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1 Teresa Urrea: Dios contra el gobierno Narrativa Histórica Tesis que para obtener el grado de Maestro en Ciencias Sociales Presenta Roberto Corella Barreda Especialidad en Métodos de Investigación Histórica Director de Tesis: Dr. William H. Beezley Lectores: Dr. Servando Ortoll Mtro. Mario Alberto Velásquez García Hermosillo, Sonora, 8 de noviembre de 2005

Corella, Roberto - Teresa Urrea (Dios Contra El Gobierno)

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  • 1

    Teresa Urrea: Dios contra el gobierno

    Narrativa Histrica

    Tesis que para obtener el grado de

    Maestro en Ciencias Sociales

    Presenta

    Roberto Corella Barreda

    Especialidad en Mtodos de Investigacin Histrica

    Director de Tesis: Dr. William H. Beezley Lectores: Dr. Servando Ortoll Mtro. Mario Alberto Velsquez Garca

    Hermosillo, Sonora, 8 de noviembre de 2005

  • 2

    Dedicatoria

    Paquita, Abril, Roberto Ulises: este

    esfuerzo va para ustedes, surgi por

    ustedes, creci con ustedes, mis

    grandes amores.

  • 3

    Agradecimientos

    A El Colegio de Sonora, por haberme permitido realizar mis estudios en sus

    prestigiadas aulas.

    Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa, por su invaluable apoyo

    econmico.

    A mi director de tesis, doctor William Beezley, al maestro Mario Velsquez, y

    muy en particular al doctor Servando Ortoll, por compartir tan generosamente

    su experiencia y conocimientos.

    Al personal y directivos de todos los archivos y hemerotecas visitados, donde

    siempre recib una excelente atencin.

    A tantas personas que entrevist, tanto en Clifton, Arizona, en Mxico, Distrito

    Federal y en Hermosillo, Sonora.

    A mis compaeros de generacin, por su solidaridad y porque siempre hicieron

    grata la estancia en El Colegio de Sonora. Agradezco muy en especial a Nohem

    Orozco por colaborar conmigo en la etapa final de este trabajo.

    A mi padre y hermanos, por su apoyo solidario.

  • 4

    ndice

    Introduccin 1

    Captulo I 15

    Los primeros aos

    Captulo II 49

    Viva el gran poder de Dios! Viva la santa de Cabora!

    Tomchic: la masacre que se pudo evitar

    Temsachic y Santo Toms

    Captulo III 82

    El asalto a la aduana de Nogales

    El asalto a El Pegis y Palomas

    Eplogo 115

    Despus de ti, por ti

    Conclusiones 131

    Glosario 137

    Archivos y Bibliografa 139

  • 5

    Teresa Urrea, Dios contra el gobierno Narrativa histrica

  • 6

  • 7

    Introduccin

    La razn de buscar nuevas formas literarias es, sin duda, la conciencia de que las formas antiguas son inadecuadas para los propsitos del autor.1

    Conocemos el mundo en el que vivimos slo en la medida en que nos lo

    prefiguramos y narramos.2 El postmodernismo o la narrativizacin de la

    historia, surge en oposicin al modernismo, movimiento rgido que le da todo

    el valor a la evidencia histrica y exige que se le sea fiel, sin la participacin

    interpretacin- del historiador. La historia, para ser considerada como tal, para

    ser un relato completo, tiene que tener una interpretacin, tiene que basarse en

    la narrativa.

    La historia es, pues, un acto creativo donde ciencia investigacin- y arte

    -creacin- se complementan. Hacer historia no es una actividad puramente

    cientfica, dado que la historia no se resume a un hecho inmvil: se mueve, se

    transforma conforme se transforma el presente y ste a su vez comienza a

    formar parte del pasado.

    La narrativa se impone, le da sentido y direccin al objeto de estudio. El

    arbitrario lenguaje es, a fin de cuentas, para los deconstruccionistas, el que hace

    posible que el acontecimiento exista. La narrativa desempea un papel

    fundamental en la historia deconstruccionista. Es ms importante que la

    evidencia, pues permite desentraarla para interpretarla. El hecho histrico, el

    acontecimiento, cobra vida a partir de que se narra. Antes? Qu hay antes?

    Vaco, imgenes que no cobran vida al no ser expresadas verbalmente. Se debe,

    entonces, encontrar una forma de expresin a fin de comunicar ese hecho, y

    elegir una forma arbitraria de comunicacin: el lenguaje, ese juego de signo-

    1 Peter Burke, "Historia de los acontecimientos y renacimiento de la narracin" en Formas de hacer historia, coordinado por Peter Burke, 287-305 (Madrid: Alianza Editorial, 1993), 294. 2 Alun Munslow, Deconstructing history (Londres: Routledge, 2001),134.

  • 8

    significante-significado, donde el signo es la serie de fonemas que utilizamos

    para formar un vocablo (una palabra), el significante es el referente (aquello que

    imagino), con base en mi experiencia, al nombrar ese vocablo, y significado, el

    valor que le da mi receptor a aquella idea. Luego entonces, hay tantas formas de

    interpretacin de un signo como lectores haya del mismo. Puede haber algo

    ms arbitrario que el lenguaje? Y, sin embargo, es ese conjunto de signos que

    tienen una significacin y se interpretan de diferentes maneras, el vehculo

    hasta hoy ms adecuado de comunicacin.

    Dice Peter Burke: "Siguiendo el modelo de los novelistas que cuentan sus

    relatos desde varios puntos de vista, habra la posibilidad de hacer ms

    inteligibles las guerras civiles y otros conflictos. Para hacer que 'las voces

    diversas y opuestas' de los muertos se oigan de nuevo, el historiador necesita,

    como el novelista, practicar la heteroglosia".3

    La historia parte de una evidencia, una traza, y requiere de una

    interpretacin. Qu se quiso decir con aquello? Por qu se conserv esa

    evidencia y no otra u otras? Fue esto casual o intencionado? Para los

    deconstruccionistas, nada es inocente; alguien, por alguna razn, de manera

    deliberada (culpable) la coloc ah a la espera de que fuera descubierta (o la

    ocult, pero no la destruy, por lo que seguramente esperaba lo mismo). No, no

    es inocente y por lo tanto debe ser interrogada y debe drsele una

    interpretacin a travs de la narrativa, ese arbitrario lenguaje.

    Burke asegura que muchos estudiosos piensan ahora que la

    historiografa ha quedado tambin empobrecida por el abandono de la

    narracin y ya se ha emprendido una bsqueda de nuevas formas de relato [...]

    apropiadas a las nuevas historias que los historiadores nos contaran.4 La

    historia que pretendo con Teresa Urrea es del tipo narrativo.

    En mi tesis Teresa Urrea, Dios contra el gobierno. Narrativa histrica,

    parto de la teora deconstruccionista. Se trata de una narrativa basada en

    evidencias sobre acontecimientos que tuvieron lugar en Sonora y Chihuahua,

    3 Peter Burke, "Historia de los acontecimientos y renacimiento de la narracin, 295. 4 Ibid., 304.

  • 9

    en Mxico y Arizona, Texas y Nuevo Mxico en Estados Unidos de

    Norteamrica, en la ltima dcada del siglo XIX. La protagonista (real o

    imaginaria) de hechos que colocaron en situacin comprometedora al gobierno

    mexicano, fue una adolescente de escasa educacin llamada Teresa Urrea.

    Al movimiento armado donde se involucr a Teresa se le da un carcter

    milenarista. El milenarismo es un movimiento que tiene como razn de ser los

    tiempos finales, los ltimos das, el estado final del mundo. Es una modalidad

    de la escatologa cristiana. Cristo, despus de su segunda venida, establecera

    un reino mesinico sobre la tierra y reinara en ella durante mil aos antes del

    juicio final5. Esta idea se aplica a los movimientos que, como el de Teresa Urrea,

    la santa de Cabora, pretenden un regreso al orden anterior con la ayuda de un

    poder divino.6

    La historia es un hecho siempre inacabado que se transforma, se

    modifica, al tiempo que lo hace el presente del historiador. Las evidencias

    tambin se modifican al ser interpretadas una y otra vez, siempre a partir del

    tiempo-espacio del historiador. La narrativa se impone, le da sentido y

    direccin al objeto de estudio. El arbitrario lenguaje es, a fin de cuentas, para los

    deconstruccionistas, el que permite que el acontecimiento exista.

    Toda historia se apoya en la lengua para plasmarse. Pero los

    historiadores tradicionales se colocan fuera del acontecimiento y lo narran por

    s mismo, sin considerar tiempo y lugar del historiador, y otorgndole crdito al

    autor de la fuente o evidencia. Lo que el deconstruccionismo pretende es,

    primero, quitarle autoridad al autor de la evidencia (eliminarlo) a fin de que

    sta sea interrogada, pues por algo est ah (no de manera inocente, accidental);

    segundo y lo ms importante, el historiador se encuentra ah, con sus intereses,

    con sus pasiones, y narra el evento desde su perspectiva, desde su tiempo,

    desde su condicin. El historiador-narrador considera la evidencia, s, pero

    centra su inters mayor en un estilo narrativo propio, creativo, literario.

    5 Norman Cohn, En pos del milenio: revolucionarios milenaristas y anarquistas msticos de la Edad Media (Madrid: Alianza Universidad, 1993), 14. 6 Ibid.

  • 10

    La historia como narrativa -en la que las trazas del pasado transformadas

    en evidencia no representan por s mismas una prueba de la veracidad de un

    hecho-, nos habla de una corriente con alto contenido humano, enfocada a

    explorar en los detalles aparentemente sin trascendencia pero que permiten

    armar versiones de hechos pasados con una visin fuera o ms all- de las

    fuentes tradicionales. Michel Foucault, historiador posmodernista, acepta la

    necesidad de estudiar las evidencias en el archivo, pero aclara: la evidencia en

    forma de documentos no es vista como traza reconstruible del pasado. La

    historia es el archivo, no de lo que de hecho ocurri, sino de lo que los

    historiadores nos dicen que ocurri..7

    Como el presente es el nico tiempo real, no se puede excluir del estudio

    de cualquier otro tiempo, de cualquier otro lugar. Las evidencias servirn como

    un pretexto para crear la atmsfera, las situaciones, los ambientes, los

    caracteres, pero todo ello ser posible gracias al acto creativo, lingista, literario,

    de la narrativa. Como dijo Foucault: Los eventos no dictan la historia: la

    historia dicta los eventos.8

    Es inocente una evidencia? Se puede interpretar el pasado con base en

    un dato traza encontrado por casualidad? No es la historia mucho ms

    que eso? La evidencia por s misma no significa gran cosa. Es como cuando nos

    basamos nicamente en lo que cuentan los diarios de una poca para

    interpretarla. Los peridicos pueden manipular el dato, o simplemente manejar

    su verdad del hecho, lo cual no necesariamente refleja el hecho en s. Y an

    cuando los diarios se apeguen al acontecimiento, esa ser su verdad, lo que

    ellos interpretaron con base en su experiencia, pero no ser la verdad objetiva.

    La evidencia, ms que ser el punto de partida, es el punto de llegada de la

    historia. La metfora es el punto de partida.9 Igual sucede con cualquier otro

    tipo de evidencia. Son verdades de sujeto, particulares. Por ello es necesario

    dudar, cuestionar la evidencia antes de buscar una interpretacin. Tambin se

    vuelve necesario encontrar trazas diferentes, no de una misma lnea (cartas,

    7 Alun Munslow, Deconstructing history, 126. 8 Ibid., 125. 9 Ibid.

  • 11

    documentos de la otra parte, fotografas, versiones no oficiales), para

    contrastarlas, enfrentarlas y con base en ello decidir por una versin particular

    de los hechos, por una interpretacin propia. La historia no puede ser objetiva,

    pues el entorno cultural y social del historiador siempre estar presente, por lo

    que la evidencia estar sujeta a mltiples interpretaciones.

    Lo fundamental en la historiografa, dice por su parte Hayden White, es

    la construccin conceptual y no la informacin que se quiere comunicar; la

    narrativa antes que el hecho; la creacin antes que la evidencia. La filosofa de la

    historia es la historia misma, y la historia debe contener elementos filosficos.

    El filsofo de la historia busca no slo entender qu pas en la historia, sino

    tambin especificar los criterios por los cuales puede saber cundo ha logrado

    captar su significado o su significacin.10

    La verdad original nunca se podr encontrar, segn Michel Foucault.

    Esa es una condicin postmoderna. Por ms que se busque en el pasado, la

    verdad primera no aparecer. El conocimiento, dividido en disciplinas que se

    convierten en entidades controladoras de nuestras vidas, suprime y permite,

    excluye e incluye aquello que es permisible o no. De manera que no puede

    haber una historia, sino cualquier nmero de historias de exclusin (las

    marginalizadas o las otras), inclusin (las aceptadas como normales) y la

    transgresin (normales que se convierten en anormales).11

    Hayden White proclama la muerte de la historia como un hecho esttico,

    inamovible, para abrir paso a la nueva historiografa sujeta a interpretaciones y

    siempre considerando al presente del historiador para dicha interpretacin,

    plasmada en una narrativa secuencial. El anlisis de White, de cmo los

    historiadores al describir y evaluar eventos pasados efectivamente inventan el

    pasado es probablemente el desarrollo ms radical en la metodologa histrica

    en los ltimos 30 aos, ha forzado a filsofos e historiadores a hablar acerca de

    la correspondencia entre la narrativa y la experiencia viva.12 La historia es

    10 Hayden White, Metahistoria: la imaginacin histrica en la Europa del siglo XIX (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2002), 406. 11 Alun Munslow, Deconstructing history, 122. 12 Ibid., 140.

  • 12

    vista por los deconstruccionistas, entonces, como un acto de creacin, donde la

    narrativa desempea el papel fundamental. Y la narrativa es un acto creativo.

    La funcin del historiador reconstructivo sigue siendo la de la interpretacin,

    pero una visin interpretativa que es la traslacin o redencin de un texto (el

    pasado) en una nueva visin narrativa que es otro texto de la invencin propia

    del historiador (la historia escrita).13

    El lenguaje es un sistema de signos que expresa ideas. Los signos son

    arbitrarios. Es decir, no existe una relacin fija entre el significante (el valor que

    da al signo quien lo emite: su referente) y el significado (el objeto al cual apunta

    la palabra).14 Un signo comunica un sentido. Es la combinacin de idea y de

    imagen. Seal. Una serie de fonemas que representan algo. Por ello, la historia

    no puede ser construida como un acontecimiento, sino como una interpretacin

    de trazas, evidencias, opiniones, comentarios, anlisis en torno al hecho. La

    historia, en este sentido, es un acto de creacin que toma como punto de partida

    a las evidencias, para lograr sus propsitos.

    En la ltima dcada del siglo XIX, la paz porfiriana se quebrant en el

    noroeste mexicano con la aparicin de un personaje a quien los indios yaquis y

    mayos, y los criollos y plebeyos tomochitecos, llamaban santa de Cabora. Al

    grito de Viva Dios! y Viva la santa de Cabora!, entre 1891 y 1896 surgi

    una serie de levantamientos armados encabezados por estos grupos en contra

    de la dictadura de Porfirio Daz y sus caciques regionales.

    En las luchas armadas en las que de manera activa o como un icono-

    particip Teresa Urrea, la teora milenarista se present en su forma ms pura:

    en las primeras acciones contra el gobierno porfirista, a finales de 1891, cuando

    los tomochitecos expulsaron de la iglesia al prroco Manuel Castelo y negaron

    cualquier autoridad que no fuera la de Dios y de la santa de Cabora; en el

    sorpresivo ataque de los pacficos mayos a Navojoa y San Ignacio Cohuirimpo

    el 15 de mayo de 1892, cuando los atacantes salieron de Cabora y algunos

    regresaron all. Estas acciones le valieron la expatriacin a Teresa. Milenarista

    13 Ibid., 142-143. 14 Marcela Ruiz Lugo y Ariel Contreras, Glosario de trminos del arte teatral (Mxico: Editorial Trillas, 1983), 181.

  • 13

    se consider tambin el caso de los tomochitecos que, luego de dos combates

    contra las tropas federales (en septiembre y octubre de 1892), stas los

    masacraron definitivamente.

    En estos casos los alzados buscaban regresar a formas de vida

    tradicionales, a travs del poder divino encarnado en Teresa; pretendan

    regresar en el tiempo a la organizacin tradicional, a su cultura, a sus orgenes.

    Entre los mayos, grupo indgena del sur de Sonora y norte de Sinaloa, esto se

    entiende con facilidad, pues con la llegada del progreso porfirista, los nuevos

    agricultores les arrebataron sus tierras y sus costumbres (religiosas, de

    organizacin, alimentacin). Entre los tomochitecos, cuyo poblado estaba

    habitado por mestizos, el regreso a la vida anterior tena qu ver igualmente

    con su organizacin y con las prebendas de que gozaban en el pasado gracias a

    su activa participacin en la lucha contra los apaches. Una vez terminada sta,

    las prebendas llegaron a su fin y el gobierno porfirista les quit tierras y les

    impuso autoridades non gratas.

    En los ataques que presumiblemente organiz Teresa Urrea en 1896,

    luego de cuatro aos fuera de Mxico priv, en la prctica, el milenarismo (la

    proteccin de Dios durante el ataque, el reclutamiento en nombre de la santa de

    Cabora, la escasez de armamento e implementos de guerra) pero, en su

    ideologa ya se detectaban consideraciones de tipo anarquista, incluidas en el

    Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista, firmado el 5 de febrero de

    1896, en Tomchic, por Toms Esceverri (seudnimo de Toms Urrea, padre de

    Teresa), Mariana Avendao (amiga inseparable de Teresa), Manuel Gonzlez

    (sobreviviente de Tomchic), entre otros. El Plan Restaurador fue redactado por

    Lauro Aguirre, Toms Urrea, Teresa Urrea y Manuel Flores Chapa, entre otros.

    La voz narrativa de los primeros tres captulos en Teresa Urrea: Dios

    contra el gobierno. Narrativa histrica, es cambiante: en ocasiones es la voz de

    un narrador-personaje (Teresa y su pensamiento), y en otras, es la de un

    narrador omnisciente (el historiador). En el cuarto captulo desaparece la voz

    del narrador-personaje, y permanece la del narrador omnisciente, que se dirige

  • 14

    a Teresa despus de su muerte. El punto de partida de los primeros tres

    captulos de esta tesis es un viaje en tren, un viaje de huida de Teresa.

    Fue Teresa Urrea un personaje histrico o es parte de la leyenda

    popular? Fue una revolucionaria o un personaje manipulado por sus

    allegados, para involucrar a sus fanticos seguidores en un movimiento

    armado? Fue una conspiradora contra el rgimen de Porfirio Daz? En vida se

    ocuparon de ella los principales diarios de Mxico y Estados Unidos; luego de

    su muerte, muchos estudiosos se han ocupado de Teresa Urrea a fin de

    entender su importancia y su influencia entre los que vivi.

    Varios historiadores Francisco R. Almada, entre otros desligan a Teresa

    de los acontecimientos que se realizaron en su nombre; otros Jos C. Valads,

    Mario Gill la consideran lder de los movimientos que se organizaron en su

    nombre y, por lo tanto, protagonista de la historia y digna de reclamar su trozo

    de gloria entre los prerrevolucionarios de la poca.

    La mayora de los estudios que se han realizado en torno a Teresa Urrea

    se han basado en los acontecimientos de Tomchic cuando, en 1892, las fuerzas

    de Porfirio Daz asesinaron a toda la poblacin e incendiaron el pueblo, debido

    a la negativa de los tomochitecos a aceptar cualquier ley que no fuera la de Dios

    y de la santa de Cabora.15 Sin embargo, meses antes de que ocurrieran esos

    hechos, Teresa, una adolescente de 18 aos, haba sido expatriada como

    consecuencia de los ataques que un grupo de mayos dirigi contra Navojoa y

    San Ignacio Cohuirimpo. En 1892 los mayos y los tomochitecos utilizaron su

    nombre para luchar contra las imposiciones gubernamentales, pero ella no

    particip activamente en dichos levantamientos. Como parte central de esta

    tesis argumento que en el destierro surgi la Teresa consciente, la Teresa

    luchadora, la Teresa con deseos de venganza. Durante tres aos aliment su

    plan para derrotar a Porfirio Daz, en compaa de otros revolucionarios como

    Lauro Aguirre, Manuel Flores Chapa, su padre mismo -don Toms Urrea-,

    pocos sobrevivientes de Tomchic (como Manuel Gonzlez) y otros ms que

    15 Lilin Illades, La rebelin de Tomchic 1891-1892 (Mxico: Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1993), 63.

  • 15

    sobrevivieron a los ataques a Temsachic y Santo Toms de 1893 (como

    Benigno Arvizu y Juan Varela).

    Es en su etapa de destierro cuando se puede estudiar a la Teresa Urrea

    revolucionaria. Con Teresa se elabor el Plan Restaurador de la Constitucin y

    Reformista; motiv a su gente para que, a travs de la lucha, se apropiara

    primero de Sonora y luego de todo Mxico, no detenindose sin alcanzar la

    victoria total; asisti a reuniones clandestinas que preparaban las acciones a

    tomar; maquill en una ocasin como negro a Juan Varela, sobreviviente de los

    ataques a Temsachic y a Nogales, para se entrevistara con el contacto

    Magdaleno Caldern, quien serva de correo entre los rebeldes. Teresa Urrea

    particip en todas estas acciones. Luego huy. Por qu?

    En la tesis Teresa Urrea, Dios contra el gobierno, narrativa histrica,

    pretendo comprobar la participacin directa y decidida de Teresa Urrea en

    movimientos antiporfiristas, dentro de un marco milenarista. An cuando

    durante su permanencia en Mxico pregonaba el amor a Dios por sobre todas

    las cosas y an cuando se desconoce discurso blico alguno por parte de ella,

    Teresa Urrea s lleg a manifestar su odio a los ricos, al gobierno, a los

    sacerdotes y a los mdicos. Su deportacin y los sucesos de Tomchic,

    Temsachic y Navojoa seguramente ejercieron sobre ella una influencia tal, que

    Teresa Urrea se decidi por la guerra abierta contra la dictadura para alcanzar

    la paz. Luego desapareci de la lucha. Teresa Urrea termin contratada por una

    empresa para mostrar pblicamente sus habilidades curativas, en teatros de

    diferentes ciudades de Estados Unidos.

    Qu ocurri? Por qu si durante los tres aos que vivi en El Bosque

    (Palo Parado, Arizona), a 30 kilmetros de la lnea fronteriza entre Mxico y

    Estados Unidos aliment una revolucin contra el rgimen porfirista, luego de

    los ataques a las aduanas de El Pegis y Palomas en Chihuahua, y de Nogales,

    en Sonora, se retir de toda actividad revolucionaria? Tuvo miedo Teresa a

    raz de que los ataques contra las aduanas fracasaron? Se retir para evitar ms

    derramamiento de sangre? Rompi con Lauro Aguirre? De ser as, por qu

    razn registr con el nombre de Laura a su primera hija? Por qu eligi

  • 16

    Clifton, Arizona, como lugar de vida, una regin donde vivan alrededor de 9

    000 mineros, la mayora hombres de lucha y de ascendencia mexicana? Pese a la

    presencia de estos hombres de potencial revolucionario, en Clifton Teresa Urrea

    se dedic a atender enfermos y su padre, lejos de toda actividad poltica, se

    inclin por trabajar en la carpintera, en la ordea y en la venta de leche. En

    Clifton Teresa, adems, se enamor y cas con Guadalupe Rodrguez. Los

    Urrea fueron, en Clifton, una familia normal.

    Abandon Dios a Teresa Urrea en su lucha contra la injusticia imperante

    en Mxico? Ella, ms que nadie, crea que Dios iba a estar del lado

    revolucionario y apoyar el derrocamiento del gobierno de Porfirio Daz. Ella, al

    igual que muchos, buscaba venganza y no la concret. Huy antes; abandon la

    lucha, el ideal que prepar durante aos. Qu sucedi?

    Como lo expliqu arriba, en esta tesis el punto de partida de los primeros

    tres captulos es un viaje en tren, un viaje de huida de Teresa. En lo que resta de

    esta introduccin sintetizo a grandes rasgos el contenido de los captulos

    siguientes.

    I Los primeros aos

    En el primer captulo, Teresa viaja de El Paso, Texas, a Clifton, Arizona, en junio

    de 1897. Huye de una persecucin que el gobierno mexicano -a travs del

    cnsul de Mxico en El Paso, Texas- desat contra ella, contra su padre y contra

    Lauro Aguirre. En su viaje Teresa recuenta los primeros aos de su vida: su

    nacimiento, su madre, sus carencias; describe la situacin geogrfica, poltica,

    econmica de la regin de donde viene; se centra en el momento en que cambi

    su vida debido a un ataque catalptico complicado con epilepsia, despus del

    cual adquiri sus habilidades curativas.

    La vida en el noroeste de Mxico se transform con la presencia de esa

    nia con supuestas caractersticas de santa. En 1890, los indgenas mayos crean

    en una cantidad de santos vivientes, cuya santona mayor era la nia Teresa. El

    gobierno los envi, con excepcin de Teresa, a Santa Rosala, Baja California, a

  • 17

    trabajar en las minas de los franceses. 16 Unos serranos de Chihuahua, los de

    Tomchic, le rendan culto a teresa, negando cualquier otra autoridad; el

    gobierno los atac en diciembre de 1891, hacindolos huir.17 En 1892, los mayos

    atacaron San Ignacio Cohuirimpo y Navojoa al grito de Viva la santa de

    Cabora! Mataron al presidente municipal y a algunos notables. Como

    resultado de estos acontecimientos, Porfirio Daz orden expatriar a Teresa

    Urrea, de 18 aos, y a su padre, el hacendado don Toms Urrea.18

    II Viva el gran poder de Dios! Viva la santa de Cabora!

    Ahora, en 1900, el viaje por tren de Teresa recorre la ruta de Clifton a San

    Francisco, California, luego de la fallida experiencia matrimonial de un da.

    Nuevamente se presentan los pensamientos como seres vivos e independientes,

    y la trasladan a finales de 1892 y principios de 1893, a los poblados de

    Tomchic, Temsachic y Santo Toms, en Chihuahua.

    Sin apartar los acontecimientos recientes -el matrimonio, el desamor, las

    desavenencias con su padre, la necesidad de huir- Teresa se adentra en las

    causas que originaron el ataque del ejrcito a Tomchic en septiembre y octubre

    de 1892, hasta aniquilar a todos los tomochitecos. Luego, como consecuencia de

    estos actos, las acciones en Temsachic y Santo Toms, donde un puado de

    serranos enfrent al gobierno buscando vengar la afrenta a Tomchic.

    En este captulo abordo, en una primera intencin, la tesis del

    milenarismo en el movimiento teresista a partir de estudios de Norman Cohn y

    Eric J. Hobsbawm.19 Los captulos de Tomchic, Temsachic, Santo Toms y

    16 Mxico. Archivo General de la Nacin, Coleccin Manuel Gonzlez Ramrez (en adelante AGN/MGR). Volumen 7, folio 76. Informe del coronel Antonio Rincn al general en jefe del Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 17 Jos Carlos Chvez, Peleando en Tomochi (Ciudad Jurez, Chihuahua: Imprenta Moderna, 1955), 30-37. 18 Archivo General del Estado de Sonora, Fondo Ejecutivo (en adelante AGES/FE). Ramo Indgenas yaquis-mayos, ao 1892, tomo 24, Expediente 12, folio 18414. Telegrama de Rafael Izbal, gobernador de Sonora, a Porfirio Daz. Hermosillo, Sonora, 3 de junio de 1892. 19 Norman Cohn, En pos del milenio, passim. Eric J. Hobsbawm, Rebeldes primitivos: estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX (Barcelona: Editorial Crtica, 2003), passim.

  • 18

    Navojoa, evidencian una ms clara influencia de la doctrina milenarista en el

    movimiento que encabez, real o simblicamente, Teresa Urrea.

    III El asalto a la aduana de Nogales

    Viaje en tren de regreso a Clifton proveniente de Nueva York, lugar donde una

    compaa mdica la haba contratado para demostrar sus habilidades curativas,

    en 1904. Teresa tiene 31 aos. La acompaan su hija Laura y el joven John van

    Order, padre de Laura y de la beb que est por nacer.

    El viaje mental se dirige ahora a la etapa revolucionaria de Teresa

    propiamente dicha: el Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista; los

    ataques a las aduanas de Nogales y Palomas, as como la de El Pegis. Estos

    actos, que pudieron iniciar el movimiento armado de la revolucin mexicana,

    no se concretaron por falta de recursos humanos y econmicos: muy pocas

    armas, menos caballos, escaso parque, mucha gente comprometida pero poca

    participante. All, en sitios estratgicos, otros grupos esperando lo que nunca

    lleg: recursos, organizacin, liderazgo.

    Teresa Urrea convocaba y la gente acuda a su llamado, pero se

    necesitaban estrategias, y para eso faltaban los mejores hombres. Lauro Aguirre,

    el periodista, el intelectual, result incapaz a la hora de las acciones prcticas y

    se le escap un triunfo que pudo consagrarlo en las pginas doradas de la

    historia revolucionaria. Para Teresa, Dios no apoy a la revolucin. Luego de

    fracasados estos intentos, Teresa se fug de El Paso a Clifton. Fortalezco aqu la

    teora milenarista al analizar a fondo las actividades de los teresistas, y detecto

    elementos anarquistas en la ltima etapa de la lucha, a partir del Plan

    Restaurador de la Constitucin y Reformista.

    El Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista es un documento de

    ideas avanzadas de acuerdo a la poca en que lo elaboraron sus autores. All, en

    el papel, quedaron plasmadas las primarias ideas de la segunda venida de Dios

    para abrir paso a ideas en boga por el mundo: el anarquismo, el sindicalismo, la

    organizacin de los trabajadores.

  • 19

    IV Despus de ti, por ti

    Con la muerte de Teresa Urrea no finalizaron los problemas para el gobierno

    mexicano. Los brotes de inconformidad se haban diseminado y no se

    detuvieron hasta que triunf de la revolucin. Varios de los seguidores de

    Teresa continuaron en la lucha que los anarquistas, encabezados por los

    hermanos Flores Magn, gestaron en Estados Unidos contra el gobierno

    mexicano.

    En este captulo la voz omnisciente informa a Teresa partiendo de sus

    afinidades con el movimiento espiritualista de moda a finales del siglo XIX y

    principios del XX sobre lo sucedido con algunos de sus seguidores. Le

    recuenta las situaciones en que otros la han involucrado: las inundaciones

    desde la anunciada en Jambiolobampo en 1890 hasta las de Clifton en 1905, que

    la condujo a la muerte, en 1918, que destruy el hospital que haba donado al

    pueblo, a principios de los aos cuarenta, que propiciaron la desaparicin de

    sus restos, el movimiento chicano, los festivales en su honor, las decenas de

    estudios que se han hecho con relacin a ella.20

    * * *

    En esta tesis utilizo la narrativa como vehculo conductor de ideas en torno al

    pensamiento y acciones de Teresa Urrea, la santa de Cabora, a finales del siglo

    XIX y principios del XX, en la amplia zona que cubre los estados de Sonora y

    Chihuahua, de este lado de la frontera, y de Texas y Arizona, allende la lnea

    que separa a los habitantes que una vez fueron de una, y no de dos naciones.

    20 Vase, por ejemplo, William Curry Curry, Teresita (Owings Mills, Maryland: Sremmer House, 1978). Brianda Domecq, La inslita historia de la Santa de Cabora (Mxico: Planeta, 1990). Jos C. Valads, Porfirio Daz contra el gran poder de Dios: las rebeliones de Tomchic y Temoschic (Mxico: Leega Jcar, 1985). Carlos M. Velasco Gil, [Mario Gill, seudnimo], Cuadernos Mexicanos: la doncella de Cabora (Mxico: SEP/CONASUPO, [1973]).

  • 20

    I Los primeros aos

  • 21

    Ama a Dios, no a las religiones Para Dios, las religiones nada

    son, nada significan21

    Siempre supo lo que era el dolor. Desde pequea. Sin embargo, el dolor ms

    grande le llegara despus, con los sentimientos que provocan deseos de

    venganza y, ms an, con la confirmacin de que sta no sera cumplida. La

    nia no deseada en principio, luego amada, luego idolatrada, supo del dolor y

    sufri; supo del odio y odi; supo del miedo, del gran miedo, y temi. Haba

    sabido de amores y haba amado; haba sabido de satisfacciones, de gozos, de

    alabanzas. La nia deseaba volver a experimentar el amor, pero el miedo y el

    dolor dominaban la escena. Dolor Muerte Muertes

    Por qu si ha vivido tantas experiencias en 1896 y los primeros meses de

    1897, cuando se encontraba en El Paso, Texas, los recuerdos se remontan hasta

    Mxico, tan lejano, tan presente? Para no olvidar. Para aprehender. Para

    acrecentar los odios? Acaso la nia Teresa haba odiado en Mxico? Observa

    sus manos, sus grandes manos de hechicera, sus grandes manos que han

    realizado tantas curaciones. La bruja de Nogales La santa de Cabora No, la

    nia no odi. La mujer odi. La mujer odia. La mujer huye.

    Los viajes la marcaban. Primero, de Ocoroni, al norte de Sinaloa, a

    Cabora, al sur de Sonora; ms bien, al rancho contiguo, Aquihuiquichi, que es a

    donde fue a vivir con su madre, con los hijos de su madre, con su ta materna.

    Cabora Aquihuiquichi Doa Justina Almada viuda de Urrea, ta de su

    padre, lo nombr administrador de sus haciendas, con promesa de heredrselas

    en vida, y all iba Toms, a conquistar, a poblar, a explotar, con su fuerza

    poderosa, con su energa, con su coraje. Qu pretenda doa Justina? Acercarlo

    a lamos, donde viva Loreto Esceverri, su mujer, con sus hijos. Pocos aos

    21 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, en Tomchic, la revolucin adelantada: resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), compilado por Jess Vargas Valdez, 2 tomos, 91-193 (Chihuahua: Universidad Autnoma de Ciudad Jurez), II: 110.

  • 22

    despus, en 1888, Toms Urrea, padre de Teresa, tomara posesin legal de esas

    tierras. Luego, habra ms viajes, muchos viajes.

    En junio de 1897, Teresa Urrea, la santa de Cabora, decidi abandonar la

    lucha contra Porfirio Daz e irse a vivir a Clifton, lejos de la frontera con Mxico,

    lejos de los representantes del gobierno mexicano. Lejos del dictador. No fue

    una decisin fcil, pero no tena opcin. En el camino dejaba parte de su vida;

    dejaba su razn de ser. All, en la frontera, quedaban los hombres de lucha, sus

    fieles yaquis y mayos, sus amados tomoches. Ms all, estaba Mxico; estaba

    Juan Maldonado, Tetabiate, con sus yaquis en lucha, tal vez esperndola, y

    estaba el gobierno envindolos a morir a Yucatn; estaba la tierra de Cabora,

    sus recuerdos Qu llegara de ella a Clifton? Dolores, insatisfacciones,

    miedos Certezas?: dos. Una, que no podra contra el monstruo, contra el

    dictador que le haba arrebatado su vida al alejarla de Cabora, de Mxico; el

    mismo que ahora la obligaba a alejarse de la frontera, huyendo de cualquier

    contacto con toda autoridad mexicana; dos, que nunca podra regresar a

    Mxico. Certezas, en fin.

    Los yaquis estaban en guerra; el 23 de abril de 1887, el gobierno les mat

    a su lder Jos Mara Leyva, Cajeme. Le aplic la ley fuga, la ms socorrida de

    las leyes durante el porfiriato: Habiendo sido trasladado de Guaymas al Yaqui,

    a bordo del caonero Demcrata el 23 de abril de 1887, segn la versin oficial

    en el punto llamado Tres cruces intent fugarse y en la persecucin que se le

    hizo recibi varios disparos que le ocasionaron la muerte.22 Pero, quin era

    Cajeme? Un yaqui que haba pasado su adolescencia fuera de las comunidades

    yaquis y se haba distinguido en el servicio del ejrcito liberal de [Ignacio]

    Pesqueira,23 gobernador de Sonora de 1856 a 1875.24

    Cajeme disciplin a su pueblo para que confiara en sus propios

    recursos, su iniciativa y sus lderes, en vez de trabajar con forasteros, robarlos o

    22 Laureano Calvo Berner, Nociones de Historia de Sonora (Mxico: Editorial Olimpo, 1958), 265. 23 Evelyn Hu-DeHart, Rebelin campesina en el noroeste: los indios yaquis de Sonora, 1740-1976, en Revuelta, rebelin y revolucin, compilado por Friedrich Katz, 135-163 (Mxico: Ediciones Era, 2004), 151. 24 Jos Rogelio lvarez, Enciclopedia de Mxico, 12 tomos (Mxico: Impresora y Editorial Mexicana S. A. de C. V., 1977), X: 553.

  • 23

    aliarse con ellos.25 Cajeme es un hombre de estatura regular, bastante gordo,

    ojos grandes, labios muy gruesos, lampio, con poco bigote; mucho pelo negro.

    Le falta la mitad del dedo ndice de la mano derecha, habla bien el espaol y su

    pronunciacin es pausada.26 Cajeme, el gran lder: el que consolid la

    conciencia de clase, de grupo, entre los yaquis. Desde mucho antes de Cajeme,

    los yaquis conformaban el grupo indgena ms guerrero del norte de Mxico:

    los brbaros, los que no permiten que se entrometan en su cultura, en su

    tenencia de la tierra.

    Los yaquis son prcticos. No pelean contra la invasin cultural: pelean

    por la tierra, por el agua; su tierra, su agua. Por ellas entregan su vida. Ahora,

    los que siguieron a Teresa Urrea, tambin pelean por ella. Los mayos, menos

    dados al pleito, tambin pelean por ella, por Teresa, su santa.

    Quin era aquella mujer que se diriga a Clifton? Qu faceta de Teresa

    viajaba? La afectada del cerebro? La disidente? La bruja? La milenarista?

    La lnguida? La enamorada? La histrica? La fanatizadora? La loca? La

    revolucionaria, la luchadora, la madre de Moctezuma? La que haba curado a

    miles y miles de personas? La que con la sola mencin de su nombre

    provocaba respeto, admiracin? Quien fuera, ya no sera la santa de Cabora:

    porque la gente de Clifton y Morenci lo decidi, en adelante sera santa

    Teresita o, simplemente, Teresita.

    Disidente, la llamaban Disidente Que no respetaba las normas, que

    se separaba de la creencia, doctrina y conducta comunes Pues, s. Disidente s

    lo era. Lo seguira siendo? Ella, y su padre, y Lauro Aguirre, y Manuel Flores

    Chapa, y Benigno Arvizu27 y tantos ms, se oponan a las creencias, doctrinas y

    25 Evelyn Hu-DeHart, Rebelin campesina en el noroeste, 151. 26 Mxico. Archivo General de la Nacin, Coleccin Manuel Gonzlez Ramrez (en adelante AGN/MGR). Volumen 6, folio 147. Informacin del general A. Martnez, jefe de la zona, a Ramn Corral. Guaymas, Sonora, 30 de diciembre de 1886. 27 Toms Urrea, padre de Teresa, desde el triunfo de Porfirio Daz fue un opositor a ste. Lauro Aguirre, ingeniero de profesin, en 1892 se exili voluntariamente de Mxico con la finalidad de luchar para derrocar a Daz. Manuel Flores Chapa, periodista tamaulipeco, edit junto con Lauro Aguirre y Teresa Urrea el peridico El Independiente, opositor a Daz. Benigno Arvizu, originario de Namiquipa, Chihuahua, particip el los ataques de Temsachic y Santo Toms, a nombre de la santa de Cabora, en 1893, y lider el asalto a la aduana fronteriza de Nogales, Sonora, en 1896, bajo el mismo lema.

  • 24

    conductas que pregonaban Porfirio Daz, los ricos y la Iglesia. Eran, ellos

    tambin, disidentes. Seguira ella luchando contra el estado de cosas impuesto

    en aras del orden y progreso? Seguira combatiendo para implementar en

    Mxico el Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista que ellos mismos

    elaboraron incluidos entre sus autores ella y su padre- meses antes, en

    Solomonville, Arizona? Ojos negros, profundos, que taladran la piel para

    penetrar al alma; mente fuerte, con poderes extraordinarios, que lo adivina

    todo, adivina ahora el futuro Caer el dictador? Veremos la gloria del

    triunfo del bien sobre el mal? Dios ha dictado rdenes; Dios ha pedido que se

    luche. Ayudar Dios a vencer al tirano?

    Las ideas de Teresa eran claras. An cuando en un primer momento el

    grueso de la sociedad no abandere un movimiento en aras de la libertad, tarde o

    temprano la razn se impondr y dar a cada quin lo suyo:

    Cuando un hombre se lanza a la lucha en defensa de principios grandes y nobles, generalmente es apostrofado y maldecido por las almas pequeas y rastreras o que no distinguen ms all de sus narices. Hidalgo, con su memorable grito de Dolores, se gan en esa gente pequea los eptetos de loco, visionario, bandido, mentecato, mitotero, etc. Y la gente de iglesia lanz sobre l terribles excomuniones, para impedir que las masas siguieran las ideas sublimes de libertad o independencia. Pasado el tiempo, el bandido fue transformado en hroe y semidis del pueblo mexicano No sera ms noble y patritico

    ayudarles en su empresa, que censurarlos porque hacen lo que su conciencia les dicta? [...] A las armas, mexicanos! A las armas! O esperemos que hombres de prestigio nos llamen a la lucha para secundar un movimiento revolucionario en Mxico.28 El silencio se haba escondido. Igual que cuando iba de Guaymas a

    Nogales, de Nogales a Solomonville, de Solomonville a El Paso. Igual era ahora

    que viajaba de El Paso a Clifton. Los pjaros callaban, mustios, al paso del tren.

    Los coyotes dejaban de aullar, pero el silencio no apareca, asfixiado entre

    hierros en movimiento, entre carbones enrojecidos. Las escasas flores de junio,

    28 AGN/MGR. Volumen 8, folio 284-287. Teresa Urrea, Mis ideas sobre las revoluciones. Los mrtires de las buenas ideas, El Independiente (El Paso, Texas), 21 de agosto de 1896.

  • 25

    lilas, naranjas, amarillas, sobresalan en el abrupto paisaje desrtico. Los cerros

    y las enormes piedras redondeadas complementaban el paisaje.

    Muchas cosas haban pasado de aquel viaje de 1892 a ste de 1897. La

    nia de aquel entonces haba cambiado de piel. Ahora viajaba una mujer de 23

    aos, casi 24, pero la necesidad de silencio era la misma que la que experiment

    aquella nia de 18 cuando la enviaron al destierro. En aquel viaje, de Guaymas

    a Nogales, iba slo con su padre. Hoy la acompaaban Gabriela -compaera fiel

    de su padre los ltimos 16 aos-, y los ocho hijos que tena con ella, tres de ellos

    nacidos en Arizona.29 Pero ellos no hablaban. Nadie hablaba, nadie se mova. El

    ruido exterior no provena de ellos. Su propio ruido era consumido hacia

    adentro de ellos mismos.

    Teresa no tena opcin. Haba que irse a vivir lejos de la frontera, o

    enfrentar al gobierno mexicano que, implacable, a travs de Francisco Malln,

    cnsul de Mxico en El Paso, segua todos sus movimientos. Pero, por qu

    Clifton? Por qu ese pueblo minero enclavado en lo alto de la montaa que

    divide Arizona de Nuevo Mxico? Por qu ese pueblo tan proclive a las

    inundaciones? Por qu un lugar tan diferente de Cabora? Pueblo lejano, sin

    representantes del gobierno mexicano; pueblo de mineros, la mayora

    mexicanos; pueblo de lucha, pueblo de reciente construccin; pueblo de mina

    abierta. Teresa haba vivido un corto tiempo en Solomonville, a 60 millas de all.

    Ya saba de Clifton. Era un buen refugio, un buen lugar para cicatrizar, para

    reorganizarse.

    Toms Urrea, ya con 57 aos de edad, pero an con energa, junto con

    sus hijos mayores, se dedicara a la carpintera y a la ordea y venta de leche.

    Gabriela, al hogar. Mariana,30 la fiel Mariana, se dara tiempo para seguir

    ayudando a Teresa y atender marido e hijos. Teresa Teresa continuara

    29 Tucson, Arizona. Arizona Historical Society (en adelante AHS). Twenlfth Census United States. Graham County, Arizona, 4 de junio de 1900. 30 Mariana Esceverri fue compaera inseparable de Teresa Urrea desde 1890, fecha en que se conocieron. La acompa en el exilio y, tras la muerte de Teresa, se hizo cargo de las hijas de sta. As lo testifica la hija de Teresa Urrea, registrada como Magdalena y que en un momento de su vida y al casarse se convirti en Naida Anderson. Vase Archivo y Biblioteca de Carlos Lucero Aja (en adelante ABCLA). Carta de Naida Anderson a Historiadores de Hermosillo.

    Meza, Arizona, 5 de agosto de 1997.

  • 26

    curando enfermos, sanara sus heridas. Casa y taller contiguos, en la falda del

    cerro, cerca del ro.

    En Clifton habra que reconstruirse, reinventarse, reformularse. Buscar

    entre los sueos, aqullos que no la abandonaban. Volver a hablar de sueos,

    sus sueos, los sueos. Los sueos compartidos de Teresa. Habra oportunidad

    de darle tiempo a la mujer; que entrara en ella la posibilidad de ser a travs del

    contacto con el otro. Para ella, existan diferencias entre gente y gente, entre

    ricos y pobres, entre justos e injustos. As tena que ser? Bueno o malo? Justo

    o injusto? Feliz o infeliz? No existan para ella y para su gente opciones

    intermedias? Todo o nada? Chaca, chaca, chaca, pu, pu

    Un motor se pregunta por qu trabaja? Y, pese a todo, trabaja. Ella no

    era motor, pero seguira trabajando; no en la poltica, no de manera directa,

    pero algo tendra que hacer. Una mirada hacia afuera le permite observar las

    grandes rocas redondas; rocas que hace unos cuantos aos fueron refugio de

    Gernimo, el gran lder apache. Aqu se refugiaba Gernimo Aqu luchaba

    por su gente, por su cultura Ahora ella estara all y all sera la vida Los

    indios caminan. Cmo caminan! Das enteros, caminan. A dnde se dirigen?

    Qu buscan? Pelear, luchar por lo que consideran les ha sido arrebatado?

    Luchara Teresa en Clifton? Entre los sueos se confunden los recuerdos

    Buenos das, Teresita Yo te vengo a saludar Saludando tu hermosura Y en tu casa celestial. Benditas las maanitas Pues ya el seor nos mand Abre nia esos ojitos Mira que ya amaneci. Eres nombrada del cielo Porque el Seor te eligi Teresita fue tu nombre Luego que ya amaneci. Despierta nia amorosa Porque el Seor te eligi

  • 27

    Para nuestra defensora Luego que ya amaneci. Qu palabras tan dichosas El que este nombre te dio Qu da cuatro tan hermoso Luego que ya amaneci. Qu maana tan dichosa El da en que a ti te naci Esa es tu madre amorosa Luego que ya amaneci. En aquel nuevo momento Tu invocacin reson Por ciudades, pueblos, villas Luego que ya amaneci. Protectora y abnegada Bendito el sol que alumbr A tu divina hermosura Luego que ya amaneci. A ti, bella relicario A vos te suplico yo Que nos ampares a todos Luego que ya amaneci. Gracia que ya hemos llegado

    A este rancho a descansar Venid, venid pecadores

    A esta nia a visitar. Como vengo de camino Aqu he venido a parar Y tan slo a visitarte A tu casa celestial. Pecadores hemos sido Siempre te hemos de aclamar Aqu tienes un esclavo En tu casa celestial. Aqu tienes un esclavo, que a tus pies rendido est. Y a cada da te alabo,

  • 28

    en tu casa celestial. Aqu tenis vuestros pueblos Llenadlos de bendicin Y a la virgen de los cielos Ruega por nuestro perdn. En ti espero nia hermosa Y el arcngel San Miguel Que en la vida y en la muerte Triunfemos contra Luzbel. En fin, mi querida nia, Las gracias te vengo a dar Que me has dejado llegar Con tanta felicidad. Adis, mi querida nia,

    Ya me voy a retirar chame tu bendicin En tu casa celestial. Cunta gente de rodillas En tu casa miro yo Admirando tus maravillas Luego que ya amaneci.31 Admirando tus maravillas La nia Teresa, la de mirada profunda,

    triste; la de rasgos indgenas; la de gran pestaa y ceja poblada; la de labio

    grueso, la de abundante cabello recogido, la humilde, la tmida, la venerada.

    Aquella Teresa de diecisis aos, cuya primera fotografa tomada en Batacosa se

    haba vendido por miles; aquella nia que cuando entraba en trance hablaba

    como una nia de cuatro aos; aquella nia ligeramente encorvada, de hombros

    cados, es la que dominaba la mente de Teresa ese 1897, mientras ensordeca

    con el montono golpeteo del ferrocarril. Esa mirada! Esa fuerza interior! Esa

    languidez, ese... dolor?... profundo. Esos cnticos que le entonaban cada

    maana en Cabora, en Nogales, en El Bosque, en Solomonville, en El Paso

    31 Impreso encontrado en una maleta de Demetrio Corts [uno de los asaltantes a El Pegis, en la frontera de Chihuahua con Nuevo Mxico], luego del asalto a El Pegis, Chihuahua, a nombre de la santa de Cabora. Mxico. Archivo Histrico de la Secretara de Relaciones Exteriores (en adelante AHSRE). Folio 48. Saludos y despedimiento de la venerable sierva de Dios Teresita de Jess Urrea de Cabora. El Paso, Texas, 18 de septiembre de 1896.

  • 29

    En aquel primer viaje, de Ocoroni a Aquihuiquichi, la nia Teresa no iba

    con su padre; no iba a la casa grande, a comer carne, queso, leche, huevos,

    frutas. Iba a una ramada construida con lodo y delgadas ramas, a comer frijoles,

    chile, tortillas, alguna fruta silvestre. No iba en ferrocarril, sino en carretones

    jalados por mulas. Iba a dormir en el suelo, sobre un petate, en cualquier rincn,

    no en una mullida cama; iba a ver de lejos la casa de su padre, no a habitarla.

    Iba a ver de lejos a Gabriela, la joven querida de su padre, reina de su casa, y a

    desear su suerte. Iba por inercia, porque la llevaban, porque el patrn, aquel

    que decan que era su padre y a quien no poda acercrsele, haba decidido irse

    a vivir a Sonora. Por eso iba.

    Dichosa, oh!, nia que alcanzar pudiste De vuestro Dios caricias celestiales Dichosa para siempre t naciste Para alivio de todos los mortales.

    Dichoso el siglo que te vio nacer Dichosos los mortales que te imploran

    Que arrodillados y con gran placer Llenos de gozo tu presencia lloran. Fieles todos aquellos que han venido Que manteniendo la fe en vivo fuego Le das consuelo a todo el afligido

    Haciendo andar al tullido y ver al ciego.32 Y antes de la gran fama, que ese tiempo tambin existi, la gira por la

    Sierra Madre Occidental... 1887? 1888?, cuando era una nia, una verdadera

    nia, en Uruchic, Chihuahua, y la condena del pueblo se cumpli: tres das de

    crcel y cien sablazos a su padre. Luego, destierro. El delito? Explotacin de

    menores. Muchos se beneficiaron con las habilidades de aquella nia

    excepcional, pero la costumbre ordenaba castigo al padre vividor. Qu

    espectculo ha de haber sido aquel! Don Toms Urrea recibiendo estoicamente

    los sablazos sobre su espalda desnuda! Mestizos azotando al criollo! De los

    labios de don Toms no sali una sola queja; orgullo de sangre mora.33

    32 Ibid., 48. 33 Mxico, 21 de abril de 2005. Entrevista de Roberto Corella con Vctor Hugo Rascn Banda. Al dramaturgo Rascn Banda le cont esta ancdota su abuelo. La fotografa de Teresa, que la

  • 30

    Aquella nia de mirada profunda y rasgos rabes pareca saberlo todo.

    Adivinaba dnde se encontraba el caballo pardo perdido una semana antes,

    curaba la extraa enfermedad de la anciana, vaticinaba la lluvia. Tendra 14 o 15

    aos cuando lleg a Uruchic, bajo la tutela de don Toms, en aquella gira

    publicitaria. Delgada, casi flaca, tmida en principio, se tornaba grande cuando

    la sesin arrancaba. El periodo de concentracin duraba varios minutos:

    hablaba con palabras que nadie entenda, exhalaba sonidos guturales capaces

    de reventar odos, su cuerpo pareca volar. Luego empezaban las consultas,

    siempre con don Toms como intermediario: que qutame esta bola del cuello,

    que aydame a encontrar un tesoro, que crame la alfereca, que consgueme

    un marido abstemio. Ella, la nia Teresa, a todos daba gusto. Con su saliva

    curaba. Si no lo lograba, los enfermos se iban, al menos, con palabras de

    consuelo. Los de las peticiones raras se iban convencidos de que no eran ni el

    dinero ni el marido, sino Dios, quien daba la felicidad.

    Teresa cargaba consigo tierra roja y mezcla de hierbas de la regin mayo

    en unos recipientes de cristal. La tierra la extraa de una cueva ubicada en lo

    alto de un cerro en Cabora. Cuando abra uno de esos frascos, el ambiente se

    cargaba de olores que transfiguraban a los presentes. Hasta el ms escptico

    senta la tranquilidad que provocaban aquel aroma y aquella voz. Muchos de

    los curiosos no iban a pedir nada; slo a oler, a esperar el momento en que el

    morralito se abriera para dar paso a los frascos mgicos. Se conformaban con

    ver a la nia, sentirla, intentar tocarla, aspirar su perfume a rosas, pues pedirle

    algn deseo costaba. Se conformaban con verla esparcir su saliva sobre la parte

    afectada del enfermo. Tanto escupa que la boca se le secaba completamente.

    Pero ah estaban la tierra y las hierbas y ella continuaba, incansable, su labor.

    familia Rascn Banda conserva, la utiliz Gonzalo Martnez Ortega en la filmacin de la pelcula Longitud de guerra que dirigi en 1973. Longitud de guerra trata sobre los acontecimientos del ataque del ejrcito mexicano al pueblo de Tomchic, una vez que los habitantes se negaron a reconocer a otra autoridad que no fuera la de Dios y la santa de Cabora. Esta ancdota confirma algunos datos que plasma Lauro Aguirre en una pequea biografa de Teresa Urrea. En dicha biografa Aguirre, contrario a los testimonios de la poca, asegura que el primer ataque catalptico y epilptico de Teresa tuvo lugar en 1885. Su fama corri por la repblica y ms all de nuestras fronteras luego de su ataque catalptico de julio de 1889. Cabe, tambin, la posibilidad de que quien acompaara a Teresa en ese viaje no fuera don Toms, sino algn pariente de su madre.

  • 31

    Era la nia Teresa y don Toms, en ese entonces, no perdonaba. Despus de

    Uruchic no volvi a cobrar por sus curaciones y consejos. Don Toms asimil

    la leccin.

    Don Toms jams anticip que se atrevieran a castigarlo. Antes de

    Uruchic visit varios pueblos mostrando las habilidades de la nia Teresa y

    recibiendo elogios y dinero. Pero en ese pueblo enclavado en un profundo hoyo

    en la alta Sierra Madre Occidental, en la frontera con Sonora, su suerte cambi.

    Luego del encantamiento inicial de los rancheros al corroborar las virtudes de la

    nia, los viejos protestaron por el lucro que don Toms derivaba de un regalo

    divino. Los pobladores no lo pensaron mucho: haba delito. Lo apresaron y,

    luego de tres das de encierro, lo azotaron con el sable destinado para tal fin.

    Ah termin la gira.

    Salve, oh!, ngel de la gloria Salve celestial criatura Salve, virgen de Cabora Todos te aman con ternura. Dios te salve a ti rogamos Todos los pecadores Des consuelo a tus hermanos Y que a todos nos perdones. Qu dicha tan singular Que nacida en Sinaloa Vengas a santificar Esta hacienda de Cabora. Rugale a la virgen madre Y al patriarca carpintero Que nos ampare y nos libre All en su celeste imperio. En fin, como ngel de la gloria, Tu dicha es incomparable Grabars en tu memoria A quien compuso este salve. Amn.34

    34 AHSRE. Folio 48. Saludos y despedimiento de la venerable sierva de Dios Teresita de Jess Urrea de Cabora. El Paso, Texas, 18 de septiembre de 1896.

  • 32

    Nia Garca Mara Rebeca Chvez. Qu risa imaginar a las autoridades

    investigando el lugar y fecha de nacimiento de Teresa Urrea! Por Sonora, por

    Sinaloa, por Chihuahua, por todos los municipios, comisaras, rancheras,

    buscaron en vano. Buscar el acta de nacimiento de Teresa Urrea! Buscar el acta

    de bautismo de Teresa Urrea! Teresa Urrea nunca naci! Nunca existi! Los

    berrinches que habr hecho don Porfirio! Nia Garca Mara Rebeca Chvez,

    parida a los catorce por Cayetana, la india tehueco. Una sola noche, una hija, y

    al abandono. Ocoroni, Sinaloa, octubre 15 de 1873. Un acta de bautismo,

    ninguna acta de registro civil, y el apellido Urrea sin aparecer. Ah, qu su

    padre! Aunque su padre hubiera querido registrarla no hubiera podido, pues

    las leyes de la iglesia eran claras: Es ley de la iglesia que cuando los hijos son

    naturales no se inscribe en la partida ni el nombre ni el apellido del padre.35

    Quiso registrarla Toms, como le deca en confianza? El registro ante el

    gobierno no era cosa comn en ese entonces. La duda permanecer, pues es

    algo que Teresa no preguntar a ese anciano de voz pausada y mirada

    inteligente que viaja en silencio a su lado, en ese viaje con olor a destierro.

    El silencio no llega; los recuerdos no mueren. No hubiera sido mejor

    seguir siendo aquella nia sin padre, hurfana de todo, viviendo entre ocotillos,

    en la ms profunda miseria? En septiembre y octubre la tierra huele a elote, y

    en noviembre a cacahuates y caa de azcar. En abril, las habas; en mayo y

    junio, las papas; en julio, las calabazas; en agosto, las guayabas Las pchitas,

    los yoyomos, los higos, todos los sabores infantiles recorran sus sentidos en

    este momento de recuento. No habra sido mejor seguir la suerte de su madre

    Cayetana o la de cualquiera de las mujeres del rancho? Pero el poder curativo

    de Teresa Urrea tom nuevos bros en julio u octubre de 1889, cuando padeci

    un ataque catalptico otro- que le dur 13 o 14 das, y despus una especie de

    delirio durante 86 das ms, hablando incoherencias con palabras que nadie

    entenda. Pronto empez a curar. Pronto empez a pregonar la religin del

    amor. Pronto empez a hablar contra los sacerdotes, contra los mdicos, contra

    35 AHSRE. Caja 1125, expediente 9-15-14, folio 98. Declaracin del prroco de lamos, Luis Bourdier. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896.

  • 33

    los ricos. Eran explotadores, unos y otros. En esa etapa de adolescente no

    inclua al gobierno porfirista en sus discursos. Saba, s, porque lo vea, porque

    lo haba vivido, del hambre, de las comunidades indgenas desplazadas cada

    vez ms ro arriba, conforme las compaas deslindadoras se iban apropiando

    de sus tierras. Saba de azotes a trabajadores, de encierros infrahumanos, de

    salarios de miseria; saba de las condiciones de vida en el noroeste mexicano de

    fines del siglo XIX. An no saba de su poder de convencimiento, de la

    influencia que poda ejercer sobre los dems.

    Cabora. En 1889, Cabora era un rancho inaccesible del municipio de El

    Quiriego, perdido entre los valles del yaqui y mayo, cercano a la Sierra Madre

    Occidental. Colindante con Navojoa, lamos, Batacosa, El Quiriego, no contaba

    ni con un camino, ni con una brecha. Y la gente iba a Cabora. Iba siguiendo las

    huellas de otros, preguntando, equivocndose y volviendo a andar. La gente iba

    a Cabora a ver a su santa. Cabora se converta en centro de una religiosidad

    particular, con tintes humanistas y anticlericales, en refugio de los desposedos.

    Teresa curaba con tierra, con aceite de olivas, con concha ncar, con tierra

    mezclada con mantequilla o aceite, con su propia saliva. Cientos por da,

    incansable

    Siempre amable con los enfermos, sobre todo con los pobres, sin enfadarse nunca, manifestando una humildad ejemplar. Con una paciencia heroica, sin descansar desde el amanecer hasta bien entrada la noche algunas veces, y sin enfadarse, los atenda personalmente, tocando con sus manos las ms asquerosas llagas, haciendo que en su cama se acostaran algunos enfermos que padecan de enfermedades contagiosas, como tisis, lazarinos [lepra] y dems.36

    La iglesia se preocup, investig. Jos Antonio Gonzlez, originario de

    Sinaloa y vecino de El Quiriego, le dijo al cura de ese poblado, que la conoce

    perfectamente desde que tena tres aos y la ha tratado frecuentemente. Que no

    sabe si ha cumplido con la iglesia, pero que le consta que ha sido una joven

    36 Hermosillo, Sonora. Archivo de la Iglesia Catedral de Hermosillo, XXI Gobierno Eclesistico, Mitra de Sonora, 1890 (en adelante AICHGEMS). Caja 11. Carta del presbtero Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890.

  • 34

    bailadora como hay muchas.37 Y, s, haba sido como todas. Ya no lo era, pero

    lo haba sido. Guitarra en mano, quin le ganaba? Y para bailar, quin le

    ganaba? Luego vinieron los ataques de catalepsia y de epilepsia, los viajes, la

    mezcla extraa de languidez con una energa inagotable, las miles de

    curaciones, los miles de visitantes, la algaraba, el ruido amable, de fiesta

    permanente.

    Luego, las visiones, las certezas. 15 aos de edad y ya con una visin clara

    de la iglesia: pobrecitos los sacerdotes, que son los que estn ms mal ante los

    ojos de Dios, porque no cumplen con sus deberes.38 Sacerdotes que no obran de

    acuerdo a su discurso. Leyes de la iglesia ocultas por as convenir a los intereses

    de los jerarcas: La ley de Dios no era la que predicaban los sacerdotes, sino otra

    que, no convinindole al clero, la haba enterrado y que para poder sacarla,

    sera necesario que ella fuera a Roma.39

    Que se atrevi a bautizar a un hijo natural de su propio padre y a un indio

    mayo ya grande; que deca que para casarse bastaba con la unin de las

    voluntades (con esta idea defenda la unin libre de su padre con Gabriela

    Canta); que no cobraba por curar; que hablaba mal de los mdicos y de los

    ricos y de los sacerdotes, porque todo lo hacan por dinero; que ella hablaba con

    Dios a travs de la santsima virgen, que

    Teresa Urrea empez a llamar la atencin pblica en julio prximo pasado [1889], sobre todo en octubre. El origen fue una fiebre despus de la cual empez a adivinar. Tom fuerza en octubre, entonces fue cuando la gente empez a fluir al rancho de Cabora. Oy decir a Teresa Urrea que los sacerdotes no dicen una palabra de verdad. Que son muy interesados y que cuando andaba en el mundo su Tatita Diosito dej unas santas escrituras que el clero quem y que Dios no quiso que se perdieran. Estn enterradas en Roma y que ella puede ir a sacarlas en una noche con la licencia de su Tatita Diosito.40

    37 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio de Jos Antonio Gonzlez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 38 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio de Arcadio Brquez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 39 AICHGEMS. Testimonio de Hermenegildo Velderrain, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 40 AICHGEMS. Testimonio de Carlota lvarez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890.

  • 35

    En los pueblos de El Quiriego y lamos, en 1890, haba pocos fieles

    catlicos. En mayo de ese ao slo haban recibido la comunin 249 personas

    en El Quiriego, y 320 en lamos.41 En esa misma fecha, miles veneraban

    diariamente a Teresa Urrea, la llamada santa de Cabora, que en medio de

    sus exhortaciones hablaba bastante mal en contra de los sacerdotes y los

    sacramentos.42

    El obispo de Sonora, don Herculano Lpez, mand investigar el caso de

    aquella nia histrica de la que todos hablaban y por quien muchos se alejaban

    de la iglesia. El prroco de El Quiriego no se atrevi a ir, pero consult al doctor

    Ortiz, de lamos: Habindole preguntado qu le pareca de la joven Urrea,

    dijo que dicha joven padeca una catalepsia, y que estaba afectada del

    cerebro.43 Consult a vecinos y todos manifestaron haber ido a verla al menos

    una vez, y dieron fe de su poder curativo, de su carisma, de su bondad. Todos,

    bajo juramento, afirmaron haber visto curar a multitud de enfermos, si bien en

    casi todos los casos aparece una leyenda entre parntesis que reza: aunque no

    haba sanado a nadie.

    El sacerdote de lamos, Luis Bourdier, escribi, preocupado, al obispo

    Lpez:

    Todos los pueblos del mayo han ido en masa a visitarla y an llevan las imgenes de las iglesias, an los vasos sagrados. Gran fe tienen en ella los indios. Por haber dicho ella que en estos das se iba a hundir lamos, las haciendas han quedado desiertas porque los indios huan a las lomas y cerros. En Cabora consinti la dicha santa que le bailaran los matachines y an que le cantaran: bendita sea tu pureza santa virgen de Cabora y muchas otras cosas por el estilo que repugnan al corazn y fe de los catlicos.44

    41 AICHGEMS. Informe del prroco de lamos, Luis Bourdier, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 42 AICHGEMS. Testimonio, de Luis Bourdier. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 43 El doctor consultado era Alfonso Ortiz, padre del mdico y cantante Alfonso Ortiz Tirado. AICHGEMS. Informe del presbtero de El Quiriego, Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890. 44 AICHGEMS. Informe del presbtero de lamos, Luis Bourdier, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890.

  • 36

    Adems, segn Bourdier, se le hincan, le adoran la mano, el vestido, le

    tienden ropa para que no pise el suelo.45 La jovencita Teresa Urrea, afirmaba a

    sus seguidores que hablaba con los ngeles en el cielo; que all estaba muy

    bonito, y que su Tatita-Diosito la haba mandado al mundo para la conversin

    de los pecadores; que poco tiempo estara en el mundo, que poco le durara la

    virtud, y que al fin haba de ser casada con tres hombres.46

    Quin es Teresa Urrea? Dnde naci? Cundo? Ni en los sesenta ni en

    los setenta ni en los ochenta del siglo XIX, se registr o bautiz nia alguna con

    el nombre de Teresa Urrea. El gobierno mexicano investig en cada parroquia,

    en cada oficina de registro civil de toda la repblica. Teresa Urrea Teresa

    Urrea gozaba ese recuerdo, esa jugarreta nunca aclarada por ella Ella no lo

    supo, pero se acab el porfiriato y nunca se conoci lugar y fecha de su

    nacimiento. Incontables aos despus, luego de mucho investigar, de mucho

    preguntar, el historiador William Curry Holden concluira que la que result un

    dolor de cabeza para el gobierno y una luz de esperanza para los desposedos,

    fue bautizada con el nombre de Nia Nona Garca Mara Rebeca Chvez, hija

    natural del hacendado Toms Urrea y de la india tehueco Cayetana Chvez,

    que la pari a los 14 aos.47

    Por toda la repblica buscaron su acta de nacimiento o su fe de

    bautismo Hasta que se encontraron con Ramn Salazar, de lamos, quien:

    Declar que Toms Urrea es hijo de Antonio del mismo apellido, originario que fue de Culiacn, y de doa Policarpa Ortiz, originaria que fue de Sinaloa, ambos difuntos. Lo conoci en 1846, cuando vino con su madre de paso para Palmarejo. Tendra de cuatro a seis aos. Naci [Toms] en la Villa de Sinaloa. Teresa naci en la Villa de Sinaloa, que ha odo decir que Teresa es hija espuria de don Toms Urrea, ignorando el nombre de la madre; agregando que haba odo tambin decir que la madre de Teresa estando sta chica fue domstica en la casa del seor Lauro Quiroz. Dando la razn de su dicho dijo el seor Salazar que lo que ha declarado respecto a don Toms Urrea le consta personalmente por haber tenido relaciones con la familia, y lo que ha afirmado al

    45 Ibid. 46 AICHGEMS. Informe del Presbtero de El Quiriego, Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890. 47 William Curry Holden, Teresita (Owings Mills, Maryland: Stemmer House, 1978), 10.

  • 37

    respecto de Teresa, de odas, por varios conductos sin poder precisar cules son.48

    Y localizaron a don Lauro Quiroz, quien dijo que s, que no, que quin sabe.

    Dijo que era casado, mayor de edad, empleado. Que no hace recuerdo que la madre de Teresa Urrea haya sido sirvienta de su casa, pero que varias veces ha odo decir a su esposa que la madre de Teresa sirvi en la casa por un corto tiempo y que Teresa que entonces era una nia iba a la casa algunas veces con la madre. Que ni l ni su esposa recuerdan el nombre de la madre y menos pueden dar datos sobre la edad y lugar [de nacimiento] de Teresa Urrea. Dando a razn de su dicho, dijo: que lo que ha declarado le consta de odas.49 Teresa a los 16 aos dijo que iba a morir joven, que iba a vivir poco pero

    plenamente, que tendra tres hijos, que se casara tres veces. Aquella nia de

    escasa educacin, tena habilidades oratorias. Aquella nia hablaba a cientos

    diariamente. Aunque

    Asist a la escuela cuando tena nueve aos pero no quise estudiar; ms tarde sent el deseo de saber leer y aprend el alfabeto de una anciana. La escritura la aprend sola. Quise escribir y escrib, pero cmo aprend a hacerlo no lo s, pues no me fue enseado. Sobre el piso de la casa de mi madre empec a escribir con el dedo meique en el polvo.50 Cundo se cambi de nombre? Cundo, cmo y por qu fue a vivir con

    su padre, el hacendado Toms Urrea? Ms sabor. Para qu explicarlo? Teresa

    gozaba con las dudas de los dems. Tantas entrevistas, tantas preguntas

    Para qu contestarlas? Que su padre la vio jinetear de nia y se interes en

    ella por sus habilidades? Que ella fue a pedirle vivir con l luego del abandono

    de su madre? Que su padre envi por ella una vez que supo de su existencia?

    Sus ojos negros brillaban de emocin; eran pequeas victorias.

    48 Hermosillo, Sonora. Casa de la Cultura Jurdica (en adelante CCJ). 1896, expediente s/n. Cuaderno no. 2 (217), folio 248. Declaracin de Ramn Salazar, en calidad de testigo. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896. 49 CCJ. 1896, expediente s/n. Cuaderno no. 2 (217), folio 249. Declaracin de Lauro Quiroz, en calidad de testigo. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896. 50 Entrevista a Teresa Urrea en The Weekly Examiner, de San Francisco, California, julio 27 de 1900, citada en Brianda Domecq, Teresa Urrea, la santa de Cabora, en Tomchic, la revolucin adelantada: resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), compilado por Jess Vargas Valdez, varios volmenes (Chihuahua: Universidad Autnoma de Ciudad Jurez, 1994), I: 9-65, en esp. 47.

  • 38

    Teresa, desde los 16, saba de las religiones y las abismales diferencias

    entre el decir y el hacer de sus representantes.

    Para Dios, las religiones nada son, nada significan, no son ms que palabras sin sentido, prcticas exteriores que hieren solamente los sentidos, pero que no penetran el alma, ni salen del alma, y por lo mismo esas palabras y esas prcticas no llegan a El Padre, porque lo que El Padre quiere de sus hijos es el sentimiento, es el amor puro, y ese sentimiento y amor slo se encuentra en la prctica desinteresada del amor, del bien, del deber. Nosotros nada somos comparados con El Padre; sin embargo las palabras de miel pronunciadas por los labios no llegan a nuestro corazn cuando el hecho es lo contrario de la palabra. Cmo, pues, queremos que palabras y exterioridades dichas y practicadas automticamente agraden a El Padre, cuando con la accin no tenemos el amor ni caridad para con nuestros semejantes, con quienes vivimos y estamos en contacto? Cmo podemos decir que amamos a Dios, a quien no vemos, porque la negra nube de nuestras pasiones nos lo oculta? Hagamos el bien. Amemos. Esa es la mejor religin. Depongamos nuestros odios y nuestros rencores ante el amor de los dems y sta ser la mejor religin que podamos practicar. 51 De Cabora, su fama se extendi a todo Sonora, Sinaloa, Chihuahua, en

    meses. Pronto se supo de ella en Arizona, California, Nuevo Mxico, Texas.

    Contra su voluntad, la llamaban santa: La santa de Cabora. Tambin le decan

    nia. Ella curaba y hablaba; la gente acuda en cantidades a escucharla, a saber

    de ella. Los yaquis la hicieron reina; otro grupo de la regin, los mayos, la

    veneraba; los tomochitecos acudieron desde Chihuahua a conocerla y la

    adoptaron como su santa. Periodistas de otras regiones fueron a investigar el

    caso de la nia santa. Se vendieron, por miles, fotografas con su rostro, y

    diferentes objetos alusivos a Teresa: escapularios, rosarios, dibujos, collares,

    oraciones La iglesia investig y reconoci virtudes humanas en la nia que no

    se cansaba de atender a miles de personas cada da, pero critic a sus

    seguidores. Deca el prroco Luis Bourdier, de lamos: Incluso los que tienen

    vergenza de su religin y a quienes sera una deshonra asistir a una procesin

    51 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, II: 91-193, en esp. 122.

  • 39

    de corpus o de algn otro santo, eran los primeros en ostentar su fe en

    Cabora.52 Se le conden:

    La famosa santa de Cabora no ha reformado nada ni ha metido ms fervor. Yo creo que su santidad es cosa que perjudica a la religin. No he visto ninguna conversin. Los sacramentos no estn muy frecuentados. Realmente es cosa seria que una persona que goza de tanto prestigio y que todos veneran como santa no haya hecho nada para la religin.53 El pueblo llevaba imgenes de Teresita con el obispo para que las

    bendijera. ste se escandalizaba y las rechazaba, an cuando reciba informes

    como ste del padre Zazueta, de El Quiriego:

    Verdad es que la joven Urrea curaba multitud de enfermos (aunque ninguno sanaba ni ha sanado); que con una paciencia heroica, sin descansar desde el amanecer hasta bien entrada la noche algunas veces, y sin enfadarse, los atenda personalmente, tocando con sus manos las ms asquerosas llagas, haciendo que en su cama se acostaran algunos enfermos que padecan de enfermedades contagiosas, como tisis, lazarinos y dems. Esto yo no me lo explico y slo creo que suceda una de tres cosas: o haca todo eso impulsada por una verdadera caridad; o lo haca sin darse cuenta de ello; o lo haca por amor propio como queriendo sostener su fama de santa.54

    El pueblo pronto escogi entre la iglesia del papa y la iglesia de Teresita

    sin edificios, sin ms ley que la de Dios, sin intermediarios. Teresita, la nia, la

    que deca que para casarse solamente se requera de la unin de voluntades;

    que no era necesaria la mano del cura. Que Dios lo poda todo, no las religiones,

    no los sacerdotes. Para la iglesia, aquello era hereja. Los sacerdotes recorran

    los pueblos amenazando con la excomunin a quienes profesaran culto a la

    santa de Cabora, pero tuvieron muy poco eco en una sociedad que ya haba

    decidido.

    52 AICHGEMS. Caja 11.Testimonio del prroco de lamos, don Luis Bourdier, en torno a Teresa Urrea. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 53 Ibid. 54 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio del prroco de El Quiriego, don Adolfo Zazueta, en torno a Teresa Urrea. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890.

  • 40

    Cabora. Durante aos las autoridades del centro buscaban a un

    municipio llamado Cabora, a una villa llamada Cabora, a una ciudad llamada

    Cabora. Nunca a una hacienda. Nunca a la propiedad de un particular valuada

    en 12 000 pesos. Apenas en 1888, don Toms Urrea haba heredado Cabora y el

    rancho contiguo, Aquihuiquichi, valuado en 6 000 pesos, de parte de su ta

    poltica doa Justina Almada, viuda de su to Miguel Urrea, su protector, quien

    muri en 1776. Desde cundo habit Toms la hacienda de Cabora? Desde

    1881 hizo vida con la adolescente Gabriela Canta, presumiblemente en Cabora.

    Por el rancho atraviesa el ro Cocoraque, lnea divisoria natural de las regiones

    yaqui y mayo. La casa de Cabora se construy, con adobes, a la vera del ro.

    Cuando la caravana dirigida por don Toms Urrea lleg a Cabora y

    Aquihuiquichi, procedente de Ocoroni, Teresa an no viva con su padre. Aos

    despus, ya viviendo en Cabora, la catalepsia hizo su aparicin y aquel rancho

    olvidado, sin caminos, lejos de todo, cobr vida.

    El 17 de mayo de 1892, luego de un ataque de los mayos a Navojoa, al

    grito de Viva la santa de Cabora!, el general Abraham Bandala tom presos a

    Teresa y a su padre. Los culpaba del ataque y de una sublevacin de los

    tomochitecos a finales de 1891. Los llev a Guaymas con el mayor sigilo. No a la

    crcel; los dej en custodia en casa del abogado Jess Mara Gaxiola.55 Con

    sigilo. De todas maneras, el pueblo se enter y se manifest a favor de la santa.

    Gaxiola poco pudo hacer para impedir que la poblacin se enterara. 56

    La negociacin. El acuerdo. El destierro. Guaymas. Bandala. Quin

    negoci? Teresa? No. Ella era menor de edad. Fue su padre. Le ofrecan ir a

    Sinaloa, a Culiacn. No quiso ir. Por qu? Por sus antecedentes anti porfiristas

    en aquel estado y por el gobierno de su enemigo, el cacique Caedo.

    55 Hermosillo, Sonora. Archivo General del Estado de Sonora, Fondo Ejecutivo (en adelante AGES/FE). Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio 18395. Telegrama del gobernador de Sonora, Rafael Izbal, al general Abraham Bandala, en Ccorit, donde le dice que: no teniendo dnde detenerlos, permit que se alojaran casa del licenciado Gaxiola, en donde estarn con entera seguridad. Ya ordeno se eviten manifestaciones fanticas.

    Hermosillo, Sonora, 26 de mayo de 1892. 56 AGES/FE. Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio 18409. Sin conocimiento mo, no obstante previsiones, las personas que estn en casa han pedido amparo.

    Telegrama de Jess Mara Gaxiola al gobernador Rafael Izbal. Guaymas, Sonora, 28 de mayo de 1890.

  • 41

    Chihuahua? Ni quiso, ni se lo propusieron. No haba opcin: Estados Unidos.

    Se pact, se acord, se actu.57 El recientemente estrenado ferrocarril Guaymas

    Nogales los condujo a la frontera a principios de junio de 1892. Pero de ello

    Teresa no quera pensar; no en ese viaje, no en ese momento.

    Eran tiempos difciles los de fines del siglo XIX. Sequa, compaas

    deslindadoras que se apropiaban de toda la tierra sin dueo (y los indios no

    tenan ttulos de propiedad). El gobierno dio concesiones a las compaas

    deslindadoras que violaban completamente la equidad, despojando a los

    pobres. Acapararon terrenos pblicos y titulados.58 El apego a la tierra, a sus

    costumbres, a su cultura, movi a yaquis y mayos a enfrentar al gobierno,

    apoyados en la figura de la nia Teresa:

    La cuestin agraria fue una de las causas que ms influyeron en el levantamiento de los yaquis y mayos en Sonora, y en la continuacin de la guerra hasta ahora, porque los atentados contra Cajeme y su familia [quemar la casa, violar la esposa], tuvieron lugar cuando se precipit el deslinde de los terrenos pblicos. En el que los indgenas vieron que se les iban a arrebatar sus propiedades, como es verdad.59 El gobierno porfirista se empeaba en construir el progreso, y el precio

    que pagaban las comunidades indgenas era muy alto: prdida de identidad,

    desarraigo, prdida de tierras, privacin de libertades, cambio obligado de

    costumbres (en el trabajo, en la alimentacin, en las prcticas religiosas, en el

    sentido de pertenencia de la tierra, del espacio), desplazamiento. Al morir

    Cajeme, surgi Juan Maldonado, haciendo guerra de guerrillas al gobierno:

    con la muerte de Cajeme se crey en la completa pacificacin del yaqui, pero

    todos se engaaron [...] los yaquis tenan nuevo jefe sucesor de Cajeme en la

    persona de Juan Maldonado (alias) Tetabiate.60

    57 AGES/FE. Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio, 18414. Cumpliendo con su mensaje del 26, de acuerdo con el general Bandala, marcharon anoche para radicarse en Tucson, territorio de Arizona, Toms Urrea y su hija. Consegu esto con la aquiescencia del mismo Urrea. Telegrama de Rafael Izbal al presidente de la repblica, general Porfirio Daz. Hermosillo, Sonora, 3 de junio de 1892. 58 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, II: 103. 59 Ibid., II: 122. 60 Francisco P. Troncoso, Las guerras con las tribus yaqui y mayo, 2 tomos (Hermosillo: Gobierno del Estado de Sonora, 1982), I: 236.

  • 42

    Los indios vean en Teresa la posibilidad de regresar a su cultura, a sus

    costumbres, a su paraso perdido. La seguan y la veneraban. Muchos blancos

    la buscaban, crean en ella la veneraban. Hecho excepcional fue el de Teresa

    Urrea a principios de los noventa del XIX. Los yaquis le bailaban la danza del

    venado, pascolas, matachines. Los espectculos eran serios, con dedicatoria

    llena de splica a la recin adoptada santa de los yaquis, la santa de Cabora.61

    Los polticos yaquis, los guerreros yaquis, los incrdulos, los antisociales,

    sucumban ante el personaje extraordinario que haba aparecido entre ellos.

    Los santos vivientes A fines del siglo XIX, proliferaron los santos vivos

    en el noroeste mexicano En el ao de 1890 haba, entre los mayos, muchos

    santos: Damin Quijano, sobrino de Cirilo Quijano general que figur con el

    lder yaqui Jos Mara Leyva, Cajeme era quien ms influencia tena. El coronel

    Antonio Rincn as lo describe:

    Ah me encontr con un joven indio de 16 aos de edad llamado Damin Quijano y que en un lugar predilecto y resguardado por los Temastianes, Maestros, Matachines y algunas familias, se ocupaba desde el da anterior en predicar con toda autoridad, hacindose la respetabilidad de aquella gente: en idioma mayo, pues no sabe el espaol el referido joven, habl con l y con el padre de ste, que parece lo aconseja, y despus de inspirarle alguna confianza, me explic lo que ya he tenido el honor de explicar a V. dicindome a la vez con fcil palabra y mucha expedicin, que por revelaciones de Dios y de la santa de Cabora, se senta con la obligacin y el deber de predecir a todos sus semejantes un prximo diluvio, del que slo quedara a salvo el lugar de la ranchera a que me vengo refiriendo.62

    Tambin estaban santa Camila, en Ilibaqui; en Macochin, santa Isabel; en

    Babero, santa Agustina; en Cohuirimpo, san Juan y La Luz; en Saporocho, san

    Irineo; en Tenanchopo, san Luis.63

    A Damin Quijano lo seguan alrededor de 1 200 indios. Quijano deca

    que por revelaciones de Dios y de la santa de Cabora, se senta con la

    obligacin y el deber de predecir a todos sus semejantes un prximo diluvio,

    61 William Curry Holden, Teresita, 100-102. 62 AGN/MGR. Volumen 7, folios 76-78. Informe del Teniente coronel del J. de E. M. G. del Valle al Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 63 Ibid., 73-75.

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    del que slo quedara a salvo el lugar de la ranchera [de Jambiolobampo] y por

    esa causa los llamaba.64 Estaba rodeado de temastianes, maestros, matachines

    y algunas familias. Teresa atribua a Damin Quijano el carcter de un nuevo

    No, que salvara a los mayos de una terrible inundacin. 40 das y 40 noches de

    lluvia, como en la Biblia. La libre interpretacin de las escrituras era una

    caracterstica de Teresa y de las comunidades yaquis y mayos en general. Qu

    poco saba Teresa en ese lejano 1890 que las inundaciones tendran gran

    importancia en su vida!

    Todos los santos seguan instrucciones de Teresa Urrea. Todos la

    veneraban como la santona mayor. Entre el 25 y el 27 de agosto de 1890, el

    coronel Antonio Rincn orden una redada de ms de 60 santos y fieles

    acompaantes, con el pretexto de llevarlos a trabajar a las minas de Santa

    Rosala, en Baja California Sur. Teresa no fue arrestada, por razones que se

    desconocen (miedo de las autoridades, tal vez, pues tambin entre la soldadesca

    tena influencia). Santa Agustina huy, lo mismo que santa Camila, quien se

    refugi en Cabora.

    El coronel Antonio Rincn justific de la siguiente manera su accin:

    porque faltaron a la obediencia de sus patrones y principalmente a las de las

    autoridades, dejando los pueblos, haciendas y ranchos enteramente desiertos y

    sin trabajo.65 Dicho de otra manera, los indios haban dejado sus trabajos para

    seguir a sus santos y, desde luego, los patrones no iban a realizar el trabajo

    propio de los indios. Los indios, ya desplazados de su tierra, ahora se

    empleaban en ranchos y haciendas. El juez que estudi el caso no encontr

    culpabilidad alguna en las acciones de estos santos.

    A los santos aprehendidos se les envi a trabajar a las minas de Baja

    California Sur. A decir de Lauro Aguirre, quien luch junto a Teresa contra el

    gobierno porfirista, a la altura de El Mdano, en el barco El Demcrata, los

    amarraron de pies y manos y los arrojaron al mar. Segn documentos oficiales,

    64 AGN/MGR. Volumen 7, folio 76. Informe del coronel Antonio Rincn al general en jefe del Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 65 Brianda Domecq, Teresa Urrea, la Santa de Cabora, en VII Simposio de Historia de Sonora 214-251 (Hermosillo: Talleres Grficos de la Universidad de Sonora, 1982), 219.

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    todos llegaron a santa Rosala y algunos, Damin Quijano entre ellos,66

    regresaron meses despus a Navojoa, pero ya no se supo si siguieron

    practicando acciones de santos.

    Por qu aparecieron tantos santos en el noroeste mexicano de fines

    del siglo XIX? Si las autoridades terrestres no slo no los ayudaban sino que les

    transformaban su mundo conocido, habra que buscar ayuda en el mundo

    cosmognico. El gobierno porfirista despoj a muchos campesinos de sus

    tierras. Los indgenas no saban (nunca haban necesitado) de ttulos de

    propiedad para ser dueos de sus tierras, y con el pretexto de no tener dicho

    ttulo, eran fcilmente despojados. La centralizacin poltica toc a poblaciones

    que hasta entonces permanecan alejadas de la esfera poltica nacional y a

    donde llegaron autoridades de manera repentina y violenta. En las regiones

    rurales del noroeste mexicano no saban de imposiciones polticas, ni culturales,

    ni religiosas. Se resquebraj la economa tradicional ante la llegada de

    inversiones extranjeras. Se formaron cultos salvacionistas que instaban a la

    rebelin como manera nica de recuperar su centenaria manera de vivir.

    A decir de Lauro Aguirre, quien estudi a Teresa Urrea mucho antes de que

    lucharan juntos, en los levantamientos yaqui y mayo e