El Mundo Donde Vivo - Helen Keller

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    Hellen KellerHellen Keller

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    Helen Keller naci el 27 de junio de 1880 en un pequeo pueblo deAlabama, EEUU. Ella naci sana, pero a los 19 meses de edad, seenferm de una cones!in cerebral que la dej ciea, sorda, eincapa" de #ablar.

    En 1887, sus padres se comunicaron con Ale$ander %ra#am &ell,quien !rabajaba con j'enes sordos. (l les recomend el )ns!i!u!o*er+ins *ara *ersonas ieas en -assac#use!!s. e delearon aAnne Sullivan, una de las maes!ras de ese ins!i!u!o. /ulli'an recibipermiso de los eller para aislar a elen en una pequea casa en sujardn para disciplinar a la nia 3 ensearle a con!rolar su mal enio.En su primera clase la maes!ra deposi! una mueca en los bra"os de

    elen 3 escribi en una de sus manos la palabra 4beb54. on un sen!ido pr6c!ico, la seori!a/ulli'an procuraba que elen desarrollara los sen!idos del !ac!o 3 del olfa!o, proporcion6ndole!odos los obje!os 3 animales posibles.

    /u maes!ra personal le pudo ensear a elen a #ablar usando el m5!odo adoma !ocando los

    labios de o!ros mien!ras #ablan, sin!iendo las 'ibraciones, 3 dele!reando los carac!eresalfab5!icos en la palma de la mano de elen. Al colocar sus manos sobre la aran!a 3 los labiosde un indi'iduo, elen sen!a las 'ibraciones de las cuerdas 'ocales 3 el mo'imien!o de loslabios, lo que le permi!a 4or4. ambi5n aprendi a leer franc5s, alem6n, rieo, la!n, eorafa3 ma!em6!icas.*ara 4or4 msica 3 saber si una persona era alere o !ris!e, ac!i'a o indolen!e, elen se 'ala desus pies, ellos cap!aban las 'ibraciones que se producan en el suelo.

    ellen inres a la escuela para seori!as de ambride, 3 a los 1: aos se inscribi en launi'ersidad de ;adcliffe, donde se recibi con #onores en 190

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    MUNDO DONDE VIVOHellen Keller

    Traduccin deMara del Carmen Pasman

    A Henry H. Rogers,

    mi querido amigo de muchos aos

    "La noche de la ceguera tiene tambinsus maravillas.

    "La noche de la ignorancia y de lainsensibilidad es la nica tiniebla

    impenetrable."l in!ortunio de los ciegos es inmenso,

    irreparable. ero no nos priva de compartircon nuestros seme#antes la acci$n altruista,

    la amistad, el buen humor, la imaginaci$ny la sabidur%a".

    La Autora

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    PREFACIO

    Los originales correspondientes a los ensayos y a la poes%a que constituyen este libro,aparecieron en "&he 'entury (aga)ine"* los ensayos, ba#o los t%tulos de "+na charlaacerca de la mano", "entido y sensibilidad", y "(is sueos". (r. -ilder, a quien estoy

    pro!undamente agradecida por su amable inters y est%mulo, me sugiri$ la idea deescribir estos art%culos. ero, por otra parte, (r. -ilder debe aceptar tambin la granresponsabilidad que va unida a mi gratitud. olamente a su deseo y al de otros editoresse debe que yo me permita hablar tanto de mi persona.&odo libro es, desde cierto punto de vista, autobiogr!ico. ero mientras a otrascriaturas, anali)adoras de s% mismas, les es dado al menos variar de tema, lo que yo

    puedo opinar del impuesto, o de los con!lictossuscitados por la cuesti$n /rey!us, me parece que no le importa a nadie.

    % propongo re!ormar el sistema pedag$gico del mundo, mis amigos editores e0claman1"s interesante." ero agregan1 "2er%a usted tan amable que nos in!ormara cul era suconcepto sobre la bondad y la belle)a cuando ten%a seis aos de edad3" rimero me

    piden que hable de la vida de la nia, hoy mu#er. Luego me convierten en mi propia hi#ay me piden reiteradamente un anlisis de mis sentimientos de adulta. or ltimo,solicitan que escribe mis sueos, y de este modo me convierto en abuela anacr$nica* porqu el contar sueos es un privilegio especial del que s$lo dis!rutan los ancianos. (iseditores son tan buenos que, sin duda, tienen ra)$n al pensar que nada de lo que yo

    pudiera decir sobre los asuntos del universo ser%a interesante. ero mientras no me denla oportunidad de escribir sobre algo que no sea yo misma, el mundo continuar

    ignorando que e0isten posibilidades de me#ora en los mtodos de instrucci$n.ntretanto, s$lo puedo contribuir discurriendo sobre el l%mite dado tema que me

    permiten tratar.n el "'anto a la obscuridad", no !ue mi intenci$n aparecer como poetisa.'re%a estar escribiendo prosa, a no ser por la traducci$n en verso del pasa#e magn%!ico de

    4ob. in embargo les pareci$ a mis amigos que no hab%a coherencia entre este canto y elresto del libro* y esa !ue la causa por la cual se convirti$ en poes%a.

    Hellen Keller

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    VEO CON MI MANO

    Acabo de tener a mi perro en las manos. Estaba revolcndose en el csped, conun gozo infinito en cada msculo y cada miembro. Quise tener una imagencompleta de l, y entonces lo toqu tan levemente como si palpara telaraaspero su cuerpo regordete giro sobre s! mismo, se puso tieso y al pararse sobresus patas traseras se endureci" ms todav!a. #u lengua lami" mi mano y apret"su cuerpo contra el m!o como si quisiera $acerse un ovillo. %emostraba su

    &bilo a travs del rabo, las patas y la lengua. #i $ubiese tenido la facultad de$ablar estoy segura de que $abr!a dic$o, como yo, que el para!so s"lo se alcanzapor medio del tacto ya que el amor y de inteligencia residen en el.Este pequeo episodio me sugiri" la idea de una c$arla sobre las manos.#! resulta interesante y amena, se deber a mi 'perro(estrella'. %e cualquiermodo, es sumamente agradable disponer de un tema que no $aya sidomonopolizado por otra persona. Es como trazar un nuevo sendero en la selvavirgen, de&ando un rastro resplandeciente perd"n de antes no e)ist!an laspisadas. El llevaros por un camino sin $uellas, a un mundo donde la mano essoberana, constituye para m! una gran alegr!a. *ero en el mismo momento de

    partir tropezamos con una gran dificultad+ temo que vosotros, tanacostumbrados a la luz, podis encontrar una serie de obstculos invenciblescuando trat de conduciros a travs del mundo de la obscuridad y del silencio.ien se que los ciegos no somos los ms indicados para servir de gu!a. *eroaunque no pueda garantizaros que no os e)trav!e, os prometo que no llevar$acia el fuego ni el agua, y que no caeris en ningn abismo. #! me segu!spacientemente descubriris que 'donde $ay un sonido muy sutil nada prevaleceentre este y el silencio', y que $ay ms significado en cada cosa en s! misma,que en todas las cosas que pueda abarcar la vista.-i mano es para m! lo que el o!do y la vista &untos son para vosotros.

    /untas veces via&amos por las mismas carreteras, leemos los mismos libros,$ablamos el mismo idioma, y no obstante nuestras e)periencias son distintas01odos los actos de mi vida dependen de mi mano como de un e&e central. A ellole debo mi continuo contacto con el mundo e)terior. 1ambin en mi mano laque me permite salir del aislamiento y de la obscuridad, mientras mis dedosan$elantes se apoderan de todo goce y actividad que encuentran a su paso. Alpasar por primera vez una simple palabra de otra mano la m!a, al rozarsuavemente otros dedos los m!os, comenzaron la conciencia, el &bilo y laplenitud de mi vida. /omo 2ob, siento que una mano me $a $ec$o, me $a dado

    una forma, aunque un tanto vaga, y $a moldeado mi propia alma.

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    En todos mis e)perimentos de ideas mi mano desempea un papel muyimportante. 1odo lo que me emociona o estremece, es como otra mano que metocase en la sombra y al $acerlo me revelase mi e)istencia misma. 1ac$ar deirreales estas impresiones, que yo $e acumulado por medio del tacto, equivale aopinar lo mismo de un espectculo que llena de &bilo vuestra alma o de unadesgracia que $ace afluir amargas lgrimas a vuestros o&os.Es roce de las salas de una mariposa al agitarse en mi mano los delicadosptalos de las violetas ya escondindose entre los dobleces de sus $o&as, deinconfundible frescura, ya irguindose sobre el csped de las praderas losrasgos claros y firmes del cuerpo $umano el arco suave del cuello del caballo yel toque aterciopelado de su $ocico, todo esto, con las numerosascombinaciones que resultan, cobra realidad en mi mente y constituye mimundo.3a ideas forman el mundo donde vivimos, y son las impresiones las quetransmiten las ideas. El mundo en el cual vivo se $alla construido sobre unabase de sensaciones tctiles, desprovistas de todo color y sonido f!sicos pero apesar de ello, es un mundo donde se respira y se vive. /ada ob&eto esta!ntimamente ligado en mi mente a esas cualidades tctiles, las cuales,combinadas de diversos modos, me proporcionan el sentido del poder, de labelleza o de la discordancia ya que con la ayuda de mis manos pueda llegar asentir tanto lo risible como lo admirable en el aspecto de las cosas. 4bservadque vosotros, los que dependis de vuestra vista, no os dais perfecta cuenta delnmero de las cosas tangibles que os rodean. 1odo lo palpable es m"vil or!gido, s"lido o l!quido, grande o pequeo, clido o fr!o, y estas cualidadesestn infinitamente matizadas.3a frescura del nenfar es diferente de la del viento de una tarde de verano, ydistinta a su vez de la de la lluvia que penetra en las entraas de la tierra y davida y desarrollo a sus frutos. El aterciopelado de la rosa no es el del duraznomaduro ni el de la me&illa con $oyuelos de un niito. 3a dureza de la roca estrelacionada con la de la madera, c"mo puede estarlo la voz profunda y grave deun nombre con la voz suave de una mu&er. 3o que yo llamo belleza lo adviertos"lo en ciertas combinaciones de todas estas cualidades y deriva, en gran parte,del torrente de l!neas curvas y rectas que prevalece para m! sobre todas lascosas.'5Qu significado tiene la l!nea recta para usted6' (( me preguntaris.igni!icavarias cosas. En primer lugar, simboliza el deber. *arece tambin gozar de esavirtud de lo ine)orable, caracter!stica del deber. /uando tengo una misi"n decumplir, y que no debe ser abandonada, siento como si avanzara en l!nea recta,decidida a llegar al punto de destino y a proseguir sin desviarme $acia laderec$a ni $acia la izquierda. Esto es, en una palabra, lo que la l!nea rectasignifica para m!.A$ora en cambio, con el prop"sito de eludir esta refle)i"n moralizante m!a,podis preguntarme+ '5/"mo siente usted a la l!nea recta6' 3a siento, comosupongo que es+ recta, como un pensamiento mon"tono y sin alternativas, detrazado infinito. 3a elocuencia en el tacto no reside en las l!neas rectas, sino enlas que no lo son, o en un con&unto infinito de curvas y rectas. Estas aparecen y

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    desaparecen son, ora profundas, ora alargadas o e)tendidas. #e yerguen y se$unden ba&o mis dedos, estn llenas de repentinos temblores y pausas y suvariedad es inagotable y sorprendente. /omo veis, no me $allo apartada delreino de lo bello, an cuando mi mano no puede percibir los colores brillantesde una puesta del sol, de una montaa, o llegar $asta las profundidades azulesdel cielo.3a f!sica me indica c"mo puedo vivir c"modamente en un mundo en el cual sedesconocen el color y el sonido, pero que est $ec$o en trminos de medidas,formas y cualidades in$erentes, ya que al menos cada ob&eto se presenta atravs de mis dedos conservando siempre su posici"n e)acta y no como laimagen invertirle al refle&ar en la retina, la cual, segn tengo entendido, s"lovuestro cerebro puede restituir a su posici"n normal por medio de un traba&oinfinito y constante./ualquier ob&eto tangible pasa en una forma completa a mi cerebro, no pierdesu calor de vida en el y ocupa el mismo lugar que en el espacio ya que, sinegotismo, cabe decir que la mente est inmensa como el 7niverso mismo./uando pienso en las colinas, asoci" inmediatamente a esta idea la fuerzarequerida para ascenderlas. /uando, en cambio, es el agua lo que ocupa mimente, siento la fr!a impresi"n de la zambullida y el rpido ceder de las olasque se encrespan, ondulan y agitan contra mi cuerpo. -i mano reconoce confidelidad los cambios agradables entre lo spero y lo suave, lo fle)ible y lor!gido, lo curvo y lo tieso en la corteza de las ramas de un rbol. 3a rocainmutable, con sus salientes y su corva superficie, se inclina ba&o mis dedos engran variedad de surcos y protuberancias. 3as formas redondeadas de la sand!ay las $enc$idas calabazas, que brotan y maduran en los $uertos e)traos yremotos $asta donde no pueden llegar las yemas de mis dedos, constituyenpara m! la parte rid!cula de mi imaginaci"n y mi memoria tctil. 3a risadelicada de un beb alarga $asta el deleite mis dedos, los cuales encuentranentretenimiento tambin el vigoroso canto del aut"crata del corral./ierta vez fui duea de un gallo amaestrado que sol!a posarse en mi rodilla,estirar el cuello y cacarear. 7n p&aro en mano val!a entonces ms que dos en elcorral.-is dedos no pueden recibir la impresi"n de un gran con&unto la primeratentativa pero, en cambio, siento una tras otra sus diversas partes, que luego mimano unir entre s!. /uando recorro mi casa y toc", segn cierto orden, ob&etopor ob&eto, a cabo por formar en mi mente una idea detallada de la misma. Enotras cosas mis dedos s"lo pueden palpar lo que me muestran+ cosas deimportancia e inters, tallas de las paredes, o alguna curiosidad arquitect"nica,e)puesta all! como en un lbum de familia. Es decir, que una casa con la cual noestoy bastante familiarizada carece para m!, en un principio, del efecto o de laarmon!a general del pormenor. 8o es una concepci"n completa, sino unasucesi"n de impresiones ob&etivas, que vienen $acia m! aisladas e incone)as.*ero mi mente est llena de asociaciones ideol"gicas, sensaciones y teor!as, ycon este precioso material concluy" por reconstruir la casa. Este proceso mentaltrae a mi memoria la construcci"n del templo de #alom"n, donde no se conoc!adesarrollo ni el martillo, m! se escuc$aba el ruido de $erramienta alguna,

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    mientras las piedras se iban colocando sencillamente una sobre otra. 3aimaginaci"n es el traba&ador silencio que e)trae a la realidad del gran caos.Que insignificante ser!a mi mundo sin la imaginaci"n0 -i &ard!n norepresentar!a ms que un trozo de tierra silencioso y salpicado de varas yestacas, en gran diversidad de formas y aromas. *ero en cuanto el o&o de mimente se abre la belleza que encuentra en el, el suelo raso, libre ya de malezas,se ilumina de regoci&o ba&o mis pies, los setos se cubren de $o&as y del rosalprodiga su fragancia por doquier. /onozco cual es el aspecto de los rboles enflor y penetr" !ntimamente la tierna alegr!a de los p&aros al $acer sus nidos.Este es el milagro de la imaginaci"n.*ero dic$o milagro suele tener dos fases, cuando, con la ayuda de mis dedos,mi imaginaci"n se esfuerza por encontrar la del artista $ec$a realidad en unaobra escult"rica. %e acuerdo con mi sensibilidad, el mrmol es bello an siendofr!o, inm"vil e insensible comparado con el rostro e)presivo y lleno de vida deuna persona amiga. Encuentro verdadero placer en sus infle)iones y en suscurvas ondulantes. #in embargo, algo falta en el y es el aliento.-s, ba&o el $ec$izo de la imaginaci"n, el mrmol se estremece y se convierteen la divina realidad de un ideal. 3a imaginaci"n pone una nota de sentimientoen cada l!nea y en cada curva, y de este modo la estatua se convierte en unadiosa que respira, se mueve y nos fascina.8o obstante, $ay ciertas esculturas, reconocidas como verdaderas obras de arte,que no son el del agrado de mis manos. El palpar lo que subsiste de la 9ictoriaAlada de #amotracia, me $ace pensar al instante en alguien que, si bien tiene laforma $umana, vuela $acia m! sin cabeza y sin miembros, en un sueo febril. 3anica de la 9ictoria tiene un movimiento r!gido, en nada seme&ante a losvestidos que ese sentido agitarse, plegarse o desplegarse con el viento. *ero laimaginaci"n complementa tales imperfecciones, e inmediatamente la 9ictoria seconvierte en una figura poderosa y llena de br!os, con rfagas marinas en suropa&e y un esplendor de conquista en sus alas.En una estatua $ermosa encuentro tanto la perfecci"n de la forma corp"reacomo las cualidades de integridad y equilibrio. 3a -inerva, rodeada por ungran velo de reminiscencias poticas me proporciona una sensaci"n de alborozocasi f!sico y el cabello e)uberante y nudoso de aco y de Apolo, y la guirnaldade $o&as de $iedra, tan sugestiva, de las festividades paganas, realmente meentusiasman.: as! es como la imaginaci"n corona la e)periencia de mis manos. ;stasapre$endieron su sagacidad de las sabias manos de la persona

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    OTRAS MANOSAl dar la mano al dar la mano siento $asta lo ms !ntimo de m! ser el calor y laprotecci"n que me comunica es a ella a quien recurro en busca de apoyo y desolaz para mi alma. Este pensamiento me $a $ec$o comprender perfectamenteal #almista cuando eleva su voz con ve$emencia y gozo en este canto+ '/onf!osiempre en el #eor suma no me sostendr y vivir seguro.' 1ambin $ay algode divino en la fuerza de la mano $umana. -e $an contado que la mirada de lapersona amada $ace estremecer an a travs de la distancia pero que esta de&ade e)istir al tomar entre las manos las del ser querido. =asta las cartas que

    recibo son

    'artas bondadosas que revelan la historiapro!unda del cora)$n,

    en donde sentimos la presencia de una mano.

    Es interesante observar las mltiples diferencias que $ay entre las manos deunos y otros. #on las manos las verdaderas reveladoras de la vitalidad y laenerg!a, la quietud y la cordialidad. 8o me di cabal cuenta de la potencia vitalque es en realidad la mano, $asta el momento en que conoc! las imgenes de

    yeso de la colecci"n de moldes de -r. =utton. 3a mano tiene la plenitud de lavida en sus venas y se amolda maravillosamente al esp!ritu. Que distinta era lamano de -r. =utton a la de su reproducci"n, e)acta, pero apagada y sinsentido0 %e acuerdo con mi modo de ver, lo moldes no llegan a revelar en todasu magnitud la verdadera forma de la mano. %e los muc$os moldescorrespondientes a la colecci"n de -r. =utton no alcance a reconocer ningunamano amiga, ni siquiera la m!a propia. *ero, en cambio nunca se borrar de mimente la sensaci"n de una mano afectuosa. @uardo en mis dedos el recuerdo delas manos grandes y fuertes del 4bispo roos al estrec$ar las m!as, llenas de

    &bilo y ternura. #i vosotros fueseis sordos y ciegos y $ubierais podido tomar la

    mano de 2efferson, abr!ais contemplado un rostro en ella y o!do una vozafectuosa y distinta de cuantas pudisteis $aber escuc$ado antes.3a mano de -ar 1Bain revela un temperamento &ocoso, lleno de capric$os,pero al retenerla entre las vuestras os transmiten toda su simpat!a ycaballerosidad. -e $an dic$o que los trminos que acabo de emplear no'describen las manos de mis amigos, sino que ms bien les confieren benvolasy nobles cualidades $umanas', que yo s que poseen, y que mi lengua&etransforma en e)presiones abstractas y confusas. Este reproc$e implica, pues,que no me $allo dotada del poder maravilloso de e)presar con fidelidad lo quesiento pero, 5en que otra forma pueden las descripciones de los libros

    conocidos, compuestas por $ombres que gozan del sentido de la vista, conferirla fisonom!a de un rostro6 A veces leo que una cara es enrgica, o afable, o bien

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    percibo que revela un alto grado de paciencia o de talento en otras ocasionesencuentro que un semblante es refinado, dulce, noble, $ermoso. 58o tengo,acaso, el derec$o de recurrir a estas mismas palabras para e)presar lo quee)perimento, as! como vosotros os lo tomis para describir lo que contemplanvuestros o&os6 Esas palabras traducen con e)actitud las sensaciones que mimano recibe constantemente.En muy contados casos siento las cualidades f!sicas y entonces no recuerdo biensi los dedos de una mano son largos o cortos, o si la epidermis es $meda oseca. 8o ms fielmente que yo podris vosotros evocar los rasgos de un rostro,aunque lo $ayis visto en mltiples ocasiones. #i especificis, por e&emplo, quelos o&os son azules, la barbilla pronunciada, la nariz corta o la me&illa $undida,no lograris revelar el aspecto integro de una persona $asta que lleguis ainterpretar asimismo, instantnea y profundamente, las cualidades morales yesenciales de su rostro, es decir, su &ovialidad, gravedad, tristeza yespiritualidad. #i yo os narrara c"mo siente una mano, $aciendo uso e)clusivode los trminos f!sicos vuestro conocimiento a travs de mi relato ser!a tansuperficial como el de un ciego a quien se describe un rostro sin omitir el menordetalle. Cecordad que cuando un ciego recobra la vista no reconoce al tacto elob&eto ms comn, ni el rostro del ser ms querido con quien su mano estuvofamiliarizada. En nada le ayuda el que las personas y las cosas le $ayan sidodescritas repetidas veces. %e modo, pues, que vosotros, sin un completoadiestramiento del tacto, nunca alcanzaris a reconocer una mano al tomarlaentre las vuestrasy cualquier descripciones que yo pueda $aceros de la mano amiga que $aestado tantas veces en la m!a y que vuelve a$ora, afectuosamente evocada, a mimemoria, tampoco llegar a familiarizaros con ella.-e ser!a imposible describir las manos de acuerdo con una clase o tipo comn,ya que son siempre personales. Algunas me revelan que todo lo $acen con elm)imo de alboroto y ruido. 4tras, son inquietas de inadvertidas y sus dedosnerviosos indican una naturaleza demasiado sensible a los pequeos sinsabores de la vida diaria. Algunas veces reconozco instantneamente a la manobuena, pero tonta, que $ace uso de muc$as palabras para relatar una novedadest le&os de serlo. =e conocido la mano &ocosa de un obispo, la grave yausteridad de un $umorista la de un $ombre presumiendo de valiente y cuyamano era t!mida, y la de otro, de temperamento tranquilo tratando siempredisculparse, que resultaba un verdadero puo de $ierro. /ierta vez, cuando erania, fui a ver a una mu&er ciega y paral!tica

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    /reo que muy pocas de las gentes que no me conocen alcanzaran a comprenderlo que en realidad significa para m! el estado de nimo de una persona cuandose $alla en ameno dilogo con otra. -i mano sigue sus ademanes toc" la suya,su brazo, su cara. #in equivocarme puedo decirle cuando est alegre a causa deun buen c$iste, aunque no me lo $ayan repetido o cuando relata un cuentolleno de vida y animaci"n. 7no de mis amigos es algo agresivo y su manopresagia siempre una disputa. A travs de sus movimientos impacientesadivino que ya tiene su argumentaci"n dispuesta contra alguien. 3a $e sentidoestremecerse cuando un recuerdo sbito o una nueva idea atraves" su mente.*or momentos tiene ciertas ocasiones, sumando me $a revelado una profundatristeza mientras que en otras $e sentido a su alma misma envolvindosema&estuosamente en la obscuridad, como en un manto.4tro de mis amigos tiene manos positivistas y enfticas que manifiestan unagran obstinaci"n en sus &uicios. Es la nica persona que, cuando leo en suslabios, pone nfasis en sus palabras. %ebo advertir que prefiero este nfasisvariado al mac$acar de otras personas, cuyas frases uniformes en el tono son unincesante martilleo para mi palma.=ay manos que bullen de gozo al asir las vuestras. 4tras, rebosantes de vida,palpitan y se dilatan. -uc$as personas e)traas $an tomado mi mano entre lassuyas con tanto amor y gozo como si fuera la de un ser querido, tal vez la deuna $ermana a quien no se $a visto en muc$o tiempo. 4tros me ofrecen lamano con recelo, $asta con temor de un posible dao. %ic$as personas, dancortsmente s"lo la punta de los dedos, que se retraen sobre s! mismos apenasroza los m!os, o mentalmente desean no verse obligados de nuevo a tocar unamano cuyo 'valores est dormido'. Esto s"lo me revela un esp!ritu remilgado yun orgullo desagradable unido a no poca suspicacia en una palabra, todo locontrario de lo que ocurre con las manos de quienes poseen un temperamentopr"digo y afectuoso. 3a manera con que algunos ofrecen la mano me $acepensar en accidentes o en muertes repentinas./uan distinta esta mano de mal agDero, de la rpida, $bil y sedante de laenfermera que cuid" con tanta solicitud a mi maestra y a quien recuerdo converdadero afecto0 =e tenido, entre las m!a, manos de gente acaudalada, quenunca $an traba&ado no obstante, no son tan $ermosas c"mo podr!a suponerse.1odo el caos de un carcter sin desarrollar se adivina ba&o su redondez delicaday su piel tersa.Estoy persuadida de que no $ay manos que puedan compararse con las delmdico en toda su magnitud, por su destreza perseverante, su dulzura, en laque $ay en tanto de compasi"n, y su brillante eficacia. 8o debe, pues, e)traarque Cusin encuentre en el toque certero del ciru&ano la misma perfecci"n dee)amen y la precisi"n sutil que pone el artista al imitar fervorosamente a losgrandes maestros, impulsado por el deseo de su propia perfecci"n. #i el mdicoes un $ombre de naturaleza admirable, su tacto influir como una verdaderacura en el nimo de sus pacientes. 3a mano de un querido amigo m!o, que fuemi mdico tanto en mis $oras de enfermedad como de salud, distingu!ase porun tacto siempre pr"digo de afecto y que bien podr!a calificarse de mgico.

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    #u esp!ritu o alegre y cordial infund!a bienestar a sus enfermos, necesitaran ono medicamentos.As! como las bellezas del rostro son muc$as, ocurre lo mismo con las de lamano. El tacto tiene tambin sus )tasis. 3as manos de las personas deindividualidad y sensibilidad vigorosas son e)traordinariamente movedizas.asta s"lo una mirada a la punta de sus dedos para adivinar los numerososmatices del pensamiento. En muy contadas ocasiones encuentro la manomenuda y graciosa, de muecas fle)ibles, cuya letra tiene la misma gracia ydistinci"n que la de las personas sumamente cultas. %esear!a de buen gradoque pudierais observar con cunta donosura deletrean los nios pequeos suspalabras en mi mano+ son para m! como las flores naturales de la $umanidad, ylos movimientos de sus dedos como las flores silvestres del idioma.1odo esto me $a servido para formar mi propia ciencia de la quiromancia./uando os digo la buena ventura no es valindose de ninguna intuici"nmisteriosa o de la superc$er!a de los gitanos, sino merced a un reconocimiento,natural y e)plicable, de carcter que me revela vuestra mano. 3a mano no s"loes fcil de reconocer como la cara, sino que descubre sus secretos ms franca einconscientemente.3a gente disimula con el rostro, pero no con la mano. /uando el esp!ritu estabatido o desanimado, la mano permanece pasiva, y, entonces, se produce ungran rela&amiento de todos los msculos stos se ponen tensos nicamentecuando la mente est e)citada o con el coraz"n gozoso pero aparte de todo estociertas cualidades persisten reveladoras en las manos, a pesar de la marc$a deltiempo.

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    LA MANO DE LA RAZA/onsultad el '/entury %ictionary'

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    disciplina y la del alfabeto manual, que era entonces como una luz en lastinieblas(( se pod!a considerar desde dos puntos de vista como una luc$a manoa mano, cuerpo a cuerpo.8ingn ensayo podr!a estimarse completo si careciera de algunas citas de lasobras de #$aespeare. En un campo que, con la vanidad de mi &uventud, cre!e)clusivamente m!o, #$aespeare cosec$" frutos opimos. En casi todas susobras e)isten pasa&es en los que la mano representa un gran papel. El soliloquiotransido de dolor de 3ady -acbet$ sobre su manecita, de la cual ni todos losperfumes de Arabia podr!an borrar la manc$a de sangre, es el momento msconmovedor de la tragedia. -arco Antonio solicita de /leopatra para el msvaliente de sus soldados, Escaro, que le de&e besar su mano, porque consideraesto como la me&or recompensa+ '1u graciosa mano a sus labios conf!a.' En unarrebato de c"lera, -arco Antonio se e)alta por qu 1irreo, a quien desprecia,se $a atrevido a besar la mano de la reina.

    (i buena camarada, regio sello,de nobles cora)ones garant%a5

    /uando /leopatra se ve amenazada con la $umillaci"n, por favorecer el triunfode /sar, toma una daga y dice+ '/onfiar en mi resoluci"n y en mis manosfieles.' /on el mismo instinto veloz, /asio conf!a en sus manos cuando $iere deuna apualada a /sar+'=ablen por mis manos0' '4$, de&adme besar esa mano0' implora el ciego@loster a 3ear. '*ermitirme limpiarla antes', responde el vie&o rey

    descorazonado, 'a $umanidad trasciende'. /un profunda y triste la intenci"nde este sencillo rasgo0 8os revela ante todo lo que el t!mido 3ear lleva padecido,e)piando, para $acernos luego comprender que la realeza no es nunca unescudo contra la ingratitud y la crueldad. 3a e)clamaci"n de @loster al referirsea su $i&o+

    7i vivo te tuviese otra ve) en mis bra)os,creer%a tener o#os de nuevo5

    es tan e)acta a una vibraci"n dentro de mi ser, como el dolor intenso que el

    sufre. El espectro, en '=amlet', evoca el crimen que es causa de la tragedia+

    /urmiendo me priv$ !raterna mano,a la ve) de la vida, la corona y la reina.

    /omo suspende el animo aquel pasa&e de '4telo' de una amarga y dobleintenci"n, en el que la sospec$a del moro cubre de maldad sus frases sobre lamano de %esdmona mientras ella, en su candor, responde s"lo al significadoinocente de aquellas palabras+

    78erdad* puedes decirlo,pues di mi cora)$n con esta mano5

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    8o son trgicos todos los pasa&es de #$aespeare que versan sobre la mano.Cecordad aquel &uego de palabras de 'Comeo y 2ulieta' en que el dilogo, conritmo gil y sutil, te&e un soneto encantador acerca de la mano. 5: quien me&orque el amante conocer la mano de la amada6En todos los cap!tulos de la iblia se $abla de la mano. =asta se podr!a volver aescribir el ;)odo, como la $istoria de la mano. 1odo $a sido $ec$o por lasmanos del #eor y de -oiss. 3a opresi"n de los =ebreos puede traducirse deeste modo+ '3a mano del ara"n oprimi" a los =ebreos.' #u partida de Egipto lae)presan estas palabras+ 'El #eor sac" a los $i&os de Fsrael de la casa de laservidumbre con una mano fuerte y un brazo poderoso.'Estas vividas palabras narran e)actamente su retorno. Al e)tender -oiss susmanos, las aguas del -ar Co&o se apartan y permanecen divididas formando undoble muro. : cuando el #eor levanta su mano, encolerizado, para reunirlas,miles de soldados fara"nicos perecen. /ada acto, cada mandato en la $istoria deFsrael, al igual que en la de la raza $umana, est dirigido por la mano.58o la empleamos acaso en las grandes ocasiones de &uramento, bendici"n,maldici"n, derrota, convenio, casamiento, construcci"n y destrucci"n6 Estecarcter sagrado que envuelve a la mano se $alla tambin en la ley mosaica queestablece que ningn sacrificio ser vlido sino cuando el que lo realice apoyesu mano sobre la cabeza de la v!ctima. 3a congregaci"n apoya la suya sobre lascabezas de los condenados a muerte+ /un terrible debi" de ser esa condenasilenciosa0 /uando -oiss construye el altar en el -onte #ina! se le pro$!be eluso de $erramientas+ recibe orden desde las alturas reconstruirlo con suspropias manos. 3a tierra, el cielo, el $ombre y todos los animales inferiores sonsagrados ante el #eor por qu El los $a creado con sus mismas manos. /uandoel #almista refle)iona ante los cielos y la tierra, e)clama+ '5Que es el $ombre, o$%ios m!o0, que tan atento estis a todo cuanto $ace6 *or qu lo $abis creadopara dominar los traba&os que se realizan con la mano.' El ademn suplicantede la mano acompaa a la plegaria, y la pureza de unas manos va siempreunida a un coraz"n sin macula./risto consol", bendi&o, cur" y produ&o e innumerables milagros con sus manos.Coz" con ellas los prpados de los ciegos y al instante sus o&os recobraron la luz.

    2airo acudi" en su busca transido por un gran pesar, y 2ess fue y con s"lotomar sobre las suyas las manos de la $i&a del persona&e la despert" del sueode la muerte devolvindola al cario de su familia. Cecordad tambin como ledio la salud a la mu&er encorvada. 2ess le di&o+ '-u&er, libre quedas de tuenfermedad' y al posar sobre ella sus manos la mu&er se irgui" en seguida,dando gracias y entonando alabanzas a %ios.Al mirar cualquier cosa, en torno a la 8aturaleza, encontraremos a la mano enel tiempo y en la $istoria, en el traba&o y en la construcci"n en el invento y,sobre todo, en el acto $eroico de redimir al mundo entero de la barbarie en queest todav!a sumido para $acerlo adelantar en lo intelectual y lo moral o seapara mostrarle en qu consiste su verdadera civilizaci"n. 3a mano simbolizatanto el poder como el mrito insuperable del traba&o. 3a mano del mecnico,ese ministro de las fuerzas elementales la del que $ac$a, serruc$a, corta y

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    construye, son tan igualmente tiles al mundo como la mano delicada del quepinta una flora como de la una urna griega, o la del $ombre de estado queredacta una ley.3os o&os no pueden decirle a la mano+ '8o tengo necesidad de ti.' endita,pues, sea la mano0 : tres veces benditas las manos de todos los traba&adores dela 1ierra0

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    IV

    EL PODER DEL TACTO

    =ar algunos meses, en un peri"dico que anunciaba la publicaci"n de '-atildaGiegler -agazine for t$e lind'

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    3a necesidad otorga a los o&os la preciosa virtud de ver, y en la misma formasuministra a todo el cuerpo un preciado poder de sensaci"n. Algunas veces meparece que en mi cuerpo $an nacido miles de o&os, y que stos, at"nitos,descubren un mundo diferente cada d!a.

    3a obscuridad y el silencio en lugar de apartarme del resto del mundo yencerrarme en m! misma, abren sus puertas, muy $ospitalariamente, a lasincontables sensaciones que me distraen e informan, amonestan y divierten./on mis tres fieles gu!as, el tacto, el olfato y el gusto, realizo infinidad deincursiones en la regi"n lim!trofe de la e)periencia y visible desde la ciudad dela luz. 3a 8aturaleza se a&usta a las necesidades de cada individuo. #i los o&os$an sido apagados y ya no pueden apreciar la belleza de una nueva alborada, eltacto se afina y se $ace cada vez ms sutil y perspicaz. 3a 8aturaleza, a travsde los d!as, procede a fortalecer y aumentar los sentidos restantes.=e aqu! porque los ciegos oyen a menudo con ms facilidad y precisi"n que laspersonas normales. El sentido del olfato se convierte casi en una facultad nuevaque permite penetrar primero en la maraa y vaguedad que envuelven a lascosas, para salir al cabo victorioso de la empresa. *or esta misma raz"n, y deacuerdo con una ley inmutable, los sentidos se asisten unos a otros y serefuerzan entre s!.8o soy yo la ms indicada para decidir como se ve me&or, si con las manos ocon los o&os. #"lo puedo aseguraros que el mundo que contemplo con el au)iliode mis manos se $alla plet"rico de vida y es por dems sonriente y $alagDeo.El tacto nos proporciona a los ciegos muy agradables certidumbres, que nosuelen ser interpretadas del todo por muc$os de nuestros afortunadosseme&antes, porque su sentido del tacto est sin cultivar. /uando stose)aminan las cosas, se llevan marginalmente las manos a los bolsillos o lascruzan. *or esto, acaso, su conocimiento de las cosas suele ser tan superficialcomo ine)acto. Es probable tambin que nuestro conocimiento sobre losfen"menos que se producen a distancia de la mano sea igualmente imperfecto.*ero, de cualquier modo, los ciegos alcanzamos a contemplarlos a travs delvelo dorado de la fantas!a. #in embargo, no $ay nada nebuloso o incierto conrespecto a lo que podemos tocar. @racias al sentido del tacto, conozco losrostros de mis amigos, el con&unto ilimitado de l!neas curvas y rectas, todas lasvariedades de superficie, era e)uberancia del suelo, las dedicadasconfiguraciones de las flores, las formas de los rboles y la gran diversidad delos vientos. Aparte de todos estos ob&etos, superficies y cambios atmosfricos,tambin percibo incontables y sutil!simas vibraciones.=e adquirido una e)tensa noci"n de los actos cotidianos, de las curiosas idas yvenidas que siento por todas partes en la casa. =e llegado tambin a descubrir,siempre con la suda del tacto, que las pisadas var!an segn la edad, el se)o y$asta las costumbres del caminante. Es imposible de confundir, por e&emplo, elcorrer de un nio, que consiste en pasos rpidos y cortos, con las pisadas de unapersona adulta. El andar de un $ombre &oven, fuerte y gallardo, difiere de lospasos, pesados y sosegados, propios de la madurez, y de los de un anciano quora arrastra los pies, ora golpetea con ellos el suelo de un modo lento y

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    vacilante. El piso liso una nia camina con ritmo rpido y elstico, y su paso espor completo diferente de aqul ms grave y caracter!stico de una mu&ermadura. @racias a mis manos me re!do de muy buena gana al sentir el cru&idode unos zapatos nuevos, o del alboroto que $ac!a en la cocina una criadacorpulenta movindose afanosamente de aqu! para all. /ierto d!a, en elcomedor de un $otel, una disonancia tctil atra&o poderosamente mi atenci"n.*ermanec! sentada e inm"vil, tratando de escuc$ar con mis pies. %escubr!entonces que dos mozos caminaban de un lado a otro con diferente paso.Al mismo tiempo sent! vibrar miles de ondas musicales a todo lo largo del piso,y comprend! que una orquesta estaba tocando en aquel momento. 7no de losmozos caminaba al comps de la msica, gil y naturalmente pero el otro $ac!acaso omiso de ella y se precipitaba de mesa en mesa al comps de algunadisonancia s"lo a su mente perceptible. 1anto su pasos me suger!an la imagende un brioso corcel de guerra en&aezado con los pobres adornos de un caballode tiro. -uy a menudo las pisadas revelan en cierto modo el carcter y el estadode nimo del caminante. *uedo asegurar que siento en ellas firmeza eindecisi"n, prisa y determinaci"n, actividad y $olgazaner!a, fatiga eindiferencia, timidez, mal$umor y tristeza. *ero mi percepci"n de esos estadosde nimo y rasgos individuales es en realidad e)acta cuando corresponden apersonas con quienes estoy familiarizada./iertos ruidos interrumpen frecuentemente las vibraciones de las pisadas, yentonces yo advierto que alguien se arrodilla, da un puntapi, sacude o golpeaalgo, se levanta o se sienta. %el mismo modo puedo estar $asta cierto punto altanto de los que$aceres de las personas que me rodean y de las distintasposturas que adoptan.*recisamente a$ora, el paso corto y veloz, apagado y suave de unos piesdesnudos y blandos, seguido por un brinco gil, me $a revelado que mi perrosalt" a la silla, con el prop"sito de mirar por la ventana. An as!, no de&" deestudiarlo y analizarlo, porque en ciertas ocasiones $e sentido las mismasvibraciones y donde $e encontrado al perro no $a sido en la silla, sino en elsof./uando un carpintero traba&a en casa o en un granero pr")imo, se si estaaserrando o martillando, por la vibraci"n ya inclinada y altiba&a del diente de lasierra, o por la sacudida retumbante de los golpes sucedindose entre s!. #i me$allo cerca, cierta vibraci"n de una superficie de madera, que recorre del uno alotro e)tremo, me indica que el carpintero est usando una garlopa.7na ligera agitaci"n en la alfombra me advierte que la brisa $a $ec$o volar lospapeles de la mesa. 7n golpe seco, un ruido de algo que gira, es la sealevidente de que un lpiz $a rodado por el suelo. 7n golpe de sonido gravesignifica que un libro se $a ca!do. : otro, acompaado de uno gil, en labalaustrada de madera, anuncia que la escena est servida. -uc$as de estasvibraciones se desvanecen al aire libre.En el csped o en el camino siento nicamente las que pertenecen a las ruedas alrodar y al aplastar el suelo con su peso, al que acompaa ruido prolongado ysordo.

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    Al posar mis manos en los labios y la garganta de una persona, no s"lo lleg" atener ciertas ideas de las muc$as vibraciones e)istentes, sino que $asta logr"interpretar la risa a$ogada de un nio, la inter&ecci"n de sorpresa de un $ombre(( 'cspita0'((, el 'e&em' de molestia y perple&idad, el gemido de dolor, el grito,el murmullo, el sonido estridente, el sollozo, el acto de atragantarse, o el deabrir la boca en seal de agotamiento o de estupor. El lengua&e de los animales,a pesar de carecer de palabras, me resulta sumamente elocuente+ el ronroneodel gato, su maullido y su saliva en los momentos de c"lera el 'guau(guau' delperro, que sirve de aviso o de alegre bienvenida, su gaido de desesperaci"n ysus ronquidos en seal de contento el mugir de la vaca el refunfu" del monoy el resoplido de un caballo tanto como el rugir del le"n y del tigre. 1al vezdebiera agregar, para tranquilidad de los cr!ticos y de las personas que andudan de m! y leern cuidadosamente este ensayo, ese ant!doto todos estossonidos con mis propias manos.%esde mi niez $asta el presente $e aprovec$ado todas las ocasiones paravisitar los parques zool"gicos, las casas de fieras y los circos, y en esascircunstancias mi mano me $a servido de o!do para percibir los diferenteslengua&es de los animales, e)cepto el del tigre+ a este lo $e podido tocarnicamente en el -useo, donde es tan inocente como un cordero. #in embargole $e o!do claramente al asir con mis manos los barrotes de su &aula. 8o s"lo $etenido ocasi"n de tocar a varios leones vivos, sino que tambin los $e sentidorugir, y sus rugidos ma&estuosos me parecieron seme&antes al rumor producidopor la ca!da torrencial de una catarata sobre las rocas./onozco el 'plo(plo' del l!quido al caer en un cntaro. %e modo que si de&oderramar la lec$e de mi desayuno no puedo decir que fue por ignorancia.1ambin conozco fcilmente ruido de un corc$o al saltar, el c$isporroteo de unallama, el 'tic(tac' de un relo&, el metlico girar de un molino de viento, eltraba&oso subir y ba&ar de una bomba de agua, el c$orro copioso de lamanguera, el engaoso golpetear de la brisa en la puerta o en la ventana, ymuc$as otras vibraciones imposibles de enumerar.=ay vibraciones tctiles que no pertenecen a la sensibilidad propiamente dic$ade la piel, sino que presentan la epidermis, los nervios y los $uesos como ocurrecon el dolor, el calor y el fr!o. El solo toque de un tambor $iere las fibras ms!ntimas de mi ser, $e desde el t"ra) $asta los om"platos. El estrpito producidopor un tren, un puente o una mquina de pulimento, permanece inalterable enm!, muc$o tiempo despus de $aber desaparecido la causa. #i la vibraci"n y elmovimiento se combinan en mi tacto por cualquier espacio de tiempo, la tierraparece $uir ba&o mis pies mientras permanezco inm"vil, lo cual e)plica por qusiento girar la plataforma de una estaci"n ferroviaria cuando ba&o del tren y porqu se me $ace dif!cil caminar firmemente por ella./ada tomo de mi cuerpo equivale a un registro de vibraciones. *ero no quierodecir con esto que mis sensaciones sean del todo infalibles. /ierta vez, e)tend!la mano y mis dedos se encontraron con algo muy parecido a una piel, quebrincaba y se contra!a del mismo modo que un animal. -s, no satisfec$as conesta primera sensaci"n, mis manos tocar el ob&eto nuevamente, sta vez con

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    firmeza, y entonces descubr! que lo que en un principio $ab!a tomado por unanimal, no era sino un abrigo de piel agitado y sacudido por el viento.1anto para ustedes como para m!, parec!a que la tierra carece de movimiento,mientras el solo se $allar provisto de l, ya que sus rayos, durante la tarde y alacariciar mi rostro, se van retirando ms y ms $asta que el aire se torna fr!o.;sta mismo me $ace comprender por qu parecer!a que la playa se ale&a,cuando en realidad es el buque el que se aparta de la costa. %e a$! que nos de&ede comprenderos cuando afirmis que las l!neas paralelas simulan encontrarseo que la tierra y el cielo parecen reunirse en un lugar infinito. -is escasossentidos me $ab!an revelado estos engaos e imperfecciones de la visi"n $aceya bastante tiempo.8o s"lo los sentidos son engaosos. 8umerosos modismos de nuestro idiomaindican que tambin las personas que gozan en su plenitud de los cincosentidos encuentran dif!cil mantener sus funciones en forma clara y precisa.1engo entendido que nosotros, los ciegos,o%mospasa&es,vemostonos ygustamosde la msica. =asta me $an referido que las voces tienen color. El tacto, que yosupon!a solamente constituido para la percepci"n delicada, se e)tiende tambina la del gusto. Es ste quien dirige las grandes y pequeas convenciones de lavida./iertamente, el lengua&e de los sentidos est lleno de contradicciones, ya que, apesar ende que el mundo de mis seme&antes tiene cinco puertas de acceso, estosse sienten menos c"modos en el que yo en el m!o. 58o puedo entonces serdisculpada si este ensayo, fiel relato de mis sensaciones, carece de precisi"n6

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    V

    LAS VIBRACIONES SUTILES

    -e $e referido en varias ocasiones a las idas y venidas que diariamente surten amis facultades de un caudal de conocimiento. 3as vibraciones ms sublimes ygrandiosas, que e)citan mi emoci"n, son muc$as y variadas. Escuc$o, conpavor el retumbar del trueno y el torrente de sonidos del mar al arro&arsefurioso contra la playa. *or eso me gusta tanto el "rgano+ el instrumento de lasinnumerables voces, que capta y permite escuc$ar todos los fragores delocano. #i tuviramos la facultad de ver la msica, yo podr!a sealar con todacerteza d"nde van las notas del "rgano, a medida que se elevan y caen, subenms alto, se mecen y oscilan, ora fuertes y profundas, ora agudas ytempestuosas, para en seguida tornar a ser solemnes y suaves, con ciertas

    resonancias ms bien leves y como mezcladas con las anteriores.=asta dir!a que la msica el del "rgano convierte en )tasis los actos delsentimiento.8o s"lo en el "rgano encontramos este tangible deleite. 1ambin nos loproducen otros instrumentos. Es asombroso observar como el viol!n vive y seestremece al responder al ms sutil deseo del e&ecutante. 3a diferencia quee)iste entre las notas del viol!n piano es que las primeras son muc$o msdelicadas que las segundas.#iento ms $ondamente la msica del piano cuando poso las manos en el. #i lasmantengo sobre la ca&a, logr" distinguir pequeos trmolos, o cambios de

    melod!a, seguidos siempre de silencio. Esto me e)plica, pues, como el sonidodesaparece gradualmente para los que oyen+

    ...7'uan leves y claros,y cunto ms sutiles, claros y le#anos5

    79h, dulces y remotos desde los peascoslos cuernos de l!land se van desvaneciendo

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    cambio, de cuando la voz es ba&a o aguda, clara o apagada, triste o alegre. 3atenue y trmula sensaci"n que produce la voz de una persona anciana difiere,conforme a mi tacto, de la voz de una persona &oven. El $ablar despacioso,arrastrando las palabras, de un ingls del sur, es completamente distinto de lapronunciaci"n nasal de un yanqui. Algunas veces la sensaci"n del flu&o y reflu&ode una voz es tan fascinante que mide tiemblan con deleite e)quisito, a pesar deno entender una palabra de lo que se dice.*or otra parte, soy sumamente sensible a la aspereza de ciertos ruidos, talescomo los de la molienda, del pulimento de los metales y del ronco rec$inar delas rocas escarpadas. %e las sirenas que previenen contra la niebla constituyenpara m! verdaderos martirios vibratorios. =e permanecido cerca de un puenteen construcci"n y ese sentido, gracias al tacto, el estrpito y el rodarensordecedores donde las pesadas masas de piedra, el ruido sordo yprolongado de las mquinas, y el de los triples golpes de martillos que $acenpensar en 9ulcano. *or otra parte, y gracias a mi sentido del olfato, $e podidodiferenciar las ollas para el fuego de las de la brea y el cemento. %e esta maneratengo una idea vivida de los importantes traba&os e&ecutados as! en acero comoen piedra y creo, en suma, conocer todos los ruidos demon!acos producidospor el $ombre o por las mquinas. El golpe originario por distintos cuerpospesados al caer, el repentino estremecimiento de los leos cortados alresquebra&arse, el $ielo al $acerse pedazos con su c$asquido cristalino, elestrpito de un rbol al ser derribado por el $uracn, el caos persistente y$orr!sono que tiene su origen en las maniobras de los trenes de carga y en lae)plosi"n del gas, en el rodar de las piedras despus de la e)plosi"n y en elespantoso c$ocar de roca en roca que precede al derrumbamiento, todos estosruidos los $e escuc$ado gracias a mis dedos y $an contribuido a formar lasideas que tengo de un manicomio, de una batalla, de un remolino, de unterremoto y de otros descomunales gneros de sonidos.El tacto me mantiene en !ntima relaci"n con el trnsito y las mltiplesactividades de la ciudad. Aparte del bullicio, de la muc$edumbre, delindescriptible c$irrido de los carros y de los traqueteos de los tranv!as nototambin los distintos va$os que trascienden de las diversas tiendas, de losautom"viles, de los carros y caballos, de los puestos de frutas y de todas lasvariedades del $umo.

    9lores e0traos y mohosos,el aire cortante y polvoriento,

    con tal y con arena,que nadie puede soportar,

    hacen la calle intransitable,la gente colrica,

    hasta que cada uno grita,mientras pasa temblandopor lo que ven sus o#os,

    por lo que su nari) vuele,

    quedando absorto o por lo menos deprimido."'spita,2cuando se acabar esta ciudad3"

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    3a ciudad es sugestiva pero el silencio del campo, que tambin percibo pormedio del tacto, es siempre agradable despus del alboroto de la urbe y de lasmolestas sacudidas del tren. /uan silenciosas e imperturbables resultan lademolici"n, las restauraciones y las mudanzas de la 8aturaleza0 Acompaadosde una msica compuesta s"lo de cru&idos y de golpes secos en el csped, y nopor el sonido del martillo, del serruc$o o de las piedras al resquebra&arse, nacenlas primeras $o&as que la brisa estremece y los frutos sazonados que el viento$ace desplomar con fuerza, durante el d!a, de las ramas. #ilenciosamente todocae, todo se marc$ita, todo retorna la tierra para que esta prosiga su misi"n decrear todo duerme mientras los activos arquitectos del d!a y de la noc$etraba&an con a$!nco en otro punto. Esta misma calma perdura an cuando delsuelo surge una nueva producci"n. #uavemente el ocano de $ierba, musgo yflores, agita sus olas una tras otra a travs de la tierra. /ortinas de folla&ecuelgan de las desnudas ramas.Hrboles inmensos se preparan desde el fondo de sus fuertes corazones pararecibir, una vez ms, a aquellos p&aros que ocuparn sus alcobas espaciosas,que miran al oeste y al sur. 8o $ay en el mundo ningn lugar tan solitario queno pueda albergar a una criatura feliz. El arroyuelo del prado rompe con unmurmullo sus $eladas cadenas, luego gorgotea y al fin corre libre. : todo estose for&a en menos de dos meses al comps de la orquesta desde la naturaleza, enmedio de un incienso balsmico y fragante.3as IJJJ vocecillas tierra que provienen de la tierra $an encontrado su ruta parallegar $asta mi+ el tierno susurro de los mano&os de csped el sedoso rasgar delaire por las $o&as el zumbido de los insectos o el de las abe&as en los capullos delas flores, que luego cortar el aleteo de un p&aro que acaba de baarse y lasutil vibraci"n del agua al correr murmurando sobre los gui&arros. 7na vez quelas $e sentido a todas, estas voces queridas zumban, aletean y repercuten en mipensamiento para siempre y vienen a constituir una parte imperecedera de misrecuerdos felices.Entre mis e)periencias y las del resto de mis seme&antes no $ay para m! abismosinfranqueables que no pueda pasar. : esto sucede porque poseo su sin fin derelaciones, tan variadas como instructivas, en estrec$o contacto con el mundo,con la vida o bien con la atm"sfera, cuyo radiante vigor nos envuelve por iguala todos. 3a energ!a emocionante del aire, que encierra en si todo un universo, escalida y arrobadora. #"lo soy capaz de suponer lo que deben de ser esosmillares de sones que mis o!dos no $an logrado percibir, despus de $abersentido &ugar en mi cara a las numerosas ondas de calor y de sonido, en unagran variedad y combinaciones infinitas.El aire var!a segn las diferentes comarcas, las estaciones del ao y $asta lasdiversas $oras del d!a. 3as brisas fragantes y puras del mar son distintas de lascapric$osas que suelen encontrarse a la orilla del r!o, las cuales son $medas yse $allan impregnadas de los olores de tierra adentro. El aire vigorizante,liviano y seco de las montaas, nunca puede ser confundido con el acre ysalado del ocano. 3a lluvia del invierno es densa, recia y apretada. En laprimavera cobra nueva vitalidad. Es leve y variante y est cargada con miles dearomas palpitantes que provienen de la tierra, del csped y de los brotes de las

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    plantas. El aire a mediados del verano es denso y saturado, seco y abrasador,como si emanara de una caldera./uando una brisa refresca la quietud sofocante, trae con ella menos aromas queen mayo y con frecuencia indicios de tormenta. El torrente de frescura que barrecon rapidez el aire pesado tiene cierta seme&anza con el frescor estimulante delinvierno.3a lluvia durante esta estaci"n es fr!a y desapacible, sin aromas, lgubre. 3alluvia de la primavera es ligera, fragante y cargada del calor propio de la vida.Encantada la saludo cuando visita la tierra, enriquece de los r!os y los arroyos,riega pr"digamente las colinas, ablanda con sus c$aparrones los surcospreparados para la sementera y proporciona un perfume que no alcanzo aaspirar tan intensamente como desear!a. 3a lluvia ese entonces bella, &usta ydigna de ser amada. /on sus gotas que parecen perlas limpia cada $o&a delrbol o del arbusto, suministra su vitalidad tanto a las $ierbas saludables comoa las nocivas, y dir!ase que, caritativamente, va en pos de todo ser viviente quela necesite.3os sentidos se asisten y refuerzan entre s! en tal alto grado, que no s conseguridad si es el del tacto o el del olfato el que me tiene en comunicaci"ndirecta con el mundo. El r!o del tacto, por decirlo as!, est unido en todomomento a los arroyos de la percepci"n olfativa./ada estaci"n tiene sus aromas caracter!sticos que la distinguen de las dems.3os terrosos y el de las savia son peculiares de la primavera. 3os del est!o estnimpregnados de la fragancia del grano y del $eno maduro. A medida que laestaci"n avanza, uno fuerte y seco predomina, mientras que los vstagosdorados, los tenacetos y las siemprevivas sealan la marc$a ascendente del ao.En otoo, los tiernos y seductivos perfumes llenan el aire, flotan en l andespus de ale&arse de los cardos, del csped, de las flores y de los rboles, y me$ablan del tiempo y de sus cambios, de la muerte y la renovaci"n de la vida, deldeseo y de su logro.

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    VI

    EL OLFATO, EL ANEL CAIDO

    %ebido a cierta raz"n ine)plicable, el sentido del olfato no ocupa entre losdems el alto puesto que merece. =asta se le podr!a comparar en cierto modocon el ngel ca!do. 3o acogemos francamente en nuestra conversaci"n, cuandotrata de embriagarnos con los perfumes que emanan del bosque, o cuando nosseduce con la fragancia de los &ardines maravillosos. *ero cuando nos $acenotar algn olor feo ya no lo tratamos ni siquiera como a un ngel rebelde, sinoms bien como a un demonio y esto provoca su in&usto castigo, pues realmentenos $a $ec$o el favor de advertirnos y no queremos reconocerlo. Es sumamentedif!cil mantener el verdadero significado de las palabras cuando se discutesobre los pre&uicios de la $umanidad. *or eso me resulta molesto tener que

    referirme a las percepciones olfativas, las cuales deber!an ser siempre ver!dicasy dignas.#egn mi e)periencia, el olfato eso sent! important!simo. Encuentro en l unaautoridad superior, debida a su nobleza, que tanto $emos descuidado ymenospreciado. 1odos recordamos la orden del #eor para que el inciensoardiera siempre ante el altar, e)$alando su perfume suave y delicado. %udoque $aya en el mundo sensaci"n visual ms deliciosa que la de los aromas quese filtran al travs de las ramas caldeadas por el sol y mecidas por el viento o,ms an, que la de esa marea de perfumes que ora se dilata, ora se $unde en elter, para surgir una vez ms, llenando el orbe con su dulzura invisible. 3os

    vapores del universo nos $acen soar con mundos que nunca vimos y recordarfielmente y con la velocidad del relmpago las pocas de nuestras ms gratase)periencias. 8o puedo oler las amapolas sin revivir las maanas estticas quepasbamos mi maestra y yo vagando por los campos, mientras aprend!a yonuevas palabras y los nombres de las cosas. El olfato es un mago poderoso quenos transporta al travs de miles de millas y de todos los aos vividos. 3afragancia de las frutas me transporta $asta mi casa del #ur, o bien aviva en mimemoria las travesuras de c$icuela, en aquel $uerto de durazneros.4tros olores, tan instantneos como ef!meros, $acen que mi coraz"n se dilate de

    &bilo o se contraiga con un recuerdo $ondamente penoso. #"lo al pensar en

    ellos mi nariz percibe un gran nmero de perfumes que a su vez suscitan dulcesreminiscencias de los veranos idos y de los remotos campos de mieses maduras.El ms dbil efluvio del perfume de una pradera donde el $eno recin cortadoyace ba&o el sol ardiente, ale&" del todo de mi pensamiento los vocablos 'aqu!' y'a$ora'. As! es como una vez ms me $allo de regreso en el vie&o graneropintado de ro&o. -is amiguitos y yo estamos &ugando all! nuevamente. Es ungranero inmenso, repleto de fardos de $eno, quebradizos y fragantes, y desdecuyas cimas el ms pequeo de los nios puede llegar a tocar los tirantes deltec$o. Aba&o, esos correspondientes cuadras, estn los animales de la gran&a.Aqu! est '2er"nimo', el desobediente y feo '2er"nimo', masticando su avena

    con aire pesimista, resuelto a encontrar mal su pitanza, o no tan buena comodebiera ser. 4tra vez mis manos tocan a 'roBn', el impaciente, agradecido y

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    pequeo 'roBn', siempre dispuesto a abandonar el &ugoso forra&e por unapalmada, o el cuello, perfecto y elegante, a la espera de una caricia./erca de l est '3ady elle', con su boca siempre $meda, un verdaderoprimor, e)trayendo perezosamente el licor de la alfalfa y del trbol, y soandocon las praderas que en &unio se colman de colores vivos, y con los r!os y losarroyos murmurantes.El sentido del olfato me predice con varias $oras de anticipaci"n una pr")imatormenta antes de que $aya alguna seal de ella. En esos casos notoprimeramente una palpitaci"n de e)pectativa, un ligero temblor y una tensi"nen las ventanas de la nariz. A medida que la tormenta avanza, stas se dilatanpara recibir me&or la creciente de olores terrosos que parecer!a se fueranmultiplicando y e)tendiendo, $asta que siento l salpicar de la lluvia en mime&illa. : conforme la tempestad va ale&ndose, los olores se debilitan, seatenan, para morir luego ms all del espacio.El olfato tambin me permite conocer la condici"n de la casa en que entro. =ereconocido una casa de campo, ya pasada de moda, porque $ab!a en ella,abandonados como $erencia de familia, diversas capas de olores de plantas, deperfumes y de ropa.En la quietud del atardecer $ay menos vibraciones que durante el d!a y esentonces cuando ms me f!o del olfato. El olor sulfrico de un f"sforo meadvierte que las lmparas $an sido encendidas. Algo despus noto el rastroinconstante de un olor que revolotea en el ambiente y luego se disipa. Es laseal del toque de queda $a llegado la noc$e y las luces deben apagarse.uera de la casa, y tambin por medio del olfato y del tacto, conozco el suelopor donde ando y los lugares que recorro. Algunas veces, cuando no $ayviento, los distintos olores propios del campo $llanse tan diferenciados quepuedo reconocer perfectamente el carcter de este, y sito con toda facilidaduna e)tensi"n de $eno, un dep"sito, un &ard!n, un granero, una alameda depinos, o la casa de la gran&a con su ventanas abiertas.El otro d!a fui a pasear por un bosque ya conocido por m!. %e pronto, un olorperturbador me $izo detener consternada. 7na sacudida, peculiar y uniforme,sucedi" a aquel olor, y a la sacudida, su vez, un pesado estruendo. /omprend!entonces perfectamente el origen de las dos sensaciones. Estaban cortando losrboles. 8os subimos a la tapia de piedra a nuestra izquierda. ;sta $ace lasveces de l!mite del bosque, al que $e querido durante tanto tiempo, que meparece algo m!o.*ero $oy una rfaga de aire desconocido y una ins"lita irrupci"n de los rayossolares fueron la seal es evidente de que mis amigos los rboles se $ab!anmarc$ado. El lugar estaba vac!o, al igual que una casa desierta. E)tend! lamano. %onde antes ergu!anse los pinos inmutables, bellos y fragantes, mi manoencontr" unos tocones lisos y $medos. #eme&antes a las astas de un venado$erido, las ramas cortadas $allbanse esparcidas por doquier. El amontonado yaromoso serr!n parec!a girar entorno a m! como un torbellino. #ent! un grandespec$o al contemplar esa cruel destrucci"n de una belleza que tanto am. #inembargo no $ay 8aturaleza eno&os ni resentimientos. El aire est igualmentecargado con las fragancias de la e)istencia y de la destrucci"n ya que la muerte,

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    anloga al crecimiento en la 8aturaleza, dirige eternamente a todos losconquistadores de la vida. El sol brilla como siempre, y el viento sopla confuerza al pasar por los espacios recin abiertos. Estoy plenamente convencidade que una nueva selva crecer donde ya $a $abido otra, y de que esta ser tanbella y tan benfica como la anterior. 3as sensaciones tctiles son permanentes yprecisas.3os distintos olores, en cambio, son fugaces y cambiantes en sus matices, en susgrados y en los puntos donde flotan. *ero $ay algo ms en el olor, algo que meproporciona el sentido de la distancia. Estar!a por llamarlo $orizonte+ la l!neadonde el olor y la fantas!a se encuentran en el lindero ms le&ano del perfume.-s que el tacto o el gusto, el olfato me permite suponer el modo con que lavista y el olor desempean probablemente estas funciones. El tacto pareceresidir en el ob&eto tocado, ya que $ay un roce de superficies. En el olfato no $aynoci"n del relieve, y el olor no aparece residir en el ob&eto en s!, sino en el"rgano. %esde el momento que $uelo un rbol a cierta distancia, escomprensible para m! que una persona lo vea sin necesidad de tocarlo. 8o mee)traa el $ec$o de que esa misma persona capte con su retina la imagen delrbol desprovista de relieve ya que mi olfato percibe al rbol como una esferatraslucida, carente de capacidad y de volumen. %e&ados en libertad los olores nonos sugieren nada. %ebo aprender, asocindolos con mis sensaciones, a &uzgarsegn ellos la distancia, el lugar, las actividades y los alrededores, en la mismaforma que, segn me dicen, la gente &uzga tales $ec$os segn los olores elsonido y la luz.-anifestar sinceramente que mi conocimiento de las gentes en general se debea determinadas e)altaciones. =asta llego a distinguir, muy a menudo, el traba&oen que las personas se $allan ocupadas. 3os olores propios de la madera, del$ierro, de la pintura y de las drogas quedan ad$eridos a las prendas de vestirde quienes manipulan con ellos. Es as! como distingo a un carpintero de un$errero, a un artista cree un albail o de un qu!mico. /uando alguien pasarpidamente de un sitio a otro, percibo un olor que me indica el lugar donde $aestado+ la cocina, el &ard!n o la alcoba del enfermo. 3as diversas fragancias yolores que se desprenden del &ab"n, del agua de tocador, de la ropa limpia, delos materiales de lana y seda y de los guantes, me proporcionan agradablesideas de frescura y buen gusto. 8o quiero decir con esto que yo posea unacapacidad y sutileza olfativas como las de los sabuesos y algunos animalessalva&es. 3os lisiados y los ciegos, sobre todo, no deben fiarse demasiado de midestreza, tomndola, e&emplo, porque aparte del agua y de los rastros yagastados, o de las $uellas confusas y contradictorias, all! muc$as otras cosas queme de&an perple&a. 8o obstante, las emanaciones $umanas son tan variadas ytan fciles de reconocer como las manos y las caras.3as que provienen de las personas que ms quiero son tan precisas y evidentespara m!, que nada puede borrarlas. *ienso que reconocer!a instantneamentelas de un amigo !ntimo, an estando en el coraz"n del Hfrica y lo $ar!a con lamisma prontitud del perro, ese $ermano m!o que ladra.../ierta vez, $ace ya muc$os aos, estando en una estaci"n de ferrocarril,atestada de gente, una seora me bes" a toda prisa al pasar &unto a m!. ue todo

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    tan fugaz que no tuve tiempo ni de tocarle el vestido. *ero, en cambio, elperfume que de&" con su beso oper" en m! como un sortilegio, ya que por uninstante me pareci" vislumbrarla. =a pasado muc$o tiempo desde entonces y,sin embargo, aquel perfume sigue fresco en mi memoria.Es muy dif!cil e)presar con palabras lo que es en s! la fugaz emanaci"npersonal. %ir!ase que no e)iste un vocabulario adecuado para describir conrigurosa fidelidad los distintos olores. *or esa causa, en ms de una ocasi"ndebo recurrir a una frase o metfora apro)imada.Algunas personas emanan unos olores, vagos e insubstanciales, que flotan en elambiente, burlando todo esfuerzo que trate prevn identificarlos.Esto yo lo considero como el fuego fatuo de mi e)periencia olfativa. Algunasveces doy con personas desprovistas de una emanaci"n peculiar, y rara vez estaclase de gentes son &oviales o amenas. En cambio el que tiene una emanaci"nfuerte posee muy a menudo gran vitalidad y energ!a y una mente vigorosa.3as emanaciones masculinas, por regla general, son ms intensas que lasfemeninas, ms vivas, ms ampliamente diferenciadas que las de nosotras, lasmu&eres. En las de los $ombres &"venes e)iste algo elemental, algo parecido alfuego, a la tormenta y al salitre del mar. 3aten de &bilo y de deseo. #ugierentodas las cosas que son a la vez fuertes, bellas y gozosas. : me proporcionan unsentimiento de alegr!a f!sica. -e pregunto si otras personas $an observado,como lo $e $ec$o yo, quien todos los niitos tienen una misma e)$alaci"n,pura, simple, indescifrable, como su personalidad incipiente. #"lo a la edad deseis a siete aos es cuando comienzan a individualizarse en ste sentido.Entonces, sus olores se desarrollan y maduran &unto con sus energ!as mentalesy musculares.3o que yo $e escrito acerca del olfato, especialmente del $umano, ser tal vezinterpretado como el sentimiento normal de una persona que carece de lanoci"n del '-undo de la realidad y de la belleza que s"lo la vista permitepercibir'. E)isten algunas personas ciegas para el olor o sordas para el sonido.*ero la mayor!a de ellas son ciegas y sordas para el olfato. 8o rec$azar!amosuna composici"n musical teniendo como nico testimonio el de un o!do incapazde distinguir un acorde de otro, ni tampoco nos atrever!amos a &uzgar uncuadro conforme al parecer de un cr!tico insensible al color. 3as sensaciones delolfato, que regoci&an, instruyen y enaltecen mi vida, no de&arn de seragradables simplemente porque algn cr!tico que dispone de los anc$os ybrillantes senderos de la vista no $aya pensado en cultivar su sentido olfativo.#in las sensaciones t!midas, fugaces y $asta frecuentemente inadvertidas, y sinlas certezas que tanto el gusto como el olfato y el tacto me proporcionan, mever!a obligada a tomar prestada de los dems mi concepci"n del universo./arecer!a entonces de esa alquimia por medio de la cual y infundo a$ora a mimundo luz y color, y me faltar!a la centella celeste de *roteo, dominadora de laforma. 3a realidad sensitiva que se va entrete&iendo y soporta todas las pruebasy ensayos de mi imaginaci"n ver!ase frustrada.3a tierra s"lida se ablandar!a ba&o mis pies y se dispersar!a por el espacio. 3osob&etos tan queridos por mis manos perder!an sus relieves y se convertir!an encosas muertas, entre las que yo andar!a como si fueran fantasmas invisibles.

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    VALORES RELATIVOS A LOS SENTIDOS

    /ierta vez y durante varios d!as estuve privada de los sentidos del olfato y elgusto. /omo consecuencia de la prdida total del primero, el simple $ec$o deaspirar el aire y no poder a revertir ni uno solo de sus mltiples aromas meparec!a inveros!mil. Aquella sensaci"n era probablemente seme&ante, aunqueinferior en intensidad, a la e)perimentada por alguien que pierde la vista parasiempre, pero que no abandona la esperanza de recuperarla cualquier d!a y encualquier momento. *or esta misma raz"n contaba yo con que recuperar!a elolfato, tarde o temprano. 8o obstante, como el milagro tardaba en producirse,un sentimiento de soledad invadi" mi alma en forma tan infinita como la delaire, cuya multitud de olores ec$aba tanto de menos.

    3os numerosos y sutiles encantos con que el olfato me favorece setransformaron por un per!odo en an$elantes recuerdos. /uando recupere en elsentido perdido, mi coraz"n salt" alborozado en mi pec$o. =ans Andersen, ensu cuento '3a reina de las nieves', la dulce $istoria de dos nios, >ay y @erda,da con perfecci"n una nota de dramatismo delicado en el pasa&e que trata de lasflores. >ay, a quien el trozo de vidrio del malvado $ec$icero $a vuelto ciegopara el amor $umano, abandona su casa impetuosamente no bien descubre quelas rosas $an perdido su fragancia.3a prdida del olfato, por unos d!as, me proporcion" una idea ms clara yprecisa de la que antes $ab!a tenido sobre lo que realmente significa quedarse

    ciego de un modo repentino e irremediable. /on un pequeo esfuerzo deimaginaci"n comprend! entonces como deb!a de sentirse uno cuando unaespesa cortina lo aparta instantneamente tanto de la visi"n de la luz del d!acomo de las estrellas y el firmamento. /reo estar viendo los o&os del ciegoesforzndose por vislumbrar la luz, cuando trata, nos sin temor, de volver a susantiguas caminatas contemplativas pero el vac!o inmutable que le rodea $aceque su conciencia palpe la realidad de las tinieblas en que vive.3a prdida temporal del olfato me prob" tambin que la ausencia de un sentidono trae como consecuencia el entorpecimiento de las facultades mentales, y queno deforma la idea general que pueda tenerse del mundo. %e esto deduzco que

    la ceguera y la sordera no llegarn nunca a corromper el orden !ntimo delintelecto. :o s perfectamente que, an en el caso de que los olores de&asen dee)istir para m!, seguir!a poseyendo considerable parte del mundo. 1anto lasnovedades como las sorpresas abundar!an y las aventuras $ar!anse para m! msfrecuentes en la obscuridad total.En mi clasificaci"n de los sentidos, el olfato ese algo inferior al o!do, y el tactomuy superior a la vista. @randes artistas y fil"sofos estn de acuerdo conmigo y

    &ustifican esta teor!a. %iderot dice+ '2e trouvais que de tous les sens, *oeil tait leplus superficiel *oreille, le plus orgueilleu) *odorat, le plus voluptueu) legoKt, le plus superstitieu) et le plus inconstant le touc$er, le plus profond et le

    plus p$ilosop$e.'

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    olfato el ms voluptuoso, el del gusto el ms supersticioso y voluble, el del tactoel ms profundo y filos"fico.'?7na persona amiga, a quien nunca conoc! personalmente, me env!a un pasa&edel libro 'Cenacimiento en Ftalia', de 2o$n Addington #ymonds+'3orenzo @$iberti, despus de describir una pieza de cultura antigua que $ab!aadmirado en Coma, opinaba+ LEl $ec$o de e)presar la perfecci"n de la maestr!ay del arte que $ay en ella, est por encima del poder de la palabra. #u mse)quisita belleza no podr!a tampoco ser descubierta por la vista pero s!,nicamente, por el tacto de la mano e)perta al palpar la.L '%e otra escultura clsica e)istente en *adua, #ymonds dice+'/uando triunf" la fe cristiana, dic$a estatua fue soterrada en aquel lugar poralgn alma sensible que, vindola tan perfecta, moldeada con tan maravillosoarte y con tan e)traordinaria fuerza intelectual, se compadeci" de ella yprocedi" a construir un sepulcro con ladrillos, donde puso la estatua,cubrindola con una gran losa para que no pudiera ser daada. 3os motivosque $acen de ella una dulce beldad son innumerables, pero no todos pueden serplenamente comprendidos por los o&os, bien sea a causa de una luz demasiadobrillante o demasiado dbil. *ero la mano descubrir todos sus encantos cons"lo tocarla.'E)tended vuestras manos para sentir el deleite de los rayos solares. Acercad lostiernos capullos a vuestra me&illa, y adivinad con vuestros dedos el donaire desus ptalos, su delicada mutabilidad de forma, su fle)ibilidad y frescura.E)poned vuestro rostro a las fuertes rfagas que barren los /ielos, 'aspirad lasgrandes corrientes de a$! que puro pie surcan el espacio', y maravillaos,maravillaos, si, de la incalculable actividad del viento.Ceunid, nota a nota, la msica infinita que se desliza $asta nuestra alma, y queproviene de las sonoridades tctiles, las cuales, a su vez, dir!ase que sedesprenden de millares de ramas y cataratas. 5/omo puede marc$itarse eluniverso cuando el sentido sentimental y $ond!simo del tacto se mantiene fiel asu funci"n6 #i un $ada me pusiera en la disyuntiva de escoger entre el sentidode la vista y el del tacto, no vacilar!a en preferir el clido y carioso contacto demis manos con la riqueza, la movilidad y plenitud generosas de la forma.

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    VIII

    EL MUNDO DE LOS CINCO SENTIDOS

    3os poetas nos $an relatado las innumerables maravillas de la noc$e. *or miparte puedo decir que la noc$e de la ceguera tambin tiene sus encantos. 3anoc$e de la ignorancia y de la insensibilidad es la nica tiniebla impenetrable.3os ciegos nos diferenciamos de los que no lo son, no tanto por el nmero delos sentidos como por el uso que $acemos de ellos, con la imaginaci"n y elvalor, para que nos conduzcan a la sabidur!a, la cual se encuentra bastante msall de nuestros sentidos.Es ms dif!cil ensear a pensar a un ignorante, que ensear a imaginarse en sumagnificencia al 8igara, a un ciego inteligente. =e andado con personas cuyoso&os estn llenos de vida, pero que desgraciadamente no saben descubrir nada

    en un bosque, en el mar, en el cielo nada en las calles de la ciudad y, lo que espeor, nada tampoco a los libros.Que mscara ms tonta resulta entonces el sentido de la vista0 #er!a muc$ome&or flotar siempre la noc$e de la ceguera, gozando de la raz"n, de sentidocomn, del sentimiento y de la inteligencia, que contentarse en con el mero$ec$o de ver. 3os que ven disponen de los gloriosos espectculos de las puestasde sol, de las rosadas auroras, el de los admirables velos purpreos queenvuelven las colinas distantes y, sin embargo, muc$as almas navegan a travsde ese mundo encantado con o mirar rido e intil.El infortunio de los ciegos es inmenso e irreparable. *ero no nos priva de

    compartir con nuestros seme&antes la acci"n altruista, la amistad, el buen$umor, la imaginaci"n y la sapiencia. 8uestra voluntad interior es quien dirigenuestro destino. #omos capaces de ser buenos, y, cuando los somos, nos encantaamar y ser amados. Asimismo poseemos aptitudes que nos permiten ser cadad!a ms prudentes, ms $biles e instruidos. *oseemos, como los dems $i&osde %ios, las fuerzas otorgadas por el esp!ritu. *or eso tambin vemos nosotroslos relmpagos y o!mos los truenos del #ina! tambin marc$amos a travs deldesierto y de la soledad, que se alegran a nuestro paso, y mientras losrecorremos %ios $ace que el yermo florezca como un rosal. 1ambin antenosotros se abre la 1ierra *rometida, brindndonos las riquezas del esp!ritu y la

    invisible perdurabilidad de la 8aturaleza y de la vida.El $ombre ciego inteligente vuelve la cara $acia lo desconocido, y se aferra aello. 5Que ms $ace el mundo de los $ombres que ven6 El ciego tieneimaginaci"n, simpat!a, $umanitarismo, y estas condiciones le permitenparticipar, a modo de apoderado, en la posesi"n de un sentido del cual carece./uando se encuentra con las palabras color, luz, fisonom!a, con&etura, adivina ydescifra su significado mediante las analog!as que le proporcionan los demssentidos. :o tiendo siempre a pensar, a razonar y a inferir como si fuera dueade cinco sentidos en lugar de tres. Esta tendencia m!a es ms fuerte que miraz"n+ es involuntaria, $abitual e instintiva. 8o puedo obligar a mi mente a que

    diga '#iento', en vez de '9eo' y que '4igo'. 3a palabra '#iento' prueba que esuna convenci"n, lo mismo que '9eo' y que '4igo', siempre que me esfuerzo

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    por encontrar los vocablos adecuados para describir con e)actitud las cosase)teriores que afectan a mis tres sentidos./uando un $ombre pierde una pierna, su cerebro sigue incitndole a usar elmiembro que ya no tiene y que todav!a parece estar en su sitio. 5Estar elcerebro constituido vendetta de manera que contine e)citando las actividadesde la vista y el o!do, an despus que ambos sentidos desaparecieron6*odr!a parecer que los cinco sentidos s"lo llegar a traba&ar &untos, en perfectaarmon!a, nicamente cuando todos residen en un mismo cuerpo. 8o obstante,cuando a dos o tres de ellos se les priva de la ayuda necesaria, pasan a otrocuerpo, y descubren que en l se acoplan perfectamente con los que ya estabanall!. /uando las manos me duelen por el e)cesivo uso que $ec$o de ellas,encuentro descanso con el au)ilio de la vista de otras personas. /uando mimente traba&a con ms lentitud, fatigada de tanto pensar en la obscuridad, en laausencia de la msica y el color, o en la libertad de la substancia, recobra suelasticidad no bien recurre a la colaboraci"n de otra mente que domina la luz, laarmon!a y el color. A$ora bien, si los cinco sentidos permanecieraninseparablemente unidos, la vida del ciego y sordo no podr!a ser ms rigurosani austera en relaci"n con la vida de los que oyen y ven.3a persona sorda y ciega puede ser sumergida, como el buzo de #c$iller, en losmares de lo desconocido. *ero, al contrario de este $roe condenado a muerte,el ciego regresa victorioso, aferrndose a esta verdad inapreciable+ que su menteno esta lisiada, ni limitada por enfermedad de sus sentidos. El mundo de lavista y del o!do se convierte para el en un asunto de inters ine)orable. #eapodera de cada palabra referente a la vista y al o!do, porque sus sensaciones loimpelen a $acerlo. Estudia sin miedo la luz y el color, de los cuales no tieneninguna e)periencia tctil, creyendo que toda la $umana y conocible verdad sedespliega ante el. #u posici"n es parecida a la del astr"nomo, quien, infle)ible yperseverante, observa y vigila una estrella, noc$e tras noc$e, durante aos yaos y se siente recompensado si descubre un solo suceso o acto relacionadocon ella. 1anto el $ombre sordo y ciego a las cosas ordinarias y e)teriores, comoel sordo y ciego al universo inmensurable, estn limitados por el tiempo y elespacio pero todos $an $ec$o un pacto para vivir y progresar no obstante suslimitaciones.El conocimiento universal, en trminos generales, es una concepci"nimaginaria.3a $istoria no es sino una faz de la imaginaci"n que no muestra lascivilizaciones que ya no e)isten. Algunos de los descubrimientos msimportantes en las ciencias modernas deben su origen a la imaginaci"n de$ombres que no ten!an las nociones ni los instrumentos precisos para demostrarsus creencias. #i la astronom!a no se $ubiera mantenido siempre en situaci"nventa&osa respecto al telescopio, nadie $ubiera pensado que ste val!a la penade ser construido. 5Que gran invento no $a e)istido en la mente del inventordurante muc$o tiempo antes de llegar a darle una forma tangible67n e&emplo muc$o ms importante todav!a del conocimiento imaginativo es launidad con la cual los fil"sofos dan comienzo a su estudio del mundo. 8opueden percibirlo nunca en su entera realidad, y, no obstante, la imaginaci"n,

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    con su esplndida tolerancia del error y su poder de desdear la incertidumbre,les va enseando los caminos para el reconocimiento emp!rico.En sus momentos creadores ms culminantes, lo mismo el gran poeta que elgran msico de&a de usar esos instrumentos imperfectos que son el o!do y lavista. #e desprenden de esas amarras, que vienen a ser sus sentidos, yascienden, en las poderosas salas del esp!ritu, ms all de las colinas brumosasy por los ensombrecidos valles, para penetrar en las regiones del intelecto, de lamsica y de la luz.5Qu o&o $umano $a sido capaz de contemplar las glorias de la 8ueva

    2erusaln6 5Que o!do $a escuc$ado la msica de las esferas, las pisadas deltiempo, los golpes del azar y de la muerte6 3os $ombres no $an o!do, con susentido f!sico, el tumulto de las pulseras voces que se remontaban sobre lascolinas de 2udea ni $an contemplado nunca la visi"n celestial pero millones deellos $an escuc$ado, a travs de muc$as pocas, ese mensa&e espiritual y $ancre!do en l.8uestra ceguera no var!a ni en un pice el curso de nuestras realidadesinteriores. *ara nosotros, los ciegos, es tan evidente como para vosotros, los queveis, que es la imaginaci"n quien descubre y permite e)plorar el mundo de labelleza. #i aspiris a ser algo que aun no sois ((algo delicado, algo noble, algobueno(( cerrad por un instante los o&os, tocad la realidad por el ensueo, yseris prodigiosamente lo que tanto an$elasteis ser.

    B

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    I!

    VISIONES INTERIORES

    %e acuerdo con todo arte, toda naturaleza y todo pensamiento co$erentesabemos que el orden, la proporci"n y la forma son elementos esenciales de labelleza. A$ora bien, la forma, la proporci"n y el orden son elementos evidentesal tacto. *ero la belleza y el ritmo son, como el amor y la fidelidad, msprofundos que stos. #urgen de un proceso espiritual ligeramente subordinadoa las sensaciones. 3a forma, la proporci"n y el orden estn imposibilitados deengendrar por s! solos en la mente la idea abstracta de la belleza, a menos quee)ista ya una comprensi"n mutua de alma que de vida a estos elementos.-uc$as personas, a pesar de poseer una vista e)celente, son ciegas en suspercepciones. 4tras, an que dispongan de unos o!dos perfectos, son del todo

    sordas para el sentimentalismo.#in embargo, son las nicas que se atreven a marcar l!mites a la visi"n de losque, careciendo de I o de dos sentidos, poseen voluntad, alma, pasiones eimaginaci"n. 3a lealtad o la fidelidad no son ms que un remedo, si no nossirven para construir un mundo indeciblemente ms perfecto y ms bello que elmaterial. En conclusi"n, tambin puedo construirme un mundo me&or, pues $oyotra $i&a de %ios y, como tal, $eredera de un fragmento de la -ente que cre" el7niverso.Entre todas las cosas e)iste una consonancia, una mezcla de cuando conocemossobre el mundo espiritual y el material. *ara m! consiste en todas las

    impresiones y vibraciones, en el calor y en el fr!o, en el gusto y en el olfato, y enlas sensaciones que stas transmiten a la mente, combinndose $asta lo infinitocon las distintas ideas agrupadas y el conocimiento adquirido. 8ingunapersona que refle)ione creer lo que, en cierta ocasi"n, di&e sobre los distintossignificados de las pisadas+ que stas estn !ntimamente relacionadas con el ir yvenir de las gentes. Fnsisto en que representan una intervenci"n de lo espiritualen ciertos elementos naturales y en los sentimientos tctiles, y un conocimientoadquirido de $bitos f!sicos y de rasgos morales propios de seres altamenteorganizados.5Qu significar!a para m! cada olor sino estuviera !ntimamente relacionado con

    la estaci"n del ao, el lugar donde vivo y la gente a quien conozco6 Algunasveces el resultado de tal mezcla es una discordante pulsaci"n de las cuerdas,que est por cierto muy le&os de ser una melod!a y menos an una sinfon!a.

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    *osee un pequeo tomo de poes!as escrito por una dama sorda y ciega+-adame ert$e @aleron. En toda su poes!a $ay una gran e)uberancia yvariedad de pensamiento. 4ra es tierna y dulce, ora apasionada, pattica yfatalista.9ictor =ugo la llam" '3a @rande 9oyante'.

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    Los reyes de las selvas que han pasadosobre el lugar donde luces tu verdor*

    por qu soy an ms vie#a que el hombre primigenio,que todas las criaturas de la tierra,

    que todos los p#aros, que los peces, que las plantas.>o !ui el primer vago esquema que /ios hi)o1s$lo las aguas del inquieto mar

    y las estrellas eternas de los cielosme ganan en edad.

    -e alegro de que mi amigo -ister #tedman conociera ya esta poes!a cuandopreparaba su Antolog!a, pues, conocindola tan admirable poeta y cr!tico, nopod!a de&ar de incluirla en su tesoro de la *oes!a Americana. El poeta /larence=aBes $a vivido en las ms completas tinieblas desde su niez sin embargo,

    encuentra en la naturaleza las leves indicaciones que necesita para lacombinaci"n de sus imgenes mentales.uera del conocimiento de las impresiones que recibe, =aBes construye unaobra maestra que, al igual que un cuadro famoso, cuello de las paredes de supensamiento. : todos los verdaderos esp!ritus del mundo penetran en la casadel poeta.Era realmente un singular poeta del que imagino a la montaa como 'Elprimera vago esquema que %ios $izo'. 1al es la verdadera maravilla de supoes!a, y no que un ciego $ablara tan confiadamente del cielo y del mar.8uestras ideas sobre el primero consisten en una acumulaci"n de rpidas

    visiones tctiles, de alusiones literarias y de observaciones a&enas, &untando setodo en una mezcla sentimental. -ientras atraviesa el espacio continuo einfinito y siento el aire de cada lugar y a cada instante, mi rostro s"lo percibeuna parte peque!sima de la atm"sfera. -e $an $ablado de las grandesdistancias que separan a la 1ierra del #ol y de los otros planetas y estrellas.-ultiplic" por un mill"n de veces las medidas e)tremas de altura y anc$o, queobtengo mentalmente con la ayuda del tacto, y de este modo alcanzo a tener unsentido profundo de la inmensidad del cielo.3levadme constantemente sobre el agua, el agua y s"lo el agua, y me daris y laidea &usta de la soledad e inmensidad del mar, que tanto satisfacen a la vista. =e

    navegado en un pequeo bote de vela que despus la marea arrastr" $acia laplaya. 58o estoy, pues, en condiciones para comprender la idea figurada delpoeta+ 'El verdor de la primavera inunda la tierra como una marea'6 =e sentidocomo la llama de una vela se inclina y agita en la brisa. 58o puedo entoncesdecir+ '-illares de lucirnagas revolotean, a cada y all, en el csped $medo deinicio roc!o, como pequeas y temblorosas luces'6/ombinad el espacio infinito del ter+ el calor del sol, la preponderancia de losperfumes capric$osos las nubes, tantas veces descritas a mi esp!ritucomprensible, el frecuente abrirse paso de un arroyuelo por entre la tierra frtil.4 combinad la e)tensi"n del lago, de aguas estremecidas por el viento la

    ondulaci"n de las colinas, que tan bien conoce mi tacto y vuelven a mi memoriacuando me encuentro le&os el con&unto dominante de rboles y ms rboles, al

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    caminar a su vera el talante que trat" de guardar cuando otros me e)plican,comedidos, las distintas direcciones de los lugares ms importantes del paisa&e,y os sentiris ms seguros de mi panorama mental.

    El l!mite ms remoto y al cual me pensamiento ira libre de obstculos es el$orizonte de la mente. %e este, supongo, proviene el que se capta con la vista.El tacto no puede salvar la distancia se a&usta nicamente a lo relativo alcontacto de las superficies, mientras que el pensamiento salva este gran abismo.*or tal raz"n puedo usar tr