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El Agua motor de desarrollo del Aljarafe RICARDO GAMAZA El Agua, motor de desarrollo del Aljarafe

EL AGUA

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Historia de la comarca del Aljarafe contda raves de la gestión del agua. Del cólera y el tifus endémicos a la disposición de agua corriente de caliad que ha permitdo que el Aljarafe sea la comarca con mayor crecimiento demográfico de la provincia de Sevilla.

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El Aguamotor de desarrollo del Aljarafe

RICARDO GAMAZA

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Alja

rafe

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Ricardo Gamaza (Sevilla 1971) es licenciado en periodismo por la Universidad de Sevilla. Ha cursado además estudios de publicidad, protocolo y Política Ambiental Comunitaria (European Journalism Centre, Bruselas). Periodista ambiental desde hace dos décadas, ha desarrollado su labor informativa en medios de prensa escrita, radio, televisión y como asesor de comunicación en desarrollo sostenible para la Administración andaluza en proyectos emblemáticos como la gestión del agua, las estrategias de conservación del lince y las praderas de posidonia oceánica o la diversificación económica sostenible de los territorios rurales andaluces.Como director y guionista de documentales de naturaleza y de suplementos especializados de medio ambiente, ha cosechado diversos premios nacionales e internacionales como el Premio Panda de Comunicación Ambiental de WWF-España, el Premio Doñana Sostenible de la Fundación Doñana 21, el Premio Nacional de Periodismo Ecovidrio, Premio Almediam de Comunicación Científica, Premio Nacional Flacema de Periodismo, Premio Dragona Iberia de la Fundación Nueva Cultura del Agua o el Premio Internacional Telenatura, entre otros galardones.Autor de más de 1.400 reportajes medioambientales en diferentes periódicos y revistas especializadas y de más de 300 audiovisuales de naturaleza para la televisión pública andaluza y para diversos centros de visitantes de espacios naturales, ha formado parte de la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Información Ambiental de España durante la última década y a la organización sin ánimo de lucro Oceánidas, siendo en la actualidad uno de los periodistas con mayor trayectoria ambiental de Andalucía.

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EL AGUA, MOTOR DE DESARROLLO DEL ALJARAFE

Ricardo Gamaza

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EDITA: ALJARAFESAAUTOR: RICARDO GAMAZACOORDINA: SERVICIO DE COMUNICACIÓN E IMAGEN DE ALJARAFESAFOTOGRAFÍA: SANDRA D. SIACHOQUE, ARCHIVO FOTOGRÁFICO AYTO. DE PILAS, ARCHIVO FOTOGRÁFICO ALJARAFESA, ARCHIVO FOTOGRÁFICO AYTO DE TOMARES.DISEÑO Y MAQUETACIÓN: ARTE COMERCIALIMPRESIÓN: CORIA GRÁFICAPRODUCCIÓN CREATIVA: BE PRESS COMUNICACIÓN

© 2011, ALJARAFESAPUBLICACIÓN GRATUITA, PROHIBIDA SU VENTADEPÓSITO LEGAL: ISBN:

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Entrevista. Guillermo Becerra Hernández,miembro del primer equipo de Aljarafesa 40Entrevista. José Mª Cáceres Éxposito, miembro del primer equipo de Aljarafesa 41Pocos medios y muchas ganas 42Un modelo de gestión para ganar una carrera de obstáculos 44El abastecimiento extensivo 49Adelantándose al futuro 52Agua de calidad gracias a la tecnología 54Cooperación imprescindible y constante 56Aguas limpias 58Doñana, una responsabilidad compartida 61Los rios del Aljarafe, libres de vertidos 63Pensando en las personas 64Implicados y con voluntad de servicio público 66El milagro del agua 68Aljarafesa, la empresa de los ayuntamientos 71

ÍNDICE

Presentación: Fernando Rodríguez Villalobos. Presidente de Diputación, de la Mancomunidaddel Aljarafe y de Aljarafesa 8Prólogo 9 El Aljarafe, un mirador con pies de agua 12Naturaleza humanizada 15La huerta de Hércules 16El Aljarafe en los tiempos del cólera 19Entrevista. Jesús Raúl Navarro (historiador del CSIC) 20La vida en torno al pozo y la fuente 23Haciendo potable el agua 25Entrevista. Antonio Valverde Macías (Vicepresidente Ejecutivo de la Mancomunidad del Aljarafe) 26El salto del acuífero al pantano 29La Mancomunidad: Unidos por el agua 30El laberinto (municipal) del agua 32Entrevista. Joaquín Fernández Garro (Vicepresidente Ejecutivo de Aljarafesa) 34El nacimiento de Aljarafesa 37Entrevista. Carlos Moreno Pacheco, Director-Gerente de Aljarafesa 38

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medio centenar de entrevistas a personas de a pie, investigadores, naturalistas, his-toriadores, técnicos relacionados con el agua, y un largo etcétera, que ha permitido a su autor hacer un acercamiento humano a la realidad del agua en el Aljarafe.

De la misma forma, además de contar con testimonios de primera mano de las perso-nas que han vivido de cerca el Aljarafe y el crecimiento del mismo paralelamente a la dotación de nuevos servicios de agua en la comarca, para la elaboración de este libro se ha desarrollado una amplia tarea de do-cumentación histórica en las hemerotecas, centros de documentación, archivos muni-cipales y de la Diputación Provincial de Se-villa, además de publicaciones específicas sobre el tema para las que se ha entrevis-tado a sus autores.

El enfoque periodístico de este libro parte de su autor, Ricardo Gamaza, periodista ambiental en ejercicio desde hace cerca de dos décadas en medios de comunica-ción de prensa, radio y televisión, y amplio conocedor de la realidad del Aljarafe al ser un poblador de esta comarca desde hace una década. La vinculación del autor con el agua en particular y el desarrollo sostenible

en general, queda también de manifiesto en algunos de los premios periodísticos que ha recibido a lo largo de su trayecto-ria profesional, como el Premio Panda de Periodismo Ambiental de WWF-España o el Premio Nacional Doñana Sostenible de la Fundación Doñana 21, entre otros.

En resumen, tiene usted en sus manos un libro que pretende acercarle la realidad de una comarca que puede contemplarse como el paradigma de otros muchos terri-torios, donde el agua es el motor para el desarrollo sostenible de los pueblos que permite mejorar la calidad de vida de sus gentes, poniendo de manifiesto que el agua hace historia. Esperamos que disfru-te de su lectura y que a partir de ella se enriquezca su percepción del agua como un elemento de vida.

UN LIBRO PERIODÍSTICO

Un territorio contado desde el agua. El Alja-rafe es una comarca sevillana, cuya historia ha estado relacionada muy estrechamente con los recursos hídricos y que tiene en el agua una razón de ser en tanto que ha con-dicionado la calidad de vida y el desarrollo de estos pueblos. La historia del Aljarafe, contada desde su vinculación con el agua, es una forma original y novedosa de acer-carse a las formas de vida y la evolución teniendo en cuenta que el agua es mucho más que un simple recurso.

Pero no sólo el enfoque de este libro es in-novador, también lo es la forma escogida para contar esta evolución de cómo se ha vivido y se vive en el Aljarafe. Se trata de un libro periodístico en el sentido de que todos los textos responden a este género li-terario, ya sean reportajes o entrevistas. De esta manera, no sólo se le ha dado prota-gonismo a las personas, que son la fuente originaria de las historias que aquí se na-rran, sino que se ha buscado un estilo de redacción cercano, ágil y sencillo para que el lector pueda navegar por sus páginas y disfrutar de un acercamiento a esta tierra marcada por el agua.

El presente libro es el fruto del trabajo pe-riodístico realizado durante todo un año, a lo largo del cual se han realizado más de

Es para mi una satisfacción poder presen-tar este libro histórico, en el que tantas per-sonas relevantes de la provincia cuentan la historia de un servicio público tan impor-tante y necesario como es la prestación del ciclo integral del agua a los vecinos de nuestros pueblos.

Cuando me invitaron a participar en este proyecto pensé que me tocaba narrar las conclusiones que en este documento se expondrían y explicar, al fin y al cabo, en qué se ha convertido esta empresa que contó con durísimos comienzos y que, gra-cias al esfuerzo conjunto, a la imaginación, al trabajo duro y a la profesionalización de los agentes actuantes, se ha convertido en un modelo a seguir. Un referente no solo en la provincia de Sevilla, sino a nivel nacional, para los proyectos de integración de siste-mas de abastecimiento y depuración.

Y digo esfuerzo conjunto, porque a lo largo de los últimos cuarenta años, los respon-sables corporativos de los distintos ayun-

tamientos que integran la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe, abanderados desde sus comienzos por la Diputación Provincial de Sevilla, han luchado por el bien común de la comarca, dejando aparte ideologías y colores políticos.

Y destaco imaginación, porque Aljarafesa ha sido pionera a lo largo de estos años, no sólo en la forma asociativa de la propia Manco-munidad, sino también en la fórmula de ges-tión de tan preciado bien como es el agua.

En referencia al duro trabajo, este es fácil-mente medible si observamos la infraes-tructura y gestión con las que contaba el Al-jarafe cuando Diputación se hizo cargo del abastecimiento conjunto y lo comparamos con la garantía, la fiabilidad y la calidad del servicio con los que hoy por hoy se cuenta en la comarca, tal y como nos indican su ratios de gestión.

Y cómo no, todo esto no hubiera sido posi-ble si no hubiera estado amparado por un

equilibrado equipo de profesionales que supieron entender las decisiones de los responsables de la empresa y llevarlas a buen puerto.

De modo que, con este breve resumen -a lo largo del libro encontraréis todos los de-talles sobre los conceptos aquí menciona-dos-, vuelvo a agradecer la posibilidad que se me ha otorgado de presentar la obra y aprovecho para felicitar a todos aquellos que han contribuido a que esta historia no quede en el olvido. A la Administración que confió en nuestro proyecto y siempre nos apoyó; a mis antecesores en la pro-pia Diputación por aquella apuesta tan arriesgada que asumieron en su día; a los responsables políticos de todos los Ayun-tamientos del Aljarafe que luchan por el bien común de toda una comarca; y cómo no, a los trabajadores que con su esfuerzo diario han conseguido hacer de Aljarafesa un referente nacional en la gestión del ciclo integral del agua.

PrólogoPresentación del Presidente

“La hermana agua, que es utilísima, preciosa, casta y

humilde”

San Francisco de Asís

“Cuando bebas agua, acuérdate de la fuente”

Proverbio chino

Fernando Rodríguez Villalobos, Presidente de Diputación, de la Mancomunidad del Aljarafe y Aljarafesa

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10 11Sede de Aljarafesa en Tomares

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El Aljarafe es una comarca sevillana que se levanta sobre una meseta al oeste de la capital hispalense. Su elevación sobre el terreno de unos 200 metros de media, es la principal característica geográfica de esta comarca que los árabes bautizaron como Al Xaraf, que significa otero o elevación, de-rivando en su nombre actual.

Se trata de un enclave en el que el agua tie-ne un gran papel protagonista y que ha fa-vorecido los asentamientos humanos des-de tiempos inmemoriales gracias a la acce-sibilidad a este recursos vital para la vida. Geográficamente el Aljarafe se articula en medio de los ríos Guadalquivir, Guadiamar, Alcarayón y Pudio, a los que desembocan los arroyos que surcan la comarca como el Majaberraque, Pilas, Montijos, Ardachón y Valdegallinas. Estos arroyos adquieren grandes caudales en épocas de lluvias, pudiendo incluso ser torrenciales ocasio-nando riadas y desbordamientos; paradóji-camente en verano -más aún si se trata de veranos calurosos- apenas llevan caudal y llegan a estar incluso secos en su totalidad.

El papel omnipresente del agua en esta co-marca tiene también mucho que ver con su subsuelo, ya que el acuífero que lleva su nombre y que la recorre, va desde el Gua-

dalquivir en su límite occidental, al Guadia-mar en su límite oriental, con un espesor mínimo de diez metros, máximo de 80 me-tros y 30 metros de media. Según el Plan de Investigación de Aguas Subterráneas del Instituto Geológico Minero de España (IGME), los niveles de contaminación de este acuífero son altos debido fundamen-talmente a las actividades agrícolas. El IGME indica también que las extracciones de agua subterránea desde los años 80 se dedican casi en su totalidad (entre 22,4 y 25,6 hectómetros cúbicos anuales) a riego y muy residualmente a uso urbano (apenas 0,4 hectómetros cúbicos anuales).

El 25 de febrero de 1988, la Confedera-ción Hidrográfica del Guadalquivir declaró provisionalmente sobreexplotado el acuífe-ro del Aljarafe y se puso la voz de alarma sobre la posibilidad de que la zona sur del acuífero se viese afectada por procesos de salinización, afectando a Doñana.

Precisamente es la cercanía y el vínculo territorial con Doñana lo que convierte al Aljarafe en una comarca de especial pro-tección de sus aguas. De hecho, el Gua-diamar está considerado el pulmón hídrico de este espacio natural emblemático.

El Aljarafe, un mirador con pies de agua

historia

Guadiamar a su paso por Sanlúcar La Mayor

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El del Aljarafe es un ecosistema muy an-tropizado. La presencia del hombre desde épocas remotas ha modelado un paisaje adaptado en gran parte a la agricultura del olivar fundamentalmente, pero con otras ri-quezas ecológicas que se han conservado, creado y potenciado en muchos casos.

Las escasas manchas que quedan al abrigo de las urbanizaciones y de las grandes ex-tensiones agrarias recuerdan lo que antaño fueran bosques de encinas, alcornoques y acebuches. Estas tres especies junto a los bosques de ribera, todavía conservados en torno a los arroyos y ríos emblemáticos, tie-nen su mejor exponente en el Corredor Ver-de del Guadiamar, una zona eminentemente agrícola con abundancia de cultivos frutales

hasta que aconteció el desastre ecológico de la mina de Boliden Apirsa ubicada en Aznalcóllar, cuyos lodos tóxicos anegaron el río y sus alrededores en 1998. Sin embargo y paradójicamente, la recuperación ecológi-ca de la zona afectada ha traído consigo un bosque de ribera con unas excelentes cali-dades de conservación y vida. Este paisaje, declarado exento de actividades agrícolas y dedicado en exclusividad a la conservación natural y el uso público, es el que recorre el Aljarafe de norte a sur dando la entrada a Doñana, el espacio natural de mayor renom-bre de toda Andalucía, declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco y de la que for-man parte algunos pueblos ligados al Alja-rafe como Aznalcázar, Isla Mayor, Pilas, Pue-bla del Río y Villamanrique de la Condesa.

Naturaleza humanizada

Es precisamente en la zona sur del Aljarafe donde se encuentra la naturaleza más origi-naria de toda la comarca al ser la zona con menor ocupación humana. Aquí, el pino piñonero y el alcornoque son los grandes pobladores del terreno, dando cobijo en lo que a fauna se refiere a jabalíes y ciervos, como especies de interés cinegético (una actividad que se mantiene en la zona) y al lince ibérico y el águila imperial, como es-pecies en peligro de extinción. Sin embar-go, la cercanía a Doñana hace que la fauna más emblemática sean las aves acuáticas, tanto residentes como migratorias.

La zona más humanizada es sin lugar a du-das la que linda con el río Guadalquivir. En esta zona al este de la comarca, la presencia de vegetación autóctona está muy limitada por la gran explosión urbanística que es la que ha posibilitado el gran aumento pobla-cional en términos absolutos de la comarca.

La cornisa norte del Aljarafe está principal-mente dominada por cultivos de secano, al igual que la zona oeste de la comarca, dedi-cada fundamentalmente al cultivo del cereal.

Rio Guadiamar, unos de los ejes hídricos del Aljarafe

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trucción de molinos harineros, de aceite... a cambio de partes de la producción que de-bía entregarse a los señores feudales.

De esta manera en el siglo XV ya están consolidados los concejos del Aljarafe. Los núcleos poblacionales que acabarán sien-do los municipios actuales. En los siglos siguientes, tras el descubrimiento de Amé-rica, la cercanía del Aljarafe -que linda con el Guadalquivir, hará que la comarca viva su época dorada. “Una estructura político-económica que mediante las concesiones reales reparte el Aljarafe a diferentes seño-res feudales”, aclara el historiador Antonio Herrera. Es una época en la que el Aljarafe

sigue creciendo poblacionalmente con se-ñoríos muy extensos entre el que destacó el del Conde Duque de Olivares, Conde de Olivares y Duque de Sanlúcar la Mayor, que además de ambos pueblos tenía tam-bién bajo su señorío parte de Castilleja de la Cuesta, Camas, Bollullos de la Mitación, Salteras, Castilleja de Guzmán, la Puebla y Palomares del Río.

La guerra de independencia contra la ocu-pación de Francia dejará también huellas históricas en el Aljarafe, que quedó desa-bastecida pero que no perdería ya su iden-tidad comarcal que ha mantenido hasta tiempos contemporáneos.

El Aljarafe ha estado poblado desde tiem-pos inmemoriales, como acreditan restos neolíticos todavía bien conservados como el dolmen de la Pastora, un yacimiento pre-histórico en Valencina de la Concepción descubierto a finales del siglo XIX y con-siderado en la actualidad como uno de los más importantes de toda la Península Ibérica. Este enterramiento, uno de los prin-cipales de la Época Megalítica peninsular, acredita el asentamiento humano desde épocas remotas. De hecho, se trata de un asentamiento superior a las 400 hectáreas, uno de los mayores del III Milenio AC.

Descrita por el historiador griego Estrabón como ‘La Huerta de Hércules’, el Aljarafe no tuvo entidad hasta muchos siglos des-pués, como indica uno de los principales historiadores del Aljarafe, Antonio Herrera: “Posiblemente los pobladores antiguos no tenían conciencia de que estaban viviendo y creando una entidad geográfico-humana que sería una comarca. La proximidad ha-ría que tuvieran cierto sentido de la convi-vencia, incluso tribal, porque parece que, por ejemplo, tanto los dólmenes y enterra-mientos de Valencina, como la cueva de la Pastora indican que había cierta jefatura: eran enterramientos de jefes”.

En la época romana se da un apogeo de la población del Aljarafe con las ‘villae’, las primeras construcciones de renombre en la comarca que han dejado también su huella en la toponimia como es el caso de Villa-nueva del Ariscal, Villamanrique, etc. cuyos nombres proceden de las villas romanas. El Aljarafe estaba en el balcón sobre Itálica, llamada Sevilla la Vieja en tanto a que era la gran ciudad romana, a la que abastecía de materias primas y sobre todo de alimentos.

La población de entonces es todavía muy dispersa, sin núcleos de aglomeraciones urbanas, situación que se prolongará hasta la época musulmana. La irrupción musul-mana, a principios del siglo VIII, supone la entrada de las nuevas formas de regadío que son un revulsivo innovador del sector primario. “El Aljarafe fue incluso un campo de experimentación de formas de cultivos nuevos que llegaban de Oriente; para eso el regadío era esencial y surgen las prime-ras construcciones para ello, como las no-rias hispano-musulmanas”, explica el histo-riador Antonio Herrera.

Las antiguas explotaciones romanas (vi-llae) se convierten ahora en las alque-rías, si bien la estructura es muy similar: una casa de labor con hacienda, donde

los trabajadores residen para explotar la zona. Lejos de las exageraciones de que en el Aljarafe existían 100.000 alquerías, lo cierto es que en época musulmana se produce la primera gran explosión demo-gráfica de la comarca.

La población hispano-musulmana abando-nará el Aljarafe con la reconquista, dejan-do de nuevo despoblada la comarca en la época cristiana. “Sin embargo, la historia del Aljarafe propiamente dicha empieza en la época cristiana -apunta Antonio Herrera-, que es cuando se designa a toda la zona con su nombre actual: Aljarafe”.

Tras la reconquista cristiana y con objetivos más defensivos que económicos, se inician las primeras aglomeraciones que acabarán siendo los actuales municipios. Sanlúcar la Mayor, Aznalcóllar, Aznalcázar, son plazas fortificadas donde se agrupa la población y desde donde se atrae a los pobladores de los alrededores bajo el mando de los primeros alcaides y concejos, ya con una organización económica, social y política.

Las operaciones de repoblación se llevan a cabo mediante cartas-puebla invitando a los nuevos pobladores a los que se les dan tie-rras, instrumentos, facilidades como la cons-

La huerta de Hércules

ACUEDUCTOS ROMANOS

A Itálica llegaba en tiempos romanos dos acueductos, uno de

ellos partía de los ma-nantiales del Guadia-mar, en el corazón del

Aljarafe actual.

LA CULTURA ÁRABE DEL AGUA

La dominación árabe de la Península fueron años dorados para las cons-trucciones hidráulicas. De esta época son las

alquerías, redes de con-ducción como acequias e incluso baños árabes.

Restos Acueductos Romanos en Aznalcóllar

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trabajo al tratarse de actividades agrarias que dan empleo sólo en determinadas es-taciones del año”, señala el historiador del Consejo Superior de Investigaciones Cientí-ficas (CSIC), Jesús Raúl Navarro.

En la década de los 60, poblaciones como Villamanrique de la Condesa, Palomares del Río o Carrión de los Céspedes, estaban diezmadas por el paro, con más de un millar de obreros agrícolas sin empleo. Tiempos en los que los ayuntamientos tenían que de-dicar parte de sus fondos al reparto de pan o de garbanzos entre los campesinos.

Los porcentajes de paro obrero agrícola, superiores al 80% en el Aljarafe, hacen te-mer revueltas campesinas que, para evitar-las, llevó a los dirigentes políticos a tomar medidas urgentes como el reparto de ali-mentos básicos.

Esta gran cantidad de población en paro fomentó así la primera llegada de inver-

siones por parte de las instituciones, que empiezan a realizar envíos de dinero para solventar las necesidades más inmedia-tas. “El concepto de ahorro que podemos tener hoy en día de las familias no existe. El jornalero vive casi al día. Hay que ima-ginarse entonces las repercusiones que tiene en la población rural y campesina una época de sequía en la que los jornales van a caer en picado. Eso conlleva tam-bién una menor capacidad de respuesta de otros problemas que aparecen en la comarca que son las enfermedades rela-cionadas con el agua y el hacinamiento de las personas”, explica Jesús Raúl Navarro, historiador del CSIC. Para este experto en historia del Aljarafe, las repercusiones del paro agrario que afectó con especial vi-rulencia al Aljarafe tendrá también serios efectos sobre la salud: la imposibilidad de tratar las aguas y el hacinamiento de las personas sin recursos acarreará la propa-gación del cólera por la comarca.

El Aljarafe en los tiempos del cólera La floreciente agricultura del Aljarafe y la abundancia de agua que durante siglos ha estado atrayendo a cada vez más población fundamentalmente dedicada a la agricultu-ra, hace que la entrada de los tiempos mo-dernos sea muy traumática. “Podemos decir que había una situación extrema de gran ne-cesidad. Eran frecuentes las hambrunas, el paro obrero... El cultivo principal era el olivo y el cereal, con lo que durante grandes pe-riodos de tiempo los campesinos no tenían

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de potabilización de agua. Y además nos encontramos con la incompetencia de las autoridades municipales porque hay una fe ciega en la calidad de las aguas de las poblaciones.

-¿Como se acabó con el cólera en el Aljarafe?

Pues ante la imposibilidad de que cada pueblo ataje el problema de la salubridad de sus aguas es la Diputación Provincial de Sevilla la que, como organismo supra-municipal, desarrolla un ambicioso plan sanitario que tiene al agua como eje que busca evitar el hacinamiento y el trata-miento de las aguas.

-¿Qué supuso ese plan de la Diputación?

Es un plan que lleva adelante la Diputa-ción provincial con lo que ello supone de peso para los municipios, porque el plan se realiza en las instalaciones provinciales de Sevilla pero tiene incidencia en tanto

que muchos pacientes iban a llegar de las poblaciones. Ahí vemos el tratamiento de las heces de los enfermos, la entrada de agua corriente en los hospitales. Pero la importancia mayor es que es un organis-mo supramunicipal que orienta a los mu-nicipios en el tema del cólera.

-¿Cuál fue la época más negra del cóle-ra en la comarca del Aljarafe?

-Los años de 1830 y 1855 fueron los más graves: hubo epidemias de cólera que lle-garon a acabar hasta con una persona dia-ria en los meses de verano en poblaciones como Benacazón, Bollullos de la Mitación, donde hay más referencias documentales.

-Esta es una enfermedad muy temida desde siempre.

-Por supuesto. El cólera causaba un gran horror en la gente. En el año 1973, la úl-tima epidemia procedente de Túnez que tuvo efectos en España, se recuerda toda-vía de manera fantasmagórica por los que la vivieron de cerca.

-¿Porqué surge con tanta virulencia esta enfermedad mortal?

-El cólera no deja de ser la gota que muestra una situación sanitaria en el país. Por eso, en la época del Franquismo en un país que empezaba a estar desborda-do por el turismo era tan grave. El cólera y el carácter epidémico demuestra y saca a la luz unas deficiencias en el tema del agua, tanto en el tratamiento de las aguas negras como la existencia de un agua que no tenía condiciones de potabilidad.

-¿Cuál era el principal foco de infección?

-No sólo es el agua potable insalubre. El problema está también en las aguas ne-gras, que no se controlaba que contami-nasen los cultivos. Sin duda esa es una vía

de entrada de la bacteria en el organismo. Hasta principios del siglo XX era habitual en grandes ciudades como Madrid, el rie-go con aguas negras de los cultivos...

-¿No había normativa que regulase la calidad de las aguas?

-El caso es que las normativas legales em-piezan a funcionar bastante rápidamente desde que se descubre la causa de la en-fermedad. Desde tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera empieza a detallarse normativa muy concreta y específica. Lo que pasa es que no había medios econó-micos... Esa situación la encontramos no sólo en los años 40 sino que en los mismos años 70, los pueblos españoles estaban literalmente ‘en cueros’: no había posibi-lidades económicas de afrontar sistemas

Jesús Raúl Navarro (historiador del CSIC):

“El cólera saca a la luz las deficiencias de la calidad del agua”

entrevista

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El cólera no fue la única enfermedad que asoló el Aljarafe en su historia pasada. Además de los episodios puntuales de esta enfermedad devastadora, las fie-bres tifoideas acompañaron hasta hace relativamente poco tiempo la vida en los pueblos de una comarca en la que las condiciones higiénico-sanitarias dieron un vuelco hace apenas medio siglo.

Pero si en el cólera hasta mediados del siglo XIX no se encontró la causa de esta devastadora enfermedad, en el caso de las fiebres tifoideas, la otra gran enfer-medad que asoló el Aljarafe, sí se sabía desde el siglo XVIII que se debía al con-sumo de agua contaminada. Pese a ello hay casos de tifus hasta la década de 1970. ¿Porqué se siguen produciendo ca-sos? El historiador Jesús Raúl Navarro lo tiene claro: “Evidentemente porque no se resuelve el problema, que no es otro que la contaminación de los pozos, una conta-minación difusa por aguas negras, por un sistema de cloacas que no están en uso. Eso va a favorecer que sigan aparecien-do casos de enfermedades relacionadas con el consumo de agua insalubre como el tifus hasta los años 70, como sucedió en Benacazón”. Pero es que en los 40 los casos fueron muy frecuentes, incluso en capitales de provincia. En Sevilla, donde eran aún más abundantes los pozos ne-gros para las heces humanas la situación

llega a ser incluso más grave que en el Aljarafe, pero al contar con mayores recur-sos económicos que los pequeños pue-blos del Aljarafe, se solucionan con más facilidad los casos que van surgiendo.

En el Aljarafe, el principal medio para obte-ner agua era ir al pozo o a la fuente. Los po-zos formaban parte de la vida cotidiana de la ciudadanía de la comarca. El problema era que no podía saberse hasta qué punto la contaminación subterránea podía afectar a estas tomas de agua.

En el caso de fiebres tifoideas, se conoce la relación causa efecto desde muy pronto, pero el problema era resolver la calidad del agua en zonas donde no había otra forma de obtener el recurso que no fuera a tra-vés de pozos. “Por eso se explica que haya tantos casos, tantas muertes también... y sobre todo casos tan tardíos en el tiempo”, explica Jesús Raúl Navarro.

En todas las localidades del Aljarafe hay fuentes. La vida de los pueblos pasaba a lo largo del día por la visita a la fuente para el abastecimiento. Llevar cántaros de agua a la casa era una actividad diaria.

“Al igual que los pozos y los lavaderos, las fuentes eran núcleos de socialización y también de conflictos, porque había que guardar turno para coger agua y cuando

llegaba algún aguador para abastecer de agua a una población próxima o para abas-tecer a barrios alejados, ocasionaba espe-ras y peleas que llegaban incluso a romper las tinajas de agua en la misma fuente con fines no muy pacíficos”.

La figura del aguador sin embargo, aunque común en otras zonas, en el Aljarafe no lo fue tanto. Con un subsuelo rico en agua, prácticamente todos los municipios conta-ban con una fuente municipal o con pozos suficientes para su autoabastecimiento. Sin embargo hubo aguadores que prestaban sus servicios a familias que se ahorraban así el tránsito diario a la fuente o que abas-tecían a jornaleros y trabajadores.

El que fuera alcalde de Bormujos y miem-bro del primer consejo de Administración de Aljarafesa, Baldomero Gaviño, mantie-ne en el recuerdo de su infancia la ima-gen de los aguadores: “Yo recuerdo a los aguadores que eran unos señores que en el caso de la Pañoleta iban con una tina vendiendo agua por las calles. En el caso de Bormujos, que en cualquier sitio había agua, no eran necesarios, pero en otros sitios como La Pañoleta sí existía esa cos-tumbre. Por aquel entonces la visita del aguador era un síntoma de confort... no había que ir a por agua”.

La vida en torno al pozo y la fuente

Fuente Pública de Espartinas

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El historiador del Aljarafe Antonio Herrera recuerda también la abundancia de fuentes de abastecimiento para las necesidades ciudadanas en todos los pueblos, como en Villanueva del Ariscal, “donde había tres fuentes públicas y ahí iba la gente a apro-visionarse de agua porque, evidentemente hasta hace apenas tres o cuatro décadas no había agua corriente en ninguna casa. Eran fuentes con sus grifos donde la gente llenaba sus cántaros que las mujeres lleva-ban a sus pueblos en el cuadril, en la cintu-ra, o bien en la cabeza”.

El mayor lujo que se podía tener hace me-nos de medio siglo era la existencia de un pozo en la finca o la casa. “Eso quitaba muchísimo trabajo, pero obviamente no to-dos los pozos tenían la misma calidad de agua”, aclara el investigador del CSIC Je-sús Raúl Navarro.

En principio el pozo municipal era el único sobre el qué se suponía que había agua de mayor calidad, dado que su mantenimiento y salubridad corría a cargo de la municipali-dad. Sin embargo, no siempre era así y hay testimonios documentales de que muchos estaban, en algunos casos, en mal estado pese a las obligaciones municipales. En todo caso, estaban más controlados y su agua era normalmente de más calidad que los pozos particulares, que eran familiares.

En casos muy especiales los pozos par-ticulares llegaron a dar el servicio público abasteciendo a la población. Ese fue el caso de Benacazón, donde tuvo mucha

fama el Pozo del Rajao, que era el pozo de una antigua venta que abastecía a la pobla-ción de aquella zona del pueblo.

Como indica el investigador del CSIC Je-sús Raúl Navarro, “los pozos particulares tenían unas funciones mayoritariamente para lavar, regar, aseo... pero casi nunca como agua de calidad para beber. Actuaba también como nevera para mantener los productos a temperaturas más llevaderas. Por otro lado, también era un lugar simbóli-co de relación con el inframundo e incluso con las propias corrientes de agua”.

Hasta el siglo XX los problemas sanitarios de-rivados de la escasa calidad del agua o inclu-so su insalubridad seguirán dando dolores de cabeza a las administraciones. La primera medida que se adoptó fueron las cloraciones del agua. La desinfección del agua con cloro aunque llega a España en los años 30 del si-glo XX, no se hará realmente efectiva en los pueblos hasta mucho después.

Aunque el tratamiento se conoce, no hay una infraestructura suficiente como para que se pueda llevar a cabo. Así, en los años 70 los municipios no tienen todavía un sistema de cloración eficiente. Se podría hablar de un sistema efectivo en las capi-tales de provincia, pero en el mundo rural, aunque se sabe que hay que clorar el agua y sus efectos positivos, no hay medios hu-manos ni económicos para llevar a cabo una cloración efectiva de las aguas para el consumo humano.

Por eso todavía en los años 70 hay casos de fiebres tifoideas en el Aljarafe, lo que quie-re decir que el sistema de abastecimiento de agua sigue siendo un fracaso. Aunque existe normativa desde los años 20, la capa-

Haciendo potableel agua

EL AGUA EN LA TOPONIMIA

El Aljarafe se nutre de agua de pozo hasta el sistema moder-no. Las alusiones al pozo o la fuente son evidentes. En casi ningún pueblo falta la alusión a ellos en calles o comercios

que adoptan el nombre de pozo aunque el pozo ya no exista. La toponimia revela un pasado vinculado al agua: calle de

la fuente, el brocal, pozo viejo o nuevo. Reminiscencias que hablan de un pasado vinculado a las aguas subterráneas.

cidad de los municipios es mínima para po-der actuar y cumplir esa normativa. Hay una inconsistencia entre, por un lado, la norma-tiva legal y por otro la capacidad económica de los municipios. Sirva como ejemplo la situación económica de Carrión de los Cés-pedes, que en 1920 tenía en torno a unas 30.000 pesetas de presupuesto anual para una población de unas 3.000 personas, lo

que se traduce en que había unas 10 pese-tas por persona. Un jornal era una peseta y media. Es decir, que con el presupuesto municipal apenas alcanzaba para dar traba-jo a cada habitante como 4 ó 5 días al año.

Así, los ayuntamientos, sin posibilidades económicas, no podían actuar para garan-tizar la calidad del agua potable.

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-La decisión más satisfactoria para un re-presentante público es poder gestionar un servicio para una población de casi 300.000 habitantes, que en muchas oca-siones y sobre todo históricamente ha sido una dificultad para un pueblo en solitario, para los que formamos parte de la Man-comunidad no es un problema sino una solución lograda a través de la empresa pública Aljarafesa donde además se han logrado altos niveles de excelencia en el servicio que tenemos en la actualidad.

-Por último, a nivel personal ¿qué repre-senta para usted ser una de las personas que están al frente de la Mancomunidad?

-Para mi es una gran satisfacción estar en la Presidencia de esta Mancomunidad y

preservar el espíritu que siempre nos ha mantenido unidos pudiendo sacar por unanimidad siempre todas las inversiones y los proyectos en cada una de las comi-siones gestoras que yo he tenido la satis-facción de presidir.

-¿Podría valorar lo que ha supuesto para el Aljarafe la creación y desarrollo de la Mancomunidad de Municipios?

-La labor de la Mancomunidad de Muni-cipios del Aljarafe durante estos años es enormemente positiva. Hay que recordar los inicios de esta Mancomunidad, a la que Salteras perteneció desde su origen, y ver cómo ha evolucionado en todos los aspectos, desde el abastecimiento de agua al saneamiento integral. Hay una gran diferencia desde esos primeros años hasta hoy y en la actualidad estamos re-cogiendo el fruto de muchos años de inversiones que han permitido mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y ciu-dadanas del Aljarafe hasta términos im-pensables hace apenas 40 años.

-Hablando más cercanos al presente: ¿Qué destacaría como grandes hitos en los últimos años?

-Más recientemente, yo destacaría en es-tos últimos años como principales hitos la incorporación de municipios a la Man-comunidad como Gerena, Villamanrique, Aznalcóllar Incorporaciones muy impor-tantes sobre todo para los vecinos abas-tecidos. Pero también destacaría el im-portante volumen de obras e inversiones realizadas en todos y cada uno de los mu-nicipios integrantes de la Mancomunidad.

-Muchos Ayuntamientos y cada uno de diferente color político. ¿Cómo se pone de acuerdo a alcaldes que tienen ideo-logías contrarias?

-Poner de acuerdo a tantos pueblos en tor-no a la gestión del agua no es algo difícil en nuestro caso, pero ello se debe a que pri-ma un criterio de necesidad de prestación de un servicio básico y fundamental para la ciudadanía más que un criterio político. Este es un punto en el que siempre esta-mos de acuerdo: que cada localidad tenga las mejores condiciones para la prestación del servicio de aguas y por lo tanto siempre han estado por delante los criterios técni-cos que han conseguido tener la Manco-munidad que tenemos y el excelente servi-cio que tenemos a día de hoy.

-Como representante político que us-ted es (alcalde de Salteras) ¿qué deci-sión tomada en la Mancomunidad es la que le ha dado mejor sabor de boca?

Antonio Valverde Macías, Vicepresidente Ejecutivo de la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe“En la Mancomunidad prima el criterio técnico de dar un servicio más que el color político”

entrevista

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Las primeras infraestructuras con las que contaban los ayuntamientos para el abaste-cimiento de agua a los vecinos eran manifies-tamente deficitarias para el servicio que de-bían prestar. Había bastantes problemas de suministro en muchos pueblos, como recuer-da Alfonso Prieto Puga, Jefe de Servicio de Gestión y Distribución de Aljarafesa: “no era posible tener agua las 24 horas contínuas del día, como hacemos en la actualidad en Alja-rafesa o como lo hace cualquier servicio de abastecimiento que se precie”. Prieto Puga añade que “en definitiva, había una carencia de infraestyrcutura en distribución y sobre todo en captación”. En efecto la mayoría de los pueblos no tenían un sistema conjunto de captación de agua a través de un pantano, sino a través de recursos de un acuífero.

La manera de obtener agua ha sido siem-pre un problema de difícil solución. Recurrir a los acuíferos era la única alternativa para municipios que no contaban con otra ma-nera de lograr este recurso. Ello implicaba que cuando el acuífero estaba sobreexplo-tado, contaminado o bajaba su nivel por sequía, se dejaba de tener agua.

Ante esta precaria situación, el Ministerio de Obras Públicas a través de la Confede-ración Hidrográfica del Guadalquivir inició en la segunda mitad del siglo XX un ambi-cioso proyecto de abastecimiento en Sevi-lla, primero en la margen derecha del Gua-dalquivir en pueblos ribereños; y después el abastecimiento de aguas del Aljarafe.

Los 19 pueblos que crearían la Mancomu-nidad del Aljarafe se abastecían hasta en-

tonces de pozos locales que dependían del acuífero del Aljarafe, cada vez más limitado por su uso y sin garantías de abastecimien-to para los cerca de 50.000 habitantes que, en poco tiempo, se iban a quedar sin agua.

En los años 60 se inició ese proyecto defi-nido para 60.000 habitantes mediante dos ramales de abastecimiento: zona oriental -más próxima a Sevilla- y zona occidental. La captación se realizaba en el Pantano de la Minilla a través del canal del Carambolo, desde donde se impulsaba al cerro del Tu-rrux, el cerro más alto del Aljarafe.

Se hicieron depósitos generales para toda la comarca con tratamiento físico químico y clo-ro; hubo que hacer la conexión con el canal de la Minilla, el centro de tratamiento de agua po-table, para llevar el agua, a través de los dos ramales, hasta los depósitos de cada pueblo.

La financiación, repartida entre el Ministerio 50%, Diputación provincial 25% y los ayun-tamientos, que debían sufragar el otro 25% fue lo que propició la creación de la Manco-munidad del Aljarafe. En palabras de Carlos Moreno, el director gerente de Aljarafesa desde que se constituyó esta entidad que manó de la Mancomunidad del Aljarafe, “en los inicios fue la propia Diputación Provincial la que se hizo cargo de la puesta en marcha de ese proyecto pero con la idea de crear una entidad asociativa, que fue finalmente la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe, para que fueran los propios ayuntamientos los que se responsabilizaran de la gestión de su propio servicio de abastecimiento”.

El salto del acuífero al pantano

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La Mancomunidad de Municipios del Al-jarafe se constituyó en 1971 para crear primero el servicio en alta, es decir, llevar agua desde su captación en el Pantano de la Minilla hasta los diferentes depósitos municipales para que desde ahí, los ayun-tamientos se encargasen de distribuir el agua en el interior de sus municipios hasta las casas de cada uno de sus vecinos.

La Mancomunidad aunaba así el esfuerzo inversor de los pueblos que tenían un pro-blema común: lograr el abastecimiento de agua en sus municipios, lo que requería nuevas infraestructuras que ninguna de

las arcas municipales podían asumir de manera independiente. La suma de es-fuerzos permitió dar un salto de gigante y crear la infraestructura básica que llevase el agua a cada pueblo.

Como recuerda Jaime Montaner, Conse-jero de Política Territorial e Infraestructuras de la Junta de Andalucía 1979 a 1990, “no hubiera sido posible que la Junta de An-dalucía hubiera atendido a 28 municipios en aquel entonces o a los 800 actuales si no hubieran existido estos instrumentos de mancomunidades, que eran instru-mentos ágiles, cumplidores, instituciones

serias con capacidad técnica y financiera. La política hidráulica de la Junta de Anda-lucía se ha hecho dentro de un marco de cooperación con las mancomunidades, y en Aljarafesa tenemos el ejemplo más palmario de que solamente en la cola-boración y cooperación como preceptos constitucionales, es como puede avanzar Andalucía y así lo hemos hecho en el área metropolitana de Sevilla.”

Antes, en la Diputación Provincial de Sevilla, una institución que se estaba reformulando como ‘el ayuntamiento de los ayuntamien-tos’, se gestó el germen de la Mancomuni-

dad de Municipios del Aljarafe. Manuel del Valle, primer presidente democrático de la Diputación Provincial de Sevilla, cargo que ocupó de 1979 a 1983, lo expresa de una manera muy clara: “Era una época en la que éramos muy jóvenes. Habíamos aban-donado nuestras profesiones habituales -yo era abogado laboralista- y entrábamos en unas instituciones de las que lo des-conocíamos prácticamente todo”. Como presidente de la Diputación Provincial de Sevilla se enfrentaba a una institución ca-duca que al igual que el resto de institucio-nes públicas ”habían estado muertas hasta ese momento, y nos toca, a partir de esos años, el hacer que sean instituciones que

se vinculen con la gente y sobre todo que tengan una efectividad en el trabajo que hacían en relación con el entorno”.

Así, con la irrupción en el escenario públi-co de una institución con nuevas miras, se logró que los municipios que hasta ahora habían estado incapacitados durante toda su trayectoria para cumplir la normativa que en tema sanitario existía desde el siglo XVI tuvieran un futuro ante sí. Como apunta Jesús Raúl Navarro, “con la llegada de la Mancomunidad de Municipios del Aljara-fe al escenario público, lo fundamental es que se consigue una nueva capacidad co-lectiva de poder afrontar los problemas de

tipo sanitario y relacionados con el agua en abastecimiento y saneamiento”.

Fue cuestión de tiempo que la dependen-cia del acuífero del Aljarafe quedase rele-gada a la nueva captación de agua en el Pantano de la Minilla. La Mancomunidad de Municipios del Aljarafe consiguió que los pueblos tuviesen llenos sus depósitos.

Pero el servicio de agua en alta sólo so-lucionó la primera parte del problema. La ecuación del agua en la comarca del Alja-rafe estaba aún sin resolver.

La Mancomunidad: Unidos por el agua

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te, porque al restablecerse el suministro el agua salía del grifo con grandes concen-traciones de barro, lo que obligaba a tener abierto el grifo un buen rato con la consa-bida pérdida de agua que ello acarreaba”, añade Torres Zapico.

Por supuesto, el caso de La Algaba, un municipio que decidió sumarse a la Man-comunidad de Municipios del Aljarafe por cuestiones prácticas. La precariedad del servicio en baja, la que llevaba el agua de los depósitos municipales hasta las vivien-das, era algo generalizado en los pueblos de la comarca. “Yo recuerdo que, al prin-cipio de hacer un cargo del servicio, el su-ministro de agua no llegaba todos los días a toda la población porque no había redes con capacidad que permitieran la distribu-ción, lo que obligaba que los días pares se suministrara agua a la vivienda de la acera de la derecha y los impares a las de la izquierda, como ocurría en Benacazón. Los vecinos se abastecían llenando lo que llamaban los ‘bombos’, que eran unos depósitos que se colocaban en la azotea para desde ahí abastecer a la propia vi-vienda”, explica Carlos Moreno.

Por eso y para terminar de completar la re-solución de la compleja y cara ecuación de llevar agua a los hogares, desde 1981 la Mancomunidad asume también el suminis-tro en baja, es decir, hasta cada domicilio.

“Desde que la gestión y el abastecimiento los llevaban los municipios, hasta que la asume Aljarafesa para todos los munici-

pios y hasta el día de hoy, las infraestruc-turas han cambiado como de la noche al día. De tener un déficit en la distribución y en la regulación, con depósitos pequeños en las poblaciones que no garantizaban el suministro más de 5 ó 6 horas, a tener de-pósitos con capacidad para día y medio-dos días de regulación de consumo. Eso quiere decir que si hubiera una avería en una tubería tendríamos día y medio o dos días para reparar, sin que mientras le faltara el agua al usuario”, explican desde el Servi-cio de Distribución de Aljarafesa Jaime tan-to Alfonso Prieto Puga como su sustituto Jaime Cortés.

RECURSOS HÍDRICOSEl Aljarafe se abastece

del sistema 2 de la cuenca del Guadalquivir, compuesta entre otros por los embalses de

Aracena, Zufre, Minilla y Gergal, y como recursos excepcionales pueden contar con el Pintado y

Cala, y en un futuro, con Melonares.

AGUAS SUBTERRÁNEASEl Aljarafe cuenta también con recursos en el subsuelo, los del acuífero Niebla-Posadas.

Servir el agua en alta a los Ayuntamientos por parte de la Mancomunidad del Aljarafe mejoró sensiblemente la situación porque se redujo la dependencia del acuífero del Aljarafe. Pero los problemas del agua no habían desaparecido por completo. Ahora eran los ayuntamientos a los que les co-rrespondía, de manera singular, correr con el gasto y las consecuencias derivadas de llevar agua hasta la casa del consumidor. Un esfuerzo en ocasiones titánico para mu-chos ayuntamientos que no lograba el obje-tivo de que cada vecino tuviese agua de ca-lidad cuando abría un grifo en su vivienda.

El que fuese alcalde de La Algaba entre los años 1979 y 2002, José María Torres Za-pico, explica que cuando asumió el cargo de primer edil democrático de su pueblo “había muchos problemas con el agua. El suministro de agua a los vecinos se inte-rrumpía hasta dos y tres veces al día debi-do a cortes del suministro de electricidad, porque todo funcionaba por una red insufi-ciente con tubos muy pequeños”.

No sólo era una cuestión de mantener el suministro constante de agua, sino tam-bién los problemas de una red interna de distribución en pésimas condiciones en algunos casos. “Cuando se cortaba el agua y después volvía, en nuestro pueblo lo conocíamos como el agua de chocola-

El laberinto (municipal) del agua

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-¿Según su experiencia, qué le da el ca-rácter de excelencia a Aljarafesa?

- Aljarafesa ha demostrado que una bue-na gestión técnica combinada con un elevado grado de compromiso político es el modelo que debe llevarse a cabo para conseguir que servicios básicos como los relacionados con el agua, se puedan llevar a cabo bajo los criterios de la efi-ciencia, la solidaridad y la innovación.

-¿Cree que el Aljarafe ha tenido como motor de desarrollo a Aljarafesa?

-Por supuesto. Hoy en día el Aljarafe no se entiende sin Aljarafesa, la empresa de los ayuntamientos y, en definitiva, la em-presa pensada por y para los ciudadanos de esta comarca.

-¿Qué supone estar al frente de Alja-rafesa?

-Es una gran responsabilidad ser Vice-presidente Ejecutivo de Aljarafesa, una empresa con casi 40 millones de euros de presupuesto anual, que tiene además como objetivo cumplir y dar un servicio básico para la gente como es la de lle-varle el agua potable hasta sus casas y el de retirarles las aguas residuales, a las que se les da un tratamiento capaz de no dañar el medio ambiente que conforma nuestro entorno natural.

-En el tiempo que usted lleva como Vi-cepresidente Ejecutivo de Aljarafesa ¿cuáles han sido sus mayores satis-facciones?

-Sinceramente las mayores satisfaccio-nes que se pueden tener al frente de esta gran empresa es lograr sacar pa-quetes de obras y poder realizar así in-versiones en los distintos pueblos de la comarca del Aljarafe.

-Parece algo complicado que en estos tiempos de crisis se pueda hablar de inversión pública pero es necesario ¿no?

-Evidentemente con los tiempos que co-rren y con la situación de crisis que ve-nimos viviendo durante los últimos años, poder sacar adelante una serie de inver-siones que redundan en la calidad de vida de las personas de nuestra comarca es todo un éxito. Pero además es crucial

para poder mantener la eficiencia de un servicio como el que ofrece Aljarafesa.

-La implicación social de Aljarafesa es una de las notas características desde que se fundase. ¿Qué hace que sea so-cial esta empresa mancomunada?

-Respecto a lo social, cuando tenemos la oportunidad de aprobar -como hemos hecho en los últimos tiempos- un siste-ma tarifario mediante el cual las familias que menos recursos económicos tienen logran tener bonificaciones en la factura del agua, supone una enorme satisfac-ción porque estamos demostrando que se está dando un servicio público res-ponsable y solidario.

Joaquín Fernández Garro, Vicepresidente Ejecutivo de Aljarafesa:

“Aljarafesa da hoy en día servicio público responsable, excelente y solidario”

entrevista

Decantador Edar en Palomares del Rio

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Con la asunción del servicio en alta y en baja del agua por parte de la Mancomu-nidad de Municipios del Aljarafe, se logró resolver la compleja ecuación de llevar agua desde la captación hasta los usuarios y además hacer eficiente este servicio en términos públicos. Pero aunque el tiempo ha demostrado que la solución fue la más acertada, en sus comienzos no fue para nada un camino sencillo.

Para garantizar la eficacia y la eficiencia del servicio se decidió constituir Aljarafesa, que tenía la agilidad de una empresa mercan-til con el control político de la propia Man-comunidad, que era la titular del servicio. Como explica el entonces presidente de la Diputación Provincial, que fue también el presidente de la Mancomunidad de Mu-nicipios del Aljarafe, Manuel del Valle, “lo que se hizo en aquel momento fue llegar

a un acuerdo en virtud del cual, la Manco-munidad no sólo suministraba agua a los ayuntamientos, sino que estos delegaron la prestación de este servicio en baja a esta entidad. Después se pensó que una enti-dad mercantil o una sociedad como es Al-jarafesa podía prestar mejor o con más agi-lidad el servicio que una entidad local como es una mancomunidad de municipios”.

Sin embargo, aunque la solución les evi-taba el problema que tenían hasta enton-ces, el de llevar y gestionar el agua de los depósitos a las viviendas en cada pueblo, los ayuntamientos veían esa delegación de competencias con recelo. Había que limar asperezas y, sobre todo, generar confianza. “Los ayuntamientos no sabían que pasa-ría si entregaban el servicio de agua a otro ente que no eran ellos mismos; no lo veían claro”, explica el director gerente de Alja-

rafesa. Carlos Moreno señala además que en esos comienzos los ayuntamientos “no sólo tenían que ceder las competencias a ese nuevo ente que se creaba -Aljarafesa- sino que temían cómo iban a reaccionar sus vecinos ante la nueva situación de que no fuera su propio ayuntamiento el que les llevase agua y les cobrase por ello”.

Tuvo que pasar un periodo largo de adap-tación, “que vino muy bien porque permitió que los propios ayuntamientos, que ya es-taban mancomunados desde el año 71, to-maran confianza en esa entidad asociativa que la componían ellos mismos”, asevera Carlos Moreno.

Así, nació Aljarafesa en 1981, para lle-var agua a cada una de las viviendas de todos los ciudadanos del Aljarafe.

El nacimiento de Aljarafesa

aljarafesa

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La gestión, profesionalizada, la susten-tamos en tres pilares básicos: saber que quieren del servicio los Alcaldes manco-munados en cada momento; gestionar con criterio de austeridad y rentabilidad para mejorar nuestros servicios; y dispo-ner de una plantilla reducida de profesio-nales eficaces y eficientes.

Un Alcalde tiene que resolver diariamente mil problemas en su alcaldía. Nosotros in-tentamos que el agua no sea uno de ellos, y si existe alguno, procuramos resolverlo dándole al Alcalde el lugar que le corres-ponde, y eso lo valoran sobremanera.

En temas económicos aplicamos la nor-ma de que el presupuesto de explotación se financie siempre con recursos propios, generados por unas tarifas convenientes; y los de inversión, apoyados en conceptos

reglamentarios, con el mínimo endeuda-miento posible. Por eso Aljarafesa es de las empresas menos endeudadas del sector y goza de una economía más que saludable.

Y por último el personal. La empresa dis-pone de una magnífica plantilla muy cuali-ficada de alto rendimiento, que desarrolla su trabajo, a veces, apoyada por empresas colaboradoras en aquellos servicios cuya rentabilidad aconseje su externalización.

-Y en toda historia ¿Qué papel ha teni-do usted como Director-Gerente, y que enseñanzas ha sacado de su papel?

Transmitir a la organización que el éxito de la empresa está en el trabajo en común que hemos aprendido de nuestros políti-cos, haciéndoles ver que ese éxito empre-

sarial está en el éxito de todos y cada uno de los que formamos la plantilla.

Lo más gratificante de mi trabajo ha sido sentirme valorado por mis superiores y aceptado y respetado por mis compañeros, como uno más de la organización. Es un tra-bajo fascinante que vengo desempeñando desde hace cerca de 45 años y cuya planti-lla ha pasado de 10 a 140 profesionales que trabajan en la misma dirección y que los co-nozco por su nombre de pila.

Dirigir y gerenciar una empresa que asu-me esos parámetros de conducta, es ase-gurar el éxito empresarial. En definitiva, el éxito de una experiencia en común que debe ser un legado para el futuro.

-Hemos podido constatar el éxito que ha supuesto la gestión de un servicio man-comunado. En definitiva, el éxito de Alja-rafesa. ¿A que cree usted que es debido?

Sin lugar a dudas a la visión política de los Alcaldes del Aljarafe de implantar una gestión empresarial profesionalizada de carácter público, basada en una econo-mía sostenible, en base a unas tarifas que han permitido ingresos necesarios para la prestación de un servicio de calidad.

Ello supuso que los Alcaldes de la Manco-munidad soportaran durante años las crí-ticas de “ser el abastecimiento más caro de España…” Pero aguantaron el tirón y gracias a ello, hoy el Aljarafe dispone de una infraestructura hidráulica envidiable que ha permitido su expansión demográfi-ca al disponer de garantía del servicio, de

lo que se está beneficiando la comarca. Hoy nuestras tarifas son inferiores a las que tienen los servicios con las que nos comparaban entonces.

-¿Y esa filosofía se sigue manteniendo en la actualidad?

Totalmente. Los actuales regidores muni-cipales hacen piña con su Mancomunidad y su Empresa para mantener la calidad del servicio a sus ciudadanos, que como po-líticos, es lo que más les preocupa y va-loran. Con decirle que los acuerdos tanto en la Mancomunidad como en el Conse-jo de Administración de esta empresa en más del 98% se toman por unanimidad, y eso es muy difícil donde existe un am-plio espectro político. Siempre se ponen de acuerdo para mejorar los servicios hi-dráulicos, que es nuestro objetivo. Es una

filosofía permanente de responsabilidad política que dura ya más de 40 años.

-La Mancomunidad la constituyeron 19 Ayuntamientos. Hoy está integrada por 34 ¿ha contribuido esa expansión al éxito?

Sin lugar a dudas. Pues la Mancomunidad desde siempre, ha practicado la política de “puertas abiertas” pensando que con ella contribuye al equilibrio territorial, dando muestra de solidaridad al incorporar en su organización a otros municipios con déficit de gestión e infraestructura, obligándose a igualarles en calidad de servicios a los ya mancomunados, para lo que es preciso in-vertir menos en éstos y más en los nuevos.

-¿Cuáles son los criterios para conse-guir unos resultados que vienen siendo aceptados por todos, año tras año?

entrevista

Carlos Moreno Pacheco, Director-Gerente de Aljarafesa

“El éxito de un esfuerzo en común”

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-¿Cómo fueron los inicios del servicio mancomunado de aguas del Aljarafe?

-A mi lo primero que me encargó el geren-te, Carlos Moreno, fue que buscara perso-nal. Yo me fui a la obra donde se estaban terminando los depósitos de abastecimien-to y allí escogí a los profesionales que me parecieron más idóneos para el trabajo que teníamos por delante. Le hablo de junio de 1970. Por aquél entonces no parábamos de reparar averías porque lo poco que ha-bía estaba en muy malas condiciones.

-Pero eran un equipo de muy pocas personas, apenas una decena ¿Cómo podían prestar el servicio para tantos pueblos?

-Pues se nos juntaba el día con la noche arreglando averías.Y además sin medios. Lo conseguimos a base de echarle ganas.

Poco a poco se fue normalizando todo y buscando más personal.

-Para ese primer equipo hablar de con-venio colectivo sería una cosa muy rara ¿no? Además, el servicio mancomuna-do era algo novedoso.

-Bueno, nosotros empezamos a trabajar y fue después cuando nos enteramos que estábamos acogidos al convenio del Gua-dalcacín. Así que negociamos el primer convenio en la Diputación, en Sevilla, y nos subieron un 14%, lo que significó un buen dinero en esa fecha. Ese fue el único convenio en el que participé.

-Nada que ver con la actualidad.

-Por supuesto. El servicio ha mejorado como de la noche al día. Antes no tenía-mos ni sede -la sede era la misma Diputa-

ción Provincial- y si había que reparar ave-rías era todo manual, es decir a pico y pala. Después mejoró todo, las instalaciones, las condiciones de trabajo, los medios técni-cos y humanos... Hoy es una gran empre-sa, por supuesto gracias a aquellos años y al gerente que tuvimos (tenemos) que ha sabido llevar la empresa a donde está hoy.

-Aljarafesa parece una gran familia...

-Bueno, es que Aljarafesa es una gran familia. A muchos de mis compañeros aunque fuera su jefe o encargado para mi eran mucho más. Que yo conozca de todo el personal que ha entrado en Aljarafesa no han echado nunca a nadie y eso es porque se implican en el objetivo común.

entrevista entrevista

Guillermo Becerra Hernán-dez, miembro del primerequipo de Aljarafesa“Aljarafesa es una gran familia”

José Mª Cáceres Expósito, miembro del primer equipode Aljarafesa“El afán de servicio público es lo que nos ha movido siempre”-Usted estuvo trabajando para la Man-comunidad y después pasó a Aljarafe-sa. ¿Qué cambios notó en esa ‘migra-ción laboral’?

-Ninguno porque mantuvimos el mismo “entrenador” y las mismas ganas.

-Las sedes fueron cambiando, también acorde al aumento de trabajo de Aljarafesa.

-En efecto. Empezamos en la Diputación Provincial. Después trasladamos nuestra ‘sede’ al laboratorio de la planta de Salteras, después con la constitución de la Manco-munidad de Municipios del Aljarafe tuvimos una sede en condiciones en la calle Alegría, en Castilleja de la Cuesta, donde aún per-manece la sede de la Mancomunidad; y por último el crecimiento de Aljarafesa hizo que acabásemos en un edificio, que también es-propio, en Tomares, que es la sede actual.

-¿En los 40 años que ha estado traba-jando en el servicio de prestación de agua al Aljarafe, qué le ha llamado más la atención?

-Yo creo que una de las cosas más im-portantes es que durante estos 40 años siempre hemos mantenido el mismo espí-ritu de servicio al ciudadano. Lo primero ha sido garantizar el agua y después todo lo demás. Eso aún cuando tuvimos estre-checes al principio cuando había que ha-cer muchas obras y no había dinero.

-¿Han cambiado mucho los medios con los que contaban antes y los que tienen ahora para dar el servicio mancomuna-do de agua al Aljarafe?

-Pues imagínese que antes, aunque había sólo 50 kilómetros de redes, había que loca-lizar donde había una avería y eso se hacía

con una persona que iba con un ciclomotor de 49 centímetros cúbicos recorriendo cada día las canalizaciones y revisándolas. Hoy en día con más de 2.500 kilómetros desde el centro de control podemos no sólo saber dónde se produce una avería, sino su enver-gadura y hasta actuar sin necesidad de re-correr las redes. Ahora a través del sistema actual podemos saber los niveles de los de-pósitos y hasta la calidad del agua. Todo eso que hoy suple la tecnología que tenemos, en los inicios era una persona que no sabía ni leer ni escribir y que iba en ciclomotor por encima de las redes inspeccionando.

-Sin duda un verdadero afán de servi-cio público el de entonces.

-Pues esa entrega hacia la prestación de esos servicios es lo que se ha repetido más allá de ese primer equipo de trabajo y que sigue vivo hoy en día.

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Para Baldomero Gaviño, ex alcalde de Bor-mujos y miembro del primer consejo de Administración “Aljarafesa le debe mucho a algunas personas que han sabido llevar a esta empresa de aguas al sitio que ahora tiene, y me refiero especialmente a Carlos Moreno. Todos los políticos que hemos pa-sado por Aljarafesa lo único que hemos re-cibido es la fidelidad de un gerente que ha hecho de su vida un servicio a su empresa”. En el mismo sentido, el presidente de la Di-putación Provincial de Sevilla desde 1983 a 1995, Miguel Ángel Pino, resalta que “hay un común denominador en toda esta etapa que es la persona de Carlos Moreno, el ac-tual y entonces también director general de Aljarafesa que es quien ha conducido este sueño y es responsable de la realidad que tenemos en estos momentos.”

De hecho, no se trata de personalismos sino de un equipo muy reducido de per-sonas que arrancaron la primera etapa de Aljarafesa con muy pocos medios y mucha implicación personal. Evidentemente al frente de ese equipo, motivándolo y diri-giéndolo estaba Carlos Moreno.

La gran empresa que hoy es Aljarafesa comenzó a andar con un equipo de me-nos de una docena de profesionales que debían, en aquellos años, agudizar el in-genio para poder garantizarle el agua a la población de la comarca. “Empezamos muy poca gente, apenas una docena de personas, y la primera etapa fue de esa cantidad hasta que se constituyó la em-presa. Y éramos personas que más que

experiencia y conocimientos lo que tenía-mos era muchísima voluntad por hacerlo”, rememora Carlos Moreno.

Una de esas personas fue Pepe Cáceres, quien recuerda que “por aquñel entonces, cuando se producía una avería en la red, las zanjas había que abrirlas a pico y pala. No había maquinaria más allá de las míni-mas herramientas y la fuerza física”. En este mismo sentido, Carlos Moreno señala: A lo mejor era una avería en la red, las zanjas ha-bía que abrirlas con pico y pala. No había maquinaria más allá de las mínimas herra-mientas y la fuerza física. “A lo mejor era una avería de 30 metros por 3 de profundidad; y además había que reparar deprisa por-que, mientras los pueblos, se quedaban sin agua”, explica el director gerente de Aljara-fesa que participaba como uno más en esos inicios de Aljarafesa en las reparaciones en medio del campo”. No existía diferencia en-tre días y noches en lo que a jornada labo-ral se refiere. “Pero es que por las noches, además, como no teníamos elementos para alumbrarnos y teníamos que reparar averías que no podíamos esperar a que se hiciera de día, teníamos que ir con nuestros coches para usar las luces de los vehículos para alumbrar las zanjas”.

De hecho, esa primera plantilla de Al-jarafesa, conformada en 1969, se hizo en base al propio personal que tenía la contrata que había hecho las obras de la Mancomunidad para algo tan sencillo como saber dónde estaban las instala-ciones. Por aquel entonces eran apenas

50 kilómetros de redes donde había que localizar las averías que se produjesen. Había que recorrer la red de tuberías en ciclomotor para ver si había alguna fuga, ver el estado de los depósitos y regularlo.

El primer Consejo de Administración de Aljarafesa, una empresa constituida con un millón de pesetas de la época, apenas 6.000 euros actuales, arrancó bajo mínimos en cuanto a dotación de medios. Baldome-ro Gaviño, que estuvo presente en esa pri-mera reunión de Aljarafesa , recuerda que la primera gran decisión fue comprar una furgoneta 4-L por 125.000 pesetas, para empezar a prestar el servicio.

Pocos medios que los primeros trabajado-res de Aljarafesa supieron suplir con mu-chas ganas y con una vocación de servicio público que está más allá de cualquier res-ponsabilidad profesional.

La nueva Aljarafesa partía de cero. Crear un primer equipo para esta tarea titánica de llevar agua a todo el Aljarafe fue una ta-rea que recayó en el que ha sido desde su creación el director gerente de Aljarafesa, Carlos Moreno. La confianza depositada en Carlos Moreno por parte del presidente de la Diputación Provincial de Sevilla de enton-ces no ha caído en saco roto treinta años después, como asevera el mismo Manuel del Valle: “Cuando uno se encuentra con algo desconocido, lo normal es confiar en las personas técnicas de las instituciones a las que se llega. En el caso de la Diputación Provincial yo me encontré con un plantel de técnicos en el departamento de obras y servicios con Miguel Marrero al frente, otro ingeniero de obras, José del Valle, y otro ingeniero, muy joven: Carlos Moreno. Esta persona es en la que se pensó para que se pusiera al frente de este nuevo servicio emergente en la Diputación”; y recalca que “la gran suerte de la Diputación -y mía en lo personal- fue contar con las personas o la persona que pudiera poner en marcha aquella actividad. Mi gran alegría es que han pasado 30 años y la misma persona que yo designé en aquel momento para un servicio público tan importante como el su-ministro de agua, siga estando al frente y no sólo eso, sino con la conformidad y la confianza de todos los Ayuntamientos a los que se le presta el servicio”.

De hecho no es una cuestión baladí que varios ayuntamientos con diferentes co-lores políticos -prácticamente de toda la paleta de partidos- lograsen componer un mismo cuadro bajo la dirección técnica de un equipo de profesionales en los que pri-maba el servicio público por encima de los sectarios intereses políticos.

Antonio Valverde, alcalde de Salteras y vi-cepresidente de la Mancomunidad desde

2007, lo explica así: “La clave para poner de acuerdo a tantos pueblos en relación con la gestión del agua, se ha basado en un criterio de necesidad más que uno po-lítico. En eso siempre estamos de acuerdo y se prima que la localidad siempre tenga las mejores prestaciones del servicio y esos son los criterios técnicos que nos ha llevado a tener la Mancomunidad que tenemos y el servicio del que disponemos a día de hoy”.

Pocos medios y muchas ganas

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“La insuficiencia de instalaciones y la inca-pacidad de gestión del servicio por parte de los ayuntamientos, cuyas arcas merma-das no permitían hacer casi nada, fueron los dos problemas básicos a los que da solución la creación de la Mancomunidad primero y de Aljarafesa después. Pero para solucionar esos dos problemas, hubo que solucionar otros muchos que convirtieron el trabajo a desarrollar en una carrera de obstáculos”, según Carlos Moreno.

La Mancomunidad de Municipios del Aljarafe fue promovida por 18 ayuntamientos: Albai-da del Aljarafe, Almensilla, Aznalcázar, Be-nacazón, Bollullos de la Mitación, Bormujos, Castilleja de la Cuesta, Castilleja de Guzmán, Espartinas, Gines, Mairena del Aljarafe, Oli-vares, Palomares del Río, Salteras, Sanlúcar la Mayor, Tomares, Umbrete, Valencina de la Concepción y Villanueva del Ariscal. El objeti-vo era explotar un proyecto común de abas-tecimiento de agua de la comarca para una población de 60.000 habitantes.

“El primer obstáculo que encontró este pro-yecto fue que las instalaciones que se iban estrenando ya eran insuficientes porque el

proyecto de los años 60 no contemplaba la gran explosión demográfica que estaba viviendo ya el Aljarafe. Para solucionarlo hubo que llevar a cabo actuaciones com-plementarias que respondieran a la reali-dad de la demanda de agua de la comar-ca”, indica Carlos Moreno.

Entre 1970 y 1981, el servicio de abasteci-miento de agua a los pueblos integrados en la Mancomunidad se llevó a cabo en dos fases: la aducción de agua, depura-ción y distribución hasta los depósitos de cada municipio; y la distribución domicilia-ria dentro del propio municipio.

Según Manuel del Valle “Aljarafesa nace con la vocación de gestionar de manera conjunta y eficiente todo el sistema de abastecimiento, desde la captación de agua bruta hasta su entrega al usuario una vez tratada, respondiendo a una ne-cesidad tanto técnica como económica. Técnica en cuanto a que las actuaciones de la Mancomunidad estaban descoordi-nadas con las actuaciones de los diferen-tes municipios; ello sumado al crecimien-to demográfico no permitía garantizar en

un futuro no muy lejano la prestación de un servicio que requería mejoras técnicas continuas y sincronizadas. Y económica en tanto a que no había unidad de crite-rios en las tarifas por parte de los ayunta-mientos, el servicio de recaudación no era eficaz y el incumplimiento de pagos recaía finalmente en la Mancomunidad que em-pezaba a ver que los planes de dotar de agua al Aljarafe empezaban a verse ame-nazados por falta de liquidez.”

“El 1980 el desabastecimiento de agua en la comarca empezaba a ser un problema cada vez más generalizado para los Ayun-tamientos, por lo que se optó por asumir las funciones totales del servicio por parte de la Mancomunidad. Pero para esta tarea había que profesionalizar el servicio, para lo que se creó una sociedad mercantil de ti-tularidad pública que gestionase con crite-rios empresariales pero sin ánimo de lucro -sin beneficio industrial-, como determina su carácter de gestión pública del servicio”, comenta Manuel del Valle.

Tan sólo en tres años se habían superado los obstáculos. En 1983 se amplían los fines de la Mancomunidad y en 1985 se reestruc-tura para sumar otras competencias de ín-dole territorial y otros servicios públicos. Se había demostrado que el modelo funciona-ba y que cumplía todas las expectativas.

La modificación de estatutos permitió in-corporar a la Mancomunidad en distintos años a Santiponce, La Algaba, Pilas y Villa-manrique de la Condesa; Gelves, Gerena

Un modelo de gestión para ganar una carrera de obstáculos

y Aznalcóllar; Huevar del Aljarafe, Castilleja del Campo y Carrión de los Céspedes, que sumaban 45.000 habitantes más en esos años. Los 23 municipios suman ya una población usuaria de 180.000 habitantes. “Un proyecto que era en parte un sueño y en parte también una aventura que con el paso de los años se convirtió en una reali-dad que hoy en día es Aljarafesa. Lo prime-ro que hicimos fue modificar los estatutos, para poder ampliar el número de pueblos a los que se les estaba prestando el ser-vicio”, rememora Miguel Ángel Pino, Presi-dente de la Diputación Provincial de Sevilla del año 1983 al 1995.

“¿Porqué Aljarafesa? -se pregunta de ma-

nera retórica el ex-alcalde de La Algaba- Sencillamente porque yo pensé que de-pendía de la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe donde todos los que tenían responsabilidad eran alcaldes o represen-tantes públicos”, explica José María Torres Zapico y añade que “me alegro a día de hoy de haber tomado aquella decisión, entre otras cosas, porque la atención de Aljarafesa al cliente es directa y todos los vecinos son socios de la propia empresa porque son parte de cada municipio”.

El éxito del modelo, sigue diciendo Torres Zapico, tiene que ver con el papel que ad-quieren los alcaldes que se sientan en el Consejo de Administración de Aljarafesa

que ”es un sentir unánime, que los que es-tán allí, no lo hacen con un color o carné político; se han sentado con una idea de prestación de un servicio y las decisiones se toman en virtud de ese beneficio al veci-no”; el responsable de los servicios corpo-rativos de la empresa de aguas del Aljarafe apunta en este sentido que “al final es el alcalde, miembro del Consejo o de la Junta General, el que participa directamente de la gestión de la empresa y este no es un sitio al que viene a protestar, sino a luchar por lo suyo y las decisiones van al consen-so y a conseguir cosas buenas para la em-presa que al final son cosas buenas para el servicio y cosas buenas para su pueblo”.

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ORGANIGRAMA FUNCIONAL

La organización interna de la empresa responde a un

organigrama funcional en el que se han tenido presentes

los cambios del entorno cuidando no duplicar tareas, optimizando las funciones

de cada servicio.

UNA JUNTA GENERAL PÚBLICATodos los ayuntamientos están representados en la Junta General de Accionistas de Aljarafesa, al estar formada por los mismos miembros que integran la Mancomunidad de Municipios del Aljarafe, siendo el Consejo de Administración el órgano de dirección, administración y gobierno de la Sociedad.

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Desde que el agua sale de la planta depu-radora, hasta que llega a cada vivienda se requieren 2.500 kilómetros de tuberías dis-tribuidas por toda la superficie del Aljarafe entre red en alta y baja, que garantizan un suministro permanente a la ciudadanía del Aljarafe. Se trata de un abastecimiento ex-tensivo a diferencia de otros servicios como los que se dan en las capitales, donde hay más usuarios, pero mucho más concentra-dos en menos espacio.

“Un sistema muy amplio y complejo que cuenta con un centro neurálgico desde el que se ve todo: el centro de control, autén-tico ‘cerebro’ de Aljarafesa desde el que se toman las decisiones en tiempo real. Todo el servicio a 29 municipios en abastecimiento de agua potable y a 31 municipios en tra-tamiento y depuración de aguas residuales es medible desde el centro de control. Las instalaciones repartidas por todo el Aljara-fe, bien sean generales, como puede ser la planta de tratamiento de agua potable o es-taciones depuradoras de aguas residuales; o locales, como son depósitos reguladores en los municipios o estaciones de bombeo, componen una amalgama de instalaciones que están aquí representadas y que gene-ran una cantidad ingente de información que son emitidas a través de una red de mi-croondas hasta este centro de control.

El núcleo de este sistema de control está compuesto por dos tecnologías: la primera la de comunicaciones, una red troncal de microondas que transmiten en tiempo real desde todas las instalaciones lo que está

sucediendo. Y en segundo lugar, se hace necesaria una aplicación, un software, des-de el cual esa información se procesa para que los operadores tomen decisiones a medida que se están produciendo los even-tos”, según Ramón González.

Todo este control telemático se traduce en que en la actualidad prácticamente no hay problemas de abastecimiento a ninguna población a las que da servicio Aljarafesa.

“Para ello, sin embargo, es imprescindible revisar y mantener en perfecto estado las infraestructuras, sobre todo locales y ge-nerales, para garantizar que en ningún mo-mento le falte el abastecimiento al usuario. En otras palabras, que 24 horas al día du-rante los 365 días de año cada aljarafeño tenga garantizado su suministro de agua.

Pero las instalaciones van envejeciendo. La fórmula de la eterna juventud de las instala-ciones reside en hacer un seguimiento de las incidencias. Así, al detectar donde hay más grado de averías, se actúa y mejoramos esas infraestructuras”, dice Alfonso Prieto.

Esa previsión se tiene en cuenta en todos los trabajos que desarrolla Aljarafesa. Así, la red de distribución mallada se creó con el ánimo, no sólo de mejorar las presiones de suministro a los usuarios, sino de garan-tizar que en caso de avería la afección al número de usuarios sea el menor posible.

En la práctica se traduce en que antes, cuando había una avería había que cortar

El abastecimiento extensivo

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todo el pueblo. Hoy ante una avería en una calle se puede cortar sólo esa calle. Es de-cir, que la mayoría de los vecinos de ese municipio no se enteran cuando sucede una avería en la red de agua potable, (pero no se enteran) porque Aljarafesa ha conse-guido dividir el pueblo en manzanas, de tal manera, que cuando hay una avería sólo se afectan vecinos de esa calle, dice José Mª Torres Zapico.

La capacidad de respuesta ante una ave-ría es otro de los logros de Aljarafesa. Sólo así se puede mantener con un alto nivel de

satisfacción a los usuarios un servicio que abarca tantos kilómetros.

Tal y como indica Jaime Cortés, actual Di-rector de Distribución de Aljarafesa, “a tra-vés del ‘call center’, un teléfono de atención al cliente, se notifica la avería y se llama al servicio de guardia de 24 horas. El tiempo de respuesta es casi inmediato: se le notifi-ca a un coche de guardia que localiza el lu-gar del siniestro y a partir de ahí se monta un equipo técnico para proceder a su arreglo lo más inmediatamente posible”.

TRANSPORTE DEL AGUA EN ALTALa regulación local está constituida por los depósitos de re-

gulación, ubicados en las instalaciones de cabecera de cada municipio, y los de distribución general, situados en la cota de mayor altura de la comarca. Desde los depósitos genera-les la distribución a las poblaciones se hace por gravedad a través de las líneas de transporte que enlazan dichos depósi-tos generales de abastecimiento con los depósitos de regula-

ción local de cada una de las poblaciones abastecidas.

RED DE TRANSPORTE EN BAJADesde los depósitos reguladores locales cada municipio, a través

de una red de circunvalación de la población que se ejecuta

con tuberías de fundición dúctil, se alimenta la red de suministro domiciliario, formada por mallas que llegan a cada sector de la

población.

geografía

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En paralelo, además de la garantía y ex-tensión del servicio, se han ido realizando avances en la calidad logrando el funciona-miento en continuo de las instalaciones de filtración por carbón activo y de desinfec-ción por ozono, logrando niveles de calidad de agua que se adelantan a las exigencias previstas por la normativa europea.

“Siempre hemos intentado ir por delante, un paso, dos, tres... Aljarafesa se constituyó en el 81, y en tan sólo cinco años más tarde ya se elaboró el primer plan de obras hidráuli-cas. En este plan ya se hacían las previsio-nes y teníamos que imaginar cómo iba a evolucionar el Aljarafe los próximos 25 años y contemplaba las obras tanto de abaste-cimiento como de saneamiento, cuando aquello era todo un hito”, declara Fernando Erostarbe, Director Económico-Financiero de Aljarafesa, quien añade que “cuando anunciamos, muy al principio, que la po-

blación -por las previsiones de crecimiento del Aljarafe- se iba a duplicar, no se lo creía nadie. Cuando hablábamos con las admi-nistraciones decían ‘estos lo que quieren es hacer los depósitos más grandes’; y sin embargo, ahora el tiempo nos ha dado la razón”. Esta previsión acompañada de me-didas al respecto para solucionar los proble-mas que podrían aparecer ha supuesto que

en el Aljarafe no haya habido problemas de déficit de infraestructuras de agua. “Siempre nos hemos adelantado al futuro y esto lo he-mos hecho desde el principio”.

Ramón Martín, Director del Gabinete Téc-nico de Aljarafesa, siguiendo el ejemplo de su antecesor Fco. José Diaz Orellana, falle-cido en 2011, lo explica: “Tenemos que pre-ver todas las necesidades de crecimiento de las poblaciones y lo que ello supone en cuanto a mejora y ampliación de las infraestructuras de potabilización de agua potable hasta los depósitos municipales, distribución a las poblaciones, recogida de aguas residuales y traslado a las plantas depuradoras de aguas residuales”.

Una planificación que se ha basado, según Carlos Moreno en “conocer en todo mo-mento los planes de desarrollo que tenían los ayuntamientos”, algo que para el Direc-tor-Gerente de Aljarafesa era clave porque permitía “adelantarse a esa demanda de servicios que iba a acontecer atendiendo a las nuevas promociones urbanísticas plani-ficadas en los PGOU, para que una vez se realizasen ya tuvieran garantizada el agua”.

“Una de las ventajas de la prestación de un servicio mancomunado es que permite concentrar todas las tecnologías en gran-des instalaciones y así, pequeños muni-cipios de 500 habitantes por ejemplo, se pueden beneficiar de todo este avance tec-nológico. Los ejemplos más palpables los tenemos en las estaciones de tratamiento de agua potable: tratamiento con carbón activo, tratamiento con ozono o tratamien-tos de depuradoras de aguas residuales que incorporan los últimos avances en opti-mización de costes...”. Así lo explica Ramón González Tévar, Director de Servicio de Pro-ducción de Aljarafesa.

En efecto, el esfuerzo colectivo permite iniciar grandes obras para beneficio de todos... algo inabarcable para las merma-das arcas de los ayuntamientos de mane-

ra individual. Fiel reflejo de estas nuevas posibilidades que se abren gracias a un servicio mancomunado es, por ejemplo, la evolución de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Salteras con sus los sistemas de tratamiento del agua. Así, en 1968 la planta era capaz de potabilizar 100 litros por segundo y desde 1968 hasta hoy alcanza una capacidad de tratamiento de 1.800 litros por segundo. Lo que anti-guamente era un tratamiento simple con la adición de dos o tres productos quími-cos, hoy incorpora carbón activo, ozono, carbón activo en polvo, deshidratación de fangos... todas las tecnologías se han ido incorporando a lo largo de los años.

“Las satisfacciones más grandes que he tenido en estos 5 años que llevo al frente de la empresa son cada vez que tenemos

la oportunidad de sacar un paquete de obras y realizar inversiones en los pueblos de la comarca. Con los tiempos que corren y la crisis y las pocas inversiones, poder sacar paquetes de obras de varios millo-nes de euros es una satisfacción enorme”, explica Joaquín Fernández Garro, alcalde de Umbrete y vicepresidente de Aljarafesa.

Pero no es sólo una cuestión de seguir invirtiendo en coyunturas económicas complicadas, porque las inversiones en infraestructuras se han ido adelantando siempre al futuro para evitar el desabas-tecimiento. Ante un crecimiento demográ-fico del Aljarafe del 204%, las infraestruc-turas de abastecimiento se han dimensio-nado para dar cobertura a esa explosión demográfica y de usuarios.

Adelantándose al futuroETAP DE SALTERAS

El caso de la Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Salteras es el que mejor escenifica la evolu-ción de un servicio que ha crecido para adaptarse a la demanda y a la

calidad en las últimas décadas.Además de disponer de instalaciones de recuperación de agua de lavado de filtros, también existen instalacio-nes para la recuperación de purgas

de fangos de los decantadores, completándose el sistema con unas instalaciones para la deshidratación

de éstos, llegando al teórico por-centaje de “cero de pérdidas” en los procesos productivos; siendo a la vez respetuosos con el medio ambiente al alcanzar el objetivo de “vertido cero”

en estos procesos.

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El gran reto del abastecimiento, no es sólo lograr llevar agua, sino que este recurso tenga criterios óptimos de calidad. Sólo así se logra la eficiencia del servicio.

“Para ello, desde el año 2000 se reforzaron los procesos que se venían usando para el tratamiento del agua potable con la cons-trucción de una planta de filtración en le-cho de carbón activo, mejorando con ello las características organolépticas del agua.

De la misma forma, se dispone de una plan-ta de producción de ozono para la desin-fección total del agua, al mismo tiempo que se logra una oxidación de alto poder frente a contaminantes orgánicos e inorgánicos.

Complementariamente, se dispone de una instalación para el almacenamiento y dosi-ficación del carbón activo en polvo al inicio del tratamiento. Con todo ello, las instalacio-nes están preparadas para afrontar posibles episodios de contaminación de agua prove-

niente de los embalses por pesticidas o her-bicidas, a la vez que se minimiza la posible presencia de elementos potencialmente da-ñinos para la salud en el agua, como los tri-halometanos”, nos comenta Julián Salgue-ro, Jefe del Área de Calidad de las Aguas

Una vez tratada el agua bruta en la plan-ta, se impulsa el caudal mediante un siste-ma de bombeo salvando, en el caso de la ETAP de Salteras, una cota de 130 metros.

Agua de calidad gracias a la tecnología

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Cooperación imprescindible y constante

En el Aljarafe, cuando un ayuntamiento tiene que hacer obras en alguno de sus viales públicos se lo comunica a Aljarafesa y, en virtud de un acuerdo pensado para que cada vez que se levante una calzada, la empresa de aguas aproveche para ha-cer obras o actuaciones de mejora tanto en la red de abastecimiento como los co-lectores. Aljarafesa aporta en estos casos toda la infraestructura hidráulica y el ayun-tamiento se hace cargo de la obra civil. Con esta forma de trabajar, basada en la cooperación constante entre los ayunta-mientos y la empresa de aguas de la co-marca, se consigue que la distribución de costes se realice entre estos organismos y se pueda actuar, además, en muchas más calles. “Lo que hacemos conjuntamente es arreglar calles por parte del Ayuntamiento y canalizaciones por parte de Aljarafesa para no intervenir dos veces en el mismo sitio y causar menos molestias también a los ciu-dadanos”, detalla Jaime Cortes, Director del Servicio de Distribución de Aljarafesa.

Pero este es sólo un ejemplo de las ven-tajas de una forma de hacer las cosas ba-sada en la cooperación entre instituciones y organismos que ha marcado durante 40 años la filosofía más esencial de la pres-tación del servicio de aguas del Aljarafe.

De hecho, esa cooperación ha ido más allá de los ayuntamientos implicados en el servicio de aguas de la Comarca porque muchas competencias van más allá del ámbito municipal.

“El ámbito de cooperación entre los Ayun-tamientos, la Mancomunidad, Aljarafesa, la Junta de Andalucía y la CHG es un ám-bito leal para resolver problemas de todos los ciudadanos de los 28 municipios de la Mancomunidad, y estaba ideado para prestar un buen servicio. Y buena muestra

de ello fue que siempre se articuló median-te convenios de colaboración y financia-ción de las obras en porcentajes distintos”, relata Jaime Montaner, Consejero de Políti-ca Territorial e Infraestructuras de la Junta de Andalucía desde 1979 hasta 1990.

Por su parte, Joaquín Castillo, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Gua-dalquivir en 2011 y 2012 apunta que “la colaboración de Aljarafesa, la Mancomuni-dad de Municipios del Aljarafe y la Confe-deración Hidrográfica del Guadalquivir ha

sido muy importante desde la perspectiva de que la CHG ha apoyado la gestión de Aljarafesa, tan importante por su número de municipios, de manera que hubiera un abastecimiento para todos los municipios con la suficiente calidad y cantidad y tam-bién en el saneamiento por el entorno en el que se encuentra el Aljarafe, en el entorno del Parque Nacional de Doñana”.

La sinergia entre organismos se realizaba y se realiza mediante la distribución del trabajo. “Aljarafesa tenía y tiene un mag-nífico panel de profesionales de las obras hidráulicas, mantenimiento y explotación, por lo que siempre han sido los que han estado al frente de las cuestiones técni-cas; y nos distribuíamos tanto la finan-ciación como la redacción técnica del documento. En ese sentido, pusimos en valor y generamos una sinergia técnica y de servicios entre la Junta de Andalucía y Aljarafesa como un principio básico de cooperación”, aclara Jaime Montaner.

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tiempos romanos, como puede pensarse. Muy por el contrario, hay un gran déficit en la construcción del sistema de transporte de aguas negras. Es un sistema muy tar-dío, tanto es así que incluso en la propia ciudad de Sevilla a mediados de siglo sólo el 50% de la ciudad tenía un sistema de cloacas medianamente operativo”.

En el alcantarillado el problema no era sólo que existiese, sino la red de conexio-nes y, por supuesto, su mantenimiento. De hecho, en el caso de Sevilla una de las causas de que la tasa de mortalidad fuera casi el doble de otras ciudades españolas era precisamente ese: que no había co-nexiones entre las viviendas particulares

y los colectores de aguas negras. En los años 40 y 50, más de la mitad de las po-blaciones de las calles no tenían sistema de alcantarillado.

Por aquel entonces eran habituales las inundaciones en determinados lugares donde esta red de alcantarillado estaba en pésimo estado. Tras la actuación prioritaria de Aljarafesa para solucionar esos puntos negros en las alcantarillas, se llevó a cabo un plan de mejora.

El problema principal al que se enfrentó el proyecto de saneamiento del Aljarafe fue la falta de información de cómo estaba esta infraestructura. Los ayuntamientos prácti-camente no disponían de información por escrito en base de datos o en papel. Lo primero que se hizo fue un levantamiento con toma de datos de lo que había. Eso llevó mucho tiempo y un coste importante. Muchas veces eran datos de los emplea-dos municipales que tenían en la cabeza y que en la mayoría de los casos no concor-daban con la realidad.

Así, partiendo casi de cero se logró, en relativamente poco tiempo, acometer el tratamiento de las aguas residuales de la

NUEVA CULTURA DEL AGUAAljarafesa siempre ha fomentado entre la población abastecida la nueva cultura del agua; para ello se organizan visitas a las instalaciones del servicio que son dirigidas por personal especializado. En esas visitas el usuario obtienen toda la información de interés sobre el tratamiento de agua potable y depuración de aguas residuales.

Disponer de agua potable era el primer objetivo, y se logró abastecer de agua de calidad a una población que ya se encuen-tra en torno a los 300.000 habitantes. Pero muy pronto nació la necesidad de depurar las aguas residuales también debido a la importancia del entorno en el que se actua-ba, el Parque de Doñana. Así que se inició un ambicioso plan de depuración para un total de 34 municipios.

En 1985, Aljarafesa se hizo cargo de los alcantarillados municipales para poste-riormente asumir la depuración de las aguas residuales.

El saneamiento integral del Aljarafe fue un proyecto pionero en España, de los prime-ros que se hicieron en el país. “Quizás el Aljarafe y Pamplona fuimos las dos manco-munidades pioneras en ese proyecto que fue y sigue siendo de más envergadura que el abastecimiento”, apostilla Carlos Moreno.

Según Joaquín Castillo, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadal-quivir en 2011 y 2012 “se ha hecho una gran labor de depuración y canalización. De manera que al río Guadiamar, que es la principal vía de entrada de agua que tie-ne el Parque Nacional de Doñana, el agua

va ya lo más depurada posible”. Algo en lo que coincide Jaime Montaner, que asegura que con el saneamiento integral del Aljara-fe “garantizábamos que esos vertidos re-cuperaban la vida del propio río y teníamos una política, no sólo de garantizar el consu-mo de tipo humano, sino que a través de Aljarafesa, hacíamos una política ambien-talmente hablando, muy avanzada, que permitió que Aljarafesa y la Junta fueran unas administraciones ejemplares y modé-licas cuyo objetivo principal era prestar un buen servicio a los ciudadanos y mejorar la calidad ambiental de Andalucía”.

En pleno siglo XX todavía estaban sepa-rados el ciclo de abastecimiento del de saneamiento, por eso el acometer un pro-yecto integral de esta índole era de vital im-portancia para dar un salto cualitativo en el ciclo del agua.

Aljarafesa asume la depuración de las aguas residuales partiendo de cero. Histó-ricamente, el alcantarillado había sido uno de los problemas de salud más graves a los que se enfrentaba la población, como resalta el historiador del CSIC Jesús Raúl Navarro, que asegura que “la red de alcan-tarillado es la obra fundamental de media-dos del siglo XX. O sea que no existe desde

Aguas limpias

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comarca a través de la red de alcantarilla-do, emisarios y las diferentes estaciones depuradoras distribuidas estratégicamente en el Aljarafe.

El saneamiento integral del Aljarafe está constituido en la actualidad por una red de colectores que, partiendo de las re-des de alcantarillado local, injertan las aguas residuales en los emisarios comar-cales que se han construido paralelos a los cauces de los ríos principales y que concluyen en las plantas depuradoras. Se trata de una red muy extensa: 1.600 kilómetros de colectores y emisarios con 46.000 pozos de registro y 27.000 imbornales. A las plantas que depuran las aguas que llegan al Guadalquivir y al Guadiamar se suman los casos especia-les de Castilleja del Campo y Carrión de los Céspedes, que cuentan cada una de ellas con un sistema local de depuración. El mapa de estaciones depuradoras de aguas residuales se complementa con las plantas de Gerena y Aznalcóllar.

Si hace apenas dos décadas los pueblos que integran la comarca del Aljarafe ver-tían sus aguas directamente y sin depurar a los ríos y arroyos Pudio, Majalberraque, Alcarayón, Guadiamar y Guadalquivir, en la actualidad el saneamiento integral ha lo-grado que todas las poblaciones a las que Aljarafesa presta el servicio resuelvan de forma conjunta el problema de sus vertidos dando la mejor solución posible a este pro-blema sanitario y ambiental.

Las aguas que se vierten en el Guadiamar por los pueblos cercanos a sus orillas su-ponen una responsabilidad especial, en tanto que este río -uno de los principales de la comarca del Aljarafe junto al Guadal-quivir- está considerado el pulmón hídrico del espacio natural protegido.

Las exigencia del agua tratada en las plan-tas del Guadiamar, ubicadas en los térmi-nos municipales de Aznalcázar y Villaman-rique de la Condesa, emplean un sistema de depuración denominado de aireación prolongada de baja carga, tipo carrusel, con zona anóxica y deshidratación de fan-gos. Tras esa nomenclatura que da una idea de la implantación de la mejor tecnolo-gía disponible para el saneamiento en el Al-jarafe, se encuentra una filosofía subyacen-te: el respeto ambiental y la sostenibilidad.

La planta de Aznalcázar recoge los vertidos no sólo de su núcleo urbano, sino también de Sanlúcar la Mayor, Benacazón y Huévar del Aljarafe; mientras que a la de Villaman-rique de la Condesa se suman los vertidos de la vecina localidad de Pilas.

CONCIENCIACIÓN AMBIENTALAljarafesa ha realizado a lo largo de su historia diver-

sas campañas para optimizar el uso del agua, dirigidas principalmente a su ahorro como un recurso limitado. En épocas de sequía se han reforzado estas campa-ñas de comunicación tendentes a fomentar el ahorro de agua. De la misma forma se ofrece información a

los usuarios de consejos prácticos para evitar hábitos y costumbres que tengan impacto negativo sobre el medio ambiente, explicando los efectos nocivos que

producen y los costes de la descontaminación.

Doñana, una responsabilidad compartida

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Una de las plantas más singulares que tiene la red de saneamiento integral del Aljarafe es sin duda la de la cuenca del río Guadalquivir, ubicada en el término municipal de Palomares del Río.

En esta planta se emplea tecnología con-vencional de fangos activados, a la que se suma el tratamiento físico-químico y pro-cesos de nitrificación y desnitrificación. Si bien, lo que la hace singular es su capa-cidad porque no sólo se diseñó para ser capaz de depurar los vertidos de todos los pueblos de la comarca que vertían al Guadalquivir gestionados por Aljarafesa, sino que en los convenios originarios, ya se preveía la depuración de las aguas re-siduales de otros pueblos ribereños como Camas y San Juan de Aznalfarache, Coria del Rio y la Puebla del Rio.

Los rios del Aljarafe, libres de vertidos

Guadalquivir a su paso por Coria del Rio

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Hay cuestiones que van más allá de las infraestructuras que hacen diferente a Aljarafesa respecto a otras empresas de agua. Fernando Erostarbe, Director Eco-nómico-Financiero de Aljarafesa lo expre-sa de manera muy clara: “Lo que si nos diferencia con respecto a otras empresa no es sólo qué hacemos sino cómo lo hacemos. Para nosotros eso es muy im-portante, y después viene la tecnología, los sistemas de información... En los pro-cesos tienes que ser muy crítico; tienes que estar cuestionándolos, tienes que estar mejorándolos... de esa forma siem-pre consigues una empresa mucho más eficiente y sobre todo una empresa que cumple las expectativas del usuario”.

Sin duda para ello la motivación del perso-nal que conforma Aljarafesa es una de las claves del éxito, como explica Antonio Do-mínguez, Director del Servicio Jurídico de la empresa mancomunada de aguas que revela que “tenemos permanentemente una instrucción no dada pero cumplida de que nuestro objetivo es velar por el servicio y eso hace que el objetivo común se com-parta y no hace falta dar muchas explica-ciones en el cumplir de ese objetivo. Eso hace que el trabajo sea fluido, cómodo...

por mi experiencia después de 25 años eso redunda en el trabajo diario, en las relacio-nes, porque realmente la meta es el traba-jo de cada uno en su materia y eso facilita mucho el objetivo común”.

Hay una nota del carácter público de Aljara-fesa que demuestra el sentimiento de perte-nencia a un servicio de ayuntamientos man-comunados: la especial cercanía y atención con el cliente, de manera que en todas las interpretaciones que tiene la normativa o los procesos, se aplica siempre la óptica más favorable posible a la ciudadanía.

Ese compromiso de ofrecer a los usuarios un servicio de la máxima calidad posible es en lo que se ha avanzado en estas cuatro décadas en las que ha ido aumen-tando el número de clientes, ha crecido la exigencia del servicio y ha aumentado la demanda de información por parte de los usuarios; todo ello con una normativa que ha ido evolucionando en paralelo. Retos que se han logrado gracias a un gran es-fuerzo interno, invirtiendo en la formación del personal e innovación tecnológica para incorporar los últimos avances en materia de atención al cliente.

“Si en los inicios, la principal preocupación era garantizar el abastecimiento propia-mente dicho, una vez superada esa fase se ha puesto el foco de atención en el usua-rio. La gran extensión comarcal del servi-cio, por ejemplo, es un problema resuelto en tanto que Aljarafesa se ha centrado en facilitar el acceso físico a través de distin-tos canales: vía web a través de la oficina virtual; vía oficina telefónica, que ya lleva funcionando una década con gran eficien-cia; y a través de la oficina itinerante que atiende en la sede de los diferentes ayunta-mientos como empresa de los mismos que somos” explíca la Directora de Comunica-ción e Imagen Mercedes Moreno.

De hecho en los nuevos canales de aten-ción directa y personalizada al cliente

Pensando en las personas

UN CLIENTE, UN CONTADORDesde 1994 se fomenta que cada vivienda dispon-ga de su propio contador. De esta manera se racio-naliza el uso del agua y se ajusta la facturación al consumo real de cada usuario. En la actualidad el 99,5% de los contadores del servicio son de uso individual.

DEFENSOR DEL CLIENTEEl Defensor del Cliente, figura creada en 2007, es el órgano de intermediación entre los usuarios y Aljarafesa. Vela por los derechos e intereses de los usuarios desde la independencia y autonomía.

puestos en marcha desde el año 2000 por Aljarafesa, han aumentado las demandas de información y ha disminuido la propor-ción de reclamaciones, lo que marca una tendencia de eficacia en la prestación del servicio y la percepción de ello por parte de la ciudadanía.

Junto a estas facilidades para los usuarios se ha avanzado con nuevos sistemas, con planes para fomentar la individualización de contadores, introduciendo modifica-ciones en la política tarifaria bonificando a determinados colectivos y, sobre todo, a través del Sistema Integrado de Gestión (SIGEA), desarrollado por la propia empre-sa, en el que se emplean las últimas tec-nologías para la prestación de un servicio

eficiente, dando respuesta rápida y fiable a la demanda de información de los clientes.

En este sentido, el director de la Gestión Comercial de Aljarafesa, Felix Ríos, apun-ta una de las notas características de esta empresa de los ayuntamientos: “Hay una nota de nuestro carcater público y de per-tenencia a un servicio de ayuntamientos mancomunados que nos hace tener una especial cercanía a las personas y una de-dicación a la atención al cliente; de manera que en todas las interpretaciones que pue-dan darse en las normattiva aplicable en

el servicio de aguas siempre aplicamos la más favorable posible al ciudadano”.

La culminación de esta filosofía volcada en las personas y la eficiencia, es la con-cesión por AENOR de la Certificación del Sistema de Calidad en el año 2000 que reconoce la prestación de un servicio de calidad a los usuarios.

USUARIOS SATISFECHOSEl 93% de los encuestados en los sondeos de satisfacción manifiestan estar satisfechos con el servicio prestado por

Aljarafesa. Los datos coinciden con encuestas realizadas por or-ganizaciones de consumidores y usuarios y de otras empresas

externas, con niveles de aproba-ción que superan el 90%.

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“Yo tengo 53 años y soy ya de los viejos (ri-sas)”; son palabras de Antonio Domínguez, el Director del Servicio Jurídico y Secretario del Consejo de Administración de Aljarafe-sa. No en vano la edad media de la planti-lla de la empresa de aguas del Aljarafe es de 45 años. La evolución del tamaño de la plantilla se ha ido adaptando y ajustando a los servicios que se iban prestando.

Con el ciclo integral completo, en 1989 el ritmo medio de crecimiento anual ha sido del 3% debido fundamentalmente a la ampliación de los servicios prestados y a la necesidad de personal especializado para optimizar la gestión. De esta manera la plantilla se ha equilibrado manteniendo una edad media que combina a la perfec-ción la edad de los trabajadores más anti-guos, con mucha experiencia, con los más jóvenes, con gran preparación técnica. “En Aljarafesa, el personal que entra es muy joven, con una preparación teórica impor-tante, se forma aquí y tenemos una plantilla

Implicados y con voluntad de servicio público

relativamente joven ya con un bagaje im-portante”, explica Antonio Domínguez.

De esta forma, el 65% de los trabajadores de Aljarafesa cuenta con más de diez años de antigüedad, donde los mandos interme-dios son la verdadera amalgama entre las funciones operativas y directivas.

Carolina Moreno, Directora de RRHH en-tiende que, “la tecnificación de la plantilla, con personal cada vez mejor preparado con una elevada cualificación responde tam-bién a una adaptación a la realidad, donde cada vez más, aumenta la complejidad de las tecnologías y sistemas de gestión. Algo por lo que Aljarafesa invierte también en la formación continua de sus empleados bus-cando la excelencia del servicio”.

Pero tal vez lo más singular de Aljarafesa es el sentimiento de pertenencia que tie-nen sus trabajadores hacia la empresa. Un vínculo trabajado desde sus inicios y que han fomentado una gran estabilidad labo-

ral, económica y social de sus trabajado-res hasta el punto de sentirse en Aljarafe-sa como en familia y, como tal se implican al máximo en la prestación de un servicio público. “Ese afán de servicio público, esa entrega hacia la prestación, es lo que se ha repetido en todos los trabajadores que ha tenido Aljarafesa. Lo que en los inicios de la empresa hacíamos los primeros trabaja-dores, que no teníamos días ni noches, y nos volcábamos en prestar el servicio, es lo que se ha ido transmitiendo a medida

que fue creciendo la empresa. A día de hoy somos 142 y funcionamos con unos ratios increíblemente rentables para la prestación del servicio”, señala Carlos Moreno. En efecto, como indica el Director-Gerente de Aljarafesa, es sorprendente que sólo con 142 personas se da el servicio que lleva a agua a los pueblos de la comarca y que depura los residuos de más de una treinte-na de municipios diseminados en los 2.500 kilómetros cuadrados de términos munici-pales, tan grande como la Isla de Tenerife.

Según Francisco Rodríguez, Director de Planificación y Control de Procesos, “La continua observancia de la sostenibilidad del servicio, se evidencia en que actual-mente Aljarafesa ocupa una de las posicio-nes más privilegiadas entre las empresas con menos endeudamiento y con mayores ratios de solvencia, liquidez y capacidad de autofinanciación del sector a nivel nacional, disponiendo en ella la Mancomunidad de una sólida y potente herramienta de ges-tión frente a nuevos proyector de futuro”.

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Hoy en día abrir el grifo y encontrar agua potable de calidad es algo a lo que nos he-mos acostumbrado. Las enfermedades re-lacionadas con el tratamiento de las aguas han caído ya en el olvido. O al menos estas son dos aseveraciones que se pueden ha-cer en el Aljarafe donde hace menos de un siglo la situación de partida no tenía, ni de lejos, nada que ver con la actual.

La cosa no es tan fácil como que el agua cae del cielo y con eso está todo resuelto. Detrás de ese pensamiento simplista hay todo un mundo en el que hay que dotar de infraestructura a una gran población en continuo crecimiento y diseminada por más de una treintena de pueblos, para que ese agua que se recoge pueda llegar con garantías de potabilidad al usuario durante 24 horas al día 365 días al año.

La cosa no es tan fácil como lo que la gen-te pensaba antiguamente... hay un mundo detrás que requiere una dedicación diaria de muchos profesionales.

Son reveladoras las palabras de Manuel del Valle, primer presidente democrático de la Diputación de Sevilla: “Yo siempre he dicho que abrir el grifo por la mañana y que salga agua es un milagro porque na-die se imagina los pasos que hay que dar para que ese agua llegue a ese grifo desde que llueve, va a un pantano y va por todas las conducciones del mundo hasta que se

haga ese milagro todas las mañanas cuan-do la gente se levanta”.

Hoy el milagro se ha conseguido. Cuando se abre el grifo en el Aljarafe hay agua pota-ble. Cuando se tira de la cadena del aseo, los desechos son tratados adecuadamente y llega agua limpia al río, cuando llueve no se inundan las calles, ya no hay enferme-dades relacionadas con el agua y el cólera o el tifus parecen de una época muy remo-ta. Un milagro que, además, se ha logrado en tan sólo una generación.

El milagro del agua

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Aljarafesa, la empresa de los ayuntamientos

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Para mi Aljarafesa es como un hijo y por tanto nun-

ca podré hablar mal de ella. Creo que ha cumplido

una labor fundamental que es poner de acuerdo a todos

los municipios del Aljarafe, poner en marcha un servicio

ejemplar y en este momento, debe afrontar un problema

de visión de futuro: Este debería ser un momento decisi-

vo para hacer en su entorno una gran Mancomunidad en

toda la provincia de Sevilla, manteniendo las característi-

cas propias, manteniendo sus orígenes pero pensando

en que el agua es un bien muy escaso, del que cada año

que pasa se va incrementando su consumo y sería bueno

poner en común todos los recursos y todo lo que supone

ese bien esencial para la vida humana que es el agua.

MANUEL DEL VALLE ÁREVALO.

PRESIDENTE DE LA MANCOMUNIDAD DEL ALJARAFE (1979-1983).

PRESIDENTE FUNDADOR DE ALJARAFESA (1981-1983).

Aljarafesa ha sido un proyecto que era en parte un

sueño y en parte también una aventura que con el

paso de los años se convirtió en una realidad que hoy

en día es esta empresa mancomunada que es referente

en la gestión del agua. Lo primero que hicimos fue con-

seguir que aquellos ayuntamientos con problemas en la

distribución de agua se incorporaran a Aljarafesa y lo hi-

cimos modificando los estatutos lo pudieran conseguir

para poder ampliar el número de pueblos a los que se les

estaba prestando el servicio. Pero en todos estos años

hay un común denominador que es la persona de Carlos

Moreno, el actual y entonces también, director general

de Aljarafesa que es quien ha conducido este sueño y es

responsable de la realidad que hoy es Aljarafesa.

MIGUEL ÁNGEL PINO MENCHÉN.

PRESIDENTE DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE SEVILLA, PRESIDENTE DE

LA MANCOMUNIDAD Y ALJARAFESA (1893-1995), PROMOTOR AM-

PLIACIÓN PUEBLOS, SERVICIOS E INVERSIONES.

Presidente de la Diputación Provincial de Sevilla Diputación Provincial de Sevilla

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Para mi Aljarafesa siempre ha sido la pequeña, que

no tan pequeña, gran empresa que estaba dando

lecciones a otras grandes empresas que estaban sumi-

nistrando agua, de cómo se hacían las cosas bien. Yo en-

tiendo que los que estaban en los equipos de dirección

eran auténticos profesionales y trabajadores del agua.

Es decir, el equipo técnico de Aljarafesa ha sido siempre

un número de profesionales para el que no han existido

los horarios, y así lo han demostrado a lo largo de muchos

años. Les pongo un ejemplo de esa entrega: a mitad de

los 90 La Algaba estuvo inundada por las lluvias y durante

dos noches estuvieron permanentemente conmigo como

alcalde trabajando desde Aljarafesa… Es un ejemplo de

una dedicación total para dar un servicio público, con

todo el sentido que tiene decir servicio público.

JOSE Mª TORRES ZAPICO.

ALCALDE DE LA ALGABA (1979-2002). CONSEJERO DE

ALJARAFESA (1987-2002)

Aljarafesa como proyecto en común y como empresa

de los Ayuntamientos del Aljarafe, le debe mucho a

algunas personas que han sabido llevar a Aljarafesa al sitio

que ahora tiene. Me refiero en concreto a Carlos Moreno,

que ha sido el gerente que ha dirigido un equipo técnico

capaz y preparado en la actualidad. Todos los políticos

que hemos tenido la oportunidad de pasar por Aljarafesa

formando parte de su Consejo de Administración, lo único

que hemos recibido es la fidelidad de un gerente que ha

hecho de su vida un servicio a su empresa.

BALDOMERO GAVIÑO CAMPOS.

EX ALCALDE DE BORMUJOS Y MIEMBRO DEL PRIMER CONSEJO

DE ADMINISTRACIÓN DE ALJARAFESA

AyuntamientosAyuntamientos

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Personalmente el ser alcalde de Umbrete y que te

nombren vicepresidente de Aljarafesa, me permite

haber tenido la oportunidad de relacionarme con un con-

junto de profesionales de primerísimo nivel que te enri-

quecen personalmente. Para mí, la mayor satisfacción es

poder seguir relacionándome con todos los profesiona-

les que trabajan en esta empresa y poder compartir con

ellos la actividad diaria y la vida de la propia empresa, lo

que te enriquece muchísimo y te aporta bastante.

JOAQUÍN FERNANDEZ GARRO.

ALCALDE DE UMBRETE Y VICEPRESIDENTE DE ALJARAFESA.

Mi valoración de Aljarafesa y de la Mancomunidad de

Municipios del Aljarafe desde su creación hasta la

actualidad es altamente positiva, sobre todo por el desa-

rrollo que ello ha supuesto para los pueblos del Aljarafe.

Yo destacaría sobre todo la incorporación de municipios

a lo largo de los años y el importante volumen de obras e

infraestructuras realizadas en el territorio en estas décadas.

Poner de acuerdo a tantos pueblos en relación con la ges-

tión del agua puede parecer en principio algo muy difícil,

pero gracias a la filosofía de Aljarafesa no lo es porque

siempre ha primado un caracter de necesidad del servicio

más que los diferentes criterios políticos. Los criterios téc-

nicos están por encima de cualquier ideología y eso es lo

que nos ha permitido alcanzar la excelencia en el servicio

de aguas que tenemos hoy en día en el Aljarafe.

ANTONIO VALVERDE MACÍAS.

ALCALDE DE SALTERAS Y VICEPRESIDENTE DE ALJARAFESA.

Ejecutivos de Aljarafesa Ejecutivos de Aljarafesa

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Tengo el orgullo y la satisfacción de haber podido co-

laborar con Aljarafesa en este reto. Haber logrado

los grandes objetivos con los magníficos profesionales

de la Junta y desde la dirección de Aljarafesa y sus técni-

cos de lograr la depuración de todos los vertidos al Gua-

dalquivir con unos niveles de calidad muy altos.

JOAQUÍN CASTILLO SEMPERE.

PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL

GUADALQUIVIR (2010-2012).

Andalucía se ha equiparado a la situación europea

en calidad de vida, en estándares de equipamien-

to, de servicios y de dotaciones y en el tema del agua

hemos sido modélicos gracias al esfuerzo de todos los

andaluces con su contribución y gracias a las estructuras

con las que los andaluces se han dotado, y las manco-

munidades de servicios en especial las de abastecimien-

to, saneamiento y depuración de aguas. En este aspec-

to, Aljarafesa ha sido y es un modelo a seguir.

JAIME MONTANER ROSELLÓ.

PRIMER CONVENIO JUNTA ANDALUCIA-ALJARAFESA.

Administración AutonómicaAdministración Central

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Aljarafesa es una de las empresas que inicia esa

trayectoria aparentemente larga de 30 años pero

corta en realidad por la trascendencia de lo realizado.

Creo que ese carácter de pionero de empresa con un

empeño público es una referencia de estos 30 años.

Andalucía puede sentirse orgullosa de Aljarafesa, cree-

mos además que es el camino que hay que seguir, el

de la modernización, ahora el reto es el de la calidad del

servicio y el de la inmediatez en la respuesta.

JOSE JUAN DÍAZ TRILLO.

CONSEJERO DE MEDIO AMBIENTE DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA

(2008-2012)

Este oficio de dar de beber al sediento tiene cuatro cla-ves: Tener fuentes de la máxima calidad y proteger-

las, garantizar la oferta de agua todos los días y a todas las horas, la tercera es ajustar la demanda por la vía de explicarle a la gente que no se puede gastar lo que no se tiene; y la cuarta es tamaño suficiente en lo que se refiere a la entidad que presta el servicio, de manera que tenga capacidad para poder acometer infraestructuras y actua-ciones que garanticen la calidad y eficiencia del servicio. En este caso los municipios pequeños no pueden dar una gestión eficiente. El de Aljarafesa es un ejemplo en este sentido, y además de los primeros de España. Hay que recordar que el Aljarafe hace 40 años tenía municipios pe-queños de población y gracias a una visión estratégica de Carlos Moreno, su gerente, que fue pionero hace cuatro décadas en esta cuestión, gracias a que se creó primero una Mancomunidad y después una empresa pública que gestionase el agua de todos los pueblos.

ROQUE GISTAU GISTAU.

PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ABASTECIMIENTO

DE AGUA Y SANEAMIENTO (AEAS).

Administraciones Asociación del Agua Nacional

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Gracias a la iniciativa que tuvo Aljarafesa en 1986,

hoy el sector del agua de Andalucía dispone de

ASA que, como asociación de carácter exclusivamente

profesional, pluralista y no excluyente, aglutina a la prác-

tica totalidad de las empresas públicas, mixtas y priva-

das que gestionan los servicios de abastecimientos y

saneamientos de agua a más del 95% de la población

andaluza y a las entidades colaboradoras y suministra-

doras de las mismas, y cuyo objetivo es el estudio y

puesta en común de las técnicas más innovadoras y

eficaces para la mejora continua de la gestión de los

servicios, en beneficio de los ciudadanos.

JESUS MAZA BURGOS. PRESIDENTE DE ASOCIACIÓN

DE ABASTECIMIENTO Y SANEAMIENTO DEL AGUA DE

ANDALUCÍA (ASA).

Asociación del Agua Autonómica

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