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Endorfinas La+Droga+de+La+Felicidad+(Jack+Lawson)

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  • Contenido

    Anotacin

    PRLOGO

    Endorfinas y encefalinas

    Las endorfinas y la curacin

    El efecto placebo y las endorfinas

    Las endorfinas y el estrs

    Las endorfinas y las drogas

    Las endorfinas y la risa

    La negatividad y las endorfinas

    La droga de la felicidad

    Las endorfinas y el recuerdo

    Cmo segregar endorfinas

    El secreto est en nosotros

    Notas a pie de pgina

  • Anotacin

    DRGATE CON LA VIDA! Sabas que tu organismo es capaz de segregar una droga cientos deveces ms fuerte que la herona o la morfina? Y que esta droga es totalmente natural y carece de efectossecundarios? Sabas que la gente se droga para alcanzar, pagando un precio muy elevado, los mismosestados que podra conseguir gratuitamente gracias a las endorfinas? Las endorfinas, poderososanalgsicos bioqumicos segregados por el cerebro, constituyen uno de los descubrimientos cientficosms importantes de la historia de la medicina. El masaje, los deportes, la msica y, sobre todo, hacer loque nos viene en gana, hace que fabriquemos endorfinas. El correcto flujo de stas a travs de nuestroorganismo nos hace sentir bien. La felicidad es un estado bioqumico que todos podemos alcanzar, y lasendorfinas son la droga que nos lo proporciona. DRGATE CON TUS PROPIAS ENDORFINAS!

  • Jack Lawson

    Endorfinas

    EDICIONES OBELISCO

    Coleccin Obelisco Salud EndorfinasJack Lawson1 edicin: diciembre de 19891! edicin en rstica17a reimpresin): abril de 2006Ttulo original: EndorphinsDiseo de cubierta: Enrique Iborra 1990, Jack Lawson 2005, Ediciones Obelisco, S.LEdita: Ediciones Obelisco S.L. Pere IV, 78 (Edif. Pedro IV) 3 a planta 5a puerta. 08005 Barcelona-

    EspaaTel. 93 309 85 25 Fax 93 309 85 23 Castillo, 540 1414 Buenos Aires (Argentina) Tel. y Fax

    541 14 771 43 82 E-mail:ISBN: 84-9777-196-6Depsito Legal: B-13.313-2006Printed in SpainImpreso en Espaa en los talleres grficos de Romany/Valls S A Verdaguer, 1 08076

    Capellades (Barcelona) 35/2*2

    En la dcada de los setenta, uno de nuestros astrnomos ms prestigiosos, el profesor CharlesKowac realiz un descubrimiento que si bien no tendra excesivas repercusiones en la historia de laastronoma, s revolucionara una disciplina cada vez ms considerada por los cientficos como es laastrologa. Se trataba del descubrimiento del planeta Quirn que tomara su nombre del famoso centauromitolgico. Asociado a la palma de la mano Jros en griego, y al arte de curar, el legendarioCentauro, maestro de Esculapio y de Aquiles, es uno de los personajes ms fascinantes de la mitologagriega.

    Los astrlogos adjudicaron a Quirn un smbolo sumamente interesante: la llave. Asociado a lassituaciones dolorosas, a los cul de sac, Quirn vena, sin embargo, con una enseanza precisa que no haescapado a los practicantes de la astrologa: all donde creemos estar ante un muro infranqueable se hallasiempre la salida. Nuestras ms sombras adversidades son nuestras mejores ocasiones o, dicho de otromodo, nuestro peor enemigo puede convertirse en nuestro mejor aliado si sabemos darle la vuelta.

    Si hemos recurrido a Quirn en la presentacin de este libro, es porque el smbolo de la llave que lerepresenta resulta harto elocuente a la hora de hablar de endorfinas, y no slo porque stas funcionancomo una llave, que colocada en la cerradura adecuada es capaz de abrir o de cerrar una puerta, sinotambin porque metafricamente son la llave o, si lo preferimos, la clave que nos aclarar muchos puntososcuros del ser humano y de su alma.

    Cuestiones como la tica, la felicidad, la autosatisfaccin o la sensibilidad esttica tienen una nueva

    AdministradorSubrayado

  • lectura a partir del descubrimiento de las encefalinas, de las cuales forman parte las endorfinas. Comoveremos, la felicidad no es algo vago e impreciso, una sensacin nebulosa e inconcreta, sino el efecto deun flujo correcto de endorfinas en nuestro interior.

    Como tambin veremos, una de las tcnicas ms eficaces a la hora de estimular la secrecin deendorfinas resulta ser precisamente el masaje. Por otra parte, como se ha podido observar en un buennmero de hospitales, la capacidad de recuperacin de los enfermos est relacionada con las endorfinas.Y tanto el masaje como la capacidad de recuperacin estn regidos, al decir de los astrlogos, por elplaneta Quirn. Pero no nos adelantemos...

    La ciencia moderna nos explica que nuestro organismo produce una gran cantidad de compuestosbioqumicos de vital importancia para el equilibrio fsico y psquico del ser humano. Entre losdescubrimientos cientficos ms apasionantes en este campo ocupan un lugar de excepcin lasencefalinas. Estas son sustancias naturales sintetizadas por el organismo humano que, entre otras cosas,alivian el dolor como slo lo pueden hacer drogas de la familia de la morfina. Sin embargo, variasencefalinas son cientos de veces ms potentes que la morfina y, lo que es ms importante, carecen de losefectos secundarios de sta.

    Las endorfinas fueron descubiertas por John Hughes y sus colaboradores de la Unit for Research onAddictive Drugs, de Aberdeen.

    Las endorfinas, de la familia de las encefalinas son, precisamente, como su nombre indica, morfinasendgenas: un grupo de pptidos de cadena corta con propiedades farmacolgicas semejantes a lamorfina, aunque de estructura ms compleja. Estn distribuidas amplia pero desigualmente a lo largo delsistema nervioso en estrecha relacin con los receptores opiceos.

    Las endorfinas desempean un importante papel neurotransmisor en el sistema nervioso central.Entre otras cosas, se ha comprobado su extraordinaria capacidad para despolarizar las membranascelulares, lo cual disminuye el impulso nervioso.

    Pero las encefalinas no estn slo presentes en nuestros intercambios elctrico nerviosos; a lolargo de las pginas que siguen veremos cmo las endorfinas estn tambin presentes en nuestraselecciones, buenas o malas, y en numerosos aspectos de nuestro comportamiento. Lo que los usos y latradicin han ido elaborando como moral muchas veces no es ms que biolgico. Nuestros estadosde nimo, nuestras fobias y nuestras manas, nuestros caprichos y preferencias estn estrechamenteligados con el equilibrio y el flujo de las endorfinas. Muchos de los presuntos efectos de la magia quenuestros ancestros parecan dominar mucho mejor que los magos actuales se deben sencillamente a queactuaban sobre las endorfinas.

    En este libro, que no aspira a ser ms que una introduccin al tema, que pueda ser leda por todoslos pblicos, veremos cmo actan las endorfinas y qu hace que nuestro cuerpo sea capaz desintetizarlas y en qu condiciones.

    Intentaremos que sea un libro fcil de leer y huiremos de los trminos cientficos por lo generaldesconocidos para el profano.

    Un sencillo ejemplo nos servir para que cualquier lector entienda enseguida qu son las endorfinasy cmo actan. Cuando usted se da un golpe, muchas veces siente algo de dolor en el momento mismo,pero al cabo de unos segundos, depende de lo fuerte que haya sido el traumatismo, el dolor desaparecepor s solo: su cuerpo ha reaccionado al dolor sintetizando las endorfinas necesarias para atenuarlo. Perovayamos ms a fondo; si usted tiene, por ejemplo, un dolor de muelas o un dolor muscular que hace algntiempo que dura y se da un golpe cuyo dolor es ms fuerte, es posible que espontneamentedesaparezca el dolor anterior: el golpe le ha hecho crear unas sustancias llamadas endorfinas que se lohan aliviado. De todos modos, y esto es algo que slo algunas personas hipersensibles habrnexperimentado, simplemente cuando se nos roza creamos endorfinas. Si no fuera as el ms mnimo rocenos hara rabiar de dolor. Recordemos a este respecto a los miembros de la familia Usher del famoso

  • cuento de Edgar A. Poe. La explicacin radica, como veremos, en que el consumo exagerado del alcoholproduce una mengua de endorfinas; no olvidemos que el genial Poe era alcohlico y acab sus das en unespantoso delirium tremens.

    Tambin veremos que las endorfinas estn estrechamente ligadas a los mecanismos de defensa. Elloposibilita que prcticas como el masaje o las caricias, que tan placenteras nos resultan, contribuyan engran manera a aliviar e incluso a curar muchas enfermedades. No nos est curando el masaje, que al fin yal cabo es algo externo, sino nuestras propias endorfinas. Porque cada vez que experimentamos placerestn en juego las endorfinas. Aquellos instantes felices que todos hemos experimentado y que muchasveces recordamos como algo muy especial correspondan biolgicamente a momentos en que nuestrocuerpo las estaba sintetizando.

    Una maana nos despertamos particularmente felices: el Sol brilla con fuerza en el cielo, lospajarillos cantan al otro lado de la ventana, sentimos un sano apetito y nos apresuramos a ducharnos antesde devorar un suculento desayuno. En el fondo, es un da como todos los dems, pero nosotros estamosespecialmente bien, sorprendentemente bien, como si nos hubieran inyectado una droga que nos hacesentirnos ms vivos, ms felices. Qu ocurre? Por una razn u otra que se nos escapa y que a lo mejorpertenece a nuestra vida onrica, nuestro organismo ha fabricado ms endorfinas de lo normal y lapresencia de stas hace que nos sintamos eufricos y felices.

    Freud hablaba de un sentimiento ocenico, los yoguis hindes de una consciencia csmica; pocoimporta qu trmino utilicemos para designarlo. Existe un estado de felicidad serena, rayano a labeatitud, en el cual una maravillosa sensacin de alegra parece subir por nuestra espalda y sumergirnosen un gozo suave y delicado. Vibramos entonces con la Vida, sentimos que formamos parte de un todo,que de un modo u otro estamos conectados con este todo. Es ms, sentimos que todos somos uno, que elprjimo no es distinto de uno mismo y que por esta razn tan sencilla debemos amarle: nos estamosamando a nosotros mismos. Nuestra mente se encuentra inundada por una misteriosa sensacin defelicidad y de plenitud: estamos eufricos.

    A veces, esta sensacin de felicidad es furtiva, pasajera, transitoria. Dura apenas unos segundos, o alo mejor unos minutos. Son las endorfinas, y con las endorfinas ocurre lo mismo que con el espritu:nadie sabe ni cundo ni dnde sopla. Al menos en el estado actual de nuestros conocimientos.

    Si usted es una persona sensible, a lo mejor ha experimentado, aunque sea fugazmente, este estadodel que hablamos mientras escuchaba msica o durante la lectura de un poema. Pero a lo mejor es unhombre de accin, un deportista, un luchador; entonces su cuerpo le gratificar segregando endorfinascuando aprieta a fondo el acelerador de su automvil y adelanta a alguien en la autopista, o cuando lograbatir un rcord.

    Si se trata de una persona caprichosa, el conseguir aquello que quera o el recibir un regalo de lapersona querida ser lo que active su sistema de secrecin de endorfinas.

    A travs de complejas pero precisas prioridades bioqumicas aparecen en nosotros nuestros deseos,nuestros caprichos, nuestras motivaciones. Los conflictos que vivimos, los desafos ante los cuales noshallamos y a los que de un modo u otro respondemos, tienen su traduccin en trminos de bioqumica. Porregla general, buscamos o deseamos febrilmente objetos exteriores que, al menos inconscientemente,creemos que nos van a aportar felicidad; tenemos manas totalmente irracionales, debilidadescaracteriales o caprichos inauditos; todo ello es, mal que nos pese, pura qumica o, si lo preferimos,puede traducirse en nuestro interior en sencillos trminos de bioqumica.

    Las llamadas Medicinas Suaves o Medicinas Dulces, las ms de las veces apuntan a activar lasegregacin de endorfinas en nuestro cuerpo. Estas no slo alivian el dolor sino que colocan alorganismo entero en una situacin de relajamiento en el que la energa, el Ki de los acupuntores, puedeactuar libremente e, incluso, curar la enfermedad.

    Pero qu son exactamente las endorfinas?

  • Las endorfinas son sustancias naturales bioqumicas, que actan como analgsicos y euforizantes,segregadas por el cerebro y que desempean diversas funciones entre las que cabe destacar un papelesencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresin. Dicho en pocas palabras, de ellas dependealgo tan sencillo y a la vez tan importante como que nos encontremos bien o que nos encontremos mal.Pero no slo los estados de nimo dependen de las endorfinas, tambin cuestiones que hasta la fecha sehaban considerado exclusivas de artistas e inspirados, como la imaginacin o la creatividad. Segninvestigadores de la talla de Charles F. Levinthal, es muy posible que sean las endorfinas las quebrindan los medios de sustento de nuestras energas creativas.

    Descubiertas hace aproximadamente 20 aos, su estudio ha servido para que la ciencia occidentalreconsiderara algunas posiciones sobre las llamadas medicinas orientales y suaves, evidenciando algoque estas ltimas siempre han tenido muy en cuenta*, la relacin cuerpo-mente como un continuum.

    Las endorfinas no estn slo presentes en el cuerpo humano, podemos encontrarlas incluso enalgunos animales unicelulares. En animales ms desarrollados, forman uno de los pilares ms importantesdel funcionamiento del instinto y de las emociones.

    Las endorfinas transmiten informacin en las sinapsis o conexiones de las clulas nerviosas; actancomo verdaderos mensajeros bioqumicos que aumentan o disminuyen la capacidad de comunicacin delas clulas nerviosas. Las clulas tienen en sus paredes unos receptores destinados a combinarse con lasdistintas sustancias que circulan por el cuerpo. Son, en cierto modo, como cerraduras que necesitan deuna llave que entre perfectamente en ellas para poder desempear una funcin determinada.

    Tenemos, a lo largo de todo el cuerpo, cerraduras para endorfinas que llamamos receptores deendorfinas: stos se encuentran, por ejemplo, en el corazn, la piel, el cerebro, el pncreas, los riones,etctera.

    Como Quirn, el centauro de la curacin, las endorfinas estn representadas por la llave.En el transcurso de alguna cena o de alguna reunin de amigos, todos hemos presenciado cmo

    alguien aliviaba o incluso haca desaparecer un molesto dolor de cabeza ponindole simplemente lasmanos encima y tocando algunos puntos de acupuntura.

    Las migraas y los dolores de cabeza corresponden, segn estudios realizados por neurlogos deEstados Unidos, a una disminucin de endorfinas. Por esta razn, para muchas personas un simpledisgusto puede ser el causante de un fuerte dolor de cabeza. Del mismo modo, la sensacin de placer quepuede producir una simple imposicin de manos es capaz de estimular la circulacin de endorfinas yaliviar un dolor.

    Asimismo, segn el doctor Charles Den feo, el nivel de endorfinas tambin es particularmentebajo, tanto en sangre como en el lquido articular en enfermos que padecen artritis reumtica, osteoartritisy gota. En varios pases de Europa son conocidos cierto tipo de curanderos llamados magntiseurs(magnetizadores), que con simplemente imponer sus manos logran aliviar el reuma y la artritis.

    Podramos decir, para entendernos, que las endorfinas son agentes bioelctricos transmisores de laenerga vital. Su flujo procede del cerebro que las crea y dirige. Se tratara de la misma energa queutilizan los magnetizadores en sus sorprendentes curaciones. Si hasta la fecha han sido condenados por laciencia o se ha tenido un cierto recelo para con ellos, a la luz de las endorfinas el suyo es un tema areconsiderar. Como veremos en el captulo siguiente, las endorfinas actan como neuromoduladores,despolarizando parcialmente las membranas celulares. Esta des polarizacin, que acta sobre losimpulsos nerviosos transmitidos, es la que bloqueando el dolor produce la sensacin de alivio y debienestar.

    Desde la ms remota antigedad las madres saben por instinto que pueden calmar el dolor de sushijos con caricias y carios, y lo ms sorprendente es que funciona. Ello se debe a los efectos de esamaravillosa droga o, mejor dicho, antidroga, que son las endorfinas. Se ha comprobado, adems, que laleche materna contiene una poderosa endorfina, la caso-morfina, que al parecer sirve para reforzar el

  • vnculo de la madre con el beb mientras lo amamanta.El objetivo principal de este libro es facilitar un mnimo de informacin para descubrir qu son las

    endorfinas, y para activarlas en nosotros con el fin de lograr una vida ms plena y feliz.

  • Endorfinas y encefalinas

    Una de las preocupaciones esenciales de los profesionales de la salud ha sido siempre averiguar

    cmo solucionar el dolor. Se trata de algo lgico y razonable, pues las ms de las veces los pacientes sequejan precisamente de lo insoportable de las diversas dolencias que pueden padecer. El dolor y losproblemas asociados con su eliminacin o disminucin ha interesado, pues, desde antiguo no slo amdicos y sanadores, sino tambin a magos, brujas y sacerdotes. Algo parece haber en l que le confiereun sentido casi religioso: flagelaciones, autocastigos, expiacin de los pecados a travs del dolor,etctera.

    Desde la ms remota antigedad se han utilizado toda suerte de mtodos para combatir el dolor,desde el supersticioso amuleto hasta los principios activos contenidos en races y plantas medicinales.Tambin se ha recurrido a los hongos, al fuego, al agua o a la arcilla. Sin embargo, desde sudescubrimiento, el empleo de alcaloides y, ms concretamente de los derivados del opio, se han llevadola palma en cuanto a efectividad, pero pronto se observ que el consumo de este tipo de productosconllevaba dos problemas graves: la adiccin y los efectos secundarios. Con todo, en la actualidad losderivados del opio siguen siendo las drogas ms efectivas a la hora de combatir el dolor.

    De un modo paralelo a la utilizacin de los diversos alcaloides y derivados opiceos, la ciencia hadesarrollado un gran esfuerzo en el estudio del funcionamiento y los mecanismos de accin a nivelmolecular de estos productos narcticos. Pronto se dedujo del hecho de que algunos de los alcaloidesexistentes en plantas equivalgan funcionalmente y sean capaces de sustituir molculas propias de tejidosanimales, que sera conveniente buscar en dichos tejidos cules eran las molculas que correspondan ala morfina o a sus derivados opiceos.

    De este modo se ha descubierto que existe una correspondencia entre la Muscarina (vegetal) y laAcetilcolina (animal), la Efedrina (vegetal) y la Noradrenalina (animal) y la

    Morfina (vegetal) y los Pptidos opiceos (animales).Dada la extrema complejidad del sistema nervioso central, es evidente que el establecimiento de

    estas correspondencias ha necesitado aos de trabajo y ha debido superar un gran nmero de dificultades.Fue en 1972 cuando Akil descubri que estimulando elctricamente el periacueducto gris del cerebro seproduca un efecto analgsico en el animal sujeto a experimentacin. Este efecto analgsico eraantagonizado con Naxolona, un antagonista tpico de la morfina. Este descubrimiento vino a confirmar laexistencia ya intuida de un producto o productos de caractersticas semejantes a las de los opiceossintetizado por el organismo animal. Por decirlo de algn modo, se confirm que exista una morfinainterna, de autosntesis, capaz de actuar sobre el organismo que la haba sintetizado.

    Sin embargo, cuando se avanz realmente en el tema fue en 1975 cuando John Hugues logr aislardel cerebro de cerdo dos pentapptidos que posean prcticamente la misma actividad opicea que lamorfina y a los que denomin Leucin-Encefalina y Metionin-Encefalina. Se crey al principio que lasencefalinas iban a poder sustituir rpidamente al opio y a sus derivados, pero pronto se descubri que sutiempo de actuacin era muchsimo menor que el de los opiceos clsicos, lo cual descartaba laposibilidad de ser utilizadas con fines clnicos y teraputicos. Con todo, las endorfinas son algo ms queanalgsicos: un sistema qumico definido que acta dentro de toda la estructura cerebral.

    Como sugiere Levinthal, de acuerdo con una teora muy difundida, el cerebro es engaado alconsumir opiceos. Y lo ms grave es que las cantidades de opio, morfina o herona que se consumenhabitualmente son tan desorbitadas respecto a la disposicin del cerebro para acoger a las endorfinas queno slo la adiccin es prcticamente inevitable, sino que son imprevisibles todo tipo de efectossecundarios.

  • Uno de los aspectos que ms inters ha suscitado desde el descubrimiento de las encefalinas ha sidoel estudio de sus mecanismos de actuacin. Al parecer, stas actan como neuromoduladores,modificando la transmisin de la informacin de una clula nerviosa a otra a nivel de las sinapsis.

    En las membranas celulares existen unos receptores especficos en los que se fijan las encefalinascomo si se tratara de una cerradura en la que introducimos una llave. Al fijarse en estos receptculos,despolarizan parcialmente las membranas celulares con lo cual el impulso nervioso transmitido, que esproporcional a la polarizacin de la membrana, sufre una disminucin.

    Estos receptores a los que hacamos referencia son de diversos tipos, como si estuvieran adaptadosa los diversos tipos de opiceos. Asimismo, estn distribuidos de un modo desigual en los diferentesrganos del cuerpo humano.

  • Las endorfinas y la curacin

    Uno de los temas ms discutidos en el campo de la medicina moderna es el de la curacin. Quin

    cura realmente, el cuerpo o el medicamento administrado por el mdico? Procede la curacin delexterior o, por el contrario, del interior del enfermo? La respuesta a esta pregunta vara segn lasescuelas y segn los mdicos. Por una parte, sera iluso creer que nuestro organismo es capaz de curarpor s solo todas las enfermedades; equivaldra a decir que, al menos potencialmente, somos inmortales.Por otra parte, resulta altamente pretencioso imaginar que nuestra medicina es capaz de curarlo todo y,sobre todo, que slo ella cura.

    Sin duda, la respuesta se halla, como casi siempre, a medio camino. Es nuestro cuerpo el que noscura al sintetizar las sustancias necesarias, pero en muchas ocasiones un agente externo puede ayudar aque lo haga. Si somos un poco amplios de miras, comprenderemos que este agente externo tanto puede serun medicamento aloptico como uno homeoptico o una planta medicinal. Los diversos sistemas mdicosson, todos ellos muy efectivos, pero a menudo el que falla es el mdico en su diagnstico. No siempreresulta fcil detectar con precisin cul es la enfermedad que causa los sntomas que hemos podidoapreciar cuando las ms de las veces en un organismo enfermo coinciden varias enfermedades al mismotiempo.

    Con todo, cada da adquiere ms vigencia el viejo proverbio chino que afirma que matar al ladrnno cierra la puerta. Dicho de otro modo, un gran nmero de especialistas opinan que ms que dedicarsedesaforadamente a matar microbios y virus, lo ideal es llegar a mantener el sistema defensivo delorganismo en un estado ptimo. El concepto de salud cada da tiene menos que ver con una guerra sincuartel contra los microbios y los grmenes nocivos y mucho con el concepto de inmunidad.

    Los primeros investigadores que estudiaron el tema de las endorfinas ya se dieron cuenta de queexista una ntima relacin entre stas y el sistema inmunitario. Esta caracterstica, que al principio no sevalor excesivamente, ha adquirido, desde la aparicin del sida, una gran vigencia. Podra hallarse enlas endorfinas la solucin a esta plaga del siglo XX? Es difcil responder tanto afirmativa comonegativamente a esta pregunta en el estado actual de nuestros conocimientos, pero es innegable quecualquier tipo de tratamiento se ver favorecido si nuestro cuerpo es capaz de fabricar endorfinas connormalidad. Por otra parte, se ha observado que seropositivos que han realizado un cambio de vidaocupndose ms de su cuerpo y de su alma e intentando disfrutar al mximo de los das que les quedan,han superado con creces las expectativas de vida que les haban asignado los mdicos.

    Para ver qu relacin hay entre las endorfinas y nuestro sistema inmunitario, recordemos que el msimportante flujo de hormonas segregadas en nuestro cuerpo procede del hipotlamo. Esta corrientehormonal irriga la glndula pituitaria en la que estimula la produccin de numerosas hormonas que luegose dirigirn a los diferentes puntos de nuestro organismo por medio del sistema circulatorio. Se trata deun proceso continuo, imprescindible para el mantenimiento de la salud Estudiando este proceso, el doctorChoh Hao Li, de la Universidad de California, detect que estaba ntimamente relacionado con unaendorfina, sin duda la ms conocida, la llamada Endorfina-Beta. A raz de este descubrimiento, el doctorLi realiz otros de igual o mayor importancia, como el de la hormona adrenocorticotrpica o ACTH. Estaltima es una hormona de la familia de las endorfinas que, desbloqueando signos inmunitariospermanentes, contribuye sobremanera al mantenimiento de la salud. Esta hormona inmunitaria se produceen las situaciones de estrs. Es la responsable de que en situaciones lmite podamos reaccionar como nolo haramos normalmente.

    La inmunidad general, o sea, el conjunto de las defensas del organismo, se beneficia del flujocorrecto de endorfinas.

  • El sistema inmunitario sirve para combatir todo tipo de infecciones, desde las simples gripes hastalas enfermedades venreas o el sida. Tambin juega un papel importante en la lucha contra el cncer,incluso antes de que ste se manifieste. Todos tenemos en nuestro cuerpo un elevado nmero de clulaspotencialmente cancergenas que nuestro sistema inmunitario se encarga de vigilar y eliminar. Cuandoeste ltimo empieza a fallar, estas clulas reaccionan con virulencia y provocan la aparicin de laenfermedad. As, cuando nuestro sistema inmunitario no responde correctamente y no puede defendernosde los ataques malignos, aparecen las enfermedades que potencialmente ya estaban en nosotros. Dehecho, no es tanto el virus el culpable de la enfermedad como nuestra incapacidad para defendernos del. Aunque no se pueda decir que inmunidad es igual a endorfinas, ambas estn muy conectadas. Por estarazn seguiremos hablando de la inmunidad y de cmo sta va menguando en nuestro organismo. Un casotpico es el de las personas que a raz de una operacin importante o de un trasplante han tenido quetomar medicamentos inmunodepresores con el objeto de evitar rechazos. Se ha comprobado por medio deestadsticas que estos sujetos son ms propensos a contraer cncer. No es que este tipo de medicamentossea cancergeno, lo que ocurre es que sus defensas han disminuido considerablemente y su organismo noha sido capaz de eliminar como antes las clulas cancergenas.

    En diversos hospitales tambin se ha podido comprobar que pacientes que estaban sometidos a untratamiento con medicamentos inmunodepresores recobraban espontneamente la salud oevolucionaban ms positivamente cuando dejaban de tomar estos medicamentos. Se conocen casos depacientes que adems de cncer sufran otras infecciones graves y que se han curado. Es difcil asegurarque la reaccin producida por la infeccin en el sistema inmunitario sea la causante de la curacin delcncer, pero el tema no deja de ser curioso.

  • El efecto placebo y las endorfinas

    En la historia del tratamiento del dolor se han destacado casos de enfermos que han logrado

    suprimirlo parcial o totalmente ingiriendo productos inocuos. Se trata de un fenmeno conocido comoefecto placebo. Esta palabra quiere decir, en latn, contentar), complacer. Aunque este nombre nose invent hasta el siglo pasado, se sabe que los griegos conocan ya el efecto placebo.

    Es bastante fcil que algunos de los misteriosos brebajes que durante la Edad Media brujos ycuranderos suministraban a sus pacientes tengan mucho que ver con el efecto placebo.

    Segn el doctor Herbert Benson, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, enmuchas ocasiones el efecto placebo mejora el estado del enfermo y por ello mismo es un aspecto esencialde la medicina.

    A menudo, sobre todo en casos extremos, los mdicos se han encontrado que o no podan seguiradministrando sedantes a sus enfermos, o simplemente que stos ya no reaccionaban a ellos. Entonces leshan dado otras sustancias que, a pesar de no ser calmantes, han logrado producir los efectos de stos enel paciente. Un simple comprimido de azcar o una inyeccin de suero pueden bastar para producir elefecto deseado.

    Durante muchos aos, el aparato mdico no ha tenido muy en cuenta el efecto placebo, peroactualmente ha de rendirse ante la evidencia. No se trata, como se crea, de algo meramente psicolgico,sino de un efecto real y comprobado por miles de mdicos en centenares de hospitales y clnicas. Queuna simple aspirina pueda calmar dolores en los que la morfina ya no es eficaz, no depende obviamentede la aspirina, sino de algo que se halla en el interior del enfermo.

    Lo primero que se dijo es que se trataba de autosugestin o de algn tipo de perturbacinpsicolgica debida al dolor que el paciente haba tenido que soportar. Pero con todo, este extraofenmeno resultaba desconcertante; sin embargo, a raz del descubrimiento de las endorfinas, veremoscmo el efecto placebo puede entenderse mejor.

    El doctor J. Le vine, en un artculo que apareci en The Luincet titulado El mecanismo de laanalgesia por placebo public los resultados de sus investigaciones de la relacin de las endorfinas y elefecto placebo. El doctor Levine utiliz en su experimento pacientes que sufran dolores de muelasespecialmente rabiosos. Dividi a estas personas en dos grupos y proporcion a uno de ellos placebocon el fin de calmar sus dolores. Este alivi considerablemente los dolores de los pacientes. Sinembargo, al serles suministrada Naxolona, un antagonista tpico de la morfina, el efecto del placebodesapareci y los pacientes volvieron a tener dolor de muelas.

    As, pudo demostrarse que el efecto placebo no era una cuestin psicolgica, sino que de un modo uotro el cerebro del paciente haba segregado alguna sustancia de caractersticas semejantes a la morfina.

    Tambin se hizo el experimento contrario: antes de suministrar el placebo, se inyect Naxolona alos enfermos, y se vio que el placebo no surta ningn efecto.

    Es lcito preguntarnos qu hace que tenga lugar el efecto placebo y qu papel desempean lasendorfinas en l. Se ha visto, a travs de la prctica, que existe una estrecha relacin entre el efectoplacebo y la confianza que tiene el enfermo tanto en el mdico como en la medicacin. Esta confianzatiene, obviamente, que ver con la memoria. Es, en ltima instancia, una cuestin psicolgica, pero no porello deja de ser real. Sin duda, se trata de algo muy complejo e individualizado, pero lo que s esevidente es que las endorfinas desempean un papel esencial en el efecto placebo. Se ha comprobado,adems, que los placebos amargos suelen surtir mejor efecto que otros; ello se debe, sin duda, a lacreencia de que si tiene mal gusto es que cura: sabe a medicina.

    Cuando un paciente est convencido de que una medicina le sentar bien, posiblemente ser as,

  • aunque desde el punto de vista farmacolgico parezca aberrante. sta es la razn de que inocuoscomprimidos de azcar, suero vital o agua coloreada suministrados por el mdico para satisfacer alpaciente tengan a menudo un xito inexplicable.

    Hoy en da es un hecho demostrado que al menos el 35% de los cancerosos se alivian con placebos.

    La curacin por la fe

    No hace falta ir a Lourdes para or hablar de curaciones por la fe. En Francia existe un movimientoen el que participan miles de personas que se dedican a curar a sus semejantes a travs de la fe. Lospacientes son personas que, desengaadas de la medicina oficial o abandonadas por sta, se han dirigidoexpresamente a este movimiento animado por Maggie Lebrun. Se han contabilizado miles de casos decuraciones, muchas de ellas totalmente milagrosas. El libro de la seora Lebrun Mdicos del Cielo,Mdicos de la Tierra, ha resultado ser un verdadero bestseller del que se han vendido cerca de 150.000ejemplares.

    Las llamadas curaciones por la fe son, las ms de las veces, curaciones psicosomticas. Muy amenudo el sanador se limita a inspirar la fe necesaria.

    Es sabido que los estados emocionales modifican la produccin de hormonas e incluso los camposelctricos. Los casos de curaciones por la fe se caracterizan precisamente por estados emocionales fuerade lo normal. Sin duda, en muchas de estas curaciones lo que realmente ocurre es que el cerebro segregams endorfinas de lo habitual, y el organismo entero reacciona como ante una situacin de emergencia.

    Brujos y mrtires

    La historia nos ha dejado el relato de brujos y brujas que fueron quemados en la hoguera y que no sequejaron de dolor alguno. Asimismo, la hagiografa nos recuerda casos de mrtires que tampoco parecansentir ningn dolor al ser arrojados a los leones. Para muchos autores estos aparentes milagros seexplicaran de nuevo por la autosugestin, pero parece que lo que realmente ocurri no fue exactamenteun fenmeno de autosugestin.

    Movidos por una fe y una conviccin total de que este tipo de muerte les iba a conducir directamenteal paraso, no dudaban en entregarse a las fieras sin rechistar.

    Es un hecho sabido y comprobado a travs de numerosos experimentos que la ansiedad aumenta elsufrimiento. Se ha visto que la simple mencin de la palabra dolor aumenta la capacidad desufrimiento. Por lo tanto, un estado de nimo contrario a la ansiedad tender a hacer disminuir el dolor.El estado de beatitud mstica en que se hallaban un buen nmero de mrtires sin duda ayud sobremaneraa que sus cerebros segregaran ms endorfinas de lo normal No nos quepa la menor duda de que nomentan: muriendo as entraban en el paraso.

  • Las endorfinas y el estrs

    Desde que el hombre es hombre, la vida est llena de estrs, que puede manifestarse de muchas

    maneras. Para el hombre de las cavernas era la ruda lucha contra los elementos, la obtencin de alimentoy fuego y la autoconservacin con todo lo que implica: defensa de un medio hostil, plagas yenfermedades, inclemencias del tiempo, etctera.

    Para el hombre moderno la situacin no ha variado sustancialmente. Como sus ancestros debevestirse y alimentarse, defenderse de las enfermedades y satisfacer sus necesidades ms primarias. Sinembargo, gracias a lo que hemos convenido en llamar civilizacin, muchas de sus necesidades hanvariado considerablemente respecto a las del hombre de las cavernas. No obstante, han aparecido nuevasnecesidades, ms sutiles, ms elaboradas, generadoras de otro tipo de retos, de otro tipo de estrs.

    Todo lo que nos impide fluir de un modo espontneo y natural provoca en nuestra persona unasuerte de roce obligndonos a enfrentarnos a ello o a adaptarnos: es el estrs. Cualquier cambioimportante en nuestra rutina diaria induce una situacin de estrs con la que deberemos enfrentarnos, y denuestra capacidad para superarla depende nuestra felicidad.

    El estrs puede definirse como un conjunto de factores y actitudes que someten al cuerpo y alpsiquismo a una verdadera erosin que, en caso de prolongarse, puede desencadenar una serie deprocesos neuro fisiolgicos que conducirn al individuo a padecer una enfermedad psicosomtica. Sien la Edad Media los hombres moran a causa de terribles epidemias que diezmaban la poblacin,actualmente, junto con los accidentes de trfico, las responsables del mayor nmero de muertes son lasllamadas enfermedades degenerativas: cncer, infarto, arterioesclerosis, artritis, etctera. La influenciadel estrs en todas ellas es hoy en da algo evidente.

    Entre los factores ms estresantes se encuentran los de naturaleza emotiva. En la lista que ofrecemosen este captulo veremos cmo para el hombre norteamericano lo que ms estrs produce es el tener queencarar una situacin de divorcio. La prdida de un ser querido e incluso la de un empleo tambinprovocan un elevado ndice de estrs. El embarcarse en un crdito o en una hipoteca son otras de lassituaciones que generan estrs.

    Es evidente que estas valoraciones no son absolutas: cada individuo reaccionar a su manera, segnsu personalidad, segn su psicologa. Lo que, sin embargo, s merece ser enfatizado, es que, aparte delestrs fsico, el estrs es de orden esencialmente psicolgico.

    Cualquier situacin emocional que choque con la estructura y el montaje de nuestro ego,provocar estrs. Nuestra capacidad de reaccin al estrs y nuestra capacidad de adaptacin a lassituaciones agradables y desagradables en esta vida dependen del grado de hinchamiento en que seencuentra nuestro ego. Por esta razn, en muchas ocasiones la humildad que produce el haber sufrido oel haber seguido a un maestro espiritual es una verdadera medicina preventiva contra el estrs. Nuestracapacidad para entender las motivaciones de los dems y para adaptarnos en vez de enfrentarnos seencuentra aumentada. A medida que un ser humano se eleva espiritualmente, a medida que evoluciona, suhabilidad para adaptarse, entender y perdonar va creciendo de un modo paralelo.

    ACONTECIMIENTOS NIVEL

    Muerte del cnyuge 100Divorcio 73Ruptura de relaciones o separacin 65Prisin 63

  • Muerte de un pariente cercano 63Accidente o enfermedad graves 53Matrimonio 50Prdida del empleo 49Jubilacin 45Embarazo 40Problemas sexuales 39Cambio de situacin financiera 38Fallecimiento de un amigo 37Hipoteca o crdito por ms de 750.000ptas. 31Cambio de trabajo 30Abandono del hogar por parte de un hijo 29Problemas legales 29Logro personal importante 28Comienzo o abandono de la escuela 26Revisin de hbitos personales 24Problemas con el jefe 23Cambio de horario laboral 22Cambio de condiciones laborales 22Cambio de residencia 20Cambio de colegio 20Cambio de actividades religiosas 19Cambio de actividades sociales 18Hipoteca o crdito inferior a 750.000 ptas. 17Cambio de hbitos alimenticios 15Navidades 12Multa de trfico de poca cuanta 11

    Una sencilla imagen nos har comprender cul es la situacin del ego en esta aventura.

    Imaginemos que somos un maravilloso automvil, un verdadero blido que nunca se ha lanzado aexperimentar grandes velocidades. De repente, por una razn u otra, nos aventuramos en la autopista dela vida y empezamos a apretar el acelerador a fondo: acabamos de iniciar una bsqueda espiritual ohemos entrado en un camino. Poco importa, sobre todo al principio, sea cual sea ste. Lo realmenteimportante es que, ms o menos conscientemente, hemos decidido abandonar los caminos trillados. Amedida que aumenta la velocidad, nuestra carrocera produce ms roce: su forma no es precisamenteaerodinmica.

    En este cuento, el ego es la carrocera, el roce es el estrs y el desgaste que ste va produciendoen la carrocera marca nuestra evolucin. A base de tiempo y de velocidad, veremos cmo la carrocerase ha ido deformando respecto a su forma inicial y adquiriendo una nueva forma, ms aerodinmica, msadaptada a su nueva vida. As, en un camino espiritual, el ego se va puliendo de manera que sucapacidad de produccin de estrs se va reduciendo a medida que avanza.

    En el mundo moderno parece como si todo fuera acelerado. Nada permanece, todo cambia, y estecambio constante parece ser la fuente ms comn de estrs.

    Incluso acontecimientos que a primera vista nos pueden parecer normales son, a menudo, motivode estrs. El matrimonio, el embarazo, un cambio de trabajo o de colegio son factores de estrs. En lalista anterior hemos visto unos cuantos entre los ms corrientes. Cuando estos factores se producen a lavez o en rpida sucesin, el mecanismo de adaptacin fsica y mental del individuo sufre una presin

  • excesiva: ha aumentado el nivel de estrs.En perodos de inestabilidad o de recesin econmica es normal que los niveles de estrs se

    incrementen considerablemente. Dicho incremento suele ir acompaado de uno paralelo de enfermedadespsicosomticas como infartos, lceras de estmago, impotencia, insomnio, dermatitis o prdida de peso.

    Aparte de la aparicin de estas enfermedades psicosomticas, el carcter tambin cambia. El sujetose puede volver taciturno y perder las ganas de vivir y de luchar.

    Por lo general, se intenta combatir el estrs a base de calmantes o estimulantes, pero sus efectossecundarios pueden causar an ms estrs. La nica manera, no de combatir sino de compensar el estrs,consiste en ayudar al cuerpo para que segregue normalmente las endorfinas necesarias.

    El estrs positivoEn su obra Estress without distress , el doctor Hans Seyle distingue dos tipos de estrs, el

    eustress o estrs positivo y el estrs negativo. Existe la tendencia generalizada entre el pblico engeneral a concebir el estrs como algo sumamente negativo, como una verdadera crisis de la vida. Todocuanto nos resulta perjudicial sera atribuible al estrs: depresin, frustraciones, infartos, mal humor,etctera. Y ciertamente, es cierto, pero se trata de lo que el doctor Hans Seyle denomina estrs negativo.

    Cuando estamos sometidos a l, los acontecimientos se ciernen sobre nosotros bloqueando nuestracapacidad de respuesta, nuestra capacidad de felicidad. Actualmente, este tipo de estrs est muyextendido y es el responsable ms o menos directo de enfermedades como los infartos, las lceras deestmago y todo tipo de dermatitis y artritis.

    Pero en nuestra vida diaria nos encontramos forzosamente con situaciones que nos producen estrs ymuchas veces ste no es tan perjudicial. Tomar una decisin, hacer cola para entrar en el cine osimplemente conducir en la ciudad genera estrs y, por lo general, no parece que nos preocupedemasiado. Puede que incluso consideremos que el estrs es interesante, estimulador.

    Uno de los principios bsicos en el tema de las endorfinas es que frente a una situacin de estrs sesegregan endorfinas destinadas a disminuir la tensin que produce. Si el flujo de endorfinas es constantey adecuado al estrs generado, ste resulta estimulante: es el estrs positivo, que entra dentro de nuestracapacidad normal de adaptacin. Produce en nuestro organismo una respuesta de tipo simptico: nosestimula y tonifica. Por otra parte, las endorfinas, cuya secrecin estimula, producen el efecto contrario:son relajantes y placenteras.

    El estrs negativo, por el contrario, hace que nos sintamos sobrecargados, ms all de nuestrasfuerzas. Es el surmnage. Y en esta sobrecarga parece que las endorfinas tienen dificultades para hacersecon la situacin y parecen fallar. Quizs hemos querido ir ms all de nuestros lmites naturales.Cualquier profesor de yoga sabe que nunca hay que forzar una postura. No se trata de que el principianterealice sus asanas a la perfeccin, la asana, palabra que quiere decir postura cmoda, consiste en unir hacia esa hipottica asana formalmente perfecta. Lo importante, como se puede comprenderclaramente a la luz de las endorfinas, es que nuestro cuerpo se coloque en una situacin lmite que, singenerar estrs negativo, exija la suficiente tensin como para que reaccionemos segregando endorfinas.

    Otras tcnicas orientales, como el Tai Chi, se basan en lo mismo. Vemos en todas ellas unprofundo respeto a la relacin cuerpo-mente. Nunca hay que forzar: nos impedira producir las endorfinasque a travs del ejercicio en particular que practiquemos podramos lograr.

    El estrs negativo puede, sin embargo, llegar a ser muy placentero: nos hallamos entonces ante unasituacin sumamente peligrosa, cercana al mono del drogadicto.

    Las grandes multinacionales que se aprovechan de sus ejecutivos exigindoles cada vez msresultados, no hacen sino drogarlos a base de sus propias endorfinas, para tirarlos a la basura de unempleo peor o del desempleo cuando ya no les sean tiles.

    Gracias a la poderossima capacidad bioqumica de las endorfinas, el estrs se convierte en algogratificante para el organismo que lo vive, contrariamente a lo que podramos pensar como algo positivo.

  • Cuando somos capaces de soportar los desafos que la vida nos propone y notamos que el peligro nosexcita, vivimos un estado de estrs positivo: estamos eufricos. En este estado somos capaces de adoptarun comportamiento que, marcado por nuestra capacidad de adaptacin, nos permite triunfar, crecer,aprender y gozar de cuanto nos ocurre.

    Actividades que cuando estamos deprimidos se nos hacen difciles y complicadas se conviertencomo por arte de magia en algo sumamente excitante cuando estamos sometidos al estrs positivo:nuestro trabajo, nuestro deporte favorito, los problemas cotidianos, todo ello nos hace experimentarplacer. Nuestras motivaciones han aumentado milagrosamente gracias a una benfica corriente desustancias bioqumicas cerebrales y nuestra capacidad de adaptacin se ha consolidado. A partir de estemomento nos hemos convertido en luchadores y tanto el trabajo duro como las situaciones difciles nosresultan estimulantes.

    Mientras no vayamos ms all de nuestras fuerzas, el estrs positivo ser una fuente de endorfinasque circularn constantemente por nuestro organismo haciendo que nos sintamos bien, pero si forzamosla mquina ocurrir lo contrario: nos agobiaremos y no podremos hacer frente al estrs.

    Por otra parte, hemos de pensar que en la sociedad en que vivimos, el nivel de estrs alcanza unascotas que nunca roz anteriormente. Esto nos obliga a segregar ms endorfinas que nuestros antepasadosy, lgicamente, eleva la probabilidad de que nuestras reservas se agoten antes de lo que sera previsibleen otras condiciones. El hombre moderno vive situaciones que la naturaleza no ha sido capaz de prever.Sin duda, por esta razn el hombre civilizado necesita cada da ms sustitutos a los placeres naturales:consume ms televisin, ms tabaco, ms alcohol y ms drogas cada ao que transcurre. Necesitaperidicamente de unas vacaciones, mientras que sus abuelos vivieron felices toda su vida sin saber queran.

    Por otra parte, la insatisfaccin a todos los niveles en que vivimos actualmente y que explotan losgobiernos y la industria a base de la propaganda, est directamente relacionada con el estrs. Mientras novivamos en un estado de relativa salud psicolgica no slo no podremos ser felices: tampoco podremosser realmente libres. Estaremos sometidos a las influencias hipnotizadoras de la propaganda y, como elperro de Pavlov, reaccionaremos exactamente como los publicistas, esos magos modernos, han previstoque hemos de reaccionar.

    Nosotros mismos debemos tomar las riendas de nuestras propias vidas y saber separar la paja delbuen grano cuando se nos propone algo. Es importante que descubramos cul es el sistema que ms seadecua a nuestra personalidad para ayudarnos a vivir sin estrs. Para algunos ser el yoga, el Tai Chi ola meditacin, para otros el masaje y para otros un deporte o un hobby.

    Debemos ser capaces de utilizar la capacidad de estrs positivamente. Como decamos al principiode este libro, nuestro peor enemigo puede convertirse en el mejor aliado si somos capaces de darle lavuelta. Descubramos el ejercicio que ms se adapta a nuestra persona y hallemos cul es la vlvula deescape que mejor podremos utilizar.

    Cmo combatir el estrsPara combatir el estrs slo hay un mtodo: equilibrar el flujo de endorfinas en nuestro organismo.

    En el captulo titulado Cmo segregar endorfinas, expondremos diversos sistemas que ayudarn aconseguirlo. De momento, centrmonos en el ms importante: la relajacin.

    Si queremos modificar nuestro sistema de vida, que al fin y al cabo es lo que nos causa el estrs,debemos aprender a relajarnos. Antes que nada, es preciso que comprendamos que los cambiosproducidos en el cuerpo afectan a la mente y que, al mismo tiempo, los cambios producidos en staafectan al cuerpo. El cuerpo y la mente constituyen una unidad inseparable que slo una inteligenciapolucionada por siglos de cartesianismo nos hace ver como dualidad. En su libro Bodymind, KenDychtwald nos propone, para eliminar el potencial destructivo del estrs, que cambiemos de juego.Esto quiere decir que cambiemos de sistema de vida, que hagamos que nuestra vida funcione de otro

  • modo. Una gran cantidad del estrs tiene su origen en las diversas maneras en que abusamos de nosotrosmismos a travs de hbitos vitales perjudiciales y a travs de la competitividad en la que nos vemossumidos en el mundo moderno. Es obvio que, si mejoramos nuestro tipo de vida eliminaremos o al menosatenuaremos los factores que generaban estrs.

    Otra obra que puede ayudarnos a cambiar nuestra vida es el ya clsico de Ken Keyes y Tolly BurkanHow to make your Ufe work[1]

    Para combatir el estrs es muy importante aprender a cambiar las perspectivas. Hemos dedesengaarnos de muchas cosas, simplemente porque estbamos engaados con muchas cosas. Es muchoms positivo para nuestra salud mental ver las cosas tal cual son que no como quisiramos que fueran. Unbuen ejercicio consiste en hacer un repaso peridico de nuestras convicciones, de nuestras actitudes,creencias y escalas de valores.

    Fumar, por ejemplo, es una importante causa de estrs. Pero intentar dejar de fumar puede serloms. A menudo, aquel que quiere dejar de fumar necesita ayuda. Si ste es su caso, no lo dude, pdala!Recurra a sus amigos; muchos de ellos lo soportarn porque han pasado por el mismo trance. No olvideque cuando deja de fumar su cuerpo necesita adaptarse a esta nueva situacin y, por un tiempo, segregamenos endorfinas. Este proceso de adaptacin puede variar segn las personas y segn el grado deadiccin, pero a la corta o a la larga terminar.

    Otra causa de estrs es que, por lo general, no hacemos suficiente ejercicio. La vida rutinaria ysedentaria que lleva el hombre de la ciudad es completamente antinatural Su cuerpo se vuelve rgido, losmsculos se debilitan y la circulacin sangunea empeora. Un cuerpo sano y entrenado puede ayudarmuchsimo a reducir el estrs. Cualquier actividad fsica, si no es exagerada, resulta sumamente positiva:caminar, nadar, hacer deporte, etctera. Si bien jugar a golf o a tenis no est al alcance de todos losbolsillos, caminar veinte minutos cada da s lo est. Para los antiguos chinos una de las claves de lalongevidad consista en caminar veinte minutos cada maana antes de desayunar. No slo abre elapetito, sino que tambin flexibiliza el cuerpo que se ha endurecido despus de las horas de sueo. Y elestrs, no lo olvidemos, es una forma de endurecimiento.

    Por lo general, utilizamos demasiado el coche o el ascensor. Si somos capaces de acostumbrarnos arealizar a pie los trayectos cortos (la compra del pan o del peridico, ir a la escuela a buscar a nuestroshijos, etctera) y de prescindir al menos una vez al da del ascensor, en un par de semanas nuestro humorhabr cambiado, tendremos ms ganas de vivir y habremos perdido barriga.

    Otro aspecto de nuestra vida que debemos vigilar si queremos combatir el estrs es la dieta. Lamayora de nosotros seguimos una dieta inadecuada, o al menos desequilibrada. Pongmonos en manosde un buen especialista, es fcil que tengamos carencias que desequilibren nuestro organismo. Perotambin cometemos excesos: la mayora de nosotros utilizamos ms sal de la necesaria o comemos porencima de nuestra hambre natural. Cada vez que rebaemos el plato hemos de darnos cuenta de que estetrocito de pan untado en la salsa es precisamente lo que sobra.

    Aparte de dejar de fumar, comenzar a practicar algn deporte y vigilar su dieta, si realmente quierecombatir el estrs que le amarga la vida, le conviene aprender a relajarse. Para estar en armona con unomismo conviene que peridicamente dediquemos un lapso de tiempo a la interiorizacin o a lameditacin. Existen muchas tcnicas de meditacin y cualquiera de ellas es buena para empezar. Sinembargo, hay una regla bsica que nunca debe olvidar: durante la meditacin todo ha de transcurrirespontneamente, no ha de forzar nada, ha de comportarse del modo ms pasivo posible. Si le intentanensear un sistema de meditacin distinto, rechcelo.

  • Las endorfinas y las drogas

    Corno hemos visto, las endorfinas son un verdadero vehculo del placer, de la euforia y de la

    sensacin de felicidad. Se trata exactamente de lo que un elevado nmero de personas buscan en lasdrogas. sta parece ser una constante en la historia del hombre desde que abandon el Paraso Terrenal:buscar fuera de s lo que ya tiene en su interior.

    Resulta obvio que si drogas como la morfina o la herona funcionan, es porque nuestro organismoest preparado para recibirlas y reaccionar a ellas. Una puerta puede ser abierta si tiene una cerradurapor la que introducir una llave. Sabemos que con cualquier llave no podremos abrirla: tendr que ser lallave que le corresponde o una muy parecida. Si utilizamos la llave adecuada, la puerta se abrir sinproblemas, pero si utilizamos un sucedneo, con toda seguridad, antes o ms tarde, estropearemos lacerradura. Pues bien, algunas drogas no son sino sucedneos de las endorfinas que, una vez administradosun determinado nmero de veces, no slo destrozan las cerraduras, sino tambin inhiben la fabricacin deendorfinas. El caso ms patente es el de la herona, que tantos estragos est haciendo en nuestra juventud.

    El heroinmano, al administrarse su dosis, est intentando provocar desde fuera lo que su organismodebera hacer desde dentro. Efectivamente, vive las primeras veces una agradable sensacin de felicidady euforia, de relajamiento y falta de estrs. La prueba est en que muchos drogadictos describen estasituacin diciendo: es como unas vacaciones. Gracias a la droga han desconectadomomentneamente con aquello que les produca estrs e infelicidad. Pero esto ocurre nicamente en lasprimeras dosis: estn forzando la cerradura. Lo realmente dramtico del caso, adems de la terribleintoxicacin que se va creando, es que la capacidad del organismo para segregar y para recibirendorfinas va disminuyendo, con lo cual el drogadicto se encuentra cada vez ms desprotegido ante eldolor y el estrs. A partir de cierto momento, generalmente despus de la segunda dosis, el individuo yano se pica en busca de placer o de sensacin de felicidad, sino simplemente para no sufrir, para que nole duela el cuerpo.

    Por esta razn, en los diversos mtodos de rehabilitacin de heroinmanos debera tenerse muy encuenta la estimulacin de secrecin de endorfinas. Sin duda, la nica manera de salvar a estos enfermospasa por el reequilibrio de su capacidad de produccin de esta antidroga natural.

    Como ha escrito un destacado investigador europeo de las encefalinas, Jos Mara Garda Antn,La existencia misma, pues, de estos pptidos, ha permitido dar un nuevo enfoque al problema de ladrogadiccin a poder relacionar de manera intuitiva ciertas tendencias a la drogadiccin con nivelesbajos o deficitarios en encefalinas. Parece ser que incluso la euforia producida por el alcohol provieneen ltimo trmino de una liberacin de encefalinas.

    Se ha dicho que las endorfinas son nuestra morfina interna. El consumo de drogas provoca en eladicto una drstica disminucin de los niveles naturales de endorfinas y, dndole la vuelta, lo nico quepuede ayudar realmente a abandonar la adiccin es un aumento de los niveles naturales de endorfinas.

    Todos sabemos que para quitarle algo a alguien de una manera no violenta hemos de ofrecerle algoa cambio. Los conquistadores espaoles y portugueses obtuvieron enormes cantidades de oro de losindgenas americanos a cambio de trocitos de espejos, y los pases industrializados se hacen con lasmaterias primas que necesitan trocndolas a los del tercer mundo por medicamentos o baratijastecnolgicas.

    De nuevo se trata de darle la vuelta y ver que para desenganchar a alguien de la droga se le ha deofrecer, preferentemente, algo de lo que ande escaso. Y en el caso que nos ocupa, ese algo sonendorfinas. Las endorfinas son algo natural, algo que ni se compra ni se vende, con lo que no se puedemercadear.

  • Existe una vieja historia china que dice, en pocas palabras, que si quieres ayudar a un hambriento,no le des un pescado para que se lo coma y al da siguiente vuelva a tener hambre: es mejor que le desuna caa y un anzuelo y le ensees a pescar.

    Con las endorfinas ocurre lo mismo: no se pueden administrar desde fuera. Es nuestro propioorganismo el que las crear desde dentro, si desde fuera le ayudamos a encontrar la situacin y lascondiciones propicias para que lo pueda hacer.

    En el captulo titulado Cmo segregar endorfinas veremos algunos de los sistemas que nospermitirn acrecentar nuestra produccin de stas.

    Adems de las llamadas drogas duras, otro tipo de estimulantes o relajantes ejercen un efectonocivo sobre nuestro organismo: son las llamadas drogas autorizadas, como el alcohol o el tabaco.Vamos a ver, someramente, qu relacin tienen con las endorfinas.

    El alcohol es una droga que tomada en cantidades excesivas resulta mucho ms peligrosa de lo quegeneralmente imaginamos. No son slo sus efectos sobre la persona que bebe, sobre su hgado o en loque se refiere a su dependencia psicolgica de la bebida; lo ms peligroso del alcohol es que bajo susefectos se produce una desinhibicin de la voluntad y una prdida de reflejos cuyas consecuencias sonimprevisibles. Un gran nmero de abusos sexuales se producen bajo los efectos del alcohol, y en muchosaccidentes de trfico se ha detectado que el conductor haba bebido unas copas de ms.

    Hemos visto en captulos anteriores que la relajacin favorece el flujo de endorfinas y, por lo tanto,la sensacin de bienestar y de felicidad. En muchas ocasiones, el tpico ejecutivo agresivo acaba sujornada laboral en un estado de estrs en el que se le hace difcil una relajacin por medios naturales,sobre todo si no est acostumbrado a relajarse y no practica ninguna tcnica que favorezca la relajacin.Es bastante normal que recurra entonces al gin-tonic o a cualquier otra bebida alcohlica que destensarsus nervios y lo relajar. El alcohol produce una reaccin parasimptica de calma y relajacin.

    Cuando se descubrieron las endorfinas, se sospech que exista una estrecha relacin entre stas y elalcohol. Se lleg a pensar incluso que la absorcin de alcohol poda ayudar a la secrecin de endorfinasnaturales. Pero pronto se vio que lo que ocurra era exactamente lo contrario.

    En la Universidad de Cagliari, en Pava, Italia, se ha descubierto que la utilizacin crnica dealcohol anula la capacidad del cuerpo para mantener correctamente el flujo de endorfinas en elorganismo. Sin duda esto es debido a que las ganas de la euforia bioqumica producida por las endorfinasaumenta la bsqueda de la impresin parasimptica artificial que produce el alcohol.

    Cuando recurrimos al alcohol para enfrentarnos al estrs, lo que realmente estamos buscando es unasensacin de calma y de relax queja est en nosotros. El alcohol es un mero sustituto, pero un sustitutopeligroso. Sin duda nos ayuda a desembarazarnos momentneamente de nuestras inhibiciones, pero nosera mucho mejor liberarnos de ellas para siempre de un modo consciente, voluntario? Si cuando hemosbebido estamos ms desinhibidos, somos ms simpticos y ocurrentes y bailamos mejor, debemos ser losuficientemente lcidos como para darnos cuenta de que el problema est en algo en nosotros que no nosdeja ser como realmente somos. Bebiendo nunca lograremos liberarnos de nuestros complejos, solamentelos aparcaremos durante tan rato para volver a caer ms tarde bajo su yugo.

    As como a la tempestad le sigue la calma, a la calma artificial que provoca el alcohol forzosamentele seguir la tempestad. No nos quepa la menor duda. El organismo se ir debilitando, el hgado iradquiriendo la forma y las proporciones de un piano de cola y el carcter se ir agriando como el vinoque se ha dejado al aire libre durante unos das.

    Pero, lo que es peor, poco a poco se crear en nosotros una horrible dependencia que har que nopodamos funcionar normalmente sin nuestra dosis de alcohol Si antes bebamos solamente al acabar lajornada laboral, ahora ya lo hacemos por la maana, para darle un poquito de color a la vida.

    El alcohol puede ayudar a olvidar, y a veces es muy beneficioso olvidarse de un problema paraencararlo con nuevos ojos al da siguiente; pero lo que nunca lograr es solucionar el problema. Y un

  • problema olvidado nunca es un problema solucionado.Pero a lo mejor nuestro problema no es el alcohol, sino el tabaco. Especialistas en el tema han

    detectado que hay un aumento de endorfinas en nuestro organismo asociado a niveles de nicotina en lasangre. Se podra pensar que, simplemente, fumar aumenta la secrecin de endorfinas y, por esta mismarazn, provoca en los fumadores una sensacin de felicidad. Pero no es exactamente as.

    La nicotina refuerza la accin de la vasopresina, que juega un papel muy importante en la asistenciaa la memoria; asimismo tambin acta sobre la epinefrina, que ayuda a la vigilia. Slo por esto, el fumarpuede ayudar a los intelectuales a discurrir y a escribir, pero el tabaco tiene tambin otros efectos no tanatractivos.

    No es ste un libro dedicado a la lucha contra el tabaquismo, por lo que no vamos a extendernospasando revista a todos los efectos nocivos del cigarrillo, que no son pocos. Lo nico que nos importa,dado el contexto de esta obra, es sealar que fumar produce en nuestro organismo una reaccin de estrsy, por lo tanto, comporta todas las consecuencias positivas y negativas del estrs.

    Centrmonos nicamente en las positivas. Hemos visto, en captulos anteriores, cmo el organismoreacciona ante una situacin de estrs segregando endorfinas para compensarla con una sensacin decalma y relajacin. Los primeros cigarrillos suelen fumarse para hacer como los dems. Ms tardecomienza una dependencia psicolgica: fumando nos sentimos mayores, ms seguros de nosotros mismos,nuestro cerebro est ms lcido y parece que recordamos mejor las cosas. Pero poco a poco, sobre todosi adems bebemos, la nicotina y el alquitrn van surtiendo su efecto en nuestras venas y nuestrospulmones; entre otras patologas, la arterioesclerosis no se hace esperar. Al cabo de los aos, nuestroorganismo se ha acostumbrado de tal modo al tabaco, que ya no fumamos nicamente para sentirnosmayores o ms interesantes: necesitamos literalmente del tabaco para poder funcionar normalmente.Fumar, con el estrs que produce en nuestro organismo, es nuestra manera de segregar endorfinas: comoel heroinmano, hemos cado en la trampa.

    Cuando intentamos dejar de fumar, lo que nos cuesta en realidad no es tanto dejar de fumar comoadaptarnos a una situacin de menor flujo de endorfinas. Por esta razn, si queremos dejar de fumar, lomejor es que estimulemos adems la secrecin de endorfinas.

    Un mtodo bastante eficaz que los orientales han exportado con xito a Occidente es la acupuntura.Se ha demostrado que cierto tipo de endorfinas se elevan tras tratamientos con acupuntura, sobre todotratamientos del dolor. Este disminuye a la vez que aumenta la sensacin de placer. J. Arehart-Treichel,en un artculo publicado en Science Nern de julio de 1977 titulado Encefalinas, algo ms quedestructores del dolor, seala que ha sido demostrado clnicamente que la anestesia producida conacupuntura eleva el nivel de endorfinas.

    Con miles de aos de existencia a sus espaldas, la acupuntura se est empezando a imponer enOccidente desde hace unos veinte aos. En 1874, David Mayer demostr que cuando un puntodeterminado del denominado intestino grueso (Ho K), sin duda el ms utilizado por los acupuntores, eraestimulado con las agujas, poda inducirse un considerable grado de anestesia en los dientes. Estaanestesia era reversible con la Naxolona, con lo cual lo que ocurra era que se haba estimulado laproduccin de endorfinas.

    Pero volvamos al tema del tabaco. Segn algunos terapeutas especializados en la lucha contra laaficin al tabaco, lo ms conveniente es ir reduciendo poco a poco los cigarrillos al tiempo que seestimula la fabricacin de endorfinas con, por ejemplo, el footing o el squash. Adems de estos deportesviolentos, que aportarn endorfinas a partir del estrs que provocan, tambin ayudarn los masajes,sobre todo el masaje metamrfico en los pies.

  • Las endorfinas y la risa

    Varios investigadores modernos han redescubierto algo que nuestros abuelos ya saban: rer es

    bueno para la salud. Pero no slo rer; tomarse las cosas con buen humor, positivamente, sin proyectarnuestra negatividad, todo ello ayuda a vivir una vida ms plena.

    Es conocido el caso de un importante ejecutivo de Nueva York que, al saberse condenado a muertepor un cncer irreversible, decidi pasar sus ltimos das con la mujer a la que amaba en un buen hotelviendo en vdeo todas las pelculas de los hermanos Marx. El efecto de la mezcla, y sobre todo de loshartones de rer que se hizo con los chistes y ocurrencias de Groucho, Harpo y Chico fue espectacular: noslo no muri en la fecha predicha por su galeno sino que al cabo de unas semanas su cncer habadesaparecido. Se haba curado con la risa.

    Todos hemos podido comprobar cmo la risa hace que olvidemos las preocupaciones y losproblemas y encaremos la existencia ms positivamente. Todos los pueblos perseguidos han desarrolladoun sentido del humor especial que sin duda les ha ayudado a soportar la persecucin.

    Si nos hallamos ante una persona deprimida, ms que sesudos consejos o pertinentes explicacionesde qu le est ocurriendo, lo que puede ayudarla realmente es que la hagamos rer. El humor tiene algoesencialmente arracional e irracional que ayuda a desbloquearnos psicolgicamente.

    Los estudios actuales no son definitivos, pero apuntan la idea de que hay una estrecha relacin entrela risa y las endorfinas. De entrada, con frecuencia el hecho de rer produce un relajamiento que, comohemos visto, favorece la produccin de endorfinas. Efectos que podemos atribuir a estas ltimasaparecen tambin con la risa: se mejora ms fcilmente en las enfermedades, es antidepresiva y sirvepara mantener la salud.

    Una actitud positiva y con un cierto toque de humor ante la vida implica una bioqumica equilibrada,y una bioqumica equilibrada contribuye a que nuestras glndulas segreguen correctamente las hormonasque han de segregar. Con ello nos encontramos con una tasa normal de endorfinas en nuestro cuerpo y,lgicamente, de defensas y de capacidad de sensacin de felicidad.

    Un tratamiento sorprendentemente efectivo contra el dolor es... la carcajada! Aparte de lasendorfinas, un gran nmero de sustancias cerebrales estn inducidas por el acto de rer. Una simplesonrisa emite una informacin que hace que el cerebro segregue endorfinas. Se trata de un mecanismoparecido al que nos hace segregar un jugo gstrico con slo oler nuestro plato preferido.

    Cierta escuela de budismo ensea unas tcnicas que consisten en caminar... sonriendo. Se tratara dealgo tanto o ms beneficioso que la meditacin.

    Hacer o explicar chistes, ver una pelcula de risa o leer un buen libro de humor pueden ser unosexcelentes medicamentos para nuestro cuerpo y nuestro espritu. Y sin efectos secundarios! Es algo quetodos los maestros zen saben.

    Como el bostezo, la carcajada es terriblemente curativa. Todos los verdaderos maestros espiritualesgozan de un fino sentido del humor y muchas de sus enseanzas no carecen de un aspecto humorstico. Loscuentos jasdicos, las historietas sufes o las fbulas taostas nos dan fe de ello.

    Para ser felices hemos de saber colocarnos por encima de ese espejismo que llamamos realidad.Hemos de estar por encima de las vicisitudes del destino, y el sentido del humor, de lo grotesco, de loridculo nos ayudar.

    Una antigua enseanza zen nos propone el siguiente ejercicio:Pngase serio. Reflexione acerca de la gravedad de cada instante: cada segundo que pasa es un paso

    ms hacia la ineludible muerte, es como un grano de arena que ha cado en el receptculo inferior delreloj y que nunca ms volver a subir. A medida que circula la sangre por sus venas, su vida se va yendo:

  • vivir es morir poco a poco. Cada segundo que pasa mueren varios nios en el mundo, se arruina unbanquero y aparece un nuevo virus. Todo es muy serio, todo es muy importante. Adopte una actitudsolemne. Rase.

    Rase a carcajadas porque todo es una broma. Cada momento de su vida era como un trozo de unacomedia, slo que muchas veces usted no se contaba entre los que rean. Pero ahora s puede rerse,porque es lo nico inteligente que puede hacer. Si llega a encararla como se debe, la vida es un fluirconstante de gozo y alegra, un perpetuo nacimiento. Nada es eterno y, al mismo tiempo, todo lo es; nadaes inamovible, nada es estable. Como en el mito de Ssifo, la piedra siempre acaba cayendo; no vale lapena esforzarse tanto. Ra, ra a carcajadas porque es lo mejor que puede hacer.

    Intente desarrollar esa capacidad que poseemos todos los seres humanos de ver las dos caras de lamoneda. Sepa ver la verdad en la mentira, el bien en el mal, la oportunidad que indefectiblemente sehalla en cualquier dificultad. Todo lo que a primera vista parece negativo, tiene su lado positivo. Nocaiga en la trampa de juzgar prematuramente lo que les ocurra a las personas con las que se encuentra.Vaya al fondo de las cosas ms all de los contrarios.

  • La negatividad y las endorfinas

    Hemos visto que una actitud positiva y humorstica ante la vida ayuda a que nuestro organismo

    segregue endorfinas, pero tambin ocurre lo contrario. Una actitud negativa, pesimista, ceniza, bloqueanuestro sistema de secrecin de endorfinas.

    La depresin, ese mal de nuestro tiempo, es algo que perjudica seriamente a la salud: inhibe lafabricacin de endorfinas y perjudica su circulacin por nuestro organismo

    Todas las religiones, todos los sistemas filosficos y de autoayuda o autosuperacin hacen hincapien el hecho de que para tener xito y ser feliz en esta vida conviene que seamos positivos y la encaremoscon humor y dinamismo. Aquel que es negativo proyecta su negatividad sobre todo lo que le rodea eincluso sobre todo lo que le va a venir, nos dicen. Si el hombre no es 100% responsable de su destino, almenos lo es en un tanto por ciento importante desde el momento en que su actitud para con la vida tie sudestino del color que predomina en ella. Para aquellos que son rosas, la vida ser de color rosa y paraaquellos que todo lo ven negro, la vida ser oscura y tenebrosa.

    No es necesario que nos extendamos demasiado en este punto e intentemos desarrollar una complejateora de por qu la negatividad es mala. No es ste un libro de moral, sino de divulgacin cientfica.Recordemos simplemente que nuestra actitud mental desempea un papel decisivo en la produccin deendorfinas, esa droga de la felicidad. Si tenemos malos pensamientos, si tenemos ideas cenizas ypesimistas, estamos enviando a nuestro cerebro una informacin que va a ser decodificada y asociada amomentos en los que nosotros lo hemos pasado mal, y del mismo modo que en los buenos momentosfabricamos endorfinas, en los malos stas escasean. Dicho de otro modo, el mismo mecanismo que ayudaa la secrecin de endorfinas, utilizado al revs, puede estropear los mejores momentos de nuestraexistencia. Sinceramente, no vale la pena.

    Pero la depresin puede aparecer despus de un acontecimiento exterior poco deseable: cuandoperdemos a un ser querido o se desvanece algo en lo que mantenamos nuestras esperanzas, sueleaparecer la depresin. El shock emocional que nos ha producido ha hecho disminuir de golpe el aportede endorfinas a la sangre.

    Cuando nos sentimos deprimidos, hemos de pensar que no estamos funcionando normalmente. Poruna razn u otra, que conviene consideremos lo ms lcidamente posible, nuestra capacidad de secrecinde endorfinas ha menguado temporalmente. Es importante que nos demos cuenta de una cosa: se trata dealgo temporal, pasajero, como las nubes que en lo alto del cielo nos cubran el Sol: sin lugar a dudas,maana habrn desaparecido. Hemos de ser asimismo conscientes de que la salida de la depresin no seencuentra fuera de nosotros, sino en nuestra propia capacidad para reaccionar a ella produciendo lassuficientes endorfinas para lograr de nuevo el equilibrio perdido. Si intentamos evadirnos, lo cual aveces es muy lcito, intentemos no hacerlo a travs del alcohol o las drogas: el remedio sera peor que laenfermedad. Vayamos a ver una pelcula de aventuras o una buena comedia que nos ayuden a olvidarnosde nosotros mismos; quedemos con un amigo que nos quiera y nos comprenda, ante el cual podamosabrirnos y manifestarnos sin tapujos. Muchas veces la depresin no es sino una reaccin a nuestra manerade vivir, con sus convencionalismos y su hipocresa. Ser franco, saltarse de vez en cuando yconscientemente a la torera las estrechas convenciones que nos impone la sociedad no es slo curativo,tambin puede ser profilctico.

    Recordemos momentos felices. Si el ser humano est dotado de una facultad llamada memoria, poralgo ser; aprovechmosla.

    La depresin es una limitacin, una frustracin. Cuando estamos deprimidos nos sentimos limitados,frustrados, contradichos. Para combatir la depresin conviene que nos afirmemos a nosotros mismos,

  • pero no a travs del alcohol o el tabaco. Aunque dura y dolorosa al principio, la autoprospeccin suelesurtir los mejores efectos.

    No nos engaemos, tratemos de vernos tal cual somos. Aceptmonos y ammonos. No nos culpemos.Intentemos averiguar por qu no nos gusta tal o cual cosa de nosotros mismos, analicemos lo queconsideramos nuestros defectos y veremos que en el fondo no son sino la otra cara de la moneda denuestras virtudes. Si podemos corregirnos en algo, hagmoslo; el mero hecho de intentarlo resultarmucho ms euforizante que cualquier droga, y mucho ms barato!

    No intentemos tampoco combatir la depresin con antidepresivos. Jugar con nuestro cerebro, en elestado actuad de nuestros conocimientos, es como pretender arreglar un reloj sin ser relojeros. Lo msfcil es que al final no sepamos qu hacer con las piezas y el aparato funcione an peor que al principio.Y sobre todo, no juguemos nunca a aprendices de brujos automedicndonos.

    Las llamadas drogas antidepresivas suelen tener unos indeseables efectos secundarios, las ms delas veces imprevisibles, que dependen en gran manera de la persona que las ingiere.

    Podemos comparar la depresin con un lago. Si sus aguas se mueven y fluyen normalmente, siempreestarn ms o menos limpias y llenas de peces. Sin embargo, si estn estancadas y enfangadas, los pecesmorirn y aqullas se pudrirn.

    Con la depresin ocurre algo similar. Podramos decir que sta se manifiesta a raz de unestancamiento bioqumico en nuestro organismo. Los cientficos han observado que el estancamientoparasimptico parece reforzar la habituacin a la depresin. Debemos, pues, considerar dos factores: elde entrada y el de salida. En efecto, el lago puede estancarse porque no llegan a l nuevas aguas de lluviao de un ro. Es la depresin por falta de estmulos. Por otra parte, el lago puede estancarse porque susaguas no fluyen hacia el mar: es la depresin por bloqueo, por encerrarnos demasiado en nosotrosmismos: nos sentimos entonces limitados, frustrados.

    En el primer caso nos hallamos ante una carencia de endorfinas, mientras que en el segundoparecemos encontrarnos ante un exceso. Algunos autores aconsejan que en este caso demos un masaje aalguien o acariciemos a nuestro perro. En el primer caso, sin embargo, resulta ms conveniente queseamos nosotros quienes recibamos el masaje.

    La vida es un regalo demasiado precioso como para que lo despreciemos no vivindola plenamente.Las contrariedades que puedan surgir no estn ah para hundirnos, sino para animarnos a superarlas.Superar un obstculo no es slo algo excitante o edificante, como obtener un premio o batir un rcord, esalgo que estimula en nuestro organismo la secrecin de endorfinas.

  • La droga de la felicidad

    Salvo casos patolgicos, todos los seres humanos aspiramos a ser felices. Pero lo que entendemos

    por felicidad, a pesar de ser algo muy personal, no es un mero concepto terico, filosfico, sino unestado real que se alcanza y que se pierde.

    Con todo, es un estado relativo: podemos ser ms o menos felices, podemos sentirnos ms o menosfelices.

    Sea como fuere, la vida humana gira en torno a la bsqueda de la felicidad, en torno a aquello quenuestro cerebro interpreta que nos causa felicidad. Para algunos puede ser la acumulacin de bienesmateriales, para otros el disfrute de goces estticos o espirituales y para otros simplemente disfrutar deuna posicin segura y atenerse a unos principios morales y ticos.

    Sin embargo, todo ello pertenece a lo que tomamos por normalidad. Y en nuestra vida puedenaparecer momentos en que nos apartamos de esta normalidad.

    En alguna ocasin, sin saber muy bien por qu, sin ninguna causa aparente, vibramos de placer, nossentimos extraordinariamente bien, vivimos esa maravillosa sensacin de plenitud que se ha convenidoen llamar euforia. Sentimos que la vida vale la pena de ser vivida, que los problemas nos resbalan,que estamos bien dentro de nuestra piel. Esta sensacin de euforia es el resultado de la accin de lasendorfinas. Se apodera de nosotros cuando recibimos un regalo o cuando nos sorprenden con algo.

    Nos telefonea la persona amada o nos toca la lotera: nos sentimos eufricos. Nuestro equipofavorito marca aquel gol que le faltaba para ganar la liga o caemos por casualidad sobre aquel sello quenos faltaba para completar una serie de nuestra coleccin; poco importa el hecho en s, lo realmenteimportante es cmo lo encajemos, qu efecto va a producir en nosotros. Con ello vemos que no sloestmulos de tipo fsico sino tambin de tipo emocional pueden poner en marcha el mecanismo que activalas endorfinas.

    Todos conocemos la historia de aquel ejecutivo que al cabo de algunos aos de duro ejercicio de suprofesin empezaba a padecer los efectos de sta: amenaza de infarto, estrs continuado, problemassexuales y de relacin, y un largo etctera. Aconsejado por su mejor amigo, otro ejecutivo triunfador,comienza a hacer footing todas las maanas o a jugar a squash dos veces por semana y al cabo de quincedas su vida ha cambiado milagrosamente: vuelve a poder contentar a su pareja, rinde ms en sutrabajo, ya no tiene aquellos pesadsimos dolores de cabeza e incluso parece que cuando aparecenaquellos problemas que antes lo desmontaban, ahora le motiven y luche con ms energa y tesn paralograr los resultados apetecidos. No nos quepa la menor duda, el tipo de vida que llevaba haba hechodisminuir la secrecin de endorfinas. Con el footing o el squash ha vuelto a activarla.

    Otro caso tpico es el de aquella jovencita depresiva que pareca que no tena ganas de vivir. Se fuede vacaciones empujada por unos amigos a un pas lejano y extico, y he aqu que estalla la revolucin.Su vida-muelle de la ciudad ha quedado atrs y ahora slo importa una cosa: la supervivencia. Como porarte de magia, nuestra amiga ha cambia dio totalmente: ahora es la ms valiente, la ms dinmica, lams activa y la que manifiesta ms ganas de vivir de todo el grupo, pe nuevo son las endorfinas quieneshan operado este espectacular cambio psicolgico en nuestra amiga.

    Arriesgarnos, enamorarnos, hacer aquello que realmente tenemos ganas de hacer saltndonos lasestpidas barreras de la rutina, los prejuicios y los tabes hace que segreguemos endorfinas. Ver a JamesBond o a Superman realizar aquellas proezas con las que siempre hemos soado, nos lo confesemos o no,contemplar al galn de la pelcula hacerle el amor a la rubia de nuestros sueos y, sobre todo,identificarnos con ellos durante el espacio de tiempo que dura la pelcula, tambin esto activa lafabricacin de endorfinas. Como en el caso del huevo y la gallina, resulta difcil saber quin es primero:

  • la endorfina que produce placer o el placer que hace segregar endorfinas. Sin duda hay que ver aqu uncomplejo feed-back: la gallina pone el huevo y del huevo nacer otra gallina. Dicho de otro modo, lasendorfinas producen placer y aquello que nos produce placer estimula la fabricacin y el flujo correctode las endorfinas.

    En las ltimas dcadas la ciencia ha descubierto que, desde un punto de vista fisiolgico, un grannmero de procesos patolgicos relacionados con los mecanismos de la transmisin nerviosa sonregulados por las endorfinas. Se ha establecido que ciertos estados depresivos y manacos as comoenfermedades como la esquizofrenia guardan una relacin estrecha con el nivel de encefalinas del sujetoen el lquido cefalorraqudeo.

    Las endorfinas y el recuerdo

    Los diversos experimentos cientficos realizados con voluntarios han evidenciado que niveles altosde endorfinas estn asociados al optimismo, al bienestar, mientras que los niveles bajos corresponden aestados de pesimismo y depresin. Asimismo se ha podido observar que las imgenes positivasestimulan la creacin de endorfinas, mientras que las negativas la inhiben.

    Pero no slo la secrecin de endorfinas es importante para gozar de una buena salud fsica ypsquica, tambin lo es el correcto flujo de stas por nuestro organismo. Un buen nmero de problemaspsicolgicos est asociado a un desequilibrio bioqumico. Los modernos avances de la neurologa y de lapsicologa parecen demostrar que nuestras elecciones, tanto afectivas como mentales, desempean unpapel significativo en el equilibrio bioqumico del organismo. Una sensacin, un pensamiento, un olorincluso, pueden desencadenar todo un proceso como, por ejemplo, el de la digestin. Pensar en comidapuede hacernos la boca agua; imaginar que estamos con la persona querida o con alguien queconsideramos muy atractivo puede llegar a excitarnos, y tararear una meloda de nuestra juventudemocionarnos.

    Lo que vemos, lo que omos es transformado en nuestro cerebro en mensajes bioelctricos. Lomismo ocurre con otros procesos sensoriales. Estos mensajes bioelctricos se encargan de estimular laformacin de endorfinas.

    En este mecanismo desempea un papel primordial la memoria. El miedo, el dolor y el placer sonmemoria; slo la sorpresa est ms all de lo conocido.

    Cuando tenemos miedo, nunca tenemos miedo a lo desconocido, por extrao que pueda parecer. Setrata siempre de temor a algo conocido que nos provoc dolor y cuya experiencia no queremos repetir.Este sencillo mecanismo se halla en la base de un buen nmero de fobias o manas; la relacin esinconsciente y, las ms de las veces, escapa a cualquier concepcin lgica.

    El dolor psicolgico no es, en esencia, distinto: obedece a un mecanismo parecido. En el pasado,muy a menudo en la infancia, hemos vivido una situacin dolorosa. Ahora estamos ante algo que, de unmodo u otro, nos la rememora: reaccionamos con el dolor psicolgico.

    El mecanismo del placer no difiere esencialmente de los dos anteriores, aunque en cierto modofunciona al revs. Recordamos un momento de intensa felicidad, algo nos hace volver a la memoria unasensacin de plenitud y experimentamos de nuevo si no un placer igual al de entonces, uno algo mssuave, ms difuminado.

    En los tres ejemplos que acabamos de dar entran en juego las endorfinas. Los dos primeros nosayudarn a comprender por qu en muchas ocasiones huimos de nosotros mismos y nos refugiamos en losparasos artificiales del alcohol o las drogas: nuestros recuerdos, para producir en nosotros unasensacin semejante a la del momento recordado, han inhibido la fabricacin o el flujo de endorfinas ennuestro organismo. En el tercer caso ha ocurrido exactamente lo contrario: ha habido una estimulacin.

    Con ello vemos que una de las claves para estimular la secrecin de endorfinas y favorecer la

  • felicidad se halla precisamente en el recuerdo. En el captulo Cmo segregar endorfinas describiremosdiversos mtodos para ayudar a nuestro cerebro a fabricar esta droga de la felicidad.

    Para que las endorfinas puedan fluir libremente a travs de nuestro organismo, es imprescindibleque peridicamente nos relajemos. Por lo general, esta relajacin necesaria nos la proporciona el sueo,pero a menudo resulta insuficiente. El ruido de las ciudades, la vida ajetreada que solemos llevar, elexceso de excitantes y el estrs son, adems, los causantes de que nuestro sueo cotidiano no resulte loreparador que debera. Esto lo podemos experimentar fcilmente por contraste: no dormimos muchsimomejor cuando estamos de vacaciones en el campo o a la orilla del mar? Esta deficiencia debe sersubsanada, y para ello cualquier mtodo de relajacin o de meditacin ser de gran ayuda.

    Nuestra capacidad de recordar a nivel consciente funciona mucho mejor cuando estamos relajados,cuando estamos equilibrados. A nivel inconsciente ocurre lo mismo. Si queremos que puedan afluir anuestra memoria aquellos recuerdos positivos que nos ayudarn a segregar endorfinas, es importante queno descuidemos la relajacin. Un buen ejercicio, aconsejado por infinidad de terapeutas, consiste enrelajarnos antes de dormir. Slo nos tomar unos minutos y a menudo ser un excelente pasaporte para elreino de Morfeo.

    En la cama, en la posicin que adoptamos normalmente para dormirnos, dirijamos la consciencia ala punta de los pies. Sintmoslos y relajmoslos. Notemos su peso.

    Cuando notamos que los pies se relajan, hagamos lo mismo con los tobillos, las rodillas, laspiernas. Sintamos que son como corcho. Poco a poco, pues tenemos todo el tiempo del mundo y nadie nosest esperando, Jalamos lo mismo con el tronco, hasta que se haya relajado todo el cuerpo, quesentiremos como una armadura. Pero lo ms fcil es que antes de acabar ya nos hayamos dormido. Prontonos daremos cuenta de que el sueo iniciado con una relajacin es mucho ms reparador que el otro.

  • Cmo segregar endorfinas

    Si los efectos de las endorfinas son tan espectaculares y tan beneficiosos para el ser humano, es

    lcito preguntarnos qu podemos hacer para segregaras o al menos para favorecer su fabricacin dentrode nuestro organismo. Ellas son, a fin de cuentas, la droga natural que necesitamos no slo parasobrevivir, sino tambin para poder funcionar normalmente en esta vida.

    Hemos visto que un potente creador de endorfinas es el recuerdo. Recordar situacionesplacenteras, en las que nos sentamos flotando, relajados, abandonados a nosotros mismos puede ayudar aque nuestro organismo vuelva a segregar el mismo tipo de endorfina que provoc la situacin recordada.Esta es la base de un gran nmero de tcnicas de meditacin y de curacin que utilizan la llamadaVisualizacin Creativa. Por otra parte, muchos de los poderes mgicos que podramos atribuir amagos, curanderos y gurs tambin pueden explicarse a partir de las endorfinas.

    Podemos ayudar a la fabricacin de endorfinas de dos maneras: relajndonos o forzando elorganismo. Ambas tienen sus ventajas y sus desventajas.

    Cuando nos relajamos, ocurre algo parecido a cuando el piloto de un avin pone en marcha el pilotoautomtico. El consciente deja de actuar al 100% y el subconsciente aumenta su actividad. Entonces elcuerpo se autorregenera y clulas y rganos piden al cerebro lo que necesitan. Se efecta algo ascomo una especie de reparacin de todo el organismo durante la cual las endorfinas juegan un papelcomplejo e importante. En cierto modo es como si pudieran circular mejor, como si el colapsocirculatorio hubiera desaparecido. La prueba de lo beneficioso de la relajacin es que muyfrecuentemente nos dormimos al cabo de poco tiempo de iniciarla. El yoga, la meditacin o cualquiertcnica de relajacin nos permitirn relajarnos completamente, o casi, sin perder la consciencia en cuantotengamos un poco de prctica. An ms, alcanzaremos un estado ms purificado de consciencia en el cualla realidad se nos aparecer como ms luminosa, como ms beatfica. Incluso es posible que tengamosvisiones, premoniciones o recibamos mensajes telepticos. Todo ello ha sido estudiado por laparapsicologa y no es, en el fondo, nada anormal; se trata de potencialidades del ser humano que elestado de estrs en que vivimos habitualmente nos impide experimentar. Lo importante, sin embargo, esque en este estado parece como si despertara en nosotros otra inteligencia no racional que sabe mejor quenosotros mismos qu necesitamos para estar felices: endorfinas. Esta inteligencia no racional es la quenos impulsa a que escuchemos aquel disco que haca tanto tiempo que no oamos o nos sugiere quequememos una barrita de incienso. En personas para quienes la msica o el incienso no se asocian consituaciones placenteras anteriores, se tratar de la relectura de un libro o del impulso irracional a llamara aquel amor de juventud que nunca hemos podido olvidar del todo. Para otros se convertir en hambre,ganas de ir al ftbol o de hacer el amor.

    Un sencillo ejercicio nos servir para que ayudemos a nuestro organismo a fabricar endorfinas.Antes que nada, tomemos papel y lpiz, estirmonos en nuestra cama o en un lugar cmodo y demosrienda suelta a nuestra imaginacin. Intentemos, sin forzar nada, recordar cosas agradables. Cada vez quenos venga una situacin agradable a la mente, anotmosla en la libreta. No se trata de redactar un acta,con precisin notarial, sino ms bien de apuntar dos o tres frases que por su puntualidad o por laspalabras precisas que contengan nos vuelvan a traer a la memoria el recuerdo agradable. Tampoco esnecesario que estas frases sean forzosamente lgicas o gramaticalmente correctas. Ha de ocurrir algoparecido con lo que pasa cuando escribimos un poema. Sin duda, al releerlo aos despus volvemos asentir lo mismo que cuando nos fue inspirado.

    De nuevo nos relajamos y dejamos que afluyan imgenes a nuestra mente, y cuando nos hallamosante otra imagen placentera volvemos a intentar escribirla, como podamos, en la libreta.

  • Guardamos la libreta hasta que la necesitemos, o sea hasta cuando nos si