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Concierto sinfónico 3

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El Concierto sinfónico 3, se abre hacia todas las direcciones europeas: música francesa, italiana, finlandesa y húngara para un programa que tiene el interés de presentar obras de compositores poco habituales en los programas sinfónicos, como Ibert o Wolf–Ferrari.

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viernes 11 noviembre 2011, 20.30 horas

CONCIERTO SINFÓNICO 3 sábado 12 noviembre 2011, 20 horas

SÁBADO SINFÓNICO 1Auditorio Manuel de Falla

José Antonio Masmano corno inglés

PETER CSABA director

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I

Jacques IBERT (1890–1962)

Hommage à Mozart, rondo (5’)

Allegro giocoso

Jean SIBELIUS (1865–1957)

Valse triste, música de escena para Koulema (La muerte)de Arvid Järnfefelt, op. 44/1 (6’)

Lento

Ermanno WOLF–FERRARI (1876–1948)

Concertino en La bemol mayor para corno inglés y pequeña orquesta, op. 34 (25’)

Preludio. AndanteCapriccio. Allegro vivaceAdagioFinale. Allegro moderato, pesante

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II

Zoltán KODÁLY (1882–1967)

Nyári este (Anochecer de verano) (16’)

Andante assai

Zoltán KODÁLYDanzas de Galánta (15’)

LentoAllegretto moderatoAllegro con moto, graziosoAllegroAllegro vivace

José Antonio Masmano corno inglés

PETER CSABA director

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Jacques Ibert

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Danzas, evocaciones y homenajes

Jacques IbertHommage à Mozart

“El arte de Jacques Ibert escapa a la prueba del tiempo porque es, ante todo, esencialmente clásico de forma. ¡Pero qué imaginación en el orden, qué fantasía en el equilibrio, qué sensibilidad en el pudor!”. Era Henri Dutilleux quien, en 1945, definía con estas palabras la escritura de un músico genuinamente parisiense que, sin embargo, y como recordaba Gérard Michel en su ensayo biográfico, se complacía en recordar que por sus venas corría un fuerte porcentaje de sangre española. Y es que la madre de Ibert, Marguerite Lartigue, era prima de Manuel de Falla e hija de la peruana Isabel Berazar que, residente en París, enseñó a su nieto a amar la lengua y la literatura españolas y las leyendas de su tierra.Contemporáneo del Grupo de los Seis, de algunos de cuyos miembros (Honegger, Milhaud) fue gran amigo, Ibert practicó a lo largo de su dilatada carrera creadora una estética alejada de cualquier deseo de trascendencia pero siempre de factura irreprochable, dominada con escasas excepciones por la luminosidad y la ligereza. El credo de su maestro Gédalge (primacía de la línea melódica, empleo de formas sólidamente establecidas y nitidez de la orquestación), de manifiesta tendencia neoclasicista, halló en Ibert a un conspicuo defensor cuya estela sería continuada años después por el más joven Jean Françaix.La extraordinaria facilidad de Ibert para la evocación de atmósferas risueñas y luminosas brilla con intensidad en obras orquestales como Divertissement (1930), Ouverture de fête (1940), Bacchanale (1956) y, por supuesto, la chispeante miniatura

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que hoy escuchamos. Concluido en 1957, Hommage à Mozart es un divertido “rondó para orquesta” concebido por encargo del Servicio Musical de la Radiodifusión Francesa con ocasión del bicentenario del nacimiento del músico salzburgués en 1956. Ibert, neoclásico de corazón y gran amante de los instrumentos de viento que ya había escrito anteriormente sendas cadencias para los conciertos para fagot y clarinete de Mozart, restituye con suprema elegancia el espíritu del homenajeado en esta obra radiante y no exenta de humorismo escrita para una plantilla orquestal muy similar a las que, en los años finales del siglo XVIII, ejecutaron las oberturas, serenatas y divertimentos del autor de Las bodas de Fígaro: flautas, oboes, clarinetes, fagotes, trompas y trompetas a dos, cuerdas y timbales.

Jean SibeliusValse triste

Las músicas incidentales ocupan un lugar destacado —y hasta hace poco tiempo relativamente desconocido— en la producción sibeliana. A finales del otoño de 1903, cuando el músico se encontraba enfrascado en la composición de su concierto para violín, su cuñado Arvid Järnefelt le encargó escribir una música que acompañara las representaciones escénicas de su drama Kuolema (La muerte). Por su atmósfera mórbida e irreal en la que el sueño, la muerte y el baile adquieren protagonismo, la pieza se inscribe plenamente en la corriente de simbolismo decadentista que impregna las tendencias estéticas del cambio de siglo y que, en los países nórdicos, gozó de especial aceptación. El Valse triste no es sino la reelaboración efectuada en 1904 del primero de los seis movimientos que Sibelius compuso para esta obra estrenada en el Teatro Nacional Finlandés de Helsinki, el 2 de diciembre de 1903, con el compositor a la batuta. Al inicio, en la penumbra de una habitación y velada por su hijo Paavali, una moribunda duerme en su lecho. En medio del delirio, la mujer cree escuchar un lánguido vals. Según el texto de la obra, “comenzamos a oír el sonido tranquilo de los violines

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de la orquesta que, a medida que las luces se encienden, se hace cada vez más nítido y gira finalmente en un gracioso vals”. Mientras Paavali duerme, un desconocido, que la mujer confunde con su difunto marido, la invita a bailar: es la Muerte que viene a reclamarla. El tema del vals, escuchado al principio como un sordo murmullo, se desarrolla sobre un ritmo que se acelera, frena y vuelve a acelerarse frenéticamente hasta que se acaba, evocando en el violín el último suspiro de la agonizante. En su versión primitiva, este Tempo di valse lente (su denominación original) estaba instrumentado para cuerdas. En 1904, y ya con su nombre definitivo, Sibelius lo adaptó para pequeña orquesta. La seducción melódica de la pieza propició muy pronto todo tipo de arreglos para las más diversas combinaciones. A comienzos de siglo, el Valse triste se convirtió, junto con Finlandia, en la composición que contribuyó a propagar la reputación de su autor en todo el mundo... para mayor desesperación del músico, que había cedido sus derechos a la editorial Breitkopf & Härtel por una cantidad irrisoria. Una decisión que Sibelius, padre de familia numerosa y con permanentes problemas económicos, lamentaría el resto de su vida.

Ermanno Wolf–FerrariConcertino en La bemol mayor para corno inglés y pequeña orquesta, op. 34

Más allá de lo puramente anecdótico, las raíces familiares germanas e italianas desempeñaron un papel fundamental en la estética creadora del músico veneciano Ermanno Wolf–Ferrari. Hijo de August Wolf y de la pianista italiana Emilia Ferrari, Wolf–Ferrari italianizó de adulto su nombre original (Hermann) y añadió al suyo paterno el apellido de soltera de su madre para mostrar así, como señala Rosendorfer, que “pertenecía por igual a las dos naciones, tanto en el plano de la lengua como en el de la cultura y, sobre todo, de la tradición musical”.Aprendiz de pintor en Roma y Múnich y alumno en la capital bávara de Joseph Rheinberger, profesor igualmente de Humperdinck, Thuille, Chadwick, Horatio Parker y Furtwängler,

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Ermanno Wolf–Ferrari

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Wolf–Ferrari regresó a Italia, tras concluir sus estudios, para dirigir una coral alemana en Milán. Varias composiciones camerísticas de estirpe brahmsiana (una sonata para violín y piano, dos tríos con piano, un quinteto con piano) compuestas entre 1895 y 1900 precedieron al fallido estreno en La Fenice veneciana de Cenerentola, su primera ópera. Poco después, sería en el género lírico donde Wolf–Ferrari triunfaría con títulos como Le donne curiose, creada en 1903 en Múnich con gran éxito y alabada incluso por Pfitzner que la consideró como “la mejor ópera cómica desde Lortzing”, I quattro Rusteghi (1905), basada al igual que la anterior en el universo bufo de Goldoni, y muy especialmente Il segreto di Susanna (estrenada en 1909 en alemán y dos años después en italiano), su logro más imperecedero.La Primera Guerra Mundial, que le empujaría a establecerse en Suiza, produjo en el compositor una honda depresión que no alivió el fracaso en 1927 de su nueva ópera Das Himmelskleid. Pareciera como si los cambios estéticos posbélicos hubieran convertido su obra, que fijaba su nostálgica mirada en la Italia pintoresquista y bulliciosa del XVIII, en una extraña antigualla. El desinterés del público por sus cinco últimas óperas, entre las que sobresalen Sly (1927) e Il Campiello (1936), propició que Wolf–Ferrari regresara a la escritura instrumental. Fruto de esta dedicación, abandonada desde la Serenata para cuerdas de 1893, nacieron páginas orquestales como Triptychon (1936), Divertimento (1937), Arabesken (1940) y la Sinfonia brevis (1945), además de sendos conciertos para violín (1943) y violoncello (1945) y otros tres para instrumentos de viento. El Concertino en La bemol mayor, op. 34 para corno inglés y pequeña orquesta —canto del cisne de su producción orquestal— cierra en 1947, sólo un año antes de su muerte, la trilogía iniciada en 1932 por el Idillio–Concertino para oboe y seguida un año después con la Suite–Concertino para fagot. Algo más extenso que los anteriores, comparte con ellos su división en cuatro movimientos (Preludio, Capriccio, Adagio y Finale) aunque su atmósfera sea ocasionalmente más elegíaca y sombría, fruto sin duda del tiempo en que vio la luz y del abatido estado anímico de un músico mimado antaño por el público y en aquellas fechas casi olvidado. El Concertino en La bemol mayor fue estrenado en Salzburgo, a título póstumo, en 1955.

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Zoltán KodályNyári este (Anochecer de verano)Danzas de Galánta

Si se exceptúa una temprana Obertura, apenas conocida, fechada en 1897, es decir cuando el músico húngaro contaba apenas quince años, puede decirse que el poema sinfónico Anochecer de verano inaugura oficialmente el catálogo orquestal —no por reducido menos interesante— de Zoltán Kodály. Compuesto en 1906 y estrenado el 22 de octubre de ese mismo año en la Academia de Música de Budapest, Anochecer de verano fue revisado por su autor en 1929 y estrenado por Toscanini en Nueva York el 30 de abril de 1930 en esta segunda y definitiva versión, la que habitualmente se interpreta. Aunque la obra carece de un contenido programático explícito, Kodály explicaba que “fue concebida durante las veladas estivales en medio de los campos de trigo segados y mecidos por las ondulaciones del Adriático”. Aunque, como en algunas obras juveniles de su paisano y amigo Bartók, todavía se perciba la huella poemática straussiana y el influjo folclórico carezca del peso que tendrá en obras posteriores, Anochecer de verano apunta, sobre todo en sus secciones más animadas, al mejor Kodály. Son de destacar igualmente la belleza de algunos solos instrumentales (corno inglés, oboe) y la delicada poesía encerrada en los fragmentos más reposados, cuya plácida atmósfera se emparenta con tantas páginas idílicas de ambientación pastoral surgidas en la música inglesa de principios de siglo. Anochecer de verano valió a su autor una beca que le permitió residir durante seis meses en Francia y conocer así la música de Debussy.Junto con la suite de Háry János (1927), las Danzas de Marosszék (1930) y las Variaciones sobre “El pavo real” (1939), las Danzas de Galánta forman parte del conjunto de obras orquestales más populares, y justamente célebres, compuesto por Kodály en su etapa de plena madurez. Las melodías contenidas en las Danzas de Galánta, escritas por Kodály en 1933 con el fin de conmemorar el octogésimo aniversario de la fundación de la Sociedad Filarmónica de Budapest, no son estrictamente de origen popular pues provienen de la colección

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Originelle ungarische Nationaltänze (Danzas nacionales originales húngaras) y de dos cuadernos titulados Ausgesuchte ungarische Nationaltänze von verschiedenen Zigeunern aus Galantha (Selección de danzas nacionales húngaras de diferentes cíngaros de Galánta). Según las investigaciones de Ervin Major, a finales del siglo XVIII los cíngaros de la región de Galánta no tocaban nunca sin partitura y, además de tocar música de danza, formaban parte de diversas orquestas. Con sus Danzas de Galánta, Kodály pretende recuperar y continuar esa vieja tradición a la vez que rendir homenaje a aquellos músicos cuyo renombre se había eclipsado con el cambio de siglo. También, como apunta Fittler, pintar “un verdadero fresco de la Hungría del siglo XVIII”.En la pequeña localidad de Galánta, hoy en Eslovaquia pero situada en territorio húngaro en la época en que Kodály vivió en ella de niño, entre 1885 y 1892, cuando su padre se trasladó allí para trabajar como jefe de la estación ferroviaria, el futuro compositor, pedagogo y etnomusicólogo escuchó por vez primera las músicas de baile de los cíngaros trashumantes en las que se combinaban melodías populares y ecos del verbunkos (antigua danza de reclutamiento de la segunda mitad del XVIII con la que el ejército húngaro llamaba a filas a los campesinos). En sus brillantes Danzas de Galánta, Kodály acoge bajo la forma de un libre rondó una sucesión de páginas de diferente carácter: nostálgicas unas, enérgicas y vitales las otras. Tras una introducción lenta, el clarinete expone el tema principal, alternándose las diversas danzas (Lento, Allegretto moderato, Allegro con moto, grazioso, Allegro y Allegro vivace) hasta culminar en el torbellino sonoro de la extensa coda final, de arrollador y contagioso dinamismo. El estreno de las Danzas de Galánta se produjo el 23 de octubre de 1933 en Budapest. Desde entonces —dentro y fuera del territorio húngaro— su fama no ha cesado de crecer.

JUAN MANUEL VIANA

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José Antonio MasmanoNacido en Buñol (Valencia) en 1976. Obtiene el título superior de oboe en el Conservatorio Superior de Valencia con Jesús Fuster, y más tarde amplia sus estudios con Emanuel Abbühl en el Rotterdams Conservatorium (Holanda) donde obtiene el Performance Diplome.José Antonio Masmano formó parte de la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) durante 4 años; es miembro fundador del Taller Barroco Hemiolia y la Orquesta Barroca de Granada (OBG), formaciones especializadas en la interpretación de música antigua con instrumentos de época. En el ámbito orquestal ha colaborado con prestigiosas orquestas como la Orquesta Sinfónica de Galicia, Orquesta Teatre Lliure de Barcelona, Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, Orquesta de Valencia, TAIMA Granada, Orquesta del Palau de les Arts de Valencia, Orquesta de Cámara de la Comunidad Europea y la Royal Concertgebouw Orchestra, con la que ha sido invitado a realizar durante las próximas semanas una gira por Amsterdam, Baden–Baden, Viena y Atenas.Entre los directores junto a los que ha trabajado se cuentan nombres del prestigio de Mariss Jansons, Christopher Hogwood, Frans Brüggen, Lorin Maazel, George Benjamin, Josep Pons, Fabio Biondi y Rinaldo Alessandrini, entre otros.Como solista ha interpretado conciertos de Vivaldi y Albinoni con la Orquesta Barroca de Granada y el Doble concierto de Bach con la Orquesta Ciudad de Almería, aunque cabe destacar su interpretación del Concierto para oboe y orquesta de Richard Strauss junto a la Orquesta Ciudad de Granada dirigida por Josep Pons. En el ámbito pedagógico ha impartido cursos en Granada, Valencia, Jaén (Universidad Internacional de Andalucía), Granada (Conservatorio Superior de Música), Zaragoza (Conservatorio Superior de Música), Huesca, Burgos, etc. Trabaja, asimismo, con la Joven Orquesta Sinfónica de Granada (JOSG) preparando la sección de vientos y durante 2011 ha sido profesor de la Joven Orquesta de Andalucía (OJA). Desde 2009 imparte clases de Repertorio Orquestal de oboe en el Conservatorio Superior de Aragón. Desde 1996 es ayuda de solista de oboe y solista de corno inglés en la Orquesta Ciudad de Granada.

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Peter CsabaPeter Csaba nació en 1952 en Transilvania, en el seno de una familia de músicosP húngaros. Estudió violín, composición y dirección orquestal en Bucarest.Se trasladó a Francia en 1983 y al año siguiente empezó a impartir clases en el Conservatorio Superior de Música de Lyon, siendo a su vez primer solista en la Ópera de Lyon y de la Orquesta Nacional de Lyon, para pasar posteriormente a dedicarse en exclusiva a la dirección.De 1993 a 2002 Peter Csaba fue director permanente y artístico de la Orquesta de cámara sueca Musica Vitae; desde 1995 a 2010, ha sido director musical de la Orquesta de Besançon y desde 1986 a 2006, de los Virtuosos de Kuhmo.También desde 1996 imparte clases de Dirección de orquesta en el Conservatorio Superior de Música de Lyon.Csaba ha dirigido a orquestas como la Sinfonietta de Finlandia, la Orquesta Filarmónica de Helsinki, Orquesta de la Ópera de Lyon, Orquesta Nacional de Montpellier, Orquesta Nacional de Bordeaux, Orquesta de Auvergne, Ensemble Orquestal de París, Orquesta Sinfónica de Turku, Orquesta Sinfónica de Budapest, Orchestra Filarmónica de Copenhague, Orquesta Metropolitana de Lisboa, Orquesta Sinfónica Siciliana, Orquesta Sinfónica de Fukuoka, Filarmónica Geidai (Japón), Orquesta de Cámara de Estocolmo, Orquesta del Festival de Norfolk (USA), Orquesta Nacional de Lituania (Vilnius), Orquesta Nacional de Sudáfrica (Pretoria), Orquesta Sinfónica Ciudad de Birmingham, etc.Actualmente es director de la Academia Maurice Ravel en San Juan de Luz (Francia) y desde 2002 del Encuentro de Música y Academia en Santander. En 1995 fue nombrado en Suecia “Mejor Músico del Año” por la calidad de su trabajo artístico al frente de la formación Musica Vitae, y recibió el premio de mayor prestigio de Escandinavia, el Spelmanen Prize. Desde 2002 es miembro de la Real Academia de Suecia.Peter Csaba ha grabado para los sellos Ondine, Hungaroton, Bis, Praga y Harmonia Mundi. Sus grabaciones con obras de Sibelius, junto a los Virtuosos de Kuhmo, cuentan con numerosos premios. Recientemente ha salido al mercado su grabación de los Conciertos para piano de Beethoven y C. P. E. Bach, junto a la Orquesta de Cámara de Lausanne y el pianista Dmitri Bashkyrov, para el sello Claves Records (2011).

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Concertino Yorrick Troman

Violines primeros Peter BielyAndreas TheinertAtsuko NeriishiIsabel MelladoSei MorishimaAnnika BerscheidPiotr WegnerJulijana PejcicColette Babiaud

Violines segundos Alexis AguadoMarc PaquinJoachim KopytoIsrael de FrançaMilos RadojicicBerj Papazian Edmon LevonWendy Waggoner

Violas Hanna NisonenKrasimir DechevAndrzej SkrobiszewskyDonald Lyons Mónica LópezAlejandra PoggioJosias Caetano

Violoncellos Kathleen BalfeArnaud DupontJ. Ignacio PerbechRuth EngelbrechtMatthias SternMarko L. de Vicuña

Contrabajos Gunter VoglXavier AstorStephan BuckMarta Sánchez

Flautas Juan C. ChornetBérengère Michot

Oboes Eduardo MartínezSigrid Borghs

Clarinetes José L. Estellés Carlos Gil

Fagotes Santiago RíosJoaquín Osca

Trompas Óscar Sala Eugenio PérezCarlos CaseroFrancisco Martínez

Trompetas Esteban BatallánManuel Moreno

Timbal Jaume EsteveNoelia Arco

Gerencia José Luis Jiménez

Mª Ángeles Casasbuenas(secretaria de dirección)

Programación Pilar García

Comunicación Pedro ConsuegraBeatriz González

Administración Maite CarrascoMª Angustias OrantesArantxa Moles

Producción Juan C. CantudoJesús HernándezMichel AyotteAntonio MateosGabriel Pozo

La Orquesta Ciudad de Granada es miembro de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) y miembro fundador de ROCE (Red de Organizadores de Conciertos Educativos)

SALVADOR MASDirector titular y artístico

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domingo 20 noviembre 2011 Auditorio Manuel de Falla, 12 horas

CONCIERTO FAMILIAR 1Concierto sin intermedio, recomendado a partir de 5 años

La princesa de la Luna

Takashi MATSUOKA Der Taketori (o El cuento del cortador de bambú)

Luis Manuel magia y teatro de sombras Cristina Granero vestuarioAna López narradora

Coro de voces blancas “Padres Escolapios” de Granada (Pilar Martín directora)Isabel Maynés arpa Joaquín Osca fagot y contrafagot

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