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“EL SEÑOR DE ASPE Y TORRIJOS” D. Vicente Isabel Osorio de Moscoso. XVI duque de Maqueda Francisco de Goya y Lucientes. 1786-1787. Museo Banco de España

El Señor de Aspe y Torrijos

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“EL SEÑOR DE ASPE Y TORRIJOS”

D. Vicente Isabel Osorio de Moscoso. XVI duque de Maqueda Francisco de Goya y Lucientes. 1786-1787. Museo Banco de España

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Esbozamos una breve semblanza de su Señor, don don don don Vicente IVicente IVicente IVicente Isabel sabel sabel sabel Osorio de Moscoso y Osorio de Moscoso y Osorio de Moscoso y Osorio de Moscoso y ÁÁÁÁlvarez de Toledo Guzmlvarez de Toledo Guzmlvarez de Toledo Guzmlvarez de Toledo Guzmáááán y Gonzagan y Gonzagan y Gonzagan y Gonzaga, que tan relevante papel va a desempeñar en el mencionado conflicto. Nació en Madrid el 19 de noviembre de 1777. Era hijo primogénito de don Vicente Joaquín Osorio de Moscoso Fernández de Córdoba y de la Cerda, XV duque de Maqueda... y de doña Mª Ignacia Álvarez de Toledo y Gonzaga, hija de don Antonio Álvarez de Toledo, X marqués de Villafranca del Bierzo, Caballero del Toisón de Oro. Reunió los siguientes títulos nobiliarios: XVI duqueduqueduqueduque de Maqueda, XV de Sessa, XIII de Soma, XI de Baena, VII de Atrisco, IX de Sanlúcar la Mayor, VIII de Medina de las Torres, de Santángelo (Dos Sicilias), de Andría (Dos Sicilias), de Terranova y Torremayor; XVI marquésmarquésmarquésmarqués de Astorga, VIII de Leganés, X de Velada, XVII de Elche, IX de San Román, XI de Almazán, XI de Pozas, VII de Morata de la Vega. VII de Monasterio, VII de Mairena, XIII de Ayamonte y XI de Villamanrique; XII condecondecondeconde de Altamira, XVII de Trastámara, XVI de Monteagudo, XIX de Palamós, XI de Lodosa, IX de Arzarcóllar, XVIII de Santa Marta, XVIII de Villalobos, XVII de Nieva, X de Saltés, de Chantada, de Villacís, de Avellino, de Trivento; XVI vizcondevizcondevizcondevizconde de Iznájar, barbarbarbaróóóónnnn de Belpuig, de Liñola, de Calonge y de Olivito; prprprprííííncipencipencipencipe de Aracena, de Maratea, de Jaffa y de Venosa; señor de Monzón, de Jaffa, de Aspe... ““““SeSeSeSeññññor de Torrijosor de Torrijosor de Torrijosor de Torrijos””””; título, este último, que aunque incluido en el Ducado de Maqueda, solía conocérsele por el especial cariño que prodigó a su villa preferida y por residir largas temporadas en su palacio de la Plaza del Mercado. Desde muy joven vive en la Corte, junto a su padre, a la sazón Caballerizo Mayor de Carlos IV, Gentil Hombre de la Cámara Real y miembro del Consejo de Estado.

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En 1798, contrajo matrimonio con doña Mª del Carmen Ponce de León y Carvajal, Dávila y Gonzaga, hija y heredera de don Antonio María Ponce de León y Dávila, III marqués de Montemar, VIII marqués de Castromonte, conde de Valhermoso, de Garcíez y de Cantillana. La carrera de don Vicente Isabel en la Corte comienza, precisamente, en 1803, cuando sucede a su progenitor en el cargo de Caballerizo Mayor de Carlos IV. Tras el Motín de Aranjuez, no dudó en apoyar a Fernando VII, quien le confirmará en tal dignidad, oficio que desempeñará hasta 1822. Y el nuevo monarca le dispensará, entre otros, los honores de Gentil Hombre de Cámara y Alférez Mayor de Madrid. Y en condición de tal cargo y distinción, obedeciendo las órdenes de su rey, fue quien procedió a la infamante entrega de la espada que perteneció a Francisco I – la famosa espada de la batalla de Pavía – al general Murat como prueba de “amistad” a Napoleón Bonaparte. Fue colaborador del anciano conde de Floridablanca y partícipe de su política de reformismo moderado. Don Vicente Isabel fue conocido por el apodo popular de “el Rey Chico” que hacía alusión, por una parte, a su gran poder e influencia en la Corte y, por otro, a su pequeña estatura. El genial pintor de Fuendetodos, Francisco de Goya, utiliza una vez más uno de sus recurrentes rasgos humorísticos al retratar al duque de Maqueda sentado en un sillón de su despacho, en actitud forzada, al doblar su codo izquierdo sobre la mesa y deslizarse sobre el sillón para alcanzar con la punta de sus chapines el suelo de la estancia. Tras el levantamiento madrileño del 2 de Mayo decidió integrase en la Junta Central que su protector, el estadista murciano, había configurado en Aranjuez. El 1 de octubre de 1808, Floridablanca es elegido Presidente de la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino; don Vicente Isabel, Vicepresidente y el

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poeta Quintana, Secretario. Y así lo constata el número XXXV del diario “La Gaceta de Madrid”, del martes 18 de octubre, en sus páginas 1.304 y 1.305. Pero la longevidad, achaques y enfermedades del Presidente, hacen que el duque de Maqueda ejerza “de facto” la Presidencia de dicha Junta. La nueva ofensiva francesa iniciada con la citada victoria de Gamonal (10 de noviembre de 1808), la caída y saqueo de Burgos y el rápido avance de las tropas de Napoleón hacia Madrid, obliga a la Junta a huir a Madrid. Sus miembros se dirigen a Toledo y desde la Ciudad Imperial, a Torrijos, donde pernoctan en el palacio de don Vicente Isabel, para seguir la ruta del Camino Real de Extremadura; aunque, al llegar a tierra de Badajoz, don Vicente Isabel, en calidad de Presidente Interino, propone dirigirse a la ciudad de Sevilla, más segura, con mayores posibilidades defensivas y económicas. La muerte de Moñino, poco después de su llegada a Sevilla le convierte en Presidente Interino, hasta su nombramiento definitivo por la asamblea de la Junta Central, celebrada en dicha ciudad el 1 de mayo de 1809. Su labor al cargo de la Junta fue complicada y, a la vez, polémica. Encontró muchas dificultades en la dirección de la misma. Don Vicente Isabel era un hombre partidario del reformismo moderado que compartía con Floridablanca; pero hubo de contemporizar con las presiones revolucionarias de las Juntas Provinciales y con el conservadurismo y defensa del absolutismo a ultranza de los defensores del Antiguo Régimen. Y en la búsqueda de un equilibrio imposible, su gestión significó un fracaso político sin paliativos. Y si a dichos problemas de fondo le añadimos los desastres de las operaciones militares patrocinadas por la Junta, entre ellas la batalla de Ocaña, el descrédito de la Junta y de su Presidente hicieron insostenible su supervivencia. La

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Junta se vio en la necesidad de marcharse de Sevilla y establecerse en Cádiz. Apenas dos meses más tarde de su llegada, la actitud hostil de la población gaditana, obligó a la dimisión de don Vicente Isabel y de los miembros de la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, siendo sustituida el 29 de enero de 1810 por el Consejo Supremo de Regencia, presidido por el obispo de Orense don Pedro Quevedo y Quintano... Su amarga retirada de la política activa se verá compensada, en marzo de 1813, con el acceso a la Presidencia del Consejo Supremo de Regencia de su buen amigo don Luís María de Borbón y Villábriga, arzobispo de Toledo y tío de Fernando VII. El regreso de “El Deseado” supuso para el duque de Maqueda la recuperación de todos sus honores y cargos cortesanos. Su habilidad y anteriores experiencias políticas le convirtieron en un verdadero “superviviente” de las represalias llevadas a cabo contra los liberales por “el más nefasto de nuestros monarcas” en la denominada “Década Ominosa”. Superó, asimismo, dos años del “Trienio Liberal”; pero, a finales de 1822, solicitó al rey la exención de su cargo de Caballerizo Mayor y, poco a poco, se fue desvinculando de los oficios cortesanos, encargándose más directamente del gobierno de sus inmensos Señoríos. Fallecerá en Madrid, el 31 de agosto de 1837, durante la Regencia de doña María Cristina de Borbón, quince días después del famoso “Motín de la Granja”, que supondría la reinstauración de la Constitución de 1812.

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