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EL ENCUADRE (JIMMY) 1. LA SITUACIÓN ANALÍTICA La situación analítica abarca la totalidad de las transacciones que se llevan a cabo en el campo configurado por el terapeuta y el analizando, desde el comienzo del tratamiento hasta su finalización y comprende encuadre y proceso. La situación analítica con sus requisitos y reglas no es es un procedimiento inventado al azar, sino que es un contexto concebido con el doble propósito e curar y de crear una situación casi experimental. 2. EL ENCUADRE El encuadre o setting es el conjunto de normas y habitualidades que configuran la relación analista _ paciente, en el contexto de la terapia y esencialmente se relaciona con la actitud psicoanalítica consistente, receptiva, favorecedora de la comprensión, desprovisto en lo posible de juicios peyorativos de valor. El encuadre se define también como el continente en el que se desarrolla el proceso psicoanalítico: Continente que contrapone el orden frente al caos interior del paciente. Continente que facilita la proyección de los contenidos internos del paciente. Continete que favorece al estudio sistemático de la relación transferencial contratransferencial.

El Encuadre

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Encuadre Psicológico

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Page 1: El Encuadre

EL ENCUADRE (JIMMY)

1. LA SITUACIÓN ANALÍTICA

La situación analítica abarca la totalidad de las transacciones que se llevan a cabo en el campo configurado por el terapeuta y el analizando, desde el comienzo del tratamiento hasta su finalización y comprende encuadre y proceso.

La situación analítica con sus requisitos y reglas no es es un procedimiento inventado al azar, sino que es un contexto concebido con el doble propósito e curar y de crear una situación casi experimental.

2. EL ENCUADRE

El encuadre o setting es el conjunto de normas y habitualidades que configuran la relación analista _ paciente, en el contexto de la terapia y esencialmente se relaciona con la actitud psicoanalítica consistente, receptiva, favorecedora de la comprensión, desprovisto en lo posible de juicios peyorativos de valor.

El encuadre se define también como el continente en el que se desarrolla el proceso psicoanalítico:

Continente que contrapone el orden frente al caos interior del paciente.

Continente que facilita la proyección de los contenidos internos del paciente.

Continete que favorece al estudio sistemático de la relación transferencial – contratransferencial.

(((MARCO)

Se arma el encuadre en función de las necesidades, ante todo subjetivas, del paciente y del objetivo o los objetivos que nos propongamos.

El encuadre determina la forma que adquiere cada análisis en particular, que no ha de admitir otros límites que la realidad interna y/o externa tanto del analizando como del analista.

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Existe un encuadre interno y otro externo.

2.1 ENCUADRE EXTERNO

Se entiende por “setting” al escenario, el ambiente en el que se lleva a cabo el tratamiento y que en general lleva el sello de su origen a partir de la práctica privada, o sea que el ambiente es el del consultorio privado.

Permitiendo obtener que la situación analítica tenga características cuasi experimentales para el estudio de cómo piensa y siente el ser humano

Dentro del encuadre externo encontramos el establecimiento de un contrato con los siguientes puntos:

Se debe especificar la frecuencia de las sesiones (de 3-5 semanales), La duración de cada sesión (de 45-55 minutos), el lugar la puntualidad, los honorarios su forma de pago, la ausencia de relación con el terapeuta fuera de la sesión.

2.2 ENCUADRE INTERNO (Alizade, 1982) (KAROL)

El encuadre interno constituye la parte íntima y esencial del marco de todo tratamiento. Consiste en un dispositivo de trabajo incorporado a la mente del analista y a la atmósfera de la sesión.

El analista incorpora el encuadre interno gracias a su propio análisis, autoanálisis, experiencia de vida y condiciones personales (talento clínico, salud mental, vocación analítica). El encuadre interno, al depender de factores intrapsíquicos y comunicacionales, es difícil de mensurar.

El paciente puede cuestionar el encuadre externo, Lo que no puede, es sustraerse al impacto, a los efectos y a la puesta en juego del encuadre interno que mueve sutiles engranajes metapsicológicos y objetales.

A continuación algunos elementos claves del encuadre interno:

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escucha con el "tercer oído" .Este tercer oído comprende la escucha de las "voces interiores", de lo que no se dice con palabras, de los mensajes subliminales que surgen de las profundidades del inconsciente.

Permeablidad del analista a su propio inconsciente y al del paciente. El análisis del analista aporta la llave maestra para obtener resultados positivos. Su capacidad incide sobre la intuición o empatía a fin de captar las vivencias y necesidades de su paciente

La atención flotante como actitud cuasi automática pone a funcionar el "radar invisible" del encuadre interno. La escucha abierta y relajada capta las formaciones de inconsciente.

(LADY) La asociación libre Esta idea implica la libertad creadora del

pensamiento del analista, que no se verá coartado por excesivos frenos o inhibiciones superyoicas del pensamiento. En sus asociaciones libres disparadas por el material del paciente encuentra nuevas claves significantes gracias a los puentes que logre establecer con sueños antiguos del paciente, con material de sesiones de años anteriores y recuerdos. La memoria juega entre representaciones y afectas, con pleno permiso para asociar, y armar hipótesis, construcciones o interpretaciones tentativas.

Observancia de las reglas de juego interactivas tales como la regla de abstinencia y de neutralidad.

La transmisión entre inconscientes. Freud (1913, 1915) enunció la existencia de este fenómeno sin pormenorizar acerca de su funcionamiento. El ejercicio del encuadre interno requiere de la aptitud analítica de conectarse con el inconsciente del paciente en una suerte de vínculo transferencial/contra transferencial que guarda una cuota de imprecisión y falta de categorización. El analista se convierte en una especie de traductor de lo ilegible, de adivino científico.

La espontaneidad y creatividad. El analista trabaja con espontaneidad. Esta espontaneidad es alcanzada una vez que ha atravesado las líneas de fuego de la formación con la cuota inevitable de idealizaciones y proyecciones. La creatividad se juega en soledad. El analista se arroja a la piscina de sus intuiciones, se libera de las órdenes recibidas por distintos supervisores o por los

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textos teóricos y sus certezas. Nada en el mar de su encuadre interno, sostenido por el proceso formativo que permitió su gestación. El analista se convierte en un descifrador y en un inventor. La tarea analítica se torna lúdica y aún en sus tiempos más difíciles cuando la reacción terapeútica negativa invade la sesión, el desafío puesto en juego en el trabajo lo convierte en una aventura apasionante.

3. INICIO DE LA TRANSFERENCIA (KATTO)

Como en la terapia el paciente proyecta sus contenidos, sentimientos, frustraciones, rabia, erotismo al analista; este en lugar de devolver inmediata y violentamente la señal del paciente, la recibe, la demora dentro de si, la metaboliza y la devuelve en relación al que y al porque de su forma peculiar de sentir y actuar en la sesión, que constituyen un reflejo fiel de su manera de estar en el mundo.

Es por ello que se determinan algunas reglas tanto para el paciente y para el terapeuta.

REGLAS DEL PACIENTE:

1. Regla fundamental o básica: Los sujetos deben expresar todos los pensamientos y sentimientos tal y como les vengan a la cabeza.

2. Regla de asociación libre: El sujeto tiene que ir asociando a partir de ciertos elementos que le propone el analista, y que han extraído de su propio discurso.

REGLAS DEL TERAPEUTA (Encuadre interno) (OSCAR)

1. Regla de abstención (o abstinencia): El terapeuta no debe satisfacer las demandas del paciente, ni desempeñar los papeles que éste intenta imponerle (no consuelo, no simpatía, etc). El terapeuta deberá evitar tener influencia personal sobre el paciente (metáfora del analista: espejo o pantalla en blanco que refleja lo que el analista proyecta, evitando mostrar sus propias proyecciones y conflictos).

2. Regla de la atención flotante (u homogénea): Manifestación de su actitud de neutralidad. El analista debe atender a todo el material e interpretarlo homogéneamente. Debe tener una actitud receptiva ante

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ese material que incluye, tanto la apertura intelectual, como la capacidad de resonancia empática.