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El Apellido Maldonado
La familia y apellido de Maldonado tuvo su origen de los que primitivamente usaron el apelido Aldana, junto con el
patronímico Arias, que por él pretenden haber derivádose de Ariamiro, uno de los monarcas suevos, que dominaron en
Galicia.
El Apellido Maldonado procede del antiguo y noble linaje gallego de ALDANA. El cual procede de Teodorico, Rey de los
Ostrogodos.
Este Rey era miembro de la estirpe de los Amalos , (quienes se enfrentaron a los hunos). Teodorico era hijo de Teodomiro el
cual fué proclamado Rey por los Oriolanos formando así el Reino de Todmir.
Teodorico en el año 462 fue llevado a Roma, donde se educó. Las relaciones con los visigodos fueron intensas al convertirse
Teodorico en tutor de Amalarico, quien sería el rey de España. En sus últimos años, Teodorico participó activamente en las
cruzadas. A la muerte de Teodorico se produce la división del reino godo y los visigodos.
Tedodorico gobernó España alrededor del año 507,dejó dos hijos en España. Uno de ellos fue Severiano, duque de Cartagena,
casado con doña Teodora. El otro, que se llamó Suero, hizo su asiento en Galicia y fundó en ella el solar de la casa ALDANA,
cerca de la ciudad de Santiago de Compostela, donde predicó el apóstol Santiago discípulo de Jesucristo, convirtiendo al
catolicismo a España y a todos a nuestros antepasados, incluso en la Iglesia de Santiago de Compostela se encuentra la
sepultura del apóstol.
Maldonado: Sus Armas e Historia
Los Maldonado han usado siempre las armas que el Rey de Francia concedió a su progenitor después del desafío con el
Duque de Aquitania, tal como cuenta la historia.
El Escudo está compuesto por un: CAMPOS DE GULES, CON CINCO FLORES DE LIS DE ORO, puestas en sotuer.
La Historia cuenta que en la Iglesia de Santa María de un lugar llamado Maderuelo, se encuentra un sepulcro con la siguiente
inscripción " Aquí yaze el noble caballero Hernando Maldonado" Hernán Pérez de Aldana, según unos, o Nuño Pérez de
Aldana, el fundador del apellido MALDONADO. Éste fue señor de esta casa y de otras muchas posesiones, y no vivió, como
algunos autores afirman, en los tiempos del Rey Don Alonso el Magno, sino en el reinado de Don Fernando II de León,
alcanzando también el de su sobrino Alfonso VIII. Eran los tiempos de la Cuarta Cruzada alrededor de los años 1158-1214.
En los tiempos de éste último Rey sucedio este episodio que fue la razón para que cambiara ALDANA por el de
MALDONADO, convirtiendose asi en el fundador de este linaje Maldonado del que somos parte hasta este dia. Lo
contaremos de la forma en que lo hacen las crónicas antiguas:
Don Hernan Pérez de Aldana estaba gravemente enfermo, se encomendó a nuestra señora la virgen, prometiendo visitarla si
le devolvía la salud, y apenas mejoró un tanto, se puso en camino desde Galicia hacia las ásperas montañas de Cataluña. Con
el cansancio y las molestias de tan largo viaje se recrudeció su dolencia, de modo que fue preciso ponerle una cama en uno de
los ángulos de la iglesia para que pudiera hacer la novena que había ofrecido. Llegada la fiesta de la Natividad de la Virgen, el
8 de Septiembre, se llenó por completo el templo de fieles deseosos de presenciar las ceremonias litúrgicas.
Uno de los peregrinos, llamado Guillermo, Duque de Normandía, sobrino del Rey Felipe de Francia, no hallando otro lugar
mas despejado de gentes en toda la iglesia que aquel donde estaba la cama del mencionado D. Hernán o Nuño Pérez de
Aldana, se permitió la libertad de ponerse de pie en ella para ver mejor las ceremonias; y agraviado Don Hernán, tanto por la
molestia que le causaba el Duque como por su falta de atención, le dijo:
- Ruégoos, en cortesía, caballero, busquéis otro sitio en que mejor podáis estar, que vuestros pies me incomodan
A lo que contestó el Duque Guillermo con altanería:
- No te incomodaran si supieses quien soy.
Replicándole el enfermo:
- Tu también, si me conocieses, me hicieras más cortesía.
Pero, lejos de ceder, volvió a contestarle el Duque:
-No me des ocasión para que ponga los pies de modo que los sientas.
Estas palabras acabaron de agraviar al de ALDANA, y lleno de indignación, replicó al Duque:
-Prométoos que si esta Señora, a cuya devoción vine, me escapa de lo que padezco, iré a tomar enmienda de la injuria
recibida en su casa. Pero escarneciendo el Duque la amenaza, la desechó riéndose.
Sanó el de ALDANA y convocó a sus más principales parientes, manifestándoles su desafío y queja. Todos ofrecieron
asistirle, arriesgando sus vidas y gastando sus haciendas, y acordaron dar cuenta al Rey Don Alonso, que se hallaba en
Burgos, a donde fueron a pedir amparo. Enterada aquella Majestad ofreció su favor, enviando como embajador al Rey de
Francia para que le asegurase que Hernán Pérez de Aldana era tan principal caballero, que podía desafiar a otro cualquiera de
los de Francia, sin exceptuar ninguno por preeminente que fuese, y que bajo su amparo no permitiese se le hiciera superchería.
Puesto todo por obra, fue recibido Hernán y sus parientes con benigno agrado del Rey Felipe, y reunidos los Grandes de
Francia se refirió el suceso. El Duque Guillermo pidió perdón; mas Hernán propuso se postrase en castigo de su ignorancia y
consintiera le pusiese los pies encima; el Duque no consintió, y Hernán suplicó al Rey terminase su querella por desafío,
señalando armas y día y asegurando el campo, pues era extranjero y estaba en su reino; el Rey guardó justicia.
Llegó el día señalado, y ambos caballeros concurrieron en sus caballos a la brida, con arneses blancos, lanzas de armas,
porras, espadas y dagas, usando por timbre Hernán Pérez de Aldana el lema Ave María, y llevando en su escudo las armas de
Aldana, que eran dos lobos de púrpura en campo dorado. Puestos así en la estacada, se arremetieron rompiendo lanzas, por lo
que usaron las porras, dándose recios golpes, de los que salió herido en la cabeza el Duque, que cayó al suelo.
Saltó entonces Hernán de su caballo, a desenlazarle el yelmo para cortarle la cabeza, a cuyo tiempo el Rey arrojó el cetro, y
los fieles del campo se interpusieron para estorbarlo, de lo que dio Hernán quejas a su Majestad.
El Rey le dijo a Don Hernán que bastaba lo hecho; que si el Duque moría quedaba vengado y si sanaba del golpe en la
cabeza, el Rey quedaba obligado a darle satisfacción a su agrado a Don Hernando. Mejorado el Duque, pidió Hernán el
cumplimiento de lo prometido, y se le dijo pidiese lo que quería; y juntos los altos hombres de la Corte y ratificado el Rey en
su ofrecimiento por tres veces, dijo Hernán:
- Señor; te pido que como traes tres FLORES de LIS por armas, me otorgues para que yo pueda tener cinco.
Disgustóle al Rey Felipe la pretensión, y ofrecióle en cambio riquezas y otras mercedes, pero el de Aldana contestó que no
había ido a Francia por riquezas, sino por su honor, y que de no cumplir el Rey su promesa, se volvería quejoso, no ya del
Duque, sino del mismo Monarca.
El Rey le contestó:
- Yo te las doy, si bien MALDONADAS (no hay error en Maldonadas); es decir, contra mi voluntad."
Desde entonces Hernán Pérez de Aldana cambio su último apellido por el de Maldonado, tomándolo de la frase del Rey
Felipe, maldonadas, y comenzó a lucir por armas las 5 FLORES DE LIS. Sus descendientes directos conservaron el apellido
Maldonado; pero los parientes laterales continuaron apellidándose Aldana y usando el escudo del linaje Aldana.
Origen y significado del apellido Maldonado:
El apellido Maldonado procede del apellido noble Aldana, oriundo de Galicia. Parece ser que el linaje de los Aldana procede
del rey ostrogodo Teodorico. Tedodorico, educado en Roma, gobernó España alrededor del año 507 y tuvo dos hijos. Uno de
ellos fue Severiano, duque de Cartagena, casado con doña Teodora. El otro, que se llamó Suero, hizo su asiento en Galicia y
fundó en ella el solar de la casa Aldana, cerca de la ciudad de Santiago de Compostela. Otra leyenda entronca los Aldana con
el rey Ariamiro o Artamiro VIII, monarca de los suevos en Galicia en el 517. Lo que sí parece confirmado es el cambio de
Aldana a Maldonado. La historia es la siguiente:
Don Hernan Pérez de Aldana, en tiempos de la cuarta Cruzada (que se fecha entre 1158 y 1214), debido a una grave
enfermedad, fue de peregrino desde su Galicia natal a Cataluña para encomendarse a la Virgen. En la iglesia, un 8 de
septiembre, y mientras estaba postrado en una camilla, fue importunado por otro peregrino que resultó ser nada menos que
Guillermo, Duque de Normandía y sobrino del rey Felipe de Francia. Tras un intercambio de amenzas por parte de ambos y
tras la mejoría del de Aldana, se acordó un duelo entre ambos, en presencia del rey Felipe de Francia. En el combate, Hernán
Pérez de Aldana derribó y malhirió al Duque de Normandía...
"Saltó entonces Hernán de su caballo, a desenlazarle el yelmo para cortarle la cabeza, a cuyo tiempo el Rey arrojó el cetro, y
los fieles del campo se interpusieron para estorbarlo, de lo que dio Hernán quejas a su Majestad, que le dijo bastaba lo hecho;
que si el Duque moría quedaba vengado y si escapaba se obligaba como Rey a darle satisfacción a su agrado. Mejorado el
duque pidió Hernán el cumplimiento de lo prometido, y se le dijo pidiese lo que quería; y juntos los altos hombres de la Corte
y ratificado el Rey en su ofrecimiento por tres veces, dijo Hernán:
- Señor; te pido que como traes tres flores de lis por armas, me otorgues que yo pueda traer cinco.
Disgustóle al Rey Felipe la pretensión, y ofrecióle en cambio riquezas y otras mercedes, pero el de Aldana contestó que no
había ido a Francia a por riquezas, sino a por su honor, y que de no cumplir el Rey su promesa, se volvería quejoso, no ya del
Duque, sino del mismo Monarca. El Rey entonces le contestó:
- Yo te las doy, si bien maldonadas; es decir, contra mi voluntad."
Desde entonces Hernán Pérez de Aldana cambió su último apellido por el de Maldonado, tomándolo de la frase del Rey
Felipe, maldonadas, y comenzó a lucir por armas las flores de lis. Sus descendientes directos conservaron el apellido
Maldonado; pero los parientes laterales continuaron apellidándose Aldana y usando el escudo del linaje Aldana."
El renombrado Hernán Maldonado, estaba casado con Dña. Aldara Fernández Turrichao (hija de Fernández Pérez Turrichao,
Merino Mayor de Galicia, y de su mujer Dña. Teresa Pérez Viejo). A partir de aquí, el apellido Maldonado se extendió por
toda la Península, despues pasando a las Indias.