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3 EL VICUS ROMANO 25 l patrimonio arqueológico romano vigués que ahora “se rebela” sorprende, en efec- to, por lo reciente de los descubrimientos —fruto de la emergencia y consolidación de la arqueología urbana viguesa desde 1992 en ade- lante— pero especialmente por la cantidad/ca- lidad de los restos aparecidos, ciertamente in- esperados en un lugar donde infelizmente aún perdura el viejo tópico establecido por Murguía de que la ciudad es moderna, desprovista de un auténtico y genuino pasado histórico antiguo del que se pueda jactar. Por otra parte, Vigo care- ce de menciones directas (y prácticamente tam- bién de indirectas) en las fuentes literarias an- tiguas, con lo cual el único modo de acceder al conocimiento de su Historia Antigua le corres- ponde a las fuentes arqueológicas. No sin cier- tos problemas, éstas han asumido el protagonis- mo que merecen dando lugar a lo que, sin duda, podría calificarse como una de las aportaciones mas novedosas e interesantes producidas en los últimos tiempos sobre la Galicia romana. Toda esta serie de excavaciones implica la in- corporación de una nueva generación de arqueó- logos (casi todos de perfil profesional, bien sean autónomos o integrados en empresas) así como la aportación de un inmenso caudal de informa- ción arqueológica que, dado el carácter de urgen- cia de las excavaciones y lo reciente de su reali- zación, aún se encuentra en proceso de análisis y valoración. De hecho, los estudios y memorias de la mayoría de ellas aún no han sido publicados, lo cual no obsta para que algunas síntesis recien- tes —por ejemplo Carballo Arceo y otros (1998), Hidalgo y Viñas (1998), Peña Santos (1999) o Pé- rez Losada (2002)— puedan recoger algunos de sus resultados aunque sea de modo muy parcial y preliminar. Fermín PÉREZ LOSADA El vicus romano E “LA REBELIÓN DEL VICUSES EL TÍTULO DE UN ARTÍCULO PERIODÍSTICO MUY RECIENTE (2005) RELATIVO A LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS ROMANOS APARECIDOS EN VIGO. EL TITULAR RESULTA SUGERENTE Y SIGNIFICATIVO NO TANTO PORQUE CONSTATE LA EXISTENCIA DE UN ASENTAMIENTO ROMANO BAJO PARTE DE LA ACTUAL CIUDAD ALGO INTUIDO YA DESDE MEDIADOS DEL SIGLO XIXSINO PORQUE DENOTA LA EXCEPCIONAL IMPORTANCIA QUE TUVO DICHO ENCLAVE EN ÉPOCA ROMANA, IMPORTANCIA OBSTINADAMENTE EXPRESADA A TRAVÉS DE SUS VESTIGIOS MATERIALES. La rebelión del vicus

El vicus romano

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Pérez Losada, F. (2007): “El vicus romano”, en Historia de Vigo, Ediciones Nobel-Faro de Vigo, Fascículo 3, Vigo, Dep. Legal NA-494/2007, pp. 25-36.

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EL VICUS ROMANO 25

l patrimonio arqueológico romano vigués que ahora “se rebela” sorprende, en efec-to, por lo reciente de los descubrimientos

—fruto de la emergencia y consolidación de la arqueología urbana viguesa desde 1992 en ade-lante— pero especialmente por la cantidad/ca-lidad de los restos aparecidos, ciertamente in-esperados en un lugar donde infelizmente aún perdura el viejo tópico establecido por Murguía de que la ciudad es moderna, desprovista de un auténtico y genuino pasado histórico antiguo del que se pueda jactar. Por otra parte, Vigo care-ce de menciones directas (y prácticamente tam-bién de indirectas) en las fuentes literarias an-tiguas, con lo cual el único modo de acceder al conocimiento de su Historia Antigua le corres-ponde a las fuentes arqueológicas. No sin cier-tos problemas, éstas han asumido el protagonis-mo que merecen dando lugar a lo que, sin duda,

podría calificarse como una de las aportaciones mas novedosas e interesantes producidas en los últimos tiempos sobre la Galicia romana.

Toda esta serie de excavaciones implica la in-corporación de una nueva generación de arqueó-logos (casi todos de perfil profesional, bien sean autónomos o integrados en empresas) así como la aportación de un inmenso caudal de informa-ción arqueológica que, dado el carácter de urgen-cia de las excavaciones y lo reciente de su reali-zación, aún se encuentra en proceso de análisis y valoración. De hecho, los estudios y memorias de la mayoría de ellas aún no han sido publicados, lo cual no obsta para que algunas síntesis recien-tes —por ejemplo Carballo Arceo y otros (1998), Hidalgo y Viñas (1998), Peña Santos (1999) o Pé-rez Losada (2002)— puedan recoger algunos de sus resultados aunque sea de modo muy parcial y preliminar.

Fermín PÉREZ LOSADA

El vicus romano

E

“LA REBELIÓN DEL VICUS” ES EL TÍTULO DE UN ARTÍCULO PERIODÍSTICO

MUY RECIENTE (2005) RELATIVO A LOS VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS

ROMANOS APARECIDOS EN VIGO. EL TITULAR RESULTA SUGERENTE

Y SIGNIFICATIVO NO TANTO PORQUE CONSTATE LA EXISTENCIA

DE UN ASENTAMIENTO ROMANO BAJO PARTE DE LA ACTUAL CIUDAD

—ALGO INTUIDO YA DESDE MEDIADOS DEL SIGLO XIX—SINO PORQUE DENOTA LA EXCEPCIONAL IMPORTANCIA

QUE TUVO DICHO ENCLAVE EN ÉPOCA ROMANA,IMPORTANCIA OBSTINADAMENTE EXPRESADA A TRAVÉS

DE SUS VESTIGIOS MATERIALES.

La rebelión del vicus

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HISTORIA DE VIGO26

AGUSTÍN CEÁN BERMÚDEZ.

pesar de la autoridad de Murguía, autores previos, coetáneos y posteriores se atrevieron a postular una presunta

antigüedad para Vigo, bien sea identificando aquí la ciudad de Lambriaca citada por Pomponio Mela (Huerta y Vega, Martínez Padín) o bien localizando en Vigo la mansión Vico Spacorum de la vía XX del Itinerario de Antonino, opinión defendida por la inmensa mayoría de los eruditos e investigadores desde el s. XVIII hasta la actualidad (Martins Sarmento, Ceán Bermúdez, García de la Riega, Santiago y Gómez, etc.). Pese a su interés, estos trabajos dieciochescos y decimonónicos no dejan de ser meras elucubraciones historiográficas, desprovistas de una base documental o arqueológica seria, a excepción de la obra del historiador Nicolás Taboada y Leal sobre la ciudad de Vigo y su comarca publicada en 1840. La obra de Taboada

UN POCO DE HISTORIA

En los años noventa del siglo XX, gracias a la arqueología urbana, se comienza a delimitar el asentamiento romano de Vigo.

A

supone, en efecto, la primera referencia escrita a la existencia de restos arqueológicos en Vigo, descritos como toda una serie de vestigios de índole habitacional y funeraria —molinos, cerámica, tejas, ladrillos, monedas, muros, hornos, sepulturas, epígrafes— aparecidos en el barrio del Areal o Roupeiro, zona donde localiza la primitiva población viguesa.

Desde finales del s. XIX y durante prácticamente toda la centuria siguiente, esta información arqueológica originaria será poco a poco complementada con breves noticias de nuevos hallazgos, noticias recogidas, entre otros, por Casto Sampedro y Folgar y Avelino Rodríguez Elías en la primera mitad de siglo y por José María Álvarez Blázquez o Pedro Díaz Álvarez durante la segunda. Los nuevos vestigios arqueológicos descubiertos ya no se circunscriben exclusivamente a la zona del Areal, ampliándose la presencia de restos romanos a otros puntos urbanos tanto de dominio terrestre —calles Gamboa/Carral, antigua playa deS. Francisco (Colegio Público Picacho), calle Marqués de Valterra cruce con Juan Ramón Jiménez— como de dominio marítimo —Dársenas nº 1, 2 y del Náutico del puerto vigués—. De entre todos estos descubrimientos destaca especialmente el hallazgo en 1953 del conocido conjunto de 30 epígrafes romanos aparecidos en la confluencia de las calles Pontevedra y Hospital,

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EL VICUS ROMANO 27

NICOLÁS TABOADA Y LEAL.

un descubrimiento realmente excepcional (en su momento constituyó el mayor conjunto de epigrafía romana de Galicia) que fue presentado en público casi de inmediato (curiosamente ese mismo año, tan sólo tres meses después, se celebraba en Vigo el III Congreso Nacional de Arqueología) y que mereció además varios e importantes estudios monográficos posteriores. En suma, hasta la década de los noventa la existencia de un asentamiento romano en el subsuelo de parte de la actual ciudad olívica no era más que un deslabazado conjunto de pequeñas y difusas referencias arqueológicas, difícilmente interpretable de modo global tal como demuestran algunas encomiables tentativas de síntesis —por ejemplo, las de Acuña Castroviejo (1979), Álvarez Blázquez (1980) o Hidalgo Cuñarro (1986)— publicadas por aquellas fechas.

Situación actual de la arqueología urbana viguesaEl panorama cambia radicalmente a partir de los años noventa gracias a la emergencia y desarrollo de la arqueología urbana, hasta el momento (en especial durante los años ochenta) restringida casi exclusivamente a las excavaciones en el Castro de Vigo. Este cambio tiene mucho que ver con la reestructuración general de la actividad arqueológica que se produce en estos años, primero a nivel de la

Administración Autonómica y después de la Municipal, creándose así un Departamento de Patrimonio Histórico municipal y un catálogo de yacimientos arqueológicos que, junto con la normativa de protección incorporada en el Plan General de Ordenación urbana de 1993, determinan un crecimiento exponencial de las intervenciones arqueológicas en la ciudad, que pasan de una media de menos de 5 anuales en los primeros años noventa a alrededor de 30 en los primeros años dosmil. Es verdad que la mayoría de estas intervenciones consisten en prospecciones, controles de obra o sondeos y no en escavaciones propiamente dichas, lo cual no obsta para que estas últimas también se hayan incrementado considerablemente.

Evidentemente, no todas estas intervenciones resultan positivas a la hora de localizar construcciones o materiales romanos, aunque también las negativas tienen su valor al ayudar a delimitar la extensión del asentamiento antiguo. Las principales de entre las positivas, que no son pocas, están resumidas en el siguiente cuadro:

EXCAVACIÓN URBANA VIGUESA RECIENTE EN CURSO DE REALIZACIÓN (CALLE HOSPITAL, N.º 5, AÑO 1995).

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HISTORIA DE VIGO28

AÑO

1991

1992-1993

1993

1994

1994

1995

1995

1995

1997

1997

1997

1998

1998

1998

1998

1998

1998

1998-2000

1999

1999

1999

1999-2000

2000

2000

2000

2001

2002-2003

2002-2003

2002-2004

2004

2005

INTERVENCIÓN

Excavación “Edificio Ferro” (calle Fermín Penzol).

Sondeos calle Hospital.

Control de obra calle Fermín Penzol.

Control de obra calle Laxe.

Excavación “Casa de Arines” (Plaza de Almeida).

Excavación solar calle Hospital nº 5-7.

Excavación solar calle Colón nº 3-5.

Control arqueológico calle Pontevedra.

Excavación solar calle Pontevedra nº 1 esquina calle Hospital(antigua U.E. Rosalía Castro nº 19).

Excavación solar calle Rosalía de Castro nº 25(antigua U.E. Rosalía Castro nº 13).

Sondeos solar calle Pontevedra nº 4.

Excavación solar Calle Pontevedra nº 1 esquinacalle Rosalía de Castro (antigua U.E. Rosalía Castro nº 23).

Excavación solar calle Hospital nº 2 esquina calle Pontevedra(antigua U.E. Rosalía Castro nº 20).

Excavación solar calle Rosalía de Castro nº 32(antigua U.E. Rosalía Castro nº 6).

Control de obra calle Carral.

Excavación solar Plaza Constitución nº 6.

Excavación solar calle Torrecedeira nº 65.

Excavación solar calle Rosalía de Castro nº 21(antigua U.E. Rosalía Castro nº 14).

Excavación solar calle Oliva nº 12 esquina calle Cárcere Vella.

Excavación solar calle Xoanelo nº2.

Sondeos solar Pza. Constitución nº 5.

Excavación en la calle Funil.

Control de obra calle Cesteiros.

Sondeos solar nº 82-84 calle Areal (esquina calle Canceleiro).

Excavación solar calle Victoria nº 13 (Plaza de Compostela).

Excavación Plaza de la Iglesia (Sta. María de Vigo).

Control de obra Túnel de Beiramar.

Sondeos solar calle Oporto nº 14.

Excavación solar Marqués de Valladares nº 43.

Excavación escalinata calle Juan Ramón Jiménez.

Excavación solar calle Rosalía de Castro nº 5(esquina calle Pontevedra).

RESULTADOS

Vestigios de estructuras constructivas; materiales romanos.

Calzada y estructuras constructivas; materiales tardorromanos.

Materiales romanos.

Tégula y ánfora (deposición secundaria).

Tégula (deposición secundaria).

Necrópolis de incineración e inhumación, estructuras (calzada, horno), estanques de salinas, nivel de playa con ánforas. Materiales tardorromanos.

Estructuras habitacionales asociadas a material romano.

Materiales cerámicos y vestigios de estructuras.

Calzada, estructuras constructivas y necrópolis. Materiales tardorromanos.

Necrópolis tardorromana, salinas, nivel de playa con ánforas.

Material cerámico romano, descontextualizado y esporádico.

Fosas en el substrato; materiales romanos.

Calzada y estructuras constructivas. Materiales tardorromanos.

Materiales cerámicos (ánfora).

Tégula.

Estructuras constructivas y material romano.

Vestigios de estructuras; escaso material romano.

Salinas, nivel de playa con ánforas.

Calzada y estructuras constructivas romanas;materiales tardorromanos.

Estructuras (muro y pavimento) y materiales tardorromanos.

Cerámica romana (deposición secundaria).

Estructuras constructivas y materiales tardorromanos.

Vestigios de estructuras. Tégulas, ánforas y cerámicas romanas.

Material cerámico romano (deposición secundaria).

Estructuras habitacionales, materiales romanos.

Tégulas e ímbrices abundantes.

Niveles marítimos de arena y limo con materialesromanos (ánforas).

Nivel de salinas.

Factoría de salazones, pozos de agua y otras estructurasconstructivas. Necrópolis tardorromana.Materiales romanos abundantes.

Material cerámico tardorromano.

Restos arrasados de un horno; huecos/fosas en el sustratocon material tardorromano.

DIRECCIÓN

J. M. Hidalgo Cuñarro.

P. Soto Arias.

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L].

J.C. Castro Carrera [Anta de Moura S.L.].

A. Acuña Piñeiro[Adro Arqueolóxica S.L.].

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

Mª. S. Prieto Robles[Anta de Moura S.L].

Mª.S. Prieto Robles[Anta de Moura S.L.].

S. Vázquez Collazo [Tomos S.L.].

V.C. Torres Bravo[Anta de Moura S.L].

R.Mª. Paz Lobeiras[Adro Arqueolóxica S.L.].

R.Mª. Paz Lobeiras [Adro Arqueolóxica S.L.].

V. Caramés Moreira [Adro Arqueolóxica S.L].

X.X. Constela Doce [Anta de Moura S.L.].

R.Mª. Paz Lobeiras [Adro Arqueolóxica S.L].

J.C. Castro Carrera[Anta de Moura S.L].

F.J. Chao Álvarez[Tomos S.L.].

R.Mª. Paz Lobeiras [Adro Arqueolóxica S.L.].

R. Mª Paz Lobeiras [Adro Arqueolóxica S.L.].

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

S. Vázquez Collazo [Tomos S.L.].

F.J. Padín Nogueira.

A. Acuña Piñeiro [Adro Arqueolóxica S.L.].

Mar Cortegoso Comesaña [Adro Arqueolóxica S.L.].

Eduardo Rodríguez Sáiz [Anta de Moura S.L.].

V.C. Torres Bravo[Anta de Moura S.L.].

Eduardo Rodríguez Saiz [Anta de Moura S.L.].

Mª Jesús Iglesias Darriba[Adro Arqueolóxica S.L.].

Excavaciones arqueológicas en Vigo (época romana)

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EL VICUS ROMANO 29

Vestigios arqueologicos del vicusTal como se puede deducir del panorama de inter-venciones, el área principal del asentamiento ro-mano vigués es una extensa franja costera com-prendida entre el barrio del Areal por el este y el Casco Viejo por el oeste. Los vestigios se concen-tran en ambos extremos —Areal y Casco Viejo— lo cual no quiere decir que se trate de núcleos ais-lados e independientes; al contrario, las recientes excavaciones realizadas en las calles Victoria y Marqués de Valladares parecen demostrar la con-tinuidad del hábitat entre ambos sectores.

El barrio del Areal, tambien conocido como Roupeiro, era a mediados del siglo XIX un simple suburbio urbano de cariz rural y pocas construc-ciones. Como ya dijimos, Taboada y Leal describía aquí diversos vestigios antiguos y en 1953 apare-cieron 30 epígrafes —29 estelas y 1 ara— en un so-lar en construcción justo en la confluencia de las calles Pontevedra y Hospital. Las estelas aparecie-ron reutilizadas (colocadas boca abajo para pasa-je de un arroyo en el antiguo camino que, desde Vigo, llevaba al desaparecido Convento Francis-cano de Areal) y forman un conjunto muy homo-géneo y característico en su aspecto formal, mo-tivos decorativos y textos epigráficos, lo cual ha llevado a pensar que son el producto de un único taller epigráfico galaicorromano —o, en todo ca-so, varios talleres emparentados o diversas ma-nos dentro de un mismo taller— ubicado en Vigo. Los 16 epitafios funerarios conservados permiten adivinar una población de origen indígena pero muy fuertemente romanizada que incluye, entre otros, un numeroso grupo de ciudadanos romanos de pleno derecho, varios individuos de origen ser-vil (antiguos esclavos públicos o privados) y, espe-cialmente, un considerable grupo de inmigrantes: tres o cuatro de los difuntos son clunienses (anti-

gua ciudad romana de Clunia en la provincia de Burgos) y uno es cilenus (actual área de Caldas de Reis). Todos los investigadores datan el conjunto epigráfico en el siglo III d.C.

Las recientes excavaciones realizadas en las proximidades del lugar de hallazgo de las este-las han ayudado a comprender y contextualizar los epígrafes localizando, por ejemplo, la necró-polis romana de procedencia. Gracias al eleva-do número y amplia distribución de estas inter-venciones —unas 25 repartidas en el rectángulo Areal, Oporto, García Barbón y Velázquez More-no— hoy conocemos con la suficiente seguridad la secuencia de la ocupación romana del sector, así como su topografía marítimo-terrestre anti-gua, muy diferente de la actual.

En un principio, quizas como reflejo local de la transgresión marina denominada Dunkerkien-se, parece existir un amplio arenal de dominio intermareal situado al abrigo del cabo rocoso

ESTELAS ROMANAS APARECIDAS EN 1953 EN LA CALLE PONTEVEDRA (VIGO).

El área principal del asentamiento romano vigués es una extensa franja costera comprendida entre el barrio del Areal por el este y el Casco Viejo por el oeste.

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HISTORIA DE VIGO30

donde hoy está el Casco Viejo; la playa ocuparía la actual Plaza de Compostela y se haría mucho mas ancha y extensa desde la calle Hospital en adelante, zona donde las mareas altas debieron llegar casi hasta la Avda. García Barbón. Esta playa funcionaría en los inícios del período ro-mano (siglos II a.C.-I d.C.) como excelente fon-deadero/desembarcadero para las naves mercan-tes, abandonándose los contenedores típicos del comercio marítimo —las ánforas— sobre la mis-ma playa. Así lo demuestran varias de las exca-vaciones citadas —Hospital 5; Rosalía Castro 21, 25 y 32; Túnel de Beiramar; Areal 82-84— don-de las ánforas aparecen asociadas estratigráfica-mente a niveles de playa relativamente profun-dos. En atención a la tipología anforaria parece distinguirse incluso una doble oleada de impor-taciones: una antigua (siglo II-I a.C.) de proce-dencia esencialmente itálica y de otra mas re-ciente (siglo I d.C.) de procecencia bética.

A partir del finales del siglo I o inicios del II d.C., posiblemente coincidiendo con una ba-jada del nivel del mar, la costa avanza ligera-mente, formándose una larga barra de arena en

la zona frontal (entre las calles Areal y Rosa-lía de Castro) y una zona de marisma en la pos-terior (entre Rosalía de Castro y García Barbón) de dominio marítimo-fluvial, surtida tanto por las mareas como por el arroyo de Hospital. Esta barra de arena llana y baja, seguramente inun-dable durante las mareas vivas, es aprovechada para la construcción de unas salinas, detectadas en las excavaciones de Hospital 5, Oporto 14 y, sobre todo, Rosalía de Castro 21-25. En esta últi-ma excavación las salinas están muy bien con-servadas y sirven para ilustrar el modelo: una serie de estanques rectangulares, grandes y ba-jos, delimitados por líneas de lajas hincadas y perfectamente nivelados mediante un suelo de arcilla impermeable. El tamaño de la explota-ción salinera sin duda fue considerable, abar-cando como mínimo los 200 metros de distancia que separan las calles Oporto y Hospital.

El incremento del nivel de bajada del mar y, sobre todo, el proceso paulatino de colmatación

ANTIGUA PLAYA EXISTENTE BAJO LAS SALINAS ROMANAS (SONDEO DE LA CALLE HOSPITAL, N.º 5).

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EL VICUS ROMANO 31

continental de la marisma debieron implicar la inutilización y subsiguiente abandono de las sa-linas, proceso también gradual y progresivo que debió culminarse hacia el siglo IV d.C. A partir de este momento parte de su espacio será ocupa-do por una necrópolis tardorromana —siglos IV a VI d.C.— de la que son muestra varias tumbas de inhumación ejecutadas sobre la propia salina (Hospital 5, Rosalía de Castro 25).

El asentamientoAl mismo tiempo que en el Areal se constru-yen, usan y abandonan unas salinas, en “tierra firme” a pie de playa, desde la calle Pontevedra hasta el Casco Viejo, se genera un asentamiento romano, habitacional y productivo que cada vez resulta mejor conocido: vestigios constructivos de diversa índole han sido detectados por lo me-nos en 14 intervenciones, 6 de ellas en el Casco Viejo y las 8 restantes en el entorno de las calles Pontevedra y Colón.

En el Casco Viejo, el reducido tamaño de las excavaciones solamente ha permitido localizar muros o pavimentos de presumibles viviendas —Edificio Ferro, Pza. Constitución 6, Xoanelo 2, calles Funil y Cesteiros— y un fragmento de probable calzada urbana —Oliva 12—, todos ellos datados en época bajoimperial aunque en algún caso también se cita la presencia de materiales altoimperiales.

En el área de Pontevedra-Colón se han des-cubierto infraestructuras urbanas (calzadas), construcciones de funcionalidad productiva o artesanal (factoría de salazones, hornos), edi-ficios de índole habitacional doméstica (vivien-das) y comercial (almacenes). Los vestigios ex-cavados en Colón 3-5 (un esquinal de muros que delimita un pavimento interno de teja machaca-da; abundantísimo expolio cerámico, sobre todo de uso culinario) parecen pertenecer, en efec-to, a una vivienda galaicorromana con dos fases sucesivas de ocupación: una principal tardorro-

SALINAS ROMANAS DE VIGO (EXCAVACIÓN EN LA CALLE ROSALÍA DE CASTRO, N.º 21-25).

CONSTRUCCIÓN ROMANA DESCUBIERTA EN LA CALLE COLÓN, N.º 3-5.

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HISTORIA DE VIGO32

mana (siglos IV-VI d.C.) precedida de otra altoim-perial peor documentada (¿siglos II-III d.C.?). Idénticas consideraciones —estructuras de ín-dole habitacional y dilatada cronología (ss II-VI d.C.)— se repiten igualmente en la excavación del solar calle Victoria 13. Las estructuras exca-vadas en el área de la confluencia de las calles Pontevedra y Hospital —sondeos en la calle Hos-pital, solares Pontevedra 1 y Hospital 2— con-sisten en una calle o vial urbano lateralmente delimitado por varias construcciones cuadran-gulares; la datación de estas construcciones es claramente tardorromana (siglos IV-VI d.C.) y, en atención a determinados indicios (ausencia de hogares o basureros; escasa proporción de cerá-mica común de cocina frente a la de piezas im-portadas) parece probable que se trate de espa-cios de índole comercial, tipo tienda o almacén portuario. Por último, las construcciones de ín-dole productiva, artesanal e industrial se docu-mentan en Hospital 5, Marqués de Valladares 43 y Rosalía de Castro 5. En el primer solar se tra-ta de una especie de hogar y un probable hor-no, ambos de ignorada funcionalidad concreta y complicada cronología, en principio coetáneos o posteriores a las salinas pero anteriores a la ne-

crópolis, o sea, grosso modo siglos II-IV d.C. En Marqués de Valladares consiste en una factoría de salazones muy bien conservada —un edificio rectangular paralelo a la playa con una serie de cubas de salmuera que rodean un espacio cen-tral de trabajo; dos pozos artesanos ubicados la-dera arriba servirían agua dulce al complejo— y datada en época altoimperial. Finalmente, en este mismo año 2005 se ha excavado un horno de considerable tamaño —seguramente para co-cer ánforas o cerámica de construcción— en Ro-salía de Castro 5, infelizmente muy arrasado y de ignorada cronología.

Otra de las zonas urbanas de Vigo donde apa-recen restos romanos es en las calles Torrecedei-ra y Marqués de Valterra a la altura del cruce con Juan Ramón Jiménez. En los años 80 apa-reció aquí un magnífico ejemplar de basa de co-lumna de modelo ático y aún hoy en día son vi-sibles sendos restos de muro en los cortes del único solar (entre la calle Marqués de Valterra y la antigua factoría M.A.R.) que queda intacto en la zona. Algunas intervenciones recientes en las inmediaciones —solar Torrecedeira 65, esca-linata de Juan Ramón Jiménez— han recuperado significativos materiales romanos pero no han incidido en el presumible núcleo principal del yacimiento. Probablemente se trate de una villa a mare —una casa de campo costera— de carác-ter suburbano, un modelo de hábitat bien cono-cido y bastante abundante en las proximidades del vicus tal como representa la recientemente excavada villa de Toralla.

La necrópolisParalelamente a esta industriosa “ciudad de vi-vos” se genera en Vigo una “ciudad de muertos” de similar importancia. La necrópolis se locali-

FACTORÍA DE SALAZONES RECIENTEMENTE EXCAVADA EN LA CALLE MARQUÉS DE VALLADARES, N.º 43.

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EL VICUS ROMANO 33

za, siguiendo las normas romanas, en los lindes externos del núcleo habitado, esto es, en el ex-tremo oriental —calles Pontevedra y Hospital— frente a las salinas y marismas de Rosalía de Castro. Ha sido detectada esencialmente en Hos-pital 5 y, en menor medida, también en Ponte-vedra 1. En el primer solar aparecieron mas de 50 tumbas de inhumación —excepto una, todas carecen de ajuar funerario e incluyen enterra-mientos infantiles en ánfora, por primera vez documentados en el Nororeste— y 7 fosas de in-cineración, en este caso todas con su correspon-diente ajuar compuesto por jarra, cuenco y pla-to cerámico o vítreo. Las incineraciones marcan el início de la necrópolis en época altoimperial —posiblemente en el siglo II avanzado o inclu-so inícios del III d.C—, siendo sustituídas duran-te la tercera centuria por el rito de inhumación tal, como representan las tumbas con ajuar de Pontevedra 1 y que coincide perfectamente con la datación propuesta para las estelas de la calle Pontevedra. No obstante, a pesar de estos oríge-nes relativamente antiguos, el grueso de la ne-crópolis es esencialmente tardorromano —des-de mediados del siglo IV hasta mediados del VII d.C.—, tal como demuestran los materiales cerá-micos asociados. En estos siglos la necrópolis se expande ocupando zonas antes ocupadas, tanto sea hacia las abandonadas salinas —tumbas lo-calizadas en Rosalía de Castro 25— como hacia el núcleo urbano —tumbas excavadas en Mar-qués de Valladares 43—. Estas últimas, junto con las de Gamboa-Carral referenciadas a principios de siglo, quizás nos estén jalonando el camino de comunicación entre el núcleo principal del Casco Viejo y la necrópolis de Hospital, camino que significativamente pasaría justo por encima del área habitacional-productiva-comercial de la Plaza Compostela y calle Areal.

CARACTERIZACIÓN ARQUEOHISTÓRICA DEL VICUS

Las investigaciones arqueológicas indican que el asentamiento romano vigués tuvo una morfolo-gía lineal paralela a la línea de costa —antiguas playas de Plaza Compostela y Areal—, bien pro-tegido de la bocana de la ría por el cabo rocoso del Casco Viejo —donde podría situarse el núcleo principal de viviendas— y delimitado a orien-te por una marisma y una salina. En la zona in-

TUMBA TARDORROMANA (EXCAVACIÓN EN LA CALLE HOSPITAL, N.º 5).

La vocación comercial y productiva relacionada con el mar es el auténtico motor económico que justifica la existencia y desarrollo del asentamiento romano vigués.

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termedia entre ambos parece localizarse el sector productivo-industrial (hornos, salazones) y por-tuario-comercial (almacenes), combinado con al-gunas construcciones domésticas o residencia-les. La distribución interna del poblado obedece al modelo disperso —edificaciones exentas e in-dependientes, separadas entres sí por amplios es-pacios vacíos—, lo cual no obsta para que puedan constatarse algunos indicios de infraestructura urbanística como los fragmentos de calles empe-dradas de Oliva 12, Pontevedra 1, Hospital 2 y Hospital 5, y la orientación dominante de las es-casas construcciones excavadas que, en principio, podrían revelar una configuración urbana pro-gramada y regular coincidente con los dos ejes (longitudinal E-O y transversal N-S) principales del asentamiento. El tamaño alcanzado —unos 600 mts. de largo por unos 100-120 de ancho, o sea, unas 6-7 hectareas de extensión— es de ta-maño medio-alto, perfectamente paralelizable a la de muchos otros aglomerados galaicorromanos similares (A Proba de Valdeorras, Verín, Ouren-se, A Coruña, Pontevedra). Dado que los indicios urbanísticos conocidos no resultan concluyentes, el asentamiento podría ser incluído, de momento, en la categoría de “protourbano”.

En cuanto a su caracterización funcional, re-sulta obvia la preponderancia de la vocación co-mercial y productiva relacionada con el mar, auténticos motores económicos que justifican la existencia y desarrollo del asentamiento roma-no vigués como tal. Vigo —el castro primero y el asentamiento romano después— sin duda puede calificarse como un “centro de almacenamiento y redistribución” e incluso como un “puerto de comercio”, esto es, un núcleo central que cana-liza y comercializa las mercancias ajenas (pro-ductos alimenticios como vino y aceite y vajillas finas de mesa) y las producciones propias (sal y salazones) por toda el área ribereña y zonas in-teriores próximas. Destaca especialmente la pro-ducción de sal marina, una industria extracti-va por primera vez documentada en la Galicia romana y que, en atención al tamaño de las sa-linas, sin dúda fue masiva e “industrial”, desti-nada a abastecer de sal a las múltiples factorías salazoneras del propio Vigo (Marqués de Valla-dares 43) y su ría (Praia do Cocho, O Fiunchal, Punta Igrexiña o Bueu) y quizás también a la

CASTRO DE VIGO.

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exportación tal cual, como conservante alimen-tario, hacia las tierras del interior. La funciona-lidad viaria, derivada de la tradicional identifi-cación aquí de la mansión Vico Spacorum de la vía XX del Itinerario de Antonino, debe ser des-cartada puesto que ni la vía XX ni los vicos ca-porum (o sea, los pueblos de los Caporos, pro-bablemente en las proximidades de Noia) tienen algo que ver con Vigo. El núcleo romano vigués nunca fue un centro viario importante (todo lo contrario de lo que ocurre con las comunicacio-nes marítimas) lo cual no quiere decir que sea un punto aislado con respecto a la red de comu-nicaciones terrestres: la vía XIX, en su tramo Porriño-Redondela, pasa relativamente próxima por la depresión meridiana, enlazando con Vigo mediante varios caminos comarcales —uno cos-tero y otro interior— de la red no oficial.

El vicus como tal (por lo menos las salinas, la factoría salazonera de Marqués de Vallada-res y quizás también alguna edificación domés-tica) surge a finales del siglo I o inicios del si-glo II d.C. en relación con el paulatino abandono del Castro de Vigo que se produce precisamente durante la segunda centuria. Previamente, des-de el siglo II a.C., las playas viguesas de Areal y Berbés fueron utilizadas como punto habitual de desembarque de mercancías pero sin gene-rar ningún hábitat permanente; no en vano el Castro de Vigo alcanza en este momento, espe-cialmente durante el siglo I d.C., su máximo de-sarrollo y esplendor. Desde el siglo II hasta el VI d.C. el asentamiento crece y se desarrolla inin-terrumpidamente sin que podamos individuali-zar fases o etapas precisas, a no ser algunos epi-sodios específicos como el abandono gradual de las salinas, la factoría de salazón en el siglo IV o la generación de una gran necrópolis tardo-rromana (siglos IV-VI d.C.) que coincide con un

Siglo VII d.C:el vicus surge a finales del siglo I o inicios del II d.C., se desarrolla ininterrumpidamente desde el siglo II hasta el VI d.C. y desaparece como tal a lo largo del siglo VII d.C.

CASTRO DE VIGO.

momento álgido en el desarrollo marítimo-co-mercial del enclave. En atención a los materiales mas modernos conocidos, el punto final debió de producirse a lo largo del siglo VII d.C.

En principio, la entidad del asentamiento ro-mano vigués parece estar bien reflejada en su ac-tual topónimo “vigo”, evolución patrimonial di-recta del latino vicus. Los topónimos “vigo” son relativamente abundantes en Galicia (hay cons-tatados 44 casos), todos ellos probablemente de época altomedieval —donde un vico significa una aldea o pequeño lugar rural habitado— a excep-ción del caso que nos ocupa que probablemente remonte a la propia época romana. Un vicus ro-mano no necesariamente significa una aldea sino, en palabras de Isidoro de Sevilla, una vice-ciu-dad, esto es, un núcleo agrupado relativamente importante, de conformación urbana o protour-bana, que carece de capitalidad político-adminis-trativa autónoma. No es una ciudad de iure, pe-ro sí que puede llegar a ser una ciudad de facto. Vigo ilustra muy bien el modelo: un núcleo pro-tourbano de suficiente tamaño, un carácter esen-

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cialmente económico (productivo y comercial) y una aparente dependencia político-administrati-va de la capital comarcal (Tude, actual Tui). No obstante, también cabe la posibilidad de que el vicus pudiera funcionar como capital política y administrativa autónoma, opción derivada del hecho de que los geógrafos grecorromanos Pli-nio y Estrabón sitúen por esta zona la comuni-dad indígena de los Helleni o Hellenes. El nombre, coincidente con el de los griegos (hellenes), qui-zá sea la deformación helenizante de un nombre indígena de fonética similar como Aeleni, Eleni o Elanei, este último epigráficamente testimonia-do en Braga. Si así fuese, es muy probable que

el Castro de Vigo —un auténtico oppidum o lu-gar central por tamaño, posición, comercio y dis-tribución— asumiese funciones de capital política durante la etapa castrexa final (siglo II a.C.-siglo I d.C.), condición de capitalidad que quizás fue transmitida a su heredero vicus romano aunque, de momento, no parece probable que la comuni-dad indígena de los Elanei fuese escogida por Ro-ma para reconvertirla en civitas romana. En todo caso, la dependencia política del vicus Elanei en absoluto desmerece la obvia relevancia del asen-tamiento como capital socioeconómica comar-cal, una situación que, curiosamente, se mantie-ne prácticamente idéntica en el Vigo actual.

La dependencia política del vicus Elanei en absoluto desmerece la obvia relevancia del asentamiento como capital socioeconómica comarcal, una situación que, curiosamente, se mantiene prácticamente idéntica en el Vigo actual.

PLANIMETRÍA E INTERPRETACIÓN GENERAL DEL VIGO ROMANO.