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CUENTOS DE LA ABUELITA BEL

Cuentos de la abuelita Bel

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Recopilación de cuentos infantiles inéditos,para los más peques realizados por Maribel Reyes.

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CUENTOSDE LA

ABUELITA BEL

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A MANERA DE PRÓLOGO

Estos cuentos en principio iban destinados a mis nietos:

Oscar, Náyade, Jorge, Sergio, Alvaro, Samuel y Olivia (aun por

nacer), a Mimi y Lucia (casi nietas), pero he pensado que deben

estar abiertos a cualquier niño o mayor con espíritu de niño que

quiera leerlos.

Cada historia ha salido de repente, muchas veces en

momentos duros para mí, en que la única solución era dejar pasar

el tiempo para que todo cambiase.

Doy las gracias a “ese Hada de Fantasía” que me

inspira, haciéndome vivir las historias de mis personajes

mientras los creo, pues en momentos determinados puedo ser:

Gus el pececito, Gonzalo el gusano, Chispitas la luciérnaga,

Ruperta la mula etc.

Siento que los dibujos no sean originales, sino cogidos de

Internet, pero confío con el tiempo, encontrar a la persona que me

enseñe a ilustrar mis historias.

Con esta recopilación de mis creaciones quisiera animar

a los niños a vivir los momentos de fantasía que surjan en su

vida, que nunca deben perder y a los adultos desearles que

siempre, a pesar de todas las preocupaciones, tengan en un rincón

de su corazón, ese trocito de “niño” que haga que les aflore la

sonrisa e ilusión.

Espero que os guste

Maribel Reyes

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I N D I C E

• Portada ................................................................................. 1

• A manera de prólogo ............................................................. 2

• Indice ...................................................................................... 3

• Cuento de Navidad ............................................................... 4

• La Luciérnaga a la que se la apagaba la luz ..................... 5-6

• El gusano Gonzalo................................................................... 7

• Gus el pececito ...................................................................... 8

• La varita traviesa ................................................................. 9-10

• El dragón de la noche ........................................................... 11-12

• El gran magnolio .................................................................... 13-14

• La historia de Perla .............................................................. 15-16

• El cuento del hilo blanco ..................................................... 17-18

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CUENTO DE NAVIDADEn un lejano pueblo vivía Bernardo, un hombre

muy pobre que trabajaba la tierra y criaba mulas yasnos para luego venderlos. Tenía fama en todo el paíspues sus animales estaban brillantes y lustrosos debidoa sus cuidados y buena alimentación. A todos, nada másnacer les ponía nombre, aunque los vendiera.

Un día al parir una de las mulas, vio que el animalrecién nacido, tenía un defecto, una de sus orejas enlugar de estar tiesa, estaba doblada hacia abajo. Él sedio cuenta que iba a ser muy difícil venderla debido asu defecto, pero a pesar de ello la crió con mucho cariño y la mula, a la que llamóRuperta era querida por todo el mundo. La gente venía de pueblos lejanos para comprarlesus mulas, pero los compradores nunca escogían a Ruperta debido a su defecto, la mulaa pesar del cariño que le daba Bernardo, se sentía muy triste por ser despreciadapor los compradores.

Sobre últimos de diciembre, cayó una nevada muy grande en el pueblo y todas laspersonas que pasaban por allí, tuvieron que detener su marcha y acudir a la posada enbusca de comida y cama.

Ya entrada la noche, llamó a la posada un hombre llamado José, que venía conMaría su mujer, que estaba a punto de ser madre, pidiendo albergue. El posadero tuvoque decirle que la posada estaba llena y que de lo único que podía disponer pararesguardarse del frío, era un pequeño establo sin animales. El posadero abrió la puertadel establo y al ver que hacía mucho frío se ofreció a buscar un par de animales para queles dieran calor. Fue a su vecino y le pidió un buey y luego se acercó a la casa de

Bernardo para pedirle una mula, peroél, esa misma mañana había vendidotodas y sólo le quedaba Ruperta.El posadero llevó a los dos animales alestablo. A poco más de media noche,nació un niño al que llamaron Jesús.

El niño aunque era muy tranquilo en un momento determinado, se puso a llorar y sumadre, María, no sabía como consolarle a pesar de que intentó de todo.

Ruperta, sorprendida por el llanto del niño que era un sonido extraño para ella, seacercó al bebé y éste al ver algo largo que le colgada cerca de la cara, que no era otracosa que la oreja doblada de Ruperta, la cogió con su manita pequeña y tiró con fuerza,empezando a reír.

A partir de aquel día cada vez que lloraba Jesús, hacían la misma operaciónconsiguiendo el mismo efecto. Fue tal el cariño que se estableció entre Ruperta y Jesús,que María y José quisieron comprarle la mula a Bernardo, pero éste se la regaló.

Ruperta viajó con sus nuevos dueños por todo el país y según fue creciendo Jesús,el cariño entre los dos se hizo cada vez mayor y se hicieron inseparables.

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LA LUCIÉRNAGA A LA QUE

SE LEAPAGABALA LUZ

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LA LUCIÉRNAGA A LA QUE SE LE APAGABA LA LUZChispitas que así se llamaba nuestra protagonista, era

una luciérnaga, pero eso sí, una luciérnaga diferente. Cuandonació se dieron cuenta sus padres que la luz que tenía, ibacambiando de color, de amarillo pasaba a rojo, luego a verde,a azul y así iba pasando por todos los colores del arco iris, adiferencia de la de ellos, que sólo era de un color. Ella estabaentusiasmada y no hacía más que encender y apagar laluz tratando de adivinar que color saldría. Sus padres leregañaban diciendo que se le iba a gastar, pero ella, como erabastante desobediente, no hacía caso y se escondía para queno vieran que lo seguía haciendo.

Tantas veces encendió y apagó su luz, que al fin pasó... lo que tenía que pasar... que su luzse hizo tan débil que no veía por donde iba y se pegaba muchos golpes, con la consiguiente risa

de sus amigas, pues siempre iba llena de chichones y marcas.Nuestra protagonista estaba muy triste por su problema

y preguntó a su familia como podía solucionarlo. Le dijeron que loque necesitaba eran unas pilas, pero no unas pilas cualquiera,sino unas pilas especiales... de luciérnaga y que para ello, teníaque buscar a la familia de las sardinas, pues ellas tenían en supiel unos trocitos luminosos que se llamaban escamas y que esaseran las pilas que ellas necesitaban.

Chispitas decidió ir a buscar a las sardinas pero no sabía dónde encontrarlas. Estuvopreguntando para ver quien podía ayudarla y todos le dijeron que no sabían. Pasó varios díasdando vueltas hasta que por fin, una amiga mariposa le dijo que debía buscar a Gruñón, un búhoque era el más sabio del bosque, le comentó que era bastante anciano y que también tenía muymal genio. Le costó bastante poder hablar con él, porque Gruñón, creía que iba a molestarle consus luces lo mismo que había hecho muchas veces Chispitas con sus amigas. Cuando al fin pudohablar, Gruñón le indicó el camino, diciéndole que era largo y peligroso y que debía de irprotegida para no ser comida por ningún animal.

¡Ufff ese era un gran problema! ¿ Con qué podría protegerse? Otra vez Gruñón despuésde pensar un rato le dio la solución y le dijo que él había encontrado un objeto, al que loshumanos llamaban colador, en el basurero y que creía le podía servir. Chispitas se probó elextraño objeto, que le venía bastante grande y que le hacía parecer más un tanque volador queuna luciérnaga, pero eso sí... iba protegida hasta las antenas.

Voló durante mucho tiempo, pero como llevaba unos bocadillos, se paró varias veces paracomérselos y así se le hizo más corto el camino. Al fin vio a la familia de las sardinas que estabandescansando junto una roca. Se acercó a ellas y les pidió en lugar de una escama, una caja deellas por si acaso. Se puso una escama, la luz se volvió muy brillante, pudo iluminar el camino devuelta y salió volando hacia su casa. Todo los animales que se cruzaban con ella salían huyendoasustados pues no sabían que era ese objeto luminoso tan extraño y es que ahora con tantoscolores, parecía un tanque de las ferias, pero eso sí, un tanque volador.

Su familia se alegró cuando la vio llegar. Chispitas le dio a su madre la caja depilas-escamas para que se las guardara, prometiendo ser a partir de ese momento másobediente. Desde aquel día, Chispitas tampoco molestó con sus bromas a Gruñón y como iba averle muchas veces, se hicieron grandes amigos.

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EL GUSANO GONZALO

Había una vez un bichito verde llamado Gonzalo,que tenía muchas patas. Al principio era muy pequeñopero luego como comía todo lo que encontraba, empezóa engordar y a engordar y aunque arrastraba sus patas

con dificultad le gustaba pa-sear por el bosque.

Era muy alegre y sim-pático e iba haciendo amigos,allí donde iba. Como no veíabien, sus padres, cuando era chiquitito, le pusieron unas gafasverdes, que hacían que su cara resultase más simpática.

Al ver mejor que sus hermanos gusanos, él les avisabaenseguida cuando veía algún pájaro con intención de hacer deellos un exquisito manjar.

Les ayudaba a buscar un tronco o una rama segura parapoder esconderse, hasta que pasaba el peligro. Pero un día los pájaros cansados yhambrientos, planearon por los alrededores y todos sus amigos gusanos, se subieron atoda velocidad por el tronco de los árboles hasta ocultarseentre las ramas. Pero Gonzalo, por más que lo intentó y conmucho esfuerzo por su parte, sólo consiguió subir un poco.

Leonardo, un cangrejo rojo que vivía por allí, se acercó aGonzalo, le cogió entre sus patas y cuando él pensó que se lo ibaa comer, vio con sorpresa que lo que quería era esconderle desus enemigos.

Gonzalo con el tiempotuvo muchos cambios, y todasu gordura le ayudó a con-vertirse en bella mariposa

que destacaba entre todas sus compañeras por su gran tamaño. Siguió teniendo amigosde todo tipo, ranas, cangrejos, peces e incluso se hizo amiga de los que antes eran susenemigos, los pájaros, jugando muchas veces con algunos de los polluelos que estabanaburridos en sus nidos.

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HISTORIA DE GUS EL PECECITO

Gus era un pez pequeñito que vivía en el mar. Normalmente sepaseaba mar adentro, pero cuando venía la época en que al sacar lacabeza del agua, hacía más calor, le gustaba acercarse a la orilla de laplaya para ver a los humanos bañarse, llevando puestas en el cuerpo,telas de muchos colores.

A Gus le encantaban esas telas y paseaba por las piernas de los bañistas paraobservarlas y admirarlas. En su mundo todos se reían de él por esa extraña afición, peroa él le daba igual. Él seguía con el sueño de conseguir un trozo de aquellas telasy ponérselo.

Al seguir dando vuelta alrededor de los humanos, tenía la esperanza de que algúnpedazo de esas preciosidades multicolores, se soltara. Todos los días, por la mañana opor la tarde, daba igual la hora, Gus estaba allí impaciente.

Un día hubo una tormenta y el mar se enfureció y al poco tiempopor la orilla había restos de todo lo que cayó al mar desde una

embarcación que se hundió. Cuando Gus se acercó a la orilla, nodaba crédito a lo que veía con sus ojos de pez, pues encontró el

tesoro más valioso para él, trozos de telas como a él le gustaban, de muchos colores.

En un lugar profundo de su casa, en el fondo del mar, Gus habíaguardado una concha vacía para meter todo lo que encontraba, así quehaciendo varios viajes a la orilla, se fue llevando los trocitos de tela paraguardarlos en su concha, pero como eran muchos, tuvo que empujar y empujar hasta queal fin consiguió cerrar la concha.

La alegría y la ilusión iluminaron su rostro y sus ojos depez. A partir de aquel día, sacaba trocitos de tela paraponérselos en sus aletas y como era muy presumido cada díase ponía un trocito distinto.

¡Al fin había conseguido su sueño! y es que, lossueños por muy ilógicos y difíciles que parezcan, nunca hay que dejarde perseguirlos.

Estad atentos cuando os metáis en el mar y si veis a un pez con un trocito de telacolgado en sus aletas, saludarle de mi parte, pues ese es mi amigo Gus, el pececito.

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EL CUENTO DE LA VARITA TRAVIESA

Florinda había nacido en una familia de varitas mágicas de

gran alcurnia, ya que tanto sus abuelos como sus padres, tíos y

demás parientes habían formado parte del instrumental de gran-

des magos y ellas les habían hecho lograr importantes hazañas.

Nuestro personaje era muy travieso y por su cuenta realizaba magia que no

resultaba siempre muy divertida para los demás, como aquella vez que transformó un

gran pastel del que estaban comiendo en una fiesta los habitantes del pueblo, en un gran

hormiguero, para terror de todos los que tenían un trozo del aquel rico pastel en la boca.

Al alcalde, le había convertido la cuadra de caballos pura sangre, en una manada de

bichos difíciles de catalogar pues tenían cabeza de vaca, cuerpo de cerdo y patas de

rana, y claro que tú estés montando un bello pura sangre y de repente te veas a lomos de

semejante monstruo, era más bien aterrador.

Nadie en el pueblo estaba libre de las travesuras de Florinda. Sus padres estaban

desesperados y estaba castigada la mayoría del tiempo. Ellos esperaban que con el paso

de los años cambiase, pero descubrieron que según crecía ella, también lo hacía la

naturaleza de sus fechorías.

Los años fueron pasando y la desesperación de los

habitantes del pueblo y de los padres de Florinda fue en

aumento. No encontraban ninguna solución al problema. Habían

intentado muchas cosas pero todas sin resultado.

Aconteció, que un día entró en el pueblo un importante

mago. Los padres de Florinda al enterarse se acercaron a él y

le expusieron el problema. El mago se quedó pensativo un

momento, después del cual les dijo que él creía que la solución era privar de sus poderes

a Florinda y darle a probar su propia medicina.

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Así que, una noche mientras nuestra protagonista dormía, el gran mago le

aplicó su hechizo, convirtiéndola en un palo delgado con aspecto viscoso y con

cabeza de sapo y la dejó al borde de un camino. Florinda cuando se despertó se

sintió rara y se horrorizó de la forma que tenía. Al pasar a su lado, la gente o la

ignoraba o si se acercaba por curiosidad, era para darle una patada y alejarla

más del paseo.

Florinda estuvo penando varios días por su nueva fisonomía. Nadie quería hablar con

ella y hasta los animales la despreciaban, riéndose de su aspecto.

Se sentía muy sola y por primera vez en su vida las lágrimas de arrepentimiento

afloraron a sus ojos, esta vez de sapo. Estuvo mucho tiempo llorando sin que nadie

se acercara a consolarla. De repente le pareció ver una gran nebulosa de la que surgió

un personaje desconocido para ella, pero que era el mago que la había hechizado, que al

ver que su arrepentimiento era sincero, decidió poner fin al hechizo y devolverle su

aspecto anterior.

Florinda loca de contento, le dio un beso y desde aquel día nunca volvió a utilizar sus

poderes para hacer travesuras, convirtiéndose en una maravillosa varita, que era

apreciada en toda la comarca por sus grandes cualidades mágicas.

FIN

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EL DRAGÓN DE LA NOCHE

La vida en el orfanato era muy monótona yaburrida. Todo se hacía con horario y había unaausencia total de ese calor humano que se respiraen cualquier hogar. Los chicos más afines, seagrupaban integrándose a duras penas, con los otrosgrupos de niños.

En este orfanato, en la misma planta, pero endiferentes habitaciones convivían chicos y chicastodos juntos, a diferencia de otras residencias, enlas que los separaban en diferentes edificios. Es poreso que Lucía (la única chica del grupo) pudo formarparte de la pandilla de Gustavo, Jorge y Sergio.Todos tenían edades parecidas y tenían en común, lafantasía y el afán de aventura.

Algunos, como Gustavo y Jorge, llevaban mástiempo en el orfanato, habían perdido la esperanza desalir de allí y encontrar una familia y eran unos“perros resabiados”, pues sabían mil y un trucos paraescaparse de vez en cuando a otras estancias deledificio, prohibidas para ellos.

Por la noche, cuando todos los demás dormían y ya habían pasado las que vigilabanlas habitaciones revisando si todos dormían, ellos dos se hacían los dormidos, sabiendoque en cuanto se fueran, tenían toda la noche para realizar sus aventuras, explorando eledificio que era enorme y tenía multitud de habitaciones que no eran utilizadas.

Cuando Sergio y Lucía se incorporaron al grupo de exploradores nocturnos,pasaron al igual que ellos toda la noche imaginando mil y una aventuras en aquel edificio,que tan pronto era un barco pirata, como un castillo encantado. Como el edificio teníamuchas plantas y muchas habitaciones iban investigando una habitación cada noche.

Fue Lucía la que sugirió un día investigar en el desván. Llegaron a él, después desubir una empinada y tan oscura escalera, que les hubiera sido imposible terminar lalarga ascensión, si no hubieran estado provistos de linternas que iluminaban los largostramos de peldaños. Cuando al fin llegaron a su destino y abrieron la puerta, quedaronsorprendidos por la cantidad de cosas que había almacenadas y que les servirían paraenriquecer sus mil y una aventuras.

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Recorrieron la estancia, saltando con impaciencia de un lado a otro, descubriendomultitud de objetos que mirados con sus ojos fantasiosos, tenían un montón deutilidades. Fue Lucía quien descubrió, oculta por muchos objetos y cachivaches, unaespada de gran tamaño. La sacó con cuidado poniéndola en el suelo para examinarla condetalle. Todos acudieron a observarla. Lucía buscó un trapo para limpiarla. Después,cogiéndola con las dos manos la agitó en el aire como luchando con un enemigo imaginario.

De repente la espada se iluminó y ella soltándola la dejó caer al suelo. De laespada salió una luz brillante y un humo verdoso, que dejó paso a la imagen de ungigantesco dragón.

Los chicos retrocedieron espantados pero, el dragón empezó a hablar diciéndoles:“No temáis, no os haré daño, al contrario, al agitar la espada habéis roto el maleficioque pesaba sobre mí, liberándome de un largo cautiverio y, como premio os ofrezcopoder realizar conmigo cada noche una aventura diferente. El único requisito es, quetenéis que acostaros y desde el mundo mágico de los sueños, realizaremos cada nocheaventuras extraordinarias”.

La imagen del dragón se esfumó y los niños todavía sorprendidos y escépticoscorrieron a sus respectivas literas.

Al día siguiente, cuando volvieron a reunirse, la expresión de la cara de cada unode ellos no dejaba dudas de que, la experiencia vivida la noche anterior con el Dragón dela noche, había sido tan sorprendente, que esperaban con impaciencia el momento devolver a acostarse, para, a lomos de “su dragón”, vivir más aventuras.

La pandilla del dragón como les gustaba llamarse, viajó por países desconocidos ymágicos como “El país de las siete lunas”, “El mar de chocolate” “El mundo de losdragones” etc. conociendo a personajes sorprendentes, como “los hombres oreja” y “elbarco en forma de letra que sólo navegaba con palabras”.

Gustavo, Jorge, Sergio y Lucía, recibieron con el tiempo, un gran cariño yternura de parte de su gigantesco amigo, porque el dragón, no era tal, sino era dragonaa la que llamaron Lucyla, que, con su instinto maternal, les colmó de todo ese amor delque siempre habían carecido. En cada viaje, ella les enseñaba las formas de comportarsepara llegar a ser seres adultos con muchas cualidades. Las múltiples aventuras quevivieron nuestros amigos, os las narraré en otros relatos.

FIN

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EL GRAN MAGNOLIO

En el jardín de un gran parque, crecíaun gran magnolio que era la admiración detodos los habitantes que pasaban cerca de él.El jardinero encargado del recinto cuidabacon esmero de todas las plantas perosiempre, ponía especial cariño y mimo encuidar ese árbol que había visto crecer pocoa poco desde el día que lo plantó.

Nadie sabía si el gran tamaño que tenía el árbol se debía a la naturaleza de lasemilla o al cariño con que Justino, el jardinero le trataba, hablándole con ternura,guiando su tronco, quitándole las hojas secas, echándole fertilizante etc. Pero la verdad,es que alcanzó un gran tamaño en poco tiempo, superando con creces en altura losedificios del pequeño pueblo.

Los niños jugaban a su sombra y su tronco abierto les servía de guaridaen sus juegos fantasiosos. Sus ramas les protegían con sus hojas de los peligrosque pudieran correr y cuando en otoño caían, esas hojas les servían de juguetespues ese pueblo, era tan pobre, que ningún padre, podía comprar a su hijo ni siquierauna pelota.

El árbol era muy querido por todos los habitantes del pequeño pueblo, quese enorgullecían de él como si de su propio hijo se tratase. Llegaron a hacerle muchasconfidencias, pues cuando alguien tenía algún problema, se sentaba al lado del granárbol, hablándole y contándole sus cuitas, como si de un vecino más se tratase.El magnolio parecía escucharles y después cuando el vecino en cuestión, terminaba dehablar, se levantaba alejándose, con ese bienestar que da el haber resuelto el problemaal contárselo a un amigo.

Aconteció que un día una gran tormenta se acercó al pueblo, desatándose unvendaval, seguido de truenos, relámpagos y de una intensa lluvia. Cayeron varios rayos ylos habitantes del pueblo se refugiaron en sus casas. La tormenta duró toda la noche, nodejándoles salir ni a la puerta de sus casas, pero dentro de todas ellas se notaba unagran preocupación. En cuanto escampó, todos los vecinos fueron al jardín del granmagnolio preocupados por comprobar si había sufrido algún daño, respirando aliviados alcomprobar que estaba tan sano y bello como siempre.

El tiempo pasó y todo el pueblo mejoró, prosperando los negocios, los cultivos yhasta el carácter de los habitantes cambió, suavizando las rencillas que siempre eranfrecuentes entre ellos. Lo que nadie supo ni sabrá, es que, el día de la gran tormenta, elDios de la tormenta, se acercó al magnolio admirando su tamaño y belleza y después dehablar largamente con él, le comentó que como tenía el poder de conceder deseos, él lequería hacer un regalo.

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El gran magnolio, después de mover sus ramas para poder pensar con claridad, lepidió un regalo especial. Quería una gran barrera invisible que impidiera que ocurrieranada malo ni en el pueblo ni a sus vecinos, para que todo fuera prosperando y que cuandolos habitantes tuvieran que morir, como ley de vida, lo hicieran sin ningún sufrimiento.

El Dios de la tormenta se lo concedió y así fue, que ese pueblo fue muy especialpor sus características, de las que ningún vecino fue consciente.

El árbol de nuestra historia siguió creciendo en belleza y tamaño, viendo como lasdiferentes generaciones le seguían mostrando su cariño.

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LA HISTORIA DE PERLA Desde donde yo estaba, veía la ciudad. Había vividoallí en una casa, pero cuando llegó la época de vacaciones,les estorbaba y me abandonaron en el bosque. Todome parecía extraño y nuevo. Estaba acostumbrada a nobuscar comida, sino a ir al cacharro donde mis dueños meponían la comida. Había sido mimada y tratada con muchocuidado y cariño.

Ahora estaba asustada. Tenía hambre y necesitabacomer enseguida pero no sabía que comer. Me imaginabaque cualquier cosa verde se podía comer, pues eso creo quees lo que comen los conejos.

Uff perdón, ¡cómo no os lo había dichoantes!. Soy una coneja, mi nombre es Perla,soy grande, blanca, con pelo largo y fino ylargas orejas todas blancas. Según decíanmis dueños, soy muy bonita y siempre estoymuy limpia. Me siento triste al saber queya no podré jugar con mi amigo de juegos,Daniel, un niño de 10 años. Él me sacaba de lajaula y jugaba conmigo. Pero bueno, ahoratoca buscar comida. El bosque es tan grandeque no sé por donde empezar.

Perla empezó a saltar por aquí y por allá, buscando comida y algunas vecestenía que escupir, pues lo que se metía en la boca sabía amargo, se pinchó varias vecescon ortigas y después de un rato, su pelo en lugar de ser blanco como la nievetenía manchas de todo tipo y colores. Cuando se dio cuenta, se puso muy nerviosa puesno le gustaba estar sucia.

Vio un río y se metió en él para limpiarse. Era bastan-te maniática con eso de la limpieza. Al principio todo fuebien, pero después de un rato un remolino la arrastró, sinque pudiera hacer nada más que pedir auxilio. Sus gritosconejiles eran tan fuertes que todos los animales delbosque dejaron sus trabajos para ver que pasaba. Doscangrejos que estaban en la orilla decidieron ayudarla, pero

como Perla era bastante gordita, tuvieron que llamar a más cangrejos, y con la ayuda detortugas, peces y ranas pudieron llevar a Perla a la orilla.

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Al verse en tierra se puso muy contenta,pero no le dio las gracias a los animales que lahabían ayudado. Estos animales estaban muyenfadados con aquella bola blanca peluda quehabían sacado con mucho esfuerzo del agua.

Perla siguió por el bosque. Todos losanimales con los que se cruzaba, intentabanacercarse a ella para hablar, pero ella muyseria y con cara de enfadada, daba grandessaltos para alejarse de ellos. No sabía quehacer pero, no quería pedir ayuda.

De pronto empezó a oler algo extraño y vio que todos los animales del bosquepasaban delante de ella corriendo en sentido contrario. Ella siguió su camino hastaencontrarse delante de un fuego que iba hacia ella.

Cada vez más asustada se volvió para atrás y siguió a todos los animales con losque se había cruzado. Estaban muy lejos y por más saltos que daba, no conseguíaalcanzarlos. El fuego estaba cada vez más cerca. Tenía que haber hecho caso cuando losanimales al huir trataron de acercarse a ella para advertirla. Ya era demasiado tarde.Debía saltar más deprisa para alejarse.

No lo conseguiría. En aquel momento, se dio cuenta queestaba sola, que nadie podía ayudarla, pero que eso le pasabapor ser tan antipática con todos. Incluso se acordó que nohabía dado las gracias a los animales que la sacaron del río.

Encontró un zapato viejo a un lado del camino, seescondió dentro de él, esperando que el fuego viniese, pero derepente, como un milagro, empezó una gran tormenta cayendogranizo con fuerza. El tamaño de las bolas de granizo apagó elfuego. La vida en el bosque, poco a poco, volvió a la normalidad.

Perla reunió a todos, pidiéndolesperdón por haberse portado mal conellos. Y se hizo amiga de otros conejos a pesar de que no eranblancos como ella e incluso se hizo amiga una manera especialcon uno de ellos... perobueno eso es, otra historia.

PERLA VIVIÓ FELIZ EN ESE BOSQUE

MÁGICO Y DESDE AQUEL DÍA

FUE MUY BUENA CON

TODOS SUS AMIGOS

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EL CUENTO DEL HILO BLANCO

Érase una vez un país que se llamaba el Reino del Hilo Blanco y estaba habitadopor muchos, muchísimos hilos, eso sí todos del mismo color, un color blanco inmaculado.

En el reino, las casas estaban formadas porcarretes y allí dentro vivían todos los miembros deuna familia. Había carretes de varios tamaños depen-diendo de la cantidad de hilos que vivían dentro.

Rasputin, que así sellamaba nuestro per-sonaje, vivía en elReino del Hilo Blanco,

en un castillo muy grande, hecho de carretes blancos. Erahijo de la Gran Madeja Blanca y del Sr. Ovillo Blanco.Todo en el reino era blanco por supuesto, pues en el reinosolo existía ese color.

Tenía todo para ser feliz, pero a Rasputin le faltaba tener muchos amigos que nofueran de su reino. Allí ya conocía a todos los hilos que eran blancos como él. Se pasabasu tiempo libre soñando con encontrar esos amigos de otro color, que para él eran tanespeciales. No salía de aquel reino casi nunca, sólo cuando las costureras le llamaban.

Entonces él, feliz se montaba en los carretes-trenes que le llevaban hasta otros transportesmás largos y puntiagudos que se llamaban agujase iba a la casa de las costureras.

Ellas apreciaban mucho a nuestro personaje porqueera un gran trabajador y montado en la aguja, pasando a

través de la tela, les ayudaba a confeccionar las prendascon gran rapidez, ya que nunca se aflojaba ni se quejaba dedolor rompiéndose como les pasaba a sus hermanos losotros hilos blancos. Una de las grandes pasiones deRasputin, era montarse en una gran máquina que le haciapasar por las diferentes telas a gran velocidad.

Dependiendo del dibujo del tejido, nuestro personaje

dejaba volar su imaginación así que: si las telas tenían dibujosde flores, nuestro personaje soñaba con pasear por los camposdonde crecían. Si era de estrellas, nuestro amigo se creíaviajando en el cielo junto a ellas, acercándose a la luna ydescansando en las nubes.

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Las telas de trenes y aviones le hacían pensar que ibarumbo a un país desconocido. Pero la que más le gustaba eracuando la tela era de muñecos, balones, etc. pues parecía, cuandoentraba en la tela, que ellos se divertían también con él y así unlargo etc. porque nuestro personaje tenía muchos sueños en lacabeza y aunque la tela fuera de dibujos desconocidos, élsiempre encontraba un sueño que realizar allí dentro.

Los días transcurrían todos iguales y al terminar su labor, Rasputin volvía a sucastillo y a su vida. Pero un día, las costureras le dijeron que esperara. Él se entretuvocurioseando por el taller e imaginando mil y una cosa con cada tejido que veía.

De repente sintió un gran ruido y la puerta del taller se abrió entrando un montónde carretes todos a la vez. Rasputin creyó que eran como él hilos blancos, pero no salíade su asombro al descubrir que ninguno tenía su color. Eran rojos, verdes, azules,morados, marrones y un sin fin de colores que él desconocía. Ellos al verle también sesorprendieron porque nunca habían visto un hilo blanco.

Empezaron a hablar y a preguntarse dónde estaban sus casas. En esto, llegaron lascostureras, que tuvieron que poner un poco de orden, pues todos los hilos estaban tancontentos que gritaban y saltaban de alegría. A partir de aquel día Rasputin trabajómás, pues al unirse a hilos de otros colores las costuras se multiplicaban, realizandotrabajos muy bonitos al unirse el colorido de varios hilos.

Tan feliz estaba nuestro personaje que invitó a sus nuevos y coloridos amigos aconocer su país, que dejó de llamarse El País del Hilo Blanco, pasando a llamarse El Paísdel Hilo Multicolor, pues muchos de sus compañeros - amigos se instalaron allí, dandomás alegría con sus casas de colores al paisaje. Hasta las flores que hasta ahora solohabían sido blancas, añadieron su variado colorido a aquel reino que a partir de entoncesfue uno de los más visitados por los turistas.

Page 19: Cuentos de la abuelita Bel

Y COLORIN COLORADO ESTOS CUENTOS

SE HAN ACABADO Y ESPERO QUE

TE HAYAN GUSTADO