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EXPEDIENTE EXPEDIENTE 20 | NEXOS | MAYO 2017 | EXPEDIENTE la legislación no fue acompañada de los incentivos y los programas necesarios para la reducción de los hidro- carburos en la matriz energética de México. El apoyo al desarrollo de los gasoductos, por ejemplo, no tuvo correspondencia con un desarrollo similar en las líneas de transmisión hacia las zonas del país con potencial en fuentes renovables de energía. “Desde su creación en 2009, el Fondo para la Transición Energética y el Apro- vechamiento Sustentable de la Energía (FOTEASE) sólo ha dedicado 15% de sus recursos a proyectos de ener- gía renovables”, afirma el documento Posibles impactos ambientales y sociales de la reforma energética, publicado en 2015 por el Centro Mexicano de Derecho Ambien- tal. Por esas razones, a pesar de la legislación, sucedió lo contrario de lo que se buscaba. “Aunque dichas leyes promovían la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el incremento de las energías renovables, la participación de los hidrocarburos en la matriz energética continuó en aumento”, dice el mismo documento. La participación de los combustibles fósiles en la generación de energía eléctrica en México es hoy superior al 90%, notablemente mayor que hace 10 años, cuando surge la legislación promovida por el gobierno de Felipe Calderón. El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo —Ramón López Velarde L a reforma energética en México, que culminó en diciembre de 2013, es con frecuencia vista como la conquista más importante del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Muchos piensan así: teníamos un tesoro enterrado en nuestro país, uno que no podíamos sacar y que la reforma energé- tica nos permite, al fin, desenterrar. Pero lo que tenemos no es un tesoro enterrado, sino una manzana envenenada. La energía es un insumo fundamental para la economía, uno sin el cual es imposible promover el crecimiento. Su generación, por otro lado, tiene un impacto amplio y pro- fundo sobre el medio ambiente y los hombres y mujeres que lo integran. Consciente de ese impacto, el gobierno de México asumió el objetivo de promover las energías renovables y reducir el uso de los combustibles fósiles con una serie de leyes propuestas a partir de 2008, años en que la administración era sensible al medio ambiente. Fue promulgada la Ley sobre el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energé- tica y la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía. Pero sus resultados no fueron satisfactorios, pues Cambio climático: Lo que ignora la reforma energética Carlos Tello Díaz Raquel Moreno

Cambio climático - University of Warwick · del precio no hubieran aparecido en las primeras planas. Eran exactamente los que sugirió Romero en su plan mediático —una exhibición

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la legislación no fue acompañada de los incentivos y los programas necesarios para la reducción de los hidro-carburos en la matriz energética de México. El apoyo al desarrollo de los gasoductos, por ejemplo, no tuvo correspondencia con un desarrollo similar en las líneas de transmisión hacia las zonas del país con potencial en fuentes renovables de energía. “Desde su creación en 2009, el Fondo para la Transición Energética y el Apro-vechamiento Sustentable de la Energía (FOTEASE) sólo ha dedicado 15% de sus recursos a proyectos de ener-gía renovables”, afirma el documento Posibles impactos ambientales y sociales de la reforma energética, publicado en 2015 por el Centro Mexicano de Derecho Ambien-tal. Por esas razones, a pesar de la legislación, sucedió lo contrario de lo que se buscaba. “Aunque dichas leyes promovían la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y el incremento de las energías renovables, la participación de los hidrocarburos en la matriz energética continuó en aumento”, dice el mismo documento. La participación de los combustibles fósiles en la generación de energía eléctrica en México es hoy superior al 90%, notablemente mayor que hace 10 años, cuando surge la legislación promovida por el gobierno de Felipe Calderón.

El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros del petróleo el diablo

—Ramón López Velarde

La reforma energética en México, que culminó en diciembre de 2013, es con frecuencia vista como la conquista más importante del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Muchos piensan así: teníamos un tesoro enterrado en nuestro

país, uno que no podíamos sacar y que la reforma energé-tica nos permite, al fin, desenterrar. Pero lo que tenemos no es un tesoro enterrado, sino una manzana envenenada.

La energía es un insumo fundamental para la economía, uno sin el cual es imposible promover el crecimiento. Su generación, por otro lado, tiene un impacto amplio y pro-fundo sobre el medio ambiente y los hombres y mujeres que lo integran. Consciente de ese impacto, el gobierno de México asumió el objetivo de promover las energías renovables y reducir el uso de los combustibles fósiles con una serie de leyes propuestas a partir de 2008, años en que la administración era sensible al medio ambiente. Fue promulgada la Ley sobre el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energé-tica y la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía. Pero sus resultados no fueron satisfactorios, pues

Cambio climático: Lo que ignora la reforma energéticaCarlos Tello Díaz

Raquel Moreno

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tendencial se calcula que en 2020 las emisiones nacio-nales de GEI serían un 28% más altas que las de 2010”. Así sucederá sin duda, pues en esa dirección apunta la reforma energética, a través de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de la Industria Eléctrica, que prevén conti-nuar e incrementar la dependencia hacia el petróleo en México. Y así sucederá a pesar de la Ley de Transi-ción Energética, que está enmarcada en la legislación secundaria de la reforma energética, pero que (en mi opinión) la contradice. Esta ley tiene por objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promoviendo la utilización de fuentes limpias para generar electricidad y aumentando su participación porcentual en la matriz energética (prevé metas de una participación mínima de energías limpias en la generación de energía eléctrica que serían por ejemplo de 30% para 2020). ¿Es esto compatible con la apuesta a los hidrocarburos que hace la reforma energética?

Hay un problema más, como lo apunta el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. “Al mantener e impulsar una alta dependencia de los hidrocarburos en México, la reforma energética va en dirección contraria a la política climática del país, ya que no atiende las necesidades y compromisos nacionales e internaciona-les de México en materia de reducción de emisiones de GEI, establecidos en la Ley General de Cambio Climáti-co (LGCC), la Estrategia Nacional de Cambio Climático (ENCC) y el Programa Especial de Cambio Climático (PECC). Por todo lo anterior, preocupa que la refor-ma energética no sea coherente con el marco legal y la política pública en materia de cambio climático, al pro-mover reformas estructurales que implicarán mayores emisiones de GEI”. México es parte del Acuerdo de Pa-rís. Nuestro país ha establecido, en efecto, compromisos nacionales e internacionales en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. “Dichos compromisos se encuentran a nivel nacional estable-cidos en el artículo 2 transitorio de la Ley General de Cambio Climático, la cual establece el objetivo indicati-vo o meta aspiracional de reducir al año 2020 un 30% de las emisiones con respecto a la línea base, así como un 50% de reducción de emisiones al 2050 en relación con las emitidas en el año 2000”, explica el documento multicitado del Centro Mexicano de Derecho Ambien-tal. Una vez más: ¿es esto compatible con la apuesta por los hidrocarburos que hace la reforma energética?

Hemos vivido durante décadas enamorados del petró-leo: nuestro tesoro enterrado, nuestra maravillosa fuente de riqueza. Toda nuestra infraestructura, y quizá más importante, toda nuestra predisposición mental, van en contra de algo que es, sin embargo, necesario y urgente: la transición energética hacia un modelo distinto. Una reforma energética sustentable, como la que necesita con urgencia nuestro país, deberá centrar su atención en las fuentes limpias de la generación de energía, para alejarnos de nuestra actual dependencia del petróleo que, en efecto, nos escrituró el diablo, como dice el autor de La Suave Patria. £

C A R L O S T E L L O D Í A Z

Investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM.

En ese contexto contradictorio —leyes favorables a la energía limpia, incentivos a la producción de com-bustibles fósiles— tuvo lugar la reforma energética que culminó a fines de 2013. La reforma llegó tarde, se dice a menudo. En este sentido es cierto, porque en un mundo cada vez más consciente de la necesidad de disminuir la producción de hidrocarburos privilegia, por el contrario, la extracción de combustibles fósiles y, en esa medida, desaprovecha el potencial de genera-ción de energía a partir de fuentes renovables. Y lo hace además de una forma agresiva y abusiva. Me explico con ayuda de un documento publicado en 2016 por Fundar, El sector de hidrocarburos en la reforma energética: retrocesos y perspectivas. “La reforma energética fomen-ta la explotación de hidrocarburos no convencionales mediante la fracturación hidráulica”, afirma. “Se trata de un proceso de extracción incompatible con la protección del medio ambiente, el desarrollo social de las comu-nidades cercanas a esta actividad y la lucha contra el cambio climático”. Es una actividad que contamina el aire, la tierra y los ríos, y que emite cantidades muy altas de metano, un gas que acelera de manera dramática el calentamiento global (el metano tiene un efecto inverna-dero 23 veces mayor por molécula que el del dióxido de carbono). La reforma energética propicia, así, una activi-dad agresiva, y lo hace, también, de una forma abusiva, al dar una menor autonomía a la autoridad ambiental, para privilegiar los intereses económicos por encima de los ambientales y los sociales, con la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y Protección Ambiental. Esta agencia está concentrada en el sector de hidrocarburos. Depende de la Secretaría de Medio Am-biente y Recursos Naturales, pero su titular es nombra-do y removido de manera directa por la Presidencia de la República “Es un ente que concentra funciones antes repartidas entre varias áreas de la Semarnat”, dice el do-cumento de Fundar, “es decir, en términos prácticos se convierte en una ventanilla única, sujeta a los intereses de la Presidencia, a la que las empresas acudirán para obtener permisos y solucionar conflictos ambientales”. Es claro que la agencia está concebida para privilegiar la seguridad industrial frente a la protección ambiental.

La reforma energética, al apostar a los hidrocarburos, dando todo tipo de facilidades a los proyectos petrole-ros y gasíferos, deja pendiente el cumplimiento de las metas de transición energética, que son la base para el establecimiento de una economía baja en carbono. Ignora, en concreto, la necesidad de reducir la emi-sión de gases de efecto invernadero, que provocan el calentamiento del planeta. México es un país vulnerable al cambio climático: 15% de su territorio, 68% de su población y 71% de su economía pueden ser impacta-dos negativamente por sus efectos, según los estudios hechos al respecto. Al mismo tiempo, México es uno de los países responsables del cambio climático: está ubicado entre los primeros 15 que producen gases de efecto invernadero, con cerca de 2% de las emisio-nes globales, en su mayoría vinculadas con el sector energético. “El 67.3% de las emisiones totales de GEI causantes del cambio climático en 2010 provino de este sector”, afirma el documento citado del Centro Mexica-no de Derecho Ambiental. “De seguir con el escenario

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La película fue diseñada para enfatizar el cinismo de los nuevos ejecutivos mediáticos. Y en los dos últimos años la frase se ha transformado en un lenguaje común; los comentaristas han acusado al gobierno de usar las cajas chinas frecuentemente para ocultar las malas no-ticias. La caja china no es un invento nuevo. De hecho, es una tradición priista que se remonta a los 1950 y era utilizada por los primeros asesores mexicanos de ima-gen para frenar noticias con contenido crítico.

Durante la década de los cuarenta la censura oficial de la prensa mexicana fue caótica, improvisada e involu-craba una mezcla de pagos individuales, la violencia esporádica y la intervención personal de los políticos. El presidente Ávila Camacho (1940-1946) invitaba perio-

En 2014 el director Luis Estrada estrenó su sátira de la política moderna: La dictadura perfecta. En la película los ejecutivos de tele-visión se unieron con los funcionarios priistas para suprimir un metraje cinematográfico de

un gobernador recibiendo unas maletas de dinero de un conocido traficante de drogas. Para hacerlo, emplearon una “caja china”. La frase es un recurso literario dise-ñado para denotar una historia adentro de una historia. Pero aquí la utilizaron para describir una noticia fabri-cada que podría estar desempacada repetidamente para ocultar a la mala prensa. Los ejecutivos conspiraban el secuestro de dos niñas para desviar la atención pública de la corrupción oficial.

En los archivos presidenciales del Archivo General de la Nación se resguardan documentos que narran cómo eran las relaciones del gobierno con la prensa mexicana a mediados del siglo pasado. Por primera vez se empleaban estrategias diseñadas para desviar la atención de la corrupción política

Cómo manipular a la prensaBenjamin T. Smith

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y “remitir a Toluca [un eufemismo para “la ley fuga” o el asesinato extrajudicial] a los autores, del sonado asalto”. ¿Eran los “medios indirectos” de Romero las primeras cajas chinas? ¿Es por eso que Romero obtuvo un estatus legendario dentro del PRI? Al parecer, sí.2

El sábado 25 septiembre de 1954 unos de los boleti-nes aparecieron escondidos dentro de los periódicos de la capital. El jefe de Pemex anunció un alza en el precio de la gasolina. Y la siguiente semana el precio subió junto con los precios de los boletos de los autobuses. Hubo protestas grandes. Pero los periódicos nacionales ignoraron esto.

Dos eventos impidieron que la noticia sobre el alza del precio no hubieran aparecido en las primeras planas. Eran exactamente los que sugirió Romero en su plan mediático —una exhibición pugilística del Ratón Macías y la detención de un delincuente millonario de la industria del cine, Gabriel Alarcón—. La pelea de boxeo tuvo lugar el 26 de septiembre en la plaza de toros del Distrito Federal. Era un evento masivo; más de 60 mil mexicanos asistieron. El Ratón (Raúl Macías Guevara) era un héroe local, un joven pobre del barrio de Tepito que había ganado 10 combates segui-dos y era el boxeador más famoso del país. “La multi-tud se volvió loca por Macías”. Cuando ganó contra el aspirante de Estados Unidos, Nate Brooks, y dedicó su victoria a la virgen de Guadalupe “causó una conmoción nacional”. Los periódicos, especialmente los tabloides como La Prensa, dedicaron mucho espacio al combate. Para el lunes 27 de septiembre, el día del alza del precio de la gasolina, los titulares de la primera plana eran “El Ratón, Campeón de América” y “El combate del Ratón será transmitido por la radio y la televisión”. Siguieron cuatro páginas de cobertura exhaustiva. En la siguiente semana el periódico mantuvo una atención constante del boxeador, escribiendo sobre la posibilidad de un combate por el título mundial, sobre su trabajo de caridad y la ceremonia de felicitación en la universidad

2 Archivo General de la Nación, Presidentes, Adolfo Ruiz Cortines, 577/163-8, “Lineas Esenciales…”, sin fecha.

distas a Los Pinos para llamarles la atención sobre artículos con contenido crítico. Su hermano, Maximino, eligió una estrategia por decir más activa, la cual era llegar a las oficinas de la prensa con pistola en mano y amenazar a los periodistas de muerte.1

En la siguiente década el control oficial de los medios fue en aumento notablemente. Bajo el mando del presidente Ruiz Cortines (1952-1958) las secreta-rías individuales establecieron los departamentos de prensa, forma-lizaron los sobornos y trataron de coordinar la cobertura informativa de los asuntos controversiales. Y bajo el secretario de la prensa presidencial —el legendario mani-pulador priista Humberto Romero Pérez— los funcionarios desarrollaban los planes mediá-ticos sofisticados.

Que yo sepa, solamente existe una prueba de uno de estos planes y que todavía permanecen enterrados en los archivos presidenciales del Archivo General de la Na-ción, y se refiere a un evento que parece relativamente sin importancia —la subida del precio de la gasolina en septiembre de 1954—. Sin embargo, revela una nueva forma sofisticada de las relaciones públicas oficiales. La mayoría del documento expone las estrategias diseñadas para generar la cobertura positiva de la política. Sugiere que los publicistas oficiales en esa época deberían em-plear las estaciones estatales de radio, editores amables, y periodistas sobornables para publicitar las causas racionales del cambio. Y aconsejó los métodos con los que los diferentes medios deberían entregar la informa-ción. Mandó a los periodistas a usar citas de miembros anónimos de la sociedad cívica que apoyaron la política. Y ordenó a los editores a expresar la campaña en térmi-nos nacionalistas. “Deberíamos usar la campaña para fortalecer el espíritu cívico del pueblo mexicano”.

El apéndice del plan —titulado “Medios Indirectos”— fue el más revelador. Aquí el secretario de la prensa alude a que el gobierno debería inventar otras historias para desviar la atención pública del alza. “Todo evento periodístico tiene un ciclo en la metrópoli, que difícil-mente vive una actualidad de más de dos semanas… Sin embargo mucho se ganaría abreviándola a este tema su duración. Con ello pudo lograrse con el aliento o creación de temas laterales, completamente desvincu-lados del asunto…”. Entre estos “temas laterales” que insinuaron la captura de “un delincuente millonario” y una investigación “al fondo de las maquinaciones cine-matográficas… un tema que captara… la atención del público”, “Una exhibición pugilística del Ratón Macías”, la depuración del “cuadro político de un algún estado”,

1 E.g. Archivo General de la Nación, Presidentes, Manuel Avila Ca-macho, 545.2/99 José Altamirano a Presidente Ávila Camacho, 25 mayo 1942; Confidential US State Department Central Files, México, Internal Affairs, 1940-1944, Roll 65, Hoy-Manuel Ávila Camacho Controversy, 22 mayo 1941.

Ilustraciones: Alberto Caudillo

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encontrar un millonario”, dijo una. “No te preocupes, compra un boleto a la cárcel”, contestó la otra.4

El plan no contiene una fecha, lo que deja espacio para la interpreta-ción. Entonces, ¿acaso el gobierno solamente explotó dos eventos fortuitos para esconder las noticias malas? ¿O Romero escribió el plan después de la muerte de Mascarúa, con lo que aprovechó para acusar a Alarcón? ¿O, escandalosamente y más probablemente, las fuerzas gu-bernamentales asesinaron a Masca-rúa para tender la trampa a Alarcón y desviar la atención pública?

Ciertamente, hay evidencias que el gobierno fue involucrado en el homicidio. Al siguiente año el Esta-do incriminó a Alarcón. Él estructu-ró una defensa minuciosa, que sus abogados publicaron. En la defensa sostuvieron que la figura más impor-

tante en el caso era el popular pistolero José Antonio Arredondo, alias El Jarocho. Arredondo era un hombre de su época, un pistolero profesional que cruzó con frecuencia las líneas borrosas entre la legalidad y la ile-galidad. Era un ladrón, un secuestrador, un chantajista y un asesino que se quedó años adentro de la peniten-ciaría de la capital. Pero también fue jefe de policía en Veracruz y Morelos y llevaba consigo la credencial de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). Fue Arredondo quien se acercó a la policía con la historia de involucrar a los asociados de Alarcón; fue Arredondo quien acusó a los asociados de confesar el crimen; y la evidencia de Arredondo formó la base del caso legal del gobierno. Los abogados insinuaron que Arredondo hizo las acusa-ciones para chantajear a Alarcón, pero el plan evoca que Arredondo todavía estaba trabajando para el gobierno y la DFS.5 ¿La idea era tender una trampa a Alarcón y crear una caja china?

Probablemente nunca sabremos la verdad exacta. Fortuito, oportunista o maquiavélico el plan de Romero demostró que aun durante la década de los cincuenta el mecanismo publicista del gobierno era capaz de una manipulación impresionante. £

B E N J A M I N T . S M I T H

Profesor de historia de la Universidad de Warwick, Reino Unido. Su libro Stories from the Newsroom, Stories from the Street: A History of the Press in Modern Mexico, 1940-1976 será publicado este año por University of North Carolina Press.

4 La Prensa, 17 sept. 1954; 18 sept. 1954; 19 sept. 1954; 22 sept. 1954; 27 sept. 1954; 3 oct. 1954; 7 oct. 1954; 14 oct. 1954.

5 Víctor Velásquez, El caso Alarcón (DF: s.e., 1955), pp. 88-103.

nacional. La Prensa también organizó una celebración de su victoria en la plaza de toros.3

El escándalo de Gabriel Alarcón era más complicado. El 10 agosto de 1954 René Mascarúa, el jefe del Sindica-to de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, era apuñalado, tiroteado y asesinado afuera de su casa en la Ciudad de México. Al principio los periódicos se lanzaron con la sospecha de que fue otro líder sindi-cal. Pero, una semana antes de la subida del precio, de repente cambiaron el enfoque. La policía detuvo a tres asociados de Alarcón —Alejandro y Joaquín Ponce de León y Felipe Antonio Trujeque—. Ellos señalaron con el dedo al dueño millonario de cines Gabriel Alarcón. Como Romero anticipó, las acusaciones generaron un circo mediático. Los periodistas nacionales llenaron las páginas de los tabloides y los periódicos más serios con historias sobre el mundo tenebroso de plutócratas y pistoleros repitieron historias sobre otros asesinatos y siguieron atentos de la policía para detener a Alarcón. El escándalo se prolongó durante semanas. Primero, la po-licía obtuvo una orden judicial; entonces Alarcón aplicó para un amparo; entonces el amparo fue revocado; así el millonario escapó escondido en la cajuela de un coche, y finalmente afirmó que tuvo una afección cardíaca. En la cárcel sus asociados se enfermaron, pelearon entre ellos, y cambiaron sus historias. Los editoriales se opu-sieron a “su imperio arrogante de impunidad” y pidie-ron que bajo la presidencia de Ruiz Cortines la ley no hizo una “distinción entre los ricos y los pobres”. Y los caricaturistas entretuvieron a los lectores con cartones ingeniosos sobre el caso. En uno de Jorge Carreño dos mujeres discutían sus vidas amorosas. Se leía: “Quiero

3 La Prensa, 27 sept. 1954; 4 oct. 1954; 7 oct. 1954; 15 oct. 1954.

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La salsa en Cali, Colombia, es carta de presentación, es turismo y vida nocturna, pero también la mano extendida que —invitando a bailar la siguiente pieza— aleja de su violenta realidad a cientos de jóvenes

Gran parte de esta estadística la conforman adolescen-tes que pelean a muerte las calles, robusteciendo el sica-riato y el narcomenudeo en una ciudad y un país que, no obstante el proceso de paz que hoy vive Colombia, significan todo un reto a futuro. Dado este panorama, en muchos jóvenes no queda otra ruta más que el baile.

Julián Torres, alias Mateo, toma asiento para la entrevista, con el corazón agitado y los labios sonrientes, tras un descanso en la academia Swing

Latino, donde baila profesionalmente. El sudor resbala desde el fino corte de pelo teñido de rubio hacia los ojos de este muchacho caleño de 19 años, quien hace apenas cuatro veía pasar las horas consumiendo drogas

Muchos de nuestros problemas se resuel-ven bailando, sentenció alguna vez el músico James Brown.

Y tal premisa es cierta. Porque lo dijo el Padre del Funk y porque la

ciudad colombiana de Cali lo confirma día a día con el trabajo de sus academias de baile, donde se le da un giro a la vida de muchos jóvenes de la “capital mundial de la salsa”, pero también la ciudad más violenta del país sudamericano.

Cali terminó 2016 con mil 292 homicidios, según datos de la autoridad caleña, un número que bajó en comparación con otros años pero que la mantiene como una de las más altas de Colombia y del mundo.

“La gozadera” contra la violenciaIván Cadín

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reciente, recreándolo con aspavientos de los brazos, asomando en uno de ellos una tajada considerable, una línea color marrón que será el recuerdo perenne de una puñalada que, por fortuna, no llegó a su fatal destino.

“Si [los pandilleros del barrio] no te conocen te ro-ban, te atracan, y si no tienes nada, peor, te puñalean”. Marolin vive en el barrio Eduardo Santos, Comuna 12, donde sucedió el hecho y vivió para contarla. Un chico de su edad se le cruzó en la calle, la paró y amenazó con un cuchillo. Ella al instante dio todo, pensando en un robo, “pero estaba drogado o no sé, y me atacó”. La puñalada tenía como objetivo el vientre pero Maro-lin pudo esquivarla y huir.

Caminar por alguna de las conflictivas calles de la ciudad de Cali, que se contabilizan en decenas, es un albur. Todo depende de los humores del momento, de lo caliente o frío de la plaza, de la percepción de los pandilleros (gran parte del tiempo engalochados, bajo el influjo de sustancias) o de la (des)confianza que uno despierte. Puedes estar caminando sin saber que has cruzado una “frontera invisible”, delineamientos territoriales azarosos, impredecibles y cambiantes, impuestos por el contexto —que en un marco de tanta movilidad criminal puede durar un día, semanas, horas— y que sólo podrían llegar a reconocer la gente perteneciente a las bandas, pero para un ciudadano común imposible definirlas.

Hay días en que la prensa colombiana da fe de gente que, sin saberlo, cruzó umbrales prohibidos, en dis-puta, resultando heridos o muertos en fuego cruzado entre combos (pandillas) que pelean la plaza o, senci-llamente, porque fueron un rostro que no reconocían como del barrio.

No muy lejos de donde se ubican las instalacio-nes de Swing Latino, en el rudo norte caleño, se ubica otra escuela de baile, Imperio Juvenil.

Ahí asiste Pedro Rivera, quien de niño vivió en la fron-tera sur colombiana, en el departamento de Nariño, zona que disputaron ejército, guerrillas, cárteles y paramilitares durante varios años.

Originario del municipio Bocas de Satinga, de niño y en la miseria total (situación en la que se encuentra gran parte de la población afrocolombiana en este país, de donde proviene), Pedro trabajó a las orillas de las autopistas calando los neumáticos de los vehículos con un palo, recibiendo por ello propinas, una práctica común hoy todavía en la provincia colombiana.

En este municipio la gente se sostiene con la pesca, con cosecha de plátano y coco. Pero también, cuenta Pedro, muchos trabajan en laboratorios de cocaína o en la cosecha de marihuana y amapola. “Guerrilla o paras [paramilitares] te jalaban, te decían ‘vamos pa-ra la finca, acá le vamos a dar de todo’, pero mentira, es la labia de ellos. Yo raspé coca un tiempo pero pude salir”.

Pedro, como miles de niños de las regiones cocaleras de Colombia, fue raspachín, oficio ilegal infantil que consiste en quitar las hojas de coca de las ramas para posteriormente comenzar el proceso de elaboración de cocaína. Esta acción a la larga deja destrozadas las manos de los infantes. Al igual que su infancia.

y yendo “de barrio en barrio armando furor [violencia] con palos y cuchillos”.

De aquel ponche (grupo de amigos) de Mateo varios están muertos en la actualidad. “Me encuentro a sus familiares y me dicen ‘¿y usted todavía vive?’”, detalla el chico que gracias a su afición al baile y al haber ingre-sado a Swing Latino puede ahora estar vivo, armando furor de otra manera. “Ahora por mi casa me dicen ‘el Salserín’, llegó ‘el que la goza’. Es bueno saber que se expresan bien de ti”.

Jóvenes de extracción popular como Mateo viven al borde del precipicio todos los días. En Cali han sido asesinadas 230 personas de entre 18 y 25 años, a decir de la Secretaría de Gobierno local, a la par que han sido pri-vados de su vida 59 individuos de entre cero y 17 años. A su vez, sólo en la ciudad de Cali han ingresado al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA) 629 menores y la policía de Cali indica que se han detenido 486 menores por delitos como homicidio, hurto, tráfico y portación de estupefacientes y armas de fuego. Todas estas cifras solamente de enero a junio de 2016.

Números que estremecen, dado que Cali es una ciudad habitada por gente joven, donde el grueso poblacional es menor de 40 años.

Colombia cruzó el umbral de los siglos documen-tando la nota roja internacional. Los cárteles de la droga (de Cali, de Medellín, del Norte del Valle),

los paramilitares (AUC), las guerrillas (FARC, ELN, EPL), la violencia del Estado (el caso de los falsos positivos co-mo triste botón más representativo), convirtieron al país en un caldero de todos contra todos donde la población fue la más afectada.

Hoy día, con los grandes capos muertos o detenidos, los paramilitares desarmados, las guerrillas en procesos de paz con el gobierno (o en pequeños reductos), la vio-lencia en Colombia no está lejos de terminarse sino que sólo cambió de forma y resonancia.

Su nuevo rostro se presenta en forma de pequeños grupos que se identifican como bacrim, bandas crimina-les emergentes, estructuras urbanas y rurales que sur-gen multiplicadas tras la disolución de los anteriores y piramidales cárteles. Paralelamente, el negocio de la droga también experimentó cambios. De ser un país de distri-bución pasó a la venta de enervantes en sus calles, dando pauta a lo que se conoce ahora como microtráfico. Ya no es la disputa por las rutas de trasiego, ahora la meta es controlar las zonas de venta de drogas.

Estos territorios en guerra pueden ser calles, esqui-nas, canchas de futbol, plazas, puertas de casas o es-cuelas. En Medellín, en Bogotá o en Cali. En cualquier punto y a cualquier hora, una moneda al aire pues en un distrito o comuna puede haber injerencia de dos o más bandas criminales.

Cifras de la ONU continúan situando a Colombia como el primer productor de cocaína en el mundo, con 96 mil hectáreas sembradas con hoja de coca y 646 toneladas de cocaína producidas en 2015.

Madre soltera y empleada en una empresa de transporte, Marolin Medina, compañera de baile de Mateo en Swing Latino, comparte un hecho

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Expediente

Y los caleños lo saben. La recepción al arribar a Cali será siempre una salsa, con una pareja danzando en un cruce de semáforo o desde la radio vieja de un carrito de arepa‘e huevo. Si uno aterriza en septiembre podrá gozar del Festival Mundial de la Salsa y si lo hace a fin de año tendrá frente a sí al Salsódromo con sus mil 500 bailarines moviéndose frenéticamente a lo largo de una inmensa pista de baile de kilómetro y medio, abriendo la anual Feria de Cali.

Tan importante es la salsa para esta ciudad que a inicios de 2016 el Salsódromo fue catalogado por el presidente colombiano Juan Manuel Santos como Patri-monio Inmaterial, Cultural, Artístico y Folclórico de la Nación, un impulso turístico a la ciudad pero también un gran apoyo para las escuelas de baile.

La salsa en Cali es desfogue, industria y atracción pero también la escuela de vida para muchos de sus jóvenes bailarines.

Muchos caleños, sobre todo los mayores de 30 años, recuerdan que hace una década la muerte te podía encontrar en cualquier punto. Los

taxistas, sin proponérselo, te dan el tour de esa vio-lencia adherida a sus rutas: aquí o allá estalló un carro bomba, en esa iglesia o en ese restaurante hubo un plagio masivo, en esa esquina apareció el cuerpo de tal funcionario, en ese cruce hay una placa que conmemora una ejecución… Los hechos violentos del pasado como memoria indeleble de la ciudad.

Al caminar por Cali uno percibe las realidades entre-cruzándose: los barrios conflictivos, las calles con triste memoria y las escuelas de baile se nutren a sí mismas y crean esa fortaleza necesaria en un ambiente tan cruen-to. Parecería que la misma realidad y cruenta circuns-tancia obliga a que las escuelas nazcan en barrios muy golpeados y jalen, por inercia, a sus alumnos sedientos de calistenia física y emocional: las escuelas con su baile y “gozadera” como último reducto para quererse a sí mismos y revalorarse en su entorno.

Si la salsa es identidad en Cali, la salsa misma está reivindicando la identidad y dignidad de muchos de sus jóvenes por medio de escuelas de baile como Imperio Juvenil y Swing Latino, dos del centenar de academias existentes actualmente en prácticamente toda la ciudad.

Sus alumnos se definen en dos grupos básicos: los que tienen el baile como actividad profesional y quienes lo combinan con empleo o estudio. Hay alumnos que no reciben ningún tipo de apoyo en la familia, los que sufren de penurias económicas, separaciones fami-liares, los que provienen de hechos de violencia o des-plazamiento forzado. Hay múltiples alumnos menores de edad que están bajo el resguardo del ICBF, becados.

Las academias tienen entre 100 y 400 alumnos, dis-tinguiéndolas a todas el énfasis que ponen en la discipli-na de la práctica. “Tenemos campeones mundiales de salsa que han representado a Colombia por el mundo y que en su vida anterior eran consumidores de drogas

Cifras del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, oficina del Estado que vigila los derechos infantiles) indican que desde 1999 hasta febrero de 2015, cinco mil 730 menores han recibido ayuda espe-cializada por parte de un programa implementado para niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados colombianos.

Las cifras sobre las víctimas más vulnerables de este conflicto estremecen: más de dos millones y medio de menores han sido desplazados, 342 pisaron una mina antipersonal, 154 son víctimas de desaparición forzada y más de 150 fueron asesinados en confrontaciones ar-madas. Todo lo anterior se desglosa del informe Basta Ya del Centro de Memoria Histórica, con datos recogidos entre los años 1985 y 2012.

Generaciones enteras de niños, adolescentes y jóvenes colombianos. Entre ellos, Pedro, quien decidió dejar de raspar coca por tener las manos adoloridas y llenas de callos para comenzar a vagabundear en las calles, lejos de su familia. Paralelamente, descubrió que le apasiona-ba bailar, situación que se le presentaba a cada instante en la rumba eterna de Colombia. En cierto momento el ICBF lo rescató; se hace cargo de él desde hace un lustro. Fue así como llegó a Cali y a la academia. Acaba de cumplir 18 años.

Pero la gracia y fortuna no recae en todos por igual. Ante un mundo donde el dinero fácil se impo-ne, muchos jóvenes prefieren acercarse a pandillas y grupos criminales a cambio de tener dinero, ropa de marca y motocicletas. La figura a seguir es el jefe del parche (pandilla).

Dado el contexto de violencia de décadas en este país, los menores y adolescentes son blanco fácil. Comienzan como halcones, ascienden a hacer entregas de droga y muchos de ellos terminan convirtiéndose en sicarios. Finalmente, sus jefes también los necesitan: a los meno-res de edad les pagan menos y si llegan a ser capturados por la policía el castigo no es tan fuerte.

Según el censo de población oficial, los afrocolom-bianos ascienden a más de cuatro millones en todo el país (10.62% de la población total), siendo Cali,

Cartagena, Barranquilla, Bogotá y Medellín donde reside 29.2% de esta población.

La influencia afrocolombiana en el plano musical caleño es atronadora. Sin negros (niches, como se les dice en Cali) no habría rumba, guaguancó ni guaracha, géneros predecesores de la salsa, ritmo que no nació en Cali pero que la ciudad ha hecho suyo, subiéndola al pódium salsero junto a urbes como La Habana, San José y Nueva York.

El famoso “Colombia Style” no es más que el estilo caleño para bailar salsa: movimientos endiablados de piernas y caderas combinados con vertiginosos giros y saltos circenses rematados con sofisticados pasos de danza contemporánea. Todos los ingredientes para con-vertirlo en un tipo de baile no apto para cualquiera.

Page 10: Cambio climático - University of Warwick · del precio no hubieran aparecido en las primeras planas. Eran exactamente los que sugirió Romero en su plan mediático —una exhibición

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proceso de paz (celebrada el 24 de noviembre de 2016 en La Habana, Cuba) no implica un acto de magia en la resolución de los problemas de inseguridad. Queda mu-cho por hacer en el plano social. Pintas sobre los muros de Cali lo sintetizan bien: una paloma trazada con aerosol blanco extiende sus alas para dejar leer en su interior una máxima irrefutable, “Sin pan no hay paz”.

Mientras la política continúa dando pasos negociados hacia una paz consensuada, las escuelas de baile en Cali conceden, sin demasiada pretensión, precisamente eso: la salida pacífica para muchas e inquietas personas que ante la desazón e inercia de un ambiente violento encuentran en el baile la razón de vivir.

Los ojos de Mateo brillan cuando evoca su reciente viaje a Turquía con la compañía: “Les encanta la sal-sa; no es muy conocida pero cuando la ven se sienten dueños de ella”. Quién diría que este chico, que bien pudo seguir confrontando a vecinos en su natal ba-rrio de Terrón Colorado, decidió mostrar su destreza dancística hasta el otro lado del mundo. “Todo muy bacán, se aprenden nuevas culturas, se aprende, se intercambia”.

“Yo expreso con el baile lo malo y lo bueno que tengo”, dice Mateo sin asomo de duda. “El baile es sólo mío y de nadie más. Si estoy enojado lo expreso en el baile y después ese enojo se convierte en una gozadera, en una pasión”.

“Al otro día [de la puñalada] tenía ensayo y no pude ir”, dice Marolin. “Al siguiente vine y no podía mover mi brazo pero seguí. El hecho es continuar y no parar”.

“El baile ayuda demasiado porque uno baila con el corazón”, cierra Pedro. “Piensas en la pasión de la armo-nía, los timbales, el piano. Uno se olvida de las cosas y sólo quiere bailar”.

Cuánta razón tienes, James Brown. £

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Periodista.

o estaban en pandillas, cosas que hoy en día son historia para ellos”, dice Jon Álvarez, instructor en Swing Latino de 26 años, quien llegó como alumno y ahora es maestro de 45 chicos, guiándolos en esta gozosa cadena de la resiliencia. Dos de sus hermanos forman parte de la estadística fatal: mientras pateaban una pelota en una cancha terrosa del distrito de Aguablanca fueron asesinados en medio de un enfrentamiento entre pandillas.

Imperio Juvenil tiene 22 coreógrafos y cerca de 200 alumnos, a quienes Adriana

Molina, su directora general, considera como sus hijos: “Esta relación se estrecha tanto que los empiezas a conocer […] Podría decirte cómo es su genio, qué le gusta, cuáles son sus colores preferidos”.

“Aquí hay reglas”, enfatiza. “Enseñamos a amar la camiseta y esto afloja hasta al más duro”. “Hay chicos que llegan [a la academia] que les gusta mucho la calle, que no muestran al inicio perspectiva, pero cam-bian. La disciplina los lleva a abandonar la calle”.

El baile ayuda porque “su mente cambia; el trabajo del bailarín es duro porque requiere mucha exigencia, no es trabajo fácil; su entorno comienza a cambiar porque dejan la esquina y comienzan a presentarse en diversos lugares”.

Jon, desde su experiencia, enfatiza que el rigor de las escuelas ha modificado la imagen del bailarín. “Antes el bailarín era bohemio, mujeriego, consumía drogas, era considerado algo de vagos; mi papá no me dejaba [bailar] y yo me saltaba por las rejas de mi casa y me iba a ensayar”.

Mateo, quien sabe de lo que habla dada su travesía, aclara esta idea: “El sabor viene de los barrios más ba-jos pero aquí se inculca la disciplina y ahí uno empieza a cambiar”.

En la actualidad los bailarines de las academias de Cali se presentan como embajadores de su ciudad y de Colombia en innumerables eventos, ya sea al in-terior del país o en el extranjero, en eventos privados o públicos. Su fama ha llegado hasta personajes de la farándula mundial como Marc Anthony o Jennifer Lopez, para quienes han elaborado coreografías musi-cales, como fue el caso de Swing Latino.

La paz en Colombia es un fin anhelado por gran parte de sus habitantes, independientemente de la lucha política interna y de la polarización

de posturas que provocó que en el pasado referéndum sobre los pactos alcanzados por las FARC y el gobierno, la mayoría (50.22%) decidiera rechazarlos. Muchas son las voces que señalan que la sola firma de este

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