Crónica Cosgaya a Potes

Tras un largo viaje en autobús llegamos al pueblo cántabro de Cosgaya donde McGyver nos dejó en un aparcamiento situado junto a la carretera. Comenzamos la ruta a las 10,30 h. desde unos 530 m. de altitud en dirección Este, siguiendo una pista de tierra hacia unos prados. En esta ocasión éramos muy pocos, tan solo 19 personas componíamos el grupo. El paisaje de alrededor estaba formado por grandes árboles y en el horizonte se podía ver el macizo de los Picos de Europa. Había bastantes nubes en el cielo y con el paso de las horas fueron evolucionando con muchas posibilidades de lloviznas. En 10 minutos llegamos al pequeño pueblecito de Cosgaya. Junto a unos hórreos nos recibió la estatua de piedra de un caballero, vestido con un traje de guerrero, una capa a la espalda y portando una espada en su mano izquierda. Dejamos el pueblo atrás siguiendo el camino que se adentraba en una zona boscosa y sombría. Un poco más arriba encontramos una zona de prados denominada La Pradería, dejando a nuestra derecha el Monte de la Calavera. La hierba estaba muy crecida y había bastantes margaritas amarillentas y azuladas, además de otras flores que salpicaban de color blanco la verde pradera. Aunque no había ninguna señalización, seguimos al guía, mientras fuimos atravesando varias praderas y saltando algunas cintas q u e s e p a r a b a n l a s p a r c e l a s delimitadas. La pendiente era suave pero continuada, un poco más arriba nos detuvimos a esperar a los últimos (45 ´). Entramos de nuevo en la zona de bosque y caminamos por una pista hasta que cogimos un sendero que salía hacia la derecha entre los árboles. Allí un panel informativo nos anunciaba el conjunto megalítico de

5 de junio de 2011 TRAVESÍA DE COSGAYA A POTES (CANTABRIA); PICO JANO (1.446 m) - Picos de Europa

Crónicas montañeras del GUM GUM Valladolid 1

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La Tejera. La ruta megalítica en esta zona comprendía el dolmen de Los Hoyos, y los conjuntos megalíticos de Palmedián, Combranda y La Tejera. A pocos metros encontramos los restos de un pequeño dolmen funerario que despertó nuestra curiosidad. Estaba formado por tres piedras de tamaño mediano, bastante deterioradas y camufladas entre la vegetación por el paso del tiempo.

Salimos del bosque llegando al Collado de Dogarbanes. Allí había una pequeña laguna que reflejaba la frondosa vegetación de alrededor. Hicimos la primera parada prevista de reagrupamiento con una foto de grupo. Una señalización de madera nos indicaba la dirección hacia el pico Jano (PR-S 95), sin embargo no la seguimos y deshicimos nuestros pasos por el bosque hasta llegar de

nuevo a la pista de tierra. Nos dirigimos hacia la izquierda, pasando una cuerda atravesada en el camino. Seguimos caminando pendiente arriba entre un robledal con formas curiosas. La vegetación de alrededor fue desapareciendo paulatinamente hasta que llegamos a la cima del pico Jano (1.446 m.) (2 h.). El vért ice geodésico era una pilastra redonda sobre un gran bloque de hormigón. Unos minutos antes que nosotros habían llegado una pareja de habla inglesa. Paramos unos 10´ para descansar y comimos algo de fruta. Mientras tanto un perro mastín leonés, de cabeza negra y pelaje blanco y grisáceo, merodeaba en b u s c a d e c o m i d a y a c a b ó tumbándose a nuestro lado. Desde aquella posición echamos algunas





fotos de los valles de alrededor, divisando pequeños pueblos dispersos entre la frondosa y verde vegetación. A nuestra derecha teníamos la Sierra Bora y a la izquierda la Sierra de Fuentes Castrada.

El cielo se fue cubriendo de nubes cada vez más oscuras. Continuamos la marcha bajando por el sendero que daba hacia la otra vertiente, y al llegar a una pista de tierra giramos hacia la izquierda (2 h. 30´) hacia una zona boscosa de robles en el Portillo de Angrajal. Tomamos otro desvío de nuevo hac ia la izquierda y atravesamos varios prados con hierba bastante crecida. Nos encontrábamos en plena Sierra de Fuentes Castrada. Pasamos una va l la con a lambrada y nos metimos de nuevo en el bosque de robles, los t roncos estaban cubiertos por musgos y líquenes. Un poco más abajo el firme del camino cambió de tierra a cemento rallado, posiblemente para facilitar la tracción de los vehículos. Llegamos al pueblecito de Bodia (3 h. 30´) donde hicimos el segundo reagrupamiento previsto. Allí esperamos sentados junto al camino a que llegase el resto del grupo, mientras comíamos algo de fruta. La parada fue breve (10´) ya que las oscuras nubes del cielo amenazaban tormenta. En el lado derecho del camino una puerta verdosa de hierro delimitaba la propiedad privada de algún paisano. Delante de la casa solariega había un pequeño huerto de vegetales, sujetados con palos verticales; mientras que a la izquierda había otra zona llena de hortalizas listas para recoger. Cerca de la entrada estaba un pequeño cobertizo





de madera. La casa solariega tenía dos alturas diferenciadas y estaba construida en piedra, mientras que las vigas, las escaleras y el balcón eran de madera. Proseguimos la calle abajo por la zona pavimentada, comprobando que el resto de las casas también eran de piedra y tenían balconadas de madera, algunas incluso con maceteros de flores coloridas.

Continuamos andando y nos paramos a hablar con una lugareña durante unos minutos. Nos indicó que había dos caminos para llegar a Santo Toribio, una ruta larga y un atajo más corto que llevaría más de 1 hora. Después cruzamos varias praderas atravesando algún cercado para el ganado. De camino encontramos varios cerezos que tenían las ramas llenas de frutos, no pudimos resistirnos a probar sus pequeños frutos rojos. A pesar de su reducido tamaño las cerezas estaban deliciosas, y picamos casi todos. Continuamos el camino adentrándonos en una zona boscosa con mucha vegetación y fuimos abriéndonos paso entre los grandes helechos. Más adelante llegamos al pueblo de la Flecha, cruzando varios prados con las hierbas bastante crecidas. Después pasamos por Congarna y, junto al camino había una ermita porticada muy pequeña, cuya desviación llevaba hasta Sacedillo, El cielo estaba tormentoso, comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, y nos detuvimos un instante para ponernos el chubasquero y el cubre mochilas. Desde allí el camino era de cemento y tras pasar varias curvas llegamos a una carretera comarcal donde hicimos otra parada de reagrupamiento. Hacia la izquierda encontramos otra ermita porticada, y tras su puerta de madera podía verse una cruz de Cristo románica colgada en la pared. Nos sentamos en el quitamiedos de piedra y estuvimos revisando nuestras piernas en busca de posibles garrapatas, sobre todo aquellos que llevábamos pantalón corto.

Tras agruparnos todo el grupo, caminamos carretera abajo hasta llegar al Monasterio de Santo Toribio de Liébana (5 h 15´). Allí algunos fueron a los servicios, otros repusimos agua de una fuente, y el resto se metieron a comer bajo una parte cubierta donde había bancos de madera. Seguía lloviendo y a través del sotechado parcialmente cubierto caían a lgunas gotas donde





estábamos. Un grupo pequeño decidimos refugiamos bajo el soportal del propio Monasterio, donde comimos tranquilamente los bocadillos hasta que la lluvia paró. Poco después vimos llegar un grupo numeroso de turistas, primero se dirigieron hacia el claustro y después entraron en la iglesia. Más tarde e s t u v i m o s v i e n d o e l claustro descubierto, en el centro había una fuente con forma de concha y de escasa profundidad. No estaba funcionando pero había bastantes monedas que echaba la gente que aún siguen creyendo en esas cosas . E l pa t i o porticado estaba lleno de h o r t e n s i a s d e f l o r e s rosáceas y amar i l las , además de rosas con las recientes gotas de lluvia impregnando sus pétalos. En la fachada exterior del edificio había una puerta de madera con las figuras de quince personajes. Estaban hechas de bronce y colocadas de a izquierda y derecha alrededor de una pequeña cruz en la parte superior. Decidimos entrar en la iglesia y comprobamos que el grupo de turistas anterior estaban allí reunidos en una capilla situada en la parte izquierda. Tras pasar unas puertas de cristal entramos allí y vimos cómo un sacerdote estaba celebrando la Santa misa. En ese momento estaba levantando con sus manos una cruz de tamaño mediano, construida en oro y madera. Según cuentan se trata de la mayor reliquia sagrada de la Cruz de Cristo encontrada hasta la fecha. Después el sacerdote la colocó en un lateral de la capilla, de forma que todos los feligreses allí presentes pudieron acercarse a besarla. Al fondo de la sala una gran torre se erigía hacia lo alto de la bóveda, echando la vista hacia arriba se podía ver una pequeña escultura de un obispo sobre la cúpula. En medio de la torre había una ventana con rejas tras la cual se guardaba la santa cruz de Cristo. Salimos de esa capilla y deambulamos unos minutos por la nave central del edificio. El altar principal tenía dos capillas dispuestas a cada lado. En la parte derecha llamaba la atención una urna de madera policromada con Jesucristo y los doce apóstoles, mientras





que en la parte izquierda estaba una escultura de madera muy desgastada y sin apenas color, de Santo Toribio.

Salimos de la iglesia, hicimos más fotos y tras llevar allí sobre 1 hora nos marchamos (6 h 15´) caminando por la carretera en dirección a Potes. Junto a un cruce de carreteras había una columna con un pequeño crucero y también la escultura de bronce de un peregrino caminando con mochila y bastón. Seguimos adelante hasta llegar a Potes (298 m.) donde nos esperaba el autobús (7 h. 20´). Nos cambiamos de ropa junto a un parque donde había una escultura ecuestre de gran tamaño, homenaje al médico rural, que databa del 5 de julio de 1.986. El recorrido realizado de Cosgaya a Potes tenía una distancia de unos 20 Kms, un desnivel de subida de +/- 700 m. y de bajada de +/- 1.100 m. El ascenso acumulado fue de +/- 935 m. y el descenso acumulado de +/- 1.335 m. Aún teníamos tiempo para dar una vuelta por el pueblo, así que nos dirigimos hacia las callejuelas del centro y tomamos unas botellas de sidra natural, mientras veíamos en la tele el partido de la final del Roland Garros entre Nadal y Féderer. Sobre las 6,30 pm. nos marchamos hacia el autobús e iniciamos el viaje de regreso.



Texto y fotografías: Óscar Armenteros LamasMapa y montaje: Alberto Pérez Castellanos



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