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Dirección y maquetación : José Manuel Sanrodri Diseñador gráfico : Roger Pereira Molina Consejo de redacción : Pere Vicente Agulló, Antonio Zapata Pérez, Josep E. Rico Sogorb, José Antonio Amorós y Eva María Palenzuela. Diseño de la Portada realizado por : Maryte Valenzuela Escalona Escritores : Antonio Porpetta José Antonio Olmedo López-Amor Jesús I. Callejas Harmonie Botella Chaves David Matuska Olzin Mar Solana Julio Fernández Peláez Antonio F. Buitrago Fernández Antonio Zapata Pérez Eva María Palenzuela Martínez Gonzalo Tomás Salesky Lascano José Manuel Sanrodri Cristina Martínez Pere Vicente Agulló José Oliver “Tremolán” Sebastian Fages Juan Carlos García Hoyuelos Jimmy Otero Cruz Rosa Marie Serrano José Antonio Amorós Juangra Jimenez José Miguel Vale Joan Carles Micó Ruíz Claudia Álbarez Margarita Wenceulen Rivas Joaquin Llorens Beltran de Heredia Patrocinio Gil Sánchez Fernando Mañogil Martínez Roberto Alifano Sara Caballero Paniagua Conchita Rivera Toribio Josep Esteve Rico Sogorb Ilustradores : Josep Manel Sánchez José Gutierrez Vicky Quinn Lucio Morreone Evitilla Francisco Lezcano Lezcano Iris Moreno Cuesta Gloria Mariño Nestor Zerdá Sergio Martín Dora Crespo Pérez Blanca Santos Gutierrez Diana Camacho Briceño Isabel Zapata Ivorra ISSN : 1887-973X Patrocinio del Institut Municipal de Cultura Seguimos devorando. Digeriendo letras, literatura, lenguaje escrito e impreso en papel. Ya está aquí ante vosotros, estimados lectores, el número ocho de esta “revista literaria de expresión creativa en la actual cultura decadente”. La revista “El Picudo Blanco” continúa viva y coleando, devorando literatura, que no es poco. Nosotros, sufridos y entregados administradores- gestores de esta revista y a la vez creadores de versos y prosas, cuales depredadores hambrientos del len- guaje escrito e impreso; ponemos en vuestras manos amigos lectores, una herramienta de expresión crea- tiva gratuita, libre, participativa, variopinta y plural. Se trata de un medio de comunicación impreso de aceptable calidad. Un soporte donde sin cortapisas en sus páginas conviven equilibradamente y sin discri- minación alguna, autores noveles o nuevos talentos junto a creadores ya consagrados. Aspecto que resul- ta enriquecedor, tanto para la revista, como para los participantes y los lectores. Cuando fundamos “El Picudo Blanco” decidimos huir de los extremos exclusivistas al descartar que la totalidad de sus pági- nas fuera solamente para desconocidos principiantes o únicamente para famosos con larga trayectoria. Por ello, aplicar el criterio mixto de la coexistencia entre noveles y veteranos, es un acierto. Por un lado, quie- nes empiezan, tienen la oportunidad de darse a cono- cer o de estrenarse. Asimismo, los artistas célebres con abundante obra, aportan prestigio. Además, los noveles aprenden de los consagrados y se inspiran en ellos para mejorar. Los cariñosamente llamados “vacas sagradas” o “viejas glorias”, de paso, descu- bren y conocen a nuevos talentos revelación y se empapan de la nueva literatura. Prueba de todo esto son, la disparidad y la variedad temática (amor, des- amor, sociedad, amistad, familia, guerra, muerte) y la presencia de prestigiosos escritores laureados con premios literarios importantes (como Antonio Porpetta) junto a quienes venciendo el rubor y el pudor decidieron publicar por primera vez en la revista. Cabe destacar la internacionalidad de “El Picudo Blanco”, su proyección externa mundial, que tras- ciende las fronteras locales de Elche, ciudad donde se edita. No sólo hay participantes ilicitanos. De hecho, varios de los que aparecen en este número son origi- narios de otros países europeos e incluso de América Latina y comparten sus textos con colegas de todos los rincones de la geografía española. Porque la Literatura, cuando fluye y sobrepasa sus límites loca- listas, se convierte en universal y se desprende de los corsés territoriales. Cuentos, relatos, prosa poética y rimas comparten espacio con ilustraciones alusivas a unos textos que a buen seguro les cautivarán, les entretendrán, y a la vez les serán didácticos e instructivos. La lectura les hará sentir y pensar, vibrar y emocionarse; pero por encima de todo les hará aprender y conocer un poco más acerca del arte creativo de la Literatura. Disfruten de la fuerza de la palabra escrita. Experimenten el poder y la energía expresiva del len- guaje. No buscamos la globalización opinativa sino la individualización de criterio. Que cada cual pien- se, se motive, sienta, elija, decida y opine según la impresión que le cause la revista. Si los lectores acu- san estos “síntomas” (abrir mentes, sensibilizar, hacer cavilar o pensar, crear opinión, aprender, dis- frutar, entretener, instruir) entonces nos daremos por satisfechos y habremos logrado el objetivo: no pasar desapercibidos y hacerles “devorar” Literatura, Creatividad y Arte. Sentíos, amigos lectores, como insectos depredadores, como un “picudo” (en este caso, blanco). Y leed con ansia y fruición nuestra revista. Nutríos de metáforas, símiles, giros, rimas y versos. Alimentaos de prosa y poesía. Y “bon appétit”. Presentación Presentación elpicudoblanco elpicudoblanco@ gmail gmail. com com 2 Josep esteve Rico sogoRb Josep Manel sánchez ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:01 Página 1

El Picudo Blanco 8 (Tripa)

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Portada ilustrada por Maryte Valenzuela Escalona (México)

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Dirección y maquetación:

José Manuel Sanrodri

Diseñador gráfico:

Roger Pereira Molina

Consejo de redacción:

Pere Vicente Agulló, Antonio ZapataPérez, Josep E. Rico Sogorb, JoséAntonio Amorós y Eva MaríaPalenzuela.

Diseño de la Portada realizado por:

Maryte Valenzuela Escalona

Escritores:

Antonio Porpetta José Antonio Olmedo López-AmorJesús I. CallejasHarmonie Botella ChavesDavid Matuska OlzinMar SolanaJulio Fernández PeláezAntonio F. Buitrago FernándezAntonio Zapata PérezEva María Palenzuela MartínezGonzalo Tomás Salesky LascanoJosé Manuel SanrodriCristina MartínezPere Vicente AgullóJosé Oliver “Tremolán”Sebastian FagesJuan Carlos García HoyuelosJimmy Otero CruzRosa Marie SerranoJosé Antonio AmorósJuangra JimenezJosé Miguel ValeJoan Carles Micó RuízClaudia ÁlbarezMargarita Wenceulen RivasJoaquin Llorens Beltran de HerediaPatrocinio Gil SánchezFernando Mañogil MartínezRoberto AlifanoSara Caballero PaniaguaConchita Rivera Toribio Josep Esteve Rico Sogorb

Ilustradores:

Josep Manel SánchezJosé GutierrezVicky QuinnLucio MorreoneEvitillaFrancisco Lezcano LezcanoIris Moreno CuestaGloria MariñoNestor ZerdáSergio MartínDora Crespo PérezBlanca Santos GutierrezDiana Camacho BriceñoIsabel Zapata Ivorra

ISSN: 1887-973X

Patrocinio del Institut Municipal de Cultura

Seguimos devorando. Digeriendo letras, literatura,lenguaje escrito e impreso en papel. Ya está aquí antevosotros, estimados lectores, el número ocho de esta“revista literaria de expresión creativa en la actualcultura decadente”. La revista “El Picudo Blanco”continúa viva y coleando, devorando literatura, queno es poco. Nosotros, sufridos y entregados administradores-

gestores de esta revista y a la vez creadores de versosy prosas, cuales depredadores hambrientos del len-guaje escrito e impreso; ponemos en vuestras manosamigos lectores, una herramienta de expresión crea-tiva gratuita, libre, participativa, variopinta y plural. Se trata de un medio de comunicación impreso de

aceptable calidad. Un soporte donde sin cortapisas ensus páginas conviven equilibradamente y sin discri-minación alguna, autores noveles o nuevos talentosjunto a creadores ya consagrados. Aspecto que resul-ta enriquecedor, tanto para la revista, como para losparticipantes y los lectores. Cuando fundamos “ElPicudo Blanco” decidimos huir de los extremosexclusivistas al descartar que la totalidad de sus pági-nas fuera solamente para desconocidos principianteso únicamente para famosos con larga trayectoria. Porello, aplicar el criterio mixto de la coexistencia entrenoveles y veteranos, es un acierto. Por un lado, quie-nes empiezan, tienen la oportunidad de darse a cono-cer o de estrenarse. Asimismo, los artistas célebrescon abundante obra, aportan prestigio. Además, losnoveles aprenden de los consagrados y se inspiran enellos para mejorar. Los cariñosamente llamados“vacas sagradas” o “viejas glorias”, de paso, descu-bren y conocen a nuevos talentos revelación y seempapan de la nueva literatura. Prueba de todo estoson, la disparidad y la variedad temática (amor, des-amor, sociedad, amistad, familia, guerra, muerte) y lapresencia de prestigiosos escritores laureados con

premios literarios importantes (como AntonioPorpetta) junto a quienes venciendo el rubor y elpudor decidieron publicar por primera vez en larevista. Cabe destacar la internacionalidad de “El Picudo

Blanco”, su proyección externa mundial, que tras-ciende las fronteras locales de Elche, ciudad donde seedita. No sólo hay participantes ilicitanos. De hecho,varios de los que aparecen en este número son origi-narios de otros países europeos e incluso de AméricaLatina y comparten sus textos con colegas de todoslos rincones de la geografía española. Porque laLiteratura, cuando fluye y sobrepasa sus límites loca-listas, se convierte en universal y se desprende de loscorsés territoriales. Cuentos, relatos, prosa poética y rimas comparten

espacio con ilustraciones alusivas a unos textos que abuen seguro les cautivarán, les entretendrán, y a lavez les serán didácticos e instructivos. La lectura leshará sentir y pensar, vibrar y emocionarse; pero porencima de todo les hará aprender y conocer un pocomás acerca del arte creativo de la Literatura.Disfruten de la fuerza de la palabra escrita.Experimenten el poder y la energía expresiva del len-guaje. No buscamos la globalización opinativa sinola individualización de criterio. Que cada cual pien-se, se motive, sienta, elija, decida y opine según laimpresión que le cause la revista. Si los lectores acu-san estos “síntomas” (abrir mentes, sensibilizar,hacer cavilar o pensar, crear opinión, aprender, dis-frutar, entretener, instruir) entonces nos daremos porsatisfechos y habremos logrado el objetivo: no pasardesapercibidos y hacerles “devorar” Literatura,Creatividad y Arte. Sentíos, amigos lectores, comoinsectos depredadores, como un “picudo” (en estecaso, blanco). Y leed con ansia y fruición nuestrarevista. Nutríos de metáforas, símiles, giros, rimas yversos. Alimentaos de prosa y poesía. Y “bon appétit”.

PresentaciónPresentación

elpicudoblancoelpicudoblanco@@gmailgmail..comcom

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Josep esteve Rico sogoRb

Josep Manel sánchez

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Los ángeles del mar, cuando llega la noche,arrastran suavemente a los ahogadoshasta playas amigas,y allí limpian sus cuerpos de algas y medusasy peinan sus cabellos con esmeropara que no parezcan tan difuntosy sus madres, al verlos, no piensen en la muerte.A veces depositan sobre sus pobres párpadosdos denarios de plata recogidosde algún pecio profundopara borrar el miedo de sus ojosy que el asombro vuelva a sus pupilas,o ponen en sus manos caracolas y pétaloscomo si fueran niños que dormidosquedaron en sus juegos.Finalmente, con leves movimientos,abanican sus rostros muy despacioy ahuyentan de sus labios las últimas palabrasdejándoles tan sólo los nombres de mujer…Casi siempre suplican a los altos querubesque trasladen sus almas con cuidado,porque el mar dejó en ellassalobres arañazos,golpes de barlovento, heridas abisales,y en el más largo instante vieron como sus vidas se alejaban, se hundían,en el temblor callado de las aguas,y con sus vidas iba su memoria,y en su memoria todo cuanto amaron,o pudieron amar,y su dolor fue grande…

Cumplida su misión, vuelan los ángeleshacia las blancas ínsulas del sueño,y los ahogados quedansolitarios y espléndidosen sus dorados túmulos de arena,serenos como dioses,dignos en su derrota,esperando que nazca la mañana,que les cubra la luz,que jamás les alcance

el frío del olvido.

(De Adagio mediterráneo)

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antonio poRpetta

Los Ángeles del Mar

José gutieRRez

NACIDO EN ELDA EN 1936. HA RECIBIDO LOS PREMIOSDE “FASTENRATH” DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Y ENTREOTROS, EL DE JOSÉ HIERRO. LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y

ARTISTAS ESPAÑOLES LE CONCEDIÓ LA “MEDALLA DE PLATA”.

Origen y Final

José antonio olMedo lópez-aMoR

Una gota de agua, contiene el Mar entero.Un segundo, es fractal del Infinito.Una palabra es Verbo.Silencio.Un llanto, es la Tristeza.Un único canto, es la misma Música.El amor de una madre, es el Amor del mundo.

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Jesús i. calleJas

La Abuela

1990 - ¡Yo no quiero café con leche, yo lo que quiero espinga!, grita en centésimo desafuero la despeinada abue-la al rechazar el desayuno, y muere de un infarto. Lasola ardilla corriendo sobre el tendido eléctrico atrapa suúltima visión.1980 - Aparece un sapo marrón en el jardín. La abuelaenviuda esa húmeda mañana. Tres minutos de ruleta lla-mada familia se unen. Es internada en asilo con olor anuevo. Hermosamente digna, invade el sitio.1970 - Al cumpleaños de la abuela hijos y nietos acuden;aglomerantes regalos arrimados a la chequera del abue-lo, pero ella pulsa a Liszt en su acuoso piano Steinway.Una mariposa jaspeada se desintegra entre las teclas. Laabuela -no la mariposa- llora; desearía morder la casiinterminable nariz de Liszt.1960 - Lee la abuela y leyendo, visita a las viejas damasdel club en pensamiento. Le parece que la Torre Eiffel sedesmorona en su taza de café al sumergir un pastelillotriangular. El naipe vuela fuera de la mesa; desea aban-donar el planeta. 1950 - No oculta el abuelo devaneos y esporádicas visi-tas a la mancebía. La abuela erige, riega plantas, mira, ycomete su único acto de atrevimiento al dejar que elchorro de agua la marque de caricias. El toro atraviesaparedes de violeta hacia la sangre. Torso muerto.

1940 - Más que un color, el verde es la forma de un colorcualquiera. Lo ama color, dolor, y su nombre le viertecicuta entre los muslos. La abuela gime por algo másque un parto. No gusta de la pintura de Dalí.1930 - La playa es almacén de espumas y ella caminasintiendo que los deseos muchos se le hunden tambiénen fangosa arena reclamada como propia. Imagina alasde tigre que emergen para rescatarla desde el horizonte.No aguas. Ya su décimo vástago camina.1920 - Desposada la abuela con acaudalado empresario.Esa noche es la primera en que el marido se ayunta conella como siempre hará: masacrando su belleza. Lamirada se pierde luna sostenida sin espejo de jade.1910 - Invierno luengo, guante de enciclopedia nórdica.La abuela va y viene desde aquí al internado. No cono-ce amigos. Lazos y sedas sobre la sonrisa, nudos en losojos. Canta el coro, cose, tose, teje, tuja, asiente.1900 - Tan enroscado chocolate, derramado brindis enjirones de alfombra que escupe la noche en su mordida.Almidonados hermanos, viejos ya, patean puertascorriendo tras los perros. La abuela ha nacido sin saberque morirá del otro lado de una montaña de calendariosarrugados gritando: ¡Yo no quiero café con leche, yo loque quiero es pinga!

Josep Manel sánchez

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A través del cristal roto te veía, hombre de pueblo, ajetrearte con faenas penosas para alimentar a tu estirpe. De sol a sol como tus hermanos de estas tierras ya lejanas, aprendiste a esparcir la simiente en el abolengo de huéspedes solidarios que conocían tu hondo desarraigo, recóndito penar de las banderas a media asta, ultrajadas y moribundas que no ondearían en el añil de tu cielo. De sol a sol, rascabas la tierra prestada creyendo encontrar en ella el germen de una nueva liberación el nacimiento de una nueva era el brote de la lozana esencia. Ahondaste hasta arrancarte las uñas hasta amamantar la tierra con tu sangre de hombre iluso , fiel y perseverante. Las zanjas ávidas y ciegas calaron tu paz, tu sangre y tu vida.

A Través del Cristal Roto

Hace mucho, vivía en Una Tierra,donde la sarna es adornoy los labios cortados, símbolo de felicidad.Allí, los cubos de basuraobservan la lunay están llenos de hojas caídasy de lluvia.Allí nadie conoce ni sal,ni aspirina, ni alcohol.Por las calles paseanpiedras, plantas, animalesy a veces personas.Esa tierra está perforada,atravesada por un cometa.Y si te asomaras, al fondo veríasla débil luz de un quinquédetrás de una ventana sucia.

La Tierra

david Matuska olzin

lucio MoRRone

evitilla

haRMonie botella chaves

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—¿Te acuerdas de cuando hacíamos el amor detrás deaquel seto del jardín? ¡En una ocasión hasta me acatarré!─Hum… ¡calla, bobo! ─. La voz de Cecilia se llenaba dealmíbar y sus ojos de miel se hacían líquidos, poseedoresde aquel secreto guardado con celo de pirata. Su rostro sevolvía terso y en sus mejillas aparecía aquel tierno ruborque tanto amaba Enrique; ese candor que llenaba de luz auna mujer y que rodeaba durante unas horas al día, de unhalo mágico a su Cecilia… Enrique suspiró con ánimo de plomo. Apartó el visillocomo el velo de una novia y señaló al seto. Cecilia le miróde soslayo y rió con picardía mientras se levantaba la faldacon dedos trémulos. Enrique le estiró de nuevo las mediasy le limpió las comisuras. Una lágrima se resbaló por sugesto ausente como una gota de rocío, fresca, efímera… ─¿Te acuerdas, princesa? Después, te cantaba cancionesde amor italianas mientras tú te fumabas un cigarrillo. A

veces, nos dormíamos con el sonsonete de los grillos… ¡totalmente desnudos! Enrique sonrió con fruición y miró a Cecilia, la luz ya no estaba; su rostro descarnado por las arrugas lo miraba con displi-cencia. ─¿Quién eres, tú cabrón? ¡No, no te vas a llevar ni un céntimo! ¿Me oyes, maldito bastardo?, ¿me oyes?, ¿me oyes?, ¿meoyes?...Enrique se levantó con resignación y se acercó a la vitrina. Sacó un botecito rojo del primer cajón y llenó un vaso peque-ño con zumo de grosellas, decían que ayudaban a la memoria. Ignoraba si aquellas pastillas ovaladas rescatarían alguna veza su Cecilia de las garras de aquel ciclópeo monstruo que un día la secuestró. Sí, sabía que aquellos frugales momentos delucidez, gracias a la luz de un solo recuerdo, conseguían acercarla de nuevo a él algunas horas al día. Era suficiente.

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La Luz de un RecuerdoMaR solana

La IntemperanciaJulio FeRnández peláez

De los poemarios más atrevidos, extraigo cada mañana su jugo con una prensa para encuadernar enciclopedias. En el almuerzo elijo novelas ricas en proteínas, que paso por la picadora antes de rebozarlas en huevo y harina, yecharlas luego a la freidora. Cada tarde y para matar el tiempo, me emborracho con manuales de estilo que destilogracias a un viejo alambique retórico. Si al final del día continúa el azogue en mi cuerpo, me zampo crudo el éxito literario del momento, con el objetivode que sus polímeros alivien sin dilación los molestos ruidos de la nostalgia.

A veces, cuando no puedo dormir, mastico sin parar lasconvincentes ideas de un ensayo político.Mi obsesión por disfrutar de las letras me ha llevado aesta especie de antropofagia de residuos de otras vidas,que me empuja a consumir vorazmente todo tipo deliteratura.Qué extraño, por más que engullo palabras, párrafos,páginas, capítulos y tomos, no soy capaz de aplacar estefamélico desasosiego. Quizá, no soy capaz de asimilar lo que lee mi estóma-go. Por suerte, mi hogar es una librería de ocasión, a laque acuden quienes desean hacer hueco en sus casasdespojándose de sus libros.iRis MoReno cuesta

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Desmontan mis dedos instantáneas plasmadas en la historia del tiempo. Corretea entre venas y huesosun extraño aliento marinero, agonía que se dibuja con sales mohecidas.

Ante mí, sobre el asfalto desnudo y gris, el mundo se transforma en grotesca ruina de polvo y mentira. La muerte subcontrata por vez primera, la pobreza muerde como fiera hambrienta y, la humanidad, huye de sí misma.

Recostado sobre las costillas, ni mis lágrimas son aliadas, abandonándome en la oscuridad etérea donde el vacío y la nada, se convierte en atisbo de esperanza.¿Si mis dedos quedaron quietos, si dejaron algo de tiempo, si en verdad queremos hacerlo?

Lamentos corretean por el espacio, grabación constante de miedos y hambre. Vergüenza enterrada por los propios noticiarios, eco negro al que ponemos puertas, ventanas y muros. Abismo al que damos de lado pese tenerlo pegado, acechando ese instante que nos desangre.

Asesinos de palabrerías, tramperos de corbata. Lográsteis manejarnos con frases caducadas, retos y enfrentamientos donde niñatos sin cerebro entran a saco, destrozando aquello que labró el esfuerzode su abuelo.

La tierra se oscurece molida y cansada de estupideces, el mundo se desvanece entre las manos de cuatro titiriteros. Mientras estos,se reparten el botín en su egoísta destierro.Evitando chocar con la realidad que sufren los pueblos.

Encerrados en su torre de lujoso coral manipulan a voluntad, mirando por una pequeña ranura con grueso cristal, la desesperación brutal que azota la carne de quien no se quita de encima el miedo al hambre.

… Y mis dedos, continúan hurgando en el tiempo, sombra que impertinente se me cruza, inquietos e ignorantespor vez primera, son mis dedos incapaces.

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Trampasantonio FRancisco buitRago FeRnández

vicky Quinn

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Tres veces y en tres épocas distintas, he coincidido con Ángel Reyes. Al que no sé si llamarle amigo, com-pañero de viaje, o simplemente transeúnte común, a tra-vés de nuestros respectivos y convergentes túneles deltiempo.La primera vez que amaneció ante mis ojos fue a loscinco años, en una escuela de párvulos que olía a excre-mentos y a orines cálidos. Lo recuerdo, prendido de lamano firme de una maestra, que se parecía a nuestrasmadres, pero más elegante. Angelín, que así lo llamába-mos, lloriqueaba sin cesar y forcejeaba como una cabri-ta revoltosa, tratando vanamente de soltarse. Al final,vencido por la férrea garra de la docente, incrustaba surebelde cuerpecito en el pupitre. Sabía lo que le aguar-daba, entre aquellas paredes mustias, desconchadas ytristes.Pasó el tiempo y por un segundo túnel volvimos aencontrarnos, al frecuentar los mismos lugares a princi-pios de los setenta, compartiendo las mismas borrache-ras en las mismas discotecas y bares de Benidorm,Alicante o Torrevieja. En esa década prodigiosa, bienpertrechada económicamente para la juventud semianal-fabeta de entonces, Ángel Reyes era aficionado a lascanciones de Mairena y Antonio Molina, a los cualesimitaba con cierta decencia. Yo acompañaba a Angelín,

cuando algunos de ellos, ya deteriorados y vetustos, seacercaban por nuestros aledaños salinos a demostrar queaún estaban vigentes. Ángel Reyes se comportaba comoun auténtico maletilla, dispuesto a saltar al ruedo “can-cioneril” a la mínima oportunidad para ser escuchadopor el maestro de turno. Al final, antes de la demostra-ción, acabábamos borrachos y oliendo a excrementos ya orines cálidos.Otra vez, el tiempo, jugando con sus manos hábiles,irrumpió por un cochambroso y tercer túnel; cuarentaaños después, en el 2014. La crisis golfa, diseñada en lasalturas, volvió a juntarnos en un comedor social, concharla religiosa incluida. Al principio no nos conocimosy nos miramos con recelo; el tiempo había barrido cual-quier síntoma de identificación posible. Fue el “Negret”,mientras comíamos sopa, el que iluminó nuestrasmemorias, con desagradable sorpresa para ambos:-¡No te imaginaba tan viejo! - palabras de Ángel Reyes.-Me lo has quitado de la boca - le respondí con tibieza.Y continuamos engullendo cucharadas de fideos, con lasmiradas agotadas, lijadas por la vida. En aquel momen-to, evoqué el pasado y los dos últimos encuentros…Yvolví a percibir ese hedor a excrementos y a orines cáli-dos.

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Ángel Reyes

antonio zapata péRez

Josep Manel sánchez

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Regálame un Movimiento

Como Hoy

¿Estás soñandoen la misma dirección que va tu alma?¿Adónde vas? ¿Tan lejos que tu piel te desconoce?Tu sombra espera.Mi boca se derramay se despierta ante ti, ante tu pecho.Ante tu aliento y el mío, confundidos.Veo mi cuerpo en tus ojos,dibujo el vientoque se agazapa en todos tus rinconesy te prometoque siempre serás mía, como hoy.

Quiero explorar tu cuarto,tu balcón,tu dormitorio.Tu mundo y tus planetas,tu vacío.Tu piel, robarla, en mil pedazos.Quiero llenarte de sal y de agonía,de sueños y fantasmas,de lo poco que valgo.Quiero que vuelvas siempre a mi llanura,que sepas cuánto mide el infinitoporque aquí dentro está todo,como hoy.

eva MaRía palenzuela MaRtínez

FRancisco lezcano lezcano

A Babirusa danza

Regálame un movimientoy lo convertiré en una eterna danzacon mis pies, con mis manos, con mi torso disfrazado,con mi boca, con mi miradacon el vientre colmadocon los muslos en expedicióncon las rodillas en trayectoriacon la espalda desnuda al solcon la música desplazándose por el airecon los sueños transitando las avenidascon la sonrisa siempre puesta en camino.Regálame un movimientocon el danzar de las nubes en circulaciónque yo, lo convertiré en eternidad.

evitilla

gonzalo toMás salesky lascano

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Las vainas negruzcas resbalan sobre eltapiado párpado que procura desabro-char con pulcritud las garras de luz.Los mortales apenas aprecian ese ins-tante y si así lo hiciesen, creerían quela oscuridad codicia estrangular susalmas reflejadas sobre el alquitrán.Todo es confusión, el quejido descom-puesto de la cabeza metálica, avisa quela claridad invade todas la migajastenebrosas de la habitación. La manoexpande su apéndice entre la indeci-sión y holgazanería de agrietar elmedio que todavía no controla, ace-chando al cuerpo redondo y cromadocuya batahola procura silenciar. Seadvierte el desgarro de los primerosdedos de luz, su tacto es anodino,sacude las sábanas y espolea al cuerpoque hace unos segundos ocupaba unamínima extensión del catre. Quedavacante el cuchitril a expensas de otraincursión espontánea.El vasto cirio apaga su llama y la habita-ción vuelve a ser un escenario donde vana parar todos los personajes que cogen eltren de los sueños. Así como cualquier historia, todos sesientan en sus butacas a verla, una músi-ca desconsolada hace abrir el telón, y lafantasía se apodera de la atmósfera.Irrumpe una rata con una armadura deplomo para atornillar los ejes del aire, alotro lado de la calle, está expectante untitiritero de madera moviendo a dosmuñecos de carne, no se mueve del sitiohasta que el aire no venga con otra brisamás suave. Los muñecos chillan a unosperros que tocan instrumentos de viento,

su música derrite al melancólico sonidode antes, pero les tiran gotas de aguaenvenenadas estimulando la huída deéstos. La imagen se va llenando de perso-najes que desean tener su breve protago-nismo. Unas figuras de gelatina se detie-nen, se funden por la mitad para que sal-gan de ellas unas sombras cambiantes,que algunas veces parecen siluetas huma-nas y otras, mariposas que se pierden enel cielo. La algarabía es insostenible, nodeja que el silencio razonable pueda decirlo que piensa, tampoco permite que cual-quier tipo de música tiña el paisaje dearmonía. Hay un minuto en que todo sedetiene, cuando la rata con armaduragrita su nombre: ¡¡¡“Soy el guerrero deplomo y no soy de vuestro planeta”!!!

Todos mantienen una quietud sorpren-dente, pero al querer decir algo, al silen-cio, todo se reanuda y de nuevo se escu-chan ruidos, figuras y personajes mez-clándose en una imagen más diminutaque una caja de cerillas. Una eufonía delatón irrumpe quebrando todo aquel gali-matías que va evaporándose progresiva-mente, vaciando el contorno donde esta-ban instalados. Un segundo sonido decampana deja todo a oscuras, las ruedasdel tren van chirriando con el masaje dela goma de los frenos, que le hacen ir masdespacio. Es hora de despertar y el bosquejo demúsculo y huesos desaparece de la habi-tación hasta dentro de unas horas quevuelva a subirse al tren.

Un Boleto a la LunaJosé Manuel sanRodRi

RosacRistina MaRtínez

Llora la rosa gotitas de rocío, amanece por fín y la rosa se ampara, al primer rayo de luz.Amaina el llanto de la rosay va mostrándonos el solmuy despacio tu hermosura,entregada a la viday confiadanos muestras tu corazón.

Si mi rostro acerco a tíme dedicas tu fraganciarosa rojatu presencia me sosiega,no olvides tu valentíaa la oscuridadque tu llantopronto lo consolaránlos primeros rayos de luz.

FRancisco lezcano lezcano

vicky Quinn

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:02 Página 9

Arduo suele ser a veces soportar la íntima convivencia con uno

Al principio, de joven, conociéndome poco a poco,todo era agradable;fluía ardiente la comunicación,las caricias eran continuas.Después la serenidad, la madurez;hubo también desencuentros y hasta enfadosque confluían en la reconciliación,convirtiéndose la ira en erotismoy acababa haciéndome el amor...

Pero el tiempo es despiadado y no perdonay te acabas desgastando con el roce. Es penoso convivir con tus manías,aguantar al excéntrico en que habitas;es muy duro discutirte y desdoblarte,soportarte tanto achaque neuronal.

Me fui alejando más cada díade mí mismo,de aquel que conocí desde la infancia.Y hasta quise yo dejar a mi otro yoy no esperar a que la muerte nos separe.Pero las obvias circunstancias lo impidierony aquí sigo condenado a soportarme.

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Difícil Convivencia

peRe vicente agulló

José oliveR “tReMolán”

Alineados en fila van los CETMESen soportes de huesos y de sangre,en figuras que pagan con su carnefrío sudor que de sus frentes prende.

De verdores el campo veo ceñidoandando bajo el sol de la mañana,junto a mi cuerpo el frío cuerpo de armafrente a mi frente el blanco de un destino.

Un hombre de papel espera inerte crucificado en marco de madera;al que las armas con precisión certera,han de batir el corazón la frente.

No tiene alma, ni huesos, ni sentidos,tan sólo es expresión de puro trapoque ha de servir a acostumbrar al tactoa precisar el eco del sonido...

Y todo es como un juego que estremece.Algún día pudiera ser un muerto.triste idea y triste pensamientollegar un día a ser papel inerte.

Papel Inerte

nestoR zeRdá

gloRia MaRiño

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:02 Página 10

Es otoño, noche avanzada. La vigilia se impone al sueño. Por el ventanal entreabierto se cuela un gajo de luna,como una porción de queso. Me levanto con sigilo de la cama para no despertar a la que hace unos instantes se hainmolado conmigo en el altar de la pasión. Apostado en el balcón contemplo, extasiado, el rielar de la luna en elcielo, cuyo reflejo tiñe de nácar las copas de los árboles. A lo lejos se escucha el canto quejumbroso de un gallomadrugador. Pronto despuntará el alba.Vuelvo la vista a la cama para mirar tu cuerpo desnudo, a medio cubrir, entre las sábanas. Tus cabellos, como ramosde espigas, tiñen de oro la almohada. Cumplir años apenas ha hecho mella en ti, salvo que mis ojos te miren conotros ojos. Hoy, tras años de deambular por otras vidas, por ríos revueltos de pasión, he vuelto a ti. Te llamé y respondiste ami llamada. Me adivinaste solo, perdido. Tal vez te hayas apiadado de mí. Tonto, que creí que otros besos de otroslabios me llevarían al paraíso que idealicé. Pero ese paraíso no existe, tan solo son espejismos, ensoñaciones de per-sonas de mente inquieta, como yo. Me has dejado entrar de nuevo en tu vida, sin preguntarme nada. ¿Seré para ti, en este instante, en esta habitaciónde hotel, un paréntesis en un día corriente de tu vida? Nada sé de ti desde mi viaje a ninguna parte, ni me atrevo apreguntarte. No tengo derecho. Desde hoy, si tú quieres, me entregaré en cuerpo y alma a limpiar de espinos elcamino que tiempo atrás emprendimos juntos, para que de nuevo florezca la yerba. Te miro dormida y pienso: “¿A qué te han olido los otros cuerpos que abrazaste? ¿A qué te han sabido otros besos?”A mí, los tuyos, me saben a olores, a sensaciones, a momentos; a todo junto a la vez. Besos que he vuelto a disfru-tar desde el instante mismo en que se han buscado nuestras lenguas en la boca. Por ponerles nombre, diría que mesaben a infancia, a calles en verano aromando a adelfas en flor, a medios besos en un zaguán oscuro, a pechos comogranadas a punto de cuajar, a cines de verano, a ríos de lava. Después de ti, hubo otros besos, muchos besos.Algunos me supieron a limón, a caña de azúcar, a menta; otros a vinagre, a arcilla, a madera. Pero fueron besoscuyo regusto en el paladar duró lo que el burbujear de un vino corriente en la copa. Ninguno como los tuyos: vinode años en copa de delicado cristal. Cuando despiertes, te volveré a besar una y mil veces, para que mi memoriaguarde en el rincón de las cosas bellas la esencia de tus besos. Para soñarte, si te vas. Para guardarlos en un cofrede maderas nobles, si te quedas.

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El Sabor de tus besos

sebastián Fages

seRgio MaRtín

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:02 Página 11

Antes del amanecer,aprovechándome de la aúnbóveda de azabache,subiré hasta la cimadel cerro a ver morira las estrellas que oyeronestremecer de pasiónnuestros besos prohibidos.

Subiré con alas de pájaro, descalzo,por el inclinado hombrodonde desde mi ventanaveo a la luna como descansa.Embriagada de rocío, la tierrasilenciará mis huellasque persiguen vuestro olvido.

Llevaré a cuestas los entresijosde un amor prohibido,de cortas primaveras e inviernosque sobre mis brazosson extendidos, a su libre albedrío.Nuestro amor anidaen la noche,irrumpe mansodel irrisorio tumulto.

Antes del amanecer,confundido con el tulnegro que agita el cárabo,subiré hasta la cimadel cerro a ver morira la luna que esconde,en el lado que le prestó a la noche,

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Besos ProhibidosJuan caRlos gaRcía hoyuelos

doRa cRespo péRez

Amor Desconocido

Creyendo haberte visto en otra vida,resté importancia a tu sonrisa, a tu mirada...a tu postura esculpida en descanso, mientras balbuceabas palabras detrás de tu timidez.

Yo, enfermo de calor, ardía por conocerte,sin temor, ni estupidez,con valor para valerme,sin amor en las entrañas.

No echo en falta tus faldas,ni tus piernas depiladas,ni tus pechos, firmes como alas.

No soy capaz de olvidar la escena,una mañana que quizá no vuelva,y que si regresa no será buena.

JiMMy oteRo cRuz

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:02 Página 12

De Santa Cruz del Retamar (québonito nombre), hasta la Torre deSan Esteban Hambrán (qué largo ymisterioso) son seis km, por lacarretera sin asfaltar, entre olivos,viñas y siembras.La borriquilla va cargada con unosveinte quilos de hielo. Tengo quellegar antes de las doce para prepa-rar la heladera, los helados y ven-derlos esta tarde en la plaza. Pero laborrica va cansada, no es joven, y seme para de vez en cuando. No tene-mos bastante cebada que darle ycon la paja no le basta, se cansa.Vaya, se me ha tumbado en mediodel camino, ahora tengo que descar-garla para que se levante si no aquíse quedará tumbada y no llegaréantes de las doce.El hielo de Santa Cruz no es tanbueno como el de Navalcarnero,que traen a veces con la camioneta.Me gusta vender helados en la plazadel pueblo, frente a la iglesia. Conlos cortados de nata y chocolateentre dos galletas, con los cucuru-chos de fresa y vainilla a 50 cénti-mos, los polos de limón o de naran-ja a 30 céntimos, la gente se va con-tenta y son mejores los nuestros quelos del puesto rival, del otro lado dela calle Santa Ana.Alrededor del puesto se reunenniños y jóvenes y charlamos, bromeany ríen. El puesto es una atracción de laplaza.No sé cuanto tiempo voy a poder seguirde heladera porque mi padre quiere irsea Francia desde que vino el tío francésa vernos, con una cámara de fotos y leconvenció de que en un día allí, enParís, limpiando y pintando fachadasganaría tanto como aquí en un mes conlas cosechas, las vendimias y las huer-tas. También vinieron a vernos unastorreñas que viven allí y mi madre estu-vo tan ilusionada con ellas hablando suprimera lengua.

Con las dos primas de Madrid nos hici-mos una foto en la plaza, delante de laiglesia. Una va a ser maestra, la otra vaa casarse. A mi Torcuato me ha regala-do dos peces esculpidos en una especiede resina que hacen de abrebotellas yde sacacorchos y me pidió relacionespero le dije que no, que nos vamos aFrancia dentro de poco. Aquí se quedarán la burra, las cabras,las gallinas, los cerdos, los botijos, lassartenes, el brasero y el fuelle. EnFrancia habrá que aprender francés.Nuestra madre ya lo habla, aunque dejovencita aprendió el valenciano, antes

de casarse con nuestro padre. Por suacento en el pueblo la llaman la france-sa. Pronto seremos casi francesas.Pronto empezaremos una nueva vida,sin viñas, que tanto me gustan, sinhigueras de esos higos riquísimos, niolivos, ni burros obstinados, ni barrasde hielo que llevar de Santa Cruz a laTorre de Esteban Hambrán. Allí, dice eltío francés, hay mucho porvenir paranosotros, para gente valiente, dice, a laque no le arredra el porvenir.Me llevaré los peces esculpidos aFrancia, ya que es un regalo y un rega-lo siempre se tiene que guardar.

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La heladera y los peces esculpidosRosa MaRie seRRano

seRgio MaRtín

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Con una mochila llena de piedras en la espalday su chaqueta fúnebre en el perchero, presoen el aula, quedóse dormido Leomientras la lluvia entristecía las ventanas.

Como lejano viento entre hojarasca,las palabras del profesor sonaban.A lo lejos sus compañeros eran ejército hostil,armado de adargas, estandartes y alabardas.

Leo se hallaba inmóvil en su escondite, indefensoen espera de la artillería arteraen espera de un despiadado ataque postrero.

En su sueño contempló la fortalezadonde los lápices eran puntas de lanza,los libros almenas, la entrada, un puente levadizoy las paredes, muros de un castillo donde encierroa su ser daban.

No hubo sol aquella mañanay días de lluvia, ejércitos represoresjunto a voces sin alma fue todo lo que el pobre Leoencontróse en su infancia.

José antonio aMoRós

Infancia Perdida

Naturalezas VivasJuangRa JiMenez

1.2

Me ha traído mi chica dos piñas secas que ha encontrado en un parque de la ciudad. Son muy buenas para prender la estufa Salamandra que me he com-prado. Le digo: Qué bonita es ésta, parece que esté coloreada por un artista, no la puedo quemar, qué hacemos… Y dice poniendo la boca triste: Quémala

4.2.6

Dice el otro día un amigo: “Aunque uno pretenda ser muy elegante, siempre llega el momento de cagar. Yo le dije: Es muy elegante cagar viendo el arco iris.

3.4

Qué graciosos son los ratones de campo, qué alegres me parecen.

El año pasado hubo uno que cogió un higo de la cocina y se lo comió en el sillón.

7.2

Me dice una chica: ¿Cómo puedes vivir así? Y yo le digo: He encendido el fuego, he calentado agua, y me he dado una ducha. No hay otra manera de vivir.

doRa cRespo péRez

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“...podía sentir un profundo anhelo de aniquilación, de inexistencia, que se estaba volviendo mucho más fuerte que el deseo instintivo de continuar viviendo.”

Eckhart Tolle

No me soportaba en absoluto No soportaba a mis padres tananquilosados en su mundo de hace más de cincuenta años. Nosoportaba los reproches y los consejos: que si no tenía trabajoera porque no me daba la gana, que si cada día a las nueve salíaa la calle a hablar cara a cara con los encargados de los hoteles,con los dueños de un restaurante, en una fábrica de calzado, yles decía que me iba a comer los platos y que sería más efecti-vo que media docena de los empleados, que me pusieran aprueba una semana y si no les convencía no me pagaran nada,pues seguramente encontraría algo y dejaría de ser la carga quesoy para sus míseras pagas de jubilados y una cantaleta que tecagas. Un día detrás de otro y que si fumo, que si a veces llegocon olor a alcohol, que mira que me lo dijeron, que me esfor-zara un poco más en los estudios y por eso ahora no soy nadie,ni soy nada. No soportaba a mi hermana tan formal ella y tan ingeniera, tanfelizmente casada y armónica y estable, con piso propio y mari-do brillante. No soportaba que fuera tan perfecta y tan prostitu-ta casada por cualquier cosa, menos por amor verdadero, por-que se les nota que son plásticos, son una de esas parejas queenvenenan más el ambiente que el dióxido de carbono de loscoches con su hipocresía y la falsedad de su apariencia. Nosoportaba a la ciudad con sus zombis a toda velocidad por lasaceras, en la estación del metro, corriendo nadie sabe a dónde,ni a apagar qué fuegos. No soportaba a los políticos, ni la tele,ni los anuncios inmensos de tome coca cola o no se pierda lasofertas de primavera del corte inglés, o escape a Can-Cun porel precio de dos cebollas podridas. No soportaba a Alicia, mi novia, con su piercing en la lengua yahora pensando ponerse otro en el clítoris, buscando desespe-radamente una satisfacción diferente, una fórmula fácil y rápi-da de encontrar una vía de escape a su vida light, esa existen-cia de best surfing en la tabla de sus padres, por obra y graciade un bufete colectivo que tienen en Barcelona y el puto dine-ro como si fuera una visa para entrar en el país de los porros ylas operaciones de extirparle a algunos el cerebro y trasplantar-le una alcachofa o una zapatilla gastada, o una cascara de nuezmilagrosa que solo sirve para masticar chicles y buscar sexosintético, de ese que han fabricado en un laboratorio segura-mente, sin gota de afectos ni abrazos, ni cualquier otro inventode los Dioses que no entienden nada, porque a ver qué necesi-dad tenemos, según ella, de complicarnos la existencia conamores y cosas de esas que hacen sufrir, si podemos pasarlabien copulando y después a un botellón o a la casa de la playao de una escapada de fin de semana a ver El David de MiguelÁngel a Florencia, no por otra cosa, sino para poner como unpimiento a los conocidos de la clase, donde milagrosamente,

repite su segundo año de licenciatura en derecho, igual que suspadres, como no podía ser de otra forma, para poder seguir conla bendición genética de la familia de pegar una firma en unsacro documento y cobrar una burrada. No soportaba ni a unosolo de mis conocidos empleados como corderos y esclavosmodernos, poniendo el cuello para que los vampiros empresa-rios les chuparan el tiempo de sus miserables vidas fregandoplatos, o a las chicas limpiando el suelo, rezando todo el díapara que llegue el momento del descanso y relajarse frente alomnipotente ladrón del nuevo milenio, él único que es capaz deestar a la vez en todos los hogares a la misma vez a cualquierhora, metiendo en el occipucio de la gente las miserias del pur-gatorio y la paz de los difuntos: Dios tele, que estás en el salónsantificado, danos la peli de cada día con hidratos de violenciapara seguir adormecidos y no percibir cómo nos revientan losdueños del mundo. Ni soportaba tampoco a los conocidos queestudian, tan aplicados, como si fueran a descubrir, al terminarsus carreras una forma milagrosa de aparcar los coches sin dartantas vueltas, o la vacuna contra la estupidez humana, o untoque zen milagroso que deje flacos a los gordos en una sema-na, que estirpe la diabetes y el colesterol de la vida de la gente,o un parche que nos podamos poner en la espalda y nos de ale-gría y sonriamos. No soportaba a mis conocidos Nini, a esosmaestros de la queja y licenciados en excusas para no hacernada, los que navegan en este buque de la crisis que hace aguas,los que arrastran por el pelo las esperanzas de cualquiera consu negatividad exagerada. Y finalmente no soportaba al peor detodos, al que no tiñe ni da color, al que no se moja, ni tienesiquiera el valor de izar en su barca la bandera de alguna mana-da, al que se siente como un lobo solitario, odiando a todo loque se menea, loco porque alguien diga algo para salir a armaruna pelea, con más armamento a bordo que si fuera un portaa-viones, esperando el momento justo para suicidarme, con esacerteza de que no quiero seguir aguantando esta función depayaso, esta representación de espermatozoide que se convier-te en viejo arrugado. Entonces una madrugada me despierto llorando, con un horri-ble dolor de cabeza y una rabia mezclada con tristeza que merepateaba y me doy cuenta que tal vez ha llegado el momentode poner fin a todo, que no puedo seguir viviendo conmigomismo y me quedo atrapado en eso y repito que Yo no puedoseguir viviendo conmigo y seguramente se me queda la carade tonto por un instante, preguntándome quien soy realmente:Yo o Mi mismo. Cierro los ojos y respiro profundo y vuelvo aobservar a la conducta del Yo desde Mi mismo y lo veo des-valido y desesperado, atrapado en su tormenta de gota deagua, con sus absurdas contradicciones y sus batallas. Poco apoco los objetos de la habitación se van haciendo más y másnítidos y hay un agradable silencio que navega en las cortinasdel cuarto mientras afuera parece que la ciudad va despertan-do.

José Miguel vale

Un Extraño en Casa

1.2

Me ha traído mi chica dos piñas secas que ha encontrado en un parque de la ciudad. Son muy buenas para prender la estufa Salamandra que me he com-prado. Le digo: Qué bonita es ésta, parece que esté coloreada por un artista, no la puedo quemar, qué hacemos… Y dice poniendo la boca triste: Quémala

4.2.6

Dice el otro día un amigo: “Aunque uno pretenda ser muy elegante, siempre llega el momento de cagar. Yo le dije: Es muy elegante cagar viendo el arco iris.

3.4

Qué graciosos son los ratones de campo, qué alegres me parecen.

El año pasado hubo uno que cogió un higo de la cocina y se lo comió en el sillón.

7.2

Me dice una chica: ¿Cómo puedes vivir así? Y yo le digo: He encendido el fuego, he calentado agua, y me he dado una ducha. No hay otra manera de vivir.

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Dagas Voladoras

“......no es casualidad que entre las palabras casado ycansado, exista solo una letra de diferencia.....”

Lope de Vega.

La sola presencia de Nástenka tornaba agobiantes y desdichados los días de Vladimir, un hombre obeso de edadmadura, dueño de la única posada aceptable de Kóktebel en la región de Crimea. Era una típica cabaña de maderaque constituía un irreemplazable símbolo de la vida provincial rusa.Siempre le tuvo aversión. La aversión se convirtió en odio y el odio en sentimientos torturantes.Ella lo quería ver muerto, aunque se le hizo tarde.La psiquis del posadero se deterioró a tal punto que lo predispuso totalmente en contra de esa mujer.Así fue como una noche cuando ya no quedaba ningún cliente en el salón, Vladimir dirigió su penetrante miradahacia una daga muy afilada que había sobre el mostrador. La tomó entre sus gruesos dedos y esta salió volando paradar con certero impacto sobre ese abominable ser. No conforme con ello el robusto hombre se valió del resto de los punzantes elementos que allí se encontraban parafinalizar cortando en varios trozos a quien en vida fuera Nástenka, su suegra.

Siento llorar tu corazónpor la sombra del humo anquilosado y roto,y las rosas de que te regalése marchitan en pasados sueños de oro.

Siento decir que te améporque dejaste ceniza en mi almohada,y cuantas veces te lo roguéme dejaste vacío hasta el fondo de mi alma.

Tú seguiste tu camino amargo,de la droga de tu falso amigo baldío, y ni una amada y llorosa madrepudo decirte un “te quiero amor mío”.

Tu padre perdió el honor, del hijo claro y robusto,y la piel de tu dolor, no pudo resistir su corazón marchito.

Yo te ruego, mi loco mío,que te salves de mi recuerdo, que te eleves a tu cielo, y que ya abandones tu infierno.

Siento llorar tu corazónpor la sombra del humo anquilosado y roto,y las rosas que yo me llevé,serán fe de mi soñado retorno.

Los lloros del Alma de su AmadaJoan caRles Micó Ruiz

blanca santos gutieRRez

claudia álvaRez

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18

Aquello no era propiamente lo que se llama una zahúrda. No, de hecho era solo un cuarto de unos pocos metros cua-drados habilitados, pensé yo, como trastero, esos que habitualmente se encuentran en las casitas de campo.El dueño de aquella casa me había parecido siempre una persona bastante antipática. Era viejo, aunque aderezabasu calva y reluciente cabeza con una coleta exigua y pobretona. Se dejaba ver, habitualmente, a primeras horas de la mañana, cumpliendo con un ritual que parecía establecido alefecto: regar las plantas que adornaban los parterres de la propiedad, dar una vuelta por todo el perímetro del solarpara ver si encontraba algún desperfecto. Luego, ya cumplidos con lo que parecían todos los puntos de su agendadiaria, darle de comer al pobre animal que aprisionaba en aquel reducido trastero.Al principio yo no sabía de qué se trataba, de qué iban aquellos gruñidos lastimosos que escuchaba frecuentemen-te más allá de la valla que delimitaba las dos propiedades. Más tarde intuí, ya que nunca lo pude ver, a aquel ani-mal dentro del pequeño cubículo.Presté mayor atención a los gritos, a esas llamadas lanzadas a un espacio vacío, a un inexistente más allá que cla-maban, sin duda, por un poco de auxilio.A mediodía, ya con el sol enteramente expuesto a su quehacer diario de calentar al mundo, el viejo de la coleta,deambulaba por las hectáreas de su jardín provisto de una gran bolsa, haciendo acopio de ingentes cantidades dehermosas bellotas que recogía de manera exagerada, seguramente pensando en el futuro manjar que disfrutaría lle-vándose a la boca cuando llegara la hora del sacrificio.Más de una vez imaginé cómo el placer del animal al comer desaforadamente, convertía a la gula en su propio cas-tigo, ya que sin duda estaría engordando sin control gracias a los “cuidados” más que interesados de aquel vecinosin demasiada piedad.Desprecié el acto de aquel hombre y el egoísmo que le llevaba a maltratar de aquella forma al animal, buscando solosu propio beneficio.Y pensé en la obscenidad de sus actos y si a aquella persona se le podía calificar como un verdadero Hombre.

isabel zapata ivoRRa

La ZahúrdaMaRgaRita Wenceulen Rivas

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:03 Página 17

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JoaQuin lloRens beltRán de heRedia

A mediados del siglo XXI los científicos habían demos-trado mediante complejas matemáticas que la existenciade multiversos era una realidad incontestable, pero laimposibilidad de que la materia viaje a más velocidad dela luz, teoría que ya expusiera Einstein, seguía limitandola constatación empírica de dicha teoría. Eso hasta queKrutz-Karponiv dedujo la energía que conforma la cons-ciencia. Fruto de ello y de la creación de túneles cuánti-cos en laboratorio, la ciencia decidió dar el paso defini-tivo: enviar una consciencia a un universo paralelo ytraerlo de vuelta. Y yo fui el elegido. Mi conciencia viajópor múltiples universos durante un tiempo imposible decalcular a escala humana. Al cabo, sin embargo, regreséa mi universo y a mi cuerpo. Pero algo había salido mal.

Mi formación científica no es capaz de averiguar el qué,aunque me decanto por dos posibles explicaciones: unaes que, a pesar de todas las apariencias, no he regresadoa mi universo, sino a uno casi idéntico; la otra es que miviaje haya producido una alteración en mi propio univer-so que lo haya cambiado. El caso es que, al regresar mimente a mi cuerpo, me encontré con la sorpresa de quenadie había oído hablar de los viajes de consciencia a losmultiversos, ni de Krutz-Karponiv, y que, al relatar lasmaravillas comprendidas por mi consciencia durante mistránsitos, la gente no me cree, juzgando, en el mejor delos casos, que tengo una imaginación desmedida. Asípues, no me ha quedado otra salida que vivir como escri-tor de ciencia ficción.

Los Multiversos Fallidos

Este poema, como JRJ, se lo dedico a la inmensa minoría, y en

especial a ti, prenda del atardecer, por esas postales de tus ojos de

lluvia.

Me he propuesto que seas, por encima de todo,la mujer más hermosa de este valle,de este lugar que habitan la bruma y los pinares, el acordeón, el vino y el verde de los montes;que en esa melodía de la tarde vencida,cuando menos lo espere,me arrees como de azúcar un beso sin pedirmepor ello nada a cambio.

Que además de ir por dentro vayas por esa piel morena de las lumbres que me van encendiendo.Y que si tú me ayudas seas un poco de almizcle,honrada, exacta y fuerte, sonajeros de lluvia,alegre y sin preámbulos y un poco de arco iristiñendo en los puñados de colores tanta sensualidad. Me lo he propuesto,que seas esa esmeralda que se deshuesa en verdesy a la vez en sonrisas,algunas chiribitas de tus ojos tan negrosposándose en los míos como un polvo de estrellas;

un poema o un relato, una mañana claraen que una mariposa con las alas muy blancaslleve alguna sonrisa en la que te vas dandoasí como a sorbitos. No sé, prenda, que seasademás de un abrazo de reconciliaciones,una a una las páginas de este viejo cuadernocon sabor a tus besos en que voy escribiendolos sueños en que vienes y me dices.

Con Sabor a tus BesospatRocinio gil sánchez

diana caMacho bRiceño

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:03 Página 18

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evitilla

La Sed

La suma de constelacionesvertebra tu osamenta,otorga sed de aguaa mi tórrida sepultura.

Tu beso inexorableserá mi luz futuraque andará errantepor mares y lagunas,buscando un nuevo sol,un nuevo edulcorante,para endulzar mis venasde arrope y de canela,para satisfacer mis nochesal son de la candelade un fuego impenetrable,de una noche que se anhela.

Trafico con estrellaspara pagar tu reino,coronado de auroras y voces siderales.

Me diluyo en carnesin alma de bohemio,pues son tus pies descalzosel cuadro que pretendo.

Impávido te miro,contemplo tu figura,reñido con el mundopor no encontrar mi cura.

FeRnando Mañogil MaRtínez

Los Números

RobeRto aliFano

Infinitos los números acechandesde cada rincón de nuestra vida. Son los años, la trama, la perdida heredad de las horas que se estrechan. Cada número es símbolo de acero, desencanto o encanto, hegemonía, precisión matemática, grafía. Es la espada herrumbrosa del guerrero. Insensibles, exactos, terroríficos, se aferran a una lógica implacable cifrándonos la historia inapelable. Son a veces soberbios y magníficos. Somos fugacidad no precisada, números somos. Somos tiempo, nada.

José gutieRRez

ElPicudoBlanco8_PicudoBlanco7 25/03/15 11:03 Página 19

21

Un libro escribí, de poemas, de cuentos y de cartas,expresiones que del alma al fluir

me inundaban de reposo y de calma,de gozos y tristezas, de inquietudes ansiadas.

¡Presas en la mazmorra de una cámara acorazada!Y así… se me fue el tiempo

abonando una tierra seca, rocosa y áriday me fundí en la tierra,

vistiéndome de barro encenagadodejando mi mirada prendida en las estrellas,y en las nubes que aladas absorbían mis ideas

y mis metas deseadas.Mi besana sedienta al cielo le imploraba

el líquido elemento de la cultura ansiada…y el cielo contestaba, ¡espera, aún no es tu tiempo!,

se tiene que fundir la roca y la cizañay extinguirse en su entraña la cosecha malsana

¡todo tiene su momento, su oportunidad preciada!Hoy, escribo de nuevo, por el tiempo inspirada,dando gracias al cielo, que escuchó mi plegaria.

Y me da su momento de quietud liberada.¡Ya es tu tiempo, -me dice- tu paciencia es premiada!

Emprende tus proyectos sin detenerte en nada,fértil es el terreno y firme a tus pisadas,

el abono está presto, la cosecha cercana,sigue por el sendero, valora tus pisadas

que hoy la vida te ofrece su tesoro de calmay flores que a tu paso, se te ofrecen galanas

perfumando tu espíritu, agrandando esperanzasrecíbelas gozosa, no esperes al mañana

que el futuro no existe, en tu materia humanasólo existe el presente, ¡aférrate a él con ganas!

¡No dejes… que se ausente!

Ya es tu tiempo

conchita RiveRa toRibio

Soy Alfredo, nací el último día del primer mes del año. Esvíspera de mi sexagésimo quinto cumpleaños, mañana mejubilo, después de una vida detrás del mostrador aconsejan-do a la gente con qué coronar sus cabezas. Voy a contrarre-loj porque en cuarenta años de trabajo aún albergo la espe-ranza de que mañana ocurra algo que jamás ha sucedido.Alfredo, somnoliento, al día siguiente levantó la verja de susombrerería, dispuesto a que el tintín de la puerta le anuncia-ra que entraba lo que llevaba esperando tanto tiempo. Lashoras pasaron, comió y retomó su particular cuenta atrás. Amedia hora del cierre, alguien entró.

Mujer, hermosa, de unos sesenta, elegante y con prisa; salu-dó y preguntó:-¿Un favor? Póngase este sombrero de mi difunto esposo, esde su talla.Alfredo, presumido, se caló aquel borsalino y dijo conten-to:-Nunca me habían pedido que me probara sombrero algu-no.

La Larga EsperasaRa caballeRo paniagua

TUVE EL HONOR DE PRESENTAR EL HOMENAJE QUE A CONCHITA RIVERALE RENDIMOS UN GRUPO DE ESCRITORES Y POETAS ILICITANOS EN ELMARATÓN LITERARIO DE LA CALAHORRA. UN EVENTO DONDE NUMERO-SOS AUTORES RECITARON SUS TEXTOS, INCLUIDA LA PROPIA CONCHITA.PRESENTAR ESTE ACTO LITERARIO TAMBIÉN ME RESULTÓ UN HONOR.

PERO EL MAYOR PRIVILEGIO FUE SIN DUDA, PARTICIPAR EN EL EMOTIVO Y

FRATERNAL HOMENAJE A TAN ENTRAÑABLE PERSONA Y ADMIRADA POETI-SA, JUNTO A MIS COMPAÑEROS Y COLEGAS DE LA AGRUPACIÓN Y

REVISTA LITERARIA 'EL PICUDO BLANCO', COMO SE APRECIA EN LAFOTO. CON SONRISAS DE SATISFACCIÓN Y UN BELLO RAMO DE FLORES ENTUS MANOS, CULMINAMOS TU MERECIDO HOMENAJE, CONCHITA. EN NOM-BRE DE TODOS NOSOTROS, GRACIAS. GRACIAS POR TUS AMISTAD, CREATI-VIDAD, ENTREGA, ESFUERZO Y DEDICACIÓN EN EL MUNDO LITERARIO. TEDESEAMOS LO MEJOR: LARGA VIDA, FECUNDA OBRA, BUENA SALUD Y

PERENNE AMISTAD. ÉXITO, SUERTE Y ÁNIMO.

Palabras de Josep Esteve Rico Sogorb hacia Conchita Rivera

Josep Manel sánchez

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