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boletincinterfor 17 No. 146, mayo-agosto de 1999 1. Premisas básicas de la re- flexión actual Estamos a punto de transitar ha- cia un nuevo milenio, y la única carac- terística constante del escenario eco- nómico y social a escala mundial, es el cambio que se manifiesta en todos los sentidos y en diferentes direccio- nes, frecuentemente, con orientaciones y repercusiones encontradas, por lo que el devenir de los países de América Latina y el Caribe en el próximo siglo depende, en buena medida, de su ca- pacidad de entendimiento, asimilación y adaptación al fenómeno del cambio. En los últimos años, las tenden- cias observadas no solo en un conti- nente, sino en la mayoría de los países del planeta, han sido los cambios tec- nológicos y sus efectos sobre la orga- nización de la producción y el trabajo, la globalización económica y la cre- ciente competencia por los mercados. Al acentuarse la interdependencia en- tre países de la región y de otras regio- nes, los periodos de crisis se han vuel- El cambiante escenario económico, social y laboral y las nuevas necesidades de formación Agustín Ibarra El tema del título fue abordado por Agustín Ibarra quien, luego de su des- cripción de tal escenario, planteó al- gunas polaridades que se presentan ante la necesidad de pasar de un mo- delo económico semicerrado y de gran presencia estatal hacia un modelo abierto, interrelacionado, con cambio tecnológico, modernización productiva y revaloración del trabajo. Ellas son: exigencias de productividad y de comepetitividad ante necesidades de mejorar las condiciones de vida de la población; innnovación tecnológica frente a desarrollo humano; formación para el trabajo versus formacion en el trabajo; modernización frente al ries- go de exclusión social. La disertación fue seguida, tal como se había esta- blecido, por un comentario del consul- tor uruguayo Ruben Katzman, que se publica a continuación de las palabras del Secretario Ejecutivo del Consejo de Normalización de Comptencias Labo- rales (CONOCER), de México.

El cambiante escenario económico, social y laboral y … · Latina y el Caribe en el próximo siglo depende, en buena medida, de su ca-pacidad de entendimiento, asimilación

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No. 146, mayo-agosto de 1999

1. Premisas básicas de la re-flexión actual

Estamos a punto de transitar ha-cia un nuevo milenio, y la única carac-terística constante del escenario eco-nómico y social a escala mundial, esel cambio que se manifiesta en todoslos sentidos y en diferentes direccio-nes, frecuentemente, con orientacionesy repercusiones encontradas, por lo queel devenir de los países de AméricaLatina y el Caribe en el próximo siglodepende, en buena medida, de su ca-

pacidad de entendimiento, asimilacióny adaptación al fenómeno del cambio.

En los últimos años, las tenden-cias observadas no solo en un conti-nente, sino en la mayoría de los paísesdel planeta, han sido los cambios tec-nológicos y sus efectos sobre la orga-nización de la producción y el trabajo,la globalización económica y la cre-ciente competencia por los mercados.Al acentuarse la interdependencia en-tre países de la región y de otras regio-nes, los periodos de crisis se han vuel-

El cambianteescenario económico,social y laboraly las nuevasnecesidades deformación

Agustín Ibarra

El tema del título fue abordado porAgustín Ibarra quien, luego de su des-cripción de tal escenario, planteó al-gunas polaridades que se presentanante la necesidad de pasar de un mo-delo económico semicerrado y de granpresencia estatal hacia un modeloabierto, interrelacionado, con cambiotecnológico, modernización productivay revaloración del trabajo. Ellas son:exigencias de productividad y decomepetitividad ante necesidades demejorar las condiciones de vida de lapoblación; innnovación tecnológicafrente a desarrollo humano; formaciónpara el trabajo versus formacion en eltrabajo; modernización frente al ries-go de exclusión social. La disertaciónfue seguida, tal como se había esta-blecido, por un comentario del consul-tor uruguayo Ruben Katzman, que sepublica a continuación de las palabrasdel Secretario Ejecutivo del Consejo deNormalización de Comptencias Labo-rales (CONOCER), de México.

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to más recurrentes y se han agudizadolos desequilibrios económicos y socia-les internos y externos de las nacioneslatinoamericanas. En este sentido, caberecordar los efectos ocasionados porla no muy lejana crisis de los paísesasiáticos.

A pesar de que existe la idea deque el cambio tecnológico es vertigino-so, pues cada día nos sorprende la velo-cidad con la que se generan innovacio-nes tecnológicas, en realidad su impac-to en la productividad del hombre noes tan rápido como podría suponerse,por lo que los beneficios que ésta po-dría producir se ven limitados. Si secomparan estos avances con los de la Re-volución Industrial, nos damos cuentaque “...en los últimos ochenta años deesta Revolución aparecieron los auto-móviles, los químicos sintéticos y laelectricidad, y debido a ello la produc-tividad humana aumentó 250%. ¿Cuán-tos años tienen las tecnologías de la in-formación? Unos treinta o cuarenta, esdecir la mitad. A escala global, la pro-ductividad humana apenas está empe-zando a crecer. Pasarán otros cuarentaaños, o más, para que tengamos un in-cremento del 200 o del 300% en la pro-ductividad.” (Michael L. Dertouzox“Los pobres, el problema”, RevistaExpansión N° 762, marzo, México,1999). Visto así, el cambio no tiene lavelocidad que muchas veces suponemos.

Asimismo conviene destacar que,no obstante el carácter global de dichastendencias, éstas se manifiestan de

manera diferenciada tanto entre paísescomo entre sectores productivos e, in-cluso, entre grupos específicos de po-blación. En este sentido, las generali-zaciones son necesarias para el análi-sis, pero no suficientes para compren-der de mejor manera cómo se expre-san estas tendencias en nuestros paí-ses y cómo se definen las medidas aseguir no solo para aprovechar las po-sibilidades que ofrecen estos cambiospara mejorar el bienestar social, sinosobre todo para contrarrestar aquellosefectos que puedan erosionar aun másel nivel de vida de las personas.

Por ello, una de las premisas quedeben guiar la reflexión es el recono-cimiento de la existencia de diferentesformas de entender cómo los procesosde cambio inciden en las economíaslatinoamericanas. Esta diversidad depuntos de vista tiene ventajas, porquepermite aterrizar el análisis y el dise-ño de políticas a partir de realidadesnacionales; sin embargo, tambiénmuestra desventajas que se derivan,principalmente, por la dificultad querepresenta la ausencia de informacióncomún y aprendizajes compartidos, loque limita la identificación de las me-jores prácticas que se han desarrolla-do en la región sobre el manejo delcambio tecnológico, la modernizaciónproductiva y la inserción de nuestraseconomías en los mercados globales,así como el intercambio de experien-cias en cuanto a formas de atención delos problemas que se ocasionan por losprocesos de cambio.

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Otra premisa a tenerse en cuenta,es que si bien son tendencias univer-sales, el cambio tecnológico, la globa-lización económica y la sociedad de lainformación constituyen situacionesobjetivas, que existen en tanto que sonprocesos impulsados por actores socia-les cuyas acciones repercuten a escalamundial. Por ello, se deben tomar comohechos reales, que existen indepen-dientemente de los juicios de valor quese formen sobre ellos.

2. Cambio tecnológico integraly flexible

La necesidad histórica de lograrmayor productividad por parte de lasempresas, las ha llevado en diferentesmomentos a impulsar la innovacióntecnológica como uno de los mediosmás eficaces para aumentar su produc-ción, reducir costos y obtener mejoresrendimientos. Mientras que en una pri-mera etapa, el cambio tecnológico seorientó a darle mayor rapidez a los pro-cesos de producción, esto es, a lograrvolúmenes crecientes de mercancías yeconomías de escala, por la vía de me-jorar los equipos y herramientas de tra-bajo; asimismo, el cambio tecnológi-co que vivimos en el final del siglo XX,se caracteriza por ser integral, ya queademás de generar nuevos dispositivostécnicos, se innovan y aplican nuevasformas de organización y gestión de laproducción y el trabajo. Dentro de estaperspectiva, son ya conocidos los sis-temas de producción “just-in-time”,las estrategias de calidad total y mejo-

ra continua, la reingeniería de proce-sos y el “outsourcing”, entre otras op-ciones que se han generado para me-jorar la gestión del trabajo.

La adopción de estos sistemas deorganización productiva y del trabajoconstituye un reto muy importante paralas economías latinoamericanas. Porejemplo, una política adecuada desubcontratación permitiría vincular aramas y empresas exportadoras conotros sectores y regiones que operan anivel local, lo que aumentaría los en-cadenamientos y mejoraría el merca-do doméstico al reflejarse en empleosy salarios. Sin embargo, esto se ve en-torpecido por la incertidumbre econó-mica que prevalece en la mayoría delos países de la región, así como por laausencia de sistemas de informaciónsobre proveedores y una crecientecomplejidad inherente al proceso desubcontratación.

Otra característica importante delcambio tecnológico es que su esenciaes fundamentalmente flexible, es de-cir, que con pequeños ajustes permiteproducir nuevas líneas de productospara satisfacer las necesidades cam-biantes de los consumidores. Hastaantes de la década de los sesenta, labase técnica de la producción era unatecnología fija que se correspondía conun modelo de producción en serie, yque se orientaba a lograr economías deescala, por lo tanto no había diferen-ciación del producto ni preocupaciónpor las necesidades del mercado, ésteera un concepto externo a la empresa.

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Sin embargo, a inicios de los se-senta empieza a gestarse un proceso detransformación tecnológica de alcan-ce mundial, que lleva gradualmente alas empresas a cambiar su base técni-ca de producción con tecnología flexi-ble, que implica modificaciones gra-duales de sus sistemas de organizacióndel trabajo y administración empresa-rial. Paulatinamente, se va transitandohacia un nuevo patrón de producción,con flexibilidad, diferenciación de pro-ducto y orientado por la demanda.

Estas tendencias giran en torno delcambio en la concepción tecnológicadel producto; antes, los productos eranfabricados en serie y se estandarizaban,ahora se distinguen por su capacidadpara satisfacer necesidades diferencia-das, pero sobre una misma base están-dar de tecnología. Por ejemplo, en laindustria automotriz, en la computa-ción y la electrónica, se cuenta con unabase tecnológica que con pequeñasmodificaciones se pueden satisfacernecesidades muy diversas.

Los cambios del producto tambiénhan transformado la concepción de lastecnologías “dura” y “blanda”. Respec-to a la tecnología “dura”, se pasó de laautomatización rígida a la flexibilidad,a las máquinas programables, a la mi-croelectrónica y a la teleinformática,lo que ha favorecido la descentraliza-ción y la organización de la produc-ción a escala mundial. En cuanto a latecnología “blanda”, el cambio se ob-serva en la gestión del trabajo, en las

formas en que se organizan las empre-sas en sistemas de calidad, en prácti-cas de mejora continua y en equiposde trabajo autodirigidos y de alto de-sempeño.

De esta manera, se va generandouna nueva estructura industrial en elmundo caracterizada por la “descorpo-ratización”. Si antes en la economía deescala se requerían grandes empresas,ahora lo que se busca son núcleos denegocios capaces de innovar y adaptar-se. A escala mundial, las empresas sequitan “grasa” y utilizan prácticascomo el “benchmarking” y el desarro-llo de proveedores como medios paragenerar versatilidad y agilidad frentea los cambios.

Por ejemplo, para la fabricaciónde una computadora, puede ser que latarjeta esté hecha en Taiwán, el moni-tor en Japón, los “chips” en Corea yel gabinete en México, y se arme enCosta Rica y se venda en los EstadosUnidos. Esto quiere decir que estamosante una estructura industrial cada vezmás descentralizada.

En paralelo, se están desarrollandoprocesos de integración, como “jointventures”, alianzas estratégicas, inves-tigación y comercialización de produc-tos conjuntos, que además de contri-buir a la creación de demanda en elmercado de trabajo, inciden en las de-cisiones de inversión, incluyendo lasextranjeras, que son indispensablespara la generación de fuentes de empleo.

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También se observan cambios enlos procesos productivos; entre éstos,cabe mencionar el tránsito de una pro-ducción en serie, a una producción di-ferenciada; de la especialización deltrabajo, a la polivalencia y la multifun-cionalidad; del puesto de trabajo, a laorganización de redes y equipos de tra-bajo; y, de las actividades repetitivas yrutinarias, a la innovación y creativi-dad del trabajador en la solución deproblemas.

Cabe destacar que en muchos sec-tores, e incluso países, estos procesosde cambio se dan más rápido, y enmuchos más apenas empiezan a ges-tarse, por lo que no se puede hablar deuna transformación lineal ni homogé-nea; por el contrario, existen eviden-cias de estudios desarrollados en elseno de la OIT y de la CEPAL queapuntan, más bien, a coincidir en queel proceso de cambio es complejo, he-terogéneo y dinámico, y que dependede la situación económica y social decada país.

Sin embargo, está condicionantelocal, no constituye argumento sufi-ciente como para dejar de reconocerque en materia tecnológica nuestrospaíses enfrentan los retos de lograr, enel corto plazo, la combinación adecua-da entre innovación tecnológica “dura”y tecnologías “blandas”, la diferencia-ción de productos, la formación conti-nua de los recursos humanos y el ma-yor énfasis en las necesidades del clien-te. Adoptar medidas en estas áreas, re-

sulta importante para impulsar unanueva cultura empresarial y laboral quearmonice los requerimientos de com-petitividad, la conservación de losempleos y la recuperación del poderadquisitivo de amplios grupos socia-les, que los han visto disminuidos porlas severas crisis enfrentadas en la re-gión.

El cambio tecnológico ha genera-do modificaciones en las formas en quese organiza la producción y el trabajo,lo que está llevando a una nueva diná-mica del mercado laboral, ya que nosolamente son sus efectos sobre el vo-lumen del empleo, sino sobre todo loscambios cualitativos que trae consigo,como las modificaciones en los conte-nidos del trabajo, las exigencias de unaformación y capacitación de mayorcalidad y pertinencia para los trabaja-dores, la flexibilidad en las relacioneslaborales y una mayor movilidad de lafuerza de trabajo.

En este sentido, la nueva tecnolo-gía está replanteando la función deltrabajo, ya que para lograr la competi-tividad no basta con la especializacióndel operario en determinadas tareas,sino que cada vez más se requiere queel trabajador aporte su capacidad inte-lectual para analizar y resolver proble-mas relacionados con la calidad, elmantenimiento, la participación en latoma de decisiones y la interacción conotros trabajadores. De este modo, seviene dando un cambio de actitud querevalora el papel del trabajo humano y

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la importancia de su contribución alproceso productivo, y se está propi-ciando una nueva cultura del trabajoque estimula el constante mejoramien-to, no solo del producto terminado sinodel proceso y la organización de la pro-ducción en su acepción más amplia.

De ahí que la tendencia sea tras-cender modelos en los que se asignabaun gran peso a la especialización y aldiseño de las ocupaciones a partir deactividades sencillas, repetitivas y ru-tinarias, hacia otros donde se prestamayor atención a la capacidad intelec-tual y creativa de la fuerza de trabajo.

Estas tendencias repercuten entoda la estructura productiva. Algunosestudios apuntan que estos cambiossolo pueden ser observados en las em-presas y sectores productivos líderes,que emplean “tecnología de punta” ytienen fuertes vínculos con mercadosexternos. No obstante la validez de estaapreciación, nuestra experiencia nosindica que el cambio tecnológico tie-ne implicaciones en todos los sectoreseconómicos y tamaños de empresa, yaque al modificarse no solo la base téc-nica de la producción, sino también lagestión de los procesos productivos ydel trabajo, se está construyendo unanueva organización industrial que re-quiere que las micro, pequeñas y me-dianas empresas adapten su estructuray funciones a las condiciones del cam-bio; aquellas que no lo hagan, correnel riego de quedar fuera de las cadenasproductivas y, por tanto, del mercado.

3. La sociedad delconocimiento y de la información

Estrechamente ligado al cambiotecnológico, se observa que cada vezse da más importancia en este final desiglo a la generación y adquisición deconocimientos, de ahí que se empiecea caracterizar a la sociedad actual comouna “sociedad del conocimiento”. Lasacepciones más generales sobre esteconcepto, coinciden en señalar la im-portancia de la capacidad de personase instituciones para adquirir, procesary aplicar conocimientos.

Algunos autores (Carlos Mancera“La competencia laboral en el ámbitode la educación en México” en Revis-ta Competencia Laboral núm. 4, CO-NOCER, México, diciembre de 1997)señalan que: “…el término se refiere ala capacidad de los grupos socialespara generar y aprovechar información,actuar ante situaciones imprevistas,comprender las necesidades del mo-mento y transmitirlas a otros, adaptarlas propias aptitudes a formas de orga-nización y tecnologías inéditas; enotras palabras, el aprender a aprender,como condición indispensable de so-brevivencia.”

En este contexto, la tarea de lasorganizaciones será desarrollar capa-cidades para documentar y sistemati-zar sus experiencias, abrirse a los de-safíos de mercados y tecnologías, einnovar, adaptar y crear conocimientocolectivo y distribuirlo entre sus miem-

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bros. En este sentido, “una organiza-ción que aprende a aprender es tam-bién una organización que transfiereconocimientos a sus miembros, queconstruye un capital que no solo se re-fleja en los balances financieros de laempresa, sino también en el potencialde sus miembros.” (Gore Ernesto, LaEducación en la Empresa; edit. Gra-nica, Buenos Aires, Argentina, 1996).

Diversos conceptos se han acuña-do para denominar este cambio: la nue-va sociedad basada en organizaciones,administración y conocimiento, dePeter Drucker; “tercera ola”, de AlvinToffler; y, sociedad de información deNaisbitt, por citar solo algunos. Sinembargo, e independientemente deltérmino, lo significativo es que existecoincidencia en que estamos transitan-do de una sociedad denominada indus-trial a otro tipo de sociedad basada enrecursos de información y administra-ción, en organizaciones concebidascomo redes de conocimientos y en lacapacidad de emprendimiento y apren-dizaje, que a la vez demanda profesio-nales y trabajadores capaces de resol-ver problemas complejos y enfrentarsituaciones contingentes.

En algunos países, se ha demos-trado que en la creciente competenciapor los mercados globales, la educa-ción y el conocimiento juegan un pa-pel relevante, en tanto que las nuevasindustrias (biotecnología, telecomuni-caciones e informática, entre muchasmás) dependen más de la organización

del conocimiento y del aprendizaje,que de recursos naturales, tamaño deempresas o materias primas.

La última década se ha caracteri-zado por una expansión acelerada delas telecomunicaciones en todo el mun-do. La popularización de Internet amediados de los noventa aceleró aunmás este fenómeno que también se havisto favorecido por un decremento enel precio de los equipos y un aumentoen sus capacidades de procesamiento.La fuerza de este cambio reside en lasíntesis de un conjunto de tecnologíasdiversas llamadas “tecnologías de in-formación” que abarcan todos los com-ponentes del procesamiento y distribu-ción de la información en formatodigital y que han tenido un impactoimportante en todos los campos de laactividad humana. La revolución de lascomunicaciones globales derivada dela aparición de Internet, ha sido consi-derada como el inicio de una nueva eraa la que se ha denominado era de lainformación, entre otras acepciones.

Se considera que la llamada WorldWide Web (www) es la causal del naci-miento de esta nueva cultura, ya quecuenta con una estructura con una na-turaleza dinámica y en constante pro-ceso de revisión, reorganización y ac-tualización. Asimismo, la www se ca-racteriza por una verdadera universa-lidad, ya que integra visiones univer-sales sobre todos los temas, lo cual con-lleva a implicaciones culturales enor-mes, puesto que lo que se difunde en

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esta red refleja las manifestaciones co-tidianas de los individuos y de las or-ganizaciones del mundo real.

Entre las áreas de actividad huma-na en las que las tecnologías de infor-mación están teniendo mayor impactose encuentran: i) el aprendizaje y laadquisición de conocimientos; ii) eltrabajo; y, iii) comunicación.

Por ejemplo, en el caso del mode-lo educativo, se ha considerado que elutilizar el Internet como herramientaauxiliar en la educación permite gene-rar conocimiento a partir de un univer-so más amplio de información, que vamás allá de los libros de texto y de losmateriales educativos convencionales.

En lo referente a los cambios enel ambiente y la organización del tra-bajo, el desarrollo de las tecnologíasde información ha incrementado lasopciones de negocios, poniendo al co-nocimiento en el centro de la mayoríade las actividades desarrolladas por elhombre, situación que ha llevado a laaparición de empresas u organizacio-nes virtuales. En este tipo de empre-sas, el modelo de trabajo como la lí-nea de ensamble, en el que cada per-sona tiene una especialidad o destrezabien definida y es el principal respon-sable de una parte del proceso, tiendea ser sustituido por un modelo que sebasa en la integración de grupos deindividuos con varias destrezas y com-petencias, que interactúan a lo largo delproceso.

Sin embargo, los países de Amé-rica Latina y el Caribe, a pesar de losindudables esfuerzos que realizan paraincorporarse a la era de la informacióny el conocimiento, arriban con mayo-res dificultades y rezago económico yeducativo que superar.

En este sentido, el riesgo es queante las dificultades para tener accesoa las nuevas tecnologías, se acentúe ladesigualdad no solo al interior de nues-tros países, sino también respecto a lasnaciones con mayor desarrollo econó-mico y social, y que la modernización,en lugar de representar una oportuni-dad para mejorar el nivel de vida delos latinoamericanos, se convierta enun factor ocasionador de marginacióny pobreza y, por ende, de tensionessociales.

A lo anterior contribuye la dispo-nibilidad de material consideradocomo inadecuado para la sociedad,como la pornografía, la promoción dela violencia y del terrorismo, mensa-jes que afectan la salud, la moral y losvalores sociales.

Debido a estos peligros, las polí-ticas y estrategias tendientes a favore-cer la inserción de los países de la re-gión a la sociedad de la información yel conocimiento, cobran especial im-portancia, y su definición debe susten-tarse en amplios consensos sociales, demanera que permitan el acceso a lasnuevas herramientas de la información,de las que se puedan derivar nuevas

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oportunidades de progreso económicoy social.

En este ámbito es urgente cons-truir una visión propia de lo que sepuede esperar de las tecnologías de lainformación, definir las condicionesmás idóneas para insertarse en estosprocesos y avanzar en el debate en tor-no a las implicaciones sociales y eco-nómicas de este nuevo paradigma so-bre el futuro desarrollo de la región.

De esta manera, el reto es definirla posición de los países de AméricaLatina dentro de este nuevo escenario,para lo cual es necesario convocar aun debate amplio en el que participentodos los sectores de la sociedad, a finde lograr un mejor entendimiento delas posibilidades que ofrecen las tec-nologías, establecer el marco de polí-tica y precisar el papel que puede des-empeñar cada sector.

4. Mercados globales: nuevasbases de la competitividad

Otra de las tendencias sobre lasque se ha producido gran cantidad deinformación, es la globalización eco-nómica y productiva. Este fenómeno,que refiere a la mayor interdependen-cia entre regiones y países, ha sidoampliamente favorecido por el cambiotecnológico, de manera especial por elavance en las telecomunicaciones, lainformática y los medios de comuni-cación.

Sin embargo, los efectos que laglobalización produce en la región es-tán todavía en etapa de identificación.No obstante, en el momento actual di-chos efectos dependen más de lo queestos países hagan o dejen de hacer,que de lo que genere en sí mismo elproceso de globalización.

La globalización enfrenta a lasempresas y a las economías en su con-junto, a una competencia de escalamundial, lo que les exige niveles cre-cientes de productividad y de calidadde productos y servicios para podersobrevivir en la lucha por los merca-dos. En nuestros países el reto de lacompetitividad es más apremiante aun,ya que una buena parte de sus empre-sas corresponden al sector de las microy pequeñas, que carecen de los recur-sos necesarios para modernizar los pro-cesos de producción, sus vínculos conlos mercados, el acceso a la tecnolo-gía de punta y la gestión de sus recur-sos humanos.

En México, por ejemplo, se esti-ma que, con base en los censos indus-triales y comerciales y en el registrode derechohabientes del InstitutoMexicano del Seguro Social, la estruc-tura productiva se integra por alrede-dor de seiscientos mil empresas for-malmente constituidas. De éstas, me-nos de tres mil son grandes y eficien-tes. Alrededor de cincuenta mil son detamaño medio, cuentan con una estruc-tura razonable de organización y tra-tan de adaptarse a su entorno, aunque

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tienen importantes dificultades fi-nancieras y operativas. Las restantes547.000 mil son micro o pequeñas em-presas, y en el 60% de éstas se con-centra la mayor parte del empleo pro-ductivo en nuestro país; además, se tra-ta de empresas que no tienen ni los re-cursos ni la formación para transfor-mar su quehacer y viven siempre abru-madas por los problemas financierosy la carga regulatoria, que en propor-ción a su tamaño resulta excesiva.

Situación similar se puede obser-var en casi todos los países de la re-gión. Investigaciones empíricas sobreel tema, indican la existencia de unmovimiento importante de innovacióntecnológica, de cambios en los conte-nidos del trabajo y de elevación de lascalificaciones de los trabajadores, peroaltamente concentrado en empresas demayor tamaño, particularmente, enaquellas que están vinculadas con laexportación de bienes o servicios. Estesector de empresas se ha visto fuerte-mente presionado ante la necesidad deatender los nuevos patrones de compe-titividad dominantes en el mercado in-ternacional, así como a las presionesde los mercados internos, intensifica-das por los procesos de apertura co-mercial.

Estas empresas han sido las quemás invierten en tecnología, las que seocupan de capacitar a sus recursos hu-manos, las que mejores salarios pagany las que más empleos generan; aun-que cabe señalar que en muchos casos

no se trata de empleos directos, por-que generalmente son empresas flexi-bles que mantienen constante relacióncon sus proveedores y clientes; los em-pleos que se generan se deben más biena los encadenamientos productivos quese provocan por el avance de la tecno-logía y los nuevos esquemas de orga-nización.

Las fuentes de la competitividadtambién están cambiando. Tradicional-mente, se basaban en mercados prote-gidos y regulados, en economías deescala, en una fuerza de trabajo orga-nizada en puestos y considerando a losmateriales físicos como los principa-les activos de las organizaciones. Ac-tualmente, las fuentes de competitivi-dad se ubican en la globalización demercados y en la capacidad de las em-presas e individuos para insertarse eneste proceso, así como en la produc-ción orientada por los cambios de lademanda y en la administración de re-cursos humanos en redes y equipos dealto desempeño, donde se considera alas personas como el activo principalde las organizaciones

El nuevo modelo de la competiti-vidad es aquel que parte de la tesis deque las ventajas comparativas tradicio-nales, recursos naturales, tierra fértil ymano de obra barata, no han sido losfactores generadores del crecimientoque se esperaba, por lo que se proponecambiar el enfoque hacia el desarrollode ventajas competitivas, que se cons-truyan en torno de la innovación tec-

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nológica, la generación y difusión delconocimiento y el desarrollo del capi-tal humano.

La competencia no solo es por losmercados de bienes y servicios, sinotambién por las inversiones, por la cap-tación de ahorro externo. Las decisio-nes de inversión se fundamentan, en-tre otros criterios, en el grado de desa-rrollo de las competencias intangibles,tales como la integración de las cade-nas productivas, la innovación tecno-lógica, la formación continua de recur-sos humanos, sistemas reconocidos decalidad y mejora de procesos y produc-tos.

Esto quiere decir que hay que tran-sitar hacia un modelo de competitivi-dad que ponga el énfasis en el desa-rrollo de intangibles (conocimiento, ca-pital intelectual y tecnología), y susti-tuir la visión tradicional de las venta-jas comparativas naturales.

Según Thomas A. Stewart (“Lanueva riqueza de las organizaciones:el capital intelectual”, Ediciones Gra-nica, S. A., Buenos Aires, Argentina),el capital intelectual se puede medir yconvertirlo en factor de decisión deinversión. Este capital se integra portres elementos: humano, estructural yde clientes. El capital humano se re-fiere a la capacidad intelectual de losindividuos, el talento y la competen-cia, y es fuente de innovación y reno-vación; el estructural está constituidopor sistemas de información, inteligen-cia competitiva y de mercado, marcas

y patentes que transforman la periciaindividual en conocimiento colectivo;y, el capital cliente es el valor de lasrelaciones de la organización con lagente con quien hace negocios”.

Se ha demostrado en diversos es-tudios que las empresas que están con-tinuamente en procesos de innovación,que promueven la formación y el de-sarrollo de su personal, y que cultivanla relación con sus clientes, son las quese mantienen y adaptan a las condicio-nes del mercado y, por ende, las quetienen mayores posibilidades de sobre-vivir en la economía global.

En la competencia comercial in-ternacional, algunos autores distinguendos periodos: uno, que va de 1960 hastamediados de la década de los ochenta,durante el cual Japón y los llamados“tigres” asiáticos mostraron avances encasi todos los campos de desarrollomoderno; por contraste, Estados Uni-dos y Europa daban la apariencia deestar en decadencia; el segundo empie-za en 1985, cuando el mundo occiden-tal desarrolla un movimiento que halogrado equilibrar las fuerzas de lacompetitividad.

Los elementos principales de esemovimiento son: i) orientación totalhacia las necesidades, expectativas ysatisfacción del cliente; ii) desarrollode una cultura de medición, evaluacióny comparación constantes del propiodesempeño y del de la competencia y,con base en ello, la adopción de medi-das de mejora continua; iii) desarrollo

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permanente de las capacidades y habi-lidades de todo el personal, haciendocaso omiso de niveles jerárquicos yhabiendo disposición en la empresapara otorgar el reconocimiento salarialapropiado; y, iv) innovación continua,en las características del producto oservicios, en la manera de producirloy hasta en las formas de organizacióny conducción de la empresa.

En el ámbito individual, este mo-vimiento se traduce en la necesidad de:i) desarrollar la competencia para en-frentar con éxito los nuevos requeri-mientos del trabajo; ii) adoptar la vi-sión cliente/proveedor; iii) participaren procesos de evaluación del desem-peño laboral y personal; y, iv) integrar-se en procesos educativos permanen-tes, además de trazar trayectorias indi-viduales de desarrollo.

La pregunta es ¿en qué momentola región latinoamericana pasa a for-mar parte de este movimiento, consi-derando que su estructura productivaestá integrada fundamentalmente porempresas micro y pequeñas, y una granpresencia de actividades ocupaciona-les de tipo informal, en las que estángrupos sociales con baja escolaridad yproductividad? Este es el reto.

Una estructura productiva desar-ticulada limita las posibilidades deempleo, de ofrecer remuneracionesadecuadas al trabajo y provoca quegran parte del resultado exportador setenga que pagar al exterior.

La apertura comercial, si bien ne-cesaria en un mundo donde los mode-los autárquicos no son viables, ha ge-nerado en muchos sectores de activi-dad empresarial que se pierdan las li-gas entre proveedor–cliente, fabrican-te–comercializador, servidor–usuario,reemplazándolas por empresas multi-nacionales que ofrecen mejor calidad,servicio y precio.

De ahí la urgente necesidad depromover políticas que faciliten lasalianzas entre empresas y sus provee-dores y clientes, de manera que gene-ren nuevos espacios de actuación em-presarial que permitan aprovechar ven-tajas competitivas, desarrollar produc-tos para atender nichos de mercado eintroducir sistemas de calidad y prác-ticas modernas de gestión de recursoshumanos. Asimismo, la formación dedirectivos y gerentes es fundamentalpara la política de desarrollo de perso-nal y de competitividad en la empresa.

Dentro de este contexto, resulta degran importancia considerar entre lostemas prioritarios a discutir, el referi-do a la cultura empresarial que ha pre-valecido en los países de América La-tina, identificar sus características, ten-dencias y posibilidades de cambio, demanera que se corresponda con lasnuevas formas de hacer negocios en elmundo, lo que implica un cambio dementalidad para desarrollar una visiónestratégica, que permita dar mayor én-fasis al desarrollo tecnológico, la adap-tación de las empresas a las exigencias

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del mercado y la formación continuade recursos humanos. Con ello, no solose logrará que las economías y susempresas tengan mayores niveles decompetitividad, sino también que laspersonas mantengan sus empleos yfuentes de ingreso.

Entre los aspectos estratégicossobre la nueva competitividad empre-sarial para los próximos años, cabedestacar los siguientes: i) utilizaciónóptima de recursos; las empresas es-tán bajo tremendas presiones del mun-do financiero, de ahí que el uso eficien-te de recursos –físicos y humanos-, asícomo la rearticulación de las cadenasproductivas son una prioridad paranuestros países; ii) adecuada ubicaciónde actividades productivas, de maneraque permitan aprovechar las ventajascompetitivas que cada país ofrezca; y,iii) capacidad de interacción; las cre-cientes transacciones internacionalesobligan a las empresas a desarrollar sucapacidad de interacción en un ambien-te global y diverso, y a los países con-tar con la tecnología y la gente capaci-tada.

Ante una sociedad que tiende aprivilegiar el conocimiento y las capa-cidades intelectuales entre los trabaja-dores de todos los niveles, el mercadolaboral demanda profesionales y tra-bajadores altamente competitivos. Ac-tualmente, se requiere a las personascapacidad para resolver problemas ytomar iniciativas, trabajar en equipo,manejar lenguajes tecnológicos y co-nocimiento de información, capacidad

de comunicación y de relaciones inter-personales, así como habilidades paraenfrentar situaciones imprevistas, en-tre otras competencias indispensablesno solo para el desempeño laboral, sinotambién para la vida cotidiana.

Por ello, muchas empresas empie-zan a valoran cada vez más al indivi-duo creativo, a la persona que es ca-paz de adaptarse a los cambios tecno-lógicos y a las nuevas formas de orga-nización del trabajo, o incluso, a cam-bios de ocupación y, por lo mismo, alque es capaz de aprender continuamen-te durante toda su vida.

Estamos ante un cambio socialfundamental que implica “la transicióna la sociedad del conocimiento”; estoquiere decir que cada vez más en laeconomía y en la sociedad se valoranmás aquellas empresas u organizacio-nes que generan conocimiento, lo con-servan y lo traducen en acciones devalor agregado, lo que viene a mejorarlas condiciones de su operación ysobrevivencia en el futuro.

En conclusión, observamos queAmérica Latina y el Caribe se encuen-tran en una etapa de transición, en unproceso en el que algunas empresas ysectores se han modernizado, otrosapenas empiezan a cambiar y muchosmás están atrasados, que solo sobrevi-ven. Debido a ello, en diversos estu-dios se ha concluido, ante las eviden-cias empíricas, que los países de la re-gión están inmersos en un proceso demodernización incipiente, todavía le-

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jos del que han alcanzado otras regio-nes, entre otras causas, por las dificul-tades para atraer inversión, la ausen-cia de estrategias sistemáticas de in-novación, desfases entre la formaciónde recursos humanos y los requeri-mientos de los centros de trabajo y lalimitada participación social en la de-finición de las orientaciones de la re-estructuración productiva.

Por ello, la necesidad de avanzaren la constitución de estrategias decompetitividad más sistemáticas ysustentables a mediano y largo plazo,que incluyan no solo a las empresas depunta, exportadoras, sino también a lasempresas que integran los distintos ni-veles de las cadenas productivas, paraasegurar que las mejores prácticas so-bre innovación tecnológica y gestiónde recursos humanos lleguen a los con-juntos de empresas de los distintos sec-tores y regiones.

En este sentido, deben identificar-se e incluirse en las estrategias decompetitividad aquellos nichos de pro-ductos/mercado innovadores, pero queoperan con tecnologías tradicionales,como serían los casos, por ejemplo, delos cultivos orgánicos (café y otros).

5. Efectos de estas tendenciassobre el mercado laboraly el empleo

El mercado de trabajo presentacaracterísticas propias en cada país, deacuerdo con factores como el creci-

miento de su población, el marco legalde la contratación laboral, los proce-sos de la negociación colectiva, losobjetivos, organización y actuación desus sindicatos y organismos empresa-riales, el nivel de calificación de susrecursos humanos, las condiciones desu crecimiento económico, y otros mu-chos, como el peso relativo de lo que seha dado en llamar la informalidad.

No obstante, se pueden identificarlas tendencias comunes en casi todoslos países de la región latinoamerica-na, entre las que caben destacar: i) laocupación tiende a ser cíclica, crece enperiodos de auge económico, que porcierto son los menos, y decrece en pe-riodos de recesión; ii) creciente parti-cipación femenina y de jóvenes en elmercado de trabajo; iii) el desempleomuestra tasas muy distintas entre paí-ses, pero con tendencia al crecimien-to; iv) aumento permanente del empleoinformal, de baja productividad e in-greso; v) crecientes dificultades pararecolocar a los desempleados, debidoa la pérdida de calificaciones; vi) obso-lescencia de calificaciones de la pobla-ción ocupada, debido al cambio tecno-lógico y los nuevos sistemas de admi-nistración del trabajo; y, vii) pérdidagradual del dinamismo de los sectoresagrícola e industrial en la generaciónde empleos y aumento del empleo enlos servicios, particularmente en aque-llos de alta concentración de mano deobra, baja calificación, empleo tempo-ral y salarios bajos (servicio domésti-co, etc.), y en menor proporción en

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servicios tecnificados, de elevadas ca-lificaciones y remuneraciones (Ejem-plos: telecomunicaciones, servicios deconsultoría, etc.)

Estudios recientes de CEPAL (Pa-norama Social de América Latina,1998) confirman la presencia de estosfactores en el mercado laboral. Enellos, se concluye que en términos ge-nerales el aumento de la participaciónen el mercado de trabajo se origina,principalmente, en una más intensaincorporación de las mujeres y de losgrupos más jóvenes de la población enedad activa.

Asimismo, se establece que a pe-sar de que en los últimos años se havenido reduciendo el ritmo de creci-miento de la población en edad de tra-bajar, esto no se ha traducido en unadisminución de la oferta laboral. “...latasa promedio anual de crecimiento dela población en edad de trabajar bajóen América Latina de 2,55% en 1985–1990 a 2,48% en 1990–95, pero a lavez las tasas de participación han au-mentado en casi toda la región.

En este último periodo, la fuerzade trabajo creció a una tasa promedioanual de 3,1%; el empleo, a 2,9% y elproducto, a 3,2%. Esto quiere decir quela productividad del trabajo aumentósolo el 0,3%. Una parte de los empleosgenerados corresponde a los sectoresmodernos de la economía, mientrasque la gran mayoría se concentra enactividades de baja productividad y

remuneración (microempresas, traba-jadores por cuenta propia, etc.).”

Cabe señalar que la creciente in-corporación de la mujer al mercado detrabajo se combina con el aumento delempleo en sectores de baja producti-vidad, que sirve de refugio a un buennúmero de mujeres que cuentan conescasa calificación y pertenecen a ho-gares cuyos jefes han sido desplaza-dos de los sectores dinámicos y se venen la necesidad de participar en la ac-tividad económica para contribuir alingreso familiar.

Por lo que se refiere a los jóve-nes, éstos padecen con más rigor losefectos del desempleo y de la inserciónlaboral precaria, así como del desfaseentre el sistema educativo y las nue-vas demandas que genera la transfor-mación productiva. Su inserción en lavida laboral está vinculada con la ca-pacidad de retención del sistema edu-cativo y a la situación económica delos hogares, que pueden retardar o ace-lerar su incorporación al mercado detrabajo.

El insuficiente dinamismo econó-mico de la región presiona aun más alos hogares pobres, que los lleva a bus-car la incorporación temprana de losjóvenes al trabajo, lo que incide nega-tivamente en sus logros educativos y,por tanto, en sus posibilidades de con-seguir un empleo adecuado en el futu-ro. Al igual que el grupo de las muje-res, los jóvenes se incorporan al traba-

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jo en actividades relacionadas con elcomercio y los servicios.

El mayor desempleo también sepresenta entre estos grupos de pobla-ción, particularmente de los hogares debajos ingresos. Estos sectores apare-cen como muy vulnerables ante la es-tructura ocupacional de los años no-venta, marcada por la insuficiencia enla creación de nuevos empleos y unacreciente disparidad de ingresos entrelas personas calificadas y las que no loestán. No obstante que las mayores ta-sas de desempleo se presentan en loshogares más pobres, es de destacarsetambién que en la década de los no-venta, en varios países la desocupaciónestá ampliándose a sectores medios depoblación, que poseen un mayor niveleducativo.

Esto sugiere que los procesos dereestructuración de la economía y laescasa generación de empleos califi-cados han provocado un aumento delos empleos de baja productividad, endetrimento de la ocupación en los sec-tores modernos, aun cuando en la ma-yoría de los países de la región se hanllevado a cabo esfuerzos importantespara elevar los niveles de escolaridady calificación de la fuerza de trabajo.El creciente aumento de las modalida-des de contratación flexible por tiem-po determinado y la subcontrataciónpromovida por la nueva organizaciónde la industria, han incidido en el in-cremento del número de trabajadoresen este tipo de ocupaciones, sin per-

juicio de que muchas veces grupos máscalificados, como profesionistas y téc-nicos, también enfrentan situaciones deincertidumbre y precariedad de em-pleos. Esto viene a confirmar que elcrecimiento económico registrado enAmérica Latina en los últimos años noha podido traducirse en un aumentosustancial del empleo de calidad y ade-cuadamente remunerado.

Por otra parte, en la década de losochenta y, principalmente, desde losinicios de la de los noventa, se vienenintroduciendo mecanismos de flexibi-lización del mercado de trabajo, tal esel caso de los contratos temporales, eltrabajo parcial, nuevas formas de fini-quitar las relaciones de trabajo, la dis-minución de las cuotas de seguridadsocial asociadas a los salarios y lamovilidad funcional, o sea, la disposi-ción del trabajador a desempeñarse endiferentes funciones productivas. Supropósito fue darle mayor flexibilidada los centros de trabajo para que enperiodos de crecimiento de la deman-da de bienes y servicios, pudieran con-tar con más personal, y en periodos decontracción del mercado redujeran elnúmero de trabajadores contratados.Con el paso del tiempo, estos meca-nismos en lugar de promover la gene-ración de empleos, provocaron relacio-nes precarias en el mundo laboral.Cabe señalar que en muchos países deAmérica Latina y el Caribe estas re-formas de los sistemas laborales se for-malizaron en los marcos regulatoriosrespectivos.

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La flexibilización del mercado la-boral en cuanto a las remuneracionestiene sus propias implicaciones, entrelas que cabe señalar: i) los trabajado-res están dispuestos a sacrificar ingre-sos si con ello pueden conservar suempleo en épocas en que éste se con-trae; ii) la trayectoria de los salariosno se ha logrado vincular a la de la pro-ductividad; y; iii) el ajuste en el mer-cado laboral se da mediante la reduc-ción de los salarios y, en menor medi-da, en la contracción del empleo.

Las crisis económicas recurrentesy la tendencia a abaratar la fuerza detrabajo como vía para aumentar la pro-ductividad, han acelerado la caída delpoder de compra de los salarios enAmérica Latina.

Adicionalmente, se debe conside-rar que en el mercado de trabajo existeuna acentuada desvinculación entre losmercados que funcionan al interior delas empresas y los mercados externos,lo que ocasiona gastos asociados a laselección, contratación, capacitación yformación continua. Esta desarticula-ción se origina, entre otras cosas, porla insuficiencia de información queimpide, por una parte, conocer las ca-lificaciones (capital intelectual) querealmente portan los individuos que seincorporan al mercado de trabajo y, porotra, precisar las competencias que sonrequeridas por la demanda de empleo.

Igualmente, la movilidad laboralse ha incrementado notoriamente. En

los países de la OCDE, por ejemplo,hasta la década de los ochenta, un mis-mo individuo realizaba entre cuatro yseis cambios de ocupación en su vida;al inicio de los noventa, se elevó a ochocambios y se estima que este indica-dor pueda ubicarse entre diez y docecambios en los primeros años del nue-vo milenio; esto quiere decir que se vana generar gran cantidad de cambiosocupacionales en condiciones de fle-xibilidad y alternancia.

A pesar de que el proceso de mo-dernización productiva en AméricaLatina y el Caribe es incipiente, lascaracterísticas, tendencias y problemá-tica del mercado de trabajo son muysimilares a las que se observan en lospaíses avanzados. La incertidumbreeconómica que lamentablemente se daen los países latinoamericanos, provo-ca inestabilidad en las empresas, y queno se comprometan con proyectos delargo plazo. Esto genera también pér-didas para los trabajadores, que venreducido el poder de compra de susingresos y, en muchos casos, el cierrede sus fuentes de trabajo. Ello propi-cia no solo desempleo, sino tambiénsituaciones de subempleo, precariedadde las ocupaciones y condiciones atí-picas de empleo, como el trabajo tem-poral, entre otras formas de contrata-ción.

En consecuencia, el desempleo, lacalidad del empleo y el empobreci-miento de amplios grupos socialesconstituyen los mayores problemas de

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las economías al entrar al siglo XXI.Hoy, los tres sectores de la economía–agricultura, industria y servicios- ex-perimentan cambios tecnológicos yprocesos de reestructuración que losllevan a prescindir de puestos de tra-bajo. La globalización hace de éste unfenómeno mundial.

La modernización económica hasignificado mayor capacidad de crea-ción de riqueza, pero no ha logrado quela prosperidad sea equitativamentecompartida. Uno de los grandes retosque hoy se plantea es cómo lograr larecuperación del poder de compra delos trabajadores sin inhibir el creci-miento del empleo ni provocar presio-nes inflacionarias.

Una posibilidad para lograr lo an-terior es definir una política que per-mita combinar crecimiento de la pro-ductividad, del empleo y de los sala-rios. Si uno de ellos crece en detrimen-to del otro se frustra la recuperacióndel poder adquisitivo, lo que provocaestrechamiento del mercado y, porende, de la competitividad global dela economía.

En América Latina compartimos elreto múltiple de recuperar poder adqui-sitivo de los salarios, generar nuevosempleos y mejorar la productividad ycompetitividad general de la economía.

Sobre el desempleo existen hipó-tesis que señalan que éste es un efectotransitorio que progresivamente se re-

solverá con los puestos de trabajo quegeneren las nuevas técnicas y produc-tos. Otras argumentan que lo que serequiere son medidas tendientes a me-jorar la distribución de los aumentosen productividad.

Por su parte, los organismos multi-laterales recomiendan que los gobier-nos actúen más decididamente en apo-yo a los trabajadores, por la vía demejorar sus políticas sociales y elimi-nar barreras del mercado de trabajo.Como parte de estas políticas se seña-lan: i) la promoción de acuerdos o con-venios de productividad entre trabaja-dores y empresarios; ii) impulsar la for-mación y capacitación de los trabaja-dores; iii) establecer sistemas de nor-malización y certificación de compe-tencia laboral; y, iv) apoyar el desarro-llo de la micro y la pequeña empresa.

Hoy, existen nuevas condicionesy dinámicas de competitividad en losmercados a escala mundial. El merca-do de bienes y servicios se ha venidoequilibrando mediante acuerdos y tra-tados e integración de bloques comer-ciales regionales. Por lo que se refierea los aspectos financieros, todavía es-tán por definirse los mecanismos parasu ajuste, de manera que se puedanevitar, o al menos prevenir, los movi-mientos intempestivos de capitales,que han ocasionado graves problemaspara las economías de los países endesarrollo. Es un proceso que ha mos-trado avances, pero que aún se siguediscutiendo en diversos foros.

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Sin embargo, el ajuste del merca-do de trabajo continúa siendo una ta-rea pendiente en nuestros países. Paraavanzar en este proceso, se requierensistemas de intermediación eficientes,mejorar la calidad y oportunidad de lainformación ocupacional, modernizarlos servicios públicos de empleo, am-pliar la cobertura y calidad de los pro-gramas de reconversión profesional(retraining) de la población desemplea-da y de grupos en desventaja social,promover una mayor vinculación en-tre educación e industria, así como es-tablecer sistemas de reconocimiento dela experiencia laboral de los individuosy mecanismos de equivalencia con loscertificados y diplomas que se otorganen el sistema educativo.

6. Hacia un nuevo paradigmade la formación y capacitaciónde recursos humanos

El debate internacional sobre laeducación y formación de recursoshumanos, y particularmente sobre losmodelos, políticas y estrategias educa-tivas, se ha renovado ante las tenden-cias globalizadoras de la economía, elavance de la ciencia y la tecnología.

En la era del conocimiento, socie-dad, escuela e industria se necesitan.El conocimiento tiende a ser la basede la mayoría de los procesos y activi-dades humanas. El manejo de la infor-mación predomina cada vez más en laproducción de bienes y servicios y per-mite la transformación de éstos en re-

des de producción flexibles para po-der atender las necesidades de secto-res cada vez más específicos de con-sumidores. La demanda por una aten-ción personalizada también está llegan-do al sector educativo, por lo que éstetiende a ser mucho más flexible.

En este sentido, es necesario re-conocer que hoy en día la gente apren-de en muy diversos ámbitos, por lo quese requiere fortalecer los vínculos con-tinuos entre estos ambientes y la es-cuela, la empresa, los medios de difu-sión y la formación a distancia, entreotros.

Los nuevos empleos que se gene-ran requieren empleados y trabajado-res capaces de tomar decisiones, resol-ver problemas, trabajar en equipo einteracción con otras personas, lo cualsupone que ellos mantengan actualiza-dos sus conocimientos, experiencias ycapacidades. A los avances técnicos sedebe también que los conocimientos yhabilidades de la fuerza de trabajo sevuelvan rápidamente obsoletos, por loque, para aprovecharlos, hay que in-vertir en el constante desarrollo de losrecursos humanos.

La economía demanda cada díacon mayor urgencia la vinculación en-tre las instituciones educativas y lasociedad, como un proceso que enca-dene la investigación, el desarrollo tec-nológico, la producción y la formación.No hace mucho tiempo, el conocimien-to científico podía tardar veinte añospara transformarse en nuevos produc-

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tos. Entonces, la presión sobre el sis-tema educativo para que actualizara susprogramas de estudio y se vincularacon el sector productivo no planteabamayores exigencias.

Cuando una idea en el laboratoriopuede convertirse en productos de con-sumo en menos de cinco años, comosucede en nuestros días, la estrategiade vinculación de cada institución deeducación es determinante.

La eficacia de una economía mo-derna se basa, en gran medida, en sustécnicos y cuadros medios. Este tipode formación tiene la ventaja de quese adapta a las pequeñas y medianasempresas, que constituyen la trama decasi todos los países de América Lati-na; sin embargo, estos cuadros no sehan desarrollado suficientemente en laregión. Una causa por la cual la for-mación técnica profesional, por lomenos en México no ha producido losresultados que de ella se esperaban,pese al gran interés de los actores dela vida económica, es la atracción queejerce la licenciatura como el úniconivel profesional socialmente presti-giado. Actualmente, algunas institucio-nes de educación superior están con-siderando otorgar el título de técnico alos estudiantes que hayan cubierto el50% de los créditos de los planes deestudio. Además, en México existen lasUniversidades Tecnológicas de la Se-cretaría de Educación Pública, queofrecen estudios de técnico superioruniversitario, con dos años de dura-ción.

En el esfuerzo educativo de lospaíses industrializados, sobresale aquelenfoque que rechaza el aumento indis-criminado de presupuestos públicos; setrata de cambiar prioridades y proce-dimientos, e inclusive, de reducir larelación gasto/alumno. Para conseguir-lo, en la mayoría de los países de laOCDE se han desregulado los sistemaseducativos para colocar a las escuelasen posición de competir entre sí: lasque reciben fondos públicos son eva-luadas por su eficiencia y su acepta-ción por quienes reciben sus servicios.A los estudiantes se les considera y tra-ta como clientes.

Según el Banco Interamericano deDesarrollo (BID), las inversiones pú-blicas y privadas en educación hanvenido incrementándose en AméricaLatina, y representan entre el 3 y el4,5% del PIB de los países de la re-gión.

A pesar de que el acceso al siste-ma educativo es casi universal para lapoblación en edad escolar, subsistengraves problemas de calidad, cobertu-ra, pertinencia de la formación que seofrece y de equidad en las oportunida-des de educación. Entre los factoresque los han ocasionado, se encuentran:i) falta de actualización de planes yprogramas educativos no solo desde laperspectiva del avance de la ciencia yla técnica, sino sobre todo, desde lasexpectativas de las empresas y los in-dividuos; ii) tasas elevadas de repro-bación y deserción; iii) escasa fluidez,ya que el número promedio de años que

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le toma a una persona para completarun determinado ciclo escolar es muyelevado; iv) los sistemas de formacióntécnica aún no están lo suficientemen-te vinculados con el aparato producti-vo; v) el bajo nivel de escolaridad dela fuerza de trabajo, la cual, muchasveces, no cuenta ni con la educaciónbásica completa; vi) mecanismos deasignación de recursos poco ágiles, loque genera retrasos en la adquisiciónde equipo y material didáctico; vii) li-mitada capacidad de gestión institucio-nal, lo que ocasiona que no existanpolíticas, estrategias y definición deprioridades, con oportunidad y clari-dad, ni mecanismos de seguimiento yevaluación permanente de programas;viii) insuficiente atención a las necesi-dades de grupos específicos de pobla-ción; ix) el sistema educativo respon-de a un modelo laboral altamente je-rárquico y lineal, organizado en pues-tos de trabajo con tareas definidas, porlo que se mantiene su desfase respectoa las necesidades del mercado de tra-bajo; y, x) resistencia de los emplea-dores a invertir en capacitación de susrecursos humanos, no obstante las exi-gencias de competitividad.

Para enfrentar los retos de la so-ciedad del conocimiento, el Informe ala UNESCO de la Comisión Interna-cional sobre la Educación para el si-glo XXI, presidida por Jacques Delors,propone que la educación se estructureen torno a cuatro aprendizajes, a loscuales denomina los “pilares del co-nocimiento”, éstos son:

1. Aprender a conocer, que se rela-ciona con la adquisición de losinstrumentos para la comprensióndel mundo que nos rodea, el des-cubrimiento y el incremento delsaber del individuo, que estimulela curiosidad intelectual y el sen-tido crítico y de aportación a la so-lución de los problemas que aque-jan a la sociedad.

2. Aprender a hacer, para influir so-bre el propio entorno, poner enpráctica los conocimientos, adap-tar la enseñanza al mercado de tra-bajo y pasar de la noción de cali-ficación a la de competencia, con-siderando que el mercado exige unconjunto de competencias no solode carácter técnico, sino tambiénde comportamiento social, aptitudpara trabajar en equipo, iniciativay capacidad para asumir riesgos.

3. Aprender a convivir con los de-más, para participar y cooperar entodas las actividades humanas.

4. Aprender a ser, que implica el de-sarrollo de la persona, así como eldescubrir, despertar e incrementarsus posibilidades creativas y deemprendimiento.

En un mundo donde los recursoscognoscitivos tendrán cada día másimportancia que los recursos materia-les como factores de desarrollo, au-mentará la importancia de la educa-ción, por lo que las instituciones ten-

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drán que elevar la calidad y pertinen-cia de la formación que ofrecen, me-jorar el potencial de investigación quepermita hacer progresar el saber, y a lavez atender las necesidades de la de-manda, adaptando sus programas a losrequerimientos del empleo y la socie-dad.

En ese contexto, la Oficina Regio-nal de Educación para América Latinay el Caribe (OREALC), de UNESCO,y CEPAL, han propuesto que los siste-mas educativos de la región se orien-ten a:i) desarrollar estrategias que permi-

tan articular la educación y forma-ción profesional y la generaciónde conocimiento, por un lado, y elsector productivo y el desarrollosocial, por el otro;

ii) revisar el marco institucional delsector educativo, para mejorar lacalidad de los programas, su co-bertura y pertinencia; y,

iii) utilizar de manera más eficiente lainfraestructura educativa disponi-ble.

Con el fin de lograr la congruen-cia con estos principios, la redefiniciónde los paradigmas educativos y forma-tivos deberá girar en torno de: i) elreforzamiento en la población estu-diantil de las habilidades para la co-municación verbal y escrita, la resolu-ción de problemas y el pensamientocreativo; ii) el fomento de la autoesti-ma, el respeto a los demás, la honesti-dad, responsabilidad y el aprecio porla identidad histórica de nuestro pue-

blos; y, iii) el desarrollo de competen-cias que permitan identificar situacio-nes, planear y organizar actividades,trabajar en equipo, identificar y apli-car información, interpretar relacionessistémicas y aprender nuevas tecnolo-gías.

El énfasis de la educación debeestar cada vez más en el aprendizaje ycada vez menos en la enseñanza. Suobjetivo debe ser que el educandoaprenda a pensar, a buscar informa-ción, a relacionar teoría con aplicacio-nes prácticas y, fundamentalmente, aaprender a aprender.

Se requiere con urgencia empezara aplicar en la educación todos los re-cursos tecnológicos, como la compu-tadora y otros equipos y máquinas queactualmente se utilizan en el sector pro-ductivo, así como ensayar nuevas mo-dalidades de organización y desarro-llo de programas educativos, metodo-logías de aprendizaje, sistemas flexi-bles de evaluación y control escolar, yde reconocimiento de las distintas for-mas de aprendizaje de los individuos,particularmente, de las experienciaslaborales.

Para lograr lo anterior, se requie-re que se reconozca y asuma que lasinversiones en educación son las másrentables que pueden hacer los paísesde la región. Actualmente, no se pue-de esperar que todos los esfuerzos ylas mejoras provengan de uno solo delos agentes: los gobiernos. Se requierela contribución de todos (empleadores,

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trabajadores, organizaciones no guber-namentales y la sociedad en general),diferenciado el papel y los compromi-sos de cada uno.

La transformación de la economía,el avance tecnológico y los cambios enel mercado de trabajo exigen sistemasde educación de excelencia que brin-den una formación de calidad, integraly continua, y en constante vinculacióncon las necesidades de la poblacióntrabajadora y las empresas, que permitaademás de elevar el nivel educativo,trascender el concepto de educación yformación como etapas finitas en lavida de las personas.

Mientras que en el proceso tradi-cional de producción la capacitaciónes una actividad secundaria, en los pro-cesos productivos modernos la forma-ción continua no solo es parte sustan-tiva de las estrategias de productividady competitividad de las empresas y dela economía en general, sino tambiénde progreso laboral y social de su fuer-za de trabajo.

Diversas investigaciones hanpuesto de relieve que, aun cuando lapoblación trabajadora muestra nivelesde educación aceptables, enfrenta di-ficultades para aprender si tuviera quecambiar de empleo. La razón se debea su baja comprensión de la informa-ción escrita, de documentos y/o de laque involucra operaciones aritméticassimples. Por ello, se requiere mejorarla educación postbásica para trabaja-dores en activo y promover su inser-

ción en programas de educación con-tinua, de manera que pueda hacer fren-te a la obsolescencia de calificaciones,que provoca la constante innovacióntecnológica.

Así como son requeridas nuevasestrategias y políticas educativas quepermitan atender las necesidades delcambio tecnológico en las personasocupadas, también es necesario im-plantar mecanismos para incorporar alos programas de formación y capaci-tación a los grupos de población quese desempeñan en el ámbito de la eco-nomía informal.

La magnitud de la transformaciónproductiva y de sus implicaciones parael mercado de trabajo requiere no solocambios en las acciones de capacita-ción de las empresas, sino también enlas instituciones de educación y forma-ción, a fin de que adapten sus estruc-turas, programas y servicios tanto a lasnuevas condiciones de la economía yel empleo, como a las cambiantes ne-cesidades de formación y desarrollo delas personas.

Por ello, se requiere reorganizarlos servicios y programas de formacióny capacitación, de manera que la nue-va demanda pueda ser atendida; paraello, se propone que adopte un esque-ma modular, que le dé la flexibilidadque se requiere y que responda a lacompetencia laboral. En este sentido,se sugiere analizar formas de organi-zación que favorezcan la coordinacióninterinstitucional entre los diversos

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programas, de manera que se facilitealternar periodos de formación con pe-riodos de trabajo, y extender la educa-ción a lo largo de toda la vida de laspersonas.

En este marco, toma especial re-levancia el concepto de competencia.Por competencia se entiende la capa-cidad productiva de un individuo quese define y mide en términos del de-sempeño en un determinado contextolaboral, y no solamente de conocimien-tos, habilidades o destrezas en abstrac-to; es decir, la competencia es la inte-gración entre el “saber”, el “saber-ha-cer” y el “saber-ser”. Esta integraciónpermite vincular la educación y la for-mación con el empleo y el aparato pro-ductivo, generando señales claras so-bre la pertinencia, calidad y flexibili-dad que se requieren en el mercado detrabajo. Es este sentido, el “saber” secorresponde con el “aprender-a-cono-cer” y el “aprender a ser”, y el “saber-hacer” con el “aprender-a-hacer” y el“aprender-a-convivir-con-los-demás”de los pilares del conocimiento quedefine el informe Delors.

La competencia proporciona in-formación sobre el capital intelectualde los individuos, asegura si realmen-te éstos cumplen con el estándar decalidad establecido y determina el ni-vel de desempeño de la fuerza de tra-bajo. De igual manera, la competenciapermite al trabajador que se le reco-nozcan sus conocimientos y habilida-des adquiridas y acumularlas a lo lar-go de toda su vida, proporcionándole

información oportuna de su capital in-telectual portable, además de que faci-lita la eliminación de barreras de en-trada al sector educativo formal y, porlo tanto, democratiza el sistema de for-mación.

En ese contexto, el concepto decompetencia laboral se entiende comoun instrumento de información queagiliza y mejora el funcionamiento delmercado de trabajo; mantiene y desa-rrolla las posibilidades ocupacionalesde los individuos, ayudándoles a con-servar su capital intelectual aun en loscasos de desocupación; y revalora lascapacidades y competencia de los tra-bajadores, además de asegurar la cali-dad de su desempeño, al estar basadoen estándares diseñados y reconocidospor la industria. Asimismo, para lasempresas, la competencia laboral apo-ya los procesos de selección, contrata-ción y capacitación de recursos huma-nos, mejora las prácticas de la gestióndel trabajo y coadyuva al aumento dela productividad y competitividad.

La reforma de la formación y ca-pacitación no debe verse como una re-forma más, sino como un cambio es-tructural que busca convertir a la for-mación de los recursos humanos en eleje central del aumento de la producti-vidad y competitividad, no solo en loscentros de trabajo, sino en la econo-mía en su conjunto.

La reforma educativa plantea tresprincipios de solución: i) desarrollaruna base de educación general más

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amplia, de mayor calidad y duración;ii) reconvertir los sistemas de capaci-tación y los servicios de educación tec-nológica, para adaptarlos a los nuevosrequerimientos de la planta producti-va y de los propios individuos; y, iii)en paralelo, promover acciones quepermitan estimular la capacitación detrabajadores en activo, a partir de unamayor inversión de los empresarios encapital humano.

Con base en estos planteamientos,los retos que enfrentan los países de laregión en materia de formación y ca-pacitación son:• alinear los programas educativos

y los servicios de las institucionesde formación a las necesidades decalificación para el trabajo de lapoblación y de competitividad delas empresas;

• flexibilizar el sistema de forma-ción de manera que se posibilite yapoye la educación continua a lolargo de la vida de las personas; y,

• desarrollar mecanismos que per-mitan reconocer las distintas for-mas de aprendizaje y la experien-cia laboral, así como establecer unsistema de equivalencias entre estereconocimiento y los diplomas ycertificados educativos, de mane-ra que se pueda instituir una baseeducativa que ofrezca servicios decalidad, flexibilidad y pertinenciaque facilite el aumento del capitalintelectual en nuestros países.

Para avanzar en estos propósitos,se requiere transformar el paradigma

de la formación y capacitación de re-cursos humanos. Esto significa transi-tar de un enfoque escolarizado, a unoque favorezca los vínculos entre escue-la e industria y otros espacios de apren-dizaje; de organizar los programas edu-cativos a partir de especialidades aca-démicas y puestos de trabajo, a pro-gramas modulares, flexibles y orienta-dos por la competencia y el “saber”, el“saber-hacer” y el “saber-ser” en unadeterminada función productiva.

Igualmente, se requiere cambiar elénfasis en la enseñanza, por un enfo-que centrado en el aprendizaje y en susresultados, así como en las necesida-des de la demanda; y de contar con unadiversidad de planes desarticulados, aorganizar programas educativos dise-ñados a partir de estándares de com-petencia que permitan definir si se escompetente en una función productivay a un determinado nivel de compleji-dad.

También, es necesario pasar deuna acreditación de carácter estricta-mente académico, con relativo valor enel mercado, a una certificación amplia-mente reconocida y que permita a laspersonas acreditar experiencia de tra-bajo y acumular conocimientos, es de-cir, que refleje información suficientesobre lo que los individuos saben ha-cer y facilite al acumulación de capi-tal intelectual.

Finalmente, desde el punto de vis-ta de su financiamiento, la capacitacióny la formación dejan de depender ex-

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clusivamente del gasto público, paraconcebirse como una inversión produc-tiva, en la que no solo participa el go-bierno, sino también las empresas y losindividuos, con lo que se impulsa lacultura de invertir en el desarrollo delcapital humano.

Al interior de la empresa, la capa-citación deja de concebirse como undepartamento más, o una función quedepende de consultores externos, ocomo un área de apoyo a la gerenciade recursos humanos, para integrarseplenamente a la estrategia de produc-tividad y competitividad, que contri-buye a mejorar las condiciones de se-guridad e higiene, la calidad del em-pleo y la gestión de la producción y eltrabajo. En este sentido, la capacita-ción se vincula con otras políticas dela empresa, relacionadas con las remu-neraciones, los estímulos y recompen-sas al personal, la ergonomía y favore-ce el clima laboral.

La clave para articular la capaci-tación que se desarrolla fuera de la em-presa con la que tiene lugar dentro deésta, es la alternancia y la continuidad.La alternancia se refiere a la posibili-dad de combinar periodos de aprendi-zaje con lapsos de práctica laboral; yla continuidad a la educación que seextiende a lo largo de la vida producti-va del individuo.

Para aprovechar las oportunidadesy enfrentar los retos que se nos pre-sentan con la globalización económi-ca y el cambio tecnológico, es necesa-

rio contar con economías creciente-mente competitivas, que generen losempleos que está demandando la po-blación y mejore los términos de ladistribución de los incrementos en pro-ductividad.

El dinamismo de la economía per-mitirá contar con mayores oportunida-des de empleo para la población. Sinembargo, para que éstas sean aprove-chadas cabalmente, se requiere estimu-lar la inversión en el desarrollo de laspersonas, adaptar la oferta de capaci-tación a las necesidades actuales de laplanta productiva y el cambio tecnoló-gico, así como facilitar el acceso degrupos en desventaja a esquemas deformación y capacitación, en condicio-nes que les permitan elevar su califi-cación para el trabajo y aumentar laproductividad y competitividad de lamicro, pequeña y mediana empresa.

Dentro de este esquema, el papeldel Estado será de promoción y fomen-to, procurando que el diseño de políti-cas se base en procesos de concertacióny amplia participación de los actoressociales y se orienten no solo para elcorto plazo, sino que también se con-sideren necesidades del mediano y lar-go plazos.

7. Dificultades del tránsitoa la sociedad del conocimientoy la modernización productiva

De lo expuesto se deduce que laregión latinoamericana vive una etapa

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de transición de un modelo económi-co semicerrado y gran presencia esta-tal, que funcionó durante largo tiempocon mercados protegidos y escasacompetitividad, hacia un modelo abier-to, con profundas interrelaciones en-tre los actores sociales, cambio tecno-lógico y modernización productiva ycreciente revaloración del trabajo hu-mano. Sin embargo, las experienciasde cada país indican que es una transi-ción heterogénea, compleja e inconclu-sa, de ahí que sea muy aventurado es-tablecer generalizaciones sin caer enequívocos; cada país aplica políticas yestrategias conforme a sus necesidades,su historia y cultura.

La fase de transición presenta unaserie de dificultades que se manifies-tan, entre otras, en las polaridades si-guientes:

Crecientes exigencias de produc-tividad y competitividad frente a lanecesidad de mejorar condiciones devida de la población. La reestructura-ción productiva en la mayoría de laseconomías de la región ha privilegia-do a las actividades que hacen un usomás intensivo del capital que del tra-bajo, y las tecnologías industriales quese incorporan operan a niveles muybajos de eficiencia en la distribuciónde los recursos, lo que ocasiona desar-ticulación entre empleo y producto,dándose, en consecuencia, un impor-tante crecimiento del empleo informaly, por ende, un estancamiento de laproductividad de la fuerza de trabajo.Con ello, el desarrollo social se

erosiona y se limitan las posibilidadesde que la competitividad se traduzca,en el corto plazo, en mejores condicio-nes de vida para la población. El retoconsiste, entonces, en adoptar políti-cas y estrategias que fomenten el em-pleo, sin menoscabo de lacompetitividad de las empresas. Sinembargo, los efectos que los incremen-tos en productividad han tenido sobreel empleo no han sido uniformes entodos los países, por lo que la adop-ción de políticas implantadas en otropaís no es garantía de que funcionenen los nuestros.

En este mismo orden de ideas, lospaíses de América Latina no puedenbasar su competitividad en una fuerzade trabajo mal remunerada. Los bajossalarios son reflejo de improductivi-dad, lo que significa que solo puedenproducirse una variedad limitada deproductos y/o servicios de no muy ade-cuada calidad. Esto es un círculo quetenemos que romper, para estar en po-sibilidades, por una parte, de aumen-tar la competitividad de las economíasy, por otra, de traducirla en mejorassustanciales de las condiciones de vidade la población.

Innovación tecnológica frente aldesarrollo humano. Cuando el cambiotecnológico se entiende simplementecomo la sustitución de equipos y ma-quinaria de producción, en los hechosse están dejando a un segundo planolos objetivos del desarrollo humano.Esta situación se ha presentado enaquellos sectores que buscan por cual-

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quier medio elevar su productividad,aun a costa del despido de personal.Para aprovechar las posibilidades queofrece el avance tecnológico para ele-var los niveles de vida de la población,se requiere un adecuado equilibrio en-tre el desarrollo de la tecnología “dura”y la “blanda”, así como evitar la falsatrampa de confrontar las máquinas alos hombres. Obviamente, la tecnolo-gía es una ocasión para modernizar,pero también se requiere que ésta seconvierta en una oportunidad para ha-cer que los individuos progresen. Paralograr esto, es necesario que la inno-vación tecnológica se lleve a cabo conla más amplia participación de los tra-bajadores, para que sean ellos mismoslos que se den cuenta de los cambiosque deben hacer sobre su forma de tra-bajar. Con ello, se hacen más eficien-tes las inversiones, se reducen los tiem-pos de adaptación y se introducen me-joras en la organización del trabajo.

Formación para el trabajo versusformación en el trabajo. Después deque, por mucho tiempo, se consideróque la única vía que tenía un indivi-duo para aprender era en la escuela, yque para alcanzar el reconocimientoformal de sus conocimientos y habili-dades debía cubrir determinados nive-les o ciclos de formación -que impli-caban cumplir con una serie deprerrequisitos de escolaridad y edad,seriación de programas y cursos, entreotras condiciones de ingreso y egreso-, actualmente se empieza a reconocery, sobre todo a valorar, que las perso-nas aprenden de diferentes formas, en

distintos tiempos y ritmos, y tambiénen distintos lugares.

De esta manera, se empieza a cues-tionar si la educación constituye unaetapa en la vida del individuo y si laformación solo tiene lugar en la escue-la. En la sociedad actual está gestán-dose un cambio de actitud tendiente areconocer que la educación ocurre a lolargo de toda la vida de las personas, yque los aprendizajes significativos selogran básicamente a través de dosvías: la educación y el trabajo. Estoscambios están moviendo cada vez máslas formas de pensar y organizar losservicios educativos, tanto de los queofrecen las instituciones de formacióncomo los que se realizan al interior delos centros de trabajo, desarrollándo-se mecanismos que buscan reconocerformalmente las distintas formas enque se producen estos aprendizajes.

Si bien el sector productivo desa-rrolló por su cuenta fórmulas que lepermitieron por un tiempo resolver lasinsuficiencias en la preparación de re-cursos humanos para el trabajo, lo queen buena parte motivo su alejamientode las instituciones educativas, es cier-to también que éstas tampoco se pre-ocuparon por establecer y desarrollarla relación con el sector de la produc-ción. Este distanciamiento provocó queel mundo del trabajo y el de la educa-ción actuaran cada uno por su lado, loque evidentemente trajo, además defalta de complementariedad en esfuer-zos y recursos, diversidad de planes yprogramas con distintos grados de cali-

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dad y pertinencia respecto a los reque-rimientos, y la ausencia de un marcoque permitiera articular y reconocer losaprendizajes logrados en uno y otro sec-tor, afectando las posibilidades de supe-ración y desarrollo de las personas.

Hoy en día las empresas enfren-tan la necesidad de introducir cambiosen sus políticas y estrategias de selec-ción y contratación de personal, perosobre todo, en los mecanismos que em-plean para promover su capacitacióny desarrollo, de manera que ésta dejede ser una actividad ocasional, aisladadel resto de las estrategias de produc-tividad y concentrada en los nivelesocupacionales con mayor grado de for-mación. En este sentido, lo que loscambios en la producción están deman-dando de las empresas, es que forta-lezcan sus programas internos de ca-pacitación, incrementen su inversiónen formación y desarrollo de capitalhumano, y establezcan vinculacionespermanentes con las instituciones edu-cativas, a fin de que éstas respondande manera eficiente y oportuna a lasnecesidades que se presentan en el sec-tor productivo.

Sin embargo, la magnitud de latransformación productiva y de susimplicaciones para el mercado laboral,requiere no solo de cambios en las ac-ciones de capacitación de las empre-sas, sino también de las institucioneseducativas, a fin de que adapten su es-tructura y programas educativos tantoa las nuevas condiciones de la econo-mía y el empleo, como a las cambian-

tes necesidades de formación de laspersonas, que los servicios tradiciona-les no pueden satisfacer.

La ausencia de referentes que per-mitieran comparar los programas nosolo afectó la calidad de éstos, sinotambién los sistemas de evaluación quese practicaban, la cual se realizaba res-pecto a los contenidos del programa yno de los conocimientos y habilidadesrequeridos para el desempeño laboral.

Por ello, la situación actual requie-re un cambio. No es viable económicani socialmente continuar con un mo-delo de formación, que ya no respon-de a las necesidades de la transforma-ción productiva ni tampoco a los cam-bios del mercado de trabajo.

Dos condiciones son necesariaspara este cambio: i) desarrollar un nue-vo paradigma educativo que “borre” osupere la tradicional distinción entre for-mación para el trabajo y capacitaciónen la empresa; y, ii) transitar del enfo-que de calificación al de competencia.

Para el primer aspecto, se requie-re contar con un lenguaje común entresector productivo y educativo que per-mita, además de identificar las necesi-dades en cuanto a formación, vincularlas acciones que se realizan en la em-presa con las que se organizan en lainstitución educativa. De igual forma,es necesario articular educación gene-ral con formación técnica, reconocerla experiencia laboral y facilitar el trán-sito entre educación y trabajo, así como

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establecer mecanismos de valoracióny reconocimiento en el mercado de losdistintos aprendizajes que logra el in-dividuo.

En cuanto al segundo aspecto, loscambios en el mundo laboral están exi-giendo una educación de mayor cali-dad, flexible y pertinente con las nue-vas necesidades. En este sentido, el en-foque de calificación no permite res-ponde a estos cambios, ya que es unconcepto tradicionalmente ligado a lavisión y la respuesta académica a losrequerimientos de la producción y elempleo. En cambio, la competencia esun concepto que responde a las nece-sidades del sujeto y del centro de tra-bajo, esto es, un enfoque centrado enla demanda.

Modernización frente al riesgo dela exclusión social. El más grave ries-go en este proceso de transición a lamodernización productiva, es la exclu-

sión social. Excluir a los desempleadoso a los trabajadores menos calificados oporque tienen un nivel escolar bajo, nosolo plantea un problema de moral ode justicia social, sino también unapráctica contraria a la productividad yel desarrollo económico de las empre-sas y de la sociedad. La existencia derazones sociales y económicas, obligana los países de América Latina a diseñarpolíticas y estrategias integrales, quepartan de una visión compartida entretodos los actores sociales. Diseñar polí-ticas incluyentes significa crear la posi-bilidad para que el excluido pueda lo-grar una competencia que le permita serparte del proceso modernizador. Juntoal objetivo social, está también el eco-nómico: acrecentar la competitividad,mediante la reorganización del trabajoque integre a todas las fuerzas huma-nas. La modernización no solo es unprincipio, sino fundamentalmente unamanera de actuar, porque la ausenciade solidaridad frena la modernización.•

Mis comentarios van a estar diri-gidos a complementar la excelente pre-sentación de Agustín Ibarra. Mi inten-ción es transitar dos pistas que el autordeja abiertas sin mayor elaboración.Me refiero a una de sus premisas so-bre el reconocimiento de diferentesformas de entender cómo los procesos

de cambio inciden en las economíaslatinoamericanas y a su última adver-tencia sobre los riesgos de exclusiónsocial que rondan el proceso de mo-dernización productiva.

Con respecto a la premisa sobrela variedad de formas de comprender

Comentarios deRuben Kaztmana la presentaciónde Agustín Ibarra