n&vza,

xazh p ~ x p b v 6; aÚCav6p~va' t 6 o ~ c 6'biv H$L GV X T E ~ O ( P ~ ~ U L . V 6617

6 ~ n p t l p o ~ p k ~ q ~ , T ~ V TE o t n s í a v xpo L'av Aappavoúoac, xsp ~ n a 0 s o z ~

aac 62 z6v Pao~hka , xa.1 n p o o x ~ t a o 0 e í o a ~ , Opa~úzspov bk, x a l

Snozpepoúoa~ ra l< nzÉpvC~, b?a t'qv &60e ~ a v zqc nziaewc, na '~

T ~ V TGV pehGv &-covíav. TIpoo~L;ávovu~ 6\E z a T c 8 u p í o ~ bo~L;qbÓv,

h e o ü a a ~ na; O ~ a < Ó p s v a ~ &Ahfihac, nÓ0y zoü cp0~Óc. Ü ~ E L V O V 6:

z?ic & V O ~ < E L ~ na'~ & T [ O ~ ~ ~ & ~ E L ~ ZGV 0vpíbwv, naOLc s ' ipqza~ , nap '

fipÉpav n o ~ s t a 0 a ~ ' 6Eoc yhp p i ps~aO&hhovza qbq r i v zGv PEAL-

a o ~ v (~ÚuLv, 6 ~ & z i v x~lhsíw UÚYNXELULV 06 un&dabza naz& n a ~ p ; j v

~ b v ?tipa, $unep nv~ypi j3 h ~ ó h q z a ~ . Toü 6; o i n o v 6 p e A ~ a o & v byy;~,

EUTW, x a i 8 ~ a v b x n s ~ a a 0 G o ~ v & v o ~ y o p k v a ~ c -caic 0 v p í u ~ v 6rroevpía

86pou TE x a i xvehpou. ~i yhp ¿up5 k A n 6 o s ~ c aÚz&c € 1 ~ r b v PE-

A~aoGva, z s 0 ~ p a n e u p k v a ~ bopa'ic &v0Bv' xa‘^ 0vy LGV oÚn &noÚoa~

E~UEX&UELC. X W ~ ~ O V U L yhp ~ É ~ L T Z ~ L zíj sÚw6iq NO?L Ü V ~ E U L V , E L -

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23. Empero, Iobas, rey de 10s libios, dice que es necesario obtener abejas en un recipiente de madera. Demócrito y Varrón, en lengua la- tina, dicen que es necesario obtenerlas en una casa, 10 que en verdad es mejor. 22. La manera es ésta. Usa una habitación alta, de diez co- dos, y de diez codos de anchura, e iguales 10s otros lados. Ha de hacér- sele una entrada y cuatro ventanas, una en cada pared. 23. Después de introducir en la habitación un buey de treinta meses, carnoso, muy graso, pon alrededor de El a muchos jóvenes, que le golpeen con fuer- ra y que pegandole con bastones Ic maten, uiturando 10s huesos junto con las carnes. 24. Que tengan la precaución de no cnsangrcntar ninguna parte del buey (pues la abeja no se formaria de la sangre); por tanto, que no se lancen sobre i1 con violencia en 10s primeros golpes. 25. Que en seguida sean cerrados todos 10s tonductos del buey con telas limpias y finas, untadas con pez, como 10s ojos, las nari- ces, la boca y cuanto ha sido hecho por la naturaleza para la necesaria evacuación. 26. A continuación, que extiendan por el suelo abun- dante tomi110 y, encima de El, al buey boca arriba. Que salgan de la habitación y unten en seguida la puerta y las ventanas con barro espe- so, de manera que no pueda haber ninguna penetracitin ni pérdida (evaporación), ni por ei aire ni por el viento. 27. A la tercera sema- na es preciso, abriendo enteramente por todas partes, dejar entrar la luz y el aire puro, excepto por donde sople un viento fi~ene; pues, si es así, es necesario dejar cerrada la entrada de este lado. 28. Cuando parezca que se animan 10s residuos materiaies, por haber conseguido viento suficiente para sí, se debe cerrar de nuevo, untando con barro como la primera vez. 29. A 10s once días, al abrir encontrarás la ha- bitación llena de abejas reunida unas sobre otras en forrna de racimo, y del buey s610 quedarán 10s cuernos, 10s huesos y 10s pelos, y nada más. 30. Dicen que de 10s sesos nacen las reinas y dc. las carnes las otras abejas, y que las reinas nacen también de la midurla de la espina dorsal. Sin embargo, las nacidas de 10s sesos aventajan a las otras en ta- mallo, belleza y fuerza. 31. Desde este momento observar&, como si fuera una concepción y un nacimiento, el primer cambio y transfor- mación de las carnes en animales. 32. En efecto, una vez abierta la habitación, verb unos animales pequefios y blancos de aspecto, seme- jantes unos a otros e inacabados, y sin multiplicarse ya de ninguna ma- nera alrededor del buey; todos inmóviles, pero cretiendo poco a poco. 33. Puedes ver también el crecimiento de las alas, ya comple- tamente articuladas, y que las abejas adquieren su propio cuerpo y se colocan alrededor de la reina, vuelan hacia ella, una corta distancia, y

*' He comentado la traducción del pasaje con el profesor Jordi (:ors del Dcpartamento de griego de la [J.A.B. al que zgradezco su arnabilidad.

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tiemblan con sus alas, a causa de su inexperiencia en el vuelo y la debi- lidad de sus miembros. 34. Se posan cerca de las ventanas causando un gran estruendo con sus zumbidos, mientras se empujan y son violentas unas con otras, debido a su anhelo por la luz. 3 5 . Es mejor que la apertura y cierre de las ventanas, tal como se ha dicho, se hagan un dia si y otro no en días alternos. 36. Pues hay que evitar que 10 que transformándose toma la naturaleza de las abejas, por no aspirar el aire en el momento oportuno a causa del continuado cierre, perezca como si 10 hiciera debido a un calor sofocante. 37. Que la colmena esté cerca de la habitación y , cuando echen a volar desde las ventanas abienas, quema, para llenarla de su olor, tomi110 y laurel (torvisco). 38. Pues con el aroma las atraerb hacia la colmena entre- tenidas por la fragancia de las flores; precisamente, quemando perfu- mes las hará entrar de buen grado. Las abejas, en efecto, se complacen en el buen olor y las flores, por el hecho de ser cosas apropiada para las artífices de la miel.

De la lectura detallada y la comparación de 10s textos aducidos, ka- bes, griego y latino, puede desprenderse a través de sus concordancias y diferencias una mayor proximidad entre el texto del manuscrito XXX de la Colección Gayangos, atribuido a Anatolio de Berito y la redacción ofrecida por Ibn Wiifid; Geopónicas presenta una redacción má.5 amplia y con mayor abundancia de detalles y la narración virgiliana ofrece una visión mucho más poética, haciendo además una digresión sobre el ori- gen de tan extraordinari0 proceso.

Las redacciones ofrecidas por Ibn WZfid y el manuscrito XXX muestran idéntica estructura general en la presentación del tema y el mismo orden en el desarrollo de 10s diversos detalles a tener en cuenta en la realización de las operaciones que comporta la abugonias, siendo muy marcadas las coincidencias en las recomendaciones y pasos a seguir, asi por ejemplo. ambas corresponden a la siguiente estructura:

Toma de un novillo sano de trcinta mcscs; Dcgiicllo del animal rccogicndo toda la ~ a n ~ r e * ~ ; Introducción dc la sangrc cn el interior del novillo, cosicndo todas las abcr-

turas con hilo de lino2';

'* La aparcntc divergencia que, en cstc punto, presenta la traducción de C. Vázqucz con respecto a1 tcxto árabc del ms. xxx de la colccción Gayangos, pucdc subsanarsc con una vcnión algo m h ajustada: .Tomaris un terncro de trcinta mcscs; 10s bárbaros [al-a ifim] lo dcstrozaban a bastonazos hasta que moria, pcro tu dcgiiellalo ... D. '' DOS obsc~aciones al texto y la uaducción de C. Vkqucz. Según Csta la sangre dcl terncro x ccha epor dctrh*, lo cual implica cntendcr, en cl tcxto árabe rninjdfi-hi. Ahora bien, una mínima modificación textual nos pcrmitc lcer min hdqi-hi (.por su garganta*), lo que estaria mucho rnás de acucrdo con la versión de Ibn W&d. Por otra partc el hi10 aludido en cl manuscrito de la colección Gayangos es de lino (kattün) no de algodón (qutun).

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Qucbrantamiento de todos 10s huesos con bastones sin rompcr la piel; Puesta del animal en una habitación de dies por diel codos y con cuauo

ventanas; Depositar el novillo sobre las tejaslrecipientcs de arcilla; Obstruir las ventanas con Iodo; Apcrtura de la habitaciíon uas pasu ues scmanas y tornar a ccrrar ues se-

manas mis; Abierta de nuevo la habitación se encuenuan las abejai agrupadas a manc-

ra de racimos; Sólo resta del noviiio huesos, cucrnos y p o s ; Los rcycs (reinas) surgen de la médula , Las colmenas atarán colocadas cerca de aimendros, cuyo aroma propicia la

enuada de las abcjas en ellas.

Todos 10s detalles resefiados son comunes a ambas narraciones y en el mismo orden que aquí 10s hemos indicado. El manustrito XXX de la Colección Gayangos se extiende en ouos muchos detalles, describiendo, por ejemplo, las diferentes especies de abejas formadas en las distintas partes del animal y la conducta que se ha de adoptar con cada una de ellas.

El fragmento correspondiente de Geopónica~ presenta una descrip- ción en cierta manera m k amplia y minuciosa todavía y ademk ofrece bastantes diferencias en la estructura del relato, en diversos detalles concretos y en la forma de realización de algunas de las operaciones que comporta el proceso de la abugonia* en relación con 10s textos anteriores.

Se inicia, por ejemplo, describiendo el habitáculo en el que se ha de depositar el novillo, descripción que en 10s anteriores autores se hace después de describir las operaciones de degiiello y apaleo del animal:

Se mata el novillo a golpes sin previo dcgiiello2'; Se tapan 10s orzcios del animd con telas untadas cor1 pes, no se cosc; La cstancia se cicrra por segunda vet y x torna a abrir una vet uvlscurridos

once diu; La explicación de la uansformación de las divcrsas partes del novillo en

abejas es prolija en extremo e igualmcnte cl proceso de fortnación de las nucvas abejas;

La apcrtum de la habitación pua la salida de las abej;ts x va haciendo en d iu aiternos dando a entender un distinto grado de gestación enue las diversas abejas;

l6 Para evitar posiblcs confusiones, se podría sugcrir esta vcrsión, mis literal del ma- nuxrito de Gayangos, que est6 plcnamcnte de acucrdo, en a t e sentido, con el de Ibn WZd: #observa el lugar en el que se encuentran sus rcycs: 10s cnconuaris en las mtdulas (arnj*) que son las que corresponden a 10s huesos de la nuca y d ir~terior de la cabcza~.

27 LO cual nos permite intuir quicncs son 10s a ajim dudidos en la nota 24. &te ttr- mino se ha traducido por abirbuos~, sucle designar a 10s no-irabes.

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Pot Gltimo las plantas quc han de perfumat las colmcnas p u l auacr mcjor a las abejas son tomillo y laurel.

En definitiva parcce claro que el relato de Geopónicar es totalmente distinto en sus fuentes a 10s dos textos considerados en primer lugar.

La descripción de Virgilio se mantienc en un plano mucho rnás gcnt- rico y rnás atcnto a rcsaltar valores de tipo literari0 y pottico sin dcsccn- dcr a 10s detalles concretos que implican las prcscripcioncs de un verda- dcro y dpt ico manual de agricultura.

Podemos pensar, pues, que el temo rnás cercano a Ibn Wad es el que nos presenta el manuscrit0 XXX de la Colección Gayangos, y po- siblemcnte, por tanto, el rclato de Vindanio Anatolio de Berito, del que por otra parte, como hemos dicho, en diversos pasajcs de su obra declara exprcsamcntc que toma algunos datos, aunque en cste episodio por tra- tarse de un fcnómeno tan sorprendente declara haber mancjado infor- mación de varios autorcs, precisamente por 10 cual se ha decidido a introducir el relato, no por su personal convencimiento acerca del asun- to, como se engloba en las palabras rcscíiadas antes e non se sy es veraht, o sinon, ca nunca /o pmue, mas porque /o dkemn tantos sabios2*. . . Con todo a la vista de la comgaración del relato nos atrcvcríamos a decir que pudo en vcrdad tcncr conocimiento de que el tema era tratado por muchos autorcs, pcro en el momcnto de introducirlo en su relato dcbió seguir una fuentc que de no ser la vcrsión atribuida a V. Anatolio de Be- rito estaba muy ccrcana a ella.

Aíiadainos, para finalizar, la considcración de tal posibilidad. (Podh tcncr fácil acceso Ibn WZd a estas fuentes? Es indudablc que sí29. La obra de rccopilación de saberes de agricultura que rcdactó Ana- tolio de Berito, aunque en su original gricgo hoy est5 perdida, había si- do vcrtida al siriaco y al armcnio, en cuyas versiones sí que nos ha Ilega- do hasta nucstros días. Tambitn fuc traducida al kabc en varias oca- siones, tenitndosc noticia hoy de las versiones existentes en la Biblioteca de Constantinopla del siglo Xi y otras cuatro traduccioncs dcsaparccidas, rnás una nucva versión aparecida en Egipto, de la que se sabc que fue re- ditada hacia el aíio 759 d. de C.a30. Tal fccha pcrmitc pensar perfccta- mcntc que esta traducción se expandiese y fuese conocida en el mundo hispano-kabc.

Vhsc nota 9. *9 VESC SFZGIN, F., OP. cit., págs. 314-315; cn cl vol. III dc esta misma obra pig. 270;

MILLAS VWCROSA, J.M. ., Nuevor estudioi.. ., op. cit.. pig. 1 19. 30 La vcnión siriaca fue estudiada por Pau1 dc Lagardc. La vcrsión armcnia fuc editada

y estudiada por Cul Brockclmann. Vease VAZQLIEZ DE BENITO. M. C. OP. cit., págs. 5-9.