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1 Nombre de la materia: Desarrollo y gestión local del turismo. Clase Nº: 4 Docente: Mariana Caminotti Fecha: 15 de julio de 2009 Unidad Nº: 2

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Nombre de la materia: Desarrollo y gestión local del turismo.

Clase Nº: 4

Docente: Mariana Caminotti

Fecha: 15 de julio de 2009

Unidad Nº: 2

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Tema de la clase: El diagnóstico territorial I. Relevamiento de recursos y técnicas de investigación social

Objetivos de la clase:

Reconocer la importancia de los estudios de diagnóstico en el marco de las acciones de estímulo y planificación del desarrollo local, y del turismo en particular.

Ofrecer lineamientos metodológicos para la realización de estudios de diagnóstico, concentrando

la atención en el empleo de técnicas de investigación social (particularmente entrevistas).

Lecturas obligatorias de la clase Alburquerque, Francisco (2003). Curso sobre Desarrollo Local. Capítulo 5: “Metodología para el

desarrollo económico local”. Organización Internacional del Trabajo, Turín, octubre. Sautú, Ruth; Boniolo, Paula; Dalle, Pablo y Elbert, Rodolfo (2005). Manual de Metodología.

Construcción del marco teórico, formulación de objetivos y elección de la metodología. Buenos Aires: CLACSO. Capítulo 1.

Lecturas recomendadas de la clase Domínguez de Nakayama, Lía (1993). Relevamiento turístico. Santa Fe: Centro de Estudios

Turísticos del Instituto Superior de Turismo “Sol”. Rofman, Adriana y Villar, Alejandro (2007). Metodología: Diagnóstico y mapa de actores.

Buenos Aires: Documento realizado para el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

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Introducción Como fue planteado en clases anteriores, el impulso de acciones de

estímulo del desarrollo del turismo local debe tomar en cuenta diferentes factores.

Por un lado, todo territorio posee un conjunto de recursos humanos,

naturales y físicos; un patrimonio histórico y cultural; infraestructuras de soporte a las actividades y acogida de personas; un sistema productivo y modalidades singulares de organización y relación entre actores. Estos elementos constituyen el “potencial de desarrollo endógeno” de una región o localidad, cuya adecuada utilización es objeto de las políticas de desarrollo local en general (Cotorruelo Menta y Vázquez Barquero, 1995), y del desarrollo del turismo local en particular. Por otro lado, el desarrollo depende, en gran medida, de la capacidad que los actores territoriales consigan desplegar a partir de la concertación y la articulación interinstitucional, lo cual guarda relación con el concepto de capital social.

En este sentido, el desarrollo local remite a la existencia de “redes de

confianza” basadas en el acuerdo y compromiso entre aquellos agentes (públicos y privados) cuyas acciones y omisiones condicionan las dinámicas del territorio. Por lo tanto, el enfoque del desarrollo local reconoce que el territorio –una población, una ciudad o un espacio regional más amplio– no es un mero soporte físico de los procesos que en él se desenvuelven sino una “red de actores”, y se caracteriza por un sistema de relaciones económicas, sociales, institucionales, y políticas que condicionan sus posibilidades de generar procesos de transformación que conjuguen crecimiento, equidad y sustentabilidad. El impulso del turismo local, en consecuencia, debe afrontar estas complejas articulaciones.

Como ha señalado Vázquez Barquero (2001), “los procesos de

desarrollo no se producen en el vacío sino que tienen profundas raíces institucionales y culturales”. El desarrollo es promovido, siempre, por los actores de una sociedad que tiene una cultura y mecanismos propios de organización, quienes toman sus decisiones en ese entorno institucional. Estos señalamientos enfatizan la importancia que posee el tejido institucional que enmarca la acción de los actores territoriales para dar impulso a procesos de desarrollo local.

A la luz de esta perspectiva teórica, que constituye el eje orientador

de este curso, esta clase busca proporcionar algunos lineamientos metodológicos para la elaboración de diagnósticos territoriales capaces de apuntalar las acciones y estrategias de desarrollo del turismo.

En tal sentido, esta clase se divide en dos partes. La primera se ocupa

muy brevemente del relevamiento de recursos, que ha recibido una gran atención en la literatura sobre desarrollo local. La segunda, en cambio, aborda una cuestión menos sistemáticamente trabajada y por tanto más

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innovadora, que consiste en el empleo de técnicas cualitativas de investigación para conocer y analizar las perspectivas de los actores y sus visiones, expectativas o demandas en relación con el desarrollo de su localidad. A propósito, partimos del supuesto de que este conocimiento es fundamental a la hora de idear cursos de acción o estrategias de intervención territorial. Por su mayor originalidad, esta segunda sección será abordada más detalladamente que la primera.

Desarrollo de la clase

1. ¿Qué es un diagnóstico para el desarrollo local? Para promover políticas de desarrollo local, y de desarrollo del

turismo local, es necesario contar con un diagnóstico adecuado de los recursos y problemas que se manifiestan en una región o territorio singular.

Tomando una definición de Rofman y Villar (2007), en términos

generales un diagnóstico consiste en “un estudio descriptivo de una problemática, realizado con el fin de comprender las condiciones y procesos que la determinan y conocer su efecto en las situaciones o fenómenos emergentes de dicha problemática”.

Siguiendo a estos autores, los estudios de diagnóstico para el

desarrollo local tienen que cumplir algunos requisitos básicos, como la pertinencia, la confiabilidad y la representatividad de la perspectiva de los actores locales.

La noción de pertinencia implica, básicamente, que los estudios

deben ofrecer información que posibilite comprender la problemática socio-territorial que abordan, sobre la base de información apropiada. La confiabilidad radica –como veremos más detenidamente en las siguientes secciones– en el empleo de métodos y técnicas de investigación científica en la recopilación y análisis de datos. Finalmente, el diagnóstico debe dar cuenta de la perspectiva de los actores del territorio (por ejemplo, residentes, turistas, empresarios del sector o micro emprendedores), en tanto sujetos activos de eventuales políticas o programas. Como sostienen Rofman y Villar (2007), “si el diagnóstico no toma en cuenta la visión de sectores relevantes de la sociedad local, va a ser difícil que el programa de acción cuente con su apoyo”.

A la hora de efectuar un diagnóstico para el desarrollo del turismo

local, no existe un modelo único. Por el contrario, hay distintos abordajes posibles que pueden y suelen combinarse. Entre los más difundidos, básicamente se destacan:

a) El relevamiento de recursos territoriales, cuyo supuesto básico

es que el desarrollo local depende del adecuado

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aprovechamiento del conjunto de recursos físicos, humanos, socioeconómicos y culturales que conforman el “potencial endógeno” existente.

b) El diagnóstico participativo (que será objeto de discusión de la

clase siguiente). Asimismo, la construcción de mapas de actores que den cuenta de

sus distintos intereses sectoriales (potencialmente conflictivos) y del sistema de poder que organiza sus interacciones suelen ser un componente importante en los diagnósticos orientados a la promoción del desarrollo local.

Por un mayor desarrollo de estos enfoques y de las distintas técnicas que pueden emplear (metodología ILPES/CEPAL; análisis FODA; etc.), véase el artículo de Rofman y Villar (2007) sugerido en la bibliografía recomendada de la clase.

2. El relevamiento de recursos Como indicamos, todo territorio dispone de un conjunto de recursos

que conforman su “potencial de desarrollo endógeno”. Sin bien dichos recursos no son suficientes para estimular el desarrollo local, es importante identificarlos y aprovecharlos adecuadamente dentro de una estrategia coherente, equitativa y sustentable (Alburquerque 2005). En tal sentido, toda acción orientada a promover el desarrollo de una localidad debe apoyarse en un diagnóstico de los recursos y potencialidades existentes en el nivel territorial.

Como plantea Alburquerque (2003), entre los aspectos más decisivos

se encuentran: o Los recursos físicos: Situación geográfica, clima, recursos

naturales, características medioambientales, etc. o El volumen y cantidad infraestructuras básicas (tangibles e

intangibles), que pueden ser desagregas en las siguientes dimensiones:

Económicas o técnicas: transportes y comunicaciones (caminos,

rutas, aeropuertos), telecomunicaciones, abastecimiento de agua y energía, saneamiento, suelo y edificios industriales.

Sociales: servicios de educación y capacitación, investigación básica e investigación y desarrollo (I+D), servicios de apoyo a la producción, salud y sanidad (redes de atención primaria, hospitales, centros de rehabilitación, etc.), guarderías, centros para la tercera edad, centros de juventud, seguridad ciudadana, protección civil, oferta de cultura, deporte y turismo, entre otros.

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Ambientales: recolección de residuos, tratamiento y reciclaje de residuos sólidos, tratamiento de aguas residuales, cuidado y conservación de espacios verdes y forestación, parques naturales, protección del medioambiente local (suelo, aire, agua, playas, ríos, lagos, etc.).

o Los recursos humanos: Edad, género y pirámide de

población local; niveles de actividad y composición de la fuerza de trabajo; cualificaciones y experiencia profesional; etc.).

o Los recursos económicos y financieros: Tipos de empresas

existentes (privadas, públicas, mixtas, cooperativas) y tamaño de las mismas (grandes, medianas, pequeñas); rasgos del tejido empresarial local (esto es, conjunto de relaciones entre empresas o eslabonamientos productivos).

o Los recursos tecnológicos: Infraestructura tecnológica

disponible; generación y difusión de nuevas tecnologías; acceso a la información y conectividad. También es importante considerar la velocidad de la difusión tecnológica y los esfuerzos innovadores del tejido socioeconómico local.

o La cultura e identidad local: niveles de articulación y de

organización social; hábitos de convivencia; actitudes hacia las innovaciones y apego a las tradiciones locales; valoración ante el trabajo, el pago de impuestos, la solidaridad; asunción de riesgos y actitud emprendedora; valoración del entorno natural y ambiental.

o Los agentes de desarrollo local: las administraciones

municipales, las agencias de desarrollo, las universidades, los centro de Investigación y Desarrollo, los empresarios innovadores, etc., capaces de “catalizar” y de movilizar las potencialidades localmente existentes.

2.1. Recolección de información para el desarrollo económico

local Si tomamos la decisión de realizar un relevamiento de los recursos

territoriales existentes, es preciso prestar suma atención a la recopilación y sistematización de los datos, así como el tratamiento y difusión de información (Alburquerque 2003).

En estos casos, se suele trabajar con fuentes secundarias; esto es, con

información producida por distintos organismos públicos y/o privados, no generada por el equipo responsable del diagnóstico. (Más adelante, abordaremos en detalle la distinción entre fuentes primarias y fuentes secundarias).

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De tal modo, un primer paso consistirá en identificar fuentes documentales pertinentes (estadísticas locales, provinciales y nacionales; informes de consultorías realizadas; archivos y bases de datos; servicios de información geográfica y cartográfica; publicaciones en revistas especializadas; catastros y registros de la propiedad industrial e inmobiliaria; estudios realizados por entidades empresariales, ONG, sindicatos y universidades; entre otros).

Tomando en cuenta la multiplicidad, dispersión y dispar calidad de la

información relevante para el desarrollo local, es fundamental sistematizar los datos existentes y poder priorizarlos según su grado de importancia para nuestros propósitos (es decir, diferenciar la información imprescindible y fiable, de la menos importante o confiable).

Sobre la base de la recopilación y sistematización de información

previamente efectuada, el último paso será la elaboración de un documento (una suerte de “inventario”), garantizando su difusión y accesibilidad.

Por un mayor desarrollo, véase el trabajo de Alburquerque (2003) incluido en la bibliografía obligatoria

2.2. Singularidades del relevamiento turístico De acuerdo con Domínguez de Kakayama (1993), el relevamiento

turístico presenta particularidades derivadas de la propia naturaleza de la actividad.

Dada la multiplicidad de aspectos que constituyen la “realidad

turística” de una región o localidad, los diagnósticos de las características y potencialidades del sector hacen necesario el empleo de distintos métodos de investigación. Para ello, deben seguirse los siguientes pasos:

a. Identificación de las distintas áreas de investigación y de los

métodos que se van a emplear en cada caso. b. La recolección de información y la construcción de datos,

explicitando los criterios adoptados y el marco conceptual del estudio.

c. La discusión de la información con los actores locales, para

conocer sus perspectivas.

d. La interrelación e integración de diagnósticos parciales, identificando claramente los aspectos favorables y desfavorables encontrados.

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e. La formulación de recomendaciones de política para intervenir sobre la realidad. Ello implica, sobre todo, deslindar las potencialidades y problemas, y avanzar en la propuesta de una agenda tentativa de pasos a seguir.

Los diagnósticos efectuados en el marco de un relevamiento turístico

son fácticos, trascienden los hechos y buscan comprenderlos; se ajustan a reglas metodológicas formalizadas y recurren a la verificación empírica para formular respuestas a determinados problemas y validad los resultados alcanzados (Domínguez de Kakayama 1993: 20-21).

Con todo, estos estudios implican una “investigación para la

acción” o “investigación aplicada”, dado que su finalidad central es conocer, pero también sugerir cursos de acción a implementar.

Sobre la base de estos lineamientos, Domínguez de Kakayama

(1993:22) propone el siguiente modelo de carácter básicamente orientador, puesto que cada relevamiento específico debería considerar los caracteres de cada realidad turística particular:

I. OFERTA TURÍSTICA

a. Recursos (naturales, culturales, humanos, económicos y

financieros). b. Infraestructura y servicios generales; equipamiento y servicios

turísticos; organización jurídico-institucional. II. DEMANDA TURÍSTICA a. Real o efectiva. b. Potencial. III. MARKETING IV. INFORME DE RESULTADOS

Por un mayor desarrollo, véase el trabajo de Domínguez de Kakayama (1993) sugerido en la bibliografía recomendada de la clase

Ahora bien, puesto que en el área del turismo el componente humano

(residente o turista) es sujeto de la actividad, y que sus decisiones u omisiones condicionan las posibilidades de desarrollo del sector, conocer sus necesidades, opiniones, actitudes y motivaciones es central.

Domínguez de Kakayama indica, por ejemplo, la importancia de

conocer la “vocación turística” existente en una localidad, y propone “estudiar la actitud de los residentes frente al turismo y la percepción de

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los impactos sociales producidos por esta actividad” (1993: 109). Para la realización de esta clase de estudios de diagnóstico, la investigación social ofrece técnicas muy apropiadas (como las entrevistas) y relativamente fáciles de administrar.

A título de ejemplo, la autora antes citada proporciona una buena

guía de preguntas que podríamos considerar en un diagnóstico de esta naturaleza. De acuerdo a su propuesta, la guía de entrevistas debería comprender ejes y preguntas tales como:

1) Datos de los entrevistados (edad, sexo, actividad, antigüedad de

residencia en el territorio, frecuencia de trato con turistas). 2) Actitudes hacia el turismo. Por ejemplo: Sentimientos que le

inspira la presencia de turistas en la localidad; percepciones sobre las consecuencias locales de la actividad en términos de calidad de vida, cultura de la población, seguridad, etc.

3) Opiniones sobre el territorio de pertenencia (calificación de los

servicios turísticos existentes; necesidades de mejora; valoración sobre la calidad de los servicios, etc.).

Este tipo de preguntas permitirían explorar las percepciones de los

propios residentes acerca del turismo, así como su relación con los turistas que visitan el lugar. Como lo reconoce la autora, los resultados de un diagnóstico cualitativo de esta naturaleza “de ninguna manera nos permitirán cuantificar la vocación turística de la población, pero nos brindarán un valioso aporte para comprender sus sentimientos hacia la actividad” (Domínguez de Kakayama 1993: 110).

Al contar con esta información, estaremos en mejores condiciones de

proponer cursos de acción o proyectos concretos, informados por la subjetividad de un tipo particular de actores (residentes), cuyas percepciones resultan relevantes para el desarrollo del turismo.

A continuación, discutiremos algunos conceptos básicos y

potenciales usos de técnicas de investigación social para la realización de diagnósticos cualitativos orientados al estímulo del turismo local.

3. Las técnicas de investigación social y su potencialidad en los

estudios de diagnóstico territorial Para comenzar nuestra discusión acerca de las técnicas de

investigación social que podemos emplear a efectos de elaborar diagnósticos que permitan formular acciones de estimulo del desarrollo local en general, y del turismo en particular, una primera cuestión a señalar es que no existen “recetas” preestablecidas de antemano. Por el contrario, la utilidad y el valor de los métodos de investigación dependen del contexto, del tipo de problema que nos interese abordar, del tiempo y los recursos disponibles.

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Ahora bien, ¿qué es un método? En la literatura sobre investigación

social, no existe un completo acuerdo acerca de la distinción entre técnica y método. Para algunos autores, por ejemplo, la entrevista es en sí misma un método de investigación, mientras que para otros se trata de una herramienta o instrumento que puede ser utilizada en el marco de diferentes métodos. Si seguimos la definición de Sautu (2003), un método es “un modo de hacer”: son los pasos o modos de procedimiento que un investigador lleva adelante para producir conocimiento válido y confiable1.

Una segunda cuestión a enfatizar es que toda investigación tiene un

diseño o protocolo donde se especifican las tareas que demandará su ejecución (Sautu 2003). Este protocolo (al que comúnmente se lo llama “proyecto”) establece el problema y los objetivos o preguntas de investigación, un marco conceptual, las técnicas de recolección de datos y los pasos que se seguirán para analizarlos.

Un problema de investigación social es una cuestión susceptible de

ser indagada empíricamente. De este modo, un “asunto” socialmente relevante (la inseguridad ciudadana, por ejemplo) se convierte en un problema de investigación al establecer objetivos, general y específicos. Estos objetivos deben seguir un orden lógico y no superponerse entre sí.

LEER ATENTO Por ejemplo, si el objetivo general de una investigación consiste en “indagar la existencia de diferentes percepciones de los residentes sobre los turistas”, podrían formularse los siguientes objetivos específicos: a) Identificar si efectivamente existen diferentes percepciones del fenómeno en cuestión. b) Analizar si dichas percepciones guardan alguna relación con la condición socioeconómica de los individuos. En cambio, dado este objetivo general, no sería correcto plantearse el siguiente objetivo específico: “analizar si ha crecido la afluencia de turistas”, puesto que ello no se corresponde con nuestra inquietud principal. -------------------

1 En la lógica cualitativa, la validez y confiabilidad del conocimiento generado se evalúa en función de cuán plausible y creíbles resultan los hallazgos. De este modo, más que demandar que otros investigadores repliquen el estudio y obtengan los mismos resultados, aquí se busca que los resultados tengan sentido dada la información recopilada y los pasos seguidos para producir y analizar los datos (es decir, con los métodos utilizados).

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Otra forma de abordar un problema de investigación es plantearse una pregunta de investigación que estructure el proyecto. Por ejemplo:

o ¿Cómo perciben los actores sociales y económicos de una

localidad la situación del turismo, y qué políticas consideran que se deberían impulsar?

o ¿Cómo visualizan los actores territoriales el papel que le

corresponde desempeñar al municipio en el estímulo del turismo para el desarrollo local, y en qué medida están dispuestos a participar en instancias de concertación multi-actoral o muti-sectorial?

Cuando proyectamos una investigación (en nuestro caso, de

diagnóstico), es importante prestar suma atención a su diseño para evitar varios problemas tales como: a) inconsistencias entre las preguntas que nos formulamos y la información pertinente para responderla; b) inadecuación de las técnicas empleadas para recoger los datos; c) parálisis en la etapa de análisis: hemos recopilado nuestros datos y no sabemos cómo trabajarlos… no avanzamos.

LEER ATENTO

Entonces, es conveniente preguntarnos:

• ¿Qué es lo que aprendemos como resultado del diagnóstico que no

conocemos en la actualidad? • ¿Por qué razones nos interesa ese conocimiento? • ¿Cómo sabremos que las conclusiones son verosímiles?

-------------------

Siguiendo a Wainerman (2001), entre los errores comunes en la

formulación de investigaciones sociales podemos destacar:

• La formulación de un objetivo tan amplio que no es susceptible de ser investigado (“el mundo y sus contornos”). Aquí, obviamente, será necesario acotar.

• Dejar a cargo de “la realidad” la especificación del objetivo de

investigación. Esto es problemático porque “la realidad no habla si no se la interroga”. Por ejemplo, no tiene sentido preguntarnos “cuáles son los factores que inciden sobre el desarrollo del turismo en una localidad” ya que éstos pueden ser muy variados. Entonces, debemos optar por algunos factores que la bibliografía especializada destaque como relevantes.

• Planteamiento de objetivos específicos que no se derivan del

objetivo general.

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• Falta de conciencia acerca de si existen datos y si están disponibles (factibilidad).

• Confusión entre la producción de conocimiento sobre la realidad

social y la elaboración de políticas o planes para operar sobre la misma. Una investigación puede buscar generar conocimiento relevante para la elaboración de políticas, pero ambas cosas son distintas y no debemos confundirlas.

• Planteo de un objetivo explicativo antes de contar con una

descripción de un fenómeno. Por ejemplo, si nos preguntamos de qué modo perciben los residentes de una localidad la eventual instalación de un casino, es porque desconocemos cuáles son sus expectativas. En tal sentido, lo que debemos hacer es describirlas. La explicación, lógicamente, es una operación posterior.

• Confusión entre afirmaciones “fácticas” y afirmaciones

“normativas” o valorativas. Por ejemplo, en la primera clase hemos resaltado la importancia de los liderazgos en la elaboración de estrategias de desarrollo local. Sin embargo, una cosa es expresar un valor (algo deseable) y otra muy distinta es observar lo que ocurre en realidad.

3.1. Tipos principales de investigación social

Brevemente, podemos distinguir cuatro tipos principales de

investigación, de acuerdo con sus propósitos y alcance: Descriptivo: busca captar caracteres o atributos de la realidad sin

relacionarlos necesariamente entre sí ni dar cuenta de por qué razones son así. (Por ejemplo, una investigación sobre las características de la demanda turística en una región o localidad).

Interpretativo: constituye modalidad “clásica” de investigación

cualitativa, donde se busca capturar el sentido y significado que cobran determinados fenómenos sociales (Por ejemplo, un diagnóstico interpretativo acerca de las actitudes de los residentes hacia los turistas).

Explicativo: constituye la modalidad “clásica” de investigación cuantitativa, que busca establecer relaciones de causalidad entre variables (Por ejemplo, entre nivel educativo y tipo de turismo escogido).

Evaluativo: intenta determinar los efectos de un proyecto o un

programa. Para ello, como veremos más detenidamente en la última clase de la unidad 3 (“el ciclo del proyecto”), es preciso contar con una línea de base que nos permita establecer comparaciones entre la situación posterior a la implementación del proyecto o programa y su

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momento previo. Además, en este caso es importante controlar el efecto de terceras variables que podrían tener un impacto significativo en los resultados observados. Estas condiciones hacen que las investigaciones de este tipo a menudo resulten muy dificultosas. (Un ejemplo de esta clase de estudios podría ser la determinación del impacto de una estrategia de promoción del centro turístico).

3.2. Fuentes de datos

En la investigación social, las principales estrategias de producción

de datos se diferencian según se basen en fuentes primarias o en fuentes secundarias.

Hablamos de fuentes primarias cuando la información es generada

por nosotros mismos (los investigadores) con un propósito determinado. En este caso, las principales estrategias de producción de datos son las entrevistas (semi-estructuradas o en profundidad), la observación (participante o no participante), los grupos focales y las encuestas. Más adelante, concentraremos la atención en posibles empleos de algunas de estas técnicas.

En cambio, un estudio emplea fuentes secundarias cuando

recurrimos a información producida por otros con propósitos ajenos a la investigación pero que pueden ser de utilidad a nuestros fines. Aquí, es posible emplear distintos tipo de documentos (tales como datos censales, informes oficiales sobre políticas o programas, informes producidos por organizaciones no gubernamentales, etc.), pero también a material audiovisual (fotografías, videos, etc.). De esta manera, el tipo de material que se decidamos usar variará de acuerdo con los objetivos del estudio que estemos realizando.

Usualmente, los estudios cualitativos combinan datos derivados de

fuentes secundarias y primarias, de modo tal que no se trata de estrategias excluyentes sino complementarias.

LEER ATENTO

Cuando se trabaja con fuentes secundarias (es decir, con información

que ha sido producida por otros con objetivos diferentes a los nuestros), es muy importante evaluar la calidad de los datos y su adecuación a los propósitos de nuestra propia investigación.

Consideremos el siguiente ejemplo. En un estudio sobre la igualdad de

género en el Congreso nacional de Argentina, para caracterizar a la población de legisladoras y legisladores era necesario recabar algunos datos personales básicos (la edad, la formación educativa y el estado civil). Ante la carencia de datos oficiales, se empleó información sistematizada en una publicación denominada “Directorio Legislativo”, editada por una organización no gubernamental. Para evaluar la calidad de los datos, las investigadoras contactaron a los responsables de esa publicación y les

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preguntaron qué procedimientos empleaban para recabar la información. De este modo, pudieron constatar que los y las legisladoras debían completar un formulario por escrito consignando sus datos personales, y firmarlo. Ello permitió inferir que la información recopilada, al ser firmada por los y las personas investigadas, podía ser considerada fidedigna.

-------------------

3.3. Rasgos distintivos de la investigación cualitativa

Luego de esta breve distinción de los tipos de diseño y de las fuentes de información que podemos emplear, consideremos una serie de rasgos característicos de la tradición cualitativa de investigación social:

• Es holística e intensiva; procura capturar el sentido y los elementos clave de una determinada realidad, su lógica y dinámica de funcionamiento.

• Los actores sociales ocupan un lugar central: sus ideas, valores

o interpretaciones a menudo constituyen el núcleo de este tipo de estudios.

• Sus datos principales son textos (documentos escritos o

auditivos, como las desgrabaciones de entrevistas) u observaciones directas de fenómenos. Aunque algunos estudios pueden basarse exclusivamente en la utilización de documentos, esto no suele ser lo más común.

De tal modo, un elemento característico de una investigación

cualitativa es que generalmente implica la realización de trabajo de campo.

3.4. ¿Qué es “el campo”?

En la investigación cualitativa, el campo es el escenario físico y

social donde ocurren los fenómenos que nos interesa investigar (en nuestro caso, se trataría del centro o destino turístico sobre el que queremos investigar).

Más allá de esta noción elemental, cuando hablamos de trabajo de

campo nos referimos al proceso por medio del cual vamos a producir información primaria (por ejemplo, a través de entrevistas u observación directa).

Desde esta perspectiva, el “acceso al campo” implica básicamente

dos tipos de tareas. 1) El ingreso propiamente dicho. Éste puede consistir en la gestión

y la obtención de un permiso para acceder a una organización que

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queremos estudiar, o bien en la solicitud de una entrevista con determinados actores a quienes pretendemos formularles preguntas.

LEER ATENTO Por ejemplo, si queremos ingresar al área de turismo de la municipalidad para hacer observaciones de sus actividades cotidianas, necesitaremos un permiso formal (quizás del Secretario responsable o del propio Intendente). En cambio, si queremos simplemente entrevistar a algunos funcionarios municipales, necesitaremos concertar una cita y lograr que accedan a ser entrevistados, pero no será preciso gestionar un permiso formal de las autoridades. -------------------

La noción de “acceso al campo” podría sugerir que la cuestión

termina aquí: logramos obtener un permiso o conseguir que las personas colaboren y se presten a ser entrevistadas. Sin embargo, esto es sólo un primer paso o momento.

2) En efecto, un segundo momento del “acceso al campo” consiste en

lograr que los informantes nos brinden la información que necesitamos recabar. Esto es crucial y el ingreso, por sí solo, no lo garantiza.

En esta fase, entonces, se ponen en juego una serie de habilidades

personales del investigador: su capacidad de generar confianza, de transmitir sus propósitos de una manera concisa pero clara, etc.

Usualmente, un recurso apropiado puede consistir en garantizar la

confidencialidad de los testimonios que nos ofrezcan los actores: esto es, no revelar la identidad personal de un informante o el sitio donde se realiza el trabajo de campo. En estudios que emplean entrevistas, a los informantes se los puede identificar por el tipo o categoría de actor de que se trate (funcionario público, empresario, responsable de una organización social, etc.).

Sin embargo, aquí enfrentamos un dilema. Algunos informantes

pueden estar interesados en que sus nombres sean mencionados en el documento final de nuestra investigación, y eso puede funcionar como un poderoso incentivo para lograr que colaboren. Sin embargo, esto mismo podría generar limitaciones en su predisposición a expresar ciertas ideas o problemas que enfrentan, con lo cual “darles el gusto” quizás no sea la mejor decisión.

Recapitulando, podemos decir que “el acceso al campo” empieza el

primer día en que iniciamos las tareas de contacto y termina cuando concluimos la recolección de los datos (Rodríguez Gómez et. al, 1999).

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A lo largo del trabajo de campo, hay que tomar tres decisiones importantes:

• Decidir a quién/es contactar (imaginar quiénes serían nuestros

mejores informantes, siempre de acuerdo con el propósito de nuestro trabajo y con el tipo de información que necesitamos recabar). En nuestro caso, se puede tratar del Secretario o Director de Turismo de la Municipalidad, de otros funcionarios del área, de los empleados, como también de empresarios, residentes y hasta de los propios turistas.

• Decidir cómo iniciar el contacto: formal o informalmente;

directamente o a través de “facilitadotes”, que son personas allegadas a los informantes que nos interesa entrevistar. Esta segunda vía presenta la ventaja de que alguien que los informantes potenciales conocen y en quien tienen confianza puede explicarles quién es el investigador y qué pretende hacer con el estudio. Esto puede ser fundamental para despejar temores o falta de interés en colaborar con la investigación. Esta estrategia será diferente si se trata de funcionarios públicos, empresarios turísticos o integrantes de organizaciones de la sociedad civil local.

• Decidir cómo vamos a mantener el contacto en aquellos estudios que requieren más de un encuentro con las mismas personas o una estadía relativamente prolongada en un lugar.

3.5. Componentes centrales de los métodos cualitativos

Siguiendo a Maxwell (1996), los métodos cualitativos presentan

cuatro componentes principales. a. La relación que se establecerá con quienes se investiga. b. El muestreo: el tiempo, los contextos e individuos que se eligen

para observar o para entrevistar, así como la selección de otras fuentes (como documentos) que se van a emplear.

c. La recolección de información: ¿cómo se accederá a los datos que

demanda el estudio? d. El análisis: ¿cómo darle sentido a la información recopilada? Como todos estos componentes son centrales en la conducción de

una investigación (afectan su valor y validez) es necesario reflexionar sobre ellos cuando planificamos un estudio concreto. Veamos esto más detenidamente.

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a. La relación con quienes se investiga Como ya mencionamos, no se trata solamente de “ganar acceso” o

“negociar la entrada” al campo. En la investigación cualitativa, el instrumento principal es el investigador (una persona) y el medio a través del cual se lleva a cabo el estudio usualmente implica relaciones humanas.

Esta situación –que no se da en la investigación cuantitativa– afecta a

las dos partes. La idea de “reflexividad” denota que el investigador está cargado de subjetividad y es parte del fenómeno estudiado. Este aspecto no puede ser neutralizado; lo importante es ser concientes de ello e intentar “suspender nuestro juicio” para poder comprender otras perspectivas distintas a las propias.

En suma, pensar en el tipo de relación que se va a establecer con las

personas a quienes se investiga es una cuestión que hace al diseño del estudio, y no algo que ocurre o se define luego, durante la investigación.

LEER ATENTO

En la realización de estudios diagnósticos, este tema es muy relevante

particularmente cuando “el investigador” es parte del equipo de gestión o alguien que lo pase a integrar a partir de esta tarea.

-------------------

b. Las decisiones de muestreo: ¿dónde, cuándo, quiénes, qué? Cuándo y dónde observar, con quiénes hablar y qué fuentes de

información utilizar son decisiones de muestreo que hacen al diseño de una investigación social.

A diferencia de las muestras probabilísticas que buscan establecer

generalizaciones estadísticas de la muestra a la población, en investigación cualitativa lo más común es el llamado “muestreo según propósitos”: los escenarios o personas a estudiar se seleccionan deliberadamente, con el fin de generar información que no podría obtenerse de otro modo.

Las muestras según propósitos pueden perseguir las siguientes metas: • Captar el rango de variación o heterogeneidad existente en un

contexto dado. (Por ejemplo, si queremos analizar la percepción de los proveedores de servicios turísticos respecto de una política o programa gubernamental, nuestra muestra deberá incorporar responsables de emprendimientos de distintos tipos y tamaño).

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• Examinar deliberadamente “casos críticos” o “extremos”. (Por ejemplo, un estudio sobre los factores de éxito de las acciones emprendidas por una Secretaría de Turismo municipal).

• Establecer comparaciones para iluminar las diferentes razones

que dan cuenta de las variaciones entre individuos o contextos. (Por ejemplo, comparar las distintas percepciones sobre los turistas que puedan tener los residentes de distintas edades, o bien varones y mujeres).

Estas decisiones de muestreo requieren algún conocimiento previo

del escenario a estudiar. Esto es válido de modo general: no podemos plantearnos ninguna investigación sin conocer algunos rasgos básicos de la realidad o situación particular.

En este marco, un problema usual es el llamado “sesgo del

informante clave”. Cuando se trabaja con un número pequeño de informantes, no tenemos garantías de que sus respuestas sean “típicas”. Una buena estrategia para evitar este problema consiste seguir entrevistando sistemáticamente hasta asegurarnos que las nuevas respuestas no agreguen nueva información. Cuando arribamos a esta situación, podemos presumir que hemos logrado “saturar los datos”.

c. Las decisiones sobre la recolección de datos En cuanto a la recolección de datos, es importante tomar en

consideración que debe haber correspondencia entre las preguntas u objetivos de investigación y los instrumentos de recolección de datos.

En este sentido, queremos resaltar que las preguntas de investigación

y las preguntas de entrevistas no deben confundirse, ya que no hay una traducción mecánica entre unas y otras. Las preguntas de entrevistas son los medios para contestar una pregunta de investigación, y usualmente, para indagar una misma cuestión suele ser recomendable formular varias preguntas diferentes pero relacionadas.

LEER ATENTO

Las preguntas de investigación plantean lo que quiero conocer.

Las preguntas de entrevistas, en cambio, remiten a lo que consultamos para responder nuestra pregunta de investigación

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REFLEXIONAR Nuestra pregunta de investigación podría ser la siguiente: ¿cómo

valoran los actores económicos de una localidad el papel que le cabe desempeñar al municipio respecto de la promoción del desarrollo local?

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Entonces, ¿qué preguntas podríamos formularle a los entrevistados para responder nuestro interrogante de investigación?

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La falta de semejanza entre pregunta de investigación y preguntas de

entrevistas tiene dos implicancias. En primer lugar, es necesario poder anticipar cómo van a funcionar

nuestras preguntas de entrevista en la práctica (cómo se las entenderá; cómo es probable que sean respondidas). Para ello, el investigador debe ser capaz de ponerse en el lugar del informante e imaginar cómo podría reaccionar.

Una segunda alternativa (muy recomendable) es realizar una prueba

piloto o “pre-test”, que consiste en formularle las preguntas a alguien que comparta las características de las personas que vamos a entrevistar (por ejemplo, responsables de emprendimientos turísticos de determinado tamaño) y evaluar si éstas funcionan para poder realizar correcciones antes de iniciar las entrevistas.

Adicionalmente, y siempre que resulte posible, es aconsejable

recurrir a la llamada “triangulación”, que implica la combinación de distintas fuentes de información (entrevistas, observación, análisis de documentos), ya que esto reduce el riesgo de que las conclusiones de nuestro estudio reflejen solamente las limitaciones resultantes de una técnica determinada.

LEER ATENTO Consideremos una creencia errónea pero muy difundida: la observación

sirve para obtener descripciones de eventos o de comportamientos, mientras que la entrevista es útil para conocer “la perspectiva de los actores”.

Es cierto que el resultado inmediato de la observación es una

descripción, pero esto también ocurre en la entrevista: nos brinda una descripción de lo que un informante “dice”, no una comprensión directa de su perspectiva.

Interpretar la perspectiva de alguien es un trabajo de inferencia a cargo

del investigador a partir de la descripción del comportamiento de un sujeto investigado, tanto si se deriva de una observación, de una entrevista o de otra fuente de datos (como documentos escritos).

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La observación puede ser útil cuando nuestro propósito es hacer

inferencias sobre el sentido que tiene una cuestión para alguien, especialmente cuando se investigan aspectos sobre los cuales un

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informante puede ser reacio a responder. (Por ejemplo, la discriminación o los prejuicios de los empleados de la oficina de informes turísticos, o de la población residente, con respecto a determinada categoría de turistas).

Alternativamente, la entrevista puede ser la única manera de obtener

información sobre eventos que tuvieron lugar en el pasado, o de procesos que no nos resulta posible observar (como las demandas de los empresarios o las valoraciones sobre una política turísticas determinada).

d. Las decisiones sobre el análisis de datos Es muy frecuente que el análisis de datos se plantee como algo

separado del diseño de una investigación (cuando se entiende al diseño como lo que ocurre antes de la fase de recolección de información).

Para autores como Maxwell, el análisis es una parte sumamente

importante del diseño (debe ser diseñado y no librado al azar, porque ello acarrea una pluralidad de riesgos). Podemos realizar 30 entrevistas u observar el desarrollo de alguna actividad (como los talleres de un plan de desarrollo turístico) durante varias semanas, y luego no sabemos qué hacer, cómo avanzar. Esto nos podría llevar a la parálisis o a desaprovechar información valiosa para nuestro trabajo.

Entonces, el análisis de la información debe iniciarse luego de

realizar la primera observación o la primera entrevista, y continuar a medida en que avanza el trabajo de campo. Por eso es conveniente no esperar hasta tener todo el material recopilado al final.

Para concluir esta sección, vamos a presentar rápidamente algunas de

las estrategias más frecuentes de análisis de datos cualitativos.

3.6. Estrategias de análisis de datos: categorización y contextualización

El primer paso para comenzar a analizar los datos es leer las

desgrabaciones de las entrevistas realizadas, las notas tomadas durante una observación, o los documentos con los que decidimos trabajar.

Luego tenemos una serie de opciones analíticas, como la escritura de

memos para registrar nuestros avances e ideas preliminares, y las estrategias de categorización y contextualización.

En los estudios cualitativos, la principal estrategia de categorización

es la codificación de los datos. Esto no consiste en hacer recuentos o conteos de las cosas (como en un estudio cuantitativo) sino de “partir” los datos (por ejemplo, el relato de los entrevistados) y reorganizarlos en categorías y subcategorías. Por ejemplo: temas como los problemas

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actuales del centro turístico, desagregados en cuestiones como la promoción, calidad, distancia, etc.).

A diferencia de las estrategias de codificación, la contextualización

no implica “quebrar” un texto o un relato en elementos discretos y reorganizarlos en categorías, sino comprender la información tomando en cuenta el marco en el que fue producida.

Se trata de buscar conexiones entre los relatos y eventos ocurridos

dentro de un contexto temporal y espacial que les de sentido, más que de detectar semejanzas o diferencias independientemente de un contexto. Por ejemplo, el centro turístico está creciendo, se amesetó o está en decadencia. También puede hacer sido afectado por imponderables, como la erupción de un volcán o una epidemia de dengue.

Ambas estrategias tienen limitaciones, por lo cual es conveniente

combinarlas. Por ejemplo, un análisis puro de contextualización estaría limitado a la comprensión de situaciones o individuos particulares. Por su parte, un análisis puro de categorización puede inhibir una comprensión más acabada del fenómeno o de las percepciones de los entrevistados, al no considerar elementos relevantes del contexto.

3.7. Las entrevistas

La entrevista es un proceso comunicativo por medio del cual el

investigador extrae información de una persona (el “informante”). En este sentido, se trata de una conversación caracterizada por cierto grado de artificialidad, puesto que su finalidad es indagar sobre ciertos aspectos vinculados a un objeto de estudio.

Las entrevistas cualitativas pueden variar según su grado de

estructuración: las más comunes son las llamadas “semi-estructuradas”, donde se plantean tópicos preestablecidos pero se deja margen suficiente para que los informantes se explayen, en sus propias palabras, sobre algunos temas de especial interés. (En el anexo de esta clase, presentamos un ejemplo concreto de empleo de este tipo de entrevistas para la realización de un diagnóstico territorial).

Entre sus usos más frecuentes se encuentran:

• La reconstrucción de acciones que tuvieron lugar en el pasado y, por lo tanto, no se pueden observar.

• El estudio de las representaciones de los actores sobre

determinados asuntos (sus valores, imágenes y creencias, expectativas, preferencias, etc.).

En cuanto a las ventajas de las entrevistas, podemos destacar que:

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• Permiten obtener información e interpretaciones contextualizadas, y acceder a información difícil de conseguir por otros medios.

• Es una técnica económica y flexible, y el investigador puede

controlarla.

LEER ATENTO Un aspecto central de la entrevista reside en obtener información

creíble, consistente o confiable. Podemos considerar que esto no se logra cuando:

Los informantes brindan respuestas “normativas”, que se asocian a lo

que se considera “políticamente correcto” o se ajustan a lo que se supone que el entrevistador quiere escuchar.

El entrevistado oculta información, sus respuestas son confusas o

directamente brindan información falaz. -------------------

Para aumentar la calidad de la información de la entrevista, hay

algunos aspectos importantes a considerar. Por ejemplo:

o La forma de acceso y el criterio de selección del informante. o La comprensión de su cultura y lenguaje.

o El logro de confianza (o “rapport”) entre ambas partes

(entrevistador y entrevistado).

o El conocimiento y familiaridad con los temas indagados, la detección de contradicciones en el propio relato.

Entre los criterios para aumentar la confiabilidad de los datos de la

entrevista (y de la investigación en general), podemos indicar:

o La realización de nuevas entrevistas hasta satisfacer la comprensión del proceso investigado.

o Saturación de datos: continuar entrevistando hasta que la

realización de nuevas entrevistas no aporte nueva información que sea relevante para la investigación.

A modo de auto-examen, conviene preguntarse:

o ¿Estamos captando temas de interés para la investigación?

o ¿Estamos obteniendo testimonios significativos que aludan a

nuestros temas de interés?

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o ¿Son fluidas las conversaciones?

o Las respuestas logradas, ¿fueron detalladas? ¿obtuvimos respuestas poco claras o ambiguas? (de ser así, ¿por qué?) Esto puede tener que ver con la “sensibilidad” de la pregunta, con el hecho de que la misma esté mal formulada, o bien el problema puede radicar en que se trata de un informante difícil.

3.7.1. El análisis de entrevistas

A continuación, proponemos una serie de pasos para analizar el material surgido de entrevistas de una manera ágil y ordenada.

Un primer paso en el análisis de entrevistas consiste en identificar

los grandes temas o categorías que se derivan de las mismas. Esto surge inductivamente de la lectura de las respuestas brindadas. ¿Cómo proceder? a) Leer más de una vez cada respuesta. b) Señalar términos o palabras clave. c) Anotar conceptos que podrían representar las respuestas. d) Debatir los conceptos en el equipo de investigación (si es el caso), a fin de determinar si los mismos efectivamente dan cuenta de la situación empírica en cuestión.

En la identificación de las grandes categorías, los principales desafíos suelen ser:

o Identificar un número de categorías que “sature los datos” (que no deje respuestas afuera) pero que sea relativamente bajo.

o Identificar las categorías lo más precisas posibles sobre el

material empírico –aunque suene trivial, muchas veces se encuentran categorías “parecidas” al material pero que no lo representan con mucha exactitud. Esto es importante porque hace a la validez de la investigación.

o Evitar dos tipos de errores: de omisión de categorías, y de sobre-

categorización.

Es muy común que esta primera tarea inductiva esté acompañada de alguna teoría que ofrezca apoyo deductivo. En otras palabras, algún material teórico o incluso hallazgos de investigación anteriores podrían servir para llamarnos la atención sobre categorías o “núcleos duros” que estén ausentes en las respuestas que obtuvimos, o por el contrario, categorías que salen de nuestro material y que sean relativamente novedosas o hayan sido poco trabajadas.

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Un segundo paso consiste en “abrir” las categorías en subcategorías. En términos muy simples, ello implica desglosar los “núcleos duros” en aspectos más pequeños, de menor nivel de generalidad.

Tomando cada una de las respuestas dadas a una determinada

pregunta, podemos hacer una lista de vocablos para cada uno de los entrevistados. El listado debe ser exhaustivo: no deben quedar afuera ninguno de los términos centrales de la respuesta.

Luego, agrupamos las listas armadas para cada entrevistado y efectuamos un resumen global de los términos que parezcan ser más representativos de las principales ideas emergentes. Estas ideas emergentes son las subcategorías, y es útil pensarlas como dimensiones de los conceptos principales identificados en el paso anterior.

El tercer paso consiste en la comparación de las listas y la

realización de cotejo general. Cuando estamos comparando dos grupos de individuos (pequeños y

medianos empresarios turísticos, por ejemplo), una primera tarea de la comparación es determinar: a) si las mismas subcategorías están en ambos grupos (presencia/ausencia de subcategorías), y b) si las subcategorías están presentes con los mismos términos, términos parecidos, o términos diferentes pero que apuntarían a lo mismo. Esta tarea nos conduce a la descripción de los hallazgos de las entrevistas.

La comparación puede apuntar no solamente a hacer una descripción

de lo que está presente y/o ausente entre los grupos que consideramos. En general, sirve para hacer valoraciones por parte del investigador. Por ello, es común que la comparación busque determinar, por ejemplo, si las subcategorías tienen la misma densidad, énfasis o relevancia en las respuestas dadas por los grupos examinados. Esta tarea implica interpretar y evaluar el material de las entrevistas.

¿Qué pasa si hay algún entrevistado plantea una idea muy propia y particular que no está representada por nuestras categorías? Éstos son casos de contraste que sirven para brindar mayor variedad al análisis. Su respuesta, o incluso su historia (si es única y particular), podrían presentarse aparte.

3.7.2. Resumen de la información de entrevistas

Es posible resumir la información cualitativa en tablas, pero NO son tablas de frecuencia sino tablas que persiguen, al menos, dos propósitos: a) sintetizar el contenido de las entrevistas (expresar con pocos términos qué dicen los entrevistados); y b) evaluar cómo es el material vertido por los sujetos de la investigación.

Consideremos dos ejemplos ficticios que podrían ayudarnos a aclarar este punto.

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Tabla 1: Razones para no participar en un Plan Estratégico de Desarrollo del Turismo Local (ejemplo de tarea descriptiva)

Categoría Pequeños empresarios Medianos empresarios Descreimiento en su utilidad

Para estos actores, el plan es sólo una estrategia de “marketing” del Intendente, no un espacio efectivo para plantear iniciativas y demandas

Los actores del sector perciben que no necesitan participar, ya que se relacionan directamente con la Secretaría de Turismo de la municipalidad

Tabla 2: Caracterización de los motivos para no participar en un Plan Estratégico de Desarrollo del Turismo Local (ejemplo de evaluación del material de las entrevistas)

Categorías Pequeños empresarios Medianos empresarios Descreimiento en su utilidad

Presente en ambos grupos, aunque las razones que ofrecen son distintas.

No es un espacio efectivo para plantear demandas

Frecuentemente citada Ausente

En síntesis, una investigación con entrevistas nos enfrenta a dos cuestiones centrales.

La primer de ellas es lograr una cita: gestionarla y tener paciencia;

saber cuándo insistir, cuándo detenerse, etc. Un segundo desafío es conseguir que, una vez que nos encontramos

frente a frente con el entrevistado, éste nos brinde la información que estamos buscando. En este sentido, hay varias estrategias importantes para generar un buen clima:

• Mostrarse interesado en lo que el entrevistado dice (aunque se

vaya un poco “por las ramas”) y hacer signos externos (un movimiento de cabeza, sostener la mirada, etc.).

• Realizar algunos comentarios o re-preguntas para especificar

una respuesta, o intentar conducir al entrevistado hacia nuestros temas de interés, pero jamás realizar afirmaciones que impliquen una valoración personal del entrevistador. No es lo mismo decir “qué interesante, no lo sabía”, que decir “comparto su visión, usted tiene razón”.

• No forzar respuestas a preguntas que el informante se niega a

responder por alguna razón. Esto puede llevar a un final

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anticipado. Ante estas situaciones, lo mejor puede ser registrar en una nota las resistencias de alguien a contestar una pregunta e intentar interpretar por qué.

• No mostrarse como alguien que sabe de antemano qué

respuestas va a obtener, sino como alguien que espera sinceramente saber algo que no conoce sobre una situación que no le es familiar. Ello puede hacer que el informante se valore a sí mismo como fuente de datos.

• A veces, mostrar cierta ingenuidad puede ser un recurso valioso

para lograr que el informante asuma una actitud “docente”, se explaye más, procure “explicar” de qué está hablando y manifieste cosas que podrían haberse dado por sabidas.

El anexo de la clase ofrece un ejemplo de empleo de entrevistas y

sus potencialidades como técnica para realizar diagnósticos para el desarrollo local.

Conclusión En esta clase, hemos discutido la importancia que poseen los

diagnósticos técnicos para estimular procesos de desarrollo del turismo local, y nos concentramos especialmente en el empleo de técnicas de investigación social.

El ejemplo del diagnóstico de la visión de los actores estratégicos de

una ciudad acerca del desarrollo local, incorporado en el anexo, ilustra el potencial de la investigación social con entrevistas para la realización de diagnósticos técnicos que buscan recuperar la percepción de los actores que residen, trabajan y se relacionan entre sí en una localidad.

No obstante, considerando que este curso aborda específicamente la

cuestión del desarrollo del turismo, este tipo de abordajes metodológicos podrían resultar de utilidad para investigar, por ejemplo, las percepciones de los pobladores de un territorio que busca impulsar o consolidar un perfil turístico local.

En la clase siguiente, vamos a concentrarnos en los llamados

diagnósticos participativos.

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