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El Agua tiene Memoria La historia del manejo del agua potable en Tabasco

El Agua tiene Memoria, la historia del manejo del agua potable en Tabasco

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A través de esta obra, el autor nos acerca a la vida de varios de los personajes que han marcado la historia del manejo del agua potable en Tabasco.

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El Agua tiene MemoriaLa historia del manejo del agua potable en Tabasco

Autor: Jaime Ruíz Ortíz

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El Agua tiene Memoria La historia del manejo del agua potable en Tabasco

© Jaime Ruíz Ortíz (Autor)© Fotografía de portada: Jaime Ávalos© Erik García Madrazo (Editor)© Armando Gómez Romero (Diseño)

Gobierno del Estado de Tabasco, Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS) 2012.

Primera Edición: 2012Jaime Ruíz OrtízComisión Estatal de Agua y Saneamiento Paseo de la Sierra No. 402 Colonia Reforma, C.P. 86080 Villahermosa, Tabasco, México.

Se autoriza la reproducción parcial (párrafos, frases, citas) de la presente obra, siempre y cuando se dé crédito al autor, así como a las instituciones que patrocinan la edicióndel material.

© Fotografías de interiores: Archivos personales y CEAS Tabasco Julio César Cruz Dominguez José Luis Priany Olán

Impreso en México / Printed in Mexico

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ÍNDICEPrólogo:

Fundadores del agua potableKristian Antonio Cerino Córdova

Yo era quien tomaba las decisionesFelipe Vera Camarillo

SAPAET realmente era mi casaJesús Nevares Villanueva

El abrazo de un gigante: Ventre, el creador de SAPAETErnesto Ventre Aguilera

Yo no sabía qué era SAPAETMario Ramón Pérez Lanestosa

El hombre, el gobernante y la memoria del aguaAndrés R. Granier Melo

No llovía pero Villahermosa se inundabaDaniel Salinas Falcón

Armábamos un buen equipoFelipe Irineo Pérez

Fomentamos el sentido de pertenenciaGaspar Córdoba Hernández

Los retos surgen todos los díasHeberto Jiménez Arias

La fortaleza de la CEAS está en sus mujeres y hombresClisceria Rodríguez Alvarado

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A través de esta obra, el autor nos acerca a la vida de varios de los personajes que han marcado la historia del manejo del agua po-

table en Tabasco.

Desde el hombre que enterró las primeras tu-berías en Villahermosa, pasando por el histórico fun-dador de Sapaet, y el testimonio de un ingeniero que prácticamente fue sacado de los pozos petroleros para hacerse cargo del organismo operador.

Al igual que otro ingeniero que vivió durante años en su casa ubicada en la Planta Potabilizadora Villahermosa, lugar donde sus hijos nacieron y crecie-ron, así como el joven ingeniero cuyo único sueño era “construir carreteras”, pero fue seducido por los encan-tos del organismo operador, entre otros personajes.

En este libro, escrito en un lenguaje ameno y sencillo, para todo público, el lector encontrará anéc-dotas que marcaron los rumbos y los destinos en la historia del agua en Tabasco: mujeres y hombres de agua, carne y hueso.

Es la oportunidad de conocer: que el agua también tiene historia, tiene vida, y puede también tener memoria.

Presentación:

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Prólogo

Busco en el agua los recuerdos extraviados en la infancia, pero es profundo este río

y qué cortos son mis brazos.

Álvaro Solís

Fundadores del agua potable

Kristian Antonio Cerino*

Y el agua crece y habla y participa, escribe el poeta Carlos Pellicer. El agua está en mi tierra, como en el cielo, por todas partes, esboza el autor de los poemas El canto del Usumacinta y Esto soy.

En el poema Cuatro cantos en mi tierra, Pellicer sentencia que los tabasqueños somos más agua que tierra, que siempre nos llueve a tambor y clarín, y que vivimos donde la tierra vive a merced del agua que suba o baje.

El agua en Tabasco es como una lluvia repitiendo lo mismo y no debería sorprendernos: nos llueve por nada, por no decir nada, de acuerdo con la percepción del poeta José Carlos Becerra, y la mía.

Si el agua, la lluvia y el río está implícita en la poesía, igualmente se nos presenta en las novelas, las crónicas, los libros de historia y los de geo-grafía, en la memoria colectiva y en la oralidad: ¿Qué tabasqueño olvi-da entre sus relatos, los ríos, las lagunas, el pantano y los cayucos?

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La historia de Tabasco, me dijo —hace muchos amaneceres— Gabriela Gutiérrez, la cronista de la ciudad de Villahermosa, está fundada en los sucesos vinculados con el agua, porque, somos del agua y para el agua.

El agua tiene memoria, la historia del manejo del agua potable en Tabasco, el libro que está en sus manos y ante sus ojos, es una obra que rescata el memorial de sus actores, que extrae del ayer y de los recuerdos, a cada uno de los protagonistas que coordinaron la oficina del agua potable y el alcantarillado, incluso antes que se creara SAPAET, hoy Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Tabasco, por sus siglas, CEAS.

El libro, escrito por Jaime Ruíz Ortíz, ensayista y poeta, reúne once entrevistas de semblanza con aquellos hombres, y una mujer, que asumieron la responsabilidad de administrar los destinos del agua en Tabasco, en los últimos 32 años.

Con una redacción clara como cuando alguien lee las entrevistas de semblanza de Elena Poniatowska —en sus libros Todo México—, narradora que perfilaba a sus personajes y les hallaba elementos pecu-liares, o cuando se leen los perfiles (Marlon Brando, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor) del periodista estadounidense Truman Capote, algo así sucede con estos relatos que escribió Jaime Ruíz: hay claridad y contundencia en las imágenes, en las metáforas que ligeramente esboza.

Las entrevistas o perfiles, como le llama el periodista peruano Julio Villanueva Chang (autor del libro Elogios criminales), Ruíz —con la colaboración de Erick García Madrazo que participó en algunas entrevistas—, reseña El agua tiene memoria, la historia del manejo del agua potable en Tabasco.

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El libro, de unas 140 páginas y unos 3 mil ejemplares, explo-ra, a través del autor, tiempos pasados y presentes en la narrativa de las entrevistas. Jaime Ruíz (Villahermosa, 1975) es un practicante y un constante de las semblanzas, y ya lo ha demostrado con otros persona-jes emanados de la literatura y del periodismo.

En esta obra, emplea descripciones (no sólo de rostros, sino de voces con múltiples matices) de los sitios en donde realizó las entrevis-tas. A la manera del escritor español, Arturo Pérez-Reverte, nos presu-me su buen oído para transcribir los diálogos con los personajes, utili-zando guiones, o en su caso, apropiándose de ellos para redondearlos en la narrativa.

Hay una voz oculta, que ya no lo es porque aquí lo dejo de ma-nifiesto, de un poeta en esta narrativa, cuando agrega —en los diálogos con los entrevistados— acotaciones como: “Su voz profunda, cavernosa, parece surgida desde la oscuridad de un pozo profundo”. O cuando afirma: “A los sesenta años Jesús Nevares tiene el cabello cenizo. Su voz es firme y sus recuerdos siguen potables y transparentes como el agua limpia”.

En la redacción de la obra, con fotos de archivos y otras más del fotoperiodista Jaime Ávalos, ya una referencia en México, el autor usa corchetes para completar las respuestas que ofrecen los entrevistados, con el fin de que el ritmo del texto no se frene, y de respetar lo que tex-tualmente dijeron los personajes del agua.

Después de leer el libro en dos ocasiones para realizar el prólo-go, hallé que el escritor de El agua tiene memoria, no se repite en las entradas de cada semblanza (o historia), que buscó darnos un enfoque distinto por cada entrevista, en la que aparecen —como coprotagonis-tas— los ex gobernadores Enrique González Pedrero y Leandro Rovi-rosa Wade, de los más citados por los actores del agua.

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Dije que el redactor de la obra, en el serial de las entrevistas, explora de manera adecuada los tiempos pretéritos y presentes en la narración. Sin embargo, llama la atención que en una las semblanzas se cuestiona el futuro, mientras espera a su entrevistado.

El autor, un asiduo lector, para referirse a los personajes recurrió a escri-tores imprescindibles en la literatura, tales como a Ernest Hemingway, Gabriel García Márquez, Andrés Iduarte y Carlos Pellicer, entre otros autores.

En la entrevista a Andrés Granier, Jaime Ruíz, demuestra su agudeza al estilo de Ryszard Kapuscinski, el periodista polaco que es-cribió los ensayos Los cínicos no sirven para este oficio y Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir y pensar). Con los ojos abiertos tomó nota para la redacción de esta entrevista.

Éste no es un libro estadístico, es un libro narrativo, de semblan-za, para conocer más al individuo y aprender de ellos con base en sus experiencias. No hay una sola entrevista que no evoque recuerdos.

En las páginas, encontrará que los directores de SAPAET o CEAS, no son de los funcionarios (del gobierno) más queridos por la población. Por cada vez que no hay agua en las llaves o regaderas, o las calles se inundan por el agua de lluvia y de los ríos, se les insulta y se les acusa con el gobernador, como Gaspar Córdoba le contó a Ruiz.

El libro es una reseña en la que se contemplan las necesidades de la época vistas desde la opinión de los personajes. Por esta razón, con estos textos se recupera en gran medida la tradición oral, podremos decir que el agua es más humana, que tiene anécdotas y recuerdos, y decir, que el agua tiene memoria.

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En la entrevista hecha a Clisceria Rodríguez Alvarado, el autor recurre al estilo del escritor colombiano Gabriel García Márquez, para comenzar la redacción del perfil de la primera mujer que ocupa el puesto más importante en la historia del agua y del alcantarillado en Tabasco.

Este texto, titulado La fortaleza de la CEAS está en sus mujeres y hombres, es de los más ambientados entre ríos y lluvias. Si en las no-velas y cuentos de García Márquez siempre llueve, o cae un diluvio, en la entrevista que se le hizo a Rodríguez, en cada frase, se le mojan los pies al lector. El texto nos invita a meter los pies en el agua.

* Kristian Antonio Cerino (Jalpa de Méndez, Tabasco, 1980). Académico y perio-dista. Premio nacionalde Periodismo “José Pagés Llergo” en el género de Crónica, así como premio estatal en el mismo género. Sus historias han sido publicadas en México y España. Es Licenciado en Comunicación y Maestro en Docencia por la UJAT. Fue corresponsal de los diarios Milenio y Excélsior. Actualmente colabora en www.animalpolitico.com y escribe en su blog: www.libretademar.blogspot.com

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El peligro de las inundaciones aún no cesa.La técnica moderna ha sometido, no vencido,

al agua y a sus excesos.

Octavio PazMaleficios del Agua y del Fuego

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Yo era quien tomabalas decisiones

Felipe Vera Camarillo

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Yo tenía una libertad endemoniada. No tenía que pedirle permiso a nadie,el mandamás era yo, la cabeza era yo.Felipe Vera Camarillo

Sí, es Felipe Vera Ca-marillo, el mismo que aparece en las foto-grafías con sombrero campirano, con sus

manos dispuestas a la cintura, con actitud victoriosa, de conocedor, del que sabe que todo lo sabe. Pues eso es: un hombre que co-noce la historia del agua potable y saneamiento en Tabasco: que estuvo presente en los primeros procesos para llevar el valioso lí-quido a las familias tabasqueñas; que colocó las primeras tuberías en la ciudad de Villahermosa: “los planos los tengo en mi cabeza, en mi memoria que se olvida a veces de algunas cosas, menos de eso”.

Frente a él escuchan aten-tos de su charla dos jóvenes es-beltos: Andrés Granier Melo y Humberto Mayans Canabal. Feli-pe Camarillo vigila lo que pronun-cia Mario Ramón Pérez, El Gato Lanestosa, que está en medio.

En otras fotos, Lanestosa y el mismo Mayans le consultan su opinión acerca de algo seguramen-te importante; y Camarillo les con-testa como cubriéndose los labios, como tratando de evitar que otros escuchen la respuesta que sale en-tre sus dientes levemente abiertos.

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—En los primeros años de la década de los cincuenta ―relata Felipe Vera―, saliendo de la escuela —como él le llama a la universidad— hicimos un via-je por estos rumbos, en el Istmo, y el maestro Ochoa nos preguntó que si alguno de nosotros tenía algún interés en el agua, él podría recomendarnos con un tal inge-niero Riquelme, quien era en ese tiempo subsecretario de Recur-sos Hidráulicos… y me apunté.

Entré a trabajar —prosi-gue— en la Secretaría de Recur-sos Hidráulicos en 1952. Vine aquí porque me trajo la Comisión del Río Grijalva, y así fue que lle-gué a Tabasco a finales de 1954, y me quedé. Al estado de Tabas-co no le vi nada de bonito, sino que había mucho trabajo, y a mí me gusta mucho trabajar… Todo esto estaba lleno de yucatecos. Yo hacía desde el diseño hasta la operación. Hacíamos los planos, los proyectos, y después le pe-díamos el dinero a la federación. En el área técnica era yo el úni-co; ahí había que hacer de todo.Empecé sólo, aunque poco a poco

fui llamando a los amigos. Todo fue creciendo. En ese tiempo no habían sistemas en las cabeceras municipales de los 17 munici-pios; todos los hicimos nosotros. (Según las estadísticas, para finales del año 1958, nue-ve de las 17 cabeceras muni-cipales del estado —así como otras localidades menores con-templadas en los planes agro-pecuarios— estaban dotadas con servicio de agua potable).

“Intenté aprender a ser tornero,mecánico, envarios oficios le busqué; hasta que llegó mi papá y dijo: Tú no sirves pa’ nada, mejor ponte a estudiar”

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Felipe Vera Camarillo, Mario Ramón Pérez Lanestosa, Andrés Granier Melo y Humberto Mayans Canabal

Ya se había inundado la ciudad de Villahermosa. Se hizo el cárcamo El Negro; y la Plan-ta Potabilizadora Villahermosa ya existía. No se manejaba nin-gún programa pero hicimos tres colectores pluviales. Construi-mos canales, caminos, obras hi-dráulicas, es decir, de todo. Yo tomaba las decisiones. Afortu-nadamente tenía una libertad en-demoniada. No le pedía permiso a nadie; de hecho, el mandamás

era yo y la cabeza era yo.

Lo que trato de explicar es que en mí caía la responsabilidad de todo: desde el diseño y la operación.

Una vez fui a una reunión a la ciudad de México —recuerda Camarillo— y alguien me dijo: “laguna de oxidación”; entonces dije, eso es lo que necesitamos traer, y me traje para acá a Tabas-co el proyecto.

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Estas lagunas —según una definición— son excavaciones poco profundas en las que se de-sarrolla una población microbiana compuesta por bacterias, algas y protozoos, y eliminan en forma natural, patógenos relacionados con excrementos humanos, sóli-dos en suspensión y materia orgá-nica causantes de enfermedades. Es un método fácil y eficiente para tratar aguas residuales provenien-tes del alcantarillado sanitario.

Se hicieron lagunas de oxidación en todo el estado. “Todas las puse yo”, afirma. —Mi mayor satisfacción —comenta con orgullo—, des-pués de muchos esfuerzos infruc-tuosos que ya se habían hecho, fue enterrar tubería en la ciudad de Villahermosa, tubería que aún está funcionando.

A principio de los años

Mayans y Lanestosa consultándole alguna opinión

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ochenta —cuando Sapaet estaba naciendo y El Gato Lanes-tosa era el director—, Vera Ca-marillo recibió una tarjeta en su domicilio en la que lo invitaban a integrarse a colaborar en el nue-vo organismo operador del agua. Yo trabajaba todavía en la Comisión del Río Grijalva —ex-plica—. Mi especialidad era agua

potable, alcantarillado, drenaje rural y riego, entre otros aspectos.

La tarjeta estaba firmada por Humberto Mayans Canabal. “Fui a ver a Mayans a SAOP —re-fiere —, y me informó que había escuchado hablar de mí. ¿Quién le dijo a Mayans que yo entendía de hidráulica? No lo sé. ¿Quién me recomendó? Tampoco lo sé; pero alguien le dijo que yo enten-día del medio, y Canabal me pre-guntó si quería trabajar. Acepté.”

—¿Quién le dio la tarjeta para que fuera a ver a Mayans?

—¡Caracoles! —dice con los ojos bien abiertos de sorpre-sa—. ¡Qué buena pregunta me aca-ban de hacer. Simplemente… me llegó! Inmediatamente me man-daron a Sapaet. Así fue como in-greso al Gobierno del Estado. Así fue como Mayans me descubrió. ¿A qué área entré? En ese tiempo no había nada, es de-cir, un lápiz, un escritorio; una oficina vacía. Entonces nosotros empezamos a armar todo. No te-

“En 1954 metrajo a Tabasco la Comisión del Río Grijalva. Alestado deTabasco no le vi nada de bonito, sino que habíamucho trabajoy a mí me gusta mucho trabajar”

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níamos horario. Afortunadamente nos rodeamos de gente de trabajo. El gobernador Enrique González Pedrero, crea la Secretaría SAOP. Me invita, y así fue como entro. Felipe Vera Camarillo nace en el estado de Guanajuato, el 4 de marzo de 1926. La primera vez que escuché la palabra ingeniero esta-ba yo chamaco —relata emocio-nado—. Hubo una temporada que llovió mucho y con esto se abrió un boquete en la azotea de la casa, y en eso concurre todo el barrio a averiguar qué es lo que había pa-sado; aquel suceso era la novedad. Y alguien comenta acerca del techo: ‘Se va a caer’. Otra per-sona pregunta: ‘¿Pero cuánto tiem-po tardará’. Alguien más expone: ‘El único que podría decidirlo es un ingeniero’. Y yo me pregunté: ‘¿Y ese señor cómo le hará?’ Que-ría saber cómo ese hombre podía decidir si la casa se iba a caer o no. Ahí yo supe mi verdadera vo-cación: que iba a ser ingeniero. Pertenezco a una familia de gente de trabajo. Y ya estando

chamaco los papás lo encaminan a uno a que aprenda un oficio para ver en qué da uno resultados… Total, que en ningún oficio di resultados.

Intenté aprender a ser tor-nero, mecánico, y en varios ofi-cios le busqué. Intenté de todo pero la pendejié. Hasta que llegó mi papá y dijo: ‘Tú no sirves pa’ nada, mejor ponte a estudiar’. Gracias a esa situa-ción de que ‘no servía yo para nada’, fue entonces que me me-tieron a estudiar la secundaria.

Años después se titu-ló como ingeniero civil, sien-do uno de los primeros inge-nieros civiles que egresó de la Universidad de Guanajuato.

En Tabasco, junto con otros cuarenta colegas, funda, a principios de 1968, la asociación civil constituida con el nombre de Colegio de Ingenieros Civiles de Tabasco, A.C., siéndole otorga-do el permiso correspondiente el día 4 de abril de ese mismo año.

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—He visto a la ciudad de Villahermosa varias veces inundada y, desde luego, parti-cipé en la solución de esos pro-blemas —apunta Camarillo. Su voz profunda, caverno-sa, parece surgida desde la os-curidad de un pozo profundo. En mayo de 2005, la Aso-ciación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento de México (ANEAS) le hace entrega de la Presea al Mérito, “por su rele-vante contribución al desarrollo del sector agua potable, alcanta-rillado y saneamiento de Méxi-co”, siendo el primer tabasqueño que ha sido merecedor de este premio. “Me invitaron de repen-te —dice— a la ciudad de Méxi-co, y fui a buscarlo [el premio].” Actualmente trabaja como asesor en el Sistema de Agua y Saneamiento (SAS) pertenecien-te al municipio de Centro. “Nun-ca me ha gustado —aclara— que me muevan el tapete. Ahí en el SAS voy cuando quiero, llego a trabajar cada vez que quiero.”

Para algunos, Felipe Vera Camarillo es un atlas viviente, una memoria que contiene los mapas de los laberintos de tubos que hierven bajo la capital del infierno verde. A sus 86 años de edad, y más de ocho décadas después de aquella anécdota en la que encon-tró su verdadera vocación, Felipe Vera observa el techo de la sala de su casa ubicada en la colonia López Mateos, en la ciudad de Vi-llahermosa, mismo que tiene una compostura que hace alusión a lo que, un día, en su lejano Guanajua-to, lo inspiró a estudiar ingeniería.

― ¿No cree que el proble-ma que tiene su techo es muy pare-cido a lo que usted vio de niño y lo inspiró a ser ingeniero? —le pre-gunto frente a aquella reparación.

Sorprendido, contes-ta, rascando su lisa cabeza.

― ¡Ay caray! No me había fijado… Pero tienes mucha razón.

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SAPAET realmenteera mi casa

Jesús Nevares Villanueva

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Yo trabajaba las 24 horas, por eso vivía aquí en la planta sin horario. Las emergencias no te avisan.Jesús Nevares Villanueva

En la parte de atrás de la Planta Potabiliza-dora Villahermosa —donde es ahora la segunda etapa—, ahí

había una casa. Una habitación donde vivía el jefe de planta. Una casa con todas las comodidades: sala, comedor, cocina, dos recá-maras. Ahí vivió mucho tiempo el protagonista de esta historia, quien para muchos es de lo mejor en el país sobre manejo de plantas. Ahí nacieron sus hijos. Nacie-ron y crecieron corriendo en los extensos jardines de la planta.

Había un jardinero, cuyo

nombre era Benito Naranjo, que pasaba el tiempo limpian-do y sembrando tomates, así como plantando los que ahora son grandes árboles que todavía se pueden observar en el lugar.

Como un paraíso encla-vado en el corazón de la ciu-dad, ellos se surtían de los man-gos y otros frutos tropicales que ahí mismo se sembraban.

Al principio las instalacio-nes de la planta no existían o eran la cuarta parte de lo que es ahori-ta. Había un montasal. Después de grandes labores de limpieza y de

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plantar, todo lo demás se convirtió en jardín, donde cantaban pájaros y estallaban las flores su color.

De acuerdo a un amigo suyo, Antonio Alva Cantellano, “Nevares vivía allá atrás, donde llegábamos a visitarlo seguido”, re-fiere con alegría Cantellano, quien trabaja en Recursos Humanos de SAPAET desde hace casi treinta años: “…Le decíamos Neveras.” También había un velador —asegura—: su nombre era Juan Pozo.

Cuando nació la única hija de Nevares, el primer direc-tor de SAPAET, Ernesto Ventre, ordenó que se construyera una habitación más. Entonces la casa constaba ya de tres recámaras.

—Mis hijos tuvieron una

“El flúor era un plus que tenía el agua potable en Villahermosa”

En la clausura de un congreso en Ciudad Juárez, Chihuahua

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infancia muy bonita en el patio tan grande que tenían —recuerda Nevares—, quien durante más de diez años habitó aquel edén junto a su esposa y sus tres pequeños.

La historia de Nevares y su romance con la Planta Potabi-lizadora Villahermosa comienza en 1973. Por razones del destino, su padrino de generación fue el ingeniero tabasqueño y secreta-rio de Recursos Hidráulicos del gobierno federal, Leandro Rovi-rosa Wade, que en la noche del convivio de los que egresaban

de la carrera de Químico Indus-trial por el Instituto Tecnológico de Durango, les ofreció trabajar en dicha secretaría: “Aceptamos entre 15 y 17”, comenta Nevares años después, quien sin saber en ese momento, sería el primer ad-ministrador de la Planta Potabi-lizadora Villahermosa. Y empe-zaron a trabajar inmediatamente en ese mismo año en la Ciudad de México, en dicha secretaría.

Jesús Nevares Villanueva (Durango, Durango, 1 de enero de 1950) colaboró también en la capi-

Con Salvador Neme Castillo en una visita a la planta

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tal, en el área de agua potable —ori-ginalmente Laboratorio Nacional de Control de Calidad del Agua—.

Recorrió después par-te del país. Su labor era anali-zar la calidad del agua e ins-talar sistemas de cloración.

En 1973 llega a Tabasco, comisionado para solucionar pro-blemas que tenía en aquel tiempo la planta potabilizadora original de 250 litros por segundo (L.P.S.), que era insuficiente para la po-blación villahermosina, rehabili-tándola y poniéndola en marcha. Se fue y regresó en ese mismo año. A su llegada a la tie-rra del pozol y los mosquitos, no existían los Servicios de Agua Po-table y Alcantarillado del Estado de Tabasco (SAPAET). “Estába-mos encargados del Sistema Fede-ral de Agua Potable tan sólo dos personas: el administrador, Jesús Sandoval, y yo en el área técnica, que manejaba los seis o siete po-zos profundos que suministraban la red de distribución de Villa-hermosa, así como la Planta Po-tabilizadora, que era el principal suministro para la ciudad; manejá-bamos también algunos cárcamos, así como la red de distribución.”

Ahí en la Planta Potabi-lizadora su trabajo era operar y mantener las instalaciones. Ahí atendían el Laboratorio de Con-

“Cuando habían quejas que el agua olía o sabía acloro, Qué bueno que huela a cloro, quiere decir que están tomando un agua totalmente potable —respon-día—, y si ustedes la trasvasan eso le quita el olor”

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trol de Calidad, donde hacían dia-riamente las pruebas para el ajuste de la dosificación de los reactivos para el proceso: pruebas de jarras —para verificar la dosificación de polímeros—; demanda de cloro —para hacer el ajuste del cloro que le ponían en la pre cloración—; clo-ración intermedia y postcloración —para mantener un cloro residual en toda la red de distribución.

Nevares, con un equipo de mecánicos —don Benito Ji-ménez, excelente mecánico eléc-trico, su brazo derecho; y unos cuatro o cinco mecánicos más—, mantenían en buen estado todas las instalaciones de captación, así como los pozos y la planta. Ellos se encargaban de sacar y meter equipos, entre muchas otras cosas.

Había en aquel tiem-po 17 sistemas federales de agua potable en el estado, uno por cabecera municipal. Al ampliarse la Planta Po-tabilizadora, la población satisfizo su demanda de agua, pero ésta, con el tiempo, trajo otro problema:

mayoritariamente los habitantes padecieron caries. Ello dio lugar a establecer un convenio con la Se-cretaría de Salud para suministrar un producto que evitara la caries —sobre todo en los niños—, por lo que se instalaron dosificadores y se estuvo suministrando fluor al agua potable: “siento que la gente que nació de 1973 a 1983, tiene menos índice de caries dental… Esto era un plus que tenía el agua potable en la ciudad”, presume el Ingeniero Químico Industrial.

Cuando habían quejas que el agua olía o sabía a cloro, “Qué bueno que huela a cloro, quiere decir que están toman-do un agua totalmente potable” —respondía—, “y si ustedes la trasvasan eso le quita el olor”. Lo que garantizaba que se ofrecía agua de calidad: física, química y bacteriológicamente potable.

Lo invitan a dar clases supliendo algunos maestros en el CBTIS 32, ubicado en la Ave-nida Esperanza Iris, a unos cuan-

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tos pasos de Paseo de la Sierra, iniciando como catedrático en septiembre del 1973, con 12 ho-ras a la semana. Por la cercanía entre ambos lugares, compar-tía el tiempo de la operación de la planta con la impartición de clases en este centro educativo.

Un día el ingeniero Neva-res se encontraba en un restaurante con unos amigos. Debatían acerca de la calidad del agua potable. La charla giraba en torno a cuál agua era mejor, más pura y más lim-pia: si el agua potable de la llave o el agua mineral embotellada que venden en las tiendas. Apostaron.

¿Y cuál fue el mecanismo? En envases iguales pusi-mos primero una botella de agua totalmente de la llave, y después una botella de agua mineral a la que le sacamos todo el gas para que no se vieran las burbujas. El reto era identificar cuál era el agua de la llave (de SAPAET) y cuál la gasifi-cada (de la compañía refresquera). Las dejamos ahí, a la vista

de todos. Estuvimos observándo-las durante media hora: su posible turbiedad, su limpieza, o buscando alguna partícula —ajena al conte-nido— que marcara la diferencia.

Nevares ganó la apuesta. Sus amigos nunca pudieron iden-tificar cuál era el agua de la llave. “Esa vez comí gratis unas carnitas muy sabrosas, en un famoso restau-rante de la avenida 27 de febrero”, evoca el originario de Durango.

A los sesenta años Jesús Nevares tiene el cabello cenizo. Su voz es firme y susrecuerdos siguen potables ytransparentes como el agualimpia

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En otra ocasión, cuan-do vino el presidente José Ló-pez Portillo a visitar la planta en 1976 —por la ampliación de 500 a 1000 L.P.S.—, el que daría la explicación ese día al presidente de México iba a ser el constructor Pablo Pelletier, pero el director de SAPAET Ernesto Ventre se opuso: “No-no-no”. Dijo en el último ins-tante: “Aquí el que va hablar es el ingeniero Nevares, es el que cono-ce, es el que sabe, el que vive aquí.”

Frente a los periodis-tas —estatales y nacionales— y frente a López Portillo, Neva-res dio a conocer los pormeno-res de la ampliación de la planta.

— ¿Y sentiste miedo?

—Yo no sentí nada porque no me dio tiempo, lo bueno fue que me lo dijeron de pronto porque si me lo dicen un día antes quizás sí me pongo nervioso… o no duermo.

Dice al ser entrevistado en las instalaciones de la Dirección General de lo que ahora se llama Comisión Estatal de Agua y Sa-

neamiento de Tabasco (CEAS), el pasado 25 de agosto de 2011. A los sesenta años Jesús Nevares tiene el cabello cenizo. Su voz es firme y sus recuerdos siguen po-tables y transparentes como el agua limpia. Sonríe y se emocio-na cuando habla; se refiere a la planta al igual que alguien evoca a una añeja amistad, con la que vivió y trabajó por mucho tiempo.

— Conozco todo el tripe-río de la planta —responde detrás de sus lentes con algo de aumento, pues él fue quien vio crecer paso a paso todas las etapas de la misma. Si la planta fuera una persona, Ne-vares podría leer sus pensamientos.

— ¿Cuáles son las ma-yores dificultades que recuerde?

—El principal problema son los picos de turbiedad que traen las primeras lluvias. Si la turbiedad promedio del río es de 100, habían picos hasta de 7 mil unidades de turbiedad: es un agua de lodo. El proceso [de limpia] es difícil: [hay que] ponerle mu-chos reactivos, mucha atención.

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Se tira mucha agua por el exce-so de turbiedad. Se bombea a la ciudad 50 por ciento del líqui-do, y con esto baja el suministro. Son problemas que se enfren-ta uno en la planta año con año. En ocasiones —explica el también especialista en diseño y operación de plantas— en me-dio de tormentas eléctricas, sin ser electricista ni especialista, tuve que cambiar las cuchillas en un poste porque la ciudad esta-ba sin agua: sacar [las cuchillas] con la pértiga echando chispas entre la lluvia; y cambiar los fu-sibles para reanudar el servicio, pues no había tiempo de buscar al eléctrico. No había radio co-municador ni tampoco celular. Yo trabajaba las 24 horas, por eso vi-vía aquí en la planta sin horario. Las emergencias no te avisan.

A la manera de Donald Trump —el magnate estadouni-dense de los negocios, quien ha externado en diversas ocasio-nes: “Quizá trabaje siete días a la semana, pero a mí no me pa-rece trabajo, porque amo lo que

hago”—, Nevares Villanueva dice que siempre trabajó muy a gusto en el agua potable, en donde tuvo excelentes jefes que le dieron su lugar toda la vida:

La dependencia me envió a capacitarme a la Universidad de Nuevo León. Tomé un curso de diseño y operación de plantas po-tabilizadoras; entonces, cuando estás capacitado en lo que haces y te gusta, pues no lo haces con tra-bajo, lo haces con mucho gusto.

Con la ampliación a la que tuvo que ser sometida la plan-ta —de 1000 a 1500 L.P.S.—, en 1986, aquella casa tuvo que ser destruida, y después de más de 10 años (aunque seguía trabajando en Sapaet) Nevares y familia tuvie-ron que abandonar aquel “paraíso terrenal” donde sus hijos crecie-ron correteando grillos, comiendo frutos, persiguiendo mariposas.

—Chucho Nevares —opi-na Ernesto Ventre—, es un tipo ca-lificado de lo mejor que había en el país sobre el manejo de plantas.

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“¿Por qué lo quitaron de ahí?” Lanza la pregunta como una moneda que da vueltas en el aire. Sin esperar respuesta se contesta a sí mismo: “La ver-dad no lo sé. Son cosas que uno dice ¿por qué pasan?, ¿por qué?”

Después de 25 años de haber trabajado en el agua pota-ble, hoy, a punto de jubilarse del

CBTIS 32, escuela donde ini-ció como maestro, llegando a ser Jefe de Departamento y, en últi-mos días, Subdirector, Nevares refiere ante la lente de la cámara: —Sapaet era mi ho-gar; es mi hogar hasta la fe-cha. Yo entro aquí y me conoce hasta el portero… Entro como cuando entra uno a su casa.

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El abrazo de un gigante:Ventre, el creador de

SAPAET

Ernesto Ventre Aguilera

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La ingeniería es la administración del ingenio,pero más vale en muchos casos ser ingenioso que ser ingeniero.Ernesto Ventre Aguilera

Junto al ingeniero Lean-dro Rovirosa Wade, Ernesto Ven-tre Aguilera elaboró y puso en marcha el proyecto piloto del primer organismo estatal para el manejo del agua en México, al crear los Servicios de Agua Po-table y Alcantarillado del Estado de Tabasco (SAPAET). El nom-bre de este organismo no se puso en Tabasco, sino que vino en un oficio desde la capital del país.

A sus 78 años, dueño de un gran sentido común y un pen-samiento lógico —durante una charla concedida en la comodi-dad de su hogar—, nos cuenta las peripecias, puntadas, chascarri-llos, historias y anécdotas que vi-vió durante el tiempo que estuvo a cargo de ese organismo operador.

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El día en que sus fa-miliares indicaron que nos recibirían en su casa para hacerle una entrevista, llega-

mos al Fraccionamiento Oropeza, ubicado en la calle Samarkanda de la colonia Tabasco 2000. Ahí fuimos a visitar a Ernesto Ventre, hombre leyenda en México en cuanto al agua potable se refiere.

Su vida laboral y política estuvo muy ligada al ingeniero Leandro Rovirosa Wade. Cuan-do se conocieron en la ciudad de México, a finales de los setenta, Rovirosa ocupaba el puesto de se-cretario de Recursos Hidráulicos del gobierno de la República, que encabezaba José López Portillo.

―¿De dónde eres? ―

Junto a Leandro Rovirosa Wade y López Portillo, en la inauguración del Tribunal Superior de Justicia de Tabasco en Plaza de Armas (1980)

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le preguntó Rovirosa en aquella ocasión. ―De Juárez y Reforma ―contestó Ventre. ―¡Cómo! ¿Chiapaneco? ―respondió Rovirosa con otra pregunta.

Con esa ironía que lo ha caracterizado y que con-serva intacta hasta la fe-cha, Ventre Aguilera, indicó:

―No señor. Soy de la Zona Remodelada, del centro de Villa-hermosa― aludiendo que nació entre las calles Juárez y Reforma.

Nos estacionamos frente al portón. Se bajó del auto Erik Gar-cía Madrazo, compañero nuestro y coordinador de Comunicación So-cial de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Tabasco (CEAS) —antigua Sapaet—. El viento de agosto inflaba su camisa blanca de manga larga... Y apretó el botón.

―Buenas tardes ―se es-cuchó amablemente la voz de una empleada doméstica des-

de la bocina del interphone.

―Disculpe, ¿es la casa de Ernesto Ventre?; es que nos dieron este número.

―No es aquí —y dijo un número que no al-cancé a escuchar—. Pero no hay ningún problema, pasen. Y el portón se abrió acom-pañado de un eléctrico sonido.

Ventre tiene―como dijeraAndrés Iduartesobre CarlosPellicer― esebalanceo típicode la marchade los hombresdel trópico

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Entramos a sombras fres-cas en un sedán color rojo, íbamos en él: Heberto Jiménez Arias —Director de Operación, Manteni-miento y Control de Calidad del Agua de la CEAS—, José Luis Priany Olán —quien manejaba el vehículo y recabaría el video de la entrevista—, Erik García Ma-drazo y un servidor, Jaime Ruiz Ortiz, el que suscribe estos textos.

Un vecino de enfrente sale de su casa a echar un vista-zo al grupo de desconocidos que llegan, más para cerciorarse de quiénes son los que interrumpen la calma de un exclusivo resi-dencial, tan poco acostumbrado a recibir visitas, que por otra cosa. Unos niños chapotean en la alber-ca, se refrescan del calor del mes de agosto a las cuatro y tantos de la tarde. Se respira un ambiente de tranquilidad. Bajamos el equi-po: maletas, cámaras de video digital, micrófonos y grabadoras.

En el piso escarlata del patio, el sol clava algunas agu-jas de luz; mientras los verdes helechos dan un ambiente de ar-

monía y frescura a la mirada.

A un costado de la puer-ta nos recibe un anuncio: La casa de los abuelos. La esposa de Ventre abre la puerta y sale a nuestro encuentro con grandes sonrisas: “Pensamos que ven-drían a las cinco” —expresa—. Nos invita a pasar y nos recibe con grandes vasos de cristal re-pletos con refresco de naranja.

Trabó algunas pala-bras amables con nosotros:

“El que estaba inventando esto cuando eraSecretario deRecursosHidráulicos,era usted;ahora no se vale que se raje…”

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El presidente José López Portillo; Carlos Torres Manzo, gobernador de Michoacán yErnesto Ventre, entonces Gerente de Recursos Hidráulicos de ese estado, en el Alto Lerma.

26 de diciembre de 1976

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“Voy por él” ―dijo―, y des-apareció detrás de otra puerta. Mientras tanto, aprove-chamos para instalar el equipo.

Dentro de aquel ho-gar nos llega cierto olor a co-cinas, a sala de los ochenta, a muebles confortables, a paz. Hubo mezcla de nervio-sismo por estar a punto de cono-cer a este emblemático e histórico personaje. Me preguntaba: ¿qué edad tendrá?, ¿cómo será la perso-na que saldrá de aquella puerta?, ¿alto, delgado, bajo de estatura?, ¿quejoso o rezongón?, ¿o acaso será un hombre alegre, amable y platicador?, ¿de qué color será el timbre de su voz?, interrogantes que volaban como moscas sobre mi cabeza. Habíamos escuchado algunas cosas sobre él: algunos lo catalogan como El Conocedor; otros afirman que “es uno de los hombres que saben más del agua en Tabasco”, y hubo quienes se referían a él, simplemente, como “el histórico fundador de Sapaet”.

Minutos después sale Er-nesto Ventre del umbral de una puerta anexa a la sala ―alto, delgado, un poco blanco; vesti-do elegantemente con pantalón color café y guayabera marfil; ojos llenos de asombro; boca don-de escapa una sonrisa un poco chueca, como señal de las bata-llas contra alguna enfermedad no muy lejana―, quien semeja la imagen de un político en sus buenos tiempos: saludador y son-riente. Viene tomado de la mano de Araceli Sastré, su esposa.

“A Villahermosa la inundaron un par de inteligentes que pararon unosmotores en elcárcamo, paraque no se echaran a perder, porque eran muy caros”

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Ventre tiene ―como di-jera Andrés Iduarte sobre Carlos Pellicer― “ese balanceo típico de la marcha de los hombres del trópico. ¿Alguien ha hablado ya del ritmo y la cadencia del paso de los tabasqueños? Los ojos en el espacio, el pie alegre y ligero, casi danzante, en el ajedrez del suelo”. Ernesto Ventre Aguilera nace en Villahermosa, Tabasco, el 20 de octubre de 1933. Se titu-ló como Ingeniero Civil, y obtu-vo la especialidad en Hidráulica por el Instituto Politécnico Na-cional, de donde egresó en 1957.

Según su definición —apunta irónico, sonriente—: “La ingeniería es la administración del ingenio. Así de sencillo. Pero más vale en muchos casos ser ingenioso que ser ingeniero.”

Ya instalados en la como-didad de aquella sala, Ventre expli-có, entre otras cosas, que el nom-bre de SAPAET vino vía oficio desde la ciudad de México, y que aunque lo más difícil que había era el personal, su mayor satisfacción

en los más de dos años que estuvo a cargo del organismo, fue por una anécdota de un operador de una maquinita para limpiar drenajes. A partir del momento en que se conocieron Rovirosa y Ventre —cual hidrógeno y oxíge-no—, formaron una dupla inse-parable, gran mancuerna laboral y amistad que desembocó en la creación de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Es-tado de Tabasco (por sus siglas: SAPAET), el primer organis-mo operador del agua en el país.

Cómo fue que todo comenzó En un principio lo que tra-taron fue contemplar la posibili-dad que Tabasco se convirtiera en el estado piloto para poner en mar-cha el primer organismo de agua potable y alcantarillado del país. Guiados por el argumento y bajo la lógica de que Rovirosa Wade había sido el secretario de Recursos Hidráulicos, y ahora era

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el gobernador del estado de Tabas-co, mandaron para acá la creación del primer organismo estatal que manejara el agua potable; para ser más precisos: “El primer sistema sobre el manejo de agua potable en toda la República Mexicana.” Entonces le envían a Rovi-rosa un oficio muy bueno y bien detallado, en cuyas páginas se ex-ponía la problemática y propues-tas de lo que se podía y debería hacer, con respecto al manejo de los sistemas de agua potable en Tabasco y —más aún— en el país.

―No, éstos lo que quie-ren es enredarme ―fue la pri-mera impresión que tuvo Rovi-rosa sobre este documento―. Éstos me quieren mandar un problemón de tipo político.

—Y me mandó llamar —recuerda Ventre.

―Oiga Ventre, ¿qué opina de esto?

―Hay una cosa ingenie-ro, le voy a ser franco ―contestó

Ventre Aguilera―: el que estaba inventando esto cuando era se-cretario de Recursos Hidráulicos en la ciudad de México, era us-ted; ahora no se vale que se raje; ahora no se vale que me diga que este es un problema político. Yo trabajaba con él en la Dirección de Obras Públicas, pero ade-más lo auxiliaba en otras áreas.

Le habían quitado al Sector Salud todo lo que era agua potable y alcantarillado y me lo habían endosado a mí, por la poca o mucha experien-cia que tenía en esa cuestión. Entonces me dice Rovi-rosa: “Vamos a hacer una cosa: qué le parece si usted se va con-migo en las buenas y en las ma-las para la creación de este orga-nismo.” Pues si usted dice que me voy con usted, yo le recuerdo que no vine aquí por cuenta mía; yo vine por cuenta suya. No lle-gué aquí a poner un puesto de Obras Públicas. Usted me dijo: ‘Véngase a trabajar aquí’. Y aquí estoy. Si ahorita me dice: ‘Vénga-se a Obras Públicas. Te dedicas a

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eso’, me dedico a eso. Si me dice (chasqueando los dedos): ‘¡A la calle!’, pues me voy a la calle...

Al ingeniero Rovirosa lo que le interesaba era que, cuan-do le preguntaran: “cómo está el abastecimiento del agua potable”, él pudiera contestar: “estamos trabajando en el cien por ciento de los sistemas construidos, y la construcción de los sistemas ac-tuales está en un avance de tanto por ciento”. “En números muy fríos —pidió—, no quiero co-sas muy impactantes.” Entonces me dijo: “Hágame un plan para que esto empiece a funcionar.”

El nombre SAPAETvino de México —El nombre de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado fue el primero que se le dio —ex-plica Ernesto Ventre—, vino en un oficio de la ciudad de México para crear lo que sería la ofici-na de Servicios de Agua Potable.

El documento estaba acompañado de un encabeza-do que decía: SERVICIOS DE AGUA POTABLE Y ALCANTA-RILLADO. En ese momento lo único que hicimos fue agregarle: DEL ESTADO DE TABASCO. De ahí surgió lo de SAPAET. La federación fue la que le puso el nombre. Se pudo haber llamado de mil maneras, pero en ese mis-mo instante se decidió que el orga-nismo operador se llamaría SER-VICIOS DE AGUA POTABLE Y ALCANTARILLADO DEL ES-TADO DE TABASCO (SAPAET).

Una vez que arreglaron el asunto del nombre, Ventre co-menta: “Y como a mí nunca me ha gustado andar gastando dinero de más, entonces el que estaba a cargo del sistema de Villahermo-sa ya tenía un logotipo. Pues ese logotipo ya no es de Villahermo-sa —le dije—, es del estado, es de SAPAET. ¿Que cuánto costó? Que costó 50 mil pesos. No im-porta. ¿Que lo hizo fulano de tal que es una maravilla? También es lo de menos. Ahora le quitamos donde dice lo de Villahermosa y

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le ponemos SAPAET. En lugar de estar mandando hacer uno nuevo con un buen dibujante, manden hacer calcomanías de los Servi-cios de Agua Potable y Alcanta-rillado del Estado de Tabasco, y se las ponemos a los vehículos.”

―¿Cuáles eran los servicios que brinda-ba Sapaet en un principio?

—En un principio —dice Ventre— SAPAET era el estu-dio, el proyecto, la construcción, la operación. Era todo. Los Ser-vicios de Agua Potable de Ta-basco se podían comparar con una empresa que se dedicara a todo lo referente al agua potable.

Durante el tiempo que estuve no cortamos un solo ser-vicio. Nosotros mandamos hacer agujeros a un montón de veintes ―monedas de 20 centavos que se usaban en los años ochenta—, que coincidían con el tamaño de la conexión del medidor. Como no estaba permitido cortar el agua —la ley dice restringir, no cortar—, entonces mandamos hacer aguje-

ros a un montón de monedas de esas y, pegadas a las rondanas de hule, las metimos y las pegamos bien; y podía decir: “Ahí hay servi-cio, ahí pasa un hilito de agua, así que la gente no me puede atacar”. Pero eso sólo lo va vien-do uno cuando conoce el proble-ma. Como digo: el chiste no es saber hacerlo; el chiste está en

El histórico documento enviado por la federación, para la creación de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco, SAPAET; el primer organismo

operador del agua del país

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tener idea de dónde pescar esto o lo otro, armonizar las fuerzas que tenga uno por ahí, empu-jar y ser un buen coordinador. ―¿Se inundó Villahermo-sa alguna vez cuando estuvo usted a cargo de la antigua SAPAET?

—Miren, Villahermosa se inundó, y para mí fue una de las desgracias que tuve. Lo inunda-ron un par de gentes muy inteli-gentes que pararon unos motores

en el cárcamo (que según ellos se iban a echar a perder porque eran Rolls-Royce y eran muy caros). Nada más porque le llegaban las aguas al cárter pararon los moto-res, porque estaban muy caros.Eso originó una inundación.

Gracias a un superinten-dente de la Comisión Federal de Electricidad —que me enten-dió—, y gracias a un comercian-te de la ingeniería: el ingeniero Jorge Pérez Cruz, fue que echa-

Ernesto Ventre con Heberto Jiménez Arias y Erik García Madrazo,contando la historia de cómo nace SAPAET

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mos fuera toda el agua; rápido.

Después de 72 horas —que tuvimos con qué hacerlo— conectamos y echamos a andar de nuevo todas las bombas con motores eléctricos. Tuvimos que hacer un circo, pero sacamos toda el agua de ahí. Entonces pude ir a decirle a Rovirosa: “estamos bom-beando con cinco motores, y sólo nos falló un equipo que estaba echado a perder”. Esa fue también para mí una gran satisfacción.

El agua potable a muchos no les importa. A la comunidad, en un momento dado, no le interesa el agua potable. Lo que quieren es agua, no importa si es potable o no. Si alguien llega y les pone una llave puede que ni la abran, puede que digan “no me interesa”, y cuando uno les dice “tienes que dar cinco pesos mensuales para esto”, ¡uf!, ya hubo problema.

― ¿Cuánto se está cobran-do por el servicio de agua potable? —pregunta Ventre.

― Ahorita nada más se co-

bra un 30 por ciento de lo que es el agua potable —intervino Heberto. ― ¿Sabe desde cuándo no se cambia el precio? No sé —se responde Ventre a sí mismo—, pero en las cabeceras municipales hay la vacilada esa de que es más caro el manejo de cárcamos y re-des de alcantarillado, que el sumi-nistro de agua potable. En la época que yo me hice cargo de SAPAET se cobraba 7 pesos, que era la cuo-ta mínima. Con 7 pesos no sacaba uno el costo del metro cúbico de la planta; pero a la vez nos costaba entre 10 y 11 pesos sacar el metro cúbico de agua negra. Entonces, ¿cómo era posible que no se pa-gara el servicio de alcantarillado? Por eso, un día le dije al gobernador Rovirosa: “Fíjese que tengo este problema”. “¡Pues es su problema —me contestó—, pero usted no me sube las tarifas!”

Ventre sabía que, de acuerdo con la ley, se necesita la autorización del Congreso para subir el costo de los servicios.

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―Pues no voy a subir las tarifas, pero a partir del próximo recibo, voy a cobrar el 10 por ciento por el servicio de alcantarillado, y a ver qué pasa. Mire —continuó—, si sucede algo malo pues usted me corre, y ya después veremos. ―Pues haga lo que quiera. Ya lo dijo usted ―con-testó el gobernador―: Si se pone la cosa fea, lo corro.

Ventre reconoce que su relación con Leandro Rovirosa había sido, desde hacía algunos años que se conocían, a veces con diálogos duros y con un lenguaje irónico y directo. “Yo sabía que no me iba a correr”, apunta Ventre. “El caso que yo les dije —prosi-gue Ventre—: pónganle el 10 por ciento de la tarifa de agua pota-ble, que es cobrar sobre 7 pesos. No pasó nada. A ver, a esos de 7 pesos, súbansela a 10 la de agua potable, y les vamos a cobrar 1 peso de alcantarillado. Y a los dos o tres recibos, vamos a cobrarles 20 por ciento de alcantarillado.

Cuando no pasa nada, quie-

re decir que no les duele la bolsa. Cuando duele la bolsa, inmedia-tamente la gente brinca, pero si está uno fregando y amenazando: ‘te voy a subir la tarifa’, ‘te voy a pegar’, mejor de una vez te pego. Después de tres o cuatro bimes-tres no pasó absolutamente nada.”

― ¿Cómo se conocieron usted y Rovirosa?

—La historia es así: el in-geniero Leandro Rovirosa Wade y yo nos conocíamos de muchos años atrás, pero con un trato sin mayor trascendencia. Yo tenía 12 o 13 años trabajando en la Secretaría de Recursos Hidráulicos cuando a él lo nombran secretario. Yo ya te-nía ciertos antecedentes bastante buenos dentro de dicha Secreta-ría, pero a mí no me gustaba andar buscando paisanos. Más bien me manejaba bajo la filosofía de “lo que cuenta es el trabajo de uno”. Al llegar como secretario el ingeniero Rovirosa, a los 15 días ya había la Asociación Tabas-queña de Contadores en la Secre-taría de Recursos Hidráulicos; la

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Asociación Tabasqueña de no sé qué; se llenó aquello de Asocia-ciones Tabasqueñas; y recuerdo que me dijo un compañero: “¿No vas a ir a saludar al ingeniero Ro-virosa?” Contesté que no. “Oye, tienes que ir. Te conviene”, insis-tió. Lo que pasa que el ingeniero Rovirosa no tiene educación, le dije. “¿Estás loco? ¿Por qué pien-sas eso?”, me preguntó de nuevo mi compañero. Yo no estoy loco, le dije, porque yo ya estaba aquí y él es nuevo. El que tiene que ve-nir a saludarme es él, pues yo ya estaba aquí antes, cuando él llegó.

Los días primero de ene-ro se presentaba el programa en donde, desde luego, las inversio-nes grandes eran de irrigación. Aunque a la secretaría entré por el lado de irrigación —continúa Ventre—, en Michoacán me cam-biaron al agua potable, y de ahí fui a dar a México en donde estu-ve mucho tiempo; pero mi origen era irrigación, y siempre los pues-tos buenos se los daban a la gen-te de irrigación, no a los de agua potable; a los de agua potable nos veían como gente de menos.

El caso es que fuimos esa vez a ver el programa que presen-taban y veo que la inversión más grande que había en la secretaría era agua para el Distrito Federal; entonces se forman dos geren-cias, una del norte y otra del sur, pero la del norte era la regulari-zación de una oficina que ya es-taban trabajando ahí, y en el sur no había nada. Entonces agarro y me meto en la cabeza que me convendría ser el jefe de aquello. Salgo de la reunión infor-mativa del ingeniero, me voy a mi oficina y le pido a mi secretaria: ‘En tarjetas del tamaño de las que usan en la particular, me va hacer un acuerdo’, y le expliqué lo que le iba a poner. ‘Oiga, ¿usted conoce al ingeniero Rovirosa? —pregun-tó ella—, pues eso está para que se lo lleve un amigo del ingeniero Rovirosa.’ Bueno, a ver qué pasa. Me busqué la persona ade-cuada: un chismoso, un argüende-ro que yo sabía que le iba a llevar ese papel. En una hora el ingenie-ro Rovirosa tenía ese papel entre sus manos, y a la hora y media,

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dos horas, él mismo [mensaje-ro] me habló para devolverme el recado, me dice: ‘Oye yo no sa-bía que estabas tan bien parado con el ingeniero Rovirosa. ¿Por qué?, cuestioné. Porque aquí está firmado, me dice, por el inge-niero Rovirosa el acuerdo, pues que ya eres el jefe de aquello’. Ah, caray, soy importante —pensé—. Y así fui a dar a un pro-yecto que se desarrolló en Chalco.”

La mayor satisfacción la-boral de Ernesto Ventre Aguilera, cuando estuvo a cargo de los Ser-vicios de Agua Potable y Alcanta-rillado del Estado de Tabasco, la recibió de un operador. En esos tiempos no contaban con un equipo de desazolve de los que hay ahora, sólo tenían una maquinita —como suele llamarla— que compró don Agustín Beltrán cuando fue alcal-de sustituto de la ciudad de Villa-hermosa. “Esta maquinita era lo único con lo que contábamos para limpiar drenajes”, comenta Ventre. ―Quiero que me hagas un favor, pero es urgente —lo

puso a prueba en una ocasión un comandante de la zona militar. El soldado explicó que frente al Hospital Militar estaban “tapa-das las tuberías” y “tenía un re-lajo” en la unidad militar. “¿Me las puedes mandar a limpiar?”

―Voy a tratar de hacer lo más posible, pero considere que es nada más un camioncito que lleva un juego de mangueras; el opera-dor solito tiene que meter la man-guera, meter agua a presión, bom-bear el agua, —argumentó Ventre. Pero cuente con ello mañana. Al día siguiente salí tem-prano de mi casa. Cuarto para las siete estaba ya en la Planta Po-tabilizadora Villahermosa, y el camión permanecía estacionado con los tres auxiliares. Llamé al operador: “Vete a la zona mili-tar; busca al general tal, y le vas a decir esto y esto…”, le expliqué a detalle. “Ta’ bueno”, contestó.

(Aunque su actitud le-vantó en Ventre una leve sos-pecha de que el operador no había entendido lo indicado)

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Esa misma mañana —continúa explicándonos— asis-tí con otro ingeniero a una junta con Rovirosa Wade al Palacio de Gobierno. Regresamos pronto, como a las diez y media, a la Plan-ta Potabilizadora y, en ese preciso instante, el camión comisionado iba saliendo. “Éste me está vien-do la cara de tonto” —pensé—. “Hace rato hizo como que estaba saliendo pero no fue a ninguna parte”. Detuve el carro y, enfu-recido, le pregunté al operador: —“¿A dónde vas?”, “¿qué te or-dené que hicieras esta mañana?”

(El operador le quedó vien-do confundido, raro y extrañado.)

―Mire ingeniero, yo sé el tipo de regañadas que pone usted —respondió. Fui a la zona mili-tar, como me lo ordenó, a la hora que me dijo, y como a las nueve y media ya estaba yo de regreso. Este es mi tercer servicio de esta mañana, ¿se le ofrece algo más? Ventre entendió in-mediatamente el mensaje y, apenado, le alcanzó a decir: “Disculpa, sigue, vas bien.”

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Todavía parece que hoy día siente cierta mezcla de pena y orgullo por aquella situación ocu-rrida treinta años atrás. Y confiesa: “Esta fue mi mejor satisfacción de mi trabajo, porque dije: este sí me entendió. No tenía uno que estarlo empujando; él solito iba y hacía su trabajo. No se ponía a pensar si traía mangueras o no; él se ponía a trabajar. Eso es lo que uno necesita. Si el jefe está o no en su escritorio, no tiene importancia. Lo que tiene importancia es que el segundo, el tercero, el cuarto y el peón que trae la pala, todos reaccionen igual.”

Al caminar algo le molesta, algo le estorba un poco en un costa-do de su abdomen, sin inquietarle lo suficiente para impedir su firme paso. “Todo en él es viejo, menos sus ojos” —como escribió Ernest Hemingway en su novela El Viejo y el Mar—. Y los de Ventre tienen el color aceituna de los lagos de Tabasco, y son invictos y alegres. Al hablar, no es que se le olviden las cosas. Hay peque-ños lapsos donde se toma ciertos momentos para pensar lo que va

a decir, lo que saldrá de sus la-bios, como quien entra a una casa que hace tiempo ha permaneci-do cerrada; y Ventre entra lim-piando espejos, desempolvando fantasmas, apartando telarañas que crecen como pasto a los re-cuerdos. “De memoria ando más o menos bien; de salud ando un tanto cuanto fregado”, advierte.

El Monstruo del Periodis-mo, es el mote que se ganó Isidoro Pedrero Totosáus; Los Monstruos Sagrados del Rock, lo ocupan es-trellas de la música como Mick Ja-gger, Jim Morrison y Bob Dylan, por mencionar algunos. Pero exis-ten también, en el buen sentido de la palabra, Los Monstruos del Agua, como Leandro Rovirosa Wade, El Hombre de Agua, y Ernesto Ven-tre Aguilera, Creador de SAPAET.

Nos despedimos con gran-des abrazos y, aunque se trata de un hombre cuya estatura puede con-siderarse como normal, sentimos que abrazábamos a un gigante.

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Yo no sabía qué era SAPAET

Mario Ramón Pérez Lanestosa

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Si he perforado pozos petroleros de hasta siete mil metros de profundidad, cómo madres no voy a poder con esto.Mario Ramón Pérez Lanestosa

El segundo día del mes de enero de 1983, Mario Ramón Pérez Lanestosa (Jalapa, Tabasco, 1940) esta-

ba trabajando en los pozos petro-leros de Reforma, cuando el licen-ciado Eduardo Beltrán le habló ese domingo y le dijo a quemarropa: “Te vas a hacer cargo de Sapaet”.

El Ingeniero Petrolero por la UJAT, con 18 años trabajando hasta ese entonces en perforación, que tenía a su cargo a unas dos mil personas y cien equipos de perfora-ción, reconoce que había escucha-do hablar del organismo operador,

pero “no sabía qué era Sapaet”.

― ¿Y por qué yo? ―revi-ró sorprendido el nuevo funciona-rio― ¿quién me puso ahí?

―El gobernador del esta-do se fijó en ti ―respondió Bel-trán.

― ¿Y por qué en mí… si él ni me conoce?

Al día siguiente, en las oficinas de SCAOP, a cargo en ese entonces de Humberto Ma-yans Canabal, le entregan un clip de mariposa con tres llaves, y ahí

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externa su segunda y la que tal vez fue su última duda en los seis años que estuvo a cargo del orga-nismo operador: “Ahora sólo dí-ganme ¿en dónde queda Sapaet?”

“Estoyacostumbrado

a mandar: Nunca me

anduve por las ramas”

En aquellos tiempos, Ta-basco se encontraba entre el lu-gar 25 y 28 en cuanto a agua potable y alcantarillado, y preci-samente una de las prioridades del gobernador entrante era el agua potable y el alcantarillado.

A su ingreso en el organis-mo operador, conoció a los inge-nieros Irineo y a Vera, a Salinas, a Polo y a Morales, quienes lo apo-yaron y le aportaron muchas ideas.

Lanestosa tomó el reto

con seriedad: “Si he perfora-do pozos petroleros de cua-tro, cinco y hasta siete mil me-tros de profundidad, cómo madres no voy a poder con esto”.

De 1983 a 1989, tiempo que Lanestosa estuvo a cargo de SAPAET, se hicieron los cárcamos Tamulté, La Pólvora, El Negro y el de Méndez, “obras monumentales que hasta palmeras les pusimos”.

A través del Programa de Acción Concertada para el De-sarrollo Urbano (PACDU), se ampliaron las redes de agua po-table en los municipios de Co-malcalco, Cárdenas, Cunduacán, Macuspana y Paraíso, y se cons-truyeron líneas de Conducción, redes de distribución, tomas do-miciliarias de los sistemas de agua potable, así como cisternas de rebombeo, tanques metáli-cos elevados y pozos profundos.

En estos municipios se construyeron colectores, emiso-res, atarjeas y descargas domici-liarias de los sistemas de alcan-tarillado, así como los PTAR.

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En Centro, se realizó la nueva Planta Potabilizadora Vi-llahermosa, con más capacidad, en Paseo de la Sierra, que susti-tuyó al pequeño y viejo sistema que había antes ahí, misma que fue inaugurada por el presiden-te de la República, Miguel de la Madrid. Se erigieron los tanques elevados, entre muchas obras más.

Se construyeron lagunas de oxidación en Comalcalco, Cár-denas, Cunduacán y Macuspana.

En Paraíso se hizo una Planta de tratamiento de aguas negras con tecnología moderna y un filtro-rociador; otra planta anaerobias en Cárdenas. Y construyó el siste-ma Benito Juárez, en Macuspana.

Mario Lanestosa es un ál-bum de anécdotas. Cuenta que una vez viniendo de Cárdenas, junto al igeniero Felipe Irineo, Señor, Clave-veinte Clave-veinte, le dijo por radio don Atilano, el operador, el gobernador lo necesita con ur-

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gencia en el Palacio de Gobierno, por un asunto de Benito Juárez.

―Ese proyecto ya lo te-nemos pero es carísimo ―advir-tió Irineo. Y nunca han autoriza-do el dinero porque todavía no hay nada; hay que hacerlo todo.

Se trataba de un gran proyecto concebido desde el tiempo de Carlos Alberto Ma-drazo Becerra, mismo que no se había llevado a cabo.

“Si ya aguantaron treinta años―respondió

González Pedrero―, porqué no van

aguantartres meses más”

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Tenían que ampliar-lo, corregirlo, perfeccionarlo y, más difícil aún: construir-lo. Era una obra monumental.

Por lo que al Palacio de Go-bierno arribaron provenientes de San Carlos (Macuspana), un grupo de mujeres “enardecidas”, “de ar-mas tomar”, acompañadas de sus maridos y de un delegado munici-pal que era una fiera, a exigirle al gobernador una pronta solución.

¿Y cuál era el problema? Los habitantes de San Carlos cla-maban por el servicio de agua potable desde hacía tres décadas.

Al llegar el ingeniero La-nestosa a la sede del ejecutivo es-tatal, con el proyecto imaginado en la cabeza, con los datos que le dio Irineo; el gobernador del estado Enrique González Pedrero mani-festó frente aquella multitud enar-decida: “Aquí ya llegó el director de Sapaet… aquí les va a decir a ustedes cuándo vamos a tomar un vaso de agua potable a San Car-los… A ver ingeniero, ¿cuándo?”

―En tres meses Señor ―le dije. González Pedrero ―cuyo lema de campaña había sido Hablarán los hechos―, les dijo una frase que los tranquilizó: “Si ya aguantaron treinta años, porqué no van aguantar tres meses más”.

―Lo querían hasta besar ―recuerda Lanestosa sonriendo.

Al darse vuelta la mul-titud rumbo a San Carlos, ale-gres. Mario Lanestosa estaba retirándose del lugar, cuando “¡Hey!” ―lo llamó el goberna-dor― “Ven para acá”. Lo sienta enfrente y le pregunta en corto:

―Dígame la ver-dad ingeniero. ¿Se hace la planta en tres meses?

―No Señor ―contes-tó. La obra es de año y medio, mínimo. Pero si yo decía que en año y medio estaría lista, us-ted no se quita esta gente de aquí… y le queman el Palacio.

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A partir del día si-guiente arrancaron los traba-jos con una inversión inicial de 100 millones de pesos, y des-pués vinieron más recursos.

Avanzaron rápido. “Uste-des mismos van a ser los supervi-sores de la obra, y si algo está mal hecho, me dicen y yo hago que se rompa y se haga de nuevo”, ―re-petía Lanestosa. La gente estuvo pendiente. Muchos tubos, albañi-les, material de primera, con tan-que elevado y todo, subestación eléctrica y planta potabilizadora.

Aunque tardamos año y medio, todo quedó perfec-to; nadie se quejó de nada. Ellos estaban felices porque veían que estábamos trabajando.

Durante la gestión de La-nestosa en SAPAET, el cambio fue significativo en cuanto al agua potable y alcantarillado se refiere.

De acuerdo a los “Infor-mes de gobierno” de Enrique González Pedrero, publicado en Tabasco a través de sus gober-

nantes (1983-1987); en 1982 la cobertura del agua potable era del 39% y de alcantarillado el 25%. Para 1987 incrementó, ya que el 54.1% de los hogares dis-ponían de agua potable, y el 33% del servicio de alcantarillado. Mario Ramón Pérez, El Gato Lanestosa como le dicen sus amigos, es una especie de sar-gento. En los seis años que estu-vo al mando de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco, SAPAET, explica que nunca tuvo ningu-na problemática, porque “estoy acostumbrado a mandar: Nun-ca me anduve por las ramas”.

A sus setenta años de edad, visitado en su casa ubicada en la calle Secretaría de Economía de la colonia López Mateos, en Vi-llahermosa; solo, delicado de sa-lud pero con mucha fuerza, entre cajas de pastillas y recetas médi-cas, entre libros que ahora lee en sus ratos libres, dice que en Pe-mex nunca tuvo ninguna falta ni un retardo. Tampoco en Sapaet: “Cuándo diantres voy a tener una falta en Sapaet, si ahí dormía yo”.

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El hombre, el gobernante y la memoria del agua

Andrés R. Granier Melo

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En SAPAET me formé y me dio la gran oportunidad de conocerlos sitios más recónditos de Tabasco.Andrés R. Granier Melo

UNO

En los años noventa, su tío Francisco Armen-gol Hernández —con una clara visión pre-monitoria—, le dijo:

“Tú vas a llegar a ser gobernador.”

El primero de enero de 2004, un día después de haber fi-nalizado su trienio como alcalde del municipio de Centro, Andrés Granier se presentó en el progra-ma radiofónico más escuchado por los tabasqueños: Telerepor-

taje. Ese día, informaba que ini-ciaba su camino rumbo a la gu-bernatura del estado de Tabasco.

“Algunos podrían cata-logar que estás loco” —le dijo el locutor Jesús Sibilla— por el tiempo que todavía falta-ba para la siguiente votación.

Faltaban tres años para la elección del primer mandatario, y Granier afirmó esa mañana, con voz rotunda y la mirada fija en

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el objetivo que se había trazado: “Comienzo hoy. Son tres años. Tocaré puerta por puerta. Cami-naré todo el estado. Visitaré la mayoría de las casas de Tabasco y les platicaré de mi proyecto.”

Pero El Químico sabía que el camino no sería fácil.

Andrés Rafael Granier Melo nace en la ciudad de Villa-hermosa, capital del estado de Tabasco, el 5 de marzo de 1948.

Hombre con una sólida formación profesional y auténtica vocación de servicio. Su profesión de Químico Fármaco Biólogo, la ha ejercido tanto en el ámbito privado como en el sector público, siem-pre vinculada a la salud y al agua.

El Químico, como cariño-samente lo llama la gente, reco-noce que su “fuerza” se la debe al pueblo. Con estudios de posgrado en Administración Pública Estatal y en Administración Pública Mu-

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nicipal —ambos en la Universidad Nacional Autónoma de México—, ha servido a la ciudadanía de ma-nera cercana y eficaz, poniendo a práctica todos sus conocimientos.

En 1985, como director de Control de Calidad del Agua de los Servicios de Agua Pota-ble y Alcantarillado del Estado de Tabasco (SAPAET), Granier Melo creó los Comités Autoad-ministrados de Agua Potable en Comunidades Rurales, que hoy son conocidos a nivel nacional e internacional con el nombre de Unidades de Desarrollo Sus-tentable del Agua (UDESA).

Estas estructuras socia-les, enseñaron a las comunida-des a darle un valor al agua y conocer realmente cómo está constituido un sistema de agua potable, entre otras bondades.

Uno de sus logros en esa época, fue haber beneficiado a más de 250 comunidades con la dotación de agua potable y alcan-tarillado, superando la meta pro-gramada. El secreto: incorporó a

los ciudadanos en la solución de sus propios problemas. Ello posi-bilitó hacer más y mejor las cosas.

En 1989, junto a un gru-po de ex compañeros de trabajo de SAPAET, decide irse a la ini-ciativa privada, e ingresa a tra-bajar a la empresa Ultralácteos.

Posteriormente, Andrés Granier regresa, en 1992, a los Servicios de Agua Potable y Al-cantarillado del Estado de Tabas-co, pero ahora como director ge-neral, invitado por el gobernador interino Manuel Gurría Ordóñez, puesto que ocupó hasta 1994.

Granier tenía un poder distinto al

de sus otroscontendientes, el más importante:

El Poder delPueblo

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Entre 1995 y 1997 —siendo gobernador del estado Roberto Madrazo Pintado—, Granier se desempeña como di-rector de Desarrollo Social del Ayuntamiento de Centro, pues-to que le permite recorrer conti-nuamente el municipio, llevando programas y proyectos produc-tivos que dieron bienestar social y económico a muchas familias.

En el año 2000, gana por mayoría abrumadora la Presiden-cia Municipal de Centro: el corazón político y económico de Tabasco.

Durante su administra-ción, se simplificaron los procesos administrativos y se fomentó la profesionalización de los servi-dores públicos. Se fortalecieron las finanzas municipales, se dio un fuerte impulso al desarrollo económico con distintos progra-mas, se mejoró la prestación de los servicios públicos y la infra-estructura física de Villahermosa.

Al mismo tiempo, inició la construcción del Centro de En-tretenimiento y de Negocios del Malecón (CENMA), un espacio ubicado a las orillas del río Grijal-va —en el centro de la ciudad—,

Recibiendo su constancia de mayoria

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que dio vida a una de las zonas más importante de la capital.

Más tarde ocupó la pre-sidencia de la región Sur, de la Federación Nacional de Muni-cipios de México (FENAMM).

DOS

El 31 de diciembre de 2003, con-cluyó su mandato constitucio-

nal como Presidente Municipal de Centro y de inmediato inició su camino hacia su gran proyec-to: la gubernatura de Tabasco.

Participó y ganó la elec-ción interna de su partido, el PRI, para definir al candidato al go-bierno del estado. Andrés Gra-nier tenía un poder distinto al de sus otros contendientes, el más importante: El poder del pueblo.

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La gente se volcó en apo-yo al “Químico” surgido de las filas de SAPAET. En todas par-tes se veían bardas pintadas, lo-nas y espectaculares con el lema: Une a Tabasco. Únete a Gra-nier. Propios y extraños se su-maron en apoyo a su campaña.

Las elecciones se llevaron a cabo el domingo 15 de octubre de 2006, en un clima de paz y tran-quilidad. Granier —el ex director de SAPAET, el químico que soñó alguna vez con ser gobernador—, resultó ganador con 436 mil 836 votos; 80 mil votos más que su cercano competidor, César Raúl Ojeda Zubieta, de la Coalición por el Bien de Todos, encabezada por el Partido de la Revolución Demo-crática, PRD; y más de 400 mil del abanderado de Acción Nacional, Francisco Cáceres de la Fuente.

Aquel triunfo contundente, fue un verdadero tanque de oxíge-no para el PRI nacional, que venía de perder —por segunda ocasión— la Presidencia de la República.

Analistas políticos de la

talla de Federico Reyes Hero-les, Pablo Hiriart y Jesús Silva-Herzog Márquez, indicaban que la victoria de Granier, ayudaría al tricolor a obtener más triunfos en los próximos comicios a reali-zarse en distintos estados del país.

La forma de hacer políti-ca de Andrés Granier, es de ma-nera incluyente y participativa. Entre sus principales objetivos de gobierno estaban la justicia y la seguridad para las familias, atención efectiva de la pobre-za y la reactivación del campo.

Para El Químico, lo más importante es llevar jus-ticia social a todos, pero pri-mero, a los que menos tienen.

“El aguase llevó

mi títulocolgado

en la pared”

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En el año 2007 enfrentó las peores inundaciones de Ta-basco 1. Las aguas cubrieron más del 70 por ciento del estado y el 80 por ciento de la capital, Villa-hermosa, dejando como saldo más de un millón de damnificados, con daños y pérdidas por el orden de los 33 mil millones de pesos, de acuerdo al estudio realizado por la Comisión Económica para Amé-rica Latina y el Caribe (CEPAL) y el Centro Nacional de Preven-ción de Desastres (CENAPRED).

Durante aquella inunda-ción, Andrés Granier caminó de manera incansable entre el agua y el lodo, para conocer y aten-der directamente las necesidades de la gente. También para orga-nizar a la población en las tareas de evacuación de aquellas zonas inundadas y con alto riesgo, así como en las labores de distribu-ción de ayuda y de protección del patrimonio de las familias, y de los sitios estratégicos que aún no eran afectados por el agua.

Acudía seguido a los no-ticiarios de Televisión Tabasque-ña —la televisora propiedad del gobierno estatal— para informar la situación de la presas, los ni-veles de los ríos y del agua en las colonias inundadas, el número de damnificados, así como la ubica-ción de los refugios temporales que se habían instalado y de la creciente cifra de damnificados.

En pocas palabras, Andrés Granier asumió el li-derazgo de la labor informa-tiva —de orientación y de pre-vención— en esos momentos difíciles para todos los tabasqueños.

Constantemente aparecían mensajes en apoyo a su labor. Hubo un niño que le escribió un poema y se lo recitó en la televisión, en el que le pedía que tuviera fuerzas y que no se cansara de caminar en apoyo al pueblo de Tabasco.

Durante la inundación, Granier concedió muchas entre-

1 En los siguientes años, Tabasco sufriría otras cuatro grandes inundaciones consecutivas como ningún otro estado del país en la historia moderna de México.

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vistas a medios de comunicación nacionales e internacionales con corresponsales de canales chi-nos, estadounidenses, árabes, franceses, así como de las agen-cias Reuters, AFP, AP, EFE, Al Jazeera y la BBC de Londres —entre muchas otras—, que cu-brían aquellos acontecimientos.

Una joven francesa que había venido a Tabasco años atrás durante un intercambio académi-co, le escribió por el Messenger desde Francia, a quien había sido

su maestro en la Universidad del Valle de México de Villahermo-sa, el joven cronista tabasqueño Kristian Antonio Cerino, y le dijo:

―Maestro, ¿desde dón-de me escribe? ¿Qué bueno que está usted bien? Agregó: Sé que Tabasco está bajo el agua. Estoy viendo que el gobernador [Gra-nier] está hablando en la televi-sión [francesa]. “Las imágenes son devastadoras”, sentenció.

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Tiempo después, apuntaba este periodista:

―Ellos creían que Villa-hermosa habia quedado sepultada como una Atlántida bajo el agua. La prensa definió aquello como “la peor de las tragedias” vi-vida por Tabasco en toda su historia. Los helicópteros volaban como libélulas sobre una charca. En Internet circulaban las imáge-nes del fotógrafo tabasqueño Jai-me Ávalos, que lo decían todo. En ellas se apreciaba a la cabe-za colosal de la cultura Olmeca, custodiada por costales de are-na como un guerrero milenario sumido en agua hasta el cuello.

La gente de todos los esta-dos se volcó en apoyo a Tabasco. Constantemente aparecían mensa-jes para que el pueblo mexicano donara ropa, víveres, medicamen-tos y todo lo que fuera necesario.

El equipo de fútbol espa-ñol Real Madrid, donó un porcen-taje de las ganancias del partido

que jugó contra El Mallorca en el estadio Santiago Bernabéu. El re-joneador Pablo Hermoso de Men-doza dedicó corridas de toros a los afectados. Artistas como Miguel Bosé, ofrecieron conciertos y lle-garon a donar un porcentaje de sus ganancias para los damnificados. Tabasco era ―tal y como lo había descrito el poeta Carlos Pellicer más de medio siglo an-tes―: “Más agua que tierra.”

Tabasco estaba en el om-bligo del mundo, en los ojos del mundo.

TRESPara la realización de este libro, El Agua tiene Memoria, platica-mos con Andrés Granier Melo. El patio de La Quinta Grijalva— re-cinto oficial del titular del Poder Ejecutivo estatal— está rodeado por una vecindad de loros parlan-chines, flamingos que detienen la tarde entre sus patas, espátulas mordisqueando el agua en busca del sustento, celosas avestruces

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y ágiles venados que acentúan el paisaje adoquinado de La Quinta.

Lo esperamos durante al-gunos minutos en el interior de una cómoda sala barroca, ador-nada con flores frescas y frutas tropicales de temporada, que además de su aroma ofrecían su vistoso color. El Químico acu-de al encuentro. Saluda y escoge sentarse en un mueble de aquella sala. Bromea mientras acomo-da unos cojines para sentirse un poco más a gusto y pide un té.

Le acercan un celular. Atiende una llamada de últi-mo momento. Al finalizar, el té se encuentra servido. El Quí-mico está listo para conversar.

Después de hablar sobre sus inicios en SAPAET y de evo-car a los amigos —recordando a todos por sus nombres— nos ha-bla de los momentos más difíciles de su gobierno y de su vida, así como de aquella histórica inun-

dación de 2007, de la que nun-ca ―dice― se sintió rebasado.

“Los momentos más difíciles fue cuando práctica-mente estaba perdida la ciu-dad como si fuera una guerra. Nunca pensé en ‘tirar la toalla’, pues soy un hombre acostumbra-do a luchar a contracorriente.

Recuerdo que eran como las dos o tres de la mañana, estaba en el Malecón 2 a la altura del Mer-cado Pino Suárez. El agua estaba rompiendo la costalería. Buscaba por radio al ingeniero Héctor Ló-pez 3 y a la ingeniera Clisceria 4 , pero no los encontraba, pues ellos andaban por la colonia Gaviotas. Pocas veces he platica-do esto ―confiesa con el temple de un hombre de sesenta y cua-tro años―. Me bajé de la ca-mioneta, me apoyé en la barda del Malecón. Sentí rabia al ver cómo el agua nos ganaba la ba-talla y también impotencia de no

2 Malecón de la Ciudad de Villahermosa.3 Secretario de Asentamientos y Obras Públicas.4 Directora General de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco,después Comisión Estatal de Agua y Saneamiento.

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poderla detener. Yo sabía en ese momento la magnitud de lo que iba a pasar, sabía el tamaño del daño que venía, podía medirlo en base a mis conocimientos”.

En este momento Granier se pone más reflexivo. Voltea ha-cia todas partes. Mira hacia el piso de mármol. Reflexiona. Suenan las campanas anunciando la misa de las seis en la Catedral de Tabasco,

que está a unos pasos de la Quinta.

“Recuerdo que se me sa-lieron las lágrimas. No me pude contener y esa noche me puse a llorar”, dice con sus manos toma-das una contra la otra ―con los de-dos cruzados: “Son experiencias pasadas”, externa pausadamente, mientras inhala un poco de aire. Sonríe a medias. Se relaja

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y sigue hablando: “Pero no nos va-mos a vencer”, evoca lo que se dijo para sus adentros aquella noche.

En ese momento habló por radio para que inmediatamente se evacuara a las personas en riesgo. Dio la orden de que abrieran las puertas del Palacio de Gobierno, de todas las dependencias estatales y, desde luego, de la Quinta Gri-jalva, que se llegó a convertir en el mayor centro de acopio y distri-

bución de ayuda de todo el estado. También ordenó que absolutamente todas las auto-ridades y funcionarios de go-bierno, sin importar los niveles, hicieran un solo frente para ser-vir a la población afectada. “En siete días no dormí”, revela.

“Esos fueron los momen-tos más difíciles de mi vida, pero nunca me vencí. La mayoría de

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mi familia que vive en el centro de la ciudad, se vieron afecta-dos. Todo lo perdí, hasta mi la-boratorio de análisis clínicos. El agua se llevó mi título colga-do en la pared. Perdí fotos y re-cuerdos que tenía en mi oficina”.

El gobernador nos cuen-ta que al pasar por su negocio,

en un recorrido en lancha con el Presidente de México, Felipe Cal-derón, éste comentó: ¡Qué Bár-baro! ¿Y qué es allá adentro?

“Señor —contestó Gra-nier— es mi laboratorio. Ahí fue mi casa, ahí nací. En la inunda-ción se fueron parte de mis re-cuerdos… tantas y tantas cosas”.

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Suena una tercera cam-panada de la Catedral, anuncian-do las seis de la tarde y que el tiempo de la entrevista se agotó.

Salimos junto con él de la casona. El cielo es gris afue-ra. Amenaza lluvia, como habían avisado en la mañana las noticias.

El Químico, que ya es gobernador, voltea a ver el cie-lo. El viento intenta despei-narlo, y, como quien dice lo que va a pasar en una pelícu-la ya vista, afirma con certeza:

— Va a llover.

CUATROComo gobernador, Andrés Gra-nier ha compartido la experiencia de Tabasco en diversos espacios. Participó en el Foro sobre las Cau-sas y Consecuencias de la Inunda-ción de Tabasco; la 7ª Convención Nacional de la American Chamber México; la Convención Nacional de Industriales 2008 “Diálogo In-

dustrial por México”; y el 6º Foro Nacional de Turismo y Medios de Comunicación, entre otros.

Impartió la ponencia “De-mocracia, estabilidad económica y desarrollo equitativo: Una vi-sión desde América Latina”, en el XXVI Congreso Mexicano de la Industria de la Construcción. En materia de agua po-table y saneamiento, Tabasco ha recibido en manos de él, el Pre-mio Nacional de Cultura del Agua por la campaña de la CEAS de-nominada: Dinero en el agua, en el marco de la XXIV Con-vención Anual y Expo ANEAS.

Recibió también el Premio Nacional de Procesos de Innova-ción en Servicios de Agua Potable y Saneamiento 2011, de manos del Presidente de la Cámara Nórdica de Comercio en México, Toumas Rinne, en el marco de la XXV Convención ANEAS 2011, en San Luis Potosí; y ese mismo día le fue otorgado también el Premio Na-cional “Cada Gota Cuenta”, por un proyecto sobre Potabilización por

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Desalinización de agua de mar.

Durante el desayuno de la entrega de reconocimientos y me-dallas a empleados de entre 15 y 50 años laborando en SAPAET (actualmente la CEAS) —celebra-do el 16 de junio de 2011—, al to-mar la palabra, Andrés Granier re-cuerda su paso por este organismo, allá por los años ochenta: “Aquí me formé. Aquí conocí Tabasco.” El Químico mencionó que, aunque es tabasqueño de muchas generaciones, “SAPAET me dio la gran oportunidad de conocer los sitios más recónditos de Tabasco, y eso ―apuntó― no tiene precio.”

Recalcó que a nivel nacio-nal los trabajadores de la CEAS tienen un grandísimo reconoci-miento: “Me han invitado a mu-chos foros a nivel nacional a com-partir la experiencia acerca de cómo se está logrando que este organismo tenga la calidad que tiene en este momento, en cuan-to a la superación y a la prepa-ración de su personal, sin nece-sidad de traer gente de fuera”.

Quienes lo conocen y lo han tratado en alguna ocasión, afir-man que Andrés Granier es dueño de una memoria prodigiosa. En los casos registrados a través de la historia, Lucio Scopion recordaba los nombres de todos los ciudada-nos de Roma; Ciro, rey de los Per-sas, sabía llamar por su nombre a todos los soldados de sus ejércitos; y Séneca era capaz de memorizar y repetir dos mil palabras después de haberlas oído una sola vez.

Durante la inundación de 2007, en un recorrido por la cos-talera instalada junto al río Gri-jalva, un reportero le preguntó:

— ¿Por qué se inunda en los lugares que antes no se inundaban? —Se han hecho construc-ciones ―respondió Granier― en lugares que no debía de ser. Donde antes eran lagunas ahora son casas, y se inunda porque el agua tiene memoria y siempre regresa al lu-gar en donde estuvo alguna vez.

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Actualmente Daniel Salinas es Coordinador del Sistema de Agua y Saneamiento (SAS),que brinda los servicios a la población del municipio de Centro, Tabasco

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No llovíapero Villahermosa

se inundabaDaniel Salinas Falcón

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Instalamos más de seis mil kilómetros detubería, suficiente como para hacer unacarretera desde Villahermosa hasta Tijuana.Daniel Salinas Falcón

“A mí ponme a hacer ca-rreteras”, respondió el joven Daniel Salinas Falcón en respuesta a la invitación que le había

hecho el ingeniero Carlos Rovi-rosa Priego, cuando lo llamó por primera vez para colaborar en el Sistema Federal de Agua Potable, donde Priego era director, y en aquellos tiempos solamente ma-nejaba la ciudad de Villahermosa.

A sus 26 años de edad, Daniel Salinas (Villahermosa, Tabasco, 28 de septiembre de 1952), tenía la única intención de construir carreteras y puentes, la invitación a trabajar en el organis-mo operador del agua no le había convencido lo suficiente: “Pon-me a hacer carreteras”, contestó a Rovirosa desde la primera vez que le preguntó: “Y tanto me in-sistió que un día fui a visitarlo por pura curiosidad… y me quedé”.

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En sus primeros años tra-bajando ya formalmente en este organismo les tocó lidiar con la primera inundación, por lo que se reconoció la importancia de los cárcamos de la ciudad, que no se tenía. En ese entonces ha-bía solo una planta potabiliza-dora y cuatro pozos que brin-daban agua a Villahermosa.

Siendo Director de los Ser-vicios de Agua Potable y Alcanta-rillado del Estado de Tabasco, el químico Andrés Granier Melo, Daniel Salinas colaboró como Director de Operación, Manteni-miento y Control de Calidad del Agua en el organismo operador.

Daniel Salinas fue desig-nado por el gobernador entrante, Roberto Madrazo Pintado como Director General de Sapaet, el 3 de febrero de 1995; con casi 20 años de experiencia en el rubro confiesa: “Lo primero que sentí fue miedo”, reconociendo la res-ponsabilidad de dirigir con serie-dad el organismo y parecía imagi-nar la magnitud de los problemas a los que habría de enfrentar.

“Ahí nos tocó el pri-mer susto grande: los huracanes Opal y Roxanne, que inundó la zona costera de Tabasco, y aun-que estuvieran bajo el agua, las bombas trabajaban. Se cloraba y se les comunicaba a la gente que era seguro que podían tomar agua de la llave, no de los pozos”.

Posteriormente, siendo gobernador interino el licencia-do Víctor Manuel Barceló Ro-dríguez, en 1999, enfrentaron la segunda inundación: “no llovía pero Villahermosa se inunda-ba” en la zona de Tabasco 2000.

Durante aquella inunda-ción, cuando no existía el Siste-ma Estatal de Protección Civil, Sapaet coordinó cerca de ocho mil soldados y a todos los traba-jadores del organismo. Instalaron la primera costalería y, al bordear la ciudad, lograron sacar el agua de la capital tabasqueña: “Eso fue algo inolvidable para mí”.

Tal es su obsesión por construir carreteras, que refiere que durante su estancia a cargo de

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Sapaet, y, con el apoyo solidario de la comunidad y el gobierno estatal y federal, “se instalaron más de seis mil kilómetros de tubería, su-ficiente distancia como para hacer una carretera desde Villahermosa hasta Tijuana, Baja California”.

Se aumentó la cobertura de agua potable en todos los rincones del estado: Nosotros dábamos la tubería, el transporte, la dirección; la gente ponía la mano de obra.

Construimos la Planta Potabilizadora Parrilla y de La Isla, así como los sistemas múl-tiples de agua potable. Sobre las nuevas tecnologías, Salinas Falcón explica que cuando se inauguró la de Parrilla se opera-ba con una computadora. En ese entonces no existía mucho inter-net, pero había investigación y logramos traer buenos equipos.

Nosotros fuimos los prime-ros ―tan solo después de la ciudad de México― en contar con camio-nes de desazolve hidroneumático. Construimos los pozos someros y se reequiparon los cárcamos con

bombas más modernas y eficien-tes, también se empezaron hacer los sistemas de alcantarillado. Entre otros logros amplia-mos las plantas potabilizadoras de Cárdenas y la de Tapijulapa, varias de ellas El Químico Andrés Granier las había proyectado y a Salinas Falcón le había tocado hacerlas. Ampliamos también las plantas potabilizadoras de los municipios de Teapa, Tenosique y Zapata: “Casi todas las hizo El Químico”, nos comenta.

Tuve un magnífico equi-po de trabajo. Trabajadores con mucha experiencia, muy creati-vos, con capacidad para resolver problemas, porque a eso nos de-dicamos. Además el gobernador Madrazo me permitió que me ro-deara de gente que yo consideraba.

―Teníamos un buen am-biente de trabajo: Cumplo años el 28 de septiembre y alguna vez festejando nos tocó salir hu-yendo del desayuno de mi cum-pleaños porque Villahermosa se estaba inundando, concluyó.

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Armábamosun buen equipo

Felipe Irineo Pérez

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Yo estaba pensando en darme mi taco, y decirle al gobernador ‘que todavía lo iba a pensar’, pero González Pedrero sólo se limitó a contestarme:― Ya está decidido.Felipe Irineo Pérez

Presentó su examen profesional con la tesis titulada: “Tratamiento de Aguas Negras Con-forme al Reglamento

de Usos del Agua y Prevención de la Contaminación (S. R. H.) de la Ciudad de Villahermosa, Tabas-co”, para recibirse de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Juá-rez Autónoma de Tabasco, UJAT.

De ahí en adelante, Felipe Irineo Pérez (Huimanguillo, Ta-

basco, mayo 26 de 1947) ha ocupa-do diversos puestos que han perse-guido un mismo fin común: el agua.

Se ha desempeñado como Proyectista, Jefe de Departamentos de Proyectos, Residente de Obras de Construcción, Sub-Residente y Residente General de Construc-ción de Agua Potable y Alcantari-llado en la Secretaría de Recursos Hidráulicos, de la Comisión del Río Grijalva (Tabasco), ocupando también otros cargos en la des-

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aparecida Secretaría de Asenta-mientos Humanos y Obras Públi-cas (SAHOP) en su estado natal.

Participó en la rehabilita-ción y construcción del alcantarilla-do de Tampico (Tamaulipas), y en la construcción del alcantarillado profundo en Guadalajara (Jalisco).

Fue Superintendente en la construcción del Sistema Cut-zamala, Sistema hidráulico de almacenamiento, conducción, potabilización y distribución de agua dulce para la población e industria del Distrito Federal y el Estado de México: “Una de las mayores obras de ingeniería civil en el mundo”, según la Wikipedia.

A finales de 1982, Iri-neo trabajaba en agua potable y alcantarillado, en el municipio de Cárdenas, siendo muy ami-go de Andrés Manuel López Obrador, “Me invitaba a desa-yunar seguido”, recuerda Irineo.

En una de esas ocasio-nes Obrador, quien ocupaba ya

un cargo en el gabinete del re-cién entrante gobernador del es-tado, le prometió: “Voy a hablar con González Pedrero para que tú seas el Director de Sapaet”.

Unos días después, a me-diados de enero de 1983, a Irineo le avisan que el gobernador lo mandó llamar para hablar con él: “Ya se me hizo” ―pensó.

―Mire ingeniero —le dijo en su oficina el primer mandatario estatal―. Yo quiero que te vengas a trabajar con nosotros.

“Y dándome a desear”, como dice el especialista en Hi-dráulica por el Instituto Politéc-nico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó al gobernador que tenía varios años laborando en la fede-ración. Alegó por su antigüedad, misma que perdería al entrar a trabajar en el gobierno del Estado.

González Pedrero escuchó atentamente los argumentos, y le dijo:

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― ¿Y cuál sería el problema de tu antigüedad? ― Que la perdería al en-trar a trabajar en el gobierno del Estado. ― ¿Y qué tenemos que ha-cer? ― Pues al menos que me comisionaran. ― ¿Con quién hay que ha-blar? ― Con el licenciado Car-los (refiriéndose al subsecretario nacional de aquella dependencia,

quien se encontraba en Monte-rrey). ― Yo me encargo de eso. ― Y yo a dónde voy–replicó Irineo. ― Tú te vas a venir a apo-yar al Ingeniero Mario Ramón Pé-rez Lanestosa, el Director General de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado. Él es amigo, Inge-niero Petrolero, pero no sabe nada de este asunto, y tú con él vas a manejar todo esto… Serás el Sub-director General de Sapaet.

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Recuerda Felipe Irineo Pé-rez casi treinta años después. “Ya ves cómo hablan los políticos… yo estaba pensando en darme mi taco, y decirle ‘que todavía lo iba a pensar’, ‘que lo checaría’, y que ‘todavía lo iba a consultar’ (con no sé quién)”. Pero González Pe-drero sólo se limitó a contestarle:

― Ya está decidido.

Salgo y platico la situa-ción con otras personas que me dijeron Tienes que ir… Porque si no lo haces hasta te van a co-rrer de allá donde trabajas.

En los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Es-tado de Tabasco (SAPAET), trabajó como Director de Ope-ración, Director de Cons-trucción y Director Técnico.

Posteriormente se dedica a la iniciativa privada, siempre tra-bajando en el rubro agua potable y alcantarillado, y participa como asesor en el gobierno del Estado.

En el año 2001, fue lla-

mado por el gobernador interi-no Enrique Priego Oropeza, para ocupar el puesto de Director Ge-neral de Sapaet, cargo en el que estuvo hasta febrero del 2002.

Durante su gestión en el organismo operador del agua en Tabasco se culminaron una serie de obras importantes que habían estado por algún tiem-po sin terminar, pues uno de los retos que enfrentaron era precisamente eso: concluirlas.

Entre otras acciones pusie-ron en marcha la planta potabili-zadora de Cárdenas; culminaron y echaron a andar la Planta Pota-bilizadora “El Mango”; realizaron cambio de bombas y rehabilita-ción integral en los cárcamos de 18, 000 L.P.S. de Tabasco 2000, “obra magna ―según Irineo―, después de la inundación que había sufrido la zona en 1999”.

Uno desde que viene estu-diando tiene ciertas aspiraciones. Yo por ejemplo en mi caso, termi-no la carrera de ingeniería y cuan-do empiezo a trabajar, me voy por

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el área de agua potable y alcanta-rillado. Hago mi especialidad tam-bién, y las mayores satisfacciones es ver, cuando en alguna parte hay problemas, y va uno y los resuelve.

En este caso sobre todo en agua y alcantarillado, por ejemplo, ver que ya tienen el servicio comunidades que nun-ca han tenido agua potable.

Este trabajo debe tomar-se como preventivo de la Salud. Y ver que estamos previniendo enfermedades al construir una infraestructura de agua potable y alcantarillado, es una gran satis-facción; ver que ya no se van al agua las comunidades que antes se iban: “Como ingeniero, esas son las mayores satisfacciones personales; servir, ver que hay beneficios, problemas resueltos”.

Entrevistado en sus ofi-cinas, ubicadas en la calle José María Graham Pons, 122, en la colonia Reforma, donde brinda sus servicios, Irineo Pérez re-cuerda una anécdota que que-dó marcada con tinta indele-

ble en la memoria colectiva de lo que fue su administración:

Con el fin de resolver el problema de agua potable de las colonias San Joaquín, 18 de Marzo y Guadalupe Borja, cons-truimos un pozo profundo. Al ser inaugurado este, el gobernador Enrique Priego Oropeza sostuvo un vaso con agua en una de sus manos, entonces la gente empezó a pedir que lo ingiriera. Lo bebió entonces y empezaron a aplaudir “Ahora que lo tome el director”, pero no tomé porque no había vasos y empezaron a decir que si se enfermaba el gobernador yo iba a ser el responsable (Sic).

En el tiempo que este es-pecialista en hidráulica estuvo a cargo del organismo operador del agua, el gobernador en turno En-rique Priego señaló “que no baja-ría la guardia en su mandato para cumplir con el pueblo de Tabasco, para dotarlo del vital líquido con oportunidad, calidad y durante las 24 horas del día, los 356 días del año”. Ese era uno de sus principios.

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En un documento publi-cado en diciembre de 2001, que se llamó Memoria: Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco, ―y que el mismo Irineo calificó, como “el primer documento de este tipo que se ha escrito para dejar constancia de que pasó uno por ahí”―, Priego Oropeza señala también que durante su gobier-no se haría el mayor esfuerzo en detener los daños ecológicos que ocasionan los escurrimientos de aguas residuales, que deterioran al medio ambiente y que consti-tuyen fuentes de contaminación, que derivan en enfermedades infecciosas que deterioran la sa-lud del individuo y la sociedad.

Felipe Irineo impulsó mu-cho el deporte. En las ligas de softbol local participaron con el equipo Los Topos de Sapaet. Ju-gaban en “El Ricardito” de Ciu-dad Deportiva, en Villahermosa y contra equipos de los munici-pios; sostuvieron partidos de ex-hibición en Mérida, Campeche, Orizaba y en la Ciudad de Méxi-co, “con él ganamos de diez a

doce campeonatos”, recuerda el también aficionado al beisbol, “armábamos un buen equipo”.

En la ciudad de Villaher-mosa existe mucho bombeo en los cárcamos, pero aún no se cuenta con suficiente alcantarillado plu-vial. La gente dice que no funcio-na el sistema cuando llueve, pero no es que no funcione el sistema, el 90% del alcantarillado que exis-te en la ciudad es únicamente para aguas negras: “El problema que tenemos en la ciudad es pluvial”.

Como no existe alcanta-rillado tipo pluvial, “vienen las quejas, los encharcamientos, es cuando le echan la culpa al or-ganismo operador, o a quien esté operando en ese momento”.

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Fomentamos el sentido de pertenencia

Gaspar Córdoba Hernández

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― Gobernador, estamos inundados y hemos llamado al director de SAPAET, y no aparece.― Si no aparece ― dijo Andrade― es porque aquí lo traigo, aquí viene conmigoen el recorrido desde la madrugada.

Gaspar Córdoba Hernández, oriun-do de Macuspana, Tabasco. Estudió Ingeniería y Elec-

trónica en el Instituto Politécnico Nacional y la Maestría en Admi-nistración Pública, por la Universi-dad Juárez Autónoma de Tabasco.

A mediados de los años noventa, trabajó en los Servi-cios de Agua Potable y Alcan-tarillado del Estado de Tabasco

(SAPAET), en el área de Comer-cialización a partir de 1994; de 1996 a 1997, fue Subdirector de Desarrollo Social del organismo.

Al asumir Manuel An-drade Díaz la gubernatura de Ta-basco en el 2002, Córdoba Her-nández se desempeñaba como encargado del Instituto de la Ju-ventud y el Deporte del Estado de Tabasco (INJUDET), cuando Andrade lo invita a ocupar la Di-rección General de SAPAET. El

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Ingeniero Eléctrico por el IPN y Maestro en Administración Pú-blica por la UJAT, refiere que “ya conocía bien el organismo”.

Diez años después, Gaspar Córdoba recuerda de esta manera aquel llamado:

…se siente muy bien que me invitaran porque la primera impresión es que está uno en el ánimo del que es gobernante en ese momento, y toma en cuenta tu capacidad profesional. Ya había estado ahí durante la administra-ción de (Roberto) Madrazo… yo ya conocía lo que era el sistema.

En poco menos de dos años que estuvo en la Dirección General de SAPAET, explica que rehabili-taron las plantas de Villahermosa, Villa Parrilla, Nacajuca, La Isla, Macuspana, Tenosique, Cárdenas, Lomitas, Las Rosas y Parrilla, en-tre otras que “en algunos casos te-nían 30% de eficiencia”, reconoce.

Avanzamos en agua po-table y alcantarillado. La Co-munidad ponía la mano de

obra, el ayuntamiento, el di-nero, y Sapaet la maquinaria. Ampliaron los cárcamos de Gaviotas y el que está atrás del ADO; los colectores de Gaviotas y La Laguna de las Ilusiones, “Reha-bilitamos muchas plantas de trata-miento” y realizaron desazolve de todos los drenes en la ciudad para que los escurrimientos fueran flui-dos. Su esposa dirigió el volunta-riado de la institución. Con campa-

“Hacíamosbrigadas casa por

casa dondecharlábamos con

el usuario yhacíamos

conciencia a la gente que el agua

costaba y había qué cuidarla.”

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ñas de concientización invitaron a la gente a que no tirara basura a los drenajes, para que no se taparan.

Cuando quisieron impri-mirle a la institución un seguro de responsabilidad al trabajo, al haber terminado una reunión de labores a las 3 de la mañana, tenían que ha-cer un recorrido a Jonuta para su-pervisar cómo se encontraba el sis-tema de agua potable en ese lugar:

…y cité a todos a las seis de la mañana. Entonces algunos pensaron que era una vacilada y fueron llegando a las siete y sie-

te y media. Fueron Contaditos los que llegaron a las seis, que son los que se fueron conmigo… de ahí… ya llegaban puntuales… (Sic)

En ese entonces se ha-cían reuniones en Protección Ci-vil, entre los muchos participan-tes acudía el Ejército, Seguridad Pública y Comisión Federal de Electricidad, así como el Ayun-tamiento de Centro, Pemex y Protección Civil. Pero ahí todos llegaban a decir que SAPAET estuviera pendiente de tal pun-to, que tuviera lanchas, bombas, entonces les dije: ¿Qué sentido tiene que nos reunamos todos, si SAPAET todo lo va a solucionar?

Manuel Andrade, en aquel tiempo respaldaba mucho mi pos-tura, me entendió, y con esto se empezaron a repartir responsabili-dades, a decir qué les tocaba a cada quien y qué nos tocaba a nosotros…

Fomentaron mucho el deporte, actividades culturales, sobre todo de convivencia, se ha-cían torneos de futbol, atletismo y beisbol; SAPAET en esa época

“Si no te pagan(los morosos)

30 mil pesos y si ladeuda sigue

creciendo puesnunca te van a

pagar… entonces tienes quenegociar.”

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tenía muy buen equipo de soft-bol, que competía con ligas lo-cales. Ahí jugaban, entre muchos otros, el Ing. Morales (Director de Operación), el Ing. Coffin (Construcción). “Eran buenos”. Algo importante que hi-cieron fue la recaudación. Lo-graron hacer mucha conciencia entre los usuarios en cuanto a cultura de pago y contaban con una buena participación de los mismos, “cuando llegamos ha-

bían muchos morosos”, explica, para lo que establecieron pláticas con ellos para buscar una conci-liación, y llegar a un convenio: “Si no te pagan 30 mil pesos y si la deuda sigue creciendo pues nunca te van a pagar… entonces tienes que negociar”, asegura.

Promovían actividades de cultura del agua. Se repartieron trípticos sobre el cuidado del agua y se hicieron campañas que se transmitían en los medios de comu-

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nicación. Se pintaron bardas con leyendas alusivas al cuidado del vital líquido. Con estas acciones evitaban problemas de inundación.

Hacíamos brigadas casa por casa donde charlábamos con el usuario y hacíamos concien-cia a la gente que el agua costa-ba y había qué cuidarla, y de la importancia de la remuneración. En ese tiempo hubieron precipitaciones atípicas, por arriba de 100 milímetros la más grande. Ahí nos ayudó mucho precisamen-te la colaboración de las personas y el propio gobernador andaba conmigo supervisando los puntos críticos en las colonias que se ha-bían inundado, y sobre todo, revi-sar que el sistema de bombeo estu-viese funcionando a la perfección.

Recuerda que en esa oca-sión estaba inundado, y por los rum-bos de Arboledas, iba con el gober-nador y los paró un grupo de gente:

― Licenciado Gober-nador, queremos quejarnos con usted ―acusó con enojo aquel

grupo de personas―. Estamos inundados, y fíjese que le he-mos estado llamando al direc-tor de SAPAET, y no aparece. Manuel Andrade les respondió:

― Si no aparece es porque aquí lo traigo, aquí viene conmigo. Andamos desde la madrugada re-corriendo todas las instalaciones.

― A veces la gente se que-ja sin razón ―apunta Córdoba Hernández.

Por lo que el actual Pre-sidente del Comité Directivo Estatal (Tabasco) del partido Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), recomienda abatir la cultura del no pago y eficien-tar los servicios de agua potable.

Entre otros puntos im-portantes recomienda a los go-bernadores rodearse del equi-po asesor capacitado, y no de compromisos políticos.

En Sapaet había gente muy preparada, con mucha experien-

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cia, tanto en materia de agua pota-ble como en cuestión de drenaje y saneamiento, opina desde su ofici-na del Comité Directivo, ubicada en la calle León Alejo Torres de la colonia Municipal, entre retratos con personajes políticos (como mostrando las huellas del camino recorrido), entre la bandera con una circunferencia azul, donde hay un águila naranja saliendo con las alas abiertas, el ingeniero Gaspar Córdoba Hernández reflexiona: Hay una vieja frase que dice: que no se invierte en lo que no se ve. Y ustedes saben que tanto las obras de agua potable y drenaje no se ven, pero yo digo al

revés, que la gente te agradecería muy bien: Tener un agua de cali-dad. Un buen sistema de drenaje. Un buen sistema de saneamien-to, porque esas tres cosas sola-mente significan una sola: Salud.

El 31 de julio de 2003, el nacido el 24 de febrero de 1955 en la ranchería Virginio Chan, dejó de ocupar la Dirección Ge-neral de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Es-tado de Tabasco para lanzarse como candidato a diputado lo-cal de su natal Macuspana…

Después, entró en su re-levo Guillermo Priego de Witt.

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Los retos surgentodos los días

Heberto Jiménez Arias

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En SAPAET descubrí otro mundo: El mundo del agua.Heberto Jiménez Arias

Toda una vida labo-ral dedicada al agua. Nace y crece profe-sionalmente en los Servicios de Agua

Potable y Alcantarillado del Es-tado de Tabasco, concebido en un principio con el nombre de SAPAET. Pocos son los ingenieros que pueden presumir tener más de treinta años trabajando en asuntos relacionados con el vital líquido.

Director de Operación, Mantenimiento y Control de Cali-dad del agua del organismo ope-rador en Tabasco, a partir de 2007.

Heberto Jiménez Arias nació el 24 de enero de 1951, en Comal-calco, Tabasco. Realizó sus estu-dios primarios en su tierra natal. Estudió la carrera de Ingeniero Civil en la Escuela de Ingeniería de la Universidad Juárez Autóno-ma de Tabasco (de 1972 a 1976), obteniendo su título universita-rio años después: “por haber sido aprobado por unanimidad en el examen profesional que susten-tó el día 30 de mayo de 1991”.

Siendo estudiante, tra-bajó como Dibujante en el De-partamento de Proyecto y, debi-

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do a su buen desempeño, pasó a ser Jefe del Departamento de Proyectos en la Dirección de Obras Públicas Municipales de Centro, capital de Tabasco.

En 1977, apenas desem-pacado de la carrera de Ingeniería Civil, propuesto por el Arquitec-to José Luis Manzanilla, ocupó la Dirección de Obras Públicas del Municipio de Teapa, hasta el año 1979. Fue ahí donde apren-dió que, “como todo el que ini-cia, sabía de teoría pero no de las cuestiones prácticas”, nos platica.

Después de egresar como Ingeniero Civil, Heberto era consciente de que sólo sabía de obras de Construcción y edifica-ción pero muy poco de obras de infraestructura hidráulica y sani-taria, como son: plantas potabi-lizadoras, plantas de tratamiento de aguas residuales, pozos pro-fundos, cárcamos, etc. “Com-prendí que la verdadera escuela está allá afuera; al enfrentarte a tu área de trabajo descubres que en la escuela sólo te enseñan teo-ría, todo lo demás lo tienes que ir

aprendiendo sobre la marcha…”

Al año siguiente de haber terminado su periodo como Direc-tor de Obras Públicas en el Munici-pio de Teapa, Jiménez Arias inició como supervisor en la edificación de obras de la Dirección de Obras Públicas del Gobierno del Estado de Tabasco, lugar donde entró a trabajar invitado por el mismísimo ingeniero Ernesto Ventre Aguile-ra, quien estaba a cargo de dicha Dirección en el periodo del Go-bernador Leandro Rovirosa Wade.

En aquellos años ha-bía en el estado dos Depen-dencias diferentes que eran las responsables de proporcionar los servicios de agua potable a las comunidades del Estado.

Una era los Sistemas Ur-banos, que se encargaban úni-camente de las Cabeceras Mu-nicipales, y la segunda, la Junta Estatal de Agua, que se encarga-ba de las comunidades rurales.

En enero de 1980 se fusio-nan esas dos entidades, lo que da

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como resultado la creación de los Servicios de Agua Potable y Al-cantarillado del Estado de Tabasco (SAPAET), pero es hasta septiem-bre de ese año que se publica el decreto para la creación de dicho organismo operador, siendo nom-brado como primer director al Ing. Ernesto Ventre Aguilera; quien a su vez nombra al joven Ing. Heberto Jiménez residente de operación y mantenimiento de la Zona Chon-talpa, que comprende los muni-cipios de Cárdenas, Comalcalco,

Huimanguillo, Paraíso, Cundua-cán, Jalpa de Méndez y Nacajuca. Su ingreso a las filas de SAPAET representó una nueva faceta en su vida. Heberto entra al mundo del agua, donde se en-cuentra con equipos de bombeo, tuberías para redes de agua po-table y alcantarillado, así como la demanda constante de los servicios que la ciudadanía de-mandaba al nuevo organismo.

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He trabajado con casi todos los Directores Deja el cargo de Residen-te de la zona Chontalpa para ser Coordinador de los Sistemas Fo-ráneos de Agua Potable y Alcan-tarillado, y posteriormente Subdi-rector de los Sistemas Municipales de la Dirección de Operación.

Tengo la vivencia de traba-jar con casi todos los Directores, y puedo decirles a ustedes que cada Administración le va imprimien-do su propio sello: Ventre, venía de la Dirección de Obras Públi-cas, entonces se encausa más a lo que era la obra. Llega después Lanestosa, quien le da prioridad a la construcción de colectores y subcolectores así como a las líneas emisoras de los cárcamos; quien tal vez por su formación de Inge-niero Petrolero y venir de trabajar en Pemex, les llamaba “ductos”.

Para Heberto ha sido muy importante formar parte de esta historia. Hace casi tres décadas eran muy pocos los empleados ya

que el número de sistemas de agua potable y alcantarillado también eran relativamente muy pocos. Por esta razón solo existían en el orga-nigrama de SAPAET, las Direccio-nes de: Operación y Mantenimien-to, Construcción, Administración y el estaf de la Dirección General. De acuerdo al entrevista-do, el área que tuvo mayor impulso en aquellos años fue la operativa, debido a que se fueron constru-yendo nuevas infraestructuras de agua potable y alcantarillado sa-nitario (sistemas), los cuales re-querían operarlos y mantenerlos.

Por esta razón se crean las Administraciones por región —Ríos, Sierra, Centro y Chontal-pa—, según estaba conformado el Estado y se crea la figura de Ad-ministrador que en esa época se conoce como residente de opera-ción y mantenimiento de los sis-temas, donde cada uno de ellos tenía como mínimo a su cargo hasta cuatro Municipios. No como actualmente, que cada municipio tiene su propio Administrador.

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El gran reto: los Comités Autoadminis-trados de Agua Potable “Los retos aquí se viven todos los días”, subraya el In-geniero Heberto, en sus ofici-nas ubicadas en Abelardo Reyes No. 6, Colonia Arboledas, “pero el reto más grande fue adaptar-me al trabajo que implica el as-pecto social en Comunidades”.

Dentro del Organismo no solo aprendí sobre el ma-nejo de los aspectos técnicos (bombas, tuberías, etcétera), sino también cuestiones socia-les, laborales y hasta políticas.

Tuve que adaptar mi per-sonalidad de técnico a cuestiones sociales; mezclar muchas cosas en torno al servicio de la comunidad. En palabras de Ernesto Ventre: “Tienes que aprender de todo”.

Adaptó su mentalidad de técnico a una mentalidad que ma-nejara el aspecto social comuni-tario, ya que cuando el Químico

Andrés Granier asume como Di-rector de Operación y Manteni-miento de SAPAET, él implemen-ta la formación de los primeros Comités Autoadministrados de Agua Potable en las comunidades. Siendo el Químico quien crea las estructuras comunitarias para ope-rar y administrar los sistemas de agua en las Comunidades Rurales.

Heberto no creía en el as-pecto social: no creía que la gen-te pudiera cooperar para mejorar sus sistemas y se resistía a apo-yar la propuesta. Como siempre ha sido un hombre respetuoso e institucional, se puso la camise-ta del Organismo y lo convierten en responsable de los Comités, al lado de la Bióloga Teresa Ca-brales, quien era la que tenía a su cargo el programa social en las comunidades. Unieron esfuerzos y empezaron a crear los Comités.

Se empieza a trabajar en la formación de estos Comités, primeramente en el municipio de Paraíso (en la zona de Chilte-pec), posteriormente en los demás municipios como son: Balancán,

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Emiliano Zapata, Tenosique, Cár-denas, Comalcalco, y de ahí se implementan en todo el Estado.

La idea principal era que la Comunidad se apropiara de sus sistemas de agua potable y poder estar pendientes de su operativi-dad y sus mantenimientos menores (pintura, limpieza y chapeo, repa-ración de fugas menores y demás). Se dieron a la tarea en sus comunidades de exponer a sus ha-

bitantes la importancia de que ellos tuvieran en sus manos el manejo del Sistema de Agua Potable. Esto no fue fácil —nos platica—, ya que por un lado estaban los pseudolí-deres que lejos de ayudar, instaban a la población a revelarse para no aceptar esta responsabilidad de la operación de un Sistema de Agua Potable, refiriéndose a ella como una carga para la comunidad:

—No nos vamos a de-jar, decían algunos: El gobierno

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lo que quiere es dejarnos el pro-blema y olvidarse de nosotros.

Otros lo calificaban como un plan con maña del gobierno: no nada más es pagarle al opera-dor y estar pendiente del sistema, decían, al rato nos van a decir que compremos una bomba y nos haga-mos cargo del sistema totalmente.

En el otro lado de la mo-neda, estaban los líderes que da-ban todo el apoyo a la institución

y comprendían que de ellos tam-bién dependía que el agua pudiera llegar hasta sus hogares: cuando se involucraban las personas que tienen arraigo en la comunidad: “Díganle a su director (El Quí-mico) que nosotros sí estamos interesados y queremos partici-par. Vamos a vigilar el sistema y a cuidarlo” —manifestaban.

Esto —argumenta He-berto—, políticamente les servía para el que quisiera ser delegado

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o presidente de la sociedad de pa-dres de familia, o cualquier otro cargo, les daba presencia, vista: “Con el tiempo me volví un adic-to a estas estructuras sociales”.

Actualmente la función de estos Comités, hoy conocidos como Unidades de Desarrollo Sustentable del Agua, UDESA, ha cambiado. Antes no existía un reglamento como lo hay en la ac-tualidad, que regulara las acciones que se generaban en torno a los sistemas. Hoy el Organismo se ha preocupado no solo de enseñarlos a estar al pendiente de su siste-ma, sino también se ha invertido capacitándolos en aspectos opera-tivos, técnicos y administrativos. De las más de 600 UDE-SA que actualmente existen —expone—, el 40% son llamadas UDESA modelo, ya que partici-pan activamente, se involucran y se ocupan de tener su sistema de agua potable en buenas condicio-nes: pintarlo, reparar las bombas, pagar la energía eléctrica, entre otras cosas… y eso ha sido de gran ayuda para la institución.

En 1999 toma un Diplo-mado en el Estado de Zacatecas —Sostenibilidad de los Servicios de Agua Potable y Saneamiento en Comunidades Rurales—, que impartió la UNAM con una du-ración de 30 días sobre el aspec-to social de los Comités, ¿cómo tratar a la gente, como entrar a las comunidades, como hacer conciencia para que la población cuide y haga suyos los Sistemas de Agua Potable?, eran algunos temas de los que trató. Esto le ayudó a consolidar los trabajos que se venían realizando en el Es-tado de Tabasco sobre la creación de los Comités Autoadministrados de Agua Potable, hoy UDESA.

—Poder ver cómo algo en lo que en un principio no creía y no le apostaba, ahora es una de mis grandes satisfacciones —ma-nifiesta con alegría don Heberto.

El recuento de los años Heberto Jiménez Arias, quien ha trabajado con casi to-dos los Directores de SAPAET,

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tiene muchas anécdotas que con-tar. Una tarde lluviosa desde sus oficinas, compartió algunas.

Refiere que Eulalio Ra-món Colomé —Director Gene-ral de SAPAET 1989-1992—, una vez declaró ante la pregun-ta de algún medio de comuni-cación ¿Por qué existían tantas fugas en la red de agua potable de la ciudad de Villahermosa?

Contestó:

—Si hay muchas fugas eso quiere decir que hay agua, y a mí me da mucho gusto que así sea, lo triste sería que no hubiera agua…

—Los medios de ma-nera chusca, hicieron este co-mentario en aquella época, destaca el Ingeniero Jiménez.

Por otra parte, Daniel Salinas Falcón (Director de SAPAET de 1995 a 2000), un día se le ocurre decir frente a un grupo de colaboradores: “Tú crea primero el problema, luego veremos cómo resolverlo”. Es-

cuchó la frase el Ingeniero Cam-brano (Residente en Tenosique).

En una ocasión que faltó el suministro de agua en la cabecera municipal de Tenosique, debido a unos trabajos de interconexión que se estaban realizando; el inge-niero Salinas le habló por teléfono a Cambrano para qué le informa-ra del avance de la obra, le dijo:

— ¿Cómo vas?

— “Pues aquí estamos, con la instalación de la tubería” —con-testó Cambrano— (mientras las cuadrillas de SAPAET trabajaban a marchas forzadas, cambiando la tubería, con el fin de suministrar el vital líquido a las llaves de las ca-sas de aquellas Colonias donde se realizaban los trabajos. “Estamos realizando las interconexiones que faltan, pero no se preocupe. Primero creamos el problema, In-geniero, y luego lo resolvemos...”

Salinas se molestó con el Ing. Cambrano y colgó el teléfo-no. Explica Heberto con sonrisa firme entre los labios: “A Sali-

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nas no le gustó que le plagiaran la frase… y más de esa manera”. En el lenguaje del perio-dismo, para los encabezados los nombres de los actores se abre-vian de tal forma que solo se usan sus iniciales, por cuestiones de espacio y contundencia. Por ejemplo Roberto Madrazo Pinta-do es RMP. Manuel Andrade Díaz es MAD. Ernesto Ventre Aguile-ra es EVA, y así sucesivamente.

Esto sale a colación porque hubo una época que el agua potable en la Ciudad de Villahermosa olía y sabía a cloro, por algunas situa-ciones que se estaban presentando en la planta potabilizadora, por lo que el periodista Isidoro Pedrero Totosáus, conocido en el mundo de la prensa como El Monstruo del Periodismo, “un periodista muy quisquilloso”, utilizó una brillante frase para referirse al mal olor del agua y a Ernesto Ventre Aguilera: “Le apesta el SAPAET a EVA”.

Heberto Jiménez Arias, quien ha trabajado en SAPAET desde su fundación junto a Er-

nesto Ventre Aguilera, pasando por Mario Ramón Pérez Lanes-tosa, Eulalio Ramón Colomé, El Químico Andrés Granier Melo, Daniel Salinas Falcón, entre otros, hasta llegar a la Adminis-tración actual donde la Ingenie-ra Clisceria Rodríguez Alvara-do es la Titular de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento.

Siempre ha estado a car-go del área operativa, cosechan-do muchos frutos, experiencias y atendiendo problemas desde los más sencillos hasta los más difíci-les —que van desde la quema de un fusible en la instalación eléc-trica, hasta el desperfecto en un equipo dejando sin el servicio a toda una comunidad, ha logrado salir avante: “No son conflictos, son experiencias”, menciona con voz gruesa, madura, bondadosa, a sus sesenta y un años de edad. Entre manuales que ins-truyen sobre el manejo del agua, entre libros sobre operatividad y desarrollo sustentable. Entre tazas que colecciona con orgullo —en las que están grabados nombres,

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fechas y leyendas de congresos y sitios a los que ha visitado a lo largo de su amplia trayectoria de trabajo—, nos dice que Clisceria Rodríguez es la directora de quien más he aprendido, ya que llevo trabajando al lado de ella más de 20 años y que además nos une una gran amistad. De igual ma-nera, es la Directora General del Organismo que más ha tenido que enfrentarse a situaciones difíciles, como son las inundaciones des-de el 2007 a la última del 2011.

El poder llegar a un lugar y observar cómo el agua ha me-jorado la calidad de vida de sus habitantes es una gran satisfac-ción. “Dios da el agua pero no la entuba”, es una frase acuñada en el medio y esto lo sabe Heber-to Jiménez Arias, con más de 31 años de experiencia dentro del medio relacionado con el agua.

He recorrido infinidad de comunidades observando cómo niños, mujeres, ancianos y hom-bres han tenido qué caminar ki-lómetros enteros con cubetas re-pletas de agua en sus hombros,

bajo el sol y la lluvia. Ves con orgullo como hoy en día solo tienen que extender su mano, abrir la llave y disfrutar del agua.

Cuando se entrega un sistema de agua a una comuni-dad —uno que ha visto las ca-rencias en las comunidades—, ve la alegría de la gente y cómo cambia su manera de vivir: Te-ner agua en una comunidad, te cambia totalmente la vida…

En resumen, estar todos estos años trabajando en lo rela-cionado con los servicios de agua potable, alcantarillado y sanea-miento, le da a uno el panorama general del valor que debe tener el agua ante una sociedad que cada día es más demandante, pero que también debe ser corresponsable con estos servicios, que la ma-yoría de las veces no le damos el valor económico que tienen.

Doy gracias a Dios por la oportunidad que me ha dado de trabajar en una dependencia donde se presta uno de los ser-vicios más elementales para el

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desarrollo de la vida humana.

Al correr de los años he podido aprender muchas co-sas que no solo lo vuelven a uno mejor profesionista, sino un ser humano más sensible a las nece-sidades de los demás. Este apren-dizaje ha sido no solamente de los mandos directivos, sino de todo el personal que conforma el Organis-mo, sobre todo de las personas que hacen el trabajo día a día como son las brigadas de mecánicos, fontaneros, eléctricos, y otros.

La mayor satisfacción de mi vida es haber logrado trabajar como Director de Operación del Organismo en el período donde la Ing. Clisceria Rodríguez Alvarado es la Directora General, ya que es una mujer de gran visión, con ca-

rácter y la sensibilidad necesaria para realizar grandes logros en to-das las áreas del Organismo como son el aspecto técnico, pero sobre todo en el aspecto humano-laboral.

Sin lugar a dudas, este pe-ríodo ha sido muy significativo para la vida del Organismo opera-dor; desde el cambio de SAPAET a CEAS, pasando por las mejoras sustanciales que se han obtenido para la plantilla laboral como es la capacitación y la certificación de los trabajadores en las diferentes áreas con que cuenta el Organis-mo, así como los logros en el as-pecto técnico de la infraestructura construida recientemente, hasta el cambio de la concepción de los nuevos proyectos de gran visión, que se han realizado tanto de agua potable como de saneamiento.

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La fortaleza de la CEAS está en sus mujeres

y hombresClisceria Rodríguez Alvarado

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Alguien comentó que Villahermosa se secaría ‘en más de un mes’, pero nosotrosdesalojamos el agua en cuatro días.Clisceria Rodríguez Alvarado

En las oficinas de la di-rección de la antigua SAPAET, Clisceria Rodríguez había de recordar aquella no-

che en que bajo los embates del huracán Roxanne, le dijo a Daniel Salinas que apagara su celular y no contestara el teléfono de la oficina, y salió corriendo por una puerta para perderse entre la noche lluvio-sa, a supervisar los trabajos emer-gentes que se estaban realizando. Villahermosa se apuntaba como una ciudad moderna, con recientes firmas de tiendas departamentales, con nuevos puentes y parques que

le daban un aire de modernidad… pero esa madrugada estaba a pun-to de ocurrir lo peor: La ciudad, con toda y la modernidad que presagiaba, se estaba inundando.

Recordaría también que, muchos años atrás, en la década de los 80, fue la primera mujer que trabajó en SAPAET, en áreas operativas. En un organismo pre-dominado por hombres, le tocó lu-char contra corriente. Llegó a ser la primera mujer —en la historia del manejo del agua potable en Tabasco—, en ocupar la dirección general del organismo operador,

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donde enfrentó la peor catástro-fe natural que jamás haya tenido memoria el pueblo tabasqueño: la gran inundación del 2007, en-tre otras como las de 2008, 2009, 2010 y 2011. En el 2011 la revis-ta nacional Líderes Mexicanos la incluyó entre “Los 50 líde-res del sector agua en México”.

Clisceria Rodríguez Al-varado llega a SAPAET en 1984, haciendo sus prácticas profesio-nales en el Laboratorio de Con-

trol de Calidad del Agua de la Planta Potabilizara Villahermosa, en donde realizaba todos los aná-lisis rutinarios (físicos, químicos y bacteriológicos) bajo la super-visión del Jefe del Laboratorio, el Ingeniero Industrial Químico, José Alfredo Contreras A. y del ingeniero Jesús Nevares Villa-nueva. Ese fue su primer acerca-miento al organismo operador.

El segundo sucedió cuan-do una vez concluidos sus estu-

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dios universitarios, junto a otros compañeros le solicitaron a Mario Ramón Pérez Lanestosa, quien en ese tiempo fungía como Director General de SAPAET, que fuera su padrino de generación de la carre-ra de Ingeniería Industrial Quími-ca por el Instituto Tecnológico de Villahermosa: El ingeniero acep-tó, es por eso que la generación de la que ella egresa fue conoci-da con el nombre de: Generación Mario Ramón Pérez Lanestosa.

Concluidas ya sus prácti-

cas profesionales, y egresada de Ingeniería Industrial Química, va y pide una cita en SAPAET para hablar con Felipe Irineo Pérez, quien entonces era el Director de Operación y Mantenimiento. Ese fue su tercer acercamiento.

La joven delgada, inquie-ta y entusiasta, que contaba con unos 23 años de edad y con anhelo de superarse, le solicitó a Irineo que le dieran una oportunidad de poder ingresar al organismo operador del agua para trabajar.

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“Con mucho gusto —apun-tó Irineo—, pero tendrás que tra-bajar en municipio, y vas a viajar todos los días, por lo cual te asig-naré un vehículo para que te pue-das desplazar, y hacer tu trabajo”.

El antiguo administrador de la Planta Potabilizadora Villa-hermosa, Jesús Nevares, recuer-da de esta manera aquella época: “Me habló Irineo: Va la In-geniera Clisceria para allá —me

dijo—, va a trabajar con nosotros. Creo que ella no sabía manejar, pero nunca dijo no, ella nunca dijo no puedo o no sé manejar”.

Realmente yo no sabía ma-nejar standard —aclara Rodríguez Alvarado—, pero como nunca me ha gustado dar respuestas nega-tivas, accedí a dicha propuesta.

Clisceria Rodríguez se acopló muy bien en el área opera-tiva. A partir de ese momento co-

En la Planta Potabilizadora de Villa La Venta, Huimanguillo, Tabasco

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mienza a laborar como jefe de la Planta Potabilizadora de Macus-pana, de 250 LPS. Seis meses des-pués Irineo la hace también res-ponsable de otra planta de Ciudad Pemex, de 100 LPS, en El Bayo.

Entonces conducía todos los días el vehículo, aceptando el reto, supervisando y coordinan-do los trabajos de las dos plan-tas potabilizadoras: labor que estuvo realizando desde 1985.

Aunque explica, aquí en esta planta —refiriéndose a las instalaciones de lo que hoy es la dirección general de CEAS y se ubica también la Potabilizadora Villahermosa—, aquí se encontra-ba toda la operación y las brigadas que operaban en todo el estado también estaban en este edificio.

En un lugar como Sapaet donde el 90 por ciento son hom-bres (ingenieros, técnicos y opera-dores) y solo el 10 por ciento son mujeres (que laboran por lo gene-ral en áreas administrativas), yo era la única dama que se desem-peñaba en puestos operativos. La

primera en caminar por estos si-tios, en el trabajo rudo, duro y hos-til que significa trabajar entre pu-ros hombres: Me las vi duras, pero nunca desmayé a tales funciones.

A mediados de los ochen-ta, el químico Andrés Gra-nier Melo, se desempeñaba en SAPAET como Director de Con-trol de Calidad del Agua y él es-taba a cargo de todas las plantas potabilizadoras, en donde se vi-gilaba la calidad del líquido su-ministrado a la red. Ahí nació entre los dos una gran amistad.

Años después, en 1989, deja SAPAET y se va a trabajar a la empresa Ultralácteos, invi-tada por el químico Andrés Gra-nier, quien laboraba como gerente de Control de Calidad de dicha empresa, ahí estuvo como coor-dinadora del Centro de Acopio del municipio de Teapa, y des-pués como supervisora del área de Procesos en la Planta Ultra-pasteurizadora, en Villahermosa.

Tres años más tarde, El Químico Granier regresa —lla-

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mado por el gobernador Ma-nuel Gurría Ordóñez— como Director General de SAPAET; Daniel Salinas Falcón asume la Dirección de Operación y Man-tenimiento, y ella ocupa el cargo de directora de Control de Ca-lidad del Agua del organismo.

Poco tiempo después, al terminar la administración de tres años de Granier, nos vamos al Ayuntamiento de Centro —expli-ca: Después llega a la dirección

de Sapaet el ingeniero Romero Sansores. Salinas y yo fuimos a parar a una subdirección de Obras Públicas. Un mes después llaman a Salinas para dirigir los destinos de Sapaet; a partir de ese mo-mento Salinas Falcón me da la confianza y el encargo de ser la Directora de Operación y Man-tenimiento del organismo, ahí se fusiona la Dirección de Opera-ción y Mantenimiento y Control de Calidad del Agua —en donde el punto más crítico y neurálgico

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eran y siguen siendo los cárca-mos—, en un tiempo en el que Sapaet manejaba los sistemas de agua potable en los 17 municipios.

En más de veinte años me ha tocado vivir todos los fenóme-nos meteorológicos habidos y por haber —cuenta en la entrevista—, desde 1995 con los huracanes Opal y Roxanne; recuerdo que primero llega Opal azotando al estado con lluvias torrenciales. El fenómeno empieza a saturar todos los cuerpos

de agua y los vasos reguladores. Saliendo Opal —como nunca antes en la historia— se junta con Roxanne… y ahí empezamos a tener otro tipo de problemas…

Cuando entró el Roxanne a las doce de la noche —continúa la ingeniera con su charla—, me encontraba con los muchachos de las brigadas (de equipos de desa-zolve, mecánicos, eléctricos, ope-radores y demás), en el malecón

Durante una supervisión en la Planta Potabilizadora La Isla, Centro, Tabasco

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de Gaviotas, precisamente en el ojo del huracán (en estos momen-tos Rodríguez Alvarado hace una especie de pozo con sus manos, tratando de explicar gráficamente lo que está diciendo): El ojo del huracán no es otra cosa que la quietud impresionante donde no se mueve una sola hoja de árbol. “Sálganse de aquí, vamos a mo-vernos”, les dije a los muchachos para que quitaran los vehículos, porque una vez que las bandas del huracán comienzan a salir, el viento podría voltear los camio-nes y la camioneta que traíamos.

Cuando me avisan que el cárcamo de La Manga estaba a toda su capacidad, y estaba subiendo el nivel del agua, se mueve la briga-da de eléctricos hacia el cárcamo.

Clisceria reflexiona: Ad-miro mucho el coraje y el valor de nuestra gente. Los muchachos de esa brigada —Palacios, Segura, Oscar, entre otros; mojados, entre la lluvia, los truenos y el viento—, se subían al poste para quitar la energía: porque si dejaban el lugar electrificado, no quiero imaginar-

me la tragedia que podría suceder. Estas, son acciones que no se ven, héroes anónimos a los que nadie les aplaude porque arriesgaban su vida mientras todos duermen.

Bajaron las cuchillas y les dije: Sálganse de ahí —y me fui de inmediato al Cárcamo Malecón.

—Ingeniera, estamos tra-bajando a todo lo que dan los equi-pos —dijo espantado el operador. —Síguelo trabajando, no le aflojes —le contesté.

Los múltiples de las plantas generadoras estaban al rojo vivo. Una cortina de agua que era la lluvia. El barco Capi-tán Beuló estaba casi arriba del muro del malecón, como que-riendo salirse del río Grijalva.

Mientras tanto los inge-nieros reportaban que en el cen-tro de la ciudad de Villahermosa se elevaban los niveles. Los car-cameros nos decían desespera-dos que el agua seguía subiendo. La lluvia parecía que nunca iba

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a terminar. Se esperaba lo peor.

(La noche anterior antes de salir de las instalaciones de SAPAET, Rodríguez le había pe-dido a Daniel Salinas un encar-go: “Apaga tu celular, tu radio y no contestes el teléfono hasta que yo regrese” —dijo antes de desaparecer por una puerta, para después salir a la noche lluviosa).

Estando ahí en el Cárcamo de Malecón (confiesa Rodríguez): Me agarré de un barandal —por-que las bandas del huracán me podrían aventar por los aires—. Pensé que hasta ese momento ha-bíamos hecho lo que teníamos que hacer, todo lo humanamente posi-ble ya se había hecho. Y fue en-tonces que empecé a orar. Fue en ese momento que empecé a pedir-le a Dios por todas esas miles de personas, niños, mujeres y hom-bres, por las familias enteras que estaban durmiendo en el interior de sus casas, empecé a elevar mis oraciones, no sé por cuánto tiempo le pedí al Señor que nos ayudara.

Esa noche —como el pa-

saje bíblico del Éxodo, en el que Dios abrió el Mar Rojo para que lo atravesaran los judíos y se li-brasen del peligro— se abrieron las nubes y, como por manda-to divino, la lluvia, que toda la noche estuvo azotando, se de-tuvo; y empezaron a bajar los niveles de agua de la ciudad…

Sus plegarias habían sido escuchadas.

Como a las seis de la ma-ñana regresé a las oficinas de SAPAET, y al entrar por aquella puerta: —¿Ya se inundó la ciudad, verdad? —preguntó Salinas ner-vioso, frotándose los brazos.

Rodríguez, que no había dormido durante toda la noche, le dijo:

—No se inundó la ciudad. Te vengo a buscar para que haga-mos un recorrido, así podrás verlo.

Sin duda alguna era la respuesta que Salinas Falcón

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quería escuchar. Villahermosa una vez más se había salvado.

En SAPAET, Rodríguez Alvarado ha realizado impor-tantes trabajos como asesora en materia de agua potable, alcan-tarillado y saneamiento, al de-sarrollar proyectos de gran vi-sión para el Estado de Tabasco.

Del 2001 al 2003, también fue asesora en materia hídrica del presidente municipal de Centro, Andrés Granier. Fue Coordina-dora del Sistema de Agua y Sa-neamiento (SAS) de este munici-pio. Fue también responsable del proceso de transferencia de los servicios de agua potable al mu-nicipio del Centro, para que éstos dejaran de estar bajo la responsa-bilidad de SAPAET y quedaran en manos del municipio de Centro.

En el 2007 asume como de Directora General de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Tabasco. Durante la actual administración, del 2007 al 2012 se han elaborado, revisa-do y actualizado, un total de 794

proyectos, es decir, más proyectos que en cualquier otra administra-ción. Entre los que destacan obras visionarias como la ampliación del Sistema Integral de Agua Pota-ble “El Mango”, que abastece a las cabeceras municipales de Nacaju-ca, Jalpa de Méndez, Comalcalco y Paraíso, así como el Sistema In-tegral de Agua Potable “Chilapa”, en beneficio de 32 comunidades de los municipios de Centro y Centla.

De igual forma se han de-sarrollado diferentes obras como la construcción del Sistema In-tegral de Saneamiento de la Ciu-dad de Villahermosa (la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de la Zona Sureste y la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de la Zona Noreste, a éstas mega construcciones se les incluye-ron Emisores y Colectores). Se realizó el Sistema Intermunici-pal de Saneamiento de Agua Po-table (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales), en Jalpa de Méndez y Nacajuca, así como la Planta “Estapilla”, en Tenosique.

Asimismo se realizaron

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diferentes Sistemas de Alcan-tarillado Pluvial, en su primera etapa, localizado en la ciudad de Cárdenas, al igual que el Sis-tema Integral de Agua Potable “Oxolotán”, para abastecer la zona indígena de Tacotalpa, en-tre muchas otras obras más1 .

A cargo de SAPAET, rea-liza los trámites y gestiones co-rrespondientes para la creación de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento del Estado de Tabas-co (CEAS), aprobado mediante el decreto el 24 de octubre de 2009.

Durante su gestión (2007-2012) como Directora General del organismo operador del agua en Tabasco, se realizó la 4ª Con-vención Nacional de Tecnologías de la Información y Comunica-

ciones en Organismos de Agua, en el 2010; la Convención Re-gional de los Recursos Hídricos, en 2011; y el Noveno Encuentro Nacional de Cultura del Agua 2012, entre otros eventos de ca-rácter nacional e internacional.

En materia de agua pota-ble y saneamiento, al mando de la ingeniera Clisceria Rodríguez, la CEAS de Tabasco recibió el Premio Nacional de Cultura del Agua, por la campaña denomi-nada Dinero en el agua, en el marco de la XXIV Convención Anual y Expo ANEAS (2010), ce-lebrada en la Ciudad de México.

ANEAS entregó este premio en reconocimiento a las mejores campañas de comu-

1 De igual manera se construyeron obras de gran importancia, como lo son: el Sistema de Saneamiento “Ribera Alta” para el Tratamiento de Aguas Residuales de los municipios de Jalpa de Méndez y Nacajuca; el Sistema de Alcantarillado Sanitario del Poblado C-23 del Plan Chontalpa.Durante esta administración también se construyeron, en el municipio de Cárdenas, los Sistemas de Alcantarillado Integral de los Poblados: C-09, C-17 y C-16. En este último Poblado se realizó una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales. Se realizó el estudio y proyecto del Sistema Integral de Saneamiento para la Zona Conurbada (Metropolitana) de los municipios de Centro y Nacajuca, así como el Sistema de Alcantarillado Pluvial de la Zona Conurbada (Metropolitana) para estos dos municipios. Se rehabilitó y amplió el Sistema de Alcantarillado Sanitario localizado en la Villa Puerto Ceiba, Paraíso. Durante esta administración se construyó también el Sistema Integral de Agua Potable de Jalapa y Centro.

2 CEAS participó con el proyecto: Saneamiento Biotecnológico de Agua por Pantanos Artificiales a través de la Fito-depuración.

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nicación y propuestas publi-citarias, que impulsaron a los usuarios al pago oportuno del servicio, así como al consumo responsable del agua y la susten-tabilidad del medio ambiente.

CEAS también ha recibi-do el Premio Nacional de Proce-sos de Innovación en Servicios de Agua Potable y Saneamiento 2 , en la XXV Convención Anual y Expo ANEAS 2011, celebrada en San Luis Potosí. Ese mismo día le fue otorgado también a Tabas-co el Premio Nacional Cada Gota

Cuenta, por un proyecto sobre “Potabilización por Desaliniza-ción de agua de mar… 3” Estos premios fueron recibidos por el gobernador constitucional del Es-tado de Tabasco, Andrés Granier.

Vale la pena destacar que la CEAS de Tabasco es líder a nivel nacional en materia de ca-pacitación, al certificar a más de mil trabajadores en estándares de competencia laboral en el sector hidráulico: “Somos los únicos del país —ha dicho su directora sobre el tema— y esto es un gran logro”.

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Rodríguez impulsa el for-talecimiento de las Unidades de Desarrollo Sustentables del Agua (UDESA), que tienen la finalidad de administrar, operar y mantener los sistemas de agua potable y al-cantarillado sanitario. Proyecto de gestión social del agua potable, que ha sido recibido con grandes

expectativas por los especialistas en materia hídrica, calificado por el Director de la SEGIB 4, Manuel Guedán, como “Un modelo muy exitoso de gestión ciudadana, y una experiencia digna de exportarse a otros países que quieran tomarla”.

Desde el principio en el

3 El nombre completo de este otro proyecto galardonado es: Potabilización por Desalinización de agua de mar para mejorar el abastecimiento de agua potable de la ciudad de Frontera y Comunidades Rurales Periféricas… La presea Cada Gota Cuenta incluyó la participación del proyecto en la VI Muestra Inter-nacional y III Conferencia Internacional de Tecnologías Hídricas WATEC Israel 2011, que se llevó a cabo del 15 al 17 de noviembre de 2011, en la ciudad de Tel Aviv.

4 Por sus siglas: Oficina de Representación para México, Cuba y República Dominicana de la Secretaría General Iberoamericana.

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2007 —explica— cuando empecé en la administración de SAPAET, empezamos a observar cosas ra-ras con respecto a las lluvias y los niveles de los ríos. Se regis-traron precipitaciones pluviales como nunca antes se vivieron.

El 27 de octubre del 2007, el día que empezó la fatídica e his-tórica gran inundación, muchos de nosotros perdimos nuestras pertenencias, nuestras casas se inundaron por estar cumpliendo con nuestro trabajo. En la colonia

Casa Blanca nos tocó instalar cos-talería, tuvimos que enfrentar con gente que no nos dejaba, bajo el ar-gumento: ‘Si nos vamos a inundar nos vamos a inundar todos’, de-cían los habitantes de esta colonia.

En otro punto de aquel lugar empezamos a trabajar para poner la costalería, calculan-do en cuánto tiempo podríamos hacer un muro que soportara la presión. Pero no sólo supervisá-bamos la forma en que se realiza-ban los trabajos, pues cuando ha-

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bía que echar mano, lo hacíamos. Trabajamos día y noche con todo nuestro personal del or-ganismo operador, y con los mi-litares y vecinos de las colonias afectadas. Nos tocó ver cómo la gente llevaba tamales, sándwi-ches y tortas, termos llenos de café, atole y chocolate caliente para repartir entre los volunta-rios que trabajaban bajo la llu-via y entre el agua: de esa forma vimos cómo todos ayudaban.

Ya inundada el 80 por ciento de la ciudad Villahermosa, empezamos a improvisar distintos puntos de bombeo. Alguien de la Comisión Nacional del Agua co-mentó que Villahermosa se secaría “en más de un mes”, pero noso-tros, concentrados en lo que hacía-mos, nos pusimos a trabajar y des-alojamos el agua en cuatro días.

Este organismo puede dar-se el lujo de presumir que ni en Monterrey 5, Nuevo León, ni en

Nueva Orleans 6, Estados Unidos, tardaron tan poco tiempo como aquí en Tabasco en realizar estas labores. Y eso —afirma con mu-cha convicción—, eso es motivo de orgullo para nuestra institución.

Aquí en este organismo contamos con mujeres y hombres que toman decisiones inmediatas: En cinco minutos un problema ya es viejo —es la convicción que te-nemos. Por eso la fortaleza de la CEAS está en su gente, que tiene con una experiencia de vida que nadie más posee. Una gran fami-lia, conformada por hombres y mujeres trabajadores, capacitados, y además de eso, hoy certificados.

Aquí no hay medias tintas, te quieren o no, así somos aquí. En todos estos años siempre he mostrado respeto hacia mis com-pañeros, pero para que tú te ga-nes su aceptación, su confianza, respeto y cariño, en un principio —comenta con toda seguridad—como en mi caso: se tiene que

5 Huracán Alex, que devastó a la ciudad de Monterrey, el 2 julio 2010.6 Huracán Katrina, en agosto 2005.

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Dr. David Korenfeld Federman, Presidente Nacional del Consejo Consultivo de ANEAS, Ing. Clisceria Rodríguez Alvarado, Directora General de la CEAS Tabasco y elGobernador Constitucional del Estado de Tabasco, Quím. Andrés Granier Melo

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Entrega Enrique Peña Nieto la Presea al Mérito a Clisceria Rodríguez, en la Convención Anual ANEAS 2010, por su participación de la mujer en agua y saneamiento.

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7 Fuente: Revista Líderes Mexicanos, octubre de 2011.

pagar el precio de la novatada.

Por su participación de la mujer en agua y saneamiento, el Consejo Directivo de ANEAS le otorgó la Presea al Mérito: por su destacada trayectoria laboral y por sus aportaciones al sec-tor hidráulico, particularmen-te a lo relativo al subsector de agua potable y saneamiento en beneficio de los usuarios de es-tos servicios, que le fue entrega-da por el Gobernador del Estado de México, Lic. Enrique Peña Nieto, en la XXIV Convención

Anual y Expo ANEAS (2010), ce-lebrada en la Ciudad de México.

Actualmente, la ingenie-ra Clisceria Rodríguez Alvarado es Tesorera y Consejera Regio-nal de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamien-to, ANEAS, así como Presidenta del Comité Estatal del Programa Conjunto de Agua y Saneamien-to OPAS 1816 de la ONU, y es considerada, por la revista Líderes Mexicanos, como una de Los 50 lí-deres del sector agua en México 7 .

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La instituciónya es parte de mí

Antonio Alva Cantellano

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Aquí arriba, en mi oficina (ubica-da en el cuarto piso de un edifi-cio anexo) se es-

cuchan ruidos muy extraños… pero nunca me han espantado”, dice Antonio Alva Cantellano.

Inicia sus labores en el orga-nismo operador del agua en Tabas-co, el día primero de junio de 1983.

Nacido en la Ciudad de México (el 8 de agosto de 1944), don Antonio entró en el área de Re-cursos Humanos hace casi 30 años, explica que por el tipo de trabajo que desempeña, se mantiene casi siempre encerrado en su cubículo: “Prácticamente vivo en Sapaet”.

Antes, cuando armába-mos la nómina a mano o a má-quina, había que verificar to-dos los datos: salía yo como a

Hombre de números pero de pocas palabrasAntonio Alva Cantellano

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las dos de la mañana, comenta.

Antonio Alva reali-zó sus estudios en Capacita-ción de Intendencia Naval, en el Centro de Capacitación Na-val del Puerto de Veracruz, a principios de los años sesentas.

No tengo documentos que avalen los estudios, pero lo que aprendí me sirvió para trabajar aquí; he servido con afecto a mi tra-bajo y siempre he sido ratificado en el departamento Recursos Huma-

nos por todos mis jefes anteriores durante varias administraciones.

Gracias a su buen des-empeño, Don Toñito como ca-riñosamente le dicen sus com-pañeros, ha sido valorado por todos los directores generales, directores administrativos y je-fes de personal, “por eso conti-núo aquí en el mismo puesto”.

Hombre de números pero de pocas palabras, se atreve a compartir con nosotros que cuan-

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do Gaspar Córdoba Hernández era su compañero y tenía que ir hasta su cubículo a realizar cier-tos trámites, “yo lo hacía subir”.

Tiempo después, cuando el ingeniero Gaspar fue el Direc-tor General, me dijo a manera de anécdota: “Te acuerdas cuan-do me hacías subir, ahora eres tú

quien tiene que venir hacia mí”.

Sapaet ya es parte de mí porque son más de 28 años que lle-vo trabajando en este organismo. He tenido contacto con la mayo-ría del personal: “todos me cono-cen, desde los directores genera-les hasta el que abre el portón”.

Con sus hijas Yesica Esther y Francisca del Carmen Alva Moralesy su esposa Carmen Morales Jímenez

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SEMBLANZA DEL AUTORJaime Ruíz Ortíz

Nació en Villahermosa, Tabasco, en el año de 1975. Es Licenciado en Comunicación por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). Ha trabajado como Locutor y Productor en diversas estaciones de radio, y como Editor en el periódico Tabasco Hoy.

Coautor del libro “José Carlos Becerra. Los Signos de la búsqueda” (Fondo Editorial Tierra Adentro/UJAT, 2003) y de la plaquette “Lo que diga el poeta” (Municipio de Centro, 2007). Está incluido en la “Nueva antología de poetas tabasqueños contemporáneos” (UJAT, 2006).

Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tabasco, en dos ocasiones: “Ensayos sobre la Muerte” (2003) y “En Carne viva” (2009).

Sus artículos, ensayos, crónicas y entrevistas han sido publicados en diarios locales y en revistas nacionales como ‘Tierra Adentro’, ‘Fronte-ras’ y ‘Punto de Partida’ de la UNAM. También publica periódicamente en su blog: www.calorenlasombra.blogspot.com

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