120
aguas vivas, una revista para todo cristiano Año 10 · Nº 58 · Julio - Agosto 2009 Gino Iafrancesco, en su ministración realizada en Temuco hace algunos meses atrás, habló acerca de la necesidad que tenemos los cristianos de “contender” y también de “no contender”. Esto, que parece un juego de palabras, es una de las múltiples parado- jas que abundan en la Biblia. Pero no es una contradicción. Si hemos de contender, ha de ser por las cosas esenciales que atañen a la fe, pero en ningún caso hemos de hacerlo por aquellas cosas secunda- rias –asuntos meramente de opinión–. Iafrancesco lo plantea así: “La pro- pia palabra del Señor nos enseña que, acerca de las cosas esenciales, debemos ser muy serios y cuidadosos, y que debemos ser tolerantes acer- ca de las cosas periféricas”. Judas nos llama a contender por la fe en su breve pero firme epístola; Pablo, por su parte, nos llama a no contender sobre opiniones en el capítu- lo 14 de su epístola a los Romanos. Lamentablemente, la historia de la iglesia está plagada de ejemplos en que se han invertido los conceptos. Se ha derramado mucha sangre por asuntos “periféricos”, y se ha descuidado lo “esencial”. O bien, si se en algún momento se ha atendido a lo esencial, se ha sobredimensionado lo secundario hasta hacerlo motivo de agria disputa. Son épocas y hombres que han colado el mosquito y han tragado el camello. Pero la luz que ha estado viniendo en este último tiempo sobre el pue- blo de Dios nos advierte acerca del correcto orden de estos dos imperati- vos. Precisamente, en la revista anterior, publicamos un mensaje de Rubén Chacón titulado “Acerca de las cosas opinables”, en que se apuntaba a esto mismo. La unidad de la iglesia no debe alcanzarse con pérdida en los dogmas; pero sí con una profunda renunciación a aquellas muchas verdades meno- res que se han sostenido por años, y que constituyen la bandera de lucha de tantos ministerios y denominaciones. Dar a cada cosa su justo valor y lugar es señal de sabiduría y madurez espiritual. Rogamos al Señor para que en este tiempo que vivimos, este principio sea el que guíe nuestra conducta con nuestros hermanos. CONTENDER Y NO CONTENDER

CONTENDER Y NO CONTENDER - Aguas Vivas - Para la proclamación del Evangelio y la ... · 2015-12-17 · A G U A S V I V A S / 3 Verdades esenciales de la TEMA DE PORTADA Gino Iafrancesco

  • Upload
    others

  • View
    5

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

aguas vivas, una revista para todo cristianoAño 10 · Nº 58 · Julio - Agosto 2009

Gino Iafrancesco, en su ministración realizada en Temuco hace algunosmeses atrás, habló acerca de la necesidad que tenemos los cristianos de“contender” y también de “no contender”.

Esto, que parece un juego de palabras, es una de las múltiples parado-jas que abundan en la Biblia. Pero no es una contradicción.

Si hemos de contender, ha de ser por las cosas esenciales que atañena la fe, pero en ningún caso hemos de hacerlo por aquellas cosas secunda-rias –asuntos meramente de opinión–. Iafrancesco lo plantea así: “La pro-pia palabra del Señor nos enseña que, acerca de las cosas esenciales,debemos ser muy serios y cuidadosos, y que debemos ser tolerantes acer-ca de las cosas periféricas”.

Judas nos llama a contender por la fe en su breve pero firme epístola;Pablo, por su parte, nos llama a no contender sobre opiniones en el capítu-lo 14 de su epístola a los Romanos.

Lamentablemente, la historia de la iglesia está plagada de ejemplos enque se han invertido los conceptos. Se ha derramado mucha sangre porasuntos “periféricos”, y se ha descuidado lo “esencial”. O bien, si se enalgún momento se ha atendido a lo esencial, se ha sobredimensionado losecundario hasta hacerlo motivo de agria disputa. Son épocas y hombresque han colado el mosquito y han tragado el camello.

Pero la luz que ha estado viniendo en este último tiempo sobre el pue-blo de Dios nos advierte acerca del correcto orden de estos dos imperati-vos. Precisamente, en la revista anterior, publicamos un mensaje de RubénChacón titulado “Acerca de las cosas opinables”, en que se apuntaba a estomismo.

La unidad de la iglesia no debe alcanzarse con pérdida en los dogmas;pero sí con una profunda renunciación a aquellas muchas verdades meno-res que se han sostenido por años, y que constituyen la bandera de luchade tantos ministerios y denominaciones.

Dar a cada cosa su justo valor y lugar es señal de sabiduría y madurezespiritual. Rogamos al Señor para que en este tiempo que vivimos, esteprincipio sea el que guíe nuestra conducta con nuestros hermanos.

CONTENDER Y NO CONTENDER

/ A G U A S V I V A S2

TEMA DE PORTADAVERDADES ESENCIALES DE LA FE CRISTIANA / Lo que Dios le ha confiado a la Iglesia.Gino Iafrancesco.

SEMBRANDO PARA EL ESPÍRITU / Potencialmente, los cristianos tienen la capacidad desembrar para la carne o para el Espíritu. Gonzalo Sepúlveda.

BETANIA / Una mirada al microcosmos de la vida de la iglesia local. Eliseo Apablaza.

LAS CUALIDADES DE LA MUJER QUE DIOS QUIERE USAR / La mujer, con sus caracte-rísticas peculiares, está llamada a expresar cualidades propias de Cristo. Rubén Chacón.

LOS VENCEDORES Y LA HERENCIA (2b) / Cómo Dios cumplirá su propósito de llevarmuchos hijos a la gloria. Rodrigo Abarca.

MUÉSTRAME TU CAMINO (4) / Las obras, los caminos y el propósito de Dios. DanaCongdon.

LEGADOEL PODER DE LA PRESIÓN / Dios no responde las oraciones de su pueblo quitando laspresiones, sino aumentando la capacidad de soportarlas y vencer los desafíos. WatchmanNee.

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIAPROFETA DE LA PIEDAD / Semblanza de Philipp Jakob Spener, considerado el padre delpietismo.

EL PIETISMO: LA NECESIDAD DE NACER DE NUEVO / La parte de la historia de laIglesia que no ha sido debidamente contada. Rodrigo Abarca.

ESTUDIO BÍBLICOBOSQUEJO DE ABDÍAS / A. T. Pierson.

SÍMBOLOS Y TIPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO (13) / A. B. Simpson.

VIENDO A CRISTO EN LA COMUNIÓN CRISTIANA / Un estudio de la Primera Epístolade Juan. Stephen Kaung.

APOLOGÉTICABREVE INTRODUCCIÓN AL DISCERNIMIENTO DEL CONFLICTO DE PARADIGMAS(6). Gino Iafrancesco.

EL APORTE DEL EXISTENCIALISMO / Diálogos entre Teología y Filosofía. Rubén Chacón.

HISTORIAS VERDADERASUN MENSAJERO INUSUAL / A menudo, Dios nos envía sus mensajeros y nosotros no lostomamos en serio. Harry Foster.

SECCIONES FIJAS66 Bocadillos de la mesa del Rey / 74 Maravillas de Dios / 116 Joyas de Inspiración / 120Página del lector

INDICE

3

19

28

40

45

54

67

75

87

94

95

100

109

112

117

A G U A S V I V A S / 3

Verdades esenciales de la

TEMA DE PORTADA

Gino Iafrancesco(Colombia)

Lo que Dios le ha confiado a la Iglesia.

fe cristianaHemos visto algunos aspectos

de la administración del Se-ñor y del depósito de Dios.1

Y ahora es necesario poner un pocomás los pies en la tierra.

Necesitamos que el Señor nos a-yude a discernir los elementos esen-ciales del testimonio de la palabra delSeñor que tiene la iglesia.

1 Ver artículos: «La economía de Dios», en revis-ta Aguas Vivas N° 54; «El buen depósito», partes1, 2 y 3, publicadas en ediciones 55, 56 y 57.

/ A G U A S V I V A S4

Los elementos esenciales del cristia-nismo

Y, claro, al hablar ahora, debemosrecordar cosas que antes ya conside-ramos. No sólo vamos a hablar de ele-mentos. Estamos usando la palabrasolamente a manera de ítemes, depuntos cruciales o claves; pero lógica-mente, cada uno de ellos tiene unarica realidad espiritual y son propie-dad ahora de la iglesia.

Lo que ha sido confiado en manosde la iglesia es propiedad exclusivade la iglesia; este testimonio y estascosas no se encuentran sino en laiglesia. Fuera de la iglesia, estas cosasno son comprendidas, y aun peor,son atacadas a veces ferozmente, por-que son cosas que van al corazón delenemigo, para inutilizarlo.

Por eso, Satanás combate lo quees propio de la iglesia; a veces abier-tamente – cuando lo hace desde elbando del ateísmo, del error o de laincredulidad. Pero, a veces se infiltrapara combatir lo esencial que le hasido confiado a la iglesia, de maneraastuta, por medio de herejías, de con-fusiones, para tratar de invalidar loque nos ha sido confiado.

Las «cosas» esenciales no se en-cuentran en otros monoteísmos; ni si-quiera en el propio monoteísmo ju-daico, si nos quedamos sólo en el ni-vel del Antiguo Testamento. Cierta-mente todo el Antiguo Testamento esrevelación de Dios, revelación verda-dera. Lo que está en ella, desde Géne-sis hasta Malaquías, es todo de Dios;sólo que requería ser cumplido y sercompletado en el Nuevo Testamento.

Y por eso, de forma triste, tene-mos que decir que, incluso el pueblo

de Israel, que ha sido pueblo de Dios,realmente escogido por Dios para unprimer testimonio –una primera par-te del testimonio–, aun el propio mo-noteísmo judaico se queda corto.¡Cuánto más el islámico, que es unatergiversación del Antiguo y delNuevo Testamento!

El enemigo ha sido tan astuto conel Islam, que les ha dejado lo más quepuede acerca de Jesucristo, pero lesha quitado el corazón. Ellos han lle-gado a creer incluso que Jesús es elhijo, no el Hijo de Dios, sino nacidode la virgen María. Los musulmanesllegan a reconocer a Jesús ciertos títu-los, aunque lastimosamente sin en-tender qué significan. Y por eso, porotra parte, niegan el contenido deesos títulos.

Mahoma había oído que los cris-tianos aplicaban el título de Mesías yde Verbo al Señor, y de esa mismamanera él los aplicó, pero sin enten-der sus implicaciones. O sea que, aveces, uno puede engañarse al oírque Mahoma habla del Mesías Jesúsy del Verbo de Dios, pero sin recono-cer que él es el Hijo de Dios. La as-censión de Jesús es reconocida por elIslam; pero ellos piensan en su ascen-sión como nosotros podemos pensaren el desaparecimiento de Enoc, quecaminó con Dios y Dios se lo llevó, oElías, que fue arrebatado al cielo enun carro de fuego. Así, ellos hablande Jesús como un profeta que, aligual que Enoc y Elías, se fue para elcielo. Pero, según ellos, debe volver amorir, porque no aceptan que Jesúses el Hijo de Dios que murió pornuestros pecados en la cruz. Tienencasi todo lo demás.

A G U A S V I V A S / 5

El enemigo les dejó casi todo loque servía para que ellos creyeranque estaban con Dios, pero les quitóla esencia, la identidad del Señor Je-sús y lo esencial de la obra del Señory del evangelio. Para ellos, la peorblasfemia que sus oídos pueden oíres que Jesús es el Hijo de Dios.

Pero, en cambio, para el cristianis-mo, lo grande es que Dios tiene unHijo unigénito, que es el Hijo deDios, el Señor Jesús. Y lo esencial dela obra del Señor Jesús no son sus mi-lagros. Todo eso lo hizo el Señor Je-sús, todo eso lo reconoce el Islam. Loque no reconoce es que él murió en lacruz, una muerte expiatoria, que es loesencial.

En la academia, en la filosofía, nose posee lo que se posee en la iglesia.Lo que ha sido confiado a la iglesia esexclusivo; no está en manos del ju-daísmo ni del Islam, ni de las otrasreligiones panteístas o politeístas, nien manos de la ciencia, ni de la filo-sofía, ni de la academia, ni de ningu-na ideología. Es testimonio exclusivode la iglesia. Por eso, la iglesia necesi-ta conocer esos elementos vitales deldepósito de Dios, del testimonio de laiglesia, que Dios quiere dárselo, a tra-vés de la iglesia y su Palabra, a todoel mundo.

Cosas esenciales y cosas periféricasLo que Dios revela a la iglesia,

quiere que todo el mundo lo tenga.Dios, con toda sinceridad, quiere quetodos los hombres sean salvos y ven-gan al pleno conocimiento de la ver-dad. Pero los hombres no quieren.Muchos han sido engañados, nocreen y se oponen. La iglesia debeidentificar los ítemes fundamentalesdel depósito que les fue confiado;porque a veces nos perdemos enasuntos periféricos y no distinguimoslas cosas esenciales. Y en eso, tam-bién el diablo le ha estado ganandouna partida a los cristianos: en poner-nos a pelear unos con otros acerca delas cosas periféricas, cuestiones me-nores, que no son las esenciales.

Ahora, la propia palabra del Señornos enseña que, acerca de las cosasesenciales, debemos ser muy serios ycuidadosos, y que debemos ser tole-rantes acerca de las cosas periféricas.

El mismo verbo «contender», porlo menos en la traducción Reina-Valera, se usa de dos maneras. EnRomanos, capítulo 14, el apóstol Pa-blo dice: «…para no contender acercade opiniones porque uno cree que seha de comer de todo; otro que es dé-bil sólo come legumbres; uno hacecaso del día, otro juzga iguales todoslos días». Y el apóstol nos dice que

La propia palabra del Señor nos enseña que, acercade las cosas esenciales, debemos ser muy serios y

cuidadosos, y que debemos ser tolerantes acerca delas cosas periféricas.

/ A G U A S V I V A S6

recibamos incluso al débil en la fe.Pero ya está en la fe, en lo esencial dela fe. «Recibamos al débil en la fe, sincontender sobre opiniones, porqueDios va juzgar a cada uno». Dios co-noce las intenciones de cada uno.

Pero el mismo verbo «contender»lo utiliza de manera contraria, peropor el mismo Espíritu Santo, el após-tol Judas, hermano de nuestro SeñorJesús y de Santiago. Y así como Pablodice: «...para no contender sobre opinio-nes», Judas dice: «...contendáis ardien-temente por la fe que ha sido una vezdada a los santos».

Entonces, anteriormente nos detu-vimos un poquito en enfatizar laexistencia de aquello que se llama «lafe que ha sido una vez dada a los santos»,por la cual el Espíritu Santo, a travésdel apóstol Judas, nos dice que con-tendamos ardientemente, mientras elapóstol Pablo nos dice «en cuanto aopiniones, para no contender». Nocontender acerca de opiniones; mas,contender abiertamente por la fe.

O sea, hay una diferencia entre loque son cosas fundamentales, y va-mos a decir, atañen a la esencia de larevelación divina y del evangelio, ylas cosas que ya dentro de la fe per-mite por la amplitud de libertad quetienen los hijos de Dios, de pesquisar,de investigar, ya dentro de lo funda-mental, algunas cosas, y se formanescuelas de opinión, pero estando to-dos en la misma base común.

Ya las palabras en Judas son dife-rentes a las palabras en Pablo. Pablohabla de opiniones acerca de cosassemejantes a ésas, como si se puedecomer de todo o sólo algunas cosas;acerca de los días, cosas de ese tipo.

En cambio, el contexto de las pala-bras de Judas el apóstol, es acerca dela común salvación, acerca de Dios ydel Señor y de la gracia no convertidaen libertinaje, la común salvación.

Entonces, tenemos que aprender ahacer diferencia entre lo que es fun-damental, aquello en lo cual los após-toles nos llaman la atención. Por unaparte, nos dice Pablo, de recibir alque el Señor recibió. Y por otra parte,nos dice Juan, no recibir ni llamarbienvenidas a determinadas personasque están diciendo determinadas co-sas acerca de Dios y de Jesús.

No podemos confundir lo que esesencial con lo que es periférico. Y elenemigo es muy astuto; él quiere lla-marle periférico e intrascendente a loque es sumamente serio, y por otraparte, quiere que nos pelemos pormosquitos, a la vez que nos hace tra-gar los camellos. Entonces, el Señortiene que corregir el orden de priori-dades en nuestras conciencias, ayu-darnos a distinguir los asuntos fun-damentales; porque esos no son sóloasuntos; son las palabras enseñadaspor el Espíritu acerca de la adminis-tración de Dios.

Las verdades fundamentales, o dog-mas

Entonces, voy a tener que abogarpor una palabrita que, a veces, noso-tros menospreciamos. Quizá en nues-tra traducción de la Biblia no la he-mos encontrado, y por eso no nos pa-rece bíblica. Y esa palabrita es «dog-ma». La palabra «dogma» es una pa-labra bíblica; sólo que aparece tradu-cida de otras maneras en las Escritu-ras, y por eso ante una traducción a

A G U A S V I V A S / 7

veces leve, después corremos el ries-go de quitarle importancia.

Cuando hubo, en Jerusalén, elconcilio apostólico, en Hechos 15, nose estaba tratando sólo cuestionesjudaicas, no se estaba tratando sóloasuntos periféricos – aunque ellosestaban implicados. De lo que se tra-taba era nada menos que de la esen-cia del evangelio. ¿Somos salvos porfe, por gracia, o la salvación dependede las obras y de la circuncisión? Noera sólo si podíamos comer morcilla ono.

A veces pensamos que el conciliode Jerusalén se ocupó de la morcilla.¿Aquí en Chile también le dicen mor-cilla? ¿Cómo le dicen? Prietas. Bueno,eso es lo que en Colombia llamamosmorcilla.2 No, el tema era otro; el a-sunto era nada menos que la esenciadel evangelio.

Cuando ellos llegaron a una con-clusión, ¿ustedes recuerdan qué diceallí? «Ha parecido bien al EspírituSanto y a nosotros no imponeros nin-guna otra cosa necesaria…». Y escri-bieron aquella carta, y la enviaronjunto a algunos delegados de ellosjunto con los apóstoles Bernabé y Pa-blo, y le añadieron a Silvano y a Ju-das Barsabás, para que también ellos,con palabras, explicaran en las igle-sias el sentido de aquella carta.

Y entonces, en la traducción Rei-na-Valera dice, en el capítulo 16, quelos apóstoles iban por las iglesias yles entregaban las ordenanzas quehabían acordado los apóstoles, y lasiglesias eran edificadas, etc. Esa pala-bra, que allí fue traducida «ordenan-

zas», en el contexto de los edictos deAugusto César fue llamada «edicto»;esa palabra, en el original griego, es«dogma».

A veces nosotros, en nuestra acti-tud antirreligiosa, se nos va la mano.Está bien ser antirreligioso, ser anti-fariseo en ese sentido; pero ser anti-dogmático es más delicado, diferente.La palabra de Dios sí habla de verda-des fundamentales; en ella no pode-mos tomar algunas cosas y dejarlas,como se dice, a la buena de Dios. Lapalabra de Dios identifica de maneraclara y profunda algunas cosas. Porejemplo, la Palabra dice que el que nohonra al Hijo como se honra al Padre,no tiene a Dios. Eso es una cosa seria.«El que no tiene al Hijo, no tiene alPadre; el que niega al Hijo, niegatambién al Padre». Entonces, todo lorelativo a la relación del Padre y elHijo, y quién es el Hijo, son asuntosfundamentales.

Cuando se trataba acerca del Hijo,los apóstoles eran sumamente estric-tos. Ya no estaban contemporizandoo tratando de acomodarse a la cultu-ra, porque eso tiene que ver con loesencial de la fe. Que Jesucristo esDios con el Padre, es un dogma. QueJesucristo es también Dios y hombreverdadero, es un dogma. Que lamuerte del Señor Jesús en la cruz esexpiatoria, y sólo en base a esa muer-te podemos ser salvos, es un dogma.Que la justificación es por la fe, porsola gracia y no por obras, es un dog-ma. Son verdades fundamentales,que la iglesia tiene que aprender adistinguir y realzar e insistir constan-temente en ellas, especialmente cuan-do el Señor ha empezado a revelar-2 Embutido a base de sangre animal.

/ A G U A S V I V A S8

nos algunas cosas relativas, por ejem-plo, al reino, al castigo dispensacio-nal, a la recompensa de las obras.

La TrinidadEntonces, quisiera comenzar di-

ciendo que una primera palabra, di-gamos, clave –inclusive no está en laBiblia; pero, a lo que se refiere, sí estáen la Biblia–, es la palabra Trinidad.Lo primero de lo cual Dios ha habla-do, el tema central de Dios, junto conlo demás, de donde brotan y a donderegresan todas las cosas, que le da elcomienzo y el sentido –Alfa y Ome-ga– a todo el resto de la revelacióndivina, es lo que Dios ha reveladoacerca de Sí mismo. Y, por eso, esta-mos resumiendo toda esa revelacióndivina de Dios acerca de Sí mismo,en la palabra Trinidad.

Dios es un solo Dios, trino – Pa-dre, Hijo y Espíritu Santo. Lo relativoa la Trinidad de Dios es demasiadofundamental. A veces, nosotros pode-mos pensar que esa cuestión de laTrinidad no tiene nada de práctico;pero, si realmente viéramos qué sig-nifica conocer a Dios en Trinidad, ahídescubriríamos que lo más prácticoque existe para todo –para la vida dela iglesia, para la vida de la familia,para la salud de la sociedad–, lo máspráctico es conocer a Dios en Trini-dad, en el Espíritu.

Es cuando conocemos a Dios, queDios es un Dios que es amor, que elPadre es un Padre que tiene un Hijo yque le ha dado al Hijo toda plenitud,y como el Padre tiene vida en sí mis-mo, ha querido que en el Hijo habitetoda plenitud, y que el Hijo tambiéntenga vida en sí mismo, como el Pa-

dre. Y cuando vemos que todo lo quees del Padre es del Hijo y todo lo quees del Hijo es del Padre, y cuando elSeñor establece la relación intratrini-taria como modelo y como contenidode la iglesia, ahí nos damos cuentaque este asunto de la Trinidad no essólo una disquisición teológica de al-gunos medievales.

El Señor Jesús dijo –claro que esorequiere el mayor desafío a todas lascapacidades del hombre, que siemprese quedarán cortas; por eso necesitarevelación–, el Señor Jesús dijo:«…como tú, oh Padre, en mí y yo enti, que ellos sean uno en nosotros».¡Qué frase tremenda! La sabemos dememoria; pero, ¿cuándo la entende-remos? «…como…» . Ese es el mode-lo, «…como tú en mí y yo en ti». ¿Quésignifica eso? Necesitamos la revela-ción del Espíritu Santo, para enten-der espiritualmente ese «como».

¿Cómo es que el Padre es en elHijo, y el Hijo es en el Padre? «Quetambién ellos», o sea, la iglesia, «seanuno». Habla de la unidad de la igle-sia, un tema precioso en estos tiem-pos de división de iglesias; pero dice:«sean uno en nosotros». Ese nosotrosde la Trinidad, ese nosotros del Padre,del Hijo y del Espíritu Santo. Nada

Todo lo relativo a la Tri-nidad, lo que la Palabradice acerca de ella, esítem fundamental del

testimonio de la iglesia.

A G U A S V I V A S / 9

más práctico, de resultados más prác-ticos para la vida de la iglesia, que te-ner una revelación de Dios en Trini-dad, conocer a Dios en su Trinidad.

Es sumamente práctico tambiénpara la familia. ¿De dónde el maridova aprender? ¿De dónde se aprendenlas relaciones fieles, las relacionesjustas, las relaciones suaves, llenas deamor, realizadoras del otro? ¿Dóndelas vamos a aprender, si no conoce-mos a Dios en Trinidad? ¿Cómo unasociedad va aprender justicia, va aaprender solidaridad, va a aprendermisericordia, si no tiene cristianosque conozcan a Dios en la Trinidad?

Entonces, amados, el ‘asunto’ dela Trinidad no es un asunto medievalo bizantino, o sólo teológico. Losapóstoles hablaron de eso. Muchaporción de la Palabra de Dios se de-dica a decirnos lo que Dios es y cómoél es. Dios es un Dios que quiso re-velarse, como ya hemos enfatizado, yque quiso darse.

Y en ese revelarse es que nos di-mos cuenta –la iglesia– que Dios estrino, después que el hermano Tertu-liano del siglo II acuñó la palabratrinitas. Eso no quiere decir que laTrinidad la inventó Tertuliano. No, lapalabra trinitas la aplicó él a la Trini-dad, a la Trinidad de la Biblia.

Hay otro hermano que habló ma-ravillas de la Trinidad en la iglesiaprimitiva, y nunca mencionó la pala-bra Trinidad. Hoy, a su libro le pusie-ron el título La Trinidad, pero cuandoél lo escribió no se llamó así. Era unhermano llamado Novaciano, tam-bién entre el siglo II y el III, uno delos libros de la iglesia primitiva máspreciosos acerca de la Trinidad.

Pero Tertuliano –cuando le siguesatentamente– está hablando lo que laBiblia habla de Dios. Entonces, en ladivinidad, el Padre es Dios. Bueno,eso no ha sido tan difícil, digamos,para ciertos monoteísmos; aunqueaplicarle a Dios la palabra Padre hasido muy difícil para el Islam. Israel,por lo menos, se la aplica en un senti-do más suave, porque Dios mismo sepresentaba como un padre a Israel; aveces, también como un esposo. Asíque, en cuanto a la divinidad del Pa-dre, no ha habido mayor problemacon esos monoteísmos.

Pero lo que es la confesión propiade la iglesia es la divinidad del Hijojuntamente con la del Padre. El Hijoes Dios con el Padre. Que, antes de lafundación del mundo, el Verbo esta-ba con Dios y era Dios, y todas las co-sas por medio de él fueron hechas yque sin él nada de lo que ha sido he-cho fue hecho. Que el Hijo es Dioscon el Padre – esa es la confesión pro-pia de la iglesia. Es la iglesia la quesostiene la confesión de la divinidaddel Hijo de Dios.

Ha habido épocas donde esto hasido combatido terriblemente. Antes,durante y después del concilio deNicea, donde se proclamó abierta-mente la divinidad del Hijo, huboataques imperiales, teológicos, confu-siones de adentro, represiones deafuera. Nuestro hermano Atanasio deAlejandría, que fue un bastión en laépoca para confesar lo que la iglesiaconfiesa acerca de la divinidad delHijo, tuvo que salir cinco veces exilia-do, tuvo que esconderse entre losmonjes del desierto y escribir cartasescondido a los hermanos, porque

/ A G U A S V I V A S10

Satanás estaba tratando de apagaresa gran verdad del corazón de laiglesia: el Hijo de Dios es Dios con elPadre, y el que no honra al Hijo comoal Padre, no tiene tampoco al Padre.

¡Qué tragedia para el judaísmo,que no es cristiano! ¡Qué tragediapara el Islam, que ellos piensan quetienen a Dios y sin embargo no tienenal Padre, si no tienen al Hijo! El queno recibe al Hijo, no recibe al Padre;el que no tiene al Hijo, no tiene al Pa-dre. De manera, hermanos, que sifuéramos a buscar algún asunto deprimerísima importancia, es la iden-tidad del Señor Jesús; porque la igle-sia es la iglesia del Señor Jesús. ¿Decuál Señor Jesús? ¿Cuál es el SeñorJesús de la iglesia? El Señor Jesús dela iglesia es el Hijo de Dios, y el Hijode Dios es Dios con el Padre.

Mucha tela que cortar tiene laiglesia acerca de la divinidad delHijo. Y es necesario formar, desde loshermanos más nuevos hasta los másviejos, en este claro testimonio, por-que esa es la revelación que el Espíri-tu ha dado del Hijo. Hermanos, elapóstol Juan dedica mucho cuidado aesto. Él hace diferencia entre el Espí-ritu de Dios y el espíritu del anticris-to en lo que ese espíritu confiesaacerca de Jesús.

En tiempos de ambigüedad y as-tucia, Satanás se esconde, pero el Es-píritu Santo discierne; el EspírituSanto fue llamado para que abra losojos de la iglesia. Y la serpiente pre-senta otro Jesús, otro evangelio y otroespíritu. Y Pablo les dice a los santos,allá en Corinto: «Pero me temo queustedes están tolerando demasiado.Viene alguno presentando a otro Je-

sús, otro espíritu, otro evangelio y lotoleráis».

El tolerante Pablo, el apóstol in-clusivo, el apóstol del cuerpo, en es-tas cosas, fue serio. ¿Cómo vais a to-lerar si os vienen a hablar de otro Je-sús, si la serpiente quiere distorsio-nar la verdad acerca del Señor Jesús?Primero, en cuanto a Su divinidad oa Su humanidad, o en cuanto a la re-lación de Su divinidad y Su humani-dad, o en la relación con el Hijo conel Padre o Su relación con nosotros,Satanás siempre ha procurado pre-sentar otro Jesús, y hoy las libreríasestán llenas de apócrifos. Hoy en díalos apócrifos son la moda. Hay perso-nas que no leen la Biblia, pero que seleen seis o siete volúmenes de J. J.Benítez, del Caballo de Troya, hablan-do necedades acerca de Jesús, y se lascreen, como si fuera el evangelio.

Satanás está ahí, y la iglesia, a ve-ces, como que no se pellizca, comoque no responde nada, como que notiene nada que decir, cuando los her-manos de la iglesia primitiva moríanpor este testimonio.

Entonces, todo lo relativo a la Tri-nidad, lo que la Palabra dice acercade ella, es ítem fundamental del testi-monio de la iglesia.

La iglesia tiene que confesar la di-vinidad del Hijo junto con el Padre,tiene que confesar la divinidad delEspíritu Santo junto con la del Hijo ydel Padre. San Pedro dice que mentiral Espíritu Santo es mentir a Dios.¿Cómo el Espíritu de Dios no va a serdivino? ¿Cómo Dios puede tener unEspíritu que fuera algo menos que di-vino? ¿Cómo no va ser Dios, también,el propio Espíritu de Dios?

A G U A S V I V A S / 11

La Encarnación del VerboLa segunda palabra clave –así

como la primera es Trinidad–, el se-gundo grande dogma que ha sidoconfiado a la iglesia, verdad funda-mental por la iglesia tiene que dar lavida, es la encarnación del Verbo deDios.

El primer gran espectáculo –queno existe en el universo otro mayor–es la Trinidad. El segundo grande ca-pítulo, la segunda escena, el segundogran espectáculo, es la encarnación.

El Verbo de Dios, el Verbo que es-taba con el Padre y era con Dios y eraDios, por medio de quien Dios hizotodas las cosas, que era con el Padreantes de la fundación del mundo, quecompartía con el Padre la gloria, sien-do el propio resplandor de ella, elHijo, que dijo: «Padre glorifícame tú,al lado tuyo, con aquella gloria quetuve contigo antes que el mundo fue-se»; el que dijo: «Antes que Abrahamfuese, yo soy»; él, aquel Verbo, sehizo carne, se hizo un hombre seme-jante a nosotros, tentado en todo con-forme a nuestra semejanza, con espí-ritu humano, con alma humana, concuerpo humano, perfectamente hu-mano, un hombre verdadero como túy yo. Porque, si no fuese un hombre,¿cómo iba a redimirte, cómo iba a pa-gar el precio por los hombres y cómoiba a realizar nuestra humanidad, siél no la asumió?

Pero él dijo: «Padre por ellos, yome santifico a mí mismo». O sea, élse vistió de nuestra humanidad,para conducir nuestra humanidad ala estatura del varón perfecto, reali-zar las posibilidades de la humani-dad en su propia encarnación, para

luego convertirse en el pan de vida.«El pan que yo daré es mi carne. Elque come mi carne y bebe mi sangretiene vida eterna y yo le resucitaréen el día postrero». Pero, si él no sehizo hombre, si era sólo un fantas-ma, como decían los docetistas, o al-guna leyenda o mito, como están di-ciendo hoy los modernos, o estánqueriendo hacer diferencias entre elJesús histórico y el Cristo de la fe,sin confesar que Jesús es el Cristo;hermanos, sin esa gran verdad, senos cuela Satanás.

La segunda gran verdad de laiglesia, por la cual la iglesia es igle-sia, y por la cual y para la cual laiglesia vive, es que el Hijo de Dios, elVerbo que estaba con el Padre, sehizo hombre, semejante a nosotros entodo. Creció como crecen los hom-bres, porque él, como Dios, no tieneque crecer; él, como Dios no tienenada que aprender. Mas, como hom-bre, él creció en estatura, creció engracia, creció en sabiduría delante deDios y de los hombres, y por lo quepadeció, aprendió la obediencia, yfue tentado en todo conforme a nues-tra semejanza, pero sin pecado.

«El que no confiesa que Jesucristoes venido en carne», dice Juan, «esees el espíritu del anticristo, del cualvosotros habéis oído que viene, y yahan salido muchos anticristos». Elanticristo final es un personaje; peroanticristos, en plural, dice Juan quehay muchos espíritus de anticristo,que no confiesan que Jesucristo es ve-nido en carne.

Los falsos cristos de hoy, desen-carnan al Señor Jesús, despachan laencarnación, porque ellos pretenden

/ A G U A S V I V A S12

decir: ‘Bueno, aquel Verbo, aquelCristo, le llaman Cristo sólo a la un-ción que estaba en ese hombre, Je-sús’, sin confesar que Jesús es el mis-mo Cristo, sino que ellos dicen: ‘¡No,no! Porque es como un avatar’, le di-cen ellos, ‘vino sobre uno y ahora vie-ne sobre otro; pero es el mismo’.

Ahora, William Soto Santiago, porahí anda diciendo por toda Latinoa-mérica que es el ángel de Jesucristo,como si Jesucristo necesitara de élpara volver; que la segunda venidade Cristo es a través de fulano y demengano, porque se deshicieron deJesucristo en carne, porque no confie-san a Jesucristo en carne. El Señor Je-sús resucitó como hombre. «Un espí-ritu no tiene carne ni huesos, comoveis que yo tengo. ¿Tienen algo decomer? Vengan, comamos juntos». Ycomió. «Tomás, ven, pon aquí tudedo, pon aquí tu mano».

«Lo que vieron nuestros ojos,oyeron nuestros oídos, palparonnuestras manos tocante al Verbo devida». Ellos dieron testimonio delSeñor Jesucristo en carne, comohombre, después de la resurrección.No sólo espíritu. Y ascendió a la vis-ta de ellos, y los ángeles dijeron:«Este mismo Jesús…». No necesitavenir a través de Williams Soto, odel tal Miranda, que está por allá enColombia y por República Domini-cana diciendo que es el Cristo, yahora ves al anticristo, y tatuándosela gente, poniéndose el 666. ¡Montónde gente que estaba en las congrega-ciones evangélicas!

¿Por qué son engañados? Muchosserán engañados, porque no conocenla verdad. Dicen que los mayores es-

pecialistas en los dólares falsos sonlos que conocen los dólares verdade-ros. Ellos conocen los verdaderos, ycuando viene uno medio raro, aun-que nunca haya estudiado acerca deesos otros, al compararlo con el ver-dadero, se dan cuenta que el otro esfalso.

«Un espíritu no tiene carne nihuesos, como veis que yo tengo», dijoel Señor. Ahí está el cuerpo. Ahora, élhabla de su alma: «Mi alma está muytriste, hasta la muerte», y habla de suespíritu humano: «Padre, en tus ma-nos encomiendo mi espíritu». Él eraun hombre con espíritu humano, al-ma humana y cuerpo humano, quefue ungido por el Espíritu divino. «ElEspíritu Santo ungió a Jesús de Na-zaret, que anduvo entre nosotros ha-ciendo bienes, como todos vosotrossabéis», decía Pedro.

El Espíritu de Dios, el EspírituSanto, ungiendo el espíritu humanodel Señor Jesús, con alma humana ycon cuerpo humano, y esa personahumana era y es la misma personadivina del Hijo de Dios, que estabacon el Padre. Este era en el principiocon Dios y era Dios. Este era en elprincipio con Dios, y nada de lo quefue hecho fue hecho sin él, y este,aquel Verbo, fue el que se hizo carne.Y no sólo cuerpo humano, sino, comodice Filipenses, se hizo hombre; sien-do en forma de Dios, no estimó el serigual a Dios como cosa a qué aferrar-se, sino que se despojó, tomó formade siervo, hecho semejante a los hom-bres y estando en la condición dehombre, se humilló.

Como hombre, fue probado entodo; como hombre, él venció las

A G U A S V I V A S / 13

pruebas; como hombre, él venció aSatanás. Por eso, Satanás, cuando seaparecía en las sinagogas, estaba dis-puesto a confesar que Jesús era elSanto de Dios, el Hijo de Dios. Perono quería decir que vino en carne,porque fue en carne que Jesús lo ven-ció; en su carne, el Señor condenó elpecado; en su carne, como hombre,fue que Jesús venció a Satanás. Esa esla gran verdad de la iglesia. No hayotra vida que se haya vivido como lavida del Señor Jesús. Ese es el testi-monio de la iglesia. La encarnaciónes un segundo punto.

La ExpiaciónY un tercero, la palabra clave es

expiación. En el corazón del testimo-nio de la iglesia está la muerte expia-toria por nuestros pecados, del Hijode Dios, que llegó también a ser elHijo del Hombre. Dios en cuanto Ver-bo, hombre en cuanto se encarnó,asumiendo íntegramente nuestra na-turaleza humana, sólo que sin peca-do. Y, luego de ser probado en serio,y habiendo vencido, habiendo recibi-do del Padre la aprobación, en el bau-tismo, en el monte de la transfigura-ción y en la resurrección, Dios de-mostró que ese es su Hijo amado.«Este es mi Hijo amado en el cualtengo contentamiento, a él oíd».

Dios lo vindicó como Hijo de Diosen la resurrección, después de moriruna muerte expiatoria. La expiaciónes el gran corazón del evangelio.

Cuando tú ves el tabernáculo, loque estaba en el Lugar Santísimo, enel centro del Lugar Santísimo, era elarca del testimonio, y encima, el pro-piciatorio, ¿de qué nos habla? De lapersona y obra fundamental del Se-ñor Jesús. El oro por dentro y porfuera del arca, y la madera del arca,nos hablan de la persona divina yhumana del Señor Jesús. El oro, pordentro, nos habla de su identidadeterna en cuanto Hijo de Dios; por-que el oro representa la naturalezadivina. Y él, antes de la fundación delmundo, estaba con el Padre, y portanto, dentro del arca. Su identidadmás íntima es la de Hijo de Dios.

Pero él también asumió la natura-leza humana, se hizo carne, se hizohombre como nosotros. Por lo tanto,un poquito más afuera de ese oro,está la madera de acacia, que nos ha-bla de su humanidad. Pero, luego, éldijo: «Padre, aquella gloria que yo te-nía contigo antes que el mundo fuese,glorifícame con aquella gloria». Sóloque él, ahora, no sólo estaba comohombre, sino como Dios. Por tanto, alser glorificado como Hijo de Dios,ahora en humanidad, glorificó nues-

Satanás, cuando se aparecía en las sinagogas, estabadispuesto a confesar que Jesús era el Santo de Dios,el Hijo de Dios. Pero no quería decir que vino encarne, porque fue en carne que Jesús lo venció.

/ A G U A S V I V A S14

tra humanidad. Y, por eso, del ladode afuera de la madera, hay oro otravez en el arca.

El arca tiene oro por fuera y pordentro, y en el medio, madera. Por-que el Señor Jesús era Dios, se hizohombre y volvió a la gloria. Entonces,él es hombre y Dios, Dios y hombre.Hay un hombre, un solo mediadorentre Dios y los hombres, Jesucristohombre; pero a la vez glorificado.Pero, encima del arca, estaba el pro-piciatorio, donde se hacía propicia-ción o expiación, donde se derrama-ba la sangre del cordero. Eso es loesencial, eso es lo primero, eso es loque se encuentra en el corazón delLugar Santísimo.

Y esas son las tres primeras gran-des verdades dogmáticas de la igle-sia: Jesús como Hijo de Dios, divinocomo el Padre, segunda persona de laTrinidad divina, y hecho hombre,probado en todo, mas sin pecado,glorioso, y muerto en la cruz pornuestros pecados.

Cuando el apóstol Pablo le recor-daba a la iglesia en Corinto, los pri-mordios del evangelio, él les dice:«Os declaro, hermanos, el evangelioque os he predicado, el cual habéisrecibido, el cual si retenéis la palabraque os he predicado, sois salvos, si nocreísteis en vano». Porque hay algunafe que no es del espíritu, sino sólouna creencia del hombre exterior;pero, el que creyó de verdad, comouna revelación, con nuevo nacimien-to, ese es salvo para siempre.

Entonces, les dice Pablo: «Os de-claro este evangelio…». Y empieza adeclarar la esencia del evangelio.Fundamento; no hay otro fundamen-

to. Y la primera palabra que dice es:«Cristo». Y la segunda palabra dice:«murió por nuestros pecados, confor-me a las Escrituras y fue sepultado yresucitó al tercer día conforme a lasEscrituras y apareció…». Y empieza amencionar las apariciones a los hom-bres y no mencionó las de las muje-res, no porque no se les hubiera apa-recido, sino porque en la época no te-nían en cuenta el testimonio de lasmujeres; entonces él mencionó lasapariciones a los hombres.

Pablo dice que esa es la esenciadel evangelio; lo primero que él ense-ñó. Ese era el fundamento que él,como perito arquitecto, colocaba en laiglesia. Cada hermano debe estarfundamentado sobre ese fundamen-to: Quién es el Hijo de Dios, su perso-na divina y humana, y primeramentesu muerte expiatoria. Entonces, ahorasí viene la resurrección, ahora sí vie-ne la ascensión. Porque la muerte erapara quitar lo negativo; la resurrec-ción, ascensión y el Espíritu para su-plir lo positivo. Suplir lo positivo, lonuevo.

La justificación por la fe y otras ver-dades

Entonces, de la muerte, de la ex-piación, se deriva otra gran verdadfundamental que fue la tecla que elEspíritu Santo estuvo tocando duran-te la época de la Reforma, porque sehabía perdido. Satanás la había con-fundido en el conocimiento de lossantos. La justificación por la fe.

Expiación y justificación por la fe,son las grandes verdades dogmáticasde la iglesia. Claro que también, jun-to con la muerte, está la resurrección.

A G U A S V I V A S / 15

La resurrección integral, con espíritu,alma y cuerpo, del Señor Jesús. Él noresucitó sólo en espíritu. Hoy día, al-gunos enfatizan que él se volvió espí-ritu, como si hubiera desaparecido élcomo hombre. Pero él es hombre, élresucitó como hombre. Inclusive qui-so conservar las cicatrices, como paraque no haya duda. «¿De dónde tienesestas heridas? Con ellas fui herido encasa de mis amigos», dice Amós. Élconservó sus cicatrices. Él ya sabíaque Tomás iba a decir esto: «Si nometo mi dedo en sus llagas, no voy acreer». Entonces, las conservó, comouna gran honra.

¿Ven?, ahí está la esencia. Ustedtiene resurrección, ascensión, derra-mamiento del Espíritu. Esas songrandes verdades. Hermano, de cadauno de estos pasos, la iglesia obtieneinmensos beneficios.

Esas siete fiestas de Israel, comodice Pablo a los Colosenses, eransombra de Cristo, mostraban algúnaspecto fundamental de Cristo. Lapascua mostraba a Cristo crucificado;los ácimos, a Cristo repartido; las pri-micias, a Cristo resucitado; Pentecos-tés, al Espíritu de Cristo derramado;las trompetas, a Cristo anunciado,predicado a los gentiles, creído en elmundo, el testimonio de la iglesia, yla fiesta de la expiación, Cristo abo-gado, a la diestra del Padre, interce-diendo por nosotros. Y entonces, lafiesta final, la del reino, la de las ca-bañas o tabernáculos, Sucot, Cristovolviendo, estableciendo su reinomilenial.

Esas son grandes verdades sobreCristo. Cristo divino, en la eternidad,en la Trinidad, Cristo en el planea-

miento, como arquitecto con el Padre,decidiendo con el Padre: «Hagamosal hombre conforme a nuestra ima-gen», etc. Cristo en la revelación,Cristo en la redención, Cristo en eljuicio, Cristo en el reino.

Las grandes verdades acerca deCristo; ese es el tema de la iglesia, esel gozo de la iglesia, es la comida dela iglesia. Ahora sí podemos hablarde la iglesia. Pero antes, todavía no.Hasta no llegar al siglo XVI, todavíael Espíritu Santo no enfatizó el asun-to de la iglesia. Si usted mira la histo-ria de los temas que enfatizó el Espí-ritu Santo, se va a dar cuenta que élsiguió un orden sistemático.

¿De qué hablaban los hermanosde los tres o cuatro primeros siglos?De muchas cosas, pero principalmen-te el asunto en que los tenía embebi-dos el Espíritu Santo era: ¿Quién esJesús? ¿Qué relación tiene Jesús conel Padre? ¿Es de otra sustancia o esde la misma sustancia? ¿Es consus-tancial o es parecido? Eso era lo queellos querían saber, y pesquisaban lasEscrituras en oración. Y de prontosaltaban de las Escrituras las pala-bras del propio Dios acerca de suHijo y del propio Hijo acerca de símismo, y del Espíritu por los profetasy apóstoles acerca del Hijo. ¿Quiénera el Hijo? Ese era el tema de la igle-sia en los primeros cuatro siglos.

Después que ya quedó claro queel Hijo era tan Dios como el Padre,entonces ahora el asunto era: ¿Estambién hombre? ¿Cómo se relacionasu divinidad y su humanidad? ¿Sondos naturalezas en la misma persona,o son dos personas? ¿O es mitad Diosy mitad hombre? Esos eran los asun-

/ A G U A S V I V A S16

tos de ellos. Y se demoraron varios si-glos, hasta el final de la época patrís-tica. El último de los patrísticos fueJuan Damasceno. La cristología eratodavía su tema, hasta el siglo VIII.Después, en la Edad Media, siglo X,comenzó el asunto de la expiación aser traído a colación otra vez por elEspíritu Santo. Tan claro habían ha-blado los apóstoles, pero en la EdadMedia no estaban seguros por quémurió Jesucristo.

Cuando lees el Nuevo Testamen-to, es tan claro. Pero después de diezaños de historia de la iglesia, todavíaun gran teólogo llamado Pedro Abe-lardo pensaba que el Señor Jesús mu-rió en la cruz para darnos ejemplo demartirio, para darnos ejemplo quenosotros también tenemos que dejar-nos matar por Dios. ¿Sería que paraeso murió el Señor Jesús en la cruz?Claro que eso también está incluido,pero, ¿sería ese el punto principal?¿Se da cuenta? ¿Quién iba a pensarque eso era un punto de discusión enla Edad Media?

Hoy, hay cosas que nos parecenuna locura, como cuando los teólogosespañoles discutían si acaso los indí-genas tenían alma. Y de los negros, nilo discutían, lo daban por sentadoque no tenían. Uno pensaría: Diosmío, ¿esa era la teología de los teólo-gos? Exactamente, esa era. Y los bi-zantinos discutiendo cuántos ángelescabían en la punta de una aguja, o dequé color eran los ojos de la virgenMaría. Y los musulmanes se tomarontodo el imperio, cuando aquéllos es-taban en pleno concilio averiguandoacerca de los ojos de María.

Hermanos, Satanás nos distrae

con las cosas innecesarias y nos quitalo esencial. Entonces, en la Edad Me-dia, por fin levanta el Señor a herma-nos como Anselmo de Canterbury,que escribió la obra Por qué murióCristo. Y ahí empieza a traer luz otravez de lo que ya siempre había esta-do en la Biblia, pero como que se leshabía esfumado. No sé qué se habíahecho la Biblia. Por fin, empezaron apensar que él había muerto para ex-piar nuestros pecados, y procuraronentender la expiación. Ahora sí, des-pués de la expiación, después de laEdad Media, estaba lista la cristian-dad para la Reforma.

Y, ¿cuál era el tema de la Refor-ma? ¿Cuál era ahora el énfasis del Es-píritu? «El justo por la fe vivirá». SolaEscritura, sola fe, sola gracia. La justi-ficación por la fe, verdad fundamen-tal, el corazón de Romanos.

Pero, ¿sabe qué decía el Conciliode Trento, hermano, en pleno tiempode la Reforma, haciendo la Contra-rreforma? Reunidos un montón decuras, llegaban a esta conclusión: ‘Elque dijere’, dice uno de los cánonesfundamentales sobre la justificacióndel Concilio de Trento, de la Contra-rreforma, ‘el que dijere que es justifi-cado por la sola fe sea anatema’. Esodice el Concilio de Trento, o sea ana-temizó a San Pablo, anatemizó a Ro-manos, a Gálatas, anatemizó la esen-cia del evangelio, aquello que estabarepresentado por aquel propiciatorioen el corazón del Santísimo, encimadel arca.

Lo esencial lo anatemizó el Conci-lio de Trento, porque ellos confun-dían justificación con santificación.Pero el mismo Señor Jesús fue el que

A G U A S V I V A S / 17

habló de justificación. ¿Acaso no con-tó él la parábola del fariseo y delpublicano? El publicano oraba consi-go mismo; en cambio, ¿qué decía elfariseo? «Sé propicio a mí». Y otrastraducciones dicen: «Propicia paramí». Y dice que él salió justificado; osea, el que confiaba en su justicia pro-pia, salió todavía pecador. Pero, elpecador que confió en la propicia-ción, salió justificado.

Eso no es doctrina sólo de Pablo,sino del Señor Jesús. De él, en Isaías53 se dice que: «Justificará su siervojusto a muchos». La justificación noes invento de Pablo. Hoy en día quie-ren decir que Pablo fue el que se in-ventó otra rama del cristianismo, y leatacan a Pablo. Pero el Señor Jesúsdijo: «Instrumento escogido me eséste, para llevar mi nombre a las na-ciones».

Hoy le tienen un terrible odio aPablo, la Nueva Era, los apócrifos.Hoy en día ya sacaron otro apócrifo,el de Judas Iscariote, echándole laculpa a Dios, defendiendo al diablo ya Judas. ‘El culpable de todo es Dios’,ese es el dizque evangelio de JudasIscariote.

Hermanos, la iglesia no puede es-tar callada. Ella tiene que dar testi-monio constante y permanente de loque le ha sido confiado. Y esto le hasido confiado a la iglesia: «El justo porla fe vivirá».

La IglesiaAhora sí, después de la época de

la Reforma, cuando ya quedó claroquién es salvo y cómo se salva, quiénno es salvo, y quién está adentro yquien está afuera, ahora sí se podía

hablar de la iglesia, ahora sí el Espíri-tu Santo podía tomar algunos de losHermanos, y empezar a hablar de lanaturaleza de la iglesia, de la inclu-sividad de la iglesia, del cuerpo deCristo. Y ya la onda de la visión deiglesia fue introducida en la historiade la iglesia por el Espíritu Santo.

La verdad fundamental acerca dela iglesia, descansa sobre la de la jus-tificación por la fe. ¿Se dan cuenta? Yesa descansa sobre la expiación y so-bre la persona de Cristo y sobre laTrinidad. Trinidad, encarnación, ex-piación. Puede poner: resurrección,ascensión, Espíritu y también justifi-cación por la fe, vida santa, vida en elEspíritu, iglesia. Ahora sí llegamos ala iglesia.

Ahora, del siglo XVIII y XIX, XX yXXI, el Espíritu Santo está llevando ala iglesia a comprenderse a sí misma,pero a la luz de la salvación, a la luzde Cristo. O sea, la eclesiología no esel primer capítulo, es el penúltimo. Elúltimo es la escatología, las últimascosas. Cuando ya vemos la iglesia,los vencedores, el milenio, el reino,ahí empiezan todas estas cosas, ahíempieza la escatología. Cielo nuevo,tierra nueva, esa síntesis que comien-za por: «Cristo en vosotros, la esperanzade gloria». Ahí sí, llegamos a la escato-logía, la esperanza, la bendita espe-ranza, una misma esperanza, «la espe-ranza de gloria».

Ahora sí, después del reino, tene-mos la eternidad, el propósito eternode Dios. Esas son palabras claves queno debemos olvidar dentro del depó-sito de Dios. Dentro del consejo deDios, hay asuntos esenciales que tie-nen un orden lógico, un orden espiri-

/ A G U A S V I V A S18

tual, que uno es el que te lleva al o-tro. Y así, el Espíritu Santo, conformea la promesa de Jesús, condujo a laiglesia. Porque él dijo: «El Espíritu osguiará a toda verdad». Y el EspírituSanto, como en un parto, dirigió eseparto de la iglesia que es como aque-lla mujer en trabajo de parto para dara luz ese niño, ese hijo varón – Cristoformándose en la iglesia.

El Espíritu Santo ha ido revelan-do a la iglesia, con la misma Palabrade siempre, la misma Biblia de siem-pre. Pero, cada vez, él la va abriendomás, primero acerca de Dios mismo yacerca de Cristo, porque es por me-dio de Cristo que conocemos a Dios,es por medio de Cristo que conoce-mos al hombre, es por medio de Cris-to que conocemos la salvación y espor medio de Cristo que conocemosla iglesia y el reino y el propósitoeterno de Dios.

Todas estas cosas están integradasen un orden lógico que viene de laeternidad y que va hasta la eterni-dad, y que así han sido enseñadaspor el Espíritu Santo conforme a suministerio, a lo largo de veintiún si-glos de historia eclesiástica. El Espíri-tu Santo enfatizando estas cosas, por-que era necesario que primero hubie-ra algunas claras, para que sobre e-llas el Espíritu pudiera ayudarnos adar un paso más allá.

Entonces, hermanos, digamos quela historia de la iglesia se recapitulaen la revelación final que la iglesiadel fin tiene que llevar. Porque dice lapalabra de Dios que «mejor es el findel negocio que su principio», ¿ven?Porque los patriarcas trabajaron para

nosotros, Moisés trabajó para noso-tros; Josué, los jueces, los reyes, losprofetas, todo Israel trabajó para no-sotros. Los apóstoles trabajaron paranosotros.

Nosotros estamos encima de lapatrística, sobre los hombros de losescolásticos, sobre los hombros de lospre-reformadores y de los reformado-res, de los grandes misioneros. Todoel trabajo del Espíritu a lo largo deveintiún siglos, era para pasárnoslo anosotros. Todo ese depósito. De él so-mos herederos. Ha sido masticadopor largos siglos. A veces, un asuntonecesitaba cuatro siglos de mastica-ción para quedar decantado en el co-razón de la iglesia para poder el Es-píritu Santo pasar a un siguientepunto.

Pero estamos en las generacionesfinales, hermanos. Entonces somoslos herederos de toda esa riqueza, detodo ese proceso. Si el depósito deDios era grande en el principio, cuan-do no había sido digerido, ¡imagíneseahora que ha sido digerido por vein-tiún siglos de historia de la iglesia!¡Cuántos hermanos tratando masticarpor un lado y por el otro, y clarificary conversar, para que nos vaya lle-gando a nosotros, algo más definido,más decantado!

Hermanos, nosotros estamos enlos hombros de ellos; pero cada gene-ración tiene que ser fiel a su propiageneración. Nosotros debemos, sobrelos hombros de nuestros hermanos,dar un testimonio lo más completoposible, de principio a fin, del consejode Dios.

(Extractado de un mensaje impartidoen Temuco, en agosto de 2008).

* * *

A G U A S V I V A S / 19

Sembrando para el

TEMA DE PORTADA

Gonzalo Sepúlveda

Potencialmente, los cristianos tienen la capacidad de sembrarpara la carne o para el Espíritu.

Espíritu“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, esotambién segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción;mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gál. 6:7-8).

Mediante la gracia del Señor,los hermanos que nos reu-unimos en este lugar, he-

mos estado haciendo una siembrapara el Espíritu.

En la palabra citada está presentela carne y la corrupción. «El que siem-bra para su carne, de la carne segará co-rrupción». Usted y yo tenemos poten-cialmente la capacidad de sembrar

/ A G U A S V I V A S20

para la carne o para el Espíritu; díatras día, estamos haciendo una de es-tas dos cosas. Durante la semana quepasó, todos hemos sembrado, ya seapara la carne o para el Espíritu.

Nosotros no necesitamos graninstrucción para conocer cuáles sonlos frutos de la carne. Cuando hemossembrado para nuestra carne, paranosotros mismos, nuestro egoísmo,soberbia e individualismo se exacer-ban y, como resultado, hemos obteni-do una nefasta cosecha. De eso, todossabemos. Dudo que haya alguien enesta asamblea que no haya tenido, al-guna vez, una mala cosecha. Y a lahora de la sinceridad, muchas vecesexclamamos: ‘¡No estamos sino cose-chando lo que nosotros mismos he-mos sembrado!’.

Mas, hoy, estamos haciendo unasiembra para el Espíritu. Ya sabemosque no sólo somos cuerpo y alma;también somos espíritu, y que por elmilagro de la regeneración, uniéndo-se el Espíritu de Dios con «nuestroespíritu», disfrutamos de su vidanueva en Cristo Jesús.

Dios formó espíritu en el hombre(Zac. 12:1). «Lámpara de Jehová es el es-píritu del hombre» (Pr. 20:27) «El Espí-ritu mismo da testimonio a nuestro espí-ritu, de que somos hijos de Dios» (Rom.8:16). El espíritu nuestro está funcio-nando ahora. En el tiempo antiguo,Dios despertó el espíritu de sus sier-vos, despertó el espíritu de su pue-blo, y se levantaron para edificar lacasa de Dios (Hag. 1:14). De la mismamanera, nosotros estamos hoy cre-yendo; nuestro espíritu está vivo,porque el Señor nos ha vivificado.Ese es el trabajo del Señor. Él hace vi-

vir el espíritu de los humildes y vivi-fica el corazón de los quebrantados(Is. 57:15).

Estamos sembrando para el Espí-ritu. Nuestro espíritu se regocija,como el espíritu de María: «Engrande-ce mi alma al Señor, y mi espíritu se re-gocija en Dios mi Salvador» (Luc. 1:46-47). Su alma engrandece al Señor,pero el espíritu va más lejos: ¡se rego-cija en Dios su Salvador! Así tambiénhoy, nuestro Espíritu se regocija. ElSeñor nos ha salvado, el Señor nos haamado. No podemos entender cuángrande es su amor. ¡Cómo se regocijanuestro espíritu!

Sin embargo, hermanos, debemosser también muy sinceros. Estamostrabajando... pero todavía estamossembrando. No pensemos que, por-que este lugar está lleno de herma-nos, y porque hay una obra de la quesomos parte, ya la cosecha está lista.No; todavía estamos en una etapa desiembra. Necesitamos seguir sem-brando. El Señor regará con su Espí-ritu esta siembra, y a su tiempo llega-rá la bendita cosecha.

El propósito eterno de DiosEl Señor tiene un propósito gran-

de, y queremos hablar de las cosasgrandes del Señor, de las cosas eter-nas. Y, con la ayuda del Espíritu, des-pués queremos hablar de las cosaspequeñas; y luego, de lo pequeño,volveremos a lo grande, con la ayudadel Señor.

Efesios 1:9-10. «…dándonos a cono-cer el misterio de su voluntad…». Oh,hermanos, el Dios eterno y todopode-roso, creador del cielo y de la tierra,se propuso algo en sí mismo. Él tiene

A G U A S V I V A S / 21

un propósito, y a nosotros debe inte-resarnos mucho tal propósito. ¿Quées lo que Dios quiere? ¿Por qué noscreó? ¿Por qué estamos aquí? ¿Paraqué tenemos las capacidades que te-nemos? Dios tiene el propósito «…dereunir todas las cosas en Cristo, en ladispensación del cumplimiento de lostiempos, así las que están en los cielos,como las que están en la tierra».

Alguien podría decir: ¿Y qué ten-go que ver con eso yo, con mis pro-blemas, con mi familia, con mi situa-ción? ¿Qué tengo que ver con esepropósito eterno de Dios, con esosmisterios divinos? Dios va a reunirtodas las cosas que están en los cielosy en la tierra. Bueno, pero, ¿dóndeentro yo en eso?

Veamos Apocalipsis 5. Este es uncapítulo dedicado al Cordero, a nues-tro Señor Jesucristo, quien derramósu sangre en la cruz y nos redimió, yque ahora está exaltado en medio deltrono. Los redimidos ya han cantado:«Digno eres de tomar el libro y de abrirsus sellos … tú nos has redimido paraDios». Y luego dice Juan: «Y miré, y oíla voz de muchos ángeles alrededor deltrono, y de los seres vivientes, y de losancianos; y su número era millones demillones, que decían a gran voz: El Cor-dero que fue inmolado es digno de tomarel poder, las riquezas, la sabiduría, la for-taleza, la honra, la gloria y la alabanza».

Recuerden el versículo que leímosen Efesios: Dios se propuso «reunirtodas las cosas en Cristo … así las queestán en los cielos, como las que están enla tierra». Y Apocalipsis 5:13-14 esuna visión anticipada del propósitode Dios cumplido: «Y a todo lo creadoque está en el cielo, y sobre la tierra, y

debajo de la tierra, y en el mar, y a todaslas cosas que en ellos hay, oí decir: Al queestá sentado en el trono, y al Cordero, seala alabanza, la honra, la gloria y el poder,por los siglos de los siglos. Los cuatro se-res vivientes decían: Amén; y los veinti-cuatro ancianos se postraron sobre susrostros y adoraron al que vive por los si-glos de los siglos».

Lo que escribió el apóstol Pablo,inspirado por el Espíritu Santo, enEfesios 1, tiene un tono profético, yJuan en Apocalipsis nos relata elcumplimiento de lo que Dios se habíapropuesto. Pues nuestro Dios no sólopromete. ¡Él cumple su promesa!Esto alimenta nuestra fe.

Cielo, tierra y mar, delante del Se-ñor. ¿Y qué dicen? «Al que está sentadoen el trono, y al Cordero, sea la alabanza,la honra, la gloria y el poder, por los si-glos de los siglos». ¡Qué precioso suenaesto proclamado por los santos! ¡Laiglesia está viva, hermanos! Nuestroespíritu está vivo, y nuestro espírituse regocija en Dios nuestro Salvador.La iglesia es terrenal y celestial almismo tiempo. Terrenal, porque esta-mos aquí, en este lugar, y en estecuerpo físico; pero celestial, porquelo que acabamos de decir está dirigi-do al trono de Dios en los cielos.

Pero, todavía faltamos nosotros.Hay otra profecía de Pablo en Efesios5:25-27. «… Cristo amó a la iglesia, y seentregó a sí mismo por ella, para santifi-carla, habiéndola purificado en el lava-miento del agua por la palabra, a fin depresentársela a sí mismo, una iglesia glo-riosa, que no tuviese mancha ni arrugani cosa semejante, sino que fuese santa ysin mancha».

Si nosotros miramos la iglesia con

/ A G U A S V I V A S22

los ojos humanos, nos desalentamos;si miramos la historia de la iglesia,nos frustramos, pues vemos que sonmás sus fracasos que sus triunfos.Pero la infidelidad del hombre nohará nulas las Escrituras, ni pondráen duda la fidelidad de nuestro Dios.

Cristo amó a la iglesia, y nosotrossomos parte de ella, los redimidospor la sangre del Cordero. ¡Gracias,Señor! «Cristo amó a la iglesia, y se en-tregó a sí mismo por ella». Esto dice elEspíritu Santo, para que nosotrostambién nos enamoremos del Señor,para que le apreciemos y nos maravi-llemos en su amor.

«…a fin de presentársela a sí mismo,una iglesia gloriosa…». Han pasado losaños, y nuestros ojos no lo ven aún. Yes posible que, mientras estemos en

la tierra, no veamos mucho. ¡Cuántoshermanos han partido sin ver esto!Han cerrado sus ojos, ya no están connosotros. No sabemos cuánto de estagloria llegaremos a ver aquí abajo.

Regresemos a Apocalipsis. Re-cuerden que en el capítulo 5 se diceque los veinticuatro ancianos se pos-traron sobre sus rostros y dijeron:«Amén». Fíjense ahora en Apocalipsis19:4-8. «Y los veinticuatro ancianos ylos cuatro seres vivientes se postraron entierra y adoraron a Dios, que estaba sen-tado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Ale-luya! Y salió del trono una voz que decía:Alabad a nuestro Dios todos sus siervos,y los que le teméis, así pequeños comograndes. Y oí como la voz de una granmultitud, como el estruendo de muchasaguas, y como la voz de grandes truenos,que decía: ¡Aleluya, porque el Señornuestro Dios Todopoderoso reina! Gocé-monos y alegrémonos y démosle gloria;porque han llegado las bodas delCordero, y su esposa se ha prepara-do. Y a ella se le ha concedido que se vis-ta de lino fino, limpio y resplandeciente;porque el lino fino es las acciones justasde los santos».

¡Gloria al Señor! En el propósitoeterno de Dios, en el misterio de suvoluntad –de reunirlo todo en Cristo–aparece en Apocalipsis que toda lacreación adora al que está sentado enel trono y al Cordero. Pero a Apoca-lipsis 5 ‘parece que le falta algo’ (o‘Alguien’), que se completa en Apoca-lipsis 19, porque el Cordero, que esexaltado y glorificado por todo locreado, y en torno a quien todo se re-úne, ¡ahora tiene una boda! ¡Ahí apa-rece ahora la iglesia gloriosa, que elSeñor se presenta a sí mismo!

A G U A S V I V A S / 23

¡Bendito sea el nombre del Señor!¿No le parece ésta, una buena noticia,hermano? Usted, que se ve débil, ensus fracasos, lleno de problemas; us-ted, fue escogido desde antes de laformación del mundo, fue objeto delamor del Señor Jesucristo crucificadopara el lavamiento de todos sus peca-dos, y usted ha sido ungido por el Es-píritu Santo, quien ahora nos condu-ce hasta esa gloria donde estaremoscon el Señor para siempre.

No estaremos ‘en un rinconcitodel cielo’, como se dice a veces conuna afectada humildad, sino dondeel Señor está, estaremos con él, y ve-remos su gloria. Lo creemos. ¡Somoscreyentes! Sí, hermanos, y estamosfundados sobre una Roca firme, unaRoca inconmovible. Sobre esta Rocaestá fundada la iglesia, la esposa delCordero, la que se viste de lino fino,limpio y resplandeciente, la que a-

tengo que enfrentar uno y mil proble-mas’.

Bueno, aquí se nos muestra el ca-mino, y se nos muestra la meta. Cris-to y la iglesia, la consumación. Haciaallá nos lleva el Señor. Pero, de aquíhacia allá, en el camino que tenemosque andar, ¿cómo vamos a caminar?¿Qué ha dicho el Señor, hermanos?¿Qué ha hablado el Espíritu de Dios anuestros corazones en estos días? «Noos dejaré huérfanos; vendré a vosotros»(Jn. 14:18). «Os conviene que yo mevaya; porque si no me fuera, el Consola-dor no vendría a vosotros» (Jn. 16:7).

Cuando el Señor Jesús estaba ensu cuerpo de carne, en la tierra, él es-taba con los discípulos, pero no podíaestar en los discípulos. Hoy día, noso-tros somos templo del Espíritu Santo,y tenemos al Señor dentro de noso-tros. El Espíritu de Dios ha venido; yse quedó con nosotros para siempre.

¿Qué es lo que Dios quiere? ¿Por qué nos creó?¿Por qué estamos aquí? ¿Para qué tenemos las ca-pacidades que tenemos? Dios tiene el propósito

«…de reunir todas las cosas en Cristo...».compañará al Cordero por la eterni-dad. ¡Gloria al nombre del Señor!

Usted me dirá: ‘Hermano, me re-gocijo en la palabra, ¡pero es tan ce-lestial! Tengo que esperar morir y re-sucitar para llegar al cumplimientode la palabra. Y yo tengo problemasen mi casa hoy, tengo conflictos con-migo mismo hoy, tengo deudas hoy;yo vengo a esta reunión porque nece-sito socorro para hoy. Esta semana

Casi se está cerrando la historia, yla historia no se cerrará con una igle-sia moribunda – se cerrará con unaiglesia gloriosa. Mientras más nosacercamos a la boda, mejor vestidosestamos, porque no estamos solos. Siusted y yo hubiésemos sido dejados anuestra suerte, ya no estaríamos aquí.Pero el Señor ha sido fiel; él nos haguardado, y nos ha perdonado una yotra vez. Nos ha tenido paciencia y

/ A G U A S V I V A S24

misericordia; nos ha acompañado. Lohemos contristado una y otra vez; nohemos sido gentiles con él, no hemossido amables; muchas veces le hemoscausado dolores, ¡pero el Señor hasido tan fiel! Por eso, sembramos pa-ra el Espíritu, para que el Espíritu nosiga siendo contristado; porque el Es-píritu quiere llevarnos hasta eseencuentro maravilloso en aquellaboda final.

Esto nos recuerda una figura bí-blica, en el Génesis. Es la historia deIsaac. Abraham mandó a su siervoEliezer a buscar una esposa entresus parientes, para su hijo Isaac. YEliezer, que es figura del EspírituSanto, fue, y no se equivocó en nin-guno de los pasos que dio. Porqueasí es el Espíritu Santo, certero en loque hace. Encontró a la joven quebuscaba. Era una mujer diligente. Laencontró y la condujo por todo el ca-mino de retorno hasta su amo Isaac.No le dijo: ‘Anda; allá te esperan’.No. Él le trajo vestidos y regalos, yla acompañó todo el camino, hastaque, llegando, aparece a la distanciaun varón, y ella le dice: «¿Y quién esese varón que viene hacia noso-tros?». Y Eliezer responde: «Ese esmi señor». Entonces Rebeca cubriósu rostro (Gén. 24).

¡Qué escena más maravillosa! ElEspíritu Santo está allí, tipificado enese siervo que se preocupó de queRebeca recorriera todo el camino,hasta presentarla al amado que la es-peraba. Así el Señor está esperandopor nosotros. Y está confiando plena-mente, no en tus fuerzas ni en lasmías; sino en Aquel que envió desdeel cielo, el cual tenemos hoy de Dios,

enviado por el Padre y por el Hijo, yque está aquí adentro, contigo y con-migo, para guiarnos. ¡Aleluya!

Lo que Dios nos ha concedidoNadie puede llamar a Jesús, Se-

ñor, sino es por el Espíritu Santo. Poreso hoy declaramos: «Jesucristo es elSeñor». El Espíritu Santo ha trabaja-do contigo y conmigo; por eso per-manecemos hasta el día de hoy.

¿Y qué es lo que quiere hoy el Es-píritu, hermanos? 1ª Corintios 2:12:«Y nosotros no hemos recibido el espíritudel mundo, sino el Espíritu que provienede Dios, para que sepamos lo que Diosnos ha concedido». Este versículo debesaberlo toda la iglesia. Sería inexcu-sable que usted no sepa esto. Si ustedtiene un depósito en un banco, ustedestaría muy bien informado de lo quetiene, porque es una riqueza inmen-sa; usted no puede descuidarlo. No-sotros hemos recibido el Espíritu queproviene de Dios, «para que sepamos loque Dios nos ha concedido».

Hermano, sería una tremendapérdida; usted tendría una pobrezamuy grande, sería un ‘mendigo rico’.Se han conocido muchas historias depersonas que mendigan en las calles,y después se descubre que eran mi-llonarios. Muchos cristianos son así.¿Acaso no dice la Escritura, entre pa-réntesis: «Pero tú eres rico» (Ap. 2:9)?¿Acaso no dice que somos herederosde Dios y coherederos con Cristo Je-sús (Rom. 8:17)?

¡Nosotros somos riquísimos! ¿Ycómo puede un rico vestir tan mal?Recuerden que las vestiduras de laiglesia son las acciones justas de lossantos. Porque la fe sin obras es muer-

A G U A S V I V A S / 25

ta. Hemos dicho que tenemos fe; perola Escritura dice claramente que la fedebe tener obras. Entonces, ¿cómo esque, siendo tan ricos, nos vestimosandrajosamente? Porque no sabemoslo que Dios nos ha concedido.

Hermanos, hemos recibido «el Es-píritu que proviene de Dios, para que se-pamos lo que Dios nos ha concedido».Oh, hermanos, nosotros somos tanignorantes acerca de nuestra heren-cia; conocemos muy poco de esta tre-menda riqueza que se nos ha dado.El que nos habita es el mismo Espíri-tu que en la creación de Génesis 1 semovía sobre la faz de las aguas, comopreparando el escenario para unamagnífica creación; el que nos habitaes el mismo Espíritu que llenó conpoder al Señor Jesús; es el mismo Es-píritu que resucitó al Señor de entrelos muertos, ¡es Dios, hermanos!

Si usted y yo somos personas quetenemos a Dios adentro, que lo conte-nemos, que lo llevamos, y que nues-tras obras sean malas, y que nuestrosfrutos no sean gratos al Señor, y quenuestra fe sea teórica, y sean palabras

y no poder, entonces estamos negan-do lo que tenemos, estamos ignoran-do el potencial que tenemos.

Los científicos dicen que ocupa-mos un mínimo de las neuronas denuestro cerebro, que desarrollamosunas pocas habilidades, y nos confor-mamos con eso. Eso es parte de lacaída de Adán. Cuando alguien desa-rrolla su intelecto, nosotros decimos:‘¡Qué inteligente es el hombre!’. Esainteligencia está en todos nosotros,de una u otra manera, y ocupamosuna mínima parte de lo que se nos haconcedido. Nosotros, hermanos, acausa de la caída, nos conformamos(en sentido figurado) con saber leer yescribir, sumar y restar; desarrolla-mos muy poco las habilidades conque Dios nos ha dotado.

Y ese mismo trato damos al Espí-ritu Santo, o peor aún. Nosotros nosabemos qué capacidad tiene, qué al-cance tiene, qué poder se puede ex-presar por el Espíritu Santo que moraen el corazón del creyente.

Amado hermano, «nosotros no he-mos recibido el espíritu del mundo, sinoel Espíritu que proviene de Dios». HayAlguien que está aquí, dentro del co-razón; y nuestro ruego en este tiempoes: ‘Señor, ayúdanos a ser sensibles altrabajo del Espíritu, a la voz del Espí-ritu, a los movimientos del EspírituSanto dentro de nuestro corazón.Que mi oído no se ponga pesado; quesea sensible cuando el Espíritu meestá hablando; que mi voluntad estéinclinada, que mi alma se sujete’.

¡Qué preciosa ha de ser un almasujeta al Espíritu, gobernada por elEspíritu, inspirada por el Espíritu deDios! Oh, hermanos, me impresiona

El Señor quiere fruto ennosotros. Quiere que lafe vaya acompañada deacción, de obra. Y para

eso, ¿quién es suficiente?No yo, sino Aquel que

mora dentro de mí.

/ A G U A S V I V A S26

la Escritura que dice: «Porque el reinode Dios no consiste en palabras, sino enpoder» (1ª Cor. 4:20). El Señor noquiere que sólo tengamos una teoríaaquí en la reunión, sino que tenga-mos poder cada día, para enfrentarlas debilidades de la carne. No esta-mos pensando en el poder para cosasespectaculares. Poderoso es el Señorpara hacerlas; no vamos a restringirlenosotros. Pero el Espíritu del Señor estan sabio, hermanos. Nos inclinamosante esa sabiduría.

Muchos siervos de Dios han sidohombres poderosamente usados,pero que después fracasaron penosa-mente en su vida moral; porque sucorazón no estaba tratado. No cono-cieron la cruz, no conocieron la vidade cuerpo, no conocieron profunda-mente al Señor. Probaron los hechosmilagrosos, pero no aprobaron encuanto a su carácter. Cristo no fueformado en ellos

El Señor quiere fruto en nosotros.Quiere que la fe vaya acompañada deacción, de obra. Y para eso, ¿quién essuficiente? No yo, sino Aquel quemora dentro de mí. El Señor es pode-roso, para que tú y yo seamos hom-bres santos; el Señor que está en no-sotros es poderoso, para que seamossabios, para que seamos personasequilibradas.

Admiramos el poder de Dios en ellibro de los Hechos; pero entendemosclaramente que, en estos tiempos, elEspíritu Santo no está buscando lla-mar la atención de los hombres conhechos milagrosos solamente. Diosestá reuniendo a su iglesia, para pre-sentársela gloriosa. Eso está de acuer-do con el propósito de Dios.

Una de las peores faltas que ca-racteriza al cristianismo de nuestrosdías, es la falta de temor de Dios.Muchos cristianos actúan como elmundo como si no hubiese Dios.¡Qué contristado está el Espíritu!Pero el Señor está sembrando esta pa-labra en nosotros. ¿Se imaginan uste-des cientos, o miles de creyentes consabiduría, con inteligencia, con con-sejo, con poder, con conocimiento ycon temor de Dios? (Isaías 11:2-3).

Damos gracias al Señor por lo queestá pasando. Pero tiene que ocurrirmucho más todavía. No seamos es-trechos en nuestra manera de pensar.¡Tenemos a Alguien adentro! Y en lamedida que lo atendemos, más deesta vida poderosa, más de este ca-rácter, se manifestará.

Pedro y Juan iban a orar al tem-plo. Había alguien en la entrada,mendigando – un cojo. ¿Cuántos co-jos, cuántos enfermos habría allí?Muchos, seguramente. Pero tenía queser aquel hombre, en ese día, en eseminuto exacto.

Esa persona se quedó mirando,esperando recibir una limosna. Pedrolo mira a los ojos, y le dice: «No tengoplata ni oro, pero lo que tengo, te doy»(Hech. 3:6). «Lo que tengo». ¡Cómo nosgusta esa expresión! Lo que la iglesiatiene; lo que tú tienes. Oh, si todosnosotros fuésemos así inspirados porel Espíritu, socorridos por el Espíritu,y que hubiese frutos de fe, por el Es-píritu, todos diríamos: «Lo que tengo»,porque usted no puede dar lo que notiene.

«…lo que tengo te doy; en el nombrede Jesucristo de Nazaret, levántate yanda». Se conmocionó la ciudad, to-

A G U A S V I V A S / 27

dos miraban atónitos a Pedro y aJuan. Y ellos, con equilibrio santo, nose envanecieron ni un ápice. Si ustedlee el libro de los Hechos, encontraráestas palabras: «Varones israelitas …¿por qué ponéis los ojos en nosotros,como si por nuestro poder o piedad hu-biésemos hecho andar a éste?» (Hechos3:12).

¡Qué equilibrio emocional, quécarácter santo! Probaron el poder, sa-naron al cojo; pero ellos se hicieron aun lado, y dijeron: «No es por nues-tro poder, no es por nuestra piedad,no es por nuestra justicia. El Dios deAbraham, de Isaac y de Jacob ha glo-rificado a su Hijo Jesús, a quien uste-des crucificaron, y por el nombre deél y por su poder, este hombre estásano». Él es quien se lleva el honor yla alabanza. Y no hubo alarde, ningu-na palabra extraña.

Así nos tiene que conducir el Es-píritu del Señor. Pero lo que ahora es-tamos enfatizando es lo que tenemos,lo que hemos recibido. Porque hayun objetivo glorioso al final de la his-toria: el Señor se presentará a sí mis-mo una iglesia gloriosa, vestida delino fino, limpio y resplandeciente;porque el lino fino son las accionesjustas de los santos. No la palabrería

de los santos, sino el fruto de los san-tos.

Y no puede alguien dar fruto, amenos que primero haya una siem-bra. Hoy estamos sólo sembrando.No nos entusiasmemos demasiado.Estamos sembrando. Pero, al mismotiempo, soñando; porque si sembra-mos para el Espíritu, del Espíritu se-garemos vida eterna, poder, gracia,sabiduría, consejo, equilibrio. ¡Bendi-to sea el nombre del Señor!

¿Qué cosas hará el Señor? Hastaaquí no nos dejó solos, y no nosabandonará, hasta que lleguemos alfinal de esta bendita carrera. ¡Gra-cias, Señor! Pero aún Dios no estáconforme. Seamos inconformistas,hermanos. Él está trabajando dentrode ti y dentro de mí; está soplando,está avivando la llama, para que lallama esté encendida, para que estemundo llegue a conocer otro tipo decristianismo – cristianos que no sólotienen palabras, sino poder; que nosólo tienen doctrina, sino fruto, y quelo que creen se transforma en obra, yen una conducta que agrada al Señor,para que haya frutos visibles ante elmundo que nos rodea.

Que el Señor nos socorra.(Síntesis de un mensaje impartido

en Temuco, en abril del 2009).

* * *Equivocando el camino

Una de las características de un cierto tipo de mal hombre es queno puede renunciar a algo sin desear que todos los demás lo hagantambién. Este no es el modo cristiano de hacer las cosas. Un cris-tiano como individuo puede encontrar apropiado renunciar a todotipo de cosas –matrimonio, carne, cerveza o cine– por razones es-peciales; pero en el momento en que empieza a decir que talescosas son malas en sí mismas, o que empieza a despreciar a losque las usan, se ha equivocado de camino.

C. S. Lewis, en Comportamiento cristiano

/ A G U A S V I V A S28

TEMA DE PORTADA

Eliseo Apablaza

Un mirada almicrocosmos de la

vida de la iglesialocal.

BetaniaLecturas: Lucas 10:38-41, Juan 11:1-44; 12:1-8; Lucas 24:50-51.

En las Escrituras, encontramoscuatro eventos asociados al Se-ñor Jesucristo que tienen que

ver con la ciudad de Betania, con elhogar de Marta, María y Lázaro. Enestos cuatro episodios, el lugar pre-eminente lo ocupa el Señor Jesucristo.

El pasaje de Lucas es el primero.Aquí tenemos una escena que se vi-vió en Betania. Betania era una pe-queña ciudad cerca de Jerusalén,poco más allá del monte de los Oli-vos, por el lado opuesto al Getsema-ní.

A G U A S V I V A S / 29

Había muy poca distancia entreestas dos ciudades. Jerusalén era unaciudad grande, y allí estaba el tem-plo. Era el centro religioso de toda lanación y de todos los judíos que esta-ban dispersos por el mundo. En eltemplo estaba el sacerdocio ejercien-do su ministerio. Allí se cumplía es-trictamente el orden de Dios dado enel Levítico, y las instrucciones de Da-vid a su pueblo. Todo estaba centradoen Jerusalén.

Rechazado en JerusalénEl Señor intentó desarrollar su

ministerio en la ciudad de Jerusalén,y limpió el templo, intentando despe-jar el camino para que él pudiera es-tar en su casa. Ese templo estaba con-taminado. Era la casa de Dios; sinembargo, había muchos mercaderesallí. Entonces, el Señor intenta hacerde esa casa realmente lo que era, unacasa de oración. Entonces, él dice:«¿Por qué habéis hecho de la casa demi Padre una cueva de ladrones?».

En ese momento, todavía el tem-plo era «la casa de mi Padre». Sinembargo, cuando llega el fin de suministerio, cuando él llora sobre Jeru-salén, después de haber sido rechaza-do sistemáticamente, una y otra vez,de diversas maneras, él dice: «Vues-tra casa será dejada desierta». No di-ce «la casa de mi Padre», sino «vues-tra casa». El templo ya había dejadode ser la casa de Dios. Entonces, des-pués, los discípulos, le dicen: «Mira,qué piedras y qué edificios», y el Se-ñor les dice: «De cierto os digo, quede esto no quedará piedra sobre pie-dra que no sea derribada».

Así fue cómo el templo de Jerusa-

lén, la gran atracción del mundo reli-gioso, dejó de ser la casa de Dios.Dios ya no habitaba allí, sino que ha-bitaba en la persona del Señor Jesús.Por eso, en Juan capítulo 2, dice:«Aunque derriben este templo, yo entres días lo reedificaré», y «hablabadel templo de su cuerpo». En ese mo-mento, él ya era el templo de Dios.

Pero después, cuando nosotrosvamos al libro de los Hechos, el testi-monio de Esteban es muy claro, peroél también fue rechazado. El testimo-nio de Esteban es que los tiempos deMoisés habían mudado, y que habíanllegado tiempos nuevos. Este es eltestimonio acerca de la iglesia comotemplo del Espíritu de Dios.

Entonces, hay una transición des-de Jerusalén a Cristo en su cuerpo decarne. El templo primero; luego Cris-to en su templo de carne, y despuésla iglesia como cuerpo de Cristo.

Como ustedes saben, la suerte deJerusalén fue muy triste. El templofue derribado en el año 70 despuésde Cristo, y efectivamente, no quedópiedra sobre piedra.

Pero, antes de eso, aquí, en estepasaje de Lucas capítulo 10 y en otrospasajes que veremos, hallamos al Se-ñor mostrándonos anticipadamente,como en una metáfora, cómo sería lacasa donde él habitaría, cómo habríade ser la iglesia en el tiempo neotes-tamentario. Porque un nuevo sistemareligioso se establecería aun dentrodel cristianismo, a imitación del siste-ma religioso judaico. La propia ense-ñanza del Señor sería tergiversada,de modo que llegarían a constituirtambién una religión, también contemplos sagrados, con servicios sa-

/ A G U A S V I V A S30

cerdotales, con rituales muy riguro-sos, con formalismos y tradiciones.Con el paso de los siglos, eso es loque ha venido a ocurrir.

La actual cristiandad ha tomadotantas cosas del modelo judaico, quees asombroso ver cómo se repite lahistoria, cómo se repiten los mismoserrores que cometieron los judíos: unlibro sagrado, un lugar sagrado, unsistema sacerdotal, un conjunto detradiciones que tienen tanto valorcomo la palabra de Dios. Eso es loque pasaba con los judíos; eso es loque ocurre hoy en día con la cristian-dad.

Entonces, ¿cuál es el trabajo delSeñor hoy por su Espíritu? A laspuertas de la venida del Señor Jesu-cristo, el Señor está trayendo una re-novación profunda, no sólo de cosasexternas, sino de lo esencial; un cam-bio de dirección absoluta, de tal ma-nera que Cristo pueda tener otra vezsu iglesia como él la diseñó, donde élsea el centro y también la circunfe-rencia, donde él esté en el centro yesté en los extremos, donde Cristosea el todo y en todos.

No necesitamos nada más apartede Cristo. No necesitamos una claseespecial de vestiduras, ni una ciertaformación teológica. No necesitamosabsolutamente nada más, porqueCristo es suficiente, porque él es lavida, porque él es la verdad, es larealidad. La verdad es la realidad; nola apariencia. No es un gozo externo,es un gozo profundo. No es una vidade apariencias, es una vida real, quesurge del corazón por el Espíritu San-to.

Dios está restaurando su iglesia

conforme a su modelo, y aquí tene-mos una metáfora de lo que es la i-glesia: Betania.

El comienzoEl Señor Jesús no encontró cobijo,

no encontró acogida en Jerusalén. En-tonces, él caminaba un poco más yllegaba a Betania. Y cuando él llegabaa este hogar en Betania, todo girabaen torno a su persona. Aquí tenemosa dos mujeres que están centradas enél; una de una manera; otra, de otramanera. El Señor aprueba a una y re-prueba a la otra.

¿Cuál es la diferencia entre estasdos mujeres? Las dos amaban al Se-ñor, las dos querían servir al Señor,tenían muchos deseos de agradar sucorazón. Eso es muy bueno. Todosnosotros queremos al Señor, todosqueremos servir al Señor; pero hayuna forma aprobada y hay una formareprobada. Entonces, aquí el Señornos muestra cuál es la forma que élquiere.

Marta estaba muy afanada. Habíaperdido la paz; ella estaba llena deinquietud y de zozobra, llena de mu-chos quehaceres. Y el Señor llamó suatención: «Mira a tu hermana; ella haescogido la mejor parte». ¿Y qué es loque hacía María? Ella hacía tan poco;prácticamente no hacía nada.

Si nosotros tenemos que aplaudirlos méritos de estas dos mujeres, en-tonces tendríamos que aplaudir aMarta, porque ella estaba preocupa-da de si el Señor tenía hambre; encambio, María estaba sin hacer nada,a los pies del Señor, oyendo su pala-bra. Y allí, el griego nos da a enten-der que ella permanecía en esa actitud

A G U A S V I V A S / 31

de oír al Señor. No era un escucharmomentáneo, sino era una atenciónpermanente y duradera.

¿Cómo podemos conocer a unapersona? Escuchándola. Las palabrasdel Señor mostraban su corazón; él serevelaba a través de lo que hablaba.

Nosotros tenemos más necesidadde escucharlo a él que de hacer cosaspara él. Ese es un gran problema quetenemos que corregir. Estamos acos-tumbrados a hacer cosas para Dios, ysi no las hacemos nos sentimos incó-modos; entonces, no estamos en paz.Sin embargo, aquí el Señor nos mues-tra que nosotros nada podemos hacerpara él si primero no le escuchamosatentamente. Por eso, en muchos pa-sajes de la Escritura, se nos muestraque, cuando intentamos hacer cosaspara Dios, él tiene que interrumpir-nos. Cuando nosotros queremos ha-blar antes de oír, el Señor nos hacecallar.

Pedro, muchas veces, habló, yDios tuvo que interrumpirlo y tuvoque corregirlo. Y Pedro quedó muyavergonzado. Aquí también, Maríano habló; pero habló Marta, apresu-radamente, y el Señor tuvo que corre-girla. ¿Por qué? Porque ella no habíaestado escuchando primero. Nosotrosno podemos hacer algo para Dios sinescuchar primero. Lo primero que te-

nemos que hacer cuando venimos alSeñor es cerrar la boca y abrir los oí-dos. Y también abrir los ojos paracontemplarlo.

Por eso, muchas veces ha ocurri-do que personas muy grandes e im-portantes en el mundo religioso,cuando tienen un verdadero encuen-tro con Cristo, cuando llegan real-mente a conocer lo que es la casa deDios, y ellos intentaron enseñar, opredicar, intentaron hacer lo mismoque habían hecho por años, el Espíri-tu los hizo callar, y se sintieron aver-gonzados. Y tuvieron que pasar me-ses, a veces años, en silencio, escu-chando, aprendiendo, contemplando.

El conocimiento de Cristo que no-sotros traíamos antes de conocer real-mente a Jesús, puede ser más un es-torbo que una ayuda, porque está lle-no del elemento humano, porque estálleno de teología. Mas, el verdaderoconocimiento del Señor Jesús sólo lopuede dar el Espíritu Santo. El SeñorJesús dijo: «Él vendrá, él dará testi-monio de mí, él os revelará todas lascosas, él os guiará a toda la verdad, éldará testimonio de mí, y vosotrostambién».

Pero primero, «él dará testimoniode mí». El único que puede hablarcon certeza acerca de Jesús es el Espí-ritu Santo. Nosotros no podemos,

La actual cristiandad ha tomado tantas cosas delmodelo judaico, que es asombroso ver cómo se re-pite la historia, cómo se repiten los mismos errores

que cometieron los judíos.

/ A G U A S V I V A S32

aunque lo intentemos. Aunque inten-temos una frase bonita, no sirve. Tie-ne que salir de acá, del corazón, node la cabeza. Del corazón, donde estáel Espíritu de Dios, porque él es úni-co que sabe hablar de Jesús.

Entonces, para que nosotros cam-biemos el foco de nuestra acción, pa-ra que dejemos de confiar en nuestramente y nos volvamos al testimoniodel Espíritu en el corazón, tiene quehaber algunos fracasos, tenemos queser avergonzados algunas veces, paradarnos cuenta de que la carne y lasangre no pueden – sólo el Espíritude Dios.

Entonces, Marta fue interrumpiday María fue alabada. Esta es la prime-ra escena que ocurre en Betania, y a-quí nos muestra cómo tiene que estarla iglesia delante del Señor, cómo te-nemos que comenzar a vivir la vidade iglesia, cómo comenzaremos a co-nocer realmente al Señor. Este es elcomienzo: no haciendo cosas para él,no perdiendo la paz por cosas exter-nas, sino sentándonos a los pies deJesús, oyéndole, contemplándole, a-prendiendo a amarle.

Este es el comienzo, sentados alos pies. Él es el Señor, él es tan im-portante. Nos hace tanto bien que no-sotros bajemos de nuestra altura, quenuestra cabeza no esté por encima dela de él, que no esté más arriba quesus rodillas. A los pies del Señor. Quequede muy claro, que él está por en-cima, que nosotros somos siervos. Éles el Señor.

Los amigos tienen que morirVeamos la segunda escena, en

Juan capítulo 11. En este capítulo, en-

contramos la acción que se desarrollatambién en Betania, en la misma casade Marta, María y Lázaro. Y aquí senos revelan algunos aspectos muy in-teresantes de la relación de Jesús conesta familia.

Ustedes saben que en griego hayvarias palabras para decir amor, a di-ferencia del español o el portugués. Yaquí nosotros encontramos, en estepasaje, que el amor de Cristo haciaesa familia era muy completo. Suamor era el amor ágape (v. 5), y tam-bién el amor fileo (vv. 3, 36), las dosclases más nobles de amor. El prime-ro es el amor con que ama Dios a suscriaturas, y el segundo es el amor conque ama un hombre a su amigo. Elamor de Dios, en que se involucra lavoluntad, la totalidad del ser, y tam-bién el amor de sentimientos y emo-ciones que es propio de los seres hu-manos.

El Señor Jesús amaba de estas dosmaneras a esta familia. Es decir, paraellos, él era el Señor, mas también erasu amigo. Esta vislumbre del SeñorJesús nos conmueve mucho. Él teníauna relación horizontal con ellos. Élencontraba en ese lugar no sólo unaacogida como Dios, sino como amigo.Porque nosotros tenemos necesidadde amigos, porque nosotros no somosseres unilaterales o simples. Nosotrossomos seres complejos; nuestro cora-zón es amplio, y nosotros tambiénnecesitamos tener amigos. Y aquí, elSeñor Jesús tenía esta familia, a loscuales él amaba con amor ágape y conamor fileo.

Pero un día, ocurre una desgraciasobre esta familia. Todo estaba claro,y de pronto viene la noche. El Señor

A G U A S V I V A S / 33

Jesús comía con ellos, y ellos se ale-graban con él. Él abría su corazóncon sus amigos, y los amigos lo com-prendían. Él podía decir sus secretospara ellos; porque esa es la diferenciaentre un amigo y otro que no lo es.Cuando usted tiene amigos, ustedpuede hablar los secretos con ellos,puede abrir el corazón con confianza.Entonces, nosotros podemos ver queel Señor Jesús tiene seguidores, tienesiervos y también tiene amigos. Hayalgunos que son sólo servidores, yotros que también son servidores yamigos.

En el libro de Génesis capítulo 18,vemos que Dios tenía un amigo sobrela tierra, y ese hecho es una cosa ex-traordinaria. Un día, Dios decide ir aver a su amigo Abraham, en persona.Dios bajó del cielo, caminó como unhombre, y fue a ver a su amigo Abra-ham, y le llevó un regalo, como losamigos hacen con sus amigos: la noti-cia de un hijo que iba a tener. Y suamigo Abraham le atiende con comi-da, y después de la comida, ellos con-versan, y salen a caminar juntos. Y enese paseo, Dios le dice a su amigo:

«Voy a destruir Sodoma y Gomorra».Nadie más lo sabía, sólo su amigoAbraham; antes que ocurriera, suamigo lo sabía.

Es algo maravilloso que el Dioscreador de los cielos y de la tierra,que no tiene necesidad de nada, sehumille a sí mismo, descienda de sugrandeza y camine por la tierra bus-cando amigos. Esto es algo maravillo-so.

Entonces, así como Abraham eraamigo de Dios, aquí hay otros amigosque el Señor Jesús tuvo: Marta, Maríay Lázaro. Él tenía doce discípulos ytres amigos. Yo no sé cuál sería el ho-nor mayor, si ser discípulo o ser ami-go. Pero es maravilloso que el Señorextienda ese círculo de los doce, paraincluir a tres personas más, y entreesos tres, dos mujeres. Esto es algosorprendente, ¿no les parece, herma-nos? Mas, fue así.

Y aquí tenemos que Lázaro mue-re, y sus hermanas lo lloran. Pero laforma cómo ellas lloran es diferente;Marta llora de una manera y Maríallora de otra manera. Si ustedes leenatentamente el pasaje, van a darse

/ A G U A S V I V A S34

cuenta que ellas lloran cada una deacuerdo a su carácter, y cada una deacuerdo a lo que ellas hacían en Lu-cas capítulo 10.

En Lucas capítulo 10, Marta ha-bla, habla y habla; aquí, en Juan 11,de nuevo, Marta habla. En Lucas,María tiene la boca cerrada; aquí, ellahabla muy poco, y llora más. Casitodo lo que hace María aquí es llorar,y ese llanto de María tocó el corazóndel Señor, y él también lloró. No fue-ron las palabras de Marta las queconmovieron el corazón de Jesús –fue el llanto de María.

Esa misma María que estuvo a lospies de Jesús escuchando su palabra,conociéndolo, contemplándolo, escon quien aquí el Señor lloró. Ella sehabía ofrecido al Señor primero, y élse dio a ella cuando ella estaba en eldolor, en el sufrimiento. ¿Quién pue-de tocar el corazón de Jesús? ¿Quiénpuede conmover al Señor hasta laslágrimas? Sólo aquellos que han esta-do a sus pies, contemplándolo, amán-dolo y escuchándolo.

Esta es una escena muy importan-

te. Vemos a uno de sus amigos muer-to – y el Señor no evita su muerte.Porque es necesario que Lázaro mue-ra; es necesario que el hombre natu-ral muera. Después de escuchar tan-tos secretos de los labios del Señor, lacarne y la sangre no pueden estar enpie. Tiene que haber una muerte,para que haya una resurrección; tieneque haber un milagro. Las cosas en elplano natural no corresponden con elplano espiritual. Entonces, la suertede Lázaro aquí es la suerte de todoslos amigos del Señor.

Este mensaje lo hemos predicadoaquí ya, pero es necesario decirlo unavez más. Lázaro tiene que morir; éltiene una enfermedad de muerte,porque él es hijo de Adán. Él tieneque ser resucitado en Cristo Jesús,tiene que escuchar las palabras delSeñor: «¡Lázaro, ven fuera!». ‘Adán,tú no sirves así; el destino tuyo es lasepultura. Si no hay resurrección, en-tonces tú no sirves’. Esta es una lec-ción muy importante.

Y también es muy importanteque, cuando la iglesia está sufriendoel dolor, la aflicción, el Señor pareceestar lejos por un tiempo; mas, en elmomento preciso, él se manifestará.El Señor vino al cuarto día, cuandoya la muerte se había enseñoreado,cuando ya el cuerpo de Lázaro se es-taba corrompiendo. Ya no había nin-guna esperanza, entonces el Señorvino. Cuando nosotros perdemos laesperanza, cuando no hay nada quehacer por parte nuestra, cuando he-mos hecho todo lo posible y hemosfracasado, entonces el Señor viene, ysu palabra nos levanta. Nadie máspuede hacer eso; sólo el Señor Jesús.

Es muy importante que,cuando la iglesia está su-friendo el dolor, la aflic-ción, el Señor parece es-tar lejos por un tiempo;

mas, en el momento pre-ciso, él se manifestará.

A G U A S V I V A S / 35

Tal vez usted esté viviendo unmomento como éste, tal vez ustedesté desesperando de su vida. Ustedestá consciente que está muriendo,pero no puede hacer nada por evitar-lo. Y los que están a su lado tambiénse asombran, y quieren ayudar; mas,no pueden ayudar. Es un momentode desesperación absoluta. La muer-te, ¡qué terrible es la muerte! Sin em-bargo, es la oportunidad de Diospara darnos vida nueva, la vida deresurrección, el poder de una vidanueva, una vida que puede engen-drar más vidas.

Nosotros vemos aquí que, a partirde la resurrección de Lázaro, muchaspersonas querían venir a Betania,para ver a Jesús y también a Lázaro.Betania fue, desde ese momento, unlugar especial. Había dos personasque queremos conocer: no sólo a Je-sús, también a Lázaro.

¿Cómo es una persona que estuvomuerta y vive de nuevo? ¿Cómo serásu mirada? ¿Tendrá un olor diferen-te? Debe ser interesante conocer auna persona que estuvo muerta y queahora vive. Betania siempre tiene estaclase de personas –que pasaron porla muerte hacia la resurrección– y poreso es un lugar atractivo. No es lacarne y la sangre gobernando; hayuna vida superior que fluye a travésde nuestros corazones y toca otros co-razones.

¿Qué hace atractivo a este lugar?Cristo está aquí. Pero también tieneque haber Lázaros resucitados, paraque este lugar sea un lugar muyagradable, donde los muertos en-cuentren vida.

Ofreciéndose al SeñorVeamos Juan capítulo 12. Pocos

días después de la escena anterior, te-nemos aquí los mismos personajes –Marta, María y Lázaro, y el Señor Je-sús. Pero hay una gran diferencia. Elque estaba muerto, ha resucitado; elque habíamos perdido, lo hemos re-cuperado. Entonces, el gozo de Martay de María era mucho mayor todavía.La desesperanza de ellas se habíatransformado en una bendita reali-dad. Ahora estaba su hermano allí.

Entonces María busca lo más va-lioso que tiene, ese perfume de nardopuro, de mucho precio. Ese perfumevalía el salario de muchos días de tra-bajo de una persona, casi un año detrabajo de un obrero. Era escandalo-samente caro. ¿Cómo una mujer pue-de tener tanto dinero en un frasco deperfume? Mas, esta es una figura. Lovalioso es el corazón del hombre, esnuestra alma; eso es lo que tiene elmayor precio para el Señor. Y eso fuelo que María ofrendó al Señor, engratitud por lo que él había hechocon ellos.

María entregó lo más valioso quetenía – su propia vida, su propiaalma. Y entonces la casa se llenó delolor del perfume. La iglesia se llenadel olor del perfume, cuando lasMarías se ofrecen al Señor de estamanera. Pero esta es una actitud degratitud; no es obligación, no es unaley. El Señor no podría aceptar algohecho por obligación. Todo en la igle-sia es por amor. Aquí no hay contra-tos de obligatoriedad, no hay debe-res, ni derechos. Es el amor de Cristo,es la gratitud hacia Cristo, es lo quemueve los corazones a rendirse a él.

/ A G U A S V I V A S36

Todos los servicios que se hacenen la casa de Dios son por amor. Detal manera que María nos muestra unpaso más allá todavía. María nos estáenseñando aquí, tal como nos enseñóen Lucas 10, y como nos enseñó enJuan 11. Tenemos que aprender deesta mujer, una mujer maravillosa.

Ella hizo algo escandalizador. To-dos se escandalizaron cuando ellahizo lo que hizo; todos los discípulos,sin excepción. Si usted lee atentamen-te los cuatro Evangelios, se da cuentaque no sólo uno o dos; todos los discí-pulos consideraron que María habíahecho un derroche. Había malgastadoel perfume. Ellos consideraron quehabría sido mucho mejor ayudar a lospobres que ungir a Jesús.

Entonces, ahí nosotros encontra-mos un dilema muy grande – los po-bres, o Jesús. Hay muchas gentes enla cristiandad que ya hicieron su elec-ción. Ellos han seguido el camino delos pobres. Ellos están vendiendo elperfume para darles de comer a lospobres. Humanamente hablando, esoes muy aplaudido; mas, el Señor Je-sús atrajo la atención sobre sí.

Nos da la impresión de que el Se-ñor pudo haberle dicho a María: ‘Ma-ría, perdónalos, ellos no saben lo queestán diciendo; sólo tú entiendes loque yo soy. Tú eres la única que sabesel valor que yo tengo. Ellos son misdiscípulos, pero no saben. Sólo tú,María’. Una sola persona, una mujer,vio en ese momento el valor de Cris-to, cuando todavía era un hombrecomo tú o como yo, con una aparien-cia tan común como tú o como yo.Ella tuvo ojos ungidos para verle deverdad.

Hermanos y hermanas, ese esnuestro gran problema también hoy.Nos cuesta ver el valor inefable queel Señor Jesús tiene. Hay tantas cosasque parecen valiosas, cosas importan-tes que nos rodean: una religión muybien establecida, ciertos programassociales, programas de enseñanzateológica; tenemos tantas cosas bue-nas a nuestro alrededor como parainvertir nuestra vida en ellas. Y se-guimos aquellas cosas, y damos la es-palda al Señor. Los ojos están cerra-dos; nos aferramos a bagatelas, a pe-queñas cosas, y dejamos al Señor.

María tuvo los ojos ungidos. Fuela única que ungió el cuerpo del Se-ñor; sólo sus manos derramaron per-fume sobre su cuerpo. Las otras mu-jeres, después, no pudieron, porqueél ya había resucitado. ¿Pueden ver elprivilegio que ella tuvo? Acariciar elcuerpo y ungirlo. Decir: ‘Eres tanprecioso, eres tan valioso para mí. Situviera algo más valioso, lo derrama-ría sobre ti. Pero esto es todo lo mejorque tengo; es tuyo, Señor. Soy tuya,Señor’.

El precio de seguir al SeñorCuando Martín Lutero publicó las

95 tesis, él sabía lo que se venía encontra de él. Su futuro como teólogoestaba condenado, su paz con la je-rarquía católica había concluido. Tan-tas cosas estaban siendo arrojadas desu corazón cuando dio un paso de fe,de obediencia: «Oh, yo no quisierahacer esto, pero no puedo hacer otracosa. Que Dios tenga misericordia demí. Todo el infierno se levantará con-tra mí, todos los príncipes querránmatarme, los grandes jerarcas que-

A G U A S V I V A S / 37

rrán perseguirme. Pero no tengo otraopción. Jesús me ha cautivado; su pa-labra me ha llenado el corazón».

Él tuvo que pagar un precio: eldesprecio de muchos, la crítica demuchos, la persecución de muchos.¿Podremos nosotros pretender estarexentos del dolor y de la persecu-ción? ¿Queremos nosotros ser discí-pulos de Jesús sin sufrir jamás la in-comprensión? María tuvo el valor;hizo una audacia, y el Señor la apro-bó; y de nuevo otra vez, y la aprobó.Todas las veces, el Señor Jesús aprobóa María. ¡Qué sensibilidad para inter-pretar el corazón de Jesús! Como lade aquel leproso que fue sanado yvuelve a agradecerle al Señor.

Habían sido sanados diez lepro-sos, y todos fueron a los sacerdotes;pero uno solo volvió a los pies del Se-ñor. Y él le dice: «Y dónde están losotros nueve?». El Señor los habíamandado a los diez a ir donde los sa-cerdotes; sin embargo, después pre-gunta: «¿Y dónde están los otros nue-ve?». Alguien podría haberle dicho:‘Señor, tú los mandaste; ellos te obe-decieron. ¿Cómo van a estar aquí, sitú los mandaste?’. Mas él pregunta:«¿Y dónde están los otros nueve?», yesa pregunta revela que el corazóndel Señor quería algo más de lo quesus palabras dijeron. Y eso que su co-razón sentía, ese deseo de su cora-zón, sólo uno fue capaz de conocerlo,y él vino a los pies de Jesús.

Por eso, hay tantas cosas escritas,tantas buenas cosas escritas en la Bi-blia, que a veces pueden llegar a serun tropiezo para un verdadero amory consagración a Cristo Jesús. Porguardar los mandamientos, no ama-

mos a Jesús. ¡Qué contradictorio! Pa-rece absurdo, ¿no? Pero también ocu-rre así. Una buena religión, una bue-na doctrina, una buena tradición,pueden ser un estorbo para seguir aJesús.

Seguir a Jesús, siempre, significaseguir un camino desconocido. Todoslos grandes reformadores de la histo-ria, que hoy día nosotros aplaudi-mos, siguieron un camino que no co-nocían. Cuando miramos hacia atrás,los aplaudimos; pero si hubiésemosvivido en sus días, tal vez nosotroslos hubiéramos condenado. Porquenosotros estamos demasiado amarra-dos a una religión, a un sistema, auna tradición. Ellos fueron valerosos,ellos se echaron el mundo encima, yavanzaron siguiendo a Jesús.

Seguir a Jesús, hermanos, es muydiferente de seguir una religión. Esun camino siempre nuevo. Yo no sécuál va a ser mi próximo paso, no sécuál va a ser mi mañana. ¿Estaré enla cárcel? ¿Estaré siendo aplaudido?¿Estaré siendo golpeado? No sé. Esun desafío permanente, es una incóg-nita permanente. Mas, el Señor Jesúsdijo: «El que quiera seguir en pos demí, tome su cruz, y sígame». No de-lante de él, porque nosotros no cono-cemos el camino. Es detrás de él.

Si tú conoces el camino que vas si-guiendo, entonces no estás siguiendoa Jesús. Si tú conoces todo lo que hayque hacer, tienes un programa, tienesuna ruta. ¿Quién te dio esa ruta? Je-sús no. Él sólo muestra el próximopaso, porque él quiere que andemospor fe. Cada día algo nuevo, un desa-fío nuevo, un nuevo paso de fe, comoMoisés en el desierto, como siguien-

/ A G U A S V I V A S38

do al Invisible. Amados hermanos yhermanas, este es el camino de laiglesia.

La peor desgracia que pudieraocurrir, para ustedes, como testimo-nio del Señor aquí, es que alguien vi-niera de afuera, y les mostrara todoun derrotero, planificado y progra-mado para los próximos dos años.Eso sería su ruina. Nadie puede ha-cer eso. Todo lo que podemos decirson algunos principios como Diosobra; mas los tiempos, las sazones, ladirección, su voluntad específica parael día a día, eso tienen que encontrar-lo sólo siguiendo a Cristo Jesús. Na-die puede hacer ese trabajo – sólo elEspíritu Santo.

Entonces, es un error pensar quede otro lado puede venir ayuda paranosotros. Lo que puede venir es unaconfirmación, una palabra de consue-lo, de ánimo; mas el camino lo hacenustedes detrás del Señor. El caminopara su testimonio en Londrina no esigual al de ninguna otra ciudad. Diosobra aquí de una manera absoluta-mente nueva a como él está obrandoen Curitiba o en Joinville. Dios no serepite. Así que, hermanos y herma-nas, no hay otra opción. Mirar al Se-ñor, preguntarle al Señor: ‘¿Qué pasodaremos mañana?’.

Se fue y volverá mirando a BetaniaY la cuarta escena, Lucas capítulo

24:50-51. «Y los sacó fuera hasta Betania,y alzando sus manos, los bendijo. Y acon-teció que bendiciéndolos, se separó de e-llos, y fue llevado arriba al cielo». En el li-bro de Hechos capítulo 1, los ángelesdijeron a los discípulos: «Así como leveis ir, así volverá a vosotros».

El Señor Jesús no subió al cielodesde Galilea, sino desde Betania. Sucorazón estaba muy ligado a Galilea.Allí se había criado y había desarro-llado gran parte de su ministerio. Us-tedes saben que en Galilea fue másaceptado que en Judea. Él tenía uncariño especial por Galilea; de hecho,él era galileo, él hablaba con acentogalileo. Jesús era un galileo; mas élsubió al cielo desde Betania. Muchasciudades podría él haber escogido,pero ésta tenía un lugar muy especialen su corazón.

Christian Chen ha explicado que,para que él pudiera extender sus ma-nos hacia Betania y bendecir a susamigos, sus espaldas tenían que estarvueltas hacia Jerusalén. Jerusalén diola espalda al Señor, y ahora el Señorbendice a sus discípulos desde Beta-nia, con su rostro vuelto hacia Beta-nia, con su mirada llena de esperanzahacia Betania. ‘Pronto volveré. Mevoy, pero luego estaré de vuelta. Y dela misma manera que me voy, así vol-veré, mirando hacia Betania’.

Hermanos y hermanas, ¿forma-mos parte nosotros de Betania, o for-mamos parte de Jerusalén? ¿En quéestamos ocupando el tiempo? ¿Enqué estamos invirtiendo las fuerzas,nuestras energías? Es una buena pre-gunta que cada uno de nosotros tieneque responder. ¿El lugar donde yome reúno, es un lugar donde Cristoes el centro? ¿Están los ojos vueltoshacia él permanentemente, o hay mu-chas cosas que afanan nuestro cora-zón y nos quitan la paz?

¿Es el lugar donde nosotros nosreunimos un lugar donde permanen-temente hay gente que muere y resu-

A G U A S V I V A S / 39

cita? Unos mueren hoy, otros maña-na, otros morirán la otra semana; pe-ro siempre en Betania hay alguienmuriendo, experimentando los dolo-res de la muerte, del yo, del alma, desus propios planes y deseos. Perotambién, siempre hay alguien resuci-tando en Betania; siempre hay al-guien manifestando una vida nueva,y siempre hay Marías que están ofre-ciéndose al Señor.

¿Es el lugar donde nosotros esta-mos un lugar donde el Señor Jesús sesiente cómodo, donde él se puedesentar y ser admirado y escuchado?¿O lo dejamos hablando solo, con suspies llenos de polvo? ¿No hay nadieque lave sus pies? ¿No hay nadie queacaricie su pelo? ¿Es el ambiente don-de nosotros estamos un ambientedonde hay muchas otras cosas queson valoradas, y el Señor Jesús notanto, porque amar al Señor Jesús deesa manera puede ser ‘fanatismo’?

¿Hay en el ambiente donde nos re-unimos gentes que dicen: ‘Cristo to-dos los días’? ¿Ése es el único temaque conocen? ¿No hay nada más? Unpoquito de psicología… ¿Por qué no

introducen un poquito de filosofía, unpoquito de autoayuda? Eso tambiénes bueno. Vivimos en una sociedadprogresista. Cristo es tan lejano y anti-guo; sus historias son tan repetidas’.

¿Puede ser Cristo rutinario? ¿Serepetirá él hasta cansarnos? Cuandohemos probado algo de él, nosotrossabemos esto: Nunca. Porque, cuandosalimos de una reunión donde Cristoha estado en el centro, nunca nos va-mos igual que como llegamos. Siem-pre iremos renovados, consolados,descansados. Una sensación de vida,no necesariamente emoción – es lamaravillosa vida de Cristo, que fluyea través de todos los miembros de suCuerpo. Es algo maravilloso; eso es laiglesia.

Hermanos y hermanas, que el Se-ñor tenga misericordia de todos no-sotros, para que él encuentre, ennuestro medio, una Betania. Y si élencuentra descanso aquí, nosotroshallaremos descanso también. Abso-luto reposo, plena satisfacción; por-que si él está conforme, nosotros tam-bién lo estaremos.

(Síntesis de un mensaje impartidoen Londrina, Brasil, en diciembre de 2008).

* * *Sí le importaba

Una vez John Vassar, notable ganador de almas, esperaba a unamigo en la sala de un hotel, cuando vio a una dama elegantemen-te vestida. Se le acercó y le dijo: “Perdone usted, señora, perosiento la necesidad de preguntarle si ha puesto usted su confianzaen Jesucristo”. Con esto empezó una plática que impresionó hon-damente a esa mariposa humana. Poco después, cuando, al volverel esposo de la dama, ella le dijo que un desconocido le había he-cho una pregunta tan personal, él contestó, enojado: “¿Por qué nole contestaste que no le importaba?”. “¡Oh amado esposo”, dijoella, “si hubieras visto la expresión de su rostro y oído la vehemen-cia con que hablaba pensarías que sí le importaba”.

Citado en La pasión por las Almas, de Edwin Forrest Hallenbeck

/ A G U A S V I V A S40

que Dios quiere usar

TEMA DE PORTADA

Rubén Chacón

La mujer, con sus característicaspeculiares, está llamada a expre-sar cualidades propias de Cristo.

En la carta del apóstol Pablo alos colosenses se hace una so-lemne declaración respecto de

nuestro Señor Jesucristo: «Porque en élfueron creadas todas las cosas, las quehay en los cielos y las que hay en la tie-rra, visibles e invisibles; sean tronos,

sean dominios, sean principados, seanpotestades; todo fue creado por medio deél y para él» (Col. 1:16).

En este texto se afirman impor-tantes verdades. En primer lugar, conla expresión «todas las cosas» Pablose refiere a la totalidad de la creación;

mujerLas cualidades de la

A G U A S V I V A S / 41

la que existe en los cielos y la queexiste en la tierra, visible e invisible.Por lo tanto, se refiere no sólo alhombre, los animales, las plantas ylas flores, sino también a los ángeles,arcángeles, querubines y serafines.Todo fue creado en Cristo.

En segundo lugar, la expresión«en él fueron creadas todas las cosas»significa que todas las cosas fueroncreadas pensando en el bendito Hijode Dios. En efecto, él es la causa detodas las cosas «y sin él, nada de lo queha sido hecho fue hecho» (Juan 1:3b). Entercer y último lugar, el texto declaraque todo fue creado «para él». Enotras palabras, todo fue creado paraexpresar a Cristo. La multiforme gra-cia y la multiforme sabiduría de Cris-to requerían para ser expresadas deinnumerables criaturas, y creadas enlas más variadas y diversas formas,colores, diseños, estilos, especies ygéneros. Cada especie de árbol y ca-da especie de animal fue creada paraexpresar un aspecto de la belleza y lagloria de Cristo.

Ahora bien, esto que se predicade toda la creación visible e invisible,es también aplicable al género huma-no, es decir, al varón y a la mujer.Ella fue creada muy distinta al varóny la razón última de este hecho es,como todas las demás cosas, poderexpresar particularidades de Cristo através de aquellas cualidades propiasde la mujer. Estas características pe-culiares de la mujer, a través de lascuales Cristo debe ser expresado, ha-cen que la mujer tenga un lugar úni-co e insustituible en el hogar y en laiglesia.

El aporte específico de la mujer en laedificación de la iglesia

¿Cuál es entonces el aporte espe-cífico de la mujer en la edificación dela iglesia? Aquel que dice relacióncon las características únicas de lamujer. Nadie más podrá hacer eseaporte, porque sólo ella fue creadacon esas cualidades.

La palabra griega para mujer es«guné» y aparece 214 veces en elNuevo Testamento. Al hacer un reco-rrido por dichos textos podemos des-cubrir diversos aspectos que se repi-ten y que parecen corresponder acualidades propias de la mujer.

Caridad y generosidadPor ejemplo: ¿Será casualidad lo

que dicen Mateo 27:55-56; Lucas 8:1-3y Hechos 9:36-39?

«Estaban allí muchas mujeres miran-do de lejos, las cuales habían seguido aJesús desde Galilea, sirviéndole, entre lascuales estaban María Magdalena, Maríala madre de Jacobo y de José, y la madrede los hijos de Zebedeo».

«Aconteció después, que Jesús iba portodas las ciudades y aldeas, predicando yanunciando el evangelio del reino deDios, y los doce con él, y algunas muje-res que habían sido sanadas de espíritusmalos y de enfermedades: María, que sellamaba Magdalena, de la que habían sa-lido siete demonios, Juana, mujer deChuza intendente de Herodes, y Susana,y otras muchas que le servían de sus bie-nes».

«Había entonces en Jope una discípu-la llamada Tabita, que traducido quieredecir, Dorcas. Esta abundaba en buenasobras y en limosnas que hacía. Y aconte-ció que en aquellos días enfermó y murió.

/ A G U A S V I V A S42

Después de lavada, la pusieron en unasala. Y como Lida estaba cerca de Jope,los discípulos, oyendo que Pedro estabaallí, le enviaron dos hombres, a rogarle:No tardes en venir a nosotros. Levantán-dose entonces Pedro, fue con ellos; ycuando llegó, le llevaron a la sala, dondele rodearon todas las viudas, llorando ymostrando las túnicas y los vestidos queDorcas hacía cuando estaba con ellas».

¿Por qué estos rasgos caritativos yde generosidad están asociados enestos versículos sólo con mujeres? En1ª de Timoteo, Pablo, hablando de lascualidades que debe tener una viudapara ser sostenida por la iglesia, dice:«que tenga testimonio de buenas obras...si ha practicado la hospitalidad; si ha la-vado los pies de los santos; si ha socorri-do a los afligidos; si ha practicado todabuena obra» (5:10).

Quizás pueda llamar la atención amás de alguien que el equipo de Je-sús estaba compuesto también pormujeres. Ellas, no sólo lo acompaña-ron por Galilea, sino también fueroncon él hasta Jerusalén. Mateo diceque «habían seguido a Jesús desde Ga-lilea, sirviéndole...». Lucas especificaque ellas «le servían de sus bienes».¿Alguna vez te preguntaste cómo sefinanciaba Jesús durante su ministe-rio? ¿Dónde y cómo comía? ¿Quiénlavaba su ropa? ¿Quién se preocupa-ba de estos aspectos, sin los cuales élno habría podido llevar a cabo su mi-sión? Pues bien, a Jesús lo acompaña-ban muchas «Dorcas».

La mujer fue creada con la capaci-dad de amar entrañablemente. Así loconfirma la maternidad. Esta capaci-dad faculta a la mujer para donarsepor los demás de manera más espon-

tánea que los hombres. Su capacidadde amar entrañablemente la hacepensar en los otros más que en símisma, y le permite desprendersemás fácilmente de las cosas materia-les que los varones. La mujer siempresabe cómo arreglárselas para ahorrary para compartir aun de lo poco quepueda tener.

Por lo tanto, la misericordia y laayuda a los necesitados será siempreuna característica destacada de lasmujeres. Cuando ellas fallan en serfieles a su vocación, la iglesia pierdela sensibilidad social y la solidaridad.

Oración persistente¿Será casualidad que Jesús, a la

hora de hablar de orar siempre y nodesmayar, tome a una mujer viudacomo ejemplo? (Luc. 18:1). ¿Qué hayen el ser de la mujer que hace que seaprecisamente una mujer la que dice:«Si tocare tan solamente su manto, serésalva»? (Mr. 5:25-28).

En este punto, sin embargo, nohay mejor ejemplo que el de la mujercananea o sirofenicia (Mt. 15:21-28):«Saliendo Jesús de allí, se fue a la regiónde Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujercananea que había salido de aquella re-gión clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo deDavid, ten misericordia de mí! Mi hija esgravemente atormentada por un demo-nio. Pero Jesús no le respondió palabra.Entonces acercándose sus discípulos, lerogaron, diciendo: Despídela, pues da vo-ces tras nosotros. Él respondiendo, dijo:No soy enviado sino a las ovejas perdidasde la casa de Israel. Entonces ella vino yse postró ante él, diciendo: ¡Señor, socó-rreme! Respondiendo él, dijo: No estábien tomar el pan de los hijos, y echarlo a

A G U A S V I V A S / 43

los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; peroaun los perrillos comen de las migajasque caen de la mesa de sus amos. Enton-ces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,grande es tu fe; hágase contigo comoquieres. Y su hija fue sanada desde aque-lla hora».

A la luz de estos textos podemosdecir que la constancia, la perseveran-cia y la longanimidad (ánimo largo),son cualidades preponderantementefemeninas. Aun más. Estas mujeresmostraron una determinación a todaprueba, capaz de sobrepasar toda ba-rrera y vencer todo obstáculo.

La viuda de la parábola brilla porsu insistencia y tenacidad. El juez dela parábola, como era injusto, no te-nía la más mínima intención de hacerjusticia a la viuda. Sin embargo, lamolestia que le producía ella al «ve-nir de continuo» delante de él, movióal juez a hacerle justicia. La mujerque padecía de flujo de sangre tuvoque abrirse paso entre una gran mul-titud que apretaba a Jesús (Mr. 5:24).La mujer cananea, por su parte, tuvoque sobreponerse a la aparente apa-tía y negativa de Jesús. Él no preten-día menospreciar a la mujer ni menosrechazarla, sino, por el contrario, Je-sús buscaba hacer que la fe de estamujer brillara. Para ello, Jesús la tratóen una primera instancia de maneramuy indiferente y, luego, fue durocon ella. Así ella tuvo la gloriosa o-portunidad de mostrar la clase de fe

que poseía: Una fe férrea, que no serinde y que no ceja hasta obtener loque necesita. Hermanas, así son lasmujeres, así son ustedes.

La mujer sirofenicia alcanzó algoque, dispensacionalmente, aún no lecorrespondía. En efecto, la era de lasalvación de los gentiles todavía nose inauguraba y, no obstante, ella al-canzó anticipadamente aquello quehasta ese momento pertenecía sola-mente a los hijos de Israel. ¿Puedenentender esto, hermanas? Sólo unatenacidad, propia de las mujeres,puede llevar a la iglesia a nuevas di-mensiones, a nuevas alturas. Este esel aporte específico de las mujeres ala edificación de la iglesia. Si ustedesno lo hacen, nadie lo hará. Dios cuen-ta con ello, porque así fueron creadaspor él. No sólo la misericordia es algoa lo que ustedes no pueden renun-ciar, sino tampoco a la oración.

Adoración¿Será casualidad que las tres ve-

ces que el Nuevo Testamento mencio-na que alguien ungió a Jesús con unperfume, sean mujeres? (Mr. 14:3-9;Luc. 7:36-50; Jn. 12:1-8).

«Pero estando él en Betania, en casade Simón el leproso, y sentado a la mesa,vino una mujer con un vaso de alabastrode perfume de nardo puro de mucho pre-cio; y quebrando el vaso de alabastro, selo derramó sobre su cabeza. Y hubo algu-nos que se enojaron dentro de sí, y dije-

Las mujeres ilustran lo que es la iglesia y, especial-mente en los asuntos del servicio generoso, la ora-

ción y la adoración, ellas llevan la delantera.

/ A G U A S V I V A S44

ron: ¿Para qué se ha hecho este desperdi-cio de perfume? Porque podía habersevendido por más de trescientos denarios,y haberse dado a los pobres. Y murmura-ban contra ella. Pero Jesús dijo: Dejadla,¿por qué la molestáis? Buena obra me hahecho. Siempre tendréis a los pobres convosotros, y cuando queráis les podréis ha-cer bien; pero a mí no siempre me ten-dréis. Esta ha hecho lo que podía; porquese ha anticipado a ungir mi cuerpo parala sepultura. De cierto os digo que don-dequiera que se predique este evangelio,en todo el mundo, también se contará loque ésta ha hecho, para memoria de ella»(Mr. 14:3-9).

¿Quién les enseñó a estas mujeresque debían adorar de esta manera?¿Dónde estaba escrito que así se ado-raba al Señor? ¿Fue una casualidad?No, no es casualidad, porque las mu-jeres, por su forma de ser, son capa-ces de adoración espontánea, creativae innovadora. Aun más, son capacesde adoración sin reservas. Los varo-nes que presenciaron la escena, losdiscípulos, no habrían tenido ningu-na crítica hacia la mujer si ella hubie-se derramado un poco del perfumesobre Jesús; pero, quebrar el vaso dealabastro y derramar completamenteel perfume sobre la cabeza de Jesús,fue demasiado para ellos. El varón esmás «racional» que la mujer, así quelos discípulos consideraron un des-perdicio la acción de ella. «Podía ha-berse vendido por más de trescientosdenarios, y haberse dado a los pobres»,dijeron enojados. Esto indica que elcosto del perfume equivalía casi alsueldo de un año de un jornalero.

Sí, el varón es más ‘racional’, pero

también es más frío, más calculador,más formal; difícilmente saldrá de sucompostura para, por ejemplo, dan-zar delante del Señor. La mujer, encambio, es más emocional, y en bue-na hora que así sea, porque son uste-des, hermanas, las que, más espontá-neamente que ellos, pueden hacermás cálida, más diversa, más creativay más innovadora la adoración. Sonustedes las que generalmente riegancon lágrimas la alabanza y la adora-ción a nuestro Señor Jesucristo.

Según palabras del propio Señor,esta mujer, al salir de la formalidadestablecida para adorar espontánea-mente a su Señor, «se ha anticipado aungir mi cuerpo para la sepultura».¿Qué te parece? En definitiva, ella fuela única que pudo ungir el cuerpo deJesús. Otras mujeres intentaron pos-teriormente ungir su cuerpo, pero nopudieron. Cuando llegaron al sepul-cro, Jesús ya había resucitado. ¿Cómoes que entonces aquella mujer fue laúnica que pudo hacerlo? Porque lohizo anticipadamente. Y al igual queen el caso de la mujer cananea, sonlas mujeres las que más fácilmentepueden, por su espontaneidad y crea-tividad, actuar anticipadamente y al-canzar cosas que de otra manera nose lograrían.

¿Será por estas razones que laiglesia es de género femenino y estátipificada, en las Escrituras, por mu-jeres y no por varones? Ellas ilustranlo que es la iglesia y, especialmenteen los asuntos del servicio generoso,la oración y la adoración, ellas llevanla delantera. ¡Benditas mujeres! Gra-cias al Señor por ustedes.

* * *

A G U A S V I V A S / 45

Rodrigo Abarca

TEMA DE PORTADA

Los vencedores

Cómo Dios cumplirá supropósito de llevar muchos

hijos a la gloria.

herencia“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Ap. 21:7).

(2b)y la

Los que van a la batalla

Por ello tenemos aquel censo.Volvamos a Apocalipsis 7:1:«Después de esto vi cuatro ánge-

les en pie sobre los cuatro ángulos de latierra, que detenían los cuatro vientos de

la tierra, para que no soplase viento algu-no sobre la tierra, ni sobre el mar, ni so-bre ningún árbol. Vi también a otro ángelque subía de donde sale el sol, y tenía elsello del Dios vivo; y clamó a gran voz alos cuatro ángeles, a quienes se les había

/ A G U A S V I V A S46

dado el poder de hacer daño a la tierra yal mar, diciendo: No hagáis daño a la tie-rra, ni al mar, ni a los árboles, hasta quehayamos sellado en su frente a los siervosde nuestro Dios. Y oí el número de los se-llados…».

Recuerde que se puede saber elnúmero de los que van a la batalla:«Y oí el número de los sellados, cientocuarenta y cuatro mil sellados de todaslas tribus de los hijos de Israel». Note elsentido del libro. El Cordero ha to-mado el libro en sus manos, ha abier-to los sellos, el panorama de la histo-ria está abierto, las dificultades sonenormes, y entonces llama a los quehabrán de vencer, los que habrán deentrar en la tierra y poseerla. Vale de-cir, aquellos que habrán de poseer aCristo en plenitud, no sólo para ellos,sino para todos los que están con e-llos. Recuerde, sólo los de veinte añospara arriba tomaban la tierra; perotodos heredaban: los niños, las muje-res y los que iban a la guerra.

Hermanos amados, vivimos en untiempo de ruina espiritual. Cuandomiramos la cristiandad a nuestro al-rededor, no podemos menos que la-mentar y entristecernos por el cuadroque se presenta ante nuestros ojos.Cuando usted mira alrededor, ¿no sesiente triste cuando ve la infantili-dad, la niñez enfermiza y persistentede tantos hijos de Dios, que siemprepermanecen girando en torno a cosasque son elementales, en el ABC de lavida cristiana, y nunca crecen y ma-duran?

¿Cómo podría Dios cumplir suspropósitos? ¿Cómo el Cordero deDios podría, a través de ellos y enunión con ellos, desarrollar los pen-

samientos eternos de su Padre, si noson capaces de creerle, obedecerle yseguirle por dondequiera que él va?Si no conocen la gracia, y más aún,por no conocerla ni siquiera respon-den a los requerimientos de la gracia,¿cómo podría el Señor cumplir supropósito con esos niños pequeños?¿Podía Israel, si hubiera sido una na-ción sólo de niños, entrar en posesiónde la tierra?

Pues, esa es la tragedia de la igle-sia a lo largo de los siglos. Y enton-ces, ¿qué hace Dios? ¡Bendito sea sunombre! Él no puede ser derrotado;sus planes se van a cumplir final-mente. Entonces, el Señor llama, se-lecciona a aquellos que sí pueden li-brar la batalla, y junto con él, entraren la posesión plena de todas las co-sas que Dios ha preparado para noso-tros en Cristo. El resultado es que laiglesia hereda todas las cosas.

Este es el principio involucradoaquí. Por eso, son sellados. Como enel Antiguo Testamento, son selladospor tribus. Sólo que hay una cosa in-teresante en la manera en que se des-criben las tribus. Tal vez usted re-cuerde que la tribu número uno erala de Rubén, el primogénito de Jacob.Pero, como en Apocalipsis el sentidoes espiritual, no aparece en primerlugar la tribu de Rubén, sino la deJudá, ya que el gran vencedor esCristo, y él es el León de la tribu deJudá. De modo que Judá va en pri-mer lugar, pues Cristo tiene la pre-eminencia en todo como primogénitodel Padre.

Otra cosa interesante es que noaparece la tribu de Efraín, y en su lu-gar aparecen la de Manasés y la de

A G U A S V I V A S / 47

José. El versículo 6 nos dice: «De latribu de Manasés, doce mil sellados»; yel 8,»De la tribu de José, doce mil sella-dos». Los que conocen un poco dehistoria bíblica en el Antiguo Testa-mento se van a dar cuenta de queaquí hay algo extraño. ¿Qué es?

La tribu de José no se nombrabaen el Antiguo Testamento como tribu;no se contabilizaba en el número delas doce tribus, porque fue divididaen dos tribus: la media tribu de E-fraín y la media tribu de Manasés.Por esto, cuando se contabilizaba elnúmero de los hijos de Israel por tri-bus, no se decía «la tribu de José»,sino «la tribu de Efraín y la tribu deManasés».

Sin embargo, aquí aparece algoextraño, porque dice «la tribu deManasés», y luego dice «la tribu deJosé». ¿Por qué aparece la tribu deJosé en esta cuenta? Porque, recuer-de, éste no es el linaje de Israel segúnla carne; es el linaje del Israel espiri-tual. Y en este linaje, el primogénitono es Rubén, sino Judá; porque Cristoes el León de la tribu de Judá. Y en elIsrael espiritual, no se contabiliza E-fraín, sino José; porque José es el tipomás perfecto de Cristo del AntiguoTestamento.

Además, no se contabiliza Efraín,porque la tribu de Efraín fue dese-

chada por Dios. ¿Usted recuerdaesto? Dios le dio carta de divorcio, larepudió y dejó de ser su esposa, porcausa de sus pecados. Efraín eraSamaria. A partir de entonces, no secontabiliza espiritualmente, porqueellos fornicaron, y se apartaron deDios en pos de dioses extraños. Peroaquí están los que se mantienen, losvencedores, los que siguen al Corde-ro por dondequiera que va.

Y otra cosa interesante. En lacuenta de las tribus que debían salira la guerra en el libro de Números,no se contabilizó la tribu de Leví,porque es la tribu sacerdotal, y los sa-cerdotes no debían salir a la guerra.Ellos debían sostener el arca, orar,cantar y alabar mientras sus herma-nos luchaban. Sin embargo, aquí tam-bién está contada la tribu de Leví,porque éste es el Israel de Dios, y enel Nuevo Testamento no hay una solatribu sacerdotal, sino que todos noso-tros somos un reino de sacerdotes.

De esta manera, tenemos los prin-cipios que involucran la cuenta. Sonsellados doce mil, más doce mil, másdoce mil, hasta constituir ciento cua-renta y cuatro mil. ¿Qué representaese número? Doce es el número delpueblo de Dios. Doce tribus de Israel;doce apóstoles del Cordero. Y en lanueva Jerusalén, doce puertas, con

El Señor llama, selecciona a aquellos que sí puedenlibrar la batalla, y junto con él, entrar en la pose-

sión plena de todas las cosas que Dios ha preparadopara nosotros en Cristo.

/ A G U A S V I V A S48

los nombres de las doce tribus de Is-rael y doce cimientos con los nom-bres de los doce apóstoles del Corde-ro.

Doce es el número del pueblo deDios completo. Pero, como ellos van asalir a la batalla en lugar de sus her-manos y a favor de sus hermanos, en-tonces, representan la totalidad delpueblo de Dios en la batalla. No to-dos van a la guerra, pero los benefi-cios de la batalla los reciben todos,aun los que no salieron a la guerra.¿De qué nos habla este hecho? Deque la iglesia, por medio de ellos, lle-ga a poseer la plenitud de Cristo, latierra prometida.

Los elementos de la madurezAsí también, Efesios 4:13 expresa

el propósito final de Dios con noso-tros: «…hasta que todos lleguemos…».¿Quiénes tienen que llegar? Todos loshijos. Todos los niños de Dios tienenque llegar a ser hijos maduros deDios. Y esto significa en primer lugar,«…hasta que todos lleguemos a la unidadde la fe». ¿Por qué hay tanta divisiónen la iglesia? Porque somos niños in-maduros; la división es signo de in-madurez. Pero, el día en que llegue-mos a la madurez, habremos llegadoa la unidad de la fe.

Luego, «…y del conocimiento delHijo de Dios». El conocimiento del Hijode Dios, es en griego epignosis, y sedebe traducir como el conocimientopleno del Hijo de Dios. No es un co-nocimiento parcial, no es el conoci-miento que usted obtiene en el día dela salvación. Pero acá hablamos de laplena posesión de Cristo por parte dela iglesia. Luego, «…a un varón perfec-

to». En el griego, significa literalmen-te «a un varón maduro»; esto es, queha alcanzado la madurez.

Finalmente, «…a la medida de la es-tatura de la plenitud de Cristo». ¿Havisto usted cuando sus hijos peque-ños anotan marcas en las puertas oen las paredes, para ver cuánto cre-cen? Van dejando una marquita: Unmetro veinte, un metro treinta. Eneste sentido, Cristo es la medida com-pleta y perfecta. Entonces, la marcade él está aquí: Un metro noventa. Yla iglesia está por el metro diez. ¿Quétiene que hacer la iglesia? Crecer has-ta llegar al metro noventa de Cristo.

La estatura completa de Cristo,«…a la medida de la estatura…». Estoes lo que Pablo tiene en mente. Hastaque ese niño pequeño llegue a ser delmismo porte que Cristo. Hacia allávamos. Por supuesto, no se refiere acrecimiento físico, sino a crecimientoespiritual. Hasta que lleguemos a te-ner «la medida de la estatura de la pleni-tud de Cristo». O bien, en palabras delAntiguo Testamento, hasta que po-seamos toda la tierra.

Y el versículo 14, para que noquede ninguna duda de lo que Pabloestá hablando, nos dice: «…para queya no seamos niños». Niños inmadu-ros, pequeños, carnales y fluctuantes,que cambian de propósito cada día, yno son capaces de seguir un propósi-to de manera constante, definida ypersistente. Esa es la naturaleza delos niños.

Es claro que, en un sentido, la Es-critura dice que nosotros debemosser como niños para entrar en el rei-no de los cielos. Pero se refiere a lainocencia de los niños, a su capaci-

A G U A S V I V A S / 49

dad de creer y confiar. No se refiere ala inmadurez. Sin embargo, en unsentido diferente, nos dice Pablo enCorintios: «Ustedes son niños. Debíahablarles como espirituales, pero ten-go que hablarles como a carnales,como a niños en Cristo». Y ahí, la pa-labra niño no es un elogio, sino unareprensión.

¿Cómo puede Dios confiar susplanes, sus propósitos, sus pensa-mientos, a los niños? No serviría denada, ¿verdad? Lo que estamos di-ciendo es que la niñez significa car-nalidad; porque los niños son básica-mente egocéntricos. Sólo piensan ensí mismos y no son capaces de poner-se en el lugar de otros; no son capa-ces de restringirse y negarse. ¿Cuán-tos de nosotros somos así con el Se-ñor?

Hermanos amados, tenemos unPadre que nos ama, que nos da todolo que necesitamos. Pero él esperaque un día podamos hablar con élcomo adultos, y él pueda confiarnoslos deseos de su corazón. Porque asíera nuestro Señor Jesucristo. El Pa-dre le decía: «Hijo, yo tengo un pro-pósito en mi corazón; el más grandede todos, el deseo que arde en mi co-razón desde la eternidad misma: Yoquiero tener muchos hijos en la glo-ria». El Padre le habló al Hijo del de-seo de su corazón – Estoy, por su-puesto, expresándolo en un lenguajehumano.

Y, ¿qué hizo el Hijo, aquel Hijomaduro de Dios, nuestro Señor Jesu-cristo? «¿Qué puedo hacer yo paraayudarte, Padre?». Y el Padre respon-dió: «Lo que tengo que pedirte, Hijo,no te lo puedo imponer; sólo si tú

quieres, sólo si amas lo que yo amo.No es una obligación; en cualquiermomento, te puedes arrepentir, y yono diré nada».

Y, entonces, ¿Qué respondió elHijo? «El hacer tu voluntad es mi pla-cer, Padre; el cumplir los deseos de tucorazón, es lo único que quiero». En-tonces, el Padre le habló de su propó-sito eterno, y cómo él debía entrar enel mundo, hacerse hombre y humi-llarse a sí mismo. Y cómo él debía seraborrecido por los hombres y despre-ciado por todos; y cómo iba a perdertoda su dignidad divina, y cómo todolo que él siempre tuvo le sería quita-do. Y lo más terrible de todo es que,en el momento más difícil, el Padredebía abandonarlo.

«Cuando llegue la hora suprema,Hijo, la hora más dolorosa y más os-cura, yo no podré estar a tu lado paraconfortarte». ¿Y qué respondió elHijo de Dios? «Yo te amo, Padre, y lovoy a hacer». Y lo hizo. Esa clase dehijos es la que el Padre está buscan-do; esos son los hijos de los cualesdice Apocalipsis: «El que venciere he-redará todas las cosas, y yo seré suPadre y él será mi hijo». ¿Por quécreen ustedes que el Padre dijo undía: «Este es mi Hijo amado»? Porqueel Señor Jesús siempre hizo lo que elPadre quería.

¿Qué clase de hijos somos noso-tros para Dios? ¿Somos estos hijosque están dispuestos a ir a la batalla,a tomar las armas de guerra, contodo lo que eso pueda significar paranosotros? Yo nunca estuve en una ba-talla, pero imagino que debe ser unaexperiencia aterradora. Todo soldadoque entra en la batalla sabe que es

/ A G U A S V I V A S50

posible que no regrese. Sólo sirvenpara la batalla aquellos que sabenque su vida está perdida antes de en-trar en la batalla. Sólo estos tienen laposibilidad de vencer en la batalla.

Es cierto que el Señor provee paratodas nuestras necesidades. Benditosea él por eso. Todos hemos gustadoel amor del Señor; todos hemos gus-tado su protección; todos somos hijosen la casa del Padre. Él no ama más asus hijos maduros que a sus peque-ños. Sin embargo, con algunos élcuenta, y con otros no puede contar.

Un día, él tenía un solo Hijo, ycon ese Hijo pudo contar hasta losumo. Ahora el Señor Jesús está edifi-cando su iglesia; pero, para acabar deedificar su iglesia, él desea y necesitaque colaboremos con él. Y para esorequiere esta misma clase de hijos,aquellos que son mayores de veinteaños, y que pueden entrar en la bata-lla.

No se engañe, hermano amado.¿Sabe con quién nos enfrentamos? Ya

lo sabemos; la batalla no es contracarne ni sangre. La posesión plena deCristo va a ocurrir enfrentándose conel adversario. Y déjeme decirle que eladversario tiene armas, capacidadesy habilidades que usted no sospecha.Y lo peor de todo, no descansa jamás.Nunca se relaja, nunca se da por ven-cido.

Usted ya vio cómo fue la vida delSeñor Jesucristo. No una vez; muchasveces, interminables veces, el adver-sario volvió para tratar de hacerlotropezar. Usted lo ve a lo largo detoda su vida, cuántas veces el diabloinsistió, tratando de destruir al Señor,y cuando no logró apartarlo de la vo-luntad del Padre, entonces decidióasesinarlo sobre una cruz.

Ese es nuestro adversario; perodéjeme decirle que Aquel que está enusted ya venció. Un día, Él estuvosolo para enfrentar la muerte y la os-curidad, y el Padre debió alejarse,porque era la única manera en que élpudiera realmente redimirnos. Él de-bía soportar la ira de Dios hasta el ex-tremo, y el extremo de esa ira de Diosera quedar totalmente abandonadopor Dios. Así padeció él; pero noso-tros nunca más tendremos que estarasí. Él estuvo solo en la cruz, paraque usted y yo nunca más tengamosque estar solos. Sólo él habría de lle-var ese castigo.

Usted irá a la batalla, y enfrentarála batalla, pero nunca estará solo; élsiempre estará con nosotros. Y por-que él está con nosotros, siempre se-remos más que vencedores. El quevenció, el que aplastó la cabeza de laserpiente, el que despojó a todos losprincipados y potestades, el que los

La Escritura dice que de-bemos ser como niñospara entrar en el reino

de los cielos. Pero se re-fiere a la inocencia de

los niños, a su capacidadde creer y confiar. No serefiere a la inmadurez.

A G U A S V I V A S / 51

derrotó completamente en la cruz,mora en nosotros, y por eso, somosmás que vencedores, por medio deaquel que nos amó. Pero usted tieneque entrar en la batalla. La batalla esposeer a Cristo, y quien se opone aeso es el diablo.

La obra de los vencedoresEn el capítulo 14 de Apocalipsis

vemos a los vencedores, los mismosseleccionados en el capítulo 7, y quepasan a través de todas las dificulta-des y adversarios. Han peleado la ba-talla. Han pasado a través del agua ydel fuego, y han emergido finalmentea la victoria y a la abundancia. Hanenfrentado al diablo, a la bestia y alfalso profeta, la marca de la bestia yel número de su nombre, y han ven-cido. Y están de pie sobre el monte deSion, el monte de la victoria, juntocon el Cordero, porque es en unióncon él y siguiéndolo a él, que hanvencido.

Por eso dice: «Después miré, y heaquí el Cordero estaba en pie sobre elmonte de Sion, y con él ciento cuarenta ycuatro mil, que tenían el nombre de él yel de su Padre escrito en la frente. Y oíuna voz del cielo como estruendo de mu-chas aguas, y como el sonido de un grantrueno; y la voz que oí era como de arpis-tas que tocaban sus arpas. Y cantaban uncántico nuevo delante del trono…».

¿Qué es un cántico nuevo? En laEscritura, es un canto que surge deuna experiencia por la que ustedpasó; a través de la aflicción, la tribu-lación, y aquel momento en que lepareció que todo estaba perdido,pero, el Señor intervino poderosa-mente, lo sacó en victoria, y usted

aprendió algo que antes no sabía. En-tonces comenzó a cantar un cánticoque antes no podía cantar. Esto es uncántico nuevo.

Es cierto, hermanos amados, queel fruto de esos ciento cuarenta y cua-tro mil, quienes pelean las batallas yemergen en victoria, redunda final-mente en beneficio de todos los hijosde Dios, aun de aquellos que no fue-ron a la batalla. De hecho, no batallanpara sí mismos. Así como Cristo nodio su vida por sí mismo, sino pornosotros, el llamado de ellos no es ahacer algo para sí mismos, sino enbeneficio de todos. Pablo dice: «Hiji-tos míos, por quienes vuelvo a sufrir do-lores de parto, hasta que Cristo sea for-mado en vosotros». Los padecimientosque Pablo describe, no son para él.Son por causa de la iglesia.

Entonces, aquí tenemos este cánti-co nuevo que representa este princi-pio de representación. Es cierto quetodos heredan, pero sólo unos pocoscantan el cántico. Aunque todos en-tremos finalmente en el reino eternode Dios, y heredemos con Cristo, hayalgo de supremo valor que usted notendrá si no ha seguido al Corderocon fidelidad. Yo no sé que es, peroestoy seguro que se trata de algo desupremo valor que sólo se puedeaprender siguiendo al Cordero pordondequiera que él va. Por este moti-vo, aquí se nos muestra que sólo elloscantan, y que nadie más puede hacer-lo.

A continuación, se nos dice queademás son primicias: «Estos fueronredimidos de entre los hombres como pri-micias para Dios y para el Cordero»¿Qué son las primicias? En el Anti-

/ A G U A S V I V A S52

guo Testamento, cuando se aproxi-maba el tiempo de la cosecha, el sa-cerdote debía salir a los campos y re-buscar entre la siembra del trigo, has-ta encontrar las espigas que habíanmadurado primero. Entonces, recogíalas primicias y las presentaba en lacasa de Dios. Eso significaba que,dentro de poco tiempo, todo el cam-po estaría listo para ser cosechado.

Este es el principio de aquellosque son llamados a vencer. Ellos ma-duran primero, para que con su ma-durez, con aquello que ellos ganan deCristo, toda la iglesia se beneficie, yun día, no muy lejano, toda la iglesiaesté lista para ser cosechada.

El versículo 14:6 nos muestra acontinuación, y a modo de resumen,las cosas que se obtienen a través dela obra de aquellos que son llamadosa vencer. «Vi volar por en medio del cie-lo a otro ángel, que tenía el evangelioeterno para predicarlo a los moradores dela tierra, a toda nación, tribu, lengua ypueblo». El Señor ordenó: «Id portodo el mundo y predicad el evange-lio a toda criatura». Y aquí tenemosel cumplimiento de esa promesa.Aquí el evangelio ha sido predicadoa todas las naciones, tribus y lenguas.Pero, ¿quiénes lo han predicado? Hallegado a todas las naciones, porqueha habido hombres y mujeres quehan ido en pos del Señor y han paga-do el precio de llegar con el evangelioa todas las naciones. Lea usted la his-toria de los hombres que llevaron elevangelio, y usted va a descubrir allíuna parte de estos ciento cuarenta ycuatro mil.

La segunda cosa que ocurre comoobra de ellos es ésta: «Otro ángel le si-

guió, diciendo: Ha caído, ha caído Babi-lonia, la gran ciudad, porque ha hechobeber a todas las naciones del vino del fu-ror de su fornicación» (14:8). Babilonia,representa el sistema de este mundo.Es la ciudad enemiga de Dios, llenade placeres, de seducciones, llena decosas para atrapar el corazón. De es-tas cosas nos habla el apóstol Juan:los deseos de la carne, los deseos delos ojos y la vanagloria de la vida.Son las cosas que constituyen a Babi-lonia.

Pero entonces, aquí tenemos hom-bres y mujeres que han salido deBabilonia, que han renunciado aBabilonia, en cuyo corazón ésta hasido juzgada. Y, porque Babilonia hasido juzgada primero en el corazónde ellos, finalmente Babilonia serájuzgada y caerá. El fin de este mundoocurre primero en el corazón de loshijos de Dios. Para que el mundo ter-mine, primero debe terminar en elcorazón de los hijos de Dios. Dios nopodrá juzgar al mundo, hasta queéste no haya sido completamente juz-gado en nuestros corazones. Estotambién forma parte de la obra y latarea de Cristo en los vencedores.

En tercer lugar, viene la caída dela bestia y también la derrota del nú-mero de su nombre y de su imagen.Estos eventos también vienen a tra-vés de los vencedores. Por último elversículo 13 nos dice: «Oí una voz quedesde el cielo me decía: Escribe: Bien-aventurados de aquí en adelante losmuertos que mueren en el Señor. Sí, diceel Espíritu, descansarán de sus trabajos,porque sus obras con ellos siguen». Her-manos amados, la edificación de laiglesia no es una obra que se haga en

A G U A S V I V A S / 53

una sola generación. De hecho, es im-posible que se haga en sólo una gene-ración. La restauración y edificaciónde la iglesia, hasta que alcance la ple-nitud, es una obra que el Señor ha ve-nido haciendo a través de muchas ge-neraciones de hombres y mujeres. Ytodo aquello que ha sido ganado enel pasado, por aquellos hermanos yhermanas que pagaron el precio deseguir a Cristo por dondequiera queva, ha quedado para nosotros comoun legado espiritual que no podrá serborrado jamás.

Hoy día hablamos de la justifica-ción por la fe, y enseñamos la justifi-cación por la fe. Sin embargo, duran-te mil años no se habló de ella, y na-die supo prácticamente nada de lajustificación por la fe. No obstante,hubo hombres, como Lutero y otros,que recibieron esta palabra, perseve-raron en ella, de manera que hoy latenemos como un legado indeleble.La edificación del cuerpo de Cristo esuna obra que abarca desde la partidadel Señor hasta su regreso. Y noso-tros hemos heredado la riqueza espi-ritual de muchos otros que, antes denosotros, obtuvieron de Cristo sus ri-quezas pagando el precio necesariopara ello.

La posesión de la tierra se ha idorealizando lentamente a lo largo de lahistoria de la iglesia. «Sus obras conellos siguen». Usted se va de estemundo; usted vive setenta u ochentaaños, y se va. Pero lo que usted hagapor Cristo, lo que usted gane de Cris-to, permanecerá como un legado eter-no para la iglesia. Créalo, porque estees el principio que nos muestra la Es-

critura. Un día, porque tantos han su-frido, porque tantos han padecido,porque tantos han crecido para serhijos maduros de Dios, debido a quetantos han tomado los propósitos desu Padre, los propósitos del Cordero,y los han hecho suyos, la acumula-ción de todo este peso de gloria en laiglesia traerá la madurez, y entoncesvendrá la siega.

Por eso dice: «Miré, y he aquí unanube blanca; y sobre la nube uno sentadosemejante al Hijo del Hombre, que teníaen la cabeza una corona de oro, y en lamano una hoz aguda. Y del templo salióotro ángel, clamando a gran voz al queestaba sentado sobre la nube: Mete tuhoz, y siega; porque la hora de segar hallegado, pues la mies de la tierra está ma-dura. Y el que estaba sentado sobre lanube metió su hoz en la tierra, y la tierrafue segada» (14:14-16).

Hermanos amados, el Señor ven-drá. Y vendrá a segar a su iglesia deeste mundo, y recogerá el trigo en sugranero, y quemará la paja en el fue-go que nunca se apaga. Un día, el Se-ñor juntará las espigas doradas, el Se-ñor vendrá y segará la tierra, y reuni-rá a la iglesia consigo. Y como dice elapóstol Pablo, «...estaremos para siem-pre con el Señor». Pero no piense quees algo automático. La madurez queel Señor espera de la iglesia antes desegar es el producto de su obra, en ya través de estos hombres y mujeresque han respondido a su voz, lo hanseguido por dondequiera que va yhan vencido juntamente con él.

Que el Señor nos ayude a todos.(Síntesis de un mensaje impartido en

el Retiro de Rucacura, en enero de 2009).

* * *

/ A G U A S V I V A S54

Dana Congdon (USA)

Las obras, los caminos y el propósito de Dios.TEMA DE PORTADA

caminotuMuéstrame

(4)

Lecturas: Éxodo 33:12-14; Juan 13:33, 36; 14:1-6, 10, 18-23; 15:4-5.

Vemos en estos dos pasajes aMoisés en el Antiguo Testa-mento y a los discípulos en el

Nuevo, que estaban de cierta maneraen posiciones muy similares. Es algoque podemos llamar post-visión ypre-sabiduría.

Revelación y visiónCuando Moisés estaba sobre a-

quel monte orando, ya había sidocautivado por la visión de Jehová enla zarza ardiente. Pero ustedes sabenque hay diferencia entre visión y re-velación. Damos gracias al Señor por

A G U A S V I V A S / 55

el Espíritu Santo que nos da espíritude sabiduría y revelación. Por esa re-velación, podemos ver al Señor Jesúsy su obra preciosa. Nosotros pode-mos recibir revelación, pero la visiónes algo que nos cautiva.

Nosotros podemos asirnos a unarevelación, pero la visión es algo quete atrapa. Muchos en el pueblo deDios tienen revelación de Jesús, perocuando tienes una visión de Jesús, asícomo Pablo en el camino a Damasco,desde ese momento en adelante, tuvida está cautivada. Ya no vives máspara ti mismo. Fuiste aprisionado poresa magnífica visión. Esta asombrosavisión de Jesús reinterpreta cada par-te de tu vida y ministerio.

De hecho, en estos últimos días, lepedimos al Señor que nos dé visiónde sí mismo. No sólo revelación.Aunque una visión es revelación,pero es una revelación que causa unimpacto en nuestras vidas para siem-pre.

Te voy a hacer una pregunta: ¿Yafuiste cautivado por una visión?Cuando eres cautivado por una vi-sión, tú caes sobre tu rostro, así comoMoisés en la cumbre de la montaña.Y dices: ‘Señor, veo que eres el únicocamino; pero necesito sabiduría paratu pueblo’. Y cuando él ora: «Señor,muéstrame tus caminos», él está so-bre su rostro, intercediendo por todoslos hijos de Israel.

Si por la gracia de Dios tienes unavisión que te cautiva, al mismo tiem-po te será dada una carga por todoslos hijos de Dios, para que tambiénsean cautivados por esa visión. Moi-sés ahora está orando por sabiduría.«Muéstrame tus caminos». Moisés

podía mirar abajo a la montaña, yporque la tierra prometida es muypequeña, en un día despejado, de loalto de esa montaña donde él se en-contraba podía ver Cades-Barnea, yél sabía que el Señor les había dichoque fueran y entrasen a la tierra pro-metida. Él conocía el lugar físico adonde deberían ir. ‘Pero, ¿cómo voy aintroducir allí a los hijos de Israel?Ellos no ven; no han sido cautivados’.

Conocemos la historia de Moiséspasando por ese desierto. Él tuvo quellevar una cruz enorme. Frecuente-mente, el pueblo se rebelaba contraél, y aun su hermano y su hermanamurmuraron contra él. La mayor par-te del tiempo, cuando miramos aMoisés en ese desierto, lo vemos so-bre su rostro, intercediendo por loshijos de Israel.

Cuando recibimos una revelacióndel Señor Jesús, somos emancipados,porque vemos que nuestra vida espara él. Y al mismo tiempo que ve-mos esta visión, una carga viene anuestro corazón: Que el camino quecaminamos pueda reunir a todos sushijos que están en cautiverio a él mis-mo.

¿Recuerdan cuando Pedro hablade no estar luchando contra carne ysangre, sino usar poder divino paradestruir las fortalezas del enemigo?Él hablaba de la necesidad de loscorintios de ser cautivados en sumente. ¡Oh, que ocurra que todos no-sotros seamos cautivados por esta vi-sión!

Pero ahí llegamos a ese lugar enque nos preguntamos: ‘Señor, ¿cómopodemos proseguir? Muéstrame tuscaminos’. Y el camino de la cruz está

/ A G U A S V I V A S56

delante de nosotros. Y cuando transi-tamos por ese camino de la cruz, lasdemás personas alrededor ven la glo-ria resplandeciendo en tu rostro.

Hay personas que tienen hambre.En toda iglesia en esta nación, Diostiene sus vencedores, que están ham-brientos por el Señor. Siempre queven un rostro que resplandece, elloscorren a besarlo. No te preguntancuál es tu denominación; ellos ven aJesús. Y hay hermanos preciosos encada denominación. Ellos nadan con-tra la corriente, tienen hambre por sa-ber más del Señor. «Señor, muéstra-me tus caminos». Y de alguna formael Señor nos reúne en una comuniónque trasciende todos los límites.

En el Evangelio de Juan, los discí-pulos también estaban en una posi-ción parecida. Allí vemos que Pedrotuvo la revelación, sus ojos abiertospara ver que Jesús es el Cristo, el Hijodel Dios viviente. Eso fue visión, yellos fueron cautivados. Cuando laspersonas abandonaban a Jesús, él lespreguntó si ellos también queríanirse. ¿Cómo sabes que fuiste cautiva-do? Los discípulos dicen: ‘¿Adóndemás iremos? Sólo tú tienes las pala-bras que necesitamos’.

¿Has sido cautivado por Jesús? SiJesús te dice: ‘Vete’, tú le vas a decir:‘No. ¿Adónde más puedo ir?’. A ve-ces, el Señor te da una libertad. ‘Bue-no, haz lo que quieres’. Yo espero quetú te vuelvas al Señor y digas. ‘Oh,no, Señor; aunque yo esté luchandocontra tu voluntad, aunque yo noesté dispuesto, pero estoy dispuesto aque me hagas dispuesto’. Ah, el Se-ñor va a luchar contigo si le dices eso.Él sabe que has sido cautivado.

Entonces, los discípulos se encon-traban en esa posición. No tenían o-tro lugar donde ir. Habían sido cauti-vados por la visión. Y un día el Señorles dice: ‘Yo me voy, y ustedes no meverán más’. Y los discípulos se encon-traron en el final de sí mismos. ¿Quévamos a hacer ahora? Todo lo que co-nocían hasta entonces era el Jesús ex-terior, el Jesús físico. ¿Qué haremosahora?

La habitación de DiosJesús les había dicho: «Edificaré mi

iglesia», pero él no les dijo cómo seríaedificada la iglesia. Es interesante,cuando lees los evangelios, Jesús noles dio ninguna instrucción. Él no lesdijo: ‘Ustedes van a alquilar una casa,y unos ómnibus; van a armar unatienda para predicar el evangelio, eli-gen unos hermanos y los hacen an-cianos’. Nunca les dio instrucción al-guna. Y ellos se preguntaban: ‘¿Quévamos a hacer?’.

El líder se va, ¿y qué hacen ellosahora? ¿Volver a pescar? ¿Adóndemás irán? Ah, Jesús les dice que seva, y vemos que ellos están en unacrisis semejante a la de Moisés. Ellosconocen al Señor, pero no saben quéhacer. ¿Qué es la iglesia? Y Jesús em-pieza a decirles. ‘Tengo que irme a lacasa de mi Padre’. ¿Qué pensaron losdiscípulos? Probablemente pensaronen el templo de Jerusalén. Pero él noquería decir eso.

La Biblia nos dice en Hebreos queJesús es el edificador de la casa deDios, cuya casa somos nosotros. Estaes la casa que Jesús quiere construir.Es por esto que Jesús murió en lacruz. Pero los discípulos tienen una

A G U A S V I V A S / 57

mentalidad tan terrenal. Exactamentecomo nosotros. Es como si quisierandecirle: ‘Jesús, danos una lista de loque quieres que hagamos, antes quete vayas’.

Entonces, en estos versículos enque habla a los discípulos, él les dauna lista. Es así como edificas la igle-sia. La lista tiene dos cosas, es una lis-ta muy corta. Número uno, el EspírituSanto. Cuando él venga, les dirá loque tienen que hacer. Muy simple. Yla segunda cosa, «Permaneced en mí».

Los discípulos no comprendieronlo que él quería decir. ‘¿Cómo pode-mos permanecer en ti, si te vas?’. Escomo si Jesús les dijera: ‘Yo quierodespertarlos para un entendimientode lo que la iglesia es. Es nacida delEspíritu, y sigue al Espíritu y perma-nece en mí’.

Si vemos en el idioma originaltodo este texto –como saben, el origi-nal no está dividido en capítulos– hayuna progresión de pensamiento eneste pasaje que muchos cristianos to-davía no ven. En el capítulo 14 versí-culo 2, Jesús dice: «En la casa de miPadre muchas moradas hay». Ennuestras versiones en inglés dice: ‘mu-chas mansiones’. Y algunas personaspiensan: ‘Yo tengo mi mansión cuan-do llegue a los cielos’. Pero, ¿sabenrealmente lo que quiere decir? Habita-ciones. Hay muchas habitaciones.

Y entonces, en el versículo 10, sitodavía no entienden lo que es «per-

manecer en mí», escuchen: ‘Tú meviste, tú viste al Padre, porque el Pa-dre permanece en mí y yo permanez-co en el Padre, y las obras que uste-des ven, vienen del Padre que perma-nece en mí. Yo los estoy dejando,pero no los estoy dejando. Estoy vol-viendo a ustedes. Y si ustedes meaman, yo vendré a ustedes, el Padrevendrá a ustedes, y el Espíritu ven-drá a ustedes. El Padre estará en us-tedes, y ustedes en mí, y yo en uste-des’. Y los discípulos dicen: ‘¿Qué? Esimposible entenderlo’.

Noten lo que dice el versículo 23:«El que me ama, mi palabra guardará, ymi Padre le amará, y vendremos a él, yharemos morada en él». El pensamientoprosigue en el capítulo 15: «Permane-ced en mí, y yo en vosotros». Esto es loque frecuentemente no comprende-mos. Entendemos la preciosidad dela vida habitando en Cristo, pero lacomprendemos de una forma perso-nal. Pero, saben, él está hablando enrealidad de la vida corporativa.

Siempre que él usa el pronombre‘vosotros’, o ‘ustedes’. En inglés pue-de ser singular o plural. «Yo voy apermanecer en vosotros, y vosotrospermanecéis en mí».

Hermanos y hermanas, esta es lacasa, el lugar de habitación. Mientrastú estés aquí en la tierra, la tierra noes tu hogar; pero tienes una habita-ción. Cuando te reúnes con tus her-manos y hermanas, estás permane-

La mayor parte del tiempo, cuando miramos aMoisés en ese desierto, lo vemos sobre su rostro,

intercediendo por los hijos de Israel.

/ A G U A S V I V A S58

ciendo en Cristo. Y cuando él dice:«Yo soy la vid y vosotros los pámpanos»,está hablando de esta unidad de per-manecer.

Probablemente han oído deHudson Taylor, el misionero en Chi-na. Él sirvió en la Misión al Interiorde la China, y sirvió en forma muydura alrededor del altar de bronce. Élse sentía muy cansado y debilitado,hasta que un día el Señor le mostró:«Yo soy la vid y vosotros los pámpanos»,y le abrió el entendimiento. CuandoJesús dice: «Yo soy la vid», él no se re-fiere sólo al tronco de la vid. Él dice:«Yo soy el tronco, las ramas, las hojasy el fruto. Y tú eres parte de eso. Y tútienes que ser un pámpano, que sim-plemente permite que mi vida fluya através de ti».

Entonces, hermanos y hermanas,nosotros comprendemos. El Señornos dice: «Permaneced en mí y yopermaneceré en vosotros», y ¿qué eslo que descubrimos? Es imposiblepara mí permanecer en Jesús. Yo fá-cilmente me salgo. Yo vengo a él parapermanecer en él, pero muy rápida-mente me voy. Hasta que un día com-prendo algo: Yo no puedo permane-cer en él hasta que comprenda que élpermanece en mí. La única maneraen la cual yo puedo permanecer en éles por su vida que permanece en mí.¿Ya descubriste eso?

Y esta palabra nos lleva a la cruz.¿Por qué? Porque tú no puedes ne-garte a ti mismo. Todos somos egoís-tas, y eso nunca va a cambiar. Pero elCristo crucificado en ti puede hacertenegar a ti mismo. Él te capacita porsu gracia para que te niegues a timismo. Ah, pero no te gloríes, pues

no fuiste tú quien se negó a sí mismo.Fue la gracia de Dios en ti que te ca-pacitó para negarte a ti mismo.

La lección del permanecerNosotros sabemos que no pode-

mos vivir la vida cristiana. Cristo esnuestra vida. Y es así que aprende-mos esta lección del permanecer.

Los discípulos vieron algo en eldía de Pentecostés. Ellos no enten-dían todo ese misterio de permane-cer, pero en el día de Pentecostés lovieron. ¿Cómo lo vieron? Pedro se le-vantó. Y Rubén se levantó, y Rodrigose levantó. Y todos se levantaron, yPedro empezó a hablar. Y todos lomiraron y estaban atónitos. Y decían:‘¿No es ése Pedro?’. ¡Es el Señor quienestá hablando a través de Pedro! Y to-dos dijeron: ‘¡Es el Señor, es el Se-ñor!’. Tres mil personas dijeron: ‘¡Esel Señor, es el Señor!’.

¡Qué día fue aquél! Y descubrie-ron otro secreto. Sabemos por el rela-to en Hechos 2 lo que siguió al día dePentecostés. Veamos el pasaje en He-chos capítulo 2. Sé que es un versícu-lo muy conocido. Vers. 42: «Y perseve-raban en la doctrina de los apóstoles, enla comunión unos con otros, en el parti-miento del pan y en las oraciones».

En el día de Pentecostés, ellos vie-ron lo que el Señor quiso decir cuan-do dijo: «Edificaré mi iglesia». Un dis-cípulo habla, el Espíritu Santo con-vence y las personas vienen a Jesús.Tres mil ciento veinte personas per-maneciendo en Cristo, y Cristo enellas; que se pertenecían los unos alos otros.

¿Puede Cristo edificar su iglesia?Sí, él puede hacerlo. Entonces empe-

A G U A S V I V A S / 59

zaron a reunirse todos los días. A ve-ces los cristianos se cansan de reunio-nes. ‘¡Oh, otra reunión. Oh, Dios,dame gracia!’. Especialmente en lasreuniones en que tenemos que haceralgo, como orar. ¿Ya notaste que en eldía de la reunión empiezas a sentirun poco de malestar y dolor de cabe-za, y dices: ‘Tal vez tengo que que-darme en casa’? Pero escuchen, esporque nos olvidamos lo que es laiglesia.

Escuchen, esos discípulos en elprincipio no tenían ningún edificio;no pensaban en un edificio. Todo loque sabían era esto: ‘Tenemos que re-unirnos’. ¿Por qué? Porque siempreque estamos juntos, Jesús se mani-fiesta. Y ahora estoy intrigado por sa-ber quién será el próximo que va ahablar, y quién va a ser el que va asanar. Y nos quedamos maravilladosde ver cómo el Señor usa a este her-mano o a aquella hermana. Esto esun milagro.

Nosotros conocíamos a la mujerde Pedro antes de Pentecostés. Ellasiempre hablaba y hablaba y hablaba.Pero escuchen ahora su testimonio dela grandeza de Jesús. Escuchamos aJesús. Y el mayor milagro es descu-brir que el Cristo que habita en noso-tros habla a través de nosotros, y es-tamos muy entusiasmados.

En las tardes, nadie dormía lasiesta; todos corrían para escuchar aPedro. Y Pedro enseñaba la doctrinade los apóstoles. ¿Cuál es la enseñan-za del apóstol? ¿Crees que la doctrinade los apóstoles era: Bueno, te voy adecir las catorce cosas que tienen queocurrir antes que el anticristo vengaen los fines de los tiempos? No, no

era eso. Pedro se levantaba, cinco milpersonas lo escuchaban. Y él les diría:‘Ahora les voy a contar lo que pasócuando íbamos con Jesús caminandopor los campos’.

¿Cuál era la doctrina de los após-toles? ‘Esto es lo que Jesús dijo ehizo’. Eso es lo que él hablaba. Siem-pre que él les contaba una historia deJesús, más personas eran salvas. Y laspersonas decían: ‘¡Vimos a Jesús; élestá vivo!’. Y Jesús crecía, y ahoraeran tres mil doscientas personas.Cinco mil.

Y cuando tenían comunión, eltema no era: ‘¿Y cómo fue tu viaje apescar, hermano?’. Era: ‘¿Sabes lo queel Señor hizo hoy en mi vida?’. Y lacomunión era: ‘Yo iba manejando porun camino en el campo y mi neumá-tico se desinfló, y un ángel vino y meayudó a cambiarlo’. Y la hermana de-cía: ‘Ah y ese mismo ángel vino a micasa, también, porque mi horno noprendía’. ¡Había tantos testimonios,todos con respecto a Jesús! Y no po-dían aguantar hasta estar juntos denuevo.

Entonces, se descubre a Jesús enti. Lo descubrimos en plenitud unosen otros. ¡Oh, cuán precioso es elcuerpo de Cristo! Perdónanos, Señor,por pensar tan poco de nuestros her-manos y hermanas. Cada uno tienemucho que contribuir. Y siempre,cada día, en esos días de los Hechos,ellos sentían al Señor cuando alguiense levantaba para compartir.

Ellos recordaban cómo el Señorenseñaba. Era diferente de los rabi-nos. Los rabinos hablaban, hablabany hablaban. Pero cuando Jesús habla-ba algo, eso quedaba grabado en tu

/ A G U A S V I V A S60

corazón en forma indeleble. Aquellosque escucharon a Jesús hablar, nuncalo olvidaron. Eso es vida.

Una vez pregunté a una hermanachina, ya de edad. Ella iba a esas re-uniones en la década del 30, conWatchman Nee. Le pregunté: ‘Her-mana, ¿qué es lo que recuerdas deaquellas reuniones?’. Y ella me dijo:‘Bueno, nuestras reuniones eran losmartes por la noche, y nosotros ter-minábamos nuestro trabajo y tenía-mos que caminar a veces por tres ho-ras para llegar al lugar de reunión.Llegábamos allí, y estábamos muycansados. Pero cuando nuestro her-mano empezaba a enseñar, siempresentíamos el refrigerio del Señor’.

Esto casi me condena como predi-cador, cuando veo a las personas dor-mirse cuando yo hablo. Necesito másde Jesús para compartir algo quequede escrito en tu corazón. El Señorno ministra simplemente a la mente,sino a los corazones. Los judíos me-morizaban los Diez Mandamientos ytodas las leyes; pero eso no les cam-biaba el corazón. Nosotros venimos aJesús, y el Espíritu empieza a escribiralgo en nuestros corazones. Y descu-brimos que por la vida de Dios queestá en nosotros, podemos obedeceral Señor.

¡Qué vida maravillosa tenían jun-tos en Jerusalén! Había esas reunio-nes en las casas. ¿Por qué? Porque Je-sús se mostraría allí. No interesaba siPedro estaba ahí o no. Los santos a-brían sus casas; ellos querían hacerlo,porque Jesús se manifestaría. Esa esla vida de permanencia de Cristo.Pero ellos descubrieron también ensu vida corporativa que el Señor te-

nía que podarlos, porque sólo cuandose poda, el cuerpo de Cristo puedepermanecer en vida.

La presencia del Señor en la iglesiaUstedes saben que la presencia

del Señor es tan preciosa. Pero a ve-ces comprendemos mal qué es la pre-sencia del Señor.

Hay muchas asambleas cristianasque realmente adoran al Señor, y hayuna gran bendición del Señor cuandoentramos en la adoración. Pero yopuedo hacer una diferencia. A veces,en ese tiempo de adoración, decimos:‘¡Gracias, Señor, por tu presencia!’.Pero todo lo que hay, de hecho, es subendición, porque Dios bendice a sushijos. Pero, ¿dónde está su presenciacon sus hijos? Porque donde está dehecho su presencia, tiene que estar sutrono entre sus hijos. Y eso quiere de-cir que en la práctica él tiene que serSeñor sobre la asamblea. Cuando élestá entronizado, su presencia estáallí. Esa es la posesión más importan-te para la iglesia.

Recuerden que en el libro de He-chos el Señor tuvo que podar algunascosas que entraron, que no eran de él.

Necesito más de Jesúspara compartir algo quequede escrito en tu cora-zón. El Señor no ministrasimplemente a la mente,

sino a los corazones.

A G U A S V I V A S / 61

¿Recuerdan a nuestro amigo Berna-bé? Él vio al Señor. Entonces él tomósu propiedad, la vendió y dio el dine-ro a los apóstoles para que pudieranalimentar a todas esas personas. Ypor esa época, muchos de aquellosque visitaron Jerusalén en el día dePentecostés todavía estaban viviendoen Jerusalén después de seis meses. Yporque tú tenías una casa en Jerusa-lén, ¡felicitaciones!, tú tienes seis per-sonas viviendo en tu casa, otros seismás, además de los seis de tu familia.Algunos dormían en la cocina. A no-sotros nos gusta eso por dos días...¡pero por dos años! ¡Ay! Especial-mente la persona que duerme en lacocina. Tú, para hacer tu café, tienesque saltar por encima de ella. Pero to-dos querían dar.

Pero entonces vinieron Ananías ySafira, y dieron un dinero, pero te-nían ambición. Y el Señor los cortó.Porque necesitamos vida. Necesita-mos que todo lo que se haga sea pro-veniente de la vida del Señor. Auncuando se da, tiene que ser por lavida del Señor.

A veces veo personas que deposi-tan dinero en la caja de ofrendas; pe-ro es casi como si lo hicieran con lacaña de pescar. ¡No, no, no! Si tú das,está dado. No hay una cuerda paraque puedas recoger. Pero Ananías ySafira tuvieron que ser podados, por-que esa vida que permanece es algoprecioso.

En cierto momento, las viudas deorigen griego no estaban recibiendosu porción en la distribución. Esa fueuna crisis, pero la crisis fue enfrenta-da con el corazón compasivo de loshermanos. Y Dios levantó a aquellos

hermanos para garantizar que todosrecibieran su porción. Tú dirías: ‘Esono es muy importante’. Pero es muyimportante. Porque aquellos judíosde origen griego se sentían como ciu-dadanos de segunda clase. Pero el Se-ñor dijo: ‘Háganlos ciudadanos deprimera clase. Eso es muy importan-te’.

Y tú sabes cómo continúa el librode los Hechos. Hay un crecimientode ese permanecer que se desborda aotras ciudades. Es una vida que des-borda de Jerusalén a Judea, a Sama-ria y hasta los confines de la tierra.Pero hay una cruz involucrada. ¿Seráque los judíos van a aceptar a losgentiles? ¿Será que los de Jerusalénvan a aceptar a los samaritanos? Encada progreso que hubo, fue necesa-ria la muerte de nuestros prejuicios.Y siempre que un nuevo grupo eraabrazado por el amor de Jesús, laiglesia crecía.

¿Te imaginas lo que habrá costadoa los hermanos recibir a Pablo, el quelos había perseguido? Pero Pablo nosdice que los hermanos lo recibieronde tal manera que le dieron la diestraen señal de compañerismo. Esa vidaque permanece es una vida de gracia,es una vida llena de misericordia.

Hoy tenemos que orar: ‘Oh, Se-ñor, muéstranos tu camino en laasamblea’. El Señor está reuniendomillones de personas en su reino.Muchas personas ya fueron salvas ytraídas a su reino. Pero todavía notienen un hogar. Ellos no saben loque es ese lugar de habitación. Ellosviven y se regocijan en el reino, peroel Señor quiere esa morada que esuna novia.

/ A G U A S V I V A S62

Muchos cristianos están buscandosu hogar. Muchos cristianos se van agrandes asambleas, pero se sientenque no están dentro, y desean inten-samente un hogar. Cuando ellos es-tán en el hogar y el Señor está en elhogar, esa es la vida preciosa de per-manencia.

Viviendo la vida corporativaA medida que vivimos la vida cor-

porativa, el Señor siempre tiene quetratarnos por la cruz, porque la vidade la iglesia es una vida muy espiri-tual. No hay un edificio; la casa somosnosotros. Podemos reunirnos en unacasa, podemos reunirnos en un granedificio, pero eso no es la iglesia.

Tenemos que entender la natura-leza espiritual del Espíritu Santo ennuestra permanencia en Cristo. Elcuerpo de Cristo no puede funcionarsino por el primer amor. ¿Verdad? Túpuedes hacer algo mecánicamente,pero sin el primer amor, no hay cuer-po. Pero, como es verdad con todaslas cosas del Señor, el primer amorno es solamente el primer amor paraél, sino también el primer amor porlos hermanos y hermanas.

Entonces quiero hacer una decla-ración. Si tú realmente ves, si real-mente comprendes esa morada, estoes lo que sé que harás: Tú no puedesaguantar para estar junto a tus her-manos y hermanas. ¿Tienes ese deseointenso? A veces, las circunstancias teimpedirán estar con ellos; pero tieneque haber un deseo en tu corazón.

¿Amas realmente estar con tushermanos y hermanas? ¿Tú ves al Se-ñor Jesús cuando te reúnes? ¿Quieresconocer más al Señor? Reúnete. No

tiene que ser necesariamente la re-unión de la iglesia. Una vez visitéuna asamblea, y fui al estudio bíblicoque tenían un viernes por la noche.Treinta y cinco personas se reuníanen una casa, y más de veinte de elloseran jóvenes. ¡Era una reunión muyviva! Cantaban. Un hermano les en-señaba y ellos hacían muchas pre-guntas. Y ellos contribuían durante laenseñanza preguntando, o con algu-na verdad.

Siempre me encanta ir a ese estu-dio bíblico los viernes. Pero entonces,después se reúnen los domingos.¡Ayayay! Una reunión terrible, muypesada. Todo ocurre como por tradi-ción. Se siente como si dijeran: ‘¡Uf,tenemos que venir a esto!’. Todos es-tán mirando el reloj. ‘Oh, todavía te-nemos que escuchar otras oraciones’.Y el hermano ministra la palabra, yestá seco.

Bueno, es una asamblea, y se re-únen en las casas también. Pero no sépor qué, cuando se reúnen los do-mingos, es diferente. No es la vida deCristo permaneciendo. Tienen quepermitir que el Espíritu Santo soplelos domingos en la mañana, porquefalta vida. El Señor quiere podarnoscuando no estamos vivos. Si no lepermitimos al Señor que nos pode,siempre la tendencia será hacer lascosas de manera exterior.

Esta es la realidad espiritual de lavida de la iglesia. Ellos permanecie-ron en la doctrina de los apóstoles, enla comunión, en el partimiento delpan y en las oraciones. Pero cuandoperdemos de vista esas cosas, empe-zamos a desarrollar una mentalidadde reunirnos.

A G U A S V I V A S / 63

Algunas personas creen que lavida de iglesia es simplemente re-uniones. En Estados Unidos hay undicho terrible, que representa esamentalidad de reuniones: ‘Voy a laiglesia’. ¡Pero ellos son la iglesia!¿Cómo vas a ser la iglesia si estás‘yendo a la iglesia’? Ellos deberíanpreparar su corazón para ser la igle-sia. Pero tienen la mentalidad de re-uniones. Y se preguntan: ‘Oh, ¿quiénva a hablar este domingo? ¿El herma-no fulano? ¡Oh, alabado sea Dios! ¿Elhermano tal? ¡Oh, no voy!’.

Cierta vez, yo estaba en una asam-blea, y las personas se reunían paraoír la predicación, pero no se interesa-ban por ir al partimiento del pan.Cada vez iban menos personas alpartimiento del pan. Todos iban sólo ala predicación. ¿Saben lo que hicimos?Paramos la predicación. Porque eltiempo que tenemos alrededor de lamesa del Señor es el tiempo más im-portante que tenemos. Si no tenemoscuidado, la predicación ocupará más ymás espacio y la mesa del Señor sehace más y más corta.

Una vez hablé en una iglesia en elExtremo Oriente, y mi corazón estabaquebrantado. Era una iglesia que ha-bía sido iniciada por uno de los cola-boradores de Watchman Nee. Nos re-unimos al partimiento del pan el do-mingo en la mañana unas cien perso-nas. Después de partir el pan, huboun pequeño receso, y en la ministra-ción de la palabra había unas qui-nientas personas. En aquella asam-blea el sentido de la cena del Señor sehabía perdido. Pero esto nunca puedeocurrir en la vida de permanencia enel Señor.

Si la cruz no opera en nuestravida, las reuniones tienen la tenden-cia a ser exteriores. Tenemos unagran riqueza cuando tenemos comu-nión en el cuerpo de Cristo; pero sino somos cuidadosos, unas pocaspersonas son las únicas que compar-ten. Tal vez a ti te guste escucharmeahora, porque sólo me has oído unaspocas veces. Pero, imagínate si estoyhablando todos los domingos, todoslos domingos, vas a decir: ‘¡No, él denuevo!’. Entonces, en esta vida nues-tra, en que permanecemos en el Se-ñor, tiene que haber varios hermanosque comparten. Esto quiere decir queotros hermanos deben ser levantados.

Nosotros sabemos que el Señor le-vanta obreros para el ministerio espe-cial de ayudar a perfeccionar la igle-sia; pero no podemos ser dependien-tes de ellos. Nuestro hermano Chris-tian Chen es un hombre muy manso,y muy sabio. En una ocasión, en laasamblea donde nos reunimos con elhermano Christian, hubo un proble-ma. Había muchas personas que esta-ban viniendo a las reuniones, y algu-nas de ellas les decían a los líderes:‘No, no, no. Nosotros queremos quesólo compartan el hermano Christiany el hermano Dana. No nos gustacuando se levantan otros hermanos.El hermano Lucio, ¿un ingeniero?No, no, no. El hermano Christian esalimento sólido’.

Los hermanos empezaron a discu-tir el asunto. ¿Qué debemos hacer? Yel hermano Christian sólo escuchaba.Y finalmente él dijo: ‘¿Por qué esta-mos aquí? Porque queremos que elSeñor levante hermanos y hermanas.Este es nuestro propósito. Nosotros

/ A G U A S V I V A S64

no queremos a atraer a los visitantes;queremos permanecer en la casa deDios. Entonces, no se preocupen porlo que dirán las visitas. Si están vi-niendo simplemente por causa delministerio de la palabra, tal vez ten-drán que encontrarse otro lugar. Peronosotros venimos en primer lugarpara adorar al Señor, y confiamos enque el Señor hablará a través de cual-quier hermano que se levante’.

Sin la cruz, nosotros abandona-mos estos principios tan sencillos, ysin la cruz también descubrimos quehay conflictos en la asamblea. Es in-evitable. Tú viste a mi esposa. Noso-tros somos como el día y la noche.Dos personalidades diferentes. Y elSeñor nos ha puesto juntos. Y en loscielos, él debe estar riéndose cuandonosotros estamos peleándonos. Y, fi-nalmente, nosotros morimos, y en-tonces nos amamos uno al otro, a pe-sar de nuestras imperfecciones. Des-pués de cuarenta y tres años casados,finalmente estoy descubriendo quesoy más imperfecto que mi esposa, yestoy feliz de que ella me ame.

Pero el matrimonio es como unmicrocosmos de la vida del cuerpo.El cuerpo de Cristo es tan diverso.Hay personas como yo, que tienenesta sonrisa eléctrica, que están todo

el tiempo sonriendo. Hay personasque nunca se ríen. A algunos herma-nos en mi asamblea, que son chinos,nunca les he visto los dientes. ¡PeroDios nos ama a todos!

En todas las asambleas hay perso-nas que son muy espontáneas, yotras que son muy metódicas y orga-nizadas. Recuerdo una asamblea enSuiza, que estaba a cargo de dos an-cianos. Uno era alemán, y el otro, ita-liano. El alemán siempre llegaba bientemprano, y el hermano italiano en-traba a la reunión diez minutos atra-sado: ‘¡Escusi, escusi, escusi!’ (¡Per-dón, perdón, perdón!). Tenían con-flictos. Pero el Señor tenía ahí unacombinación perfecta.

A nosotros nos gusta un grupo ho-mogéneo, en que todos sean como no-sotros. Pero el Señor nos trae personasque son puntuales, o como los brasile-ños, que viven en un tiempo celestial.Algunas personas tienen una fe intré-pida, pero otras son muy cuidadosas,que siempre se están frenando. Peroesta es una combinación perfecta.

Algunas personas tienen un cora-zón enormemente compasivo, y amana todos. Pero hay aquellos que sondisciplinadores. ¡Cuidado! Pero losnecesitamos a ambos. El cuerpo deCristo es tan amplio. A veces el Señor

A G U A S V I V A S / 65

viene a nosotros y nos da un abrazo;pero a veces él nos reprende. Necesi-tamos la plenitud de su asamblea.

Nunca desprecies a aquellos queson diferentes a ti. A veces, nosotrospensamos que hay un conflicto espi-ritual entre dos personas, y todo loque hay es diferente temperamento.¿Cuál es el remedio para esto? Tene-mos que tomar la cruz. ¿Cómo Pabloempleó esa frase: Tomar la cruz?«Haya, pues en vosotros este sentirque hubo también en Cristo Jesús».

¿Recuerdan cómo él dijo eso a losfilipenses? «Tengan este sentir quehubo en Cristo Jesús». ¿Y recuerdanlo que dijo en el capítulo 4 a los fili-penses? «Ruego a Evodia y Síntique,que sean de un mismo sentir en el Se-ñor». Tal vez una de esas hermanasera alemana y la otra era italiana.Trabajaban juntas en el evangelio.Síntique siempre olvidaba traer losfolletos evangelísticos. Tenían conflic-tos. Y Pablo les dice: ‘Recuerden quetrabajaron juntas en el Señor conmi-go’. Es decir: ‘Yo no voy a hacer nin-guna distinción. Amo a mi queridahermana Evodia y amo a mi queridahermana Síntique. Trabajaron juntasconmigo. Tengan el mismo sentir en-tre ustedes’.

¡Cómo tenemos que ver esas cosasen la vida del cuerpo! El Señor estápreparando una novia ahora, y estanovia es muy amplia. Y en Apocalip-sis vemos que la novia es grande co-mo una ciudad. Cuando tú te casas,nunca vas a llamar a tu novia unaciudad. No es un buen cumplido. ¡Túno quieres llamar grande a tu novia!

Pero la novia del Señor Jesucristo esuna ciudad grande.

Fíjense en esa figura que tenemosen el libro de Apocalipsis. El funda-mento es oro puro, y la ciudad estáedificada con piedras preciosas: tú yyo. Tú eres un hermoso lapislázuli, otal vez un diamante. Tenemos unavariedad tan grande; toda esa varie-dad se encuentra en esa ciudad. Enesa ciudad no hay nada de aburrido.No hay nada de aburrido en la noviade Dios, y no hay nada de aburridoen la casa de Dios hoy.

¡Oh, hermanos, oren por la iglesiade Jesucristo! Hay tantas personasque pertenecen al Señor y no conocenesa vida. Es una vida de permanenciaíntima por el Espíritu Santo. Si tú en-traste en esa vida bendita, tú no pue-des tener toda esa bendición sólopara ti; tienes que darla.

La Biblia nos dice que el EspírituSanto derrama el amor de Dios a tra-vés de nosotros. ¿Eres tú ese tipo depersona? De tan bendecido que eres,¿lo das? Si eso es realidad contigo, túviste la realidad del cuerpo de Cristo.

Bueno, me gustó muchísimo estarcon ustedes, y de sentirme en casa,en esta morada, de ver a Cristo en us-tedes. Hay mucha diversidad. Voy allevar mi reporte a los hermanos chi-nos en casa, y ellos se van a regocijar.Juntos, somos uno, siendo atraídos altrono del Cordero.

Que el Señor nos mantenga en sucamino, el camino de la cruz, el cami-no a la gloria. ¡Bendito sea su nombre!

Último mensaje de una serie de cuatro que el autorimpartió en la 3ª Conferencia Internacional

«Aguas Vivas», en Santiago de Chile (Sept. 2005).

* * *

/ A G U A S V I V A S66

123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789

BOCADILLOS DE LA MESA DEL REY

El comienzo del discipulado

Antes de Jesús, en Grecia hubo grandes maestros como Sócrates,Aristóteles y Platón, que enseñaron durante ciento treinta años. En Chi-na también hubo grandes maestros, como Confucio y muchos otros.Todos ellos tenían discípulos.

Estos discípulos eran personas que no estaban satisfechos consigomismos, querían aprender algo más. Por ejemplo, ellos querían ser bue-nos artistas, pero estaban descontentos con su desempeño; querían sermejores. Entonces buscaban un maestro.

Antes del nacimiento de nuestro Señor, en este mundo, eran los discí-pulos quienes buscaban un maestro, porque no estaban satisfechos desí mismos. Ellos querían ser mejores, entonces miraban a su alrededor,en busca de maestros.

Si tú no estás contento contigo mismo, entonces necesitas un maes-tro, necesitas ir a la escuela, ser entrenado; tu carácter requiere sermoldeado. Después que has sido perfeccionado, entonces podrásmejorarte a ti mismo.

Sin embargo, con nuestro Señor Jesús, por primera vez en la historiade la humanidad, es el Maestro quien llama a los discípulos.

Cuando Jesús encontró a Juan y a Andrés, éste le hizo una pregunta:“Rabí, ¿dónde moras?” (Juan 1:38). Y Jesús les dijo: “Venid y ved”. Yentonces ellos siguieron a nuestro Señor. Ellos eran discípulos de Juanel Bautista, pero debido a que oyeron la palabra del testimonio de sumaestro: “He aquí el Cordero…”, entonces ellos siguieron al Señor.“Venid y ved”.

Y luego él dijo a Felipe: “Sígueme”. No le dijo: “Niégate a ti mismo, ysígueme”. No, al comienzo, solamente: “Sígueme”. Al principio, él nodijo: “Sígueme, y te haré pescador de hombres”. No. Eso sólo ocurrió unaño después. En el comienzo sólo les dijo: “Sígueme”.

Gracias a Dios, es el Señor mismo quien busca discípulos. No es quenosotros buscamos a Dios. El Hijo del Hombre vino, y vino a llamar a lospecadores.

En el mundo de los griegos, sólo los discípulos buscaban a sus maes-tros; pero ahora el Maestro busca a sus discípulos. Ese es el comienzodel discipulado.

Christian Chen

A G U A S V I V A S / 67

El poder de la

LEGADO

Watchman Nee

Dios no responde las oraciones de su pueblo quitando las pre-siones, sino aumentando la capacidad de soportarlas y vencerlos desafíos.

presiónLectura: 1ª Corintios 1:8-10.¿Qué es lo que Pablo deseaba que

los hermanos conociesen, segúnvemos en este pasaje de 1ª Co-

rintios? La aflicción que le sobrevinoa él y a sus compañeros en Asia Me-

nor. ¿Por qué tipo de aflicción ellospasaron? La aflicción de la presión.¿Hasta qué punto aconteció tal pre-sión sobre ellos? Más allá de su capa-cidad, de tal manera que temieron

/ A G U A S V I V A S68

por su vida. Esa fue la situación exte-rior de ellos, ¿y en cuanto a su senti-miento interior? Armonizaba con susituación exterior, pues tenían sen-tencia de muerte dentro de sí. ¿Y cuálfue la conclusión a la que llegaron?Que no podían confiar en sí mismos,sino en Dios que resucita a los muer-tos. Por eso, Dios los había librado detan gran muerte en el pasado parapoder librarlos ahora y librarlos en elfuturo.

Lo que nos gustaría consideraraquí es la relación entre presión y po-der. Como cristianos, prestamos mu-cha atención al asunto del poder. Esoes especialmente verdadero entre loscristianos espirituales. Ellos frecuen-temente preguntan si cierta personatiene poder o indagan sobre cuántopoder tiene. Oímos tales preguntasdondequiera que vayamos.

Veamos lo que la Biblia enseñasobre la relación entre presión y po-der. Antes, me gustaría decir que am-bos son directamente proporcionales.O sea, siempre que hay presión, haytambién poder. Si un cristiano nosabe qué es la presión, tampoco tieneconocimiento acerca del poder. Sola-mente los que han experimentado in-clinarse ante la presión saben qué esel poder. Cuanto mayor es la presión,mayor el poder.

Pero antes de hablar sobre la rela-ción espiritual entre estos dos hechos,debemos explicar la relación queexiste entre ellos en el ámbito físico,pues de ella podremos aprender lue-go el principio espiritual. ¿Usted haobservado cómo el agua hierve enuna caldera abierta? Usted puede ha-ber visitado una tienda donde se ven-

de agua caliente. El agua es hervidaallí desde la mañana hasta la noche,año tras año. El vapor escapa y llenala casa, aunque no sea utilizado porfalta de presión. Pero si en otro lugarobservamos otro tipo de caldera, seadentro de una locomotora o en unbarco a vapor, veremos que los ope-rarios encienden un fuego fuerte bajode la caldera permitiendo que el aguahierva; pero, a diferencia de la tiendaque vende agua, ellos no dejan que elvapor escape. La caldera, en estecaso, es hecha de acero grueso y elvapor es continuamente presionadodentro de ella. La caldera comienza areunir fuerza debido a la presión ex-terior, puesto que el vapor no puedeexpandirse, conduciendo al siguienteresultado: que se condensa en una es-pecie de poder. Y cuando el poder delvapor es liberado por medio de unapequeña abertura, comienza a moverel tren o el barco.

Ahora, el vapor en la tienda deagua caliente y el vapor en la locomo-tora es el mismo. ¿Por qué, entonces,existe tal diferencia en el poder? Elvapor generado en la tienda es inútil,pero el de la locomotora es tremenda-mente útil. La razón es porque en uncaso no hay presión, permitiendo queel vapor se disperse; pero en el otrocaso, el vapor permanece constante-mente bajo presión, es canalizado poruna abertura y, finalmente, es trans-formado en un gran poder.

Aquí, entonces, hay una ley oprincipio espiritual que es derivadode la ley física: donde no hay pre-sión, no hay poder, pero la presiónpuede producir poder, y de hecho lohace. Sin embargo, para un cristiano,

A G U A S V I V A S / 69

conocer el poder implica conocer pri-mero la presión. La presión estabasiempre presente con los apóstolesdel Nuevo Testamento. Muchas cosasse amontonaban sobre ellos que po-dían robarles permanentemente lapaz. Pero Dios usó ese fenómeno pa-ra darles poder. Por el hecho de serexcesivamente presionados, no habíanadie que tuviese tal poder como losapóstoles, pues la presión los llevabaa mirar hacia Dios.

Permítame preguntar: ¿cuángrande es la presión que hay sobreusted? Usted sólo puede medir supoder por la presión que recibe. Elpoder del vapor es medido por lapresión de la caldera. De la mismaforma, el poder de un creyente nuncapuede ser mayor que la presión queél soporta. Si alguien desea sabercuán grande es su poder delante deDios, necesita comprender que su po-der no puede exceder la presión querecibe de Dios. Esta es una ley espiri-tual básica.

A veces usted ora: «¡Oh, Dios, da-me poder!». ¿Usted sabe lo que real-mente está pidiendo? Si Dios respon-de a su oración, ciertamente él lopondrá a usted bajo presión, pues élsabe que el poder de la vida es gene-rado por la presión de la vida. Unavida bajo presión es una vida con po-der, mientras que una vida sin pre-sión es una vida sin poder. Una granpresión en la vida produce un granpoder de vida, mas poca presión enla vida resulta en poco poder de vida.Sin embargo, el poder en discusiónaquí es el poder de la vida y no el deotras fuentes.

Continuemos nuestra discusión

en lo que dice relación con la esferamoral y espiritual, y veamos cuánverdadero es el principio de «presiónes poder».

La presión del pecado¿Cuántos de nosotros tenemos al-

guna experiencia clara de vencer elpecado? ¿Quién entre nosotros cono-ce cómo la ley del Espíritu de vida enCristo Jesús nos liberta de la ley delpecado y de la muerte? ¿Quién hatratado explícitamente con el pecadoy lo ha vencido? ¿Por qué tan pocosde nosotros somos libertados de laesclavitud del pecado? Puede ser de-bido tal vez a nuestra incapacidad deusar este principio: saber cómo usarla presión del pecado sobre nosotros;por el contrario, desmayamos bajo supresión. Fallamos por no usar esapresión para clamar a Dios y buscarsu liberación. Cuán frecuentementedebemos ser presionados por el pe-cado hasta ese punto –presionadosmás allá de nuestra medida, de tal

La reina Mary de Ingla-terra dijo cierta vez: «Notengo miedo al ejércitode Escocia; sólo temo laoración de John Knox».¿Cómo oraba Knox? Éldecía: «¡Oh Dios, dameEscocia o me muero!».

/ A G U A S V I V A S70

forma que no podemos ayudarnos osalvarnos a nosotros mismos– antesque se vuelva real el tener poder parair a Dios y recibir la victoria de Cris-to. Entonces, seremos libertados.

Supongamos, por ejemplo, queun creyente, involuntariamente, digafrecuentemente mentiras. Un peque-ño descuido, y una mentira escaparáde su boca. Él no podrá vencer esepecado si no tiene la conciencia de laimpiedad de las mentiras, y le da do-lor de mentir; tampoco sentirá pro-fundamente que está bajo la opresiónde las mentiras y que no tiene fuerzaalguna para luchar contra ellas. Sola-mente cuando desee no cometer esepecado es que él reconocerá cuán so-metido está bajo su presión. En talcaso, luchar contra el pecado sólo au-menta cada vez más la conciencia dela opresión del pecado. Él todavía nopuede hablar sin mentir y se va tor-nando cada vez más y más miserable.

¿Cuándo y cómo puede encontrarliberación de ese pecado? No antesde confesar, un día, que, no importacuánto él intente, simplemente nopuede vencer ese pecado, y siente

que sería mejor si estuviese muerto.Está tan consciente de la presión deese pecado, que no puede soportarlomás. La presión en el momento esgrande y suficiente, y por eso, el po-der de vencerla se hace suficiente-mente grande también. Desde esavez, él parece tener mayor poder porel cual puede ir a Dios y clamar porla liberación, como también muchamayor capacidad para recibir la obrade Cristo. En seguida, dirá a Dios:«Oh, Dios, no puedo vivir si tú no mecapacitas para vencer mi pecado pormedio de la obra consumada del Se-ñor Jesús». Cuando se allega a Diosde esa forma, él vence. ¿Ve ustedcómo la presión del pecado le da po-der para ir a Dios en busca de libera-ción?

Usemos otra ilustración: Un cre-yente es incomodado por pensamien-tos impuros. Él no tiene cómo refre-nar esos pensamientos impuros. Élsabe que eso no está correcto, pero noconsigue resistir ni tiene poder paraorar a Dios. Él podrá intentar resistire incluso hasta intentará orar, peroparece que está intentando sin mucha

A G U A S V I V A S / 71

dedicación. No existe poder. ¿Porqué? Porque él aún no sintió la pre-sión del pecado y, por eso, no tiene elpoder de la liberación. Pero si es per-turbado por esos pensamientos, nosólo una o dos, sino un centenar deveces, y es vencido todo el tiempo,pese a sus esfuerzos, entonces sufriráel dolor de la confesión y de las de-rrotas al punto de no poder soportarmás la presión, ni siquiera por cincominutos más. Es en ese momento queél recibe la fe como también el poderpara vencer su pecado. En los díascomunes, él no tiene ni fe ni poder.Pero cuando experimenta el poder dela presión, su fe parece acumular po-der. Normalmente, su resistencia enel pasado era pequeña, pero ahora,después de haber aumentado tanto lapresión, su resistencia se hace máspoderosa.

Recordemos, por lo tanto, que lapresión tiene como meta producir po-der. Utilicemos la presión en nuestrodiario vivir, para transformarla enpoder a fin de progresar espiritual-mente. Tenga en mente también queun creyente poderoso no posee nin-guna medida extra de poder más alládel que nosotros mismos poseemos;él simplemente sabe cómo utilizar lapresión sobre él y está decidido a ha-cerlo.

La presión de la necesidadUn hermano me preguntó por

qué su oración no tenía respuesta. Lerespondí que era por no haber pre-sión. Cuando preguntó por qué lapresión era necesaria, yo le dije queera necesaria para que la oración tu-viera respuesta. En verdad, yo siem-

pre hago esta pregunta a los herma-nos: «¿Dios oye su oración?». La res-puesta que generalmente recibo esesta: «Después de orar tres o cincoveces, el asunto es olvidado». ¿Porqué es olvidado? Porque los que olvi-dan no sienten la presión sobre sí.¿No es extraño que frecuentementesea ese el caso?

Si usted olvidó un asunto de ora-ción, ¿cómo puede culpar a Dios porno acordarse? Naturalmente, Dios nole responderá si usted sólo pronunciacasualmente algunas palabras de ora-ción. Muchos oran como si estuviesenescribiendo una redacción. Sería me-jor que no orasen. La oración de mu-chos transgrede el primer principiode la oración, que no es fe ni prome-sa, sino necesidad. Sin necesidad nohay oración. No es de maravillar quelas personas no reciban respuesta asus oraciones. Para que Dios respon-da la oración de un creyente, él ledará primero alguna presión a fin deque sienta la necesidad. Entonces, elcreyente se vuelve a Dios pidiendouna respuesta.

John Knox era poderoso en la ora-ción. La reina Mary, de Inglaterra,dijo cierta vez: «No tengo miedo alejército de Escocia; sólo temo la ora-ción de John Knox». ¿Cómo orabaJohn Knox? Él decía: «¡Oh Dios, da-me Escocia o me muero!». ¿Por qué éloraba de esa forma? Porque la pre-sión dentro de él era muy grande. So-brepasaba su capacidad; por eso, él laderramaba delante de Dios. La pre-sión dentro de John Knox lo llevaba ahacer tal oración.

Usted no puede comprender porqué Moisés, en su época, oró de esta

/ A G U A S V I V A S72

forma: «Te ruego que … perdonesahora su pecado, y si no, ráeme ahorade tu libro que has escrito» (Éxodo32:31-32). La razón era que Moisésestaba consciente de una necesidad yestaba tan oprimido por esa necesi-dad que prefería perecer si Dios nosalvaba a los hijos de Israel. Por eso,Dios lo oyó.

La oración de Pablo era lo mismo:«Porque deseara yo mismo … ser se-parado de Cristo, por amor a mis her-manos, los que son mis parientes se-gún la carne» (Romanos 9:3). Él pre-fería no ser salvo si los hijos de Israelno eran salvos también. Tal palabrano es mera oración de la boca paraafuera, tampoco una mera explosiónemocional. Ella procede de un pro-fundo sentimiento causado por lapresión de la necesidad. Alguien pue-de imitar las palabras de oración deotro, pero la oración será ineficaz ysin utilidad porque no hay presión.¿Quién orará diciendo que si Dios nole responde, él no se levantará? Si al-guien tiene realmente ese sentimientoy esa palabra dentro de sí, su oraciónserá oída. Usted también puede orarcon esas palabras, pero lo esencial esque usted sienta la presión dentro desí.

En Tsinan, había un muy buenhermano en el Señor. Él tenía un her-mano en la carne que era también sucompañero de escuela. Por causa desu fe, él era frecuentemente ridiculi-zado y hostilizado por su hermano.El año pasado, yo prediqué en esa es-cuela y tuve oportunidad de conver-sar con su hermano de carne y san-gre, el cual, no obstante, permanecióindiferente. Ahora, este buen herma-

no acostumbraba testificar en la es-cuela y asumir el liderazgo entre loshermanos allí. Pero, por algún tiem-po, él dejó de testificar y su rostro sepuso triste. Por eso, los otros herma-nos me informaron de su condición.En verdad, temían que él hubieseapostatado. Fui requerido para ayu-darlo.

Yo me encontré con él algunas ve-ces; sin embargo, en cada ocasión élse alejaba después de intercambiarunas pocas palabras. Yo estaba real-mente confundido. Otro hermano mecontó que ese joven hermano le habíadicho la razón de por qué ya no testi-ficaba: mientras su hermano de carneno fuese salvo, él no testificaría por elSeñor. En la noche de la última re-unión, hablé con él nuevamente, y lepregunté, a quemarropa, por qué élactuaba de esa manera. Él respondióque si Dios no salvaba a su hermano,no testificaría más. Yo sabía cuán ho-nesto era él, y que estaba realmentepreocupado por su hermano. Sabíatambién que él debía tener una cargaespecial en el corazón por su herma-no y que estaba bajo una tremendapresión.

Sólo podía haber dos explicacio-nes: o eso era el enemigo que lo enga-ñaba y hacía que desfalleciese y notrabajase por el Señor, o, entonces,Dios iba realmente a salvar a su her-mano. Si Dios le dio tal presión y lollevó a orar con esa intensidad, en-tonces su hermano sería salvo. Lapresión sobre él era tan grande, másallá de su capacidad, por eso él tuvoesa reacción tan particular.

Después de volver a casa, recibíuna carta trayendo las buenas nuevas

A G U A S V I V A S / 73

de que el hermano de aquel joven fuefinalmente salvo. No mucho despuésde yo haber dejado la escuela, el her-mano de aquel joven cayó muy enfer-mo, y, durante la enfermedad, aceptóal Señor ¡y fue sanado!

La experiencia de ese joven nosmuestra un principio: Dios, antes deresponder nuestras oraciones, fre-cuentemente pone una gran presiónsobre nosotros para llevarnos a orar.Anteriormente no teníamos poder enla oración, pero ahora, con tal pre-sión, somos capaces de orar. Cuantomayor sea la presión de Dios, máspoderosa se vuelve nuestra oración.Aprendamos esta lección: la presiónproduce poder. El propósito de lapresión no es destruirnos, sino serutilizada por nosotros para transfor-marla en poder.

Podemos, así, entender por quéalgunas oraciones son respondidas yotras no. ¿Por qué Dios frecuente-mente oye oraciones por cosas gran-des, mientras que no oye oracionespor cosas pequeñas? ¿Por qué Diosoye nuestras oraciones por nuestrosseres queridos, amigos o colaborado-res, cuando están peligrosamente en-fermos, pero no oye inmediatamentenuestras oraciones cuando tenemosdolor de cabeza, resfriado o algúnachaque? Ya lo dije y lo voy a repetir:cualquier oración que no nos mueve,no puede mover a Dios. Eso está rela-cionado con el poder, y el poder esdeterminado por la presión.

¿Por qué Dios permite que mu-chas dificultades, callejones sin saliday hechos inevitables lleguen a noso-

tros? Por ninguna otra razón que nosea llamarnos a utilizar tal presión ytornarnos poderosos en la oración.Nuestro fracaso está en no sabercómo hacer uso de la presión paratransformarla en poder.

Debemos saber que todas las pre-siones tienen un propósito. Sin em-bargo, no debemos esperar hasta quela presión se haga excesivamente in-soportable antes de orar. Debemosaprender a orar sin presión comotambién con presión. Si hay presión,utilicemos cada una, transformándo-la en poder. Haciendo así, reconoce-remos que siempre que la presiónsurja, Dios va a manifestar el poderde resucitar a los muertos. No existepoder mayor que el poder de la resu-rrección. Y cuando estemos oprimi-dos más allá de toda esperanza, ex-perimentaremos el poder de su resu-rrección fluyendo dentro de nosotros.

¿Cuántas veces en su vida susoraciones han sido respondidas? Sinduda, usted debe haber recibido res-puesta a sus oraciones por lo menosalgunas veces. ¿Por qué esas pocasoraciones fueron respondidas? ¿Nofue porque usted sintió la presión y,por ser ésta tan grande, usted derra-mó su corazón delante de Dios? Talvez nunca usted ayunó antes, pero enaquel día particular, usted no pudohacer nada sino ayunar. Usted sintióque estaba siendo presionado a ir de-lante de Dios y no consideraba más laoración como una carga; por el con-trario, la oración para usted se con-virtió, aquel día, en un medio paravaciar una carga.

(Continuará)* * *

/ A G U A S V I V A S74

123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789

MARAVILLAS DE DIOS

Hace años, en Londres, había una granconcurrencia de personas eminentes, y en-tre los invitados estaba un famoso predica-dor de aquella época, César Milán. Una se-ñorita tocó y cantó agradablemente, y gus-tó a todos. Después de la música, el predi-cador se acercó a ella y con mucha afabili-dad, tacto y a la vez con intrepidez, dijo:“Pensaba mientras le escuchaba esta noche,

cuán grandemente beneficiada sería la Causa de Cristo, si sus ta-lentos fueran dedicados a ella. Señorita, debe usted saber que estan pecadora a la vista de Dios, como un borrachín en la calle ouna ramera en la casa de prostitución. Pero me alegro al decirleque la sangre de Jesucristo, su Hijo, la puede limpiar de todo pe-cado”.

La señorita, coléricamente, le reprochó lo que ella llamó pre-sunción, y él insistió: “Señorita, no quiero ofenderla. Ruego que elEspíritu de Dios le convenza”.

Volvieron a sus casas. La señorita se acostó pero no pudo dor-mir. El rostro del predicador aparecía ante ella y sus palabras re-sonaban en su mente.

A las dos de la mañana, saltó de la cama, tomó papel y lápiz, ycon lágrimas que corrían por sus mejillas, Carlota Elliot escribiósu famoso poema:

Tal como soy de pecador,sin más confianza que tu amor,ya que me llamas, acudí;Cordero de Dios, heme aquí.

Tal como soy, me limpiarás;perdón, alivio me darás;pues en tu sangre ya creí;Cordero de Dios, heme aquí.

Billy Graham, en Paz con Dios.

Tal como soy

A G U A S V I V A S / 75

Profetade la piedad

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIASemblanza de Philipp Jakob Spener, considerado el padre delpietismo.

En cada generación, Dios ha te-nido un remanente que se haesforzado en restaurar la ver-

dadera fe según el modelo apostólico.La Alemania del siglo XVII fue el ho-gar de algunas de tales personas, co-nocidos como los pietistas. Ellos ora-

ban y anhelaban ver la iglesia restau-rada a su pureza y poder original.

La visión y los sueños de estoscristianos auténticos tienen una vozprofética en el ministerio de PhilippJakob Spener, considerado el padredel pietismo.

/ A G U A S V I V A S76

El pietismo es un movimiento delsiglo XVII y XVIII, principalmentedentro del protestantismo alemán,que buscó complementar el énfasisen los dogmas de los círculos protes-tantes ortodoxos, concentrándose en«la práctica de la piedad», basada enla experiencia interior y expresándo-se en una vida de compromiso reli-gioso.

Sin embargo, en un sentido am-plio, el pietismo no era algo nuevo.Puede remontarse con discerniblecontinuidad hasta los padres anti-guos (Macario, Efraín Syrus, Grego-rio de Niza) y la devoción modernade la Edad Media tardía (Nicolás deCusa, Tauler). Antes de Spener, des-tellos más tempranos del pietismofueron manifiestos en teólogos pro-testantes como Johann Arndt (1555-1621), cuya obra iba a contribuir mu-cho al movimiento pietista posterior.

La épocaNacido en 1635 en un hogar cris-

tiano practicante, Spener creció en losdías subsiguientes a la Guerra de losTreinta Años. El historiador Fred E.Stoeffler ha dicho: «Es difícil sobresti-mar el efecto catastrófico de la Gue-rra de los Treinta Años en el puebloalemán. Con el país a merced de lasoldadesca europea, la destrucciónfue tal que aldeas enteras e inclusociudades simplemente desaparecie-ron».

Esta guerra fue sólo una manifes-tación de la relación fatal entre laiglesia y el Estado en ese tiempo. Enel siglo XVI los reformadores se ha-bían vuelto a los príncipes alemanes,como «los miembros principales de la

iglesia», para que intervinieran en lareforma de la iglesia en sus tierras.Este movimiento fue considerado ne-cesario porque, en ese momento, losmovimientos religiosos divergentesfueron sistemáticamente extermina-dos por ejércitos fieles a la Iglesia deRoma. De hecho, si los líderes de laReforma no hubieran tenido los ejér-citos de nobles europeos a su favor,probablemente habrían corrido lasuerte de los movimientos disidentesanteriores, como el genocidio de losalbigenses y los valdenses.

Es difícil para el lector modernoapreciar cómo habrá sido la vida enuna época cuando la tolerancia reli-giosa era algo inaudito. Sin embargo,fue este hecho el que originalmenteprovocó la asociación con el Estado.Por desgracia, esta apelación a laayuda estatal llevó con el tiempo auna condición de control permanen-te. En la segunda mitad del sigloXVII, muchos de los gobernantes sóloeran miembros nominales de la igle-sia, aunque ellos sostenían la legisla-ción eclesiástica firmemente en susmanos, y también eran quienes ele-gían a aquellos que cumplían funcio-nes en la iglesia.

La iglesia y Estado estaban uni-dos de tal manera que el Estado con-trolaba la iglesia, y los ministros de laiglesia se hicieron funcionarios delEstado. Un ejemplo de la intromisiónestatal en la iglesia era el requisito le-gal de que todos asistieran a la igle-sia y pagaran diezmos. No sorprendeque este estado de cosas condujese auna participación superficial en laiglesia. Otra característica lamentablefue la terrible cacería de herejes y la

A G U A S V I V A S / 77

caza de brujas, que a menudo envol-vía y embrutecía a un territorio dado.

El concepto del Estado cristianotambién había eliminado la evidentenecesidad de convertir a los perdi-dos. Se suponía que la mayoría, si notodos los que estaban en la iglesia,eran auténticos cristianos. Tal era elmundo cristiano en los tiempos deSpener.

La infortunada relación entre laiglesia y el Estado no era el único fac-tor que llevaba al aumento de la cris-tiandad nominal. La teología lutera-na y práctica eran problemáticas eneste tiempo, como testifican muchosademás de Spener.

En los seminarios, los estudianteseran entrenados para hacer teologíaen latín, como había sido la norma através de centenares de años. «Dispu-

tas» o debates con otras escuelas deteología eran la orden del día. Estasdisputas no sólo se hacían contra losreformados, anabaptistas y católico-romanos, sino también contra otrosluteranos. Ellas podían llevarse a ca-bo personalmente o por escrito, y ten-dían a ser más y más injuriosas. Elclero, que había sido entrenado deesta manera, traía estas disputas tam-bién al púlpito. Muchos sermoneseran ataques sarcásticos y mordacessobre las ideas del rival, detalladas amenudo con citas del latín, que laspersonas no entendían ni les intere-saban. Esta forma de enseñanza –ári-da, no bíblica, e inaplicable– fue com-parada por algunos a la teología eru-dita o escolástica, que la Reforma ha-bía exigido reemplazar.

En la vida de la iglesia, una dis-tinción rígida entre el clero y el lai-cado suele ser desmotivadora paralos laicos, sobre todo cuando el sim-ple creyente no siente que puede ha-cer algo de importancia. Sin embar-go, no sólo esta distinción era mante-nida tan firme como siempre, sinotambién eran evidentes otras distin-ciones de clase. Theodore Tappert ex-plica: «Las distinciones de clase eranmanifiestas en las iglesias, donde lu-gares elevados y alfombrados eranreservados para las clases altas,mientras la gente vulgar se sentabaen bancas duras en medio de la navecentral».

Stoeffler agrega: «Algunas de lasfamilias nobles de Sajonia no bautiza-ban a sus niños en la iglesia, porqueesto significaba hacerlo con la mismaagua usada para otros niños».

Habría habido interés por el creci-

/ A G U A S V I V A S78

miento espiritual, si se hubiese per-mitido el ministerio al creyente co-mún durante este periodo. Stoefflerresume la situación: «La idea populardentro de las iglesias territoriales eraque un cristiano es alguien que hasido bautizado, que mantiene algunaconexión formal con la Iglesia hacien-do por lo menos uso ocasional de losmedios de gracia –la comunión, laPalabra, y el bautismo– y que cree engeneral las verdades mostradas enlos símbolos doctrinales de su comu-nión y adhiere a sus formas de litur-gia».

La situación global entonces, enAlemania y gran parte de Europa, anivel espiritual, era de apatía gene-

dad de avanzar desde las fórmulasestériles sobre Dios a una experienciamás íntima con él».

VidaPhilipp Jakob Spener nació en

Rappoltsweiler, Alsacia Superior,1 enel seno de una familia aristocrática deconvicciones luteranas profundas.

Una temprana influencia la reci-bió Spener del pastor de la parroquia,Stoll, un luterano estricto con inclina-ción práctica.

Tras un breve tiempo en la escue-la primaria de Colmar, se trasladó aEstrasburgo en 1651. Siendo un estu-diante agudo, a la edad de 16 añosentró a la Universidad. Allí estudió

La situación global, a nivel espiritual, era de apatía ge-neral. Las disputas entre teólogos habían disipado el in-terés de la gente, y la cristiandad misma se había des-acreditado por la violencia de las guerras religiosas.

ral. Las disputas entre teólogos ha-bían disipado el interés de la gente, yla cristiandad misma se había des-acreditado por la violencia de lasguerras religiosas.

Sin embargo, aunque las personasestaban cansadas del fanatismo asesi-no, la religión formal imperante noestaba satisfaciendo a nadie. Este he-cho es atestiguado por muchos escri-tos de este periodo, que lamentan eltriste estado de la iglesia. Como al-guien ha declarado: «De hecho, elpietismo alemán no fue sino unacuerda en una sinfonía de variacio-nes sobre un tema común – la necesi-

bajo eruditos luteranos bien conoci-dos, sobre todo J. C. Dannhaur, quelo hizo leer los trabajos de Lutero.Spener se impresionó tanto con Lu-tero que él decía después que ningúnotro autor desde los tiempos bíblicosle fue tan aclarador. Se puede decircon toda propiedad que Spener reci-bió su material ortodoxo (incluyendosu eclesiología) de Lutero, a través deDannhaur.

Cuando se acercaba a la culmina-

1 Alsacia es un espacio transfronterizo situadoentre Francia, Alemania y Suiza. La Alsacia Su-perior actualmente corresponde al Noreste deFrancia, pero entonces era parte de Alemania.

A G U A S V I V A S / 79

ción de su educación «se volvió pro-gresivamente más bíblicamente o-rientado y sus escritos teológicos soncada vez más exegéticos y prácticos.Aun siendo contemporáneo de Hob-bes, Lock, Spines, Bacon, Descartes yotros, que estaban causando una re-volución filosófica, Spener casi notomó nota de sus obras filosóficas».

Spener obtuvo su grado de Doctor(1653), mediante una disputa contrala filosofía de Thomas Hobbes.

Después de su graduación, Spe-ner tomó los acostumbrados dos añosde viaje. Visitó las universidades deBasel, Tübingen y Ginebra, y comen-zó el estudio de la heráldica, que con-tinuó a lo largo de su vida. Una para-da interesante en sus jornadas estuvoen Ginebra, donde conoció al místicofrancés carismático, Jean de Labadie.Labadie más tarde se volvió un místi-co extremista, y un separatista revo-lucionario contra la iglesia estableci-da.

Spener volvió a Estrasburgo en1663, donde fue designado predica-dor sin obligaciones pastorales. Allíllegó a ser tutor privado de los prín-cipes Christian y Charles del Palati-nado, y disertó en la universidad so-bre filología e historia.

En 1670 fue invitado a ser el pas-tor principal en la Iglesia Luterana enFrankfurt. Allí fundó grupos de estu-dio bíblico y devoción que él llamó«escuelas de piedad», y que dio ori-gen y nombre al pietismo.

En 1675, cinco años después deempezar este «experimento», escribióun prólogo a una colección de sermo-nes de Johannes Arndt (1555-1621),autor que conocía de la biblioteca en

su casa paterna, y cuyo CristianismoVerdadero debió leer y releer hastaconvertirse en su favorito. El título dela introducción era Pia Desideria (An-helos Piadosos) –que más adelanteresumimos–; y en pocas semanas estenotable pequeño tratado produjo unareacción asombrosa a través de granparte de Europa.

En 1686 aceptó la invitación a laprimera capellanía judicial en Dres-den, entonces una posición muy im-portante en el luteranismo alemán.Pero el Elector John George III, porcuyo deseo personal le había sidoofrecido el puesto, pronto se ofendiópor la temeraria escrupulosidad conque su capellán asumía sus deberespastorales.2 Spener se negó a renun-ciar a su puesto, y el gobierno de Sa-jonia dudó en despedirlo.

Por eso, Spener aceptó feliz unainvitación para ser el preboste de laIglesia de St. Nicholas en Berlín en1691. Aquí, fue apoyado ampliamen-te por el príncipe Federico III deBrandenburgo-Prusia y, como resul-tado, ejerció mucha influencia sobrelas condiciones de la Iglesia. A causade su ascendiente, la nueva Universi-dad de Halle, fundada por el electoren 1694, llegó a ser el centro del pie-tismo. En ella estudiaron prominen-tes cristianos, como el conde VonZinzendorf.

En toda su larga vida, Spener sevio expuesto a ataques y abusos delos teólogos luteranos ortodoxos; conlos años, sus antagonistas se multipli-caron y el movimiento que él habíacreado sirvió cada vez más como2 Ver más detalles en «El Pietismo», pág. 87 deesta misma edición.

/ A G U A S V I V A S80

tema para la crítica hostil. En 1695 lafacultad teológica de Wittenberg loacusó por 264 errores, y solamente sumuerte lo liberó de estos feroces con-flictos.

Mientras el pietismo siguió los ca-minos trazados por Spener y su discí-pulo August G. Francke, produjo re-sultados beneficiosos. Sin embargo,en la expresión subjetiva de todo elmovimiento, estuvo expuesto desdeel principio a muchos abusos. Dege-neró a menudo en fanatismo, presun-tas profecías, visiones, y estados mís-ticos (ej., ‘sudores de sangre’). Estepietismo decadente llevó a la forma-ción de varias comunidades indepen-dientes, algunas abiertamente fanáti-cas.

PensamientoSpener era un hombre de visión y

dirección prácticas. Tenía una buenacomprensión de las necesidades delas iglesias, y de cómo remediarlas.Conceptos que hoy son consideradosnuevos e innovadores en muchos cír-culos cristianos, fueron mostradospor este antiguo profeta alemán.

Al igual que la mayoría de lospietistas del siglo XVII –aunque másde alguien sostiene que Spener mis-mo no era un pietista, pues no cargócon los defectos de los pietistas poste-riores (ciertas prácticas legalistas yseparatistas)–, era un luterano con-vencido de que las enseñanzas de Lu-tero habían producido una iglesia re-formada sólo a medias. Alemania es-taba llena de cristianos profesantesque habían sido instruidos académi-camente sobre la salvación a travésde la fe, pero todavía faltaban los fru-

tos santos de la fe. Spener vio quemuchos carecían de todo amoroso te-mor y devoción por el Señor Jesús.Un espíritu de presunción había en-trado en la iglesia, causando que mu-chos tomaran con descuido la graciade Dios.

Apenas llegado a Frankfurt, en1670, Spener empezó a reunir peque-ños grupos de creyentes que, comoél, no estaban satisfechos con una re-ligión sin vida. Se reunían con el finde estudiar la Biblia, orar y velarunos por otros. «En poco tiempo es-tas reuniones se extendieron a lo lar-go de la ciudad. Personas interesadasen la edificación espiritual formabancélulas y se reunían para promover lapiedad cristiana y la devoción seria».

Spener no consideraba estas reu-niones como una nueva iglesia, sinocomo una extensión de la Reforma alinterior de las iglesias reformadas.Ellos alentaron la formación de «gru-pos celulares», pequeñas iglesiasdentro de la Iglesia. «Los pietistas enlos Países Bajos fueron los primerosen usar el término `Huis Kerk’ –igle-sia hogareña– para sus reuniones derenovación».

En ellas, Spener daba expresión alas cargas de su corazón. Con grancelo, predicaba el arrepentimiento,denunciaba la apostasía de la Noviade Cristo de su primer amor, y anun-ciaba un sólido mensaje enfatizandoel mandato bíblico del carácter santoy la vida santa.

Pia DesideriaSu pensamiento está muy bien

desarrollado en su obra más conoci-da: «Pia Desideria», escrita por este

A G U A S V I V A S / 81

tiempo en Frankfurt, la cual, pese asu brevedad, plantea un programacompleto para el desarrollo de la pie-dad.

Este pequeño libro, publicado ori-ginalmente –como se ha dicho– comoun Prólogo a una edición de sermo-nes de Arndt, tiene algunas cualida-des muy especiales, como describeAland: «Spener permanece totalmen-te en la corriente de una tradición,aunque con los medios a nuestra dis-posición no es posible demostrar concerteza cuándo él realmente depen-día de ella. Esto es evidente … Spe-ner representa un fenómeno único.Innumerables libros sobre el mis-mo tema se escribieron antes y des-pués de Spener. Sin embargo, ningu-no de ellos se acerca siquiera a PiaDesideria en la concisión y claridad desu pensamiento y el logro de su pro-pósito. Todas las ideas y las propues-tas para una reforma de las condicio-nes existentes habían sido presenta-das una y otra vez antes de él. Perosólo Spener fue capaz de reunirlas dela manera en que las encontramos enPia Desideria».

Pia Desideria contiene el resumenmás claro de la teología de Spener. Élempieza con una introducción queadvierte al clero que ellos no tendránque responder a Dios por cuán hábi-les fueron en ganar debates. «Encambio, seremos interrogados decuán fielmente y con qué corazón deniños buscamos extender el reino deDios; con qué enseñanza pura y pia-dosa y con qué digno ejemplo inten-tamos edificar a nuestros oyentes enmedio del menosprecio del mundo».El modelo de Spener de mirar más

allá de lo externo y superficial, hacialas realidades espirituales que estándetrás de la situación, es inmediata-mente claro.

Después de la introducción, laprimera sección contiene un extensolamento por la condición de los tresestamentos de la sociedad luteranaalemana. Del primer estado, la noble-za, él se queja de que ellos no usan suautoridad gubernamental en interés aedificar una sociedad cristiana.¡Cuántos de ellos hay que no tienenpreocupación alguna por lo espiri-tual, que no tienen nada que ver sinocon lo temporal!

Como ya se mencionó, la relaciónentre la iglesia y el Estado era estre-cha en aquellos días, y él no veíanada malo en esto, salvo el hecho deque la nobleza no estaba cumpliendocon su deber.

Del segundo estamento, el clero,su crítica principal es que ellos ha-bían reemplazado la simple y clarapredicación del evangelio con un in-terés morboso en la crítica polémica.Una fuente de esto era la educaciónunilateral y poco práctica que los mi-nistros recibían en el seminario.

«Cuando las mentes de los hom-bres se llenan con tal teología que,aunque conserva la fundación de fede las Escrituras, construye con tantamadera, heno y hojarasca de curiosi-dad humana de modo que ya no seve el oro, se vuelve sumamente difícilde asir y encontrar placer en la sim-plicidad real de Cristo y su enseñan-za. Esto es así porque el gusto de loshombres se acostumbra a las cosasmás encantadoras de la razón, y des-pués de un tiempo la sencillez de

/ A G U A S V I V A S82

Cristo y su enseñanza parece ser insí-pida. Tal conocimiento que permane-ce sin amor, envanece (1ª Corintios8:1). Deja al hombre en el amor de símismo; de hecho, cría y fortalece talamor cada vez más. Allí se originanusualmente las sutilezas descono-ciendo las Escrituras, en el caso deaquellos que las introducen, en undeseo de exhibir su sagacidad y susuperioridad sobre otros, para teneruna gran reputación y obtener bene-ficios de ello en el mundo. Ellos ape-nas pueden guardar lo que toman ylo comercializan por lo que les damayor placer, y por lo general se con-centran en lo que no es edificantepara sus oyentes que requieren salva-ción».

Finalmente, del tercer estado, loscampesinos y la burguesía, Spenerdeplora la falta de moralidad bíblica.

Los ejemplos que él cita incluyen lapresencia de los mendigos y otros po-bres que son ignorados por aquelloscristianos bebedores, alborotadores ysuperficiales en la observancia de lasordenanzas de la iglesia: «Esto lleva amuchas personas a la condenación yaun fortalece una concepción falsa eilusoria de lo que constituye la verda-dera fe. Hay muchos que piensan queesto es todo el cristianismo, y asíellos han hecho bastante si se hanbautizado, han oído la Palabra divinaen los sermones, se han confesado,han recibido la absolución y han to-mado la Santa Comunión».

La denuncia de Spener de todaslas formas del pecado es completa. Élno cree en el perfeccionismo. En la si-guiente sección de Pia Desideria, anti-cipa una visión de una iglesia lutera-na reformada. «Si alguno quiere bus-car la perfección, debe abandonaresta vida por la próxima. Sólo allí sepuede encontrar la perfección, peronosotros no podemos esperar tenerlaantes de la eternidad».

Por otro lado, él resume lo que legustaría ver: «Sabemos muy bien queun campo del trigo nunca puede serhallado tan limpio que no haya unasola cizaña en él. Si nosotros avanza-mos al punto en que la iglesia está noobstante libre del escándalo público ynadie que vive en escándalo quedaen la iglesia sin graves aprensiones yaun la exclusión, los verdaderosmiembros de la iglesia comprendenel grado de perfección y dan muchofruto».

¿Cómo iba a corregir estas defi-ciencias la iglesia luterana? En res-puesta a esta pregunta, Spener pre-

Spener tenía una buenacomprensión de las ne-cesidades de las iglesias,y de cómo remediarlas.Conceptos que hoy sonconsiderados nuevos einnovadores en muchoscírculos cristianos, fue-ron mostrados por esteantiguo profeta alemán.

A G U A S V I V A S / 83

sentó una serie de propuestas en latercera sección de Pia Desideria.

«Primero, debe haber más aten-ción en el conocimiento de la Palabrano sólo por parte del clero, sino tam-bién de los laicos. Ellos deben ser en-señados a leerla privadamente, y elclero debe leerla y debe explicarlapúblicamente».

Es en relación con esto que Spe-ner plantea dos de sus propuestasmás dramáticas y de largo alcance –que la iglesia renovara el énfasis deLutero en el sacerdocio de todos loscreyentes, y que ellos lo hiciesen así através de la iniciación de la «escuelade piedad». Estas eran pequeñas re-uniones interactivas de cristianos lai-cos que se abocaban a la exposiciónde la Biblia, la exhortación y la ora-ción. El formato de reunión descritoen 1ª Corintios 14 fue subrayado co-mo el modelo para las reuniones enlas casas.

«Quizás sería útil volver a la anti-gua forma apostólica de reunirse laiglesia, que conduce a la madurez delpensamiento. Además de los sermo-nes de costumbre, sostener otras re-uniones de la misma manera quedescribe Pablo en 1ª Corintios. En lu-gar de una sola persona levantándosepara enseñar, lo cual puede ser hechoen otros momentos, también puedencontribuir otros que han sido bende-cidos con talentos y visión. Ellos po-drían expresar sus pensamientos pia-dosos que podrían ser instructivospara los demás acerca de las materiasdiscutidas, sin desorden ni contien-das. El aporte de cada uno sería exa-minado por el resto, sobre todo poraquéllos cuyo ministerio es la ense-

ñanza, acerca de la conformidad conel intento del Espíritu Santo en lasEscrituras y así el grupo entero seríaedificado».

De hecho, en las reuniones hoga-reñas propuestas por Spener, todostenían ocasión de expresar su sentir yhacer preguntas. Él enseñaba que«los creyentes no son pasivos en ma-terias espirituales, sino que tienenuna responsabilidad en la mutua edi-ficación en la fe».

Spener sostenía que este tipo dedisposición era necesario, puesto quela gente no estaba aprendiendo la Bi-blia a través de las acostumbradas re-uniones de domingo.

«Ahora, si alguien reúne todos lostextos que se han presentado en mu-chos años, uno tras otro, a una con-gregación, habrá sólo una parte pe-queña de la Escritura que ha sido ex-puesta. La congregación no oye elresto en absoluto, u oyen sólo unospocos dichos o directivas menciona-dos en el sermón, sin poder entendertoda su importancia aunque hayaalgo importante en ellos. La gente tie-ne poca oportunidad de asir la com-prensión de las Escrituras en otra for-ma después que el texto les ha sidointerpretado. Ellos tienen menos oca-sión de usar las Escrituras como suedificación requiere».

También era necesario establecerlo que Lutero había llamado el «sa-cerdocio espiritual» como una reali-dad, en lugar de letra muerta. Estodebe hacerse porque una de las razo-nes prioritarias por las cuales el mi-nistro no puede lograrlo todo ni pue-de llevar a cabo lo que debería ser fá-cil, es que él es demasiado débil sin

/ A G U A S V I V A S84

la ayuda del sacerdocio universal detodos los creyentes. No es suficientecuando normalmente sólo a uno se leconfía el logro de todo lo necesariopara la edificación de las personasbajo su cuidado.

La cuarta propuesta tiene que vercon la vida moral de las personas.Aquí, Spener clama por la enseñanzay advertencia clara con respecto aamar a Dios y a nuestros semejantes.«Cuando nosotros despertamos unamor ferviente entre cristianos –pri-mero unos a otros, luego hacia todoslos hombres– ambos (el amor de her-manos y el amor a la humanidad) de-ben seguir uno al otro (2ª Pedro 1:7) –y llevarlo a la práctica, entonces casitodo lo que nosotros deseamos escumplido».

Los cambios en la conducta du-rante el ejercicio de las ‘disputas’, sonla quinta parte del programa deSpener. Él concordaba con Arndt queno toda discusión es útil, pero sentíaque «los líderes no deben abandonardel todo la práctica del debate, por-que la defensa de la verdad pura, ytambién la discusión que es parte desu defensa, debe mantenerse en laiglesia así como otras funciones orde-nadas para la edificación de la igle-sia. Cristo, los apóstoles, y sus segui-dores destacan como ejemplos bendi-tos que también disputaron, refutan-do poderosamente los errores y de-fendiendo la verdad. Por otro lado,aquéllos que rechazan y condenaneste uso necesario de la espada espi-ritual de la Palabra divina podríanexponer a la iglesia cristiana al ma-yor peligro, en tanto que debería serusada contra la falsa enseñanza».

Sin embargo, ellos debían obser-var un comportamiento amoroso y nodebían ofender a sus antagonistas. Élpensaba que ellos debían compren-der las limitaciones de las discusio-nes, y aceptar aquellas de otras con-fesiones cristianas. Por último, losdisputadores debían practicar elamor y las buenas obras para confir-mar sus argumentos.

La quinta propuesta trataba decorregir las deficiencias en el clero.Spener creía que los seminarios de-bían escoger sólo a estudiantes mo-ralmente calificados. Debía haber unesfuerzo por averiguar lo que habíansido sus vidas antes de ser admitidos.Una vez allí, los maestros debían su-pervisar las vidas de los estudiantes,insistiendo en la piedad además de laerudición. Debían abandonar las fies-tas, las bromas y el escándalo, y aunexhibir certificados del seminario de-clarando que el graduado estaba cali-ficado para ministrar debido a suvida piadosa.

Él sentía que las discusiones de-bían ser tarea de sólo algunos en el se-minario, y que la prioridad del enfo-que era saber enseñar la fe en alemána su pueblo. Así, el objetivo del semi-nario debería ser producir predicado-res prácticos, no ociosos intelectuales.

Para adiestrar el caminar privadode los estudiantes, Spener recomien-da libros de místicos medievales tar-díos como La Teología Alemana, deTauler, y la Imitación de Cristo, deKempis. Estos libros, junto con la Bi-blia, son los que, según Spener, pro-bablemente hicieron de Lutero lo queél fue. El propio libro de Arndt tam-bién es de la clase deseada.

A G U A S V I V A S / 85

Finalmente, la sexta propuesta esque, existiendo el clero, debería pre-dicar mensajes planeados para con-firmar la fe y fructificar en los oyen-tes. No deberían diseñarse para mos-trar cuán conocedor era el predica-dor, sino para edificar moralmente.En otras palabras, los sermones de-bían ser prácticos, tanto al enfocar elcambio interior, así como el exterior.Ningún mensaje debería carecer deaplicación.

Por último, Spener da una breveintroducción literaria y bibliográfica alvolumen de los sermones de Arndt. Élcomenta que: «En estos escritos espiri-tualmente enriquecedores, él (Arndt)ha dirigido todo al verdadero centro,a la persona interior».

Efectos de su obraComo resultado de sus esfuerzos

de renovación, fue severamente difa-mado y perseguido, literalmente aco-sado por toda Alemania. Cuandohuía de ciudad en ciudad, surgíannuevas iglesias en las casas, reavi-vando la seca y formal iglesia lutera-na.

Spener era claramente luterano ensu soteriología,3 no obstante, luchópor una forma de santificación moti-vada en el corazón (un movimientode progresión espiritual distinto de lajustificación) en la vida cristiana.

A causa de esto, Spener ha sidoetiquetado como un calvinista, asícomo acusado de reintegrar «la justi-cia por obras», pero él mantuvo siem-pre la soteriología del «querido Lu-tero»: «Nosotros reconocemos alegre-

mente que debemos ser salvos sólo yexclusivamente a través de la fe yque nuestras obras o la vida piadosano contribuyen mucho ni poco anuestra salvación, porque como frutonuestras obras se conectan con la gra-titud que debemos a Dios, que ya nosha dado a quienes creemos el don dela justicia». Así, Spener mantuvo lajustificación forense (una visión legal,sustitutiva, de la expiación), pero in-tentó ir más allá para explicar másexplícitamente lo que la unión conCristo significa realmente para losque viven la vida cristiana.

No obstante la fidelidad de Spe-ner a la teología luterana, sus segui-dores –los pietistas– fueron critica-dos por su énfasis en las buenasobras como prueba de fe salvadora,y condenados a causa de su indife-rencia a la autoridad centralizadamanifiesta en sus reuniones de pie-dad.

Con enemigos formidables, comoJohann Benedict Carpzov, Spener fuellevado de Frankfurt a Dresden, yFrancke de Leipzig a Halle. Sin em-bargo, los pietistas generalmenteeran indiferentes a su estado margi-nal; ellos se veían a sí mismos comofermento en la iglesia y la sociedad yestaban satisfechos con semejante pa-pel.

El entusiasmo de Spener por lareforma de la Iglesia Luterana de lacual nunca quiso disociarse, y su in-sistencia en la vida religiosa internadel individuo, tuvieron una influen-cia profunda y beneficiosa en el pro-testantismo alemán. Aunque muchosde sus escritos eran respuestas a laortodoxia escolástica, eran más una3 Doctrina acerca de la Salvación.

/ A G U A S V I V A S86

reacción a un estilo de teología, unestilo estéril, polémico y demasiadoracionalista. Sin embargo, él no dis-crepaba con el contenido de esta tra-dición teológica «ortodoxa». De mu-chas maneras, Spener construyó so-bre ella, con un énfasis en la aplica-ción pastoral de la doctrina, para elcultivo de una fe viva y activa en lavida de sus feligreses.

Influencia posteriorSin duda, Spener es uno de los

grandes y olvidados restauradoresde la Iglesia. Aunque ignorado, élnos ha tocado a todos a través deaquellos que él influenció personal-mente.

Uno de sus discípulos fue AugustHerman Francke (1663-1727), quieninspiró al famoso George Muller a

mantener a los huérfanos a través dela fe simple y la oración. Él tambiénimpactó al joven conde Zinzendorf(1700-1760) con su poderosa ense-ñanza y visión de una iglesia apostó-lica restaurada.

A su vez, el conde Zinzendorfguió el gran esfuerzo de la misiónmorava para evangelizar el mundo.Incluidos en aquellos ganados paraCristo por los moravos estuvieronJohn y Charles Wesley (1703-1791 y1707-1788). El ministerio de Spenerrealmente ha impactado el mundo enel que vivimos. La meta de todos susesfuerzos era tener, en su día, la Igle-sia que reflejara la temprana comuni-dad cristiana apostólica.

Spener fue un escritor prolífico.La lista de sus trabajos publicadoscomprende siete volúmenes.

* * *Un toque

Pocas cosas comunican la aceptación y el calor como un toque.Aun el niño conoce su valor. Una noche una madre entró en elcuarto de su hija para consolarla durante una tormenta. Le dijo:“No te preocupes; Jesús está aquí para protegerte”. Su hija res-pondió: “Está bien; quédate tú aquí a dormir con Jesús, y yo me iréa dormir con papá”. Esa niña quería sentir un toque.

Es muy apropiado que la encarnación nos haya traído al Siervo-Rey para tocarnos y permitir que lo tocáramos a él.

Gayle D. Erwin, en El Estilo de Jesús

GratitudUna vez cuando el evangelista D. L. Moody estaba en Nueva York,

R. K. Remington le ayudó mucho. Al tomar el tren, el señor Moodytomó en las suyas una mano de su amigo y le dijo:

– Si alguna vez va a Chicago, visíteme; y trataré de correspondera su bondad.

El Señor Remington replicó:– No me espere; hágalo con la primera persona que se cruce en

su camino.”Tomado de La gracia de dar, de Stephen Olford

A G U A S V I V A S / 87

pietismoLa necesidad de nacer de nuevo

ESPIGANDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIALa parte de la historia de la Iglesia que no ha sido debidamentecontada.

El

A mediados del siglo XVII, elímpetu de la iglesia luteranahabía decaído notablemente

en Alemania. El fuego inicial de la

Reforma había devenido progresiva-mente en una tibia religión institucio-nalizada. El fervor espiritual habíacedido su lugar a una ortodoxia fría y

Rodrigo Abarca

/ A G U A S V I V A S88

altamente intelectualizada. La fe seconvirtió, por obra de teólogos poste-riores a Lutero, en poco más que unaserie de verdades doctrinales en for-ma de proposiciones teológicas, trans-mitidas de una generación a otra. Ytambién, en materia de un debate in-terminable con otros credos y confe-siones protestantes.

El cristianismo auténtico era con-siderado como mera corrección doc-trinaria y sacramental, sin importarla condición espiritual y moral de loscreyentes. El papel de los así llama-dos «laicos» era meramente pasivo, yse reducía a aceptar los dogmas de laiglesia y recibir los sacramentos. Esaera la «suma» de la vida cristiana enaquellos días. A todas luces, se trata-ba de un territorio demasiado áridopara el desarrollo de la vida interiordel Espíritu. En consecuencia, el esta-do espiritual de los creyentes era, engeneral, muy deplorable.

El pietismo fue una reacción contraeste estado de cosas al interior de laiglesia luterana. Los pietistas no re-chazaban la reforma ni la teología deLutero; más bien las consideraban in-completas. Acostumbraban llamar ala ortodoxia luterana una «ortodoxiamuerta», porque no revelaba ningu-na realidad espiritual. De hecho, unode sus lemas favoritos era: «Mejoruna herejía viva que una ortodoxiamuerta». Por ello, ponían un gran én-fasis en la necesidad de una fe viva yreal, experimentada en el corazón,que hiciera diferencia visible entre elcristianismo verdadero y el falso.

En verdad, debían lidiar con lapesada herencia de Lutero y su igle-sia estatal de Alemania, donde era

imposible distinguir entre creyentesy no creyentes. Los pietistas buscaroncelosamente hacer visible la auténticaiglesia de Cristo y distinguirla de losfalsos creyentes.

Para lograr su objetivo, siguieronun camino propio y original. Se nega-ron a separarse de la iglesia luteranae intentaron reformarla desde aden-tro. Intentaron aproximarse lo másposible al modelo de iglesia del Nue-vo Testamento, creando una especiede «pequeña iglesia dentro de la igle-sia» (ecclesiolae in ecclesia), donde sepracticaba el sacerdocio de todos loscreyentes – verdad cardinal del lute-ranismo, pero carente de expresiónreal hasta entonces. Así, su lema fue«La Reforma sigue en marcha».

Admiraban y aceptaban la teolo-gía de Lutero, pero consideraban queel reformador dejó su obra inconclu-sa. Paradójicamente, su mayor éxitose obtuvo fuera de los muros de suquerida confesión luterana. Otroscreyentes tomarían su estandarte yenseñanzas para encauzarlas en unpoderoso torrente espiritual cuyasconsecuencias siguen hoy plenamen-te vigentes.

Los comienzosMuchos historiadores coinciden

en señalar a Johann Arndt como elprecursor del pietismo. En 1610 pu-blicó un libro que sería considerado‘la Biblia’ del movimiento, llamado«Cuatro libros sobre el cristianismo ver-dadero». En él enfatizaba la necesidadde que todo cristiano pase por la ex-periencia del nuevo nacimiento. Lavida cristiana debía ser vivida, deacuerdo con él, en una unión viva y

A G U A S V I V A S / 89

vital con Cristo. Argumentaba, ade-más, que la pureza doctrinal seríamantenida mejor por una vida santaque por las disputas teológicas.

Arndt no fue, en estricto sentido,parte del movimiento pietista, perocontribuyó profundamente a modelarsu espíritu y vocación característicos.Su libro circuló ampliamente por to-da Alemania y alcanzó una fama sólosuperada por la Biblia misma.

Tras Arndt, surgió la figura dePhilipp Jakob Spener. Este fue un mi-nistro luterano que, en sus años tem-pranos, resultó influenciado por lasenseñanzas del reformador de origenfrancés Jean de Labadie, quien traba-jó arduamente por la unidad de laiglesia en Holanda, y por los escritosde Richard Baxter, el notable pastorpuritano que encabezó un aviva-miento en sus días.

Spener estaba profundamentepreocupado con la condición espiri-tual en que se hallaba la iglesia de

vida espiritual. Estos círculos de cre-yentes se extendieron por muchascongregaciones luteranas y fueronconocidos como «collegia pietatis»(grupos piadosos), de donde provinoel nombre «pietismo».

Spener y los pietistas estaban de-cididamente convencidos de que ladoctrina luterana del sacerdocio detodos los creyentes debía ser llevadaa la práctica de manera efectiva. Elmismo Spener declaró en cierta oca-sión: «Oh, quien me diera conoceruna asamblea recta en todas las co-sas, doctrina, orden, y práctica; locual haría de ella lo que una asam-blea cristiana y apostólica debieraser, tanto en la doctrina como en lavida».

Un movimiento semejante difícil-mente causaría rechazo en nuestrosdías. Sin embargo, fue ampliamenterechazado por algunos miembros delclero y la autoridad civil en días deSpener, pues parecía que contravenía

La mera adopción mental de un credo ortodoxo,enseñaban los pietistas, no basta para salvar a loshombres. Es necesario un nuevo nacimiento quetransforme a los hombres desde la raíz de su ser.

sus días. En 1670, siendo pastor enFrankfurt, comenzó un programa dereforma que tendría vastas conse-cuencias. Reunió en su casa un grupode creyentes que compartían sus i-deas, con el objetivo de orar, discutirlos sermones del día domingo, y ayu-darse mutuamente a profundizar su

gravemente la ortodoxia luterana ofi-cial. Las acusaciones de herejía no sehicieron esperar.

Las ideas pietistas de Spener fue-ron expuestas en su libro «Pia Desi-deria» (deseos piadosos), que puedeconsiderarse con justicia el tratadofundamental del movimiento. En él,

/ A G U A S V I V A S90

Spener expone los males de la iglesiaalemana y los pasos necesarios parasu restauración. Entre esos males en-cuentra: la intromisión del gobiernoen los asuntos de la iglesia (puesLutero la había colocado bajo el con-trol de los príncipes), la conductapoco cristiana de muchos clérigos, lasinútiles disputas teológicas, y laebriedad, ambición e inmoralidadreinante entre los laicos.

Su plan de reforma incluía la ex-tensión de los círculos piadosos comouna «ecclesiolae in ecclesia» a fin de fo-mentar la vida espiritual y la ayudamutua entre los creyentes, pues creíafirmemente que una gran parte delproblema radicaba en la condiciónpasiva de los llamados «laicos» en laiglesia, en contraposición a la claraenseñanza del Nuevo Testamento.

También abogaba por el fin de lascontroversias teológicas, pues decíaque la verdad no se encuentra en lossistemas teológicos, sino en la expe-riencia del corazón. Según Spener, latransformación interior es el asuntovital de la experiencia cristiana. Porello, defendía la necesidad de que loscargos clericales fueran ocupados porhombres verdaderamente regenera-dos, que mostrasen evidencias deuna vida transformada.

En suma, se trataba de un verda-dero plan de reforma, centrado en larenovación interior y la «religión delcorazón», como les gustaba decir alos pietistas. Sin embargo, la reacciónde una parte del clero no se hizo es-perar, pues la crítica de Spener des-nudaba demasiadas falencias. Fueacusado de herejía, en especial por suoposición a la «autoridad final» del

credo luterano oficial, y su deseo deretornar a la Escritura como únicafuente de autoridad.

La verdad es que Spener no seoponía a la teología de Lutero, sino alas prácticas luteranas de sus días.Escribió: «La doctrina de nuestraiglesia (luterana) no puede ser culpa-da por nada de esto, pues se oponevigorosamente a estas ilusiones».

Sin embargo, fue expulsado deFrankfurt y llegó a ser capellán de lacorte del príncipe de Sajonia en Dres-den. Allí continuó con sus activida-des a favor de una reforma, perotambién se enfrentó a la oposición delas universidades sajonas. Sus reu-niones piadosas estaban en el centrode la controversia, y eran considera-das subversivas para la sana doctrinay la estabilidad de la iglesia, pues fo-mentaban el interés de los «laicos»por la teología y los asuntos eclesiás-ticos, poniendo en duda –se decía– laautoridad del clero.

También se le acusaba de divisio-nismo. Es cierto que Spener siemprese opuso a las tendencias separatistasdentro del pietismo, pero no es me-nos cierto que muchos de sus miem-bros llegaron a considerar como lógi-camente inevitable la separación.Con todo, el pietismo nunca llegó aser un movimiento organizado, sino,más bien, una profunda corriente es-piritual que permearía la iglesia has-ta hoy.

Spener se vio obligado a dejarDresden tras reprender pastoralmen-te la intemperancia del príncipe elec-tor. Aceptó entonces la invitación delpríncipe elector de Brandenburgo,Enrique III, que más tarde sería rey

A G U A S V I V A S / 91

de Prusia. Se estableció en Berlín,desde donde continuó su obra hastasu muerte en 1706, y permaneciócomo ministro luterano hasta el fin.

Augusto Herman FranckeDurante su estadía en Branden-

burgo, Spener contribuiría a formarel mayor centro de influencia pietistade sus días, la Universidad de Halle(1691). Entre otras cosas, convenció alpríncipe elector para que nombrasecomo profesor a otro de los grandeslíderes del pietismo, Augusto Her-man Francke. Se ha dicho, con justi-cia, que si Spener fue el padre funda-dor del pietismo, Francke fue su ge-nio organizador.

Francke nació en la ciudad deLübeck, en 1663, en un hogar profun-damente influido por las enseñanzasde Spener y la ortodoxia luterana. Dehecho, estudió en la Universidad deLeipzig, considerada un bastión delluteranismo ortodoxo. Estando allí, or-ganizó y dirigió un círculo pietista alestilo de Spener al que llamó «grupode amantes de la Biblia». Sin embargola experiencia decisiva de su vida lehabría de llegar en 1687. Hasta esemomento tenía «sólo conocimientosmentales y ninguna experiencia delcorazón». Sin embargo una noche, se-gún cuenta, cayó de rodillas con mu-chas preocupaciones y dudas, y se le-vantó lleno de una inefable certeza:«Cuando me arrodillé no creía queDios existía, pero al levantarme creíaal punto de derramar mi sangre».

Como todo pietista, Francke pen-saba que su experiencia constituía unpadrón de conversión genuina, y queera la única manera de obtener certeza

en cuanto a la salvación. Los senti-mientos del corazón debían estar en elcentro de la vida cristiana auténtica.

Una vez graduado, Francke seunió a Spener en su lucha por refor-mar la iglesia luterana. De regreso enLeipzig comenzó a realizar conferen-cias entre los estudiantes, las que setornaron muy populares. Pero algu-nos profesores de la universidad se leopusieron tenazmente y lo acusaronde sostener, junto con Spener, ¡másde 600 herejías! Finalmente, las auto-ridades de la ciudad lo conminaron aabandonarla (1690), y Francke aceptóuna invitación para ser diácono de laiglesia en Erfurt. Sin embargo, hastaallí lo siguieron sus adversarios ynuevamente consiguieron que fueseexpulsado de la ciudad por las auto-ridades locales (1691). Fue entoncescuando le llegó la invitación del prín-cipe elector de Brandenburgo paraingresar como docente en la reciénfundada Universidad de Halle. Allí

/ A G U A S V I V A S92

Francke se convirtió en alma teoló-gica de la universidad, que, bajo suinfluencia, se tornó en el centro másimportante del pietismo de sus días.

El celo espiritual de Francke, susinspiradas cátedras expositivas y suenorme energía organizadora, contri-buyeron a dar forma a un ardientemovimiento misionero, en tiemposcuando el protestantismo en generalno se interesaba en las misiones.

En 1706, los primeros misionerosde Halle fueron enviados a la India,bajo el auspicio del rey Enrique IV deDinamarca. Sus nombres eran Barto-lomé Ziegenbald y Enrique Plütchau.Durante el siglo XVIII, salieron desdeHalle y otras instituciones asociadas75 misioneros hacia el extranjero, en-tre los cuales el más renombrado se-ría Cristian Federico Schwartz (1726-1798), quien trabajó casi 40 años en laIndia, hasta su muerte. En verdad,debe considerarse este esfuerzo mi-sionero como el primero de los tiem-pos contemporáneos, realizado casi100 años antes de la empresa misio-nera moderna de alcance mundial co-menzada con Guillermo Carey.

Paralelamente, Francke organizóy dirigió varias obras educativas y decaridad. La compasión hacia los másdébiles y necesitados caracterizó des-de siempre al movimiento pietista.En 1795 inauguró una escuela paraniños pobres, la que luego amplió de-bido a la gran cantidad de solicitu-des, e inició una famosa escuela deadaptación. En 1698 abrió su conoci-do orfanato. Asombrosamente, todasestas obras las realizó casi sin medioseconómicos, sostenido únicamentepor la fe en la provisión de Dios.

Cien años más tarde, su obra serviríade inspiración a otro hombre, que ha-bía de fundar y conducir un orfanatobajo las mismas premisas de fe: Geor-ge Muller, de Bristol.

Fue tal su influencia, que, a sumuerte era reconocido y admiradopor toda Europa como líder del pie-tismo y una de las fuerzas más pode-rosas del protestantismo. Era admiti-do libremente entre pobres y acomo-dados, pequeños y poderosos. Sinembargo, usaba siempre su influen-cia entre los ricos y poderosos paraayudar a los más pobres. Un historia-dor observa: «El fue el iniciador, el fun-dador y el líder vitalicio de una empresacaritativa que conquistó la mente y la ad-miración de personas del mundo entero.Nunca se había visto algo semejante en lalarga historia de la iglesia cristiana».

Tras él, la historia posterior delpietismo estaría asociada a una anti-gua compañía de cristianos persegui-dos, conocidos como «Unitas Fratum»(Hermanos Unidos), quienes despuésde largos años de peregrinación en-contraron finalmente un hogar enlas tierras de un poderoso noble ale-mán, el conde Nicolás Von Zinzen-dorf, formado profundamente en lasenseñanzas de Spener y Francke.Junto a él iniciarían un nuevo capítu-lo en la historia del pietismo, cuyasconsecuencias serían de vasto alcan-ce. La historia posterior los conoceríacomo «los hermanos moravos».

Legado del pietismoSin duda, el pietismo ha cavado

un poderoso surco en la historia de larestauración de la iglesia hacia el mo-delo neotestamentario. Su énfasis en

A G U A S V I V A S / 93

el nuevo nacimiento como experien-cia cardinal de todo cristiano auténti-co, así como una subsiguiente vidatransformada, resulta perenne. Lamera adopción mental de un credoortodoxo –enseñaban– no basta parasalvar a los hombres. Es necesario unnuevo nacimiento que transforme alos hombres desde la raíz de su ser.

La fe no debe ser entendida sóloen la cabeza, sino sobre todo experi-mentada en el corazón, vale decir, yhablando bíblicamente, en el centroemotivo y volitivo del hombre. Debeafectar la totalidad de la experienciay conducta humanas. Esta fue siem-pre la esencia del cristianismo verda-dero. Y fue el estandarte que tomaronde manos del pietismo tanto los her-manos moravos, como el avivamientometodista posterior de Withefield ylos hermanos Wesley.

Por otra parte, los pietistas vieroncorrectamente que las controversiasteológicas contribuían a establecer unclima propenso a un cristianismo me-ramente mental, carente de experien-cia espiritual. Por ello, al enfatizar lavida por encima del conocimiento me-ramente intelectual de la doctrina cris-tiana, redescubrieron el genuino fun-damento de la unidad de la iglesia.

Contribuyeron, además, al surgi-miento de una gran cantidad de lite-ratura devocional que enfatiza la co-munión viva del creyente con Dios,como también una gran parte de lamúsica de inspiración y adoracióncontemporánea.

Y, finalmente, y no menos impor-tante, pusieron un decidido énfasisen el sacerdocio de todos los creyen-tes, abogando por el surgimiento deuna iglesia más orgánica en su vida yexpresión, donde todos los santosfuesen participantes activos del mi-nisterio. Sus éxitos en este campofueron parciales debido quizá, a suintento de reformar la iglesia «desdeadentro».

El tiempo probaría que su idea dela «ecclesiolae in ecclesia» no era via-ble. O los círculos pietistas acabaronpor separarse de la iglesia luteranade sus días, o bien, fueron reabsor-bidos y desaparecieron. De todo ello,nos queda como enseñanza que laiglesia del Nuevo Testamento sólopuede surgir y crecer allí donde estálibre de las limitaciones que imponecualquier estructura u organizaciónhumana extraña a su esencia; librepara seguir fielmente la dirección dela vida que opera en su interior.

* * *Jesús se presenta a nosotros como la Verdad para ser transmiti-

da, la Vida para ser vivida, la Luz para ser iluminada, el Amor paraser amado, el Gozo para ser dado y la Paz para ser repartida.

Teresa de Calcuta

No es su permanencia en Cristo lo que lo salva, sino la perma-nencia de él en usted. C.H. Spurgeon

La mejor manera de mantener fuera el enemigo es mantener aCristo en el centro. A.W. Tozer

/ A G U A S V I V A S94

123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789

Esta es la más breve de las profecías, y trata del carácter, carrera, des-trucción y caída de Edom (o Idumea). Los descendientes de Esaú fueronhasta el final enemigos de los hijos de Jacob, y vecinos orgullosos yamargos, llenos de resentimiento. Inicialmente fueron gobernados porjueces y posteriormente por reyes; experimentaron sus años doradoscuando Israel vivía el éxodo. Cuando Babilonia atacó la ciudad santa,Edom se alegró participando en el ataque (Sal. 137:7).

Claves para el estudio de la Palabra

Abdías

Palabra clave: Edom Versículo clave 21

A. T. Pierson

Sobre Abdías y sus días, nosabemos nada. El periodo enque vivió puede haber sido in-mediatamente antes de 800 a.de C, o luego después de 588 a.de C. Si él se refiere a la con-quista de Jerusalén, el periodomás antiguo es el correcto. Porotra parte, si el periodo corres-ponde a la invasión de Nabuco-donosor, entonces debe consi-derarse la data más reciente.Sin embargo, esta última es me-nos probable.

Divisiones:1. Abdías 1-9: El juicio es

anunciado.2. Abdías 10-16: Justifica-

ción del juicio.3. Abdías 17-21: La salva-

ción es prometida a Sion

A G U A S V I V A S / 95

A. B. Simpson

Aunque las Sagradas Escrituras son un relato literal e histórico,con todo, por debajo de la narración, hay un significado espiri-tual más profundo.

ESTUDIO BIBLICO

Símbolos y tiposdel Antiguo Testamento (13)

Símbolos en la vida de Isaac

En el capítulo 4 de Gálatas, el a-póstol nos da una clave de al-gunos de los sucesos más im-

portantes de la vida de Isaac, y juntocon estos, un principio que puede seraplicado a otras porciones de las Es-

crituras históricas, como una clavepara su interpretación. Nos dice queel nacimiento de Ismael y el de Isaaceran típicos de las dos dispensacio-nes: el primero representando la Leyy la carne; el último, el Evangelio y ladescendencia espiritual; y que la ex-

/ A G U A S V I V A S96

pulsión de Ismael y la herencia únicade Isaac completaba el tipo referentea la caducidad de la ley y la perma-nencia del Evangelio. Aplica tambiénla enseñanza de estos símbolos a lavida espiritual del cristiano indivi-dual. Autorizados por esta pauta di-vina, procuraremos con reverenciareunir las lecciones espirituales, nosólo de estos hechos, sino también deotros en la vida de este personaje no-table. Más reservado y pasivo que losotros patriarcas, Isaac es, quizá, másoscuro y menos entendido por la ma-yoría de los cristianos que ningúnotro de los personajes del libro deGénesis; pero no hay tal, cuando se lecomprende debidamente, ya que seimprime de modo vívido en el cora-zón y nos enseña profundas y escru-tadoras lecciones para la vida cristia-na. Una vida compuesta casi exclusi-vamente de sucesos comunes, es pre-cisamente la vida que cubre las nece-sidades, los fallos y las pruebas de lamayoría; y confiamos que vamos ahallar muchos puntos de contactocon lo que es más real y esencial ennuestra experiencia religiosa.

El nacimiento de IsaacEl apóstol a quien nos hemos refe-

rido declara que Isaac nació según elEspíritu y conforme a la promesa. Sunacimiento no fue natural y corriente,sino extraordinario y sobrenatural.No fue hasta que la naturaleza hubocaducado, y la esperanza de que loscuerpos de Abraham y Sara engen-draran un hijo se hizo humanamenteimprobable, que Dios prometió ladescendencia del pacto; y, no sóloesto, sino que después vino un inter-

valo de prueba antes de que se reali-zara la promesa. Su nacimiento,pues, fue el resultado directo de la in-tervención del Omnipotente y así sedestaca como el tipo del nacimientomayor que, en edades futuras, llegó através de María de Belén, a saber, laencarnación del eterno Hijo de Dios.Este mayor misterio y milagro máspoderoso fue prefigurado de modoclaro y distinto en el hijo de la pro-mesa que llegó a la tienda de Hebrón.

Hay otro milagro y misterio degracia que fue prefigurado por el na-cimiento de Isaac, esto es, el nuevonacimiento de toda la descendenciaespiritual de Abraham. Del mismomodo que Isaac nació del Espíritu, yque Jesús se encarnó por haber hechosombra sobre María el Espíritu Santo,también, «a menos que el hombrenazca del Espíritu, no puede entraren el reino de Dios». Esto no es unareforma natural, no es el resultado dela energía humana, o de la voluntadhumana, sino el poder del omnipo-tente Espíritu más allá del poder dela naturaleza, y cuando ésta ha falla-do. «Mas a todos los que le recibieron, alos que creen en su nombre, les dio potes-tad de ser hechos hijos de Dios; los cualesno son engendrados de sangre, ni de vo-luntad de carne, ni de voluntad de varón,sino de Dios». ¿Hemos experimentadoesta poderosa nueva creación? Bendi-to sea Dios que este nacimiento espara nosotros como lo fue para Abra-ham.

No es sólo por el Espíritu, sinotambién por medio de la promesa.No es un favoritismo arbitrario delcielo, sino que se da a «todos los que lerecibieron». ¿Quieres tener esta nueva

A G U A S V I V A S / 97

vida que te traerá todas las bendicio-nes y esperanzas del pacto? Ven aCristo y recibe la vida inmortal que élespera alentar en todo corazón vivo.

El nacimiento de IsmaelIsmael representa la carne y la

cruz natural y la servidumbre bajo laley en que se encuentra. Cuando ha-blamos de la carne, no queremos de-cir meramente lo que es burdo, sen-sual y bajo en la naturaleza humana,sino todo lo que nace de Adán y esparte de la vida natural. Ismael yEsaú tenían muchas cualidades hu-manas superiores, y la raza de Ismaelhoy presenta rasgos de nobleza supe-riores a sus compañeros; y así tam-bién, el hombre natural es, con fre-cuencia, generoso, culto y moral. Lamujer no regenerada puede ser her-mosa, fiel esposa, madre afectuosa,incluso un benefactor social; peroesto puede ser todo mero instinto yhumanidad. No hay que despreciar-lo; no lo menosprecian tampoco lasEscrituras; pero no puede entrar en elreino de los cielos. La palabra «natu-ral» en las epístolas es literalmente«psíquico», el alma del hombre más

bien que el hombre espiritual. Esta esla naturaleza que heredan todos loshijos de Adán, y que el pecado hacontaminado y sobre la que se ciernela maldición.

Como Ismael, la carne es el pri-mogénito y ya ha reclamado sus de-rechos soberanos en el corazón hu-mano, antes que la gracia aparezcaen escena. Es en este hogar en queIsmael ha crecido con todos sus dere-chos establecidos, que llega Isaac; yasí ocurre en el corazón que ha anda-do según la carne, que la gracia deDios implanta la nueva vida de rege-neración. Queridos amigos, ¿dóndenos encontramos en este asunto? Nonos engañemos por el hecho quenuestra carne no se haya rebajado yhaya llegado al vicio y degradaciónque vemos en algunos. Recordemosel solemne cuadro de la vida que nopuede entrar en el cielo. «…en loscuales anduvisteis en otro tiempo, si-guiendo la corriente de este mundo,conforme al príncipe de la potestaddel aire... satisfaciendo las tendenciasde la carne y de los pensamientos, yéramos por naturaleza hijos de ira, lomismo que los demás». Quiera cum-plir Dios el otro cuadro a todos losque lean estas líneas: «Pero Dios, quees rico en misericordia, por su granamor con que nos amó, aun estandonosotros muertos por nuestros deli-tos, nos dio vida juntamente conCristo (por gracia sois salvos)» (Efe-sios 2:23 y 45).

La expulsión de IsmaelLa posición del niño Isaac en la

tienda de Abraham, al lado de Is-mael, es muy similar a la posición del

Agar y su hijo represen-tan el sistema mosaico, eIsaac y su descendenciarepresentan la dispensa-ción de la gracia gratuita

bajo el Evangelio.

/ A G U A S V I V A S98

recién nacido de nuevo, pero todavíacon el alma no santificada en el con-flicto con su vieja naturaleza carnal.Podemos fácilmente imaginar las mo-lestias innumerables a que se veríasometido el pequeño rival del hijo deAgar. Es el tipo de la batalla que selucha en el alma de muchos cristia-nos durante mucho tiempo; en la cualel cristiano se esfuerza con sus pro-pias nuevas fuerzas; pero con fre-cuencia en vano, contra los impulsosmás poderosos y las tendencias de uncorazón malo. El cuadro se bosquejaen el capítulo 7 de Romanos de modopenosamente vívido, y termina al fi-nal con el grito amargo del alma des-concertada: «¡Miserable de mí! ¿Quiénme librará de este cuerpo de muerte?».La lucha en la tienda de Abraham laterminó Sara, la cual, dándose cuentade lo imposible de seguir de esta ma-nera, y del peligro que corrían susmás preciosas esperanzas y prome-sas, exigió la inmediata expulsión delrival de Isaac. «¡Echa a esta sierva y asu hijo!», fue el requerimiento inexo-rable, ante el cual el afecto de Abra-ham se retrajo, pero que Dios aprobóy confirmó por su sabiduría y que

Abraham vio al fin como inevitable;por lo que Ismael salió del lugar enque estaba, e Isaac se quedó como elheredero indiscutible de las prome-sas del pacto y dueño pacífico de laherencia patriarcal.

Es evidente que esto representa elmomento decisivo en que el alma re-generada se eleva a su libertad. Rin-de de modo definitivo y total el viejocorazón a la muerte y recibe al Espí-ritu Santo y al Cristo personal parapelear la batalla de entonces en ade-lante en una fe victoriosa, poseyendotodo el Espíritu en reposo, pureza yconsagración completa.

No fue necesario que Ismael deja-ra de existir, ni tampoco podemos de-cir que el pecado haya muerto, peroIsmael se hallaba a partir de entoncesfuera de la tienda de Isaac, y lo mis-mo el yo y el pecado deben hallarsefuera de la ciudadela de la voluntady del santuario del corazón. El peca-do y Satanás no han muerto, pero no-sotros, a partir de entonces, hemosmuerto para el pecado y vivimospara Dios, por medio de Jesucristonuestro Señor.

Detengámonos un momento y

A G U A S V I V A S / 99

preguntémonos cuál de estos cuadroses la verdadera representación denuestra vida interior. ¿Es el débilprincipio de la gracia divina luchan-do por su misma existencia en mediode todas las pasiones enconadas y losimpulsos de nuestro corazón carnal,perseguido por la carne todo el día,como Isaac en manos de Ismael; obien, a pesar de todas las súplicas dela naturaleza y el afecto, hemos «cru-cificado la carne con sus afectos y de-seos» y entrado en el descanso y lavictoria de un corazón dedicado demodo íntegro y exclusivo y un espíri-tu santificado, en comunión con Cris-to, el cual, a partir de esto, peleanuestras batallas y guarda nuestraalma?

Hay una gran diferencia en la for-ma en que podemos entender unasimple frase de la epístola a los Gá-latas: «El deseo de la carne es contrael espíritu y el espíritu contra la car-ne»; éste es un cuadro triste de lacontienda incesante entre nuestro es-píritu y nuestra carne. Pero si deci-mos: «El deseo de la carne es contrael Espíritu, y el Espíritu contra la car-ne», esto describe la batalla en la cualel Espíritu Santo, no nuestro espíritu,es el que lucha, y siempre lleva la vic-toria. Que el Señor lleva a cada cora-zón cansado a su propia rendición ya la decisiva confianza que le traeráeste glorioso triunfo. Éste es nuestroderecho bajo el Evangelio, del mismomodo que fue el de Isaac bajo la pro-mesa. Sara, en esto, representa al Es-píritu Santo, el cual siempre está exi-giendo de nosotros nuestros derechossantificados e impulsándonos a que

los reclamemos. Cedamos a sus rue-gos y «echemos a esta sierva y a suhijo».

Va implicado también que esta li-beración nos lleva no sólo a la vidadel Espíritu, sino también a la liber-tad del Evangelio. «Si sois guiadospor el Espíritu no estáis bajo la ley».Hasta que alcancemos esta experien-cia, el alma siempre está actuando enalgún sentido bajo la servidumbre yla compulsión. A partir de entonces,su servicio brota de la vida y el amor,y es «la gloriosa libertad de los hijosde Dios».

Además de su aplicación a la vidadel cristiano individual, este inciden-te hace referencia en un sentido másamplio a las dos dispensaciones de laley de la gracia; Agar y su hijo repre-sentan el sistema mosaico, e Isaac ysu descendencia representan la dis-pensación de la gracia gratuita bajo elEvangelio. Como en el caso de Ismaele Isaac, la primera ha dejado el lugara esta última, y nosotros vivimos enel goce de su luz, amor y santa liber-tad. Contra la idea de volver a la ser-vidumbre de esta ley en el espíritujudío, protestó con vehemencia Pabloen su carta a los Gálatas, y de modoenfático nos enseña que el espíritu dela ley nos llevaría siempre a las obrasde la carne. Esto es también verdadhoy, y es necesario que lo recorde-mos. La mera moralidad y disciplinasiempre van a fallar en producir losfrutos de la verdadera santidad. Sólopueden proceder de la gloria de Dios,del amor de Cristo y del poder vivodel Espíritu Santo.

(Continuará)

* * *

/ A G U A S V I V A S100

Stephen Kaung

Lecturas: 1ª Juan 1:1-7.

1a Epístola de JuanESTUDIO BIBLICO

Viendo a

comunióncristiana

en laCristo

El apóstol Juan escribió tres e-pístolas. Se sabe que, cronoló-gicamente, las cartas de Juan

fueron las últimas del Nuevo Testa-mento en ser escritas, aun después

del Evangelio de Juan y el Apocalip-sis. Y, aunque hayan sido escritaspara diferentes destinatarios, poseenalgo en común; las tres epístolas tra-tan de un único asunto: la comunión.

A G U A S V I V A S / 101

La primera epístola de Juan es unpoco diferente de las cartas que cono-cemos, pues una carta normal se ini-cia con el nombre de la persona aquien se dirige, y un saludo, y al fi-nal lleva una despedida o una con-clusión característica. Pero la primerade Juan no contiene nada de esto. Sinembargo, no hay duda alguna de queella es una carta, pues se puede per-cibir a lo largo de todo su texto quefue escrita de forma muy personal eíntima.

Fue escrita por el apóstol Juanprobablemente entre los años 95 y 98d. de C. En el original griego no semenciona al autor, como tampoco enel Evangelio de Juan. Sin embargo,hay una semejanza muy grande entreel evangelio y la primera carta. Estehecho puede ser demostrado por me-dio de un ejemplo. En Juan 20:31, lee-mos: «Pero éstas se han escrito para quecreáis que Jesús es el Cristo, el Hijo deDios, y para que creyendo, tengáis vidaen su nombre». En 1ª Juan 5:13, estáescrito: «Estas cosas os he escrito a voso-tros que creéis en el nombre del Hijo deDios, para que sepáis que tenéis vidaeterna…». Es notoria la conexión en-tre el evangelio y la primera carta deJuan. Los estudiosos de la Biblia con-cuerdan que el autor de ambos libroses la misma persona, el apóstol Juan,y creo que no hay duda alguna sobreeso.

Juan era aquel a quien Jesús ama-ba; fue aquel que reclinó la cabeza enel pecho de Jesús durante la últimacena. Él siguió al Señor hasta la cruz,siendo el único entre los Doce que es-tuvo próximo a la cruz cuando el Se-ñor fue crucificado. Entre los doce

apóstoles, Juan fue el que vivió ma-yor número de años. Cuando todoslos demás apóstoles habían muerto,Juan vivió casi hasta el final del pri-mer siglo. Así, se puede decir que lavida de Juan se extendió a través detodo el siglo primero.

Al estudiar qué tipo de personaera Juan, descubrimos a una personamuy poco común, pues poseía unacombinación de temperamentos muysingular, opuestos uno al otro. Elapóstol Juan era un hombre reserva-do y muy introvertido. Por otro lado,era un hombre intensamente iracun-do. Por esta causa, el Señor Jesús losllamó, a él y a su hermano, los hijosdel trueno. Estos dos temperamentosantagónicos moraban en Juan. Sinembargo, bajo el gobierno soberano yla disciplina de Dios, Juan fue gran-demente usado por el Señor.

Aunque Juan no haya dirigido sucarta a una iglesia en especial, cree-mos que él estaba escribiendo a lasiglesias en Asia Menor –la provinciaromana, no el continente asiático–,porque él había trabajado con esasiglesias en sus últimos días de vida.Por eso es importante que conozca-mos un poco más acerca de la condi-ción de la iglesia al final del primersiglo.

Sabemos que la iglesia tuvo sumaravilloso comienzo en el día dePentecostés. Fue un inicio realmentemaravilloso. Aún no había transcurri-do una generación, sino apenas trein-ta años, y el evangelio ya había sidopredicado hasta los confines de la tie-rra – desde Jerusalén, por toda Judea,Samaria y hasta Roma. En aquellaépoca, Roma era considerada el cen-

/ A G U A S V I V A S102

tro del mundo, tanto como los confi-nes de la tierra.

En el comienzo, ellos vivían encompleta unidad y armonía, se ama-ban mutuamente y compartían entresí todas las cosas que poseían. Estetestimonio era muy fuerte y el Señorañadía, día a día, a los que iban sien-do salvos. Este fue el principio glorio-so de la iglesia.

Al comienzo de la vida de la igle-sia, los cristianos hallaban oposiciónpor parte de los judíos; después fue-ron confrontados por los gentiles, ymás tarde fueron perseguidos por elImperio Romano. No obstante, en laépoca en que Juan escribió su prime-ra carta, la persecución por parte delos romanos había disminuido. Loscreyentes de aquella época, casi al fi-nal del primer siglo, ya formabanparte de la tercera generación. Lagloria del nuevo descubrimiento delevangelio de Jesucristo estaba, al pa-recer, desapareciendo gradualmente.Parece que la visión del Señor se ha-bía tornado para ellos algo vago, ypor el hecho de cesar la persecución,el pueblo empezó a vivir de maneradescuidada y sin disciplina. El ene-migo aprovechó que la iglesia se en-contraba en esas condiciones y, lenta-mente, de modo traicionero y solapa-do, atacó, y en la iglesia empezaron asurgir enseñanzas falsas.

Si consideramos los capítulos 2 y3 del libro de Apocalipsis, desde elpunto de vista profético, veremos queesa época de la vida de la iglesia delprimer siglo corresponde al periododescrito por la carta a la iglesia enÉfeso, la primera de las siete cartas alas iglesias. ¿Cuáles son las caracte-

rísticas de la iglesia durante aquelperiodo? Exteriormente, no habíamudanza alguna. Había obras, traba-jo, perseverancia, conocimiento y dis-cernimiento. Todo parecía estar fun-cionando con normalidad, sin altera-ción alguna. Sin embargo, el Señordice: «Pero tengo contra ti…». ¿Porqué? Porque ellos habían dejado elprimer amor. Por fuera, parecía estartodo en orden; pero internamentealgo estaba faltando. Se había secadola fuente de donde todo debería pro-ceder. Ellos habían abandonado suprimer amor. No estaban amando aDios; no amaban a Dios de todo cora-zón. Su amor hacia el Señor Jesús es-taba dividido. Ellos amaban a Dios,pero al mismo tiempo amaban almundo, y por esa razón, el amor deunos a otros se había debilitado. Yano se amaban hasta el punto de dis-ponerse a dar sus vidas unos porotros. Se volvieron más centrados ensí mismos que centrados en Cristo, yel Señor los llamó al arrepentimiento,a recordarles de dónde habían caído

La comunión tiene unprecio muy alto. A Diosle costó muy caro darnosacceso a esa comunión.Él tuvo que dar a su pro-pio Hijo, para que pu-

diésemos ser llamados aesa comunión.

A G U A S V I V A S / 103

y a que volviesen a la práctica de lasprimeras obras. En esa condición sehallaba la iglesia en la época en queJuan escribió su primera carta, y laescribió a fin de corregir tal situación.

Comunión vivaEl tema de la primera carta de

Juan es la comunión cristiana. Comosabemos, de acuerdo con el originalgriego, ekklesia es koinonía, es decir, laiglesia es la comunión. La iglesia estáformada por aquellos que han sidollamados afuera, los cuales, habiendosido llamados por Dios, salieron detoda tribu, lengua, nación y pueblo,para reunirse en el nombre de Jesús yvolverse una comunión.

La iglesia, por tanto, es una co-munión viva, basada en la comunióndel Padre y del Hijo en el Espíritu.Podemos expresar también esta mis-ma verdad de otra forma: la comu-nión de los creyentes es la extensiónde la comunión del Padre y del Hijoen el Espíritu. Sabemos que hay co-munión entre el Padre y el Hijo, y lapropia palabra comunión significacompartir las mismas cosas. En laDeidad hay comunión perfecta. ElPadre comparte todo con el Hijo y elHijo comparte todo con el Padre, ytodo es compartido en el Espíritu. ElPadre y el Hijo tienen todo en común,toda la esencia de la Deidad, y ellosson uno.

En Juan 17:10, nuestro Señor Je-sús, dirigiéndose al Padre, dice: «…ytodo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío». Yluego el Señor prosigue diciendo enel versículo 21: «…para que todos seanuno; como tú, oh Padre, en mí, y yo enti». Ellos comparten todo, tienen todo

en común. Todo lo que pertenece alPadre, pertenece al Hijo, y todo loque pertenece al Hijo pertenece tam-bién al Padre, porque ellos son uno.Uno está en el otro, y viceversa. Launidad entre el Padre y el Hijo estábasada en algo interno. No es una re-lación externa, sino una realidad in-terior, y por esa razón su comuniónes una perfecta y dulce armonía. Nohay ninguna sombra, oscuridad o ti-nieblas. Es la comunión más perfectaen todo el universo; es única y singu-lar.

Hermanos, el gozo y la gloria dela comunión entre el Padre y el Hijoes algo que sobrepasa nuestra com-prensión. El Hijo siempre agrada alPadre en todas las cosas, y el Padresiempre encuentra en el Hijo su totalsatisfacción. En eso consiste la comu-nión, en el compartir de la Deidad.Mas, gracias a Dios, a causa de sugran amor, el Padre desea extenderesa comunión a la humanidad. Sinembargo, hemos de recordar que lacomunión del Padre y el Hijo en elEspíritu es algo de lo cual ningunapersona tiene derecho a participar.Nosotros no tenemos derecho a exigirni siquiera a pedir ser aceptados enesa comunión, pues somos totalmen-te descalificados y no merecedores.Entretanto, el Padre se agradó en ex-tender esta comunión a la humani-dad. «Fiel es Dios, por el cual fuisteisllamados a la comunión con su Hijo Je-sucristo nuestro Señor» (1ª Cor. 1:9).

Nosotros no tenemos ningún de-recho. Somos total y completamenteindignos y descalificados. Pero aunasí, somos llamados a compartir lacomunión del Hijo de Dios, Jesucristo

/ A G U A S V I V A S104

nuestro Señor. Esta comunión de suHijo, mencionada en el versículo yacitado, significa simplemente que elHijo comparte al Padre con nosotros.El Padre es exclusivamente del Hijopor toda la eternidad. Él es el Hijounigénito; es el único que tiene dere-cho a la comunión con el Padre y decompartir todo lo que pertenece alPadre. Todo lo que el Padre posee, elHijo también lo posee, y todo lo quepertenece al Hijo es también propie-dad del Padre; mas, gracias a Dios,hoy él nos ha llamado a la comunióncon su Hijo.

El Hijo desea compartir al Padrecon nosotros, así como todo lo que elPadre es. Es por esa razón que Diosnos bendice con toda clase de bendi-ción espiritual en las regiones celes-

tiales en Cristo. Nuestra comunióncon el Padre es a través del Hijo y, amedida que tenemos comunión conel Padre, tenemos también comunióncon el Hijo. Hoy, por lo tanto, noso-tros estamos disfrutando de la comu-nión con el Padre y con el Hijo. ¡Esees nuestro llamamiento! ¡A esa comu-nión hemos sido llamados!

¿Pero cómo vino esa comunión ahacerse realidad? Dios tuvo que ha-cer alguna cosa a fin de que su comu-nión con el Hijo pudiera extendersetambién a nosotros. La comunión tie-ne un precio muy alto. A Dios le cos-tó muy caro darnos acceso a esa co-munión. En verdad, él tuvo que dar asu propio Hijo, para que pudiésemosser llamados a esa comunión.

«Porque el que santifica y los que sonsantificados, de uno son todos» (He-breos 2:11). Aquel que santifica es elSeñor, los que son santificados somosnosotros, y todos somos uno. ¿Cómovino a existir esa unidad? Aquel quesantifica es el Hijo de Dios, y los queson santificados son los seres huma-nos caídos. Nosotros no somos unos.¿Cómo es posible, entonces, que en laBiblia esté escrito: «…el que santifica ylos que son santificados, de uno son to-dos»?

«Así que, por cuanto los hijos parti-ciparon de carne y sangre, él tambiénparticipó de lo mismo, para destruir pormedio de la muerte al que tenía el impe-rio de la muerte, esto es, al diablo, y li-brar a todos los que por el temor de lamuerte estaban durante toda la vida suje-tos a servidumbre» (Heb. 2:14-15). No-sotros, sus hijos, tenemos participa-ción común de carne y sangre. La ex-presión participación común usada en

A G U A S V I V A S / 105

Hebreos 2:14 es la traducción de lapalabra griega koinoneo, la cual signi-fica compartir en común.

Nosotros nacemos de carne y desangre, bajo la esclavitud del pecado,y en eso estamos todos incluidos. Esnuestra koinonía. Porque nosotros te-nemos participación en carne y san-gre, también nuestro Señor Jesús par-ticipó de lo mismo. A fin de salvarnosy llevarnos a ser uno con él, él necesi-tó revestirse de carne y sangre.

Sin embargo, la palabra «partici-pó» que aparece en este versículo refi-riéndose a la persona de nuestro Se-ñor Jesús no es, en el original griego,la misma palabra koinoneo usada parareferirse a los hijos al inicio de He-breos 2:14, la cual significa compartiren común. La palabra participó corres-ponde allí a la expresión metecho, enel original, y significa que nuestro Se-ñor tomó sobre sí algo que era exter-no a él mismo. Él no era originalmen-te carne y sangre como nosotros so-mos, mas él, deliberadamente, tomósobre sí algo que no era parte de loque él era, y lo hizo suyo. Él se hizopartícipe de carne y sangre. Dios ha-bitó en carne y, en su encarnación, élse identificó a sí mismo con nosotros,que tenemos participación común decarne y sangre. Este fue el primer pa-so.

El Señor, en primer lugar, se i-dentificó a sí mismo con nosotros,que somos de carne y sangre, y ha-biéndose hecho hombre, se humillóa sí mismo y fue obediente a Dios. Élmurió en la cruz en nuestro lugar,tomando sobre sí mismo todos nues-tros pecados, para que nosotros pu-diésemos ser libertados de la muer-

te. Después de eso, en su resurrec-ción, él liberó su propia vida paranosotros; él dio su vida a todos a-quellos que en él creen. De ese mo-do, hemos sido hechos uno con él. Esdecir, él se identificó a sí mismo connosotros en su muerte y resurrec-ción. Su muerte es nuestra muerte ala vieja creación, y su resurrección esnuestra resurrección. Somos resuci-tados en novedad de vida y somoshechos uno con él.

Hermanos, el traernos a la comu-nión con su Hijo, le costó a Dios unprecio muy alto. Y la primera cosaque podemos constatar es que esa co-munión, de la cual Dios nos hizo par-ticipantes, no es algo externo; al con-trario, es una realidad interior. Es u-na cuestión de vida. Esta comuniónse basa en la vida que él nos ha con-cedido a cada uno de nosotros, y por-que tenemos esa vida es que tenemosparticipación en esta comunión de suHijo con el Padre.

Los principios de la comunión¿Qué es la comunión? La comu-

nión está basada en la vida; es la co-munión de la vida, el compartir de lavida. Todo aquello que no sea vida,que no consista en el compartir deCristo, no puede ser considerado co-mo comunión.

Hoy en día, solemos pensar en lacomunión como si fuese algo mera-mente exterior. Del mismo modo,pensamos que la iglesia es sólo algoexterior, una organización externa.Pero la iglesia es algo formado poraquellos que fueron llamados haciaafuera, y fueron reunidos a fin deque formasen una comunión viva, a

/ A G U A S V I V A S106

compartir a Cristo, a manifestar jun-tos a Cristo.

A veces, nosotros decimos: ‘Va-mos a tener algunos momentos de co-munión’. Entonces, nos quedamos untiempo aparte con nuestro hermano.Sin embargo, ¿qué hacemos duranteel tiempo de esa ‘comunión’? Com-partimos nuestros problemas. ¿Seráeso la comunión? Cuanta más comu-nión de ese tipo tenemos, más depri-midos quedamos.

Muchas veces hacemos algo peorque eso. Nos proponemos estar jun-tos y tener comunión, y usamos esetiempo para hablar sobre política, so-bre problemas sociales y cosas seme-jantes. ¿Será eso la comunión? ¡Deninguna manera! Eso es relaciona-miento social.

Otras veces, durante el tiempo enque queremos tener comunión, inten-tamos transmitir unos a otros variasenseñanzas o doctrinas sobre el SeñorJesús, y discutir sobre diferentes in-terpretaciones de las verdades de laEscritura. De nuevo, tenemos quepreguntarnos: ¿Será eso la comu-nión? Es posible que sí, pero sólo siCristo está siendo compartido. La-mentablemente, sin embargo, aquelloque nosotros llamamos comunión es,en la mayoría de las veces, simple-mente una ocasión en que nos reuni-

mos para transmitir unos a otros elconocimiento que hemos acumuladoen nuestras mentes.

Es posible que tú seas una de a-quellas personas muy inteligentes,que poseen una mente analítica, ca-paz de pensar con mucha claridad,de modo profundo y penetrante. En-tonces piensas que has logrado veren la Biblia alguna cosa que las otraspersonas aún no han visto, y luegoles compartes tu descubrimiento. Túcompartiste con los demás algo queestaba en tu mente, ¿pero dónde estáCristo en eso? Después de habercompartido tu conocimiento con losdemás, es posible que ellos hayancrecido en conocimiento, mas la vidade ellos no habrá crecido ni siquieraun milímetro. ¿Podemos llamar co-munión a esto?

Verdadera comunión es compartirde Cristo, es compartir vida. Todoaquello que no es vida, no es comu-nión. Por esta razón, comenzamos aentender cuán importante es que ten-gamos comunión con el Padre y conel Hijo. En otras palabras, eso signifi-ca que nuestra comunión unos conotros es directamente proporcional anuestra comunión con el Padre y conel Hijo. No puedes tener una comu-nión ininterrumpida con tus herma-nos sin tener, al mismo tiempo, una

La comunión está basada en la vida; es la comuniónde la vida, el compartir de la vida. Todo aquello

que no sea vida, que no consista en el compartir deCristo, no puede ser considerado como comunión.

A G U A S V I V A S / 107

comunión continua con el Padre ycon el Hijo. ¡Es imposible!

Y no sólo eso, sino que el gradode profundidad de tu comunión, lamedida de tu compartir con tus her-manos, es determinada por la pro-fundidad de comunión que tienescon el Padre y con el Hijo. La medidade tu comunión con los hermanos esexactamente la misma medida de co-nocimiento que tienes del Padre y delHijo, o, para expresarlo de un modomás exacto, es la medida que reflejacuánto has experimentado tú del Pa-dre y del Hijo. Nada más ni menosque eso. Así, descubrimos que hay unprincipio, un orden, que caracterizala verdadera comunión.

Me gustaría, por tanto, enfatizarque tenemos comunión, koinonía, par-ticipación común, ¡porque tenemosalgo en común! Y lo que tenemos encomún es la vida de Cristo. Por tanto,cuando tenemos comunión, nuestracomunión es en vida; por esa razón,la verdadera comunión es algo queincluye a todos aquellos que formanparte del pueblo de Dios. Todos a-quellos que poseen la vida de Cristo,están en esta comunión.

Sin embargo, hoy en día, nosotrosllamamos ‘comunión’ a las más varia-das actividades en que participan doso más personas. Pero esto no es co-rrecto según las Escrituras, porque enverdad sólo existe una comunión – lacomunión del Padre y del Hijo en elEspíritu; la comunión de nuestro Se-ñor Jesucristo, el Hijo de Dios; la co-munión de los apóstoles. En Hechos2:42, está escrito que los cristianos«perseveraban en la enseñanza y en lacomunión de los apóstoles» 1. La comu-

nión de los apóstoles es la comuniónde Jesucristo, el Hijo de Dios. Por tan-to, la comunión de los apóstoles, quese extiende hasta nuestros días ytambién nos incluye, es el compartirde la persona de Cristo con nosotros.Esta es la única comunión.

Hay solamente una comunión entodo el universo, y este hecho traeconsigo una aplicación práctica – No-sotros debemos recibir a todos aque-llos que tienen en sí mismos la vidadel Señor Jesús. No debemos ser ex-clusivistas. Si excluimos a cualquierpersona que tiene la vida del SeñorJesús, nosotros nos volvemos unasecta, un partido, una división. Y esodesagrada al Señor, porque su comu-nión los incluye a todos, recibe a to-dos los que conocen al Padre y alHijo, todos los que poseen en sí mis-mos la vida de Dios en Cristo Jesús.

Por otra parte, esta comunión estambién extremadamente exclusiva.Todo lo que no tiene vida, sea unapersona o una actividad, no importacuán buena sea esa persona ni cuánsaludable sea la actividad, si no tienevida, no está incluida en la comu-nión. No puedes incluir a una perso-na determinada en la comunión sólopor el hecho de ser buena, por tenerun buen carácter, una buena posiciónsocial o un buen nombre a los ojosdel mundo. ¡No, de ninguna manera!No puedes hacer eso, porque la co-munión es algo que se basa en lavida. Por eso mismo, Nicodemo teníaque nacer de nuevo, a fin de podertener parte en la comunión. Y noso-

1 Traducción de la versión de la Biblia en inglésde Darby.

/ A G U A S V I V A S108

tros, gracias a Dios, nacimos de nue-vo y estamos en esta comunión.

No es posible, sea del modo quesea, ser incluido en esta comunión; espreciso haber nacido en ella. Llegar aser un miembro participante de estacomunión no es algo que pueda serefectuado en la tierra. El libro en elcual están inscritos los miembros deesta comunión no se encuentra aquíen la tierra, ni aun dentro de un co-fre. El libro de la vida está en el cielo,y es allí donde están inscritos nues-tros nombres. Todo aquel que cree enel Señor Jesucristo, todo aquel quetiene al Hijo, tiene vida eterna y per-tenece a esta comunión. Nosotros te-nemos algo en común – Dios compar-tió a su Hijo con nosotros, su propiavida, y nosotros tenemos comunióncon el Padre, con el Hijo, y los unoscon los otros.

La comunión no es algo basadoen la luz que poseemos; la comuniónse basa en la vida. Al hablar de luz,me refiero al conocimiento que poda-mos tener con respecto a la palabrade Dios. Nosotros creemos en la pala-bra de Dios, creemos íntegramente entodo lo que en ella está escrito. Sinembargo, no podemos negar que haymuchas interpretaciones diferentes.Algunas personas alegan tener luzacerca de una determinada porción

de las Escrituras. Y surge entoncesotro grupo de personas que tambiénjuzga tener luz sobre aquel mismopasaje de las Escrituras. Por desgra-cia, existen entre el pueblo de Diosaquellos que tienen luz diferente,¡como si ello fuese posible!

En verdad, yo no sé si debemosllamar a eso luz o tinieblas, pues esaspersonas afirman tener luz sobre lapalabra de Dios, pero a causa de susdiferencias de interpretación, elloscausan división entre el pueblo deDios. Y dicen: ‘Si tú no crees en miinterpretación de una determinadaparte de las Escrituras, entonces estásexcluido’. Es preciso recordar, sinembargo, que es posible que tú ten-gas más o menos luz acerca de un pa-saje dado de las Escrituras, o tengasuna interpretación diferente; pero sinosotros tenemos el mismo Cristo,entonces tenemos comunión el unocon el otro.

Ninguna diferencia puede interfe-rir en nuestra comunión, pues nues-tra comunión se basa en la vida. Gra-cias a Dios, nuestra comunión no estáfundada en la luz que tenemos, no sebasa en cuánto conocemos de las Es-crituras, sino que se basa en la vidade Cristo que hemos recibido porgracia a través de la fe. De este modotenemos comunión unos con otros.

(Continuará)

* * *Variando la envoltura

Hace algunos años vi el anuncio de un producto que decía: “Nopudimos mejorar nuestro producto, así que mejoramos la caja.”Esto es lo que yo sugiero para comunicar el evangelio. No adulteresel mensaje, pero varía la envoltura con la que lo presentas.

Howard G. Hendricks, en Dilo con amor

A G U A S V I V A S / 109

Breve introducción aldiscernimiento del conflicto

de paradigmas (6)

Gino IafrancescoColombia

APOLOGETICA

Quizá sea necesario, para ma-yor claridad de algunos denuestros lectores, ampliar un

poquito más lo relativo al conflicto deparadigmas en el área de la biblio-

logía; especialmente en el campo dela Alta Crítica del Pentateuco. Los crí-ticos modernistas liberales acostum-bran negar la autoría mosaica delPentateuco, colocando su aparición

/ A G U A S V I V A S110

en tiempos tardíos, y a partir de va-rios documentos inconexos [JEPD]; locual ha dado en llamarse «hipótesisdocumentaria», aunque en verdaddebiéramos llamarles en plural docu-mentarias, por el altísimo número deconjeturas mutuamente excluyentes.Pero lo más delicado de la gran ma-yoría de ellas es que contradicen a Je-sucristo y a las mismas claras decla-raciones inspiradas de las SagradasEscrituras. Tales conjeturas documen-tarias son, pues, apóstatas abierta-mente. El más connotado crítico enestos respectos, la montaña más altade la cordillera modernista liberal, hasido, sin lugar a dudas, Julius Well-hausen, que perdió la fe en su juven-tud en el mismo seminario.

El primer traspié de la mayoría deestos críticos ha sido su antisobrena-turalismo. Como si Dios mismo nopudiese ser sobrenatural. Tal tipo decrítica surgió en la época del deísmo,cuya tintura era precisamente esa, ex-pulsar a Dios del circuito de la natu-raleza. Al respecto valdría la penaleer la obra de C. S. Lewis, titulada«Milagros», el mismo título de la deRudolph Bultmann ya dentro delcampo de la pretendida desmitolo-gización. Pero un Dios sin milagros y

sin intervención directa y soberanaen la naturaleza y en la historia, esesí que sería un verdadero mito. Apartir del antisobrenaturalismo, ydesechando por lo cual el milagro enla historia, se ha pretendido recons-truir la historia con nuevas conjeturasbasadas en las presuposiciones teóri-cas hegelianas. Wellhausen reconocíasus deudas con Vater y Hegel. Perohaciendo caso omiso, o desconocien-do los asertos de la arqueología, quesale siempre en defensa de la tradi-ción y contra el modernismo.

La arqueología dio, pues, el golpede gracia a las teorías wellhausianasque negaban la capacidad escritura-ria de los tiempos mosaicos. Buenoes, pues, leer a Wiseman, Sayce, Pe-trie, Langdom y otros historiadores yarqueólogos que demuestran con losmonumentos la antigüedad de la es-critura en tiempos premosaicos pa-triarcales e incluso antediluvianos.

Si se comprende, lo cual es muyfácil, que los antiguos documentospatriarcales y mosaicos tuvieron va-rias ediciones en los mismos tiemposde Moisés, Josué, Samuel, los cronis-tas inspirados de la monarquía, Jere-mías y Esdras, y que tales edicionesde los Textos arcaicos pusieron enciertas ocasiones al día tales Textospara mejor comprensión de sus lecto-res contemporáneos, podrá verse queno se puede datar el Texto arcaicocompleto en base a su última actuali-zación, como hacen los modernistas,en contravía de las evidencias ar-queológicas. Basta leer las demostra-ciones de Yahuda, mostrando la co-rrespondencia del Pentateuco con suambiente sinaítico y egipcio de flora,

Un Dios sin milagros y sinintervención directa y so-berana en la naturaleza yen la historia, ese sí quesería un verdadero mito.

A G U A S V I V A S / 111

fauna y cultura, para ver lo ridículode querer fecharlo en datas posterio-res. Lo mismo hace, al respecto de lafilología, Robert Dick Wilson, una delas mayores autoridades universalesen lenguas antiguas. Véase, por ejem-plo, su obra «Una investigación cientí-fica del Antiguo Testamento».

Igualmente, los modernistas acos-tumbran referirse a hipotéticas repe-ticiones que demostrarían varios do-cumentos tardíos como fuentes. Perotales supuestas repeticiones y dupli-caciones han sido muy bien estudia-das y refutadas suficientemente, unapor una, por variada serie de estudio-sos. Véanse, por ejemplo, las respues-tas, caso por caso, de Ch. Aalders,profesor de la Universidad Libre deAmsterdam, en su obra «Una cortaintroducción al Antiguo Testamento».También el profesor de Princeton yWestminster, Oswald T. Allis, ha tra-tado tales asuntos con mucha solven-cia en obras tales como «Los cinco li-bros de Moisés» y otras.

El asunto del variado uso de dife-rentes nombres divinos ha sido temaconstante de la escuela conservadoraalemana de Hengstemberg. Véase,por ejemplo, la disertación de este úl-

timo al respecto de los nombres divi-nos, en sus Disertaciones sobre lagenuinidad del Pentateuco. Igualmente,el pretendido alegato modernista delsupuesto silencio de los profetas acer-ca de la Ley, ha sido refutado tam-bién por la escuela de Hengstemberg.Véanse sus trabajos demostrativos,por ejemplo, acerca de las Trazas delPentateuco en Oseas, Amós, Reyes...etc., o los trabajos de William HenryGreen en Moisés y los profetas. Estosautores no han sido refutados. Talesson sus evidencias.

Mucho más podría decirse al res-pecto, con el respaldo de la erudiciónconservadora. Basta un poco de bue-na voluntad para acceder a estas evi-dencias. Pero al mismo tiempo, «nohay peor ciego que aquel que noquiere ver». Por eso repiten los ciegoslos argumentos ha tiempo refutadospor los conservadores; argumentosapóstatas que aparecen repetitiva-mente de nuevo en la boca de la malavoluntad de los críticos modernistasliberales. Como si ignorando las evi-dencias y la arqueología pudiesen se-pultar la luz. Pero basta una pequeñacandela para desgarrar el tétrico corode la oscuridad.

* * *Profetas

Los que testificamos y proclamamos el evangelio no debemospensar que somos agentes de relaciones públicas enviados paraestablecer una buena relación entre Cristo y el mundo. No debe-mos imaginarnos que hemos sido llamados para hacer que Cristoresulte aceptable en las altas esferas de negocios, en la prensa, enla educación moderna y en el mundo del deporte.

No somos diplomáticos, sino profetas, y nuestro mensaje no esuna transacción, sino un ultimátum.

A. W. Tozer, en Manantiales de lo alto

/ A G U A S V I V A S112

Elaporte del

APOLOGETICA

Rubén Chacón

Diálogos entre Teologíay Filosofía.

existencialismo

Para comenzar esta serie, citare-mos los pensamientos de unode los más destacados teólogos

del siglo pasado: Paul Tillich1. Los

conceptos aquí recogidos están toma-dos de su obra «Teología Sistemática»,que se terminó de publicar al españolen 1984 por Ediciones Sígueme.

1. Doctor en filosofía (Breslau 1910) y licenciado en teología (Halle 1912). Murió en 1965.

A G U A S V I V A S / 113

El mensaje cristiano«El cristianismo afirma que Jesús

es el Cristo. El término «el Cristo» in-dica, por acusado contraste, la situa-ción existencial del hombre, ya que elCristo, el Mesías, es aquel de quien sesupone que ha de traer el «nuevoeón», la regeneración universal, lanueva realidad. Esta nueva realidadpresupone una vieja realidad que, se-gún las descripciones proféticas yapocalípticas, es el estado de aliena-ción del hombre y de su mundo conrespecto a Dios. El mundo alienadoestá regido por las estructuras delmal, simbolizadas por los poderesdemoníacos. Tales poderes gobiernanlas almas individuales, las naciones eincluso la naturaleza, y generan to-das las formas de la congoja. Es de laincumbencia del Mesías conquistar-los y establecer una nueva realidadde la que estén excluidos los poderesdemoníacos y las estructuras de des-trucción».

La filosofía confirma el estado «caí-do» del hombre

El punto a considerar aquí es si laverdad bíblica con respecto a la con-dición del hombre y del mundo –con-dición alienada2 (o «caída»), como lallama Tillich– puede ser confirmadapor la filosofía, más allá de la afirma-ción bíblica. En otras palabras, si lafilosofía da cuenta de la existencia yrealidad del «viejo eón o siglo». ParaTillich, la respuesta es afirmativa. Enefecto, partiendo por la filosofíaplatónica –y aun desde antes– y pa-sando por todos los existencialistas,

la filosofía ha dado cuenta de la trá-gica condición humana.

«La existencia, según Platón, es elreino de la mera opinión, del error ydel mal. No posee una auténtica rea-lidad. El verdadero ser es el ser esen-cial, que está situado en el reino delas ideas eternas, es decir, de lasesencias. Para llegar al ser esencial, elhombre tiene que elevarse por enci-ma de la existencia. Tiene que retor-nar al reino de las esencias, desde elcual cayó en la existencia. De estemodo, la existencia del hombre, suestar fuera de la potencialidad, se en-tiende como una caída desde aquelloque el hombre es en su esencia».

Los existencialistas, por su parte,en su ataque a Hegel –quien creíaque el hombre se había reconciliadocon su verdadero ser–, postulan que«la reconciliación del hombre con suverdadero ser es objeto de conjeturasy de esperanza, pero no es una reali-dad. El mundo no está reconciliadoconsigo mismo, ni en lo individual –como lo demuestra Kierkegaard–, nien lo social –como lo demuestra

2. Alienada o enajenada. «Fuera de sí». Inautén-tica.

Partiendo por la filosofíaplatónica –y aun desde

antes– y pasando por to-dos los existencialistas, lafilosofía ha dado cuentade la trágica condición

humana

/ A G U A S V I V A S114

Marx–, ni en la vida –como lo de-muestran Schopenhauer y Nietzche.La existencia es alienación y no re-conciliación; es deshumanización yno expresión de la humanidad esen-cial». Todos los existencialistas (Pas-cal, Marcel, Dostoiewski, Sartre, Hei-degger, Jaspers, etc.), coinciden enesta descripción de la condición hu-mana.

Según Tillich, el existencialismoal haber analizado el «viejo eón», esdecir, la condición de la naturalezahumana caída, «es el aliado naturaldel cristianismo» en tal análisis3. Porúltimo, «esta ayuda positiva», agregaTillich, «no la ha prestado únicamen-te la filosofía existencial sino tambiénla psicología analítica, la literatura, lapoesía, el drama y el arte».

«La alienación no es un términobíblico», continúa Tillich, «pero estáimplícita en numerosas descripcionesbíblicas de la condición humana. Estáimplícita en los símbolos de la expul-sión del paraíso, en la hostilidad quereina entre el hombre y la naturaleza,en el odio mortal que enfrenta a unhermano contra otro hermano, en laseparación que se abre entre las na-ciones debido a la confusión del len-guaje y en las constantes quejas delos profetas contra sus reyes y contrael pueblo que se vuelve hacia los dio-ses extranjeros. También está implíci-ta en las palabras con que Pablo afir-ma que el hombre corrompió la ima-gen de Dios convirtiéndola en la delos ídolos, en su descripción clásicadel «hombre contra sí mismo» y en

su visión de la hostilidad que sienteel hombre contra el hombre comofruto de sus deseos pervertidos. Entodas estas interpretaciones de lacondición humana, se halla implícita-mente afirmada la alienación».

La vigencia del término «pecado»Con todo, agrega Tillich, el térmi-

no «alienación» no puede sustituir alvocablo «pecado». ¿Por qué? Porquela palabra «pecado» «expresa preci-samente aquello que el término «alie-nación» no connota, es decir, el actopersonal de separarse de aquello a loque uno pertenece. El «pecado» ex-presa con el máximo vigor el carácterpersonal de la alienación, frente al as-pecto trágico de la misma. Expresa lalibertad y la culpa personales, encontraposición a la culpa trágica y aldestino universal de la alienación».

3. Aunque no lo es necesariamente en las propues-tas de superación de la existencia alienada.

A G U A S V I V A S / 115

«La condición del hombre es la alie-nación, pero esta alienación suya especado». No obstante, Tillich, abogapor el uso del término «pecado» des-pués de su reinterpretación religiosa.¿Por qué? Porque «el uso que se hadado a este término lo ha despojadocasi por completo de su genuino sen-tido bíblico. Pablo solía hablar de ‘pe-cado’, en singular y sin artículo. Loconcebía como un poder cuasi-perso-nal que regía este mundo. Pero en las

iglesias cristianas, tanto en la católicacomo en las protestantes, ha prevale-cido el uso de este término en plural,y los ‘pecados’ han pasado a ser sim-ples desviaciones de las leyes mora-les». El problema radica en que estasignificación guarda escasa afinidadcon el ‘pecado’ entendido como el es-tado de alienación con respecto aaquello a lo que pertenecemos: Dios,uno mismo y nuestro mundo.

(Continuará)

* * *En la torre del vigía

Que la bendita esperanza de la venida de Cristo nos mantengasiempre en la torre del vigía; vigilando, ansiando por ella y apresu-rándola. ¡Quisiera que considerásemos nuestra responsabilidad paracon Cristo, el cual, el día de su regreso, juzgará el secreto de todoslos corazones! Entonces cada uno será llamado a rendir cuentas desu mayordomía – rendición de cuentas no solamente de los donesde entendimiento y realidad, sino de la ocupación diaria, y de todoslos minutos del día.

Robert C. Chapman, en À Maturidade, Nº 23.

Cristo, el centroLos antiguos usaban este refrán: “Todos los caminos conducen a

Roma”. Así podemos decir de la Santa Escritura: “Cada texto nosseñala a Cristo”. Si somos bastante avisados para verlo, hallare-mos un hilo escarlata que empezando en el Génesis, corre a travésde todo el Libro hasta que acaba en la Revelación. Algunos ha di-cho, “que la Biblia, como nuestro cuerpo, donde quiera se la pinchamana sangre, pero es la bendita sangre de Jesús, para limpiarnosde todo pecado”.

Samuel Vila, Enciclopedia de anécdotas

Muy simpleUn día, caminando por el recinto universitario, un profesor del

seminario se encontró con un guardia que estaba leyendo la Bibliadurante la hora del almuerzo. El profesor le preguntó qué estabaleyendo. “Apocalipsis”, dijo el guardia. “Estoy seguro de que ustedno entiende lo que este libro quiere decir”, dijo el profesor de ma-nera condescendiente. “De hecho, sí”, respondió el guardia. “Signi-fica que Jesús gana”.

JS, en Nuestro Pan Diario, 2008 (adaptado)

/ A G U A S V I V A S116

123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789

JOYAS DE INSPIRACION

Amados, nuestro gran privilegio es vivir en un mundo sin provi-sión. Este es nuestro sello distintivo y nuestro fuero cristiano. Cuan-do Dios repartió la tierra de Canaán entre las tribus de Israel, élhizo una excepción con la tribu de Leví, a quienes dijo: "De la tierrade ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte"; asignan-do como su razón: "Yo soy tu parte y tu heredad".

La enseñanza del evangelio acerca de esto es obvia y significa-tiva. Como verdadero sacerdocio del Señor, para nosotros, estemundo no es nuestra porción, ni es la tierra nuestro apoyo. Debióhaber requerido alguna dolorosa disciplina, y no poca medida defe, por parte del levita devoto, cuando él miró fijamente los pradosfecundos, las llanuras regadas, y las colinas vestidas de vides de laTierra Prometida, antes de decidir abandonarlo todo por Aquel quees invisible – y requiere no poca enseñanza y disciplina de nuestroDios, y no poca fe de nuestra parte, antes de ser llevados a dejar elmundo, lo creado, nuestro ego, todo, por Cristo, satisfechos consólo tener al Señor como nuestra Porción, y sólo el cielo comonuestra herencia.

¡Oh, qué Porción es Dios! ¡Todo lo que él es y todo lo que éltiene es nuestro! Cada atributo de su ser está sobre nosotros, cadaperfección de su naturaleza nos rodea, cada pulso de su corazónlate por nosotros, cada mirada de sus ojos sonríe sobre nosotros.Nosotros moramos en Dios, y Dios mora en nosotros. No es la cria-tura nuestra porción, sino el Señor de los ángeles y el Creador delos hombres. ¡Porción infinita! ¡Poder sin límites! ¡Gracia inmensu-rable! ¡Amor ilimitado! ¡Bien todo satisfactorio! ¡Todo, todo es nues-tro!

¡Y qué Porción, oh alma mía, es Cristo! Un Cristo divino, unCristo redentor, un Cristo pleno, un Cristo compasivo, siempre pre-sente, siempre precioso, siempre amoroso.

¡Creyente en Jesús! Aprovecha al máximo tu porción. Es abso-lutamente suficiente para todas tus necesidades. Posiblemente Dioste ha hecho pobre en este mundo, para que puedas ser rico en la fey un heredero de ese reino de gloria. Espera en el Señor, espera enla adversidad, espera en la prueba, en esperanza contra esperan-za, porque Dios en Cristo es tu Porción presente y eterna. "Mi por-ción es el Señor, dijo mi alma; por tanto, en él ESPERARÉ".

Octavius Winslow (1808-1878)

Cristo, mi porción

A G U A S V I V A S / 117

inusual

HISTORIAS VERDADERAS

Harry Foster

A menudo, Dios nos envía sus mensajeros y nosotros no lostomamos en serio.

mensajeroUn

El circo había llegado recién asu nuevo emplazamiento enlas afueras de un pueblo da-

nés. La gran tienda fue alzada, la pis-ta estaba lista y toda la compañía sevistió de gala para el desfile de invi-

tación a los lugareños a la primerafunción de esa noche. De pronto, al-guien empezó a gritar: «¡Fuego! ¡Fue-go!». Era verdad. Ya el fuego empe-zaba a extenderse entre los carros yamenazaba destruirlo todo. Luego,

/ A G U A S V I V A S118

las llamas podrían descender a travésde los campos de maíz cercanos y lle-gar hasta el pueblo mismo.

Era un momento terrible, y el di-rector de pista comprendió de inme-diato que necesitaría la ayuda de to-dos los lugareños para sofocar el si-niestro a tiempo. Se necesitaban hom-bres, mujeres y aun niños para llevarcubos de agua y apagar las llamas.Alguien tenía que correr al pueblo asolicitar ayuda. ¿Pero quién podríair? El hombre forzudo estaba cuidan-do los elefantes; el domador de leo-

nes tenía que ver a sus propias fieras;los ayudantes estaban atareados ensalvar a los caballos, de modo queninguno de ellos podía ir. El únicoque parecía estar disponible era elpayaso, ya vestido para el desfile.

«¡Corre rápido al pueblo», gritó eldirector, «y diles que necesitamosayuda en seguida para salvar el circoy también sus propias casas!». Asíque él corrió, con su cómico sombre-ro, su nariz roja y sus grandes zapa-tos, e irrumpió en la calle del pueblogritando: «¡Fuego! ¡Fuego!».

Por supuesto, los lugareños salie-ron al sonido de su fuerte voz, peroal ver su inusual apariencia, todos sereían. Él intentaba decirles que no eraun chiste, sino que se trataba de algomuy serio, pero cuanto más hablaba,más se reían. Para ellos era sólo untruco propagandístico; su intenciónera hacerles subir y ver el circo. Ellosadmiraron su habilidad, pero nadiehizo el menor esfuerzo por moverse.

El payaso les imploraba que sedieran prisa antes de que sus propiascasas fueran consumidas, pero sucara y su ropa eran tan raras que

El payaso les implorabaque se dieran prisa antesde que sus propias casasfueran consumidas, perosu cara y su ropa eran

tan raras que cuanto másrogaba, más reían.

A G U A S V I V A S / 119

cuanto más rogaba, más reían. Las lá-grimas descendían por su cara pinta-da cuando apelaba primero a unhombre y luego a otro. «¡Vengan con-migo, vengan rápido, o será demasia-do tarde!». Pero ¡ay!, ellos sólo pensa-ban que era una muy buena actua-ción. Todo esto había tomado tiempo,mucho tiempo en realidad, y ahora eldirector miraba desolado cómo lasllamas tomaban posesión de todo. Elfuego bajó rabioso la ladera, cogió lasprimeras casas de madera del pueblo,y luego avanzó de casa en casa hastaque el lugar entero fue pasto de lasllamas.

¡Demasiado tarde! Ahora, la gentecomprendió que el payaso había ha-blado en serio, y tuvieron que correrpor sus vidas, dejando que sus casasy todas sus posesiones fuesen des-truidas por el siniestro. ¡Si sólo hu-bieran tomado la advertencia en se-rio! Pero el mensajero parecía tan có-mico que ellos no creyeron que habíaun peligro real hasta que fue dema-siado tarde.

Por supuesto, ellos culparon de lacalamidad al circo. «¿Por qué no vinoel director?», razonaron. «Habríamoscreído si él hubiese venido, o si hu-biera enviado un mensajero más a-propiado, el domador, o un trapecis-ta. Cualquiera menos el payaso». Laverdad era, por supuesto, que el pa-yaso era el único disponible, y que élhabía hecho lo sumo para convencer-los. Si sólo se hubieran molestado enaveriguar si la advertencia era cierta,entonces podrían haber ido a apagarel fuego mientras aún era tiempo.

A menudo, Dios nos envía susmensajeros y nosotros no los toma-mos en serio. Quizás no son los mejo-res anunciadores, pero tal vez seanlos únicos a quienes él puede enviar.Lo triste será si pensamos que sólo esuna broma en vez de comprenderque el asunto es realmente grave. Po-demos sufrir una pérdida grande yduradera si no atendemos a la llama-da del Evangelio: «¿Cómo escaparemosnosotros, si descuidamos una salvacióntan grande?» (Hebreos 2:3).

* * *Verdadera espiritualidad

En una ocasión se me habló de una hermana en Cristo que eratan quieta y suave en sus modales que la calificaban de ser “muyespiritual”. Yo le pregunté a mi informante: “¿Con quién es espiri-tual?”. La respuesta fue: “Los que pueden llegar a notas tan altasen el canto encuentran a muy pocos que puedan acompañarles”.

¡Era tan espiritual que nadie podía ser su compañía espiritual!Tales personas pueden servir para fines de “promoción”, pero noson útiles para edificar una iglesia. La clase de creyentes que serequiere para edificar una iglesia son aquellos que pueden aceptara un hermano detrás, otro delante; uno debajo, y otro encima, yaun, con todo, permanecer espirituales. Dios no sólo planificó undespliegue de piedras preciosas; él quiere un edificio.”

Watchman Nee, en Aguas refrescantes

/ A G U A S V I V A S120

123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789123456789012345678901234567890121234567890123456789012345678901212345678901234567891234567890123456789012345678901212345678901234567890123456789012123456789012345678912345678901234567890123456789012123456789012345678901234567890121234567890123456789

CARTAS

Por razones de espacio, las cartas son resumidas.

Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

Equipo RedactorEliseo Apablaza, Roberto SáezGonzalo Sepúlveda, Rodrigo AbarcaRubén Chacón, Marcelo Díaz

Colaboradores invitadosStephen Kaung, Dana CongdonGino Iafrancesco

Diseño y distribuciónMario Contreras / Fono (45) 343429Temuco, Región de la Araucanía (Chile)E-mail: [email protected]

Contacto en USA y MéxicoDavid Calvo / Fono (956) 432-3752P. O. Box 2632, McAllen, TX 78502 USAE-mail: [email protected]

TesorosConstantemente les recuerdo en mis

oraciones. Ya les comenté cómo nos tra-jo bendición lo que nos han compartidoa través de su página. Actualmenteestamos viviendo días de gloria. En mipaís está ocurriendo un mover delEspíritu que nos está llevando adisfrutar plenamente de nuestra calidadde hijos de Dios y coherederos en Cris-to Jesús. Hemos visitado a otroshermanos en la ciudad de San LuisPotosí, a quienes regalé una copia de“La buena tierra” y están interesadosen que les comparta más de los tesorosque he aprendido tomado de la manodel ministerio de Aguas Vivas. Que lagracia y el amor de nuestro SeñorJesucristo permanezcan siempre enustedes.

Raymundo Gómez Zavala.Nueva Rosita, Coahuila (México).

GraciasTengo las revistas como del año 2002

en adelante, hasta 2008. Para mí hasido de mucha edificación cada una delas publicaciones. Doy gracias al Señor

por el servicio que ustedes realizan. Séque cada uno de los que tienen labendición de leer la revista es bendecidopor el Señor como yo lo he sido.

Sandra Soto, Lo Espejo, Santiago (Chile).

PeticiónHa sido un gran placer conocerles por

Internet y revistas; pero sería aunmejor tener la oportunidad de conocer-nos cara a cara. Quisiera pedirles el granfavor de avisarme si tienen planes devisitar los EE.UU. Me gustaría muchotener comunión con ustedes, y tener elprivi legio de presentarles a loshermanos aquí en Richmond.

Maury Bareford. Richmond, Virginia (USA).

LaodiceaHe tenido el placer de leer “Laodicea”,

en su revista a través de Internet. Lahe de aplicar en un futuro breve en unade mis predicaciones en la iglesia. Es-pero no tengan objeción. Dios les ben-diga en su obra, y les permita llegar“hasta lo último de la tierra”.

Ernesto Müdespacher Martens.Querétaro (México).

aguas vivas, una revista para todo cristianoAño 10 · Nº 58 · Julio - Agosto 2009