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Complutum, 9, 1998: 117-135 EL ORIGEN DE LOS MASTINES IBÉRICOS LA TRASHUMANCIA ENTRE LOS PUEBLOS PRERROMANOS DE LA MESETA * Luis Gerardo Vega Toscano , KL 0 Luisa Cerdeño Serrano*, Belén Córdoba de Oya RESUMEN. - La existencia de una verdadera trashumancia entre las sociedades peninsulares anteriores a La Mesta ha sido objeto de viva polémica en numerosas ocasiones. En este trabajo se evaláa desde un punto de vis- ta frncional la aparición de perros macromorfos, de tipo mastín, en el registro arqueofaunístico de los pueblos prerro manos meseteños. Dicho análisis pennite ordenar otras evidencias, tanto faunísficas como arqueológicas, en un modelo socioeconómico de dichos pueblos, especialmente de los celtíberos, en el que la movilidad estacio- nal del ganado a grandes distancias tuvo un papel relevante. ABSTRACT.- The existence of a true trashumance in Spain before the medieval age has focused scientifical con- troversiesfor many yea rs. In this paper tite emergence of hypermetrical dogs (mastiffhike ones) in tite archaeo- faunistical record of tite prerroman societies of the Meseta, is evaluatedfrom a functional point of view. This anclysis allows to arrange tite archaeological and paleontological evidence in a socioeconomic model of titese populations. specially tite celtiberians, in which tite trashumance seems to have been essential. PALABRAS Cu VE: Trashumancia, Perros macromoríos, Edad del Hierro, Península Ibérica. 1<5v WORDS: Trashumance, Hypermetrical dogs, ¡ron Age, Iberian Peninsula. 1. INTRODUCCIóN En términos generales, no existe ningún ani- mal doméstico, con la posible excepción del conejo, que haya dado lugar en época histérica a una diversi- dad racial tan grande como el perro. El origen de esta diversidad, que conlíeva diferencias morfológicas tan acusadas como las que separan a un Chihuahua de un San Bernardo, ha sido objeto de numerosas publica- ciones en otros paises europeos (Clutton-Brock 1984; Burleigh et alii 1977; Degerb0l,1961; Harcourt 1974), preocupados sobre todo por determinar la antigUedad a la que se remontan realmente sus razas nacionales más emblemáticas. No es este el caso de nuestro país, donde carecemos de estudios arqueozoológicos serios sobre este cánido. Esto se debe en parte al socorrido atraso sociocconómico hispano, que no ha favorecido hasta fechas recientes una verdadera proliferación de la investigación científica, pero también está causado por motivos históricos: la misma palabra ‘perro’, aun- que de origen incierto (Lujan 1995: 244), es usada desde finales de la Edad Media con un significado claramente despectivo, tal vez debido a la prolongada influencia musulmana en gran parte de nuestro tern- torio. Incluso ahora que empezamos a contar cada vez con más estudios sobre faunas procedentes de yaci- mientos arqueológicos, especialmente prehistóricos y protohistóricos, los cánidos domésticos no son objeto de ninguna atención especial ya que sus restos son poco numerosos y carecen, a los ojos de los investiga- dores, de interés explicativo a la hora de reconstruir la economía de los pueblos del pasado. Sin embargo, la Península Ibérica es un ám- bito geográfico muy específico, aislado en parte del resto del continente, en cuyo interior se han fijado un- merosos tipos de perros cuya especialización ha ido íntimamente ligada a una funcionalidad estricta. Exa- minar este proceso es, por lo tanto, una valiosa fuente para obtener información sobre dichas actividades e indirectamente, para comprender las condiciones so- ciocconómicas que las generaron. De entre todas las razas ibéricas, es el grupo de los mastines sin duda uno de los más populares. Hoy en día, al menos reconocidos oficialmente por la Real Sociedad Canina de España y la Federación Ci- nológica Internacional, está formado por dos varieda- Departamento de Prehistoria. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense. 28040 Madrid. E-mail: toscano @eucrnax.sim.ucm.es mluisac@’eucmax.sim.ucm.es

EL ORIGEN DE LOS MASTINES IBÉRICOS

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Page 1: EL ORIGEN DE LOS MASTINES IBÉRICOS

Complutum,9, 1998: 117-135

EL ORIGEN DE LOS MASTINES IBÉRICOSLA TRASHUMANCIA ENTRE LOS PUEBLOS PRERROMANOS DE LA MESETA

*

Luis Gerardo Vega Toscano , KL0 Luisa Cerdeño Serrano*, Belén Córdoba de Oya

RESUMEN.- La existenciade unaverdaderatrashumanciaentre las sociedadespeninsularesanterioresa LaMestaha sido objetodevivapolémicaen numerosasocasiones.Enestetrabajo seevaláadesdeun puntode vis-ta frncional la aparición deperros macromorfos,detipo mastín,enel registroarqueofaunísticode lospueblosprerromanosmeseteños.Dichoanálisispenniteordenarotrasevidencias,tantofaunísficas comoarqueológicas,enun modelosocioeconómicodedichospueblos,especialmentedelos celtíberos,enel quela movilidadestacio-naldelganadoagrandesdistanciastuvounpapelrelevante.

ABSTRACT.-The existenceof a true trashumancein Spainbeforethemedievalagehasfocusedscientificalcon-troversiesformanyyears. In this papertite emergenceof hypermetricaldogs (mastiffhikeones)in tite archaeo-faunistical record of tite prerromansocietiesof the Meseta,is evaluatedfroma functionalpoint of view. Thisanclysisallowsto arrangetite archaeologicalandpaleontologicalevidencein a socioeconomicmodelof titesepopulations.speciallytite celtiberians,in which tite trashumanceseemsto havebeenessential.

PALABRASCuVE: Trashumancia,Perrosmacromoríos, EdaddelHierro, PenínsulaIbérica.

1<5v WORDS: Trashumance,Hypermetricaldogs,¡ron Age,Iberian Peninsula.

1. INTRODUCCIóN

En términosgenerales,no existeningún ani-mal doméstico,con la posibleexcepcióndel conejo,quehayadadolugar en épocahistéricaa unadiversi-dadracial tangrandecomoel perro.El origende estadiversidad,queconlíevadiferenciasmorfológicastanacusadascomo las queseparana un Chihuahuade unSan Bernardo,ha sido objeto de numerosaspublica-cionesen otros paiseseuropeos(Clutton-Brock 1984;Burleighet alii 1977; Degerb0l,1961;Harcourt 1974),preocupadossobretodo pordeterminarla antigUedada la que se remontanrealmentesus razasnacionalesmásemblemáticas.No eseste el casode nuestropaís,dondecarecemosde estudiosarqueozoológicosseriossobreestecánido. Esto sedebeen parteal socorridoatrasosociocconómicohispano,queno ha favorecidohastafechasrecientesunaverdaderaproliferacióndela investigacióncientífica,pero tambiénestácausadopor motivos históricos:la mismapalabra‘perro’, aun-que de origen incierto (Lujan 1995: 244), es usadadesdefinales de la Edad Media con un significadoclaramentedespectivo,tal vez debidoa la prolongada

influencia musulmanaen granpartede nuestrotern-torio. Inclusoahoraqueempezamosacontarcadavezcon más estudiossobre faunas procedentesde yaci-mientosarqueológicos,especialmenteprehistóricosyprotohistóricos,los cánidosdomésticosno sonobjetode ninguna atenciónespecialya que sus restossonpoconumerososy carecen,a los ojos de los investiga-dores,deinterésexplicativoa la horadereconstruirlaeconomíade lospueblosdel pasado.

Sin embargo,la PenínsulaIbéricaes un ám-bito geográficomuy específico,aislado en partedelrestodel continente,encuyo interior se hanfijado un-merosostipos de perros cuya especializaciónha idoíntimamenteligadaa una funcionalidadestricta.Exa-minaresteprocesoes,por lo tanto, unavaliosafuentepara obtenerinformaciónsobredichas actividadeseindirectamente,para comprenderlas condicionesso-ciocconómicasquelas generaron.

De entretodaslas razasibéricas,es el grupode los mastinessin dudauno de los más populares.Hoy en día, al menosreconocidosoficialmentepor laReal SociedadCaninade Españay la FederaciónCi-nológicaInternacional,estáformadopor dosvarieda-

DepartamentodePrehistoria.FacultaddeGeografíae Historia.UniversidadComplutense.28040Madrid.E-mail: [email protected]— mluisac@’eucmax.sim.ucm.es

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des,distinguiblessobretodopor el manto: el denomi-nadoMastínEspañol,querealmenteseha reconstrui-do a basede ejemplaresleoneses,y el Mastínde losPirineos,de origenesencialmentealtoaragonés.A elloshabríaqueañadirlosportuguesesCaoda SerradaEs-treta,Caodo CastroLaboreiroy el Rafeiro alemteja-no, cuyo morfotipo y función son similares.Se tratade perrosde granalzada(másde70 cm. ala cruz),hi-permétricos.masivosy cuyo carácterestáselecciona-do conun únicoobjetivo: guardarel ganadolanarqueno pemoctaestabulado.Su origenhistóricoestáliga-do en nuestrapenínsulaal fenómenode la trashuman-cia medieval,tanto a la reguladapor el HonradoCon-cejode laMestacastellanoleonesacomoa susequiva-lentes, más informales,del reino de Aragón. El pri-mer casoy su pesoespecíficoen la economíaespaño-la desdeel siglo XLII hastael presente—la Mestasedisolvió oficialmenteen 1836,pero la marcha a es-tremas del ganado,sobre todo lanar, continúa hastahoy endía,aunqueya no utiliza la redde cañadasrea-les sino el ferrocarril— ha sido objeto de numerososestudiosbien conocidos(Kiein 1920;García Martin1990), en todos los cuales se resalta el papel de losmastines:

En la custodia del ganado los pastoresseapoyabanen varios perros mastines,eficacesguar-dianescontra alimañasy ladronesquepoblaron losromancesde carlancasy lobaspardas. En reconoci-miento a su auxilio laboral, complementadopor pe-queñoscareas, los mesteñostomaron buenacuentapara la conservaciónde esta raza canina. De formaque, apanedemimarla crianza, semultabaconpenade cinco carnerosel huno demastín, era obligatoriodevolvertodo el quese hallaseextraviadoy darles lamismaración depan quea los pastores.(GarcíaMar-tín 1990:48).

Como sedesprendedeestetipo dedocumen-tos, la crianzade perrosdegrantamañoen el mundorural representaun costoen la manutenciónde dichosanimalesquesolo sejustifica por su absolutanecesi-daden el entramadoeconómicodel que forma partela trashumanciahispánica. Dado que este razona-mientosuponeconsiderarel binomiomastines-trashu-mancia casi comouna tautología,hechoavaladoenotros casosen los que la trashumanciasedocumentahistóricamenteen Italia, Grecia, los Balcaneso Tur-quía, a vecesdesdeépocaclásica (Hodkinson 1988;GómezPantoja,e.p.; Gabba1988),y a los quese aso-cian siempreperrosactualesde estetipo, podríamosconsiderarque el objetivo de nuestracontribuciónesesencialmenteúnicopuestoquepretendemosdiscutirla existenciade dichobinomio entrelos pueblospre-rromanosde la Mesetaespañola,especialmenteentrelos celtíberos.Teniendoencuenta,sin embargo,el sig-nificado polivalente quepuedetener la aparición deperros hipermétricosen el registro arqucofaunístico

ibérico, tal y como se discutirá más adelante,y lacomplejidadeconómicaque implica el hecho de latrashumancia,que no puede presuponersesin argu-mentosconvincentesen ningúnpuebloprotohistórico,laconsecucióndedichoobjetivoobliga aexaminardemodo independientetanto las evidenciasarqueozoo-lógicascomolasculturales,de naturalezaarqueológi-caen sentidoamplio, con vistasa evaluar la viabili-dadde dichomodelo—entendidoaquí máscomosim-plificación útil de unarealidadcompleja(Aracil 1983:43; Hanson 1977: 60-63)quecomosinónimode teo-ría— paradichassociedadesmeseteñasde la EdaddelHierro.

2. LA SITUACIÓN PROBLEMÁTICAINICIAL

Los mastinespertenecentécnicamenteal gru-po de perrosdenominadosmolosoides,perrosde grantalla y potenciaen cuya evoluciónexisten una seriede tópicos, repetidosen la literatura de divulgación(Esquiró1983; Malo 1983), queno cuentanenmuchoscasoscon ninguna pruebaconvincente.Segúnestos,el nombredel grupoprocederíabien de Molosia,an-tigua ciudadepirota, biendel penode la hija de Pirro,rey del Epiro, conocido a travésde unaesculturasi-milar en tamañoy aspectoa otros cánidosempleadosparala guerray la cazamayorpor lasanteriorescivi-lizacionesde Próximo Oriente, según la iconografíaasiriao babilonia (Clutton-Brock 1987; Petter1973).Incomprensiblede todopuntoresultala divulgadaopi-niónde quesuorigenmásremotose remontaal Mas-tÍn del Tibet, descritopor Marco Polo en términosmuy exagerados,toda vezquela observacióndel via-jero venecianose haceaproximadamenteel mismoaño en que se funda La Mesta y, por tanto, ya haymastinesen la Península,sin queexistan,en las obrasde divulgación,pruebasadicionalesarqueológicasopaleontológicassobre la mayor antigUedaddel molo-so asiático.En cualquiercaso,como seconjeturaquesu origenes oriental, estámuy extendidala opiniónde quesullegadaa nuestroterritorioesobrade los fe-nicios a travésde Gadir y susdemáscolonias-facto-ríasde la costameridionalibérica,nuevamentesin ar-gumentosquepruebendichaconjetura.

En realidad, rastrearel origen de los masti-nes ibéricos antesde 1273, fechade fundaciónde laMesta,no resultasencillo, sobretodo porquelas IinÚ-tacionesde la mayorpartede lasexcavacionesreali-zadasen la Penínsulaen yacimientoshistóricos,tantomedievalescomo romanos,no han permitido ningúnestudioarqueofaunísticode importancia,en marcadocontrastecon el panoramaofrecido por otros paíseseuropeosen los que precisamentealgunosde los es-queletosmáscompletosdeperroquesehanestudiado

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procedende yacimientosde estasépocas(Bókónyi1974; Harcourt 1974; Davis 1989). Ahora bien,dadalavinculaciónde losmastinesibéricosconlos despla-zamientosdel ganadotrashumante,esevidentequesuexistenciapuederetrotraersesin dificultad acomien-zos de la EdadMedia, ya que la legislación sobre laMestade Alfonso X solo recogey amplia disposicto-nesque ya existíanen la Lex Visigothorumy queregu-lan el derechodepasode los rebañosque se despla-zanpor la península(GarcíaMartin 1990: 33). Comoa su vez la legislacióngodano es sino un trasuntodelderechoromano vulgar, la importanciade la trashu-manciaen la penínsuladuranteel Imperio Romanopuede considerarsesegura, como ya han discutidootros autores(Gómez-Pantoja1995,e.p.). Estositua-ría teóricamentela presenciade los mastinesen dichaépoca,lo quecorroboradala opiniónde la mayorpar-te delos investigadoresde que unacría orientadaha-cia la diferenciaciónracial de los perrosen Europasolo existe a partir de la romanización(Davis 1989),puestoqueademáslos romanosadoptaronvariedadesde penosde todos susterritorios y posteriormentelasdifundieron y mezclaronpara formar los principalestroncosracialeshoy conocidos,desdelos pequeñosperrosde compañíahastalosgrandesde peleay guar-da.Las condicionessocioeconómicasque permitenelbinomio mastines-trashumanciasolo se dañanportanto a partir de la Hispaniaromana.Sin embargo,apriori existen argumentosque permiten sospecharquedichascondicionespudierondarseconantenon-dad:

(1) Hay evidenciasconvincentesde que algu-nas variedadesraciales de perros puedenha-berse formado en Europay Próximo Orienteantesde la romanización.Perrosde cazade ti-po lebrel (greyhound)se conocentanto a tra-vés de la iconografíadel antiguo Egipto (Clu-tton-Brock 1987: 44) como, tal vez, de lospuebloscélticosde la Edaddel Hierro. En eloppidumprerromanode Manching se ha de-tectadoincluso unaseleccióndeliberadade pe-rrosenanos(Boessneck1961: 387), por no ha-blar de los posiblesmolosoidespresentesenlos relievesasirioscitadosanteriormente.(2) Si tenemosen cuentaque la romanizaciónenla Penínsulano consiguióhacerdesaparecertotalmentela mayoríade las instituciones,cos-tumbresy actividadesde lospueblosindígenas,hayquesuponerquegran númerode las docu-mentadasdespuésde la conquistatuvieron susorígenesen momentosanteriores,como suce-deen Italia y Grecia,y no se entenderíanbiensi no fueraporquetenían un precedenteante-rior con fuertearraigo tradicional.Precisamen-te la trashumanciaes una de las prácticasquemásse hanbarajadoa lo largo de toda la Pre-

historia ibérica paraexplicar desdela distribu-ción de las tumbasmegalíticas(Higgs 1976)hastala apariciónde cerámicasde tipo Cogo-tas en yacimientosandaluces(Molina y Pareja1975; Molina 1978), aunquehayque recono-cerquedichashipótesis,carentesde argumen-tos sólidos, han sido objeto de críticas más omenos fundadas (Chapman 1979; Davidson1980; Delibes et alii 1995: 53-55; Walker1983).

La dificultad esencialque se encuentraa lahoradeabordarel problemaaquí propuestono es,portanto, el hallazgode perroshipermétricosentre laspoblacionesprerromanasde la Meseta,sino argumen-tar convincentementelo queotros autoreshan conje-turadosin más (Almagro Gorbea 1994:21) y es quela trashumanciajugó un papel, si no esencial,sí im-portanteen la economíade dichospueblos.Como yase ha señaladoincluso para época romana(GómezPantoja,e.p.), dichaempresatropiezacon tres proble-masbásicos:

a) La inutilidad de las fuentesescritascon-temporáneasparaencontrardetallessobrelasactividadesganaderas,dadoque son muy es-cuetasy a vecesinclusocontradictoriasen susdescripcionesde los pueblosprerromanospe-ninsulares.Paralos autoresclásicos,interesa-dos sobre todo en resaltarla diferenciaentrelos conceptosde ‘civilización’ y ‘barbarie’, loprimerose identifica siemprecon el sedenta-rismo y la agricultura y lo segundocon unaamalgamade vida montaraz,bandidajey pas-toreo—recuerdesela descripciónde Viriato co-mo homo pastoralis et latro, según Orosio—quejustificaba las intervencionesmilitares deRoma.Estaimagende lospastoresque se des-plazancon susrebañoslejos de sus Lugaresdeorigen, percibidacomo marginalidadsocial,semantieneincluso hastala épocade la Mesta(García Martín 1990).b) La opacidad arqueológica de la trashu-manda,derivadatanto delo perecederode losmaterialestípicos del ajuarpastoril —colodrasy cantimplorasde cuernade bóvido, tarterasde corcho,platos y cucharasde madera,odresde piel... (GarcíaMedina 1987)— como de laausenciao provisionalidadde las estructurasde sus campamentosde paso. En consecuen-cia, dichaactividaddejapocastrazasquepue-dan ser interpretadasarqucológicamente.Ge-neralizandoestasituacióna todas las socieda-despastoriles,el inconvenientemayoral quese enfrentasu identificación arqueológicaesque, a causade su propensióna intercambiarlos productosderivadosdel ganado(pieles,la-na, carne...)por elementosmetálicosde presti-

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gio (armas,adornos...)o manufacturasmás omenosduraderas(herramientas),es muy fre-cuenteque dichassociedadesofrezcanun re-gistroarqueológicodominadopor artefactostí-picos de otrasculturas(Orme 1981:263).c) La dificultad de precisar las implicacio-nes sociocconómicas del concepto en si mis-mo de trashumancia. Si simplificamosun po-co el amplio espectrode formas de ganaderíaqueofrece la Etnología(Forde 1966; Hersko-vits 1974> y la Historia económica (GarcíaMartín 1990: 24-27) se podríandistinguir lassiguientes modalidades, cuyo condicionanteúltimo esel medio físico(climay orografía):

(i) La ganaderíaestante,queesla típicadela explotación campesina.Se trataría enrealidad de un complementode la agricul-tura dominantey se caracterizadapor unamplioespectrodeespecies,desdelas avesde corral hastael ganadovacuno,perouncononúmerode cabezas.Dicha modalidadno precisade desplazamientosen buscadepastos,dado que los animalespuedenah-mentarsede subproductosvegetalesy fo-rrajerascultivadasad hoc.(u) Lo ganaderíanómada,queseriael poloopuestoa la anterior.En estecasolo domi-nantees la ganaderíay la agricultura o esinexistenteo se tratade una actividadmuymarginal. Estas poblacionesse desplazanmuchoen buscadepastosy su cabañasue-le estar dominadapor una sola especie,normalmentevacas,caballos,yaks o renos,complementadapor pequeñosefectivosdeotros animalessecundarios(cabrasy ove-jas).La vivienda sueleserprovisional y es-tas sociedadesnormalmenteviven en sim-biosisconculturasagrícolas.(iii) La transterminancia,o trashumanciade conorecorrido,queconsistesobrelodoen moverel ganadoen sentidovertical (va-líe-montaña)en buscade los mejorespas-tos de cada estación. Existen numerosasmodalidadessocioeconómicasen las quese practicaestetipo de ganadería,muchasde ellasintermediasentrelos dostipos pri-manoscitados anteriormente,pero la ma-yor parte de la trasterminanciabásicaespracticadapor sociedadescampesinasenlas queel ganadojuegaun papelimportan-te y de las quese podríanencontrarinclusoejemplosprehistóricospeninsulares:se handetectadodesplazamientosestivalesde re-bañospequeñosde ovicaprinosdesde laszonasbajas del Suresteespañolhacia laSierradel Segura,segúnlos análisispaleo-

botánicos preliminares (Vega Toscano1993),en el Neolítico del abrigo del Moli-no del Vadico (Yeste, Albacete),queestásiendo investigado por dos de nosotros(L.G.V.T. y BCO.), al igual que los ‘ve-rracos’ del valle del Amblés (Avila) po-drían interpretarsecomo delimitadoresen-tre los vettonesde pastosde veranode ga-nado vacunotransterminante(Álvarez-San-chis 1990),tal y comose discutiráposterior-mente.(iv) Lo gran trashumanciaregional, en laque los rebañosse desplazanestacional-mentea territoriosmuy alejadosde su zonade origen. En casosextremos,sudistincióndel tipo anteriores delicada,puestoque lamovilidad de los rebañosno está sujeta adistanciasdiscretizablesa nivel matemáti-co. Lo quesi puedeafirmarsede la trashu-mancia es que implica movimientos degrandescantidadesde ganadoparaserren-table, sobre todo lanar, y queesto suponeunaserie de condicionessocioeconómicascomplejas:necesidadde gran número depastorespara su conduccióny guarda,se-guridaden el tránsitopor las cañadas,ga-naderíaorientadahacia la obtenciónde la-na y no de carne...Por eso se ha sugeridoen numerosasocasionesque las condicio-nes mercantilesy políticasqueposibilitandicho tipo de ganaderíasolo podríancrista-lizar, como mucho,a partir de la domina-ción romanay no antes,puestoque la frag-mentaciónétnica de la Penínsulaen laEdaddel Hierro y el bajo gradode desarro-llo socioeconómicode dichos grupos im-posibilitaban una trashumanciaverdadera(CaroBaroja 1975:157).

Ante este tipo de problemas,resultasorpren-denteque los investigadoresno hayandedicadounaatenciónespecialal análisisdetalladode los restosdeperroprocedentesde los yacimientosprotohistóricos,dadoquepuedenofrecerargumentosde pesoa la ho-ra de distinguir entre diferentestipos de pastoreo.Aunque los típicosperrosde pastormesomorfos(ca-reas)puedenserdifíciles de distinguira nivel derazaso gruposmorfológicos,y ademáspodríansercaracte-rísticosde cualquiermodalidad de ganaderíade lasarriba citadas,no es esteel casode los mastines,cuyafunción está vinculada a una circunstanciaprecisa:guardarel ganadoque no pemoctaen rediles. Estoimplica su asociacióna unas condicionesganaderasmuy especificas:

(1) Los animalesque formanlos rebañosde-ben serpresasfáciles para los mayoresdepre-dadoresholocenosde la regiónholártica(espe-

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cialmentelos lobos).Esteesel casosobretododelos ovicaprinos,puestoque el ganadovacu-no o el caballarsolo son sensiblesa ataquesnocturnosde envergaduraen épocade cría, yaúnasí la capturadelos recentalesexigetácti-cas de persecucióny acosoprolongado porpartede los depredadoresque son fácilmenteabortablespor los pastores.(2) Los animalesdebenestarlejos de su lugarde origen, puestoque de otro modo siempredispondríande un redil permanente,a vecesincluso formandoparte integraldel hábitathu-mano.(3) Su número debe ser lo suficientementegrandecomo paraque los pastoresno puedanconstruirapriscosprovisionalesde estacas,ra-mas o espinoscon los que protegerlosen lasacampadas.

Aunque puedenexistir contraejemplospro-cedentesde pueblos seminómadas(véasela foto re-producidaen Bealsy Hoijer 1981:329), la presenciade perrosespecializadossolo en la guardanocturnadel ganadoentrelas sociedadeságrafaspuedecons¡-derarsecomo un buen indicador de trashumanciaotransterminancia,dado que las otras modalidadesdeganaderíao no cumplencon las condicionescitadasono rentabilizan su mantenimiento.Esto refuerzasupapelenel planteamientodel modelocuyaevaluaciónconstituyeel objetivodeestetrabajo.

3. LAS EVIDENCIASARQUEOFAUNÍSTICAS

Como ya hanapuntadootros investigadores,a la hora de argumentarcon evidencias empíricascualquierhipótesissobrela economíade los pueblosprerromanosde la Meseta,la faltade análisisespecia-lizadosresultadecisiva.Estoes soloun síntomade laprofunda crisis que atraviesala investigaciónactualde la Protohistoriaeuropea,queparecepolarizadaen-tre losensayospuramenteteóricos—muy repetitivosyen losqueno existeun correlatoexperimental(empí-rico) queproporcionealgún viso de interésa dichaspropuestas—y las excavacionesarqueológicastradi-cionales,a menudomediocresdesdeun puntode vistatécnico, que solo buscanmuros, cerámicaso ajuaresmetálicos.Puedepensarseincluso que no existeunaverdaderainvestigacióncientíficaen estoscasos,pues-to que la Cienciase caracterizapor el planteamientode problemasconcretos“y el impulso de resolverlos”(Popper1985: 45), requisitosausentesen muchasac-tividades arqueológicasde estaépoca.Buenapruebade ello es que,aunquesedesconocenlas característi-cas más elementalesde la mayor partede las pobla-cionesmeseteñasen la Edad del Hierro (economía,

demografía,estructurassociales,relacionescomercia-les...) apenasexisten análisis paleoambientales,geo-químicoso arqueofaunísticosquecontribuyana acla-rar estosaspectos.

Los análisissobre faunasde esta épocaquese hanpublicadohastaahora,y queson los que nosinteresanaquí esencialmente,se limitan a la descrip-ción de taxones,con algún conteo elementalsobreefectivosanalizados—númerode restos(NR) y a ve-ces númeromínimo de individuos (NMI)— y, comomucho,algunasnotas acercadel porcentajede sexosy edades.A excepciónde los valiosisimos trabajosllevadosa cabopor el equipode A. Morales, del De-partamentode Biología de la UniversidadAutónomade Madrid (desgraciadamentemuchosde ellos inédi-tos), el panoramaque sepresentaa los investigadoreses desolador:faltan casi por completolos estudiosta-fonómicos—tan fundamentalesa la horade contrastarhipótesisque vayan mas allá del mero conteo—, laprocedenciaestratigráficade las muestrasanalizadases muchasvecesincierta,no existenplanos de distri-bución de las piezasy apenasse ofrecentablas conmedidasanatómicas.Como ya se ha señaladoen otrasocasiones(Moralesy Liesau 1995),inclusoen los ca-sosafortunadosen los que se ha cribadotodo el sedi-mento —y que no son la generalidad,ya que en mu-chossondeosrealizadosen pobladosde estaépocanisiquierase ha recogidola fauna (!)—, el tamañogrue-so de la malla empleaday la manipulaciónincorrectade los especimeneshan sesgadolas muestras(ausen-ciademicrofauna)y hansobredimensionadolos frag-mentosinidentificables(fracturasrecientes).Estas li-mitacionesdebentenersepresentesa la horade valo-rar los datosofrecidosa continuación.

11. Los restos de Canisfamiliaris macromorfosen la Edad del Hierro de la Meseta

Según los resultados,todavíapreliminares,obtenidospor uno de los autores(BCO.), la evolu-ción del perro en la Prehistoriaespañolapresentaunaserie de característicasidénticasa las queencontra-mos en el resto de Europa:disminucióndrásticadeltamañocon respectoa los agriotipos,acortamientodela mandíbulay disminuciónde la dentadura(Tchner-nov y Horwitz 1991; Morey 1992; Altuna 1980). Apartirdel Calcolitico,quees cuandolos restoscomien-zan a ser más numerosos,el cánido doméstico,aun-quemuy variable,pareceoscilaren torno a las formasmesomorfasindiferenciadastípicasdel restodel con-tinente.En Francia,dondese han hechoestudiosmássistemáticos(Meniel 1987: 25-31), el perrode la Edaddel Bronceno parecesujetoa ningunacríaselectivaysu utilizaciónpreferenteparecehabersido como fuen-te de proteínas,siendo su papel similar al del cerdo,conel quecomparteuna dietaomnívora,tal y como

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lo demuestrala evoluciónde su dentición.Se trataríapor tanto de una especiecomensalen los poblados,que se alimentaríade desperdiciosy sería a su vezconsumido,normalmentecuandotodavíaes un suba-dulto. Algunos análisis tafonómicos indican que, aligual queocurre hoy en día en diferentespanesdelplaneta,también se utilizó su piel. Aunque se suelepensarque estaspoblacionesindiferenciadaspodíanser esencialmentepolivalentes (Morales y Liesau1995: 492),un elementoaúnpor investigaressi la si-militud de alzadasno ocultaen realidadla existenciade dostipos de canes,al menosen las sociedadesenlas que la ganaderíafuera importante: unavariedad‘parma’ orientadahaciael consumoy otra de trabajo,formadapor los antepasadosde losactualesperrosdepastor.

Como se ha comentado,estasituaciónpare-ce ser la misma entodaEuropadurantegranpartedela Prehistoriareciente.Poresoresultadeinteréscons-tatarqueen la Edaddel Hierro de la Meseta, aunqueenpequeñonúmerotodavía,empiezana aparecerevi-denciasde laexistenciadepenosanormalmentegran-des (Tabla 1), a la vez que disminuyenporcentual-mentelas huellasde su aprovechamientocárnico.Pa-ra suanálisis vamosa dividir dichasevidenciasen di-rectase indirectas.

311. Evidencias directasLos ejemplares macromorfos encontrados

hastaahoraen la Edaddel Hierro meseteño,en senti-do amplio, procedende los siguientesyacimientos:

A) EL SOTO DEMEDINILLA (VALLADOLID)Un restode pelvis, concretamente“una por-

ción acetábularisquiática con un corteprofrndo enla arista superior de la rama ilíaca” (Liseau 1989:124) definidopor la autoracomo un restoquesuperaampliamentelas medidasdel mastínde su coleccióncomparativa.Este restopertenecea la excavacióndeunazonadenominada“El Cenizal” en laquesecons-tató “la existenciadeun ambientedeépocaexclusiva-mentevaccea” (EscuderoNavarro 1995: 187). A pe-sardesu interés,creemosque esterestode cánido noha sido valorado exhaustivamentepues al comentarde maneraglobal la presenciade perro en el yaci-miento,simplementese consideralógica dadala abun-

dantecabañaganaderaquenecesitaríade perrospas-tores,al igual que se aceptacomo habitual la partici-pación de estosanimalesen actividadescinegéticas(Delibeset ahí 1995: 76). Soto de Medinilla es unode los yacimientosparadigmáticosde la Edad delHierro de la MesetaOccidentalpuesha ofrecido unabuenasecuenciaestratigráficadesdeel ambiente“cél-tico” de las ocupacionesiniciales, durantela 1 Edaddel Hierro, hastael momentovacceode la últimaocu-pación, arqueológicamentedenominadaSoto III, du-rantelosúltimos siglosantesdel cambiodeera.

E) CASTILMONTÁN (SOMAÉN, SORIA)El perro aparecerepresentadopor un atlas

encontradoen unaestructurade habitación(CasaE,habitación3) correspondientea un ejemplarmacro-morfo calificadopor A. Morales (inédito) como con-cordantecon unarazadetipo mastín. La autorade laexcavacióndescribeesteresto de perro como: “Unperro de gran tamaño similar quizá a un mastíndelos utilizadospara la vigilancia delganado” (Arlegui1990: 54). Acercade la cronologíade esteresto solopodemosseñalar la fecha de abandonodel poblado(siglo 1 a.C.), obtenidapor la aparición de un vasitodeparedesfinas, tipo cerámicocuyasformashan sidofechadasdesdeel último cuartodel siglo II al primercuartodel siglo 1 a.C. (Mayet 1975).Los aspectoscro-nológicosy estratrigráficosde esteyacimientono sondemasiadoprecisos,aunquela ocupaciónrepresenta-dapor las estructurasde habitacióndondeaparecióelmencionadoresto parecencorrespondera momentosya tardíosdel poblado.

C) CERRODEL CASTILLO (MONTEALEGRE DECAMPOS,VALLADOLID)

La presenciade peno en este yacimientoquedaatestiguadaen todas las fasesde ocupación,siendolo másdestacabledel conjunto “la recupera-ción de bastantescoprolitosde canesdegran tamaño(tipo mastín o equivalente)” (Morales y Liesau ¡995:473).Volvemosa encontramosconimprecisionesalahora de situar con exactitudla ubicaciónmicroespa-cial y estratigráficadeestos restos,a pesarde que sedescribencomocorrespondientesa la faseatribuidaalHierro 1. Sin embargo,laposiciónen pendientede losrestosarqueológicosy la presenciade unaocupación

YACIMIENTO RESTO PROCEDENCIA CRONOLOGÍA(tC.)SotodeMedinilla Frag.acetabularisquiático B.2 s. 111-IICastilmontan Atlas CasaB (hab.3) 5. 1

Cerrodel Castillo Coprolitos Hierro 1 9

La Hoya-Extremodistal de húmero-Dos ulnas-Extremodistal de tibia

Nivelesceltibéricos s. 1V-II

Tabla1.- Restosdepenosinacromorfosenpobladosde la Edaddel Hierro.

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EL ORIGENDE LOSMASTINES IBÉRICOS 123

de la segundaEdaddelHierro no conocidaenprofun-didad, nos inclina a albergardudas sobresu correctaadscripcióncronológica.

D) LA HOYA (ÁLAvA)En la fase celtibéricadel yacimientode La

Hoya se handescritodos ulnas, un extremodistal dehúmero y un extremodistal de libia correspondientesa perros de gran tamaño(Altuna 1980: 79), puestoquesuperanen todaslas medidasa los más grandesdel oppidum de Manching, clasificados como Caniscf matris-optimaepor Boessneck(1961).La Hoya esuno de los poblados prerromanosmás significativosdelAlto valle del Ebro, aunquemuchosde sus datosconcretossedesconocencomo, porejemplo,la ubica-ción exactade algunosrestos, incluidos los cánidosanalizados,quesolo se describencomo procedentesde los niveles recientes.Hay que señalarque en LaHoya se pudieronidentificar varios niveles arqueoló-gicos,resultadodeun asentamiento“de carácterindo-europeo”durantela 1 Edad del Hierro y sobreellosotra serie de niveles, debidos a remodelacionesporsucesivosincendios,correspondientesa la II EdaddelHierro y definidos como celtibéricos (Llanos 1976:20), consecuenciade laexpansióndeestospueblosdela Meseta,que en estazonapudo tener un carácterviolento segúnparecenindicar los incendiosdetecta-dosy los cadáveresencontradosen la calle. El espec-tacularpobladode épocaceltibéricamuestraun traza-do urbanode retícula, con manzanascerradas,callesempedradasy viviendasde planta rectangularadosa-das,divididasen tresestanciasen algunasdelas cua-les se encontraronabundantespesasde telar que,co-mo se discutirá más adelante,puedenconsiderarsepruebadeactividadtextil a partirde la lana. El pobla-do se abandonóhacia la mitad del siglo II a.C. antesde la romanizaciónde la zona,segúnpareceindicarlaausenciacasi total de objetostípicosde la culturama-terial romana(Llanos 1976, 1991).

Como ya se ha dicho,no son muy abundan-tes las evidenciasdirectasque existensobrela presen-cia indiscutible de perrosde gran talla en los yaci-mientosprerromanosde la Meseta,perono debemosolvidar queenotrosmuchosse mencionancasi de pa-sadarestosde Canisfamilians, sin especificartama-ño o cualquierotra característicaquenos permitain-cluirlos en la presentediscusiónhastaque no los ha-yamos analizadopersonalmente.Tal es el caso,porejemplo, del poblado celtibérico de La Coronilla(Cerdeñoy García1992),excavadopor uno de losau-tores (M.L.C.S.), y en los que los análisisfaunisticosrealizadossontodavíamuy generales(Molero et alii1992;Sánchezy Cerdeño1992).

El hechode que,pesea todaslas limitacio-nescitadas,se hayandetectadoperrosde tipos mastínen varios yacimientosceltibéricosy vacceos,puede

considerarsecomo especialmentesignificativo. Ade-más, no debe olvidarseque existe un problemadepartidaa la horade reconocerosteológicamentea losperrosde granalzada,en especialen lo que se refiereal esqueletoposícraneal—siempreque no se trate deanimalescon morfologíasmuy características,comoel greyhound—y es que¡atalíaesel primercriterio di-ferencial, desdeun punto de vista arqueozoológico,paradistinguir entreperrosy lobos. Así, ante partesesqueléticasde tallas anormalmentegrandes,comopor ejemplo el enormeacetábulo5 recuperadoen elUES de Medellín (Morales 1994: 131) consideradocomode lobo (únicacita de estaespecieen todos losniveles de esteimportanteyacimiento), cabepregun-tarsesi no estaremosen realidadanteun perrodegrantalla. Todo hace suponer,por tanto, queuna revisióna fondo de la totalidad de los restosrecuperadosenesteperiodo, inéditos o no, permitiráampliarsustan-cialmentela muestraaquídiscutida.

3.1.2. EvidenciasindirectasExisten otro tipo de evidenciasque prueban

la existenciade perrosde gran tamañoen los yaci-mientosmeseteñosde la Edaddel Hierro, perotoda-vía son másescasasquelos mismosrestos anatomi-cospuestoquese tratade inferenciasobtenidasde losanálisis tafonómicosrealizadossobre la totalidad dela fauna,análisisque,como ya se ha comentado,soncasi inexistentespara dicho periodo. El trabajo másminuciosorealizadohastala fecha,el de C. LiesauenEl Soto de Medinilla (Liesau1989, 1994),ha revela-do, al igual que en otros pobladosde estaépoca(Mo-ralesy Liesau 1995),una altísimaproporciónde hue-sosroídos y deglutidospor carnívoros,quesolopue-den interpretarsecomo resultadode la actuación delos perrosdel poblado. De especialinterésresultalaaparición,en el nivel celtibérico,de huesosengullidosy digeridosde faunagrande(falangesde ciervo y va-ca),hazañasolo posiblesi los cánidoserande consi-derabletamaño.Al igual queenel casoanterior,estu-dios similaresrealizadosen otros yacimientosaporta-rán sin duda más elementosde juicio a estaexiguamuesta.

31. La ganaderíaentrelos pueblosprerromanos de la Meseta

Acercade la fauna queacompañalos restosde perro en los yacimientoscitadospodemosextraeruna serie de datos de interéspara la discusiónaquípropuesta:

a) Los ovicaprinosson mayoríaen todos losyacimientosen lo quea NMI se refiere y sonla cabañacon mayor cantidadde huellas demanipulaciónquepuedenexplicarsecomopa-tronesdedescarnadoy aprovechamientocarní-

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124 LUIS GERARDOVEGA TOSCANO,MZ LUISA CERDEÑOSERRANOY BELÉN CÓRDOBADE OYA

co. Estocontrastatanto con los niveles gene-ralmente más antiguosde los mismos yaci-mientoso lo queseconocede otros sitios de laMesetasur (Morales 1994;Berrocal 1992),enlos quelos ovicaprinosestánen equilibrio conotrascabañaso inclusoson superadasen bio-masao NR por bóvidoso cerdos.b) Del estudiodel conjunto faunísticode Sotode Medinilla se infiere quela cohortede edaddominantevadaa lo largo de la evolucióndelyacimiento,pasandode un sacrificio preferen-te de animalesinfantiles/subadultosen las eta-pasmasantiguas(Moralesy Liesau 1995:485)al sacrificio deejemplaresadultose inclusose-niles en épocaceltibérica. Curiosamente,du-rante las fasesmas antiguas,el porcentajedecabra/ovejaparece equilibradopara pasar enépocaceltibéricaa unaproporciónde 3:1. Enel yacimientode la Mola (Medinadel Campo)la tónicaparecesimilar con una ligeraventajade los individuos adultos/seniles.Aquí destacala proporciónde oveja/cabrasiendoaproxima-damentede 10:1. Un casoanómalopareceserel de la faunadel Cerrodel Castillo (Montea-legre de Campos):los ovicaprinosestánmuyrepresentadosen NR, siendoel predominiodelos ejemplaresadultospatenteen las fasesmasantiguas—donde aparecenlos restosde perromacromorfo (coprolitos)— pasandodurantelafaseceltibéricaa un equilibrio de cohortes.Enel yacimientodeLa Coronilla (Guadalajara)elpredominio de los ovicaprinossobre el restode especiesdomésticases absoluto,donunan-do también los ejemplaresadultosfrente a losinfantiles (Molero etalii 1992; Sánchezy Cer-deño 1992). Parael yacimientode Castilmon-tán encontramosun predominio de las ovejassobrelas cabrasde 3:1, lo quenosacercaa latipología de los rebaños actuales (Arlegui1990),aunqueestascifras siempredebenverseconprecaucióndadala tendenciade las cabrasa estarsobredimensionadasen las muestrasacausade su mejor conservacióndiferencial deelementosdiagnósticos.

Deestasevidencias,queno sontodavíamuynumerosasy presentanlos problemasantes enuncia-dos,sedesprendenalgunosdatosespecialmentereve-ladores:

(1) La aparición de los perros macromorfosparececoincidir, hastaahora,con la transiciónHierro 1-II en el ámbitoceltibéricoo en yaci-mientoscon influenciaceltibérica.(2) Dichaaparicióncoincidecon un cambioenla estrategiaganaderade los ovicaprinos,quede serexplotadoscomo productoresde carne,pasana serutilizadospor sus productosderi-

vados(¡anay, tal vez, leche).(3) Dichos cambioscoincidencon una espe-cializaciónen dicho tipo de ganado.

4. LAS EVIDENCIAS HISTÓRICAS YARQUEOLÓGICAS

Como ya se ha comentado,es un lugar co-mán aceptarla existenciade formaseconómicasbasa-das en la trashumanciaentre los pueblosmeseteños,aunqueno siemprese hanargumentadocon solidez.A continuaciónvamosa examinaraquellasevidencias,directasy sobre todo indirectas,de tipo cultural quepermitencorroborardichaafirmación.

Sin caer en una concepciónexcesivamentedeterministade lacultura,es precisoreconocerqueelmedio condicionasobremaneralas actividadesde ungrupo humano.Por ello es imprescindiblepartir delaobservaciónde que las condicionesnaturalesde casitodas las regionesorientalesde la Mesetanorte, aun-que indudablementeexisten diferenciaslocales,ava-lan su condiciónde tierraspocoaptasparael desarro-lío de unaagriculturade alta rentabilidadpuestoquela presenciade abundantescalizassecundariasprodu-ce suelosdeescasafertilidad, perfilándosecomo máspropicias para zonasde pastos.Además,la Mesetanorteen suconjunto es un territorioque discurreentrelos montesleonesesy el SistemaIbérico y puedeserconsideradouna zonadeprimidaentremontañasdon-de la erosiónha dadolugar a un paisajede llanurasescalonadasde gran altitud media que implica unagranduracióny cmdezaensusinviernos(Terány Solé1968) y aunquesuclima puededefinirsecomo medite-rráneo,entradentrode la variedaddenominada‘con-tinental extremado’(Font 1983: 164), contemperatu-ras mediasmínimasespecialmentedurasqueen algu-naszonasdel rebordeoriental alcanzancifras máxi-masde~~20o(Alonso 1978).

Estascaracterísticasde clima y suelos hanpropiciadohistóricamenteel desarrollode una econo-mía pastoril y móvil por lanecesidadde buscarpastosmásmeridionalesdurantelos largosmesesde invier-no. Ello no excluye la explotaciónagrícolade lasve-gas fértiles de los ríos, casi los únicos lugaresdondese obtieneun buenrendimiento,siendoésteun mode-lo habitual constatadoen sociedadesrurales dondecon unastierrasdifíciles parael cultivo, se practicalaagriculturaen las márgenesde los ríos y el pastoreoen los terrenoscircundantes(Forde 1966:418).En elcasode la Celtiberia,a estecondicionanteclimáticodebeañadirseel interésquepresentansus numerosassalinascomo proveedorasde un recursoimprescindi-ble a lahorade mantenergrandesrebaños.

Noticias directassobrelas mencionadasacti-vidades económicasson las proporcionadaspor las

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EL ORIGEN DE LOS MASTINES IBÉRICOS 125

fuentesescritas,especialmentelos textos latinos ygriegossobrepoblacionesindígenaspeninsularesquehansido durantemuchotiempola fuentede informa-ción másatendidaa la horade aproximarsea suestu-dio. Aunqueya se havisto queestosdocumentostar-dios ofrecenen ocasionesuna información sesgadaque deberíasercontrastadaempíricamentecon evi-denciasarqueológicas,no cabedudaquesuponentes-timonios valiososparaconocerdeterminadosdetallesde la vida de aquellassociedades.Precisamentelaafirmaciónde considerarla ganaderíacomola princi-pal fuentede riqueza y basede la economíade lasgentesmeseteñasestáfundamentadaen gran medidasobrelos escritosde los autoresclásicosque aludenrepetidamentea ello (Blázquez1978:88).

Polibio constatabaque la riquezade la Me-setaen ganadoovino y bovino eraenormey reseñabasu granvalor al declararque un terneropodíacostarcinco dracmasy un cordero tres o cuatro óbolos(XXXIV, 8, 9). Aparte del consumode carne,parececlaroqueen la explotaciónde estasespecieslos pro-ductos subsidiariosteníangranvalor, sobretodola la-na,utilizadacomo productode intercambioen susre-lacionescomerciales,apartede destinarlatambién afabricar los típicos mantos largos que llamaron laatenciónde losextranjeros(Diodoro, V,•33, 2). Se hapensadoque el régimende propiedaddel ganadonoseríacomunal sinoindividual y queel cuidadode losrebañosestaríaa cargode siervosde cuyasfilas sal-drían los gruposde gentesdesheredadasqueluego sealistaríancomo mercenariosenlosejércitosde laépo-ca (Blázquez1978:99).

En la líneade identificarunaeconomíapas-toril, necesariamentetrashumanteo transterminante,como recursoimportantede los pueblosde la Meseta,se deberecordaruna vez más los trabajosde J. Gó-mezPantoja(1995: 503-504)quien sugierela prácticadeestaactividada partir del estudiodedeterminadosdocumentosepigráficos.Considerael autorqueestosdocumentosmuestranla presenciade gentesproce-dentesde Clunia y Uxamaen Lusitaniay en otros lu-garesoccidentalesdel ConventusCarthaginensis,pre-senciaque, aún no descartandootras posibilidades,podríadebersea la prácticadeun pastoreomóvil.

Siguiendocon el análisisde otros documen-tos tardíos,tambiénde épocaromana,pareceintere-santerecordarlas téserasde hospitalidada las quesiemprese ha consideradoprueba fehacientede laexistenciade la institución del hospitium en el senode las sociedadeshispanoceltas.No ofreceduda suprocedencia,en su mayoría meseteña,ni la lenguaempleada,el celtíbero,escritoen alfabetoibéricoo enocasionesya enlatín, nadaextrañosi seconsideraquecasi todas puedenfecharseentreel segundoy el últi-mo siglo antesde la era. Estosobjetos,bien conoci-dos en el registro arqueológico,estánfabricadosen

metal,condiferentesfonnasa menudoanimalisticas,e inscripcionessobresu superficie que implican latranscripciónal plano legal de una costumbresegu-ramente consuetudinaria.Dicha institución socialgarantizabala hospitalidady acogidaal extranjeroopersonaajena al grupo en cuestión,actitudnecesariaen un tipo de comunidadesprobablementereducidasy porello vulnerablesdesdeel puntode vista social yeconómico,ya que les aseguradaunacierta libertadpara traspasarsuspropios límites territoriales(Lomas1983: III). Siemprese ha aceptadoqueestosgruposprerromanostendrían una gran movilidad espacial,unida sin dudaa cierta inseguridadcuyos riesgosha-bría que paliar en la medida de lo posible (Marco1989: 112). Esta inseguridadexistenteen el seno delas sociedadesindígenassiemprese ha atribuido a sucarácterguerreroy a la necesidadde realizarrapiñasfuerade los propios territorios dadala pobrezade susrecursos.Peropuedepensarsequeesta imagen,pro-porcionadapor los autoresclásicos,habríaque mati-zaríay pareceplausiblela ideadeque la mencionadamovilidadde lospuebloscélticosse debieraa la prác-tica de un pastoreotrashumanteque periódicamenteobligabaa largosdesplazamientos,atravesandodiver-sosterritorios,y a la necesidadde compartirdetermi-nadosbienes,comopor ejemplo los pastos,entrein-dividuosde distintaprocedencia.Recordemosqueen-tre algunos de los perfiles zoomorfosde las téseraspodríanidentificarsefigurasde bóvidos, o inclusodeovinos, como en los casosde Sasamóno de Ivionrealde Ariza.

Atendiendoa otro tipo detestimonios,la ob-servacióndel mapadedistribuciónde lasetniaspre-rromanaspeninsularesresultaimprescindibleen laar-gumentaciónquevenimosmanteniendo,puessiempreha sido y siguesiendomotivo de interésla interpreta-ción del lugar que ocuparonceltíberos y célticos,nombresdadospor los autoresclásicosa dosgruposbien distanciadosgeográficamenteentresi, ya que losprimerosvivieron en el rebordeorientalde la Mesetay lossegundosen el suroestede la Península,concre-tamenteen la denominadaBeturia Céltica que se ex-tendíapor el tramo inferior del Guadianay el Sado,abarcandolas actualesprovinciasde Alemtejo,Bada-joz y algo del nortede Huelva(Berrocal 1992). Am-basetniasfueron siempreconsideradasde estirpecel-ta aunquecon algunosmatices,no solo geográficos,que los diferenciabaa los ojos de sus contemporá-neos,muchosde los cualesreconocíansuorigencelti-béricoy sullegadaaquía travésde las tierrasdel nor-te ocupadaspor los lusitanos(Plinio, III,13.14-).

Las hipótesisplanteadasen torno a la pre-senciade estos célticos del sur han sido diferentes,perosiempreenla línea de hacerlaencajarconla lle-gada,por vía atlántica,de elementoscentroeuropeos,influenciasbien documentadasarqueológicamenteen

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126 LUIS GERARDOVEGA TOSCANO,M LUISA CERDEÑOSERRANO Y BELÉN CÓRDOBA DE OYA

el Norestepeninsularduranteel BronceFinal. En cual-quier caso,pareceimportanteatendera la cronologíade los acontecimientosy recordarque la buenadefi-nición de estasetniasprerromanasno puederetro-traersecon absolutasgarantíasmucho más atrásdecinco siglos antesde la era.Nuevamentepareceposi-ble pensarque fueran los movimientostrashumantesde lospastoresceltibéricoshacia el sury suroesteloscausantesde una seriede préstamosculturaleso in-cluso del asentamientode grupos humanosestablesen territorios tan lejanos peroútiles desdeel puntodevista económico,ya queseríael mejor modode con-trolar un recursocrítico: los pastosde invierno.Debetenerseen cuenta,además,queenlas regionesocupa-daspor la antiguaBeturia los suelosno sondemasia-do ricos en materiaorgánicay a pesarde quese prac-tican algunasformas de agricultura,son tierras máspropiciasparadedicaríasa pastosy a la práctica deunaganaderíaextensiva.

Íntimamenteunido a las anterioresobserva-cionessobrela distribuciónde las etnias,hay quere-saltar su parentescolingiiístico pues quizás sealalengua el elementocultural que mejor define a unpueblo y en el casode las gentesceltasque analiza-mos, se puedeparafraseara Pauli (1985: 26) cuandoafirmabaque un celta era alguienque hablabacelta,dandoun valordeterminantea esteaspecto,ideaman-tenidapor otros muchosautoresque igualmenteopi-nan queel problemadel origende los celtasva ínti-mamenteunido al problemade las lenguas celtas(Renfrew 1987).Es obligado,pues,referirse al paren-tescolingilístico entre la lenguaceltibérica utilizadaprioritariamenteen la Celtiberianucleary la lengualusitana propiadel occidentepeninsular.Ambas sonlenguasindoeuropeas,pero mientras la primera esinequívocamentecelta, la segundaes consideradapordiversosautorescomo una ramadel indoeuropeomásarcaicoqueha recibidonumerosospréstamosdel cél-tico peninsular,comoel típicosufijo en—briga, (Villar1991: 458), probablementedesdela Mesetaorientaldondevivían los celtíberosque eran los únicos pue-bIos queposeíanuna lenguagenuinamentecelta. Porsu parte,las fuenteshablanen distintas ocasionesdeceltíberosemigradosal Sur (Plinio, III, 13). Interesan-te resulta,pues,el grupo de los mencionadoscelticidel Suroeste,sin duda emparentadoscon los celtíbe-ros pero lejos de ellos y sobrelos que se conservannumerososdatos textuales.J. de Hoz (1993: 359) altratarestosproblemaslingilisticos señalala diferenciaentrelo celtíberodel nortey lo céltico del sur consi-derandoque este último término designabaa gentes“de la naciónceltaqueno eranceltíberos’,es deciragruposque habíanido adoptandorasgosde esta rai-gambre,tanto lingilísticos comoculturalesy finalmen-tehabíansido“celtizados”.El mismoautorafirma (deHoz 1991: 40) que estácomprobadoque huboceltibe-

ros que se asentaronlejos de su territorio originariollevandono solo la lenguasinotambién su escritura,tras el hallazgode variasmonedasde la cecade Tamu-sia, de carácterclaramenteceltibérico,en la necrópo-lis correspondientey en los alrededoresdel castroca-cereñode Villasviejas de Tamuja, Botija (Hernándezy Galán 1996: 126). Tampocodebemosolvidar lasdenominadasinscripcionestartéssicas,sobrelas quese ha discutidomuchoa nivel lingilístico, aceptándo-se hoy queestánescritasen lenguano indoeuropea,pero con numerosospréstamosindoeuropeosproce-dentesde la Meseta(Correa 1995). Estos préstamoslingílisticos, cuyo resultadoes una mezclade lenguasy pueblos,pudieronestar motivadospor los movi-mientosde indígenas,luegoreavivadospor la presen-cia romana.

La lenguaesun elementomásquevemosin-cluido en esteflujo de elementosculturalesen direc-ción este-oeste,observadocomo una constanteduran-te la Edad del Hierro, especialmenteen la segundamitaden la que estáaceptadoun procesoclarodecel-tiberizaciónde todoslos territorios occidentales,pro-cesoqueresultadifícil de explicar si no se recurrealmovimiento periódico de gentesque transportabansus ganadosde un lado a otro de la Mesetay hastaExtremaduray el rebordenorte de la Bética, dondeseencontrabansuspastosde invernada.Tambiénes en-cesarioseñalarque la presenciade elementosde es-tirpe céltica en el sur puederemontarseen el tiempohastamucho más atrás,hechobien señaladopor di-versosautoresquehablabande la dominación de laregiónbéticapor partede “los indoeuropeosde los re-tardadoscamposde urnas”o veíanel parentescotipo-lógico “hallstáttico” en algunaselementosarqueológi-cos,pensandoqueestosparalelismosse mantuvieronhastamuy tarde, segúndemostraríanlos topónimosceltasconservadosen el sur, tipo Acinipo (AlmagroBasch 1970:830 y ss).

Tras la menciónde estos datos textualesylingilisticos, habríaqueanalizartambiénla documen-tación arqueológicadisponible y que desgraciada-mentenuncaes lo suficientementeelocuentea la horade manejarun temacomo el de la trashumancia(Or-me 1981;Chang y Koster1986).Aparte de los restosfaunísticos procedentesde algunas excavacionesyevaluadosen líneas anteriores,casi no existen piezasen el registroarqueológicopara documentarla activi-dad pastoril.Quizáslos únicoselementosquepuedenrelacionarsede manerafehacienteconella sonlas ti-jerasde hierroencontradasen los ajuaresde algunassepulturasceltibéricasy a las queya Taracena(1932:8) definió como destinadasal esquileo.El estudiode-tallado quesobreellas hizo C. Alfaro (1978)recogelamayoríade los ejemplaresconocidos, mencionandoocho piezasprocedentesdel ámbito de la Meseta: 2de Osma (Soria), 1 de Quintanasde Gormáz (Soria),

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3 deLa Mercadera(Soria), 1 de Arcóbriga(Zaragoza)y 1 de El Altillo del Cerropozo(Guadalajara),aunquedadoel pequeñotamañode algunasdeellasno asegu-ra quela funcionalidadde todas fuera la misma. Lasdestinadasa cortar lanadeberíantenerentre20 y 30cms.de longitud,quepareceel tamañomásadecuadoparaserutilizadascon una sola mano y serefectivasensucometido,segúnseha podidoconfirmardirecta-menteen algunasregionesganaderasquehastahacedoso tresdécadasusabaninstrumentossimilares(Al-faro 1978: 305). Una rápidarevisión de los ajuaresmeseteñosha confirmado la escasezde estas tijeras,hastaahora ninguna encontradaen poblados,aunquedebemoscorregirel cómputocitado puestoque pro-cedentesde la necrópolisde La Mercaderahemospo-dido identificar 5 sepulturasdescritascon tijerasy al-gunosfragmentosmásdispersos.Aunquesiempre seha supuestoqueeran piezasutilitarias empleadasenla realizaciónde un oficio, el hechode queaparezcanen compañíade otros objetossiempreconsideradosde alto prestigiosocial lleva a considerarque estaac-tividad debió tenergranimportanciaentreciertas¿li-tes,como lo demuestrala riquezade losrestantesob-jetosmetálicosqueincluíanestastumbas.Si seobser-van algunosde los numerososejemploscitados másarriba —p. ej. La Mercadera,cuyo períodode máximousose sitúaen el CeltibéricoPleno, hacia el s. IV a.

se constatade inmediatoque, segúnlos paráme-tros que venimosaplicandoal mundo celtibérico,setrata de sepulturascon armasconsideradas“ricas” ydado queestetipo de ajuares se estáninterpretandocomo pertenecientesa una élite de carácterguerreroque se enterrabacon sus pertenenciasmás valiosas,tanto desdeel puntode vista social comoeconómico,habrá quepensarque todoslos objetosde la tumbadebíanserrepresentativosde algunaactividadquesu-ponía gran rentabilidad económica y seguramenteaparejadoa ello, podersocial. Es decir, que la riquezade estospersonajesenterradosdescansaríaen el con-trol de abundantesresesde ganadoy no solo en lapropiedadde las tierrasfértiles. La posesióndegana-do como basede riquezay la existenciade estastije-rasde esquileohacevolver los ojos, como ya vimosen losanálisis arqucofaunisticos,hacia el productose-cundariodemayor rentabilidad,la lana,una de las po-cas materiasprimas interesantesque podríanofertarlos celtíberosen las relacionesde intercambiocon susvecinos.La calidadde la lanaibérica,tantolas béticascomo tambiénlas del interior, y así mismo las prendastejidascon ella, fueron elogiadasnumerosasvecesenlos textosclásicos(Estrabón,111,2,6;Plinio, VIII 191)e inclusoMarcial dedicóa ellas uno de sus famososepigramas.Susmanufacturasdebieronser importantespuesmuchasvecesseles reclamaronmantoscomo pa-gosenespecie:“Numanciadebíaenviarentreotros tri-butosa Roma9000mantos”(Diodoro,XXXIII).

Otras pruebasarqueológicasque documen-tan la actividadtextil sonlas fusayolasy las pesas detelar, abundantesen un grannúmerode yacimientosprerromanos.Las pequeñasfusayolasson de cerámi-ca, aparecena vecesdecoradasy han sido interpreta-dascomo pesosparael huso,sobretodo cuandoapa-recenen lugaresde habitación.Más ambiguaresultasu adscripciónal mundosimbólico o religioso en loscasosdehallazgoen las necrópolis,dondeciertamen-te es frecuentequeen muchastumbasaparezcanunao másen compañíao no de otraspiezasde ajuar, in-cluidas las armas. Siguiendola hipótesispropuestapara valorar la presenciade tijerasde esquilaren losrecintosfunerarios,debemospensarque estasfusayo-las procedentesdel mundo funerario tienen tambiénun valorsimbólico y sonel exponentedela actividadartesanalmás importantede unapartede aquellasgen-tes: la manufacturade la lana,practicadao controladapor los personajesallí enterrados.

Avalan tambiénestaprácticatextil las llama-das pesasde telar, normalmentede forma prismática,también de arcilla cocida pero más grandesque lasanteriorespuessu pesopuedeoscilarentre los 300 ylos 2000 gr. y cuya función seríala de tensarla ur-dimbre durantela fabricación del tejido. Se han en-contradoen los poblados,con frecuenciaagrupadasvarias de ellas, segúnejemplosde varios castrosso-rianos(Arlegui y Ballano 1995),el castrode El Cere-meño (Cerdeñoet alii 1993-95)o el casoespecialdelas 60 pesasencontradasenla habitación2 de Herrerade losNavarros(Burillo y Sus 1986),pruebasinequí-vocasde la presenciahabitualde telaresen el ámbitodomésticoe inclusotal vez, en verdaderosrecintosfa-briles, como los que se documentanen las villas ro-manasdedicadasa estaactividad(Morére 1996).

Entre las poblacioneseminentementegana-deras,apartede laexplotaciónde la lanatambiénsue-le tenerimportanciael tratamientoy manufacturadelcueroy delas pieles,aspectomenosinvestigadopuessonpocos los útiles que puedenasociarseexclusiva-mentecon esta actividad (tal vez algunospunzones,cuchillos o leznas).

Ademásde estosdocumentosarqueológicos,y sin quererabusarde las transposicioneshistóricas,hay que recordarque son abundantisimoslas noticiasquedesdeépocamedievalconfirmanquetantolas tie-rras sorianascomo las de Molina de Aragón, ambasterritoriosnuclearesde la Celtiberia,se dedicabandemaneraprioritariaa la ganaderíalanary a la produc-ción textil, siendolas baseseconómicasde la oligar-quiadominante(Diago 1989, 1992).Tambiénla etno-grafía abundaenestesentidoal comprobarque, sobretodo en Guadalajara,los oficios tradicionalesrelacio-nados con el trabajode las pielesy del cuero se hanconservadoprácticamentehastanuestrosdías (Caste-llote 1979: 181).

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128 LUIS GERARDO VEGATOSCANO,M’ LUISA CERDEÑOSERRANOY BELÉN CÓRDOBADE OYA

Aparte de todoslos objetosantesmenciona-dos,es interesanteseñalarunaseriede elementosar-queológicosmeseteñosencontradosfuera de las co-marcas de las que eran originarios. Aunque fueronmuchaslas similitudesentrelospueblosprerromanosde la Meseta,tanto en las lenguasquehablaroncomoen la formadel hábitato en determinadosobjetosma-teriales,tambiéndebieronexistir algunasdiferencias,empezandopor las territoriales,que les individualiza-banperfectamentee hicieronque los autoresclásicos,cuandose encontraroncon ellos, les otorgarannom-bres distintos. Considerandoque la mayoría de losmaterialescerámicoso metálicostenían un carácterartesanal,es relativamentefácil encontrardiferentesaspectostipológicospropiosde la producciónde cadacomarcameseteña.En estesentido, la aparición dedeterminadoselementostípicosde unazona en luga-resalejadosa su lugarde origen, sepuedeinterpretar,al menos,comopruebade relacionesentreambas.

Un ejemplo de esta movilidad podrían serlos fragmentosde cerámicacon decoracióna peine,tipo consideradooriginariode la Mesetaoccidentalenel tránsitodela 1 a la II Edaddel Hierro, encontradosen yacimientos típicamenteceltibéricoscomo las en-crópolis de incineraciónde Osma,Carratiermesy LaMercadera,en la provinciade Soria, y Sigilenza,Ca-rabias,El Atancey Luzagaen Guadalajara.En direc-ción contraria, de orientehaciaoccidente,otro ejem-pío seriala difusión de la metalurgiadel hierro y latipología de algunas piezas,como los numerososejemplaresdeespadas de antenas del tipo Aguilar deAnguita y Arcóbriga encontradosen las necrópolisoccidentalesde La Oserao Las Cogotasdurantesumomentode apogeoen tornoal siglo IV a.C. Por otraparte, recordamosque el uso del tomo del alfareroylas propiascerámicasceltibéricas,de pastasnaranjasy decoraciónpintada,se fueronextendiendoa lo largodel valle del Dueroy haciael Tajo, conviertiéndosealos ojosdela investigaciónenlos mejoresexponentesde la progresivaceltiberizaciónde la Meseta.

Continuandoconel análisistipológico de al-gunaspiezas,es imprescindiblereferirsea las fibulasporquefueronun tipo de objetosde usopersonal,muygeneralizadasdurante la Edad del Hierro y por ellosometidasa rápidoscambiosde estilo queha supues-to una ventajaparalos arqueólogosal convertirseenbuenosindicestipológicos,culturalesy cronológicos.A causade esto resultan especialmenteinteresantesdos modelosde raigambremediterráneacuyapresen-ciaen yacimientosdel interior resultaaltamentesigni-ficativa:

(1) La fíbula decodoconpivote: esuno de losmodelos tardíos de la fibula de codo, docu-mentadaen la Penínsuladesdeel siglo IX aC.a partirde los famososejemplaresde la ríadeHuelva, siendo escasoslos hallazgosfuerade

las comarcasmeridionales,entrelosquepode-mos citar Agullana, Sanchorrejao el castroceltibéricode El Ceremeño1, donde ya se po-dríanfechara finalesde la 1 Edaddel Hierro.(2) La fíbula de tipo El Acebuchal: modeloasí denominadopor los primeroshallazgosenel epónimo yacimientosevillanoy bien cono-cido en el ámbito andaluz, fuera del cual supresenciaestá atestiguadaen seis necrópolisde incineración celtibéricas y últimamentetambiénenel castrodeEl Ceremeño1. La cro-nologíade estaspiezaspuedesituarsea finalesde la ¡ Edaddel Hierro e inclusoprincipiosdela 11 (Argente 1994).

Supresenciaen contextosceltibéricosparecede gran interés pues claramentese trata de piezasalóctonasllegadashastaallí por relacionesde inter-cambiosur-norte.En algunosdelos yacimientoshanaparecidoacompañadasde numerosascerámicasibé-ricas, interpretadascomo productode las relacionescomercialesmantenidasentreamboscírculoscultura-les (Cerdeñoet alli 1995, 1996).Sin embargo,quizásdeberíareplantearsela viabilidady usode las rutasdecontactocon el sur y suroeste,aceptandoque estospréstamoso adopcionesfueran el resultadode losdesplazamientosperiódicos,de ida y vuelta,de gentesmeseteñashaciaestaszonasmeridionales.

En el mismo sentidopuedeinterpretarselapresenciade piezastípicamentemeseteñasen el sur,como los brochesde cinturón del llamado“tipo célti-co” perocon decoraciónorientalizanteen necrópolistartéssicas(tumba 10 de La Joya o túmulo G de ElAcebuchal,fechadasa fines del siglo VII aC.), sím-bolodela simbiosiso crucede influenciasde las dife-rentescorrientesculturalesprocedentesdel Medite-rráneoy del ámbito interior peninsular. Y no solo lapresenciade piezasaisladasen contextosalóctonos,sinoel asentamientode auténticoscastrosceltibéricoscomo El Castañuelo,enclavadoen la onubenseSierrade Aracenay al que su excavadorinterpretócomo lafundacióncéltica de unospobladoresen procesodemigración interna (Amo 1978: 322). El paralelismode sus materialesarqueológicos(cerámicaa mano,morillo...) con losdealgunoscastrosmeseteñoscomoEl Ceremeño,excavadopor uno de nosotros(M.LC.5.), esevidente.

Revisandolos elementosmaterialesparaleli-zablesentrelas dosMesetasy Extremadura,no pode-mosdejarde aludir por lo tanto a la propiaestructurainterna y a la distribucióndel poblamiento.Es biensabidoqueel tipo de pobladomáscaracterísticode laEdaddel Hierro es el denominadocastro,entendien-do por tal el pequeñoasentamientosobre cerrosuotros lugaresde difícil accesoal quese hanañadidosistemasde defensaartificiales.Son las formasde há-bitat típicodel ámbitocelta, o quizásmásampliamen-

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EL ORIGENDELOSMASTINES IBÉRICOS 129

te indoeuropeo,que abarcatodo el centroy el occi-dentepeninsular.En la culturaceltibéricaestefue elrasgodistintivo de su poblamiento:pequeñosencla-ves rodeadosde una murallaen cuyo interior sedis-ponían adosadaslas viviendas domésticasde plantarectangular,pruebade un hábitatestablequesindudaexplotabalos recursosagrícolasde las pequeñasve-gas circundantes,necesariospara sostenerunagana-deríamóvil que teníasuscentrospermanentesen es-tos enclavescuyas desproporcionadasdefensaseranmásbien disuasoriasdurantela ausenciaperiódicadeuna partede sus habitantes.Un modelo poblacionalmuy semejantese documentaen la Mesetaoccidentaly en Galicia, aunquecon la diferenciade la formadelas viviendas,queaquí suelensercirculares,mientrasqueformascasiidénticassonlas representadasen Ex-tremadura(Martin 1994).Resaltamos,por tanto,otrodistintivotipológico másquecreemosaproximóa laspoblacionesquehabitaronlas tierrasaltas meseteñasconlas tierrasoccidentalesy suroccidentales,posible-mentepor las relacionesdirectasque mantuvieronalo largode todala Edaddel Hierro.

Aparte de la similitud en la estructuray for-mas de construcción de las viviendas domésticas,tambiénresultasignificativo un tipo desistemadefen-sivo muy característico:las llamadas“piedrashinca-das” (chevauxdefrise) cuyafuncionalidadno podríaser lade entorpecerlas cargasde caballería,como al-gunavez se ha apuntado,dadoque su utilización esinútil para expugnarmuros, sino la de ralentizarelacercamientode la infantería asaltante,cargadaconescalaso arietes,lo suficientecomo paracausarleun-merosasbajasen ladistanciacrítica en la queesblan-co seguropara los proyectilesde los defensores.Estasdefensasestándocumentadasen variasregionespe-ninsulares,aunquesonmásnumerosasen los castrossorianos,en castrosde la Mesetaoccidental,en losdel interior de Galicia y en Tras Os Montes, cono-ciéndosesolo un ejemplo en la Celtibéria nuclear(Guijosa,Guadalajara),otro enla provinciade Lérida(Els Vilars, Arbeca) y, lo que resultanuevamentedeun especialsignificadopara nuestradiscusión,tres enla Beturiacéltica: Capoteen Higuera la Real,PassoAlto en Beja y Pico del Castillo en Huelva(Berrocal1993:191).

Dejandoahoraa un lado la ya antiguadiscu-stón del origen último de este conceptodefensivo(Harbison 1971; Esparza1987; Garcéser alii 1991)quesiempreapuntahaciaEuropa,esevidentesuads-cripción mayoritariaal ámbitocéltico de las regionesseptentrionales,por lo quesu escasapresenciaen lastierrasdel surpodría nuevamenteserinterpretadaco-mo ‘préstamo’de las poblacionesque frecuentementevisitabandichos lugares.Recordemosquealgunosau-toreshablabande la existenciade un “corredor longi-tudinal”, valle del Ebro-Extremadura/Alemtejo,para

explicarla presenciaen el suroestedetipos cerámicosen principio originarios de círculosdel Noreste(Be-rrocal 1994:258).

En cuantoa la preferenciamostradaa la horade elegir la ubicaciónde los asentamientos,un análi-sis detalladode las comarcasoccidentalesy surocci-dentalesdemuestraque en el norte de Extremaduralos castrosno ocuparon los terrenos potencialmentemásricos, sino las áreasde suelosmásdegradadosymenosproductivos,tal vez buscandolugaresde mejo-res defensasnaturales pero que en cualquier caso,obligabana que el aprovechamientoóptimo fuera laganadería(Martín 1994:282).Cabepreguntarsesi nose establecíanen función del control de los pasosna-turales y de los vados de los ríos, por cuyos peajesobtendríanmásbeneficiosque con explotacionesagrí-colasrudimentariaso en constanteriesgode invasiónsi existiesenlos importantesdesplazamientosde ga-nado meseteñoque intentamosidentificaren estetra-bajo. Parecidosplanteamientosparecenobservarseenlas comarcasmássureñasde la BeturiaCélticadondeal estudiarlos factoresdel poblamientose constataque los hábitatsno buscabanlas mejorestierras, sinoquese situabanen zonasde diferentesrendimientos,avecesde escasointerésagrario, y limítrofes a otrasaptasparala ganaderíaal tratarsede bosquesy pasti-zales(Berrocal1994:223).

Siguiendo con el análisis de los elementosmaterialesrelacionadoscon las actividadesganaderas,ocupanun especiallugar los verracos,las esculturasdepiedrazoomorfasconmástradiciónennuestralite-ratura,puesse encuentranreferenciasa ellos en el si-glo XII, en el fuero de Salamanca,o en obrastan co-nocidascomo enEl Lazarillo de Tormeso El Quijote.Estasesculturasestánrealizadasmayoritariamenteengranito y, aunqueconsideradasde toscafactura, per-miten reconocerquese tratade machosdecerdos/ja-balíes o toros, habiendosiendo interpretadoalgunocomocabra(Hernández1982: 220). Su dispersiónseconcentraen el occidentede la Mesetay el nortedeExtremadura,es decir entreel Duero y el Tajo, en-contrándoseejemplaresen Portugaly el sur de Gali-cia, entreel Miño y el Duero, y se puedenadscribirtodosellos a la II Edaddel Hierro, en la faseculturalde CogotasII. Uno de los aspectosmásdebatidosentorno a estasesculturases el de su significadoque, apesardel paso de los años,no puedeconsiderarseto-talmenteresueltopues se han propuestonumerosasinterpretaciones,desdemonumentosconmemorativos,a otrosde carácterfálico, zoolátrico,apotropaico...Enuno de lostrabajosmás completosde los últimos años(López Monteagudo1989) se insiste en su finalidadfuneraria,dadoquemuchosde ellos hansidohalladosenlos caminoshacianecrópolis,en la zonade piedrashincadaso junto a las sepulturas.Posteriormente,sinembargo,se ha vuelto a insistir en queestasescultu-

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ras eranexponentesde un bien económicotan pro-ductivo comolaganaderíay, trasun detalladoanálisisespacialde las mismas(AlvarezSanchis1990),se hapensadoque se ubican en áreaspoco productivas,pastoso masasforestales,susceptiblessolo de explo-taciónganadera.Porotraparte,tambiénhaobservadoel mencionadoautorel cercanoemplazamientode lasesculturasa las cañadaspor laqueactualmentetransi-ta el ganado, interpretándolocomoun interésespecialen controlar las vías depasodel ganadotrashumante,cuyaposesióny control seríala fuentede riquezadelas élitesde aquellosgrupossociales.Esta ideadequelos verracoseran indicadoresde los caminosquede-bían seguirlos ganadostrashumantesya fue expuestaa finalesdel siglo XIX (ParedesGuillén 1888), aun-que luego quedépostergada.Es de señalar,por últi-mo, quetambiénseha demostradorecientemente(Sie-rra y San Miguel 1995)que la distribucióndela ma-yor partede los asentamientosvacceoscoincideconel trazadode las cañadashistóricasde tránsitodel ga-nadotrashumanteenel Dueromedio.

5. ELEMENTOS DE DISCUSIÓN

La revisión de las principalesevidenciasquepermitenargumentarconcierta solidezquela ganade-ríamóvil tuvo un pesodecisivoen la economíade lospueblosprerromanosdel interior peninsular,al menosdesdeel final de la 1 Edad del Hierro, pareceapoyarun modelosocioeconómicoen el quela trashumanciaresultabaesencial.Segúnestaspautas,los celtíberosconsiguieronestablecerun sistemabasado,bien enelcomerciode la lana, bien en el de las manufacturastextilesderivadasde la mismao bien enunacombina-ción de ambas,queacabóafectandode un mododeci-sivo a toda la dinámicade los demáspueblosmesete-ñosdel valle del Duero,del valle mediodel Tajo y deciertaszonasdel Guadiana(la Beturia).El éxitodedi-cho modelo,o su imposiciónpor motivos puramenteutilitarios, explicadala celtiberizaciónde otros pue-bIos protohistóricoscomo los vacceoso los vettones,quese acabaríanbeneficiandode su inclusión en di-cho sistemade alianzasy clientelas,necesariasparagarantizarel paso de los ganadostrashumantes.Estemodelo socioeconómicotiene la ventajade solucionarasimismoel enigmade la fuerte presenciacéltica enun sectorconcretodel suroestepeninsular,ya seade-bido a su estanciasistemáticaen grannúmerodurantetodo el invierno o a un intentode control permanentede un recursotan crítico para los pueblosmeseteñoscornoeranlos pastosdedichaestacion.

Unapropuestade la envergaduray el alcancede la queaquí planteamoses,por definición, teórica-mentearriesgada,al menosdesdeun punto de vistaestrictamenepositivista—ya queunapartede la argu-

mentaciónpuedeconsiderarsemás o menosfrágil—, ysusceptiblede provocartodo tipo de criticas, aunquetomadaen la justamedidaqueaquí se defiendey conla evidencia empírica disponible, su vulnerabilidadreal es limitada. Somosconscientes,por ejemplo, deque los argumentosanteriormenteesgrimidospuedenser interpretadosuno a uno por otrashipótesisad hocdistintasde la movilidad pastoril, pero, recurriendoalprincipio de parsimonia,debemosreconocerque latrashumancia,contodo lo queimplica a nivel socioe-conómico,es el único factor que explica, juntos, to-doslos elementosqueconocemosde dichassocieda-des,especialmentelos celtíberos,de forma satisfacto-ria. Ademáshabríaqueenfatizarel granpoderheurís-tico del modeloganaderotrashumanteaquí defendi-do, puesto que incluso permite ‘predecir’ todas lasguerrasen las que los celtiberos, solos o con otrospueblos meseteños,se vieron inmersos,desdela ex-trañacampañade Aníbal previaa la II GuerraPánicahastalas guerrassertorianas(siglos 111-1 a.Cj, no tan-to a causade sentimientosnacionalistaso compromi-sospolíticos, sino por motivos puramenteeconómi-cos, ya que dichospueblosse vieron empujadosa laluchacadavez quese producíaunarupturade susis-temade movilidad estacionaldel ganadolanarhacialos pastosmeridionales.

Lo importante,encualquiercaso,es quemu-chas de las explicacionesalternativas que puedenofrecerseante el modeloque hemosofrecido debentomarsemáscomo elementosde discusióny guíaspa-ra futurasinvestigacionesquecomoverdaderasrefu-tacionesde la tesis central aquí propuesta,al menoshastaqueno hayansido investigadasen profundidad.Sintéticamente,creemosque dicha discusiónpodríafocalizarseen algunospuntosbásicos:

(1) La mayor debilidad que ofrece cualquierintentodereconstruirsistemaseconómicosba-sadosen la movilidad pastoril es, como ya sehadicho, la ausenciade pruebasempíricasdi-rectase irrefutables.Recientementese ha in-tentado encontrardicha pruebaanalizandoelcontenidode mercuriode los huesosdel gana-do procedentede yacimientosprehistóricosdediferentescronologíasy procedencias(Loge-mannetah! 1995),con la esperanzade encon-trar tasaselevadasde estemetal en aquellosanimalesquehubieranpastadoen el valle deAlcudia, próximo a las minas de Almadén(CiudadReal), y puntode destinoclásicode latrashumanciameseteña.Los resultados,sinembargo,han sido decepcionantes,con la po-sible excepciónde dosmotillas de la EdaddelBroncedeCiudadReal,cuyastasasde mercu-no,sin serexcepcionales,puedenconsiderarseelevadascomo media. El hechode que loshuesosde animalesactualesprocedentesdel

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EL ORIGEN DE LOSMASTINES IBÉRICOS 131

mismo Almadénno hayandadoconcentracio-nesdemercurio significativashacepensarqueel métododebeser todavíadiscutidoantesdeprobar su eficacia. A priori, sin embargo,nodebedescartarseel potencialde dicho tipo depruebasgeoquimicas,ya que las proporcionesde mineralespesados(pocosolublesy mal me-tabolizablespor los seresvivos), típicasde losdiferentessuelos, puedenser definidos comopatronesen la vegetaciónactual y, con las de-bidas correcciones,identificadosen loshuesosde los animalesqueallí hanpastadoy en cuyoorganismoseacumulan.(2) Parala construcciónde un modelo, todoslos argumentosnecesitanserevaluadosen sucontexto.En nuestrocaso,por ejemplo, la apa-rición de perrosmacromorfosen la II EdaddelHierro de la Mesetapuederesultarun elemen-lo de pesoenla discusiónpropuesta,peroestosolo es así porqueresultaconcordantecon elcambio que se detectaen la orientaciónde laexplotaciónganadera.Perrosmacromorfossehancitado (Cereijoy Patón1990), aunquesindetallesmétricos,en el nivel II del yacimientode la calle del Puerto-29(Huelva),consideradoTartéssicoMedio IlIb (650-600a.C.), en uncontextoclaramenteurbanoen el quenormal-menteaparecenasociadosanimalesmesomor-fos indiferenciados(Cereijoy Patón1989;Car-doso y Gomes 1997), consumidoso simple-mentesacrificados.En estecasobien podríatratarsede molosoidesde agarre,variedadquehastahacepoco tiempopresentabanumerosasmezclasorientadastanto hacia cierto tipo depastoreo(perros boyeros),como a espectácu-los (molososde arena),cazamayor (los desa-parecidosalanos,los dogos) o a guarday de-fensa y cuyo contextosocial y económicoesbiendistinto del de losmolososde montaña.(3) Independientementede las pruebaso refu-tacionesque se ofrezcanpara cadauno de loselementosqueformanel modelopropuesto,esevidenteque,como se ha visto anteriormente,la mayorobjeciónque puedeenunciarsecontrala trashumanciaprotohistóricaes de tipo con-ceptual:dado que el referentehistórico de laMestaes másbien la excepciónque la regla,puestoqueen él concurrenla coyunturamer-cantil, el abandonode tierrasy la actitud pro-teccionistade la Corona, parece impensableque algo similar, aunquea menorescala,ocu-riera entrepueblosqueni siquierateníanunaestructuraplenamenteestatal. Por tanto, seacepteo no la validezdel modelo aquídefen-dido, el mayornúcleoproblemáticose locali-zaríaen el origende la supuestatrashumancia,

tanto seapara demostrarsu existenciacomopararefutarla.

Aunqueno es el objetivo del presentetraba-jo, es evidenteque el tercer conjunto de problemasmerecealgunas reflexionesadicionales,a pesardeque las evidenciasarqueológicasy faunisticasno su-perancronológicamentela 1 Edaddel Hierro. El am-plio territorio interior, y por tanto la Meseta,estabaincluida en la Españaindoeuropeay, dentro de ella,todo el sectororiental fue el núcleode laculturay so-bre todo la lenguade estirpegenuinamentecelta.Re-cordemosque los elementosindoeuropeosllegaronala Penínsulaa finalesdel II milenio a.C. con lasgen-tes de losCamposde Urnas, cuyapresenciaestábiendocumentadaprimeroenCataluñay despuésen el va-líe del Ebro, sin que ello excluyala posibilidad decontactospor vía atlánticatodavíamasbienhipotéti-cos.Estonos lleva a considerarde gran interésla si-guiente observación,recientementeexpresadatam-bién por otros autores(Benito y Malo 1992: 102): elmapade dispersiónde las razasactualesde molosos/pastoresde montañacoincidecon mucha precisióncon la distribuciónprimitiva de las lenguasindoeuro-peas(Fig. 1). Estohacefactibleque el foco másanti-guo dondepresumiblementesurgieronestoscanesydesdedondeluego se expandieronse situaraen la re-gión caucásicao anatólica,aunquetodavíano conoce-mos evidencias arqueozoológicasconcluyentesqueavalendichaconjetura.

Sin entrar a discutir el complejo problemadel origen del indoeuropeo,bien denominadopuzzlepor Renfrew (1987), solamentequeremosincidir enquepesea que la teoríanuevamenteconsideradahoycomo la mejor fundada(Villar 1991: 38) es la de M.Gimbutas(1970), que situó el origeno “patria” de losindoeuropeosprecisamenteen las estepasdel sur deRusia, al norte del mar Caspio-marNegro, donde sedesarrollabala culturade los kurganes,cuyossucesi-vos movimientosmigratoriosa lo largo de másde dosmilenios debieronsuponerla progresivaindoeuropei-zaciónde ampliosterritoriosasiáticosy europeos,nofaltan argumentosque sitúan el origende sus “olea-das” migratoriasal sur del Caúcaso,concronologíasmás antiguas (Renfrew 1989;Gamkrelidzey Ivanov1990).Quedeterminadasespeciesde perrosacompa-flaran estosmovimientos,al menosa partir de ciertomomento,pareceplausiblesi atendemosa la conside-ración de que los indoeuropeosfueron básicamentepueblosganaderossegúnatestiguael variadovocabu-lario referidoa estaactividad, tanto a las mismases-peciesde susrebaños(ovejay cabra),como a suspro-ductosderivados(Villar 1991:117),llegándoseinclu-so a mencionara estasespeciescomo “animalespro-ductoresde lana” (Mallory 1989: 118). Porotra parte,nosparece muy significativo que la palabraparade-signarperro esteperfectamentedocumentadaen el

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Figura1.- Distribuciónprimitiva delos principalesgniposlingiiisticos indoeuropeosy de lasrazasactualesde molosoidesy penosdepastordemontaña(tipo mastín): (1) Dogodel Tibet; (2) Kavkaska¡aOvtcharka;(3) Karabash;(4) Arkbash;(5) Kangal: (6) LoujnorousskalaOvt-charka;(7) Pastorde los Cárpatos;(8) Sarplaninac;(9) PastordelKarst; (lo) Komondor;(II) Kuvasz;(12) Slovensk>~Cuvac;(13) OwczarekPodhalaasky;(14) Bergamasco;(15) Maremn,ano-Abn¡zzese;(16) Mastiff; (17) SanBernardo;(18) Boyero deBerna;(19) Hovawart; (20)Montuñadel Pirineo; (21)MastíndelPirineo; (22) Mastínespafiol;(23) CaodaSerradaEslrela;(24) Rafeirodo Alerotejo.

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vocabularioprotoindoeuropeocon unaestructuraar-caica,de los primitivos nivelesdel vocabularioy quealgunos autoreshayan sugerido que dicha palabra*pekjcuonsignifique perro-pastor(Mallory 1989: 119,275). Comoresultararo quedichos pueblosganade-rosposeyeranun únicopoal genéticode perrosmeso-morfos de los que luego derivaríantodoslos molososde montaña,desdeel Tíbet hastaCastilla, es precisopensarque tal vezla dualidadperrosde pastor-perrosde guardaexistieraentreellos. Atendiendoa estassu-gerencias,podríapensarsequela entradaen la Penín-sula de determinadasespeciesde perrosgrandesseprodujeraentreel bagaje cultural de los CamposdeUrnasa los que, como hemosdicho más arriba, seconsideraresponsablesde la filtración de elementosindoeuropeosen nuestroterritorio duranteel BronceFinal, manejándosecronologíasabsolutasde 1100 a.

C. para dicho evento, aunquelos estudiosrealizadoshastaahora(Maya 1992) no permitenargumentardi-cho extremo. En cualquier caso,estosproblemasnoeran el objetivo del presentetrabajo y su investiga-ción exigeel planteamientode proyectosespecíficosajenosal nuestro.

AGRADECIMIENTOS

Estetrabajodebemuchoal Dr. J. Gómez-Pantoja,de laUniversidaddeAlcalá de Henares,quiénal facilitarnossu trabajo,todavíainédito, sobrela pasdoagreshisen la Hispaniaromananospermitió acercamosa los problemasdel pastoralismoen la Anti-giledaddesdeunaópticarealmentefructífera.También estamosendeudaconnuestroamigoel Dr. A. Morales,de la UniversidadAu-tónomade Madrid, quiénnos permitió la consultade sus muchosinformesinéditossobre lasfaunasprotohistóricaspeninsulares,nosproporcionóreferenciasbibliográficasrecientesy accedióa mos-trarnostos especírnenesdepositadosen su laboratorio.

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