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15. ERRORES MÁS FRECUENTES Es muy común encontrar algunos fallos en el guión una vez finalizado. Algunos tienen que ver con la premisa: está mal definido el tema o el mensaje; otros errores se encuentran direc- tamente en el argumento de la historia; y en otras ocasiones están mal presentados los perso- najes, bien por la acción que realizan o por los diálogos en que se expresan. Si es cierto que se aprende teniendo como ejemplo obras maestras, también, de igual mo- do, los errores de otros pueden ayudarnos a no caer en ellos. La lista que viene a continuación representa los fallos más habituales que se pueden encontrar en un guión. Falta de claridad en la exposición Muchas veces el guionista olvida que no está escribiendo una novela y anota datos en la descripción o en las acotaciones que nunca llegarán al espectador. Otras veces no se da cuenta de que parte de un tipo de información que sólo se encuentra en su cabeza y que no ha exteriorizado de ninguna manera. Esto sucede cuando en el guión vemos indicado un pensa- miento, una identidad, un deseo, incluso una sensación, pero sin precisar cómo lo sabe el es- pectador. Por ejemplo, cuando escribimos: “JUAN, hermano de MARISA, llega a casa de ésta”; o “PEDRO se da cuenta de que le están tomando el pelo”; si esta información no la incluimos en el diálogo o en la acción, el espectador nunca podrá saberla. Diálogos explicativos En muchas ocasiones, para subsanar el error anterior se recurre al diálogo explicativo. Su intención es la de comunicar a los espectadores la información que no se ha sabido dar me- diante la acción. El diálogo tiene que responder a una emoción y no a un comentario entre personajes que sólo sirve para llenar de informaciones al público, en vez de hacérselas vivir. En el primer acto, en el planteamiento, es cuando más se suele caer en este fallo puesto que en poco tiempo se tiene que dar mucha información nueva al espectador. Pobreza en la historia El guionista basa su guión en una historia muy floja, donde apenas sucede nada y lo que ocurre no tiene fuerza. Para sacar a flote el guión, el escritor se ve obligado a incluir en la trama muchas historias secundarias, de relleno, que no ayudan a avanzar a la historia principal hacia el desenlace final. Este error suele ocurrir en los cortos. El hecho de que sean breves en su duración no quiere decir que deban ser estáticos. Intriga estúpida También conocido como “idiot plot”. El guión está construido sobre una intriga estú- pida y para que ésta pueda mantenerse los personajes tienen que comportarse como si fueran idiotas. Es muy fácil para el guionista basarse en esta estupidez y utilizarla en su be- neficio. Este defecto es muy corriente en películas modernas que pretenden una eficacia inmediata. 51

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15. ERRORES MÁS FRECUENTES Es muy común encontrar algunos fallos en el guión una vez finalizado. Algunos tienen que

ver con la premisa: está mal definido el tema o el mensaje; otros errores se encuentran direc-tamente en el argumento de la historia; y en otras ocasiones están mal presentados los perso-najes, bien por la acción que realizan o por los diálogos en que se expresan.

Si es cierto que se aprende teniendo como ejemplo obras maestras, también, de igual mo-do, los errores de otros pueden ayudarnos a no caer en ellos. La lista que viene a continuación representa los fallos más habituales que se pueden encontrar en un guión.

Falta de claridad en la exposición

Muchas veces el guionista olvida que no está escribiendo una novela y anota datos en la descripción o en las acotaciones que nunca llegarán al espectador. Otras veces no se da cuenta de que parte de un tipo de información que sólo se encuentra en su cabeza y que no ha exteriorizado de ninguna manera. Esto sucede cuando en el guión vemos indicado un pensa-miento, una identidad, un deseo, incluso una sensación, pero sin precisar cómo lo sabe el es-pectador.

Por ejemplo, cuando escribimos: “JUAN, hermano de MARISA, llega a casa de ésta”; o “PEDRO se da cuenta de que le están tomando el pelo”; si esta información no la incluimos en el diálogo o en la acción, el espectador nunca podrá saberla.

Diálogos explicativos

En muchas ocasiones, para subsanar el error anterior se recurre al diálogo explicativo. Su intención es la de comunicar a los espectadores la información que no se ha sabido dar me-diante la acción.

El diálogo tiene que responder a una emoción y no a un comentario entre personajes que sólo sirve para llenar de informaciones al público, en vez de hacérselas vivir.

En el primer acto, en el planteamiento, es cuando más se suele caer en este fallo puesto que en poco tiempo se tiene que dar mucha información nueva al espectador.

Pobreza en la historia

El guionista basa su guión en una historia muy floja, donde apenas sucede nada y lo que ocurre no tiene fuerza. Para sacar a flote el guión, el escritor se ve obligado a incluir en la trama muchas historias secundarias, de relleno, que no ayudan a avanzar a la historia principal hacia el desenlace final.

Este error suele ocurrir en los cortos. El hecho de que sean breves en su duración no quiere decir que deban ser estáticos.

Intriga estúpida

También conocido como “idiot plot”. El guión está construido sobre una intriga estú-pida y para que ésta pueda mantenerse los personajes tienen que comportarse como si fueran idiotas. Es muy fácil para el guionista basarse en esta estupidez y utilizarla en su be-neficio.

Este defecto es muy corriente en películas modernas que pretenden una eficacia inmediata.

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Por ejemplo, para demostrar quién es el malo de la película se presenta a éste, al comienzo de la misma, ejerciendo una violencia gratuita e innecesaria.

El mejor método para evitar el “idiot plot” es preguntarse: ¿por qué los personajes hacen esto?

Coincidencia

Es una manifestación más de “deus ex machina”, es decir, el acontecimiento se produce por la intervención de un elemento ajeno a la acción.

Una coincidencia pone de manifiesto la pobreza del trabajo del guionista, sobre todo cuando es tan forzada que el espectador la considera poco probable.

De todas formas, el espectador siempre aceptará de mejor grado una coincidencia que pon-ga en mayor aprieto al protagonista antes que aquella que lo ayude a alcanzar su objetivo.

Inverosimilitud

No basta con que algo haya sucedido realmente para que pueda convertirse en una historia; además de ser verdadero tiene que ser verosímil, y esto último es lo más importante.

Los sucesos auténticos no tienen por qué dar buenos guiones. Es preferible plantear una situación imposible pero verosímil, pues el espectador está dispuesto a aceptar un supuesto imposible, pero nunca algo tan contrario a la razón como es lo inverosímil.

La verosimilitud en una película viene dictada por las convenciones que hayamos estable-cido en su planteamiento.

Previsibilidad

Al espectador le gusta anticipar lo que va a suceder, pero si lo acierta el guionista habrá perdido su baza. En inglés, se conoce como “telegraphy” el efecto que desactiva una sor-presa, el miedo, o un gag, porque se ve venir de antemano lo que va a ocurrir.

El arte del guionista consiste en jugar con la anticipación del público y, al mismo tiempo, hacerla fracasar de una forma verosímil.

Defecto en la utilización de los personajes

Pueden ser de diferentes tipos, por ejemplo:

– Uso de personajes marionetas que sólo hablan por boca del autor, sin que apenas estén dotados de vida propia.

– Personajes que actúan con debilidad para facilitar la tarea del guionista y sin que haya diferenciación entre unos y otros.

– Cambio repentino de actitud, de creencia, de comportamiento, sin que haya sido pre-parado previamente.

Desviación

Es el resultado de una acumulación de detalles que hacen perder de vista lo que está en juego, el tema principal, y que pueden hacerle tomar un sentido contrario y nuevo.

A veces, en lugar de un error, puede tratarse de una decisión voluntaria. Hitchcock, en Psi-cosis, comienza contando la historia de una ladrona simpática para desplazarse después hacia el joven que regenta el hotel donde ella ha sido asesinada.

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Falsas implantaciones

El guionista introduce un elemento (un detalle, un personaje, un misterio) con la inten-ción de utilizarlo más tarde, o al menos así debería de ser, pero lo deja olvidado y no vuelve a hacer uso de él.

Ese falso implante puede ser también un hareng-saur o pista falsa (un truco para desviar la atención) que no funciona.

Sensación de embaucamiento

El espectador sale decepcionado del cine, con la sensación de que se han estirado demasia-do los hilos para alargar una historia anodina donde no había mucho que contar.

Se siente engañado porque ve que se han colocado falsos suspenses para mantener hasta el final la atención por una historia demasiado floja.

En este tipo de historias el guionista se basa demasiado en los hareng-saur, o falsas pistas.

Fallos en la estructura del guión

A veces aparecen ciertos fallos en las diversas partes que forman la estructura del guión. Por ejemplo, en el planteamiento podemos encontrar que éste sea demasiado lento; o

bien que no esté bien definido el status inicial. A veces el detonante aparece muy tarde o es demasiado débil; la pregunta principal puede estar mal planteada o el primer punto de giro puede aparecer demasiado retrasado.

Durante el segundo acto podemos encontrarnos con que el conflicto no está bien estable-cido, o que el segundo punto de giro está demasiado adelantado.

Por último, en el tercer acto, a veces se plantea el clímax con demasiada precipitación o lentitud, lo que hace precipitar o demorar la resolución del desenlace; o llegan demasiado tarde las imágenes finales que también pueden alargarse en exceso.

Agujeros en la historia y en la progresión dramática

Hay que distinguir entre estos dos tipos de agujeros. Los agujeros en la historia son erro-res, lagunas o inconsecuencias inexplicadas en la continuidad y la lógica de la acción. Estos fallos producen una sensación de insatisfacción en el espectador que se siente defrauda-do con lo que acaba de ver.

Sin embargo, al rellenar ciertos agujeros en la historia se puede caer en un error peor, que es el de crear otros en la continuidad dramática; es decir, provocar tiempos muertos de expo-sición. Los agujeros en la progresión dramática son, por tanto, estancamientos que detie-nen el curso de la acción.

Fallos en el desenlace

Si cometemos un fallo en el desenlace daremos al traste con toda la película porque esos últimos minutos provocarán la sensación que se lleve el espectador a casa.

Ya hemos dicho que a el espectador no le gusta la solución “deus ex machina” para dar con un final feliz. El desenlace del drama, como decía Aristóteles, debe salir del mismo dra-ma. Una variante de la intervención de un poder salvador es cuando al final todo es un sueño, un mal sueño. Sólo se admite el “deus ex machina” para aumentar la desgracia del protagonis-

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tagonista. Tampoco gusta el efecto agua de borrajas, producido por un final súbito que no se saca

de las consecuencias de sus premisas, y que deja en suspense muchos problemas planteados. Por otra parte, el desenlace no puede aparecer demasiado tiempo después del clímax,

ni requerir demasiadas explicaciones.

Recuerda

ERRORES MÁS FRECUENTES Falta de claridad en la exposición

• El guionista anota datos y sensaciones del protagonista en las acotaciones y en las des-cripciones, pero no las traslada a acciones y diálogos.

• El espectador no puede enterarse de esta información. Diálogos explicativos

• Tiene que responder a una emoción y no a un comentario entre personajes para dar in-formación al público.

Pobreza en la historia

• El guionista basa su guión en una historia floja. • Tiene que rellenar con historias secundarias que no aportan nada.

Intriga estúpida o “idiot plot”

• Para que se mantenga, los personajes tienen que comportarse como si fueran estúpi-dos.

Coincidencia

• Cuando es muy forzada el espectador la considera poco probable. Inverosimilitud

• El espectador acepta mejor algo imposible pero verosímil, que real e inverosímil. Previsibilidad (efecto “telegraphy”)

• Desactiva una sorpresa o un gag porque se ve de antemano lo que va a suceder. Defecto en la utilización de los personajes

• Personajes marionetas: sólo hablan por boca del autor. • Personajes que actúan con debilidad. • Personajes en los que se produce un cambio repentino de actitud.

Desviación

• Acumulación de detalles que hacen perder de vista el tema central. Falsas implantaciones

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• El guionista introduce elementos que deja olvidados más tarde en el guión. Sensación de embaucamiento

• Se colocan demasiadas pistas falsas para mantener la atención. Fallos en la estructura

• Planteamiento demasiado lento. • No está bien definido el status inicial. • Detonante muy débil o muy retrasado. • La pregunta principal no está bien planteada. • El primer punto de giro llega demasiado tarde. • El conflicto no está bien definido. • El segundo punto de giro aparece muy pronto. • El clímax aparece con demasiada precipitación o lentitud. • Imágenes finales llegan tarde o se alargan demasiado.

Agujeros en la historia

• Lagunas en las continuidad y la lógica de la acción. Agujeros en la progresión dramática

• Estancamientos que detienen el curso de la acción. Fallos en el desenlace

• Solución “deus ex machina”. • Efecto “agua de borrajas” producido por un final súbito. • No puede aparecer mucho después del clímax, ni requerir demasiadas explicaciones.

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