Criterios de Decision Diversos Autores

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criterios que se dben tener en cuenta a fin de tomar la mejor desicion posible.

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  • CRITERIO DE HURWICZ

    Se trata de un criterio intermedio entre el criterio de Wald y el criterio

    maximax. Dado que muy pocas personas son tan extremadamente pesimistas

    u optimistas como sugieren dichos criterios, Hurwicz (1951) considera que el

    decisor debe ordenar las alternativas de acuerdo con una media ponderada

    de los niveles de seguridad y optimismo:

    donde es un valor especfico elegido por el decisor y aplicable a cualquier

    problema de decisin abordado por l, por lo que T(ai) = si + (1-oi. As, la

    regla de decisin de Hurwicz resulta ser:

    Los valores de prximos a 0 corresponden a una pensamiento

    optimista, obtenindose en el caso extremo =0 el criterio maximax.

    Los valores de prximos a 1 corresponden a una pensamiento

    pesimista, obtenindose en el caso extremo =1 el criterio de Wald.

  • ELECCIN DE

    Para la aplicacin de la regla de Hurwicz es preciso determinar el valor de ,

    valor propio de cada decisor. Dado que este valor es aplicable a todos los

    problemas en que el decisor interviene, puede determinarse en un problema

    sencillo, como el que se muestra a continuacin, y ser utilizado en adelante en

    los restantes problemas que involucren al decisor.

    Estados de la naturaleza

    Alternativas e1 e2

    si oi S(ai)

    a1 1 0 0 1 1-

    a2

    Si las alternativas a1 y a2 son indiferentes para el decisor, se tendr 1- = , por

    lo que = 1-. Por tanto, para determinar el decisor debe seleccionar

    repetidamente una alternativa en esta tabla, modificando el valor de en cada

    eleccin, hasta que muestre indiferencia entre ambas alternativas.

    EJEMPLO

    Partiendo del ejemplo de construccin del hotel, la siguiente tabla muestra

    las recompensas obtenidas junto con la media ponderada de los niveles de

    optimismo y pesimismo de las diferentes alternativas para un valor =0.4:

  • Alternativas

    Terreno comprado

    Estados de la Naturaleza

    Aeropuerto en A Aeropuerto en B si oi S(ai)

    A 13 -12 -12 13 3

    B -8 11 -8 11 3.4

    A y B 5 -1 -1 5 2.6

    Ninguno 0 0 0 0 0

    La alternativa ptima segn el criterio de Hurwicz sera comprar la parcela

    en la ubicacin B, pues proporciona la mayor de las medias ponderadas para

    el valor de seleccionado.

    CRTICA

    El criterio de Hurwicz puede conducir en ocasiones a decisiones poco

    razonables, como se muestra en la siguiente tabla:

    Estados de la naturaleza

    Alternativas e1 e2 ... e50 si oi S(ai)

    a1 0 1 ... 1 0 1 1-

    a2 1 0 ... 0 0 1 1-

  • Segn el criterio de Hurwicz ambas alternativas son equivalentes, aunque

    racionalmente la alternativa a1 es preferible a la alternativa a2. Ms an, si el

    resultado de la eleccin de la alternativa a2 cuando la naturaleza presenta el

    estado e1 fuese 1.001, se seleccionara la segunda alternativa, lo cual parece

    poco razonable.

    CRITERIO DE WALD

    Bajo la alternativa ai, el peor resultado posible que puede ocurrir tiene una valor

    para el decisor dado por:

    El valor si se denomina nivel de seguridad de la alternativa ai y representa la

    cantidad mnima que el decisor recibir si selecciona tal alternativa.

    En 1950, Wald sugiere que el decisor debe elegir aquella alternativa que le

    proporcione el mayor nivel de seguridad posible, por lo que S(ai)=si. As, la

    regla de decisin de Wald resulta ser:

  • Este criterio recibe tambin el nombre de criterio maximin, y corresponde a un

    pensamiento pesimista, pues razona sobre lo peor que le puede ocurrir al

    decisor cuando elige una alternativa.

    EJEMPLO

    Partiendo del ejemplo de construccin del hotel, la siguiente tabla muestra

    las recompensas obtenidas junto con los niveles de seguridad de las

    diferentes alternativas:

    Alternativas

    Terreno comprado

    Estados de la Naturaleza

    Aeropuerto en A Aeropuerto en B si

    A 13 - 12 -12

    B - 8 11 -8

    A y B 5 - 1 -1

    Ninguno 0 0 0

    La alternativa ptima segn el criterio de Wald sera no comprar ninguno de

    los terrenos, pues proporciona el mayor de los niveles de seguridad.

  • CRTICA

    En ocasiones, el criterio de Wald puede conducir a decisiones poco adecuadas.

    Por ejemplo, consideremos la siguiente tabla de decisin, en la que se

    muestran los niveles de seguridad de las diferentes alternativas.

    Estados de la Naturaleza

    Alternativas e1 e2 si

    a1 1000 99 99

    a2 100 100 100

    El criterio de Wald seleccionara la alternativa a2, aunque lo ms razonable

    parece ser elegir la alternativa a1, ya que en el caso ms favorable proporciona

    una recompensa mucho mayor, mientras que en el caso ms desfavorable la

    recompensa es similar.

    CRITERIO MAXIMAX

    Bajo la alternativa ai, el mejor resultado posible que puede ocurrir tiene un valor

    para el decisor dado por:

    El valor oi se denomina nivel de optimismo de la alternativa ai y representa la

    recompensa mxima que el decisor recibir si selecciona tal alternativa.

  • El criterio maximax consiste en elegir aquella alternativa que proporcione el

    mayor nivel de optimismo posible, por lo que S(ai)=oi. Esta regla de decisin

    puede enunciarse de la siguiente forma:

    Este criterio corresponde a un pensamiento optimista, ya que el decisor

    supone que la naturaleza siempre estar de su parte, por lo que siempre se

    presentar el estado ms favorable.

    EJEMPLO

    Partiendo del ejemplo de construccin del hotel, la siguiente tabla muestra

    las recompensas obtenidas junto con los niveles de optimismo de las

    diferentes alternativas:

    Alternativas

    Terreno comprado

    Estados de la Naturaleza

    Aeropuerto en A Aeropuerto en B oi

    A 13 - 12

    13

    B - 8 11 11

    A y B 5 - 1 5

    Ninguno 0 0 0

    La alternativa ptima segn el criterio maximax sera comprar la parcela en

    la ubicacin A, pues proporciona el mayor de los niveles de optimismo.

  • CRTICA

    Al utilizar el criterio maximax las prdidas pueden ser elevadas si no se

    presenta el estado de la naturaleza adecuado. Adems, en ocasiones puede

    conducir a decisiones pobres o poco convenientes. Por ejemplo, consideremos

    la siguiente tabla de decisin, en la que se muestran los niveles de optimismo

    de las diferentes alternativas.

    Estados de la Naturaleza

    Alternativas e1 e2 oi

    a1 100 -10000 100

    a2 99 99 99

    El criterio maximax seleccionara la alternativa a1, aunque lo ms razonable

    parece ser elegir la alternativa a2, ya que evitara las enormes prdidas de a1

    en el caso desfavorable, mientras que en el caso favorable la recompensa

    sera similar.

  • CRITERIO DE SAVAGE

    En 1951 Savage argumenta que al utilizar los valores xij para realizar la

    eleccin, el decisor compara el resultado de una alternativa bajo un estado de

    la naturaleza con todos los dems resultados, independientemente del estado

    de la naturaleza bajo el que ocurran. Sin embargo, el estado de la naturaleza

    no es controlable por el decisor, por lo que el resultado de una alternativa

    slo debera ser comparado con los resultados de las dems alternativas

    bajo el mismo estado de la naturaleza.

    Con este propsito Savage define el concepto de prdida relativa o prdida

    de oportunidad rij asociada a un resultado xij como la diferencia entre el

    resultado de la mejor alternativa dado que ej es el verdadero estado de la

    naturaleza y el resultado de la alternativa ai bajo el estado ej:

    As, si el verdadero estado en que se presenta la naturaleza es ej y el decisor

    elige la alternativa ai que proporciona el mximo resultado xij, entonces no ha

    dejado de ganar nada, pero si elige otra alternativa cualquiera ar, entonces

    obtendra como ganancia xrj y dejara de ganar xij-xrj.

    Savage propone seleccionar la alternativa que proporcione la menor de las

    mayores prdidas relativas, es decir, si se define ri como la mayor prdida que

    puede obtenerse al seleccionar la alternativa ai,

  • el criterio de Savage resulta ser el siguiente:

    Conviene destacar que, como paso previo a la aplicacin de este criterio, se

    debe calcular la matriz de prdidas relativas, formada por los elementos rij.

    Cada columna de esta matriz se obtiene calculando la diferencia entre el valor

    mximo de esa columna y cada uno de los valores que aparecen en ella.

    EJEMPLO

    Partiendo del ejemplo de construccin del hotel, la siguiente tabla muestra

    la matriz de prdidas relativas y el mnimo de stas para cada una de las

    alternativas.

    Alternativas

    Terreno comprado

    Estados de la Naturaleza

    Aeropuerto en A Aeropuerto en B i

    A 0 23 23

    B 21 0 21

    A y B 8 12 12

    Ninguno 13 11 13

    El mayor resultado situado en la columna 1 de la tabla de decisin original es

    13; al restar a esta cantidad cada uno de los valores de esa columna se

    obtienen las prdidas relativas bajo el estado de la naturaleza Aeropuerto

    en A. De la misma forma, el mximo de la columna 2 en la tabla original es 11;

  • restando a esta cantidad cada uno de los valores de esa columna se obtienen

    los elementos rij correspondientes al estado de la naturaleza Aeropuerto en

    B. Como puede observarse, el valor i menor se obtiene para la tercera

    alternativa, por lo que la decisin ptima segn el criterio de Savage sera

    comprar ambas parcelas.

    CRTICA

    El criterio de Savage puede dar lugar en ocasiones a decisiones poco

    razonables. Para comprobarlo, consideremos la siguiente tabla de resultados:

    Estados de la

    Naturaleza

    Alternativas e1 e2

    a1 9 2

    a2 4 6

    La tabla de prdidas relativas correspondiente a esta tabla de resultados es

    la siguiente:

    Estados de la Naturaleza

    Alternativas e1 e2 i

    a1 0 4 4

  • a2 5 0 5

    La alternativa ptima es a1. Supongamos ahora que se aade una alternativa,

    dando lugar a la siguiente tabla de resultados:

    Estados de la

    Naturaleza

    Alternativas e1 e2

    a1 9 2

    a2 4 6

    a3 3 9

    La nueva tabla de prdidas relativas sera:

    Estados de la Naturaleza

    Alternativas e1 e2 i

    a1 0 7 7

    a2 5 3 5

    a3 6 0 6

    El criterio de Savage selecciona ahora como alternativa ptima a2, cuando

    antes seleccion a1. Este cambio de alternativa resulta un poco paradjico:

    supongamos que a una persona se le da a elegir entre peras y manzanas, y

    prefiere peras. Si posteriormente se la da a elegir entre peras, manzanas y

    naranjas, esto equivaldra a decir que ahora prefiere manzanas!

  • CRITERIO DE LAPLACE

    Este criterio, propuesto por Laplace en 1825, est basado en el principio de

    razn insuficiente: como a priori no existe ninguna razn para suponer que un

    estado se puede presentar antes que los dems, podemos considerar que

    todos los estados tienen la misma probabilidad de ocurrencia, es decir, la

    ausencia de conocimiento sobre el estado de la naturaleza equivale a afirmar

    que todos los estados son equiprobables. As, para un problema de decisin

    con n posibles estados de la naturaleza, asignaramos probabilidad 1/n a

    cada uno de ellos.

    Una vez realizada esta asignacin de probabilidades, a la alternativa ai le

    corresponder un resultado esperado igual a:

    La regla de Laplace selecciona como alternativa ptima aquella que

    proporciona un mayor resultado esperado:

  • EJEMPLO

    Partiendo del ejemplo de construccin del hotel, la siguiente tabla muestra

    los resultados esperados para cada una de las alternativas.

    Alternativas

    Terreno comprado

    Estados de la Naturaleza

    Aeropuerto en A Aeropuerto en B Resultado esperado

    A 13 -12 0.5

    B -8 11 1.5

    A y B 5 -1 2

    Ninguno 0 0 0

    En este caso, cada estado de la naturaleza tendra probabilidad ocurrencia

    1/2. El resultado esperado mximo se obtiene para la tercera alternativa,

    por lo que la decisin ptima segn el criterio de Laplace sera comprar

    ambas parcelas.

    CRTICA

    La objecin que se suele hacer al criterio de Laplace es la siguiente: ante una

    misma realidad, pueden tenerse distintas probabilidades, segn los casos

    que se consideren. Por ejemplo, una partcula puede moverse o no moverse,

    por lo que la probabilidad de no moverse es 1/2. En cambio, tambin puede

    considerarse de la siguiente forma: una partcula puede moverse a la derecha,

  • moverse a la izquierda o no moverse, por lo que la probabilidad de no moverse

    es 1/3.

    Desde un punto de vista prctico, la dificultad de aplicacin de este criterio

    reside en la necesidad de elaboracin de una lista exhaustiva y mutuamente

    excluyente de todos los posibles estados de la naturaleza.

    Por otra parte, al ser un criterio basado en el concepto de valor esperado, su

    funcionamiento debe ser correcto tras sucesivas repeticiones del proceso de

    toma de decisiones. Sin embargo, en aquellos casos en que la eleccin slo va

    a realizarse una vez, puede conducir a decisiones poco acertadas si la

    distribucin de resultados presenta una gran dispersin, como se muestra en la

    siguiente tabla:

    Estados de la Naturaleza

    Alternativas e1 e2 Resultado esperado

    a1 15000 -5000 5000

    a2 5000 4000 4500

    Este criterio seleccionara la alternativa a1, que puede ser poco conveniente si

    la toma de decisiones se realiza una nica vez, ya que podra conducirnos a

    una prdida elevada.

  • Leonid Hurwicz

    (Leonid Hurwicz obtuvo el Premio Nobel de Economa en 2007, compartido con Eric S.

    Maskin y Roger B. Myerson por "haber sentado las bases de la teora de diseo de

    mecanismos.

    Si no hubiera hecho ms que llamar nuestra atencin sobre la existencia y exacto

    significado de ciertas lagunas fundamentales de la teora econmica, la Teora de los

    juegos y del comportamiento econmico, de von Neuman y Morgenstern, ya habra sido

    un libro de destacada importancia. Pero hace ms que eso. Es un libro principalmente

    constructivo: cuando consideran que la teora actual es insuficiente, los autores

    presentan una elaboracin analtica al efecto de resolver el problema.

    Seramos injustos con los autores si dijramos que su libro es una aportacin

    nicamente a la ciencia econmica. El mbito del libro es mucho ms amplio que eso.

    Los mtodos aplicados por los autores para abordar los problemas econmicoad

    suficiente para ser vlidos en la poltica, en la sociologa e incluso en la estrategia

    militar. Su aplicabilidad a los que son propiamente juegos (al ajedrez y al pker, p. ej.)

    es evidente por el mismo ttulo del libro. Y, adems, esta obra tiene un considerable

    inters desde el punto de vista puramente matemtico. De todas formas, nosotros

    limitaremos nuestro comentario principalmente a los aspectos puramente econmicos de

    la Teora de los juegos y del comportamiento econmico.

    Nuestro comentario es, en gran medida, puramente expositivo , lo que queda justificado

    por la importancia del libro, su empleo de conceptos nuevos y desacostumbrados y su

    misma extensin, que para algunos pudiera suponer un grave obstculo.

    Ya al menos desde los trabajos de Cournot sobre el duopolio han conocido los

    economistas la existencia de ese vaco que el susodicho libro trata de llenar, aun cuando

    todava hay muchos economistas que no advierten la gravedad de esa falta. No existe

    solucin adecuada al problema de definir el comportamiento econmico racional de un

    sujeto cuando la misma racionalidad de su actuacin depende de la conducta probable

    de otros individuos; en el caso de oligopolio, de otros vendedores. Cournot y muchos

    otros autores posteriores han tratado de eludir esta dificultad suponiendo que cada uno

    de los sujetos tienen una idea precisa de lo que los dems harn dadas las circunstancias

    de cada momento. Y, segn sea este comportamiento esperado de los dems sujetos,

    tenemos las soluciones particulares y bien conocidas de Bertrand y Cournot, as como el

    concepto ms general, de Bowley, de la variacin conjetural. Es decir, el

    comportamiento racional del sujeto queda determinado si podemos suponer conocido a

    priori el comportamiento de los dems. Pero es que, si los dems han de comportarse

    tambin racionalmente, no podemos suponer conocida a priori su actuacin, con lo que

    nos encontramos en un callejn sin salida.

    Ya hace diez aos, uno de estos autores indic la forma o, al menos, una forma de salir

    de esta dificultad: consista en rechazar la interpretacin al pie de la letra del principio

    del mximo como sinnimo de comportamiento racional. no es que el mximo (de la

    utilidad o de los beneficios) no fuese deseable si cupiera alcanzarlo, pero no se puede

    llegar a un verdadero mximo cuando el sujeto de que se trate slo controla uno de los

    factores que rigen el resultado (p. ej., de la competencia oligopolista).

  • Consideremos, por ejemplo, una situacin de duopolio , en la que cada uno de los

    duopolistas, A y B, trata de hacer mximos sus beneficios. Los beneficios de A

    dependen no slo de su propia actuacin (estrategia) sino tambin de la estrategia de B.

    Si A pudiese controlar (directa o indirectamente) a estrategia de B, elegira una para s y

    otra para B que hiciesen mximos sus propios beneficios. Pero no puede decidir l la

    estrategia de B y no puede, por tanto, estar seguro de que consiga hacer mximos

    incondicionalmente sus beneficios mediante la eleccin de una adecuada estrategia para

    s mismo.

    Pudiera parecer que, en tal situacin, no hay posibilidad de determinar el

    comportamiento racional de cada uno de los dos duopolistas. Pero es precisamente aqu

    donde entra en escena la nueva solucin propuesta por los citados autores. Aclararemos

    esto con un ejemplo.

    Supongamos que cada uno de los duopolistas puede seguir tres estrategias : A1, A2, A3,

    para el duopolista A, y B1, B2, B3, para el B. El beneficio que vaya a conseguir A, al

    que designaremos por a, esta determinado evidentemente por las estrategias que elijan

    cada uno de los duopolistas. Indicaremos esta dependencia por subndices de a,

    refirindose el primer subndice a la estrategia de A, y el segundo a la de B. As, p. ej.,

    a13 es el beneficio que obtendr A si sigue la estrategia A1, y B la B3. Anlogamente,

    b13 designa los beneficios de B en ese mismo caso. En las tablas de la pgina 470

    representamos los resultados posibles de la competencia duopolista.

    La tabla 1a muestra los beneficios que obtendr A segn sean las estrategias elegidas

    por A y por B. La primera fila corresponde a la eleccin A1, etc.; las columnas

    corresponden a las estrategias de B. La tabla 1b nos ofrece anlogos datos sobre los

    beneficios de B.

    Para indicar cmo A y B tomarn sus decisiones sobre las estrategias a seguir, nos

    serviremos del ejemplo numrico de las tablas 2a y 2b.

    Sigamos los razonamientos de A cuando est eligiendo una estrategia. En primer lugar,

    observar que, si elige la estrategia A3, sus beneficios no pueden descender por debajo

    de 5, mientras que cualquiera de las otras alternativas le exponen al peligro de verlos

    reducidos hasta 3 e incluso hasta 1. Pero an hay otra razn para elegir A3.

    Supongamos que exista el peligro de que vayan con el soplo a B, de que B se entere de

    la decisin de A antes de tomar l la suya. Si A hubiese elegido A1, por ejemplo, B-

    caso de saberlo de antemano-elegira a su vez B3 para as hacer mximos sus

    beneficios, lo que reducira a 1 el beneficio de A. Si A hubiese elegido A2, B escogera

    B2, lo que tambin reducira por debajo de 5 los beneficios de A, siendo as que ste

    estara seguro de obtener al menos 5 si eligiese A3.

  • Tabla 1 a Beneficios de A

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 a11 a12 a13

    A2 a21 a22 a23

    A3 a31 a32 a33

    Tabla 1b Beneficios de B

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 b11 b12 b13

    A2 b21 b22 b23

    A3 b31 b32 b33

    Tabla 2 a Beneficios de A

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 2 8 1

    A2 4 3 9

    A3 5 6 7

    Tabla 2 b Beneficios de B

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 11 2 20

    A2 9 15 3

    A3 8 7 6

    Quiz se pueda discutir que la eleccin de A3, por A y en tales circunstancias, sea la

    nica forma de definir el comportamiento racional, pero es desde luego una forma de

  • definirlo y, como veremos ms adelante, una forma muy fructfera. El lector puede

    fcilmente comprobar que un razonamiento anlogo por parte de B le har elegir B1

    como su estrategia ptima. El resultado de la competencia duopolista resulta as

    determinado y puede describirse como sigue: A elegir A3, B elegir B1, el beneficio de

    A ser 5, y 8 el de B.

    Una interesante propiedad de esta solucin es que ninguno de los duopolistas se sentir

    inclinado a variar su decisin, incluso si pudiera hacerlo, despus de darse cuenta de

    cul es la estrategia del otro vendedor.

    Y vamos a verlo. Supongamos que B ha descubierto que A se ha decidido por la

    estrategia A3.

    Buscando en la tercera fila de la tabla 2b, ver inmediatamente que la mejor poltica que

    l puede seguir en ese caso es la B1, pues es la que le rinde mayores beneficios entre las

    que son compatibles con la A3. La solucin a la que hemos llegado es de un carcter

    muy estable y ello independientemente de que se averige o no la estrategia seguida por

    el otro oferente.

    Pero el ejemplo que acabamos de examinar es artificioso en varios aspectos

    importantes. Uno de ellos es que no tiene en cuenta la posibilidad de una coalicin

    entre A y B. En nuestra solucin, que da la combinacin de estrategias (A3, B1), los

    beneficios conjuntos de ambos duopolistas suman 13, mientras que actuando de

    acuerdo podran salir mejor que eso. Si conviniesen en seguir las estrategias A1 y

    B3, respectivamente, aumentaran sus beneficios conjuntos hasta 21, y podran

    dividir esta suma de forma que ambos quedasen en mejor situacin que con la

    solucin anterior.

    Tabla 3 a Beneficios de A

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 2 8 1

    A2 4 3 9

    A3 5 6 7

    Tabla 3 b Beneficios de B

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 8 2 9

    A2 6 7 1

    A3 5 4 3

  • Uno de los mayores logros de la Teora de los juegos es el anlisis de las condiciones y

    naturaleza de la formacin de coaliciones. Ms adelante indicaremos cmo se hace esto;

    pero, de momento, vamos a eliminar el problema de las coaliciones considerando un

    caso que es algo particular, pero de gran inters terico; el caso de beneficios conjuntos

    constantes, del cual ponemos un ejemplo en las tablas 3a y 3b.

    La tabla 3a es idntica a la 2a; pero en la 3b hemos elegido las cifras de manera que los

    beneficios conjuntos de ambos duopolistas siempre sumen lo mismo (en este caso, 10)

    sean cuales fueren las estrategias elegidas, en cuyo caso lo que A gana lo pierde B, y

    viceversa. Por tanto, ya intuitivamente se comprende (aunque los autores se toman

    grandes trabajos para demostrarlo rigurosamente) que no se formar ninguna coalicin.

    Tabla 4 Beneficios de A

    estrategias de B

    B1 B2 B3

    estrategias de A

    A1 2 8 1

    A2 4 3 9

    A3 6 5 7

    Tambin aqu podemos llegar a la solucin mediante el razonamiento empleado en el

    caso anterior, solucin que resulta ser de nuevo (A3, B1), con los respectivos beneficios

    de 5 y 5, que suman 10, y sigue siendo de aplicacin lo que dijimos anteriormente sobre

    la estabilidad de la solucin y la falta de inters de averiguar los planes del rival.

    Hay, sin embargo, en este ejemplo un elemento artificioso y del que depende que la

    solucin sea o no determinada. Para comprenderlo basta con intercambiar 5 y 6 en la

    tabla 3a. La nueva situacin as producida viene representada en la tabla 4, que da los

    beneficios de A para las diferentes estrategias.

    No hay ahora ninguna solucin que posea la estabilidad del ejemplo anterior. En efecto,

    supongamos que A elige A3; si B lo averigua, escoger evidentemente B2, que le

    proporciona el mayor beneficio compatible con A3. Pero en ese caso A3 ya no sera la

    estrategia ptima de A, pues puede obtener mayores beneficios siguiendo A1; y si as lo

    hace, la estrategia ptima de B ya no es B2 sino B3, etc. No hay ninguna solucin que

    no estimule al menos a uno de los rivales a variar su decisin si averigua la del otro. No

    existe ninguna estabilidad .

    Qu es lo que, al construir la tabla, hace que la solucin del caso 3 sea determinada y

    que no lo pueda ser en el caso 4? La respuesta es que la tabla 3 tiene un punto mixto de

    estabilidad o punto de ensilladura (un mnimo -mximo) del que carece la tabla 4.

    Este punto mixto de estabilidad goza de las dos siguientes propiedades: es el mayor de

    todos los mnimos de las filas y, al mismo tiempo, es el menor de los mximos de las

    columnas. As, en la tabla 3a, los mnimos de las filas son respectivamente 1, 3 y 5,

    siendo este ltimo el mayor de ellos (maximum-minimorum); por otra parte, los

    mximos de las columnas son respectivamente 5, 8 y 9, siendo 5 el menor de ellos

  • (minimum-maximorum). Por tanto, la combinacin (A3, B1) da lugar al mayor de los

    mnimos de las filas y al menor de los mximos de las columnas, constituyen as un

    punto mixto de estabilidad. Por el contrario, es fcil ver que la tabla 4 no contiene un

    punto tal. En ella, 5 es tambin el mximo de los mnimos, pero el mnimo de los

    mximos es ahora 6; no coinciden uno con otro y es esta falta de un punto mixto de

    estabilidad la que da lugar a la indeterminacin existente en la tabla 4.

    Por qu es necesaria (y suficiente) a existencia de un solo punto mixto de estabilidad

    para asegurar el carcter determinado de la solucin? La respuesta est implcita en el

    razonamiento que hemos hecho sobre los ejemplos anteriores: si A elige su estrategia a

    fin de encontrarse protegido en el caso de que se descubra su decisin, elegir la

    estrategia cuya fila de la tabla convenga el mayor valor de los mnimos, es decir, la fila

    correspondiente al maximum-minimorum (fila que en el caso de la tabla 4 es A3), pues

    as est seguro de que sus beneficios no sern menores de 5 aunque B se entere de su

    decisin. Por su parte, B, siguiendo el mismo principio, elegir la columna (o sea la

    estrategia) que contenga el minimum-maximorum (B1 en la tabla 4), asegurndose as

    lograr unos beneficios de al menos 4 aunque su rival se entere de su decisin.

    De esta forma, ambos duopolistas se han asegurado un cierto mnimo de beneficios: 5 y

    4 respectivamente. Pero stos slo suman 9. Queda un resto, 1, por adjudicar, y se lo

    adjudicar el que mejor pueda prever los planes de su competidor. Es este residuo el que

    explica (y mide) el grado de la indeterminacin, y su presencia no sorprender a los

    economistas familiarizados con esta clase de fenmeno por la teora del monopolio

    bilateral. Pero hay veces en las que este residuo es cero, a saber: cuando el minimum-

    maximorum coincide con el maximum-minimorum, lo que por definicin implica la

    existencia de un punto mixto de estabilidad y la total determinacin de la solucin.

    Tabla 5 Beneficios de A

    estrategias de B

    B1 B2 mnimo de las filas

    estrategias de A

    A1 5 3 3 Mximum minimorum

    A2 1 5 1

    mximo de las columnas

    5 5

    Al llegar a esta fase de su estudio, los autores de la Teora de los juegos tuvieron ellos

    mismos que hacer una eleccin. Podran haber aceptado el hecho de que no siempre

    existen esos punto mixtos de estabilidad, con lo que, en general, siempre habra presente

    cierto grado de indeterminacin. Pero prefirieron librarse de la indeterminacin

    mediante una muy ingeniosa modificacin del proceso que lleva a la eleccin de la

    estrategia adecuada.

  • Hasta ahora, el cuadro que hemos presentado de un duopolista que trata de tomar una

    decisin respecto a la estrategia a seguir, era el de un hombre que razona cul de las

    diversas posibles actuaciones le resulta ms ventajosa (estrategia pura). Vamos ahora a

    variar este cuadro y a poner en manos de este empresario un conjunto de dados que va a

    lanzar para as determinar la estrategia que va a elegir. Es decir: introducimos un

    elemento aleatorio en la decisin (estrategia mista) . Pero no todo se deja al azar. El

    duopolista A debe enunciar de antemano una regla sobre cules de los resultados de la

    tirada -supongamos que slo se lanza un dado-le harn elegir una estrategia

    determinada. Para aclarar esto, utilizaremos una tabla algo ms sencilla pero menos

    interesante que las empleadas hasta ahora. En esta nueva tabla (la 5) , cada duopolista

    slo dispone de dos estrategias.Una regla que A podra adoptar sera, p. ej.:

    Si el resultado de la tirada es 1 2, elijo A1.

    Si el resultado de la tirada es 3, 4, 5 6, elijo A2.

    Si se sigue esta regla, la probabilidad de que A elija A1 es 1/3, y la de que elija A2 es

    2/3. Si se hubiera adoptado otra regla (por ejemplo, la de elegir A1 si el resultado de la

    tirada es 1, 2 3), la probabilidad de que se eligiera A1 habra sido 1/2. Llamamos

    coeficiente aleatorio de A a la fraccin que expresa la probabilidad de que A elija A1.

    En los dos ejemplos anteriores, los coeficientes aleatorios de A seran 1/3 y 1/2,

    respectivamente.

    Como caso especial, el valor del coeficiente aleatorio podra ser cero (lo que significara

    que decididamente se escoge la estrategia A2) o 1 (lo que significa que A escoge

    decididamente A1), con lo que, en cierto sentido, las estrategias puras pueden

    considerarse como un caso especial de las mixtas. De todas formas, esta ltima

    afirmacin est sujeta a condiciones bastante importantes y de compleja naturaleza, en

    las que no entraremos aqu.

    Tabla 6

    Coeficientes aleatorios de A

    Coeficientes aleatorios de B mnimos de las filas

    0 1/3 2/3 1

    0 5 3 1/3 2 1/3 1 1

    1/3 4 1/3 3 2/3 3 2 1/3 2 1/3

    2/3 3 2/3 3 2/3 3 2/3 3 2/3 3 2/3 maximum minimorum

    1 3 3 2/3 4 1/3 5 3

    mximos de las columnas

    5 3 2/3 4 1/3 5

    minimum maximorum

  • Ahora, en vez de escoger una de entre las estrategias de que dispone, el duopolista A ha

    de escoger el coeficiente aleatorio ptimo (que, en cierto sentido, an no est definido).

    Cmo se hace la eleccin del coeficiente aleatorio? Para ello, se construye una tabla

    que se diferencia en dos aspectos importantes de las que hemos empleado hasta ahora, y

    un ejemplo de la cual es la tabla 6. En ellas, cada fila corresponde a un posible valor del

    coeficiente aleatorio de B. Como el coeficiente aleatorio puede tomar cualquier valor

    entre cero y 1 (ambos incluidos), no hay que considerar la tabla ms que como una

    muestra.

    Los nmeros que figuran en la tabla son los valores medios (esperanzas matemticas)

    correspondientes a la eleccin de los coeficientes aleatorios indicados por las

    respectivas fila y columna . (Hay que advertir que la tabla 6 no es ms que un artificio a

    efectos de la exposicin, y los procedimientos que se emplean en el libro de que

    tratamos son algebraicos y mucho ms sencillos en el clculo).

    Si ahora suponemos, con los autores, que cada uno de los duopolistas trata de hacer

    mxima la esperanza matemtica de sus beneficios (tabla 6) en vez de los beneficios

    mismos (tabla 5), podra parecer que, caso de que no exista un punto mixto de

    estabilidad, sigue estando presente la causa de la dificultad. Pero no es vano hemos

    introducido las estrategias mixtas. Se puede demostrar (y el que primero demostr este

    teorema fue von Neumann, ya en 1928) que en la tabla de la esperanza matemticas

    (como la 6, p. ej.)siempre existe un punto mixto de estabilidad, con lo que el problema

    es siempre determinado.

    El lector, que puede haber visto con cierto recelo la introduccin de los dados en el

    proceso de la toma de decisin, estar seguramente de acuerdo en que, ste es un

    resultado bastante espectacular. Aunque la primera impresin fuera la contraria, resulta

    que es posible convertir el problema en determinado. pero ello tiene un precio: parece

    preciso aceptar las estrategias mixtas y suponer que lo nico que importa es la esperanza

    matemtica de los beneficios (y no, por ejemplo, su varianza). Muchos economistas

    considerarn que ese precio es demasiado elevado. Adems, se podra discutir la

    necesidad de dar carcter determinado a un problema de esta naturaleza, y quiz

    debiramos considerar como solucin el intervalo de indeterminacin dado por los dos

    puntos crticos: el minimum-maximorum y el maximum-minimorum.

    Como ya hemos indicado anteriormente, no hay que prescindir, en general, de la

    posibilidad de una coalicin, posibilidad que resulta especialmente evidente a

    considerar situaciones econmicas ms complejas.

    Podra darse, p. ej., una situacin en la que no haya ms que dos vendedores y dos

    compradores, en cuyo caso se podra formar una coalicin de vendedores y otra de

    compradores. Pero tambin cabra que uno de los compradores sobornase de alguna

    forma a uno de los vendedores para enfrentarse juntos con los otros dos. E igualmente

    se pueden imaginar otras varias combinaciones de este tipo.

    Veamos que, cuando slo figuran dos personas en escena, cual en el caso del duopolio

    (en el que prescindamos del papel de los consumidores), no se formara coalicin si la

    suma de los beneficios de ambos sujetos era constante. Pero, cuando el nmero de

    participantes es tres o ms, pueden provechosamente formarse subcoaliciones incluso si

    la suma de los beneficios de todos ellos es constante. As, en el ejemplo anterior de

  • cuatro sujetos, podra ser ventajoso para los vendedores combinarse contra los

    compradores, incluso si (o, quiz, especialmente si) los beneficios de los cuatro siempre

    suman la misma cantidad.

    As, pues, podemos estudiar la formacin de coaliciones sin abandonar el tan

    conveniente supuesto de la constancia de la suma de los beneficios. En realidad, cuando

    se sabe que esa suma no es constante, se puede introducir (en teora) un nuevo y ficticio

    participante, quien, por definicin, pierde todo lo que ganan los participantes reales, y

    viceversa. Con ello, podemos considerar que una situacin de beneficios globales no

    constantes y tres personas, p. ej., es un caso especial de la situacin de beneficios

    globales constantes y cuatro personas. Esta es una razn ms limitar la mayor parte del

    estudio (tanto en el libro como en este artculo) al caso de beneficios globales

    constantes, y ello a pesar de que los problemas econmicos son casi siempre del tipo de

    suma no constante.

    Pasaremos ahora a estudiar el caso ms sencillo de los de suma constante que admite la

    formacin de una coalicin: el de tres participantes .Aqu ya no es suficiente la tcnica

    de anlisis que hemos empleado en el caso de slo dos sujetos. El nmero de

    posibilidades aumenta rpidamente. Cada uno de los participantes puede actuar

    independientemente, o bien se puede formar una de las tres posibles coaliciones de dos

    personas (A y B contra C, A y C contra B, B y C contra A). Y, si no fuera por la

    condicin impuesta de que la suma de los beneficios ha de ser constante, cabra adems

    la posibilidad de una coalicin de los tres participantes.

    Tambin aqu se pone de manifiesto la novedad de la forma en la que los autores

    abordan el problema. En la mayor parte de la teora econmica tradicional, se postula la

    formacin-o ausencia- de determinadas coaliciones . As, p. ej., se estudia la economa

    de los crteles sin investigar rigurosamente las condiciones necesarias y suficientes para

    su formacin. Adems, se tiende a excluir a priori fenmenos tales como la

    confabulacin entre vendedores y compradores, aunque se sabe que tales fenmenos se

    dan en la realidad. La Teora de los juegos, aunque en apariencia ms abstracta que la

    teora econmica que ya nos es familiar, en estos puntos se aproxima mucho ms de

    cerca a la realidad. Para dar una solucin completa a los problemas de la teora

    econmica. hay que resolver los fenmenos que son la formacin de coaliciones, el

    soborno, la confabulacin, etctera. Ahora disponemos de la respuesta a esas cuestiones,

    aunque en los casos ms complicados sea de carcter un tanto formal y aunque no

    siempre nos proporcione la suficiente visin interna del funcionamiento del mercado en

    la realidad.

    Volvamos ahora al caso de tres sujetos. Supongamos que dos de ellos son vendedores y

    el otro comprador. La teora tradicional nos dira la cantidad vendida por cada oferente

    y el precio. Pero sabemos que en el proceso de la transaccin uno de los vendedores

    puede sobornar al otro para que se abstenga de competir, con lo que este ltimo de todas

    formas obtendra un beneficio y, por otra parte, el beneficio real del que realiz la venta

    sera inferior al normal en la cantidad que pag a su rival.

    Conviene, pues, introducir el concepto de ganancia. La ganancia del participante

    sobornado es el importe del soborno, y la ganancia del vendedor es el beneficio

    obtenido con la venta menos el importe del soborno. Llamaremos imputacin a una

    distribucin concreta de las ganancias entre los participantes. La imputacin no es un

  • nmero, sino un conjunto de nmeros. As, p. ej., si las ganancias de los participantes en

    un caso determinado son gA, gB, gC, a lo que se llama imputacin es al conjunto de

    esas tres g. La imputacin resume el resultado del proceso econmico. Para cada

    situacin, hay muchas imputaciones posibles, y uno de los principales objetivos de la

    teora econmica es hallar, entre todas ellas, las que tendrn en un comportamiento

    racional.

    En una situacin como la descrita anteriormente (tres participantes y beneficios globales

    constantes), cada uno de los sujetos empezar preguntndose qu beneficios podr

    obtener actuando independientemente, aunque sea en el pero de los casos y aunque los

    otros dos formen una coalicin contra l. Para ello, considerar la situacin como de

    slo dos participantes (considerando a la coalicin formada contra l como un solo

    sujeto) y calcular el maximum-minimorum del caso, o punto mixto de estabilidad, si es

    que ese punto existe, lo cual naturalmente siempre tendr lugar si se emplean las

    estrategias mixtas. A continuacin, el sujeto considerar la posibilidad de formar l una

    coalicin con uno de los otros dos participantes. Y aqu se plantea la cuestin crucial:

    Cules son las condiciones para que se pueda formar tal coalicin?.

    Antes de examinar en detalle esta cuestin, resumiremos en la tabla 8 los datos del caso.

    Tabla 8

    I Si A acta solo, puede obtener 5 Si B acta solo, puede obtener 7 Si C acta solo, puede obtener 10

    II Si A y B se coligan, pueden obtener 15 Si A y C se coligan, pueden obtener 18 Si B y C se coligan, pueden obtener 20

    III Si A, B y C actan de acuerdo, pueden obtener 25

    Entre las muchas posibles imputaciones, consideremos las tres de la tabla 9:

    Tabla 9

    A B C

    1 6,5 8,3 10,2

    2 5,0 9,5 10,5

    3 4,0 10,0 11,0

    Se observar que, en la imputacin #1, B y C resultan en mejor situacin que si

    hubieran actuado individualmente, pues obtienen 8,3 y 10,2 en vez de 7 y 10,

    respectivamente. B y C tendrn, por tanto, inters en formar una coalicin, ya que sin

    ella no sera posible la imputacin #1,. Pero, una vez formada la coalicin, no es la #1 la

    imputacin que ms les conviene; con la #2, p. ej., ingresan 9,5 y 10,5 en vez de 8,3 y

  • 10,2, respectivamente. En tales casos, diremos que la imputacin #2 domina a la #1.

    Pudiera parecer, por otra parte, que la imputacin #3 domina a su vez a la #2, pues

    promete an ms, tanto para B como para C. Pero promete demasiado; en la #3, la suma

    de las ganancias de B y C es 21, que es ms de lo que la coalicin puede lograr (vase a

    tabla 8). As, pues, hay que descartar esta ltima imputacin irreal, y no se puede decir

    que domine a ninguna otra.

    La dominacin es una relacin de extraordinario inters. Por una parte, no es transitiva:

    puede ocurrir que una imputacin, i1, domine a otra, i2, que domina a su vez a la i3, sin

    que ello quiera decir que i1 domine a i3; incluso puede que i1 est dominada por 13.

    Adems, es fcil construir ejemplos de dos imputaciones (pongamos por caso) ninguna

    de las cuales domine a la otra.

    Para darnos una idea geomtrica de esta situacin un tanto extraa, fijmonos en la

    figura 1, en la cual los puntos de la circunferencia representan distintas imputaciones

    posibles. (Tngase presente, sin embargo, que esto no es ms que una til analoga

    geomtrica.) Convengamos ahora en que si el punto #2 est a menos de 90 grados (en el

    sentido de las agujas del reloj) del punto #1, este ltimo domina al #2. Es fcil de ver en

    la figura que #1 domina a #2 y que #2 domina a #3, pero a pesar de ello #1 no domina a

    #3.

    Figura 1

    Esta imagen geomtrica nos servir para definir el fundamental concepto de solucin.

    Consideremos los puntos (imputaciones) #1, #3, #5 y #7 de la figura 1. Ninguno de

    ellos domina a ninguno de los otros, ya que cada par de ellos est separado por 90 ms

    grados. Pero cualquier otro punto del crculo est dominado por, al menos (en este caso,

    exactamente), uno de ellos: todos los puntos entre #1 y #3 estn dominados por #1, etc.;

    no hay ningn punto de la circunferencia que no est dominado por uno de los cuatro

    mencionados. Definimos una solucin como un conjunto de puntos (imputaciones) que

    gozan de dos propiedades: 1) ninguno de los elementos del conjunto domina a ningn

    otro elemento del mismo conjunto, y 2) todo punto exterior al conjunto ha de estar

    dominado por al menos uno de los elementos del conjunto.

    Hemos visto que los puntos #1, #3, #5 y 37 gozan de ambas propiedades, por lo que los

    cuatro puntos en conjunto forman una solucin, Tiene importancia observar que no se

    puede considerar como solucin a ninguno de esos puntos aisladamente; incluso si

    prescindiramos de uno solo de esos puntos, los tres restantes ya no constituiran una

    solucin. Por ejemplo: si prescindimos de #1, los puntos entre #1 y #3 no estn

    dominados por ninguno de los #3, #5 o #7 restantes; ello violara la segunda condicin,

    por lo que esos tres puntos solos no constituyen solucin. Por otra parte, si aadimos un

    quinto punto a los #1, #3, #5 y 37, el subsiguiente conjunto de cinco elementos tampoco

    constituye solucin. Supongamos, p. ej., que es #2 el nuevo y quinto punto; observamos

    que #2 est dominado por #1 y que a su vez domina a #3, con lo que nos falta la primera

    condicin.

    Pero, al contrario de lo que podra dictarnos la intuicin, un elemento de la solucin

    puede estar dominado por puntos extraos a sta: p. ej.: 31 est dominado por #8, etc.

  • Es fcil que haya ms de una solucin, y el lector no tendr dificultad en comprobar que

    #2, #4, #6, #8 tambin forman solucin, siendo evidente que existen infinitas ms.

    Existe siempre una solucin por lo menos? Hasta ahora no se ha podido responder a

    esta pregunta. Entre los casos examinados por los autores no se ha encontrado ninguno

    que careciera de al menos una de ellas, pero an no se ha demostrado que siempre haya

    de existir solucin.

    Para comprender la posibilidad terica de un caso sin solucin, alteraremos ligeramente

    el concepto de dominacin (vase la figura 2) y diremos que #1 domina a #2 si su

    ngulo de separacin (en el sentido de las agujas del reloj) no es mayor de 180.

    De esta forma resulta (en la figura 2) que el punto #1 domina al 3, pero no al #4; etc.

    Podemos ahora demostrar que en este caso no existe solucin. Para ello, supongamos

    que existiese una solucin y sea #1 uno de sus puntos (sin que esta eleccin concreta

    nos haga perder nada de generalidad). Es evidente que #1 no constituye por s solo una

    solucin, pues hay puntos de la circunferencia (el #4, por ejemplo) que no estn

    dominados por #1; o sea, que la solucin ha de incluir al menos dos puntos. Pero

    cualquier otro punto de la circunferencia, o bien est dominado por #1 (el #2, p. ej.,), o

    bien domina a 31 (el #4, p. ej), o bien ocurren ambas cosas (como en el #), lo que

    contradira a la primera condicin de los elementos de la solucin. Por tanto, tampoco

    hay solucin que conste de dos elementos. A fortiori, no hay soluciones que contengan

    ms de dos puntos; es decir, hemos construido un ejemplo que no tiene ninguna

    solucin. Pero el que tal situacin pueda darse en economa (o en los juegos de azar, si

    se quiere) es an objeto de discusin.

    Fijmonos ahora en la interpretacin econmica del concepto de solucin. Dentro de la

    solucin, no hay motivo para variar de una imputacin a otra, pues ninguna de ellas

    domina a otra del conjunto. Adems, nunca hay razn suficiente para salirse de una

    solucin determinada, pues toda solucin extraa a la solucin puede ser desacreditada

    por una imputacin de la solucin que domina a la exterior. Pero, como hemos visto,

    tambin la recproca es generalmente cierta: las imputaciones de la solucin pueden

    estar dominadas por las exteriores a la misma. Si prescindimos de esta ltima

    consideracin, la solucin de que se trate cobra un carcter institucional y, segn los

    autores, una solucin puede ser equivalente a lo que podramos llamar los "standards de

    comportamientos" de una colectividad determinada.

    Podemos ahora considerar que la multiplicidad de soluciones corresponde a distintos

    ordenamientos institucionales alternativos: a un cierto marco institucional slo

    correspondera una solucin. Pero aun as, queda un gran nmero de posibilidades, pues

    generalmente cada solucin contiene ms de una imputacin. y an existira mayor

    indeterminacin si no hubiramos introducido las estrategias mixtas. Sera, pues,

    sorprendente que von Nuemann y Morgenstern no lograsen, en las aplicaciones que

    llevan a cabo, algo ms que los resultados clsicos y no descubrieran imputaciones

    hasta aqu descuidadas o totalmente abandonadas; y sealan algunos resultados

    heterodoxos bastante interesantes, especialmente en el ltimo captulo del libro.

    Pero hay un caso en el que, a la vista de la literatura posterior sobre la materia, no est

    justificada la pretensin de los autores de lograr mayor generalidad que la de la teora

    econmica, y es el caso que corresponde en esencia al monopolio bilateral (pg. 564,

  • proposicin 61:C). Empleando sus mtodos nuevos. los autores llegan a un cierto

    intervalo de indeterminacin del precio, que es un intervalo ms amplio que el indicado

    por Bhm-Bawerk, por haber prescindido (como advierten los mismos autores) del

    supuesto del precio nico. Pero en las teoras del excedente del consumidor (por no citar

    ms de un ejemplo) ya se haba llegado a una anloga ampliacin del intervalo de

    indeterminacin de precio levantando aquel mismo supuesto.

    Repito, sin embargo, que la Teora de los juegos ofrece una forma ms general de

    abordar los problemas de la que sera posible de otro modo, y de ello es un ejemplo la

    existencia de soluciones discriminatorias, descubierta por mtodos puramente

    analticos; as como tampoco sera posible explicar, con los mtodos y tcnicas

    corrientes de la teora econmica, los diversos tipos de acuerdos y confabulaciones a los

    que nos hemos referido al hablar de los casos de tres y cuatro sujetos.

    Las posibilidades de los nuevos mtodos de von Neumann y Morgenstern parecen ser

    enormes y es de esperar que contribuyan a reforzar y aumentar el realismo de buena

    parte de la teora econmica; pero, tambin en gran parte, no son ms que posibilidades,

    y los resultados estn an en gran medida por lograr. Aun empleando los ms poderosos

    mtodos matemticos, las dificultades con las que se tropieza al tratar las situaciones en

    las que existen ms de tres sujetos son enormes. Incluso los problemas del monopolio y

    del monopsonio estn fuera de nuestro alcance en el estado actual de la investigacin, y

    lo mismo puede decirse de la competencia perfecta, aunque pueda resultar que esta

    ltima no es una solucin legtima, ya que excluye la formacin de coaliciones que

    pueden dominar las imputaciones de competencia. Mucho han ayudado estos mtodos a

    aclarar el problema del oligopolio, pero tambin aqu los resultados estn lejos de

    alcanzar el grado de determinacin deseado por el economista terico.

    Por todo ello, considero un tanto lamentables algunas de las afirmaciones hechas en el

    primer captulo del libro atacando (con bastante falta de discriminacin) las tcnicas

    analticas actualmente empleadas por los tericos de la economa. Cierto que las

    deficiencias de la teora econmica sealadas en la Teora de los juegos son muy reales,

    y no podramos desear nada mejor que un modelo que nos diera las propiedades

    generales de un sistema de m vendedores y n compradores, p. ej., del cual pudieran

    considerarse como casos particulares el monopolio, el duopolio y la competencia

    perfecta. Pero desgraciadamente ni siquiera podemos vislumbrar an el tal modelo. A

    falta del mismo, los economistas tericos han empleado (y sin duda alguna seguirn

    empleando) otros, aunque menos satisfactorios, muy tiles de todas formas; pues no

    podemos permitirnos ignorar la necesidad social de unos resultados de la teora

    econmica, y ello aunque lo mejor de los mismos sea bastante tosco. El hecho de que se

    haya estudiado tanto la teora de las fluctuaciones econmicas no es una prueba de

    "cunto se han subestimado las dificultades por resolver" (pg. 5), sino que ms bien

    demuestra que la ciencia econmica no puede permitirse el lujo de desarrollarse en la

    forma tericamente ms lgica cuando la necesidad de obtener resultado es tan

    imperiosa como el caso de los altibajos del nivel de empleo.

    Ni tampoco es seguro, aunque s posible desde luego, que, cuando se disponga de una

    teora rigurosa elaborada segn las directrices propuestas por von Neuman y

    Morgenstern, los resultados obtenidos en los problemas importantes sean lo suficiente

    distintos de los alcanzados con los mtodos actuales (y reconocidamente imperfectos)

    como para justificar algunas de las ms duras acusaciones hechas en el primer captulo

  • del libro. No hay que olvidar, p. ej., que, aunque sera de gran valor la explicacin

    terica de las coaliciones que se van a formar en una situacin determinada, disponemos

    de conocimientos empricos que podemos emplear como substitutivos (siempre

    imperfectos) de la teora. As, p. ej., la formacin de cartels puede ser una cosa que tan

    se vea venir en una situacin determinada, que el terico puede sencillamente incluirla

    como uno de sus supuestos; mientras que von Neuman y Morgenstern demostraran (al

    menos en principio) la formacin del cartel sin tener que darla como un supuesto ms (y

    lgicamente innecesario).

    Los autores critican de tal forma la aplicacin de los mtodos matemticos a la

    economa, que algunos lectores casi podran llegar a pensar, a pesar de las protestas de

    aqullos en contrario, que von Neumann y Morgenstern no se dan cuenta de que gran

    parte de los recientes progresos en muchos campos de la teora econmica se debe en

    gran medida al empleo de mtodos matemticos. Tampoco parecen advertir el hecho de

    que la economa desarrollada en forma literaria se basa, implcitamente, en las tcnicas

    matemticas que ellos critican. (Lo que ponen en duda no son en realidad los mtodos

    de la economa matemtica, sino aquellos elementos de la teora econmica que son

    comunes a la economa matemtica y a la literaria). Aunque es cierto que ni siquiera el

    estudio matemtico de la economa es siempre lo suficiente riguroso, generalmente lo es

    ms que su correspondiente forma literaria, aunque esta ltima sea a veces ms realista

    en muchos aspectos importantes.

    Este comentarista no abriga la menor duda de que nada puede estar ms lejos de la

    intencin de los autores comentados que servir, alentar o hacer concesiones a aquellos

    otros que rechazan la investigacin rigurosa de la economa, pero algunas vagas crticas

    incluidas en el primer captulo pudieran surtir ese efecto y apenas merecen ir parejas de

    los logros positivos del resto del libro.

    Probablemente, los economistas se sorprendern de encontrar tan pocas referencias a

    trabajos econmicos ms recientes. Casi podra uno terminar la lectura del libro con la

    impresin de que la ciencia econmica es sinnima de Bhm-Bawerk y Pareto. Ni

    siquiera se hace alusin a los primitivos del siglo XIX (como Cournot) ni a los autores

    de las ltimas dcadas (tales como Chamberlin, Joan Robinson, Frisch, Stackelberg).

    Pero quiz los autores puedan recabar la exencin de relacionar su trabajo con el de sus

    antecesores, y ello en virtud del tremendo esfuerzo constructivo incorporado a su obra;

    pues no es por menos de admirar la audacia de visin, la perseverancia en los detalles y

    la profundidad de pensamiento de que hacen gala en la casi totalidad de las pginas del

    libro.

    Por intrincado que pueda ser a veces el razonamiento, la exposicin es notablemente

    lcida y fascinante. Adems, los autores se esfuerzan constantemente por evitar el

    supuesto de que el lector est familiarizado con algo ms que las matemticas

    elementales y, siempre que se necesitan, se forjan en el mismo libro las herramientas

    auxiliares que pudieran resultar ya ms complicadas.

    Tambin es de mencionar, aunque esto ya se sale del mbito de esta breve exposicin,

    que, en el campo de los que propiamente son juegos (ajedrez, pquer), los resultados

    obtenidos son ms concretos que algunas de las aplicaciones econmicas. Los lectores

    que se interesen por la naturaleza de la determinacin en el juego de ajedrez por la

    teora del bluff en el pquer, o en la adecuada estrategia a seguir por Sherlock Holmes

  • en su famoso encuentro con el profesor Moriarty, disfrutarn con la lectura de esta parte

    del libro, la cual no tiene relacin directa con la ciencia econmica. Y tambin es

    probable que el lector vea afectadas sus opiniones sobre las estrategias ptimas militares

    o diplomticas.

    As, pues, la lectura de este libro, adems de ser un paso ms en la evolucin intelectual

    del lector, hace pasar muy buenos ratos. La inmensa mayora de los economistas se

    encontrarn capacitados para leerlo, incluso si la lectura ha de ser a veces lenta; el

    esfuerzo vale la pena. Y ya slo nos queda por decir que la aparicin de un libro de la

    envergadura de la Teora de los juegos es en verdad un acontecimiento poco frecuente.