12
El campesinado salvadoreño Segundo MONTES 1. INTRODUccióN Referirse al campesinado salvadoreño es casi lo mismo que refe- rirse a la realidad social de El Salvador. La vida económica, social y política del país ha estado> y está, centrada en eí campo. No se han descubierto riquezas minerales importantes ni petróleo, e incluso la riqueza marina está casi por explotar. Desde el descubrimiento y conquista, hasta el presente, el campo ha sido el objeto de apetencia —cacao y bálsamo, primero; añil, después, y café, algodón y caña de azúcar, recientemente—, así como de las luchas sociales y políticas por controlar el dominio de la tierra. Si bien es cierto que se va reduciendo la participación del sector agropecuario en el producto territorial bruto, todavía en el último Censo representaba el 27,1 por 100, frente al 19,2 del sector industria, el 21,7 del comercio y el 32,0 de «otros», lo que indica la dependencia de la economía nacional respecto al sector agropecuario. Sin embargo, todavía en la misma fecha (1971), de las exportaciones totales del país, el 67 por 100 correspondía a las de «bienes tradicionales» (café, algo- dón y azúcar), de los que, a su vez, el 71 por 100 estaba conformado por el café (Montes, 1979 a: 19 y 41). Enfocado desde otro punto de vista, la mayoría de la población salvadoreña todavía es «campesina»; y no entiendo por este concepto lo que Kaustky define como «economía campesina», ni pretendo pole- mizar a nivel teórico —que ya lo hice en un estudio más completo (Montes, 1980: 14-30)—, sino que al referirme a «campesino» quiero indicar al que vive en y de el campo. Pues bien, si relacionamos la PEA agropecuaria con la PEA total, y de acuerdo a los datos censales

El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño

Segundo MONTES

1. INTRODUccióN

Referirseal campesinadosalvadoreñoes casi lo mismo que refe-rirse a la realidad social de El Salvador.La vida económica,socialy política del país ha estado>y está,centradaen eí campo.No se handescubiertoriquezasmineralesimportantesni petróleo,e incluso lariqueza marina está casi por explotar. Desde el descubrimientoyconquista,hasta el presente,el campoha sido el objeto de apetencia—cacaoy bálsamo,primero; añil, después,y café, algodóny cañadeazúcar, recientemente—,así como de las luchas socialesy políticaspor controlar el dominio de la tierra.

Si bien es cierto quese va reduciendola participacióndel sectoragropecuarioen el producto territorial bruto, todavía en el últimoCensorepresentabael 27,1 por 100, frente al 19,2 del sectorindustria,el 21,7 del comercioy el 32,0 de «otros»,lo que indica la dependenciade la economíanacionalrespectoal sectoragropecuario.Sin embargo,todavíaen la mismafecha(1971), de las exportacionestotalesdel país,el 67 por 100 correspondíaa las de «bienestradicionales»(café,algo-dón y azúcar),de los que,a su vez, el 71 por 100 estabaconformadopor el café (Montes, 1979 a: 19 y 41).

Enfocadodesde otro punto de vista, la mayoría de la poblaciónsalvadoreñatodavíaes «campesina»;y no entiendopor esteconceptolo queKaustky define como «economíacampesina»,ni pretendopole-mizar a nivel teórico —que ya lo hice en un estudio máscompleto(Montes, 1980: 14-30)—, sino que al referirme a «campesino»quieroindicar al que vive en y de el campo. Puesbien, si relacionamoslaPEA agropecuariaconla PEA total, y de acuerdoa los datoscensales

Page 2: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

274 SegundoMontes

de 1961, la mano de obra campesinase elevaríaa másdel 57 por 100de la total, aunquepara 1971 habría descendidopor debajo del 52por 100 (aunquees posible que no se utilicen los mismos criteriospara determinar la PEA en el agro y en la zona urbana, donde lamujer tiene más puestosde trabajo) (datos elaboradosen basea loscuadros ofrecidos por Montes, 1979 a: 58, y Montes> 1980: 120-138).Pero si analizamosotra categoría del último Censo, la de la po-blación rural, los datos que ofrece son de más del 60 por 100 de lapoblación del país comprendidaen estacategoría; sin embargo,por«rural» entiendelos habitantesde poblacionesinferiores a los muni-cipios, y dado que en la mayoría de los municipios rurales,e inclusoen poblacionesmayores,muchos de sus habitantesviven en y de eltrabajo en el campo,se puedesostenerque un porcenti<eaúnmayor(tal vez cercanoal 80 por 100) entraría dentro de la categoría decampesino(Montes, 1979 a: 43-51; idem, 1980: 149-150).

De todos modos, y al margende cualquierpolémica estadística.pareceincuestionableque el campo es el sector más relevanteparala economíay para la poblaciónde El Salvador.De ahí que lo rela-cionadocon el campotengarepercusionesde trascendencianacional.

No voy a presentaren estearticulo un resumende las investiga-cionesque he realizadoen el campesinadosalvadoreño(Montes,1979;1979 a; 1980), pero es lógico que me fundamenteen ellas. Tampocopuedodesarrollaraquíel temacon la profundidad queamerita, dadaslas limitacionesde un trabajo de estaíndole, y el lector que lo deseepuedeacudir a los estudiosreferidos.

2. EL CAMPESINO SIEMPRE MARGINADO

Ya he indicadoque la casi exclusivariqueza de El Salvador es laagropecuaria.Los españoles,tras la conquistade esastierras,encon-traron dos productosapetecibles:el cacaoy el bálsamo,cuyo cultivoconfiaron a los indígenas,pero se reservaronla comercializacióndelproductoobtenidopor tributose impuestos,o por la compraapreciosimpuestos.Al mismo tiempo introdujeron ganadoy mantuvieron laproducciónde alimentosindispensablestanto parala poblaciónindí-gena,como españolay mestiza.El régimende encomienday derepar-timiento facilitó la acumulacióndeexcedentesen los españoles,a basedel trabajo forzado y mal remuneradoo gratuito de los indígenas(Montes, 1979: 79-138).

Pronto se descubrióunaplantaoriginaria de la zona,de aplicacióncomercial e industrial: el xiquilite, del que se extraíael añil queser-viría de coloranteen la emergenteindustria textil europea.La luchapor la tierra se entabló de inmediato,dedicandolas mejorestierras

Page 3: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño 275

(las de la mesetacentral) al cultivo de la planta,mientraslos indíge-nasteníanque cederesastierras, de grado o por fuerza,asignándose-les tierras comunalesen terrenosmarginales.Los conflictos socialesafloraron inmediatamentey se multiplicaron los pleitos de tierras(Ca-sin, 1972). El indígena,y en generalel campesino,tuvieron que con-tentarsecon las tierras comunalesde peor calidady con los magrossalariosobtenidosen las plantaciones,cuandoéstosse convertíanenalgo real.

A mediadosdel siglo pasado>ya independizadopolíticamenteelpaís,pero tan dependientecomo antesen el plano económicode laspotenciasde turno, se intentó diversificar la economía,y se introdujoel café. El nuevo cultivo se dabamejor en las tierras altas,que eranlas únicas «libres» de la produccióndel xiquilite, pero que pertene-cían a las comunidadesindígenasy a las nuevaspoblacionesasenta-das. Por otro lado, requeríagran cantidadde mano de obra, tantopara la plantacióncomo para el cuidadoy, sobre todo, parala reco-lección del grano. La solución se encontróen la llamada«ReformaAgraria Liberal» de 1881-2,por la que se extinguían las tierrascomu-nalesy los ejidos, y sólo se reconocíala propiedadprivada. El resul-tado fue> por un lado,la pérdidade las tierrasamanodelas personasy grupos dominantes,y por otro, la proletarizacióncampesinaquefacilitaría la manode obra indispensabley escasa:el campesino,des-pojaclo de la tierra y de los mediospropios de subsistencia,tendríaquebuscarlaen las plantaciones;pero, por si lo anteriorno bastase,se decretóuna«ley contra la vagancia»(vagoseran les que no teníantierra ni un contratode trabajo),y se creó la PolicíaRural, queper-seguiríaa los «vagos»y los obligarla a trabajaren las plantacionesque lo requirieran,y a los preciossalarialesque imponían los pro-pietarios, que pagabancon vales redimibles por mercancíasen las«tiendasde raya» de la hacienda,o descontabanlos salarios de las«habilitaciones»(préstamos)hechasa los trabajadores(Montes, 1979).

La rentabilidad simultáneadel añil y del café forzó a que lastierrascultivablesfueran absorbidaspor ambosproductos,ya en for-ma de explotacióncapitalista.El campesinosevela forzadoa trabajaren las plantaciones,o emigrar a la única fronteraagrícola existente:la llanura costera>en la quehablaalgo de ganaderíaextensivade en-gorde,en forma casi salvaje; pero la costaestabainfestadade enfer-medadestropicalesentoncestodavía incurables,lo que limitaba lasposibilidadesde colonizacióny explotación.El colapsodel añil en elmercadointernacional,tras el descubrimientode los colorantessin-téticos,hizo que,por un lado, el productoalternativode la economíasalvadoreñase convirtieraen el único y, por otro lado, se crearaunaválvula de escapea las tensionessocialesdel campesinado,pues lasantiguastierras añilerasestabanabiertasno sólo a la ganaderíaexten-

Page 4: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

276 SegundoMontes

siva, sino tambiénal campesinadoque las trabajabaen formas feuda-íes (colonato, censo, terraje, etc.) medianteel pago de cánonesenespecieo en trabajogratuito,y algunasvecesen dinero (Montes, 1980,38 y Ss.). Esta pareceser una de las posibles explicacionesde queen 1932 el levantamientocampesinoprosperaraen la zona cafetalera,de característicasde mano de obra campesinaproletarizada,queporla depresiónmundial se quedósin trabajoy sin mediosde subsisten-cia, mientrasque en las zonasactualmentemás conflictivas no huboni concientizaciónni alzamiento,pues ese campesinadodisponíadeesosmediosprecariosde trabajoy subsistencia.

Tras la segundaguerra mundial y los subsiguientesdescubrimien-tos tecnológicos,principalmenteel de los insecticidas>la llanura cos-tera va a sercolonizadaparala explotacióndel algodónen forma tee-nificada y capitalista,y la escasapoblacióncampesinaquela habitabaes rechazadade la zona, pierdesus mediosprecariosde subsistenciay no encuentraotra alternativa quela de vendersu fuerzade trabajoen las plantacionesalgodonerascuandoéstasle requieren(Ibídem).

El triunfo de la revolución cubanay el Posteriorbloqueo a la isla,cierra el mercadonorteamericanoal azúcarcubano,y se distribuyela cuota de importaciónentrediversospaíses;a El Salvadorle corres-pondeunaparte.Las fértiles llanurasde la mesetacentral,y algunasdel litoral, que fueron las tierrasproductorasdel xiquilite, y quetrassucaídaen el mercadose dedicarona pastosy cultivos de granosbási-cos, se destinana la caña,en forma de explotacióntécnicay capita-lista, lo que trae consigola expulsiónde los campesinosa los cerrospedregososy estériles y la proletarizacióncasi total en el campo(Jbídzjn). Por último, el conflicto con Hondurasen 1969 produjo larepatriaciónde casi 100.000salvadoreños,en su mayoríacampesinos,quevino a agravarla situaciónrural. Los repetidos«intentos»de rea-lizar algún tipo de reforma agrariaquepaliara un poco la tensiónenel agro, encontraí-onla oposición cerradade los terratenientesy desus clasesaliadas,y no es sino hasta1980 cuandose aplicaunarefor-ma queviene con retrasoy con dimensionesque no puedenya resol-ver de esa forma el conflicto y las condicionesdesesperadasde lapoblaciónrural (Montes, 1980: 185-219,267-316).

Todo esteprocesoha ido conduciendoa la «descampesinización»(en eí sentido estricto, utilizado por Kautsky) y a la depauperaciónprogresivadel campesinado,como se apreciaen unospocosdatosquevoy a presentar(Cfr. Montes, 1980: 84-153).

Las familias campesinasqueno teníantierras,en 1961 represen-tabanel 19,8 por 100 del total del sector, pero en 1971 ya eranel 31,8y en 1975 el 41,1 por 100 ; estasfamilias teníanun ingreso mensualpromedio,y por familia, de menosde 20 dólaresUSA. Los propieta~nos de microfincas (0-1 hectáreas),bajaronde un 37,8 a un 27,8 por

Page 5: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño 277

100 en el mismoperíodo,conun ingresomensualpromedio de menosde 25 dólaresUSA. Los que teníanpropiedadessubfamiliares(1-10 hec-táreas) también disminuyeronde 35,4 a 26,6 por 100 en el periodo,con ingresosmensualesde menos de 34 dólaresUSA. Mientras tanto,los «colonos» (modo de producción «feudal’>), que en 1961 todavíatenían55.769 parcelas,con una superficie total de 44.076 hectáreas,en 1971 estabanreducidosa 17.018 parcelascon 10.290 hectáreasdecultivo en conjunto.La concentraciónde la tierra es tal que, de acuer-do al último Censo(1871), los propietariosde 0-10 hectáreastienenel 84 por 100 de las propiedades,pero sólo el 17,8 por 100 de la tierracultivable, mientrasque las explotacionesde más de 100 hectáreasrepresentan apenasel 1,55 por 100 de los propietarios,pero poseenel 43,4 por 100 de la tierra cultivable (y las propiedadesmayoresde1.000 hectáreasson el 0,5 por 100 pero concentranel 9,5 por 100 dcla tierra).

Ya hemosvisto que el número de campesinossin ‘tierras ha idocreciendoen númerosabsolutosy relativos. Pero tampocolas planta-ciones capitalistasofrecentrabajo a toda esapoblación rural —granpartede ella sin tierra, y un porcentajeelevadísimopropietariosenminifundios que no proporcionan mediossuficientes de subsistencia•a la familia, y que se ven obligadosa vendersu fuerza de trabajoel menosestacionalmente—.En efecto,únicamentedurantedos meseshay trabajoen el campoparatoda la manode obra disponible,en losmesesde las cosechasde los tres productosprincipales; y trabajopermanentedurantetodo el año sólo lo hay parael 37,1 por 100 dela manode obrarural. Por otro lado, el procesoinflacionario del paísha hecho que, a pesarde los incrementossalariales,ateniéndonosalos «preciosconstantes»>el poder adquisitivodel salarioen el campo,queen 1967 era de 3,57 colones(1,4 dólares USA), en 1978 se hayareducido a 2,70 colones(1,08 dólaresUSA); y comparadocon los sa-larios del sector industrial y comercial, ha bajado de una relaciónde 0,7 a 0,54 para el primero, y de 0,64 a 0,52 parael segundo,en elmismo períodoy en las mismascondiciones.

Todo este conjunto de condicionesvan agudizandola situacióninfrahumanaen el campo, que tiene que forzar la búsquedade al-guna solución. Hay que hacernotar que hastael presenteno se hapermitido la sindicalizacióncampesina,a pesardeque la Constituciónpolítica del país la autoriza. Ya hemosvisto los niveles de salariosy de ingresosen el campo. Parano recargarde cifras, basteindicarque todavía el 59 por 100 de supoblaciónes oficialmenteanalfabeta,y que el 83 por 100 de las viviendas tienenel piso de tierra —por su-puesto,sin aguacorriente,electricidad ni eliminación de excretas—.

La realidad sociocconómicadel campesino,como se deduce porlos datospresentados,no puedesermásdeprimentey miserable,Sin

Page 6: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

278 SegundoMontes

embargo,en la percepciónde esarealidad intervienenno sólo facto-res materialesy objetivos, sino que también otros de índole ideoló-gica, ya seantradicionalesy fatalistas,ya religiosos y sociales,e in-cluso sicológicos.

3. UN AGRAVAN’1B IIWOLdGICo-SOCIAL: EL COMI>ADRAZGO

En Europael «compadrazgo»es una relaciónsocial prácticamenteextinguida, y las relacionesde padrino-ahijadoestánceñidasestricta-mentea lo ritual o a lo tradicional y convencional.La excepción,talvez, pudieraser la del sur de Italia, y entrela «mafia»,dondela figuradel «padrino»parececonservartodavíanexossocialesimportantes.

Sin embargo,en AméricaLatina —y en Filipinas— el compadrazgono sólo se mantienevigente, sino queconstituyeunade las relacionessocialesmás relevantes.Estarelación tiene unadimensióndual, a suinterior: entre los padrinosy el ahijadode bautismo,por un lado, yentrelos padrinosy los padresdel bautizado(compadres),por el otro.El carácterde esa relación la definen los interesadoscomo de “res-peto», palabraque encierraun amplio significado: religioso, social,familiaridad y distanciaa un tiempo, intercambio de regalos,apoyoy protecciónmutua,etc. Es decir, se convierteen un mecanismosocialde ampliaciónde las relacionesfamiliaresa un circulo mayor,no sóloen el orden social, sino también económico y político. De hecho,loscompadresy ahijados se prestanayuday apoyoeconómico,y la con-centracióndel compadrazgoes tambiénconcentraciónde poder polí-tico: los caciquesdel lugar son padrinosy compadresde la mayoría,y a su vez los padrinosnumerososse conviertende hechoen caciques(Montes, 1979).

Visto desdeotro ángulo, y analizandola estructurasocial, el com-padrazgoes una relación vertical entre las distintasclases sociales.Los padrinosse buscanen unaclasesuperior,lo queofreceunaalian-za y unaseguridad,al mismo tiempo que prestigiosocial; pero tam-bién esa relación reporta grandesbeneficios al padrino, queasegurala fidelidad de los miembros de la claseinferior. Históricamenteelorigen se remonta a los inicios del período colonial, en el que losencomenderosse constituíanen padrinosde los indígenas,y luegolosherederosy sucesoresde aquéllos, los dueños de la tierra, seguíansiendolos padrinosde los habitantesy trabajadoresde su hacienda(Ibídem).

Esta relación del compadrazgova a cambiarel contenidode lasrelacionessocialesentrelas clases,y va a introducir un mecanismoideológico de dominacióny sometimiento,basadoen una raíz muyprofunda, la religión:

Page 7: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño 279

«(para el encomendero)sus hijos ya no son tanto, ni tan solo> sus súb-ditos, sino sus ahijados,por los que tendráquevelaren formaespecial,atenderlos.preocuparsede ellos, y cuidarlos.Entraráa funcionar unarelación de tipo afectivo, por la que se vincula a esaspersonasen unaformapaternalistay de cierta superioridad,comoun padrecon sushijospequeños,a losquedebecuidar,reprender,educar,corregir, regalar,etc..pero sin permitirlesuna auténticalibertad, unaresponsabilidadmayor,ni una independenciapersonal y colectiva, porque son menores.¡ama-duros, y, en definitiva, inferiores.»«(parael indígenay campesino)el accesoa él (al padrino y señor) yano será tanto por la vía de las relacionesde trabajo, sino por la víapaternalista,por la que tratará de obtenerciertas ventajasde mejortrato, accediendopor el camino sentimentaly dnotivo. Pero,por otrolado, ese religamiento religioso con el encomendero(y, para el caso,con el hacendado)va a inhibir toda actitud de reivindicacióny de exi-gencia—no digamosnadade sublevación—frentea los abusosdel pa-drino, sus atropellosy explotación,puesse tratade una personaque essu pariente espiritual,quees superior a él ante Dios, y a quien se ledeberespeto,obediencia,apoyoy sumisión.»

«Se ha creado, pues,pretendiéndoloo no, una estructura,o super-estructura,de dominación,queasegureel mantenimientode la situaciónde explotación.No esquela religión conduzcaa eso.Perola religión, enesascondicionessocialesobjetivas,coadyuvaa la implantaciónde unsistema de explotación,aunquesu intención pudieraser ajena a ello.Una vez creadala estructuray el sistema,las fuerzassocialesdominantesse encargaránde quesubsistay seperpetúe...»(Montes, 1979: 100.)

La resignacióny el fatalismo del campesinadose explica, entreotrascausas,por esadependenciay sometimientode la clase inferiorhacia la clasesuperior, sancionadareligiosamentepor la caracterís-tica de los vínculos del compadrazgo.No me puedoextralimitarhastael punto de decir queel compadrazgohayasido la causade la resig-nación del campesinado,y quehaya impedidoo que hayahecho abor-tar los movimientosde lucha. Pero tampocopuedodejarde lado lostestimoniosque indican el influjo que tuvieron los lazos del compa-drazgoen una confrontaciónarmaday clasistacomo la ocurridaenEl Salvadoren enero de 1932, en la que los indígenasy campesinosprevinierony defendierona muchos ladinosqueeranpadrinoso com-padres,y en muchomenor grado también,a la hora de las ejecucio-nes, de los ladinos triunfadorespara con sus ahijadoso compadresindígenasy campesinos(Montes, 1979: 177-200).

El reforzamientoideológicoy social del compadrazgo,así como elde una religión tradicional y fatalista, aumentanel conservadurismoy la pasividadtípicas del campesinoy hacenque se aferrenal campoy a esa existenciaprecaria,y que aunqueperciban las condicionesmaterialesde la marginacióny. de la opresión,y sean sus víctimas,no tomenconcienciade esarealidad y de quedeben luchar por cam-biarla. Necesitaránquese les derrumbenciertasbarrerasideológicas

Page 8: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

280 SegundoMontes

y que agentesexternos a esa realidad les ayuden a tomar dichaconciencia.

4. EL DESPERTAR DEL CAMPESINADO

No es queel campesinadohayaestadosiempredormido. Las suce-sivas rebelionesy levantamientosdurantela Colonia son pruebadelo contrario. Apenasestrenadala Independencia(1832-33), el «indioAquino» se levanta con los trabajadoresdel añil, hartosde l.a explo-tacióneconómicaa queestánsometidosen sutrabajo y de las cons-tanteslewis de queson víctimasparalos ejércitosnacionalesy centro-americanos,toma varias ciudadesy pone en jaque al gobierno,hastaque es aniquiladoy muerto. La reformaagraria liberal de finales délsiglo pasadosuscitómúltipleslevantamientoscampesinosy venganzas,sobretodo hacia los juecesejecutores.El último sucesoimportanteen este sentido es el levantamientoindígena y campesinode enerode 1932, quemantuvodurantetresdíasel control de variaspoblacio-nes importantesde occidente> y que, de haber estadoacompañadodel planificado levantamientoen todo el país, hubiera implantadoun gobierno popularen El Salvador,pero queal producirseaislada-mentefue reprimido violentamentey costó unas30.000 víctimas en elpuebloy la prácticadesaparicióncíe la etnia indígenacomo cultura.

Sin embargo,fuera de esosesporádicosy explosivosconflictos, sepuedesostenerque el campesinadose ha mantenidoresignadoen lasituaciónde miseriaen que le ha relegadola sociedady el sistema.

Los primeros gruposy movimientosrevolucionariosdel momentopolítico presentecomenzarona organizarsey a actuarcon la décadade los 70, pero su configuracióny extraccióneranmás bien de clasepequeño-burguesae intelectual. Aunque pronto buscaronapoyoen elcampesinado,su arrastre fue escaso(Campos; López). El partidocomunistasalvadoreño,quehabla tenido mucho quever con el con-flicto social de 1932, teníaescasasbasesen el campo.Por último> lospartidospolíticos,y especialmenteel oficial PCN y el DemócrataCris-tiano, prácticamenteeran partidoselectorerosque limitaban su tra-bajo a las campañasprevias; sólo un movimientodel aparatoestatal,ORDEN, teníaunagran penetraciónen el campesinado,por medio delos quehabíanprestadoserviciomilitar y que permanecíanen la re-serva,convirtiéndoseen los miembrosnatosde las patrullasmilitaresy civiles cantonalesy ejerciendoestrictocontrol social y político en elcampo,a la vez que disfrutabande ciertasprebendasy privilegios.

Por su parte, la religión conservabalas pautastradicionales,tantode fatalismo ideológico como de ritualismo externo,en basea sacra-mentos,culto a los santosy procesiones.Pero la nueva orientación

Page 9: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño 281

teológicay pastoral de la Iglesia católica,propiciadapor el ConcilioVaticano II y pol- la Conferenciadel EpiscopadoLatinoamericanodeMedellín, iba a inyectarunadinámicaimportanteen el campesinado,dondela Iglesia católica, inmensamentemayoritaria> tenía una auto-ridad indiscutible, ideológica, social y disciplinaria.

La teologíade la liberación,y la nuevapastoral,van a ir penetran-do en el campo.Por un lado, se le derrumbanal campesinolas barre-ras ideológicasfatalistas,al interpretarla Biblia de destintomodo, yal descubrirque su situaciónno es algo hecho por Dios, sino que esel resultadode un pecadoestructuralde unasociedadinjusta, mien-tras que la voluntadde Dios es de justicia, igualdad> fraternidady deconstrucciónde un mundodigno por medio del trabajo humanoma-terial y social. Por otro lado, se comienzana organizarcomunidadescristianasde base,con paí-ticipacióny responsabilidadde los laicos;se seleccionanlos líderesnaturalesde la comunidad,propuestosporella, y se los forma para que sean«predicadoresy delegadosde lapalabra»en su comunidad.Esto seráun pasodecisivoen el despertarde la concienciadel campesinoy en la organización,todavíaa nivelpuramentereligioso (Paredes;Sobrino)-

Pero ese simple paso es clave en todo el procesoposterior.Ven-drán detráslas organizacionessocialesy políticas, los líderesexternos,y se encontraránun pueblofértil, en el queya no priva una ideologíafatalista,sino una mentalidadabeirta,y que no encuentraen la reli-gión la operativizaciónde esa liberacióny de esa lucha contra la in-justicia en la reconstrucciónde un mundo nuevo. La religión haabierto sus mentesy ha derrumbadolas barreras,e inclusoha susci-tado los líderes de la comunidady les ha delegadoautoridad.Perola religión no disponede mecanismosoperativosparala construccióndel Reino; el componentesocial y político vendráa llenar ese vacio.

El primer paso serála organizaciónsocial, las OrganizacionesPo-pulares,que tienensu mayor arraigo y seguidoresen las zonas en lasque la nueva teologíay pastoralhan florecido, y sus líderesserán,engran número, los «predicadoresy delegadosde la palabra».Comen-zaránel trabajopor la concientizaciónmasiva,y por pequeñasluchasreivindicativasque, a la vez que le dan consistencia,si tienenéxitoresultanunapruebade la teoría y de la praxis y consiguenun rápidoapoyo y crecimiento(Montes, 1980: 220-266), Todavía se mantienena un nivel puramentesocialy reivindicativo> con lucha pacífica: huel-gas, manifestaciones,pequeñastomas, etc.

Estosprimero triunfos de la Organización,que robusteceny exal-tan su papel enti;e el campesinado,por otro lado rompenel «equili-brio’> del sistemay atentancontra la estabilidaddel mismo y contralos privilegios dominantes,a la vez querepresentanun signodel peli-gro que se puede generarpara la «tranquilidad» de la clase domi-

Page 10: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

282 SegundoMontes

nante. Hay que recordarque el sindicalismoen el campo no se per-mite, y esasluchas reivindicativasse califican de ilegales, mientrasquea las organizacionesselas declara«subversivas».Por consiguiente,debenset- reprimidasdrásticamente.Se inicia la lucha ideológica, lapersecucióna las ideas y a sus patrocinadores—entreellos a la Igle-sia «comunistay propiciadorade la violencia»—; al tiempo que seendurecela represiónarmaday se practicanoperativosmilitares, y seconsoliday fortalece a ORDEN —ya bien penetradohastalos másrecónditoslugaresdel campo—como medio de espionaje,de coacciónsocial y, si es preciso,de violencia física. Simultáneamentese tilda de«peligrosos»o de «comunistas»a los pertenecientesa la organización,y se les niega trabajo en las plantaciones,dificultándolesasí la sub-sistenciay agudizandola angustiade alimentar a su familia aunquesea precariamente.

El campesinono tienemásremedioquecederante la presión,o se-guir la lucha,pero ya a niveles superioresy másradicales.Se buscanalianzascon otrasclasessociales,especialmentede la ciudad, y pararesistir la represióny defenderlas pocas conquistaslogradas,se ar-ticula orgánicamenteel movimientocampesinoconlos grupospolítico-militares:Las mismascircunstanciasconcretas>y la represióndel sis-tema obligan a que un movimiento queera puramentereivindicativoy gremial se convierta en revolucionario y armado(Campos; Mon-tes, 1980).

Sin embargo,el comportamientoy la opción socio-políticadel cam-pesinado,ni es uniforme, ni respondeúnicamentea las condicionesmaterialesy objetivasque padece.Considerandoel aspectoeconómi-co, los medianosy grandespropietariosoptan preferentementeporORDEN, mientraslos pequeñosy los semiproletaroislo hacenpor laOrganizaciónPopular; en cambio, los proletariosruralescasi indistin-tamenteoptanpor ambasafiliaciones,o se mantienenal margen,de-pendiendode variablesajenasa lo económico.Considerandoel puntode vista social, los vinculadospor compadrazgoy por fidelidades detipo no capitalista(colonato,etc,) estánmuy ligados a sus señoresya la ideologíaqueéstossustentan,viéndosecomprometidosa defenderlos interesesde éstos—algo similar ocurre con los beneficiariosdeproyectosgubernamentales—,y los queno sientenesoslazos,al me-nos tan fuertes,son más libres para una toma de concienciay unadefensaconsecuentede susintereses;por otro lado,en la aldea,dondepriva un orden social basadoen los linajes y en el control de la tierray el aguaporalgunafamilia, el ser«predicadordela palabra»o miem-bro de unaorganizaciónderiva de allí un poderquepuedeenfrentarsea los señorestradicionales,y esopuedemotivar el enrolarse,Consi-deradoel aspectoreligioso, los seguidoresde confesionesprotestantes

Page 11: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

El campesinadosalvadoreño 283

mayoritai-iamentemilitan en ORDEN o se abstienende toda partici-pación política, lo quees lo mismo queapoyarpasivamenteal siste-ma; mientrasque los católicos,sobretodo en parroquiasen las quela pastoralha seguidoel nuevo rumbo, optanpreferentementepor laOrganización—no tanto los de parroquias tradicionales,aunqueelejemplo y la predicación de Mons. Romerohan calado hondo inclusoahí—. Porúltimo> los quehan prestadoserviciomilitar y permanecenen la reserva,o en las patrullascantonales,suelen estararticuladoscon ORDEN y con el gobierno (Montes, 1980: 220-336).

5, Coricr.usíól-~

El breve planteamientoy exposiciónanteriorespuedenayudarnosa adquirir una idea de la situacióndel campesinadosalvadoreño.La-mentablemente,en un artículo de estascaracterísticasno hay posibi-lidad de profundizar mucho> y se puedeteneruna impresión de su-perficialidad, o de visión descriptiva. Pero cada uno de los puntosofrecidostiene una seria fundamentaciónempírica y teórica, princi-palmenteen las obrasque se citan en la bibliografía y en las notasque iban sustentandolas principalesafirmaciones.

Hemos podido apreciarque la coyunturaactual del paísy la im-plicación del campesinadoen el conflicto, no son flores espontáneasde la flora tropical, sino querespondena todo un procesoen el quelas clases inferiores —para el casosalvadoreño,en el que el campoes decisivo, el campesinado—hansido expoliadas,explotadasy opri-midas secularmente,hastallegar a unosextremosinexplicablesparacualquiermentalidadsana o humanitaria,no digamos cristiana.

Con todo, la percepciónde su propia realidad,por el campesino,no es suficientecomo para romper las barrerasideológicascon lasquese le ha alienadotambiénsecularmente.Es curioso que la mismareligión, queha contribuidoen gran partea esa alienacióndel cam-pesino,sea la que se ha convertido y la que se empeñeahora, y acosta de muchos mártires, en derribar las barrerasideológicas queimpiden la liberación del campesinadopor sus propios mediosde or-ganizacióny de lucha.

Desatadoel proceso,es indetenible. La organizaciónda excusaparaunamayor represión,lo que,a su vez, origina unaradicalizacióny una defensaactiva de las bases,hastaquese llega a la revoluciónabierta,en la queunade las partestienequevencera la otra: o triun-fa la revolución y se instaurauna sociedaddistinta, o se reprimevio-lentamenteal puebloy se implantael régimende terror y exterminio,en mayorgrado aún queen 1932.

Page 12: El campesinado salvadoreñosin, 1972). El indígena, y en general el campesino, tuvieron que con-tentarse con las tierras comunales de peor calidad y con los magros salarios obtenidos

284 SegundoMontes

BIBLIOGRAFíA

CAMPOS, TomásR.: 131 papelde lasOrganizacionesPopularesen la actualsituacióndel país.RevistaECA (EstudiosCentroamericanos).SalSalvador.UniversidadCentroamericanaJosé Simeón Cañas.Núms. 372/373, alio XXXIV octubre-noviembre 1979, Pp. 923-946.

CAsTN, Isabel: La HaciendaColonial. San Salvador.Dirección de Publicaciones,1972.

Ltrnz VALLEcILLOS, Italo: FuerzasSocialesy CambioSocialenEl Salvador.RevistaECl. Núms.369/370,año XXXIV, julio-agosto 1979, Pp. 557-590.

Idem, y ORELLANA, Víctor Antonio: La unidad populary el surgimientodel FrenteDemocráticoRevolucionario.Ibidern. Núms. 377/378, añoXXXV, marzo-abril1980, pp. 183-206.

MONTES, Segundo:El Compadrazgo.Una estructurade poder en El Salvador.SanSalvador. UCA/Editores, 1979.

Idem: Estudio sobreestratilicaciónsocialen /31 Salvador.SanSalvador.Publica-cionesdel Departamentode Sociologíay CienciasPolíticas, UniversidadCen-troamericanaJoséSimeón Cañas,1979a.

Idem: El agro salvadoreño(1973-1980).Ibidem,1980

Pánr.nns,Iván D.: La situación de la Iglesia Católicaen El Salvadory su influjosocial. RevistaECA. Núms. 369/370,año XXXIV, julio-agosto 1979, Pp. 601-614.

SOnRINo, Jon: La Iglesia en el actual procesodel país. Ibidem. Núms. 372/373.año XXXIV, octuvre-noviembre1979, pp. 905-922.

Idem: MonseñorRomero: Mártir de la liberación.Análisis téológlcode su figuray de su obra. Ibidem. Núms. 377/378,añoXXXV, marzo-abril1980,Pp. 253-276,