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El dominio de San Juan de las Abadesas: algunas consecuencias de su jormacián El estudio de la formación de patrimonios monásticos en la Ca- taluña carolingia debe partir del conocimiento de la situación social> económica y política de esta zona y sus pobladores bajo el dominio musulmán y durante la formación de la llamada Marca Hispánica. Los primeros problemas se plantean sobre el tipo de ocupación que los musulmanes llevaron a cabo en la región, y puesto que este es- tudio se centra concretamente en el monasterio de San Juan Bautista de las Abadesas> en el valle de Ripoil, si esta zona fue efectivamente ono dominada por los musulmanes 1 y en qué condiciones. De los estudios realizados sobre el tema se deduce que los altos valles pirenaicos nunca fueron efectivamente tomados por los musul- manes 2 y que las poblaciones que en ellos habitaban continuaron su forma de vida y evolución propias tal como lo venían haciendo desde la época romana, con una leve penetración de los modos de vida circundantes ~. La persistencia en la utilización dentro de las ciuda- des de Cataluña y Septimania del Líber Iudiciorum visigótico nos indica, por otro lado, que el grado de independencia de que gozaron estas ciudades, aun estando ocupadas, era grande. Es más> deducien- do de la Chronica regun visigothorum la existencia de dos reyes pos- teriores a la invasión musulmana, Aquila y Ardo, no parece que tales monarcas hubieran tenido un verdadero dominio de la zona, de for- ma que amplios sectores de la misma habrían mantenido una vida 1 Ver resumen de la bibliografía sobre el tema en A. BARBERO: «La integra- ción de los hispani del Pirineo Oriental al reino carolingio»> en Conflictos y es- tructuras sociales en La Hispania antigua, Madrid, 1977, pp. 154 y ss. 2 E. CoDERA: «Límites probables de la conquista árabe en la cordillera pire- naica», Bol. Real Acad. Hist., t. XLVIII (1906)> Pp. 289-311. 3 M. VIGIL: «Romanización y permanencia de estructuras sociales indigenas en la España septentrional», en Conflictos y estructuras..., PP. 129 y ss.

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El dominio de San Juan de las Abadesas:algunas consecuenciasde su jormacián

El estudio de la formación de patrimonios monásticosen la Ca-taluñacarolingia debepartir del conocimientode la situación social>económicay política de esta zonay sus pobladoresbajo el dominiomusulmány durante la formación de la llamada Marca Hispánica.Los primeros problemasse planteansobreel tipo de ocupación quelos musulmanesllevaron a cabo en la región, y puesto que este es-tudio se centraconcretamenteen el monasteriode San JuanBautistade las Abadesas>en el valle de Ripoil, si estazona fue efectivamenteono dominadapor los musulmanes1y en qué condiciones.

De los estudiosrealizadossobreel tema se deduceque los altosvalles pirenaicosnunca fueron efectivamentetomados por los musul-manes2 y que las poblacionesqueen ellos habitabancontinuaronsuforma de vida y evoluciónpropiastal como lo veníanhaciendodesdela época romana,con una leve penetraciónde los modos de vidacircundantes~. La persistenciaen la utilización dentro de las ciuda-des de Cataluña y Septimaniadel Líber Iudiciorum visigótico nosindica, por otro lado, que el grado de independenciade que gozaronestasciudades,aun estandoocupadas,era grande.Es más> deducien-do de la Chronica regun visigothorum la existenciade dos reyes pos-terioresa la invasión musulmana,Aquila y Ardo, no pareceque talesmonarcashubieran tenido un verdaderodominio de la zona, de for-ma que amplios sectoresde la misma habríanmantenidouna vida

1 Ver resumende la bibliografía sobreel tema en A. BARBERO: «La integra-ción de los hispani del Pirineo Oriental al reino carolingio»> en Conflictos y es-tructuras socialesen La Hispania antigua, Madrid, 1977, pp. 154 y ss.

2 E. CoDERA: «Límites probablesde la conquistaárabeen la cordillera pire-naica»,Bol. Real Acad. Hist., t. XLVIII (1906)> Pp. 289-311.

3 M. VIGIL: «Romanizacióny permanenciade estructurassociales indigenasen la Españaseptentrional»,en Conflictos y estructuras...,PP. 129 y ss.

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1020 Amelia Vadillo PínUla

independientetanto de los musulmanescomo de las autoridadesvisigodas. Esta situación se mantendráhasta la llegadade los fran-cos en el último cuarto del siglo vm, de forma que libre y volunta-riamenteGeronase entregóa ellos en el alio 785 y Barcelonalo hizoen el 801. Esta situación es muy similar a la que debió producirseen la zona castellano-leonesadenominadaCampí gothici antesde suocupaciónpor los reyes astur-leonesesen el siglo 1x4.

Con estaojeadaa la probablesituación de la Cataluñapirenaicaen los primeros tiempos de la invasión musulmana,vamosa pasara ocuparnosde la épocacarolingia. La información quepara la mis-ma tenemosha sido estudiadaminuciosamentepor Abadal~, consis-tiendo fundamentalmenteen los privilegios y capitularesque losmonarcas carolingios concedieron para la zona. De estascapitularesy otras de la épocase deduceque existíaen la Cataluñacarolingiauna organizaciónsocial evolucionadade tipos de familia gentiliciaprecedentes,en la cual las parentelasse encontrabanen una situa-ción de dependenciaprogresivamentemayor con respectoa ciertospersonajescabezasde linaje, queeran los encargadosde representar-los en los asuntospúblicos, talescomo su relacióncon los monarcascarolingios.De ahí quese denominemilites a la mayor parte de estospersonajes>puestoque a su preeminenciaen el plano social uniríanuna jefatura de caráctermilitar. La evolución de estas sociedadesdesdeuna igualdadentre sus miembros y unacomunidaden la pro-piedad de los bienes poseidosse vendríadando desdela época delImperio, y la transformaciónapuntabahacia una creaciónde rela-ciones de dependenciapersonalentre cabezasde estirpe y el restode la comunidady una diferenciaciónde patrimonios dentro de lamisma> formándoseunaaristocraciaentre las parentelasquea la vezera propietariade la mayor partede los bienescomunalesy aspirabaa serlo de la totalidad> tal como lo prueba la documentaciónrefe-rente a la aprisión de Juan de Fontejoncosa,que nos habla de ma-/ores o potentiores frente a minores, aún libres pero amenazadosyen trancede perder su libertad 6 La relación con el mundo carolin-gio y sus institucionesfeudalesllevaría a un desarrollomás rápidode esta tendenciaevolutiva.

Paralelamentea esta situación de las poblacionesindígenas,quetienen ya unas autoridadeso representantescon capacidad de diá-logo con los monarcas carolingios, nos encontramoscon que eldominio de estos últimos sobrela región se plasmaen la designaciónde condesdependientesparalas principalesciudadesquese van ocu-

A. BARBERO y M. VICIL: La formación del feudalismoen la Península Ibé-rica, Madrid, 1978, pp. 221-228.

it D’ABADAL y Ví~lÁLs: La Catalutia carolingia, 2 vols., Barcelona, 1926-55.6 A. BARBERo: La integración social..., pp. 161-162.

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Ej dominiode San Juan de tas Abadesas... 1021

pando.Evidentemente,teníaqueexistir un conflicto de interesesentreautoridadesindígenasy francas, sobretodo por el hecho de que lasprimerasgozabande inmunidadese incluso teníanuna organizacióny unos deberesmilitares especificadospor las capitularesy los pri-vilegios reales,a más de poder regirsepor sus propias leyes en ge-neral~. Paradójicamente,quienesmás interesadosdeberíanestarenobviar esospoderesparalelosindígenasserían los propios monarcascarolingios, puestoque lógicamentequerrían evitar pugnas con loscondespor ellos designados.Sin embargo>la legislación favorableaaquéllasfrente a las autoridadescondalespuededamospie a pensarque el arraigo y la importancia de esoscabezasde linaje eran tanfuertes como para tratar de evitar enfrentamientoscon ellos y que>además,el grado de evolución social y económicade las poblacionesera tan próximo a la feudalizacióncarolingia que, imperceptiblemen-te y a la vuelta de pocosaños,la integraciónsería total. Tanto es asíqueen las listas de condesde la región comienzana figurar algunosindígenas,no propiamentegodos (como es el casode las ciudades)8Este hecho parececonfirmar la idea enunciadapor Barbero de quelas poblacionesindígenasestaríanmásdispuestasa recibir como auto-ridadescondalesa sus propios parientesmayores,que de hecho yaejercíansobreellos unaautoridadefectiva, mientrasque> por el con-trario> los condesgodos o francos seríanvistos con malos ojos o in-cluso rechazadospor la poblaciónt Probablemente,en relación coneste antagonismoentreautoridadesindígenasno investidasde poderpolítico y autoridadescondalesfrancas, estaríala revuelta del nobleAizón (826-827), que se rebeló contra Bernardo de Gotia> conde deBarcelona,y queduranteesosañosse declaróen rebeldíaen la Planade Vich 10

El hecho de la progresivafeudalización de los hispaní producidoen tiemposde la dominacióncarolingia en Cataluña>quese apuntabamás arriba> quedaprobado si se sigue la trayectoria familiar y pa-trimonial de ciertos personajesque figuran en las capitularescomoJuan de Fontejoncosa,Aznar Galíndezy Quintiliano de Montgrony”.Refiriéndonosconcretamentea la evolución del señoríode Montgro-ny, muy probablementeel Guintila citado en la documentacióncaro-lingia fuera un jefe militar hispaní, de ahí el apelativo de CastroMochoronio que se da al enclavequedominó. Estaaprisión realizada

ABADAL: La Cataluña...,t. II, p. 424. Capitulardel 10 de febrerode 816.8 A. BARBERO: La integración social...,p. 160. Es el caso de Aznar Galíndez,

conde de Aragón, expulsadode su condado tras diversos avatares,e investidopoco despuéspor el monarcacarolingio con el condadode Urgelí-Cerdaña.

A. BARBERO: Influencias visigodas en la Francia carolingia, tesis doctoral,Madrid, 1968, Pp. 379 y ss.

lO R. D’ABADAL Y VIÑ.u~s: Dels visigots als catalans,vol. 1, Pp. 311 y ss.II Seguimosaqui a BARBERO: La integración social...,pp. 157-158.

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con un grupo de hispanosy confirmada por el poder carolingio pa-saríaa serun patrimonio personal,ya queenel siglo Ix, y en relacióncon el acta de consagracióndel monasterioobjeto de nuestroestudio(año 887), aparecedicho Castro Mochoronio como donación de loscondesWifredo y Winidildes, especificándoseque lo teníanpor com-pra 12 Siguiendoel rastro de ese antiguo propietario que vendió elcastro de Montgrony a los condesnos encontramoscon que en otrodocumentode fecha 987”, y con motivo de un juicio relativo a cier-tos derechosde pastoy bosquequeel monasteriodefiendesobreunareclamación,se mencionaquefue un tal Scluva, con sus coherederos,quien lo vendió a los condes.Pruebaeste documento:1.0 queexistíaaún esa noción de coherederoso propietarios comunesde una apri-sión; pero> 2.0 queun solo individuo era capazpor sí mismo de ena-jenarla, lo cual nos indica que teníaun rango superior al del restode sus compañeroso familiares. Han transcurrido setentay cincoaños (tres generaciones)desde que la aprisión confirmada por losreyes francosa Quintila lo era tambiénparatodos los hispaní libresque en ella vivían y el momento en que un sucesorde Quintiliano,Scluva> vende la aprisión como heredadpropia.

Con estosdatos, más el examendetenidode toda la documenta-ción referente al monasteriode San Juan Bautista de las Abadesas>se podría avanzaruna hipótesis general sobre cuál era la situaciónexistenteen la zonaantesde la «repoblación»y las aprisioneslleva-das a cabo por el conde Wifredo el Velloso en el valle de Ripoily la Plana de Vich en el último cuarto del siglo ix y> consecuente-mente,de qué punto partía el monasteriopara tratar de obteneryconsolidarun patrimonio territorial y, en general,un dominio feudal.

En primer lugar> se pruebapor la documentaciónya posterioraestemomentoqueexistíanvillas libres tenidascomo aprisióncomúnpor parentelas.Tal es el caso de la villa Caballera,citada como librey excluida explícitamentedel conjunto de los del valle de Ripolí,que dependendel monasteriode SanJuan Bautista, en el juicio quetiene lugar el año 913 precisamentepara explicitar dicha dependen-cia 14 —«exceptushoc quod homines habitatores de villa que vocantCavallaria ibídem iustissimehabent.. . »—. En el mismo casoestaríalavilla de Vallefermosa,reconocidacomo libre alodio de sus habitantespor el condeBorrelí II en 977 —«... possidentpredicta valle cumsuisterminis ad illorum proprio ínter eos ve! precedenteseorum.. . ». Casosimilar lo representala villa de Espinosa,situadaen el valle de Brocá(Alto Llobregat), que es vendida por doce vecinos conjuntamentea

12 E. UDINA MARTORELL: El Archivo Condal de Barcelona en los siglos IX-X.Estudio critico de sus fondos, Barcelona,1951, documento4.

13 Ibid., apéndice II, doc. D.‘4 Ibid., doc. 38.

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los condesWifredo y Winidildes en 889W Los vecinoshacenconstarquevendentoda la villa (no una parte): «.. vindimus vobis ipso vi.liare...», y que la tienenpor herenciade sus padres.La cláusulafinaldel contrato> en la quese previenencontrauna posible intervenciónen contra de la venta por parte de sus hijos o coherederoses repe-tida innumerablesveces a lo largo de la documentación,por lo quesuponemosque los vendedoresno gozabandel apoyo general delgrupo de emparentadospara realizar las enajenacionesy que> dadasu probablepreeminenciasobreel resto> llevabanla iniciativa de lasmismas sin posiblementecontar con el resto. Lo que interesa,final-mente>es que la villa, de serpropiedadlibre de una parentela,pasaa integrarsepor compraventaen el patrimonio condal y luego mo-nasterial.

Un caso intermedio entre las villas libres y las integradasya depleno derechoen dicho patrimonio lo representanvillas como Fullá,Estamaríuy Sendare,en las que los condes realizan adquisicionesparciales, con el objetivo de dotar al monasterioque se proponenfundar. En estecaso,lo probable es que los vendedoresencontrasenmás resistenciade sus convecinosy solamentepudiesenenajenarsuparte correspondiente,aun a costa de extraería del patrimoniocomún 16

En tercer lugar, se pruebapor la documentaciónla existenciade una serie de castra situados bajo el dominio de un señoro deuna parentelade número reducido), probablementeparientesmayo-res de sus convecinos.Dichos castros,si deducimosliteralmentedesu nombre,seríanfortalezas>que,por lo que conocemosy ya hemostratado con anterioridad,podríanestarrelacionadoscon el dominiofranco sobrela zona: seríanpropiedadde parentelasde milites lis-paní aprisionarioscon una función defensivadel territorio que ocu-paban. Pero lo fundamentalde las castrosque aparecenen la docu-mentación estudiadaes queen todos ellos parecehaberun individuoo parenteladominantea través de los cualesse producela enajena-ción a corto plazo de la propiedaddel mismo a los condeso al mo-nasterio.En el casodel castro.Mochoronio, estaaseveraciónha sidoya suficientementeprobada.Pero existen otros casos.El castro Ma-dexone~ en el Alto Llobregat, vendidoparcialmentepor una parejaa la abadesaEmma,explicándosequeel castroera de un tal Madexo,quien junto con la madre del vendedorle transmitió a éste la pro-piedad. Se repite en esa venta la cláusula de aviso para hermanos

‘~ Ibid., doc. 6.16 Ibid, docs. 3 y 4, respectivamente>dotacióndel monasterioy consagración

de su iglesia.17 Ibid., doc. 113: «... alodem nostrumgui nobis advenit de homine nomine

Madexone,condam, et de genitrice mea nomineBaielone...ad locum ubi diciturkastro de predicto Madeizone.

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.4.

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(no hijos en este caso)y coherederosque intenten ir contra lo pac-tado.El castro Lazesse~‘, quepareceestara cargode Fedancio,vica-rio, quien junto con otros coherederos,entre los que destacanloshijos de Felicio (litios Felicí), vendena tres individuos, quea su vezhacendonaciónal monasteriode lo compradopor medio de un con-trato que más adelantese estudiará.

Lo importanteen los tres casoses que los personajesque apare-cen bien como titulares o como vendedoresde los castroscitadostienen una fuerte relación con el poder condal o con el monasterio:Scluva actúa como mandatarioen juicios de la abadesaEmma~

- 33.Madexo apareceigualmentecomo testigo o vocal en dos juiciosFedancioes vicario de un conde;Livila, donante,es> junto con Scluvay Fedancio, testigo de una donación del monasterioy figura comopresbíteroal lado del obispo Gotmaro de Vich en la consagraciónde la iglesia de San Martin del Congost (muy próximo al castrumLazesse),realizadaapeticióndela abadesaEmma~

De otra parte> existe una similitud entre la situación de estoscastrosy algunos situadosen el Pirineocentral, como es el caso delcastro Frdao ~, en el cual los vecinos, agrupadosen parentelas>conun senior al frente, hacen consagraren el año 1000 la iglesia quesus padresy parienteshabíanconstruido con anterioridad en dicholugar.

Sobreeste complejoconjunto socioeconómicoaparecela obra delconde Wifredo en el último cuarto del siglo Ix y> en relación conello> trataremosde ubicar el sentidode su obra de aprisión, funda-ciones monásticase incluso la relación del conde con la zona. Lapalabraaprisio que constantementeapareceen la documentacióndela época>y referidaen este caso concretamentea las realizadasporWifredo en el valle de Ripolí, parecetener el sentido de ocupaciónde territorios vacíos y yermos para poblarlosy ponerlosen explota-ción. Sin embargo>esta supuestarealidad no parececorrespondersecon el tenor de los documentos.De ellos se deduceque la zona noestabadeshabitada,puesto que en el acta de dotacióny en la con-sagración de la iglesia de San Juan aparecenya una serie de villas(Vinea, Genebrosa>Perella y Olceia) cuyos diezmos son adjudicadosal monasteriocomo iglesia parroquial>dándoseel caso de que en unjuicio del año 913> ya mencionadocon anterioridad~, es decir vein-

‘~ Ibid., doc. 121.‘9 Ibid., docs.35 y 53.23 Ibid., docs.16 y 38.~‘ Ibid., docs.58 y 101.V Documentaciónsobre el mismo en A. MARTIN DUQuE: «Colección diplo-

mática de Obarra(siglos xrxn)», Fuentespara la historia del Pirineo, Zaragoza,1965, pp. 31 y ss.

~ E. UmNA: op. cit., doc. 38.

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tiséis añosmástardede la fundación,figuran entrelas representadaspor mayor número de habitantesen aquellaocasión(41, 25, 24 y37 personasfirmantes en cada una, respectivamente),de lo cual sepuede deducir que su ocupación pudo ser más antigua que la delresto. Además> el propio nombre de la primera (Vinea) nos poneen contactocon una explotaciónagrícolaya especializada.Igualmen-te> las compras realizadaspor los condesen el valle y fuera de élpara dotar al monasteriocon toda probabilidadrespondíana moti-vacionesde caráctereconómico,debiendo tratarsede lugaresbienpobladosy en plena explotación.No se comprende,pues, el interésquea posteriorimuestranlos documentosdel monasterioen recalcarque la situación de las tierras tomadasen aprisión por el conde ycedidasal monasteriode San Juan estabanyermas y vacías—«Wi-fredus... comesvenit... in iamdicta valle> qui erat in deserto positaet sic aprehendidit.. - a— si no es porqueal considerarloasí> pasaríana ser terrenos fiscales> susceptiblesde ordenaciónsegúnlos modosfeudales oficiales y, posteriormente,apropiablescomo dominios di-rectos bien de los condeso de las personaso entidadesa quieneséstos hicieran donaciónde ellas- Aquellas tierras probablementepo-seían su propia ordenaciónsocial, económicae incluso política, enbaseaunas reminiscenciasgentilicias ya en procesoavanzadode feu-dalización y, por esto último, más fácilmente atacablesdesdela pers-pectiva del nuevo orden. Nos encontraríamos>pues, ante un casosimilar al estudiadopor Barbero y Vigil para el valle del Duero yel Alto Ebro y su «poblamiento»en los siglos xx y x. Así, en nuestraopinión> «poblar» y «hacer aprisiones»equivaldríantanto en su in-tencióncomo en su realizacióny en la basesobrela quedichas acti-dadesse realizaban.

Por lo que respectaa la personalidady significación del propioconde Wifredo en su entorno> siguiendo las deduccionesde Abadalpara establecersu parentescoy origen, la conclusiónes que perte-necía a una familia hacendadaen el Conflent, condadovecino a] deCerdaña,de donde parte toda la ordenaciónde los territorios auso-nesesen que se enclavael monasterio~. Además de este dato, pro-bado por los documentos,Abadal demuestracómo la familia deWifredo habíaentradoen relación con el poder franco hacia al me-nos dos generaciones(el conde Bellón de Carcasona,abuelo de Wi-fredo> lo era ya en 812). Nos encontraríamos,por tanto, anteun casotípico de una parentelaindígena,fuertementeasentadaen una zonaen la que posee tierras y dominio, que pacta con las autoridadescarolingias, integrándoseplenamenteen el nuevosistemade relacio-

‘~ R. D’ABADM. y VrÑns: Bis primers comiescatalans, Barcelona, 1958, pá-ginas 15 y ss.

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nes feudales,consiguiendo,tras diversos avatares,la dominación po-Utica total de la zona. Como indígenas,por otro lado> Wifredo y sufamilia no parecenhaber tenido problemasde aceptaciónpor loshabitantesde estosterritorios. Es más,Wifredo concretamentepare-ce conocera la perfeccióncuál es su situacióny cómo dar los pasospara la asimilaciónal nuevoorden feudal de sus áreascondales.Pormedio de la fundación de monasterios>expedientedel que usan eincluso abusanlos personajesde la época,y de compras realizadasen un medio ya parcialmentefeudalizado,sirviéndosede intermedia-rios que tendríanmás o menos su misma significación en el planosocial y económico (personajescomo el mencionadoScluva, que levendió el castro de Montgrony), Wifredo logrará crear unas basesmínimas de penetraciónpara la consolidaciónde patrimoniospura-mente feudalesmás adelante.

La fundacióndel monasteriose debeinscribir, pues,en razón dela instauracióndel nuevo orden feudal en unos territorios que, porrazón de su peculiaridadgeográfica(valles encerradoso escasamentecomunicados)>habíanpermanecidoal margende la evolución gene-ral de la Penínsulaen épocasprecedentes.El marco social y eco-nómico estaríacaracterizadopor la pervivenciade comunidadesal-deanasunidas entre sí por lazos de parentescocon reminiscenciasgentilicias> en las que se podrían rastrear restos de matriarcado endecadencia(intervenciónen las transmisioneshereditarias,compra-ventaso donacionesde muchasmujeres, solas o con sus maridos ehijos) y por la comunidadde propiedady la herencia entre gruposamplios de emparentados.A estohay queañadirun procesode feu-dalización interna dentro de las parentelascon la diferenciacióndearistocraciasquetendíana dominarlasy a pactarsu inclusión en unámbito más amplio y moderno de relacionesfeudales(orden caro-lingio). Con los documentosa nuestroalcancerelativosal monasteriode San Juan Bautista de las Abadesasy ciñéndonoscasi exclusiva-mentea los publicadospor F. Udina Martorelí en su libro El ArchivoCondal de Barcelona, vamosa tratar de comprobarcuál fue la evo-lución social, económicay jurídica de esaspoblacionesasentadasenla región pirenaica catalana.

La primera constataciónde interés es que el patrimonio del mo-nasterio, a lo largo fundamentalmentede la primera mitad del si-glo x, se incrementóde forma muy notable. Las principales vías deacumulaciónde patrimonios son las compras, las donacionesde di-versaespecie>las permutase incluso podría apuntarsela posibilidadde que la consagracióny dedicaciónde iglesias por el monasteriollevase aparejadoel dominio de las tierras que dichas iglesias reci-bíancomo doteen tal ocasión.El estudiode este problemaconcretomerece,por su complejidad>una atenciónespecial>que sobrepasael

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marco de este trabajo, pero que se apunta como importante paraampliar el conocimientode los problemasgeneralesplanteadosenla zona.Generalizando,el monasterio,a fines del siglo x, parecequeha logradoconcentrarel gruesode su patrimonio alodial en un radiode 10-15 kilómetros en torno a la casamonasterialy centrado enlos valles del Ter y de su afluente por la izquierdael Valífogona.Existen irradiacionesmáslejanasde dicho dominio fundamentalinen-te hacia el noroeste(Montgrony y Espinosa),haciael sur (Llaiers yBesora) y el noroeste(Biania)> existiendo zonas residualesde estedominio ya excesivamentealejadasdel monasteriopara tener unafuerte relevanciaeconómica(Vallespir, Cerdaña,Conflent, Ema). Delo dicho, pareceafianzarsela veracidad de la tesis apuntadaporBonnassie sobrelos fines especulativosde los monasterioscatala-nes altomedievalesen cuanto a la consecuciónde patrimonios.

En cuanto a las dimensionesy calidad de las adquisiciones>éstasoscilan entre un terreno de tipo familiar> que es lo más normal, agrandesalodioscon límitesmarcadospor accidentesgeográficos(ríos,sierras) y que incluyen dentro de sus límites casas,castrosincluso>pastos, bosques, etc. Se llega a dar el caso de que una villa entera,la ya citada Caballeraque aparecíacomo libre en el juicio del alio932, pasaa dependerdel monasteriopor donacióndel conde-obispoMirón en 959 ~. Por lo que se refiere al bastimentoeconómicode losterritorios adquiridos> suele ser relativamentefrecuente la mencióna elementosde infraestructura agraria. Los molinos con o sin unsistema de regadíoasociado, las prensasde uva, palomares>hornosy algunas eras aparecendispersaspor la documentación.En cuantoa las tierras cultivadas> rara vez se hacen mención de la dedicaciónque se les da, y más generalmenteaparecenlas mencionesa viñasy árboles frutales. Dada la situación y las característicasclimáticasde la zona, conviene recordar que en la actualidadson los pastos laexplotación fundamental de la misma. En relación con ello, el mo-nasterio parece haber tenido una importante dedicación ganadera,por lo que se deducede un documentode donación hecha por elconde Oliba de Besalúal monasterio en el año 966, de los puertosde Coma de Vaca y Comade Freder.El documentoestáconsideradocomo falso, pero ello no impide que no refleje una realidad: que elmonasterio dominaba unos territorios de pasto, como lo explicitala donación—« . . .ad pecora vestra pascenda.. . »> dice refiriéndose ala abadía‘L En igual sentido,en un documentoya citado en el cualse reconocejudicialmenteel derechodel monasteriosobreel domi-

23 p~ BoNNASs¡E: La Catalognedu rnilieu dii 2? & la fin du XP si~cle, Ton-louse, 1975, pp. 102-103.

26 F. UnucÁ: op. cit., doc. 238, apéndiceII.‘~ Ibid., doc. 165.

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nio de Montgroy (año 987), se habla de que los hombresde la zona« - - .vzdimusin ipsos boscos ve! pasturas sitas jorestarios (de la aba-desa)liii mittere.. . ». Así pues,la mencionadaactividad debió de cons-tituir unade las mássaneadasde la economíamonástica>y las men-ciones a chaline o kalme que aparecenen la documentación7’máslas referentesa claususy campossituados en unacoma~‘, y que su-ponemospequeñoscercadosde pastoque pasana propiedaddel mo-nasterio>no hacenmásque avalarla hipótesisde la dedicacióngana-derade éste.

Por lo que respectaal carácterjurídico propio de las transaccio-nes, haremosun breve estudiosobre las mismas. Las ventassuelenrevestirun formulario casi normalizado,consistiendoel pago gene-ralmenteen monedasde tipo carolinoy, sobretodo,con la expresiónin rem valentem, es decir, en especiepor la cantidadfijada. Pocasvecesse especificaqueel pagose debahacerenunaespecieconcreta.Entre las donacionesse presentanfundamentalmente,siguiendoelesquemade Ramos Loscertales~, las libres a día presentey postobitum. Las primeras tendrían carácterde limosna («...jacio sn-ip-turam elemosinaria... ») y siempre se aduce como causade la do-nación el perdón de los pecados y la salvación del alma ~ Lassegundassuelen revestir la forma de ejecución testamentaria~. Unacuriosamezcla de donacióny venta apareceen ocasiones~, revistien-do en su comienzola forma de las donacionesnormales,para hacerun corte radical al final> pasandoa las cláusulasde venta (precio yconminatorias)sin ningún otro formulismo especialpara la ocasión.Existe> por último> en un documentointeresantísimoa todos los efec-tos, tanto por su contenidoeconómicocomo social, una donaciónquepuede asimilarsea las de reservade usufructo citadas por RamosLoscertales~. Este documento,por su complejidad y la variedaddeproblemasque plantea>seráestudiadodetenidamentemás adelante.

Nos interesa,sobretodo ahora,examinar quiéneseran las perso-nasque llevabana caboestastransacciones>destacandopor su abul-tado número la presenciade mujeres>solas, con sus maridoso consus hijos, encabezandoincluso un grupo familiar. Por otro lado, seobservaunarepeticiónde nombresque insistenen sus ventasy do-nacionesal monasterio.Suelensermatrimonios,como los formados

~ Ibid., docs. 95 y 113. Vid, DUcANGE: Glossariummediae et infimae latini-tatis, Paris, ree. 1937.

‘9 F. UDÍNÁ: op. cit., doc. 101.~ 1. M. RAMOS LOScERTALES: «La formación del dominio y los privilegios del

monasteriode San Juande la Peña entre 1035-1094»>Anu. Hist. DerechoRsp.,t. VI (1929), pp. 53 y ss.

3’ F. UmNA: op. oit., docs.43, 51 y otros.~ Ibid., docs.69 y 82.~ Ibid., docs.75 y 87.~ Ibid., doc. 121.

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por Eduardoy Margarita,Galindo y Gudiscla>Durán y Diosdada,Re-caredoy Singilles, Wimara y Bonita, Tudisclo y Eldeverta o bienclérigos. Se deduce de esta actuación que estos personajesposeíanuna mayor capacidadeconómicaque sus convecinos,a los que enocasionescompranincluso tierras. El papel de estaspersonasy lashipótesis sobre su comportamientocon respectoal monasterioseráabordadomás adelante>haciéndoseun estudiomás detenidoal res-pecto- Detalle también significativo es la acumulaciónde propiedadesenmanosde algunosclérigosy las grandesdisponibilidadeseconómi-cas de ciertasmujeresque se consagrancomo prefesaso devotasalmonasterio.

Quedaclaro, por otro lado, que el precio pagadopor las tierrasno es en absolutouna compensaciónreal para los cultivadoresquelas venden—por no hablarde las donacionesque, en su aplastantemayoría,no proporcionana los donantes,al menos aparentemente>ningunacompensaciónde tipo económico.Unos pocos sueldoso de-narios> en monedao en especie>no solucionabana los campesinosla subsistencia,puestoque, en un contexto de economíafeudal, esla tierra el bien del que se obtienentodoslos demás.Por ello> parecemuy plausible que el precio que se pagabaa los vendedoresno eramás queunapequeñacompensaciónpor la cesión al monasteriodeldominio directo de la tierra, mientrasque los campesinosseguiríancultivándola y conservandosu posesión,entrandoposiblementeendependenciadirectade la abadesa,pesea que apenasexistan referen-cias a este extremo en los documentos.Otro argumentoa favor deestaidea es que la tierra era el único medio de subsistenciaparaloscampesinosy, dado que éstos la pierden,si no pudiesenconservarla posibilidad de seguir residiendoen ella, trabajándolao apropián-dose de una parte de sus frutos> no les quedadamás solución queemigrar a zonasaún sin colonizar> para ponerlasen cultivo. Es evi-denteque estaemigraciónno se produjo en la misma escalaque lastransaccionesde tierras,de modo quehemosde deducirque los cam-pesinos siguieronocupandoy cultivando las tierras transferidasalo-dialmente al dominio del monasterio,y que su relación con ésteentrañaya en la órbita de los vínculos de dependenciadirecta. Deigual modo> el único interés que el monasteriopodía teneren com-pras y donacionesque aumentasensu patrimonio, seríaque las tie-rras que lo formasenestuviesenpobladasy cultivadas.De otro modo,no sedanen absolutorentablesy no habría razón para apetecerías.

Para terminar, del análisis de las ventasy donacionesse despren-de que las primeras se hacíannominalmentea la personade la aba-desa,mientras que las segundasse hacena la casamonasterial.Loprimero que se deducede ello es que las abadesasdebieronde tenerun patrimoniopropio. En el caso de Emma,éstase basadaen la do-

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naciónhechapor sus padres,los condesWifredo y Winidildes, cuandofue entregadaal monasteriocomo profesa,más lo que fuera acumu-lando a lo largo de su abadiazgo.En un documentoen regesta,ci-tado en un apéndicede la obra quehemosestudiado,se dice que laabadesaEmma entregóal monasterio multa bona et multa alodiaque seguramenteconstituíansu patrimonio personal,hecho con elque se realizabala fusión entresus bienes propios y los del monas-terio ~. Este hecho avalaríala idea de que la nominación de la aba-desa en los documentosde compray el ser ésta propietaria de unalodio particular, llevaba aparejadatras la letra del documentounaencomendaciónreal de los vendedoresa la compradora.En el casode las donaciones,por tratarsede una obra pía, es lógico que figurecomo titular recipiendariola casamonasterial,pero la dependenciano dejaria de ser la misma.

Hechaslas anterioresconsideracionessobrelas vías por las queel monasteriofue configurandoun dominio patrimonial de grandesdimensionesen los valles del Ter y zona circundante>vamosa estu-diar ahora cuálesfueron las transformacionesque esta zona sufriótanto en la forma de la propiedadcomo en los aspectossocialestrasla incidencia de la actividad del monasterio.En primer lugar, esobligadohablar de unaserie de personasquepor su categoríasocialy económica,así como por su probadavinculación con los condesocon el propio monasteriopuedenser consideradoscomo agentespar-ciales del cambio de estructurasque se estabaoperando.Dentro deestas,personasdestacaremosvarios grupos o categorías.

La aristocraciadel grupo de emparentados,es decir> aquellosquede entre los indígenasparecentener un papel predominantedentrode esasociedadaúnescasamenterelacionadacon las estructurasfeu-dales clásicas.Tal seríael caso del vendedordel castro de Mont-grony a los condes,Scluva, cuyo papel no se limitó a esta venta.SegúnAbadal,este Scluva, trasuna larga serie de intrigas, logró serobispo de la sedede Urgelí, siendoposteriormentedepuestode formaignominiosa~. Lo interesantepara nosotroses su relación con elmonasterio,puesto que aparececomo «mandatario»de la abadesaEmma en dos juicios contra aprisionariosparticulares~‘, actuandosiemprea favor de la nueva justicia y en contrade los interesesdelos pequeñosaprisionariosde la zona. También en algunasdonacio-nesy compras,Scluvasirve como testigo de la abadesa~. Se puede,pues, deducir que Scluva se había integrado completamenteen elnuevotipo de sociedady organizaciónque representabael monaste-

3’ Ibid., apéndiceII, doc. 12736 ABADAL: Fis primers...,Pp. 155 y ss.~‘ F. UBINA: op. cit., does. 35y 53.3~ Ibid., docs. 42, 51, 58, 59, 64.

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rio, y a su vez, constituíaun elementode penetracióncon respectoa sus parienteso vecinos. De otro lado, puede pensarseque Scluva,tras la ventade su aprisión de Montgrony, habríaentradoen depen-denciade los condesWifredo y Winidildes y> como tal vasallo,pres-tana despuéssu fidelidad a su hija Emma,titular del alodio vendido,y con su fidelidad, todo tipo de servicios, los ya mencionadose in-cluso el de advocatus, título que se le atribuye junto con el de epis-copus, en un juicio ya mencionadocon anterioridad“. Este título>ademásde las obligacionesjudiciales,comportabatambiénla delega-ción de funcionesadministrativasy económicasen él por parte delmonasterio~.

Aproximadamentemedio siglo despuésde la actuaciónde Scluvaen la esferade relacionesdel monasterio>en el año 938 un individuode su mismo nombre,junto con su mujer> realizanla venta al mismodel castro Madexone, situado a proximidad de las fuentes del Llo-bregat y del antiguo castro de Montgrony41~ Choca,en primer lugar>la coincidencia de los nombres, la proximidad de los lugares y lasimilitud de los patrimonios vendidos. En este caso> Scluva y sumujer venden el castro, que a su vez poseíanpor herencia de sumadre (no se aclara si del hombre o de la mujer), Baielo> y de unhombre(no citado explícitamentecomo padre de ninguno de los ven-dedores),Madexo (de ahí el nombredel castro), que ademásactúacomo vocal en dos juicios fallados a favor del monasterio~. Tantosi este Scluva es (cosa que no pareceprobable) o no el mismo quetuvo relación con los condesy el monasterio,el hecho es que otroimportantísimo patrimonio comunal que estabaen manosde dos per-sonas(una de las cualesle dabanombre), pasapor medio de un soloherederoa engrosarel patrimonio monasterial.El temor, como es yahabitual, a las represaliaspor parte del resto de los herederos,semuestra una vez más en las cláusulas finales del contrato —«...

aliquis de fratres ve! de heredibusnostris venerit ad inrumpendum,quod jactum nostrum inquietaverit, aut ali quid extrahere value-nt. . . »— con esamención especiala si alguien quisiera «sacar» algode ese patrimonio conjuntamenteenajenado(probablementela por-ción o heredadque habitualmentecultivara).

Otros dos personajesque aparecenen el interesantedocumentocitado más arriba de donación con reservade usufructo de tierrasen el castro Lazesse(Llaiers), llamados Leopardo y Livila, son quie-nes llevan adelanteestaoperaciónpor la cual> parte de otro amplio

~ Ibid., apéndiceU, doc. EJ.~ IT. B. Buny: CambnidgeMedieval History, vol. III, Cambridge, 1968, pá-

ginas 464-467.4’ E. UDINA: op. cit., doc. 113.42 Vid. supra nota 20.

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patrimonio comunalpasapor donaciónal monasterio.Actúan prime-ro como compradoresa múltiples aprisionarios dentro del castro(jilios Feiici, Fedancio, Uguberto e incluso se dice en uno ocasión« . . - et multos dios eres...»), y luego como donantesal monasterio~.

A este papel de intermediariosen la transacciónde un patrimoniocomunalque, al parecer>aúnno habla sido totalmentedominadoporuna sola familia o parentela> se une la participación de Leopardocomo juez (junto con otros datos)en un juicio y de Livila como tes-tigo en una donación«. A este último se le cita en el documentodedonación que estamosestudiandocomo Bonohomo, haciendoquizárelación a la amplitud de su patrimonio.

El segundogrupo a estudiarseria el de las mujeres.Dada su im-portanciaen un contextosocialen el que pervivenestructurasmatri-linealesen la transmisiónde la propiedad,es obligado detenerseenalgún caso destacableen el cual importantespatrimonioshayan pa-sado al dominio del monasteriopor medio de ellas. Quizá el casomás reveladorsobreel papel femeninonos lo proporcionaun docu-mento relativo a una declaraciónen juicio, en el cual dos hombresde la villa de Stegale(en el valle de Ribas de Fresser)reconocenqueuna heredad,al pareceramplia (por los limites que se le señalan),debeserde la abadesa,ya queunatal domna Gurguria, Deovota,esdecir, una profesadel monasterio,cedió a éste por escritura dichastierras en litigio t Del documentose desprendeque la mujer Gur-guria, al ingresarcomo profesa en el convento,aportó unas tierras,probablementeextraídasde un patrimonio común, y que, por ello>sus coherederos,identificablesen las personasde los dos campesinosquehacenla declaración(aunquepudieranexistir más),no reconocendicha donacióny continúanactuandocomo si las tierras fueran su-yas, lo que provoca la reclamacióndel monasterioy el consiguientejuicio. El papelde Gurguriaes revelador: unamujer, con disposiciónamplia de un patrimonio comunal, ingresa en el monasteriocomoprofesa,y con ella, el patrimonio en litigio. En el juicio, el derechojuega a favor de la abadesa,puestoque el único documentolegalexistente es la escritura de donación de la monja> mientrasque lacostumbrede heredarseentre parientesy de no extraerpatrimoniosde un conjunto comunal no tiene en ese juicio fuerza probatoria.Estecasonos recuerdafuertementealgunosprotagonizadospor mu-jerespertenecientesaparentelasquecedenpatrimoniosa monasterioso iglesiasen otros puntos del norte de la PenínsulaIbérica y en fe-chasmuy afines (año 863) ~. Por otro lado, la mujer Gurguria, en su

43 F. UDra: op. ciÉ., doc. 121.« VIII. supra nota 21.~ F. UDINA: Op. cit., doc. 16.“ A. BARBERO y lv!. VIrnL: La tormación..., Pp. 363 y ss. Es el casode una

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comportamiento,también nos recuerdaa miembros destacadosdeparentelasde la zonaya citadosmásarriba (Scluva, Leopardo,Livilay otros)> ya que parecedisponer de una mayor iniciativa o libertadde acción quesus parientesa la hora de enajenarel patrimonio y deingresaren el círculo de las relacionesdel monasterio.

Un caso también destacadoy de significado similar> aunque dediferentedesarrollo>es el de una mujer, Winidildes, también devota>que en 926 entregaal monasterioa su hija Elo junto con un impor-tantísimopatrimonio en la villa de Seguríes~. Aquí no parecenpro-ducirse posterioresreclamaciones.Lo interesantees queuna mujerpuededisponerde un gran alodio y entregarlocomo dote de su hijaal monasterioy, más aún,este alodio> dice el documento>lo tuvo sumarido, Teudemundo,per preceptum regís, lo que nos pone en rela-ción con los casosde los hispanosque lograron ver reconocidossusderechossobre amplios patrimoniosque antes habíansido comuna-les. De todo esto se deduceque, tras la variedadde los casosy lossituacionesexiste una línea argumentalcomúny, sobretodo, el mis-mo final: patrimoniosanteriormentecomunalespasana dependerdelmonasterio>y en gran número de ocasionesson las mujeres las querepresentanel papel fundamentalen las transmisiones.No se cita-rán más ejemplos sobre estetema porque serían excesivamenteam-plios y repetitivos,pero los hay en gran cantidad.

Al igual que las mujeres, los clérigos constituyen un capítulo im-portantecomo intermediariosen las relacionescomunidadcampesina-monasterio.Un número importante de presbíteros>algunos insisten-tementecomo es el caso de Petrón, probablementeencargadode laparroquiade Vinea en el valle de Valífogona~, actúanno sólo comodonantesdel monasterio,sino tambiéncomo compradoresde peque-ños lotes de tierra que, presumiblementey dada la casi segurade-pendenciade estos clérigos de parroquia con respectoa la abadesay al monasterio,pasaríana engrosarel patrimonio del mismo.

Por último> y aunqueno se profundiceen este punto por la com-plejidad y amplitud quesu estudiosupondría>se ha detectado,comoya vimos más arriba, la presenciade parejas que insisten en susventasy donacionesal monasterio.Consideramosquesu papelcomointermediarios es también importante> aunqueno tan relevantenillamativo como podría ~er el de las mujeresactuandosolas.

Tras el análisis de las personaso gruposque influyen en el cam-bio de estructurasen la zona, la segundaconstataciónqueel estudio

mujer, Gala, que extrae bienes de un patrimonio comunal para donados almonasteriode SantaMaría del Puerto, lo que origina posterioresreclamacionesde parientes.

~ E. UDINA: op. cii., apéndiceII, doc. 149.~ Ibid., docs. 142, 154, 171, 172, etc.

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de los documentosnos aporta,trasun siglo y medio de actividad delmonasterio,es que la antiguapropiedadcolectiva(o sus restospar-ciales) que se rastreabaen la comarcay que correspondea una si-tuación semejanteen todo el norte de la PenínsulaIbérica a los ini-cios de la época llamada«Reconquista»,no sólo está en trance dedesaparecer,sino que literalmentees arrasadapor el nuevo tipo depropiedadfeudal que,en nuestrocaso> representael monasterio.Pa-ralelamente,la forma tradicional de heredarseentre parientesparano romper la comunidadde propiedadquedatotalmenteal margende la ley queen estemomentodomina las relacionesjurídicas en lazona. En este sentido,convienerecordarlas conclusionesapuntadasmás arriba sobreel significado de las ventasy donacioneshechasalmonasterio,que rompenpoco a poco la cohesiónde los patrimonios,minando desde dentro la estructuraya decadentede la comunidadde aldea,y configuranun nuevo tipo de gran propiedadde caracte-rísticas puramentefeudales.Al igual también que en el caso de lasreclamacionesde parientes sobre patrimonios enajenadospor unasolapersona,hecho quese da a todo lo largo de la zonaseptentrionalde la Península,existen también en nuestraárea catalana algunosdocumentosque pruebanexplícitamentecómo desde dentro de lapropia comunidadde aldea cienos individuos separany extraen pa-trimonios de un conjuntoamplio y disponende ellos a su libre albe-drío. El término aprisio, tan profusamenteutilizado por los campe-sinosparadenominarsus heredades,puedereconocersecomo similara «porción», «heredad»o «villa», dentro de un patrimonio comunalamplio> que se heredapor una familia o linaje de padresa hijos ~.

Un término más claro y que nos pone en contacto con la rupturade estos patrimonios amplios> término que, por otro lado, aparececonstantementeen la documentaciónde la zonacantábricay Castillala Vieja de la época,es el de dtvisa. El estudiodel significado de estetérmino por los profesoresBarberoy Vigil en su libro ya citado nosilustra sobresu significado: divísa seríael patrimonio familiar o he-redad que en un momento determinadose separaba,dividía o partía(estos términossuelenaparecercomo sinónimosen los documentos)de un patrimonio común.En nuestrosdocumentosno es muy corrien-te que aparezcael mencionadotérmino> pero cuandolo hace,es deuna forma que no deja lugar a dudascon respectoa su significado.

En una donaciónhechaen 914 al monasteriopor una mujer pre-cisamente,llamadaAmalberga,éstaafirma quetiene la tierra quedonapor compra(«... pecia de terra quod ego aveoper comparacione...»),para,unas líneasmás abajo,contradecirdicha afirmacióny decimosque la tierra la «dividió» con sus hijos («... omnenporcionem nos-

~‘ A. BARBERO y M. Vícn: La formación...,p. 372.

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tram itt ípsa terra quod ego dívisí cum fUlos meas..- ‘O> lo cual nosindica que la mujer, con sus herederosdirectos,sacaranla tierra oporción de un patrimonio colectivo más amplio~. Así pues,la «he-redad»,«aprisión»,«porción» o «divisa»puedentomarsecomo térmi-nos sinónimos.Por supuesto,en las cláusulasconminatoriasno dejade hacersemencióna las posiblesrepresaliasde hijos y herederosque se puedanoponer a esta división y posterior enajenación.

En otro documento,en este caso de rango superiorpor la perso-nalidad de la donante,la condesaElo> viuda del condeOliva, entregaal monasterioa su hija Enquilia (biznieta del conde Wifredo) ofre-ciendo con ella varias propiedadessitas en el castro de Llaiers ~

Al mostrar su propósito,la condesadice textualmente:«... petens...¡111am Enchilia traderer. - - cum omní heredítatesita et est ipsa divísioet ipse alodus quod pater suusOlíba condam eí dedit.. ». Quedaaquípatenteque el término divísa es equiparablea los demásmenciona-dos y que su uso no se reservaa los campesinossolamente,sinotambién a patrimonios pertenecientesa las casas condales,lo quenos afirma en la hipótesis de que estasfamilias condalesproveníandel mismo medio socialy teníanunamisma tradición quelos híspanicitados en íos documentoscarolingios.

Un caso en que la palabradivisa no llega a citarse,pero de cuyoestudio se deduceuna situaciónenteramentesimilar> es el de unaspersonaspertenecientesa la comunidadde la villa libre de Vallefer-monsa, tenidaen alodio común por sus vecinos~. La transformaciónsocial y económicaque se estáoperandoen esta comunidadpor me-dio de la separaciónde patrimonios familiaresdel mismo, sustrayén-dolos a la obligación de que los heredasenlos demás parientes encaso de no existir herederosdirectos, se entrevéen este documento.En primer lugar, se dice que los vecinos, agrupadosen las suscrip-ciones en parentelas,que en algunos casos están encabezadospormujeres (Tudifle, ¡emma, cum suos heredes; Argesinda, cum suoseres; Tructífle je,nína, cum suos eres, etc.) poseen dicho valle consus términos «ad iflorum proprio ínter eos ve! precedenteseorumauctoresqui migratí sunt a seculo. . », es decir, que la propiedadestáindivisa entrelos habitantesy que existe una tradición en este sen-tido, ya que sus familiares difuntos la tuvieron también así. Perode estepatrimonio comúnse haceunaexcepcíon:«.-. exceptusípsumalaude de Críspione> sacer, et Quintilane et Novilla ¡emma, et Bella¡emma’>. No dudamosen atribuir estehecho a que estepequeñogru-po, que en su origen perteneceríaal grandeque declaraconjunta-menteposeerla villa y sus términos, hablalogrado sustraeral patrí-

~ F. UDINA: op. ciÉ., doc. 43.SI Ibid., doc. 132.~‘ Ibid., doc. 181.

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monio colectivo el alodio quese exceptúacomo de libre disposición,equivaliendoeste hecho a una división en toda la regla. Añadiendoa ello la observaciónde queen el grupo de las parentelasfirmantesse da el caso de que unamujer sólo figura acompañadapor un he-redero (Hermesinda,cum suo here) y otro hombreestáen el mismocaso (Landrtgo, cum suo erede), se puedededucirqueestasparente-las no serian excesivamenteamplias, sino más bien corresponderíana familias; lo probablees que, paralelamente>el patrimonio comunalestuvieradividido en parcelas«familiares»(de grupo restringido)quese cultivaseny transmitiesende padresa hijos, pero que pertenece-rían en conjuntoal patrimonio generalde toda la villa o comunidady no estaríanapartadospor división de dicho patrimonio> sino querevertirían a él en cáso de muerte sin causantesdirectos de los te-nentes.El caso de la excepciónconfirma esa incipiente división in-terna que se traducíaen la libre disposición de un alodio por partede unafamilia o parentelarestringida.

Finalmente,quedapor considerarcuál habíade ser el papel delmonasterioal hacerse(por donación o por otro medio cualquiera)con una de estasdivisas. Evidentemente,si el patrimonio aportadoera importante(mayoritario podríamosdecir) dentro de la antiguacomunidad,y el o la donanteteníansobresus convecinosalgún tipode relación de dominancia-dependencia,cosa,por otra parte, ya vistaen los casosde enajenacionesimportantes,el monasterioheredaríaese papel predominantedentro de la comunidadde aldea, pasandoa él el dominio señorial tanto de hombrescomo de tierras. Si laporción era pequeña>lo lógico es que el monasterio,basándoseeneste punto de apoyo que le permitía la participaciónen unapropie-dadcomunal,maniobrasedesdesu interior para tratar de destruirlaen su provecho.Esta hipótesis sueleprobarseen la documentaciónpor las posteriorescomprasy donacionesqueel monasteriorealizao recibe en las localidadesa las que accede.

Continuandocon las conclusionesque el estudio de la documen-tación nos ofrece, encontramosque el papel de las mujerescomo in-dividuos preponderanteso al menosinfluyentesdentro de la antiguasociedadestá en plena decadenciay que el camino se dirige haciala consolidaciónde una sociedadpatriarcal rígida, correspondienteal tipo de la feudal. Nos confirma en esta idea el hecho de que enlos diversos juicios que aparecenentre los documentosnunca haymujeresentre los testigos,ni como vocalesdel tribunal ni aún me-nos como jueces.Y sin embargo,algunasde las causasque se siguenen dichos juicios tienena mujerescomo protagonistas.Tal es el casode la ya estudiadadevotaGurguria, cuyos parientesson obligadosareconocerel mejor derechodel monasteriosobre las tierras donadaspor ella. No se pone de manifiesto con claridad si Gurguria vivía

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o habíamuerto ya en el momento de realizarseel juicio. Se puedepensarque lo lógico seríaesto último y que, a su muerte>sus pa-rientes ocupasenlas tierras cedidasen vida de la monja o la comu-nidad monástica,hecho que originó la reclamacióndel mandatariode la abadesay el reconocimientode los campesinos.

Peroaún másclaro es el casode un hombre.Wimara, que actúaen un juicio como mandatariode su mujer> Bonita, intentandode-fenderel derechode ésta sobreunas tierras reclamadaspor el mo-nasterio~. Wimara es «mandatariusve! insertor de Bonita> ¡emma»y es él quien tiene que llevar a cabo su representaciónlegal en eljuicio presidido por la abadesa.Resulta algo chocanteel hecho deque ésta, una mujer, presidael juicio> mientras que la demandadano puedarepresentarsea sí misma en el mismo, siendolos bienesen litigio de su plenapropiedad.Todo ello pareceindicar queel ma-rido teníaqueacudir al tribunal, puestoque la mujer, en trance deperdersu plena capacidadjurídica, debíadelegaren el varón la cus-todia de sus negociospúblicos> siendo incapaz legalmentede llevarpor sí misma un procesoante unacortepuramentefeudal. Pero,porotro lado, la progresivadegradaciónde la capacidadjurídica de lasmujeres, continuada prácticamentehasta nuestros días> lucha conuna tradición de relevanciajurídica femeninaque era lo suficiente-mentefuertecomo paraqueel marido se vieseobligado a declararse«mandatario»de Bonita y actuar sólo en nombre de ella, que erarealmentela propietaria.Los bienes,por tanto> no eran comunesoganancialesy la mujer, aun casada,seguíateniendolibre disposiciónsobreellos.

En este sentidohabría que interpretarun casoaducidopor fon-nassie,en el cual una mujer> Maria, exige a su marido le ceda unatierra (que éste a su vez heredóde su madre> Eibo) como compen-sación por la venta que el marido hizo de otras tierras propias dela mujer~. Tenemosen estecaso, por un lado, queel marido habíaheredadociertastierrasde su madreexclusivamente,luego ésta teníacapacidadde disposición sobresus bienes propios. Y esto mismo lereclamasu mujer, María, puestoque> al parecersin su consentimien-to, el marido babiavendidounatierra que le pertenecíaa ella exclu-sivamente.La deducciónobvia es queel varón refleja en su actuaciónla tendenciagenerala usurparel papel de la mujer en la disposiciónde sus bienes;esto, junto con la representaciónde la mujer por elvarón en asuntos jurídicos, nos lleva a la deducciónanteriormenteapuntadade que el papelde la mujer como sujeto activo de derechosy obligacionesjurídicas (probadopor el elevadonúmerode negocios

5~ Ibid., doc. 53.~ 1’. BONNASBIE: «Une fainille anx alentoursde 1>an Mil», Annalesdu Midi,

t. LXXVI (1964), pp. 294 y u.

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en queéstatomapartedirectamente),estabaen decadenciaal menosa un nivel de relaciónsuperior con los poderespúblicos y, en gene-ral> en todos los órdenesde la vida jurídica.

Siguiendoen la línea que los documentosnos ofrecen>la próximaconsideraciónes ya, quizá, la definitiva con respectoa la situaciónsocial y económicade las comunidadescampesinasque se van inte-grando en la órbita del monasterio.Esta deducción viene> además,dadapor todas las anterioresy no es más que su corroboraciónenel plano jurídico. Se trata de la progresivapérdidade libertad delcampesinadoy de su entradaen dependenciacon respectoa los di-rigentes del monasterio.La evidencia mayor para aseverarlo ante-dicho vendríadadapor el juicio del año 913, en el cual los campe-sinos que habitabanveintiuna localidadesen los valles del Ter ydel Vailfogona declaranimplícitamentesu dependenciade la abadesaEmma, ya que tienen las tierras que cultivan «por beneficio» de lamisma, y se consideranen la obligación de realizar cualquier tipode pago o prestaciónde servicio que ésta les reclame~. Esta decla-ración es literalmenteel reconocimientode una encomendaciónco-lectiva por parte de cercade quinientosvecinosque viven en las pro-ximidades del monasterio,en aquellos lugares entregadosa Emmacuandolos condesWifredo y Winidildes la ofrecieron con su dotecomo profesaal monasterio.Se distinguenentrelos lugaresqueapa-recen mencionadosen las suscripcioneslos que ya aparecíanen laconsagracióndel monasterio:Vinea, Genebrosa,Perellay Olceia; perohay también muchosmás no mencionadosen dicha acta, aunquesía lo largo de la documentaciónposterior en distintos negocios jurí-dicos. Lo más verosímil es que estos valles se encontrasenya par-cialmenteocupados,como se apuntómás arriba, en el momentodela consagracióndel monasterio,y que a partir de ese momento>elaflujo de montañesescontinuasehastaprácticamentesaturarlos va-lles, hechoque parececonfirmarsepor la densidadde poblaciónqueel documentodel año 913 muestra. La hipótesis para explicar estaencomendacióncolectiva en que los comunidadescampesinasasen-tadasen la zonaqueel condeteníapor «aprisión» no podríanresistirmucho tiempo a la presión señorializadoraejercidapor el monaste-rio, que a basede comprasy donacionesiría penetrandoen la pro-pedadde la zona. Así, a unateóricapropiedadejercidapor Wifredoy el monasterioen los valles, confirmadajurídicamentepor el dere-cho de aprisión que se esgrimecomo generadordel dominio, se se-guiría en la práctica una dependenciareal de personas,familias y,finalmente,villas enterasa la abadesa.

F. Unna: op. ciÉ., doc. 38.

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La conclusiónes que las poblacionesquedabanen un estadosemi-servil, en el cual todasu fuerza de trabajoparaponer en cultivo lastierras («... terras de eremosad culturam perduximus...»)redundaríaen beneficiodel monasterioy de su abadesa,de quien los campesinosdeclarantener las tierras en beneficio y aquien han de tributar pordicha tenencia: «... oznnia per bene¡icium de laindicta Ileinmone,abbatissa, hoc ¡ecímus et omnen servícium ad iamdicta Hemmo-ne exinde impendere faciamus.- .

Con todo> dos hechosanómalosse deducendel estudiodetalladode este documento.El primero es que la llamadavilla Caballerasehalla explícitamenteexcluida de la encomendacióncolectiva: « - . .Ethodie per legeeÉ lusticía plus debetesseista oninia (villas citadasconanterioridad, con sus límites) de íamdicta Hemmone...exceptus¡-¿ocquod homíneshabitatores de villa que vocant Cavafiaría ib idem ius-tissíme habent.»La únicaexplicación a esta excepciónes que quizásus habitantes opusieron una resistencia cerraday mancomunadaala pretensiónde la abadesade quese encomendasena ella sus habi-tantesy le cediesenla propiedademinentede sus tierras> por el he-cho de quesu instalaciónen la zonafuera lo suficientementeantiguacomo paraque los años de propiedadexigidospor la Ley Gótica paraque los derechosprescriban se hubieran ya cumplido. Examinaremosmás adelanteel casode las prescripciones tricenales e incluso de unade cincuentaaños que aparecenen la documentación.Lo cierto esqueen el año 915 la villa Caballeraera alodio libre de sushabitan-tes. Pero el camino hacia la feudalizaciónera imparable.El monaste-rio no cesóde haceradquisicionesposteriormenteen localidadespró-ximas a esta villa (ejemplo> villa Boscairones)y finalmente, en elaño 959, el conde-obispoMirón hace donación al monasteriode ungran alodio en la villa> y en un documentodel mismo año el propioMirón cede la totalidadde la villa al monasteriopara la salvacióndesu alma~. Comoestosdos documentossólo los conocemosen regesta,no se puede precisar cómo habíanllegadoal conde estaspropiedadesy la misma villa libre, ni por qué existía un alodio separadoy la villasupuestamenteenteraque figura en el segundode los documentosyque se transmiten separadamente.Parece lógico aplicar a este casolas mismas conclusionesque las obtenidas para la villa de Valíde-fermonsay deducirque la propia desintegraciónparcial del patrimo-nio comunal había facilitado su desaparición como libre y su inte-gración, en este caso, en el patrimonio condal.

El segundohecho es que existen al menosdos villas> sitas en elvalle de Valífogona, que no se citan en la lista de las dependientesdel monasterioen la declaraciónconjuntadel año 913. Son la villa

Ibid., apéndiceII, docs. 235 y 238.

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de Balbos y la de Arigo, que> sin embargo>posteriormenteaparecenen la documentaciónen ventaso donacionesrealizadasal monaste-rio ~. Esto probaríaque la resistenciaopuestaen un principio a en-trar en dependenciase iría poco a poco minandopor medio de estosnegociosjurídicos que implicaban también la pérdida de libertad dequienescedíanla tierra. Por otra parte, y en este mismo sentido,hayalgunosvecinosqueno suscribenel magnodocumentode 913 y que,sin embargo>aparecenluego en los documentoscomo vendedoresodonantes.Su situación de aislamientocon respectoa sus convecinosprobablementeles impeleríaa realizar dichas transaccionesy, final-mente,a dependerde la abadesa.

Todo lo que antecedesolamentepuede tener una explicación: ala propiedadde la tierra iba unida la libertad del individuo, y siaquélla se vendía o donaba,lógicamentela libertad desaparecíaenel vendedoro donante>y ésta pasabaa dependerya del nuevo pro-pietario, que ahora tenía todos los derechos.Y viceversa, los «enco-mendados» no eran propietarios ni teníanderechoeminentealgunosobre la tierra que cultivaban, sino que simplementela tenían.Porlo tanto, no podíandisponerde ella, por lo que no aparecenposte-riormente como vendedoresni como donantes,entre sí p hacia elmonasterio>quees quien ahoradebedetentarla propiedademinente.

El casomásclaro en que la donaciónde unas tierras implica in-mediatamentela pérdida de libertad para el donantey le sujetayaa un contrato de dependenciapuramentefeudal es la donación queen el castro de Llaiers llevan a cabo los repetidamentecitados Tra-semiro, Leopardoy Livila ~. A las implicacionessobreel tipo de pro-piedad que ya se han apuntado en el documento viene a añadirseuna cláusulamuy explícitasobrela situación en que quedanlos do-nantescon respectoal monasterio.Por lo que se refiereaTrasemiro,clérigo, éste conservará las tierras objeto de donación «... in taleconventumut dum ego Trasemiro vivo Éeneamet possideamet ¡adaminde servicium per síngutosannos adomumSancti Johannis solidatauna de cera et adomum SanctMathei. . - dineratas y de cera...». Laobligación a que se someteel presbíteroes relativamentepoco im-portante y de carácter meramente eclesiástico, lo que corrobora laidea de que existían unas relacionesde dependenciaabsolutamentefeudalesdentro de la iglesia altomedievaly, en estecaso, de las igle-sias o clérigos parroquialescon respectoal monasteno.

En cuantoa los otros dos donantes,Leopardoy Livila, la cláusulaes bastantemás compleja: «... e dum ego Leopardo et Lívíla vívimuset sorores nostras teneamuset possideamositt tate conventumet non

~‘ Ibid., docs.41, 44 y otros.~ Ibid., doc. 121.

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nobis liceat vindere ne conmutarenec donnare nissi ad iamdicto Mo-nasterio». Quedaclaro que la disponibilidad de los bienesdonados>aunquelos donantesy sus hermanasdisfrutarándel usufructo,quedatotalmenterestringida.Sigue la cláusula«... Et faciamusexiníle servi-do ... per singulos annostascha de iamdicto alode et oblias costa et¡ogazasduas et pullos duos et .. sanoto Matheo cera una de dina-nos V et a Natale Domino perna una et ¡ogazosduas».La obligaciónque recaesobre estosdonantes es más detalladay pesada:han derealizarunaprestaciónagraria(en trabajo o en especie)por el alodiocedido (tascha), lo cual constituyeuna verdaderacarga de tipo se-ñorial> y aúnhabránde pagarunaserie de censosen especie[¡ogazasduas, puilos duos, oblias costa (obleaso panecillostiernos probable-menteen relación con el culto); cera una . . -, perna una et ¡ogazasduas] a la iglesia de San Mateo, sita en el monasterio,y con fechafija parala tributación: en Navidad. De otra parte> en la posibilidadde que tenganhijos que les sobrevivan,o si no los tuvieren,parien-tes de cualquierotro grado, éstosseguiríanen la tenenciade la tierraque se cede al monasterio,continuando los herederoscon la obli-gación de realizaridéntico servicio que los donantes:«... et si de nos¡1111 exerunt post obitum vero nostrum remaneat ex lilas et si nonrenzaneatad propinquos nostros et jaciant similiter servicium«- Leo-pardo y Livila no puedensustraertotalmenteal grupo de emparen-tadoslas tierrasque donanal monasterio,y por medio de ellos> aquélse introduceen el círculo comunalcomo señorpermanentey a pos-teridad, ya que siemprehabráalgún parienteque «herede»las tierrascedidasy presteel servicio pactadoal monasterio.Por último, en laúltima cláusula quedaclara y evidente la dependenciapersonaldi-recta que se estableceentre donantesy monasterio: «... et non ¡aci-mus exinde nuium aiium servicium».

Todo lo anteriormenteexpuestonos lleva a la última de las con-clusiones: las relacionesfeudalesse iban introduciendoen el ámbitode la sociedadindígena y los campesinosal par que perdíansu li-bertad perdíantambién sus tierras, que recobrabanpara cultivarlasen un contextoya puramentefeudal. Muchasexpresionescorroboranestaidea de dependenciay de tenenciano libre da las tierras, siendoquizá la más clara la empleadaen la declaraciónde las aldeasdelaño 913: «... omnia per bene¡icium de iamdicta Hemmone».En ca-sos menos generalizados,pero también muy significativos, apareceesa relación «hombre-tierra»y la consiguientedependenciaque ligaal cultivador con el propietario. En el documento del año 955, yacitado~, en que la condesaElo entregaa su hija, Enquila, junto conuna dote importante al monasterio,aparecela expresión «... tpso

Vid, supro nota 51.

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alodes cum hominibus et jeminis, casas, casalibus.- - », lo que indicaque el hombre y la tierra formaban una unidad económicabásicapara el funcionamiento de la economíafeudal. Igualmente,en unadonación que hace el clérigo Elderico al monasteriode San Juan,de tierras precisamenteen la localidad de Llaiers, y en loanneto,dichas tierras se hallan divididas en «mansos»>llamados ya así> yno heredadeso aprisiones>como era la costumbrea lo largo de todonuestroestudio,y que se demuestrason «tenencias»,no propiedadesalodiales,de quienesen ellas habitanW• Dice así el documentodelaño 957: «... In villa Lazesseest massusunus ... et tenet ipso massuBaideredus ... Et alios masusque tenet Galito ... Et in Joannetoestmassusunus que tenet Teudebertus . . . ». Si el clérigo donanteteníatodosestosmansoscomo «alodemmeumproprium», no cabedudadeque tanto Balderedo como Galito y Teudeberto estaríanen depen-denciade él y seríanmerostenentesde la tierra que cultivaban.Enúltima instancia, y por la donación>pasaríana dependerdel mo-nasteno.

En la misma línea de las relacionesde dependenciafeudal esta-rían todaunaserie de términosdispersospor la documentación,quehacen relación o dependenciapersonal, sin que aparezcala relacióncon la tierra. Se trata fundamentalmentede relaciones de depen-dencia trabadasentre los miembros más altos de la sociedad;comopuedeserel Fedancio, wicario, que lo es presumiblementedel condeSuñerde Barcelona,apareceen el documentomúltiples veces citadode la donaciónen el castro de Llaiers. Fedancio vende, junto conmultos dios eres, tierras a Leopardo,y éstelas dona al monasterio.Pareceun contrasentidoqueeste personaje,importantea juzgar porsu cargo anexo al conde, sirva de intermediariopara una donaciónal monasterio.Lo que nos interesaes que él mismo era ya depen-dientede la autoridadcondal y, más aún,su actividad como testigofirmante en actasdel monasteriole relacionatambiéncon éste.Ade-más, su importancia sobreel resto de sus «coherederos»de la zonade Llaiers viene remarcadapor el hecho de que explícitamentese leatribuye un hombre dependiente—«... erní de Assenario, om¡nemFedancio . - ». Lo probable es que el poder condal utilizara a estemiembro de la élite dentro de las parentelascomo lugartenientesuyoen el castro de Llaiers, de forma que su autoridad no pudieseserdiscutida,puesel propio Fedanciodebíaejercerlaya de hecho sobresus coherederos.En estesentido>aparecetambién mencionadoun talUguberto, que realiza ventascon el consentimiento del conde: «Etego Leopardus emi de Uguberto per consensumdomno Surtiario co-

F. UrnN.~, op. ciÉ., doc. 137.

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mite - . . », lo que nos indica que la autoridad del conde en la villaestabafuertementeasentada.

Otro término, el de advocatus, del que ya nos ocupamosal men-cionar el caso de Scluva de Montgrony, indica que su utilización tantemprana(comienzosdel siglo x) en el contextode las relacionesdelmonasterioes un síntomamás de la rapidezcon que las relacionesfeudales se habían implantado en zonas tan apartadas,hecho quesólo puedeexplicarsepor unaevolucióninternaparalelade la propiasociedadindígena a la que se superponela influencia exterior de latradición visigótica y de la dominacióncarolingia.

Por último, apareceen una solaocasiónla palabramilites, en unjuicio por el que se reconoceel derechode la abadesaal alodio deMontgrony (documento citado ya más arriba), dándose la circuns-tancia de queen una ocasiónse les denominaboni hominesy en laotra milites: «... in zudicio domni Olibani ... et vi presenciaMironevicescomiti et Eldemar,et Wifrecio ... supradictomultorum bonorun¿hominunz ... et in faciem de supradictocomite sacerdotesve! iudicesatque milites - . » 6% Se equiparaasí a los hacendados(boni homini)con los milites. Quedapor ver quiéneseranestos milites, que,presu-miblemente,acudían como testigos o vocalesa un tribunal condalpor su relación de dependenciacon respectoal conde. Lo más plau-sible es que la relación entabladaentre los milites hispanosya men-cionadosen las capitulares carolingiasy las autoridadesfrancas,porla cual los jefes de las parentelas(llamados milites en ocasiones)seencomendabany prestabanservicios militares —de ahí su nombre—a los reyes carolingios, se traspasaríaprácticamenteincólume a lasautoridadescondalescatalanasuna vez que la independenciafrenteal poder franco fuera un hecho. De ahí que figuren estos boni ho-mines o milites en el tribunal condal.

Paraterminar esta serie de consideracionessobrela situación delas poblacionesen la comarcade Ausonaa fines del siglo x convieneresaltarun hechoimportanteque vienea rematar]a superestructurapolítica correspondientea la antedichasituación social y económica:el aspectojurisdiccional y de las leyes. En las capitularescitadasya varias veces de los reyes francos para ordenar el asentamientoyrégimen de vida de los hispani en la zona pirenaica, quedaclaro quelas comunidadesindígenasestabanautorizadaspara regirsepor suspropias leyes consuetudinarias>excepto en los casosde homicidio>incendio y rapto, en los cualesel conde tenía autoridad para enten-der~. No conocemosningún documentoen el que se nos hagasabersi esta autonomíajurisdiccional continuó ejerciéndosepor parte de

61 Ibid., apéndiceII, doc. D.62 Vid. supra nota 7.

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las comunidadescampesinas.Por el contrario,por lo que se deducede la documentaciónjudicial a nuestroalcance> los juicios y decla-racionesse dirimen siempreen tribunalesseñoriales(condaleso aba-ciales) y el uso de la Ley Gótica, por lo que se refiere fundamntal-mente a prescripcionesen los derechosde propiedad,parecehabersuplantadopor completo a la costumbrede los indígenas.Tanto sies a favor de los campesinos,casoéste raro, como si el beneficiarioes el monasterio,el razonamientoparajustificar el derechoa la pro-piedad de las tierras se basa fundamentalmenteen la prescripcióntricenal de la Ley Gótica, lo que nos indica queel uso de la mismaprimabasiemprecon respectoa los usosy costumbresde los indíge-nas. De hecho cuando los aprisionariosno puedenprobar que hantenido la tierra más de treinta años,pierdensu derechoa ella. Es elcaso de Teudisclo,que dice haber tenido su aprisióndurantequinceaños «... iii vneapotesÉatemannos XV .. .», y que> por tanto,pierdesu aprisión frente al mejor derechodel monasterio~. Por el contra-rio, los habitantesde la villa de Vallefermonsadicen haber tenidodicha propiedaddurantemás de treinta años: «... qui hodie trigintaannos habet et amplius quod possidentpredicta valle - . - ». Su justifi-caciónes suficienteparamantenerlesen su propiedad,ya que la pres-cripción tricenal visigoda hacia relación a bienesinmuebles~, lo querefuerzala idea de que la propiedadera comunal e indivisa.

Por su rareza, conviene citar otra prescripción,aducida en estecaso por el monasterioa su favor. Se trata de la repetidasvecescitada declaracióndel derechodel monasteriosobre la posesióndelcastro de Montgrony. En este documentoapareceuna prescripciónde cincuentaaños para que el monasteriopueda seguir disfrutandodel predio. Dicen los testigos de la localidad cercanade Gombreny:«... in veritate sapemuset ... occulis nostris vidiinus ipsumcastrumEimo abbatissaomnia superiusscripta tenereet ad jure Sancti lohan-nis de/endere ... mfra ¡tos annos L». Pareceque hace relación estaprescripciónde cincuentaañosa la propiedadde los bienes reparti-dos entre los godos en la época de su asentamientoen el Imperioromano~. Este sentidode «reparto»o de bienesdivididos cuadraríaperfectamentecon el castro de Montgrony, que, como ya se ha in-dicado, fue vendido a los condesWifredo y Winidildes por Scluva,extrayéndolosquizá de una comunidadde aldea más amplia por susituación de predomnio en el grupo de emparentados.Tanto si estahipótesises cierta o no, el caso es que la Ley Gótica (Liber Tudicio-

6~ F. UDINA: op. ciÉ., doc. 35.64 Ver casosen que aparecenprescripcionesde treinta y cincuentaaños en

derechosde propiedadsobretierrasen A. BARBERO y M. VIGIL: La formación...,p. 368, y su relación con el Libar Iudiciorum.

63 Vid, nota anterior.

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rum) no cesade ser aplicada en detrimento del derechoconsuetu-dinario indígena.De hecho>la corrientede feudalizacióngeneralarras-traba en su camino el uso del antiguo derechoconsuetudinario,sir-viéndosepara ello de las leyes de la tradición visigótica, aplicadastanto por las clases dirigentes como por los indígenasque habíanlogrado la jefatura social y económicade sus respectivasparente-las y- quese sentíanmás identificadoscon los interesesfeudalesdelmonasterioo del condeque con los de sus parientes.La Ley Gótica>por tanto, rematabael edificio del nuevo feudalismoquese implantaen la zona.

AmeBa VAnnio PnaLIÁ