El Coronel Lawrence

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    EL CORONEL LAWRENCE

    Vulgarmente se conoce a Thomas Edward Lawrence como aquel ingls, miembro delServicio de Informacin militar del Ministerio de Asuntos Exteriores britnico que,habindole sido encomendada una misin de inteligencia al interior de la rebelin rabecontra el imperio turco, en 1906, se transform en su inspirador y lder indiscutido,llevndole a la victoria en 1910, con la entrada de las tropas rebeldes en Damasco. Laleyenda y la cinematografa nos entregan la imagen del joven guerrero (tena 26 aos alcomenzar su misin) vestido a la usanza rabe, compartiendo con sus tropascostumbres, privaciones y peligros, y dirigiendo con sabidura y psicologa a esteconjunto de hombres animados por pasiones y anhelos turbulentos y, a veces,contrapuestos. Quizs algunos sepan tambin de su oscura y annima muerte, en unaccidente de motocicleta en la campia inglesa; de sus aos de anonimato, comomiembro de la Real Fuerza Area, anonimato voluntariamente elegido como expiacinde quien sabe qu culpas, asumidas hasta los lmites de la autonegacin.

    Poco se conoce de la compleja y genial personalidad de este hombre, de su brillantegenio literario, de las motivaciones que le empujaron a actuar como lo hizo, de sudisposicin a asumir los peores riesgos y las humillaciones ms intolerables para un serhumano, de su ascetismo, ms propio de un monje que de un soldado. En su obra LosSiete Pilares de la Sabidura, una delas cumbres literarias de este siglo, T.E.Lawrence ha dejado el testimonio de su experiencia vital de la rebelin rabe. Comodijo Bernard Shaw, el genio de Lawrence inclua el genio literario. Despus de haber

    vivido la rebelin en el desierto, la escribi. Y el resultado, segn el mismo Shaw, aquin Lawrence confi el manuscrito, fue una obra maestra que, no obstante, parece tan

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    poco apta para agradar a la prensa como para ser gustada por un pblico que no tienetiempo de leer un volumen de 660 pginas, cada uno de cuyos captulos merecereflexin. Poco importa. En Los Siete Pilares de la Sabidura vive Lawrence, y atravs de este libro seguir viviendo. No para la prensa vida de noticias sensacionales yde actualidades, ni para la gran masa del pblico que slo pide a la lectura lo que pide al

    cine: una distraccin. No para esos dos monstruos, de quienes l fue dolo y vctima,sino para los que buscan en los grandes libros el aire necesario a sus pulmones.Conozcamos pues un poco de este hombre.

    Infancia y juventud

    Thomas Edward era el segundo de cuatro hermanos. Naci en Tremadoc, Carnavonshire(pas de Gales), el 15 de agosto de 1888. Su padre perteneca a la pequea noblezaangloirlandesa de terratenientes; su madre era escocesa. Ned, como lo llamaban, era unnio activo, vital y vigoroso. De gran memoria y capacidad de atencin, aprendi elalfabeto a los tres aos, escuchando las lecciones de su hermano mayor. Desde muynio se manifiesta un doble aspecto en Ned: no hay rbol lo bastante alto como para notreparlo, ni libro lo bastante rido para que no intente leerlo. Es capaz, y se empea en

    ello, de hazaas intelectuales y de hazaas corporales. Se ejercita instintivamente en laresistencia fsica, acompaamiento obligado y complemento indispensable en l de lasleyes morales a que se someta voluntariamente. Los hermanos de Lawrence jugaban ala guerra con otros nios, en un viejo huerto. El bando capitaneado por Ned triunfabainvariablemente, gracias a una especie de granada inventada por l, compuesta de harinay arcilla, de efectos fulminantes sobre el enemigo. Cuando advirti que de ese modo nodaba chance a sus adversarios dej de utilizarlas, pues no poda aceptar una victoria queno se basara en el juego limpio. Extraa anomala en un joven ingls, nunca leinteresaron los deportes. Extraa sobre todo en l, preocupado de endurecer su cuerpo yde entrenarlo para soportar el cansancio y las privaciones.

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    En una ocasin, Ned, en la escuela, se abalanz sobre un muchachn que maltrataba aun pequeo, rompindose una pierna en la lucha. Eran las once de la maana. Vuelve a

    clases rengueando, apoyndose en las paredes. A la una confiesa a sus hermanos que nopuede caminar y vuelven a casa empujndolo en su bicicleta. An estamos lejos delnio espartano que se deja devorar el hgado por un zorro, pero un hueso roto no esparticularmente agradable.

    Este accidente y la forma en que fue provocado y soportado en silencio son ya de estiloLawrence. Al pasar de los aos, su manera de aguantar el sufrimiento se har heroica,frentica, casi manitica.

    A los ocho aos, lee con pasin la Introduccin a la Historia de Inglaterra deMacaulay. Sus volmenes favoritos son, por esa poca, una historia de Egipto, la obrade Layard sobre las excavaciones de Nnive y un tomo de estudios sobre la Biblia.

    Ned saba que se puede aprender a vencer el miedo. Cuando su hermano menor seasusta ante las estatuas del Ashmolean Museum de Oxford, no se burla de este temor.De vuelta a casa, esculpe una cara en una piedra del jardn y da al nio un martillo paraque la golpee. El chico aprender as a no atemorizarse ante las estatuas.

    Nadie comprendi mejor que Lawrence cuan humano es tener miedo y nadie fue mscomprensivo para el miedo ajeno. Ms adelante, pidiendo la abolicin de la pena demuerte por cobarda en la guerra l, capaz de soportar con coraje sobrehumano tantas

    torturas fsicas- escribe: He corrido demasiado lejos y demasiado ligero (pero nunca

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    lo bastante ligero para contentarme en la ocasin) bajo el fuego, para que pueda

    arrojar una piedra a la criatura ms miedosa.

    Entre septiembre de 1896 y julio de 1907, estudia en la Oxford High School. Entusiastade la arqueologa, descifra con curiosidad las borrosas inscripciones que encuentra en

    las tumbas de los caballeros medievales, visitando las iglesias de Oxford y los lugaresde Inglaterra famosos por sus brasses of Knights. Igualmente entusiasta por laalfarera antigua, las catedrales y los viejos castillos, visita en bicicleta, en lasvacaciones de 1906, 1907 y 1908, los castillos de Francia.

    En el verano de 1909 pasa tres meses en Siria, visitando y examinando los castillos delas Cruzadas, aprendiendo, de paso, sus primeras nociones de la lengua rabe. EnOxford, Lawrence es bien conocido entre sus compaeros por sus archeologicalrummagings, su hurgar arqueolgico. El estudio de la Edad Media, de las Cruzadas ysus efectos en Occidente y, sobre todo, en Inglaterra, le interesaban vivamente.

    En 1911 participa en la expedicin que el Museo Britnico enviaba a Carchemisch(Jerablus), trabajando en excavaciones bajo la direccin de Hogarth, R. CampbellJohnson y Leonard Woolley. Reconoce a pie el noreste de Mesopotamia (hoy Irak) y

    realiza excavaciones en Egipto. De 1913 a 1914 trabaja para la Palestine ExplorationFund.Al estallar la guerra tena 26 aos. El ejrcito, al cual ofreci sus servicios, no loadmiti a causa de su baja estatura. El detalle tiene su gracia. Lo cierto es que Lawrencequera a toda costa un puesto de combate. Lo envan, entonces, a la seccin geografadel Ministerio de la Guerra. Luego es enviado a Egipto, a la seccin de InformacinMilitar, como organizador y responsable del Boletn rabe. La idea de un ImperioBritnico, formado por una asociacin voluntaria de estados libres de todas las razas, nole pareca un imposible. Senta especial cario por Arabia, deseaba ver reflorecer sucultura y no convertirla en una provincia ms de Inglaterra. Por fin se present laocasin de intentarlo, prestando al mismo tiempo un servicio a su patria.

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    La rebelin rabe

    Algunos ingleses el principal, Kitchener- creyeron que una rebelin de los rabescontra los turcos permitira a Inglaterra, mientras luchaba contra Alemania, derrotar aTurqua, su aliada. Dejaron, pues, que el movimiento naciera y se extendiera, despusde obtener del gobierno britnico promesa formal de ayuda. Sin embargo, la rebelindel jerife de la Meca sorprendi a muchos y an a los mismos aliados, que no estabanlistos para el caso. Suscit una mezcla de sentimientos contradictorios, cre fuertesamistades y fuertes enemistades, y en el choque de estos celos fue tomando el caminodel fracaso.

    As resume el propio Lawrence las bases de la rebelin cuyo carcter y mtodo iba afijar l mismo. Fue su inspirador y jefe, la dirigi con habilidad y valenta y la llev a la

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    victoria, conquistando la confianza y la amistad de los rabes, sus camaradas de armas,que lo llamaban El Aurans y la estima y admiracin de sus jefes ingleses.Su secreta ambicin para convertir a los unos y a los otros a sus ideas. Su pblicaamargura fue no lograrlo en la medida en que lo haba esperado y luchar en vano paraque su patria mantuviese las promesas que l haba hecho a los rabes en su nombre.

    Teniendo doble inters en el xito de esta campaa, no se ahorr esfuerzo alguno parallevarla a cabo. Viviendo entre los rabes como uno ms, en medio de sus tradiciones ycostumbres, peligros y miserias, mientras dur la guerra.

    Los siete pilares

    Todo lo anterior hubiera sido una vaga aureola en torno a un joven guerrero sin LosSiete Pilares de la Sabidura. El personaje enigmtico, la vedette, habra atrado porun tiempo la afmera curiosidad de la prensa y del pblico para luego caer en el olvido.

    El ttulo comienza por desconcertar: Qu relacin tiene la Sabidura con la historia dela lucha desesperada y al fin triunfante de los rabes? En realidad, el ttulo le fueinspirado por la Biblia (Proverbios, IX): La sabidura ha construido una casa, hatallado sus siete pilares, y Lawrence lo haba elegido para una obra que no lesatisfizo, sobre siete ciudades. El ttulo concuerda mejor con el nuevo texto, que nohabla de siete ciudades, sino de los siete pilares de un mundo moral cuya presenciaencuentra Lawrence en las noches de combate, en las vsperas de batalla, cuando elsilencio de las estrellas le hace sentir su pequeez.

    El tema oficial del libro es sin duda la pasin de la guerra. La rebelin rabe era asuntomagnfico para quien haba sido centro de ella. La casualidad proporcion al jovenarquelogo una costosa mise-en-scne, un marco deslumbrador. Sin embargo, el leit-motiv fundamental no es la campaa militar tan heroica y hbilmente llevada:en estas

    pginas - declara Lawrence- no se cuenta la historia del movimiento rabe, sino lama en ese movimiento. Lawrence, tan distante de Montaigne, hubiera podido escribirainsi, lecteur, je suis moi-mme la matire de mon livre.

    He ah el verdadero tema. No es el relato de la victoriosa expedicin contra Akaba, nilos 79 puentes volados con dinamita, ni la entrada en Damasco; es l mismo con los

    nervios siempre tensos o rotos en ese torbellino de arena y sangre.

    Lawrence dice que las revelaciones personales son lo esencial de su libro y que elcaptulo en que se autoanaliza es su clave. Pero todo l est cifrado. Dice: El temor demostrar mis sentimientos es mi verdadero yo. Cualquiera que fuese su opinin sobreel tema del yo odioso en literatura, lo cierto es que se puso a perseguir los yos enlos Siete Pilares y expuls algunos, reemplazndolos por nosotros o se, que noengaan a nadie:-Nosotros suframos en ese instante la vergenza fsica del xito, esa reaccin que

    sigue a la victoria; ya no hay entonces nada que valga la pena hacer y no se ha hechonada que valiera la pena. El yo bajo el nosotros y el se est escrito con tintaindeleble.

    La comparacin entre Los Siete Pilares y su resumen, La Rebelin en el Desierto,resulta una curiosa experiencia. La Rebelin fue preparada para el consumo general y

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    ha sido limpiada de todo el contenido personal y emotivo. I cut out all highemotion, apunta Lawrence. Queda un libro seco, apreciable slo para quienes gustande los relatos de guerra. La Rebelin en el Desierto es un libro aburrido. Mientras queLos Siete Pilares puede llegar a ser uno de esos libros de los cuales uno no se separa

    jams.

    Un extrao soldado

    Es lugar comn decir que tomaba para s los mayores riesgos y fatigas, queeconomizaba la sangre y la vida de sus soldados, que renda homenaje a las cualidades

    de sus enemigos. De los alemanes que luchaban al lado de los turcos dice:-Me sent orgulloso del enemigo que haba muerto a mis hermanos. Estaban a dos

    mil millas de sus hogares, sin esperanzas y sin guas, en condiciones lo bastante

    desesperadas para destrozar los nervios ms valientes..Cuando se les atac, se

    detuvieron, tomaron posicin, hicieron fuego a la voz de orden. Ni prisa, ni gritos, nivacilaciones. Eran esplndidos. Lawrence brinda imgenes de la guerra que slo elcine moderno ha podido recrear. De todas ellas, ninguna tan impresionante comoaquella en que describe la entrada de sus tropas en una aldea rabe, Tafas, que habasido ocupada por los lanceros turcos de Djemal Pach (el futuro Djemal Ataturk). Todoestaba en una inmovilidad de muerte:Montones grisceos abrazaban el suelo con el estrecho abrazo de los cadveres.

    Nuestra mirada se apart de ellos. Pero de uno de esos montones se separ una cosita

    tambaleante como para huir de nosotros. Era una niita de tres o cuatro aos cuyo

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    vestido sucio estaba manchado en la espalda: la sangre corra de una larga herida,

    sin duda de un lanzazo, justamente en el nacimiento del cuello. la nia dio unos

    pasos corriendo, luego se detuvo y grit con una fuerza asombrosa (todo era silencio

    alrededor): No me golpees, Bab. Abd-el Aziz, ahogando un sollozo era su propia

    aldea y la nia poda ser de su familia - salt de su cabalgadura y cay de rodillas

    sobre la hierba. Este movimiento espant a la nia que, alzando los brazos al cielo,trat de lanzar un chillido, pero rod por tierra, montoncito minsculo, mientras la

    sangre le brotaba de la herida; luego, creo, muri. Cabalgamos, dejando atrs otroscadveres..Eran cuerpos de mujeres clavadas con bayonetas en posturas obscenas,de criaturas ultrajadas. Tallal Abd-el Aziz vio lo que habamos visto todos. Exhal unlamento semejante al de un animal herido. Luego, espoleando a su yegua, partihacia el enemigo en un galope desesperado. El trecho era bastante largo. De una y otraparte se haba suspendido el fuego. Los dos ejrcitos esperaban. Tallal galopaba,

    oscilando en el crepsculo y el silencio. A cierta distancia de los turcos se irgui y

    lanz su grito de guerra: Tallal! Tallal!, dos veces, en un prodigioso clamor.

    Instantneamente, los fusiles y las ametralladoras crepitaron, y l y su yegua,

    acribillados por las balas, cayeron muertos, entre las puntas de las lanzas.Auda estaba fro y torvo.- Dios le haya perdonado -dijo- nosotros haremos pagar el precio de su

    sangre.Por orden ma, no hicimos prisioneros, por primera y ltima vez en laguerra.

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    Lawrence lleg a Arabia al servicio de una causa, la de su patria. Pero tena otra causaque defender. En el prlogo a Los Siete Pilares nos habla de ello:Yo quera hacer una nueva nacin, devolver al mundo una influencia perdida, dar a

    veinte millones de rabes las bases sobre las cuales su inspiracin pudiera edificar el

    sueo de su pensamiento nacional. Un propsito tan elevado encontr eco en la

    inherente nobleza de sus espritus y les hizo desempear un generoso papel en losacontecimientos. Pero cuando triunfamos, se me acus de poner en peligro los

    dividendos britnicos del petrleo de Mesopotamia y de arruinar la poltica comercial

    francesa en el Levante. Pagamos por estas cosas un precio demasiado alto en honor yen vidas inocentes. Acorralado en este dilema, Lawrence, a los treinta aos, miraba yacon repugnancia una gloria que se le antojaba basada en el fraude.

    Ascetismo

    Lawrence volvi a descubrir el valor de ciertas disciplinas religiosas que puso enprctica. Por ejemplo, la de la continencia, que no tena para Lawrence el significado

    que tiene para un monje. Asociada a ella est su costumbre de no beber ms que agua,de comer estrictamente lo necesario y de dormir en la misma medida, excepto cuando seimpona la necesidad de sacrificar incluso ello por una causa. Evitaba con muchocuidado enredarse en la lujuria, como en la pereza, la gula o el dinero. Lawrence asumecomo una prueba vital el sacrificio conciente por una causa, llevado al lmite de lohumano, como un medio de perfeccionamiento, de disciplina interior, dequebrantamiento de las propias debilidades. En Los Siete Pilares afirma:El miedo, motivo el ms poderoso para un hombre despreciable, perda entre

    nosotros su fuerza, puesto que el sentimiento que nos posea era el amor por una

    causa o por una persona-. Las penalidades, por consiguiente, perdan rigor: nuestra

    adhesin la habamos dado voluntariamente, con los ojos abiertos, y no por

    obediencia. Los hombres dedicaban su ser a la meta, y esta obsesin no dejaba lugar

    para la virtud o el vicio. Alegremente la nutran de s mismos, les daban sus vidas,

    ms an, la vida de sus hermanos ofrenda mil veces ms difcil que el sacrificio de smismo.Lawrence exiga de su cuerpo lo que los santos parecen obtener de l: la capacidad demartirio. Pero para soportar el martirio hay que estar anestesiado por la fe. Y Lawrenceiba al martirio sin ms cloroformo que su voluntad despiadada. La voluntad no tienefuerza suficiente para reemplazar a la fe, an cuando alcance un desarrollo como enLawrence, quien quera lograr el milagro del olvido de su cuerpo, la capacidad deeclipsar el cansancio, con su sola voluntad. Ignoraba acaso que un cuerpo dominado no

    es un cuerpo olvidado?.Contemplamos en Los Siete Pilaresa un hombre crucificado por su voluntad y a unavoluntad crucificada por una conciencia.

    El placer de ver su voluntad funcionando como una mquina poderosa lo absorba a talpunto, que llegaba a no distinguir que la esclavitud a que se someta no eracompletamente voluntaria?; Lawrence, fantico de la libertad se converta en esclavode su miedo de ser esclavo?.

    La responsabilidad y la autoridad obligan a menudo a cumplir deberes diablicos, sobre

    todo cuando se trata de hombres que no delegan a otros sus poderes. Dice Bernard Shawque debemos tener presente que Lawrence no era como Haig o Allenby, Foch o

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    Ludendorff, quienes ordenaban y no vean luego los atroces resultados. Lawrence, porel contrario, lo hizo todo con sus propias manos, y luego soport el espectculo. Eracomo para destrozar los nervios menos delicados de hombres menos sensibles y menosimaginativos que l. Por eso no llev impunemente su existencia.

    El retiro y la muerteDespus de vivir la guerra de los Siete Pilares, Lawrence se vio envuelta en otra que loagot an ms. La guerra que se libr en Versalles, en Downing Street y El Cairo, en laque, durante tres aos, luch por defender y mantener su fidelidad a la promesa hecha alos rabes en nombre de Inglaterra. Esta guerra hizo en l ms estragos que sus demscampaas.

    Mustreles claramente a sus hombres- escribe a un oficial en 1928- que mi propsitoera salvar a Inglaterra, y a Francia tambin, de las locuras de los imperialistas, que

    queran hacernos repetir en 1920 las hazaas de Clives o de Rhodes. El mundo ha

    pasado de esa etapa.

    El fracaso de sus propsitos lleva a Lawrence a enclaustrar los ltimos aos de su vida,de 1922 a 1935. Rehusando todo puesto que pudiera corresponder a la jerarqua de susmritos y de su celebridad, Lawrence se desliza, bajo nombre supuesto el suyo propiohara imposible la operacin- como simple soldado en la R.A.F, y luego en el Cuerpo deTanques, luego otra vez en la R.A.F.

    Se siente prisionero del nombre clebre que lleva, ese nombre al cual se agrega ahorade Arabia.

    Ni yo, ni hombre algunoque no sea ms que hombre

    se satisfar con nada,hasta que se contentecon ser nada. William Shakespeare, Ricardo III

    El lleg a preferir ser nada; llamarse Shaw, o Ross, no Lawrence de Arabia. Su idealhubiera sido no tener otro nombre que un nmero. En 1930, su nmero en la RAF era338171. Sus amigos conocan, naturalmente, el juego. Noel Coward le escriba:Querido 338171 (lo puedo llamar 338?). Lawrence, a quien le gustaba rerse,

    encontr tan bueno el chiste que mostraba la carta a todo el mundo. Durante sus aos deretiro en la RAF hizo algo ms que barrer pisos. Encontr tiempo para traducir la

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    Odisea, para perfeccionar el mecanismo de las lanchas a motor y para escribir TheMint (El Troquel), publicada recin en 1950, que relata la vida en los cuarteles, conuna crudeza y una desnudez ms feroces an que ciertas pginas de Los Siete Pilares.En marzo de 1935, dos meses antes de su muerte, Lawrence se haba ido a vivir en sucasita de Dorset, Clouds Hills: dos cuartos, libros y discos. Se siente all como una hoja

    cada del rbol, si una hoja pudiera preguntarse para qu servir en adelante. WinstonChurchill no se propona dejarlo mucho tiempo en ese retiro. Se hablaba de confiarle laorganizacin de la Home Defense. Hubiera acabado por aceptarla?

    Tema al poder. Lo que buscaba al enrolarse como simple soldado fue destruir todaposibilidad de que nadie pensara en l para un puesto de mando:La autodegradacines lo que me propongo.El 13 de mayo de 1935 mont en su motocicleta George VIII para ir al correo, enBovington Camp. De vuelta a Clouds Hills, para no embestir a dos ciclistas queaparecieron de pronto en el camino, vir bruscamente, perdi el equilibrio y fuebrutalmente despedido por encima de su motocicleta. Su cuerpo sobrevivi cinco das asu conciencia. Irona de las cosas! Morir as, en un vulgar accidente de trnsito,despus de escapar, tantas veces, de la muerte: batallas, bombardeos, torturas de la sed,el hambre, el fro y el sol. Habr tenido Lawrence conciencia de su fin? Se habr

    entonces, retrospectivamente, apiadado de s mismo? Como el da en que se encontrcon su amigo Hogarth y le confes su amargura y sus sinsabores, su cansancio de esa

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    vida libremente elegida, de los nervios, de las balas, del agotamiento fsico, de lasimulacin. Y por ltimo, su miedo. A la soledad, al encuentro entre un cuerpo quedespreciaba y un alma que no se conformaba con su propio vaco. Miedo al misterio dela nada inaceptable, al silencio eterno de los espacios infinitos. Miedo de su apetitofrustrado de amor. Sed de absoluto que no se apaga con ningn xito humano. Sed de

    absoluto que slo se sacia en el fracaso inevitable en que todo triunfo se disuelve, enque cada meta alcanzada no es una llegada gloriosa, sino un nuevo punto de partidahacia quien sabe qu despojamientos materiales y conquistas interiores cuya necesidady cuyo fin son ms impenetrables an que el silencio eterno de esos espacios infinitosante los cuales la fe misma tiembla y retrocede.