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7/8/2015 Deontología Biológica. Capítulo Xc http://www.unav.es/cdb/dbcapo10c.html 1/4 Presentación Criterios de inclusión Estructuración Documentos Búsquedas Pautas de uso Permisos Enlaces Preguntas frecuentes Consultas Foro Departamento de Humanidades Biomédicas Texto buscado Buscar Centro de Documentación de Bioética Otras fuentes - Universidad de Navarra - Deontología Biológica Capítulo 10. Interacciones de la Biología y la Antropología. Parte I: La evolución A. Llano c) AZAR Y NECESIDAD EN LA EVOLUCION BIOLOGICA En el apartado anterior ha sido preciso realizar algunas incursiones filosóficas, que quizá en algún momento no han sido fáciles de seguir. Pero su resultado general resulta muy útil para nuestro propósito. Por de pronto, es de esperar que hayan contribuido a disolver el equívoco que lleva a establecer una contraposición entre creación y evolución. Pero, sobre todo, nos habrán abierto a una concepción filosófica del mundo físico que constituye un marco apto para pensar rigurosamente los presupuestos conceptuales de la teoría de la evolución. Es indudable -casi nadie lo niega hoy- que la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin ha desempeñado el papel de un positivo y muy activo catalizador de la investigación biológica. Pero esto no puede hacernos olvidar que el evolucionismo darwinista se propuso -y, sobre todo, se interpretó ideológicamente- desde una concepción mecanicista y materialista del mundo, lo que llevó a muchos de sus seguidores a un transformismo universal opuesto a la metafísica creacionista y al reconocimiento del puesto único del hombre en el cosmos. La clave para entender los fallos conceptuales del darwinismo se halla en su rechazo de la noción de naturaleza y, por lo tanto, en su olvido de la índole teleológica de la realidad física, especialmente de los organismos vivos. La imagen darwinista del cosmos es, en último término, la de una trama material fundamentalmente indiferenciada, en la que la especie biológica no es una realidad estable y definida. Por eso su idea de evolución es, básicamente, la de una transformación o mutación de una materia homogénea. Darwin entiende la evolución biológica como descendencia, es decir, como transformación sucesiva de un tipo de individuo orgánico en otro tipo de individuo orgánico. Pero, por de pronto, no es preciso entender así el origen de los organismos vivos. Nadie dice que un hijo "desciende" de sus padres: mas bién decimos que ha sido generado por ellos. No se trata de un simple matiz semántico. La idea de generación lleva consigo el convencimiento de que los organismos vivos son capaces de acciones propias, de acuerdo con su naturaleza. En cambio, la idea de descendencia parece implicar que se entiende el surgimiento de organismos nuevos como mero producto de un proceso transformador de una configuración material en otra, por obra de causas externas. Entre ambas concepciones media la distancia que separa al naturalismo teleológico del mecanicismo materialista. Insistamos en que no se discuten aquí los indudables méritos estrictamente científicos de Charles Darwin y algunos de sus seguidores. Se trata, mas bien, de la concepción filosófica del mundo que está en la base del darwinismo clásico. La cuestión es de gran trascendencia cultural, porque ese tipo de concepción evolucionista ha impregnado muy extensa y profundamente la mentalidad contemporánea; y no sólo en el campo de la Biología, sino también en el de la Antropología, la Economía y la Sociología (al final de estas reflexiones, nos ocuparemos brevemente de la Sociobiología actual, que constituye una muestra clara de lo que aquí se quiere sugerir) Cuando Darwin publica en 1859 su libro "El origen de las especies", recogió la idea transformista que Lamarck había ya expuesto en su "Filosofía zoológica" de 1809. Según Lamarck, los organismos vivientes han surgido por un proceso de evolución, en el que unas especies se han transformado en otras diferentes. El mecanismo que Lamarck postula para explicar este proceso es la herencia de los caracteres adquiridos por los seres vivos, al intentar adaptarse al medio en el que viven. La acumulación de cambios sucesivos acabaría por dar lugar a una mutación de la propia especie. Por su parte, Darwin recoge de Lamarck la concepción transformista, pero propone otro mecanismo para la formación de especies nuevas: la selección natural en la lucha por la vida (5). Aunque -a diferencia de Lamarck- Darwin mantiene que las mutaciones tienen origen intrínseco, sostiene que no responden a leyes necesarias, sino que son azarosas. En rigor, es un factor externo -la selección natural en una población limitada por un medio- la que impone la pervivencia de los más aptos. Por eso fue inevitable que el Darwinismo diera la impresión de que proponía una completa cosmovisión, de la que quedaba excluída toda referencia a lo trascendente. "La razón de que las ideas de Darwin causaran semejante conmoción cuando se anunciaron por vez primera, fue que presentaban el mundo viviente como un mundo de azar, gobernado por fuerzas materiales, en lugar de presentarlo como un mundo gobernado por un plan divino. Sustituían la necesidad por el azar. Trasladaban la evolución, de lo metafísico a lo natural" (6). Ya sabemos que, de suyo, evolución y creación no son incompatibles. Pero no es posible conjugar una concepción teleológica del cosmos con otra que pone en el azar material la causa principal de su despliegue. Entendámonos. La metafísica finalista -por ejemplo, la aristotélica- no excluye la presencia del azar, pero siempre lo coordina y lo subordina a las leyes naturales que rigen el despliegue de la materia viva con una necesidad finalista. Tampoco el darwinismo excluye toda ley necesaria, pero incluso

Deontología Biológica

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  • 7/8/2015 Deontologa Biolgica. Captulo Xc

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    Presentacin

    Criterios deinclusin

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    Captulo 10. Interacciones de la Biologa y la Antropologa.

    Parte I: La evolucin

    A. Llano

    c) AZAR Y NECESIDAD EN LA EVOLUCION BIOLOGICA

    En el apartado anterior ha sido preciso realizar algunas incursiones filosficas, que quiz en algnmomento no han sido fciles de seguir. Pero su resultado general resulta muy til para nuestropropsito. Por de pronto, es de esperar que hayan contribuido a disolver el equvoco que lleva aestablecer una contraposicin entre creacin y evolucin. Pero, sobre todo, nos habrn abierto auna concepcin filosfica del mundo fsico que constituye un marco apto para pensar rigurosamentelos presupuestos conceptuales de la teora de la evolucin.

    Es indudable -casi nadie lo niega hoy- que la teora de la evolucin propuesta por Charles Darwin hadesempeado el papel de un positivo y muy activo catalizador de la investigacin biolgica. Peroesto no puede hacernos olvidar que el evolucionismo darwinista se propuso -y, sobre todo, seinterpret ideolgicamente- desde una concepcin mecanicista y materialista del mundo, lo quellev a muchos de sus seguidores a un transformismo universal opuesto a la metafsica creacionistay al reconocimiento del puesto nico del hombre en el cosmos.

    La clave para entender los fallos conceptuales del darwinismo se halla en su rechazo de la nocin denaturaleza y, por lo tanto, en su olvido de la ndole teleolgica de la realidad fsica, especialmentede los organismos vivos. La imagen darwinista del cosmos es, en ltimo trmino, la de una tramamaterial fundamentalmente indiferenciada, en la que la especie biolgica no es una realidad establey definida. Por eso su idea de evolucin es, bsicamente, la de una transformacin o mutacin deuna materia homognea. Darwin entiende la evolucin biolgica como descendencia, es decir, comotransformacin sucesiva de un tipo de individuo orgnico en otro tipo de individuo orgnico. Pero,por de pronto, no es preciso entender as el origen de los organismos vivos. Nadie dice que un hijo"desciende" de sus padres: mas bin decimos que ha sido generado por ellos. No se trata de unsimple matiz semntico. La idea de generacin lleva consigo el convencimiento de que losorganismos vivos son capaces de acciones propias, de acuerdo con su naturaleza. En cambio, la ideade descendencia parece implicar que se entiende el surgimiento de organismos nuevos como meroproducto de un proceso transformador de una configuracin material en otra, por obra de causasexternas. Entre ambas concepciones media la distancia que separa al naturalismo teleolgico delmecanicismo materialista.

    Insistamos en que no se discuten aqu los indudables mritos estrictamente cientficos de CharlesDarwin y algunos de sus seguidores. Se trata, mas bien, de la concepcin filosfica del mundo queest en la base del darwinismo clsico. La cuestin es de gran trascendencia cultural, porque esetipo de concepcin evolucionista ha impregnado muy extensa y profundamente la mentalidadcontempornea; y no slo en el campo de la Biologa, sino tambin en el de la Antropologa, laEconoma y la Sociologa (al final de estas reflexiones, nos ocuparemos brevemente de laSociobiologa actual, que constituye una muestra clara de lo que aqu se quiere sugerir)

    Cuando Darwin publica en 1859 su libro "El origen de las especies", recogi la idea transformistaque Lamarck haba ya expuesto en su "Filosofa zoolgica" de 1809. Segn Lamarck, los organismosvivientes han surgido por un proceso de evolucin, en el que unas especies se han transformado enotras diferentes. El mecanismo que Lamarck postula para explicar este proceso es la herencia de loscaracteres adquiridos por los seres vivos, al intentar adaptarse al medio en el que viven. Laacumulacin de cambios sucesivos acabara por dar lugar a una mutacin de la propia especie. Porsu parte, Darwin recoge de Lamarck la concepcin transformista, pero propone otro mecanismopara la formacin de especies nuevas: la seleccin natural en la lucha por la vida (5). Aunque -adiferencia de Lamarck- Darwin mantiene que las mutaciones tienen origen intrnseco, sostiene queno responden a leyes necesarias, sino que son azarosas. En rigor, es un factor externo -la seleccinnatural en una poblacin limitada por un medio- la que impone la pervivencia de los ms aptos. Poreso fue inevitable que el Darwinismo diera la impresin de que propona una completa cosmovisin,de la que quedaba excluda toda referencia a lo trascendente. "La razn de que las ideas de Darwincausaran semejante conmocin cuando se anunciaron por vez primera, fue que presentaban elmundo viviente como un mundo de azar, gobernado por fuerzas materiales, en lugar de presentarlocomo un mundo gobernado por un plan divino. Sustituan la necesidad por el azar. Trasladaban laevolucin, de lo metafsico a lo natural" (6). Ya sabemos que, de suyo, evolucin y creacin no sonincompatibles. Pero no es posible conjugar una concepcin teleolgica del cosmos con otra que poneen el azar material la causa principal de su despliegue.

    Entendmonos. La metafsica finalista -por ejemplo, la aristotlica- no excluye la presencia del azar,pero siempre lo coordina y lo subordina a las leyes naturales que rigen el despliegue de la materiaviva con una necesidad finalista. Tampoco el darwinismo excluye toda ley necesaria, pero incluso

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    este factor de necesidad lo entiende de manera mecnica y ateleolgica. En rigor, si se suprime lafinalidad, el azar y la necesidad terminan por coincidir, ya que todos los procesos tendran unandole mecnico-material. Un mundo dominado por el azar sera del todo necesario, en el sentido deuna necesidad mecnica. Esta convergencia entre azar y necesidad es la que -a su modo- vislumbrcerteramente Jacques Monod en su ya famoso libro.

    Desde su formulacin inicial, el darwinismo fue objeto de una dursima polmica, en la que se dieroncita motivos ideolgicos y explicaciones cientficas (7). Pero el acontecimiento cientfico que vendraa cuestionar ms seriamente el planteamiento darwinista fu el surgimiento de la Gentica modernapor obra de Gregor Mendel. Aunque Mendel dio a conocer sus experiencias en 1866, su difusin nosobrevino hasta que en 1900, de Vries, Correns y Tschermak expusieron teoras genticas quevenan a coincidir con las de Mendel. Segn estos planteamientos, los caracteres genticos tienenuna ndole estable y se transmiten de un organismo a otro por mecanismos que son independientesdel ambiente y del soma. La reciente Biologa molecular, adems, descubri que los mecanismos dela herencia se hallan en el nivel de los genes, en la estructura de la molcula del DNA. Slo en ellosse encuentran las posibilidades de cambios hereditarios. Cada vez ms, esos mecanismos genticosestn siendo explicados por rigurosas leyes bioqumicas.

    Advirtamos que, frente a las generalizaciones darwinistas, las investigaciones genticas tienen landole de estrictas explicaciones cientficas. Pero lo que ahora nos interesa ms es destacar que elenfoque gentico y bioqumico ya no responde a una concepcin indiferenciada de la materia vivacomo la que propona el mecanicismo materialista, sino que recupera -en el nivel fenomnico- laidea de forma, que en ltimo anlisis, es perfectamente compatible con la nocin de naturaleza. Loque domina ya no es el azar ms o menos necesitarista. Reaparece la idea de leyes de cambio queno excluyen, e incluso reclaman, una visin finalista del cosmos.

    Como es bien sabido, el darwinismo -que continu su curso, intentando argumentar condescubrimientos paleontolgicos, que mostraran la existencia de series continuas de organismos-se replantea hacia 1930, incorporando la Gentica al esquema del evolucionismo transformista,dando as origen a lo que se llam neodarwinismo y hoy se conoce por "teora sinttica de laevolucin" (8). Lo que esta teora prentende sintetizar es justamente la Gentica con la ideadarwinista de la seleccin natural. El neodarwinismo comienza a reconocer que no todos los cambiosgenticos son azarosos y admite que, por lo general, son biolgicamente inviables e incluso letalespara el organismo. Pero sostiene que la acumulacin gradual de mutaciones genticas azarosaspuede dar lugar a nuevas configuraciones biolgicas que se adapten favorablemente a un ambientedeterminado. Es precisamente ese ambiente el que selecciona un determinado carcter. Para queese carcter resulte transmisible, es preciso que sea acogido por la poblacin de la especiecorrespondiente que habite en el mismo ambiente ecolgico. Se supone, pues, que tales cambios seproducen con una frecuencia suficiente en una determinada poblacin, de manera que se estableceuna barrera reproductora con los individuos de la poblacin anterior y acaba por surgir una nuevapoblacin dominante que finalmente se impone.

    As caracterizan dos cualificados neodarwinistas esta teora sinttica: "La evolucin tiene lugar porseleccin natural de las diferencias hereditarias que surgen aleatoriamente en cada generacin, demanera que aquellas que confieren a sus portadores una mayor adaptacin al medio semultiplicarn y, las perjudiciales, se eliminarn. Al igual que el darwinismo, la teora sinttica ponede relieve la naturaleza oportunista de la evolucin por seleccin natural, en cuanto que lasdiferencias aludidas se generan por azar y son seleccionadas en respuesta a las exigencias delmedio, y, por otra parte, postula la condicin gradual de este proceso" (9).

    No nos corresponde entrar ahora en una discusin detallada del conjunto de hiptesis que elneodarwinismo pretende sintetizar. Conviene, con todo, recordar que la conjugacin de cambiosmicroevolutivos graduales con el contexto macroevolutivo de una poblacin en un ambientedeterminado, ha sido seriamente cuestionada por los planteamientos de los paleontlogos Gould yEldrege, los cuales, desde 1972, han discutido la existencia de los estadios intermedios -los famosos"eslabones"- que siguen siendo postulados por el neodarwinismo para explicar el trnsito gradual deuna especie a otra. Segn estos autores, lo que se habran dado son cambios bruscos y puntualesseguidos de largos perodos de estabilidad (10). Pero an est por explicar la posibilidad bioqumicay gentica de cambios evolutivos grandes y rpidos que sean, adems, viables. Y es precisamentede la Biologa Molecular de donde ha partido la segunda y mas dura serie de objeciones alneodarwinismo.

    Los propios representantes de la teora sinttica reconocen la fuerza de estos enfrentamientos, perominimizan los ataques provenientes tanto de la Biologa molecular como de la Paleontologa: "Estasdisputas no pasan de ser conflictos de matiz y opinin dentro de una visin evolutiva comn. Esms, estamos convencidos de que modificando tanto la postura tradicional como las teorascompetidoras, la mayora de los desacuerdos pueden encajarse en una versin ms amplia de lateora sinttica" (9). Pero otros son menos optimistas o menos conciliadores, como el director delInstituto Max-Planck, el bilogo J. Illies, quien llega a decir: "el darwinismo, a pesar de sus muchosintentos por revivir, est muerto desde hace tiempo. La tragedia de nuestro tiempo es que lamayora de los bilogos no lo quieren aceptar o que ni siquiera lo han advertido an" (11).

    La objecin cientficamente ms seria -y filosficamente ms relevante- al neodarwinismo es la queproviene de la Biologa molecular, para la que cada vez resulta ms claro que la aparicin devariantes de DNA tiene mucho ms de determinacin molecular que de puro azar. Como hasealado Lima de Faria (12), hoy empezamos a estar ya en condiciones de abandonar gran parte delas simplificaciones del neodarwinismo y de cambiarlas por interpretaciones moleculares.Ciertamente nuestro conocimiento de los sistemas moleculares en la clula est an en sus inicios.Todava no sabemos cmo los procesos atmicos originan las estructuras celulares. Lasinteracciones entre los niveles atmicos y los celulares son reas an poco desarrolladas de la

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    Qumica, porque ha sido muy reciente el descubrimiento de su importancia en conexin con lospatrones bioqumicos y con la morfognesis celular. Sin embargo, a medida que aumenta nuestrosaber acerca de las leyes que gobiernan el reconocimiento molecular y las leyes que rigen laorganizacin de DNA, de los genes y de los cromosomas, aparece como ms viable la presentacinde una "alternativa molecular" frente al neodarwinismo, que se muestra cada vez ms como unasimplificacin de los procesos evolutivos. Esto no quiere decir que la seleccin natural no jueguepapel alguno en la evolucin, sino que su importancia -como contrapeso de unas supuestasalteraciones azarosas- disminuye a medida que crece el conocimiento de las determinacionesmoleculares. Los conceptos de mutacin y de seleccin adquieren un nuevo significado (13).

    Tampoco procede abandonar el azar-seleccin neodarwinista para caer en un nuevo determinismobioqumico que, a su modo, tambin sera reduccionista. Lo que corresponde es advertir, con PierrePaul Grass, que "la intervencin de factores internos se impone a nuestra razn" (14). De maneraque "recurrir a un mecanismo diferente al mutacional y aleatorio se impone a todo sistema quepretenda explicar la evolucin" (15). Ya no hay tanta resistencia como hace unos decenios areconocer que el proceso evolutivo parece mostrar ciertas tendencias directivas, como sirespondiera a un designio o a un cierto plan (16), aunque todava se mantenga la precaucin -por lodems, parcialmente justificada- frente a explicaciones "vitalistas" o "msticas". Se abre paso, cadavez ms, el concepto de programa evolutivo, que reconoce "puntos crticos" y soluciones favorecidas(17).

    Lo importante es que de nuevo se ha abierto camino en la ciencia, la explicacin finalista, porque "lafinalidad inmanente o esencial de los seres vivos se clasifica entre sus propiedades originales. No sediscute, se comprueba" (18). Un investigador tan poco sospechoso de antidarwinismo como esAyala, ha advertido que "algunos evolucionistas han rechazado las explicaciones teleolgicas porqueno han reconocido diversos significados que pueden tener el trmino teleologa (...). Se equivocan alafirmar que todas las explicaciones teleolgicas tendran que ser excludas de la teora evolutiva.Estos mismos autores utilizan en realidad explicaciones teleolgicas en sus trabajos" (19). AunqueAyala se apresure a precisar que la presencia de tendencias naturales en los organismos vivos norevela una conducta intencionada, ni se dirigen hacia una determinada finalidad. Y esto es frecuenteentre algunos bilogos actuales. No discuten que la materia viva manifieste propiedadesteleolgicas, "pero si se pronuncia la palabra finalidad, se ponen en guardia. Probablemente porqueno distinguen la finalidad de hecho o inmanente de la finalidad trascendente. Sobre esta ltima, elbilogo tiene poco o nada que decir; pertenece al terreno de la Metafsica" (20).

    Tal es el planteamiento del que habamos partido. No se trata de que las explicaciones metafsicassustituyan a las estrictamente biolgicas o las interfieran. Se trata de que la Biologa no aceptecomo si fuera un planteamiento cientfico la visin del mundo materialista y mecanicista que, comoahora se comprueba, ha constitudo un obstculo para el autntico progreso cientfico; y, al mismotiempo, de que se abra distinguiendo bien los respectivos planos epistemolgicos a la interaccincon la concepcin teleolgica del mundo, propia de la Metafsica finalista. La propia Ciencia biolgicaaporta continuamente explicaciones finalistas -por ejemplo se refiere a cambios evolutivos paraadaptarse al entorno ecolgico-, pero en ella la finalidad se entiende ms en trminos de funcinque en trminos de causa final.

    En la Metafsica finalista, la necesidad tiene primaca sobre el azar, precisamente porque se entiendeque el fin es la primera de las causas. Por lo tanto, el sentido primario de la necesidad no es el deuna determinacin mecnica, que -por s sla- acaba por conducir al necesitarismo mecanicista, elcual -a su vez- se confunde con el azar. El sentido primario de la necesidad es formal y teleolgico:viene dado por la naturaleza de cada cosa, que es su principio estable de formalizacin y deactividad. Pero como, adems de las causas formal y final, se reconoce la existencia de las causasmaterial y eficiente, la necesidad metafsica de la que estamos hablando no es absoluta, ni excluyela presencia de un cierto margen de azar. El azar se produce precisamente cuando la causa eficienteno se encamina hacia la causa final propia de aquella cosa u organismo (lo cual, en ltimo trmino,acontece porque el ajuste entre la materia y la forma nunca es perfecto). As pues, elmantenimiento de la primaca de la necesidad no excluye el reconocimiento del azar, por ms queste sea siempre un factor negativo y marginal.

    Ni el completo determinismo ni el indeterminismo completo permiten explicar la evolucin biolgica.Esta slo se puede entender desde un determinismo limitado, que es -simultnea einseparablemente- un limitado indeterminismo. Unicamente en un mundo as entendido tiene cabidauna evolucin finalizada que no se confunda con el transformismo evolucionista. Para que hayaevolucin, es preciso que existan formalidades biolgicas, necesariamente determinadas en suaccin propia; pero, al propio tiempo, esas mismas formalidades son susceptibles de mutacinintrnseca, de cambio sustancial, lo cual implica un indudable factor de indeterminacin, que vienedado por la propia ndole material de los organismos. As pues, nuestro mundo -y, ms claramenteaun, el conjunto de los organismos vivos- no es un reino de formalidades puras que se desplegarancon la implacabilidad de una deduccin matemtica; pero tampoco es un tejido indiferenciado demateriales homogneos. Es un mundo material y formalizado a la vez, cuyos sistemas fsicos yorganismos estn teleolgicamente orientados con una necesidad no necesitarista, que permite unmargen de indeterminacin.

    Tal imagen diferenciada y articulada de la realidad biolgica concuerda perfectamente con losresultados de la Ciencia. Es una imagen abierta. Y se abre tambin a la insercin en ese mundo deun ser no estrictamente intramundano: el hombre (21). Pero esta ltima cuestin presentadificultades propias y exige un tratamiento detallado.

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