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El contestador de reportajes Alejandro Dolina (Crónicas del Ángel Gris, BsAs, Ediciones de la Urraca, 1988) Un reportaje es de por sí una cosa muy extraña. Si a un griego del siglo de oro le mostráramos la televisación de una entrevista, se sorprendería menos de la existencia de un aparato capaz de transmitir las imágenes, que de la insólita conversación entre dos personas que se conducen como si estuvieran solas, aun cuando saben que son vistas y oídas por muchedumbres. También se asombraría nuestro amigo griego del interés de las gentes de hoy por conocer los costados menos notables de los hombres famosos: sus preferencias cromáticas, los horarios de sus comidas o la duración de sus siestas. El memorable Adelmo Ramos supo advertir estos aspectos ridículos de todo reportaje, pero también se dio cuenta de algo más profundo: una entrevista periodística es un intento de descripción de un alma humana. Por lo tanto, su esencia no está demasiado lejos de lo artístico. Y precisamente la gran empresa de Ramos fue convertir el reportaje en una rama del arte. Es cierto que fracasó. Pero su intuición genial señaló la existencia de una puerta que nadie había notado antes. La carrera del contestador de reportajes no es sencilla. El primer obstáculo reside en el empecinamiento de los periodistas en formular preguntas tan sólo a los hombres que han alcanzado la notoriedad. De aquí se desprende que todo aquél que sienta la vocación de someterse a interrogatorios públicos deberá, en primer lugar, conquistar la fama. Esta es una tarea que lleva años y que no siempre es coronada por el éxito. Es probable que muchos músicos, científicos y cineastas que nos deslumbran con sus realizaciones no persigan en realidad otro objetivo que el de contestar reportajes.

Dolina - El Contestador de Reportajes

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Alejandro Dolina.

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El contestador de reportajes

El contestador de reportajesAlejandro Dolina

(Crnicas del ngel Gris, BsAs, Ediciones de la Urraca, 1988)

Un reportaje es de por s una cosa muy extraa. Si a un griego del siglo de oro le mostrramos la televisacin de una entrevista, se sorprendera menos de la existencia de un aparato capaz de transmitir las imgenes, que de la inslita conversacin entre dos personas que se conducen como si estuvieran solas, aun cuando saben que son vistas y odas por muchedumbres. Tambin se asombrara nuestro amigo griego del inters de las gentes de hoy por conocer los costados menos notables de los hombres famosos: sus preferencias cromticas, los horarios de sus comidas o la duracin de sus siestas.

El memorable Adelmo Ramos supo advertir estos aspectos ridculos de todo reportaje, pero tambin se dio cuenta de algo ms profundo: una entrevista periodstica es un intento de descripcin de un alma humana. Por lo tanto, su esencia no est demasiado lejos de lo artstico. Y precisamente la gran empresa de Ramos fue convertir el reportaje en una rama del arte. Es cierto que fracas. Pero su intuicin genial seal la existencia de una puerta que nadie haba notado antes. La carrera del contestador de reportajes no es sencilla.El primer obstculo reside en el empecinamiento de los periodistas en formular preguntas tan slo a los hombres que han alcanzado la notoriedad. De aqu se desprende que todo aqul que sienta la vocacin de someterse a interrogatorios pblicos deber, en primer lugar, conquistar la fama. Esta es una tarea que lleva aos y que no siempre es coronada por el xito. Es probable que muchos msicos, cientficos y cineastas que nos deslumbran con sus realizaciones no persigan en realidad otro objetivo que el de contestar reportajes.

Y aqu aparece otro inconveniente: tal vez muchos grandes contestadores sean recordados como actores, pintores o entrealas derechos, olvidando la destreza principal. Adelmo Ramos tom en cuenta todas estas verdades y resolvi con todo acierto prescindir de la primera etapa. Renunci a los transitados caminos que conducen al renombre. No fue cantor de boleros, ni poltico, ni mansflora. Fue tan slo y de qu manera contestador de reportajes.En este punto caben las infaltables objeciones, polmicas y zonas oscuras que nunca faltan en las historias de Flores.Hay quienes creen que Ramos fue cantor de la orquesta de Anselmo Graciani, el clebre bandoneonista zurdo que se haca construir los instrumentos al revs. Otros lo suponen periodista de la menesterosa revista Expiraciones y hasta refieren una historia no demasiado original, segn la cual Ramos, no teniendo a quin entrevistar, resolvi publicar un reportaje a s mismo. Nada de esto consta. En cambio existen pruebas, a mi juicio incontestables, de que el primer reportaje a Adelmo Ramos fue realizado por el polgrafo de Flores Manuel Mandeb.Tal entrevista no fue publicada jams, pero sus pormenores aparecen en el penoso libro de Mandeb cuyo ttulo es Personajes de la calle Artigas entre el 400 y el 1100. Se trata de una obra ms cercana al catlogo que a la descripcin psicolgica. Est ordenada segn la numeracin de la calle y al llegar al 860 encontramos estos prrafos: Artigas 860. Ramos, Adelmo. Clebre contestador de reportajes. Yo mismo le hice el primero. Fue una tarde de otoo, me acuerdo. Yo caminaba por Yerbal pisando hojas secas y gozando con su crujido. No estaba de muy buen humor, pues muchas hojas caan demasiado tiernas y no se quejaban satisfactoriamente ante mis pisotones. No s en qu esquina se me apareci Ramos.Usted es Mandeb? me dijo.Servidor.Vea, necesito que me haga un reportaje.No soy periodista le inform.Lo ser. Hgame el favor, pregnteme algo.Record entonces ciertas lecturas que a modo de ejercicio disciplinario me haba impuesto algunos meses atrs. Entonces di comienzo a la intervi, que fue breve:P: Qu pregunta quisiera usted que yo le formulara?R: Me gustara que me preguntara qu pregunta quisiera yo que usted me hiciera.P: Muy bien, qu pregunta quisiera usted que yo le formulara?R: Vea. Le pedira por favor que no me haga esa pregunta. Dicho esto, Ramos peg media vuelta y se fue.ste era su primer reportaje. Despus fue progresando. Sus respuestas abarcaron los ms diversos campos de la inquietud intelectual. Opin sobre tenis, pintura rupestre, ecologa, pedagoga, siembra de nabos, pelota vasca, ebanistera y carreras de caballos. Sus enemigos lo acusan de contradictorio. Y es cierto. A una misma pregunta, Ramos sola responder de manera opuesta, segn la ocasin.Todos recuerdan el clebre reportaje que le hiciera el periodista Carlos Marcucci, hace ya mucho tiempo. Marcucci sola preguntar varias veces la misma cosa a sus entrevistados. No por pretender descubrir en ellos alguna incoherencia, sino ms bien porque era hombre de frgil memoria y no se acordaba de lo que haba hecho dos minutos antes.Transcribo:P: Ya que hablamos de tango, Ramos: Qu le parece Discpolo?R: No me gusta Discpolo. Es un poeta que parece creer que todos los dems son tan canallas como l santo. Fjese: la gente que es brutal cuando se ensaa... Perdname si fui bueno... Que el mundo fue y ser una porquera... Pero l siempre se salva. l es el nico puro y libre de pecado. Yo prefiero mil veces a los pecadores tolerantes que a los virtuosos implacables.P: Claro, ese tema nos lleva inevitablemente a hablar de Discpolo. Qu piensa de l?R: Sin duda se trata del poeta ms importante que ha dado el tango. Y no piense que voy a decirle esa estupidez segn la cual las letras de Discpolo son filosofa. No. Las letras de Discpolo son letras de tango. Filosofa es sin ir ms lejos la Crtica de la Razn Pura y de ningn modo el vals Sueo de Juventud.P: Usted menciona la filosofa y esto trae a mi mente una figura de nuestro tango: Enrique Santos Discpolo. Qu opina usted de l?R: Es interesante que me formule esta pregunta, pues debo decirle que me la han hecho muchas veces en distintos reportajes, incluso en ste. Crame si le digo que los tangos de Discpolo son como tratados de filosofa.Adelmo Ramos tena respuestas preparadas que con todo desparpajo, soltaba ante cualquier pregunta.Las contestaciones eran, a veces, de una extensin desmesurada. Un periodista de la revista estudiantil Hora Libre tuvo una vez la ocurrencia de preguntarle cmo andaba. Ramos llevaba ya seis horas de exposicin cuando el reportero huy.Tambin como es de suponer tena respuestas breves y hasta lleg a contestar en verso, lo que no consiste ninguna novedad si se razona que la payada no es otra cosa que un mutuo reportaje versificado.Es necesario admitir que Ramos jams fue demasiado perseguido por el periodismo.Tuvo pocas infecundas en las que pasaban meses y aun aos sin que nadie se acercara a interrogarlo. Adelmo Ramos afront con inteligencia tales perodos y en algunas ocasiones lleg a contratar a periodistas sin trabajo para que le hicieran preguntas. Algunos de ellos tenan la misin de abordarlo en cualquier circunstancia y requerir su parecer acerca de las cuestiones ms imprevistas. Los hombres de Flores vieron muchas noches a individuos prepotentes que, saliendo al paso de Ramos, le gritaban en la cara: Cul es su peor defecto?Cuando se le termin el dinero para solventar a estos mercenarios, Ramos trat de demostrar la absoluta inutilidad del periodista en los reportajes. No era ste un criterio novedoso. Infinidad de pensadores han afirmado que lo que interesa es la respuesta y no la pregunta. No obstante es innegable y Ramos tuvo que aceptarlo que el periodista es casi indispensable cuando se trata de copiar a mquina el reportaje y tomar los recaudos tcnicos para su publicacin.Fue entonces cuando Ramos descubri que poda prescindir de la difusin de sus respuestas. Y as, sin periodistas ni testigos, tuvieron lugar sus ltimas realizaciones. Los Hombres Sensibles de Flores juran que en esos reportajes, que se llev el viento, estn sus mejores logros. Poco a poco el periodismo y la gente se fueron olvidando de Ramos.Los Refutadores de Leyendas llegaron a postular que este personaje no existi nunca y que toda su obra es el resultado del trabajo de muchos contestadores que vivieron en tiempos diferentes. Como siempre, los Refutadores destruyen una leyenda creando otra.

Hoy, cuando todo el mundo contesta preguntas sin tener la menor autoridad para hacerlo, este columnista se ha credo en el caso de homenajear a Adelmo Ramos.Ojal que esta nota despierte en algn joven la vocacin inslita de la respuesta artstica. Entonces sabremos que los desvelos de Ramos no fueron intiles. Tomado de: http://offline.espacioblog.com/post/2008/10/03/frasedeldia