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1 III Actualidad Gubernamental N° 61 - Noviembre 2013 El Test de competencia: pautas jurídicas para dirimir conflictos de competencia en las instancias del Gobierno nacional, regional y local III Informes Especiales Descentralización: Gobiernos Regionales y Locales Área Autor : Carlos Acosta Olivo* Título : El Test de competencia: pautas jurídicas para dirimir conflictos de competencia en las instancias del Gobierno nacional, regional y local Fuente : Actualidad Gubernamental, Nº 61 - No- viembre 2013 Ficha Técnica 1. Introducción 2. La competencia 3. El Test de competencia 4. Conclusiones Sumario 1. Introducción En un Estado descentralizado como el peruano –integrado por regiones, depar- tamentos, provincias, distritos y centros poblados, en cuyas circunscripciones se constituye y organiza el Estado y gobierno a nivel nacional, regional y local, conforme a sus competencias y autonomía propias, pre- servando la unidad e integridad del Estado y la nación 1 los distintos niveles de gobierno deben apuntar hacia similares objetivos 2 . Para ello, la determinación de las com- petencias o límites de las competencias de los distintos órganos constitucionales, como el caso de Ley de Bases de la Des- centralización (LBD), sirve como base legal para dictar los parámetros que evalúen la constitucionalidad o inconstitucionalidad * Maestrista en mención de Derecho de la Empresa de la Unidad de Postgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Egresado de la Facultad de Derecho de la misma Casa de Estudios. Asistente legal del Área de Derecho de Seguros y Derecho Marítimo del Estudio Torres, Carpio, Porto- carrero & Richter. Miembro del Círculo Financiero Corporativo. 1 Artículo 7° de la Ley de Bases de la Descentralización, Ley N° 27783. 2 Expediente N° 0041-2004-AI, Fundamento 10. de las ordenanzas regionales u municipa- les en caso de conflictos. La opción adoptada por la Constitución peruana al asumir la forma de Estado propia del Estado unitario y descentra- lizado, a través del establecimiento de Gobiernos regionales y locales dotados de autonomía, no solo incide en lo que es propio a la organización territorial del poder estatal, sino que se proyecta en el sistema de fuentes del derecho, plantean- do la necesidad de establecer la forma como estas deben articularse. De tal modo que al cuestionarse deter- minadas ordenanzas regionales o munici- pales, los problemas que detrás de dicha impugnación subyacen son inherentes al proceso progresivo de descentralización, por medio de la regionalización, en la que se encuentra el país, y que se encuentra consagrado en la Constitución. En estos «casos en los cuales deba definirse competencias o atribuciones que cuenten con desarrollo constitucional, pero que generen confusión al momento de interpretar y definir titularidad, sobre todo cuando, por la natura- leza de los órganos y funciones, se reconozcan competencias compartidas 3 » –como es el caso de los Gobiernos nacionales, regiona- les y locales–, el análisis de competencia deberá superar el denominado Test de la competencia. Tema que trataremos en las siguientes líneas, con la finalidad de poder aclarar el punto de vista constitucional para la determinación de competencias entre los distintos niveles de gobierno. 2. La competencia Para empezar es importante conocer el concepto de competencia, sobre el cual el Tribunal Constitucional se pronuncia 3 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC, acumulados. diciendo que «deviene en la atribución de autoridad otorgada para generar una mani- festación de poder. Su otorgamiento no solo comprende el ejercicio de disposición, sino también el límite de su uso como potestad. En ese contexto, el Estado, a través de uno de sus órganos u organismos constitucionales puede manifestar válidamente, fruto de una competencia imperativa o discrecional –según lo dispongan la Constitución o las normas del bloque de constitucionalidad–, su voluntad política». Ahora bien, en virtud del conflicto de estas competencias, como señalamos antes el Tribunal Constitucional deberá em- plear el denominado Test de competencia. 3. El Test de competencia El Tribunal Constitucional define al Test de competencia como el «(...) método me- diante el cual el Tribunal analiza las materias asignadas a los sujetos constitucionales en conflicto bajo los parámetros de actuación desarrollados, según se trate del ejercicio de competencias, sean estas exclusivas 4 , compartidas 5 o delegables 6 » 7 . Para determinar ello se deben tomar en consideración las normas que establecen las competencias de los Gobiernos regio- nales, y en general, organizan y desarro- llan el proceso de descentralización. Así, la LBD y la Ley Orgánica de Gobiernos Regio- nales (LOGR) son las normas interpuestas que delimitan formal y materialmente la 4 Son aquellas cuyo ejercicio corresponde de manera exclusiva y exclu- yente a cada nivel de gobierno conforme a la Constitución y la ley. 5 Son aquellas en las que intervienen dos o más niveles de gobierno, que comparten fases sucesivas de los procesos impli- cados. La ley indica la función específica y responsabilidad que corresponde a cada nivel. 6 Son aquellas que un nivel de gobierno delega a otro de distinto nivel, de mutuo acuerdo y conforme al procedimiento establecido en la ley, quedando el primero obligado a abstenerse de tomar decisiones sobre la materia o función delegada. La entidad que delega mantiene la titularidad de la competencia, y la entidad que la recibe ejerce la misma durante el periodo de la delegación. 7 Expediente N° 0013-2003-CC/TC.

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Área Descentralización: Gobiernos Regionales y Locales III

1IIIActualidad Gubernamental N° 61 - Noviembre 2013

El Test de competencia: pautas jurídicas para dirimir conflictos de competencia en las instancias del Gobierno nacional, regional y local

III

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les

Descentralización: Gobiernos Regionales

y Locales

Área

Autor : Carlos Acosta Olivo*

Título : El Test de competencia: pautas jurídicas para dirimir conflictos de competencia en las instancias del Gobierno nacional, regional y local

Fuente : Actualidad Gubernamental, Nº 61 - No-viembre 2013

Ficha Técnica

1. Introducción2. La competencia3. El Test de competencia4. Conclusiones

Sumario

1. IntroducciónEn un Estado descentralizado como el peruano –integrado por regiones, depar-tamentos, provincias, distritos y centros poblados, en cuyas circunscripciones se constituye y organiza el Estado y gobierno a nivel nacional, regional y local, conforme a sus competencias y autonomía propias, pre-servando la unidad e integridad del Estado y la nación1– los distintos niveles de gobierno deben apuntar hacia similares objetivos2. Para ello, la determinación de las com-petencias o límites de las competencias de los distintos órganos constitucionales, como el caso de Ley de Bases de la Des-centralización (LBD), sirve como base legal para dictar los parámetros que evalúen la constitucionalidad o inconstitucionalidad

* Maestrista en mención de Derecho de la Empresa de la Unidad de Postgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Egresado de la Facultad de Derecho de la misma Casa de Estudios. Asistente legal del Área de Derecho de Seguros y Derecho Marítimo del Estudio Torres, Carpio, Porto-carrero & Richter. Miembro del Círculo Financiero Corporativo.

1 Artículo 7° de la Ley de Bases de la Descentralización, Ley N° 27783.

2 Expediente N° 0041-2004-AI, Fundamento 10.

de las ordenanzas regionales u municipa-les en caso de conflictos.La opción adoptada por la Constitución peruana al asumir la forma de Estado propia del Estado unitario y descentra-lizado, a través del establecimiento de Gobiernos regionales y locales dotados de autonomía, no solo incide en lo que es propio a la organización territorial del poder estatal, sino que se proyecta en el sistema de fuentes del derecho, plantean-do la necesidad de establecer la forma como estas deben articularse.De tal modo que al cuestionarse deter-minadas ordenanzas regionales o munici-pales, los problemas que detrás de dicha impugnación subyacen son inherentes al proceso progresivo de descentralización, por medio de la regionalización, en la que se encuentra el país, y que se encuentra consagrado en la Constitución.En estos «casos en los cuales deba definirse competencias o atribuciones que cuenten con desarrollo constitucional, pero que generen confusión al momento de interpretar y definir titularidad, sobre todo cuando, por la natura-leza de los órganos y funciones, se reconozcan competencias compartidas3» –como es el caso de los Gobiernos nacionales, regiona-les y locales–, el análisis de competencia deberá superar el denominado Test de la competencia. Tema que trataremos en las siguientes líneas, con la finalidad de poder aclarar el punto de vista constitucional para la determinación de competencias entre los distintos niveles de gobierno.

2. La competenciaPara empezar es importante conocer el concepto de competencia, sobre el cual el Tribunal Constitucional se pronuncia 3 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC,

acumulados.

diciendo que «deviene en la atribución de autoridad otorgada para generar una mani-festación de poder. Su otorgamiento no solo comprende el ejercicio de disposición, sino también el límite de su uso como potestad. En ese contexto, el Estado, a través de uno de sus órganos u organismos constitucionales puede manifestar válidamente, fruto de una competencia imperativa o discrecional –según lo dispongan la Constitución o las normas del bloque de constitucionalidad–, su voluntad política». Ahora bien, en virtud del conflicto de estas competencias, como señalamos antes el Tribunal Constitucional deberá em-plear el denominado Test de competencia.

3. El Test de competenciaEl Tribunal Constitucional define al Test de competencia como el «(...) método me-diante el cual el Tribunal analiza las materias asignadas a los sujetos constitucionales en conflicto bajo los parámetros de actuación desarrollados, según se trate del ejercicio de competencias, sean estas exclusivas4, compartidas5 o delegables6»7.Para determinar ello se deben tomar en consideración las normas que establecen las competencias de los Gobiernos regio-nales, y en general, organizan y desarro-llan el proceso de descentralización. Así, la LBD y la Ley Orgánica de Gobiernos Regio-nales (LOGR) son las normas interpuestas que delimitan formal y materialmente la 4 Son aquellas cuyo ejercicio corresponde de manera exclusiva y exclu-

yente a cada nivel de gobierno conforme a la Constitución y la ley.5 Son aquellas en las que intervienen dos o más niveles de

gobierno, que comparten fases sucesivas de los procesos impli-cados. La ley indica la función específica y responsabilidad que corresponde a cada nivel.

6 Son aquellas que un nivel de gobierno delega a otro de distinto nivel, de mutuo acuerdo y conforme al procedimiento establecido en la ley, quedando el primero obligado a abstenerse de tomar decisiones sobre la materia o función delegada. La entidad que delega mantiene la titularidad de la competencia, y la entidad que la recibe ejerce la misma durante el periodo de la delegación.

7 Expediente N° 0013-2003-CC/TC.

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Informes EspecialesIII

Actualidad Gubernamental N° 61 - Noviembre 20132III

autonomía de los Gobiernos regionales. Asimismo, en determinados casos tam-bién deben considerarse otras normas como la Ley Nº 28273, Ley del Sistema de Acreditación de los Gobiernos Regio-nales y Locales (LSAGRL) y, ya dentro del ámbito de la ejecución de tal normativa, es de tenerse en cuenta los planes anuales de transferencia de competencias secto-riales, tales como los emitidos mediante el Decreto Supremo Nº 052-2005-PCM o el Decreto Supremo Nº 036-2007-PCM8.

3.1. Estructura del Test de competenciaEste test está estructurado según determi-nados principios constitucionales. En tal sentido, se debe analizar en primer lugar el principio de unidad, compuesto por el principio de cooperación y lealtad regional, así como por el principio de taxatividad y cláusula de residualidad y el principio de control y tutela. Por su parte, el siguiente principio que estructura el referido test es el principio de competencia, conformado por el principio de competencias y el bloque de constitucionalidad. De la misma manera, otros principios deben ser tomados en consideración como, el principio de efecto útil y poderes implícitos y el principio de progresividad en la asignación de compe-tencias y transferencia de recursos.

a. Principio de unidadDe acuerdo con este principio, el Estado peruano es unitario y descentralizado (artículo 43º de la Constitución), lo cual quiere decir que es un Estado en el cual los Gobiernos regionales y locales no solo tienen autonomía administrativa, sino también económica y, lo que es más importante, autonomía política. Esta última se traduce, de un lado, en la elección de sus órganos por sufragio directo (artículo 191º de la Constitución), y, de otro, en la capacidad de dictar normas con rango de ley (artículo 192.6° y 200°. 4 de la Constitución)9.

Un análisis conjunto de las referidas disposi-ciones permite sostener que el Estado peruano no es “unitario descentralizado”, sino “unita-rio y descentralizado”. La diferencia entre uno y otro caso no es un simple juego de palabras. Encierra profundas diferencias en lo que a la distribución horizontal del poder respecta.Un Estado “unitario descentralizado” es mera-mente un Estado unitario complejo, es decir, aquel en el que la descentralización solamente se presenta en un ámbito administrativo, más no en un ámbito político. En dichos Estados, las entidades descentralizadas no gozan de verdadera autonomía, pues si bien tienen importantes potestades reglamentarias y ejecutivas, estas, finalmente, reducen su cometido a la ejecución de las leyes estatales10.

Asimismo, de este principio derivan 3 principios más que explicaremos a conti-nuación:

8 Exp. Nº 0001-2012-PI/TC.9 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.10 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC,

acumulados.

a.1. Principio de cooperación, y leal-tad nacional y regional

Este principio implica que el carácter des-centralizado del Estado peruano no es in-compatible con la configuración de Estado unitario, toda vez que si bien ella supone el establecimiento de órganos de poder territorialmente delimitados, a los cuales se les dota de autonomía política, económica y administrativa, su ejercicio debe realizarse dentro del marco constitucional y legal que regula el reparto competencial de los Gobiernos regionales y municipales.En consecuencia, de este principio se derivan, a su vez, deberes concretos tanto para el Gobierno nacional así como para los Gobiernos regionales. Así, el Gobierno nacional debe observar el principio de lealtad regional, lo que implica su coope-ración y colaboración con los Gobiernos regionales. Del mismo modo, los Gobier-nos regionales deben cumplir el principio de lealtad nacional, en la medida en que no pueden afectar, a través de sus actos normativos, fines estatales; por ello no pueden dictar normas que se encuentren en contradicción con los intereses nacio-nales que se derivan de la Constitución11.

En tal medida, los Gobiernos regionales, al tener un deber de cooperación leal, o de lealtad regional, en la consecución de los fines estatales, no pueden dictar normas que se encuentren en contradicción con los intereses nacionales. Asimismo, tienen la obligación de facilitar el cumplimiento de la misión constitucionalmente asignada al Gobierno nacional así como a los Gobiernos municipales. También la de abstenerse de realizar toda medida que pueda compro-meter o poner en peligro el cumplimiento de los fines constitucionalmente asignados a tales instancias de poder estatal y vecinal12.

a.2. Principio de taxatividad y cláu-sula de residualidad

Si bien es cierto que la cláusula de residua-lidad no está expresamente reconocida en la Constitución, sí es posible que se entienda reconocida tácitamente en el artículo 192.10°. Por tanto, las compe-tencias regionales solo serán aquellas que explícitamente estén consagradas en la Constitución y en las leyes de desarro-llo de descentralización, de modo que lo que no esté señalado en ellas, será de competencia exclusiva del Gobierno central. Los Gobiernos regionales, por tanto, no tienen más competencias que las que la Constitución y las leyes orgá-nicas les hayan concedido. De ahí que se encuentren sometidos al principio de taxatividad, y que las competencias que no les han sido conferidas expresamente correspondan al Gobierno nacional (cláu-sula de residualidad)13.

11 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.12 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC,

acumulados.13 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.

La regionalización, así, es incompatible con la autarquía y con el principio de autode-terminación. Estos últimos presuponen la desintegración de la unidad político-estatal, en tanto que la regionalización su fortaleci-miento, dentro de una forma de organización democrática del poder estatal. (...)En ese sentido, la regionalización supone el establecimiento de una estructura de gobier-no y administración, a la cual se le dota de autonomía, para el ejercicio de determinadas competencias previamente asignadas por la Constitución y las leyes de desarrollo consti-tucional, en los ámbitos político, económico y administrativo14.

a.3. Principio de control y tutelaLa exigencia que proyecta este principio consiste en que los Gobiernos regionales y locales están sujetos a instancias de control y tutela por parte de órganos nacionales competentes. Tal principio, que se en-cuentra recogido en el artículo 199º de la Constitución, señala que los Gobiernos regionales y locales son fiscalizados por sus propios órganos de control y por los organismos que tengan tal atribución por mandato constitucional o legal, y están sujetos al control y supervisión de la Contraloría General de la República, la que organiza un sistema de control descentralizado y permanente; pero también a un sistema de control interno15.

En virtud del principio sub examine, los Gobiernos regionales (y, desde luego, tam-bién los locales) se encuentran sometidos a supervisión directa y permanente por órga-nos del Gobierno nacional. Principio que se explica por la función de la Constitución de integrar, tanto a nivel social como jurídico. La integración exige que el ordenamiento jurídico regional se articule armónicamente con el ordenamiento constitucional y legal.Tal principio de control, sin embargo, no debe entenderse solo en el sentido de que los únicos autorizados para realizar el control sean los órganos estatales competentes. Conforme al principio democrático, que transversalmente informa al proceso de des-centralización mediante la regionalización, el artículo 8.3° de la LOGR, ha establecido que:«La administración pública regional está orientada bajo un sistema moderno de gestión y sometida a una evaluación de des-empeño. Los gobiernos locales incorporarán a sus programadas de acción mecanismos concretos para la rendición de cuentas a la ciudadanía sobre los avances, logros, dificultades y perspectivas de su gestión. La Audiencia Pública será una de ellas. Los titula-res de la administración pública regional son gestores de los intereses de la colectividad y están sometidos a las responsabilidades que la ley establezca»16.

b. Principio de competenciaEl principio de competencia está estructu-rado, a criterio del Tribunal Constitucional, por los siguientes principios:

14 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC, acumulados.

15 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.16 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC,

acumulados.

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b.1. Distribución de competenciasEn el Estado unitario y descentralizado regional, la potestad normativa está distribuida entre órganos nacionales y regionales, además de los locales. La autonomía político-normativa de los Gobiernos regionales conlleva la facultad de crear Derecho y no solo de ejecutarlo. Precisamente por ello, el Estado debe concebirse como un Estado “unitario y descentralizado”; es decir, como aquel en el que la descentralización, al alcanzar una manifestación político-normativa, fundada en el principio constitucional de la autonomía, prevista en los artículos 191º y 194º de la Constitución, acepta la coexistencia de subsistemas normativos (nacional, regional y local). La creación de Gobiernos regionales con competencias normativas comporta la introducción de tantos subsistemas normativos como Gobiernos regionales existan al interior del ordenamiento jurídico peruano. Pero la articulación de las fuentes en un ordenamiento de tal naturaleza no puede efectuarse exclusivamente bajo los alcances del principio de jerarquía, sino conforme al principio de competencia. En efecto, dado que las ordenanzas regionales son normas con rango de ley (artículo 200.4 de la Constitución), no se encuentran jerárquicamente subordinadas a las leyes nacionales del Estado, por lo que para explicar su relación con estas no hay que acudir al principio de jerarquía, sino al principio de competencia, pues tienen un ámbito normativo competencial distinto17.

De tal modo que nos encontramos ante ordenanzas regionales del mismo rango que una ley del Congreso, lo cual no supone que la norma posterior y especial —ordenanza— prime sobre la ley nacional, por cuanto en un modelo jurídico de Estado Unitario, pero descentralizado, no es, en primera instancia, el principio de jerarquía kelseniano, sino el principio jurídico de competencia el que sus-tenta y ordena la resolución de los conflictos entre normas jurídicas del mismo rango legal.Así las cosas, sin perjuicio de la autonomía normativa de los Gobiernos regionales, sus ordenanzas no solo se encuentran limitadas territorialmente (solo resultan aplicables en la respectiva circunscripción territorial del Gobierno regional), sino que su validez se encuentra supeditada a su compatibilidad con la Constitución y las normas legales que, para tales efectos, integren el bloque de constitucionalidad18.

b.2. El bloque de constitucionalidad de las ordenanzas regionales

En el bloque de constitucionalidad de las ordenanzas regionales cuentan tanto las leyes orgánicas que desarrollan el régimen constitucional de los Gobiernos regionales como también aquellas otras leyes que tengan relación con esta materia.

17 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.18 Expedientes N° 0020-2005-AI/TC y N° 0021-2005-AI/TC,

acumulados.

b.2.1. La integración en el bloque de las leyes orgánicas

Las leyes orgánicas encargadas de deter-minar las competencias de los Gobiernos regionales son la LBD y la LOGR. Dichas competencias, de conformidad con el artículo 13º de la referida ley, pueden ser exclusivas, compartidas o delegadas. En tanto las competencias compartidas dan lugar a funciones específicas que cada uno de los niveles de gobierno debe llevar a cabo, tales funciones, en el caso de los Gobiernos regionales, han sido recogidas en su respectiva ley orgánica; específicamente en sus artículos 47.º a 64.º De este modo, la validez de las or-denanzas regionales se encuentra sujeta al respeto del marco normativo establecido tanto en la LBD como la LOGR, por lo que forman parte del parámetro de control.

b.2.2. La integración en el bloque de otras normas legales

Lo anterior no significa que allí se agoten las normas que pueden conformar el bloque de constitucionalidad. La aper-tura de este a otras normas, sean estas leyes orgánicas o simples leyes estatales o decretos legislativos, depende del tipo de materias que hayan sido reguladas por una ordenanza regional y, particularmen-te, de la clase de competencia (exclusiva, compartida o delegable) de que se trate. Existe, por tanto, un parámetro “natural” de control de constitucionalidad de las ordenanzas regionales, que se encuentra integrado por la Constitución, la LBD y la LOGR; pero también, tratándose de la regulación de determinadas materias, el bloque de constitucionalidad puede estar conformado, adicionalmente, por otras leyes nacionales. En estos casos, dichas normas forman parte de lo que podría denominarse un parámetro “eventual” de constitucionalidad19.

c. Principio del efecto útil y poderes implícitos

A juicio del Tribunal Constitucional, cada vez que una norma (constitucional o legal) confiere una competencia a los Gobiernos regionales, debe entenderse que esta contiene normas implícitas de subcompetencia para reglamentar la norma legal, sin las cuales el ejercicio de la competencia conferida a los Gobiernos regionales carecería de eficacia práctica o utilidad. El principio del efecto útil, así, pretende flexibilizar la rigidez del principio de taxatividad, de modo que la predeterminación difusa en torno a los alcances de una competencia por la ley orgánica o la Constitución no termine por entorpecer un proceso que, en principio, se ha previsto como progresivo y orde-nado conforme a criterios que permitan una adecuada asignación de competencias (artículo 188º de la Constitución). Así, el principio de taxatividad de competencias no es incompatible con el reconocimiento 19 Expediente N° 0031-2005-PI/TC

de que los Gobiernos regionales también pueden realizar aquellas competencias reglamentarias no previstas legal ni consti-tucionalmente, pero que sin embargo son consustanciales al ejercicio de las previstas expresamente (poderes implícitos), o constituyan una directa manifestación y exteriorización de los principios que rigen a los Gobiernos regionales dentro de un Estado unitario y descentralizado20.

d. Principio de progresividad en la asignación de competencias y transferencia de recursos

El proceso de descentralización del poder estatal mediante el establecimiento de las regiones y sus Gobiernos regionales no es un acto acabado o definitivo, pues se realiza por etapas, conforme dispone el artículo 188º de la Constitución. En con-secuencia, la asignación de competencias a los Gobiernos regionales, así como la de sus recursos, es un proceso abierto que la Constitución ha querido asegurar, entre otros medios, al establecer solo de manera enunciativa las competencias de los Gobiernos regionales, y dejar que esta tarea se complemente y amplíe mediante la incorporación de nuevas competencias por medio de la reserva de ley orgánica prevista en el artículo 192.10° de la Constitución o, incluso, mediante acuerdo entre el Gobierno nacional y los Gobiernos regionales, tratándose de competencias delegadas. Por consiguiente, sobre el legislador nacional pesa un mandato constitucional que lo obliga a no adoptar medidas regresivas que posterguen el proceso de regionalización o dificulten irrazonablemente la asignación adecuada de competencias y transferencia de recur-sos del Gobierno nacional a los Gobiernos regionales y locales, conforme enuncia el artículo 188º de la Constitución; en la medida, claro está, de que exista dispo-nibilidad presupuestal y de gasto público para tales efectos (Undécima Disposición Final y Transitoria de la Constitución)21.

4. ConclusionesEn este sentido, al existir dos gobiernos que han expedido determinadas normas, para lo cual ambos se creen competentes, la validez o invalidez constitucional de dichas normas, de conformidad con los principios de supremacía constitucional y taxatividad, se encuentra supeditada a que la Constitución, la LBD o la LOGR le hayan conferido a los Gobiernos regiona-les dicha competencia, y, en tal supuesto, a que se haya desarrollado en armonía con las políticas nacionales sobre la materia.En caso no hubiese base legal al respecto, en ninguno de estos instrumentos para determinar quién asume la competencia por el principio de residualidad la compe-tencia debe entenderse como propia del Gobierno nacional.20 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.21 Expediente N° 0031-2005-PI/TC.