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3.- LA COMPETENCIA I.- GENERALIDADES Y CONCEPTO Con el objeto de resolver los conflictos a través del proceso es menester que las partes ejerzan la acción para que se ponga en movimiento la jurisdicción. La jurisdicción, concebida en nuestro país como el poder deber del Estado destinado a conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y hacer ejecutar lo juzgado (Arts. 76 de la CPR y 1 del COT) pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley. Para el adecuado ejercicio de la jurisdicción, y por cuestiones de índole práctica, es necesario que ella sea distribuida entre los diversos tribunales, puesto que no es posible concebir que se confíe el ejercicio de ella a un solo tribunal o persona. Definición legal: El artículo 108 del COT se encarga de definir la competencia, señalándonos que “es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones”. Definiciones doctrinarias: 1. La competencia, conforme el profesor MONTERO AROCA es el conjunto de reglas que determinan la atribución de un asunto concreto a un órgano jurisdiccional particularizado. 2. Para COLOMBO CAMPBELL, es el conjunto de causas sobre las cuales puede el juez ejercer según la ley, su fracción de jurisdicción. 3. Para QUEZADA, es la facultad que tiene cada órgano público para actuar válidamente en los asuntos que la ley ha puesto en la esfera de sus atribuciones. Tradicionalmente en Chile, la competencia se ha considerado como la medida de jurisdicción. Sin embargo, conforme nuestro planteamiento inicial, reiteramos que al ser la jurisdicción única, no es posible hablar de parte, de medida, pero sí de distribución de asuntos. Concluyendo, las reglas y normas de la competencia nos permitirán determinar qué órgano, de cuál instancia y de qué comuna o agrupación de comunas conocerá del asunto en manera concreta. II.- CLASIFICACIÓN La jurisdicción es un concepto unitario, que no admite clasificaciones:

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3.- LA COMPETENCIA

I.- GENERALIDADES Y CONCEPTO

Con el objeto de resolver los conflictos a través del proceso es menester que las partes ejerzan la acción para que se ponga en movimiento la jurisdicción.

La jurisdicción, concebida en nuestro país como el poder deber del Estado destinado a conocer las causas civiles y criminales, de juzgarlas y hacer ejecutar lo juzgado (Arts. 76 de la CPR y 1 del COT) pertenece exclusivamente a los tribunales que establece la ley.

Para el adecuado ejercicio de la jurisdicción, y por cuestiones de índole práctica, es necesario que ella sea distribuida entre los diversos tribunales, puesto que no es posible concebir que se confíe el ejercicio de ella a un solo tribunal o persona.

Definición legal: El artículo 108 del COT se encarga de definir la competencia, señalándonos que “ es la facultad que tiene cada juez o tribunal para conocer de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones”.

Definiciones doctrinarias:

1. La competencia, conforme el profesor MONTERO AROCA es el conjunto de reglas que determinan la atribución de un asunto concreto a un órgano jurisdiccional particularizado.

2. Para COLOMBO CAMPBELL, es el conjunto de causas sobre las cuales puede el juez ejercer según la ley, su fracción de jurisdicción.

3. Para QUEZADA, es la facultad que tiene cada órgano público para actuar válidamente en los asuntos que la ley ha puesto en la esfera de sus atribuciones.

Tradicionalmente en Chile, la competencia se ha considerado como la medida de jurisdicción. Sin embargo, conforme nuestro planteamiento inicial, reiteramos que al ser la jurisdicción única, no es posible hablar de parte, de medida, pero sí de distribución de asuntos.

Concluyendo, las reglas y normas de la competencia nos permitirán determinar qué órgano, de cuál instancia y de qué comuna o agrupación de comunas conocerá del asunto en manera concreta.

II.- CLASIFICACIÓN

La jurisdicción es un concepto unitario, que no admite clasificaciones:

En cambio, respecto de la competencia, se han establecido una serie de clasificaciones atendiendo a distintos aspectos, siendo las principales de ellas las siguientes:

2.1.- En cuanto a la determinación del Tribunal Competente

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia absoluta y relativa.

a) La competencia relativa es aquella que determina cual tribunal dentro de una jerarquía es el competente para conocer de un asunto en específico. El único elemento establecido por el legislador para determinar la competencia relativa es el territorio.

b) La competencia absoluta es aquella que persigue determinar la jerarquía del tribunal, dentro de la estructura jerárquica piramidal de ellos, que es competente para conocer de un asunto específico.

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Los elementos de la competencia absoluta que sirven para determinar la jerarquía del tribunal son la cuantía, la materia y el fuero o persona.

Con la aplicación de las reglas de la competencia absoluta podemos determinar en consecuencia si para el conocimiento de un asunto específico es competente un juez de letras, un juzgado de letras del trabajo, un juzgado de familia, un tribunal unipersonal de excepción, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema; y en el sistema penal, un juzgado de garantía, un tribunal de juicio oral en lo penal, una Corte de Apelaciones o la Corte Suprema.

Una vez determinada la jerarquía del tribunal por las reglas de la competencia absoluta que es competente para conocer de un asunto específico, es menester establecer cual tribunal dentro de esa jerarquía es el competente para su conocimiento.

Entre las reglas de la competencia absoluta y de la competencia relativa existen las siguientes importantes diferencias:

COMPETENCIA ABSOLUTA COMPETENCIA RELATIVASus elementos son la cuantía, materia, fuero o persona.

Su elemento es el territorio.

Determina la jerarquía del tribunal dentro de la estructura piramidal que es competente para conocer del asunto.

Determina cual tribunal dentro de la jerarquía es el competente para conocer del asunto específico.

Son reglas de orden público. En primera instancia, en asuntos contenciosos civiles y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía es de orden privado.

Sus reglas no pueden ser modificadas por las partes a través de la prórroga expresa o tácita de la competencia.

En primera instancia, en asuntos contenciosos civiles y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía puede ser modificada por la voluntad de las partes por la prórroga de la competencia.

La incompetencia absoluta puede y debe ser declarada de oficio por el tribunal o a petición de parte.

La incompetencia relativa sólo puede ser declarada por el tribunal a petición de parte.

No existe plazo para alegar la nulidad procesal por Incompetencia absoluta del tribunal.

Existe plazo para alegar la nulidad procesal.

2.2.- En cuanto a la intervención de la voluntad de las partes en la determinación de la competencia

Desde este punto de vista, la competencia puede ser clasificada en competencia natural y competencia prorrogada.

a) Competencia natural es aquella que se asigna por la ley a un determinado tribunal para el conocimiento de un asunto. Es aquella que se genera por la aplicación lisa y llana de las reglas de la competencia absoluta y relativa que el legislador establece para la determinación del tribunal competente sin que tenga intervención alguna la voluntad de las partes.

b) Competencia prorrogada es aquella que las partes expresa o tácitamente confieren a un tribunal que no es el naturalmente competente para conocer de un asunto específico, a través de la prórroga de la competencia. Es aquella que resulta de la voluntad expresa o tácita de las partes, que conduce a otorgar competencia a un tribunal que no es naturalmente competente para conocer de un asunto.

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Sólo puede existir competencia prorrogada en los casos en que se permite por el legislador que opere la prórroga de la competencia, regulada en cuanto a sus requisitos, condiciones y modos en que opera en los artículos 181 y siguientes del COT, la que en general sólo puede operar respecto del elemento territorio en los asuntos contenciosos civiles, en primera instancia y entre tribunales ordinarios de igual jerarquía.

2.3.- En cuanto al origen de la competencia en virtud de la cual actúa un tribunal

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia propia y competencia delegada.

La competencia propia es aquella que naturalmente o por voluntad de las partes en virtud de la prórroga de la competencia corresponde a un tribunal para el conocimiento de un asunto por la aplicación de las reglas de la competencia absoluta o relativa.

El tribunal con competencia propia tiene la plenitud de la competencia para el conocimiento del asunto desde el principio hasta su fin.

Este tribunal con competencia propia, de acuerdo con la base orgánica de la territorialidad contemplada en el art. 7 del COT, sólo puede ejercer su competencia en los negocios y dentro del territorio que la ley le hubiere asignado.

No obstante, es posible que para la realización de determinadas diligencias del proceso sea necesario que se actúe fuera del territorio del tribunal que posee la competencia propia sin encontrarnos ante las excepciones señaladas precedentemente, como puede acontecer con la necesidad de practicar la notificación de la demanda o interrogara un testigo que tiene su domicilio fuera del territorio jurisdiccional del tribunal.

En tal evento, se establece en el inciso 2° del artículo 7 del COT que consagra la mencionada base de la territorialidad, que ello “no impide que en los negocios de que conocen puedan dictar providencias que hayan de llevarse a efecto en otro territorio”, para lo cual deberá proceder a delegar su competencia mediante exhorto para que se lleve a cabo una actuación específica ante el tribunal de ese otro territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, la competencia delegada es aquella que posee un tribunal que no conoce del asunto, para la realización de diligencias específicas, por habérsela delegado para ese sólo efecto el tribunal que posee la competencia propia.

El tribunal con competencia propia delega su competencia en otro tribunal (tribunal delegado) sólo para la realización de una o más diligencias específicas del proceso, las cuales no puede realizar por deberse ellas verificar fuera de su territorio jurisdiccional.

De acuerdo con ello, tenemos que nunca puede delegarse la competencia del tribunal delegante al tribunal delegado en forma total, sino que sólo parcialmente y para la práctica de diligencias específicas y determinadas. Esta situación se reconoce expresamente en el inciso final del artículo 71 del CPC al señalarnos que “el tribunal a quien se dirija la comunicación ordenará su cumplimiento en la forma que ella indique, y no podrá decretar otras gestiones que las necesarias a fin de darle curso y habilitar al juez de la causa para que resuelva lo conveniente”.

El medio a través del cual se verifica la delegación de la competencia del tribunal delegante al delegado es el exhorto, que es una comunicación que el tribunal que conoce de una causa dirige a otro tribunal, nacional o extranjero, para que practique u ordene practicar determinadas actuaciones judiciales dentro de su territorio

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jurisdiccional. La existencia legal de los exhortos se contempla en el inciso 2° del artículo 71 del CPC, al señalarnos que “el tribunal que conozca de la causa dirigirá al del lugar donde haya de practicarse la diligencia la correspondiente comunicación, insertando los escritos, decretos y explicaciones necesarias”.

De lo expuesto se desprende que no puede ser confundida la competencia prorrogada con la delegada, existiendo entre ellas las siguientes diferencias:

COMPETENCIA PRORROGADA COMPETENCIA DELEGADATiene su origen en la voluntad expresa o tácita de las partes a través de la prórroga de la competencia.

Tiene su origen en la comunicación que el tribunal le dirige al de otro territorio para la práctica de una actuación judicial determinada a través de un exhorto.

Sólo comprende el elemento territorio en los asuntos civiles contenciosos en la primera instancia y entre tribunales ordinarios.

Tiene aplicación respecto a la competencia necesaria para la práctica de la actuación encomendada, tanto en los procesos civiles y penales.

El tribunal a quien se prorroga competencia debe conocer íntegramente del proceso como si se tratara del naturalmente competente.

El tribunal en quien se le delega competencia sólo debe conocer de la actuación específica en la forma que se le encomienda, manteniendo el tribunal delegante su competencia para conocer del resto de las actuaciones del proceso y resolver el conflicto.

Existe para conocer del asunto con la plenitud de competencia sólo el tribunal que no es el naturalmente competente y a quien se le ha efectuado prórroga.

Existen, en su momento, para conocer del proceso 2tribunales: El delegado, con competencia sólo para conocer de las diligencias específicas encomendadas y el delegante para conocer del resto del proceso con plenitud de competencia.

2.4.- En cuanto a la extensión de la competencia que poseen los tribunales para el conocimiento de los procesos

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en competencia común y competencia especial.

a) Competencia común es aquella que permite a un tribunal conocer indistintamente en toda clase de asuntos, sean ellos civiles, contenciosos o no contenciosos, penales.

En nuestro país, la regla general respecto de los jueces de letras es la competencia común, puesto que ellos deben conocer tanto de los asuntos civiles y penales. Se entiende por civil no sólo los asuntos propiamente civiles, sino que también los de comercio, minas, contenciosos administrativos; y también los de familia y del trabajo si no existiere creado dentro de su territorio jurisdiccional alguno de estos tribunales especiales. En consecuencia, para estos efectos debemos entender que es civil todo aquello que no es penal.

Las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema son tribunales colegiados que tienen siempre una competencia común, puesto que ellos conocen tanto de los asuntos civiles y penales conforme a lo previsto en los artículos 63, 96 y 98 del COT. Sin embargo, la Corte Suprema debe funcionar en forma ordinaria y extraordinaria en salas especializadas para resolver los asuntos que debe conocer en sala, debiendo asignarse a cada sala a lo menos cada dos años y mediante Autoacordado las materias de las cuales debe conocer cada una de las salas.

b) Competencia especial es aquella que faculta a un tribunal ordinario para el conocimiento de determinadas causas civiles o penales.

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Preciso es, sin embargo, no confundir la competencia especial con el tribunal especial. No coinciden matemáticamente estas expresiones, ya que es posible que un tribunal ordinario tenga competencia especial y no por eso deja de ser ordinario. Me explico: un juez de letras de La Serena, en lo civil, sólo conoce de causas civiles y no por eso deja de ser ordinario. Pero sí tiene competencia especial, porque sólo puede conocer de causas civiles.

2.5.- En cuanto al número de tribunales potencialmente competentes para conocer de un asunto

De acuerdo a este punto de vista la competencia se clasifica en competencia privativa o exclusiva y competencia acumulativa.

a) Competencia privativa o exclusiva es aquella en que de acuerdo a la ley existe un solo tribunal competente para conocer del asunto, con exclusión de todo otro tribunal.

Como casos de competencia privativa o exclusiva podemos citar la competencia que posee la Corte Suprema para conocer de los recursos de casación en el fondo (art. 767 del CPC); recursos de revisión (art. 810 del CPC) y reclamo por privación o desconocimiento de la nacionalidad (art. 12 de la CPRCH).

Respecto de los jueces de letras podemos citar como un caso de competencia privativa la que poseen los jueces de letras o el juez de garantía dentro de proceso penal para conocer dentro del mismo de la acción civil restitutoria, la que sólo puede ser ejercida ante de ellos. (art. 171 COT y 189 del CPP).

b) Competencia acumulativa o preventiva es aquella que de acuerdo a las reglas de competencia que establece la ley existen dos o más tribunales potencialmente competentes para conocer del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en el conocimiento del asunto cesa la competencia de los demás para conocer del asunto por el sólo ministerio de la ley.

Como ejemplos de casos de competencia acumulativa podemos destacar los siguientes:

1.-Para el conocimiento de una acción inmueble en razón del elemento territorio, a falta de convención de las partes, son competentes el tribunal del lugar donde se contrajo la obligación o el del lugar donde se encontrare la especie reclamada (art. 135 del COT)

2.-El conocimiento de la acción civil indemnizatoria ejercida por la víctima del delito en contra del imputado puede ser ejercida ante el juez civil competente o dentro del proceso penal respectivo. (art. 59, inciso 2° CPP)

En los casos de competencia acumulativa existen dos tribunales con competencia potencial para el conocimiento del asunto, pero previniendo cualquiera de ellos en su conocimiento cesa de inmediato y por el sólo ministerio de la ley la competencia del otro para conocer de él. Así, en el último ejemplo, si se ejerce la acción indemnizatoria dentro del proceso penal, cesa por el sólo ministerio de la ley la competencia del juez civil para conocer de esa acción en virtud de la regla general de la competencia de la prevención contemplada en el artículo 112 del COT.

2.6.- De acuerdo a la instancia en que el tribunal posee competencia para conocer del asunto

La instancia es cada uno de los grados de conocimiento y fallo que corresponde a un tribunal para la resolución de un asunto, pudiendo avocarse el conocimiento tanto de las cuestiones de hecho y de Derecho que configuran el conflicto.

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El concepto de instancia se encuentra indisolublemente vinculado al recurso de apelación, que es el que da origen a la segunda instancia.

De acuerdo a la procedencia o no del recurso de apelación en contra de la resolución que se dicta para poner término al asunto es que se determina la instancia en que un asunto es conocido por el tribunal, pudiendo distinguirse de acuerdo con ello la competencia de única instancia, competencia de primera instancia y competencia de segunda instancia.

El Párrafo 9 del Título VII del COT, artículos 188 y siguientes, se refiere a la competencia para fallar en única o primera instancia.

Por otra parte, el COT en sus artículos 45 y siguientes respecto de los jueces de letras; 50 a 53 respecto de los tribunales unipersonales de excepción; 63 respecto de las Cortes de Apelaciones y 96, 97 respecto de la Corte Suprema establecen la instancia en que ellos deben conocer de los asuntos que son de su competencia.

Finalmente, los artículos 187 del CPC; 364 y 370 del CPP se encargan de establecer las reglas generales de procedencia del recurso de apelación respecto de las resoluciones que se dictan en los procesos civiles y penales respectivamente.

a) Un tribunal posee competencia en única instancia para el conocimiento de un asunto cuando no procede el recurso de apelación en contra de la sentencia que debe dictar para su resolución.

En este caso, el asunto sólo será conocido y resuelto en sus cuestiones de hecho y de Derecho por un solo tribunal, puesto que la parte agraviada con la resolución no podrá deducir recurso de apelación para instar por la revisión de la sentencia por parte del tribunal de alzada al haberse establecido por el legislador su improcedencia.

En nuestro país, la competencia de única instancia es de carácter excepcional, puesto que la regla general es la procedencia del recurso de apelación en contra de una sentencia, salvo texto expreso en contrario.

b) Un tribunal posee competencia en primera instancia para el conocimiento de un asunto cuando es procedente la interposición del recurso de apelación en contra de la sentencia que debe dictar para su resolución.

La primera instancia constituye la regla general en nuestro país, puesto que en la mayoría de los casos será la procedente el recurso de apelación en contra de la sentencia que se dicte para la resolución del asunto objeto del juicio, a menos de existir texto legal expreso en contrario . Debemos dejar en claro que la competencia de primera instancia la posee un tribunal para el conocimiento de un asunto por el hecho de estar establecida por el legislador la posibilidad de interponerse el recurso de apelación en contra de la sentencia que se pronuncia, aún cuando en definitiva no se ejerza esa facultad por las partes.

c) Un tribunal posee competencia de segunda instancia para el conocimiento de un asunto cuando conoce del recurso de apelación interpuesto en contra de una resolución pronunciada por el tribunal de primera instancia.

2.7.- En cuanto a la materia civil respecto de la cual se extiende la competencia

Desde este punto de vista la competencia se clasifica en:

1. Competencia civil contenciosa, que es aquella que posee un tribunal para resolver un asunto en que existe un conflicto entre partes

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2. Competencia civil no contenciosa, que es aquella en que la ley requiere la intervención de un tribunal para resolver un asunto en que no se suscita conflicto entre partes.

Esta clasificación es importante porque:

a) los tribunales siempre deben intervenir, aun a falta de ley en los asuntos contenciosos; b) En los asuntos no contenciosos, sólo pueden intervenir en caso que la ley contemple expresamente esa

intervención.

a) Por otra parte, en los asuntos contenciosos, cuando la sentencia se encuentra firme o ejecutoriada, produce cosa juzgada, vale decir, ella pasa a ser irrevocable e inmutable.

b) En los asuntos de jurisdicción voluntaria, o no contenciosos en cuanto a la posibilidad de modificar la sentencia es menester distinguir si ella es afirmativa o negativa. Si la sentencia es negativa, ella puede ser modificada. Si la sentencia es afirmativa, hay que volver a distinguir si ella se encuentra pendiente o está cumplida. Si la sentencia afirmativa se encuentra pendiente de ejecución, ella puede modificarse. Si la sentencia afirmativa se encuentra cumplida, ella no puede modificarse. (Art. 821 del CPC)

Debemos hacer presente que se ha sostenido que esta clasificación de la competencia es inadmisible, puesto que los asuntos no contenciosos no tendrían un carácter jurisdiccional, sino que una naturaleza administrativa; y siendo la competencia un conjunto de reglas de atribución para que los tribunales ejerzan su potestad jurisdiccional no sería procedente hablar de competencia respecto de estos asuntos, sino que sólo se ejercicio de una atribución conferida por la ley a los tribunales.

No obstante compartir la opinión respecto de la naturaleza administrativa de los asuntos no contenciosos, hemos estimado útil contemplar esta clasificación que se efectúa respecto de la competencia dada la trascendencia de las diferencias existentes entre ambas clases de asuntos, cualquiera sea el punto de vista que se tenga respecto de su naturaleza jurídica.

2.8.- En cuanto al destinatario de las reglas de competencia

Desde este punto de vista, la competencia se clasifica en objetiva y subjetiva.

Competencia objetiva es aquella que determina el órgano jurisdiccional que debe conocer del asunto en virtud de las reglas de competencia absoluta y relativa.

Competencia subjetiva o funcional es aquella que determina la posibilidad de actuar de la persona misma del juez para la resolución de un asunto, por no ser éste parte en el proceso a resolver o por carecer de absoluta independencia para resolver.

El medio que nuestro legislador ha establecido para velar por la competencia subjetiva de la persona del juez encargada de resolver el asunto ha sido el establecimiento de las implicancias y recusaciones, cuyas causales se encuentran expresamente contempladas en la ley y se pueden hacer valer con el fin de velar por la imparcialidad del juez que debe resolver del conflicto.

El artículo 196 del COT establece “los jueces pueden perder su competencia para conocer de determinados negocios por implicancia y recusación declaradas, en caso necesario, en virtud de causas legales”.

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En caso de concurrir la incompetencia subjetiva respecto de un juez, se mantiene la competencia objetiva del órgano jurisdiccional o tribunal, pero el juez inhabilitado debe abstenerse de intervenir en el asunto, debiendo ser subrogado por la persona que establece la ley.

III.- REGLAS DE LA COMPETENCIA

Pueden ser generales y especiales

a) Son generales aquellas que se aplican a cualquier clase de materias y tribunales.b) Son especiales que se encuentran destinadas a determinar la jerarquía del tribunal que debe conocer

del asunto (competencia absoluta) y cual tribunal específico dentro de esa jerarquía debe conocer del asunto (competencia relativa).

3.1.- Reglas Generales de la Competencia

Las reglas generales de la competencia son los principios básicos que establece el legislador respecto de la competencia y que deben aplicarse sin importar la naturaleza del asunto y la clase o jerarquía del tribunal que debe conocer de él.

Estas reglas generales se caracterizan por cuanto:

1. Son generales, en el sentido de recibir aplicación respecto de todos los asuntos que conocen los tribunales ordinarios, especiales, arbitrales, cualquiera sea su jerarquía, tanto en los asuntos penales como civiles.

2. Son complementarias, en cuanto no integran las normas de la competencia absoluta o relativa, pero sirven para determinar las facultades de un tribunal una vez que aquellas han recibido aplicación.

3. Son consecuenciales, en cuanto reciben aplicación una vez que se encuentre determinado el tribunal competente de acuerdo a las reglas de la competencia absoluta y relativa; y

4. Su infracción no tiene establecida una sanción única, sino que ella debe determinarse respecto de la violación de cada regla general atendiendo a los diversos principios doctrinarios que motivan su consagración.

Las reglas generales de la competencia se encuentran establecidas en los artículos 109 a 114 del COT y son las siguientes:

1. Regla de radicación o fijeza. Art. 1092. Regla del grado o jerarquía. Art. 1103. Regla de la extensión. Art. 1114. Regla de la prevención o inexcusabilidad. Art. 1125. Regla de la ejecución. Art. 113

(3.1.1.) Regla General de la Radicación

Concepto. La regla de la radicación o fijeza o “perpetuatio iuridictionis” como se la denomina desde antiguo, se encuentra consagrada en el artículo 109 del COT, según el cual “Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia por causa sobreviniente”.

La radicación consiste en fijar en forma irrevocable la competencia del tribunal que ha de conocer de un asunto cualquiera fueren los hechos que acontezcan con posterioridad modificando los elementos que se tuvieron en cuenta para determinar la competencia absoluta o relativa.

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Esta regla importa la consagración del principio de la seguridad jurídica en materia de competencia, puesto que una vez acaecida ella, las partes sabrán que deberán continuar tramitando siempre el proceso ante ese tribunal, sin importar los hechos que puedan sobrevenir con posterioridad modificando los elementos que se tuvieron a la vista para determinar el tribunal competente.

Elementos concurrentes para que opere la radicación. De acuerdo a lo previsto en el citado artículo 109 del COT para que se produzca la radicación del conocimiento del asunto ante un tribunal es menester que concurran los siguientes elementos:

1. Actividad del tribunal. Es necesario que el tribunal haya intervenido en el conocimiento del asunto, sea actuando de oficio o a petición de parte.

2. Competencia del tribunal interviniente. No basta la sola intervención, ya que además se requiere que esa actividad se hubiere realizado por un tribunal que sea competente de acuerdo con las reglas especiales de la competencia (absoluta y relativa).

3. Intervención del tribunal con arreglo a Derecho. De lo contrario, éstas podrán ser declaradas nulas, lo que implica que no surtirán efectos.

Momento desde cuando se entiende radicado el asunto. Este tema es relevante, pues desde ese instante las alteraciones de las consideraciones fácticas que se tuvieron a la vista para determinar la competencia son inidóneas para alterarla por una causa sobreviniente.

De acuerdo con ello, causa sobreviniente será todo hecho acaecido con posterioridad a producida la radicación de la competencia ante un tribunal para el conocimiento del asunto y que no es apto para modificar el tribunal competente que conoce de éste.

Para determinar el instante en que se produce la radicación, es menester distinguir lo que sucede en el proceso penal y en el civil.

1. En materia civil, la radicación se produce desde la notificación válida de la demanda .2. En materia penal, siguiendo al profesor Maturana, se entiende radicado el asunto desde que se

formaliza la investigación. Conforme el artículo 229 del Código Procesal Penal que la formalización es la comunicación que el fiscal efectúa al imputado, en presencia del juez de garantía, de que desarrolla actualmente una investigación en su contra respecto de uno o más delitos determinados.

(3.1.2.) Regla General de grado o jerarquía

La aplicación de la regla del grado o jerarquía se fundamenta en la estructura jerárquica piramidal de los tribunales. Con esta regla se persigue la determinación, desde el inicio del procedimiento, del tribunal de segunda instancia que conocerá del asunto en caso de impetrarse recurso de apelación o el trámite de la consulta, cuando ella sea procedente. Una vez determinado el tribunal de alzada, esta designación nunca podrá verse alterada.

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Una vez fijada con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior para conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente fijada la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia.

Para que opere esta regla:

El asunto debe encontrarse legalmente radicado ante un juez de primera instancia.

Ser procedente el recurso de apelación en contra de la resolución pronunciada por el tribunal de primera instancia.

(3.1.3.) Regla General de Extensión

Determina cuáles asuntos vinculados al asunto principal pueden llegar a ser de conocimiento del tribunal ante el cual se tramita la causa.

El tribunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para conocer de todas las incidencias que en él se promuevan. Lo es también para conocer de las cuestiones que se susciten por vía de reconvención o de compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado.

El tribunal es naturalmente competente para conocer del asunto principal, pero en cada caso se generan situaciones que sería absurdo que no conociera, dada su vinculación con aquel.

Regla de la extensión en materia civil

1. El asunto principal: Se encuentra configurado en materia civil básicamente por las pretensiones que el demandante formula en el proceso, la que debe hacer valer en la parte petitoria de su demanda y por las alegaciones, defensas y excepciones que el demandado formula respecto de la pretensión hecha valer en su contra, las que debe señalar en la contestación de la demanda.

2. Los incidentes: Es toda cuestión accesoria de un juicio que requiere pronunciamiento especial del Tribunal. El tribunal que es competente para conocer el asunto principal también lo es para conocer de los incidentes que en el transcurso del procedimiento se promovieren. Durante la tramitación del asunto principal pueden promoverse diversas cuestiones que no dicen relación directa con él, pero que tienen una relación accesoria.

3. La reconvención: es la demanda formulada por el demandado en su escrito de contestación a la demanda y que se inserta en el primitivo procedimiento o juicio en tramitación iniciado por el demandante.

4. Ejecución de la sentencia: Puede corresponder a los tribunales que las hubieran pronunciado en primera o única instancia, sea con competencia exclusiva si se aplica el procedimiento incidental para obtener el cumplimiento; o como uno del los tribunales con competencia acumulativa o preventiva si se aplica el procedimiento ejecutivo para obtener el cumplimiento.

Regla de la extensión en materia penal

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1. Del asunto principal: Conoce el juez de la acción penal ejercida por el Ministerio Público como acusador necesario (eventualmente también ejercida por el querellante particular) que tiene como objeto el esclarecimiento de los hechos que pudiesen revestir características de delito, la responsabilidad en la comisión del mismo y el grado de participación.

2. Los incidentes: el juez de garantía y el tribunal de juicio oral en lo penal conocerán de los incidentes que se promuevan dentro de las etapas en las que tienen participación.

3. La acción civil: El juez debe conocer ciertas acciones civiles emanadas o vinculadas con el delito cometido. (artículos 59 y siguientes del Código Procesal Penal)

(3.1.4) Regla General de la Prevención o Inexcusabilidad

Siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto 2 o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros tribunales q puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan de ser competentes.

(3.1.5) Regla General de la Ejecución

La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hubieren pronunciado en primera o en única instancia, conforme el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil. No obstante, los tribunales que conozcan del los recursos de apelación, casación o revisión, ejecutarán los fallos que dictaren para la substanciación de dichos recursos. Podrán también decretar el pago de las costas adecuadas a los funcionarios que hubieren intervenido en ellos, reservando el de las demás costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia.

Conforme nuestro ordenamiento, corresponde ejecutar un título ejecutivo –entre ellos la sentencia definitiva firme- a través de dos modalidades de ejecución:

La ejecución incidental establecida en los artículos 231 y siguientes del Código de Procedimiento Civil.

El juicio ejecutivo, del Libro III del Código de Procedimiento Civil.

IV.- REGLAS ESPECIALES O FACTORES DE LA COMPETENCIA

Al aplicar las reglas generales ya analizadas, para lograr la designación del tribunal en particular, éstas se concretan en factores o reglas especiales. Estos factores pueden ser objetivos, subjetivos, funcionales y territoriales.

a) Dentro de los factores objetivos, podemos señalar la MATERIA y la CUANTÍA.b) Dentro de los factores subjetivos, el FUERO.c) Dentro de los factores funcionales, el GRADO o la INSTANCIA.1

d) Dentro de los factores territoriales, el TERRITORIO.2

De este modo, podemos distinguir la primera clasificación de la competencia:

1 Todos estos factores permiten determinar la jerarquía del tribunal que conocerá del asunto. Más adelante, los identificaremos con los factores de la competencia absoluta.2 Este último factor, permite determinar dentro de la jerarquía que determinamos con la aplicación de los factores anteriores, el tribunal en concreto que conocerá. En seguida, diremos que este factor constituye lo que se conoce como competencia relativa.

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1. La competencia material, determinada por los factores objetivos.2. La competencia territorial, determinada por el factor territorial.3. La competencia funcional, determinada por el factor funcional.

Además, indicaremos la segunda clasificación de la competencia, categoría clave a la hora de su estudio:

a) La competencia absoluta, que incluye los factores objetivos de materia y cuantía; funcional, de grado; y subjetivo, de fuero.

b) La competencia relativa, que incluye el factor territorio.

En el caso en que exista más de un tribunal competente aplicando este último factor, quedan por aplicar los criterios de distribución, que son la distribución propiamente tal (en ciudades asiento de Corte) y el sistema del turno (en ciudades que no lo son). (Artículos 175 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales)

V.- REGLAS DE LA COMPETENCIA ABSOLUTA

Permiten determinar la jerarquía del tribunal -dentro de la estructura jerárquica piramidal del Poder Judicial- que es competente para conocer de un asunto específico. Los elementos de ella son: Cuantía, materia y fuero.

Son de orden público, ya que dicen relación con la organización y funcionamiento de los tribunales; esto implica necesariamente que sean irrenunciables, pues no pueden ser modificadas por la voluntad de las partes.

No procede la prórroga de la competencia, institución que analizaremos en los párrafos siguientes.

Debe ser declarada de oficio la incompetencia del tribunal.

No existe plazo para que las partes aleguen nulidad por incompetencia absoluta.

LA CUANTÍA.

En principio, no tiene relevancia en materia civil para la determinación del tribunal, pero sí para la determinación del procedimiento aplicable (mayor, menor o mínima cuantía), dependiendo del valor de la cosa disputada. (Artículo 115 del Código Orgánico de Tribunales)

a) Si se trata de asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria por su importancia siempre se entregan al juez de letras.

b) Si se trata de un asunto penal, dependiendo de la pena que contempla la ley como sanción, el tribunal competente será el juez de policía local, el juez de garantía o el tribunal de juicio oral en lo penal. (Artículo 115 del Código Orgánico de Tribunales)

EL FUERO.

Implica la existencia de una modificación de las reglas generales de competencia, atendida una calidad específica que detenta una de las partes que está envuelta en el juicio que se ventila.

Por esta calidad especial, el tribunal que debió conocer del asunto conforme la materia, la cuantía y el territorio, no conocerá del asunto, radicándose su conocimiento en un tribunal diferente.

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Por ejemplo, si se litiga contra un ciudadano cualquiera, el tribunal competente para conocer de la demanda es el del domicilio del demandado. Sin embargo, si ese ciudadano es el Presidente de la República, el tribunal competente no será el de su domicilio, sino un Ministro de Corte de Apelaciones del lugar donde se esté conociendo el asunto. (Artículo 50 del Código Orgánico de Tribunales)

Sin embargo, el artículo 133 del Código Orgánico de Tribunales, considera los casos en que aún gozando de fuero una de las partes, éste no modificará la competencia.

LA MATERIA.

Este factor de la competencia es el más útil a la hora de determinar el tribunal competente. Atendido que en la actualidad el legislador ha creado tribunales especiales, tendremos primero que considerar si la materia del asunto que analizamos es de aquellas en las que existe un tribunal especial. Si no es así, corresponderá conforme la vis atractiva de los juzgados de letras radicar el asunto en un tribunal civil.

VI.- REGLAS DE LA COMPETENCIA RELATIVA

Son aquellas que determinan cuál tribunal dentro de una jerarquía es el competente para conocer de un asunto específico. Su elemento es el TERRITORIO.

La regla general y supletoria en materia civil en este punto, conforme el artículo 134 del Código Orgánico de Tribunales es el del domicilio del demandado.

a) Si la acción es inmueble (esto es, conforme el Código Civil, que recae sobre un bien inmueble), el tribunal competente será el convenido por las partes. A falta de convención, la elección será del actor; donde se contrajo la obligación o el del lugar en donde se ubica el inmueble. (Artículo 135 del Código Orgánico de Tribunales)

b) Si la acción es mueble, en primer término conforme la convención de las partes; si no existe acuerdo, en el del domicilio del demandado. (Artículo 138 del Código Orgánico de Tribunales).

Como ya señalamos, este factor es renunciable a través de la institución denominada la prórroga de la competencia, regulada en los artículos 181 y siguientes del Código Orgánico de Tribunales.

VIII.- REGLAS VINCULADAS A LA NATURALEZA DE LA ACCIÓN DEDUCIDA

En la determinación de la competencia, atendiendo al factor naturaleza de la pretensión, el Código distingue entre acciones muebles, acciones inmuebles y acciones mixtas, esto es, en las que se reclaman derechos muebles e inmuebles a la vez, siguiendo en este punto la clasificación general del artículo 580 del Código Civil.

Cuando la pretensión es inmueble estamos frente a un caso de competencia acumulativa o preventiva. En efecto, prescribe el artículo 135 del COT que “si la acción entablada fuere inmueble, será competente para conocer del juicio el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación será competente a elección del demandante: 1° El del lugar donde se contrajo la obligación; o 2° El del lugar donde se encontrare la especie reclamada”. Si el inmueble o inmuebles que son objeto de la acción estuvieren situados en distintos territorios jurisdiccionales, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna o agrupación de comunas estuvieren situados”.

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Tratándose de acciones mixtas o que comprenden acciones muebles e inmuebles a la vez, señala el artículo 137 del COT que “si una misma acción tuviere por objeto reclamar cosas muebles e inmuebles, será juez competente el del lugar en que estuvieren situados los inmuebles. Esta regla es aplicable a los casos en que se entablen conjuntamente dos o más acciones, con tal que una de ellas, por lo menos sea inmueble”.

Finalmente prescribe el artículo 138 del COT que “si la acción entablada fuere de las que se reputan muebles con arreglo a lo prevenido en los artículos 580 y 581 del Código Civil , será competente el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención. A falta de estipulación de las partes, lo será el del domicilio del demandado.

IX.- REGLA SUPLETORIA O RESIDUAL

A falta de todas las otras reglas de competencia, será juez competente para conocer del asunto aquel en que tenga su domicilio el demandado (art. 134 del COT).

A este respecto, es necesario tomar en consideración que la voz domicilio esto es, la residencia acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella (art. 59, inciso 1° del Código Civil), sólo es utilizada para los efectos orgánico-procesales de determinación de competencia y no en el sentido procesal funcional de lugar hábil y específico donde pueda practicarse alguna actuación o diligencia judicial.

Cuando el demandado posee más de un domicilio, será competente para conocer del asunto el juez que ejerza jurisdicción en cualquiera de ellos.

X.- ANEXO. COMPETENCIA GENÉRICA O POR ÓRDENES Y CRITERIOS DE ATRIBUCIÓN

MONTERO AROCA distingue, para la determinación del tribunal concreto que conocerá del asunto los conceptos de competencia por órdenes y los criterios de atribución que son: el objetivo, funcional y territorial.

Establecida la jurisdicción de un tribunal nacional, hay que averiguar a continuación, el orden jurisdiccional sobre el que recaerá el conocimiento, por tanto, si se trata de un juez civil, penal, laboral, etc.

Posteriormente, correspondiendo el conocimiento a un orden específico (laboral, civil o penal), se debe precisar a continuación, dada la existencia de muchos jueces y tribunales dentro de esos órdenes, cuál de ellos será competente.

Se trata de determinar, ahora la distinción entre los tribunales y juzgados de un mismo tipo (criterio objetivo), la distribución entre esos órganos jurisdiccionales según las diversas fases procedimentales (criterio funcional), y por último, la atribución a un órgano concreto de un lugar determinado sobre otro igualmente competente desde el punto de vista objetivo (criterio territorial).

El criterio objetivo atiende a la distribución del asunto o causa según el objeto del proceso.

El criterio funcional, consiste en asignar determinadas funciones distintas en una misma causa a tribunales que son competentes para entender de ella en razón de la materia y del lugar. Por ejemplo, funcionalmente para conocer de una cuestión civil, es competente un tribunal civil de primera instancia y las Cortes de Apelaciones. Ambos son competentes, pero en distintos grados de conocimiento. También implicaría la aplicación de la regla de extensión, pues consideraría este criterio todas las cuestiones que conoce el tribunal en cada instancia: la cuestión principal, los incidentes, la reconvención y la ejecución del fallo.

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Y el criterio territorial, implica la distribución de las causas entre los distintos tribunales de un mismo tipo.

Como se puede apreciar, los criterios no difieren de manera sustantiva con los propuestos por el profesor QUEZADA y la doctrina nacional, en general.

CONTIENDAS Y CUESTIONES DE COMPETENCIA

I. Generalidades

Concepto

Conocemos las regías de competencia, esto es, aquellas disposiciones legales que nos señalan qué tribunal preciso tiene atribución o facultad para conocer de un determinado negocio judicial. Pero puede suceder que, tan-to el tribunal llamado a intervenir en un asunto como las partes interesadas en el mismo, estimen que ese tribunal carece de competencia para conocer de él.

Se plantea de este modo un problema de-competencia que, cuando es pro-movido por las partes, recibe el nombre de cuestión de competencia; y que cuando se suscita entre dos o más tribunales se le llama contienda de competencia.

En consecuencia, cuestión de competencia es aquella incidencia formulada por las partes acerca de la falta de atribuciones del tribunal requerido para conocer de un determinado asunto judicial; y con-tienda de competencia es aquel conflicto sus-citado entre dos o más tribunales para conocer privativamente, cada uno de ellos, de un determinado asunto judicial, con exclusión de los demás tribunales, o bien, para estimar que ninguno de ellos tiene competencia.

De ahí también que a las contiendas de competencia se acostumbre subclasificarlas en positivas y negativas.

II. Las cuestiones de competencia.

Régimen procesal.

Las cuestiones de competencia se regirán por las reglas que señalen al efecto los Códigos de Procedimiento y demás disposiciones Legales (art. 193 C.O.T.).

El Código de Procedimiento Civil establece dos caminos o vías para formula una cuestión de competencia: la inhibitoria y la declinatoria.

La cuestión de competencia por inhibitoria es aquella que se intenta ante el tribunal a quien se crea competente, pidiéndole que se dirija al que esté conociendo del negocio para que se inhiba y le remita los autos (art. 102C.P.G).

La cuestión de competencia por declinatoria, en cambio, se propone ante el tribunal a quien se crea incompetente para conocer de un negocio que le esté sometido, indicándole cuál es el que se estima competente y pidiéndole que se abstenga de dicho conocimiento (art. 111 C.P.C.).

Los que hayan optado por uno de es-tos dos medios no podrán después abandonarlo para recurrir al otro. Tampoco podrán emplearse los dos simultánea y sucesivamente (art. 101, inc. 2°, C.P.C.).

La cuestión de competencia por inhibitoria tiene una tramitación especial seña-lada en la ley procesal civil; y la cuestión de competencia por declinatoria se sujeta a las reglas establecidas para los incidentes.

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La cuestión de competencia por inhibitoria es conocida por el tribunal a quien se cree competente (tribunal requirente) y por el tribunal que está actualmente conociendo del negocio (tribunal requerido); y la cuestión de competencia por declinatoria es conocida por el tribunal que está actualmente conociendo del negocio y al cual se le cree incompetente.

En el primer caso, la propia ley se encarga de señalar los tribunales llama-dos a conocer de la correspondiente cuestión de competencia por inhibitoria; y, en el segundo, en atención a ser la cuestión de competencia por declinatoria un incidente, en virtud de la regla de extensión que ya estudiamos, será la competencia del mismo tribunal que está conociendo de la cuestión principal (art. 111, inc. 1°, C.O.T.).

Las cuestiones de competencia son conocidas, en primera instancia, a virtud de lo preceptuado en los artículos 107, 111 y 209, inciso 2°, del Código de Procedimiento Civil; y pueden dar origen a una con-tienda de competencia, en cuyo caso es resuelta por el tribunal competente respectivo (art. 109, inc. 1°, C.P.C.).

Las cuestiones de competencia en razón de territorio adquieren el carácter de una excepción dilatoria (art. 303, N° 1°, C.P.C.); y deberán promoverse antes de efectuar en el pleito cualquiera gestión que no implique reclamo de la competencia, pues, en caso contrario, se produce la prórroga tácita de la competencia (art. 187, N°2°, C.O.T.).

En cambio, las cuestiones de competencia en razón de fuero, materia y cuan-tía pueden promoverse en cualquier estado del juicio, pues se trata de aquellos incidentes que anulan el proceso (art. 83, 84 y 85C.P.C.).

III. Las contiendas de competencia

Clasificación.

Hemos dicho que las contiendas de competencia son ver-daderos conflictos que se suscitan entre dos o más tribunales cuando estiman que todos ellos tienen competencia para conocer de un determinado asunto judicial o que ninguno de ellos la posee.

Las contiendas de competencia admiten una doble clasificación: según el con-tenido de la contienda, en positivas o negativas; y según los tribunales en con-tienda, en contiendas de competencia entre tribunales ordinarios, contiendas de competencia entre tribunales especiales o entre tribunales especiales y tribunales ordinarios, y contiendas de competencia entre autoridades políticas o administrativas y tribunales de justicia.

La contienda de competencia puede originarse al declarar de oficio un tribunal su incompetencia para conocer de un negocio en el cual se le ha requerido su intervención.

Los tribunales están facultados para declarar de oficio su incompetencia en los casos siguientes:

1. Cuando se trata de la falta de competencia para conocer de un asunto de terminado. Ejemplo: se le solicita que deje sin efecto un decreto supremo o que modifique un reglamento;

2. Cuando sea incompetente para conocer de un asunto en razón del fuero, de la materia o de la cuantía, esto es, cuando sea absolutamente incompetente para conocer de dicho asunto;

3. Cuando sea incompetente para conocer de un negocio de jurisdicción voluntaria o de un asunto penal, en razón del territorio, esto es, cuando no proceda la prórroga de competencia. La contienda de competencia también puede originarse cuando las partes formulan una cuestión de

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competencia, y los tribunales cuya competencia se ha puesto en duda se estiman todos igualmente competentes, o bien que ninguno tiene facultad para conocer del negocio principal.

En todo caso, sea cual fuere la forma u origen de la contienda de competencia, el hecho es que, en definitiva, algún tribunal tendrá que conocer del asunto pendiente, y de allí que la ley haya tenido que contemplar el establecimiento o señalización de tribunales que vengan a resolver la contienda planteada.

Tribunales competentes para resolver las contiendas de competencia.

Aquí entra en juego la clasificación que hicimos de las contiendas de competencia, según sea la naturaleza de los tribunales en conflicto, en: contiendas de competencia entre tribunales ordinarios; contiendas de competencia entre tribunales especiales o entre tribunales especiales y tribunales ordinarios; y contiendas de competencia entre autoridades políticas o administrativas y tribunales de justicia.

Primer caso: Contienda de competencia entre tribunales ordinarios.

Es necesario distinguir:

1. Si los tribunales en conflicto tienen un superior común, la contienda de competencia será resuelta por este tribunal superior común de los que están en conflicto (art. 190, inc. 1°, C.O.T.). Ejemplo: un juez de letras en lo civil de Valparaíso con uno en lo criminal de esa misma ciudad; resuelve el conflicto la Corte de Apelaciones de Valparaíso;

2. Si los tribunales en contienda son de distinta jerarquía, será competente para resolver el conflicto el superior de aquel que tenga jerarquía más alta (art. 190, inc. 2°, C.O.T.). Ejemplo: un juez de letras de Valparaíso con un ministro de la Corte de Apelaciones de Valparaíso; resuelve el conflicto la Corte de Apelaciones de Valparaíso por ser el superior jerárquico del ministro ya mencionado.

3. Si los tribunales en conflicto de pendieren de diversos superiores iguales en jerarquía, resolverá la contienda el que sea superior del tribunal que hubiere pre venido en el conocimiento del asunto, o sea, del que primero hubiera entrado a conocer de él (art. 190, inc. 3°, C.O.T.).

Ejemplo: un juez de letras de Valparaíso con un juez de Santiago; resuelve el conflicto la Corte de Apelaciones de Val-paraíso si el tribunal de Valparaíso hubiere prevenido en el asunto, o la de Santiago en el caso inverso. Los jueces árbitros de única, primera o segunda instancia tendrán por superior jerárquico, para los efectos de este artículo, a la respectiva Corte de Apelaciones (art. 190, inc. final, C.O.T.).

Segundo caso: Contienda de competencia entre los tribunales especiales o entre éstos y los tribunales ordinarios.

Es necesario distinguir:

1. Si los tribunales en conflicto de penden de una misma Corte de Apelaciones la contienda de competencia será resuelta por esta Corte (art. 191, inciso 1°, C.O.T.).

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2. Si los tribunales en conflicto de pendieren de diversas Cortes de Apelaciones resolverá la contienda la Corte que sea superior jerárquico del tribunal que hubiere prevenido en el conocimiento del asunto (art. 191, inciso 2°, C.O.T.).

3. Si las reglas precedentes no pudieren aplicarse le corresponde resolver la contienda a la Corte Suprema (art. 191, incisoS0, C.O.T.).

Tercer caso: Contienda de competencia entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales de justicia.

Aquí es necesario subdistinguir:

a) Contienda de competencia entre autoridades políticas o administrativas y tribunales superiores de justicia: es resuelta por el Senado (art. 53, N° 3, C.P.R.). Ejemplo: el Intendente de la Región con la Corte de Apelaciones de Valparaíso.

Otro ejemplo: el Director del Servicio de Impuestos Internos con la Corte Suprema;

b) Contienda de competencia entre autoridades políticas o administrativas y los tribunales inferiores de justicia: es re suelta por el Tribunal Constitucional1 (art. 191, inc. 4°, C.O.T.). Ejemplo: el Director Regional del Servicio de Impuestos Internos con el juez de letras de Valparaíso. Otro ejemplo: el Gobernador Provincial con el juez de le-tras de Valparaíso.3

Y en caso de contienda de competencia entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales especiales, ¿quién resuelve el conflicto?

Algunos creen que este caso no tiene solución en la ley, pues no se ha indica-do concretamente el tribunal llamado a resolver la contienda.

Nosotros estimamos que la contienda debe resolverla la Corte Suprema o el Senado, según si el tribunal especial en conflicto es inferior o superior, en atención a los términos amplios que emplean los artículos 53, N° 3, de la Constitución Política de la República y 191 del Código Orgánico de Tribunales, al referirse a los "tribunales de Justicia" o sea, sin distinguir si se trata de ordinarios o de especiales.

Ejemplo: el Intendente de la Región de Valparaíso con el juez de menores de igual localidad; resuelve la contienda la Corte Suprema. Otro ejemplo: el Coman-dante en Jefe del Ejército con la Corte Suprema conociendo de un negocio pro-pio del fuero militar, resuelve esta con-tienda el Senado.

Sin embargo, las contiendas de competencia que hemos considerado dentro del tercer caso constituyen verdaderos conflictos entre 2 poderes del Estado, de suerte que su correcta denominación debiera ser más bien contiendas de jurisdicción.

3 El art. 1° N° 54 de la Ley N° 20.050, de 26 de agosto de 2005, modificó la C.P.R. en lo relativo a composición y atribuciones del Tribunal Constitucional. Conforme al N° 12 del actual artículo 93 de la C.P.R., son atribuciones del Tribunal Constitucional: 12° Resolver las contiendas de competencia que se susciten entre las autoridades políticas o administrativas y los tribunales de justicia, que no correspondan al Senado; En el caso del número 12°, el requerimiento deberá ser deducido por cualquiera de las autoridades o tribunales en conflicto.

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Por último, no hay que olvidar que toda contienda de competencia es resuelta en única instancia por el tribunal llamado a conocer de ella, o sea, que dicho fallo no será susceptible de apelación (arts. 192 C.O.T. y 110 C.P.C.).

Diferencias esenciales entre jurisdicción y competencia.

Será necesario, en consecuencia, señalar estas diferencias, aun cuando sea a grandes rasgos:

1. La jurisdicción es la facultad que tienen los tribunales para administrar justicia; en cambio, la competencia es la facultad que tiene cada tribunal determinado para conocer de los negocios que le son propios;

2. La jurisdicción es un concepto genérico: de allí que sea de la esencia de todo tribunal tener jurisdicción; en cambio, la competencia es un concepto específico, de su propia naturaleza, y es por eso que un tribunal puede no tener competencia para conocer de un determina do asunto y no por ello deja de ser tal;

3. La jurisdicción es el todo; en cambio, la competencia es la parte, y por tal razón también se puede definirla diciendo que es la cantidad, grado o medida de la jurisdicción que a cada tribunal corresponde

4. La jurisdicción señala la esfera de acción del Poder Judicial frente a los demás Poderes del Estado; en cambio, la competencia señala la esfera de acción de los diversos tribunales entre sí.