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7/25/2019 Elemento Fuego Oskar Adler
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Elemento Fuego Oscar Adler
Seleccionado por Ale Bica alebica.blogspot.com
Fragmento de La Astrologa como Ciencia Oculta. 1930. Editorial Kier. OscarAdler
La regin de Fuego es, entre las cuatro regiones elementales, la ms
positiva, y representa el principio absolutamente masculino dentro de la
naturaleza humana, el principio correspondiente al ncleo del yo!, o a la
voluntad!. La voluntad es la mani"estacin de vida adecuada al yo. #n la
escala evolutiva de los seres vivientes, el ser humano es el primero de tales
seres $ue se halla en condiciones de en"rentarse a un no yo! con plena
conciencia de s% mismo, como as% tambi&n, de delimitarse en su cuerpo,"rente a una e'terioridad!( es el primer ser viviente de la escala
ascensorial evolutiva $ue puede llamar suyo un cuerpo "%sico, $ue, de
acuerdo con esto, constituir la correspondencia "%sica de a$uello $ue,
vivido interiormente, se le mani"iesta como un yo!. ) esta vivencia del yo
es, en s% misma, el secreto ms t%pico y verdadero de la naturaleza
humana.!
*#s realmente en el hombre volente o volitivo donde lo $ue llamamos
nuestro yo! se revela de la manera ms pura+ *#s el yo! a$uella parte de
nosotros $ue $uiere!, a$uella parte $ue podr%amos, acaso, llamar portadorautnomo de la voluntad+
#l yo no est en el cuerpo, en la materia de nuestro cuerpo. odremos
cortar pedazos del cuerpo, y el yo permanecer intacto( de modo $ue no es
en lo corporal en $ue consiste la naturaleza del yo. -ebemos decir de los
miembros de nuestro cuerpo, pues, lo $ue sealaba /autama Budda a sus
disc%pulos0 sin duda, este cuerpo me pertenece, es mi cuerpo, pero este
cuerpo no es yo!, no soy yo mismo. Las leyes $ue rigen en este cuerpo la
vida orgnica son e'teriores a la es"era de mi yo.
ero, *no estar mi yo en lo ps%$uico, en mis pasiones, deseos, dolores yplaceres+ 1o( pues tambi&n a$u% hemos de reconocer $ue yo no soy eso,
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$ue eso no es mi yo. 2odo deseo y a"n es padecer!, es algo $ue sucede
conmigo, algo $ue $uiere dominarme, atarme, subyugarme, hasta,
eventualmente, llegar a despo3arme de m% mismo.
-e modo $ue eso! no puede ser yo mismo!.
*) $u& ocurre con mi pensar+ A lo me3or este pensar sea totalmente m%o, demodo $ue, en lo cierto o e$uivocado en cuanto a tal pensar, deba decir0 este
soy yo mismo, esto soy yo. ), en e"ecto, en los comienzos de la "iloso"%a
moderna nos encontramos con el hecho mental de la e'istencia de un
hombre $ue di3o osadamente0 cogito, ergo sum, pienso luego e'isto 4soy5.
Si puedo dudar de todo, no puedo dudar de $ue dudo. ) esta evidencia, este
hecho de duda, asegura irre"utablemente mi e'istencia.
6-udar7 ero, *dudar es pensar!+ *8 es algo ms $ue un mero pensar+
ensadores posteriores a -escartes han aducido, en contra de &ste, el $ue su
"amosa "rase, e'aminada a "ondo, constituye un c%rculo vicioso( en realidad
debi decir0 ello! piensa, pues el pensar como tal no contiene ninguna
relacin con el yo. *Acaso la lgica no es para el pensar una coercin de la
cual ningn ser humano podr sustraerse mientras piense lgicamente!,
del mismo modo en $ue lo son los deseos en tanto no resistimos a ellos+ ),
precisamente, si uno tiene $ue pensar $ue dos por dos son cuatro, y esta
induccin es inevitable en el pensar, entonces podemos, en verdad, estar
seguros de $ue mi yo no est en el pensar, pues el pensar me pasa por alto
en su necesidad. -e modo $ue mi yo no est en el penar( en cambio s% lo
est en mi dudar!. La duda no es un pensar( es una oposicin, es mi!
oposicin a la coercin de una lgica $ue, aun$ue slo vivida en mi cabeza,va por encima de mi cabeza y llega mucho ms all, pasa de largo!. -os
por dos tambi&n son cuatro sin! m%. ero la duda no puede e'istir sin m%.
#s decir $ue -escartes debi haber sustituido en su "rase el cogito por un
dubito( dubito, ergo sum( no el pienso, luego e'isto!, sino el dudo, luego
e'isto!.
ues, en primera l%nea, la duda no es un hecho mental sino un hecho moral,
es oposicin, sublevacin, contra una especie de coercin mental, es
e'presin del impulso de libertad de una voluntad, de la cual depende la
sancin de todo conocimiento mental, estndose, pues, reservada a talvoluntad la ltima decisin.
Fue el "ilso"o Franz Brentano $ui&n reconoci el carcter moral de todas
las decisiones en la es"era de lo mental( Brentano hizo notar, con marcada
agudeza, $ue todo 3uicio!, aun el 3uicio lgico ms simple, no es en
realidad ms $ue la e'presin de un 3uicio moral, pues con &l se mani"iesta
lo $ue, por parte del su3eto $ue emite tal 3uicio, se reconoce! o se
desecha! de un estado de cosas. 9econocer y desechar son actos volitivos
en los cuales se incluye, con lo $ue acabamos de e'poner, tambi&n la
ltima instancia! de lo mental. A$uello $ue resulte inconciliable con lomoral dentro de m% no puede ser verdad.
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*-e modo $ue -escartes debi, "inalmente, decir0 volvo, ergo sum+
61o7 :na vez $ue se est& saturado de la certeza de lo volitivo 4del volvo5 se
podr suprimir tal "le'in. #n el volvo consciente se halla inmediatamente
la autovivencia, la vivencia de s% mismo. #s por eso $ue tambi&n
Schopenhauer ve en la voluntad el ltimo y original sustrato de todo ser.Actuar, padecer, pensar, slo cobrarn relacin con el yo por la voluntad.
or el volvo se elevan el actuar!, y el padecer! y el pensar! a la es"era
de lo humano.
*) $u& es la voluntad+
La voluntad es, en la mima medida $ue el yo, el secreto ms pro"undo del
ser humano.
9udol" Steiner ha subrayado repetidas veces $ue, del mismo modo en $ue
el yo del ser humano es captado slo en los comienzos de su evolucin, la
voluntad se halla, en dichos comienzos, poco esclarecida por la
consciencia. ) es as% $ue comprendemos lo di"%cil o aun lo imposible $ue
resulta di"erenciar entre s% el desear del $uerer 4volvo5. #s crecido el
nmero de seres humanos $ue slo llegan a la conciencia de su $uerer!
cuando este $uerer ha llegado al hecho!, para conocer entones con
asombro $ue lo $ue cobr realidad por el hecho no era en modo alguno su
verdadera voluntad, esto es, $ue no hab%an $uerido! ese hecho. *;mo
reconocemos, pues, cul es la verdadera esencia de la voluntad+
2ratemos, por de pronto, de captar la relacin del mundo de Fuego con los
tres mundos restantes, tal y como se mani"iesta a la conciencia del hombre.
#l hombre ve en toda ley "%sica una voluntad actuante, cuya invariabilidades precisamente la ley natural de e'presin e'terna e irrevocable.
) este hecho nos lleva en "orma casi inmediata a establecer una analog%a
entre esta relacin y la relacin entre el mundo del Fuego con el mundo de
Aire, el mundo de los pensamientos.
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sublevarse la mente, pero la cual sublevacin concluir por resultar tan
impotente como la oposicin a las leyes naturales.
) es, con todo, a partir de tal oposicin, y de la superacin de la misma,
$ue parte la vivencia del yo!, por$ue en esta vivencia se revela la
caracter%stica "undamental del yo, a saber0 la "uerza moral revelada en elreconocimiento o en el rechazo, la "uerza moral de la decisin.
ero del mismo modo en $ue todo conocimiento dirigido a la naturaleza ha
de resultar "allido no bien descon"%e de la invariabilidad de una voluntad
$ue lo sustenta, tambi&n el conocimiento mental, en tanto $ue descon"%e de
la invariabilidad de la lgica, "allar por completo, "allar en cuanto de3e de
con"iar en la "uerza directriz suprema, "undamental, de todo pensar, de la
verdad, en las "uerzas directrices $ue, sin duda, aparecen dentro del pensar,
pero $ue no pueden haberse originado en virtud de este pensar( y, a su vez,
este pensar no es otra cosa $ue la con"ianza moral en una voluntad suprema
invariable, $ue es la ley misma, de una con"ianza en la voluntad de -ios,
cuyo eco en la consciencia del individuo aislado ya no es el mero saber!,
sino la medida patrn intangible del saber0 la conciencia!.!
Si ahora nos preguntamos por la relacin entre el mundo de Fuego y el
mundo de Aire
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"%sicas, y la "orma se halla, en cambio, ms all de tales leyes, subordinada
como est a leyes mentales, as% tambi&n la voluntad, $ue aparece en el
mundo ps%$uico en el sombr%o re"le3o de los deseos y las pasiones, est, en
realidad, ms all de las leyes $ue dominan la vida ps%$uica, sometida
como est ?la voluntad?, e'clusivamente, a la ley moral.Los deseos y las pasiones mueren al ser satis"echos( la voluntad es
inmortal. #s por eso $ue, en realidad, todos los deseos son amorales y sin
conciencia!, como emanaciones de la voluntad ca%das a la temporalidad, y
all% desbaratadas, despo3adas de su poder. #sto vale tanto para los malos!
como para los buenos! deseos, pues tanto los unos como los otros apuntan
a la satis"accin de s% mismos, a satis"acciones $ue deben tener lugar sin
participacin nuestra y, con ello, sin nuestra responsabilidad. >uien duda
de la naturaleza amoral de tales deseos $ue compare el desgaste de energ%a
moral $ue se produce en los millones de seres $ue desean los buenos d%as!
y las buenas noches! al pr3imo, con el desgaste de energ%a de a$uel $ue
aporta de sus propias "uerzas algo para deparar al pr3imo realmente un
buen! d%a o una buena! noche.
La di"erencia "undamental entre el desear 4amoral5 y el $uerer 4volvo5
consiste en $ue los deseos, sin e'cepcin, estn vueltos hacia el pasado,
pues su contenido apunta a liberarse de un estado de insatis"accin, de
dolor o de su"rimiento, sin poderse aportar para tal liberacin la propia
"uerza. -esear! signi"ica vivirse a s% mismo en la tragedia de lo
ine'orable, sin reunir la "uerza su"iciente para liberarse.
2odos los deseos se orientan al logro de ob3etivos temporales. #n cambio lavoluntad es intemporal, puesto $ue se orienta hacia el eterno "uturo.
#l $uerer! 4volvo5 se orienta al "uturo, y es la "uerza sustentada por la "e,
$ue permite resistir a las tentaciones provenientes de lo ps%$uico, $ue tratan
de atar tal $uerer! a satis"acciones e"%meras, pasa3eras, la "uerza $ue
permite resistir tales tentaciones en "avor de la eternidad, del mismo modo
en $ue la "orma resiste a la materia. Slo $uien sepa resistir a sus deseos
sabr lo $ue signi"ica el $uerer!, la voluntad. ) si&ndole, pues, ya posible
vivirse a s% mismo, en esta energ%a dirigida contra los deseos, el hombre
habr llegado cerca del mundo del Fuego, del mundo en $ue ya no haydolores ni tristezas, sino tan slo la alegr%a de un vivir $ue hasta triun"a de
la muerte.
#s por eso $ue el @ombre de Fuego es, ba3o cual$uier circunstancia, un
hombre alegre, un optimista, al contrario del @ombre de Agua, $ue es un
pesimista, un hombre dolido. ues el @ombre $ue acta segn sus pasiones
e instintos no puede menos $ue sentirse triste al darse cuenta de lo $ue ha
podido llevar a la realidad a partir de tales motivos, y tener $ue soportar,
cobrada tal consciencia, el dolor de no poder estar en modo alguno de
acuerdo con lo hecho. 2odo lo $ue hacemos impulsados por la pasin, porms $ue, en el momento de hacerlo, parezca brotar de la manera ms viva
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de nuestro propio ncleo esencial, aparecer luego, en el recuerdo, como
una triste derrota de nuestra condicin humana. #n cambio, al actuar, no
por coercin instintiva, sino por la voluntad consciente, nuestros actos irn
acompaados de un sentimiento de alegr%a, en $ue el placer de la propia
valoracin se renovar de continuo en la de"ensa de la dignidad humana,"rente a todo lo $ue amenace destruirla.!
#l @ombre puramente volitivo $ue tenemos ante nosotros se siente de
continuo impulsado hacia adelante por una "uerza interior $ue en modo
alguno le aparece como un tener $ue hacer!, sino como un deber hacer!.
#s por eso $ue su vida se halla constantemente situada ba3o la voz interior
de imperativos con los cuales se identi"ica, o contra los cuales se rebela,
e'igiendo un imperativo ms elevado. Sea como "uere, en todos los casos
se sentir como el encargado del cumplimiento de leyes dictadas por un
legislador superior a &l.!